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Historia

Artículo principal: Historia del libro

Libros antiguos en la biblioteca de Merton College (Universidad de Oxford, Reino Unido)

Desde sus orígenes la humanidad ha tenido que hacer frente a una cuestión fundamental: la
forma de preservar y transmitir su cultura, es decir, sus creencias y conocimientos, tanto en
el espacio como en el tiempo.

El planteamiento de esta cuestión supone, por un lado, determinar la forma de garantizar la


integridad intelectual del contenido de la obra y la conservación del soporte en el que fue
plasmada y, por otro, encontrar el medio por el cual se mantendrá inalterada la intención o
finalidad para la cual se concibió.

Los orígenes de la historia del libro se remontan a las primeras manifestaciones pictóricas
de nuestros antepasados, la pintura rupestre del hombre del paleolítico. Con un simbolismo,
posiblemente cargado de significados mágicos, estas pinturas muestran animales, cacerías y
otras escenas cotidianas del entorno natural del hombre antiguo que trataba de dominar las
fuerzas adversas de la naturaleza, capturando su esencia mediante su representación.

Comunicación oral y formas rudimentarias

Las señales gestuales fueron la primera forma de expresar y transmitir mensajes. La palabra
hablada es la manera más antigua de contar historias. Mediante fórmulas de valor
mnemotécnico se estructuraban narraciones, que pasaban de generación en generación
como valiosa herencia cultural de los más diversos grupos humanos. Dichas reglas
mnemotécnicas ayudaban tanto a la memorización como a la difusión de los relatos. Es el
caso de los poemas homéricos, que han merecido valiosos estudios sobre el particular.
Posiblemente, gran parte de las tradiciones y leyendas han tenido semejante inicio. Esta
transmisión oral tenía el inconveniente de los «ruidos» que deformaban el mensaje. La
mayoría de las veces era el narrador (rapsoda, aeda, juglar) quien en función de sus
intereses la deformaba de una u otra forma.

La escritura

Cuando los sistemas de escritura fueron creados en las antiguas civilizaciones, el hombre
utilizó diversos soportes de escritura: tablillas de arcilla, ostracon, placas de hueso o marfil,
tablas de madera, papiros, tablillas enceradas, planchas de plomo, pieles curtidas, etc.
La escritura fue el resultado de un proceso lento de evolución con diversos pasos: imágenes
que reproducían objetos cotidianos (pictografía); representación mediante símbolos
(ideografía); y la reproducción de sílabas y letras.

Los más antiguos vestigios de escritura se encuentran, hacia finales del IV milenio a. C., en
el Antiguo Egipto, con jeroglíficos, y la antigua Mesopotamia, mediante signos
cuneiformes (escritura cuneiforme; utilizaban una varilla con sección triangular, que al
hendir en placas de arcilla, dejaba una marca en forma de cuña). La usaron los sumerios,
acadios, asirios, hititas, persas, babilonios, etc. La escritura egipcia, que perduró más de
tres milenios, mediante jeroglíficos, representaba ideas abstractas, objetos, palabras,
sílabas, letras y números. Evolucionó en las escrituras hierática y demótica. Otros pueblos,
como los hititas y los aztecas también tuvieron tipos propios de escritura.

China

Manuscrito chino en seda del siglo V

La escritura china más antigua que se conoce son 50000 inscripciones sobre conchas de
tortuga que incorporan 4500 caracteres distintos, y data del 1400 a. C. en el yacimiento de
Xiaotun, en la provincia de Henan. Pero los primeros libros reconocibles de China
corresponden al siglo VI a. C., los jiance o jiandu, rollos de finas tiras de bambú o madera
grabados con tinta indeleble y atados con cordel. Estos textos servían principalmente a
causas institucionales, era la obra de funcionarios civiles o militares.3

Desde Confucio en adelante (551-479 a. C.) los libros se convirtieron en importantes


instrumentos de aprendizaje, se escribieron tratados de filosofía, medicina, astronomía y
cartografía.

En el período de los reinos combatientes (475-221 a. C.) La seda se usó mucho como


soporte para escribir. La tela era ligera, resistente al clima húmedo, absorbía bien la tinta y
proporcionaba al texto un fondo blanco, sin embargo era mucho más cara que el bambú, es
por esto que en ocasiones se hacía una copia en bambú antes de grabarse en seda los textos
importantes.

La invención del papel según la tradición china, se atribuye a un eunuco de la corte


imperial llamado Cai Lin en el 105 d. C. Usando nuevos ingredientes (trapos viejos,
cáñamo, corteza de árbol y redes de pescar) creó un método de fabricación de papel muy
similar al que se usa hoy en día. Pero el papel tardó cientos de años en reemplazar al bambú
y la seda, fue hasta finales del siglo II d. C. que la corte imperial lo usó en cantidades
importantes. Esta innovación no se propagó fuera de China hasta el 610 d. C.
aproximadamente, y alcanzó Europa a través de España hasta el siglo XII.

A mediados del siglo VIII los chinos inventaron la impresión xilográfica, o el grabado en


madera, y la necesidad de reproducir un gran número de textos e imágenes budistas,
calendarios, manuales de adivinación y diccionarios promovió una rápida y temprana
propagación de la xilografía. El primer libro impreso chino que se ha encontrado es el Sutra
del diamante del 868 d. C.

Los impresores chinos crearon los tipos móviles hacia el siglo XI, el escritor chino Ch'en
Kua (1030-1095) narra la historia de esta invención en su libro de cosas vistas y oídas
(Mengshi Pitan), según el escritor el herrero JenTsung de la dinastía de los Song del norte
entre 1041-1049 logró crear caracteres móviles, para esto utilizó arcilla endurecida al fuego
sobre la cual había grabado unos caracteres móviles que fijo sobre una plancha de hierro
impregnada de resina de pino, cera y cenizas. También se le atribuye la creación de una
mesa giratoria para guardar los caracteres, esta técnica se llamaba tipografía tablearia.
Hacia el 1300 Wang- Tcheng, un técnico agrónomo, emplazó la arcilla por madera de
azufaifo, que era mucho más dura. Pero este avance no revolucionó la imprenta hasta el
punto que lo hizo Gutenberg en Europa 400 años después. A diferencia de las lenguas
europeas, el chino escrito requiere miles de caracteres únicos, lo que hace mucho más
eficaz los bloques de madera individuales que los enormes conjuntos de tipos reutilizables.
En contraste con el declive de las artes de los escribas en occidente en los siglos que
siguieron a la creación de la imprenta de tipos móviles, la caligrafía china conservó su
prestigio, era un arte. No obstante, a finales del siglo XV, China había producido más libros
que el resto del mundo junto.

Los árabes aprendieron la técnica para fabricar papel de sus contactos con China en el
siglo VIII, y este se introdujo en Europa en el siglo XII a través de la España musulmana.3

Corea

La obra xilográfica más antigua encontrada hasta nuestros días es el Dharani Sutra de
Corea, datado en el 751 a. C., aunque no se sabe quién fue el inventor de la xilografía los
chinos y coreanos fueron los que impulsaron la impresión xilográfica, principalmente para
editar textos religiosos. El budismo chino y coreano fue el vehículo que trasmitió la
xilografía a Japón. Pero Corea realizó muchos otros avances que revolucionaron la manera
de imprimir y en consecuencia el libro.

Entre 1234 y 1239, los coreanos que se habían refugiado en la isla de Gwanghwa, debido a
la invasión mongol, no disponían de madera dura. Fue entonces cuando imprimieron 28
ejemplares de los 50 volúmenes del Go geum sang jeong ye mun con caracteres móviles
metálicos. La obra del año 1239 describe el método utilizado y termina diciendo: impreso
para la eternidad con caracteres de nueva fabricación. Más tarde el rey Taejong puso en
funcionamiento un taller que contribuía a la difusión de la escritura y en 1403, el tercer año
de su reinado, se restableció la fundición nacional, el Jujaso, donde se fabricaban caracteres
móviles de imprenta, realizó la primera fundición de tipos móviles en bronce. Cabe señalar
que la invención de la tipografía coreana es de primordial importancia para la religión,
particularmente el budismo, el confucionismo, y el taoísmo.4

Durante el reinado del tercer hijo de Taejong, Sejong aumentó el número de centros
dedicados a la enseñanza. En la capital existían cuatro escuelas, un colegio para el pueblo y
una escuela para la familia real y sus parientes. El libro se convirtió en la herramienta
primordial de los esfuerzos de alfabetización que, incluso llegaron a las provincias y
pueblos lejanos. Los niños varones tenían que seguir las clases que les inculcaban las
nociones básicas como la escritura y la lectura.

Los caracteres fueron mejorando con el tiempo, buscaban una forma más cuadrada y más
regular que los precedentes, facilitando así la composición. Durante la invasión japonesa
(1592-1598) un general japonés llevó caracteres móviles y libros a Japón, así Japón pudo
desarrollar su imprenta, en cambio, la imprenta coreana retrocedió a partir de ese momento,
se volvió a la madera para la fabricación de tipos móviles y cada la producción de libros
decayó.5

Sin duda alguna la dinastía Joseon fue el gran periodo para los libros coreanos, se sabe de
32 fundiciones de caracteres móviles metálicos y más de 350 modelos diferentes. A pesar
de las dificultades Corea supo desarrollar e incluso exportar sus técnicas de imprenta. China
no utilizó caracteres móviles hasta finales del siglo XV, en 1490, por su parte, Japón adoptó
la técnica tipográfica coreana a finales del siglo XVI en 1592.

Egipto

Papiro egipcio en hierático del 1600 a. C.

Egipto creó el papiro y lo exportó a todo el Mediterráneo, se usaba para plasmar textos en
Egipto, Grecia y Roma. La fabricación del papiro era complicada y dado que las láminas de
papiro estaban hechas de dos capas superpuestas, por cada cara discurría una veta distinta,
de ahí que se denomine recto donde el grano discurría de forma horizontal y verso en donde
el grano discurría en vertical, sin embargo solo se escribía en la cara interna que era la más
lisa. Las láminas se pegaban para hacer un rollo.

El arte en el perfeccionamiento de la técnica de escritura tiene que ver con la sustitución del
papiro por el pergamino. Los faraones y gobernantes egipcios ejercieron un monopolio
sobre la fabricación del papiro hasta el siglo XII (ya con los musulmanes). Decidían el
precio de las ocho variedades de papiro del mercado, y aplicaban a su gusto medidas de
presión o sabotaje. A principios del siglo II a. C. el rey Ptolomeo V, corroído por la
envidia, intentaba perjudicar a una biblioteca rival situada en la ciudad de Pérgamo (actual
Turquía) que, al igual que la Biblioteca de Alejandría, intentaba atraer a los sabios de la
época. Hizo encarcelar a su bibliotecario, Aristófanes de Bizancio, cuando supo que éste
planeaba instalarse en Pérgamo bajo la protección del rey Eumenes II. Furioso por la
posible competencia, Ptolomeo interrumpió el suministro de papiro al reino de Eumenes
para doblegar a la biblioteca enemiga privándola de la materia prima que hasta entonces era
el mejor material de escritura existente. El embargo impulsó un gran avance que llevaría el
nombre de la ciudad. En Pérgamo perfeccionaron la antigua técnica oriental de escribir
sobre cuero. En recuerdo de la ciudad que lo universalizó el producto mejorado se llamó
“pergamino”. Unos cuantos siglos más tarde, este hallazgo cambió la fisonomía y el futuro
de los libros.6

A partir del siglo I d. C. el pergamino comenzó a competir con el papiro. Se cree que aquel
surgió en Pérgamo, en la actual Turquía. El pergamino tenía la ventaja de resistir
condiciones de humedad, era más duradero y podía doblarse sin romperse, también podía
rasparse para limpiarlo y ser reutilizado.

Es muy poco lo que se conoce de las bibliotecas egipcias, un pequeño testimonio es el


templo de Horus, donde en uno de los muros están los títulos de 37 libros que eran parte de
las bibliotecas.7

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