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Son aquellos métodos que estudian, entre sus variables datos tales como el beneficio, la cifra
de ingresos o cualquier otro indicador que se derive de la cuenta de resultados. Son métodos,
por tanto, que se caracterizan por su rapidez en el cálculo, pues responden en muchos casos a
ratios o relaciones directas entre dos o más variables, pero que pierden rigor analítico y por lo
tanto validez para considerarlos en muchas ocasiones, por si solos, como métodos adecuados
para la toma definitiva de decisiones. Así se convierten en un muy buen complemento a otros
métodos.
El PER (Price Earning Ratio) muestra la relación entre el precio y el beneficio por acción. Esta
ratio, además de servir de apoyo en los procesos de valoración, tiene una gran utilidad para la
toma de decisiones en los mercados bursátiles. La interpretación directa de la ratio, tal y como
está configurada, es la del número de periodos o ejercicios que tardaremos en recuperar la
inversión efectuada en una acción a través de los beneficios obtenidos. Podemos realizar una
segunda interpretación de la ratio como lo que está dispuesto a pagar el mercado por una
unidad monetaria de beneficios de una empresa. Es decir, relacionar el precio de mercado de
una acción con el producto del PER por el beneficio por acción.
La principal utilidad de esta ratio está en el ámbito bursátil, como indicador de referencia a la
hora de tomar decisiones de inversión o desinversión. Según lo expuesto, si el PER es elevado
puede significar que las expectativas del valor en cuestión son muy favorables y están basadas
en los beneficios futuros, o también que la acción está sobrevalorada y su cotización en este
caso tendrá dificultades para subir. Por el contrario, un PER bajo puede indicar que la acción
está infravalorada y puede tener un cierto recorrido alcista, si bien las expectativas de
beneficios muy claras.
En cualquier caso, el estudio del PER no puede aislarse del análisis. Es, por tanto, un indicador
relativo que debe ser objeto de comparación con los valores del mismo sector o con la media
del sector o mercado y con la propia evolución de la empresa. No obstante, el PER puede ser
estimado y calculado descomponiéndolo en factores o variables que determinan las
expectativas de crecimiento de la empresa y que responden a un análisis más coherente de la
propia empresa y de las variables que la definen. Atendiendo a los diferentes factores que
componen la expresión, los dividiremos de la siguiente forma:
a. Valor del PER sin crecimiento de la empresa, que englobaría dos factores:
- Factor de interés, identificando el PER de un activo financiero público con el
PER de la empresa sin crecimiento ni riesgo
- Factor riesgo, medido por la diferencia entre la rentabilidad exigida a las
acciones y el tipo de interés libre de riesgo
b. Valor del PER incluyendo las expectativas de crecimiento
- Franchise Factor, o factor calidad de crecimiento, medida como la diferencia
entre la rentabilidad de las inversiones de los recursos propios y el coste de los
recursos empleados.
- Factor crecimiento, que determina cuanto se crece, y para ello la rentabilidad
debe ser superior al coste.
4.2.2. Múltiplos
Consiste en multiplicar una variable de la empresa, que pueda servir de referencia, por un
número que suele estar normalizado por el sector. Las variables "comparables" son obtenidas
de otras empresas del sector o firmas de referencia. Así, entre otros, pueden utilizarse
múltiplos del tipo:
- Valor de la empresa - EBIT
- Valor de la empresa - EBITDA
- Valor de las acciones - Valor Contable
Generalmente, el más utilizado y extendido en determinados sectores es el múltiplo de ventas.
Luego, el múltiplo de ventas puede descomponerse en dos factores: por un lado, el PER y por
otro la ratio beneficio entre ventas, que se conoce también como margen de facturación o
rentabilidad sobre ventas. En cualquier caso, los indicadores que pueden ser utilizados son
muchos y muy variados, y con la estructura que más convenga al profesional que realiza la
valoración, atendiendo a las características particulares del negocio o firma que se quiere
analizar, siempre bajo el criterio de que los múltiplos utilizados deben ser comparables con
valoraciones realizadas a otras compañías similares.
4.3. Good Will
El Good Will, también conocido con el nombre de Fondo de Comercio, es otra de las
acepciones que intervienen en la determinación del valor de la empresa. Si destacamos la
dificultad para valorar adecuadamente los activos materiales de la empresa, cuanto más difícil
será estimar el valorar adecuadamente los activos materiales de la empresa, cuanto más difícil
será estimar el valor de los inmateriales, que, en determinadas ocasiones, son de una
magnitud que no debemos despreciar, pues su valor es muy notable. El valor global de la
empresa será su valor sustancial, valor actual de mercado de los elementos que componen el
activo, más el valor de los inmateriales o Good Will, elementos intangibles.
También podemos aproximar el valor del fondo de comercio en relación al sector o mercado
en el que actúa la empresa como diferencia entre la rentabilidad de la empresa y la de
referencia en el sector, bajo el supuesto de que si la empresa es capaz de obtener mayores
rentabilidades que la media del sector o las empresas comparables en su mercado, esto será
debido a elementos inmateriales que aportan valor. La diferencia entre rentabilidad de la
empresa y la de sector, que en el caso de ser positiva se considerara la existencia del Good
Will, se conoce como Renta del Good Will.
4.3.1. Método indirecto
También conocido como el método alemán, este método calcula de forma estacional el valor
de la empresa, sin tener en cuenta el valor futuro de la misma ni el valor temporal del dinero.
El autor del método, Schmalenbach, parte de la hipótesis de que el valor global de la empresa
es el promedio del valor sustancia y el valor de rendimiento, otorgando la misma importancia a
ambas variables. Schmalenbach trata de evitar el inconveniente de la incertidumbre de los
datos futuros. Para ello, y debido a la inexistencia de técnicas apropiadas para realizar su
tratamiento, opto por reducir el valor de rendimiento menos el valor sustancial a la mitad
tomando como justificación el principio de prudencia valorativa.
4.3.2. Método directo
Mientras que en el método alemana el Good Will se obtiene indirectamente como diferencia
entre el valor de rendimiento y el valor sustancial, en el método directo, también conocido
como método anglosajón, se obtiene actualizando la diferencia entre los beneficios esperados
y los rendimientos normales del valor sustancial. Este método es, por tanto, de naturaleza
dinámica al considerar en el cálculo del Good Will la evolución futura de los beneficios
obtenidos en relación a los que se deberían haber logrado con los activos que componen la
empresa.
Se efectúa el cálculo de los intereses que se generan al tanto i como la cantidad equivalente al
valor sustancial y lo compara con los beneficios futuros que puede generar la empresa,
teniendo en cuenta el valor actual de una renta unitaria, pospagable
Una variante de este método es el aportado por la Unión de Expertos Contables, bajo unos
criterios que suponen que:
El beneficio futuro, calculado en base al pasado se reduce en un 30% para contemplar el riesgo
económico general
La tasa de actualización será el tipo de interés usual a largo plazo del país, incrementado un
50% para recoger la inmovilización en capitales que supone la inversión en la empresa
La duración de la renta del Good Will será de 3 años si el beneficio está ligado a factores
subjetivos y de 5 a 8 años si lo está a factores objetivos. Los intereses normales se calculan
sobre el valor de la empresa y no sobre el valor sustancial, porque lo que realmente interesa al
comprador es la rentabilidad que le proporciona su inversión.
5.Métodos dinámicos
Este grupo de métodos de valoración analizan la empresa en función de las expectativas
futuras de la misma. Por ello, son dos las premisas básicas en que se fundamentan sus análisis:
1. El valor actualizado a precios de mercado de sus activos
2. La estimación de los flujos futuros de rentabilidad que sea capaz de generar,
determinados mediante equivalentes financieros para incluir el valor temporal del dinero
Así, se considera a la empresa como un proyecto de inversión en el que se valor no es más que
la actualización al valor presente de los rendimientos futuros que se esperan obtener. El valor
de las acciones de una empresa proviene de su capacidad para generar rentas para los
propietarios. Los distintos métodos dinámicos se diferencian unos de otros en la variable que
se considera que mejor representa el rendimiento de la empresa, ya sean estos los beneficios,
dividendos o flujos de efectivo. Todos estos flujos deberán ser descontados a una tasa de
descuento en función del riesgo que conlleve la inversión.
En la estimación del valor de la empresa deben tenerse en cuenta todas las masas
patrimoniales que componen el pasivo. Por ello, incluimos en este apartado también la
valoración de las obligaciones, como elemento financiero representativo de deuda, teniendo
presente la influencia directa que tiene el apalancamiento en el valor de la empresa, y aunque
en puridad este no sea de forma directa un método de valoración, si es parte del proceso
completo y coherente de estimación de valor.
5.1. Valoración de acciones
Una acción se define como una parte alícuota del capital social. Luego, es un título
representativo de propiedad del que se desprenden dos tipos de derechos:
- Derechos económicos, es decir, cobrar dividendos si correspondiese, reparto de bienes
en un proceso liquidativo, venta de derechos preferentes de suscripción en las
ampliaciones de capital, o la venta de los títulos con las correspondientes plusvalías o
minusvalías.
- Derechos políticos que otorgan la posibilidad de participar en la gestión y control de la
empresa
Conocer el valor de una acción es básico para cualquier proceso de compraventa de empresas,
fusiones, ampliación o reducción de capital, e incluso, en la actividad de inversión o
especulación
Hay que recordar que el mercado en la mayoría de las ocasiones no es eficiente, y que el
precio que arroja de un título puede estar sobrevalorado o infravalorado, por ello debemos
valorar los títulos y compararlos con la cotización bursátil.
5.1.1. Descuento de dividendos
El precio de una acción en función de los dividendos se corresponderá con el valor actual de
los futuros dividendos descontados y, si dicha acción fuera a ser vendida en algún momento,
con el precio de venta igualmente descontado. Obviamente, el valor de venta futura no se
conoce, sin embargo, se calcularía usando procesos de valoración análogo al anterior, es decir,
en función de los futuros dividendos descontados
Nuevamente el problema sería calcular el correspondiente precio de venta, lo que nos llevaría
a un razonamiento idéntico al anterior, y que nos permite concluir que el precio de una acción
se calculadora por el descuento de los futuros dividendos percibidos por la misma, sin
importar cuantas veces esta sea vendida o comprada.
Dicho cálculo se antoja casi imposible, ya que desconocemos el valor futuro de los dividendos,
por lo que no podríamos aplicar las matemáticas financieras sin antes hacer algún tipo de
simplificación al modelo. En este sentido, son dos las aproximaciones que podemos utilizar
para atajar el problema y modelizar el valor de una acción:
a) Método de dividendos constantes
Este método supone que los dividendos que reparten las compañías son constantes todos los
años, con lo que la expresión se convierte en una renta perpetua y con rendimientos
constantes. Sin embargo, este modelo es de aplicación para la valoración de empresas a un
plazo determinado, por cuanto que la hipótesis de igualdad de los dividendos no puede
mantenerse durante muchos años, ya que, el dinero pierde valor con el tiempo, y los
accionistas no estarían dispuestos a percibir el mismo dividendo a lo largo de toda la vida de la
empresa.
b) Método de dividendos crecientes a una tasa constante y acumulativa
Este método supera las críticas del anterior, por cuanto considera que los dividendos no
pueden mantenerse constantes ilimitadamente, y que se deben incrementar a una tasa anual,
constante y acumulativa, que compense el incremento del PIB y de la inflación. La aplicación
de esta hipótesis nos permite conocer el valor de los dividendos futuros, a partir del dividendo
actual, para poder descontarlos. Puede observarse que la fórmula de cálculo del precio de las
acciones solo tiene sentido cuando el tipo de descuento es mayor que la tasa de crecimiento
de los dividendos. De lo contrario, el denominados sería negativo y la ecuación carecería de
sentido económico.
5.1.2. Descuento de beneficios
Sin embargo, es obvio que el principal problema que presenta este método es que el valor final
obtenido estará condicionado por la determinación del beneficio en base a los criterios
contables utilizados. Como la estimación o proyección de beneficios a más de un plazo
prudencial es una cuestión imposible que no tiene rigor ni funcionamiento alguno, se deben
aplicar criterios de simplificación para modelizar el método. Estos criterios son los mismos que
en el caso anterior:
- Asumir un beneficio constante a lo largo de la vida de la empresa
- Plantear un crecimiento constante anual y acumulativo para los beneficios de cada
año.
5.2. Valoración de las obligaciones
Las obligaciones son elementos representativos de deuda a través de las cuales las empresas, o
el Estado financian sus proyectos o actividades. El inversor que adquiere una obligación deberá
pagar un precio por la misma que coincidirá con el nominal del título, salvo que existiera algún
tipo de prima o fuera a descuento. Esto le otorgará el derecho a recibir periódicamente
intereses, conocidos como cupones, durante la vida de la obligación, y al final de la misma se
recuperará la inversión o principal inicial. La expresión financiera que nos ofrece el valor de
una obligación, como en todo proceso de valoración, se obtiene del descuento de los flujos
futuros que ofrece el activo financiero. En el caso concreto de una obligación, estos flujos se
concretan en el reparto periódico de intereses durante toda la vida del título y la devolución
del principal al vencimiento del mismo, siendo descontados al coste de la deuda.
5.2.1. Relación tipos de interés del mercado y precio de las obligaciones
Cuando el tipo de interés del cupón y de descuento coinciden, y salvo que exista alguna prima,
el precio de la obligación se corresponde con su valor nominal. Sin embargo, la tasa de
descuentos se obtiene del mercado, luego es susceptible de que varíe a lo largo de la vida del
título, lo que tendrá un efecto, como es de esperar, en el precio de la obligación. De igual
forma, las subidas de los tipos de interés del mercado provocan descensos en el precio de la
obligación, con el factor tiempo como propulsor de tal efecto.
5.2.2. Calculo de la rentabilidad de una obligación
A partir de la expresión financiera de una obligación, obtenemos la rentabilidad de la misma
como aquella tasa de descuento que ajusta la equivalencia financiera entre el precio del título
en un momento dado y sus expectativas de cupones y devolución del principal descontados.
5.3. Adjusted Present Value (APV)
Este método tiene en cuenta dos elementos que los métodos expuestos hasta ahora no
consideraban: por un lado, el efecto apalancamiento o endeudamiento de la firma en la
determinación del valor, y por otro, el efecto fiscal de dicho endeudamiento que se cuantifica
en las deducciones de las cargas financieras soportadas. El supuesto de partida del modelo se
basa en que el valor de la deuda más el de las acciones de la empresa apalancada, es igual al
valor de la empresa sin apalancar más el valor actual neto del ahorro de impuesto por el pagos
de intereses.
El valor de la empresa sin apalancar será calculado como el sumatorio de los futuros flujos de
caja libre. Adicionalmente, se puede aproximar el valor de la tasa no apalancada, y de
cualquier otra tasa o coste del pasivo, tomando como regencia el mercado. Para ello se utiliza
el método de valoración de activos propuesto por Sharpe y conocido bajo el nombre de CAPM
(Capital Assets Pricing Model). Así, la relación entre la tasa no apalancada y el mercado
dependerá de la rentabilidad libre de riesgo, de la beta de los recursos propios de la empresa
no apalancada, y de la prima del mercado, la cual se define como la diferencia entre la
rentabilidad del mercado y la rentabilidad libre de riesgo.
No obstante, este modelo presenta algunas limitaciones que hace que no esté excesivamente
extendido entre los profesionales del sector. Algunas son:
- Las hipótesis del modelo CAPM no se cumplen siempre, por ejemplo, cuando la tasa
libre de riesgo es aleatoria o, simplemente, no existe. En el momento en que se
trasgrede alguna de las hipótesis, los razonamientos anteriores no son válidos.
- Las betas son muy inestables à lo largo del tiempo y dependen de los datos utilizados
en su cálculo
- La beta no mide el riesgo total, solamente el riesgo diversificarle. Solo cuando se
cumple la hipótesis de diversificación plena podríamos admitir la beta como medida
absoluta del riesgo, sin embargo, esto no ocurre con frecuencia.
6. Métodos de creación de valor
El objetivo que persigue toda empresa es el de incrementar el valor de la misma y, por
consiguiente, el de sus propietarios o accionistas. La empresa es un ente global y complejo que
genera valor. Para que esta máxima se cumpla debe existir un equilibrio entre las actividades
de financiación y de inversión, teniendo muy presente las limitaciones y restricciones en
materia de riesgo que la empresa está en condiciones de asumir, a fin de asegurar la
continuidad y el crecimiento estable y equilibrado.
El desarrollo de esta filosofía intenta suplir las debilidades que presentan los métodos
tradicionales y captar de forma más óptima la evolución del valor de la empresa. El primero de
los métodos de creación de valor que se dio a conocer fue el de Beneficio Económico, también
llamado Residual Income. Este modelo tiene su origen, en la década de los años 20, en su
aplicación a General Motors; no obstante, fue en la década de los años 50, tras ser aplicado
por General Electric, cuando fue conocido como tal. Este modelo sostiene la idea de que la
empresa genera valor cuando el resultado obtenido es superior al coste que hemos soportado
para conseguirlo.
La expresión del beneficio económico presenta parámetros contables y parámetros de
mercado, y aunque la fórmula pueda resultar sencilla o simple se tiene que tener presente que
en la estimación de dichas variables influyen múltiples factores, denominados "Value drivers"
que afectan directamente en aspectos sustanciales como la rentabilidad, el riesgo y el
crecimiento. Otro método de creación de valor, más actual en su desarrollo y aplicación, con
importantes semejanzas al Residual Income, es el EVA (Economic Value Added). El EVA,
definido como tal, aparece por primera vez en 1991 en la obra de G.B. Stewart "Quest for
Value. The EVA management Guide".
La definición analítica de EVA es: EVA = NOPAT - WACC · (D+ VCa)
Donde NOPAT (Net operating Profit After TAX) es el beneficio de la empresa sin deuda y
después de impuestos y el WACC es el coste medio ponderado del capital después de
impuestos, que multiplica al sumatorio de la deuda y del valor contable de las acciones, que se
asemeja al valor contable de la compañía al ser coincidente con su pasivo. En esencia tiene la
misma estructura que el método anterior con algunos ajustes a la expresión y a las variables
que la componen, siendo por lo tanto la interpretación idéntica. Por otra parte, la facilidad que
muestra el EVA para poder aplicar su cálculo, no solo a nivel global, sino a cualquier subnivel
contribuye a la asunción de determinadas cuotas para la aplicación de incentivos, con el objeto
de motivas a los empleados y conseguir que se involucren de forma más activa en la evolución
de la entidad. En otras palabras, pasa a convertirse, masa allá de un propio método de
valoración, en una herramienta de gestión de valor en todos los procesos y departamentos de
la empresa.
Este método se complementa, sirviendo de input, con el tercero de los métodos de creación
de valor, conocido como Market Value Added (MVA). El MVA es la diferencia entre el valor de
mercado y las aportaciones de los accionistas. El MVA solventa la principal limitación que
presenta el EVA, en la medida que nos ofrece estimaciones futuras de la evolución de la firma.
Como indican algunos autores, este es el verdadero modelo que sustenta la filosofía expuesta
por Stewart, por cuanto que es el MVA el que indica realmente la creación de valor en la
empresa, siendo el EVA su instrumento operativo.
7. El tamaño en la determinación de valor
Los métodos de valoración desarrollados sirven para calcular el valor de la empresa o de sus
recursos, pero siempre desde el punto de vista de totalidad. Sin embargo, como también se ha
visto, la valoración tiene múltiples aplicaciones y no todas destinadas a conocer el valor del
todo, sino de partes concretas de la empresa. Cuando se valora una participación mayoritaria o
que proporciona capacidad de control sobre la misma, se emplean los mismos métodos y
criterios empleados para calcular el valor total de la empresa, dado que dicha participación
proporciona el poder decisión sobre sus actividades.
Cuando se valoran porcentajes minoritarios en el capital, el tratamiento es diferente, ya que
no proporciona capacidad de decisión, lo que convierte a la participación en una mera
inversión financiera. Ofrecen, por tanto, menores posibilidades que las participaciones
mayoritarias en el capital social, lo que hace que a estas últimas se le atribuya un mayor valor.
Si la empresa cotiza en mercados organizados, el valor de los paquetes de acciones que
proporcionan el control supera el valor de mercado, porque proporcionan mayores derechos
que participaciones menores. Cuando se trata de empresas no cotizadas, el valor de las
participaciones minoritarias se calculará a partir del valor de la totalidad. A estos efectos, se
aplica un porcentaje de reducción a la transmisión, ya que el adquiriente no podrá participar
en la toma de decisiones de la empresa. Este porcentaje suele situarse entre el 15 y el 25% del
total.