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Adrian Ramírez Gil

2018-3541

Ensayo sobre la resolución y rescisión de los contratos.

Un contrato es un convenio en cuya virtud una o varias personas se obligan respecto


de una o de varias otras, a dar, hacer o no hacer alguna cosa. (Art. 1,101 del código civil).
Una vez que se ha perfeccionado el contrato se convierte en ley entre las partes y es
obligatorio su cumplimiento no solo para las propias partes que se obligaron sino también
para sus herederos, salvo en caso de obligaciones no transmisibles.

Por eso, una vez celebrado válidamente un contrato, ninguna de las partes puede
dejarlo sin efecto de forma unilateral, ni condicionar su cumplimiento a causas no incluidas
en el propio contrato, ya que, el cumplimiento de los contratos no puede dejarse a la
voluntad de uno solo de los contratantes.

Sin embargo, si se desea dejar sin efecto algún contrato existen (entre otras) 2
formas de hacerlo. Las cuales son:

- Resolución del contrato.

- La rescisión del contrato.

Veamos:

Cuando hablamos de resolución nos referimos a resolver o incluso destruir. Por


ende, cuando hablamos de resolución del contrato nos referimos a aquella acción judicial
que puede presentar uno de los contratantes que habiendo cumplido su parte de la
obligación no ha recibido por parte del otro contratante aquel beneficio que le corresponde,
es decir, que nos encontramos frente a un contrato donde una parte ha cumplido y la otra
ha incumplido (o no desea cumplir).

Esta acción resolutoria está diseñada para proteger a las partes del propio contrato,
facultando al contratante cumplidor, frente al incumplidor para cancelar la relación jurídica
que los une.

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Adrian Ramírez Gil
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Está regulada esta acción en nuestro código civil, en su artículo 1183, que establece
lo siguiente: “la condición resolutoria es aquella que, una vez verificada produce la
revocación de la obligación y vuelve a poner las cosas en el mismo estado que tendrían si
no hubiese existido la obligación”.

Se trata de una acción principal que solo puede ejercerse por las partes implicadas
en el contrato, y en caso de que la contraparte no haya cumplido la parte que le incumbía,
por lo que solo vale en caso de incumplimiento del contrato y no simplemente porque
alguna de las partes ya no le interese el negocio, ya que como he establecido, el
cumplimiento de una obligación contractual no puede dejarse a la mera voluntad de los
contratantes.

El perjudicado por el incumplimiento podrá acudir al juez para escoger entre exigir
el cumplimiento o la resolución de la obligación, con el resarcimiento de daños y abono de
intereses en ambos casos. También podrá pedir la resolución, aún después de haber optado
por el cumplimiento, cuando éste resultare imposible. Es importante mencionar que la
resolución de los contratos se puede llevar a cabo aún cuando el contrato ha sido celebrado
válidamente, es decir, aún cuando no hubo vicios del consentimiento al momento de ser
pactado; lo importante aquí es el hecho de que uno de los contratantes no desea cumplir su
parte.

A continuación, les muestro un ejemplo de lo previamente expuesto:

Supongamos que existe un contrato de compraventa de un vehículo. El vendedor y


el comprador pactan en cuanto al precio, momento de la entrega, el vehículo, etc. Entonces,
el vendedor entrega el vehículo al comprador, pero llegado el día de pago el comprador no
paga.

En este caso, el vendedor podrá acudir al juzgado a solicitar que el contrato quede
resuelto y que el comprador le devuelva el vehículo y le pague los daños y perjuicios
causados, así como los intereses que se devenguen. De esta forma, así como establece el
artículo 1,183 de nuestro código civil la situación entre el comprador y el vendedor vuelve
a su estado de origen como si nunca hubiese existido aquella obligación.

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Esta acción judicial de resolución de contrato suele confundirse a menudo con la


rescisión del contrato, y aunque ambas tienen la misma finalidad, lo cierto es que la
rescisión de contratos está pensada para aquellos contratos que a pesar de ser totalmente
válidos, haberse celebrado de forma legal y estar las partes dispuestas a cumplir con lo
pactado, causa un perjuicio a un tercero en sus bienes o produce un fraude de acreedores,
por lo que éste tercero dañado podrá reclamar que cese la validez del contrato si no existe
otra forma para reparar los daños que se le están causando.

Al momento de realizar este ensayo, he hablado con diversos abogados sobre este
tema para esclarecer mis dudas respecto al mismo. Dichos juristas me han dicho que al
momento de la práctica en la demanda suele colocarse indistintamente la palabra resolución
o rescisión, y siempre y cuando se esté demandando en incumplimiento y nulidad del
contrato, la demanda es acogida.

En lo personal, este tema me ha parecido bastante interesante, sobretodo, por el


hecho de que nuestro código civil es bastante antiguo y he podido apreciar como los
legisladores de la época se adelantaban a las situaciones y prevén en el código las
soluciones efectivas a las diversas situaciones que pueden ocurrir entre contratantes.

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