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Luz y sombras
(A propósito de Simone Weil)
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LUZ Y SOMBRAS
(A propósito de Simone Weil)
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cialista en Simone Weil, por que su charla no giraría en torno a la política, como,
más o menos, marcaba el lema del congreso, y por no sentirse capaz de aportar
nuevas revelaciones o datos sobre la filósofa. Una simple captatio benevolentiae
que sin duda contribuyó a situar a los asistentes –y a desactivar el demonio de la
rivalidad–; aunque pronto sentirá el lector la habitual voz polifacética de González
Faus, vigorosa y radical, que a mí siempre me recuerda a Samuel L. Jackson en
el personaje de Jules Winnfield en la primera escena de Pulp Fiction (no me pre-
gunten por qué). Su contribución fue muy bien recibida y yo le estoy totalmente
agradecido.
Esta charla inicial viene complementada con las reflexiones de González
Faus a propósito de la publicación del diario de Sylvie Weil, sobrina de la filóso-
fa, que en esos mismos días había aparecido en español, y que contiene unos
cuantos recuerdos –no muy entusiastas– sobre su tía (a quien no conoció perso-
nalmente). Ha resultado una oportunidad para hacer converger la dualidad posi-
tivo-negativa que caracteriza a todos los seres humanos, incluso a los mejores,
incluso a los que tienen fama de santidad como Weil.
El atractivo de una autora como Simone Weil radica en el hecho de permi-
tirnos escapar de la tiranía de la actualidad. Sus palabras no son especialmente
expresivas hoy: son especialmente expresivas siempre. Con Simone Weil uno
tiene la sensación de entrar en contacto con algo sólido, con una presencia real
en plena época de charlatanería y desfactualización. El mismo González Faus
señala la sorpresa, que muchos compartimos, que uno experimenta cuando lee a
Simone Weil: «¿será verdad que ha existido una mujer así?».
Parafraseándola, diría que leer a Simone Weil, és sencillamente entrar en el
país puro, el país respirable, el país real.
Oriol Quintana**
* El lector interesado en las publicaciones derivadas de ese congreso solo debe contactarme.
(oriol.quintana@iqs.url.edu)
** Doctor en Humanidades, profesor de Ética en el Institut Químic de Sarrià (Universitat Ramon Llull) y
miembro de la Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano de IQS.
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I. SABIDURÍA. LA TEOLOGÍA POLÍTICA DE SIMONE
WEIL
Una de las cosas que más admiro en mecánicamente como una clase privi-
SW es su capacidad para criticar aque- legiada que lleva en sí la promesa infa-
llo que más amaba, para precisamente lible de la transformación del mundo.
mejorarlo y perfeccionarlo. En la hora, Al pensar así, Marx se contradice y
y la ola, de fundamentalismos en que buscará salir de esa contradicción dis-
hemos entrado hoy, este es un mensaje tinguiendo entre un Lumpenproletariat
primordial. Veamos tres ejemplos. despreciable y un proletariado auténti-
co, dando lugar de este modo a la dis-
tinción posterior de Lenin entre clase
1.1. La crítica a Marx «en sí» y clase «para sí», que acaba
convirtiendo la dictadura –¡provisio-
El primero es su crítica a Marx, a pesar nal!– del proletariado en una dictadura
de que socialmente hablando era tan permanente del partido.
radical como él, sobre todo después de
su durísima experiencia en la Renault.
Simone sabe que las actuales relacio- 1.2. Lo que dice de Francia
nes de producción casi solo sirven para
idiotizar a unos por el trabajo y a otros Veamos también lo que afirma sobre
por el consumo, destrozando además Francia. En vez de presumir de aquello
al planeta y rompiendo así lo que ella que puede ser motivo de orgullo para
llamaba «pacto original del espíritu todo francés: los principios de libertad,
con el universo». Mantiene una cierta igualdad y fraternidad, SW critica la
idealización de los trabajadores (que infidelidad con que su país se ha com-
saben todo eso, aunque «la opresión portado respecto a ellos:
les impide descubrir que lo saben»).
Sin embargo, no cae en el error Nosotros, franceses, en otro tiempo
idealista de Marx de considerarlos lanzamos al mundo los principios de
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1789, Pero nos equivocamos al sentir- Pero, tras esa adhesión «total» vie-
nos orgullosos: porque ni entonces ni a ne la sorpresa: «me mantengo fuera de
lo largo de este tiempo hemos sabido la Iglesia por el uso del anathema sit,
pensarlos o ponerlos en práctica. Su re- creo que no debo bautizarme». Ade-
cuerdo debería más bien aconsejarnos más, en su primera carta a J. M. Pe-
humildad. (47)1 rrin, añade que, si Dios lo quiere, ya
se encargará Él de hacérselo ver y que,
Pues bien, precisamente esa auto- en esta hora del mundo, tal vez «quiera
crítica, por molesta que resulte, es el Dios que existan hombres y mujeres
único modo de que aquellos princi- que, entregados a él y a Cristo, perma-
pios recuperen su fecundidad y sean nezcan fuera de la Iglesia». Por eso, y a
capaces de generar vida plenamente pesar de esa negativa, continúa:
humana y cristiana, superando así el
descrédito en que han caído por su Aun estando fuera de la Iglesia, o más
falsificación en una libertad contra la exactamente en el umbral, no puedo
igualdad y contra la fraternidad. dejar de tener sentimientos de que, en
realidad, estoy de todas maneras den-
tro. (155)
1.3. Su catolicismo
SW había tenido experiencias muy
El otro ejemplo afecta a su catolicismo. positivas del cristianismo en su cola-
Son impresionantes las palabras de sus boración con los grupos del Témoigna-
cartas tanto al dominico J. M. Perrin ge chrétien («creo que es, con mucho,
como luego a Maurice Schumann: lo mejor que hay en Francia en estos
momentos», 155). Su influjo en Albert
Amo a Dios, a Cristo y a la fe católica Camus fue tan notable que lo llevó
tanto como puede amarlos un ser tan casi a las puertas de la fe, aunque lue-
miserablemente insuficiente como yo.2 go Camus se retrajo cuando tuvo lugar
la condena de los curas obreros por la
Me adhiero totalmente a los misterios curia romana. Su crítica, por tanto, no
de la fe cristiana […]; ciertamente per- es la del resentido «Cristo sí, Iglesia
tenezco a Cristo. (154) no», que cree ser él más cristiano que
toda la Iglesia. Es más bien la del que
Como profesional de la teología (como los penitentes antiguos) se que-
puedo añadir que es llamativa la pro- da en la puerta sabiendo que, a pesar
fundidad teológica de alguna de sus pá- de todo «estoy dentro». Y se queda en
ginas; por ejemplo, sobre la Trinidad o la puerta para buscar precisamente la
sobre el misterio de Dios como Amor, penitencia de la Iglesia que le devuelva
que son muy anteriores al Vaticano II. su plena fidelidad a Cristo.
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2. JUSTICIA, VERDAD, GRATUIDAD. LA TRINIDAD POLÍTICA
Hay una realidad situada fuera del Desde un Dios visto solo como
mundo, es decir, fuera del espacio y «Fundamento ontológico» o «Causa
del tiempo, fuera del universo mental primera», se puede prescindir del tema
del hombre, fuera de todo el dominio de Dios. Pero desde Dios como «Bien
que las facultades humanas puedan supremo» no podemos prescindir por-
alcanzar. A esa realidad responde, en que la cuestión del bien y del mal la
el centro del corazón del hombre, esa llevamos dentro y, a la vez, nos des-
exigencia de bien absoluto que siempre borda. Por eso SW definirá lo que ella
habita allí y que no encuentra jamás un llama «irreligión» no como negación
objeto en este mundo… (63) de Dios, sino como «negar la realidad
de la oposición entre el bien y el mal»
Fijémonos: el acceso a Dios no es (81); aún más, negarla al menos en la
aquí cosmológico, sino profundamente práctica y referida a uno mismo, cuan-
antropológico; no es científico, sino éti- do alguien considera que satisfacer un
co. A Dios no se llega como «La Causa» deseo propio es más importante que
(última), sino como «El Bien» (supre- evitar el mal.
mo): desde nuestra exigencia, y necesi- Como acabo de indicar, última-
dad, del bien absoluto. Para SW, la tras- mente se ha levantado contra algunas
cendencia de Dios está repetidamente corrientes cristianas la acusación de
marcada, a la vez que su inmanencia: «reduccionismo ético» de lo religioso,
desembocando así en unas espirituali-
El bien está fuera de este mundo. Pero dades descomprometidas. Creo que esa
aquí abajo tiene como símbolos visi- acusación queda desautorizaba en el
bles a todos los hombres, en el sentido planteamiento mismo de Simone, donde
en que todos los hombres son recepti- lo ético ya no se reduce al «deber» o al
vos de sus ondas. (134) imperativo kantiano, sino al Bien mis-
mo, que es una buena definición de Dios
Como ahora mismo señalaré, esa y que tiene además un vínculo insosla-
visión de Dios, más platónica que aris- yable en el corazón del hombre. Por eso
totélica (pero que también modifica a van a derivarse de esta visión de Dios
Platón), impide la distinción entre lo unas consecuencias muy serias.
ético y lo religioso tan frecuente en-
tre nosotros y que resulta claramente a) La primera es una vinculación
contraria al Dios de Jesús en los evan- indisoluble entre la religiosidad y la
gelios. Y esta inevitabilidad del tema manera de concebir al ser humano:
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Cualquiera que reconozca esa otra rea- dades de los otros seres humanos reci-
lidad, reconoce asimismo ese víncu- ben el mismo grado de atención. (68)
lo. A causa de él considera a todo ser
humano sin ninguna excepción como Permitidme evocar una anécdota re-
algo sagrado ante lo que está obligado ciente que puede clarificar lo que SW
a testimoniar respeto […]. (64) intenta exponer: no hace mucho, a raíz
de una de las afirmaciones de Francisco,
Cualquiera que tenga su atención y su el obispo de Roma, contra nuestro sis-
amor dirigidos de hecho hacia la rea- tema económico como un sistema «que
lidad extraña del mundo, reconoce al mata», se le acusó de «comunista» (con
mismo tiempo que está sujeto, en la una de esas palabras bomba que pare-
vida pública y privada, por la única y cen destruir toda posible defensa). Y la
perpetua obligación de remediar en la respuesta de Francisco fue más o menos
medida de sus responsabilidades y su esta: «No sé lo que dice el comunismo,
poder, todas las privaciones del alma y pero que diga lo que quiera, porque yo
del cuerpo capaces de destruir o muti- hablo desde el Dios cristiano».
lar la vida terrena de un ser humano, Y todavía puede derivarse de ahí
cualquiera que sea. (66) una última conclusión «terrenal», que
afecta a un problema que SW ya no co-
Casi parecen resonar ahí aquellas noció y es muy nuestro: el drama eco-
palabras de la carta de Santiago que lógico. La consecuencia que ella saca
proclaman que la auténtica religión, de lo antes dicho es:
limpia a los ojos de Dios, consiste en
atender a los necesitados en su tribu- Si el hombre debe imitar a Dios, el po-
lación y a mantenerse incontaminado der que el hombre ejerce hoy sobre la
de los criterios del mundo (cf. 1,27). Y materia no parece ser de la especie que
asimismo resuena la polémica de Jesús responde a su vocación (129).
con los sumos sacerdotes de su tiempo,
afirmando que el ser humano está por Así pues, lo de «imitar a Dios» po-
encima de todo lo sagrado (por encima dría sonar como la recomendación de
del sábado) y no al revés. Jesús de ser buenos del todo como el
Y esos criterios del mundo los en- Padre celestial (Mt 5,48), pero lo de
contramos formulados poco después nuestro falseado poder sobre la ma-
cuando, tras afirmar que «las necesida- teria evoca el actual drama ecológico
des del ser humano son sagradas», saca que no queremos afrontar y que acaba-
de ahí la siguiente conclusión: rá seguramente con nosotros.
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manda amor sin mostrar ningún título Lo inexpresable tiene, más que cual-
que le dé derecho y sin ofrecer nada a quier otra cosa, necesidad de ser expre-
cambio. Es exclusivamente demanda. sado. (133)
Absolutamente pobre. (129)
Curiosamente, aquello de lo que
Incapaz de esperar socorro como no se puede hablar es de lo que más
decía antes al hablar de la verdad y la necesitamos hablar; sobre todo por esa
justicia. Sin ningún título porque, en presencia suya en nosotros antes des-
realidad, el acto creador es un acto de crita.
«retirada» de Dios: El Tractatus de Wittgenstein es de
1921. ¿Lo conocía Simone, que es-
No un acto de potencia sino una abdi- cribe veinte años después, dado que
cación. (43) además el filósofo austríaco vivió va-
rios años en Inglaterra? No lo sé. Pero
Sin citarlas, SW parece recoger también hay que añadir que el mismo
aquí las teologías judías del Zimzum, Wittgenstein modificó más tarde su
vinculándolas enseguida con la kéno- aforismo (que estaba originariamente
sis (o anonadamiento) de Jesús en su dirigido a la filosofía analítica del len-
encarnación. guaje), aceptando que existen lo que él
llama «diversos juegos de lenguaje» y
c) Y otro detalle importante: es que nuestro lenguaje no es solo des-
muy conocida la frase de L. Wittgens- criptivo.
tein en su Tractatus: «De lo que no Pero, sea cual sea su relación con el
se puede hablar es mejor no hablar». filósofo austríaco-inglés, lo que sí pa-
Esa especie de dogma de nuestros días rece claro es que, en algún sentido, esa
contrasta a primera vista con uno de ha sido la misma constatación de todos
los apuntes anotados por SW en sus los grandes místicos: aquello de lo que
días en Londres, hablando precisamen- no se puede hablar nos afecta mucho
te del ser humano: y, por eso, hay que intentar expresarlo.
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misma y del cuerpo… La existencia de Ellacuría que Simone suscribiría co-
una clase social definida por la carencia rriendo: de esa «otra servidumbre»
de propiedad privada y colectiva es tan solo puede liberarnos una civilización
vergonzosa como la esclavitud. (69) de la sobriedad compartida.
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5. LA EXPERIENCIA INTERIOR
CONCLUSIÓN
Ante gente que murió tan joven (como y muerto mártir tres años después) la
ocurre también con Etty Hillesum, la pregunta que surge es qué habría sido
otra gran profeta del siglo pasado, y de su pensamiento o qué habría dado
como sucede también con D. Bonhoe- de sí, de haber vivido una vida de du-
ffer, nacido el mismo año que Simone ración normal.
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Esto me permite superar, por ejem- SW), se quedará solo en la puerta sin
plo, la decepción que produce de entra- llegar a hacerse carne nuestra, si olvi-
da uno de sus últimos textos (La perso- damos que no reside simplemente en
na y lo sagrado) por su mala noción de la actitud respetuosa que demanda de
persona que ella reduce al individuo, nosotros, sino en las posibilidades la-
desconociendo todo el personalismo tentes y presentes en todo ser humano.
de su compatriota Mounier. Podríamos Eso es lo que refleja esta última cita
decir entonces que si «en cada hom- con la que concluyo:
bre hay algo de sagrado» (como ella
afirma) eso no es su «individualidad», Todo hombre está hecho, ante todo
sino su «personeidad» (tomando pres- (aun cuando ese hombre pueda morir
tado ese neologismo de X. Zubiri), y sin haberlo sabido jamás), para algo in-
recuperando así la dimensión social en finitamente más alto que cualquier ideal
la definición misma del ser humano. que pueda serle propuesto en la vida
Eso responde a lo que tanto deseó Si- pública (ese algo no es el confort)…
mone, que llevó a cabo E. Mounier y (133)
que tanta falta hace hoy.
Pero esa sacralidad de la persona Un texto que es, otra vez, una gran
(en el sentido moderno, y no en el de verdad y una gran tarea.
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II. «DOLOR Y GLORIA». SIMONE WEIL VISTA POR
SU SOBRINA
«¿Y a mí qué?»
¿Coherencia intransigente?
En las primeras páginas molesta a la
autora el entusiasmo y la admiración Hablando de la caridad y la justicia,
con que la gente se acerca a ella al sa- Sylvie acusa a su tía de haber creado
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problemas innecesarios durante un posible problema que SW parece haber
viaje, por exigir que se le diera una tenido en este campo y al que ensegui-
habitación de acuerdo con sus exi- da aludiré. Todo esto no le da la razón,
gencias de austeridad y no la que le pero ayuda a comprender a la sobrina.
habían preparado: «¡Cuánto más cari- En cualquier caso, de no haber
tativo hubiera sido alojarse sin poner muerto tan joven y sintiéndose tan ple-
dificultades, en el cuarto que le tenían namente católica como ella afirmaba,
preparado!» (60). De haber vivido más habría tenido que afrontar la acepta-
años, quizá Simone habría podido leer ción por parte de la Iglesia del Primer
la leyenda de fray Primitivo y el pozo, Testamento, aunque, por supuesto,
que contaba José María Pemán, y que buscando cómo situar y encajar aque-
reproduciré en el segundo Apéndice. llos textos escandalosos. De lo contra-
La acusa también con razón de que rio, habría caído en el viejo marcionis-
«negó con una rara constancia toda mo, condenado por la Iglesia desde sus
continuidad entre judaísmo y cristia- inicios. Pero, por desgracia, no hubo
nismo» (130), pese a que en la caridad tiempo para eso.
judía (como en la cristiana) «el men- La sobrina añade también, en tono
digo representa a Dios; dando al men- crítico, que el verdadero proyecto de
digo le das a Dios» (132). En cambio, su tía estaba «en experimentar las pe-
Simone busca más bien emparentar «la nalidades de los pobres, no en propor-
indistinción de los evangelios entre el cionarles alimento o ropa» (133). Pero
amor al prójimo y la justicia», con «el esta acusación merece algunos mati-
respeto de los griegos a Zeus» (130). ces: quizá no obedecía solo a la pre-
Este error incomprensible creo que tie- ocupación de intelectual por encontrar
ne que ver con el horror de SW hacia la armonía entre la perfección de Dios
los textos violentos del Antiguo Tes- y la injusticia de este mundo (que tam-
tamento y con el rechazo instintivo de bién), sino a algo aún más profundo
un nacionalismo racista judío, precisa- que podríamos formular hablando de
mente porque ella era judía. la distinción entre dar y darse. Cuando
Quisiera apuntar, con todo, la que nos limitamos a dar «algo», se esta-
me parece razón justificada, del interés blece una inevitable distinción entre el
de SW por lo griego: ha descubierto que da, que será un sujeto bienhechor
una cultura de admiración por el mun- y digno de gratitud, y el receptor que
do: deslumbrada ante la armonía de los queda por debajo y obligado al agra-
astros o la del cuerpo humano o ante la decimiento. De este modo, se rompe
maravilla de la amistad, porque intenta algo intrínseco a la justicia como es la
trasladar al ser humano esa maravilla igualdad entre ambos. Lo conociera o
del universo. Y percibe el contraste no, SW parece guiada por las palabras
entre esa cultura y nuestra civilización del judío Pablo sobre Cristo: «Sien-
tecnológica que mira al mundo sin el do rico se hizo pobre por nosotros
menor respeto y solo como objeto de para enriquecernos con su pobreza»
dominio. Por otro lado, el desprecio (2Cor 8,9). Por eso, también los Padres
platónico por la materia y la sexuali- de la Iglesia se cansaron de repetir que
dad, quizá le sirviera de apoyo en el el que da una limosna no hace un acto
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de caridad, sino de justicia: porque no siera añadir que buena parte de su ne-
da al pobre de lo suyo propio, sino que gatividad se debe al dato de que solo la
le devuelve lo que era de él. conoció a través de sus escritos y su re-
cuerdo. Nunca a través de ese contacto
inmediato que permite percibir otros
¿Represión afectiva? rasgos de la persona con quien tratas.
Esto se atisba a través de la relación de
El segundo punto lo visibiliza y resu- Sylvie con su padre: hay frases muy
me esta escena entre Simone y la ma- duras contra él: «¡Hija de un genio! A
dre de Sylvie: mí, por supuesto me consideraba idio-
ta cuando no comprendía mi tarea de
Mi madre era de natural cariñoso. No latín o un problema de álgebra» (32);
había podido resistir la tentación de pa- más la clásica queja infantil porque su
sar sus dedos sobre el cabello de Simo- padre anteponía su trabajo a sus hijas,
ne (que debía recordarle el de su mari- sin decirles: «Qué guapa estás» (32).
do…) y, al hacerlo, había exclamado: De todo lo cual, más tarde en su ado-
«¡Qué hermoso pelo tienes, Simone!». lescencia, se vengaría ella negándose a
Simone se separó con un movimiento salir con él, «presa de la angustia: ¿de
brusco gritando: «¡No me toques!», qué voy a poder hablarle?» (53). Pero
como si una serpiente la hubiese pica- esos rasgos negativos quedan com-
do, contaba mi madre. (69) pensados por otra serie de contactos
positivos, como algunas observaciones
La sensación de que en SW hubo de su padre que revelan, a la vez, gran
una gran afectividad enormemente ternura y gran pedagogía; y sobre todo
reprimida parece innegable por otros por el trato posterior cuando el padre,
datos. El análisis de las causas de esa ya anciano, pierde facultades y casi no
represión no sé si hoy es posible, y puede caminar si no se apoya en ella.
temo que cada cual tienda a proyectar- Este tipo de relación viva es lo que
se a sí mismo si quiere buscarlas: ¿una le falta a Sylvie con Simone: a su pa-
desconfianza ante todos los hombres dre lo ha visto débil, a la tía no. Y, de
como incapaces de recibir su entrega?, hecho, habla de otra manera cuando
¿una incapacidad de ella para entregar- conoce una carta de SW a un amigo,
se?, ¿una sobrexigencia ética que la escrita ya en Londres: «Estoy acabada,
llevaba a privarse de toda gratificación rota» (27) y comprende que la santa
mientras hubiera injusticia en el mun- no era una especie de amazona o una
do?, ¿una fijación materna de la que versión femenina del kamikaze, sino
luego hablaremos? De haber vivido en una pobre mujer como todo ser huma-
nuestros días, no faltaría quien sugirie- no: «La imagen, nueva para mí, de una
se la hipótesis de algún intento secreto Simone encerrada, solitaria, rechazada
de abuso sexual en su infancia… Pero o, al menos, ignorada…, me impactó
más razonable es dejar el dato en el frontalmente» (113). O cuando descu-
aire sin conocer su explicación. bre que en las cartas a sus padres desde
Expuestas las quejas y razones de Londres, Simone suplica sin cesar que
Sylvie Weil contra su genial tía, qui- le hablen de la sobrina.
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Una posible raíz Es el mismo capullo en que Si-
mone envolvió a sus padres cuando
Si hay que buscar en estos recuerdos desde Londres les escribe cartas bien
la causa más importante de la situación optimistas mientras ella estaba casi
afectiva de SW, esta parecería estar en acabándose. Y, sin embargo –para-
su madre: una mujer supercariñosa, dojas del cariño–, es admirable ver a
supercuidadora y superposesiva, como aquellos dos padres que luego se pa-
lo fue también con su nieta según su sarán todas las horas del día sentados
propio testimonio, dando lugar a pe- uno al lado del otro, mecanografiando
leas fuertes entre el padre y la abuela todos los apuntes de su hija y posibili-
de Sylvie porque «André consideraba, tando así su paso a la posteridad.
con o sin razón, que su madre había Cada hombre en su noche se titula-
conseguido que Simone sintiese de- ba una famosa novela de Julien Green.
pendencia de ella y que Simone había En este libro aparece la noche de unos
muerto por eso» (87); y quería evi- seres humanos –con sus estrellas lucien-
tar que eso le pasase a su hija Sylvie. tes también, por supuesto– y la interre-
En definitiva: una mujer práctica que lación de nuestras noches, pero sin que
nunca pudo entender la complejidad por eso haya que culpar siempre a los
de su hija, ya desde pequeña, que ya otros de la noche propia. Es innegable
en 1914 escribe en una carta contan- que la grandeza de Simone resulta a ve-
do la terquedad y la obstinación de la ces algo masoquista. En este caso, más
niña: «Seguro que la he mimado de- que rechazarla como hace la sobrina,
masiado» y, además, que no le gusta hubiera sido más humano completarla.
que la cortejen los muchachos (96).
Una madraza que hizo de su hija una
enmadrada que cuando a sus 33 años Complemento importante
se encontraba rota reconocía que «qui-
zá pueda ser vuelta a pegar..., pero Simone necesita, pues, el complemen-
ese pegado provisional solo puede ser to de otra judía, muerta aún más joven,
llevado a cabo por mis padres» (27). pero en los mismos días que ella, y que
«Madre ciega como todas las madres» se ha convertido en otro de los grandes
(30), que vivió engañando a Simone, testigos de nuestra época: Etty Hillesum.
haciéndole creer que el solomillo que Ambas coinciden en su rechazo al
le daba a comer era carne mala, de la racismo sionista, pero de manera di-
más barata (126), sin obligarla a enca- versa: SW, por ser ella misma judía,
rar la verdad, y siempre con ese tipo se vuelve agresiva y generaliza, como
de recursos que, de momento, elimi- hemos visto. Etty se limita a decir que,
nan un problema, pero, a la larga, van como es de izquierdas, se siente univer-
creando otro mayor: «Me alineaba con salista y ajena a esos particularismos,
quienes consideraban que a Simone no pero no generaliza. Y, luego, cuan-
le habría venido mal conocer algo de do tiene ocasión de evadirse, prefiere
la realidad de las cosas y que su padres acabar en Auschwitz para «compartir
se habían equivocado mucho al envol- la suerte de su pueblo». En Simone se
verla en un capullo de mentiras» (127). intuye una sexualidad reprimida; Etty,
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más bien libertina y a quien le gustaba Permítase otro recuerdo personal:
hacer el amor, va aprendiendo el sen- me dijo una vez un amigo recién ca-
tido de una castidad como fidelidad a sado: «Yo siempre quiero hacer el
valores relacionales más altos, al ir pro- amor, pero prefiero esperar a que ella
fundizando en su relación con Spier. me lo pida, porque así, sabiendo que
Pero, curiosamente, ambas parecen ella también lo quiere, lo hago con más
coincidir en la llamativa formulación seguridad y más cariño». Esa anécdota
de su relación con Dios: Etty habla de puede ayudar a comprender que la pe-
«ayudar a Dios»; Simone, de «tener pie- tición no es una expresión de descon-
dad de Dios». Ayudar a Dios es procurar fianza en Dios, sino un reconocimiento
que no muera al menos lo que hay de Él de nuestra propia necesidad. Decir:
en nosotros. Es también esa oración de «Señor, tú tienes piedad de nosotros»
petición hoy tan denostada desde una vi- en lugar de «ten piedad de nosotros»
sión racionalista de Dios, pero que, tanto es una mera constatación aséptica que
Simone como Etty, practicaban con in- no constata «cuánto nos importa a no-
tensidad. Porque el sentido de esa ora- sotros» esa piedad.
ción no es que nosotros no nos fiemos No hay aquí espacio para analizar
de Dios y queramos ablandarle. Es eso eso, pero baste ese breve paralelismo
que vimos al citar a Wittgenstein, de los para entender que, completándose las
diversos «juegos del lenguaje». La ora- dos (la tía y la sobrina), se le puede
ción de petición no pertenece al lenguaje aplicar a SW aquello que escribió Me-
analítico, sino al lenguaje amoroso. Y, néndez y Pelayo de otro gran genio
en el amor, el que da el don se siente mu- unilateral (W. F. Hegel): «Hasta en sus
cho más seguro y más feliz si sabe que la errores enseña». Añadiré para eso dos
otra parte lo espera y lo desea. apéndices.
24
APÉNDICE I. ALGUNOS TEXTOS
COMPLEMENTARIOS DE SIMONE WEIL
25
tierra natal, patria bienamada de toda guna actitud inconsciente e involun-
alma, querida por su belleza, en la to- taria que expresaría el rechazo de su
tal integridad del orden y la necesidad sobrina. De todos modos, pueden ser
que constituyen su substancia, con to- útiles un par de aclaraciones: 1) para
dos los acontecimientos que en ella se SW, la desdicha (le malheur, en termi-
producen… nología de Simone) no es simplemente
No puedo en modo alguno imagi- el dolor físico, sino su reacción ante
nar la posibilidad de que un ser huma- la tragedia del mundo. Y 2) Juan de
no experimente amistad por mí. Si creo la Cruz, cuya «noche oscura» puede
en la suya (de Joe) es solamente porque tener algunas pinceladas cercanas a lo
teniendo confianza en usted y habien- que escribe Simone, no establece esa
do recibido por parte suya la seguridad separación tan radical entre la desdicha
de esa amistad, mi razón me induce y la alegría, sino que las une: la noche
a creer en ella. Pero para mi imagi- oscura llega a ser la noche «amable
nación no es menos imposible. [Eso] más que la alborada».
me hace confesar un sentimiento tanto
más tierno hacia quienes realizan ese b) A propósito de la alusión a esa
imposible. Pues la amistad es para mí presencia «tan real», vale la pena re-
un beneficio incomparable, sin medida, producir sucintamente para quienes no
una fuente de vida, no metafórica sino lo conozcan el proceso de llegada de
literalmente…. SW a la fe cristiana. Ese proceso ca-
Le digo estas cosas porque usted bría en estos tres pasos. Veámoslo.
puede entenderlas… Estoy convencida
de que la desdicha por una parte y la
alegría como adhesión total y pura a la El proceso de llegada de SW
perfecta belleza por otra, implicando a la fe cristiana
ambas la pérdida de la existencia per-
sonal, son las dos únicas claves por las 1935 en Portugal
que se entra en el país puro, en el país
respirable, en el país de lo real… [En 1935 sus padres la llevaron a Por-
Usted me comprende bien. Ese amor tugal, a descansar tras el año de trabajo
divino que se toca en el fondo de la des- en la Renault]:
dicha, como la Resurrección de Cristo a
través de la crucifixión, y que constituye Por la noche, bajo la luna […] el pue-
la esencia no sensible y el núcleo central blo estaba al borde del mar. Las mu-
de la alegría no es una consolación. Deja jeres de los pescadores caminaban en
el dolor completamente intacto. procesión junto a las barcas; portaban
cirios y entonaban cánticos sin duda
Un par de observaciones sobre ese muy antiguos, de una tristeza desga-
texto. rradora […]. Allí tuve de repente la
certeza de que el cristianismo era por
a) Ese modo de expresarse a mu- excelencia la religión de los esclavos,
chos les parecerá discutible o al menos de que los esclavos no podían dejar de
exagerado. No sé si puede traducir al- adherirse a ella, y yo entre ellos.
26
1937 en Asís amor análogo al que se lee en la son-
risa de un rostro amado. Nunca había
En 1937 pasé en Asís dos días maravi- leído a los místicos porque nunca había
llosos. Allí, sola en la pequeña capilla sentido nada que me ordenase leerlos
románica del siglo xii de santa Maria […].
degli Angeli, incomparable maravilla
de pureza, donde tan a menudo rezó Y cerremos este apéndice con dos
san Francisco, algo más fuerte que yo textos sobre la fe de SW:
me obligó, por primera vez en mi vida,
a ponerme de rodillas. No es por la forma en que un hombre
habla de Dios, sino por la forma en que
habla de las cosas terrenas como se
1938 en Solesmes puede discernir mejor si su alma ha per-
manecido en el fuego del amor a Dios
En 1938 pasé diez días en Solesmes, (de El conocimiento sobrenatural).
del Domingo de Ramos al Martes de
Pascua […]. Fue en el curso de una El segundo texto ya lo he apunta-
de esas recitaciones cuando Cristo do en la primera parte, pero conviene
mismo descendió y me tomó. En mis retomarlo aquí para completarlo y con-
razonamientos sobre la insolubilidad textualizarlo aún mejor:
del problema de Dios no había previs-
to la posibilidad de un contacto real, No soy católica pero nada de lo católi-
de persona a persona, aquí abajo, en- co, nada de lo cristiano me es ajeno. A
tre un ser humano y Dios. Había oído veces me digo que solo con que en la
hablar vagamente de cosas de ese tipo puerta de la iglesia hubiera un cartel di-
pero nunca las había creído… En ese ciendo que se prohíbe la entrada a todo
súbito descenso de Cristo sobre mí, ni aquel que tenga un sueldo superior a
los sentidos ni la imaginación tuvieron una determinada cantidad, me haría
parte alguna; sentí solamente a través cristiana (Carta al escritor G. Berna-
del sufrimiento, la presencia de un nos, hacia 1938).9
27
APÉNDICE II. LA LEYENDA DE FRAY PRIMITIVO
Y EL POZO
Este apéndice, prometido en la primera parte, pide ser leído con una
actitud más bien meditativa, que ayudará a percibir esa difícil armonía
entre el autocontrol y el gozo. Se trata de una parábola de José María
Pemán:10
30
NOTAS
1. Todas las citas de este ensayo proceden de lo ejecuciones sumarias que vio, le horrorizaron
que SW escribió en Inglaterra en su inacaba- tanto que tras exclamar «aunque los muertos
do regreso de Estados Unidos a Europa con callen hablarán los cementerios», comenzó a
la idea de saltar a la Francia en guerra. Los escribir artículos que cuajaron después en el
números entre paréntesis remiten a las páginas célebre libro Los grandes cementerios bajo la
del libro de la editorial Trotta que recoge esos luna. Simone, por el contrario, había venido
apuntes: Escritos de Londres y últimas cartas. a España a alistarse en el bando republicano.
2. Weil, Simone (2009). A la espera de Dios, El horror que le produjo oír a «hombres que
Madrid: Trotta, p. 28. parecían valientes, que contaban sonriendo
3. Wenn der Kaufmann preist den Wein, so wird cuántos sacerdotes o «fascistas» (término
es guter Essig sein. muy amplio) habían matado», le produjo tal
4. Programa deportivo de radio emitido por la decepción que motivó su carta a Bernanos,
Cadena Ser, muy popular en España. diciéndole que «aunque sea Ud. monárquico,
5. Ver todo el texto, p. 101-116. está más cerca de mí que mis compañeros de
6. Weil, Sylvie (2011). En casa de los Weil, An- las milicias de Aragón, esos camaradas a quie-
dré y Simone. Madrid: Trotta. nes, sin embargo, yo amaba». Ambos parecen
7. El mundo de la guerra y de Auschwitz. coincidir, además, en que debajo de todas esas
8. Simone alude a un «dolor y sensación de ago- criminales atrocidades estaba, más que la mal-
tamiento» que soportaba desde hacía diez años dad, el miedo.
y a los que se ha referido antes en la carta. 10. El texto de este cuento se puede encontrar en
9. Bernanos, ferviente católico, monárquico y alguna de las ediciones que se han realizado
conservador, había estado en Mallorca con in- sobre los cuentos de José María Pemán. Una
tención de alistarse a la Guerra Civil al lado de de las últimas por Quorum editores (1999) 24
los sublevados. Los crímenes, y la cantidad de cuentos de Jose María Pemán y Nieve en Cádiz.
31
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
1. ¿Qué es lo que dice exactamente Simone Weil sobre los siguientes puntos y
qué opinas tú sobre ello?
2. ¿En qué tienen razón y en qué no las críticas de su sobrina? ¿Cómo podemos
evitar que esos peligros estropeen nuestras cualidades?
32
Cristianisme i Justícia (Fundació Lluís Espinal) es un centro de estudios
creado en Barcelona el año 1981. Agrupa un equipo de voluntariado
intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión social y
teológica para contribuir a la transformación de las estructuras sociales
y eclesiales. Forma parte de la red de Centros Fe-Cultura-Justicia de
España y de los Centros Sociales Europeos de la Compañía de Jesús.
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