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CUADERNOS 223

Luz y sombras
(A propósito de Simone Weil)

José I. González Faus


José Ignacio González Faus. Jesuita. Miembro del Área Teológica de Cristianisme
i Justícia. Entre sus obras, cabe destacar La humanidad nueva. Ensayo de
cristología (1974), Acceso a Jesús (1979) o Proyecto de hermano. Visión creyente
del hombre (1989). Sus últimos libros son El rostro humano de Dios (2008), Otro
mundo es posible... desde Jesús (2009) y Herejías del catolicismo actual (2013).
Está a punto de aparecer Convivir. Imperativo del presente. Cristianisme i Justícia
reeditó en 2018 su obra Vicarios de Cristo: los pobres. Es autor también de
numerosos cuadernos publicados en esta colección.

Edita Cristianisme i Justícia. Roger de Llúria, 13, 08010 Barcelona


Tel. 93 317 23 38, e-mail: info@fespinal.com, www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. Depósito Legal: B 9650-2021
ISBN: 978-84-9730-485-6, ISSN: 0214-6509, ISSN (virtual): 2014-6574
Impreso en papel y cartulina ecológicos. Junio 2021
Dibujo de la portada: Roger Torres. Edición: Santi Torres Rocaginé
Corrección del texto: Cristina Illamola. Maquetación: Pilar Rubio Tugas

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LUZ Y SOMBRAS
(A propósito de Simone Weil)

José I. González Faus

Introducción: Días weilianos en Barcelona  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  3


I. Sabiduría. La teología política de Simone Weil  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  5
II. «Dolor y gloria». Simone Weil vista por su sobrina  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Apéndice I. Algunos textos complementarios de Simone Weil  . . . . . . . . . . . . . 25
Apéndice II. La leyenda de fray Primitivo y el pozo  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Notas  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  31
Preguntas para la reflexión  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
INTRODUCCIÓN: DÍAS WEILIANOS EN BARCELONA

Organizar un congreso internacional es una labor delicada. El año 2019, desde la


Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano del Institut Químic de Sarrià, me ofrecí
a acoger el congreso anual de la American Weil Society en Barcelona. Mantenía
contacto con esta asociación desde hacía un par de años.
Una treintena de estudiosos de todo el mundo pidieron participar en nuestro
congreso; incluso acogimos a algún especialista australiano. Sin embargo, la ma-
yoría eran estadounidenses y europeos, especialmente de Francia: los miembros
de la Association per l’Étude de la Pensée de Simone Weil, la matriz de todos los
académicos weilianos del mundo. Pero también acudieron alemanes, ingleses, ir-
landeses, italianos y suecos. Y un importante grupo de Barcelona, especialmente
el grupo de la UB que se dedica al estudio de Simone Weil. Esos días fueron, al
menos para mí, la ocasión para comprobar que en Occidente hay, aunque solo
sea de forma encubierta, una corriente de amor hacia esta filósofa.
Era necesario buscar un buen Keynote Speaker, el conferenciante invitado
por la organización. En general, lo más prudente es invitar a alguien externo a
los círculos weilianos. Si uno señala a alguno de los weilianos habituales, pueden
despertarse envidias y reproches. Como en cualquier otro círculo de especialis-
tas, la competición yo sé más que tú es tan inevitable como la gravedad.
En este caso, la elección estaba clarísima: J. I. González Faus. Él introdujo,
junto con el añorado Francisco Fernández Buey, la figura de Simone Weil en
Cataluña. González Faus tuvo el mérito de convencer al editor de Trotta para
traducir a Simone Weil; Fernandez Buey enseñaba la filósofa francesa a todos
sus estudiantes. Además, yo tenía mala conciencia respecto de González Faus.
En mi libro Filosofía para una vida peor, en el capítulo dedicado a Simone Weil
precisamente, ironizaba sobre cómo todo el mundo, incluidos los católicos, que-
remos apropiarnos de la figura de Simone Weil, refiriéndome a cierto artículo de
La Vanguardia que González Faus publicó en 1990.
Por lo tanto, el lector del presente cuaderno escuchará la voz de González
Faus inaugurando el congreso de 2019 de la American Weil Society (Interna-
tional Edition), que giró en torno a los conceptos de «Rootedness, Identity and
Nation».* González Faus empieza disculpándose triplemente, por no ser espe-

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cialista en Simone Weil, por que su charla no giraría en torno a la política, como,
más o menos, marcaba el lema del congreso, y por no sentirse capaz de aportar
nuevas revelaciones o datos sobre la filósofa. Una simple captatio benevolentiae
que sin duda contribuyó a situar a los asistentes –y a desactivar el demonio de la
rivalidad–; aunque pronto sentirá el lector la habitual voz polifacética de González
Faus, vigorosa y radical, que a mí siempre me recuerda a Samuel L. Jackson en
el personaje de Jules Winnfield en la primera escena de Pulp Fiction (no me pre-
gunten por qué). Su contribución fue muy bien recibida y yo le estoy totalmente
agradecido.
Esta charla inicial viene complementada con las reflexiones de González
Faus a propósito de la publicación del diario de Sylvie Weil, sobrina de la filóso-
fa, que en esos mismos días había aparecido en español, y que contiene unos
cuantos recuerdos –no muy entusiastas– sobre su tía (a quien no conoció perso-
nalmente). Ha resultado una oportunidad para hacer converger la dualidad posi-
tivo-negativa que caracteriza a todos los seres humanos, incluso a los mejores,
incluso a los que tienen fama de santidad como Weil.
El atractivo de una autora como Simone Weil radica en el hecho de permi-
tirnos escapar de la tiranía de la actualidad. Sus palabras no son especialmente
expresivas hoy: son especialmente expresivas siempre. Con Simone Weil uno
tiene la sensación de entrar en contacto con algo sólido, con una presencia real
en plena época de charlatanería y desfactualización. El mismo González Faus
señala la sorpresa, que muchos compartimos, que uno experimenta cuando lee a
Simone Weil: «¿será verdad que ha existido una mujer así?».
Parafraseándola, diría que leer a Simone Weil, és sencillamente entrar en el
país puro, el país respirable, el país real.

Oriol Quintana**

* El lector interesado en las publicaciones derivadas de ese congreso solo debe contactarme.
(oriol.quintana@iqs.url.edu)
** Doctor en Humanidades, profesor de Ética en el Institut Químic de Sarrià (Universitat Ramon Llull) y
miembro de la Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano de IQS.

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I. SABIDURÍA. LA TEOLOGÍA POLÍTICA DE SIMONE
WEIL

Puedo (debo) comenzar parodiando el título de una película famosa:


«¿Qué hace un chico como tú en un sitio como este?». No tengo res-
puesta porque esa misma pregunta me estoy haciendo yo hace ya
varios meses. Preguntad pues a Oriol Quintana.

Dicho más claramente: no soy, ni de dos últimas estancias en París, a veces


lejos, un especialista en Simone Weil me acercaba a un supuesto domicilio
(en adelante SW). El único mérito que de Simone cercano al Centre Sèvres.
puedo atribuirme es el de haber con- Y me quedaba ante el portal, como un
tribuido a darla a conocer en España. adolescente enamorado, pensando que
Primero, hacia 1990, con un artículo de allí habría salido Simone infinidad
que parodiaba una frase de la pelícu- de veces, y preguntándome qué pensa-
la de R. Attenborough sobre Gandhi ría o qué vivencias la iban moviendo
(«¿Será verdad que ha existido una cuando salía, o regresaba, por aquella
mujer así?»). Y, luego, recomendando puerta.
a la editorial Trotta (que por aquel en- En resumen: no voy a deciros nada
tonces estaba naciendo) que tradujera que no sepáis. Tan solo voy a ilumi-
la obra completa de SW. Aunque el nar con los colores de una luz particu-
verdadero mérito fue del director que lar (que es la de mis pobres ojos) al-
me escuchó. Eso es todo. gunas de las cosas que ya sabéis. Por
Sin ser ni de lejos especialista, sí otro lado, el interés que mueve al gru-
que durante tiempo fui un «devoto» po aquí reunido es un interés político,
de SW. Tanto que, a pesar de que no mientras que el interés que antaño guio
soy nada amigo de peregrinaciones a mis búsquedas y lecturas de SW era
lugares sagrados, confieso que, en mis un interés creyente. Esto, sin embargo,
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me parece una dificultad menor porque Haré primero una instantánea per-
creo que, por un lado, la fe cristiana sonal sobre la figura de SW y luego
es intrínsecamente comunitaria –y, en trataré de exponer en tres capítulos
este sentido, política– y, por otro lado, algo de su teología política. Subrayo
la experiencia y la fe cristianas acaba- que lo que vale más de esos capítulos
ron convirtiéndose en el gran conden- son los textos de Simone. Mucho más
sador y el gran motor de toda la doctri- que mi comentario sobre ellos. Cerraré
na política de SW. Hasta tal punto que, la exposición con una instantánea que
en ella, más que de «teología política», recoge, otra vez, un rasgo de la figura
cabría hablar de mística política. de nuestra autora.

1.  CAPACIDAD DE AUTOCRÍTICA

Una de las cosas que más admiro en mecánicamente como una clase privi-
SW es su capacidad para criticar aque- legiada que lleva en sí la promesa infa-
llo que más amaba, para precisamente lible de la transformación del mundo.
mejorarlo y perfeccionarlo. En la hora, Al pensar así, Marx se contradice y
y la ola, de fundamentalismos en que buscará salir de esa contradicción dis-
hemos entrado hoy, este es un mensaje tinguiendo entre un Lumpenproletariat
primordial. Veamos tres ejemplos. despreciable y un proletariado auténti-
co, dando lugar de este modo a la dis-
tinción posterior de Lenin entre clase
1.1.  La crítica a Marx «en sí» y clase «para sí», que acaba
convirtiendo la dictadura –¡provisio-
El primero es su crítica a Marx, a pesar nal!– del proletariado en una dictadura
de que socialmente hablando era tan permanente del partido.
radical como él, sobre todo después de
su durísima experiencia en la Renault.
Simone sabe que las actuales relacio- 1.2.  Lo que dice de Francia
nes de producción casi solo sirven para
idiotizar a unos por el trabajo y a otros Veamos también lo que afirma sobre
por el consumo, destrozando además Francia. En vez de presumir de aquello
al planeta y rompiendo así lo que ella que puede ser motivo de orgullo para
llamaba «pacto original del espíritu todo francés: los principios de libertad,
con el universo». Mantiene una cierta igualdad y fraternidad, SW critica la
idealización de los trabajadores (que infidelidad con que su país se ha com-
saben todo eso, aunque «la opresión portado respecto a ellos:
les impide descubrir que lo saben»).
Sin embargo, no cae en el error Nosotros, franceses, en otro tiempo
idealista de Marx de considerarlos lanzamos al mundo los principios de

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1789, Pero nos equivocamos al sentir- Pero, tras esa adhesión «total» vie-
nos orgullosos: porque ni entonces ni a ne la sorpresa: «me mantengo fuera de
lo largo de este tiempo hemos sabido la Iglesia por el uso del anathema sit,
pensarlos o ponerlos en práctica. Su re- creo que no debo bautizarme». Ade-
cuerdo debería más bien aconsejarnos más, en su primera carta a J. M. Pe-
humildad. (47)1 rrin, añade que, si Dios lo quiere, ya
se encargará Él de hacérselo ver y que,
Pues bien, precisamente esa auto- en esta hora del mundo, tal vez «quiera
crítica, por molesta que resulte, es el Dios que existan hombres y mujeres
único modo de que aquellos princi- que, entregados a él y a Cristo, perma-
pios recuperen su fecundidad y sean nezcan fuera de la Iglesia». Por eso, y a
capaces de generar vida plenamente pesar de esa negativa, continúa:
humana y cristiana, superando así el
descrédito en que han caído por su Aun estando fuera de la Iglesia, o más
falsificación en una libertad contra la exactamente en el umbral, no puedo
igualdad y contra la fraternidad. dejar de tener sentimientos de que, en
realidad, estoy de todas maneras den-
tro. (155)
1.3.  Su catolicismo
SW había tenido experiencias muy
El otro ejemplo afecta a su catolicismo. positivas del cristianismo en su cola-
Son impresionantes las palabras de sus boración con los grupos del Témoigna-
cartas tanto al dominico J. M. Perrin ge chrétien («creo que es, con mucho,
como luego a Maurice Schumann: lo mejor que hay en Francia en estos
momentos», 155). Su influjo en Albert
Amo a Dios, a Cristo y a la fe católica Camus fue tan notable que lo llevó
tanto como puede amarlos un ser tan casi a las puertas de la fe, aunque lue-
miserablemente insuficiente como yo.2 go Camus se retrajo cuando tuvo lugar
la condena de los curas obreros por la
Me adhiero totalmente a los misterios curia romana. Su crítica, por tanto, no
de la fe cristiana […]; ciertamente per- es la del resentido «Cristo sí, Iglesia
tenezco a Cristo. (154) no», que cree ser él más cristiano que
toda la Iglesia. Es más bien la del que
Como profesional de la teología (como los penitentes antiguos) se que-
puedo añadir que es llamativa la pro- da en la puerta sabiendo que, a pesar
fundidad teológica de alguna de sus pá- de todo «estoy dentro». Y se queda en
ginas; por ejemplo, sobre la Trinidad o la puerta para buscar precisamente la
sobre el misterio de Dios como Amor, penitencia de la Iglesia que le devuelva
que son muy anteriores al Vaticano II. su plena fidelidad a Cristo.

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2.  JUSTICIA, VERDAD, GRATUIDAD. LA TRINIDAD POLÍTICA

Uno de los textos más fundamentales la Real Academia Española, parece


de SW desde mi punto de vista y que ser un reconocimiento muy significa-
más necesitan hoy ser gritados es el si- tivo de la imposibilidad de llegar a la
guiente: verdad para un mundo como el nues-
tro, que vive instalado en la injusticia.
Hay alianza natural entre la verdad y la De esta manera, se desenmascara la
desgracia porque una y otra son supli- rotundidad de tantas de nuestras afir-
cantes mudos, eternamente condenados maciones en el terreno sociopolítico:
a permanecer sin voz ante nosotros. (32) esa rotundidad no brota de la verdad
de lo que se dice, sino del egoísmo del
De modo que, que lo dice. Y si queremos volver a la
verdad no nos queda otro camino que
el espíritu de la justicia y el espíritu de identificarnos con los humillados.
la verdad son una misma cosa. (35) Todo esto puede parecer una exa-
geración de SW, pero resulta que su
Dos cosas merecen comentarse de sobrina Sylvie, hija de su hermano y
estas palabras: genio matemático André, recuerda que
su padre le había dicho infinidad de
a) En primer lugar, la equiparación veces: «Hijita mía, que eso te sirva de
entre injusticia y mentira, que revela lección. ¿Aún no has entendido que no
una concepción de la verdad mucho hay ninguna justicia en este mundo?».
más semita que griega –aunque esto no
sé si lo admitiría Simone. De esa equi- b) En segundo lugar, el que viva-
paración, se llega a que un mundo que mos tan inmersos en la mentira, se
vive en la injusticia y la indiferencia debe a que, para entrar en la verdad,
ante ella es un mundo que vive en la
mentira. Y aquí se produce un sorpren- hay que haber pasado antes por el pro-
dente paralelismo con la frase de Pablo pio anonadamiento…, habiendo vivido
a los romanos: «Los hombres secues- en un estado de total y extrema humi-
tran la verdad con la injusticia». llación. (34)
Por eso la verdad suplica impotente
ante nosotros: ¿cuándo serán reconoci- Es intuición fundamental de SW
dos la injusticia y el dolor que causa que todo aquello que es grandioso en
esa injusticia? ¿Cuándo comenzará un el campo de la bondad y la verdad no
noticiario diciendo: «¡Hoy ha ocurrido tiene ninguna fuerza ante nosotros; es
una desgracia espantosa!» y que esa como un «suplicante mudo». Pero re-
desgracia no sea un accidente aéreo sulta que, en nuestra experiencia hu-
o un ataque terrorista, sino «hoy han mana, esa es exactamente la misma
muerto de hambre 30.000 personas»? situación del amor: el amor no tiene
La aparición del término posver- más arma que a sí mismo; y toda fuer-
dad, aceptado en un tiempo récord por za impositiva exterior a él lo deforma.
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Simone, poco dada a hablar del amor, en la belleza no una llamada extraña
prefiere remitir ahora a la belleza. Pero, de la gratuidad y el Misterio, sino una
en ambos casos, nos encontramos con forma de presumir y enriquecerse (con
una referencia a la gratuidad. las subastas y demás). Por eso, cuando
Así, resulta que esta doble dimen- intento situarme ante esa extraña «tri-
sión trágica de nuestras vidas (in- nidad» que SW ve en nuestra historia,
justicia y mentira) tiene un reverso me resulta fácil encontrar en ella una
inesperado que nos impide perder la referencia a la Trinidad de la teología
esperanza y que podemos calificar de cristiana: Dios como Padre es la ver-
experiencia de la gratuidad. Como he dad inaccesible. Dios como Hijo es el
indicado, SW se refiere ahora a la be- Crucificado que recapitula en su Perso-
lleza (o «pureza» como prefiere decir na todas las injusticias de la historia. Y
otras veces): Dios como Espíritu Santo es esa llama-
da extraña que sigue soplando en no-
La verdad y la justicia, imposibilitadas sotros y nos invita a descubrir nuevos
de expresarse, no pueden esperar nin- horizontes posibles, a no perder nun-
gún otro socorro que no provenga de ca la esperanza y a comenzar siempre
ella [de su belleza]. (36) de nuevo. De este modo, es posible la
caracterización que me gusta hacer de
Pero es una belleza de la que nues- nuestra historia humana: en nuestra
tra autora afirma que historia la bondad es la siempre venci-
da y la siempre invencible.
promete siempre y no da jamás nada, Quedémonos, pues, para cerrar esta
suscita un hambre pero en ella no hay segunda parte con la conclusión de
alimento para la parte del alma que SW:
mira. (35)
Justicia, verdad y belleza son hermanas
Esta concepción es totalmente aje- y aliadas. Con estas tres palabras tan
na a la de nuestro mundo embustero hermosas no hace falta buscar otras.
y nuestra sociedad-mercado, que ven (36)

3.  EL DIOS INEVITABLE

Lo que en el apartado anterior estaba Digo que el significado es algo


formulado de manera más antropo- distinto porque lo humano no está
lógica tiene otra formulación que, to- aquí aludido como el varón individual
mando una expresión de R. Panikkar (anêr andrós, en griego), sino como la
(aunque con un significado algo distin- comunidad humana: podría haber ha-
to), voy a calificar ahora de «cosmo- blado mejor de «cosmoteópolis», en-
teándrica». tendiendo el último componente des-
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de la polis griega y no desde nuestra del bien, tan presente y tan ausente en
manchada política actual. De hecho, nuestras vidas, es la que lleva a SW a
es precisamente en su propuesta para afirmar lo siguiente:
una «Declaración de los deberes hu-
manos» (que debería completar la de- Lo que hace que el hombre no pueda
claración de los derechos, porque esta evitar el problema religioso es que la
se corrompe si no hay un deber que la oposición del bien y del mal es para él
sostenga), donde Simone escribe: un fardo intolerable. (81)

Hay una realidad situada fuera del Desde un Dios visto solo como
mundo, es decir, fuera del espacio y «Fundamento ontológico» o «Causa
del tiempo, fuera del universo mental primera», se puede prescindir del tema
del hombre, fuera de todo el dominio de Dios. Pero desde Dios como «Bien
que las facultades humanas puedan supremo» no podemos prescindir por-
alcanzar. A esa realidad responde, en que la cuestión del bien y del mal la
el centro del corazón del hombre, esa llevamos dentro y, a la vez, nos des-
exigencia de bien absoluto que siempre borda. Por eso SW definirá lo que ella
habita allí y que no encuentra jamás un llama «irreligión» no como negación
objeto en este mundo… (63) de Dios, sino como «negar la realidad
de la oposición entre el bien y el mal»
Fijémonos: el acceso a Dios no es (81); aún más, negarla al menos en la
aquí cosmológico, sino profundamente práctica y referida a uno mismo, cuan-
antropológico; no es científico, sino éti- do alguien considera que satisfacer un
co. A Dios no se llega como «La Causa» deseo propio es más importante que
(última), sino como «El Bien» (supre- evitar el mal.
mo): desde nuestra exigencia, y necesi- Como acabo de indicar, última-
dad, del bien absoluto. Para SW, la tras- mente se ha levantado contra algunas
cendencia de Dios está repetidamente corrientes cristianas la acusación de
marcada, a la vez que su inmanencia: «reduccionismo ético» de lo religioso,
desembocando así en unas espirituali-
El bien está fuera de este mundo. Pero dades descomprometidas. Creo que esa
aquí abajo tiene como símbolos visi- acusación queda desautorizaba en el
bles a todos los hombres, en el sentido planteamiento mismo de Simone, donde
en que todos los hombres son recepti- lo ético ya no se reduce al «deber» o al
vos de sus ondas. (134) imperativo kantiano, sino al Bien mis-
mo, que es una buena definición de Dios
Como ahora mismo señalaré, esa y que tiene además un vínculo insosla-
visión de Dios, más platónica que aris- yable en el corazón del hombre. Por eso
totélica (pero que también modifica a van a derivarse de esta visión de Dios
Platón), impide la distinción entre lo unas consecuencias muy serias.
ético y lo religioso tan frecuente en-
tre nosotros y que resulta claramente a) La primera es una vinculación
contraria al Dios de Jesús en los evan- indisoluble entre la religiosidad y la
gelios. Y esta inevitabilidad del tema manera de concebir al ser humano:
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Cualquiera que reconozca esa otra rea- dades de los otros seres humanos reci-
lidad, reconoce asimismo ese víncu- ben el mismo grado de atención. (68)
lo. A causa de él considera a todo ser
humano sin ninguna excepción como Permitidme evocar una anécdota re-
algo sagrado ante lo que está obligado ciente que puede clarificar lo que SW
a testimoniar respeto […]. (64) intenta exponer: no hace mucho, a raíz
de una de las afirmaciones de Francisco,
Cualquiera que tenga su atención y su el obispo de Roma, contra nuestro sis-
amor dirigidos de hecho hacia la rea- tema económico como un sistema «que
lidad extraña del mundo, reconoce al mata», se le acusó de «comunista» (con
mismo tiempo que está sujeto, en la una de esas palabras bomba que pare-
vida pública y privada, por la única y cen destruir toda posible defensa). Y la
perpetua obligación de remediar en la respuesta de Francisco fue más o menos
medida de sus responsabilidades y su esta: «No sé lo que dice el comunismo,
poder, todas las privaciones del alma y pero que diga lo que quiera, porque yo
del cuerpo capaces de destruir o muti- hablo desde el Dios cristiano».
lar la vida terrena de un ser humano, Y todavía puede derivarse de ahí
cualquiera que sea. (66) una última conclusión «terrenal», que
afecta a un problema que SW ya no co-
Casi parecen resonar ahí aquellas noció y es muy nuestro: el drama eco-
palabras de la carta de Santiago que lógico. La consecuencia que ella saca
proclaman que la auténtica religión, de lo antes dicho es:
limpia a los ojos de Dios, consiste en
atender a los necesitados en su tribu- Si el hombre debe imitar a Dios, el po-
lación y a mantenerse incontaminado der que el hombre ejerce hoy sobre la
de los criterios del mundo (cf. 1,27). Y materia no parece ser de la especie que
asimismo resuena la polémica de Jesús responde a su vocación (129).
con los sumos sacerdotes de su tiempo,
afirmando que el ser humano está por Así pues, lo de «imitar a Dios» po-
encima de todo lo sagrado (por encima dría sonar como la recomendación de
del sábado) y no al revés. Jesús de ser buenos del todo como el
Y esos criterios del mundo los en- Padre celestial (Mt 5,48), pero lo de
contramos formulados poco después nuestro falseado poder sobre la ma-
cuando, tras afirmar que «las necesida- teria evoca el actual drama ecológico
des del ser humano son sagradas», saca que no queremos afrontar y que acaba-
de ahí la siguiente conclusión: rá seguramente con nosotros.

Su satisfacción no puede estar subordi- b) Además, desde esta visión tan


nada ni a la razón de estado ni a ninguna evangélica de Dios como el Bien Ab-
consideración, ya sea de dinero, de raza, soluto, brota otra conclusión sobre el
de color, ni al valor moral u otro atribui- mismo Dios:
do a la persona considerada, ni a ningu-
na consideración cualquiera que sea… Dios no tiene ningún título para ser
El límite solo es legítimo si las necesi- amado. Es el mendigo absoluto. De-

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manda amor sin mostrar ningún título Lo inexpresable tiene, más que cual-
que le dé derecho y sin ofrecer nada a quier otra cosa, necesidad de ser expre-
cambio. Es exclusivamente demanda. sado. (133)
Absolutamente pobre. (129)
Curiosamente, aquello de lo que
Incapaz de esperar socorro como no se puede hablar es de lo que más
decía antes al hablar de la verdad y la necesitamos hablar; sobre todo por esa
justicia. Sin ningún título porque, en presencia suya en nosotros antes des-
realidad, el acto creador es un acto de crita.
«retirada» de Dios: El Tractatus de Wittgenstein es de
1921. ¿Lo conocía Simone, que es-
No un acto de potencia sino una abdi- cribe veinte años después, dado que
cación. (43) además el filósofo austríaco vivió va-
rios años en Inglaterra? No lo sé. Pero
Sin citarlas, SW parece recoger también hay que añadir que el mismo
aquí las teologías judías del Zimzum, Wittgenstein modificó más tarde su
vinculándolas enseguida con la kéno- aforismo (que estaba originariamente
sis (o anonadamiento) de Jesús en su dirigido a la filosofía analítica del len-
encarnación. guaje), aceptando que existen lo que él
llama «diversos juegos de lenguaje» y
c) Y otro detalle importante: es que nuestro lenguaje no es solo des-
muy conocida la frase de L. Wittgens- criptivo.
tein en su Tractatus: «De lo que no Pero, sea cual sea su relación con el
se puede hablar es mejor no hablar». filósofo austríaco-inglés, lo que sí pa-
Esa especie de dogma de nuestros días rece claro es que, en algún sentido, esa
contrasta a primera vista con uno de ha sido la misma constatación de todos
los apuntes anotados por SW en sus los grandes místicos: aquello de lo que
días en Londres, hablando precisamen- no se puede hablar nos afecta mucho
te del ser humano: y, por eso, hay que intentar expresarlo.

4.  APLICACIONES A PROBLEMAS QUE SIGUEN SIENDO


NUESTROS

Cuando hablo de «problemas que si- 4.1.  Derecho de propiedad


guen siendo nuestros» me refiero a que
lo son porque son problemas humanos La propiedad privada no es jamás la
inevitables. Pero esos problemas eter- posesión de una suma de dinero, sino la
nos, tan inevitables, son los que suelen apropiación de objetos concretos como
agudizarse en horas de crisis como la casa, campo, muebles, utensilios que el
hora actual. Elijo algunos de ellos: alma mira como prolongación de ella

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misma y del cuerpo… La existencia de Ellacuría que Simone suscribiría co-
una clase social definida por la carencia rriendo: de esa «otra servidumbre»
de propiedad privada y colectiva es tan solo puede liberarnos una civilización
vergonzosa como la esclavitud. (69) de la sobriedad compartida.

¡Esclavitud! Pero de esa esclavitud,


nosotros nos avergonzamos tan poco 4.2. Nacionalismos
como se avergonzaban de sus escla-
vos los clásicos griegos y romanos que El patriotismo moderno es un senti-
tan demócratas y republicanos se sen- miento heredado de la Roma pagana y
tían. La ética actual de la propiedad es que ha llegado hasta nosotros, a través
la más inmoral de todas las doctrinas de tantos siglos cristianos, sin haber
éticas de la modernidad. Y, para evi- sido bautizado. Por esta misma razón,
tar esa esclavitud moderna, urge recu- no está de acuerdo con el espíritu de los
perar la enseñanza cristiana a la que principios de 1789, no podemos poner-
SW apunta: cuando un individuo tiene los juntos sin faltar a la verdad. (47)
cubiertas suficientemente sus necesi-
dades (casa, tierra, muebles, utensilios Alemania vive de una idolatría. Rusia
y, hoy en día, una suficiente liquidez vive de otra idolatría; quizá, asimismo,
para adquirir esos objetos), todo lo de- bajo esa idolatría, algunos restos de un
más que posee deja de ser suyo. Ahora pasado renegado se estremecen toda-
bien, esto nuestro mundo no lo acepta: vía… Nuestra época es un periodo de
lo rechaza sin argumentos, solo con idolatría y de fe, no de simple creen-
el sambenito del comunismo, porque cia… (86-87)
seguimos creyendo que es el dinero lo
que nos libera. Por eso SW continúa: El patriotismo es un sentimiento
pagano. Esa primera frase la rechaza-
Si solo nos libera el dinero y las fá- mos también hoy. Sin embargo, me
bricas de América, recaeremos de un parece una gran verdad, como he co-
modo u otro en otra servidumbre equi- mentado en otros lugares, con textos
valente a la que sufrimos. (87) de antiguos poetas latinos. De igual
manera, el amor familiar puede tender
Para reforzar lo anterior, su amiga y a la idolatría cuando no es un amor que
biógrafa S. Pétrement cita una carta de se abre hacia fuera, sino que se cierra
SW a G. Bernanos en la que le dice que, hacia dentro en una especie de egoís-
aunque ella no es católica, «nada de lo mo tribal, tan contrario a la visión de la
cristiano me es ajeno». Y que incluso a familia que aparece en los evangelios.
veces piensa en que se convertiría «solo Reconozco que todo eso puede ser
con que a la puerta de cada iglesia hu- hoy comprensible como reacción a una
biera un cartel diciendo que se prohíbe la falsa globalización que nos desenraíza
entrada a todo aquel que tenga un sueldo y nos da sensación de identidad per-
superior a determinada cantidad». dida; pero, a pesar de todo, la tesis de
Sirva esta reflexión rápida para SW sigue siendo válida. Y creo que
evocar la conocida tesis de Ignacio hay algo que distingue esa idolatría de
13
un comprensible cariño hacia la propia Dura es aquí nuestra amiga. Y eso
tierra y las propias raíces. Ese algo es que SW creía que el castigo punitivo
lo que SW califica como «pasión co- puede tener un valor importante como
lectiva» en otro texto impresionante: ayuda en la reconstrucción del delin-
cuente, algo discutible en mi opinión
La pasión colectiva es un impulso al o que necesita algún matiz; esto es: a
crimen y a la mentira infinitamente menos que el castigado tenga un buen
más poderoso que cualquier pasión in- acompañante que le ayude a digerir su
dividual. Los malos impulsos, en este situación. Pero me parece innegable
caso, lejos de neutralizarse se elevan que, en la sociedad actual, el hambre de
mutuamente a la milésima potencia. La justicia se está convirtiendo en sed de
presión es casi irresistible si no se es venganza: las víctimas, en lugar de ser
un auténtico santo… Si una sola pasión denunciantes, pasan a ser juez y parte;
colectiva se apodera de todo un país, el de modo que la presunción de inocen-
país entero es unánime en el crimen… cia y el derecho de los verdugos a una
Cuando hay pasión colectiva en un defensa van desapareciendo. Y parece
país, es probable que una voluntad par- que el placer de ver sufrir al enemigo es
ticular cualquiera esté más cerca de la la verdadera manera de hacer justicia…
justicia y de la razón que la voluntad
general, o más bien, que lo que consti-
tuye su caricatura. (103-4) 4.4. Publicidad

La pasión colectiva ciega sustitu- La necesidad de verdad […] implica la


ye la razón por el apoyo de los otros, prohibición absoluta de toda propagan-
sobre todo porque muchas de estas pa- da sin excepción. (69)
siones colectivas nacen como reacción
ante otra pasión colectiva. Pero quisie- En la época en que vivimos, la propa-
ra añadir que esta consideración des- ganda es un factor esencial de éxito. Ha
borda la cuestión de los nacionalismos sido la clave del éxito de Hitler. (149)
y podría aplicarse también a otra de las
causas de nuestros enfrentamientos, Hitler ha sido el único que, hasta aho-
que tiene que ver con el perdón y el ra, ha golpeado la imaginación de las
castigo. masas. (150)

Pocas formas de pensar muestran


4.3.  Justicia y venganza más a SW como «antisistema». Todo
nuestro sistema está montado sobre la
Hay una cosa, y solo una cosa en la so- publicidad. De ella viven los medios de
ciedad moderna, más horrible aún que el comunicación y se supone que gracias
crimen, y es la justicia represiva… Cada a ella también sobreviven o triunfan las
vez que un hombre hoy en día habla de empresas. El antiguo refrán «Donde no
castigo, de pena de retribución, de justi- hay publicidad resplandece la verdad»
cia en sentido punitivo se trata tan solo ha desaparecido de nuestra memoria.
de la venganza más rastrera. (38) También un viejo proverbio alemán de-
14
cía: «Cuando el comerciante alaba un Un partido político es una máquina de
vino, seguro que será un buen vinagre»3. fabricar pasión colectiva. Es una orga-
Y, sin embargo, la publicidad es nización construida de tal modo que
mentira en la mayoría de los casos: su ejerce una presión colectiva sobre el
objetivo no puede ser simplemente in- pensamiento de cada uno de los seres
formar (como pretenden sus defenso- humanos que son sus miembros. La
res), sino que ha de ser necesariamen- primera finalidad […] de todo partido
te vender porque, de lo contrario, no político es su propio crecimiento, y eso
compensaría el gasto que supone. Y, sin límites. Debido a este triple carác-
para vender, es necesario engatusar al ter, todo partido político es totalitario
cliente: hacerle creer que necesita algo en germen y en aspiración. (105)5
que no necesita, o que el producto anun-
ciado «es el mejor», o es «lo que más te Es una crítica verdadera pero, a la
importa» y que sus precios «están muy vez, unilateral. Verdadera porque vivi-
bien» (aunque luego nunca se diga cuá- mos una hora de pasiones colectivas,
les son esos precios, salvo con un impre- no solo aquí en Cataluña y en España,
ciso «a partir de…»), o que le propor- sino en Venezuela, Inglaterra, Israel…
cionará unas ventajas totalmente ajenas Y ya vimos antes (en el apartado 4.2)
al producto anunciado, ya sean sexuales lo que puede suponer una pasión colec-
o de admiración y reconocimiento. Y tiva. Pero también unilateral porque,
no digamos nada del eufemismo ese de dado que una democracia total y exclu-
«asesores de imagen» que hoy puebla y sivamente participativa es imposible y
repuebla todo el campo de la política. puede ser paralizante, necesitamos los
La famosa posverdad es hija de la publi- partidos como cauces de representa-
cidad. Y algún programa de radio como ción. Y la experiencia ha mostrado que
el Carrusel deportivo4 debería titularse siempre que se suprimen los partidos,
más bien Carrusel publicitario... en realidad se suprimen todos menos
Lógicamente, tendrían que entrar uno (que es el que gobierna).
aquí esos compendios de embustes Habría que decir, más bien, que los
que son nuestras campañas electorales partidos políticos son un mal necesa-
(¿cuántos votos ganó VOX a base de rio. Y procurar que los partidos se sin-
mandar mensajes de WhatsApp calum- tieran todos así y no como una especie
niosos distribuidos colectivamente?). de iglesias santas donde la llamada
Y, con eso, la dura crítica de SW a los «disciplina de partido» es aún mayor
partidos políticos: que en cualquier iglesia.

15
5.  LA EXPERIENCIA INTERIOR

La desgracia extendida por la superfi- de SW y de su obsesión intelectual por


cie del globo terrestre me obsesiona y encontrar una explicación que unifique
me abruma hasta el punto de anular to- «la desgracia de los hombres y la per-
das mis facultades, y no puedo recupe- fección de Dios». El libro de Job que
rarlas y librarme de esa obsesión a no para SW era una maravilla tampoco
ser que tome parte en el peligro y en el consiguió esa síntesis. Y el gran peli-
sufrimiento. Se trata, por tanto, de una gro de la humanidad está o en quedarse
condición para tener la oportunidad de con la desgracia humana y negar por
trabajar. (155) eso la perfección de Dios, o en quedar-
se con la perfección de Dios olvidando
Experimento un desgarro que se agrava la desgracia humana. Pero, incluso re-
sin cesar, a la vez en la inteligencia y en nunciando, de entrada, tanto a la res-
el centro del corazón por la incapacidad puesta «plena» ante la desgracia como
en que me encuentro de pensar al mis- a una inmersión «plena» en las formas
mo tiempo, dentro de la verdad, la des- extremas de la desgracia, sigue habien-
gracia de los hombres, la perfección de do un mensaje muy fundamental en las
Dios y el vínculo entre ambos. Tengo la palabras de SW y es que «sin tomar
certeza interior de que esta verdad, si en parte en el peligro y en el sufrimiento»
algún momento se me concede, lo será es imposible toda teología (y quizás
sólo en el momento en que yo misma también toda política auténtica).
me encuentre físicamente en la desgra- Sin experiencia directa de la in-
cia, y en una de las formas extremas de justicia nunca se hará una buena teo-
la desgracia presente. (155-56) logía política. Sin esa «aflicción» de
las bienaventuranzas de Mateo (que
La seriedad de esas palabras asusta. es distinta del «llanto» de las de Lu-
Como antaño nos asustaba a veces la cas), resulta imposible esa limpieza de
santidad de los santos cuando nos propo- corazón que es la que nos hace «ver
nían imitarlos. SW me ha evocado a ve- a Dios», según otra bienaventuranza
ces un verso sutil de Antonio Machado: mateana. La teología ya ha ido apren-
diendo que del dolor (como del amor)
Señor san Jerónimo es imposible hablar bien teóricamente.
deje Usted la piedra Por eso hace tiempo que venimos es-
con que se golpea. cuchando la propuesta de una «teolo-
Me pegó con ella. gía narrativa».
Pero la misma narración no puede
Quizá Simone no tuvo tiempo de sustituir a la experiencia directa: solo
llegar a comprender esto. puede expresarla torpemente. Léon
Puede ser, por tanto, que convenga Bloy escribió que el ser humano «tie-
leer esas palabras prescindiendo de dos ne lugares en su pobre corazón que no
cosas: de la radicalidad de la propuesta existen hasta que el dolor entra en él
16
para que existan». Y, sin un corazón es que ese pequeño volumen ha sido
así activado, nunca será posible hablar calificado por los exegetas modernos
bien de Dios (y tampoco de la comuni- como «el primer tratado de teología
dad humana total). política». A esa teología política quise
La lección última de SW no puede aludir yo con el título de este escrito. Y
ser más que un consejo directo, y una esto sugiere un comentario importante
invitación apremiante, a dejarse inva- sobre uno de los eslóganes de nuestros
dir y maltratar algo por la injusticia, la días: la posverdad. Aunque tampoco
desgracia y la mentira que envuelven demasiado nuevo, pues parece repro-
nuestra existencia (social, pero también ducir la pregunta interesada de Pilato:
individual). Esto solo no será suficien- ¿Qué es la verdad?
te, por supuesto. Pero, sin ello, todo lo He conocido en mi vida dos per-
demás será prácticamente inútil. sonas que con frecuencia aseguraban
Y esto tiene una palabra muy bí- tener una gran pasión por la verdad.
blica que le da nombre y que nosotros Una fue mi profesor de metafísica;
hemos desfigurado: sabiduría. La ver- otra, Simone Weil. Pero con una di-
dadera sabiduría no es la acumulación ferencia: para mi antiguo profesor, la
de conocimientos, no es erudición, no verdad era lo que él pensaba y creía.
es capacidad de cálculo matemático ni Ello le volvía absolutista e intolerante
exceso de información muchas veces con quienes pensaban distinto, pese a
intrascendente. La sabiduría es simple- que en lo personal era una persona no-
mente experiencia de la vida, pero una ble y cordial. Para Simone, en cambio,
experiencia que ha sido digerida (val- la verdad es algo que nunca poseemos,
ga la expresión) por el más plenamen- que siempre andamos buscando y a
te humano de todos los estómagos (el cuya búsqueda debemos entregarnos
corazón limpio). Y que, por eso, ha in- totalmente. Y eso es lo que la vuelve
teriorizado y hecho carne propia todas «veraz»: profundamente honesta y ra-
las lecciones que van destilando las mil dicalmente libre hacia esa búsqueda de
historias que componen nuestro vivir. la verdad, y lo que acabará convirtién-
Muchas personas saben que hay dola en seguidora de Aquel que definió
un libro bíblico que se titula Libro de su reinado como «dar testimonio de la
la sabiduría. Lo que quizá no sepan verdad» (Jn 18,37).

CONCLUSIÓN

Ante gente que murió tan joven (como y muerto mártir tres años después) la
ocurre también con Etty Hillesum, la pregunta que surge es qué habría sido
otra gran profeta del siglo pasado, y de su pensamiento o qué habría dado
como sucede también con D. Bonhoe- de sí, de haber vivido una vida de du-
ffer, nacido el mismo año que Simone ración normal.
17
Esto me permite superar, por ejem- SW), se quedará solo en la puerta sin
plo, la decepción que produce de entra- llegar a hacerse carne nuestra, si olvi-
da uno de sus últimos textos (La perso- damos que no reside simplemente en
na y lo sagrado) por su mala noción de la actitud respetuosa que demanda de
persona que ella reduce al individuo, nosotros, sino en las posibilidades la-
desconociendo todo el personalismo tentes y presentes en todo ser humano.
de su compatriota Mounier. Podríamos Eso es lo que refleja esta última cita
decir entonces que si «en cada hom- con la que concluyo:
bre hay algo de sagrado» (como ella
afirma) eso no es su «individualidad», Todo hombre está hecho, ante todo
sino su «personeidad» (tomando pres- (aun cuando ese hombre pueda morir
tado ese neologismo de X. Zubiri), y sin haberlo sabido jamás), para algo in-
recuperando así la dimensión social en finitamente más alto que cualquier ideal
la definición misma del ser humano. que pueda serle propuesto en la vida
Eso responde a lo que tanto deseó Si- pública (ese algo no es el confort)…
mone, que llevó a cabo E. Mounier y (133)
que tanta falta hace hoy.
Pero esa sacralidad de la persona Un texto que es, otra vez, una gran
(en el sentido moderno, y no en el de verdad y una gran tarea.

18
II. «DOLOR Y GLORIA». SIMONE WEIL VISTA POR
SU SOBRINA

Me permito plagiar el título de la última película de Pedro Almodóvar,


para introducir el tema de esta segunda parte que contrasta con la
anterior y que va a presentar el libro6 de una sobrina de Simone, hija
de su hermano André Weil, auténtico genio matemático, galardonado
con el Premio Kioto.

Evocando títulos cinematográficos, ese algo parecido podría suceder al admi-


libro de Sylvie Weil también podría rador de S. Weil tras la lectura del libro
haberse titulado: El Desencanto. Como de su sobrina.
aquella vieja película de J. Chávarri Aquella niña Sylvie, de cuyo naci-
sobre el gran poeta que fue Leopoldo miento en 1943 tuvo noticia Simone es-
Panero, y cuyos protagonistas eran la tando ya en Londres, y de la que habla
mujer e hijos del poeta. en las cartas a sus padres (abuelos de
Y en síntesis: si comenzamos nues- Sylvie) con una ilusión, una ternura y
tra parte anterior evocando una pelí- unos buenos deseos fruto de una mater-
cula que derrochaba admiración, esta nidad reprimida; aquella niña culpa aho-
parte comienza evocando otras que son ra a su tía de casi todas las desgracias
el reverso de la medalla. Aún recuer- que le han ocurrido y «del duelo amargo
do la cara de asombro y tristeza que vi y violento que entristeció toda mi infan-
en otro gran poeta y amigo (José M.ª cia» (p. 148). Un día oye en Nueva York
Valverde), al salir de la película sobre una conferencia sobre su tía que conclu-
Panero. Y la recuerdo porque creo que ye: «I love you»; y la sobrina apunta:
19
Yo, querida tía, hace muchos días que ber que es la sobrina de SW, cuando
no te amo… Reflexiona un poco sobre constata que todos esos afectos y ese
la herencia que me has dejado: […] una interés van dirigidos exclusivamente a
familia destruida […], las lágrimas de su tía y no a ella. Esto, dicho a una niña
tus padres que en parte me criaron y de de doce años que aspiraba a ser Gina
quienes nunca conocí otra cosa que los Lollobrigida (21), le generaba una
rostros desesperados […]. Casi nunca mezcla de «orgullo, y vergüenza por
lo he visto reír a gusto, reír de felicidad mi propia mediocridad» (23) porque la
[…]. Me has legado esos rostros con- niña no sabe ver aún que la culpa de
sumidos, esas lágrimas y esas últimas esa desazón está más en la gente que
cartas donde te hablan como se habla se le acerca que en esa tía «tan extra-
a una hija adorada […]. Era como si el vagante como admirable» (21). Sylvie
duelo de todo un mundo desaparecido7 declara haberse sentido como «una
se hubiese concentrado o reunido por reliquia» (una «tibia de la santa», dirá
completo en un duelo único, el duelo irónicamente) y se niega a ser solo una
por ti. Un mes antes de tu muerte es- reliquia. «Lo propio de mí es no ser.
cribías a tus padres que eran los únicos No ser Simone» (48).
que podían «volver a unirte». Tu muer- Para acabar de arreglarlo, el mismo
te desencoló a tu familia para siempre. general De Gaulle la saludará una vez
Hemos vivido desencolados. (99-101) diciéndole: «“Admiré mucho a su tía”.
Ni una palabra más, ni siquiera: “enho-
En mi modesta opinión, el libro no rabuena, señorita”». Y la sobrina sabía
es de primera calidad: es una colección perfectamente que «De Gaulle había
de pasajes inconexos, no sé si escritos dicho que mi tía estaba totalmente
en momentos muy distantes, donde se loca» (36).
mezclan recuerdos y sueños. Pero vale En resumen, espero que ahora se
la pena hablar de él, porque posibilita comprenda mejor la evocación que antes
una reflexión seria y mil aprendizajes hice de los versos de Antonio Machado:
sobre las contingencias y los azares
de la vida; sobre las peleas familia- Señor san Jerónimo
res (con aquello de «pasa hasta en las deje Usted la piedra
mejores familias»); y sobre la distan- con que se golpea.
cia que hay entre los hechos llamados Me pegó con ella.
«históricos», que flotan y se ven en la
superficie, y los «sucesos normales», Sin embargo, hay al menos dos
que discurren silenciosos en el hondón puntos en los que creo que la sobrina
de la vida cotidiana. tiene razón contra la tía. A ver si con-
seguimos precisarlos bien.

«¿Y a mí qué?»
¿Coherencia intransigente?
En las primeras páginas molesta a la
autora el entusiasmo y la admiración Hablando de la caridad y la justicia,
con que la gente se acerca a ella al sa- Sylvie acusa a su tía de haber creado
20
problemas innecesarios durante un posible problema que SW parece haber
viaje, por exigir que se le diera una tenido en este campo y al que ensegui-
habitación de acuerdo con sus exi- da aludiré. Todo esto no le da la razón,
gencias de austeridad y no la que le pero ayuda a comprender a la sobrina.
habían preparado: «¡Cuánto más cari- En cualquier caso, de no haber
tativo hubiera sido alojarse sin poner muerto tan joven y sintiéndose tan ple-
dificultades, en el cuarto que le tenían namente católica como ella afirmaba,
preparado!» (60). De haber vivido más habría tenido que afrontar la acepta-
años, quizá Simone habría podido leer ción por parte de la Iglesia del Primer
la leyenda de fray Primitivo y el pozo, Testamento, aunque, por supuesto,
que contaba José María Pemán, y que buscando cómo situar y encajar aque-
reproduciré en el segundo Apéndice. llos textos escandalosos. De lo contra-
La acusa también con razón de que rio, habría caído en el viejo marcionis-
«negó con una rara constancia toda mo, condenado por la Iglesia desde sus
continuidad entre judaísmo y cristia- inicios. Pero, por desgracia, no hubo
nismo» (130), pese a que en la caridad tiempo para eso.
judía (como en la cristiana) «el men- La sobrina añade también, en tono
digo representa a Dios; dando al men- crítico, que el verdadero proyecto de
digo le das a Dios» (132). En cambio, su tía estaba «en experimentar las pe-
Simone busca más bien emparentar «la nalidades de los pobres, no en propor-
indistinción de los evangelios entre el cionarles alimento o ropa» (133). Pero
amor al prójimo y la justicia», con «el esta acusación merece algunos mati-
respeto de los griegos a Zeus» (130). ces: quizá no obedecía solo a la pre-
Este error incomprensible creo que tie- ocupación de intelectual por encontrar
ne que ver con el horror de SW hacia la armonía entre la perfección de Dios
los textos violentos del Antiguo Tes- y la injusticia de este mundo (que tam-
tamento y con el rechazo instintivo de bién), sino a algo aún más profundo
un nacionalismo racista judío, precisa- que podríamos formular hablando de
mente porque ella era judía. la distinción entre dar y darse. Cuando
Quisiera apuntar, con todo, la que nos limitamos a dar «algo», se esta-
me parece razón justificada, del interés blece una inevitable distinción entre el
de SW por lo griego: ha descubierto que da, que será un sujeto bienhechor
una cultura de admiración por el mun- y digno de gratitud, y el receptor que
do: deslumbrada ante la armonía de los queda por debajo y obligado al agra-
astros o la del cuerpo humano o ante la decimiento. De este modo, se rompe
maravilla de la amistad, porque intenta algo intrínseco a la justicia como es la
trasladar al ser humano esa maravilla igualdad entre ambos. Lo conociera o
del universo. Y percibe el contraste no, SW parece guiada por las palabras
entre esa cultura y nuestra civilización del judío Pablo sobre Cristo: «Sien-
tecnológica que mira al mundo sin el do rico se hizo pobre por nosotros
menor respeto y solo como objeto de para enriquecernos con su pobreza»
dominio. Por otro lado, el desprecio (2Cor 8,9). Por eso, también los Padres
platónico por la materia y la sexuali- de la Iglesia se cansaron de repetir que
dad, quizá le sirviera de apoyo en el el que da una limosna no hace un acto
21
de caridad, sino de justicia: porque no siera añadir que buena parte de su ne-
da al pobre de lo suyo propio, sino que gatividad se debe al dato de que solo la
le devuelve lo que era de él. conoció a través de sus escritos y su re-
cuerdo. Nunca a través de ese contacto
inmediato que permite percibir otros
¿Represión afectiva? rasgos de la persona con quien tratas.
Esto se atisba a través de la relación de
El segundo punto lo visibiliza y resu- Sylvie con su padre: hay frases muy
me esta escena entre Simone y la ma- duras contra él: «¡Hija de un genio! A
dre de Sylvie: mí, por supuesto me consideraba idio-
ta cuando no comprendía mi tarea de
Mi madre era de natural cariñoso. No latín o un problema de álgebra» (32);
había podido resistir la tentación de pa- más la clásica queja infantil porque su
sar sus dedos sobre el cabello de Simo- padre anteponía su trabajo a sus hijas,
ne (que debía recordarle el de su mari- sin decirles: «Qué guapa estás» (32).
do…) y, al hacerlo, había exclamado: De todo lo cual, más tarde en su ado-
«¡Qué hermoso pelo tienes, Simone!». lescencia, se vengaría ella negándose a
Simone se separó con un movimiento salir con él, «presa de la angustia: ¿de
brusco gritando: «¡No me toques!», qué voy a poder hablarle?» (53). Pero
como si una serpiente la hubiese pica- esos rasgos negativos quedan com-
do, contaba mi madre. (69) pensados por otra serie de contactos
positivos, como algunas observaciones
La sensación de que en SW hubo de su padre que revelan, a la vez, gran
una gran afectividad enormemente ternura y gran pedagogía; y sobre todo
reprimida parece innegable por otros por el trato posterior cuando el padre,
datos. El análisis de las causas de esa ya anciano, pierde facultades y casi no
represión no sé si hoy es posible, y puede caminar si no se apoya en ella.
temo que cada cual tienda a proyectar- Este tipo de relación viva es lo que
se a sí mismo si quiere buscarlas: ¿una le falta a Sylvie con Simone: a su pa-
desconfianza ante todos los hombres dre lo ha visto débil, a la tía no. Y, de
como incapaces de recibir su entrega?, hecho, habla de otra manera cuando
¿una incapacidad de ella para entregar- conoce una carta de SW a un amigo,
se?, ¿una sobrexigencia ética que la escrita ya en Londres: «Estoy acabada,
llevaba a privarse de toda gratificación rota» (27) y comprende que la santa
mientras hubiera injusticia en el mun- no era una especie de amazona o una
do?, ¿una fijación materna de la que versión femenina del kamikaze, sino
luego hablaremos? De haber vivido en una pobre mujer como todo ser huma-
nuestros días, no faltaría quien sugirie- no: «La imagen, nueva para mí, de una
se la hipótesis de algún intento secreto Simone encerrada, solitaria, rechazada
de abuso sexual en su infancia… Pero o, al menos, ignorada…, me impactó
más razonable es dejar el dato en el frontalmente» (113). O cuando descu-
aire sin conocer su explicación. bre que en las cartas a sus padres desde
Expuestas las quejas y razones de Londres, Simone suplica sin cesar que
Sylvie Weil contra su genial tía, qui- le hablen de la sobrina.
22
Una posible raíz Es el mismo capullo en que Si-
mone envolvió a sus padres cuando
Si hay que buscar en estos recuerdos desde Londres les escribe cartas bien
la causa más importante de la situación optimistas mientras ella estaba casi
afectiva de SW, esta parecería estar en acabándose. Y, sin embargo –para-
su madre: una mujer supercariñosa, dojas del cariño–, es admirable ver a
supercuidadora y superposesiva, como aquellos dos padres que luego se pa-
lo fue también con su nieta según su sarán todas las horas del día sentados
propio testimonio, dando lugar a pe- uno al lado del otro, mecanografiando
leas fuertes entre el padre y la abuela todos los apuntes de su hija y posibili-
de Sylvie porque «André consideraba, tando así su paso a la posteridad.
con o sin razón, que su madre había Cada hombre en su noche se titula-
conseguido que Simone sintiese de- ba una famosa novela de Julien Green.
pendencia de ella y que Simone había En este libro aparece la noche de unos
muerto por eso» (87); y quería evi- seres humanos –con sus estrellas lucien-
tar que eso le pasase a su hija Sylvie. tes también, por supuesto– y la interre-
En definitiva: una mujer práctica que lación de nuestras noches, pero sin que
nunca pudo entender la complejidad por eso haya que culpar siempre a los
de su hija, ya desde pequeña, que ya otros de la noche propia. Es innegable
en 1914 escribe en una carta contan- que la grandeza de Simone resulta a ve-
do la terquedad y la obstinación de la ces algo masoquista. En este caso, más
niña: «Seguro que la he mimado de- que rechazarla como hace la sobrina,
masiado» y, además, que no le gusta hubiera sido más humano completarla.
que la cortejen los muchachos (96).
Una madraza que hizo de su hija una
enmadrada que cuando a sus 33 años Complemento importante
se encontraba rota reconocía que «qui-
zá pueda ser vuelta a pegar..., pero Simone necesita, pues, el complemen-
ese pegado provisional solo puede ser to de otra judía, muerta aún más joven,
llevado a cabo por mis padres» (27). pero en los mismos días que ella, y que
«Madre ciega como todas las madres» se ha convertido en otro de los grandes
(30), que vivió engañando a Simone, testigos de nuestra época: Etty Hillesum.
haciéndole creer que el solomillo que Ambas coinciden en su rechazo al
le daba a comer era carne mala, de la racismo sionista, pero de manera di-
más barata (126), sin obligarla a enca- versa: SW, por ser ella misma judía,
rar la verdad, y siempre con ese tipo se vuelve agresiva y generaliza, como
de recursos que, de momento, elimi- hemos visto. Etty se limita a decir que,
nan un problema, pero, a la larga, van como es de izquierdas, se siente univer-
creando otro mayor: «Me alineaba con salista y ajena a esos particularismos,
quienes consideraban que a Simone no pero no generaliza. Y, luego, cuan-
le habría venido mal conocer algo de do tiene ocasión de evadirse, prefiere
la realidad de las cosas y que su padres acabar en Auschwitz para «compartir
se habían equivocado mucho al envol- la suerte de su pueblo». En Simone se
verla en un capullo de mentiras» (127). intuye una sexualidad reprimida; Etty,
23
más bien libertina y a quien le gustaba Permítase otro recuerdo personal:
hacer el amor, va aprendiendo el sen- me dijo una vez un amigo recién ca-
tido de una castidad como fidelidad a sado: «Yo siempre quiero hacer el
valores relacionales más altos, al ir pro- amor, pero prefiero esperar a que ella
fundizando en su relación con Spier. me lo pida, porque así, sabiendo que
Pero, curiosamente, ambas parecen ella también lo quiere, lo hago con más
coincidir en la llamativa formulación seguridad y más cariño». Esa anécdota
de su relación con Dios: Etty habla de puede ayudar a comprender que la pe-
«ayudar a Dios»; Simone, de «tener pie- tición no es una expresión de descon-
dad de Dios». Ayudar a Dios es procurar fianza en Dios, sino un reconocimiento
que no muera al menos lo que hay de Él de nuestra propia necesidad. Decir:
en nosotros. Es también esa oración de «Señor, tú tienes piedad de nosotros»
petición hoy tan denostada desde una vi- en lugar de «ten piedad de nosotros»
sión racionalista de Dios, pero que, tanto es una mera constatación aséptica que
Simone como Etty, practicaban con in- no constata «cuánto nos importa a no-
tensidad. Porque el sentido de esa ora- sotros» esa piedad.
ción no es que nosotros no nos fiemos No hay aquí espacio para analizar
de Dios y queramos ablandarle. Es eso eso, pero baste ese breve paralelismo
que vimos al citar a Wittgenstein, de los para entender que, completándose las
diversos «juegos del lenguaje». La ora- dos (la tía y la sobrina), se le puede
ción de petición no pertenece al lenguaje aplicar a SW aquello que escribió Me-
analítico, sino al lenguaje amoroso. Y, néndez y Pelayo de otro gran genio
en el amor, el que da el don se siente mu- unilateral (W. F. Hegel): «Hasta en sus
cho más seguro y más feliz si sabe que la errores enseña». Añadiré para eso dos
otra parte lo espera y lo desea. apéndices.

24
APÉNDICE I. ALGUNOS TEXTOS
COMPLEMENTARIOS DE SIMONE WEIL

En 1942, SW escribió una larga carta a Joë Bousquet, un enfermo que


había quedado tetrapléjico más de veinte años atrás, en la Primera
Guerra Mundial, y con quien le unió una gran amistad. Que yo sepa, es
la única vez que Simone abrió sinceramente su interior.

En esa carta le dice: rechazarla. En un momento de intenso


dolor físico, mientras me esforzaba en
No hace mucho tiempo […] trabajé amar, pero sin creerme con derecho a
como obrera cerca de un año, en las dar un nombre a ese amor, sentí (sin
fábricas metalúrgicas de la región pari- estar de ningún modo preparada, pues
sina. La combinación de la experiencia nunca había leído a los místicos) una
personal8 y la simpatía por la miserable presencia personal más cierta, más real
masa humana y con la que me encon- que la de un ser humano, inaccesible
traba incluso a mis propios ojos indu- tanto a los sentidos como a la imagina-
dablemente confundida, hizo entrar tan ción, análoga al amor que se transpa-
profundamente en mi corazón la desdi- rentaría a través de la más tierna sonri-
cha de la degradación social que, desde sa de un ser amado. Desde ese instante,
entonces, me he sentido siempre una el nombre de Dios y el de Cristo se han
esclava, en el sentido que esta palabra mezclado de forma cada vez más irre-
tenía para los romanos. sistible en mis pensamientos.
Durante este tiempo ni siquçiera Hasta entonces, mi única fe había
la palabra Dios tenía lugar alguno en sido el amor fati de los estoicos tal
mis pensamientos. No lo tuvo más que como lo entendía Marco Aurelio y que
a partir del día en que, hace aproxima- yo siempre había practicado fielmen-
damente tres años y medio, ya no pude te. El amor por la ciudad del universo,

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tierra natal, patria bienamada de toda guna actitud inconsciente e involun-
alma, querida por su belleza, en la to- taria que expresaría el rechazo de su
tal integridad del orden y la necesidad sobrina. De todos modos, pueden ser
que constituyen su substancia, con to- útiles un par de aclaraciones: 1) para
dos los acontecimientos que en ella se SW, la desdicha (le malheur, en termi-
producen… nología de Simone) no es simplemente
No puedo en modo alguno imagi- el dolor físico, sino su reacción ante
nar la posibilidad de que un ser huma- la tragedia del mundo. Y 2) Juan de
no experimente amistad por mí. Si creo la Cruz, cuya «noche oscura» puede
en la suya (de Joe) es solamente porque tener algunas pinceladas cercanas a lo
teniendo confianza en usted y habien- que escribe Simone, no establece esa
do recibido por parte suya la seguridad separación tan radical entre la desdicha
de esa amistad, mi razón me induce y la alegría, sino que las une: la noche
a creer en ella. Pero para mi imagi- oscura llega a ser la noche «amable
nación no es menos imposible. [Eso] más que la alborada».
me hace confesar un sentimiento tanto
más tierno hacia quienes realizan ese b) A propósito de la alusión a esa
imposible. Pues la amistad es para mí presencia «tan real», vale la pena re-
un beneficio incomparable, sin medida, producir sucintamente para quienes no
una fuente de vida, no metafórica sino lo conozcan el proceso de llegada de
literalmente…. SW a la fe cristiana. Ese proceso ca-
Le digo estas cosas porque usted bría en estos tres pasos. Veámoslo.
puede entenderlas… Estoy convencida
de que la desdicha por una parte y la
alegría como adhesión total y pura a la El proceso de llegada de SW
perfecta belleza por otra, implicando a la fe cristiana
ambas la pérdida de la existencia per-
sonal, son las dos únicas claves por las 1935 en Portugal
que se entra en el país puro, en el país
respirable, en el país de lo real… [En 1935 sus padres la llevaron a Por-
Usted me comprende bien. Ese amor tugal, a descansar tras el año de trabajo
divino que se toca en el fondo de la des- en la Renault]:
dicha, como la Resurrección de Cristo a
través de la crucifixión, y que constituye Por la noche, bajo la luna […] el pue-
la esencia no sensible y el núcleo central blo estaba al borde del mar. Las mu-
de la alegría no es una consolación. Deja jeres de los pescadores caminaban en
el dolor completamente intacto. procesión junto a las barcas; portaban
cirios y entonaban cánticos sin duda
Un par de observaciones sobre ese muy antiguos, de una tristeza desga-
texto. rradora […]. Allí tuve de repente la
certeza de que el cristianismo era por
a) Ese modo de expresarse a mu- excelencia la religión de los esclavos,
chos les parecerá discutible o al menos de que los esclavos no podían dejar de
exagerado. No sé si puede traducir al- adherirse a ella, y yo entre ellos.

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1937 en Asís amor análogo al que se lee en la son-
risa de un rostro amado. Nunca había
En 1937 pasé en Asís dos días maravi- leído a los místicos porque nunca había
llosos. Allí, sola en la pequeña capilla sentido nada que me ordenase leerlos
románica del siglo xii de santa Maria […].
degli Angeli, incomparable maravilla
de pureza, donde tan a menudo rezó Y cerremos este apéndice con dos
san Francisco, algo más fuerte que yo textos sobre la fe de SW:
me obligó, por primera vez en mi vida,
a ponerme de rodillas. No es por la forma en que un hombre
habla de Dios, sino por la forma en que
habla de las cosas terrenas como se
1938 en Solesmes puede discernir mejor si su alma ha per-
manecido en el fuego del amor a Dios
En 1938 pasé diez días en Solesmes, (de El conocimiento sobrenatural).
del Domingo de Ramos al Martes de
Pascua […]. Fue en el curso de una El segundo texto ya lo he apunta-
de esas recitaciones cuando Cristo do en la primera parte, pero conviene
mismo descendió y me tomó. En mis retomarlo aquí para completarlo y con-
razonamientos sobre la insolubilidad textualizarlo aún mejor:
del problema de Dios no había previs-
to la posibilidad de un contacto real, No soy católica pero nada de lo católi-
de persona a persona, aquí abajo, en- co, nada de lo cristiano me es ajeno. A
tre un ser humano y Dios. Había oído veces me digo que solo con que en la
hablar vagamente de cosas de ese tipo puerta de la iglesia hubiera un cartel di-
pero nunca las había creído… En ese ciendo que se prohíbe la entrada a todo
súbito descenso de Cristo sobre mí, ni aquel que tenga un sueldo superior a
los sentidos ni la imaginación tuvieron una determinada cantidad, me haría
parte alguna; sentí solamente a través cristiana (Carta al escritor G. Berna-
del sufrimiento, la presencia de un nos, hacia 1938).9

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APÉNDICE II. LA LEYENDA DE FRAY PRIMITIVO
Y EL POZO

Este apéndice, prometido en la primera parte, pide ser leído con una
actitud más bien meditativa, que ayudará a percibir esa difícil armonía
entre el autocontrol y el gozo. Se trata de una parábola de José María
Pemán:10

Fray Primitivo era de los primeros Por las tardes, cuando ya el sol se


franciscanos. Había conocido, siendo ponía detrás de las colinas llenas de
novicio, al Pobrecillo de Asís, y había olivos, fray Primitivo, cansado de la
besado sus huellas por los caminos de faena del día, solía volver al convento
Toscana. También había bebido las por un camino duro y penoso, por ser
palabras de leche y miel de fray Co- cuesta arriba. En un descanso, donde
lumbano y fray León, y había reído la cuesta formaba como una meseti-
de las travesuras de fray Junípero, con lla, había un pozo de agua riquísima y
esa risa de simplicidad que suena en el fresca, rodeado de acacias y terebintos.
cielo a música de ángeles. Y cumplien- Allí, fray Primitivo, que llegaba tortu-
do el mandato del padre, fray Primiti- rado por la sed, metía la mano y bebía
vo acostumbraba a salir a mendigar agua en su palma, encogida en forma
por el campo, y pasaba el día entero de copa, alabando, mientras tanto, al
yendo por las granjas y huertas con una Señor por el regalo de tan limpia y be-
esportilla en la mano. Cuando le daban lla criatura como es el agua.
un mendrugo besaba la mano limosne- Pero un día en que traía la lengua
ra y alababa al Señor. Cuando recibía más seca que nunca, pensó que sería
una repulsa hacía lo mismo, porque sa- grato al Señor si le ofreciese aquella
bía la ciencia de la resignación. sed que tanto le mortificaba. Aquel día,
28
pues, metió la mano en el agua para ras de latón que idearon algunos para
sentir su frescura, y luego, apretando ponérselas en el Vaticano a las estatuas
el paso, siguió hacia el convento sin demasiado primaverales.
probar una gota. Al atardecer iban, pues, los dos
Y Dios le premió. Porque al levan- frailecitos por la vereda de los rosales
tar fray Primitivo la cabeza al cielo, hacia el convento. Andaban sudoro-
según tenía por costumbre, vio que sos y jadeantes; pero, a pesar de todo,
sobre el azul obscuro del atardecer ha- entretenían la marcha en dulces colo-
bía aparecido un lucero claro y gracio- quios de cosas del espíritu.
so. Fray Primitivo, que era docto en la –Hijo mío, decía fray Primitivo,
interpretación de los signos naturales, alabemos al Señor en sus criaturas.
cosa que había aprendido por intuición El sol, la luz, el agua, son dádivas del
de amor, comprendió en seguida que amor, y con amor debemos gozarlas.
aquello no era visión corporal sino es- Y luego, preparándole con la doctrina
piritual, y que significaba que el Señor para el ejemplo que en la práctica pen-
había tomado en cuenta su mortifica- saba darle poco después, añadía:
ción y la había apuntado en su cuenta. –La mortificación es el disfrute de
Sonrió, pues, y, bendiciendo a Dios, las cosas por el amor. El agua, criatura
siguió hacia el convento por la vereda del Señor, la gozan los sentidos bebién-
orlada de rosales silvestres. Animado dola. Pero el espíritu la goza dejándola
por aquella muestra del agrado del Se- de beber por amor. La mortificación es
ñor, fray Primitivo hizo lo mismo el gran cosa en cuanto es testimonio de
día siguiente, y al otro, y al otro. Pasa- amor; sin él nada valdría, porque el
ba, metía la mano en el agua y seguía amor es antes que ninguna otra cosa.
sin beber. Y cada día veía aparecer en Nuestro Padre Francisco fue grato a
el cielo un lucero nuevo, con lo que Dios disciplinándose, pero todavía
comprendía que Dios llevaba la cuenta más cuando llevó a fray Silvestre, que
de sus merecimientos, y le preparaba se estaba muriendo, un racimo de uvas
con ellos una corona. moscateles que se le habían antojado,
Y así llegó un día en que, siendo ya y aun, antes de dárselo, lo bendijo para
viejo fray Primitivo, dispusieron los que fueran más sabrosas y dulces.
Superiores que le acompañase un no- Diciendo esto, habían llegado al
vicio en su tarea de mendigar, a fin de pozo de las acacias y los tamarindos. El
que le imitase en todo, se aleccionase calor era sofocante y pesado. A pesar
con su ejemplo y se fuese instruyen- de ello, fray Primitivo se dirigió al pozo
do en la ciencia de la humildad. Salió, para meter la mano y seguir sin beber,
pues fray Primitivo, acompañado del según su costumbre. Pero cuando ya
hermanito, y juntos anduvieron todo el iba a hacerlo, miró al hermanito novi-
día, recogiendo en la esportilla panes, cio. Venía jadeante de calor. Los ojos
tortas y legumbres. se le habían encendido mirando el agua
El día había sido de pleno estío y fresca y limpia. Entre dientes había pro-
muy calmoso y despejado. El hermani- nunciado una sola palabra. ¡Un pozo!
to Sol quemaba de lo lindo, y los hábi- Luego había mirado a fray Primi-
tos pardos pesaban como esas vestidu- tivo, cuyo ejemplo tenía ordenado se-
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guir en todo momento. Entonces fray En seguida el novicio bebió con
Primitivo sintió mucha compasión del avidez. Mientras le oía sorber golosa-
hermanito novicio. Y lo que la sed no mente el agua pura en la palma de la
pudo ningún día, lo pudo aquel día mano, fray Primitivo levantó, como
la compasión; con mucha serenidad, siempre, los ojos al cielo. Y vio que,
como si fuese su costumbre cotidiana, sobre el azul obscuro de la tarde, en
metió la mano en el agua y bebió en la vez de uno, habían aparecido aquel día
palma plácidamente. dos luceros…

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NOTAS

1. Todas las citas de este ensayo proceden de lo ejecuciones sumarias que vio, le horrorizaron
que SW escribió en Inglaterra en su inacaba- tanto que tras exclamar «aunque los muertos
do regreso de Estados Unidos a Europa con callen hablarán los cementerios», comenzó a
la idea de saltar a la Francia en guerra. Los escribir artículos que cuajaron después en el
números entre paréntesis remiten a las páginas célebre libro Los grandes cementerios bajo la
del libro de la editorial Trotta que recoge esos luna. Simone, por el contrario, había venido
apuntes: Escritos de Londres y últimas cartas. a España a alistarse en el bando republicano.
2. Weil, Simone (2009). A la espera de Dios, El horror que le produjo oír a «hombres que
Madrid: Trotta, p. 28. parecían valientes, que contaban sonriendo
3. Wenn der Kaufmann preist den Wein, so wird cuántos sacerdotes o «fascistas» (término
es guter Essig sein. muy amplio) habían matado», le produjo tal
4. Programa deportivo de radio emitido por la decepción que motivó su carta a Bernanos,
Cadena Ser, muy popular en España. diciéndole que «aunque sea Ud. monárquico,
5. Ver todo el texto, p. 101-116. está más cerca de mí que mis compañeros de
6. Weil, Sylvie (2011). En casa de los Weil, An- las milicias de Aragón, esos camaradas a quie-
dré y Simone. Madrid: Trotta. nes, sin embargo, yo amaba». Ambos parecen
7. El mundo de la guerra y de Auschwitz. coincidir, además, en que debajo de todas esas
8. Simone alude a un «dolor y sensación de ago- criminales atrocidades estaba, más que la mal-
tamiento» que soportaba desde hacía diez años dad, el miedo.
y a los que se ha referido antes en la carta. 10. El texto de este cuento se puede encontrar en
9. Bernanos, ferviente católico, monárquico y alguna de las ediciones que se han realizado
conservador, había estado en Mallorca con in- sobre los cuentos de José María Pemán. Una
tención de alistarse a la Guerra Civil al lado de de las últimas por Quorum editores (1999) 24
los sublevados. Los crímenes, y la cantidad de cuentos de Jose María Pemán y Nieve en Cádiz.

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PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Qué es lo que dice exactamente Simone Weil sobre los siguientes puntos y
qué opinas tú sobre ello?

• sobre los partidos políticos (¿cómo se aplicaría eso a la España actual?);


• sobre la autocrítica;
• sobre los deberes humanos y las necesidades humanas;
• sobre ética y religión;
• sobre la propiedad;
• sobre la justicia y la venganza...

2. ¿En qué tienen razón y en qué no las críticas de su sobrina? ¿Cómo podemos
evitar que esos peligros estropeen nuestras cualidades?

32
Cristianisme i Justícia (Fundació Lluís Espinal) es un centro de estudios
creado en Barcelona el año 1981. Agrupa un equipo de voluntariado
intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión social y
teológica para contribuir a la transformación de las estructuras sociales
y eclesiales. Forma parte de la red de Centros Fe-Cultura-Justicia de
España y de los Centros Sociales Europeos de la Compañía de Jesús.

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216. Mercancías ficticias. G. Casasnovas (ed.)


217. Por una (contra)cultura de la reconciliación. G. Bilbao y I. Sáez
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223. Luz y sombras. J. I. González Faus

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