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Capítulo 7

La Ordenación Sacerdotal

El Nuevo Rito de Ordenació n Sacerdotal (Obispos, Sacerdotes y Diá conos) fue


aprobado y publicado por el Pablo VI el 18 de junio 1968, y fue el primer
sacramento reformado después del Concilio Vaticano II (1962-65).

Nos limitaremos a hablar só lo del rito de ordenació n de los Sacerdotes y


trataremos só lo de la forma o texto del rito.

Esta comparació n de los Ritos de Ordenació n Sacerdotal Tradicional y del Nuevo


Rito mostrará que los dos ritos son profundamente diferentes en lo que enseñ an (o
no enseñ an) sobre el sacerdocio -lo que es el sacerdote, la finalidad del sacerdote, el
poder confiado al sacerdote, la motivació n del sacerdote y la relació n del sacerdote,
el obispo y los laicos.

Al comparar los dos ritos, se ve que el Rito Tradicional da instrucciones


específicas y claras sobre el sacerdocio.

El Rito Nuevo deja a la imaginación la mayor parte de esta instrucció n


anteriormente clara.
En primer lugar, el Rito Nuevo suprime aproximadamente la mitad de los textos
del Rito Tradicional que antes definían el sacerdocio. En segundo lugar, el Rito
Nuevo está lleno de equívocos y ambigüedades que obligan a los lectores a elegir los
significados. En teoría, todo el mundo podría adivinar el mismo significado de los
textos ambiguos del Rito Nuevo y completar las definiciones que faltan,
compensando así los problemas del texto. Sin embargo, las probabilidades son
astronó micas en oposició n de que los obispos, los ordenandos y los laicos logren un
consenso sobre el significado del ambiguo Rito Nuevo.

Michael Davies ofrece un aná lisis exhaustivo del Rito de Ordenació n del Rito
Nuevo en su libro The Order of Melchisedech . Demuestra exhaustivamente que el
Rito Nuevo imita el Rito Anglicano de Ordenació n de Cranmer de 1662 que el Papa
Leó n XIII citó como causa para declarar inválidas las ordenaciones anglicanas.
Michael Davies no concluye que el nuevo Rito de Ordenació n sea invá lido, pero otros
autores citan su investigació n para afirmar que las ordenaciones del Rito Nuevo son
tan invá lidas como el Rito Anglicano que imita.

Como laico no soy competente para determinar la validez de los sacramentos,


pero soy competente para identificar la ambigüedad, y puedo decir con confianza
que la ambigü edad en el texto causa confusió n. El Nuevo Rito de Ordenación puede
ser vá lido, pero es ciertamente deficiente porque toma un texto claro, como era el
Rito Tradicional, que definía la intenció n del sacramento y lo reemplaza con un texto
ambiguo que nos obliga a adivinar la intenció n. Creo que Michael Davies estaría de
acuerdo.

Idoneidad de los Candidatos.

El Rito Tradicional se preocupa seriamente de que los candidatos al sacerdocio


sean dignos, y hace tres averiguaciones distintas: a los candidatos, a los ministros
de la Iglesia y, finalmente, al pueblo. De esta manera, la Iglesia se asegura de que los
intereses de todos estén asociados.

El Rito Nuevo só lo consulta a los ministros de la Iglesia como ú nica aportació n


necesaria; las preocupaciones de los candidatos y del pueblo no importan.

El Rito Tradicional comienza con una prohibició n autorizada y clara, afirmando


que la Iglesia no acepta ningú n pretexto (justificació n) para que alguien tome las
ó rdenes sagradas si esa persona no está plenamente idónea o cualificada. El Rito
Tradicional enumera las posibles causas de descalificació n y amenaza con la pena
má s grave, la excomunió n.

El Rito Nuevo no advierte a los candidatos; ni les da esta ú ltima oportunidad de


retirarse.

Rito tradicional Nuevo Rito


El reverendísimo padre y no hay texto correspondiente
gobernante en Cristo, Su Excelencia,
N.N., por la gracia de Dios y de la Sede
Apostólica Obispo de N., ordena y
encarga, bajo pena de excomunión,
que ninguno de los presentes para
recibir las órdenes se presente para
ser ordenado bajo ningún pretexto, si
es irregular, excomulgado por ley o
por sentencia judicial, bajo interdicto
o suspensión, ilegítimo, infame o de
cualquier otra manera descalificado,
o de otra diócesis, a menos que tenga
el permiso de su obispo. Ordena,
además, que ninguno de los
ordenados salga hasta que la misa
haya terminado y se haya recibido la
bendición del obispo.

1. Presentación de los Candidatos.


Tanto el Rito Tradicional como el Nuevo Rito preguntan a los ministros de la
Iglesia encargados de formar a los candidatos si son dignos.
El Rito Tradicional añ ade una frase calificativa, “en la medida de la fragilidad
humana.” Esta calificació n lleva a que el Obispo pregunte a las personas que puedan
tener impedimentos hasta ahora ocultos a los ministros de la Iglesia.

Rito tradicional Nuevo Rito


Ahora el arcediano presenta los Llamada a los candidatos
candidatos al obispo, diciendo: Diá cono: Que se acerquen los que van
Reverendísimo Padre, nuestra a ser ordenados sacerdotes.
santa Madre la Iglesia Católica le pide
que ordene a estos diáconos aquí
presentes a la carga del sacerdocio. Sacerdote: Reverendísimo Padre, la
santa madre Iglesia le pide que ordene a
El obispo pregunta: ¿Sabéis si son estos hombres, nuestros hermanos, para
dignos? el servicio sacerdotal.

El arcediano responde: En la medida Obispo: ¿Los juzgá is dignos?


en que la fragilidad humana permite Sacerdote: Después de haber
saberlo, estoy seguro y doy indagado entre el pueblo de Cristo y por
testimonio de que son dignos de recomendació n de los que se ocupan de
asumir la carga de este oficio. su formació n, doy fe de que han sido
El obispo dice: Gracias a Dios. hallados dignos.

2. Discurso del Obispo.

[Sugerencia: acortar el hecho de que el rito Tradicional hace un llamamiento al


pueblo antes de la ordenació n sacerdotal... lo enfatiza demasiado. No es un punto
muy importante a desarrollar]

En el Rito Tradicional, el Obispo reconoce que los intereses de la Iglesia


representada por el obispo, los candidatos al sacerdocio y el pueblo deben ser
dignos. El Rito Tradicional explica la sabiduría de consultar al pueblo. El Rito
Tradicional reconoce que el consenso de muchos tiene má s peso y proporciona un
conocimiento má s completo que un puñ ado de ministros. El Rito Tradicional hace
especial hincapié en decir al pueblo que considere la conducta, el carácter y la
aptitud, así como los méritos, de los candidatos y no el afecto personal por los
hombres. Estos pá rrafos muestran un gran respeto por los laicos, los candidatos y
el santo oficio del sacerdocio. En consecuencia, el Obispo anima a los ciudadanos a
compartir cualquier conocimiento material. El Rito Tradicional reserva la decisió n
al Obispo, advirtiendo al laico que recuerde su propio estado. En efecto, el Obispo
actú a como un padre que consulta a los miembros de la familia antes de tomar una
decisió n importante.
En agudo contraste, el Nuevo Rito dice a todos que el asunto de la valía del
candidato está entre Dios y el puñ ado de ministros de la Iglesia: nosotros elegimos a
estos hombres, nuestros hermanos... El Nuevo Rito hace un punto especial al apelar
a nuestro afecto por los candidatos: “Estos hombres, sus parientes y amigos.” El
mérito es obviamente una consideració n secundaria. El Nuevo Rito halaga a los
laicos como si pertenecieran al sacerdocio real, pero luego hace el punto orwelliano
de que algunos sacerdotes son má s iguales que otros: Jesucristo, también eligió a
algunos de sus seguidores para llevar a cabo pú blicamente en la Iglesia el ministerio
sacerdotal. Entonces el Nuevo Rito crea una divisió n justificada entre el sacerdocio
comú n de los fieles y el sacerdocio ungido, enseñ ando que los candidatos que eran
sus parientes y amigos son ahora nuestros hermanos. Son nuestros colaboradores
unidos al obispo. Nosotros somos los pastores; ustedes son las ovejas. Y nosotros
determinamos quién es digno y quién no.

Rito tradicional Nuevo Rito


El obispo se dirige al clero y al pueblo Elecció n por el Obispo y
de la siguiente manera: consentimiento del pueblo.
Queridos hermanos, puesto que Obispo: Confiamos en la ayuda del
tanto el capitán de un barco como sus Señ or Dios y de nuestro Salvador
pasajeros tienen razones para Jesucristo, y elegimos a estos hombres,
sentirse seguros o en peligro en una nuestros hermanos, para el sacerdocio
travesía, deben estar de acuerdo en en el orden presbiteral.
sus intereses comunes. No sin razón, El Obispo puede usar estas palabras:
pues, han decretado los padres que se Estos hombres, vuestros parientes y
consulte también al pueblo en la amigos, van a ser elevados al orden
elección de los que han de ser sacerdotal. Considerad cuidadosamente
elevados al ministerio del altar. el ministerio al que son promovidos. Es
Porque a veces sucede que una u cierto que Dios ha hecho de todo su
otra persona tiene conocimientos pueblo un sacerdocio real en Cristo. Pero
sobre la vida y la conducta de un nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo,
candidato que no son generalmente eligió también a algunos de sus
conocidos. Y el pueblo estará seguidores para que ejercieran
necesariamente más inclinado a ser pú blicamente en la Iglesia el ministerio
leal a un sacerdote si ha dado su sacerdotal en su nombre a favor de la
consentimiento para su ordenación. humanidad. É l fue enviado por el Padre,
Por lo que puedo juzgar, la y a su vez envió a los apó stoles al
conducta de estos diáconos, que con mundo; a través de ellos y de su sucesor,
la ayuda de Dios van a ser ordenados los obispos, continú a su obra de Maestro,
al sacerdocio, es encomiable y es Sacerdote y Pastor. Los sacerdotes son
agradable a Dios. En mi opinión, pues, colaboradores del orden de los obispos.
son merecedores de ser promovidos a Está n unidos a los obispos en el oficio
un mayor honor en la Iglesia. Sin sacerdotal y está n llamados a servir al
embargo, es bueno consultar al pueblo de Dios.
pueblo en su conjunto, en lugar de Nuestros hermanos han considerado
confiar en uno o unos pocos, cuya seriamente este paso y ahora van a ser
aprobación podría ser consecuencia ordenados al sacerdocio en el orden
de la parcialidad o de un juicio presbiteral. Deben servir a Cristo
erróneo. Maestro, Sacerdote y Pastor en su
Sed, pues, perfectamente libres de ministerio, que consiste en hacer que su
decir lo que sabéis sobre la conducta propio cuerpo, la Iglesia, crezca hasta
y el carácter de los candidatos y lo convertirse en el pueblo de Dios, un
que pensáis de su idoneidad. Pero que templo santo.
vuestra aprobación de su elevación al Está n llamados a participar en el
sacerdocio se base más en sus méritos sacerdocio de los obispos y a ser
que en vuestro propio afecto por moldeados a semejanza de Cristo, el
ellos. Por consiguiente, si alguien Sacerdote supremo y eterno. Por la
tiene algo en contra de ellos, que, por consagració n será n hechos verdaderos
el honor de Dios y en su nombre, se sacerdotes del Nuevo Testamento, para
presente y diga sinceramente lo que predicar el Evangelio, sostener al pueblo
piensa. Sólo que recuerde su propio de Dios y celebrar la liturgia, sobre todo,
estado. el sacrificio del Señ or.

Por si acaso, se pierde el punto principal de las observaciones del Obispo del
Nuevo Rito al pueblo en cuanto a su consentimiento, él usa un lenguaje florido para
decir, "Siéntense y cá llense". En el Nuevo Rito, el Obispo actú a como el ú nico
propietario de un negocio que necesita satisfacer a los clientes que pagan mientras
les niega el acceso a sus operaciones y registros internos.

La ironía de este dictado del Nuevo Rito es que la mayoría de los cató licos
modernos aceptan la calumnia de que la Tradició n Cató lica es "autocrática" e
"indiferente" hacia los laicos, y aceptan la mentira de que el Nuevo Rito es
"democrático" y "solícito" con los laicos. La Iglesia del Nuevo Rito es famosa por
promover la participació n de los laicos en la puesta en escena litú rgica, y la Iglesia
ha entregado la gestió n de las escuelas parroquiales, las universidades y otros
ministerios a los laicos para llenar el vacío causado por el colapso de las vocaciones
religiosas. Ademá s, la Iglesia del Nuevo Rito es famosa por doblar las reglas en un
esfuerzo por ser "popular". Incluso los autó cratas má s notorios proporcionan pan y
circo y doblan las reglas para ser populares. Muy a menudo la gente confunde la
popularidad con la bondad. Un procurador romano en particular, un autó crata, es
famoso por haber doblado las reglas para apaciguar a una turba que exigía la
crucifixió n de un hombre inocente.

Si los ritos sagrados son un indicador, los modernistas tienen menos


consideració n por los laicos. En todos los sacramentos, desde el bautismo hasta la
extremaunció n, el Rito Tradicional habla de la responsabilidad personal y de las
consecuencias personales; el Nuevo Rito habla de la responsabilidad colectiva y
rara vez menciona las consecuencias.
El Rito Tradicional afirma la dignidad, la capacidad intelectual y la autoridad
personal de los laicos para hacer promesas y dar testimonio, mientras que el Nuevo
Rito enseñ a que los laicos só lo son capaces de dar palabras de consentimiento o
acuerdos colectivos. En la Tradició n, las promesas hechas a Dios tienen prioridad
sobre las promesas de obediencia a los hombres. Pronto veremos que el Nuevo Rito
de Ordenación pone la obediencia a los hombres por delante de las promesas hechas
a Dios.

El Nuevo Rito utiliza un lenguaje que se asemeja al de los protestantes. La falsa


interpretació n de la frase “sacerdocio real” (1 Pedro 2:9) es parte significativa de la
doctrina luterana. Los luteranos profesan el sacerdocio universal de los
bautizados que, por tanto, tienen derecho a hacer la interpretació n personal de las
Escrituras.

Los cató licos tradicionales consideran que la declaració n de Pedro enseñ a que
todos los cató licos bautizados tienen la responsabilidad de difundir el evangelio,
no que sean capaces de realizar los sacramentos.

El Nuevo Rito utiliza las palabras “presbiterio” y “presbítero” en lugar de


sacerdocio. Las palabras son técnicamente correctas, pero los anglicanos y otros
protestantes también utilizan la palabra presbítero como “anciano” o “ministro de
segundo orden” para evitar la palabra sacerdote.

El Rito Tradicional utiliza la palabra sacerdote y sacerdocio; los protestantes


se sienten má s có modos con el término “presbítero,” y el Nuevo Rito imita así a los
protestantes.

En el Nuevo Rito, vemos la primera menció n de lo que hace un sacerdote en el


orden presbiteral. “Predicará el Evangelio, sostendrá al pueblo de Dios y celebrará la
liturgia, sobre todo, el sacrificio del Señ or.” El orden es predicar, sostener,
celebrar. Predicar significa proclamar o enseñ ar pú blicamente. Sostener significa
consolar, ayudar, asistir o animar. Celebrar significa conmemorar, observar,
marcar, guardar, honrar, recordar, conmemorar, en este caso particular, la liturgia
del sacrificio del Señ or. Pero celebrar no significa ofrecer. Los protestantes
pueden aceptar que se celebre la cena o el sacrificio del Señ or; pero no aceptan la
idea de que un sacerdote ofrezca un sacrificio.

3. Continuación del Discurso del Obispo.

En la segunda parte del discurso, el Rito Tradicional nos dice lo que hace el
sacerdote tradicional: ofrecer el sacrificio, bendecir, gobernar, predicar y
bautizar. Estos deberes son diferentes de los deberes del Nuevo Rito de predicar,
sostener y celebrar. Observemos el orden; ofrecer el sacrificio es la prioridad.
Otros cristianos pueden bendecir, gobernar, predicar y bautizar, pero sólo el
sacerdote puede ofrecer el sacrificio.

De nuevo, el Nuevo Rito utiliza cuidadosamente un lenguaje aceptable para los


protestantes. Má s adelante en el discurso, el Nuevo Rito amplía los deberes
sacerdotales, cambiando el término predicar por el de enseñ ar. Ademá s, la doctrina
que enseñ an es un verdadero alimento. Los protestantes aprueban la predicació n
como alimento espiritual.
El Rito Tradicional considera la predicación de la doctrina como una
medicina espiritual. El alimento implica mantener la salud, mientras que la
medicina implica curar al enfermo.

El Nuevo Rito no contempla la posibilidad de que alguien esté enfermo.


El siguiente pá rrafo habla del “sacrificio” en términos agradables para los
protestantes: sacrificio espiritual, no pan y vino convertidos en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo. La frase má s clara del pá rrafo nos dice que el sacerdote debe
“imitar el misterio que celebra.” Segú n este texto del Nuevo Rito, el sacerdote no
realiza ningún cambio, ni ofrece ningún sacrificio en el altar, sino que se limita a
imitar las acciones de Cristo como medio para “celebrar el misterio.”
Dicho má s claramente, para el Nuevo Rito el sacerdote se limita a actuar. Para ser
justos, el Nuevo Rito no rechaza la transubstanciació n; pero no la acepta. En la
prá ctica, un Obispo moderno y un Ordinario moderno pueden compartir en privado
la intenció n de ofrecer el sacrificio. Este texto del Nuevo Rito no aclara las
intenciones cuando la claridad es fá cil. En la siguiente frase, el Nuevo Rito va aú n
má s lejos al anular las intenciones de ofrecer el sacrificio continuo de Cristo al
describir la liturgia como un memorial de la muerte y resurrecció n del Señ or.

El siguiente pá rrafo del Nuevo Rito también evita cualquier intenció n de celebrar
la Eucaristía como un sacrificio: “Celebraréis la liturgia y daréis gracias y
alabanzas…”
Lutero redefinió la ofrenda de la Misa como só lo “agradecimiento y alabanza.” El
resto de los deberes de los sacerdotes suenan bastante agradables: “llevar a los
hombres y mujeres (políticamente correcto) a Dios, perdonar los pecados, dar gracias
y alabanza, rezar por todo el mundo (políticamente correcto), aliviar y consolar a los
enfermos, alegría y amor, unificar la familia del hombre (políticamente correcto), y
servir a todos, especialmente a los que están perdidos.”
La ú nica cosa que el Nuevo Rito no enumera (sic) en la lista de los deberes de los
sacerdotes es cambiar el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo como
una ofrenda sacrificial a Dios.

Rito tradicional Nuevo Rito


Tras una breve pausa, el obispo El Obispo se dirige entonces a los
continúa, dirigiéndose ahora en Candidatos:
exhortación a los candidatos: Hijos míos, ahora vais a ascender al
Queridos hijos míos, que estáis a orden del presbiterado. Debéis aplicar
punto de ser consagrados al oficio del vuestras energías al deber de enseñ ar en
sacerdocio, procurad recibirlo nombre de Cristo, el principal Maestro.
dignamente y, una vez ordenados, Compartid con toda la humanidad la
esforzaos por desempeñarlo de palabra de Dios que habéis recibido con
manera loable. Los deberes de un alegría. Meditad la ley de Dios, creed lo
sacerdote son ofrecer sacrificios, que leéis, enseñ ad lo que creéis y poned
bendecir, gobernar, predicar y en prá ctica lo que enseñ á is.
bautizar. Una dignidad tan elevada Que la doctrina que enseñ es sea un
debe ser abordada con gran temor, y verdadero alimento para el pueblo de
se debe tener cuidado de que los Dios. Que el ejemplo de tu vida atraiga al
elegidos para ella sean recomendados seguidor de Cristo, para que con la
por una sabiduría eminente, un palabra y la acció n edifiques la casa que
carácter recto y una vida virtuosa de es la Iglesia de Dios.
larga duración. Del mismo modo, debes llevar a cabo
Así fue que cuando el Señor le tu misió n de santificar con el poder de
ordenó a Moisés que eligiera como Cristo. Vuestro ministerio perfeccionará
sus ayudantes a setenta hombres de el sacrificio espiritual de los fieles,
toda la tribu de Israel, a quienes uniéndolo al sacrificio de Cristo, que se
impartiría los dones del Espíritu ofrece sacramentalmente por vuestras
Santo, le dijo: "Elige a los que sepas manos. Sabed lo que hacéis; imitad el
que son ancianos del pueblo" (Núm. misterio que celebrá is. En el memorial
11,16). Sois vosotros mismos los que de la muerte y resurrecció n del Señ or,
estáis prefigurados en estos setenta esforzaos por morir al pecado y caminar
ancianos, si ahora, con la ayuda de los en la vida nueva de Cristo.
siete dones del Espíritu Santo, sois Cuando bauticéis, introduciréis a
fieles a los Diez Mandamientos, y hombres y mujeres en el pueblo de Dios.
mostráis solidez y madurez en el En el sacramento de la penitencia,
conocimiento y en la acción. perdonará s los pecados en nombre de
Bajo el mismo tipo de signo y Cristo y de la Iglesia. Con el ó leo santo
figura, nuestro Señor, en la Nueva Ley, aliviará s y consolará s a los enfermos.
eligió a los setenta y dos discípulos, y Celebraréis la liturgia y daréis gracias y
los envió ante Él de dos en dos a alabanzas a Dios durante todo el día,
predicar. Así nos enseñó, tanto de rezando no só lo por el pueblo de Dios,
palabra como de obra, que los sino por el mundo entero. Recordad que
ministros de su Iglesia debían ser habéis sido elegidos de entre el pueblo
perfectos tanto en la fe como en las de Dios y designados para actuar por él
obras; es decir, que sus vidas debían en relació n con Dios. Haz tu parte en la
estar fundadas en el doble amor a obra de Cristo Sacerdote con auténtica
Dios y al prójimo. Esforzaos, pues, en alegría y amor, y atiende las
ser tales, para que por la gracia de preocupaciones de Cristo antes que las
Dios seáis dignos de ser elegidos para tuyas.
asistir a Moisés y a los doce apóstoles, Por ú ltimo, conscientes de participar
es decir, a los obispos católicos que en la obra de Cristo, Cabeza y Pastor de
son prefigurados por Moisés y los la Iglesia, y unidos al obispo y sometidos
apóstoles. En efecto, la Santa Iglesia a él, procurad reunir a los fieles en una
está rodeada, adornada y gobernada familia unificada y conducirlos
por una maravillosa variedad de eficazmente, por medio de Cristo y en el
ministros, cuando de sus filas salen Espíritu Santo, a Dios Padre. Recordad
obispos consagrados y otros de siempre el ejemplo del buen Pastor, que
órdenes menores, presbíteros, no vino a ser servido, sino a servir, y a
diáconos y subdiáconos, cada uno de buscar y rescatar a los que estaban
una dignidad diferente, pero que perdidos.
constituyen los numerosos miembros
del único cuerpo de Cristo.
Por lo tanto, mis queridos hijos,
elegidos como sois por el juicio de
nuestros hermanos para ser
consagrados como nuestros
ayudantes, manteneos irreprochables
en una vida de castidad y santidad.
Sed muy conscientes de la santidad de
vuestros deberes. Sed santos al tratar
las cosas santas. Cuando celebréis el
misterio de la muerte del Señor,
procurad que, mortificando vuestros
cuerpos, os despojéis de todo vicio y
concupiscencia. Que la doctrina que
exponéis sea una medicina espiritual
para el pueblo de Dios. Que la
fragancia de vuestras vidas sea el
deleite de la Iglesia de Cristo, que con
vuestra predicación y ejemplo
ayudéis a construir el edificio que es
la familia de Dios. Que nunca
lleguemos a merecer la condena del
Señor por haberos promovido a un
cargo tan grande, ni vosotros por
haberlo asumido, sino que
merezcamos una recompensa de Él.
Que así sea por su gracia.
Todos: Amén.

El discurso del Rito Tradicional habla en detalle sobre el cará cter personal de
los sacerdotes. El Rito Tradicional advierte a los candidatos que deben acercarse al
sacramento con gran temor y cuidado.
Deben ser constantemente conscientes del carácter sagrado de sus deberes al
tratar con cosas sagradas.
El Rito Tradicional insiste en que su pasado se caracterice por una sabiduría
eminente, un carácter recto y una vida virtuosa de larga duració n.

El Nuevo Rito no hace tales exigencias.

Ademá s, el Rito Tradicional enseñ a en detalle có mo los sacerdotes deben


conducir sus vidas: irreprochables en una vida de castidad, mortificando sus
cuerpos, librá ndose de todo vicio y concupiscencia. Y, de nuevo, el Rito Tradicional
advierte que cualquier comportamiento egoísta debe merecer la condena del Señ or -
fuertes palabras para los futuros sacerdotes-.

En cambio, el Nuevo Rito no amonesta a los sacerdotes con ningú n detalle sobre
la castidad, la mortificació n, el vicio o la concupiscencia en el pasado, el presente o el
futuro. El Nuevo Rito nunca insinú a que la mala conducta de un sacerdote tenga
alguna consecuencia, y mucho menos la condena del Señ or.

4. Examen de los Candidatos.

Recordemos que al principio del Rito Tradicional, el interdicto canó nico exigía,
bajo pena de excomunión, que los candidatos no tengan impedimentos pasados o
presentes para recibir las Ó rdenes Sagradas. A continuació n, el Obispo interroga a
los ministros y, finalmente, al pueblo. Habiendo examinado todas las fuentes
posibles de informació n, el Rito Tradicional no necesita má s examen de los
candidatos.

El Rito Anglicano de Ordenació n del “Libro de Oració n Comú n” de 1549 sí tiene


un Examen de Candidatos. El Nuevo Rito imita el Rito Anglicano, haciendo má s
preguntas a los candidatos sobre su “estado de á nimo” (sic). La palabra “resolució n”
que emplea significa decidir firmemente un curso de acció n y es, por lo tanto, el
estado de á nimo actual de una persona sobre el futuro. Decidir no significa hacer
una promesa. La promesa debe venir después.
La resolució n de “celebrar los misterios de Cristo fiel y religiosamente, tal como la
Iglesia nos los ha transmitido,” es risible en el contexto del Nuevo Rito de
Ordenació n. Las personas que escribieron el Nuevo Rito ya sabían que estaban
cambiando todo lo que se había transmitido: reescribiendo los siete sacramentos,
publicando un nuevo misal, adoptando una nueva traducció n de la Biblia y
cambiando la estructura eclesial. Afirmar que está n haciendo algo como lo que la
Iglesia ha transmitido es pura osadía.

Rito tradicional Nuevo Rito


no hay texto correspondiente Obispo: Hijos míos, antes de proceder
al orden del presbiterio, declarad ante el
pueblo vuestra intenció n de emprender
el oficio.
¿Está is decididos, con la ayuda del
Espíritu Santo, a desempeñ ar sin falta el
oficio del sacerdocio en el orden
presbiteral como concienzudos
colaboradores de los obispos en el
cuidado del rebañ o del Señ or?
Candidatos: Sí.
Obispo: ¿Está is decididos a celebrar
fiel y religiosamente los misterios de
Cristo tal como la Iglesia nos los ha
transmitido para gloria de Dios y
santificació n del pueblo de Dios?
Candidatos: Lo estoy
Obispo: ¿Está is decididos a ejercer
digna y sabiamente el ministerio de la
palabra, predicando el Evangelio y
explicando la fe cató lica?
Candidatos: Lo estoy
Obispo: ¿Está s resuelto a consagrar tu
vida a Dios por la salvació n de su pueblo,
y a unirte cada día má s a Cristo Sumo
Sacerdote, que se ofreció por nosotros al
Padre como sacrificio perfecto?
Candidatos: Sí, con la ayuda de Dios

5. Promesa de Obediencia.

El Nuevo Rito antepone la promesa de obediencia a la ordenació n. Poner la


promesa de obediencia antes de la ordenació n imita la ordenación anglicana.
Los anglicanos rompieron con la Tradició n Cató lica: cambiaron los siete
sacramentos, publicaron un nuevo misal, adoptaron una nueva traducció n de la
Biblia y cambiaron la estructura eclesial. Para completar su toma de posesió n de la
Inglaterra cató lica, necesitaban asegurarse de que sus obispos y sacerdotes fueran
“leales,” en primer lugar, a la organizació n anglicana y, en segundo lugar, al
“sacerdocio.” Por lo tanto, los candidatos anglicanos prometen obediencia a la
estructura eclesial, que incluye al rey, antes de poder ser ordenados. Por razones
similares, el Nuevo Rito pone la obediencia a la organizació n por encima del
sacerdocio.

Má s adelante, veremos que el Rito Tradicional pone la promesa de obediencia


después de la ordenació n. La prioridad del Rito Tradicional es clara: ser
sacerdote tiene prioridad y es má s importante que la obediencia al obispo.
Consistentemente, el Rito Tradicional demuestra má s consideració n por la persona
individual que por la organizació n eclesial.

Rito tradicional Nuevo Rito


[La promesa del Rito Tradicional viene Obispo: ¿Prometes respeto y
después del sacramento.] obediencia a mí y a mis sucesores?
Los candidatos: Sí, lo prometo
Obispo: Que Dios, que ha comenzado
la buena obra en vosotros, la lleve a
término.

6. Letanías de los Santos e Imposición de las Manos.

La diferencia en los dos ritos es el orden de las oraciones y los detalles.


Rito tradicional Nuevo Rito
1. Oració n para bendecir, santificar 1. Pedir los Dones del Espíritu
y consagrar. Santo.
2. Imposició n de manos. 2. Imposició n de manos.
3. Pedir los Dones del Espíritu
Santo.
4. Sursum Corda - Levantad los
corazones.

Obsérvese có mo el Rito Tradicional vuelve a enseñ ar el papel del sacerdote


cuando reza para que Dios multiplique sus dones celestiales en estos candidatos. En
el Rito Tradicional, los sacerdotes son el medio por el que Dios multiplica sus
dones. La siguiente frase refuerza este significado de que “multiplicar Sus dones
celestiales es la forma en que cumplen el oficio.”

En cambio, el Nuevo Rito se limita a rezar para que Dios “derrame los dones del
cielo” sobre los candidatos. En el Nuevo Rito, los candidatos se limitan solamente a
recibir los dones.

El Nuevo Rito elimina los doce signos de la cruz que había en el Rito Tradicional.
Desde el Bautismo hasta la Ordenació n, el Nuevo Rito elimina la mayoría de los
signos de la cruz de todos los sacramentos. Por alguna razó n, los Ritos nuevos
muestran consistentemente menos consideración por la Santísima Trinidad y
especialmente por el Espíritu Santo. Má s adelante veremos que el Nuevo Rito
elimina el Veni Creator, un antiguo himno al Espíritu Santo.

Rito tradicional Nuevo Rito


Que bendigas a estos elegidos. Te
rogamos que nos escuches.
Que bendigas y santifiques a estos
elegidos. Te rogamos que nos
escuches.
Que bendigas, santifiques y
consagre a estos elegidos. Te rogamos
que nos escuches.
Al terminar la letanía los candidatos se
levantan y van de dos en dos a
arrodillarse ante el obispo. El obispo pone
las dos manos sobre la cabeza de cada
candidato por turno, sin decir nada. Los
candidatos vuelven a su sitio. El obispo
dice:
Hermanos míos, imploremos a Dios Querido pueblo, oremos para que el
Padre todopoderoso que multiplique Padre todopoderoso derrame los dones
sus dones celestiales en estos siervos del cielo sobre estos siervos suyos, que
suyos que ha elegido para el oficio del ha elegido para ser sacerdotes.
sacerdocio. Que cumplan por su
gracia el oficio que reciben por su
bondad; por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Obispo: Oremos.
Los ministros: Arrodillémonos. Diá cono: Arrodillémonos
Levántense. Obispo: Escú chanos, Señ or Dios
Entonces el obispo se vuelve hacia los nuestro y derrama sobre estos siervos
ordenandos y dice: tuyos la bendició n del Espíritu Santo y la
Escúchanos, te rogamos, Señor gracia y el poder del sacerdocio. Ante ti
Dios, y derrama sobre estos siervos ofrecemos a estos hombres para la
tuyos la bendición del Espíritu Santo y ordenació n: apó yalo con tu amor
el poder de la gracia sacerdotal. Y indefectible. Te lo pedimos por Cristo
ahora que los presentamos para la nuestro Señ or.
consagración en tu benigna presencia, Amén.
haz que los sostengas para siempre Diá cono: Pongá monos de pie
con la generosidad de tus dones. Te lo
pedimos por nuestro Señor Jesucristo, Uno a uno los candidatos se acercan al
tu Hijo, que vive y reina contigo, en la obispo y se arrodillan ante él. El obispo
unidad del Espíritu Santo, Dios, impone las manos sobre la cabeza de
Aquí el obispo extiende sus manos y cada uno, en silencio.
canta:
Obispo: Por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Obispo: El Señor esté con vosotros.
Todos: Que Él también esté con
vosotros.
Obispo: Levantad vuestros
corazones.
Todos: Los hemos elevado al Señor.
Obispo: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
Todos: Es apropiado y justo hacerlo

7. La Oración Solemne.

En la Oración Solemne, los dos ritos proporcionan algunas pequeñ as pistas que
muestran los deberes del sacerdote y la relación del sacerdote con los fieles, el
obispo y con Dios. La mayoría de los evidencias se encuentran en las diferencias de
las palabras.

El Rito Tradicional utiliza la palabra “progreso” y luego define el destino del


progreso con la frase “todas las criaturas racionales avanzan hacia una excelencia
superior.” En este contexto, la excelencia superior es la santidad. Por lo tanto, en el
Rito Tradicional el progreso es avanzar hacia el destino de la santidad.
El Nuevo Rito utiliza la palabra “progreso,” pero deja el destino a nuestra
imaginació n…
En el Rito Tradicional, Dios “propaga” el espíritu de Moisés y el Nuevo Rito
“extiende” el espíritu de Moisés. “Propagar” tiene el significado de crecimiento,
como retoñ o o descendencia; un sentido que viene de la naturaleza. “Extender” tiene
un significado má s mecánico, hacer más largo o más ancho.

El Nuevo Rito hace su primera mención a la ofrenda de sacrificios con la


referencia del Antiguo Testamento a los hijos de Aaró n que “proporcionaban
suficientes sacerdotes para los crecientes ritos de sacrificio y adoración.”
El texto correspondiente del Rito Tradicional es el “ofrecimiento de sacrificios
salvadores y la realización de los ritos sagrados más comunes.”

Nuevamente vemos que el Nuevo Rito toma un texto claro pero le infunde
ambigüedad. En primer lugar, el Nuevo Rito agrupa el sacrificio y el culto, mientras
que el Rito Tradicional sitú a claramente la ofrenda del sacrificio por encima de
otros ritos sagrados. En segundo lugar, el Nuevo Rito deja de lado las palabras clave
“ofrenda” y “salvación” para deteriorar aú n má s la naturaleza distintiva del
sacrificio como en la Misa.

El Rito Tradicional utiliza la palabra “providencia,” que el Nuevo Rito cambia


por “cuidado amoroso.”
La providencia tiene el significado específico de la protección de Dios. En este
contexto, Dios nos dio los Apó stoles y el sacerdocio para nuestra protección, lo que
significa que Dios sabe que necesitamos protecció n.
La frase “cuidado amoroso” es, en comparació n, ambigua. Puede implicar
compañía, afecto, cuidado, o con un poco de esfuerzo, protección. Cada persona
puede adivinar lo que quiere decir…

El Rito Tradicional siempre se refiere a los sacerdotes como ayudantes, y el


Nuevo Rito siempre se refiere a los sacerdotes como trabajadores.
Un ayudante es una persona que asiste, ayuda, apoya, socorre y guía. La
palabra ayudante es consistente con la familia: el obispo es como un padre y los
sacerdotes son como sus hijos mayores y juntos cuidan de la familia extendida.
Un trabajador es un empleado, especialmente uno que realiza un trabajo manual o
no ejecutivo. De nuevo, el Nuevo Rito utiliza un lenguaje que describe una relació n
má s corporativa que familiar, má s mecánica que natural.

Rito tradicional Nuevo Rito


En efecto, es conveniente y justo, Ven en nuestra ayuda, Señ or, Padre
digno de alabanza y saludable, que santo, Dios todopoderoso y eterno; tú
siempre y en todo lugar te demos eres la fuente de todo honor y dignidad,
gracias, oh santo Señor, Padre de todo progreso y estabilidad.
todopoderoso, Dios eterno, fuente de
todos los honores y dispensador de Tú vigilas la creciente familia del
todas las dignidades. Por ti todas las hombre con tu don de sabiduría y tu
cosas progresan y reciben su modelo de orden. Cuando designaste a
permanencia. De acuerdo con tus los sumos sacerdotes para gobernar a tu
sabios designios todas las criaturas pueblo, elegiste a otros hombres
racionales avanzan hacia una mayor pró ximos a ellos en rango y dignidad
excelencia. Y de acuerdo con este para que estuvieran con ellos y les
mismo principio crecieron y se ayudaran en su tarea; y así crecieron las
desarrollaron los diversos grados de filas de los sacerdotes y el oficio de los
sacerdotes y los oficios de los levitas, levitas, establecidos por ritos sagrados.
instituidos para las funciones En el desierto extendiste el espíritu de
sagradas. Pues después de nombrar a Moisés a setenta sabios que le ayudaron
los jefes de los sacerdotes para a gobernar la gran compañ ía de su
gobernar al pueblo, seleccionaste a pueblo. Repartiste entre los hijos de
hombres de menor grado y de Aaró n la plenitud del poder de su padre,
segunda categoría para que fueran para proporcionar sacerdotes dignos en
sus asociados y sus ayudantes. Así, en nú mero suficiente para los crecientes
el desierto, propagaste el espíritu de ritos de sacrificio y culto.
Moisés en el corazón de setenta Con el mismo cuidado amoroso diste
hombres juiciosos, con cuya ayuda compañ eros a los apó stoles de tu Hijo
pudo gobernar fácilmente a la para ayudarles en la enseñ anza de la fe;
innumerable multitud. Así también ellos predicaron el Evangelio a todo el
impregnaste a Eleazar e Itamar, los mundo.
hijos de Aarón, con las abundantes Señ or, concédenos también a nosotros
gracias de su padre, a fin de asegurar tales compañ eros de trabajo, pues somos
un número suficiente de sacerdotes débiles y nuestra necesidad es mayor.
para el ofrecimiento de sacrificios
salvadores y la realización de los ritos
sagrados más comunes. Por la misma
providencia, Señor, diste a los
apóstoles de tu Hijo maestros
asociados de la fe, y con su ayuda,
como predicadores de segundo rango,
los apóstoles hicieron oír su voz hasta
los confines de la tierra. Por eso, te
rogamos, Señor, que nos apoyes en
nuestra debilidad con ayudantes
semejantes, pues en la medida en que
somos más débiles, tanto más los
necesitamos.

El Nuevo Rito también tiene una serie de frases del nuevo orden mundial que no
está n presentes en el Rito Tradicional: la creciente familia del hombre, la familia de
las naciones, el mundo entero, todos los hombres y mujeres, el pueblo cristiano. Es
probable que algunas de las frases tengan la intenció n de promover el ecumenismo.
En cambio, el Rito Tradicional habla exclusivamente de la Iglesia como pueblo
de Dios con la misió n de evangelizar hasta los confines de la tierra.
8. La Forma Esencial del Sacramento.

Los dos ritos comienzan las palabras esenciales (forma) de la ordenació n


utilizando palabras casi idénticas. Una diferencia es la palabra “otorgar” en el Rito
Tradicional, comparada con “conceder” en el Nuevo Rito.
La palabra otorgar significa confiar o dar de manera graciosa.
La palabra conceder significa dar permiso.
De nuevo vemos las diferentes visiones del sacerdocio. Un padre otorga un oficio
a un hijo; y el empleador concede un permiso.

En la forma esencial, el Rito Tradicional hace la ú nica referencia al


“trabajador”. La frase siguiente define al trabajador como “mayordomo”, que es la
persona que “administra los bienes.”
El Rito Tradicional reza para que el sacerdote “brille en la virtud” y vaya al
cielo.
En cambio, el Nuevo Rito reza para que el sacerdote difunda el Evangelio e
incorpore a la familia de las naciones al ú nico y santo pueblo de Dios, es decir, la
Iglesia.
Las diferencias son simples: el Rito Tradicional se preocupa má s de que
tengamos sacerdotes santos; el Nuevo Rito se preocupa má s de que tengamos
sacerdotes eficaces.
De nuevo, el Rito Tradicional se preocupa má s por el hombre y por lo que llega
a ser, y el Nuevo Rito se preocupa má s por la organizació n eclesial y por có mo
puede contribuir el hombre. A nivel bá sico, la diferencia es el ser frente al hacer.
Hay finalmente un cambio, tal vez el má s significativo, de “para que “[ut] del Rito
Tradicional reemplazado por “y” [et]. Como mínimo vemos una ambigüedad al
omitir la finalidad del sacerdocio reemplazá ndola por una simple conjunción (Y).

Rito tradicional Nuevo Rito


PADRE TODOPODEROSO, TE TE PEDIMOS PADRE TODO-
ROGAMOS QUE OTORGUES A ESTOS PODEROSO, QUE CONCEDAS AS ESTOS
SIERVOS TUYOS LA DIGNIDAD DEL SIERVOS TUYOS LA DIGNIDAD DEL
SACERDOCIO. RENUEVA EN SUS PRESBITERADO; RENUEVA EN SUS
CORAZONES EL ESPÍRITU DE CORAZONES EL ESPÍRITU DE SANTIDAD
SANTIDAD, PARA QUE [UT] SEAN Y [ET] RECIBAN DE TI EL SEGUNDO
FIRMES EN ESTE SEGUNDO GRADO GRADO DEL MINISTERIO SACERDOTAL
DEL OFICIO SACERDOTAL RECIBIDO Y SEAN, CON SU CONDUCTA, EJEMPLO
DE TI, OH DIOS, Y CON SU PROPIA DE VIDA.
VIDA SUGIERAN UNA REGLA DE VIDA Que sean fieles al trabajar con el
A LOS DEMÁS. orden de los obispos, para que las
Que sean prudentes colaboradores palabras del Evangelio lleguen hasta los
en nuestro ministerio. Que brillen en confines de la tierra, y la familia de las
todas las virtudes, para que puedan naciones, hecha una sola en Cristo, llegue
dar buena cuenta de la a ser el ú nico y santo pueblo de Dios.
administración [mayordomo] que se Te lo pedimos por nuestro Señ or
les ha confiado y alcancen finalmente Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
la recompensa de la bienaventuranza contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,
eterna. por los siglos de los siglos.
Te lo pedimos por nuestro Señor Amén.
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo, en la unidad del Espíritu
Santo, Dios, por los siglos de los
siglos.
Todos: Amén.

Como hemos visto en otros sacramentos, las palabras esenciales (forma) nos
hablan de las otras cuatro partes esenciales del sacramento: ministro, sujeto,
materia e intención. Otras palabras no esenciales en los ritos proporcionan el
contexto para definir con mayor precisió n el ministro, el sujeto, la materia y la
intenció n.
En la Ordenació n, el ministro es el Obispo, el sujeto es el candidato y la
materia es la imposición de manos.
En ambos ritos, la intención es otorgar (o conferir) la dignidad del
sacerdocio. A primera vista, la forma esencial de los dos ritos parece ser la misma.

Sin embargo, el problema es la intención. Los dos ritos utilizan las mismas
palabras, pero lamentablemente los dos ritos discrepan fundamentalmente sobre el
significado del sacerdocio.

El Rito Tradicional enseñ a con claridad y repetidamente que el sacerdocio existe


para ofrecer sacrificios a Dios y es bastante específico con los detalles: el pan y el
vino en el cuerpo y la sangre.
El Rito Tradicional tiene al menos ocho textos que afirman que el sacerdote
ofrece el sacrificio a Dios:
1. “Que han de ser elevados al ministerio del altar.
2. Los deberes del sacerdote son ofrecer el sacrificio….
3. …para el ofrecimiento de sacrificios salvadores…
4. “Que para el culto de tu pueblo conviertan el pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de tu Hijo mediante una santa consagració n.
5. Recibe el poder de ofrecer sacrificios a Dios, y de celebrar misas por los
vivos y los muertos, en el nombre del Señ or.
6. …aprende cuidadosamente de otros sacerdotes experimentados el ritual de
toda la Misa: la consagración, la fracció n de la hostia y la comunió n.
7. …puedes ser bendecido en el orden sacerdotal, y ofrecer por los pecados y
transgresiones del pueblo sacrificios apaciguadores a Dios todopoderoso.
8. ...ofrecer por los pecados y transgresiones del pueblo sacrificios apaciguadores
a Dios todopoderoso. . .

El Rito Tradicional enseñ a específicamente la transubstanciación -el pan y el


vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre por la santa consagración; enseñ a que
ofrecemos Misas por los muertos y para apaciguar a Dios por nuestros pecados.
Los protestantes se oponen firmemente a estas tres doctrinas.

El Nuevo Rito evita cuidadosamente cualquier menció n de estas doctrinas


cató licas sobre el sacrificio y la Misa. El Nuevo Rito usa un razonamiento circular
describiendo un sacerdocio que llevará a cabo pú blicamente el ministerio
sacerdotal. El Nuevo Rito continú a: el sacerdote debe “perfeccionar el sacrificio
espiritual de los fieles,” definido ademá s como el memorial de la muerte y
resurrecció n del Señ or, que se redefine inmediatamente como una liturgia de
agradecimiento y alabanza. A lo largo de esta comparació n de los dos ritos, se ve
có mo el Nuevo Rito elimina las referencias al ofrecimiento del sacrificio o engendra
ambigüedad en cuanto a la naturaleza de cualquier sacrificio celebrado.

9. Investidura de los Nuevos Sacerdotes.

Después de la forma esencial, el Obispo entrega a los nuevos sacerdotes la estola


y la casulla.
El Nuevo Rito lo hace sin ninguna palabra.
El Rito Tradicional aprovecha la oportunidad para proporcionar más contexto
para la ordenació n y las expectativas para el nuevo sacerdote.

Específicamente, el Rito Tradicional enseñ a que Dios provee la gracia


necesaria para ayudar al sacerdote a crecer en las virtudes. Las palabras aseguran
al nuevo sacerdote que ha sido realmente consagrado por Dios, es decir, que ha
cambiado para siempre para asumir una nueva naturaleza. Ademá s, las palabras
aseguran al nuevo sacerdote que la consagració n de Dios es siempre efectiva.

El Rito Tradicional enseñ a entonces que el sacerdote debe crecer en la virtud


para inspirar a los demá s y animarlos con amonestaciones. (El Nuevo Rito nunca
sugiere siquiera que un sacerdote pueda amonestar a otra persona…).
Específicamente, el Rito Tradicional afirma que el nuevo sacerdote consagra el
pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
El Nuevo Rito nunca utiliza las palabras pan, vino, cuerpo o sangre.
El Rito Tradicional enseñ a que la principal motivación del sacerdote para
avanzar en la virtud es “resucitar en el día del justo y eterno juicio de Dios con
una buena conciencia, una fe verdadera y los plenos dones del Espíritu Santo.”
El Rito Tradicional enseñ a dos veces que el objetivo final del sacerdote es el
cielo y que conduce a otros al cielo con su ejemplo.
El Nuevo Rito no menciona la recompensa eterna del sacerdote.

Rito tradicional Nuevo Rito


Tomad el yugo del Señor, porque su No hay texto correspondiente
yugo es dulce y su carga ligera.
A continuación, inviste a cada uno con
la casulla, dejándola doblada y prendida
por detrás, pero colgando por delante.
Mientras lo hace, dice:
Tomad la vestidura del sacerdocio,
que significa la caridad, porque Dios
puede haceros progresar en la
caridad y en la perfección.
A esto el ordenado añade: Gracias a
Dios.
El obispo se levanta, se quita la mitra y
dice la siguiente oración, durante la cual
todos los demás se arrodillan:
Oh Dios, fuente de toda santidad,
cuya consagración es siempre eficaz,
cuya bendición se cumple siempre,
derrama sobre estos siervos tuyos,
que ahora elevamos a la dignidad del
sacerdocio, el don de tu bendición.
Que por su vida noble y ejemplar
demuestren que son realmente
ancianos del pueblo, y fieles a las
normas establecidas por Pablo a
Timoteo y Tito. Que mediten en tu ley
día y noche, para que crean lo que han
leído, y enseñen lo que han creído, y
practiquen lo que han enseñado. Que
la justicia, la constancia, la
misericordia, la valentía y todas las
demás virtudes se reflejen en su
forma de actuar. Que inspiren a los
demás con su ejemplo y los alienten
con sus amonestaciones. Que
mantengan puro y sin mancha el don
de su alta vocación. Que, para el culto
de tu pueblo, conviertan el pan y el
vino en el cuerpo y la sangre de tu
Hijo mediante una santa
consagración. Que, por medio de la
caridad perseverante, maduren
"hasta el hombre perfecto, hasta la
medida de la edad de la plenitud de
Cristo", y se levanten en el día del
justo y eterno juicio de Dios con
buena conciencia, verdadera fe y los
plenos dones del Espíritu Santo. Te lo
pedimos por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo, en la
unidad del Espíritu Santo, Dios, por
los siglos de los siglos.
Todos: Amén.

10. Veni Creator.

En el Rito Tradicional, después de la investidura, el obispo entona el himno


"Veni Creator" que es continuado por el coro.
En la Tradició n, este canto ha sido durante mucho tiempo parte de las ocasiones
solemnes, cantado en Pentecostés, en la entrada de los cardenales a la Capilla
Sixtina para elegir un nuevo Papa, en la consagració n de obispos y sacerdotes, en el
sacramento de la Confirmació n, en la dedicació n de iglesias, en la celebració n de
sínodos o concilios, en la coronació n de reyes y en la profesió n de miembros de
institutos religiosos.

El Nuevo Rito eliminó este antiguo himno en honor al Espíritu Santo.

Rito tradicional Nuevo Rito


Ven, Espíritu Santo, Creador No hay texto correspondiente
bendito,
Y en nuestras almas toma tu
descanso;
Ven con tu gracia y ayuda celestial
A llenar los corazones que has
hecho.
Oh Consolador, a ti clamamos,
Tú, don celestial de Dios Altísimo,
Tú, fuente de vida y fuego de amor,
Y dulce unción de lo alto.
Tú, en tus siete dones, eres
conocido;
Tú, dedo de la mano de Dios que
poseemos;
Tú, promesa del Padre,
Tú que impregnas de poder la
lengua.
Enciende nuestros sentidos desde
lo alto,
Y haz que nuestros corazones
rebosen de amor;
Con paciencia firme y virtud
elevada
Suple la debilidad de nuestra carne.
Aleja de nosotros al enemigo que
tememos,
Y concédenos tu paz en su lugar;
Así no nos desviaremos, contigo
Como guía, del camino de la vida.
Oh, que tu gracia nos conceda
Conocer al Padre y al Hijo;
Y a ti, a través de tiempos
interminables confesados,
De ambos el Espíritu eterno
bendecido.
Al Padre y al Hijo, que resucitaron
de la muerte, se les dé gloria,
Contigo, oh santo Consolador, en
adelante
Por todos siglos en la tierra y en el
cielo.
Amén.

11. Unción de las Manos.

En la Unció n de las Manos, el Nuevo Rito hace su menció n má s fuerte (aunque


todavía relativamente débil) al sacerdote que ofrece el sacrificio: “ofrecer el
sacrificio a Dios.” Se puede esperar que esta frase se refiera al sacrificio continuo de
Cristo en el altar, pero el contexto sigue siendo ambiguo.
Ya el Nuevo Rito ha descrito el sacrificio como espiritual, como un memorial del
sacrificio de Cristo, como agradecimiento y alabanza, como un misterio a imitar,
cualquier cosa menos la consagració n del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de
Cristo.

En la unció n de las manos, el Rito Tradicional utiliza la palabra consagrar y el


Nuevo Rito utiliza la palabra santificar.
En un sacramento, consagrar algo es cambiar su naturaleza, y sólo Dios tiene
el poder de cambiar la naturaleza de algo.
El Rito Tradicional enseñ a que el sacerdote, con sus manos ungidas, actú a in
persona Christi para consagrar, es decir, cambiar el pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de Cristo.
La frase del Nuevo Rito “santificar al pueblo cristiano” es ambigua. Santificar
puede significar bendecir, hacer legítimo o vinculante, aprobar, sancionar, condonar,
vindicar, respaldar, hacer santo. Santificar no significa consagrar en el sentido
sacramental de cambiar la naturaleza de una cosa. El sacerdote no cambia la
naturaleza del pueblo cristiano; por tanto, un significado má s probable es bendecir o
hacer santo.

El Rito Tradicional utiliza la palabra “consagrar’ siete veces, y cada uso tiene el
significado de cambiar la naturaleza de la cosa. En el discurso del Obispo, el Rito
Tradicional afirma que los obispos, sacerdotes, diá conos y subdiá conos son
consagrados en el sentido de cambiados por Dios. El hombre que puede actuar in
persona Christi tiene una naturaleza diferente a la del hombre que no puede hacerlo.

El Nuevo Rito utiliza consagrar una sola vez en el Examen de Candidatos: “¿Está s
decidido a consagrar tu vida a Dios por la salvació n de su pueblo?” El candidato no
tiene el poder de cambiar su propia naturaleza; por lo tanto, este uso del Nuevo Rito
de consagrar es diferente del sentido del Rito Tradicional de cambiar la
naturaleza de algo. En este caso, consagrar significa “dedicar” como en “está s
decidido a dedicar tu vida.”

Una vez má s, vemos que el Rito Tradicional está má s preocupado por lo que el
sacerdote llega a ser, y el Nuevo Rito está má s preocupado por lo que el sacerdote
hace.

Rito tradicional Nuevo Rito


Te ruego, Señor, que consagre y El Padre ungió a nuestro Señ or
santifique estas manos con esta Jesucristo por el poder del Espíritu
unción y nuestra bendición. Santo.
Todos: Amén. Que Jesú s te conserve para santificar
Para que todo lo que bendigan sea al pueblo cristiano y ofrecer el sacrificio
bendecido, y lo que consagren sea a Dios.
consagrado en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo.
El ordenado añade: Amén.

12. Presentación de la Hostia y el Cáliz o Presentación de los Dones .

En el Rito Tradicional los sacerdotes aceptan, a través de las manos del obispo,
el poder de Dios para ofrecer el sacrificio a Dios.
En el Nuevo Rito el sacerdote recibe, a través de las manos del obispo, los dones
del pueblo para ofrecerlos a Dios. Este texto del Nuevo Rito sugiere que el sacerdote
actú a como un mero intermediario entre el pueblo y Dios para intercambiar dones,
mientras que el Rito Tradicional enseñ a que el sacerdote tiene el poder dado por
Dios para ofrecer el sacrificio.

Los dos ritos tienen actitudes profundamente diferentes hacia los fieles difuntos.
El Rito Tradicional enseñ a en dos ocasiones que se ofrecen misas por los
difuntos, en esta Presentació n de la Hostia y en la Exhortació n Final. La Tradició n
aprecia a los fieles difuntos.
El Nuevo Rito nunca menciona a los difuntos o el deber del sacerdote en la
caridad hacia los muertos. Recordemos que el Nuevo Rito también elimina todas las
referencias del Rito Tradicional a la vida del sacerdote después de la muerte: el cielo
o la condenació n.

Rito tradicional Nuevo Rito


El obispo presenta ahora a cada uno de El diá cono lleva la patena y el cá liz al
los ordenados un cáliz con vino y agua y obispo, que los entrega a los nuevos
una patena sobre él con una hostia. sacerdotes mientras se arrodilla ante él.
Durante esta ceremonia el obispo dice: Obispo:
Recibid el poder de ofrecer Aceptad del pueblo santo de Dios los
sacrificios a Dios y de celebrar misas dones que se le van a ofrecer. Sabed lo
por los vivos y los difuntos, en el que hacéis, imitad el misterio que
nombre del Señor. celebrá is: modelad vuestra vida en el
Todos: Amén. misterio de la cruz del Señ or.
Beso de Paz.
Obispo: La paz sea con vosotros.
Sacerdote: Y también con vosotros.

El Nuevo Rito no tiene más texto específico para la Ordenació n; continú a con la
Misa.

El Rito Tradicional continú a con la Misa. Después de la Comunió n, la ablució n y


el lavado de manos, el obispo continú a con las oraciones de la Ordenació n.

13. Responsorio.

El responsorio del Rito Tradicional cita las Sagradas Escrituras -especialmente


las palabras que Jesú s dijo a sus apó stoles-.
El obispo puede compartir el mismo sentimiento, pero las palabras son de Cristo.
Para dejar clara la autoría de estas declaraciones, el obispo cita al Creador y luego
responde como criatura, diciendo Aleluya.
Por lo tanto, es Jesú s quien ya no llama "siervos” a estos recién ordenados, sino
“amigos.”
Es Jesú s quien les dice que reciban el Espíritu Santo que su Padre envía.
Es Jesú s quien les dice “sois mis amigos si hacéis las cosas que yo os mando.”
De nuevo, el Rito Tradicional enseñ a que el sacerdote es el primer responsable
ante el Sumo Sacerdote, Jesucristo; el obispo es el segundo.
A continuació n, el Rito Tradicional recita inmediatamente el Credo de los
Apóstoles, el depó sito de la Fe transmitida.

Rito Tradicional Nuevo Rito


Ya no os llamo siervos, sino amigos No hay texto correspondiente
míos, porque habéis conocido todo lo
que he hecho en medio de vosotros.
Aleluya.
Recibid en vuestro interior al
Espíritu Santo, el Abogado. Es Él a
quien el Padre os enviará. Aleluya.
Sois mis amigos si hacéis las cosas
que os mando. Recibid el Espíritu
Santo, el Abogado, dentro de vosotros.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo. Él es quien el Padre os enviará.
Aleluya.
Los recién ordenados recitan el Credo,
que es un resumen de la fe que van a
predicar en adelante:
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra; y en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro
Señor; que fue concebido por el
Espíritu Santo, nació de la Virgen
María, padeció bajo Poncio Pilato, fue
crucificado, murió y fue sepultado.
Descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos. Subió
al cielo, y está sentado a la derecha de
Dios Padre todopoderoso, desde allí
vendrá a juzgar a los vivos y a los
muertos. Creo en el Espíritu Santo, en
la santa Iglesia católica, en la
comunión de los santos, en el perdón
de los pecados, en la resurrección de
la carne y en la vida eterna. Amén.

14. El Poder de Absolver.

El Rito Tradicional otorga formalmente al sacerdote el poder de perdonar los


pecados, utilizando las propias palabras de Cristo transmitidas por la Tradició n
Apostó lica.

El Nuevo Rito no da aquí al sacerdote el poder de perdonar los pecados. En el


Discurso del Obispo antes de la ordenació n, el Nuevo Rito agrupa los deberes
sacerdotales del bautismo, la penitencia, la unció n a los enfermos y la liturgia -
supuestamente la Misa-. De nuevo el problema es la ambigüedad. El Nuevo Rito no
da claramente al sacerdote el poder de consagrar nada o de perdonar nada. Se nos
deja inferir que porque un sacerdote tiene deberes asignados, debe tener de alguna
manera los poderes correspondientes.

Rito tradicional Nuevo Rito


Una vez terminado el Credo, el obispo No hay texto correspondiente
se sienta en el banquillo en el centro del
altar (se pone la mitra). Mientras los
ordenados se arrodillan ante él uno por
uno, coloca sus dos manos sobre la cabeza
de los ordenados y dice a cada uno:
Recibe el Espíritu Santo. A quienes
les perdones los pecados, les serán
perdonados; y a quienes les retengas
los pecados, les serán retenidos.
Luego el obispo despliega la casulla,
que el ordenado ha llevado doblada sobre
los hombros hasta ahora; y mientras deja
caer la casulla por la espalda dice a cada
uno:
El Señor te vista con la túnica de la
inocencia.

15. La Promesa de Obediencia del Rito Tradicional.

Como se ha dicho antes, la promesa de obediencia del Rito Tradicional viene


después de la ordenació n. Este orden enseñ a que ser sacerdote tiene prioridad
sobre la obediencia al Obispo.

El Nuevo Rito es lo opuesto con la promesa antes de la ordenació n, de la misma


manera que los anglicanos: la obediencia a la “organizació n” tiene prioridad sobre
ser sacerdote.
En el Nuevo Rito, el obispo reconoce la promesa del sacerdote diciendo: “Que
Dios, que ha comenzado la buena obra en ti, la lleve a cabo.” Estas palabras implican
que la obediencia al obispo equivale a la obediencia a Dios, que es la buena obra de
Dios.

En cambio, el Rito Tradicional reconoce la promesa con “La paz del Señor esté
siempre con vosotros.” La paz del Señ or, consecuencia de la obediencia a Dios, es
más importante que la obediencia al obispo.

El Nuevo Rito presume que las ó rdenes del obispo está n siempre identificadas con
la voluntad de Dios. La historia muestra que, en ocasiones, los obispos, los concilios
e incluso los papas cometen errores humanos.
Con el orden apropiado de obediencia después de la ordenació n, el Rito
Tradicional enseñ a que necesitamos mantener nuestras prioridades: Dios
primero, el obispo después.
A veces incluso la caridad y la lealtad requieren que un subordinado hable para
evitar que el superior cometa un error.
El Rito Tradicional anima a los sacerdotes a usar el buen juicio, y el Nuevo Rito
anula el juicio.

Rito tradicional Nuevo Rito


A continuación, cada uno de los (Ver promesa antes de la ordenación)
ordenados se presenta de nuevo ante el
obispo, se arrodilla y coloca sus manos
cruzadas entre las del obispo. Si el obispo
es el Ordinario de los ordenados le dice:
¿Prometes a mí y a mis sucesores
reverencia y obediencia?
El sacerdote responde: Lo prometo.
Entonces el obispo, sosteniendo aún las
manos del recién ordenado entre las
suyas, lo besa en la mejilla derecha,
diciendo:
La paz del Señor esté siempre
contigo.
El ordenado responde: Amén.

16. Amonestación y Bendición.

Imaginémonos el estado de á nimo del recién ordenado: la emoció n y la sensació n


de plenitud.
El Rito Tradicional muestra una genuina preocupación paternal al amonestar
al recién ordenado para que permanezca con los pies en la tierra. Amonestar es
una palabra fuerte que tiene el sentido de aconsejar con una advertencia
subyacente.
El Rito Tradicional amonesta dos veces; el Nuevo Rito ninguna.
Específicamente, el obispo le dice al nuevo sacerdote que tenga especial cuidado
con la celebració n de la Santa Misa, especialmente con la consagració n y el manejo
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Una vez má s, el obispo recuerda al sacerdote su privilegio especial y su deber
de consagrar el pan y el vino y de ofrecer sacrificios apaciguadores a Dios.

Rito tradicional Nuevo Rito


Después, cuando los ordenados han No hay texto correspondiente
regresado a su lugar, el obispo se sienta,
se pone la mitra, toma el báculo y se
dirige a los ordenados de la siguiente
manera:
Mis queridos hijos, como el oficio
que estáis asumiendo es bastante
difícil, os aconsejo que, antes de
empezar a celebrar la Misa, aprendáis
cuidadosamente de otros sacerdotes
experimentados el ritual de toda la
Misa: la consagración, la partición de
la hostia y la comunión.
El obispo se levanta, y conservando la
mitra y el báculo, bendice a los sacerdotes
que se arrodillan ante él, diciendo en voz
alta:
Que la bendición de Dios
todopoderoso, + Padre, + Hijo y +
Espíritu Santo, recaiga sobre
vosotros, para que seáis bendecidos
en el orden sacerdotal y ofrezcáis por
los pecados y transgresiones del
pueblo sacrificios apaciguadores a
Dios todopoderoso, a quien sea el
honor y la gloria por los siglos de los
siglos.
Todos: Amén.
Al final de la misa el obispo da la
bendición pontificia de la forma habitual:
Obispo: Bendito sea el nombre del
Señor.
Todos: Ahora y siempre.
Obispo: Nuestra ayuda está en el
nombre del Señor.
Todos: Que hizo el cielo y la tierra.
Obispo: Que Dios todopoderoso los
bendiga, el + Padre, el + Hijo y el
Espíritu + Santo.
Todos: Amén.

17. Exhortación Final.

Esta exhortación final del Rito Tradicional es, a mi parecer, entrañ able.
Se puede ver el afecto paternal cuando el obispo les dice a los nuevos sacerdotes
que “reflexionen sobre lo que acaba de suceder”.
Luego les recuerda de nuevo la prioridad: agradar a Dios todopoderoso. Y reza
para que los nuevos sacerdotes beneficien de la gracia de Dios.
De nuevo, el Rito Tradicional refuerza la lecció n de que la relació n entre el
sacerdote y el obispo trasciende la relació n transaccional de gerente-empleado...

Por ú ltimo, el obispo pide un favor a los nuevos sacerdotes: “¿Puedo pedirles...?
que celebren tres Misas.” La gente pide favores a sus amigos.
El obispo pide a los sacerdotes que, en la primera Misa, se acuerden del Espíritu
Santo, que actuará a través del nuevo sacerdote.
La segunda misa es para honrar a María, la Madre del Sumo Sacerdote y por
extensió n madre de todos los sacerdotes. (El Rito nuevo nunca menciona a la
Virgen María en el rito de ordenació n)
La tercera Misa es por los fieles difuntos, porque el Rito Tradicional, a diferencia
del Rito nuevo, nos enseñ a a querer a nuestros difuntos.
Luego, el obispo cierra la ordenació n pidiendo a los nuevos sacerdotes que recen
por él.

Rito tradicional Rito nuevo


El obispo se sienta y dirige unas No hay texto correspondiente
últimas palabras a los ordenados,
diciendo:
Mis queridos hijos, meditad bien el
cargo que habéis tomado y la carga
que se os ha impuesto. Esforzaos por
llevar una vida santa y devota, y por
complacer a Dios todopoderoso, para
que podáis obtener su gracia. Que Él,
en su bondad, se digne a concedértela.
Ahora que has sido ordenado
sacerdote, te pido que, después de
haber ofrecido tu primera Misa,
celebres otras tres Misas, a saber, una
en honor del Espíritu Santo, una
segunda en honor de la
bienaventurada María, siempre
Virgen, y una tercera por los fieles
difuntos. Os pido también que recéis a
Dios todopoderoso por mí.

CONCLUSIONES

El nuevo rito de ordenación del Papa Pablo VI, introducido en junio de 1968,
redefinió la vocación sacerdotal. Redefinir no es una conclusió n demasiado fuerte.
El texto muestra claramente que el Rito nuevo eliminó por completo la clara
definició n del sacerdote del Rito Tradicional y la sustituyó por un lenguaje
contradictorio o ambiguo.
El poder de actuar in persona Christi para consagrar el pan y el vino y perdonar
los pecados es demasiado importante para dejarlo a la imaginación como en el Rito
nuevo.

La ambigüedad del Rito nuevo es disfuncional. La ambigüedad genera riesgos y


provoca dudas. La vida es lo suficientemente dura, y ya nos enfrentamos a
suficientes riesgos y dudas.
En 1896, el Papa León XIII citó la ambigüedad del rito anglicano de ordenació n
como su principal razó n para declarar las ordenaciones anglicanas absolutamente
nulas y sin efecto.
No soy competente teoló gicamente para juzgar si la ambigü edad del Rito nuevo
alcanza el mismo umbral que provocó la decisió n del Papa Leó n XIII con los
anglicanos. Sin embargo, puedo decir que agravar el riesgo y la duda con un lenguaje
ambiguo es cruel.

En el Rito Tradicional, el sacerdote recién ordenado ha escuchado claramente y


en repetidas ocasiones que ha sido consagrado y que tiene el poder dado por Dios
de consagrar y perdonar.
El Rito Tradicional es específico en los detalles: “cambia el pan y el vino en el
cuerpo y la sangre de tu Hijo por una santa consagración… todo lo que consagre puede
ser consagrado. . . A quienes les perdones los pecados, les serán perdonados.” Casi un
niñ o puede entender esas frases.
Un sacerdote recién ordenado no puede tener ninguna duda sobre la intención
de la Iglesia respecto a su ordenació n y esa intenció n está primeramente expresada
por el rito.

El recién ordenado del Rito nuevo no tiene el consuelo de un lenguaje tan claro
como en el Rito Tradicional. En el Rito nuevo, el recién ordenado puede preguntarse
legítimamente si realmente tiene el poder de consagrar o el poder de perdonar
pecados.

El Rito Tradicional y el Rito nuevo presentan cada uno una visión diferente de
la relació n del sacerdote con el obispo, los laicos e incluso con Dios.
El Rito Tradicional presenta una relación familiar en la que el obispo anima a
los laicos y a los ordenandos a usar el juicio, y parte de ese juicio es hacer de la
voluntad de Dios la prioridad. El obispo trata al nuevo sacerdote como a un hijo
mayor al que se le confía el cuidado de la familia extensa.
El Rito Tradicional enseñ a que la obediencia al obispo es claramente
secundaria a la conformidad con la voluntad de Dios.
El Rito Tradicional utiliza palabras como “ayudante” en lugar de “trabajador.” El
obispo demuestra afecto paternal al pedir un favor a sus nuevos sacerdotes.

En comparació n, el Rito nuevo mantiene una relació n má s “corporativa.”


El Rito nuevo desestima a los laicos, no dá ndoles la oportunidad de hablar sobre
los méritos de los candidatos. El Rito nuevo hace claramente de la lealtad a la
“organización” un prerrequisito para la ordenació n con el examen al estilo
anglicano y la promesa de obediencia antes del sacramento.
El Rito nuevo se refiere al sacerdote como un “trabajador” (casi un “empleado”) y
nunca menciona el objetivo principal del sacerdote de llegar al cielo.

El contraste es claro. El Rito nuevo enfatiza en la necesidad de trabajadores


eficientes que puedan ayudar a construir la “familia de las naciones” y moldearla en
el “pueblo santo de Dios”: la Iglesia. Este enfoque organizativo se presta al arribismo.

El Rito Tradicional subraya la necesidad de ser sacerdotes santos, cuya


ambició n es vivir en la paz del Señ or y alcanzar el cielo.
El sacerdote tradicional es menos probable que sea un “empresario” y es má s
probable que actú e como el padre de una familia numerosa y humilde. †

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