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Santos Benetti

[kío c
Cuaresma-Semana S-Pascua
EDICIONES PAULINAS
SANTOS BENETTI

CAMINANDO
POR EL DESIERTO
Tras los pasos de Jesús

Cuaresma - Semana Santa - Pascua - Ciclo C


4.a edición

EDICIONES PAULINAS
INTRODUCCIÓN

Este libro es la respuesta práctica a algunos derechos


que tienen todos los cristianos, y que pueden ser expre-
sados de la siguiente forma:

— Derecho a leer la Sagrada Escritura, meditarla y


reflexionarla.
— Derecho a compartir con otros el alimento de la
Palabra de Dios.
— Derecho a vivir la Liturgia no solamente en el
templo, sino también en el hogar, la «iglesia do-
méstica».

Generalmente, estos derechos los ejercemos cuando


participamos de los actos de culto, pesando sobre los sacer-
dotes la grave responsabilidad de acercarnos al Pan de
la Palabra, que, llegado por el oído, tiene la finalidad
de revitalizar todas las jornadas de la semana.
La Palabra, por lo tanto, si bien nace y es proclama-
da en la Liturgia como lugar privilegiado, es esencialmente
«energía» divina que debe llegar hasta las más mínimas
actividades que desarrollamos.

© Ediciones Paulinas 1980 (Protasio Gómez, 13-15. Madrid-27)


De aquí surge la doble finalidad de este trabajo:
© Santos Benetti 1980 Mientras brinda a los sacerdotes un material pastoral
ISBN: 84-285-0628-0 para las homilías y celebraciones litúrgicas de Cuaresma,
Depósito legal: M. 3.152-1984
Impreso en Artes Gráficas Garvi. Humanes (Madrid)
Impreso en España. Printed in Spain 5
Semana Santa y Pascua, pretende también ser una guía
para la lectura y meditación de la Biblia por parte de reli-
giosos y laicos a lo largo de la semana, tanto en forma
individual como grupal.

Por este motivo, los lectores encontrarán, para cada do-


mingo de Cuaresma y Pascua y para las celebraciones de Se-
EL CAMINO DE DIOS
mana Santa, el texto de las lecturas bíblicas acompañadas
por algunas reflexiones que, sin pretender agotar el tema, PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
puede orientar el trabajo personal de ceda uno.
Están redactadas en forma tal, que no solamente sir-
ven a los sacerdotes en su tarea de preparar la homilía,
sino también que puedan ser leídas como fuente de me- — Primera Lectura: Deuteronomio 26,4-10
ditación. En este último caso, aconsejamos leer un solo Dijo Moisés al pueblo:
punto por día y meditarlo luego, de modo que se viva —El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primi-
el espíritu de la celebración litúrgica en constante creci- cias y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios. Entonces tú
miento a medida que transcurre la semana. dirás ante el Señor tu Dios: «Mi padre fue un arameo errante,
que bajó a Egipto y se estableció allí, con unas pocas perso-
A este material agregamos, con vistas a vivir intensa- nas. Pero luego creció hasta convertirse en una raza grande,
potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos opri-
mente este «tiempo fuerte» de Cuaresma, Semana Santa mieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces, cla-
y Pascua: mamos al Señor, Dios de nuestros padres; y el Señor escuchó
nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra
— Los guiones para las misas, de modo que estén angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y
en concordancia con las reflexiones de la Palabra. brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y por-
— Una lectura dramatizada de la Pasión según san tentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una
Juan para el Viernes Santo. tierra que mana leche y miel. Por eso ahora traigo aquí las
— Tres esquemas de Celebraciones Penitenciales. primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.»
— Un ^ia Crucis o Meditación bíblica de la Muerte Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en pre-
sencia del Señor, tu Dios.
y Resurrección de Cristo.
— Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Romanos
10,8-13
Hermanos:
La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti; la tienes
en los labios y en el corazón.» Se refiere al mensaje de la
fe que os anunciamos. Porque si tus labios profesan que

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Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te
salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por A) REFLEXIONES
la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defrau-
dado.» Porque no hay distinción entre Judío o Griego; ya 1. El desierto, tiempo de búsqueda
que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos
los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Hoy comenzamos la Cuaresma y el Espíritu nos empuja
Señor se salvará.» hacia el desierto, en un itinerario espiritual de búsqueda
del rostro de Dios y de nuestro propio rostro.
— Tercera Lectura: Evangelio de san Lucas 4,1-13 El desierto es un lugar desnudo, árido, sin caminos,
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió sin esquemas hechos. Sólo invita al hombre-caminante a
al Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevan- atravesarlo, dejándose invadir por el horizonte que siem-
do por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
pre está delante. Penetrar en él es desprenderse de un
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió
mundo hecho para aventurarse por lo inseguro, lo deforme,
hambre.
Entonces el diablo le dijo: lo inacabado.
—Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se con- Entrar, pues, al desierto de esta cuaresma, guiados
vierta en pan. por el Espíritu, es penetrar en un tiempo interior de bús-
Jesús le contestó: queda sincera y valiente de nuestro propio camino de hom-
—Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre.» bres —de cristianos creyentes—. Es inútil pretender el ca-
Después, llevándolo a lo alto, el diablo le mostró en un mino o la respuesta ya elaborados, o señales taxativas que
instante todos los reinos del mundo, y le dijo: nos digan qué tenemos que hacer o cómo decidir.
—Te daré el poder y la gloria de todo esto, porque a
mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te
arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Es un tipo de preguntas que han de ser respondidas
Jesús le contestó: desde el interior de nosotros mismos: ¿Quién soy? ¿Qué
—Está escrito: «Al Señor tu Dios adorarás y a él solo busco? ¿Cuál es el objeto de mi vida? ¿Qué significa
darás culto.» para mí vivir como cristiano?
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del
templo y le dijo: Hoy la Palabra de Dios nos insinúa que solamente en
—Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está el desierto podremos encontrar el camino de Dios, que se
escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y tam-
ha de cruzar con nuestro camino. Así sucedió con Abra-
bién: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tro-
ham, que no tuvo respuestas dadas de antemano, que tuvo
piece con las piedras.»
Jesús le contestó: que abandonar su mundo para descubrir trabajosamente el
—Está mandado: «No tentarás al Señor tu Dios.» nuevo mundo al que era llamado. Bien lo dice la prime-
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta ra lectura refiriéndose a la experiencia de Abraham y de
otra ocasión. todo el pueblo hebreo: «Mi padre fue un arameo errante.»

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Y sólo cruzando el desierto pudo el pueblo ser introdu- Dejar al borde del desierto tantas mentiras e hipo-
cido hasta «esta tierra que mana leche y miel». cresías, una vida aburguesada y autosatisfecha. Dejar esas
No nos extrañe, por lo tanto, que en el desierto Moi- trampas sutiles con las que pretendemos autoconvencer-
sés descubriera su vocación de liberador; que allí los pro- nos, llegando incluso a torcer el sentido de las frases bí-
fetas encontraran el sentido de la historia de salvación; blicas para rehuir el cambio y demostrar que Dios piensa
que en el desierto Juan se preparase para su misión y allí exactamente igual que nosotros (de la misma forma que
mismo Jesús tuviera que afrontar el más grande de sus lo hizo el diablo al tentar a Jesús)
interrogantes: ¿Qué quiere de mí el Padre?
Al desierto hemos de entrar desnudos, para descubrir
Caminar por el desierto es la pedagogía de Dios, que
nuestra «aridez interior», para tener el coraje de mirar-
lejos de obligarnos a enderezar nuestros pasos por esa o
nos tal cual somos, sin las vestiduras que cubren la ver-
aquella dirección, nos impone el esfuerzo de buscar cada
güenza, las llagas o la suciedad.
uno su propio camino y dar su auténtica y sincera res-
También esta comunidad, nuestra diócesis, la Iglesia
puesta.
toda ha de desnudarse hoy si quiere comenzar la Cuares-
El desierto subraya nuestra opción libre, y sólo así
ma siguiendo los pasos de Jesús. Como Abraham, que
podremos —como los hebreos— acercarnos al altar y ofre-
debió abandonar su casa, su país y su comodidad. Como
cer «las primicias de los frutos del suelo», suelo que Dios
el pueblo hebreo, que dejó el Egipto de las ollas y del con-
nos ha dado pero que nosotros debemos cultivar.
formismo.
¡Qué necesidad tiene nuestra «sociedad cristiana» de
despojarse de tantos esquemas y modos de ser como ocul-
2. El desierto, tiempo de desprendimiento
tan lo vacío de un cristianismo sin espíritu! Sólo al final
del desierto están las aguas del Jordán, en las que hemos
Jesús tenía treinta años cuando el Espíritu lo urgió
de sumergirnos para que el Espíritu de Dios nos engen-
a abandonar su familia, su pueblo, su comodidad, sus es-
dre como nuevas criaturas...
quemas... para descubrir lo nuevo de una misión a la
que era llamado. Cuidado con entrar al desierto de esta cuaresma bien
Penetrar en el desierto significa, en efecto, despren- situados en nuestro carro —muchas veces un carro blin-
dernos de todos los esquemas en los que nos hemos «fija- dado— sobre el cual rebotará la Palabra exigente de Dios.
do y anclado»; es reconocer que eso pertenece a un mundo Caminemos, en cambio, en h pobreza y el silencio inte-
viejo y caduco. El desierto desnudo apela a nuestra totd rior, para llenarnos con la riqueza del Evangelio y con
desnudez y pobreza interior. No basta decir: «Ya soy cris- la Palabra del Señor, que nos invita a derribar los ídolos
tiano, ya tengo aprendidos los elementos básicos, conozco para revestirnos de Cristo vivo. Dejemos también los có-
el catecismo...», etc. Ahora debemos dejar al borde del modos bastones y la pesada mochila. Apoyémonos en un
arenal nuestras respuestas hechas y... huecas, tantos lu- Dios que nos ha de guiar por el camino de la libertad,
gares comunes, esos ritos vacíos, aquel modo rutinario y cuya primera etapa es mirarnos y reconocernos tal cual
convencional de hacer la cosas. somos...

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prestigio del dinero, podemos ahorrar energías y adue-
3. El desierto, tiempo de prueba ñarnos más fácilmente del mundo?

Ya entrados en el desierto y pasados los primeros Y damos un paso más: ¿No podremos usar a Dios
fervores, pronto surge la crisis. «Es duro este Evangelio», —tentarlo— para que El también esté a nuestro servi-
decimos. «Hagámosle algún retoque, suavicemos sus exi- cio? Si nosotros somos su pueblo, sus fieles, sus hom-
gencias...» bres honestos, ¿por qué no nos ayuda en esta empresa,
El desierto —símbolo de toda la vida del hombre en aquella guerra, en ese negocio, en el litigio contra
caminante— pone, entonces, a prueba el valor de nues- nuestro hermano? Al fin y al cabo, ya bastante hacemos
tras convicciones. Así fue como los hebreos fueron ten- por El..., y El... ¿qué hace por nosotros?
tados de abandonar a Yavé para volver a los ídolos de Lucas nos señala las tres típicas tentaciones de Jesús,
Egipto, y así Jesús sintió permanentemente la gran tenta- todas ellas encaminadas a desviar a Jesús del trance de
ción de desviarse de la cruz para tergiversar el signifi- la cruz. La historia nos muestra, a su vez, las numerosas
cado de su mesianismo. tentaciones de la Iglesia, atraída por el Espíritu, pero tam-
Todas las tentaciones de Jesús se resumen en una bién zarandeada por las riquezas, el poder político y el
sola: abandonar el modo de Dios de liberar al hombre abuso del prestigio religioso.
para amoldarse a las exigencias y criterios del mundo. Mas ¿cuáles son hoy «nuestras» tentaciones? ¿De qué
Hacer trizas el evangelio de la búsqueda, de la renuncia, subterfugios nos valemos para excusarnos ante esta o
de la entrega, para adoptar el «evangelio» de los eslogans aquella página molesta del Evangelio?
fáciles y de la vida conformista. El cristiano del siglo veinte quizá soporte una tenta-
ción más dura aún que la de otros siglos: la total y ra-
Y allí estamos todos con nuestra crisis a cuestas, dis- dical rebeldía contra todo orden trascendente que fun-
puestos a fabricar los nuevos ídolos que nos seducen: el damente un estilo de vida religioso. ¿No se basta el hom-
dinero, el poder, el sexo, la buena vida. bre a sí mismo? ¿Qué necesidad tenemos de Dios? ¿Para
Como Jesús, sentimos hambre, es decir, nos senti- qué atravesar el desierto de la renuncia si podemos ser
mos privados de eso mismo que hemos dejado al borde felices sin evangelio ni cruz ni norma alguna que regule
del desierto. «¿No será posible una componenda?», deci- nuestro camino?
mos. «¿Hace falta abandonar el egoísmo tan radicalmen- He ahí nuestra encrucijada... Lo cierto es que, ine-
te?» Sentimos hambre del pasado, de una religión cómo- ludiblemente, tenemos que dar una respuesta.
da, de una salvación «asegurada» con algunos rezos y
dos o tres limosnas.
Y hambre de poder, de influencias sociales, de presti- 4. El desierto, tiempo de fidelidad
gio. ¿Para qué la cruz si, con la espada en la mano, to-
dos se nos rinden? ¿Para qué apoyarnos en la pobreza Acorralado en la dura crisis, Jesús respondió al Pa-
del evangelio, si escudados en el poder político y en el dre haciendo profesión de la misma Palabra del Padre.

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He aquí la encrucijada de esta cuaresma. He aquí el
Hizo suyas y aceptó en su corazón esas Palabras, trans-
drama de nuestro cristianismo que pretende «servir a dos
formándolas en su norma de conducta. No las tergiversó
señores», que escamotea el precio duro de la salvación
ni las suavizó ni las distorsionó como hizo el tentador.
humana.
Bien cumplió lo que dice la segunda lectura: «La Pa-
labra está cerca de ti; la tienes en los labios y en el
corazón... Por la fe del corazón llegamos a la justicia
Concluyendo...
y por la profesión de los labios, a la salvación.»
El cristiano que hoy con sinceridad se pregunta por
Jesús en el desierto se miró a sí mismo desde el
su camino, confía en que la Palabra de Dios es ese ca-
punto de vista de Dios. Dejó a un lado sus intereses,
mino de auténtica liberación interior. Sabe que Dios no
su comodidad, su egoísmo, y se preguntó sinceramente
es un déspota, sino un Padre cuya palabra es siempre ali-
por el camino a seguir. Su pregunta fue limpia, sin doble
mento, pan, agua y luz.
intención; como limpia, sincera,* transparente fue su res-
puesta...
Quizá hoy el mayor pecado de nuestro cristianismo
Hoy todos estamos caminando en el desierto de una
no está en ignorar la Palabra de Dios sino en tergiver-
sociedad convulsionada. Y sentimos que la vida se trans-
sarla o manipularla para ponerla al servicio de tal filoso-
forma en un campo de batalla entre la verdad y la men-
fía o ideología política, para que encaje en tal esquema
tira, entre el amor y el egoísmo. Y las preguntas: ¿Sigo
que no estamos dispuestos a abandonar, pero que de-
luchando por este ideal? ¿Qué gano con ser honesto, fiel,
bemos o necesitamos disfrazar de «evangélico» para que
justo, sincero? Y las excusas: «Se hace lo que se pue-
la conciencia duerma tranquila.
de... No hay que exagerar... Con probar, nada se pierde...»
No otra es la intención del evangelio de hoy cuan-
Esto es el desierto... Los hombres, caminando... y
do nos hace descubrir la sutil tentación del hombre-
un Dios fiel, que no nos abandona, pero que tampoco
Cristo (del cristiano) invitado a apartarse de Dios con las
apela a espejismos ni a promesas falsas. Un Dios que
mismas palabras de Dios...
nos obliga a ir hasta el fondo de nosotros mismos para
¿No se justificó, por ejemplo, la esclavitud o la se-
dar respuesta a los grandes interrogantes de la vida. Pero
gregación racial o los salarios de hambre con frases bí-
El no impone su respuesta. «Si eres hijo de Dios —nos
blicas? ¿No usamos el mismo método para negarnos al
dice—, mira en tu corazón y responde.» Esa respuesta
diálogo con los no cristianos o para no aceptar el pro-
sincera es tu culto y tu ofrenda. El culto de la Iglesia
yecto de cambio dentro de la Iglesia?
del desierto.
Por esto, en el mismo desierto somos juzgados. Ahí
se hace el juicio del hombre en el tamiz de la sinceridad.
El cristiano enfrentado a la Palabra divina sólo tiene dos
alternativas: aceptarla tal cual es y seguirla, o pretender
«sobornar» a Dios para vivir en la trampa.

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radora» que allí protagonizó Dios el Salvador. El cristiano
B) OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS llega a sentirse aplastado por toda una estructura religiosa,
a veces de color dudoso, que le impide mirarse a sí mismo
1.a - Toda la reflexión de este primer domingo de Cua- y hacer una opción verdaderamente sincera. La misma crisis
resma tiene como fundamento de sostén el simbolismo del padece el sacerdocio y la vida religiosa.
desierto. Y éste es el sentido de la Cuaresma..., punto cero de la
Parece oportuno, entonces, partir de una descripción fe- vida de fe. Estas reflexiones tienden a sugerir a la comunidad
nomenológica de todo lo que es el desierto y lo que implica una vuelta al desierto, es decir, al camino de la liberación in-
una travesía por él. terior; a un apartarse sin agresividades de cierto «arsenal
Una 2ona inhóspita, agreste, sin nada hecho, sin camino religioso» que más bien disfraza que revela a Dios. Y de los
ni señales. Donde no se deja huella. Espacio infinito que abre muchos puntos de reflexión que el desierto sugiere, escoge-
la amplitud de miras; un sol sin obstáculos que quiere pe- mos tres que nos parecen esenciales: tiempo de búsqueda,
netrar... El caminante que no puede detenerse ni hacer una de desprendimiento, de prueba y fidelidad.
cómoda casa; que no lo tiene todo servido; que debe bus- La «mística del desierto» estará presente en los restantes
car el agua, la escasa sombra, un refugio para la noche. domingos que nos irán revelando el rostro de Dios por ca-
Sobre esta experiencia tan cercana al pueblo hebreo (el minos realmente paradójicos.
desierto comenzaba ya en las afueras de Jerusalén y se ex-
tendía hacia el Mar Muerto y hacia Egipto) surge el sen- Sobre el primer punto de reflexión, insistimos en que
tido espiritual y profundo del desierto, como itinerario del se denuncia con la comunidad ese cristianismo de «frases
hombre que busca a Dios y que se pregunta por el sentido hechas» a las que nos hemos acostumbrado y que han per-
de su existencia, tan similar al desierto. dido para la mayoría todo su profundo sentido.
Lo mismo dígase de tantos ritos, fiestas, celebraciones,
La Primera Lectura es un resumen de esa experiencia etcétera.
hebrea: un pueblo errante y un Dios fiel y salvador. Así, por ejemplo, frases tan simples como «el domin-
La pedagogía del desierto acentúa la acción liberadora go es el Día del Señor», «todos somos hermanos», «la Euca-
de Dios, que, mientras se manifiesta como presencia, subraya ristía es una fiesta en familia», «Jesús es el Salvador»...,
al mismo tiempo la presencia del hombre artífice de su pro- ¿qué significado real tienen en la vida concreta?
pio destino. El desierto pone de manifiesto esa tremenda A menudo se teme este cuestionamiento, y por eso mis-
«soledad» del hombre, tan marcada en la literatura y psi- mo se impide la profundización de la fe. ¿Qué puede ser una
cología modernas como asimismo en la filosofía, el cual debe Cuaresma cuando estamos dispuestos de antemano a que todo
dar un Sí totalmente suyo, que no puede construirse a costa siga igual?
del otro. Es importante aquí que recordemos lo que nos señala
Lucas en su relato enfatiza ese aspecto de la vida de Lucas: fue el Espíritu de Dios quien llevó a Jesús al desier-
Jesús: solo en el desierto (Marcos 1,12 dirá que «vivía en- to... El mismo Espíritu que busca adoradores auténticos para
tre animales salvajes»), hambriento, enfrentado al tentador. el Padre (Jn 4). También la primera lectura señala que fue
la experiencia del desierto la que transformó a los hebreos
Seguramente hoy nuestra pastoral debe volver a esta mís- en adoradores del Señor, ante cuyo altar colocaban sus
tica del desierto, para que descubramos la «educación libe- ofrendas.

ló 17
2. c. DESIERTO
2.a - El segundo punto de la reflexión se presta a un exa- na; y finalmente, en no «sobornar a Dios», buscando la re-
men de la comunidad acerca de cuántas cosas debe abando- ligión más por sus beneficios que por la entrega que implica.
nar para penetrar en el desierto.
Examen de la rutina, de un estilo de predicación o de Lo importante es el otro plano subyacente en Lucas: tam-
catequesis, de las formas cultuales, de la vida de los laicos, bién ésas son las tentaciones del nuevo pueblo, la Iglesia.
etcétera. Y pensamos que es aquí donde debemos afinar nuestra pun-
Nuestras comunidades, «viejas» por el tiempo, pueden ha- tería: ¿Cuáles son las actuales tentaciones de la Iglesia del
ber también envejecido en su espíritu. Este fue el drama de siglo veinte? ¿Y cuáles las del cristiano moderno?
los fariseos que no pudieron aceptar la novedad del Espíritu Pienso que son tentaciones mucho más sutiles y que, in-
que Jesús traía. ¿No será el drama de muchas de nuestras cluso, hasta parecen escapar al fácil encasillamiento. Posible-
comunidades? mente no baste afirmar que es el dinero o el poder o el
Cuesta abandonar el pasado querido y bien amado, o sexo..., etc. Creemos que más bien la tentación está en ese
cierta posición que quizá en otra época se creyó justa y acer- modo sutil y bien armado teológicamente para evitar siempre
tada. Precisamente en esta dirección apunta la pobreza del es- en el momento oportuno un compromiso a fondo.
píritu preconizada en las Bienaventuranzas: estar permanen- Basta observar el panorama de la Iglesia: todos los gru-
temente vacíos de nuestros esquemas para llenarnos con la pos opuestos entre sí y con los más variados nombres, se
novedad del Evangelio. fundamentan bíblicamente para demostrar que su punto de vis-
ta es el único y auténtico.
3.a - Con respecto a las tentaciones de Jesús, recordemos Entretanto, todo el relato de Lucas parece decirnos:
que Lucas tiene como trasfondo el horizonte del desierto don- ¡cuan difícil es ser sinceros cuando debemos enfrentarnos al
de el pueblo hebreo fue «tentado» y donde se probó su fide- Dios viviente y a su Palabra orientadora! ¡Y con qué suti-
lidad a Yavé. leza defendemos nuestra posición previamente asumida, con
De más está decir que el desierto en el que Jesús fue una Biblia en la mano...!
tentado es el símbolo de toda su vida y que todas las ten- (Léase en esta dimensión y bajo esta óptica el texto ínte-
taciones se orientan a desviarlo del mesianismo del «Siervo su- gro de los Evangelios y llegaremos a la conclusión de que
friente» para encaminarlo hacia un mesianismo político. Fue- hasta la misma condena a muerte de Jesús fue respaldada
ron los galileos, el pueblo cuya hambre sació «en el desierto», con una argumentación bíblica.)
los apóstoles y Pedro en particular, los que hicieron el pa-
pel de Satanás, el tentador. Importante faceta de la vida de De ahí nuestra insistencia en esta postura de absoluta
Cristo, muchas veces olvidada... sinceridad ante la palabra de Dios, sinceridad que no puede
ser tal si no va precedida por el desprendimiento y la des-
Poco importa el número de las tentaciones, ya que to- nudez interior.
das ellas tienen un denominador común: apartarlo de la cruz Jesús vence la tentación remitiéndose a su obediencia al
y de todo lo que ello implica. Padre. Es la única forma que tenemos los cristianos de diri-
Lucas insiste en la supremacía del «pan de la Palabra» mir nuestras cuestiones y resolver nuestros interrogantes.
sobre el pan de los milagros y del camino fácil (como tam-
bién lo pone de relieve Juan 6); en el camino de la humildad
y del servicio fraterno, características de la autoridad cristia-

18
19
— Porque nos domina la ambición, el orgullo y el afán
C) GUIÓN DE MONICIONES de dominio sobre los demás...
— Porque abusamos de tu palabra confundiéndola con
Introducción nuestros viejos esquemas...
(Otras invocaciones.)
Hermanos: Hemos entrado ya en el tiempo de Cuaresma,
nuestro desierto espiritual, que hemos de atravesar juntos li-
berándonos de las ataduras del pecado y caminando hacia la Primera Lectura
libertad de Jesucristo.
Es un tiempo en el cual Dios nos dirigirá su palabra, El pueblo creyente necesita atravesar el desierto para en-
cada vez más exigente y purificadora, para que nosotros ha- contrarse con la llamada de Dios que lo impulsa a caminar
gamos nuestra gran opción: por la muerte o por la vida. hacia una nueva tierra de libertad. Dejémonos guiar por el
Cuaresma es tiempo de escucha atenta de la palabra, de me- Señor que nos conduce «con mano fuerte y brazo exten-
ditación profunda, de respuesta sincera. Tiempo de prueba dido».
y de crecimiento en la fe.
Penetremos con Cristo en el desierto para descubrir nues-
tro camino, para hacer nuestro camino... que hoy se ilu- Segunda Lectura
mina con el mensaje de Dios que, como nos dirá Pablo,
«es la palabra que está cerca de ti: la tienes en los labios La fe nos exige abrazar la Palabra, testimoniarla con los
y en el corazón». labios y vivirla en la justicia. Quien así crea «no quedará
defraudado».
Acto penitencial
Tercera Lectura
Hermanos: Antes de escuchar la Palabra de Dios, reco-
jámonos en silencio y roguemos a Dios que nos purifique
para que ingresemos a su desierto con el corazón limpio. El Espíritu guía a Jesús por el desierto de su existencia
(Momentos de silencio.) para que descubra y acepte el camino de la cruz, único modo
mediante el cual Dios realiza su salvación.
A cada invocación respondemos: «Señor, ilumina nues-
También para nosotros éste es un tiempo de búsqueda,
tros pasos.»
de desprendimiento, de prueba y de fidelidad.
— Porque caminamos desorientados, desconfiando de tu
palabra...
— Porque no somos lo suficientemente sinceros para mi-
rar nuestro interior... Oración de los fieles
— Porque hemos estancado el dinamismo de tu men-
saje... Hermanos: Jesús, el Hombre Nuevo, nos ha trazado un
— Porque nos interesa más el pan del bienestar que tu camino. Roguemos a Dios para que también nosotros opte-
Evangelio liberador... mos por él y nos dejemos invadir por su exigente mensaje.

20 21
A cada intención respondemos: «Aumenta nuestra fide-
lidad.» Despedida
— Para que descubramos el sentido de nuestra vida...
— Para que optemos en libertad y sinceridad... Hermanos: Nuestra verdadera tentación comienza ahora al
— Para que cuestionemos nuestro cristianismo aburgue- abandonar el templo. El espíritu del mal nos forzará a que
sado... también abandonemos los criterios de Dios acerca de la vida.
— Para que caminemos en la pobreza y el silencio inte- Aferrémonos a la Palabra de Dios y caminemos por el de-
rior, libres de la pesada carga de la diaria rutina... sierto de un mundo materialista y superficial, ayudando a nues-
— Para que abandonemos la mentira y la hipocresía y tros hermanos a dar un pleno y total sentido a la vida.
toda forma de rehuir las exigencias del Evangelio... Este es el culto del desierto: vida nueva sobre esquemas
— Para que el dinero y el placer no ahoguen el sentido viejos.
de trascendencia que debe tener nuestra vida...
— Para que toda nuestra comunidad cristiana se libere
del hambre del poder y la ambición, y se abrace a
la cruz del servicio fraterno...
— Para que sólo rindamos culto a Dios y destruyamos
los ídolos que nos esclavizan y alienan, prostituyén-
donos en nuestra dignidad de personas...
(Otras intenciones.)

Oremos: Escucha, Señor, la plegaria de tu pueblo errante


por el desierto, a fin de que, siguiendo los pasos de Jesucristo,
cumpla fielmente tu voluntad. Por el mismo Jesucristo, Nues-
tro Señor.

Comunión

Caminamos por el desierto, pero no estamos solos. Nos


acompaña Cristo, nuestra luz, el mismo que nos ha dicho:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá
hambre, y el que cree en mí no tendrá sed... Este es el
pan venido del cielo, no como el que comieron vuestros
padres en el desierto y murieron. El que come este pan,
vivirá eternamente.»
Confiados en esta palabra, acerquémonos a la mesa del
Señor.

22 23
LA AVENTURA DE LA FE

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

— Primera Lectura: Génesis 15,5-12.17-18


En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo:
—Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes.
Y añadió:
—Así será tu descendencia.
Abrán creyó al Señor y se le contó en su haber.
El Señor le dijo:
—Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los Caldeos,
para darte en posesión esta tierra.
El icp&có:
—Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?
Respondió el Señor:
—Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres
años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada
mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los
buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió
a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de hor-
no y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros des-
cuartizados.
Aquel día el Señor hizo Alianza con Abrán en estos tér-
minos:
—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río
de Egipto hasta el Gran Río.

25
— Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Filipenses No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los
3,17-4,1
cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde
Hermanos (*):
la nube decía:
[Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el
—Este es mi Hijo, el escogido; escuchadlo.
modelo que tenéis en mí.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guar-
Porque, como os decía muchas veces, y ahofa lo repito
daron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada
con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como ene-
de lo que habían visto.
migos de la cruz de Cristo:
su paradero es la perdición;
su Dios, el vientre;
su gloria, sus vergüenzas. A) REFLEXIONES
Sólo aspiran a cosas terrenas.]
1. La fe, camino en la oscuridad
Nosotros [por el contrario] somos ciudadanos del cielo,
de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
El transformará nuestra condición humilde, según el mode- El domingo pasado hemos penetrado en el desierto,
lo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para tiempo de búsqueda sincera de Dios. Hoy Dios intenta-
sometérselo todo. rá revelársenos, descubrir su rostro; o mejor dicho, mos-
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría trarnos el modo a través del cual lo podremos encontrar.
y mi corona, manteneos asi, en e\ Señor, queridos. Como Abraham, también nosotros gemimos por maes-
tra esterilidad. Pasan los días y los años, y no recoge-
— Tercera Lectura: Evangelio de san Lucas 9,28b-36 mos los frutos. Al contrario, nos duele descubrir la ru-
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a tina, el hacer siempre las mismas cosas, el envejecer in-
Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras ora- exorablemente, mientras los sueños de la juventud se
ba, el aspecto de su rostro cambió, y sus vestidos brillaban
esfuman unos tras otros.
de blancos.
¡La angustia de la esterilidad...! La misma que siente
De repente dos hombres conversaban con él: eran Moisés
y Elias, que aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, la Iglesia y también esta pequeña comunidad, la del sacer-
que iba a consumarse en Jerusalén. dote, la de la religiosa. Cuántos proyectos y esfuerzos
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilán- por una Iglesia dinámica, emprendedora, abierta al mun-
dose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. do, en diálogo con el hombre moderno, atenta a la ju-
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: ventud. Cuántas ilusiones con un Concilio Vaticano I I ,
—Maestro, qué hermoso es estar aquí. Haremos tres cho- con la renovación, con tantas reuniones y encuentros...
zas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elfos. Y, sin embargo, tenemos la sensación de que la Iglesia
no crece, de que la comunidad envejece, los jóvenes se
(*) Los textos entre corchetes [ ], tanto en éste como en do- rebelan, el hombre moderno transita por otros carriles, el
mingos sucesivos, pueden suprimirse por razones pastorales o de diálogo fracasa.
brevedad.

26 27
¿Y nosotros? ¿Qué herencia dejaremos a un mundo la soledad de una montaña, tres hombres luchan contra
que se construye casi al margen de nuestra existencia el sueño, mientras hacen esfuerzos por comprender a ese
pequeña y humilde? Jesús envuelto en una nube. Entonces Pedro habla «sin
saber lo que decía» y «se asustaron al entrar en la nube»...
Y, sin embargo, este Abraham sin hijos, esta comu- Existen pocas descripciones tan patéticas del proceso
nidad cansada, este hombre descreído... es invitado por de la fe, esa luz que se abre paso entre las densas ti-
Dios a una aventura nueva e increíble. nieblas de la existencia humana. Tratemos de ahondar
«El Dios que te sacó de Ur» nos llama. El que saca en su significado y en todo lo que lleva implícito.
la luz de nuestro mismo interior, el que no da sosiego
a nuestra pereza, el que no tolera que hagamos una tien- Característica de la fe infantil e inmadura es pensar
da cómoda en el desierto o en lo alto de la montaña. Así que por creer en Dios se nos da una clarividencia simple
comienza Dios su diálogo con nosotros. Sacándonos de la y total de las cosas, como si de pronto se terminaran los
tienda y sumergiéndonos en la más tremenda oscuridad. problemas y las preguntas, y como si el cristiano tuviese
Es el modo que tiene Dios de revelarse, modo contra el acceso a una especie de fichero universal en el que las res-
cual nos rebelamos porque, como Abraham, tenemos pá- puestas se hallan perfectamente codificadas y al servicio
nico a la oscuridad. de los creyentes.
El Dios que nos urgió a internarnos en el desierto, Mas la experiencia se encarga de deshacer esa ilu-
el que nos pide la total confianza en su palabra, ese mis- sión. La fe no es una linterna mágica ni la Biblia un li-
mo ahora nos abandona en el miedo, en el sopor, en la bro de agorería. También los cristianos, al igual que Abra-
soledad, mientras los buitres revolotean por el aire. ham espantando a los buitres, parecemos hacer el ridículo
cuando nos enfrentamos con los graves problemas que nos
Con lujo de detalles, la primera y la tercera lectura invaden todos los días. Por momentos nos parece que todo
de hoy expresan la situación del hombre caminante que está resuelto, mas en seguida caemos en la cuenta de que
se siente ante un Dios desconcertante y enigmático. Allí no estamos de acuerdo ni en las cuestiones más esenciales.
está Abraham, estupefacto, contemplando los trozos de Abrimos, por ejemplo, una página de la Biblia o lee-
los animales que servirían para días de alimento, y que mos la parábola que calificamos de «muy sencilla», y a
ahora parecen destinados a las aves rapaces. Y mientras los pocos minutos estamos discutiendo sobre si su sentido
él espantaba a los buitres, «un sueño profundo lo invadió, es éste o el otro... Afirmamos rotundamente creer en el
y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se más allá, y lo que es peor aún, tememos a la muerte
puso y vino la oscuridad...». como si no creyéramos más que en esta y única vida.
Nadie duda acerca del significado de esos buitres ame- Se pensaría que al menos en cuestiones fundamen-
nazadores... Es la sombra de la muerte, que se proyecta tales reina el mavor acuerdo, pero es mejor no preguntar
sobre nuestro miedo, mientras el sol —el sol de la vida— sobre qué puede significar para cada cristiano que Jesús
se va ocultando lentamente. es Hijo de Dios o el Mesías, que el Espíritu Santo es
Similar descripción nos brinda Lucas: de noche, en Dios o que el Padre todo lo ha creado.

28 29
¡Claro!, se dirá, ésas son cuestiones un poco abstrac- aquel fuerte grito mientras exclamaba: «Dios mío, ¿por
tas; cojamos alguna concreta, por ejemplo la Iglesia o los qué me has abandonado?»
sacramentos... ¿También allí reinará la oscuridad?... Y Al pie de la cruz estaba María, el prototipo del cre-
siguen desfilando las cuestiones que creíamos tan bien re- yente, la misma que lentamente tuvo que descubrir la
sueltas y pensadas, y vamos tomando conciencia de que verdadera identidad de su hijo, la que no comprendió su
el enigma de la vida sigue siendo enigma y de. que la respuesta cuando lo encontró en el templo conversando
fe no está para paliar nuestra pereza de búsqueda. con los doctores, la que en algún momento intentó se-
Alguno podría suponer que al menos el Papa o los parar a Jesús de la multitud que lo apretujaba... Esta
obispos ven claro y son capaces de asumir decisiones sin María que ahora estaba muda y angustiada al pie de su
incertidumbres y sin posibilidad de tropiezos. ¡Vana ilu- hijo moribundo.
sión! Nunca como hoy los vemos dudar, discutir, dar dos
pasos adelante y uno atrás, preguntándose al igual que A los cristianos nos cuesta aceptar esta situación. Nos
todos acerca del sentido de esas verdades que parecían molesta la duda y la incertidumbre después de un período
tan simples y de Perogrullo. histórico en que nos ufanamos de tener la exacta y ver-
Es la experiencia de los sacerdotes que, después de dos dadera respuesta para todos los problemas del hombre.
mil años de reflexiones, aún se siguen preguntando por Y ahora... seguimos discutiendo por el catecismo de los
el sentido y la forma concreta de su ministerio. Expe- niños y por el sentido y la eficacia de la oración...
riencia de millares de religiosos y religiosas que buscan Nos duele que sea así... y, sin embargo, en buena
a tientas un lugar en el mundo y un testimonio especí- hora que hayamos descubierto que a Dios no lo podemos
fico en nombre del Evangelio. encerrar en un puño ni meterlo en el bolsillo. Como
Es, en fin, la experiencia de cada hombre, de cada Abraham y como los tres apóstoles en la montaña, re-
uno de nosotros, que nos seguimos preguntando por el conozcamos nuestra limitación y enterremos para siem-
sentido de la vida, por el significado del dolor y de la pre la vana pretensión de encasillar a la Vida dentro de
muerte, por la forma de convivencia entre los pueblos nuestros esquemas... Abramos los ojos, porque Dios no
y entre los miembros que se dicen hermanos de un mis- está encerrado en los manuales de teología o en los ca-
mo pueblo. tecismos, ni Jesucristo se reduce al esquema de algunas
preguntas con otras tantas respuestas...
Mas... ¿hace falta que sigamos esta lista de cuestio-
nes y de dudas cuando el mismo Evangelio nos presen- Nuestro cristianismo necesita madurar, y esto sólo
ta la experiencia de fe de Jesucristo, también ella como será posible cuando aprendamos a vivir en la humildad
una búsqueda en la oscuridad? del hombre que sabe que busca, pero que no se ufana
Lo vemos noches enteras en oración, discutiendo con jamás de haber resuelto el enigma de la Vida.
los apóstoles acerca del sentido de su mesianismo, angus- Es esta humildad la que nos permite dialogar, escuchar
tiado en el monte de los olivos y lanzando antes de morir el punto de vista del otro, dejar a un lado el fanatismo

30 31
y. las discusiones estériles, motivadas más por el afán de Jesús que «hablaba de su muerte con Moisés y Elias».
mantener un prestigio que por intentar descubrir la verdad. Querían una salvación fulgurante, rápida, inmediata... y
Jesús ofrece un proceso lento, sacrificado, lleno de con-
tradicciones, mediante una Iglesia que pareció quedar aban-
2. La fe, camino de transformación donada a su suerte tras la muerte del Maestro.
Su ilusión era grande. Con qué euforia exclamó Pe-
Lo nuevo y maravilloso de la fe cristiana no está se- dro mientras soñaba con un mesías calcado a su imagen
guramente en reconocer lo oscuro del camino. Tal os- y semejanza: «Maestro, qué hermoso es estar aquí. Ha-
curidad no es más que la experiencia básica de todo hom- remos tres chozas...» Y bien comenta Lucas: «No sabía
bre, de cualquier época y país. lo que decía.»
Lo «increíble de la fe» radica en que precisamente
en esa oscuridad, en esa soledad y en ese miedo... Dios Lucas, en efecto, en una página que bien sintetiza la
nos invita a caminar para transformar nuestra condición experiencia de fe de los apóstoles, a través de un relato
humana. lleno de símbolos y alusiones, nos describe la paradoja
Fue cuando Abraham caía en el sopor y el pánico que de la fe cristiana; más aún, la resistencia que la Iglesia
el Señor se le reveló como una antorcha luminosa, y a opone a aceptar un Cristo silencioso y sufriente, tan ale-
él, el viejo y estéril patriarca, a él mismo le dijo: «A tus jado de las vanas utopías de los hombres.
descendientes dará esta tierra...» Lucas, que escribe este relato muchos años después
de la muerte de Jesús, cuando ya se creía en su resurrec-
Creer más allá de la propia debilidad... He ahí la ción y en su presencia en la comunidad, nos recuerda que
aventura a la que se nos llama. Comprometernos con esta todo el Antiguo Testamento, representado en la escena
real y concreta Iglesia, la de los pecados y los escándalos. por Moisés y Elias, había anunciado al Siervo de Yavé,
Trabajar por este país, con sus defectos y sus limitacio- quien debería atravesar la oscuridad de la muerte para
nes. Creer en la energía divina que obra sutilmente en encontrar la luz de la vida. Y es a ese Cristo muerto y
la historia de los hombres, como bien lo expresa la epís- resucitado, incomprendido por los apóstoles, «el Hijo, el
tola de hoy: «Nosotros aguardamos un Salvador... que escogido», a quien se debe escuchar.
transformará nuestra condición humilde... con esa ener- Fácil es descubrir la intención del evangelista que llama
gía que posee...» la atención a toda la Iglesia para que no se encandile
Ya sabemos que no es una energía milagrosa que obra mientras confiesa a Jesús el Salvador. Cristo pudo trans-
al margen de nuestro esfuerzo, sino dentro de ese es- formar su humilde condición de hombre a través del paso
fuerzo. duro y sangriento que lo llevó al Calvario. Y no hay otro
Precisamente allí radicaba el problema de los após- camino posible. No lo hubo para Jesús. No lo hay para
toles. Esperaban un mesías que en un abrir y cerrar de nosotros.
ojos instauraría en el mundo el reino de Dios, después de
destruir a sus enemigos. No entienden, entonces, a este

32 33
3. C. DESIERTO
Así, pues, los creyentes estamos llamados a transfor- Creer es sentirnos como Pedro, Juan y Santiago, casi
mar nuestra condición humana, asumiendo esta historia atontados frente a ese «misterio» ante el cual, quizá lo
con todos sus riesgos y limitaciones. La fe no nos aligera más sabio sea «guardar silencio» y esperar... O dejar trans-
el paso, no allana las dificultades, no resuelve por arte de currir la noche, como Abraham, hasta que alguna llama-
magia las dudas. rada de luz y de fuego nos dé fuerzas para continuar la
Y, sin embargo, es capaz de creer en la renovación marcha hacia esa tierra siempre prometida y deseada, pero
del hombre y de la sociedad por la fuerza de este evan- también siempre proyectada un poco más allá de nues-
gelio... que a veces parece demasiado simple y un tanto tros fáciles cálculos.
superado.
No podemos tampoco —como tantas veces se ha he-
cho— remitir toda la salvación al «más allá», pues esto B) OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS
es volver a la misma utopía, que ya hemos señalado, y
sobre todo, porque esto es, al fin y a la postre, no acep- 1.a - El tema de este domingo, difícil de expresar por
tar al Cristo de la cruz. su misma naturaleza, es quizá uno de los más importantes
en las actuales circunstancias. Acostumbrados a una visión in-
fantil de la fe cristiana que nos «resolvía» e «iluminaba»
todos los problemas con respuestas hechas y almacenadas en
Concluyendo...
las bibliotecas, se nos hace cuesta arriba descubrir que «tam-
bién» la fe es oscuridad, o, si se prefiere, no elimina la os-
¿Cómo se nos revela Dios? ¿Cómo se nos muestra curidad de la vida, del misterio enigmático de la vida.
Jesucristo? Fácil hubiera sido encarar el comentario de las lecturas
Y la Palabra de Dios de este domingo, en una pági- de hoy repitiendo viejas frases sobre la esperanza, la muerte
na casi patética, nos responde: en la oscuridad de la vida y la resurrección, la «gloria del maestro», etc., sin atrevernos
misma. a mirar a Abraham y a los apóstoles como los verdaderos pro-
Los cristianos no somos unos «privilegiados» a los totipos de esta situación concreta de creyentes que estamos
que se les ha hecho más fácil y llevadera la vida. En atravesando. Nos resistimos a «identificarnos» con ese Abra-
todo caso, nuestro singular privilegio consiste en asumir ham y ese Pedro que «no entienden nada», porque preferi-
mos pensar que nosotros vemos muy claro, y que ya le bas-
toda la condición humana como la asumió Cristo, hasta
tó a la humanidad la experiencia de búsqueda de ellos, por
lá muerte y muerte de cruz.
lo que nosotros podemos ahorrarnos ese trabajo.
Creer es morir todos los días: morir a la vanidad, al
orgullo, a la prepotencia. Y creer que por este camino la Pero, gracias a Dios, los cristianos de este siglo hemos
nueva vida de Dios se hace carne en nosotros. La resu- madurado lo suficiente como para atrevernos, al menos, a
rrección — o como hoy dice Pablo, la transformación de plantearnos los problemas con más sinceridad, aunque por eso
nuestra humilde condición— es este quehacer lento, di- mismo con menos seguridad y autosuficiencia.
ficultoso, silencioso, incomprendido, con su cuota diaria Necesitamos los cristianos —tan bien amurallados detrás
de cansancio, de sueño, de miedo. de los catecismos y los libros de apologética— aceptar nues-

34 35
tra «humilde condición de hombres» antes de sentarnos en rior desenlace, como una prefiguración simbólica. Una página
la cátedra de la verdad. acertadamente ubicada en este segundo domingo de cuaresma,
La Iglesia de hoy, esta Iglesia tan conflictiva y a tien- anticipándonos ya que la Resurrección de Jesucristo es algo
tas, necesita hombres que la acepten así, sin utopías ni men- más que una bonita palabra.
tiras; sin declamaciones ni ditirambos. Simplemente una Igle-
sia de hombres ansiosos y preocupados, humildes en su afán La Iglesia ya lleva celebradas casi dos mil cuaresmas...
de encontrar una verdad que siempre está un poco más allá y aún hoy se sigue interrogando acerca del sentido de la vida,
de nuestros esquemas. paradójico drama en el que la luz y las tinieblas no separan
Necesitamos una predicación que exprese la búsqueda que a los hombres en dos bandos —los buenos y los malos—,
el mismo sacerdote ha de realizar, sus conflictos, sus dudas, sino que se mezclan en nuestro propio interior hasta que
su oscuridad. No podemos seguir escondiendo nuestro miedo alboree el alba definitiva.
a ver claro detrás de una aparente seguridad que se llena de
frases y expresiones que no surgen del convencimiento sino Y en esa perspectiva —de por sí dramática— el cristiano
del convencionalismo. «increíblemente» sigue «aguardando un Salvador: el Señor
Con demasiada ligereza hemos criticado a los apóstoles Jesucristo», que «transformará nuestra condición humilde, se-
que «tardaron tanto en entender al Maestro»..., como si nos- gún el modelo de su condición gloriosa».
otros, después de dos mil años, lo hubiéramos entendido
mejor. De la misma forma que hemos criticado su afán de
poder detrás de un mesías político, como si en nuestro incons-
ciente no existiera la misma pretensión, quizá mejor disimu- C) GUIÓN DE MONICIONES
lada ahora.
Así, pues, la reflexión de este domingo es una invita- Introducción
ción a plantearnos con sinceridad el problema de la fe, aun
a riesgo de que, como los tres apóstoles, debamos luego guar- Ya llevamos mucho tiempo caminando por el desierto.
dar silencio por mucho tiempo hasta llegar a entender lo que Allí se nos revelará el Señor, no como una forma fácil de
por el momento es bastante oscuro. resolver los problemas de la vida, sino a través del paso
oscuro y doloroso, de las dudas y del miedo, de la angustia
2.a - El relato de Lucas, llamado vulgarmente la «Transfi- y la soledad.
guración», nos presenta, precisamente, el drama de fe de los Vivimos un tiempo difícil, por momentos tenebroso, a
apóstoles, que tardaron mucho en aceptar al verdadero Cristo, veces desesperados por nuestra esterilidad... Y, sin embargo,
resucitado sí, pero que cuando reveló el drama de su muerte el Señor nos llama para que transformemos los esquemas de
y sus dolores «se encontró solo» en el monte. una sociedad cansada y de una Iglesia envejecida. Estemos
Lucas mira en perspectiva histórica todo el misterio de alertas y atentos porque hoy resonará su Palabra que nos
Cristo,^ lo ve como la culminación del Antiguo Testamento, grita: «Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguar-
de la Ley y los Profetas (Moisés y Elias), exigiendo ese salto damos un Salvador, el Señor Jesucristo, que transformará
en el Vacío a quienes pretendían constituir su pueblo con la nuestra condición humilde según el modelo de su condición
ilusión de que se trataba de un camino fácil hacia la gloria. gloriosa...»
La página de Lucas anticipa de alguna forma el poste-

36 37
Acto penitencial Tercera Lectura

Hermanos: Hagamos un profundo silencio en medio de Lo que más le cuesta a la Iglesia es aceptar al Cristo
las tinieblas que nos rodean para que nos purifique el fue- del dolor, de la entrega silenciosa y de la muerte. Seguimos,
go del Señor. (Momentos de silencio.) sí, a Jesús Resucitado y glorioso, pero la vida nueva nada
A cada invocación respondemos: «Perdónanos, Señor.» tiene que ver con el triunfalismo. Es el fruto del grano de
— Porque transcurrimos el tiempo en discusiones y pro- trigo que ha de morir para dar mucho fruto.
yectos sin llevar a la práctica tu evangelio...
— Porque nos dejamos invadir por el desaliento, el has-
tío y la desconfianza... Oración de los fieles
— Porque tenemos miedo a enfrentarnos con nuestros
problemas y a asumir la responsabilidad que la histo- Hermanos: La Palabra de Dios nos ha puesto en nues-
ria nos exige... tra justa situación de hombres, abiertos con humildad al mis-
— Porque resistimos al Cristo humilde y sufriente y op- terio de la vida. Roguemos al Señor para que busquemos esa
tamos por el cómodo esquema del triunfalismo... vida nueva sin rehusar el peso de la cruz.
— Porque preferimos tener las soluciones pensadas y he- A cada intención respondemos: «Danos tu fuerza, Se-
chas por otros, a fi.i de evitarnos un esfuerzo por la ñor.»
comunidad... — Para que sepamos seguir el proceso de la fe, que es
— Por esta comunidad que resiste a la energía trans- permanente búsqueda en medio de las dudas...
formadora de Dios... — Para que reconozcamos nuestras limitaciones y no
(Otras invocaciones.) pretendamos encerrar a Dios en nuestros esquemas...
— Para que creamos y confiemos en el hombre moder-
no, capaz de ser renovado por la sola fuerza del evan-
Primera Lectura gelio...
— Para que nos liberemos de la utopía de una libera-
Como Dios sacó a Abraham de su tienda, así nos saca
ción sin renuncia y sin entrega, sin dolor y sin muerte...
a nosotros de la vida cómoda, para encontrarnos con el Señor
— Para que asumamos esta comunidad, esta Iglesia, este
de la luz y del fuego, revelándose en medio de nuestra os-
país, y nos comprometamos para que se regenere y
curidad. Entonces nos entrega esta tierra para que la trans-
crezca según su vocación divina...
formemos en suelo de paz.
— Para que muramos todos los días al orgullo, a la va-
nidad, a la pereza, y aceptemos el camino lento y
Segunda Lectura humilde que lleva a la Pascua...
— Para que vivamos el Misterio de Cristo muerto y re-
Cristo viene desde lo alto como una inyección de ener- sucitado como un programa permanente de compro-
gía y fuerza. Los cristianos no somos un pueblo estático y miso y actitud servicial...
conformista. Nuestra misión es transformar el mundo según (Otras intenciones.)
el modelo de Cristo resucitado.

38 39
Oremos: Señor, que quienes hoy celebramos esta Euca-
ristía, lleguemos a la Pascua de Cristo a través del camino
de la búsqueda, de la renuncia y de la cruz. Por el mismo
Jesucristo Nuestro Señor.

Comunión
«YO SOY EL QUE SOY»
En la Eucaristía revivimos a Cristo muerto y resucita-
do. No nos quedemos estáticos ni nos durmamos en la ina- TERCER DOMINGO DE CUARESMA
nición. Cristo es la nueva energía que el Padre nos da para
que le demos a su Iglesia un nuevo rostro, y a la sociedad
un modo de existencia fundamentada en la paz y la jus-
ticia. •— Primera Lectura: Éxodo 3,l-8a.l3-15
En aquellos días, pastoreaba Moisés el rebaño de su sue-
gro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando
Despedida por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre
Hermanos: La Palabra de Dios que nos recogió en su las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
tienda, ahora nos impulsa hacia afuera. Debemos bajar de Moisés se dijo:
la montaña donde hemos contemplado a Cristo, para unirnos —Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a
a los hombres que luchan por una sociedad mejor. No ten- ver cómo es que no se quema la zarza.
gamos miedo; tampoco nos escondamos en el sueño del indi- Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó
vidualismo. Demos testimonio de que Cristo es nuestra ener- desde la zarza:
gía, y que la Pascua ya está en marcha porque un pueblo —Moisés, Moisés.
sale de su encierro dispuesto a luchar por una tierra donde Respondió él:
todos se sientan y vivan como hermanos. —Aquí estoy.
Dijo Dios:
—No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues
el sitio que pisas es terreno sagrado.
Y añadió:
—Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac, el Dios de Jacob.
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo:
—He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído
sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufri-
mientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos

40 41
de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, Jesús les contestó:
tierra que mana leche y miel. —¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los
Moisés replicó a Dios: demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si
—Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de vues- no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos die-
tros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me pregun- ciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pen-
tan cómo se llama este Dios, ¿qué les respondo? sáis que eran más culpables que los demás habitantes de
Dios dijo a Moisés: Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pe-
—«Soy el que soy.» Esto dirás a los israelitas: «Yo-Soy» receréis de la misma manera.
me envía a vosotros. Y les dijo esta parábola:
Dios añadió: •—Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a
—Esto dirás a los israelitas: el Señor Dios de vuestros buscar fruto de ella y no lo encontró. Dijo entonces al vi-
padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me ñador: «Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto
envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va
llamaréis de generación en generación. a ocupar terreno en balde?» Pero el viñador contestó: «Se-
ñor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré
— Segunda Lectura: Primera carta de san Pablo a los Co- estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cor-
rintios 10,1-6.10-12 tarás.»
No quiero que ignoréis que nuestros padres estuvieron
todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fue-
ron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos
A) REFLEXIONES
comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la
misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual
que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos 1. Dios se revela como «liberador»
no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en
el desierto. — Ver a Moisés desde Cristo. Para comprender la
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que reflexión de hoy debemos partir de las palabras de Pablo,
no codiciemos el mal como lo hicieron nuestros padres. quien nos indica que toda la gesta de Moisés no es más que
No protestéis como protestaron algunos de ellos, y pere- un símbolo o figura de lo que nos sucede ahora por me-
cieron a manos del Exterminador. dio de Cristo. Esto significa que ahondando en la perso-
Todo esto les sucedía como un ejemplo: y fue escrito nalidad y misión del gran caudillo hebreo, podemos aden-
para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en trarnos más en el misterio de Jesús. Moisés tiene cuaren-
la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ta años y se halla fugado, apacentando el rebaño de su
¡cuidado!, no caiga.
suegro en pleno desierto. Quiso salir en defensa de un
hebreo maltratado por una capataz egipcio, y ahora se en-
— Tercera Lectura: Evangelio de san Lucas 13,1-9
En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Je- cuentra lejos de su pueblo, pasando sus días en cuidar el
sús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de ganado que no es suyo. Está en el desierto, ese tiempo
los sacrificios que ofrecían. de búsqueda, de silencio... y es allí donde será 11a-

42 43
mado por Dios para una de las gestas religiosas más im- opresión. Mas para llegar hasta ese punto, aún tenemos
portantes de la historia. Su encuentro con Dios en la zarza un largo proceso por recorrer.
es un episodio lleno de símbolos y de valores religiosos
que todavía hoy merecen nuestra especial atención. El — Es el mismo Dios quien nos ordena no acercarnos
proceso interior de fe que se desarrolla en Moisés es el a El como a un objeto de curiosidad. Al contrario, nos
mismo que sentimos en nuestro interior cuando prestamos dice: «Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que
atención a los signos a través de los cuales el Señor habla. pisas es terreno sagrado.» Un Dios exigente a partir de
su primera palabra. Quitarse las sandalias... Ya entre-
vemos su sentido: despojarnos de nosotros mismos, qui-
2. De la admiración a la fe liberadora tarnos esa seguridad falsa que esconde el paso inseguro del
caminante. Es lo mismo que si nos dijera: hay que des-
—• Moisés se encontró con Dios casi diríamos «ocasio- nudarse... El mundo de la fe es el mundo de lo nuevo
nalmente». Mientras caminaba tras el rebaño, supo fijar y se necesita nacer de nuevo. Hay que caminar, sí, pero
su atención en una zarza ardiendo. El fuego atrajo su mi- al modo de Dios.
rada y su curiosidad, pues era un fuego especial... Enton-
ces pensó: «Voy a acercarme para mirar este espectáculo Y otra advertencia: estamos en terreno sagrado. A
admirable...» Dios debemos acercarnos con una actitud distinta. N o
Es el primer paso que solemos dar en la experiencia basta la curiosidad, ni el conocimiento intelectual... El
de fe, un paso bastante infantil. Lo religioso se nos pre- desierto, la vida entera, se tornan sagrados tan pronto
senta como «un espectáculo admirable», algo fuera de se- como descubrimos toda su hondura y trascendencia.
rie, que nos saca de la vida diaria para llevarnos hacia
el mundo de lo maravilloso. Una religión que despierta No es el hábito el que hace al religioso ni son las
curiosidad, como la de aquellos judíos que se acercaban posturas externas las que hacen al cristiano. Es el mismo
a Jesús por sus milagros; como la de los que van a los mensaje de Juan Bautista, la misma réplica de Jesús a
santuarios a ver prodigios, o pretenden tener visiones que sus compatriotas.
señalan el fin del mundo o catastróficos sucesos para la Despojemos a nuestra fe de todo ese aparato «mun-
humanidad. dano», mágico, superficial, y comprendamos que «lo reli-
Una fe que hizo de los sacramentos también un es- gioso» está en una nueva actitud y disposición para mirar
pectáculo, digno de verse por la magnificencia de los ri- las cosas, las mismas cosas de antes que ahora comien-
tos, vestimentas y coros, pero que se quedaba ahí... O zan a tener distinto significado.
que convirtió el mensaje de Jesús en un complicado libro
para lucimiento de los sabios y los eruditos. Dios trata de cambiar a Moisés por dentro de él mismo,
Dios es fuego y luz; es cierto. Pero nos llama no para porque El no es un ídolo que deba ser adorado al modo
encandilarnos, sino, todo lo contrario, para que asumamos de los dioses que constantemente el hombre se fabrica. Dios
una responsabilidad junto a los hermanos que sufren la es lo distinto, lo nuevo, «lo sagrado», porque sencillamen-

44 45
te es la Vida. En efecto; a ese desierto quiere llevar a su que supone comulgar y participar en la Eucaristía o rezar
pueblo para que —como lo recuerda hoy Pablo— «coma juntos el Padrenuestro?
el alimento espiritual... y beba la bebida espiritual». El Dios de la historia de los hombres te habla... El
mismo que sacó un pueblo de la esterilidad de Abraham.
Es posible que nuestro cristianismo tenga a veces cier- Moisés comprendió bien la lección, pues le replica a
ta apariencia de rito idolátrico y que —en lugar de ado- Dios: Si le digo al pueblo que eres el Dios que hizo la
rar al Dios que se nos revela como Vida Nueva— siga- historia, me preguntará qué haces ahora por ellos... ¿Cómo
mos adorando una postura exterior que nos deja por dentro te llamas hoy?
exactamente como antes. Como lo vuelve a recordar el
texto de Pablo: nosotros que vivimos la era de Cristo, — Esta pregunta da pie a Dios para que revele un
tengamos cuidado en no caer en los mismos errores del segundo nombre que le cuadra mejor aún que el primero.
ayer. Es cierto, no basta que los cristianos digamos que Dios
hizo esto y lo otro, que Jesús curó al enfermo, resucitó
— Y ya es hora de que nos preguntemos como Moisés: a Lázaro y perdonó a la adúltera. Queremos saber qué
¿Y quién es este Dios? Y una primera respuesta: Soy el hace hoy, ahora y aquí, por nosotros...
mismo Dios de tus padres, el que comenzó la historia de No es suficiente el Dios o —si se prefiere— la fe
este pueblo y que hoy quiero continuarla. de la tradición. Cuando Dios se presentó como «Dios de
Importante detalle: el nuestro es un Dios encarnado Abraham, Isaac y Jacob», se refirió al pasado del pueblo.
en la historia. No podemos separar a Dios de la vida de Y esto es importante: somos los herederos de ese pasa-
los hombres ni hacer de la religión un asunto puramente do y Dios es parte de esa herencia.
espiritual. Ese Dios lejano y abstracto, nebuloso y filo- Pero no basta: el mundo moderno que mira hacia el
sófico, no es el Dios de la Biblia ni el Padre al que rezó futuro, que tiene problemas distintos, otra mentalidad y
Cristo. otra forma de encarar sus conflictos, ese mundo moderno
exige un Dios-Presencia hoy y aquí. Bien lo comprendió
Quizá aquí radique uno de los dramas del cristianis- Moisés, que pensó para sus adentros: ¿De qué le sir-
mo de Occidente: tenemos un Dios del templo, de los sa- ve al pueblo oprimido que le hable de un Dios que hizo
cramentos, de la teología, de las «últimas realidades», cosas con nuestros antepasados, si ahora no hace nada por
pero... ¿es el Dios de nuestra historia, la historia como nosotros...?
acontecer de los hombres, como vida diaria? Hemos se-
parado fe y vida, y el cristiano se siente arrastrado por un A nadie se le oculta el desafío que esto significa para
esquema falso y arbitrario: ¿Acaso hay que abandonar la el cristianismo del siglo veinte. No podemos vivir a ex-
belleza de la vida y la «crudeza» de la vida humana para pensas del pasado ni seguir levantando monumentos a los
vivir en la fe? ¿Qué relación existe entre el Bautismo, que ayer hicieron historia. ¿Qué aportamos hoy nosotros
inserción en la comunidad de fe, y nuestra inserción en como creyentes a un mundo en permanente desarrollo y
la sociedad moderna? ¿Cuál es el compromiso histórico cambio?

46 47
Desgraciadamente, a menudo en la Iglesia se han opues- la opresión de mi pueblo, he oído sus quejas, me he fija-
to los términos «tradición» y «progreso», cuando en rea- do en sus sufrimientos... Voy a bajar a librarlos, a sacar-
lidad son complementarios. Se progresa sobre la base he- los de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espa-
redada del pasado. Sin tradición no hay progreso po- ciosa...»
sible. Mas también es cierto que la tradición sin el pro- Pero aquí no termina el relato; más bien comienza.
greso de los tiempos nuevos aborta como proceso humano Ahora el Señor toma la iniciativa y le dice a Moisés:
y se transforma en un museo o en una tumba. Más aún, Prepárate, que te envío a ese pueblo tuyo para que en
negar hoy el cambio y el progreso de la fe cristiana es mi nombre lo saques de la esclavitud...
negar esa misma tradición que, según todo el testimonio
de la Biblia, fue siempre una constante y continua trans- — Conocemos cómo se realizó la liberación de los he-
formación. Así lo entendió Jesús, que exige una fe como breos por medio de Moisés... Tres mil años después nos
opción presente para «este» pueblo; y así lo entendió volvemos a encontrar con ese Dios, el Dios de nuestros
Cristo, que superó el esquema de Moisés con la novedad antepasados, y surge nuevamente la gran cuestión religio-
de su evangelio. sa: «Si la gente nos pregunta cómo se llama nuestro Dios,
¿qué les responderemos?»
— Dios recogió el desafío que le lanzaba Moisés, Podremos leerles la Biblia, contar la vida de Jesús,
quien, por otra parte, no podía ocultar su «temor» de en- hablar de su muerte y de su resurrección... Pero hoy,
frentarse con el Señor. Pero era importante que lo hi- ¿qué obras realiza Dios por medio de sus enviados, por
ciera. Le pide a Dios «su nombre», que se identifique, medio de nosotros, en favor de esta humanidad oprimida
que deje el anonimato, que presente sus credenciales. del siglo veinte?
Y la respuesta de Dios es tan misteriosa, que aún hoy
seguimos discutiendo por su significado: «Soy el que soy». Algo ya tenemos claro: el Dios de nuestra fe está alH
«Yo soy» te está hablando... donde el pueblo sufre y es explotado, donde gime bajo
Más allá de ciertos preciosismos teológicos, parece cla- ataduras sutiles como son las del mundo moderno, más
ro el sentido del nombre de Dios: él es el que siempre psicológicas que bélicas... Afirmar que creemos en El, es
actúa y obra en medio de los hombres. Como dirá mucho escuchar a los hermanos que se quejan, que se sienten
después Jesús: «Mi padre siempre obra» (Jn 5,17). Lo prisioneros de la misma civilización que adoran como un
característico de Dios, lo que le da nombre propio como ídolo.
para distinguirlo de los ídolos, es su permanente activi- ¿Cuál es nuestro aporte en esta civilización técnica,
dad, su presencia dinámica... o como dirá El mismo: su científica, materialista, hedonista, orgullosa de sus grandes
obrar liberador. conquistas? ¿Cuál nuestro compromiso en pro de los de-
El mismo nombre que llevará su Hijo, Jesús: «Dios rechos humanos, de las clases necesitadas, de la mujer, de
salva». los jóvenes, de los hombres marginados por su color, raza,
Y para que no quedaran dudas, el texto sagrado con- nacionalidad o religión?
tinúa haciendo hablar a Dios de esta forma: «He visto

48 49
4. C. DESIERTO
de las páginas más importantes de toda la tradición judeo-
cristiana. Casi no hemos nombrado a Jesucristo y, sin embar-
3. Este es nuestro tiempo: tiempo de conversión
go, Cristo ha estado permanentemente en esta reflexión.
El evangelio de este domingo nos brinda la última Lo llamamos «el Salvador» y nos estamos preparando para
revivir su gesta salvadora a través de su muerte y resurrec-
reflexión. Mientras los apóstoles, aún con cierta mentali-
ción. Pero celebrar la Pascua es bastante más que recordar
dad mágica, se preguntan si los hombres víctimas de Pi- el pasado de Jesús y participar del culto. No podemos cele-
la to o los aplastados por el derrumbe de una torre, son brarlas de espaldas a la historia, quiero decir a la historia
más culpables que los otros..., Jesús va directamente al que ahora se está desarrollando como suceso presente y di-
nudo de la cuestión y la zanja de un tajo. námico.
Estamos viviendo el tiempo de la conversión, del cam- Preguntas fundamentales —mucho más fundamentales que
bio de vida y de mentalidad; y si no cambiamos... todos ciertas cuestiones que inexplicablemente siguen estando en el
estamos perdidos. tapete del cristianismo moderno—• deben sacudir a nuestras
El viñador ya baja a buscar los frutos y le fastidia comunidades: ¿Salva hoy Dios? ¿De qué nos salva y cómo
nuestra pereza. nos salva? ¿Y qué papel jugamos los cristianos en esta sal-
Aún nos deja un tiempo para reaccionar... vación?

Los cristianos del siglo veinte estamos viviendo «nues- Sugerimos que, donde sea posible, se organicen grupos
tro tiempo». La Iglesia debe vivir «esta época»... No de reflexión, para que toda la comunidad se movilice y se
perdamos el tiempo en descubrir culpables, porque «Yo cuestione, descubriendo alguna forma concreta de compro-
Soy» está golpeando a las puertas. «Yo Soy» nos exige miso.
que nos descalcemos y que estemos como presencia libe- Un importante detalle: no se trata de hacer exégesis del
radora allí donde está el pueblo, allí donde la historia texto ni de apelar a vagas teorías sobre Moisés, el Horeb
está luchando la gran batalla. En los próximos domingos y los egipcios. Lo que importa es descubrir, como Moisés, ese
«fuego» que Dios mantiene encendido, fuego al que aludió
tendremos la oportunidad de ahondar en el sentido de
en cierta oportunidad el mismo Jesús, y que debe mante-
nuestro compromiso de salvación. Entretanto, hoy algo nerse encendido. El fuego de la liberación del hombre. Eso
nos queda soberanamente claro: se nos ha traído al de- es Pascua.
sierto, no para apartarnos de los humanos ni para mar-
ginarnos de la historia, sino para volver a ellos con el 2.a - Hubiéramos deseado un texto evangélico más en con-
fuego liberador del «Yo Soy». cordancia con las otras lecturas, particularmente con la pri-
mera. De cualquier forma, el pasaje alude a un cambio de
mentalidad de la concepción religiosa, cambio que parece ser
B) OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS la temática de toda esta cuaresma.
La parábola de la higuera estéril, en el relato de Lucas,
1.a - Alertados por la carta de Pablo, hemos desarrollado acentúa la misericordia y «paciencia» de Dios ante la pereza
nuestra reflexión tratando de leer con ojos modernos una humana, en contraposición al relato de Mateo 21,18-22 en

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que es símbolo del juicio que Dios ejecuta con su pueblo — Porque nuestro culto suele ser un simple espectáculo,
infiel. sin participación ni sinceridad...
— Porque hemos vestido a tu comunidad con una apa-
ratosidad mundana que no concuerda con tu pobreza y
sencillez...
C) GUIÓN DE MONICIONES — Porque vivimos un cristianismo sin integración en la
vida comunitaria y social...
Introducción — Porque vivimos de espaldas a los hombres que su-
fren y están solos...
Hermanos: Este tercer domingo de Cuaresma nos hace — Porque nos fijamos en las culpas de los otros sin de-
dar un paso más en nuestra marcha por el desierto. Hoy tenernos en el pecado enquistado en nuestra vida...
nos lleva junto al monte de Dios para que allí El mismo — Porque esta comunidad no vive el compromiso his-
se nos revele y nos descubra su nombre. Quizá no nos será tórico al que hoy está llamada...
fácil comprender todo lo que Dios representa en la historia
(Otras invocaciones.)
humana, porque lo hemos escondido tras el brillo del culto
o entre los ruedos de un cristianismo convencional, ajeno a
los problemas humanos.
Primera Lectura
Estemos, pues, muy atentos, ya que la Palabra de Dios de
este domingo es una de las más importantes de la Sagrada En el desierto, Dios se revela a Moisés como el Dios de
Escritura.
la historia, presencia dinámica en medio del pueblo opri-
¿Quién es Dios ;, qué tiene que hacer en medio de los mido y abandonado.
hombres?
Es el mismo Señor que hoy nos llama a comprometer-
Urgidos por esta cuestión fundamental, reunámonos en un nos con nuestro país y con toda la Iglesia para que alcancen
clima de escucha atenta, pues ya viene el Señor que «ha visto
la liberación de los ídolos que nos oprimen. Con el corazón
la opresiói? de su pueblo, ha oído sus quejas, se ha fijado
descalzo, entremos en diálogo con el Señor que nos llama
en sus sufrimientos» y ha bajado para liberarnos de la es-
y nos envía para ser los artífices de su salvación.
clavitud. «Yo Soy» está con nosotros.

Segunda Lectura
Acto penitencial
La gesta liberadora de Moisés es símbolo de la obra sal-
Hermanos: Como Moisés tuvo que descalzarse para acer- vadora de Cristo. La lectura del Antiguo Testamento tiene
carse al Señoi presente en el fuego, también nosotros puri- lecciones de actualidad para que no repitamos los errores
fiquemos nuestras intenciones y actitudes para que la Pala- del pasado y sepamos abrirnos al soplo nuevo del Espíritu.
bra de Dios penetre en nuestro corazón sin obstáculos ni
distorsiones. (Momentos de silencio.)
A cada invocación respondemos: «Purifica, Señor, nues-
tro corazón.»

52
53
hermanos que luchan por la dignidad del hombre y
Tercera Lectura por un mundo de justicia...
(Otras intenciones.)
Nuestra comunidad es una higuera,' estéril en sus for-
mas anquilosadas, y que ahora debe dar frutos, porque Dios Oremos: Escucha, Señor, esta plegaria para que la Igle-
se los exige. El primer fruto es nuestro cambio interior, la sia que hoy anuncia el Evangelio sea testimonio viviente
de la liberación de los pueblos. Por Jesucristo, Nuestro Señor.
conversión, pues de lo contrario «todos pereceremos».

Comunión
Oración de los fieles
Vamos a compartir juntos la misma mesa, el mismo pan,
la misma copa. Este es el sentido de nuestra vida diaria:
Hermanos: El Señor Dios, el «Yo Soy», nos ha hablado.
Ahora debemos darle nuestra respuesta. El Dios comprome- compartir entre todos la misma tierra, los mismos derechos
tido con la historia de los pueblos espera de su comunidad y las mismas alegrías. Partamos nuestro pan y compartá-
una participación activa. moslo fraternalmente.
A cada intención respondemos: «Salva, Señor, a tu
pueblo.»
Despedida
— Para que abandonando un cristianismo infantil, asu-
mamos las auténticas actitudes religiosas que la Pa-
labra de hoy nos ha señalado... Hermanos: Hoy Dios nos ha reunido junto a su mesa
y nos ha entregado una misión: «Esto diremos a nuestros
— Para que no confundamos a Dios con un ídolo está-
hermanos los hombres: el Señor Dios de vuestros padres
tico e inofensivo, sino que lo descubramos como fue-
nos envía a vosotros...»
go viviente...
El mismo Señor que nos congregó, ahora nos dispersa
— Para que escuchemos el gemido de los que sufren,
para que hagamos presente su liberación allí donde nos toca
de los pobres, de los que están solos, de los ancia-
vivir: la familia, el trabajo, la oficina, la escuela, las ins-
nos, de los desorientados...
tituciones públicas...
— Para que terminemos con la discusión estéril entre
Somos los representantes del «Yo Soy», el Dios que ac-
tradición y progreso, y seamos obedientes al Dios que
túa y obra en medio de su pueblo. Hagamos madurar esta
da la vida...
higuera para que los hambrientos puedan saciar en ella su
— Para que rompamos nuestras ataduras interiores: la
hambre de amor, de paz y de justicia.
pereza, la indiferencia, la ambición, el erotismo, la ba-
nalidad y los encantos de una sociedad de consumo...
— Para que, en este momento decisivo de nuestra his-
toria, dejemos de buscar culpables y seamos capaces
de sincerarnos mutuamente...
— Para que esta Eucaristía no sea un acto aislado sino
una urgencia a una integración generosa con todos los

54 55
EL DIOS DE LA MISERICORDIA

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

— Primera Lectura: Josué 5,9a.10-12


En aquellos días el Señor dijo a Josué:
—Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pas-
cua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de
Jericó.
El día siguiente a la Pascua, ese mismo día, comieron
del fruto de la tierra: panes ácimos y espigas fritas.
Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó
el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel
año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.

— Segunda Lectura: Segunda Carta de san Pablo a los Co-


rintios 5,17-21
Hermanos:
El que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo
ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios,
que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó
el servicio de reconciliar. Es decir, Dios mismo estaba en
Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de
sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la
reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de
Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio
nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis
con Dios. Al que no tenía pecado, Dios le hizo expiar nues-

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tros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la sal- hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo
vación de Dios. hemos encontrado.
Y empezaron el banquete.
— Tercera Lectura: Evangelio de san Lucas 15,1-3.11-32 Su hijo mayor estaba en el campo.
En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publícanos y Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el
los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los letrados mur- baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
muraban entre ellos: Este le contestó:
—Ese acoge a los pecadores y come con ellos. —Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ter-
Jesús les dijo esta parábola: nero cebado, porque lo ha recobrado con salud.
Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su El se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió
padre: e intentaba persuadirlo.
—Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. Y él replicó a su padre:
El padre les repartió los bienes. —Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito
lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido
viviendo perdidamente. ese hijo tuyo, que se ha comido tus bienes con malas muje-
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un res, le matas el ternero cebado.
hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. El padre le dijo:
Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel —Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo:
país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entra- deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto
ban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que co- y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado.
mían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo:
—Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de
pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en A) REFLEXIONES
camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: 1. El pecado, ruptura de la unidad
trátame como a uno de tus jornaleros.»
La parábola de este domingo, mal llamada del «hijo
Se puso en camino a donde estaba su padre. Cuando to-
pródigo», pues es más bien la del «padre misericordioso»,
davía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echan-
do a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. nos revela qué sucede en una comunidad dividida por el
Sü hijo le dijo: pecado de quienes la abandonan y por el pecado de quie-
—Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no nes se niegan a la reconciliación.
merezco llamarme hijo tuyo. El hijo menor abandona el hogar, rompe la unidad
Pero el padre dijo a sus criados: familiar, dilapida los bienes de su comunidad. Y más aún,
—Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle se desliga de las responsabilidades para marcharse solo.
un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ter- El pecado siempre es un acto comunitario, o mejor
nero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este dicho: contra la comunidad.

58 59
Aparece como una fuga de nuestra condición huma-
2. Convertirse: volver a la casa
na, eminentemente social; como un evadirse de la diaria
responsabilidad de construir el bien común en un proceso
A veces decimos que para que «Dios nos perdone,
lento y trabajoso. Por eso no podemos comprender qué
debemos arrepentimos». Leyendo con atención la parábo-
es el pecado, si antes no tomamos conciencia de que for-
la, parecería que Jesús dice otra cosa o," por lo menos,
mamos una sola familia, la familia humana, que debe cre-
mucho más que eso. En efecto, el «arrepentimiento» del
cer y desarrollarse con el aporte de todos. El pecado no
hijo no fue el simple gesto interior de decir: «esto lo hice
es una «cosa mía», como solemos decir a veces. Pues esa
mal», sino que implicó todo un proceso de «vuelta a la
cosa mía atenta contra los demás. Así, por ejemplo, odiar
comunidad», para integrarse nuevamente a aquella fami-
es dejar de aportar amor; mentir es dejar de aportar ver-
lia que había abandonado; si bien él mismo, preso de la
dad. El hombre-caminante no tiene disyuntiva: construye
desconfianza, sospecha que no será bien recibido. Sus ra-
con los demás o destruye a los demás. Muchas veces hi-
zones tendría... No olvidemos, en efecto, que la parábola
cimos del pecado un acto solitario, secreto, íntimo, la
está dicha contra los fariseos que se resistían (el hermano
«violación de una ley», olvidándonos de que violamos a
mayor) a recibir a los pecadores en su comunidad.
los hermanos y, por eso mismo, violamos a Dios que es
Varios son los actos que conforman la conversión, aún
amor.
inmadura, del pecador:
Por igual motivo hicimos del perdón de los pecados
un acto ritual oculto, individualista, hermético... — Primero: Reflexionar («recapacitando, dijo...»). Tie-
ne coraje parí mirarse tal cual es: solo, desnudo, hambrien-
Pero también el pecado es un espejismo. Toda comu- to, prostituido con los cerdos. Ahora comprende mejor a
nidad tiene sus problemas y exige sacrificio mantener su su comunidad, intuye la fuerza del amor, la importancia
espíritu. ¡Qué fácil es pensar que afuera todo es rosa!... de estar cerca de quien ofrece una sonrisa o una mano.
No podemos olvidar que nuestra comunidad sigue cons- Ahora ve su obra, la obra del egoísmo: un padre triste,
truyéndose en el «desierto», desierto que se hace habita- una familia rota, una comunidad dividida. Reyertas, gue-
ble en la medida en que los hombres saben unirse en la rras, hambre, odios, mentiras, envidia...
larga marcha. Tarde lo comprendió el hijo de la pará-
bola. — Segundo: Entonces reconoce su pecado. Gesto va-
liente con el que tuvo que romper la resistencia de su
Entretanto, ¡qué madurez la del padre! Prefiere per- orgullo herido. Cómo cuesta, en efecto, decir: «la culpa
der parte de sus bienes antes que perder al hijo. Respe- es mía». Gesto sincero; gesto lleno de esperanza. Comien-
ta su libertad, calla y espera. El hijo ya no es un niño, za a creer en él mismo, en su familia, si bien no del
quiere hacer su vida, probar otros campos. Y el padre todo. Pero está dispuesto a ocupar aunque sea un puesto
confía en él... Importante detalle del evangelio: Dios con- secundario, con tal de no seguir solo. Ahora sí que es
un hombre: reconoce sus límites, pero también arriesga
fía en nosotros y en nuestra capacidad de superación,
una carta más... Quiere crecer.
más de lo que nosotros confiamos en él.

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— Tercero: Y en un gesto absolutamente nuevo, «se Así lo sintió el padre. Lo que viene después se com-
levanta» y se pone en camino hacia la casa del padre. Su prende: abrazos, besos, fiesta. Su hijo ha renacido: por
levantarse es todo un símbolo: de regeneración, de nuevo eso lo viste, lo calza, le entrega su anillo. El padre «viste»
nacimiento, de Pascua. Sepulta el pasado, pero él no mue- a su hijo como «hijo», lo reconoce persona, hombre dig-
re: renace. Bien lo recuerda la primera lectura, cuando los no... porque supo volver.
hebreos salieron de la esclavitud de Egipto y acamparon El perdón de los pecados, en el pensamiento de Je-
en su tierra: «Hoy os he despojado del oprobio de Egip- sús, es mucho más que recibir la absolución del sacer-
to... Los israelitas acamparon y celebraron la pascua ese dote. Es la fiesta de la reconciliación de toda la comu-
mismo día...» nidad. Veamos qué implica reconciliarse según Jesucristo:
Ahora el pecador debe enfrentarse con esa comuni-
dad a la que ha dado las espaldas con su pereza, para — Es dejarse amar. Esto parece fácil y, sin embar-
reconciliarse con ella. No basta la reflexión y el cambio go, es lo que más nos cuesta, como le costó a aquel hijo.
interior. Hay que re-hacer el vínculo roto. No basta «con- Creer en los demás," dejarse invadir por su afecto, elimi-
fesar el pecado», debe devolver el amor sustraído, debe nar los recelos, acortar las distancias. ¡Qué frías suelen
integrarse reparando con el nuevo esfuerzo el pasado ser nuestras comunidades! ¡Qué serias y tristes! ¡Cuánta
egoísmo. formalidad y etiqueta, pero qué poca espontaneidad y
calor!
Una educación racionalista nos ha castrado emocional-
3. La fiesta de la reconciliación mente. Tememos amar y ser amados. Desconfiamos del
cariño y del gesto afectuoso. Con cuántas corazas enta-
Jesús no define lo que es el perdón, pero nos señala blamos una relación... Lo primero, pues, en esta fiesta
sus actos y el espíritu con que debe estar animado. Hay de la reconciliación es dejarse amar, sentirse amados.
una frase clave, puesta dos veces en boca del padre: «Este
hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba per- — Transformarse en un hombre nuevo. Así lo explica
dido y lo he encontrado.» Pablo en la epístola de hoy: «Lo antiguo ha pasado; lo
Si se pusiera en práctica sólo este renglón del evan- nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por
gelio, es posible que transformaríamos el rostro de la medio de Cristo nos reconcilió consigo... Es decir: Dios
Iglesia. mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
sin pedirle cuentas de sus pecados...»
Perdonar no es el simple olvido del pasado, ni tam- Todos sabemos del descrédito del sacramento de la
poco un gesto que humilla a quien lo solicita. El perdón «confesión». ¿Para qué confesarse, si después todo sigue
es la vuelta al amor, a un amor mucho más profundo igual? Y, sin embargo, qué distinta la mentalidad del
y maduro, aceptando al otro como es (detalle en el que evangelio. Reconciliarse es un gesto responsable, bien pen-
fallará el hijo mayor). El perdón es la síntesis de dos sado. Es «dejar lo antiguo», sintiéndose capaz de vivir lo
amores: un amor que espera y un amor que renace. nuevo.

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Esto implica que el gesto de la reconciliación sea pre- entendemos ni jota del amor y, por lo tanto, somos en
cedido por un largo aprendizaje comunitario, por la me- realidad los verdaderos pecadores de la parábola...
ditación de las exigencias del evangelio, por la asunción Cuando se nos acerca el extraño, el hereje, el no-
de un compromiso de trabajo en pro de la comunidad. católico, el que no piensa como nosotros, el que tiene
Esto no tiene nada que ver con ciertos arrepentimientos otras ideas y esquemas..., le decimos a Dios: «ese hijo
que hacemos en un minuto, cerrando los ojos, mientras tuyo...». Y el Padre nos corrige: «este hermano tuyo».
nos cogemos la cabeza entre las manos... Dios, entonces, comprende cuál e*s el drama de la co-
munidad: los de dentro lo han tratado como un patrón,
— Celebrar una gran fiesta. Es lo más llamativo de sólo pensando en el premio (un cabrito para hacer fiesta
la parábola v lo que provocó la protesta del hermano ma- con los amigos), sin darse cuenta de que en la comunidad
yor. ¿Fiesta de reconciliación?, gritan los hipócritas que «todo lo mío es tuyo». Apariencias de comunidad: nor-
enlutan el ttmplo el día del perdón. mas, reglas, preceptos, reuniones, pero sin espíritu.
Sí, y «fiesta en serio». Que la gente se reúna, se sa-
lude, que coma y beba, que cante y baile. A veces nues- Sí, a todos nos molesta la actitud del hijo mayor,
tras fiestas son tan «espirituales» que sólo los ángeles porque en el fondo nos sentimos identificados con su
parecen divertirse... Después de haber leído durante vein- egoísmo: el egoísmo de creernos justos porque cumpli-
te siglos esta parábola, parece increíble que la Iglesia no mos toda la ley sin una sola desobediencia. ¡Tremenda
se haya animado a festejar a los hermanos que vuelven, paradoja la de este evangelio! ¡Página, sola ella, capaz de
que en realidad somos todos. revolucionar-todo nuestro concepto de religión y de iglesia!
Hemos separado la alegría de la religión. Hemos de- Cuesta pedir perdón, pero más cuesta perdonar y amar
clarado «profana» la risa y el canto; y así hemos matado al que sentimos lejos de nuestras estructuras. Y en ese
el espíritu de la comuaidad que se nutre de esos gestos solo gesto se pone a prueba nuestra virtud y se pone de
tan humanos, sin los cuales los actos de culto resultan relieve toda la finura de un pecado revestido de lega-
vacíos, pues sólo se revisten de «fórmulas» que anuncian lidad.
lo que allí mismo no se realiza. Aquí termina la parábola, y aquí nos quedamos nos-
otros: perplejos, en silencio, dudando... ¿Entro o no en-
tro en el nuevo esquema que nos presenta Cristo? Si
4. Qué difícil es perdonar... entramos, también nosotros somos esa nueva creatura,
regenerada en el interior de la comunidad. Si no entra-
Llegamos así al punto crítico de la parábola: el hijo mos..., ¿qué queda de nuestra fe cristiana?
mayor se niega a recibir a su hermano. ¿Quién es este
hijo mayor?
Somos —digo «somos»— los que habiendo transfor-
mado el cristianismo en un asunto de ley y de normas,
de pecado y de infierno, de juicios y de condenas, no

64 65
5 C. DESIERTO
Sin prejuicios y sin juicios. Sin condenas. Severos con
Conclusión nuestra propia conciencia; llamándonos permanentemente
al cambio, a la conversión. Comprensivos con los demás;
Hace tiempo que estamos hablando de «cambio en la llenos de solicitud, de cariño, de ternura.
Iglesia». Y hemos cambiado muchas cosas «de» la Igle- La Iglesia es la fiesta de los que se reencuentran...
sia: las ideas teológicas, el método catequético, los ritos A ella, como dice Pablo, «se le encargó el servicio de
litúrgicos, la vestimenta del clero... Pero ¿y el cambio reconciliar...».
«en» nuestras relaciones? ¿Cambia la Iglesia en sí misma,
como comunidad de hermanos, como familia, como pue-
blo? ¿Y todo lo que hacemos, expresa realmente esta vida
de comunidad, ese respeto por el otro, esa espera con- B) OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS
fiada? ¿Somos el gran signo de reconciliación de los hom-
bres, de un amor sin barreras, de una liberación que co- 1.a - La parábola del padre misericordioso o de la recon-
mienza en el interior de nuestro corazón? ciliación es la parábola de nuestra comunidad. Ahí estamos
todos. Poco vale, pues, que reflexionemos sobre ella si no la
Los cristianos de este siglo estamos en una encruci- llevamos a la práctica.
jada. Nos enfrentamos hoy con este evangelio que nos Sería bueno que la comunidad analice sus relaciones, las
divisiones que existen, los recelos. Cómo se trata a los que
obliga a reformarnos a nosotros mismos, los de «dentro»,
no practican, o traen ideas nuevas, o tienen otra modalidad.
los que siempre creíamos que éramos la familia de Dios Qué se hace por los no cristianos para entablar un diálogo,
por el simple hecho de estar bautizados. por los extranjeros, etc.
Pero sin amor estamos afuera. Si no somos capaces Y celebrar esta parábola: reunirse, revisar lo que anda
de llamar y tratar como «hermanos» a los que se han ale- mal, pedirse perdón mutuamente, programar un plan enca-
jado de nuestro lado porque no piensan o no obran como minado a un mayor espíritu comunitario. Y también feste-
nosotros, no podemos llamarnos cristianos. H e aquí la pa- jar la vida comunitaria... Una fiesta en Cuaresma no sola-
radoja de esta parábola: que nadie se sienta tan afuera mente no se opone a su espíritu, sino que lo afirma, pues
ni tan adentro... Que todos se pregunten hasta qué pun- acentúa esto Nuevo que vamos descubriendo en lo que antes
to están dispuestos a amarse, a unirse, a reconciliarse. parecía un desierto estéril y terrible.
El verdadero ayuno de Cuaresma no está en ingerir me-
nos alimentos, sino en ingerir a los hermanos: es el ayu-
Este evangelio destruye de cuajo toda forma de auto-
no del corazón.
ritarismo o paternalismo, destruye las clases sociales den-
tro de la comunidad, las superioridades y las inferiori- _A la luz de esta parábola, revisar también la forma como
dades. se participa en el sacramento de la «confesión», léase de la re-
Y es una llamada a asumir con responsabilidad y ma- conciliación. Sacramento en el que debemos confesarnos el
durez nuestro papel en la construcción o reconstrucción de mutuo amor y confesar con alegría la misericordia del Padre.
la familia humana. Con respeto. Con libertad. Con amor.

66 67
el hijo pródigo reflexionar en nuestro interior, y reconocer
2.a - La primera lectura, que hubiera podido ser elegida
nuestro pecado. Meditemos en qué medida todos los días
con mejor criterio, puede, no obstante, ayudarnos en la refle-
rompemos la unidad de esta familia. (Momentos de silencio.)
xión cuaresmal: la Pascua celebra el fin del oprobio, el fin
A cada invocación respondemos: «Señor, danos tu paz.»
de una vida humillante y prostituida.
— Porque vivimos un cristianismo individualista y ce-
Con la liberación el hombre conquista sus derechos de
rrado. ..
hombre, trabaja su tierra y come de la cosecha que él mismo
— Porque violamos el precepto del amor haciendo pre-
ha sembrado. Ya no necesita maná. El mismo transforma la
valecer nuestros intereses y rivalidades...
tierra y vive de su trabajo comunitario.
— Porque no respetamos la intimidad de nuestros her-
manos y volcamos contra ellos las habladurías, los
chismes y las calumnias...
C) GUIÓN DE MONICIONES
— Porque vivimos más interesados por hacer prevalecer
Introducción nuestros puntos de vista que por construir la paz...
— Porque no queremos perdonar y nos gozamos en el
Hace cuatro semanas que estamos internándonos en el mal ajeno...
desierto que nos conduce al Jordán de la vida nueva. El Se- — Porque nuestra comunidad no es testimonio del diá-
ñor Dios se nos ha revelado como Presencia siempre actuan- logo, de la comunicación amplia, y vive encerrada
te en medio de la historia, como Dios Salvador. Hoy el ros- en el sectarismo...
tro de Dios muestra una faz más íntima, revelada por el (Otras invocaciones.)
mismo Jesús, su hijo amado: Dios es un Padre que recon-
cilia a los hombres. Dios rehace a la comunidad destro-
zada por el egoísmo y el odio, reconstruye los vínculos y Primera Lectura
nos convierte no solamente en un pueblo, sino en una fa-
milia. La Pascua es la fiesta de la reconciliación de Dios con
su pueblo, liberado del oprobio del pecado. Es la fiesta del
Toda la liturgia de este domingo está centrada en el
hombre libre que, consciente de sus derechos, transforma la
pueblo-comunidad de amor. No nos extrañe, por lo tanto,
si rompemos la severidad de la cuaresma con una gran fiesta: tierra y vive de su trabajo comunitario.
los hijos alejados de la casa paterna vuelven a los brazos
del padre, quien los viste y calza como hombres re-nacidos.
Es la fiesta de la reconciliación o restauración del amor. Segunda Lectura
Fiesta en que nos miraremos a la cara para reconocernos
como «hermanos». Cristo nos transforma en creaturas nuevas y nos enco-
mienda la misión de ser los artífices de la reconciliación.
Unidos a Cristo y reunidos como su pueblo «recibimos la
salvación de Dios».
Acto penitencial

Hermanos: Para acercarnos a la mesa de la reconcilia-


ción y cantar la alegría del reencuentro, necesitamos como

68 69
creemos alejados de la Iglesia, y seamos para ellos
Tercera Lectura los testimonios vivientes del Dios del Amor...
— Para que toda la Iglesia sea el gran signo de la re-
Jesús, a través de la parábola del Padre misericordioso, conciliación de los pueblos y empeñe todos sus es-
nos invita a vivir la reconciliación como una gran fiesta. Si fuerzos por la paz universal, superando los recelos,
pecar es romper la unidad de la familia y dar las espal- la desconfianza y las antiguas agresiones...
das al esfuerzo constructor, recibir el perdón es reintegrarnos (Otras intenciones.)
al seno de la comunidad para compartir juntos los dones de
Dios. El que se niega a perdonar, permanece fuera de la Oremos: Danos, Señor, tu alegría y tu paz, para que
familia divina. liberados de la esclavitud del pecado, caminemos como hom-
bres nuevos en Jesucristo Nuestro Señor.

Oración de los fieles


Comunión
Hermanos: La Palabra de este Domingo nos impone una
tarea concreta e inmediata: debemos unirnos y actuar como «Traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un ban-
familia; abandonemos las rivalidades, cerremos el paso a la quete porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido,
pereza y optemos por el esquema de iglesia que hoy Cristo estaba perdido y lo hemos encontrado.» Vivamos juntos este
no» señala. deseo del Padre y festejemos jubilosamente nuestra Eucaris-
A cada intención respondemos: «Danos la unidad, Se- tía; bebamos la copa de la Nueva Alianza, porque «lo an-
ñor.» tiguo ha pasado y lo nuevo ha comenzado».
— Para que esta comunidad reconozca que Dios es pa-
dre de todos y que no hace distinción entre sus
hijos... Despedida
— Para que comprendamos que el pecado atenta siem-
pre contra la vida comunitaria y que es un robo que Ahora sí podemos irnos en paz. Nuestra paz no es la
les hacemos a los demás hermanos... de la fuerza ni la del miedo; tampoco es la paz de la indi-
— Para que vivamos en la madurez afectiva, sepamos ferencia. Es la paz que nace de dos amores que se han uni-
aceptarnos con nuestros defectos y tal cual somos, do: el fiel amor de Dios que se ha encontrado con un amor
y nos ayudemos en el crecimiento de la caridad... que vuelve para rehacer la desquiciada comunidad. Y comen-
— Para que sepamos vivir en la alegría, consolar a los cemos ya a vivir el nuevo espíritu del evangelio: no tenga-
que sufren, acompañar a los que están solos, ayudar mos prisa en irnos a nuestros hogares. Démonos un tiem-
a los necesitados... po para saludar a los conocidos y a los desconocidos. Si en
— Para que el sacramento de la Penitencia sea un ver- esta Eucaristía nos hemos reconciliado, comencemos ahora
dadero encuentro de hermanos que saben perdonarse mismo a vivir como hermanos...
generosamente como Dios nos perdona...
— Para que nunca cerremos las puertas a los que no
piensan como nosotros, o nos hicieron daño o los

70 71
FLORECER EN EL DESIERTO

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

— Primera Lectura: Isaías 43,16-21


Así dice el Señor, que abrió camino en el mar
y senda en las aguas impetuosas;
que sacó a batalla carros y caballos,
tropa con sus valientes:
caían para no levantarse,
se apagaron como mecha que se extingue.

No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto,


ríos en el yermo;
me glorificarán las bestias del campo,
chacales y avestruces,
porque ofreceré agua en el desierto,
ríos en el yermo,
para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido,
el pueblo que yo formé,
para que proclamara mi alabanza.

— Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Filipenses


3,8-14

73
Hermanos:
Todo lo estimo pérdida, comparado con la excelencia —Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha
condenado?
del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí
Ella contestó:
todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y
—Ninguno, Señor.
existir en él, no con una justicia mía —la de la Ley—, sino
Jesús le dijo:
con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no pe-
Dios y se apoya en la fe.
ques más.
Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la
comunión con sus padecimientos, muriendo su misma suerte,
para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No
es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la A) REFLEXIONES
meta: yo sigo corriendo. Y aunque poseo el premio, porque
Cristo Jesús me lo ha entregado, hermanos, yo a mí mismo
1. Dios realiza algo nuevo
me considero como si aún no hubiese conseguido el premio.
Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás
y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la Con la reflexión bíblica de hoy terminamos el tiem-
meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama po de Cuaresma para introducirnos de lleno en la Sema-
en Cristo Jesús. na Santa. Y no es casualidad que sea nuevamente el
desierto el marco dentro del cual se desliza hoy la Pa-
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 8,1-11 labra de Dios. Mas... no ya el desierto árido y estéril, el
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. desierto de la pereza y del egoísmo, sino un desierto en
Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el el que Dios nos ofrece agua «para apagar la sed de mi
pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé» (prime-
Los letrados y los fariseos le trajeron una mujer sorpren- ra lectura). Isaías, en efecto, anuncia la salvación del Señor
dida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
como la prodigiosa realización de algo Nuevo e insospe-
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
chado, algo que ya está brotando como un río que pronto
adulterio. La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúl-
teras. ¿Tú que dices? ha de anegar el arenal.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acu- Por cierto que el texto del profeta nos presenta esa
sarlo. novedad a través de atrevidos símbolos, verdaderos absur-
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. dos para la razón humana cuando ésta se resiste a cam-
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: biar un esquema mental o una postura ya definida.
—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra. También nosotros escuchamos sorprendidos ese anun-
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. cio que parece no haberse cumplido, al menos después
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empe- de echar una rápida mirada a la historia humana, que se
zando por los más viejos, hasta el último.
desarrolla transformando el desierto en un campo de ba-
Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie.
talla.
Jesús se incorporó y le preguntó:

74
15
En efecto, toda la* Palabra de Dios de este domingo
tiene un aire atrevido y desafiante al crítico espíritu hu- 2. Condenar el pecado... Salvar al pecador
mano, tan reacio a las utopías y a las exageraciones, así
provengan del amor salvador de Dios. a) El texto evangélico contrapone una vez más dos
¿Qué es esto Nuevo que Dios realiza? espíritus y dos actitudes: lo viejo y lo nuevo, la ley y
Ciertamente que no es un cambio espectacular en el el amor; o, como dice Pablo, «la justicia que viene de
derrotero histórico de los pueblos como pensaban los he- los hombres con la que viene de la fe de Cristo, la que
breos e incluso los primeros cristianos. No se refiere al viene de Dios...».
cambio político o sochl logrado por una mágica inter- Aparentemente Jesús está entre la espada y la pared.
vención divina, ni al cambio de la naturaleza para que Se lo arrincona contra la ley para que opte ciegamente
nos dé sus frutos sin el esfuerzo sacrificado del trabajo. por ella condenando así a una mujer adúltera. «Debes
Lo Nuevo parece realizarse en el mismo corazón del elegir —se le dice— entre salvar la ley o salvar al peca-
hombre, para crear una actitud distinta, un nuevo modo dor.» Jesús no duda un instante y opta por el hombre,
de relaciones humanas, y para fundamentar el cambio so- así sea un hombre prostituido y enfermo. El resto es fá-
cial o político sobre algo más sólido que la simple ley, cil de comprender: los garabatos en la tierra, el desafío
o el dictado de la fuerza o la indiferencia abstencionista. que ahora él mismo lanza a sus acusadores para que de-
Por su parte, san Pablo, hacia el final del texto de jen correr la ley y apedreen, si así les place, a la mujer;
su carta que hemos leído, nos exhorta a «olvidarnos de la desbandada general de los «justos», el silencio de la
lo que queda atrás y lanzarnos hacia lo que está por de- mujer.
lante»... El final es simple y tierno: una mujer pecadora «se
levanta» y comienza a recorrer el camino de la libertad,
Sin pretender, por cierto, agotar el tema, tratemos libre de la ley y libre del pecado. Ya no caben dudas:
de descubrir algo de esto «nuevo» que Dios quiere reali- lo nuevo está brotando...
zar con su pueblo, algo espectacularmente simple, porque
ése es su modo de obrar. Jesús subraya fuertemente la auténtica actitud del cris-
La liturgia, en efecco, interpreta esa novedad con un tiano: condenar el pecado («en adelante no peques más»)
texto evangélico desafiante y polémico, texto que tardó y salvar al pecador («tampoco yo te condeno»).
en ser reconocido como canónico e inspirado, pues apa- De ninguna manera es blando ante el pecado, pues
recía ante los ojos de los cristianos, todavía demasiado ata- éste destruye y esclaviza al hombre, y, por lo mismo,
dos a la ley, como exagerado y poco reverente. debe ser denunciado y destruido dentro del mismo hom-
Nosotros pensamos que la palabra de este evangelio bre. Desgraciadamente la palabra «pecado» ya poco nos
es capaz de transformar el desierto en un jardín, v que dice y, en todo caso, viene cargada con recuerdos de un
de su cumplimiento surge, no ya afuera, sino dentro de viejo catecismo fundado en el cumplimiento de normas
cada uno, «una fuente de agua viva». y preceptos, con sanciones y castigos, y la imagen de un
Dios justiciero y terrible.
76
77
Pero a falta de otra palabra más adecuada, descubri- I Henderse para rehacer su vida. Y necesitado de expiar
mos con el evangelio que «pecado» significa todo aquello c-iernamente su culpa, buscará nuevas formas de delin-
que atenta contra nuestra dignidad de hombres. El peca- quir para que la sociedad tenga nuevos motivos para cas-
do nos prostituye, nos impide crecer y madurar, nos aver- ligarlo. Es el esquema masoquista, tan lejano de la men-
güenza y humilla. Envidia, celos, agresión, delación, vio- lalidad evangélica y que, sin embargo, tanto ha penetrado
lencia, perversiones, injusticia, odio, venalidad, soborno... cu nuestros sistemas educativos.
son todas facetas de una misma y única realidad que corroe Jesús, más que como juez, se comporta como un amigo
el corazón del hombre, anula sus proyectos y destruye que aconseja, seria pero suavemente, a quien ve humi-
su historia. llada a sus pies.
Los fariseos, en cambio, se hacen jueces de condena-
Condenar el pecado —condenar todo lo que atente ción: aplican la ley sin descubrir su espíritu, que es salvar
contra la dignidad humana— es un deber, y muchas ve- al hombre culpable y recuperarlo para la sociedad.
ces duro deber. La liberación del hombre no puede en- Jesús también es juez: pero de salvación. Juez libe-
tenderse de espaldas a esa esclavitud interna de la que rador que enfrenta al hombre con el pecado que lo es-
el hombre moderno no sólo no se ha desprendido, sino claviza, para que tomando conciencia de su atadura, la
que quizá la siente aún con más fuerza que antes. Es po- rompa y se libere.
sible que en esto radique lo típico del aporte cristiano En el silencio humilde de la mujer, descubre su pro-
a un mundo en construcción: sanear la sociedad desde fundo dolor y arrepentimiento, descubre esa humillación
dentro de sí misma, porque un corazón nuevo hace nuevas y vergüenza de dignidad perdida, que es su propio cas-
todas las cosas. tigo. Por eso busca salvarla, no tanto de las piedras
cuanto de ella misma, de su pasión descontrolada, de su
Y es aquí donde resalta la sabia pedagogía de Jesús: inmadurez afectiva, de su egoísmo ciego.
el simple castigo, o la fría aplicación de la ley represiva
o punitiva, no libera. Cuando la ley, llevada por un falso Jesús se revela como un hombre profundamente com-
celo, destruye también al hombre o lo humilla y lo cubre prensivo hasta la exageración. Creyó en Dios, capaz de ha-
con el sambenito del oprobio para toda la vida, entonces cer de aquella pecadora una mujer nueva. Y creyó en
esa ley sólo sirve para seguir haciéndole el juego al pe- la mujer, confió en ella, y la esperó con un silencio res-
cado, pues ata y esclaviza al hombre a su pecado para petuoso y digno. Ni una pregunta indiscreta, ni el me-
siempre, dejando intacta la raíz del mismo. nor atisbo de curiosidad malsana, a la que solemos ser
tan propensos...
Pedagogía de Cristo que hoy rubrica la moderna psi-
cología: la sola sensación y conciencia de culpa no sola- b) No podemos hablar de educación liberadora ni de
mente no resuelve el problema, sino que lo agrava, pues liberación alguna del hombre, sin ese respeto profundo
el sujeto se siente «atado y fijado» en una situación, re- por el hombre. Creer seria y sinceramente, creer terca-
gresando siempre hacia un pasado del que no puede des- mente que debajo de todo hombre hay una llama de li-

78 79
bertad y de dignidad, que debe ser alentada para que «lo antiguo», levantarnos y caminar en la luz. Juicio que,
emerja de las cenizas de una vida destrozada hasta llegar como el del evangelio, siempre termina con un hombre
a encender toda una vida nueva. que se levanta, se pone de pie y se echa a andar.
He aquí esa exigencia nueva, tan nueva que aún hoy
no logramos asimilarla ni vivirla. La experiencia diaria
de nuestras comunidades nos dice hasta la saciedad cómo 3. Concluyendo: lo nuevo es Cristo
violamos esta página evangélica «en nombre de la ley»,
y cómo también nosotros resistimos a considerar inspira- Al cerrar este ciclo de reflexiones cuaresmales, des-
do un texto que, como ningún otro, nos obliga a un cam- pués de caminar cuarenta días en el desierto de nuestro
bio radical en nuestras relaciones humanas. mundo interior, de pronto nos encontramos con la figura
Jamás un cristiano, sea laico o pastor, puede alentar de Cristo que arroja luz y agua sobre nuestro oscuro pe-
en su corazón el deseo de condenar a nadie. Hay que ago- dregal. Hemos dejado al otro lado del desierto nuestro
tar hasta el extremo —y bien sabemos que nunca llega- «todo», un esquema y un modo de pensar, un estilo de
mos hasta ese extremo— todos los recursos para salvar vivir, mas ¿cuál es nuestra ganancia? Y respondemos con
al que suponemos caído y restaurar una vida quebrada. Pablo: «Todo lo estimo pérdida, comparado con la exce-
lencia del conocimiento de Cristo Jesús. Por él lo perdí
Frente al supuesto pecador: silencio respetuoso. No todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo
hay peor daño en nuestra comunidad que el chisme, el y existir en él, no con una justicia mía —la de la ley—
hablar por !a espalda, el echarnos en cara agriamente los sino con la que viene de la fe de Cristo...»
propios fallos.
Y un silencio que sólo se rompe con la voz del amigo Al entrar al desierto se nos reclamó despojo total,
que invita a un cambio, que alimenta una esperanza, que descalzarnos y desnudarnos, caminar sin equipaje y sin
tiende una mano. Todo esto es difícil al orgullo de quie- defensas. Y tuvimos miedo. ¿Es que se nos conducía a
nes nos creemos jueces de los demás y mejores que ellos. la muerte?
Lo que sucede es que, en el fondo, necesitamos descubrir De alguna manera, sí. A morir a nosotros mismos, para
culpables que permitan encubrir nuestra corrupción. Toda «llegar a la resurrección», al renacimiento del hombre-
sociedad tiene sus «chivos expiatorios», y si no los tiene, nuevo en Cristo.
los crea, para poder proyectar en ellos la agresión que Ahora, al final del desierto, se nos exige la total pu-
debiera volverse contra ella misma. En cada país y comu- rificación para que el Cristo muerto y íesucitado (muerto
nidad estos «chivos» tienen nombres distintos, pero el es- a lo viejo, resucitado a lo nuevo) nos inunde y nos vista
quema es siempre el mismo. con su luz.
La pedagogía salvadora de Jesús invierte los términos. «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no
Que el juicio se haga, sí, pero en el interior de la con- lo notáis?»
ciencia de cada uno. Juicio que discierne y separa lo que
tenemos de tinieblas y de luz. Abandonar las tinieblas,

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6. C. DESIERTO
i'lu. I'n efecto, el profeta Isaías nos comunica una gran
B) OBSERVACIONES Y SUGERENCIAS millvlm «Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo,
pttruuo ofreceré aguas para apagar la sed de mi pueblo.»
1.a - Las tres lecturas coinciden en la misma idea, aunque II río de In nueva vida es el corazón abierto de Cristo, del
desde ángulos distintos. Isaías, con un lenguaje simbólico al t|ue unco lu Iglesia, el nuevo pueblo. Quien beba de esa
que no hay que atarse. Pablo, con una reflexión teológica. El Htiiin verá lu luz, se le perdonarán los pecados y podrá le-
evangelio, con una actitud concreta que produce la crisis. vniiluruc puní caminar como un hombre digno. Estamos ya
De más está decir que cada comunidad y cada creyente H lu» pucrliis de la Pascua y, como Pablo, corremos hacia
tiene la tarea de descubrir a esa mujer adúltera, al chivo ex- C'rUlo, por quien hemos perdido todo con tal de vivir en
piatorio, sobre quien descargamos nuestras iras para ocultar 41 con «lu justicia que viene de Dios y se apoya en la fe».
nuestro propio pecado. ¿En qué medida seguimos actuando I'cruiuiic/.cumos en silencio a los pies de este Cristo que
como los fariseos? ¿Hay respeto a la persona humana? ¿Se «no vino puní condenar sino para salvar». El nos invita a
practica la pedagogía liberadora de Jesús? cniuiniir con lu frente alta y la mirada serena, «olvidándo-
me de lo que queda atrás y lanzándonos hacia lo que está
2.a - Para comprender la insólita y revolucionaria actitud delnnlc ..».
de Jesús, es útil recordar que la ley judía castigaba muy seve-
ramente el adulterio, ya que ordenaba la pena de muerte para
ambas partes si la mujer era casada, o para la mujer sola si
era soltera. Generalmente se la apedreaba, y en tal caso, el Acto penitencial
principal testigo de cargo arrojaba la primera piedra sobre la
víctima. Hermanos: La salvación de Jesucristo comienza con un
Al mismo tiempo, en el cristianismo primitivo, el adul- juicio de nuestra vida para que separemos la luz de las ti-
terio, juntamente con el homicidio y la apostasía, formaba nieblas. Kecojámonos en silencio y comparemos nuestras ac-
la tríada de pecados gravísimos, cuyo perdón sólo podía ob- titudes y nuestro obrar con las normas del evangelio. (Mo-
tenerse al final de la vida y luego de una dura penitencia. mentos de silencio.)
Esto nos explica por qué este episodio, inserto en el A cada invocación respondemos: «Realiza en nosotros lo
evangelio de Juan, aunque en realidad no le pertenece, ya que nuevo.»
es una página de autor anónimo luego incorporada a este evan- — Señor, tú que ves lo que nuestra vergüenza nos im-
gelio, fue objeto de polémica y de resistencia por parte de los pide confesar...
rigoristas cristianos. — Señor, tú que conoces el cansancio con que nos mo-
vemos...
— Señor, tú que sufres en tantos hermanos injustamente
C) GUIÓN DE MONICIONES tratados y condenados...
— Señor, tú que acabaste en la cruz víctima de la ca-
Introducción lumnia y la traición...
— Señor, tú que sufres por una Iglesia dividida en el
Hermanos: Hoy iniciamos la última semana de Cuares- escándalo permanente de las intrigas, las rencillas,
ma, lo cual significa que estamos llegando al final del de- los celos y el odio...

82 83
— Señor, tú que perdonaste a la mujer adúltera y le en- — Señor, para que no seamos jueces de condenación de
señaste a caminar como una creatura nueva... nadie ni busquemos culpables de nuestra propia irres-
(Otras invocaciones.) ponsabilidad...
— Señor, para que tengamos el valor de denunciar todo
Primera Lectura aquello que atente contra la dignidad humana...
— Señor, para que vivamos en la comprensión, el mu-
Dios realiza algo nuevo en el desierto estéril. El nos otor- tuo respeto, la concordia y la benevolencia...
ga su Palabra, que es agua viva que salta hasta la eternidad. — Señor, para que nuestros sistemas educativos se ins-
piren en el evangelio que hoy nos has anunciado,
haciendo crecer y madurar a los educandos para que
Segunda Lectura se realicen como hombres libres y comprometidos...
— Señor, para que seamos instrumento de tu paz en un
Jesucristo es la suprema novedad del hombre. El autén- abrazo universal con todos los pueblos sin distinción
tico creyente está dispuesto a perderlo todo por él, que nos de razas, de credos ni de ideologías políticas...
une a sus sufrimientos para hacernos partícipes de su resu- (Otras intenciones.)
rrección. Como Pablo, lancémonos a la carrera, pues nues-
tra meta está delante y el premio es el encuentro con Oremos: Aumenta en nosotros, Señor, la unidad y la paz,
Cristo. para que seamos el signo luminoso de la reconciliación y
del perdón. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Tercera Lectura
Comunión
Jesús condena el pecado y salva al pecador. La confianza
en él nos otorga un corazón nuevo, sin el cual no podemos
«El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo.»
hacer nuevas las estructuras. La sola ley mata al hombre.
Hoy lo entendemos mejor y nos disponemos a participar de
Sólo el amor regenera.
Cristo muerto y resucitado a fin de que, quienes comamos
de ese pan, seamos un río de aguas vivas que transforme
Oración de los fieles el desierto desolador de nuestro mundo en un vergel, donde
la sonrisa suplante al llanto, el amor al odio, la paz a la
Hermanos: El evangelio de hoy nos inspira confianza y guerra.
alegría. Acerquémonos, pues, al trono de Cristo con nues-
tras súplicas y oraciones, mientras que le ofrecemos el es-
Despedida
fuerzo diario por sanear la sociedad de todas sus formas co-
rrompidas.
«Tampoco yo te condeno. Anda y no peques más.» Jesús
A cada intención respondemos: «Danos tu alegría y tu
nos ha hablado. Nos invita a caminar, mas no ya como antes.
paz.»
Lo hacemos con la mirada limpia, con la mano tendida, con
— Señor, para que seamos semilla de renovación, y las
la sonrisa en los labios. Sí, hermanos, sonriendo y cantando
estructuras sociales se inspiren en tu evangelio...
despidámonos con la paz de Cristo.
84
85
DOMINGO DE RAMOS

— Primera Lectura: Evangelio de san Lucas 19,28-40


En aquel tiempo, Jesús iba -hacia Jerusalén, marchando
a la cabeza.
Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llama-
do de los Olivos, mandó a dos discípulos diciéndoles:
—Id a la aldea de enfrente: al entrar encontraréis un bo-
rrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traed-
lo. Y si alguien os pregunta: «¿Por qué lo desatáis?», con-
testadle: «El Señor lo necesita.» '
Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mien-
tras desataban el borrico, los dueños les preguntaron:
—¿Por qué desatáis el borrico?
Ellos contestaron:
—El Señor lo necesita.
Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y
le ayudaron a montar.
Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con
los mantos.
Y cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Oli-
vos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a
alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto,
diciendo:
— ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!
Paz en el cielo y gloria en lo alto.
Algunos fariseos de entre la gente dijeron:
—Maestro, reprende a tus discípulos.
El replicó:
—Os digo que si éstos callan, gritarán las piedras.

87
— Segunda Lectura: Isaías 50,4-7 lushiincnte en la línea anterior a la tercera lectura de
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber lioy: «Procurad tener los mismos sentimientos de Cris-
decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me to. ..» (Flp 2,5). En efecto, celebrar la Semana Santa es
espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Se- mucho más que recordar lo que le sucedió a Jesús, sus
ñor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado
dolores y su muerte; es más que condolernos por la peno-
ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpea-
sa situación que debió atravesar; es más, incluso, que re-
ban, 4a mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el
rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso unirnos para actos especiales de culto y homenaje al Señor
no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pe- Salvador.
dernal, y sé que no quedaré avergonzado. Es que Cristo vivió —el primero— todo el drama del
hombre, ya que, «actuando como un hombre cualquiera,
— Tercera Lectura: Carta de san Pablo a los Filipenses M- rebajó hasta la muerte. Por eso Dios lo levantó...». La
2,6-11 Semana Sani;a pone al descubierto la hondura del misterio
Hermanos: del hombre, con sus encontrados sentimientos, sus pasio-
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde nes, su lucha, sus contradicciones, su inevitable desenlace.
de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, Meditando en Cristo, meditemos en nuestra propia vida
y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
para descubrir, a su luz, el verdadero significado y sen-
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta
tido.
someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por
eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el «Nombre-
sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda Y en segundo lugar, el drama de Cristo es el drama
rodilla se doble —en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo— de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, viviente hoy en el mun-
y toda lengua proclame: « ¡Jesucristo es Señor!», para glo- do. De aquí la insistencia de Pablo: identificarnos con el
ria de Dios Padre. Cristo muerto y exaltado; la misma insistencia de Jesús
cuando urgía a sus discípulos a cargar con su cruz y se-
— Cuarta Lectura: Pasión de N. S. Jesucristo según san Lucas guirlo.
22,14-23,56 Es inútil que nos extasiemos ante el crucifijo o pro-
longuemos el tiempo en complicados ritos religiosos, si no
tratamos de revivir hoy a ese Cristo que cambia los es-
A) REFLEXIONES quemas humanos y que nos señala una nueva forma de
existencia.
1. El Misterio de Cristo, misterio del hombre y de la No se trata, por lo tanto, de condenar tan fácilmente
Iglesia la actitud cobarde y altanera de Pedro, la traición de Ju-
das, la ceguera de los fariseos, el mesianismo político
Al iniciar hoy la celebración de los grandes misterios de los discípulos, la venalidad de Pilato, etc. Quizá nos
de Cristo, particularmente su muerte y resurrección, es sea más útil descubrir en qué medida hoy seguimos ha-
importante tener presente la frase que san Pablo nos trae ciendo revivir a esos personajes con ropajes distintos, y

88 89
sin comprender ni vivir a este contradictorio rey a quien < tas al Señor... Sólo los justos entrarán por ella. La pie-
hoy hemos aclamado. dra desechada por los constructores se ha convertido en
piedra angular, maravilla a nuestros ojos. Este es el día
que Dios ha hecho: alegrémonos en él. ¡Bendito sea el
2. La paradoja de Cristo Rey que viene en nombre de Dios...! El Señor es Dios, él
nos alumbra...»
Jesús entra triunfalmente en Jerusalén, proclamado
como «rey que viene en nombre del Señor», bajo el sig- Fácil es descubrir cómo la controvertida expresión de
no de un malentendido que aún hoy no logramos diluci- los discípulos entusiasmados con su rey, adquiere una di-
dar, expresando así esa dualidad de sentimientos que ani- mensión absolutamente nueva y distinta: el hombre aba-
da en el corazón humano. tido se refugia en Dios Salvador, único apoyo del creyente.
Mientras que los discípulos interpretan la expresión líl instaura su reinado de paz y justicia a despecho de
del salmo 118 como la entronización de un rey «al modo los poderosos. Y Jesús, el Siervo abatido, que camina
humano» y con la clara intención de ascender al poder, y libremente hacia un destino de entrega y muerte, para en-
de usar el poder como forma de dominio sobre los hom- contrar allí mismo la nueva vida. Incomprendido, aban-
bres, Jesús se siente rey al modo de Dios, rey de paz y donado y traicionado, camina firme apoyado en la Palabra
mansedumbre, sin otra pretensión que inaugurar una era del Padre.
basada en el amor. Por eso entra montado sobre un asno
y acaba entronizado en una cruz. Esta visión integral de la entrada triunfal de Jesús nos
Ya tenemos ahí una síntesis de la historia de los pue- obliga a purificar ciertos esquemas de «imperialismo cris-
blos, y también de la Iglesia: poder y amor; guerra y paz; tiano», para que quede bien claro que «Cristo Rey» es
dominio y servicio. un modo de expresar una realidad nueva con palabras vie-
jas. No es un grito de guerra ni la excusa para aplastar
También Jesús recita el salmo 118, pero sin parcelar toda idea o persona que no esté de acuerdo con nuestros
sus frases y sin distorsionar su sentido. Sentado sobre el esquemas. Es precisamente todo lo contrario: grito de paz
asno reza la antigua plegaria: para acercar a los hombres entre sí, particularmente a los
«Dad gracias a Dios porque es bueno, porque su mi- oprimidos. Es un compromiso a darse por los demás y no
sericordia es eterna. a servirse de los demás. Cristo reina desde la cruz —en
Desde mi angustia clamé al Señor; él me atendió y la que él murió por y para los otros— y de allí surge
me alivió. Dios está conmigo, él es mi apoyo. Mejor es su paz, con el rechazo más absoluto y total de politizar
refugiarse en Dios que confiar en los poderosos. Me em- su misión aun so pretexto religioso.
pujaron para abatirme, pero el Señor vino en mi ayuda.
El es mi Salvador. ¡Oh, no!, no he de morir, viviré y Jesús fue proclamado rey por sus discípulos bajo el
anunciaré las obras del Señor. signo de la contradicción..., y esa contradicción continúa
Abridme las puertas de la justicia, entraré y daré gra- hoy. No hace falta que hagamos un extenso y complejo

90 91
análisis para percatarnos de ello. Basta mirar en el inte- Primera: «Cristo, a pesar de su condición divina, se
rior de nuestro corazón y en la vida de esta comunidad. despojó de su rango, y tomó la condición de siervo, ac-
Podemos estar contra Cristo mientras lo aclamamos, y lo tuando como un hombre cualquiera.»
que es más tremendo aún: podemos usar y abusar de Poco le importó a Jesús su condición divina. Dispues-
su nombre y sus palabras con el único objetivo de salva- to a salvar al hombre, y no a dominarlo, se despoja y
guardar nuestro egoísmo larvado. abandona toda forma e imagen de poder, para ser sim-
No repitamos un error que a Jesús le costó el aban- plemente un hombre, el más humilde de los hombres. No
dono, la traición y la muerte; error que a la Iglesia le es una simple metáfora: el jueves santo lo veremos lavan-
significó siglos de divisiones, de odios, de luchas internas, do los pies de sus apóstoles como un esclavo.
que la hizo aparecer como aliada del poder y protegida de No podemos construir una sociedad nueva, realmente
los grandes. Aquel día los discípulos confundieron a Cris- «cristiana», si no allanamos el camino para el diálogo, si
to con su modelo de Mesías, identificaron el cristianismo no renunciamos a los privilegios, si no rompemos nues-
con su propio nacionalismo galileo... No corramos nue- tros títulos honoríficos, si no destruimos hasta su raíz toda
vamente ese riesgo anulando la novedad del Evangelio. forma de clasismo, ya esté fundada en la raza, el color,
El Mensaje de Cristo está más allá de los cálculos hu- el país de origen, el grado cultural, la religión o el sexo.
manos: destruye las fronteras, termina con los partidis- La primera aspiración del cristiano es la de ser y pa-
mos. Es un esquema absolutamente «nuevo» de convivir recer simplemente un hombre, uno de tantos. Este es el
los hombres entre sí. Si después de veinte siglos los cris- primer «sentimiento cristiano» según el apóstol Pablo.
tianos aún no lo hemos descubierto y si seguimos empe-
cinados en reducir a Cristo a nuestros viejos esquemas, Segunda: «Y se sometió a la muerte y muerte de cruz.»
es hora de que en esta Semana Santa fijemos los ojos, no Jesús se hace hombre hasta las últimas consecuencias.
en el Jesús de nuestra fantasía, sino en el Jesús tal cual fue El Hombre Nuevo da muerte en sí mismo al viejo esque-
vivido por la fe cristiana desde su primer momento. ma. Necesita matar de raíz toda forma de egoísmo y todo
Por ello, bien está que echemos una mirada al texto de afán de poder. E invierte el proceso: en lugar de domi-
Pablo que no deja lugar a dudas sobre cuál es el signi- nar sobre los otros —y todo dominio supone cierta muerte
ficado de este Cristo, a cuya imagen y semejanza ha de de los subditos—, él mismo se ofrece a la muerte por
moldearse el cristiano v toda la Iglesia. la vida de los suyos.
H e aquí su esquema, escandaloso para unos e inge-
nuo para otros.
3. El Cristo de la fe Y, sin embargo, es éste nuestro segundo sentimiento
cristiano.
¿Cómo vivió el cristianismo primitivo el misterio de ¿Es ésta la sociedad que estamos construyendo? ¿Has-
Cristo, modelo del hombre nuevo? El antiquísimo himno ta dónde estamos dispuestos a jugarnos por la dignidad y
que Pablo incorpora a su carta, lo revela mediante tres la libertad del hombre? ¿Cuál es el precio que nos atre-
ideas claves: vemos a pagar por un mundo de paz y justicia?

92 93
Tercera: «Por eso Dios lo levantó sobre todo... para nismo fue enterrado en el calvario con las ilusiones de los
que toda lengua proclame: "Jesucristo es el Señor", para discípulos que quisieron torcer el rumbo de Cristo.
gloria de Dios Padre.» ¿Seguiremos aún con la misma pretensión?
Ahora sí se le confiere el título de Señor o Rey, por-
que triunfó, no de sus enemigos ni de los demás pueblos, Es duro aceptar el mensaje del «dulce» Jesús..., de
sino que aplastó al hombre viejo —el del odio y la men- ese inofensivo Jesús que nos hemos fabricado. Es duro,
tira— para ser todo él una permanente ofrenda de paz. como duro es el esfuerzo constante por una comunidad
El triunfo del domingo de Ramos fue un total fraca- que quiere vivir en su paz; por una familia que conci-
so, -pues quiso adelantarse a la cruz. Y el fracaso de la cruz lie la vieja con la nueva generación; por una sociedad
—tan sentido por los discípulos— fue el triunfo cuyo al- que respete en igualdad de condiciones al pobre y al rico.
cance aún hoy llega hasta nosotros, porque es el triunfo Es duro..., pero ¿existe otro camino para llegar a una
de la no-violencia, de la comprensión, del perdón, de la Pascua que nos encuentre a todos reunidos en la misma
reconciliación de los pueblos. mesa?
Quizá será bueno que terminemos con el profeta Isaías,
Esquema que se repite sin cesar en la vida de la Igle- quien al reflexionar sobre este mismo misterio exclama
sia: siempre las palmas de las conquistas guerreras y del confiado: «El Señor Dios me ha abierto el oído, y yo
casamiento con el poder político terminaron en la des- no me he rebelado ni me he echado atrás» (Segunda Lec-
ilusión y la amargura, con consecuencias que aún hoy su- tura).
frimos. Mas cuando la comunidad cristiana se transformó
en un san Francisco de Asís, o en un Francisco Javier,
en un Juan XXIII o en un Luther King..., en una pala-
B) GUIÓN DE MONICIONES
bra, cuando reconoció en sí misma al Jesús de la fe cris-
tiana, cómo cambió el mundo y qué triunfo de la nueva
Introducción
vida.
Hermanos: Al comenzar hoy la Semana Santa, centra-
da toda ella sobre la Muerte y Resurrección de Jesucristo,
Conclusión la Palabra de Dios nos invita a que nos despojemos del viejo
esquema para asumir los sentimientos y actitudes de Jesucris-
La Palabra de Dios vuelve a invitarnos a despojar- to, quien «a pesar de su condición divina... se despojó de
nos del viejo esquema para llenarnos de los sentimientos su rango y tomó la condición de esclavo... Por eso Dios
y actitudes de Cristo. Este es el sentido de la Semana lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-
Santa. Quebremos las «defensas» de un cristianismo petri- nombre».
ficado, demasiado pendiente de viejos litigios, ansioso de Hemos venido con palmas y olivos en las manos para
revanchas, herido por sus derrotas, resentido por su es- proclamar la realeza de Jesucristo, la realeza del amor y de
casa influencia en las cuestiones mundiales. Ese cristia- la paz.

94 95
Hoy no es el día del triunfo fácil que transforma a Je-
sús en un rey al modo de los hombres; es el día en que el Tercera Lectura
hombre abatido se refugia y apoya sólo y únicamente en Dios
Salvador y Señor de su pueblo. Mientras los hombres aspiran al éxito y a la gloria, Je-
Iniciamos la Semana Mayor del año litúrgico, porque en sús renuncia a los privilegios de su condición divina para
ella se corre por completo el telón que ocultaba el Misterio asumir el drama humano, elevando al caído y liberando al
de Dios, misterio de Amor y Salvación. Pero, al mismo tiem- oprimido.
po, se descubre en toda su hondura el drama del hombre y
de la Iglesia: drama de vida y de muerte, de traición y de
entrega. Cuarta Lectura
El mismo pueblo que hoy lo recibe como rey es el que
días después pide a gritos su muerte. Los mismos discípulos La Pasión de Jesucristo es el juicio de Dios a los hom-
que hoy entonan salmos mesiánicos son los que luego lo bres. Toda la iniquidad de la corrupción humana sale a
abandonan y niegan cobardemente. flote para enfrentarse con el Justo, el Hijo del Hombre.
Dejémonos, pues, iluminar por la Palabra divina para Dejemos que la Palabra de Dios penetre como un fuego en
que estas celebraciones pascuales destruyan en nosotros todo nuestro interior para que Cristo reine en nosotros por el
resabio de mesianismo fácil y nos hagan caminar hacia la testimonio de una vida nueva.
Pascua del Señor con la cruz a cuestas. Quien no asume
la cruz, tampoco puede vivir la Pascua.
Oración de los fieles

Primera Lectura Hermanos: Identificados con Cristo, nuestro Camino, ele-


vemos nuestra oración para que sus sentimientos y actitudes
Mientras Jesús entra como rey de la paz en la ciudad sean los nuestros.
santa, toda la Iglesia lo aclama como el Enviado de Dios, A cada intención respondemos: «Reina sobre nosotros.»
piedra desechada por los constructores, convertida ahora en — Para que la celebración de la Semana Santa aumente
piedra angular del nuevo Templo del Señor. nuestra fe...
— Para que seamos los constructores de la paz y nos
liberemos del odio...
Segunda Lectura — Para que eliminemos de la Iglesia el espíritu secta-
rio y el triunfalismo...
Jesús es el Siervo del Señor, dispuesto a ofrecer su cuer- — Para que demos testimonio de humildad, mansedum-
po al dolor y a la muerte como ofrenda de salvación. En su bre y pobreza...
camino de humildad es fuerte, pues ha depositado su con- (Otras intenciones.)
fianza en el Padre que lo levantará como Luz de las na-
ciones. Señor, haz de tu Iglesia un instrumento de paz y con-
cordia entre todos los pueblos que hoy levantan los brazos
pidiendo tu salvación. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

96 97
7. C. DESIERTO
Comunión

El Rey de la paz nos invita a su banquete. Hambrientos


de vida, acerquémonos con fe a quien entrega su Cuerpo
por la salvación del mundo.

JUEVES SANTO
Despedida

Hermanos: Hemos proclamado a Jesucristo como nues-


tro Rey y Señor. Que su Reino de Amor y Justicia se haga — Primera Lectura: Éxodo 12,1-8.11-14
efectivo en la ciudad de los hombres mediante quienes hoy En aquellos días, dijo el Señor Dios a Moisés y a Aarón
nos hemos identificado con sus sentimientos. Anunciemos en tierra de Egipto:
este Evangelio y sirvamos a nuestro rey con alegría. —Este mes será para vosotros el principal de todos los
meses; será para vosotros el primer mes del año. Di a toda
la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procu-
rará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia
es demasiado pequeña para comerlo, que se junte con el ve-
cino de casa hasta completar el número de personas; y cada
uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero
o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda
la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la
sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde
lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fue-
go, y comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los
pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa,
porque es la Pascua, el Paso del Señor. Yo pasaré esa noche
por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del
país, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré jus-
ticia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis.
Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y
no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hie-
ra al país de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros y lo celebra-

98 99
réis como fiesta en honor del Señor, de generación en gene-
Simón Pedro le dijo:
ración. Decretaréis que sea fiesta para siempre.
—Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la
cabeza.
— Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Corintios
Jesús le dijo:
11,23-26
—Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que
Hermanos:
los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis
Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que
limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a en-
a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche
tregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»)
en que iban a entregarlo, tomó pan, y pronunciando la Acción
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo
de Gracias, lo partió y dijo:
puso otra vez, y dijo:
«Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros. Haced
•—¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros
esto en memoria mía.»
me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque
Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo:
lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los
«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre;
pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros:
haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.»
os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vos-
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del otros, vosotros también lo hagáis.
cáliz, proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva.

— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 13,1-15


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que iba A) REFLEXIONES
a pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. 1. La Eucaristía, cena comunitaria
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la ca-
beza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y La Eucaristía sólo podemos comprenderla si la enfo-
Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus ma- camos desde el ángulo de la Pascua, el Paso definitivo ha-
nos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la
cia el amor. Es el rito que sintetiza todo el pensamiento
cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe;
luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies de Cristo acerca de la vida humana.
a los discípulos, secándoselos con la toalla.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: En primer lugar, la Eucaristía es una «comida». No
—Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? un espectáculo para mirar ni un rito para oir... Es, antes
Jesús le replicó: que nada, una mesa a la que somos invitados por el mis-
—Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo com- mo Jesús para compartir su cuerpo entregado.
prenderás más tarde. Ya la primera Pascua fue comida (Primera Lectura),
Pedro le dijo: comida de primavera, del despertar de la nueva vida. Co-
—No me lavarás los pies jamás: mer es participar juntos de la misma empresa, de idén-
Jesús le contestó: ticos sentimientos, «comiendo» el mismo pan de la exis-
—Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
tencia compartida. Los cristianos comemos el cuerpo de

100
101
Cristo, cuerpo «entregado», y bebemos su sangre «derra- se queda con el rito desprovisto de sentido. ¡Cuántas mi-
mada». Es hacer nuestro al Cristo que se da por los her- sas celebramos durante nuestra vida...! Mas, ¿qué cam-
manos, comprometiéndonos en ese gesto a ser otros Cris- bio se produce en la comunidad?
tos, otros panes que alimentan al hermano necesitado.
No es un gesto romántico; es mucho más que «reci- La Eucaristía, según Juan, no termina en el templo.
bir a Jesús en el corazón». Es comprometerse a vivir con Allí comienza, y desde allí se prolonga en la jornada dia-
sus sentimientos, poniendo toda nuestra existencia al ser- ria en la que cada cristiano debe interpretar su papel
vicio de la comunidad. No podemos comulgar con cual- como un servicio a los hermanos.
quier Jesús, sino con «este» Jesús: entregado —derrama- Pedro se opone a ser lavado por Jesús, porque Pedro
do—, el mismo que muere en la cruz. —es decir, la Iglesia— se resiste a lavar los pies a sus
hermanos; se opone al camino de la cruz y sólo piensa en
Ya es hora de que terminemos con la misa espectácu- el poder, en el «status», en la cómoda posición.
lo, la misa obligación, la misa tradición, la misa de caras Jesús, en cambio, quiere una iglesia, una parroquia,
largas y silenciosas. Misas sin saludos, sin comunicación, un grupo cristiano, como algo simple, humilde, sin nada
sin alegría, sin gestos espontáneos, sin participación sin- para sí misma •—-el esclavo nada posee—, solícita por los
cera. demás, sólo preocupada por los otros; sin nada que suene
La celebración eucarística, «fiesta memorable», es el a miedo, a imposiciones, a autoritarismos.
mejor índice de nuestro espíritu comunitario. Por eso mis-
mo es un desafío y una exigencia: no podemos celebrar Y la comunidad que resiste como Pedro. Que quiere
lo que no vivimos durante la semana; no podemos com- ser más que el Maestro y el Señor, que necesita del lujo,
partir nada si no nos conocemos, ni hay interés por re- de la riqueza, de tratamientos preferenciales; que distin-
unirse para hacer algo juntos, si pasamos indiferentes gue entre el rico y el pobre, que teme ensuciarse con el
ante los problemas de la pequeña y de la gran comuni- pueblo, que calla ante las injusticias, que se esconde cuan-
dad humana. do otros se la juegan. Una comunidad que «no compren-
«Comamos juntos nuestra existencia», asumamos jun- de» el gesto de Jesús, aunque lo repite infinitas veces casi
tos esta historia... He aquí el primer sentido de esta como una rutina.
Eucaristía. Mas la respuesta de Jesús es tajante: «No tienes nada
que ver conmigo.» Podremos fabricar apariencias de igle-
sia, apariencias de cristianos, sacerdotes o pastores; pero
2. La Eucaristía, compromiso de servir a la comunidad el camino está trazado con rumbo claro: «como yo hice
con vosotros, así vosotros debéis hacer».
El evangelista Juan es el único que no narra la ins-
titución de la Eucaristía, colocando en su lugar el cono- En este jueves santo Jesús nos exige una reforma inte-
cido episodio del lavatorio de los pies. ¿Por qué? rior y urgente. «Reformarse» es adquirir de nuevo la for-
Juan parece intuir el drama de una comunidad que ma que se tuvo al comienzo. Jesús le dio una forma inter-

102 103
na a su comunidad, la forma servidora de la humanidad, Al comulgar nos transformamos en aliados de Dios, del
despojada de las riquezas y de sus apariencias, de todo Dios que libera a su pueblo como lo hizo en Egipto...
modo altanero de pensar y actuar; capaz de vivir en un
trato sencillo, sereno, libre; más preocupada por los pro- La Eucaristía, por tanto, no es el rito individualista
blemas de !a gente que por sus cuestiones internas; de al que estamos acostumbrados, no es comulgar «para mí»;
rodillas ante el necesitado, el angustiado, el indefenso, el es un gesto de alcances históricos, que rebasa ampliamente
oprimido. los límites del templo y los de la propia comunidad. La
Paradoja de la libertad cristiana: al despojarnos total- primera Pascua urgió a todo un pueblo a romper sus ca-
mente de nosotros mismos para transformarnos en sirvien- denas, a lanzarse al desierto para reconquistar su libertad
tes de la familia humana, adquirimos la libertad que da perdida y entrar así, como pueblo nuevo, en k tierra
el amor; libertad para dar, para hacer crecer, para cons- prometida.
truir. ¿Qué alcances históricos tienen hoy nuestras euca-
ristías?
De pronto, pues, descubrimos que comulgar no es el
gesto de niños inocentes e ingenuos o de personas que En la Ultima Cena, Jesús tuvo presente al mundo,
se refugian en el templo para cubrir su soledad afectiva...; el de su época y el de todos los tiempos, Y por todo ese
es el gesto de hombres valientes, arriesgados, heroicos, mundo dio su vida, en un gesto libre aunque doloroso,
que se la juegan día a día para levantar a la comunidad transformando su corazón —como lo recuerda Juan— en
caída. una fuente de la que mana la sangre de la vida y el agua
Celebrar la Eucaristía le costó a Jesús la vida, y a los del nuevo espíritu. Por eso el mismo Jesús nos pide ce-
apóstoles la persecución y el oprobio. ¡Eran temibles aque- lebrar la Eucaristía «hasta que él vuelva», es decir, hasta
llos hombres que comían juntos al Cristo-esclavo-de-los- que la Pascua sea una realidad universal.
hombres...! Es la alianza anunciada por los profetas: «Yo pacta-
Con razón los judíos calificaron de «duro» el lenguaje ré otra alianza con el pueblo. Pondré mi Ley en su inte-
de Jesús cuando les habló de comer su cuerpo. Y ahora rior, la escribiré en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos
lo comprendemos mejor: se nos pide arrodillarnos ante el serán mi pueblo. Y les daré un solo corazón y una sola
hermano-cualquiera, para compartir una necesidad que nos manera de vivir.»
repugna, en un gesto que nada nos reporta, quizá ni si- Jesús, en la Ultima Cena, se compromete con esa Alian-
quiera el «gracias». za, y su sangre es garantía de la fidelidad de su amor.
Alianza sin papeles y sin firmas; sin palabras mentirosas.

3. La Eucaristía, alianza para la liberación del pueblo Y hoy, al comulgar, seguimos rubricando ese pacto de
amigos de comprometer nuestras vidas por la liberación
El texto de Pablo nos advierte acerca de otra insó- del pueblo. ¡Qué lejos estamos ya del romanticismo inocuo
lita dimensión de la Eucaristía: es alianza en sangre. de tantas misas! La Eucaristía nació cuando Jesús «antes

104 105
de la Pascua, sabiendo que había llegado la hora de pasar
de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos, los B) GUIÓN DE MONICIONES
amó hasta el extremo...». Fue aquél un momento dramá-
tico, cuando el pueblo soñaba con su libertad, cuando los Introducción
enemigos maquinaban en las tinieblas. Fue un acto tenso,
pleno de sentimientos, en el que el amor intentó adquirir El Jueves Santo sintetiza la fe de la comunidad cris-
su máxima dimensión. Fue el juramento de quienes co- tiana.
mían «con prisa, porque era la Pascua, el Paso del Señor». Es día de intimidad, de oración, de compromiso frater-
no, de alianza, de amor. «Sabiendo Jesús que iba a pasar de
este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que es-
taban en el mundo, los amó hasta el extremo.»
Concluyendo... Todos los domingos del año celebramos la Eucaristía y
todos suponemos que ya sabemos bastante sobre ella. Sin
Quizá no exista en el cristianismo un gesto tan maltre- embargo, ¿qué significa para la historia de los hombres el
cho y rutinario como la misa. Todos creemos que ya sa- hecho de que un grupo de cristianos se reúnan alrededor
bemos bastante sobre ella desde que hicimos la «Primera de una mesa para comer el cuerpo de Cristo y beber su
Comunión», semiahogados en los trajes almidonados de sangre?
una fiesta semipagana: ¿Qué puede decirme a mí la misa, ¿No hemos transformado el supremo gesto de amor de
cuando estoy preocupado por mi familia, mis negocios, Jesús en un rito vacío y carente de significado?
los problemas del país? Dejémosla para los niños y los ¿A qué nos compromete este acto que llevó a Jesús
hasta la cúspide del Calvario, prolongando así el gesto de
moribundos...
entrega que se iniciara en el Cenáculo? Muchas son las pre-
Es triste que hayamos reducido a esto lo que Jesús guntas que hoy surgen desde el seno de la comunidad, y una
consideró como el gesto más comprometido y revolucio- sola es la respuesta que nos llega por la Palabra de Dios.
nario de todo su mensaje, al que invitó a hombres suma- No basta saber qué es la Eucaristía. No basta cumplir
mente politizados y preocupados por el destino de su pue- con un precepto. No basta acercarnos para comulgar...
blo sojuzgado una vez más. Cuando un hombre está para morir y nos entrega su tes-
Y aquellos hombres —todos ellos trabajadores de di- tamento, vuelca en ese gesto su ser entero: entrega todo
ferentes profesiones— supieron finalmente comprender que antes de entregar su vida.
la Eucaristía no era más que el rito simbólico de una rea- Iniciemos esta celebración eucarística con la actitud de
quien va a recibir un testamento, la palabra definitiva de
lidad nueva que ya estaba en marcha: la comunidad uni-
Jesús: el compromiso que asumió al encarnarse en la histo-
versal de los hombres de todas las razas, sentados a la ria humana y que ahora cumple en plenitud. Celebrar la Cena
misma mesa de la libertad, tratados con el mismo respeto fue su Hora. Y ésta es también nuestra hora: la hora del
y dignidad, conscientes todos de un compromiso histórico Sí al Padre, cuyo Hijo se da por la vida del mundo.
irrenunciable.

106 107
Acto penitencial nidad. Quien se resista a hacerlo, no puede compartir la
mesa del Señor.
Hermanos: Dejémonos lavar los pies por el mismo Cristo
que lavó a Pedro, a fin de que, purificando el corazón, nues-
tra comunión con El sea completa. Oración de los fieles
A cada invocación respondemos: «Purifícanos, Señor.»
— De la indiferencia hacia nuestros hermanos... Hermanos: La Palabra de Dios iluminó nuestra mente para
— De la rivalidad y la maledicencia... que comprendamos la hondura del amor de Cristo manifes-
tado en la Eucaristía. Expresemos nuestros sentimientos para
— Del apetito de prestigio y pode/...
que esta celebración sea una auténtica respuesta a la Pala-
— De la pereza y de la falta de cooperación...
bra escuchada.
— De la rutina y la pasividad en la celebración euca-
rística... A cada intención respondemos: «Gracias, Señor.»
(Otras invocaciones.) — Por habernos reunido como una sola familia sin dis-
tinción de clases sociales, cultura, raza o ideología
política...
— Por compartir la misma mesa en un mismo espíritu...
Primera Lectura — Por la alegría de dar y servir a los hermanos...
— Por despojarnos de nuestro pan para que se alimen-
El pueblo hebreo celebra la primera Pascua como una ten los hambrientos...
asamblea familiar y como una fiesta, pues el Señor pasa obran- — Por haberte aliado con nosotros en un amor eterna-
do la liberación. Comer el cordero es unirse a Dios en una mente fiel...
empresa cuyo único objetivo es la salvación de todo el pueblo. — Porque la Iglesia renace hoy como humilde servidora
del mundo...
(Otras intenciones.)
Segunda Lectura
Te damos gracias, Señor, por este don eucarístico que,
Nuestro cordero pascual es Cristo, cuya muerte anuncia- mientras nos alimenta en la travesía del desierto, es fuente
mos cada vez que comemos el pan y bebemos el cáliz. Cele- de alegría y signo de salvación para todos los pueblos. Por
brar la Eucaristía es morir por los hermanos y compartir Cristo nuestro Señor.
con ellos nuestra existencia.

Comunión
Tercera Lectura
«El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la Vida
La participación en la Eucaristía supone la total purifi- Eterna.»
cación del egoísmo y del deseo de dominar a los demás, ¿Queremos la vida? ¿Queremos la justicia? ¿Queremos
para revestirnos, en cambio, con los ropajes interiores del la paz?
esclavo que entrega todo de sí para el servicio de la comu- Acerquémonos a la mesa del Señor.

108 109
¿Queremos comprometernos hoy en una alianza definitiva
con Dios?
¿Queremos dar nuestra vida para que el amor sea la
norma de conducta de todos los hombres?
Acerquémonos a la mesa del Señor... Este es el Cuerpo
que se entrega por la vida del mundo.

Despedida VIERNES SANTO

Hemos comido la Pascua porque «el Señor pasa». Cristo


irrumpe en la historia transformando la condición humana.
Para eso hemos comulgado en este Jueves Santo: no para A) REFLEXIONES •
quedarnos junto a la mesa, sino para pasar por el mundo
dejando a nuestro paso el sello de Cristo: la Salvación. Siendo el Viernes Santo el día sagrado por excelencia
¿Cuál será la repercusión de esta Eucaristía? ¿Cambia- y todo él centrado en la Pasión de Jesucristo, haremos
rá en algo nuestra sociedad ahora que salimos del templo solamente algunas breves consideraciones para comprender
alimentados con el cuerpo de Cristo? mejor el relato del evangelista Juan, relato que constituye
la verdadera meditación de este día.

1. El juicio de Jesús, Juicio del mundo

Aquel día —el Gran Día, la Hora de cada hombre—


aparentemente los hombres juzgaron a Jesús y lo hallaron
culpable. Sin embargo, y éste es uno de los sentidos del
relato de Juan, por paradoja divina el reo se constituyó
en juez del mundo de la iniquidad, cuya culpabilidad fue
descubierta.

Uno a uno desfilan ante Jesús los distintos tipos de


hombres que componen nuestra sociedad, y cada uno tuvo
que enfrentarse con su conciencia —representada por Jesús-
La-Verdad—, y en ese enfrentamiento cada uno mostró
ser quien realmente era.
Primero Pedro y los Apóstoles, aparentemente fieles

110 111
seguidores de Jesús, y que delatan su cobardía, sus dobles Allí está sentado en su trono, la cruz, abrazando a la
intenciones, su afán de poder. humanidad dividida a la que redime con su sangre; con
Judas, la traición al hombre. su corona de espinas y el manto rojo de la realeza.
Anas y Caifas, los guardianes del orden religioso, que
abusan de su situación de hombres sagrados para domi- Rey de la Verdad, porque se apoya no en la obedien-
nar a los hombres, amparados por su prestigio y por el cia servil ni en el poder de las armas, sino en la nueva
apoyo del poder político. actitud que transforma al hombre en un ser libre. Rey
Pilato, el poder civil, el juez de los sediciosos, pusilá- que da libertad a los que se someten a un Evangelio de
nime, sin convicciones, especulador, asesino legal. pobreza, sencillez y servicio. Rey que otorga la vida, ex-
Los guardias, expresión de la brutalidad humana des- presada en la sangre y el agua que brotan de su corazón
controlada, al servicio de una causa que no conocen, pero abierto.
a la que igualmente sirven. Es la otra gran paradoja de este día: quien muere como
El pueblo, llevado por sus sentimientos, engañado por un esclavo, es reconocido por la fe como el Hombre Nuevo
sus líderes, usado para fines inconfesables bajo la cortina que hace nuevas todas las cosas. En la cruz se en tierra
de humo de patriotismo y la defensa de los valores reli- el pasado, fenece el imperio del pecado y de las tinie-
giosos. blas, y comienza la era de la Luz.
En fin, María, las mujeres y Juan, los que no hablan,
los que sufren en silencio, los que unen sus sufrimientos Este Viernes nos obliga a revisar nuestras estructuras
al de Jesús para dar la vida a los hermanos. comunitarias para ver si responden al tipo de reinado
de Cristo, o al modelo de Pedro, de Caifas o de Pilato.
Así este Viernes es el día de nuestro juicio: Cristo No basta que Jesús muera con el cartel: «Jesús Nazareno,
clavado en la cruz es una llamada para que cada uno mire Rey de los Judíos». Hace falta aceptar una nueva moda-
el fondo de sí mismo y reconozca «su» pecado, tan hábil lidad de vivir, sin odios ni rencores, perdonando a los
y sutilmente disimulado. enemigos, orando por los que nos persiguen, confiando en
Todos tenemos nuestra parte en este drama humano el Padre en las horas angustiosas.
amasado por el egoísmo; todos somos cómplices de una El amor de Dios se nos ha manifestado definitivamente
sociedad utilitaria, individualista, intransigente, que recu- en el «Señor», no el de trueno y relámpagos —el Dios
rre al insulto, a la calumnia, al chantaje, a la presión del miedo—, no el Señor de los Ejércitos —el Dios del
moral y psicológica, al silencio, al desprecio, al crimen... poder—, sino el de la cruz, el siervo de Yavé, varón de
dolores, cordero sacrificado.
Hoy se cumple lo anunciado por Isaías: «Mirad el
2. El reinado del amor y de la verdad triunfo de mi Siervo: El ha sido exaltado y levantado a
una altura muy grande.»
Aquel día Dios entronizó a su Hijo como Rey de su O como lo dijera el mismo Jesús: «Cuando fuere le-
nuevo pueblo. vantado, lo atraeré todo hacia mí.»

112 113
8. C. DESIERTO
3. Quién es Jesús B) LECTURA DE LA PASIÓN DE JESUCRISTO SEGÚN
SAN JUAN
Aquel día todos los hombres se preguntaron, como
Pilato: «¿De dónde eres tú?». Algunos afirman que eres Introducción pastoral
un sedicioso contra el poder del Estado; otros, un embus-
La lectura del relato de Juan conforma con la adoración
tero que te haces pasar por Enviado de Dios; hay testi-
de la cruz el centro de la celebración del Viernes Santo.
gos que afirman que quieres destruir el Templo y la Ley;
Tratándose de una lectura extensa, la presentamos —a
otros, que estás aliado con el Demonio para realizar pro-
modo de sugerencia—- con cierto criterio pedagógico con los
digios... ¿Quién eres?
siguientes objetivos:

Así Juan, con la maestría que lo caracterÍ2a, nos re- •— Apreciar el significado teológico del relato, teniendo
fleja la gran preocupación del hombre creyente. en cuenta su género literario, eminentemente dramá-
A lo largo de los siglos, se ha interpretado de mu- tico y simbólico.
chas formas la figura y la misión de Jesús —y por tanto — Permitir una explicación del mismo a medida que
la misión de la Iglesia, su Pueblo—, y los cristianos de transcurren las escenas.
este siglo y de este país seguimos, quizá, fabricándonos — Transformar la lectura en meditación y oración.
el Cristo que más nos conviene.
Para lograr estos objetivos, proponemos lo siguiente:
Todos lo usan como bandera de ideas e iniciativas
— El evangelio de la Pasión es anunciado con el estilo
muy contradictorias. No hay régimen político ni fracción de de un «teatro leído», lo que supone seleccionar bien a los
la Iglesia que no manipule tal frase o expresión de Jesús «actores» y ensayarlos para que lean su parte con todo el
para llevar el agua a su molino... sentido que el texto requiere, claridad de voz, entonación, etc.
Pero hoy, en este Viernes en que también se juzga —• Siendo ocho los actores, se colocan delante en semi-
nuestra fe, hace falta que tiremos al suelo y destruyamos círculo otros tantos atriles que llevan delante un cartel con
esa careta hipócrita, para preguntarnos cómo se manifes- el nombre del actor correspondiente; en el medio y un poco
tó Jesús en su Hora suprema, la hora de su Verdad, y op- más atrás, Jesús; a sus costados los restantes: Pedro, Pilato,
temos por él o contra él; pero que dejemos de usarlo. Pueblo, Sacerdotes, Soldado, Criado, Muchacha. El Relator
Releamos y meditemos con absoluta sinceridad el re- puede colocarse en el lugar habitual del guía de la celebración.
Donde no se puedan conseguir estos nueve lectores (inclui-
lato de Juan, el testigo «que vio y da testimonio, y su
do el relator), se reducen los personajes: uno solo para sacer-
testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, dotes y pueblo; otro para soldado y criado, etc.
para que vosotros creáis...» (Jn 19,35).
Que este Viernes nos enfrente con el auténtico rostro — La Pasión es presentada en tres actos, finalizando el
de Cristo, enviado por el Padre «para que ninguno se primero y el segundo con un canto. Cada acto está dividido
pierda», y vuelto al Padre para enviarnos el «Espíritu» en tres escenas. En cada escena solamente están delante los
de la Vida Nueva. actores que intervienen en ella.

114 115
— A fin de agilizar los diálogos, tan importantes en el vantado en la cruz y elevado hasta el Padre (Ascen-
relato de Juan, es conveniente omitir las introducciones del sión).
relator: «respondió Jesús», «dijo Pedro», etc., por lo cual
aparecen entre paréntesis (salvo que dichas omisiones den pie Desde ese su trono (la derecha del Padre) entrega el
a confusiones). «espíritu» cuando muere, el Espíritu de la nueva vida, sim-
— El relator debe leer siempre el título de cada escena, bolizada a su vez en la sangre y el agua que manan de su
ya que esto permite interpretar el significado de lo que va costado abierto.
a ser leído. Así, en una página genial, el evangelista Juan concibe la
— Después de cada escena, el sacerdote hace un breve Pasión y Muerte como una grandiosa síntesis teológica del
comentario, para lo cual damos algunas ideas. Donde sea po- misterio de Cristo: encarnado en medio de los hombres, vuel-
sible, es conveniente que cada acto del drama sea comentado ve al Padre, es entronizado como Señor y Juez, y nos da
por una persona distinta, con lo que se gana en atención por al Espíritu Santo, quien engendra a la Iglesia, comunidad
parte de los fieles y en profundidad por parte del «predi- de los creyentes.
cador». Todo el misterio de Cristo es visto en un solo plano
— Tras el comentario, se puede dejar unos breves mo- simbólico: Encarnación, Pasión y Muerte, Ascensión (y re-
mentos de meditación. surrección), Pentecostés (Espíritu, Iglesia, Sacramentos) (*).
— Es importante seleccionar bien los cantos, pues éstos
han de expresa/- el contenido de fe del acto primero y se- Con esto justificamos el estilo de las ideas que aportamos
gundo. para la reflexión: descubrir el Misterio de Cristo desde la óp-
tica de la cruz.
Recordemos, finalmente, que todo el relato de Juan se Se comprende también por qué sugerimos la lectura del
apoya sobre el siguiente esquema teológico: texto en forma de «drama» y el criterio para la división en
En su Pasión, Jesús juzga a las tinieblas, aunque en apa- «escenas».
riencia son ellas las que lo juzgan. Los «personajes» repre-
sentan, pues, diversas actitudes o situaciones históricas pre-
sentes en la vida de fe de cada cristiano y de toda comu- (*) Con Ediciones Paulinas, departamento de Audiovisuales,
hemos preparado un audiovisual (Cristo sigue muriendo) sobre la
nidad. Pasión y Muerte de Jesús, que puede ser proyectado en la mis-
Importancia especial tiene el diálogo con Pílato y la cru- ma liturgia en lugar de la lectura del texto.
El montaje sonoro y la locución están de tal forma preparados
cifixión: Juan presenta a Jesús como Rey de la Verdad y da- que, si hay inconvenientes para pasar las diapositivas, se puede
dor de la Libertad. A medida que transcurren las escenas, hacer escuchar solamente el «cassette» con la grabación. La ven-
taja radica en que los textos están narrados por locutores pro-
los ojos de la fe descubren: fesionales, con música y sonido apropiados e, incluso, con bre-
ves comentarios de actualización de la muerte de Jesús en la muer-
te del hombre contemporáneo.
— Que Jesús es proclamado como rey. Por lo demás, se ha respetado íntegramente el texto evangé-
lico, haciéndose solamente pequeñas adaptaciones motivadas por el
— Que es entronizado y vitoreado, rindiéndosele plei- mismo lenguaje audiovisual.
tesía. También sugerimos que dicho audiovisual pueda ser visto en se-
sión aparte para que el grupo asistente participe después en un
— Finalmente es «levantado» con doble simbolismo: le- debate oportuno.

116 117
De más está decir que si se sigue este esquema (lectura JES.—¿A quién buscáis?
y reflexión intercaladas) no hay lugar para otra homilía. (REL.—Ellos* dijeron:)
PUE.—A Jesús el Nazareno.
(REL.—Jesús contestó:)
JES.—Os he dicho que Yo Soy. Si me buscáis a mí,
dejad marchar a éstos.
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REL.—Y así se cumplió lo que había dicho: «No
SEGÚN SAN JUAN (18,1 - 19,42) he perdido a ninguno de los que me diste.»
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la
PRIMER ACTO sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la
oreja derecha. El criado se llamaba Maleo. Dijo entonces
ESCENA PRIMERA Jesús a Pedro:
JES.—Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha
(Relator, Jesús, Pueblo)
dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
RELATOR: Jesús se entrega consciente y libremente.
Comentario
REL.—En aquel tiempo Jesús salió con sus discípu-
los al otro lado del torrente Cedrón, donde había un — Jesús no fue llevado a ciegas a la cruz. El conocía
huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el trai- cuál era la voluntad del Padre, y con plena conciencia
dor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a la aceptó. Es el Hombre Libre, capaz de sacrificarse a sí
menudo allí con sus discípulos. Judas, entonces, tomando mismo, para que otros obtengan su libertad. Mientras él
la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de se ofrecía a los soldados, lograba que sus discípulos no
los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. cayeran en una prueba para la que aún no estaban pre-
Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó parados.
y les dijo: La libertad cristiana, por la cual muere Jesús, es la
JES.—¿A quién buscáis? libertad para el amor.
(REL.—Le contestaron:) — Jesús se presenta con el mismo nombre de Yavé:
«Yo Soy», es decir, ésta es la Presencia viva de Dios que
PUE.—A Jesús Nazareno.
obra la salvación. Ha llegado la Hora de la suprema y
(REL.—Les dijo Jesús:) definitiva liberación del hombre por medio del Hijo, el
JES.—Yo Soy. Yo-Soy-Salvador.
REL.—Estaba también con ellos Judas el traidor. Al — Mas, paradójicamente, es un Yo Soy humilde y
decirles «Yo Soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les manso como un cordero. El servicial y sufriente Siervo de
preguntó otra vez: Dios. Pedro no lo entiende o, mejor dicho, resiste al Me-

118 119
sías de la cruz, y por resistirlo lo niega. «El que no está JES.—Yo he hablado abiertamente al mundo: he en-
conmigo, está contra mí...» Quien no acepta a «este» señado continuamente en la sinagoga y en el templo, don-
Cristo, el de la pobreza espiritual, lo rechaza y no puede de se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a es-
llamarse discípulo suyo. condidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los
La Iglesia necesita purificar sus intenciones para poder que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo
afirmar hoy: «Yo soy el Cuerpo de Cristo, el Buen Pas- que he dicho yo.
tor que entrega su vida para que ninguno se pierda.» REL.—Apenas dijo esto, uno de los guardias que es-
taba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
SOL.—¿Así contestas al sumo sacerdote?
(REL.—Jesús respondió:)
ESCENA SEGUNDA JES.—Si he faltado al hablar, muestra en qué he fal-
(Relator, Jesús, Pueblo, Pedro, Soldado, Criado, Muchacha) tado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?
REL.—Entonces Anas lo envió a Caifas, el sumo sacer-
RELATOR: Jesús da testimonio con valentía. dote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
REL.—La patrulla, el tribuno y los guardias de los PUE.—¿No eres tú también de sus discípulos?
judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero (REL.—El lo negó diciendo:)
a Anas, porque era suegro de Caifas, sumo sacerdote aquel PED.—No lo soy.
año, el que había dado a los judíos este consejo: «Con- REL.—Uno de los criados del sumo sacerdote, parien-
viene que muera un solo hombre por todo el pueblo.» te de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este CRI.—¿No te he visto yo en el huerto?
discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con REL.—Pedro volvió a negar y en seguida cantó el
Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se gallo.
quedó fuera, a la puerta. Salió el otro discípulo, habló (Se retiran: Pedro, la muchacha, el criado y el soldado.)
a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo en-
tonces a Pedro:
M U C H . — ¿ N o eres también tú de los discípulos de Comentario
ese hombre?
(REL.—El dijo:) — El verdadero discípulo de Jesús da testimonio con
PED.—No lo soy. valentía del Evangelio. No vive a ocultas ni tiene vergüen-
REL.—Los criados y los guardias habían encendido za de su fe.
un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro todavía es el «no soy», la negación de la fe
Pedro estaba con ellos, calentándose. cristiana, porque reniega del camino humilde de su maestro.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus — Con el juicio de Jesús, ha comenzado el juicio de
discípulos y su doctrina. Jesús le contestó: las tinieblas, cuya iniquidad contrasta con la verdad de

120 121
Cristo. En aquel soldado que lo hirió, fue condenado todo PIL.—¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
régimen de violencia que reniega de la razón y del diálogo. sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
También se condenó al régimen religioso que guardó si- (REL.—Jesús le contestó:)
lencio ante el atropello de que era objeto un hombre JES.—Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
inocente. fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que
El seguimiento de Jesús implica el coraje de denunciar no cayera en manos de los judíos. Pero mi Reino no
las injusticias es de aquí.
(REL.—Pilato le dijo:)
PIL.—Conque, ¿tú eres rey?
(REL.—Jesús le contestó:)
ESCENA TERCERA JES.—Tú lo dices. Soy rey. Yo para esto he nacido
(Relator, Jesús, Pueblo, Pilato) y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la
Verdad. Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz.
RELATOR: Jesús, Rey de la Verdad. (REL.—Pilato le dijo:)
P I L . — Y . . . ¿qué es la Verdad?
REL.—De la casa de Caifas llevaron a Jesús al Preto- REL.—Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los
rio. Era al amanecer y ellos no entraron al Pretorio para judíos, y les dijo:
no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió PIL.—Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es cos-
Pilato afuera, adonde estaban ellos, y les dijo: tumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en
PIL.—¿Qué acusación presentáis contra este hombre? libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
(REL.—Le contestaron:) (REL.—Volvieron a gritar:)
PUE.—Si éste no fuera un malhechor, no te lo entre- PUE.—¡A ése no, a Barrabás!
garíamos. REL.—El tal Barrabás era un bandido.
(REL.—Pilato les dijo:)
PIL.—Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
(REL.—Los judíos le dijeron:) Comentario
PUE.—No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
REL.—Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, — Toda esta escena, al igual que la siguiente, se des-
indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez arrolla bajo la forma de una «ironía». Los ojos de la fe,
Pilato, llamó a Jesús y le dijo: los discípulos creyentes, aceptan a Jesús como su verda-
PIL.—¿Eres tú el rey de los judíos? dero Rey. Pero su reinado no es el del poder, sino el
(REL.—Jesús le contestó:) de la verdad. ¿Qué es la verdad? He aquí la gran incóg-
JES.—¿Dices esto por tu cuenta o te lo han dicho nita de este día, la gran respuesta que todo hombre tarde
otros de mí? o temprano ha de hacerse. La pregunta que hoy nos hace-
(REL.—Pilato contestó:) mos los cristianos...

122 123
— La verdad de Jesús es toda la Palabra del Padre la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un man-
que llega como fuente de luz y de libertad. «La verdad to color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
os hará libres», lo había dicho él mismo. Al proclamar a SOL.—¡Salve, rey de los judíos!
Jesús como nuestro Rey, damos testimonio de que algo REL.—Y le daban bofetadas.
nuevo ha irrumpido en el mundo: el Evangelio, la Buena REL.—Pilato salió afuera otra vez y les dijo:
Noticia, capaz de darle al hombre un nuevo corazón, y a PIL.—Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que
la sociedad un nuevo rostro. no encuentro en él ninguna culpa.
— Pero están los que dudan en la opción, como Pi- REL.—Y salió Jesús afuera, llevando la corona de es-
lato. Soportan el peso de otras «verdades»: el prestigio, pinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
el poder, la vida sin compromisos. Pilato se quedó a mitad PIL.—He aquí al Hombre.
de camino, por eso fue condenado en este juicio, y con él (REL.—Cuando lo vieron, los sacerdotes y los guar-
fue condenado el poder político que no está al servicio del dias gritaron:)
hombre y de sus justas causas. También el poder es un SAC.—¡Crucifícalo, crucifícalo!
servicio, y debe supeditar su acción a una regla de valo- (REL.—Pilato les dijo:)
res que se originan en la misma dignidad humana. Go- PIL.—Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no
bernar un país es algo más que un privilegio y un honor. encuentro culpa en él.
Es la dura obligación de salvaguardar el recto orden de (REL.—Los judíos le contestaron: )*
la comunidad, que no puede ser tal si no se fundamenta SAC.—Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tie-
en hombres sinceros capaces de jugársela por la verdad de ne que morir, porque se ha declarado hijo de Dios.
Dios, que no es otra que la dignidad del hombre. REL.—Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún
— Cuando así no sucede, irrumpe Barrabás: se co- más y, entrando otra vez en el Pretorio, le dijo a Jesús:
rrompe el sistema, cae la justicia, y al hombre justo no le PIL.—¿De dónde eres tú?
queda más alternativa que la persecución y la muerte. REL.—Pero Jesús no le dio respuesta. Entonces Pila-
(Expresemos nuestros sentimientos cantando...) to le dijo:
PIL.—¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?
SEGUNDO ACTO (REL.—Jesús le contestó:)
JES.—No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no
ESCENA CUARTA te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha
(Relator, Jesús, Pilato, Soldados, Sacerdotes) entregado a ti tiene un pecado mayor.
(Se retiran los Soldados.)
RELATOR: Jesús es entronizado y aclamado como Rey.

REL.—Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azo-


tar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se

124 125
PUE.—Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo
Comentario el que se declara rey está contra el César.
REL.—Pilato entonces, al oir estas palabras, sacó afue-
— A los cristianos que hoy contemplamos a Jesús ra a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman
azotado, coronado con espinas y con la púrpura de la igno- «El Enlosado». Era el día de la Preparación de la Pas-
minia, ya no nos pueden quedar dudas acerca del sentido cua, hacia el mediodía. Y Pilato dijo a los judíos:
de su realeza. Inútil proseguir con el confusionismo de un PIL.—Aquí tenéis a vuestro rey.
mesías político, o de una Iglesia que no se entiende a sí (REL.—Ellos gritaron:)
misma sin ana alianza con los poderes públicos. PUE.—¡Fuera, fuera, crucifícalo!
«.He aquí al Hombre.» El hombre del dolor, de la (REL.—Pilato les dijo:)
humildad, de la entrega, de la renuncia..., ése es nuestro PIL.—¿A vuestro rey voy a crucificar?
rey. No tiene armas, r>i riquezas, ni mandato sobre tro- (REL.—Contestaron los sumos sacerdotes:)
pas, ni policías, ni delatores, ni cárceles. SAC.—No tenemos más rey que el César.
¿Quién es, entonces, nuestro Rey? ¿Quién es Jesús? REL.—Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
¿Qué significa que es el Hijo de Dios? Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz, salió al sitio
— Todos nuestros esquemas religiosos se tambalean llamado «de la Calavera», donde lo crucificaron; y con él,
hoy en este gran juicio. Como Pilato, podemos asustarnos a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato
al descubrir que Dios se revela bajo ropajes tan humi- hizo escribir un letrero y lo puso encima de la cruz. En
llantes y que, sin embargo, está tan cerca de nosotros, tan él estaba escrito: «Este es Jesús el Nazareno, rey de los
sumido en cada drama del hombre. El «Yo Soy» de Dios judíos.» Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba
se anonada y toma la forma de esclavo, y abraza su muerte, cerca del lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito
hasta la muerte de cruz. en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes
En la grandeza e infinitud de su amor, Jesús mostró le dijeron a Pilato:
que era el hijo de Dios, porque «habiendo amado a los SAC.—No escribas «El rey de los judíos», sino: «Este
suyos, los amó hasta el fin». ha dicho: Soy rey de los judíos.»
(REL.—Pilato les contestó:)
PIL.—Lo escrito, escrito está.
(Se retiran: Pilato, Pueblo, Sacerdotes.)
ESCENA QUINTA
(Relator, Jesús, Pilato, Pueblo, Sacerdotes)
Comentario
RELATOR: Jesús es elevado hacia el Padre.
— El juicio de Jesús pone al descubierto la trama in-
REL.—Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, terna del gran escenario humano: Pilato, el poder político,
pero los judíos gritaban: presumiendo energía, pero víctima de las apariencias, del

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miedo y de las componendas. Es la fuerza sin la razón. y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida
Los sacerdotes, el poder religioso, traicionando a su pue- toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
blo con tal de no aceptar un cambio que los obliga al SOL.—No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver
camino de la humildad y del servicio. «No tenemos más a quién le toca.
rey que al César.» REL.—Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis
Y el pueblo, llenando la plaza con sus gritos, engaña- ropas y echaron a suerte mi túnica.» Esto hicieron los
do, manipulado, obrando sin saber por qué ni para qué. soldados.
En medio: el hombre. El misterio de este hombre in- Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la her-
comprendido, amenazado por violentas pasiones, acallado mana de su madre María la de Cleofás, y María Magda-
por el odio y la ambición, aplastado por la brutalidad. lena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que
— Y la otra cara, el reverso de la moneda: Jesús que tanto quer¿a, dijo a su madre:
es elevado hacia el cielo, como para ser visto por todo JES.—Mujer, ahí tienes a tu hijo.
el mundo, con sus insignias reales: «Cuando fuere le- REL.—Luego dijo al discípulo:
vantado, lo atraeré todo hacia mí.» Ha llegado esa Hora: JES.—Ahí tienes a tu madre.
Cristo sube hacia el Padre incorporando en su gesto a REL.—Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en
todos los hombres que buscan la nueva vida; los que op- su casa.
tan por el amor y entierran en el calvario la causa de (Se retiran los Soldados.)
sus males: el pecado.
El hombre creyente que contempla a Cristo en la cruz,
no le ve como un vencido sino como un vencedor: es el Comentario
Hombre Nuevo que une el cielo con la tierra, lo divino
con lo humano, la nueva historia con la vieja. — Elevado junto al Padre, Jesús es constituido cpmo
Es el hombre que sube, que asciende, que se levanta... Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza; por eso está reves-
hacia lo alto, hacia los grandes valores sintetizados todos tido con su túnica inconsútil. Es el Mediador entre Dios
ellos en la Verdad, Palabra que otorga la vida y la libertad. y los hombres, el creador de una nueva raza, el Nuevo
Adán que fundamenta el nuevo sistema de vida.
— En efecto, junto a él está «la mujer», María, la
nueva Eva, símbolo de la nueva comunidad salvífica, la
ESCENA SEXTA Iglesia..., que nace del costado de Cristo muerto y ele-
(Relator, Jesús, Soldados) vado. El grano de trigo ya da sus frutos, o mejor: su
fruto, la comunidad creyente. Hoy la Iglesia nace al pie de
RELATOR: Jesús, Sumo Sacerdote y nuevo Adán. la cruz, como esposa de Cristo y como madre de to-
dos los creyentes, representados en Juan, el discípulo a
REL.—Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, co- quien Jesús «tanto quería». Del amor fecundo que se
gieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada uno, establece entre Cristo y la Iglesia surgen los hijos, nos-

128 129
otros, los hijos del Amor. Esta es la «Hora» que Jesús
anunció a María en las bodas de Cana...
ESCENA OCTAVA
(Relator)

TERCER ACTO RELATOR: Jesús nos da la nueva vida.

ESCENA SÉPTIMA
REL.—Los judíos entonces, como era el día de la Pre-
(Relator, Jesús) paración de la Pascua, para que no quedaran los cuer-
pos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era muy
solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas
RELATOR: Jesús, d Cordero de Dios.
y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron
las piernas al primero y luego al otro que habían cru-
REL.—Después de esto, sabiendo Jesús que todo ha-
cificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya ha-
bía llegado a su término, para que se cumpliera la Escri-
bía muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno
tura, dijo: de los soldados con la lanza le traspasó el costado, y
JES.—Tengo sed. al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio
REL.—Había allí un jarro lleno de vinagre. Y suje- y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la ver-
tando una esponja empapada en vinagre a una caña de dad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para
hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hue-
vinagre, dijo: so», y también: «Mirarán al que traspasaron.»
JES.—Todo está cumplido.
REL.—E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Se retira Jesús.) Comentario

— Jesús, Cordero de Dios, sumo sacerdote de la Nue-


Comentario va Alianza, comienza a cumplir sus funciones: tal como
lo había prometido, su corazón se convierte en fuente de
— A la misma hora en que el cordero pascual era sa- la Nueva Vida. Sangre y agua surgen de él. La sangre
crificado en el Templo de Jerusalén, Jesús, Cordero de de la Alianza, la misma que bebemos en la Eucaristía
Dios, entregaba su vida por nuestra salvación. Ha comen- como señal de nuestro pacto de amor con Dios y con
zado la Nueva Alianza sellada en la sangre de Cristo. los hermanos. Y el agua del Bautismo en la cual nos he-
Bebamos espiritualmente esa sangre... y adoremos al mos sumergido para renacer como «nuevas creaturas».
Señor. — Hoy la Iglesia prolonga en el tiempo y en el es-
(Momentos de meditación.) pacio este misterio de Salvación. En ella Jesús sigue pre-
sente otorgando, como en la cruz, su «espíritu» a quie-

130 131
nes creemos en el testimonio de los que vieron y creye- a sus más mezquinos recursos, es destrozado por un hombre
ron. Cristo ha subido al Padre para abrirnos las puertas sentado en el banquillo de los acusados, alzado en una cruz
de la Nueva Vida. humillante y hundido en las sombras de la muerte.
Día tremendo de la justicia de Dios que confunde la so-
berbia y el orgullo humanos con el poder de un rey nuevo,
que juzga sin levantar la voz, hundiendo su mirada en lo
más íntimo del ser humano.
ESCENA NOVENA
Viernes Santo es el duelo entre la luz y las tinieblas.
(Relator) Ningún hombre puede permanecer ajeno a su desenlace. Es
día de opción: de fe o de apostasía, de amor o de odio, de
RELATOR: A la espera de la resurrección. verdad o de mentira.
No hemos venido hoy al templo para recordar a un
REL.—Después de esto, José de Arimatea, que era muerto ni para condolernos por sus sufrimientos finales. He-
discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, mos venido para desfilar frente a Cristo, nuestro Juez, a fin de
pidió a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de cotejar nuestra vida con su vida, nuestros pensamientos y
Jesús. Y Pilato lo autorizó. El fue entonces y se llevó el sentimientos con los suyos.
cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verle Hoy celebramos la muerte, mas no la muerte del cuer-
de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra po, sino la muerte de una estructura humana que debe ce-
der el paso a 1" Nuevo de Dios que irrumpe. Hoy morimos
y áloe.
al pecado, a la esclavitud de la ley y al reinado de la men-
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con tira. Por todo eso, es día de silencio. Calla el hombre y
los aromas, según se acostumbraba a enterrar entre los habla Dios. El hombre se mira a sí mismo y se descubre tal
judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucifica- cual es.
ron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había Callemos, pues, porque llega el Hijo del Hombre y su
sido enterrado todavía. Y como era para los judíos el día verdad ya se enfrenta con nuestra mentira. Llega Cristo,
de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron el Rey de la Verdad.
allí a Jesús.

Primera Lectura

C) GUIÓN DE MONICIONES Algo nuevo e inaudito sucede en la historia humana: el


poder de Dios se manifiesta en un hombre despreciado y cas-
Introducción tigado hasta la muerte. Es el Siervo del Señor que entrega
su vida para que los muertos vean la luz. La muerte de Jesús
El Viernes Santo es celebrado por todos los cristianos no fue el resultado de los cálculos humanos: es la mani-
como el «día sagrado por antonomasia». Día en que el mun- festación del amor supremo de Dios que redime a las ovejas
do de las tinieblas alza su grito de rebeldía y luego calla con la muerte del Pastor.
para siempre. Día en que el poder de la opresión, apelando

132 133
Segunda Lectura Adoración de la Cruz

Paradoja del juicio de Dios: nuestro Juez es, al mismo La cruz desnuda, con sus brazos extendidos, es el sím-
tiempo, nuestro Mediador y Salvador. Su trono no es causa bolo de Cristo que entregó su vida con un amor sin límites.
de temor: es invitación a acercarse con confianza para alcan- Adoremos y besemos esta cruz, considerada por muchos
zar misericordia. Pero también es exigencia: sólo por la como símbolo de oprobio y de muerte, pero asumida por
obediencia filial, y no por la rebeldía, puede el hombre ser los fieles cristianos como la expresión de un compromiso
más hombre y alcanzar la estatura del hombre nuevo. irrenunciable: Ser todo para todos.
«El que quiera ser mi discípulo, que renuncie a sí mis-
mo, que tome su cruz y me siga.»
Tercera Lectura Hagamos nuestro este llamamiento de Jesucristo, cargan-
do sobre nuestros hombros el peso de la comunidad, mien-
Va a comenzar el juicio de los hombres. Jesús es procla- tras doblamos nuestra rodilla para adorar a quien, siendo
mado rey y sube a su trono. Ese es su lugar. Y cada hom- el Señor y el Maestro, nos dio el ejemplo a seguir.
bre también ha de ocupar su lugar, su justo lugar, defini-
do por su opción por la verdad.
Quienes se abran a ella, serán atraídos por quien es le-
vantado hacia lo alto en un acto único y definitivo.
Cristo muere y es sepultado para que los hombres que
vivimos en la muerte enterremos para siempre la semilla
del pecado y subamos hasta el Padre renacidos por el soplo
del Espíritu, el aliento renovador del Hijo que muere dan-
do la vida.

Oración universal

Jesús, sumo sacerdote nuestro, intercede por toda la hu-


manidad ante el Padre. Unámonos a El, con el espíritu des-
pojado de egoísmos, discordias, desavenencias, prejuicios y
revanchas, para que este Viernes Santo extienda sus frutos
de reconciliación y paz a toda la Iglesia, a los pueblos que
sufren, a los hombres cansados, a los que buscan luz y,
especialmente, a quienes se encuentran separados por la ab-
surda barrera del egoísmo.

134 135
CELEBRACIONES PENITENCIALES

Introducción

Cuaresma es tiempo de conversión.


Es, por eso mismo, un tiempo muy oportuno para rea-
lizar en horarios adaptados «celebraciones penitenciales» que
realicen la reconciliación de la comunidad.
Hemos preparado tres esquemas con el siguiente criterio:
Cada celebración tiende a que la comunidad confronte su
vida con un mensaje del Evangelio. Por lo tanto, este único
texto bíblico penetra toda la celebración desde el principio
hasta el final.
Se dan algunas sugerencias para el comentario del texto;
comentario que es muy importante, pues sobre él se desarro-
llará el «examen de conciencia». Este examen no abarca todo
el contenido del compromiso cristiano, sino solamente ese
aspecto sugerido por el texto evangélico. De esta forma, el
creyente profundiza su compromiso sin caer en la rutina de
los largos cuestionarios que, por lo mismo, sólo pueden que-
darse en generalidades.

Hacemos, al mismo tiempo, dos significativas sugeren-


cias:
— Primera: Que en algún momento de la celebración
(en el guión proponemos que sea durante el rito final) toda
la comunidad tenga la oportunidad de dialogar (como en una
asamblea pública), sea para aportar alguna reflexión, sea para

137
analizar la vida de la comunidad y dar propuestas concre-
tas para mejorarla a la luz del texto leído, sea para hacer una
oración de acción de gracias. Quizá sea éste el momento más
importante de la celebración, ya que la comunidad «en cuan-
to tal» asume un compromiso.

— Segunda: Que después de la «primera parte» de la


celebración que se desarrolla en el templo, se continúe con una
«segunda» en un salón o patio apropiado. Allí, siguiendo el
espíritu de la parábola del «padre misericordioso» (cuarto do-
mingo de cuaresma), la comunidad festeja con un ágape, can- Primer esquema:
tos, etc., el feliz reencuentro.
Este ágape (de raigambre tan evangélica: léanse los rela- Hoy ha llegado la salvación a esta casa
tos de la resurrección y los Hechos de los Apóstoles, como
las Cartas de Pablo) tiene un mecanismo muy sencillo para INTRODUCCIÓN (por el Guía)
su preparación: avisados de antemano, los participantes traen
algunos comestibles y bebidas que entregan al llegar para la Hermanos: Hoy vamos a celebrar el perdón al modo
celebración, depositándolos en un lugar apropiado. Después de de Jesús. Lo haremos en familia, ya que constituimos to-
la celebración, ellos mismos preparan la mesa única y todos dos una sola comunidad. Y puesto que al pecar rompe-
participan de los mismos alimentos. Así, entre cantos y mú- mos con ella, dividiéndola y robándola, es justo que sea
sica, todos tienen la oportunidad de conocerse y crear víncu-
en comunidad y ante la comunidad la manifestación de
los de amistad, aprendiendo al mismo tiempo a compartir la
mesa con sencillez y alegría (He 2,46). nuestra conversión.
Mas no estemos con temor ni con vergüenza. En esta
casa nadie condena a nadie. Tampoco lo hace Dios ni Cris-
to nuestro Salvador.
Al contrario, es el mismo Jesús quien nos dice: «Za-
queo, baja en seguida, que hoy tengo que alojarme en tu
casa.»
Recibamos, pues, con alegría a Jesús que se hace pre-
sente entre nosotros trayendo la Salvación a nuestra co-
munidad, pues «el Hijo del Hombre ha venido a buscar
lo que estaba perdido y a salvarlo».
Recibimos ai sacerdote cantando. (Canto penitencial.)

138 139
Zaqueo se puso en pie y le dijo al Señor:
SALUDO DEL PRESIDENTE (con los brazos extendidos) —Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los
pobres, y si a alguien le he sacado dinero, se lo restituiré
Que la Salvación de nuestro Señor Jesucristo llegue cuatro veces.
a vosotros y que su Palabra inunde de alegría vuestros Jesús le contestó:
corazones. —Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también
Todos: Amén. él es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre ha venido
a buscar lo que estaba perdido y a salvarlo.

ORACIÓN
HOMILÍA
Oremos en silencio para que la palabra de Cristo en-
cuentre un corazón bien dispuesto. — El evangelio nos hace descubrir la actitud de Je-
(Momentos de silencio.) sús ante el pecador, y que implica, por parte de éste,
Oremos: Señor Dios, que nos llamaste para formar tu su conversión y el perdón.
familia, y que hoy nos reúnes para rehacer los vínculos — Jesús se hace invitar, sale al encuentro del peca-
rotos por el pecado, purifica nuestro corazón para que nos dor, a pesar de las críticas.
dejemos invadir por el mensaje de tu Hijo Jesús, que vive — Es muy discreto, inmensamente respetuoso con la
y reina contigo en el Espíritu Santo... vida y la intimidad de quien era criticado por todos.
Trata de inspirar confianza para que el hombre dé mucho
más de su interior. Jesús, en efecto, busca el crecimiento
LECTURA BÍBLICA de Zaqueo, no simplemente «borrar su pecado».
— Zaqueo, que inició su proceso como una simple
Evangelio de san Lucas 19,1-10 curiosidad por Jesús, aceptó su invitación y «lo recibió
Entró Jesús en Jericó y empezó a atravesar la ciudad. En muy contento». Es capaz de abrirse a un extraño y com-
esto, un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de recaudado- partir con él su mesa.
res y muy rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la
— Nada sabemos de su conversación con Jesús, pero
gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Para verlo
se adelantó corriendo y se subió a una higuera, porque tenía lo cierto es que Zaqueo entiende que debe dar un corte
que pasar por allí. Al llegar a aquel sitio, levantó Jesús la radical a su vida. «Se puso en pie», en un compromiso
vista y le dijo: definitivo y serio. Ha cambiado interiormente, comprende
—Zaqueo, baja en seguida, que hoy tengo que alojarme que no puede seguir como antes. Este encuentro con Je-
en tu casa. sús es un momento crucial en su vida.
El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver aque- — Descubre que se ha enriquecido a expensas de la
llo murmuraban todos: comunidad. Ahora está dispuesto a devolverle a la co-
— ¡Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador! munidad no sólo lo que le quitó, sino mucho más aún.

140 141
Es decir: el amor es total y lo impulsa a desbordar el — ¿En qué medida defraudamos a nuestra familia,
límite de la ley. Se integra a la sociedad como un ele- esposo, hijos, hermanos?
mento positivo. Se desprende de sí (de sus bienes) y — ¿No dejamos que recaiga todo el esfuerzo y tra-
descubre la presencia de los pobres, a los que ahora pue- bajo sobre algún miembro porque se sacrifica más o lo
de ayudar. tenemos dominado?
En otros términos: la conversión exige reparación. — ¿Cómo defraudamos al país en nuestro trabajo
Pero la reparación cristiana va más allá de la expiación o profesión? ¿Rendimos todo lo que podemos o nos va-
de una falta, es donación total. lemos de ciertas excusas para poder vivir a costa de los
— Por eso Jesús interpreta su gesto como manifes- demás?
tación de la Presencia Salvadora de Dios, para quien to- — ¿Nos preocupamos por capacitarnos más, por es-
dos son hijos con los mismos derechos. tudiar, leer, investigar, analizar los problemas que vive
— Si la obra de Jesús fue buscar y salvar lo perdi- nuestro país y la Iglesia, o nos contentamos simplemente
do, esa misma es la de la Iglesia. Por eso nos encontramos con vegetar?
aquí reunidos. Todos somos pecadores ante Jesús. — Según este análisis, veamos qué nos exige hoy
— Si queremos recibir el perdón, veamos en qué he- el cambio y cuál será nuestra aportación en favor de la
mos defraudado a la comunidad y qué estamos dispues- comunidad.
tos a hacer para reparar. Sin estas actitudes, de nada sirve (Reflexión en silencio.)
la absolución del sacerdote.
— Al hacer ahora el examen de conciencia, sepamos
que no basta mirar nuestros pecados. Eso es lo viejo. Lo
importante es el nuevo compromiso que estemos dispues- CONFESIÓN PÚBLICA
tos a adquirir por la comunidad.
(Se puede dejar un momento de silencio, y luego can- Hermanos: Confesemos todos juntos nuestro pecado
tar algún canto apropiado.) y abrámonos a la misericordia de Dios.
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.»
— Por nuestra pereza de pensar y hacer...
— Porque pusimos odio en lugar de amor, mentira
EXAMEN DE CONCIENCIA en lugar de verdad...
— Por criticar a los demás, por nuestra envidia des-
— ¿Qué idea tenemos del perdón de los pecados? tructora...
¿En qué tenemos que cambiar esa visión después de escu- — Por estafar los esfuerzos de los otros con nues-
char este evangelio? tra indiferencia...
— ¿Tenemos conciencia de que el pecado es un robo — Por tratar sin respeto a los que juzgamos inferio-
a la comunidad, en cuanto que nos negamos a hacerla res a nosotros...
crecer con nuestras aportaciones? — Porque sólo nos interesa nuestro bienestar y nos

142 143
burlamos o despreciamos a los que tienen menos Hermanos: Podéis ir en paz.
o viven en la indigencia... Todos: Demos gracias a Dios.
(Otras invocaciones.)

Que Dios Todopoderoso perdone vuestros pecados, re- CANTO FINAL DE ACCIÓN DE GRACIAS
genere vuestros corazones y os otorgue la alegría de la paz.
Todos: Amén. ÁGAPE FRATERNAL (a ejemplo de Jesús con Zaqueo
y según indicación de la parábola del «hijo pródigo», lo
ideal sería terminar con un ágape sencillo en un salón o
CONFESIÓN PRIVADA patio apropiado).

Hermanos: Con confianza y alegría confesemos, los


que así lo deseemos, nuestros pecados y nuestros pro-
pósitos al sacerdote, que, en nombre de Dios y de todos
los hermanos, nos reconcilia con la paz de Cristo.
(Si las confesiones se prolongan, se puede entonar al-
gún canto penitencial o leer algún texto alusivo de la
Biblia.)

RITO FINAL

Hermanos: Os invito a que con toda espontaneidad


y sencillez expreséis vuestros sentimientos, ya que es her-
moso compartir juntos la alegría de este encuentro. (Los
fieles expresan libremente su acción de gracias, alguna su-
gerencia para la vida comunitaria, sus impresiones, etc.
Luego, el presidente invita a la oración.)

Oremos (Pausa.): «Te damos gracias, Señor, porque


hoy hemos sentido tu presencia como un gozo de vivir jun-
tos, de unir nuestros esfuerzos y de colaborar en tu obra
salvadora, dando a la comunidad lo mejor de nosotros
mismos, a ejemplo de tu Hijo, que vive y reina...»

144 145
10. C. DESIERTO
Segundo esquema:

Sólo los sinceros verán a Dios

INTRODUCCIÓN (por el Guía)

Hermanos: Hoy nos hemos reunido, convocados por


la Palabra de Dios, que por momentos nos parecerá dura
y sumamente exigente.
Somos el pueblo de Dios, nos sentimos Iglesia, par-
ticipamos del culto y nos decimos cristianos. Sin embar-
go, en algo aparentemente santo y religioso puede escon-
derse mucha mentira e hipocresía.
Ya los antiguos profetas nos pusieron sobre aviso:
«Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón
está lejos de mí.» «Porque Yo, el Señor, quiero amor y
no sacrificios.»
Y el mismo Jesús, no contento con echar a latigazos
a los mercaderes del templo, echa en cara a los fariseos
la corrompida farsa de una piedad acompañada por el des-
precio hacia los humildes.
Así, pues, hoy vamos a examinarnos, a la luz de la
Palabra de Dios, acerca de la sinceridad
Sinceridad para con nosotros mismos, para con nues-
tros hermanos y para con Dios.

147
Sólo la sinceridad puede devolvernos la felicidad. Estoy harto de holocausto de carneros, de grasa de cebones;
Sin ella nos transformamos en lobos rapaces y caemos al la sangre de novillos,
final víctimas de la misma trampa que hemos urdido. corderos y machos cabríos no me agrada.
Os invito ahora a recibir a los sacerdotes que han de ¿Por qué entráis a visitarme?
presidir esta celebración, cantando... (Canto penitencial.) ¿Quién pide algo de vuestras manos
cuando pisáis mis atrios?
No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable.
SALUDO DEL PRESIDENTE Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto.
Vuestras solemnidades y fiestas las detesto;
se me han vuelto una carga que no soporto más.
Que el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo purifi-
Cuando extendéis las manos, cierro los ojos;
que con su fuego nuestro corazón, para que podamos can-
aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé.
tar las alabanzas de Dios Padre. Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos,
apartad de mi vista vuestras malas acciones.
ORACIÓN Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien;
buscad el derecho, enderezad al oprimido;
Hermanos: Oremos en el silencio del corazón, tal como defended al huérfano, proteged a la viuda.
nos enseñó Jesús, a un Padre que ve hasta lo profundo Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—.
de nuestro interior. Aunque vuestros pecados sean como púrpura,
(Momentos de silencio.) blanquearán como nieve;
Ahora, hermanos, sintámonos la comunidad de la Nue- aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.
va Alianza, íezando juntos la oración del Maestro: Padre Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis;
si rehusáis y os rebeláis, la espada os comerá.
nuestro...
Lo ha dicho el Señor.

LECTURA BÍBLICA

HOMILÍA
Evangelio de san Mateo 5,8; Isaías 1,10-20

Dichosos los limpios de corazón, 1.° Qué es la sinceridad:


porque ellos verán a Dios.
Actitud interior por la que obramos con total trans-
Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; parencia, con lealtad a nuestras convicciones, sin doblez
escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ni mentira.
¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? Es manifestar por fuera lo que realmente sentimos y
—dice el Señor—. somos por dentro.

148 149
cara, una tradición, un seguro de vida. La verdadera ado-
La construcción del hombre y de la sociedad sin esta
ración nace del corazón: es fruto de reflexión, de conven-
base es sólo una ilusión.
cimiento y de opción.
Cómo la falsedad y la mentira han penetrado en nues-
Nos engañamos cuando confundimos «saber religión»
tra sociedad...
con ser religiosos. El culto que no se traduce en una vida
El cristiano debe construir en la sinceridad: he ahí
de amor y justicia es mentiroso.
su testimonio
Recuérdese el texto de Isaías.
Veamos lo que ello implica.
En la oración y la liturgia expresamos con «signos»
una nueva visión de la vida y una norma de conducta evan-
2° Sinceridad con nosotros mismos. gélica.

Hay muchas formas de autoengañarnos; todos tene- (Observación: Se aconseja profundizar en los puntos
mos nuestras «defensas» que nos hacen negar la verdade- más relacionados con la vida de la comunidad, procuran-
ra realidad de nuestra vida. do que los presentes participen con sus ideas y sugeren-
Existen muchas excusas: «Soy como todo el mundo... cias. Es un tema muy concreto que se presta al diálogo
Hago lo que puedo... No me di cuenta... Nadie me com- participado.)
prende, todos me interpretan mal...», etc.

3.° Sinceridad con los demás. EXAMEN DE CONCIENCIA

La desconfianza y el mutuo recelo son la consecuencia — ¿Cómo creemos que somos nosotros?
de las relaciones fundadas en la falsedad, la simple eti- — ¿Cómo nos ven los demás?
queta, el convencionalismo formal. También abusamos de — ¿De qué medios nos valemos para no tener la
la buena fe de los otros, a los que calificamos de «inge- oportunidad de analizarnos, de reflexionar, de me-
nuos»; o nos aprovechamos de la ignorancia o poca cul- ditar?
tura o menor experiencia de nuestro prójimo. — ¿Cuáles son nuestras mentiras más comunes y con
Hay que saber dar una palabra y mantenerla; hablar qué intención las decimos? ¿Las consideramos como
de frente y con altura; aceptar las críticas y reconocer algo sin importancia?
nuestros errores. — ¿Somos sinceros con nuestra familia? Si estamos
casados, ¿vivimos la fidelidad de corazón o sólo
evitamos ciertas relaciones más escandalosas? ¿Es-
4° Sinceridad con Dios.
tamos abiertos al diálogo con nuestros hijos o
padres?
Sólo los sinceros «verán a Dios». Es la base de la fe
y de la religión. Muchas veces el culto es sólo una más- — ¿Nos interesa escuchar el punto de vista de los

150 151
demás? ¿Creemos que los otros tienen algo que
enseñarnos o pueden ayudarnos a crecer? CONFESIÓN PRIVADA
— ¿Qué significa para nosotros «ser cristianos»? ¿Co-
nocemos el Evangelio y lo meditamos? ¿Notamos Hermanos: Ya que no hemos sido sinceros en muchas
algún cambio en nuestra vida a medida que pasa circunstancias, acerquémonos libremente a los sacerdotes
el tiempo, o nos hemos estancado en la rutina en un gesto nuevo: decir toda nuestra verdad como signo
formal? del camino que estamos dispuestos a emprender.
— ¿Nos preocupa más cumplir con los preceptos o
vivir la caridad con intensidad y generosidad?
— ¿De qué manera herimos el cuerpo de Cristo pre- RITO FINAL
sente en los más pobres, con menor cultura, niños,
sirvientas, dependientes, etc.? Hermanos: La palabra de Dios nos ha purificado. Con
(Reflexión en silencio.) esta lengua nueva de la sinceridad, expresemos con con-
fianza y sencillez ante toda la comunidad nuestros senti-
Veamos ahora qué estamos dispuestos a hacer para mientos, impresiones y deseos.
reparar en nosotros y en los demás el mal que hicimos (Se invita a dar gracias a Dios, hacer alguna reflexión,
con una actitud falsa y mentirosa. etcétera.)
Oremos (breve pausa).
(Sugerencia: El examen de conciencia se puede hacer A cada invocación respondemos: «Gracias, Señor.»
simultáneamente con la homilía. Después de desarrollar — Por haber compartido juntos esta celebración pe-
cada punto de la misma, se deja un tiempo de silencio nitencial...
para que cada uno confronte su vida con las actitudes — Porque tu Palabra fue como un fuego que des-
evangélicas.) hizo el hielo de nuestro corazón endurecido...
— Por haber descubierto que la sinceridad es el fun-
damento de la fe...
— Porque no nos humillaste, sino que nos ayudaste
CONFESIÓN PÚBLICA a rehacer nuestra vida...
— Porque ahora entendemos de otra manera cuál debe
Hermanos: Confesemos nuestros pecados como un pun- ser el estilo de nuestras relaciones con el prójimo...
to de partida hacia una vida nueva. Recemos juntos: «Yo (Otras invocaciones.)
pecador...»
Todos los sacerdotes con las manos extendidas: «Que Señor, que desechas los sacrificios y las oraciones de
Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros, perdo- los que no buscan lo justo, ni conceden sus derechos
ne vuestros pecados y os lleve a la vida eterna.» (Todos: a los oprimidos, ni tratan con benevolencia a sus subal-
Amén.) ternos, afianza en nosotros el propósito de rendirte un

152 153
culto verdadero, amasado de sinceridad, amor y justicia.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

Hermanos: Felices vosotros los sinceros porque veréis


a Dios. Podéis ir en paz.
Todos: Demos gracias a Dios.

CANTO FINAL DE ACCIÓN DE GRACIAS


ÁGAPE FRATERNO

Tercer esquema:

Conservar la palabra y dar frutos

INTRODUCCIÓN (por el Guía)

Hermanos: El Dios de nuestra fe es un Dios que ha-


bla. Pero su palabra no es un simple sonido que llega
a los oídos y luego desaparece. La palabra de Dios es
acción, es fuerza, es energía.
Palabra que ilumina acerca de las grandes preocupa-
ciones y preguntas del hombre; que crea en nosotros ac-
titudes nuevas; que nos impulsa hacia empresas conside-
radas por el mundo como locura e insensatez.
Pues bien: esa palabra no obra mágicamente como
en las historias orientales, haciendo prodigios a derecha
e izquierda. Está dirigida a los hombres y, por tanto, su-
pone nuestra colaboración. Obra, en efecto, como una
semilla que se introduce en la tierra, que tiene fuerza
vital, pero que para crecer necesita humedad, cuidado,
aire, sol.
Pues bien: nosotros somos esa tierra. Y la palabra de
Dios, la semilla. ¿Qué sucede con esa semilla cuando se
introduce en el interior de nuestra tierra?
Es lo que vamos a reflexionar en esta celebración pe-

154 155
nitencial. ¡Cuánta semilla ha caído en nuestro corazón a algo cayó en la vereda, lo pisaron y los pájaros se lo comie-
lo largo de tantos años!... ron. Otra parte cayó en las rocas, y al brotar se secó por falta
Mas, ¿cuáles son sus frutos? de humedad. Otra parte cayó entre zarzas, y las zarzas, bro-
tando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tie-
Preparados y bien dispuestos para que hoy la palabra
rra buena, brotó y dio fruto al ciento por uno.
no caiga en vano, entonamos el canto... (Canto sobre la
Dicho esto exclamó:
palabra: «Tu palabra, Señor, es la verdad...» «Tu pa-
— ¡Quien tenga oídos para oir, que oiga!
labra me da vida...», etc.) Mientras recibimos a los sacer- Entonces le preguntaron los discípulos:
dotes. —¿Qué significa esa parábola?
El les respondió:
—Vosotros podéis ya comprender los secretos del rei-
SALUDO nado de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en pa-
rábolas; así,
Que el Sembrador de la Divina Palabra encuentre en
viendo no ven
vosotros una tierra bien dispuesta que dé frutos con per- y oyendo no entienden (Is 6,9).
severancia.
La parábola significa esto: «La semilla» es el mensaje de
Dios. «Los de la vereda» son los que escuchan, pero luego
ORACIÓN viene el diablo y les quita el mensaje del corazón, para que
no crean y se salven. «Los de las rocas» son los que al escu-
Hermanos: Orar es hacer silencio y dejarse invadir por charlo reciben el mensaje con alegría pero éstos no tienen raí-
ces; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento
la voz de Dios. Recojamónos para que cesen otras voces,
de la prueba desertan. «Lo que cayó entre zarzas» son ésos
y oremos al Padre.
que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la
(Momentos de silencio.) vida poco a poco se ahogan y no maduran. «Los de la tierra
buena» son ésos que escuchan, guardan el mensaje en un co-
Señor, que nos enviaste a tu Hijo como palabra que da razón noble y generoso y dan fruto con su aguante.
la vida eterna, abre nuestros oídos y nuestro corazón para
que, recibiéndola con una actitud sincera, su semilla rinda HOMILÍA Y EXAMEN DE CONCIENCIA (Después de cada
en nosotros el ciento por uno. Por Cristo, nuestro Señor. punto de la reflexión, los participantes se examinan. Dejar
abundante tiempo de meditación.)

LECTURA, BÍBLICA
1° La palabra de Dios llega incesantemente.
Evangelio de san Lucas 8,4-15
Como se le juntaba mucha gente y en cada pueblo se iban La palabra de Dios no es un simple vocablo sonoro.
añadiendo más, les dijo esta parábola: Es la inspiración del Espíritu, que nos impulsa a obras
—Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrar, nuevas.

156 157
Muchas son las formas que tiene Dios para comu- dominical. Hace falta crecer en la fe, confrontando perma-
nicarse: reflexión bíblica, catequesis, libros, un buen ami- nentemente nuestras crisis, las nuevas ideas, los proyectos,
go, debates... y especialmente la misma vida, que es el etcétera, con el Evangelio.
gran signo a través del cual él se revela. Lo mismo sucede con los sacramentos: el rito solo,
Los cristianos entendemos que Cristo es toda la pa- sin palabra, sin convicción, es algo estéril como la piedra.
labra del Padre. Reflexión: ¿Estamos en permanente escu- Reflexión: ¿En qué medida somos piedra? ¿Cuáles
cha y búsqueda de la palabra de Dios? ¿Sabemos inter- son nuestros esfuerzos por hacer crecer la Palabra? ¿Cuá-
pretar los sucesos diarios y los acontecimientos históricos les las tentaciones, las otras voces que la matan y la su-
como sugerencias de Dios? ¿Conocemos el Evangelio, lo plantan? (Momentos de reflexión.)
leemos y meditamos? ¿Cuál es nuestra actitud durante las
lecturas bíblicas de la misa y la predicación? (Momen-
tos de reflexión.) 4° La semilla entre las zarzas

Las zarzas son las preocupaciones excesivas, el afán de


2° La semilla en la vereda. dinero, el confort que nos ahoga, la sociedad de consumo...
No podemos unir el evangelio con los criterios mate-
Esto sucede cuando sólo escuchamos con el oído, como rialistas y hedonistas de la vida, sintetizados en el egoís-
un simple rito, como una simple curiosidad. No hay pro- mo y el individualismo.
fundidad ni aceptación interior. Es el gran problema de nuestro siglo: el espíritu fe-
Otras veces recibimos tanta palabra que no hay tiem- nece en medio de tantos afanes guiados por el «snobismo»,
po de asimilación; apenas ha llegado y ya desaparece. el aparentar ante las otras familias, etc.
El camino es distracción, superficialidad, algo de paso. No tenemos tiempo para pensar, reflexionar, meditar,
Reflexión: ¿En qué medida somos camino cuando llega evaluar nuestros actos.
la Palabra? (Momentos de reflexión.) Huimos de nosotros mismos y nos escondemos en el
activismo.
Reflexión: ¿En qué medida somos un campo de zar-
3.° La semilla entre las rocas. zas? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida el dinero, el
confort, la actividad, los placeres y pasatiempos? ¿Son
La recibimos bien, pero sin constancia, no se sigue un medio para crecer como personas o un fin al que todo
profundizándola. se supedita? (Momentos de reflexión.)
También escuchamos otras palabras: el evangelio del
mundo. 5.° La semilla en tierra buena.
O tenemos vergüenza de testimoniarla, pues tememos
al ridículo. Son los que reciben la palabra con alegría, con sin-
No basta el catecismo de niños ni la sola predicación ceridad y perseverancia.

158 159
«Conservar y alimentar la palabra»: hacerla fructificar — Porque no ponemos esfuerzo por descubrir tus
en la familia, en el trabajo, en la vida de pareja, en la signos...
política, en los negocios... — Porque la palabra del mundo tiene más cabida en
Todo lo cual supone dedicar un tiempo en la semana nosotros que la exigencia de tu Evangelio...
para dialogar, meditar, reflexionar. Tener espíritu crítico — Porque nos falta humildad, pobreza de espíritu y
frente a lo que leemos, escuchamos o vemos. No dejarse apertura...
«domesticar» por la sociedad de consumo. — Porque estamos llenos de autosuficiencia y consi-
Así llegamos al sentido de la oración: no es un re- deramos que nada tenemos que aprender de 'os
citar fórmulas o peticiones a Dios. Es, antes que nada, demás...
un confrontar nuestra vida con los criterios del Evan- (Otras invocaciones.)
gelio. Escuchar primero a Dios, luego responderle con
actos concretos. De esta forma, la palabra ilumina, orien- (Todos los sacerdotes con las manos extendidas:)
ta, fructifica. Que Dios Todopoderoso, Padre de la Vida, Sembrador
Es posible que hoy vivamos la «inflación de la pala- de la auténtica Sabiduría, perdone nuestros pecados y
bra»; nos falta, en cambio, trabajo personal de medita- transforme nuestro corazón, por Cristo, nuestro Señor.
ción y profundización. Amén.
El ritmo de la palabra es lento, silencioso, constante,
interior, profundo. Reflexionemos y veamos en qué debe-
mos cambiar. (Tiempo más largo de reflexión.)
CONFESIÓN PRIVADA

También la confesión de los pecados es palabra de


CANTO
Dios. No hace falta que nos llenemos los labios con fra-
ses y largas listas de pecados. Más bien reconozcamos lo
Expresamos todos estos sentimientos cantando... cerrados que hemos estado a su palabra y cuál es ahora
(Cántico sobre la palabra.) nuestra disposición.

CONFESIÓN PÚBLICA
RITO FINAL
Confesemos ahora la situación concreta de esta nues-
tra tierra que se niega a recibir la palabra de Dios. Hermanos: Os invito a que expreséis vuestros senti-
A cada invocación respondemos: «Abre nuestro cora- mientos, reflexiones y sugerencias, para que esta comu-
zón a tu palabra, Señor.» nidad en su culto y en su vida diaria reciba cada día
— Porque vivimos en la distracción y la superficia- mejor la semilla de la palabra divina.
lidad, haciendo oídos sordos a tus mensajes... (Momento de ponencias, libre expresión, acción de

160 161
1 1 . C. DESIERTO
gracias, etc. Se puede preguntar a los participantes si la
liturgia de la palabra es eficiente, cómo mejorarla, etc.)
Hermanos: En la oración del Señor, el Padrenuestro,
pedimos a Dios que «venga su Reino». Allí tenemos la
síntesis de esta celebración: Que el reinado de Dios ex-
presado por el Evangelio sea una realidad entre nosotros.
Con esta disposición rezamos juntos: VIA CRUCIS (REFLEXIÓN BÍBLICA)

PADRE NUESTRO

Introducción
Hermanos: Tenemos en María un modelo de creyente
que supo escuchar la palabra de Dios, recibirla con ale-
Sabido es que el tradicional «via crucis» tiene algunas
gría, meditarla y practicarla. Toda su vida no es más que deficiencias pastorales, frutos de la época en que tuvo origen.
la expresión del deseo de Dios de hacerla colaboradora en Adolece sobre todo de cierto sentimentalismo que hoy des-
la obra salvadora de su Hijo. Por eso, os invito a cerrar cartamos en aras de una reflexión bíblica más relacionada con
esta celebración cantando, con sus mismas actitudes, el la vida.
himno del Magníficat... Al mismo tiempo y por igual motivo, sus catorce esta-
ciones no responden del todo al significado teológico del re-
CÁNTICO DEL M A G N Í F I C A T lato de la Pasión de Cristo, ya que subrayan con un casi
ÁGAPE FRATERNAL
enfermizo sentimiento el dolor físico de Jesús e introducen,
para lograr ese fin, ciertas escenas legendarias (como el caso
de la Verónica) o poco acordes con el texto evangélico, como
las tres caídas bajo el peso de la cruz, etc.

Mas, pensando que se trata de una «devoción popular»


que puede ser revalorizada por el hecho de tener la intuición
de que todo cristiano debe tomar su cruz y seguir al Maestro
(«camino de la cruz»), hemos optado por presentar un esque-
ma con el siguiente criterio:

— Se mantiene en general el modelo tradicional para evi-


tar el confusionismo que derivaría de cambios radicales que,
en lugar de llevar a la meditación, quizá crearían perplejidad
y zozobra.
— Cada estación es anunciada con un texto bíblico. Para
las estaciones' de la Verónica y de las tres caídas, se apela a

163
162
los textos de los Salmos o del mismo Evangelio, citas que tal contradicción de parte de los pecadores, para que no
si bien no se refieren directamente al título o motivo de la desfallezcáis faltos de ánimo. No habéis resistido todavía
estación, aluden a su espíritu y simbolismo. El encuentro de hasta llegar a la sangre en vuestra lucha contra el pecado»
Jesús con su madre se deja como cuarta estación, aunque (12,1-4).
se sitúa donde corresponde, es decir, al pie de la cruz según Y san Pablo, a su vez, nos orienta diciendo:
el texto del evangelista Juan. «Por tanto yo os exhorto, por el estímulo de vivir
— Tras la lectura bíblica, preferentemente a cargo de un
en Cristo..., a que tengáis los mismos sentimientos que
laico, el sacerdote lee un breve comentario, se deja un mo-
tuvo Cristo, el cual siendo Dios... se humilló a sí mismo
mento de reflexión y se termina con una oración. La refle-
xión tiende, como es obvio, a vivir hoy el camino de la cruz. obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz...» (Flp
Si no hay sacerdote, la parte a él asignada puede recitarla una 2,1.5.6.8).
persona de la comunidad. Dispuestos así a vivir y hacer nuestros los sentimien-
— Se unifican las estaciones trece y catorce por dos mo- tos de Cristo en su pasión y muerte, recorreremos su
tivos : mismo itinerario de dolor para ser también nosotros hoy
En primer lugar, porque el descenso de la cruz y la los testigos de su salvación.
sepultura conforman un solo acto. Recibimos al sacerdote cantando... (Canto apropiado.)
En segundo lugar, porque esto nos permite terminar en
la catorce con el sepulcro vacío que debe ser abandonado, SALUDO del sacerdote:
pues Cristo está resucitado y presente en la comunidad. El Señor esté con vosotros. (Y con tu espíritu.)

En efecto, hermanos: «El nos libró del poder de las


tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor,
INTRODUCCIÓN (por el Guía) en quien tenemos la redención y el perdón de los pe-
cados» (Col 1,13-14) (Amén).
Hermanos: Nos hemos reunido para meditar sobre el
Misterio de la Muerte y Resurrección de Jesucristo. Lo
haremos siguiendo los textos bíblicos que, por medio de
los profetas y los evangelistas, nos presentan el drama
de Cristo que es nuestro propio drama: morir para vivir.
Bien lo dice la Carta a los Hebreos: PRIMERA ESTACIÓN
«Por tanto, también nosotros sacudamos todo lastre
y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la SACERDOTE: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el
cual en lugar del gozo que se le proponía, soportó la TODOS: Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
cruz sin miedo a la ignominia, y está sentado a la de-
recha del trono de Dios. Fijaos en aquel que soportó G U Í A : Jesús es condenado a morir en la cruz.

164 165
«Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes y el SACERDOTE: Señor, que descienda tu justicia funda-
Consejo en pleno prepararon su plan y, atándolo, lo con- mentada en el amor, para que aprendamos a vivir en la
dujeron a Pilato y se lo entregaron. concordia y en la paz, por Cristo, nuestro Señor.
Pilato le preguntó: ¿Tú eres el rey de los judíos?
Le contestó: Tú lo estás diciendo.
Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Jesús no contestaba nada, de suerte que Pilato estaba muy
extrañado.
Por la fiesta solía soltarles un preso. Estaba en la SEGUNDA ESTACIÓN
cárcel un tal Barrabás, con los sediciosos que habían
matado a uno en una revuelta. La gente empezó a pedir SACERDOTE: Te adoramos...
el indulto de costumbre. Pilato les contestó: ¿Queréis
que os suelte al rey de los judíos? GUÍA: Cargan a Jesús con la cruz, rumbo al calvario.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron al pueblo para
que les soltara a Barrabás. Pilato les preguntó: ¿Y qué «Los soldados se lo llevaron al interior del palacio y
hago con ese que llamáis rey de los judíos? convocaron a toda la compañía; lo vistieron de púrpura, le
A eso gritaron ellos: ¡A la cruz con él! pusieron una corona de espinas y comenzaron a saludarlo
Entonces Pilato, queriendo dar satisfacción a la gente, diciendo: ¡Salud, rey de los judíos!
les soltó a Barrabás, y a Jesús lo entregó para que lo azo- Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían,
taran y lo crucificaran» (Me 15,1-15). y, arrodillándose, le rendían homenaje. Terminada la bur-
la, le quitaron la púrpura, le pusieron su ropa y lo saca-
SACERDOTE: ¡Qué fácil es condenar a un hermano ron para crucificarlo» (Me 15,16-20).
porque su presencia nos fastidia o nos mueve a la refle-
xión y al cambio! SACERDOTE: La violencia humana no conoce límites
Padres e hijos, gobernantes y gobernados, patronos y de todo se vale para conseguir sus propósitos: calum-
y obreros..., todos nos pasamos el día en la crítica agria, nias, burlas, desprecio, humillaciones, cárcel, tortura y
echando la culpa al más débil, condenando. al que no muerte.
comulga con nuestras ideas. Hoy miles de seres humanos soportan esta triste si-
Tratemos ahora de juzgarnos con esa misma severi- tuación. Siempre hay una excusa para ello: intereses po-
dad a nosotros mismos y veamos en qué medida Cristo líticos, guerras de liberación, prejuicios raciales, conser-
sigue condenado en nuestra sociedad. var el orden, defender ciertos derechos, salvar la propia
(Momentos de meditación.) ideología...
Entretanto, podemos preguntarnos: ¿Cómo tratamos
GUÍA: Oremos, hermanos, por los que hoy son con- a la gente de color, al extranjero, al minusválido, al de-
denados injustamente. (Breve pausa.) ficiente mental, a las sirvientas, a la gente de menor cul-

166 167
tura, al enemigo político...? ¿No es la burla y el des- chado mis lamentos, él ha aceptado mi súplica, él ha
precio una de nuestras armas preferidas? escuchado mi oración.»
(Momentos de meditación.)
SACERDOTE: Jesús gime ante el dolor hasta llegar
Oremos, hermanos, por todos aquellos que hoy
GUÍA:
a decir: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
son víctimas de la segregación y el desprecio. (Breve No es fácil advertir con qué frecuencia nosotros vi-
pausa.) vimos esa misma situación. Dudas, dificultades, apuros
económicos, angustias, disgustos.
SACERDOTE: Señor, que nos pediste que fuéramos man-
O bien la soledad, el cansancio de vivir, el estar har-
sos y humildes de corazón, destierra de nuestra comuni- tos de todo.
dad la violencia y el odio, para que todos sus miembros Cada uno tiene su cruz y conoce su nombre.
sean tratados con iguales derechos. Te lo pedimos a ti...
Jesús no le dijo No a la vida de sacrificios. Siguió
hasta el final.
¿Cuál es nuestra actitud ante las contrariedades y su-
frimientos de la vida? ¿Desesperación? ¿Resignación pa-
siva? ¿Aislamiento? ¿Tenemos confianza en que Dios no
abandona a los que confían en él?
TERCERA ESTACIÓN
(Momentos de meditación.)
SACERDOTE: Te adoramos...
GUÍA: Oremos, hermanos, por todos aquellos que es-
tán angustiados y gimen ante las contrariedades de la vida.
GUÍA: Jesús cae bajo el peso de la cruz.
(Breve pausa.)
El salmo 6 expresa la situación del hombre afligido
SACERDOTE: Señor, que escuchas las súplicas de los
que confía en Dios.
que en ti confían, danos la fortaleza para caminar todos
«Piedad, Señor, que desfallezco; cura, Señor, mis hue-
los días con nuestra cruz, como tu Hijo Jesús, que vive...
sos dislocados.
Tengo el alma en delirio, y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
Cántico. (Se entona un canto mientras todos se ade-
Vuélvete, Señor, pon a salvo mi vida: que en el
lantan hacia la estación siguiente.)
reino de la muerte nadie te invoca, y en el abismo ¿quién
te da gracias?
Estoy agotado de gemir, de llorar sobre el lecho, re-
gando de noche con lágrimas mi cama. Mis ojos se con-
sumen irritados, envejecen por tantas contradicciones.
Apartaos de mí los malhechores, que el Señor ha escu-

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SACERDOTE: Señor, que condujiste a María a la glo-
CUARTA ESTACIÓN ria de la Asunción por el camino del dolor y la entrega
de sí misma, te pedimos que nosotros, tu pueblo elegido,
SACERDOTE: Te adoramos... no desertemos jamás de la cruz como único medio de sal-
var a los hombres. Te lo pedimos por Cristo, nuestro
Señor.
GUÍA: María, la Madre, acompaña a Jesús en su dolor.

El evangelista san Juan nos muestra a María al pie


de la cruz, como símbolo de la Iglesia, la esposa de Cristo,
unida a su dolor redentor. QUINTA ESTACIÓN
«Estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la her-
mana de su madre y María Magdalena. Al ver a su ma- SACERDOTE: Te adoramos...
dre y al discípulo amado, dijo Jesús: Mujer, ése es tu hijo.
Y luego al discípulo: Esa es tu madre» (Jn 19,25-27). GUÍA: Simón de drene ayuda a Jesús a llevar la cruz.

SACERDOTE: María comparte la cruz de su hijo. Se «Pasaba por allí de vuelta del campo un tal Simón
cumplió de este modo lo que le fue anunciado: «Una de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, y lo forzaron
espada traspasará tu corazón.» a llevar la cruz» (Me 15,21).
Así quiere Jesús a la Iglesia, a su comunidad cris-
tiana: capaz de redimir a los hombres con la efusión de su SACERDOTE: No fue en vano el sacrificio de Simón el
sangre, unida a los que sufren, denunciando las injusti- Cireneo. El Evangelio recuerda el nombre de sus dos
cias, compartiendo el dolor de los marginados. hijos que aceptaron la fe de Cristo.
Es el camino del servicio fraterno, al cual se opo- Muchas veces, en la vida, las circunstancias nos obli-
ne la tentación del triunfalismo y de la vida aburgue- gan a hacer sacrificios que no estaban en nuestros cálculos.
sada. Lo exigen la familia, el barrio, el país, la Iglesia, los pue-
Meditemos en qué medida nosotros, como comunidad blos que sufren hambre o una catástrofe, los enfermos y
cristiana, hacemos nuestros el dolor y la necesidad de lisiados, etc.
nuestros hermanos. ¿Somos una iglesia pobre, desprendi- Sepamos reconocer en esas circunstancias la invitación
da, que todo lo comparte y que se sacrifica por los otros? de Dios a dar la vida a los que no la tienen. El dolor
(Momentos de meditación.) asumido con amor es siempre fuente de alegría para quien
lo ofrece, y de vida y paz para quien lo recibe.
GUÍA: Oremos, hermanos, por toda la Iglesia para ¿Somos capaces de ayudar a otros a llevar su cruz?
que, a imitación de María, sepa compartir el dolor de ¿Lo hacemos con alegría?
todos los que sufren. (Breve pausa.) (Momentos de meditación.)

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GUÍA: Oremos, hermanos, por todos aquellos que se SACERDOTE: ¡Cuántas cosas podemos leer en el ros-
sienten solos en su dolor y no encuentran a nadie que tro de los hombres y mujeres que pasan a nuestro lado!
les tienda una mano. (Breve pausa.) Rostros cansados de obreros; rostros tristes de gente sola;
rostros preocupados en los que no tienen trabajo; rostros
SACERDOTE: Señor Jesucristo, que recompensaste a acongojados en los que sufren un duelo; rostros avergon-
Simón el Cireneo otorgando a sus hijos el don de la fe, zados en los que pasan sus días en las cárceles; rostros
concédenos a nosotros la suficiente generosidad para ayu- envilecidos en los prostíbulos; rostros airados en unos,
dar a los que se sienten solos y desahuciados. Te lo pe- humillados en otros; aquí alguien llora, allí uno desfigu-
dimos a ti que vives... rado por una enfermedad congénita.
¡Y quién pudiera ver el rostro interior...! ¡Rostros
de mentira, de falsedad, de odio, de pereza, de ven-
ganza...!
¿Y cuál es el rostro de la Iglesia, la esposa de Cristo?
SEXTA ESTACIÓN ¿Cómo es el de nuestra pequeña comunidad? ¿Qué sig-
nifica para nosotros el rostro de toda esa gente que pasa
SACERDOTE: Te adoramos... a nuestro lado buscando quien lo enjugue y devuelva la
alegría y la paz que han perdido?
GUÍA: Una mujer limpia el rostro de Jesús. (Momentos de meditación.)
La tradición legendaria, compadecida de Jesús, ve a GUÍA: Oremos, hermanos, para que el rostro de los
una mujer que enjuga su rostro humillado. El salmo 69 hombres refleje el rostro de Dios, a cuya imagen fueron
describe así al justo en su hora de dolor: creados. (Breve pausa.)
«Dios mío, sálvame que me llega el agua al cuello;
me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo SACERDOTE: Señor, que has devuelto a nuestro ros-
hacer pie. Estoy agotado de gritar, tengo ronca la gar- tro la belleza espiritual de las nuevas creaturas por lis
ganta; se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios. aguas del Bautismo, te pedimos que siempre sepamos
Más que los cabellos de mi cabeza son los que me descubrir en el rostro de los que nos rodean el sello de tu
odian sin razón. imagen. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Dios mío, que no se avergüencen los que te buscan. Canto...
Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi ros-
tro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero
para los hijos de mi madre.
Pero mi oración se dirige a ti en el momento propi-
cio; respóndeme por tu gran lealtad, por tu fidelidad que
salva...»

172 173
bra de la muerte que nos acecha, una desgracia familiar...,
todo ello pone a prueba nuestra esperanza cristiana. Je-
SÉPTIMA ESTACIÓN
sús confió en el Padre... y por esa confianza abrió sus
brazos a los clavos y su corazón a la lanza.
SACERDOTE: Te adoramos... Hoy es difícil descubrir el sentido de la esperanza. En
efecto, ¿cuál es su fundamento? ¿En qué esperamos los
GUÍA: Jesús cae en tierra por segunda vei. cristianos? ¿Es confiar sólo en un más allá de la muerte?
¿De qué manera hoy Dios manifiesta su salvación al hom-
El salmo 22 que, según los evangelios, Jesús rezó bre atribulado, ahogado entre máquinas y aparatos, teme-
en la cruz poco antes de su muerte, nos revela su pro- roso de sus propios instrumentos bélicos?
fundo drama de dolor y abandono. Meditemos un instante acerca de qué implica para nos-
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? otros el confiar en Dios en las horas de angustia.
No te alcanzan mis clamores ni el rugido de mis pala- (Momentos de meditación.)
bras. Dios mío, de día te grito y no respondes; de noche,
y no me haces caso. Soy como un gusano, no un hombre; GUÍA: Oremos, hermanos, por los que viven al borde
vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme se de la desesperación. (Breve pausa.)
burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "Acudió
al Señor, que lo ponga a salvo, que lo libre si tanto lo SACERDOTE: Señor Jesús, que en tu hora suprema cla-
quiere." maste al Padre: «Dios mío, ¿por qué me has abandona-
No te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie do?», y aceptaste, sin embargo, el cáliz del dolor que te
me socorre. Estoy como agua derramada, tengo los huesos ofrecía, concédenos la gracia de iluminar nuestros ojos con
descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis la luz de tu salvación. Tú que vives y reinas...
entrañas; la lengua se me pega al paladar; me aprietas
contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de
mastines, me cerca una banda de malhechores, me tala-
dran las manos y los pies, y puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes... pero tú, Señor, no te que- OCTAVA ESTACIÓN
des lejos; fuerza mía, ven corriendo a auxiliarme... Por-
que el Señor es rey, él gobierna a los pueblos. Ante él SACERDOTE: Te adoramos...
se postrarán las cenizas de la tumba y a mí me darás la
vida...» GUÍA: Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.

SACERDOTE: El justo confía en el Señor, pues Dios «Lo seguía un gran gentío del pueblo y muchas mu-
es el Rey de la vida y vence a la muerte. jeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose
Las caídas y contrariedades de la vida diaria, la som- por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Mujeres

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de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad por vosotras y por verdaderas llagas sociales y las curemos como fruto de tu
vuestros hijos, porque van a llegar días en que digan: salvación. Tú que vives y reinas con el Padre...
"Dichosas las estériles..." Entonces pedirán a los montes:
"Desplomaos sobre nosotras"; porque si con el leño verde
se hace esto, con el seco, ¿qué se hará?» (Le 23,27b-31).

SACERDOTE: Jesús no debe movernos a compasión. NOVENA ESTACIÓN


El murió libremente, sabiendo que era inocente. El verda-
dero mal que debe ser llorado es el pecado que nos es- SACERDOTE: Te adoramos...
claviza.
El hombre moderno, orgulloso de su ciencia, admi- GUÍA: Jesús cae a tierra por tercera vez bajo el peso
rado por sus hazañas, satisfecho por su bienestar, es el de la cruz.
verdadero digno de lástima, si no es capaz de dar trascen-
dencia a su vida. Un hombre que ofrece sus sufrimientos A los que nos resistimos a llevar la cruz, Jesús nos
por amor a los demás no merece lástima sino admiración. dice:
Ese hombre es un héroe, como en la antigüedad griega «El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí
fue Sócrates y en la época contemporánea fue Martín Lu- mismo, que cargue cada día con su cruz y que me siga;
tero King. porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cam-
Las espantosas guerras de este siglo revalidan las pa- bio, el que pierda su vida por mí, ése la ganará... Si al-
labras de Jesús a aquellas mujeres: No hay peor desgra- guno se avergüenza de mí y de mis palabras, también
cia que la de un pueblo obcecado por el egoísmo y el el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga
odio. con su gloria...» (Le 9,23-26).
Lloremos ahora en silencio por esta sociedad moder-
na que se envilece tras el dinero, el sexo y la ambición, SACERDOTE: Mientras Jesús cae bajo su peso, Pedro
provocando, por adorar a esos ídolos, tan tremendas ca- y los apóstoles se resisten a cargar con la cruz; prefieren
tástrofes. Lloremos nuestro egoísmo, árbol seco que en- el camino de la espada y de la gloria.
ciende el fuego de la corrupción. He aquí el gran pecado de la Iglesia: resistir al Cristo
(Momentos de meditación.) sufriente, Siervo de Dios, para fabricarse el Cristo del
poder.
GUÍA: Oremos, hermanos, por los hombres y los pue- También éste es nuestro pecado: nos compadecemos
blos que sufren la opresión de la violencia. (Breve pausa.) hoy por Jesús dolorido, pero no asumimos sus sentimien-
tos, desconfiamos de sus palabras, cambiamos su Evange-
SACERDOTE: Señor, que consolaste a las mujeres que lio por los eslogans publicitarios...
lloraban por ti y que lloraste por tu pueblo infiel a la lla- Meditemos un instante para ver si nos avergonza-
mada divina, haz que nosotros sepamos detectar nuestras mos del camino humilde y de la Iglesia pobre. ¿Cómo

176 177
12. C. DESIERTO
llevamos nuestra cruz? ¿Qué precio pagamos por una so- SACERDOTE: El evangelista Juan ve en esa túnica in-
ciedad más justa y por una Iglesia más servicial? consútil el símbolo de la Iglesia q\ie debe permanecer
(Momentos de meditación.) unida.
¡Qué triste es, entonces, el espectáculo de una Iglesia
GUÍA. Oremos, hermanos, por todos los cristianos, para dividida por los odios, el recelo, las discusiones teológicas,
que lleven su cruz con los mismos sentimientos de Cristo. los egoísmos...!
(Breve pausa.) Hemos hecho trizas la unidad de !a túnica de Cristo.
Y, sin embargo, estamos llamados a ser los testigos y
SACERDOTE: Señor, que dijiste: «Quien no carga con artífices de la unidad del género humano...
su cruz y no se viene detrás de mí, no puede ser mi dis- Meditemos sobre este escándalo. Hagamos propósitos
cípulo», ruega al Padre para que nos dé la fortaleza del para restaurar los vínculos, limar las aristas, entablar el
Espíritu a fin de que no nos avergoncemos de ser tus diálogo, perdonar las ofensas.
discípulos. Tú que vives y reinas en el Padre... (Momentos de meditación.)

GUÍA: Oremos, hermanos, por toda la Iglesia, para


que restaure su unidad. (Breve pausa.)

SACERDOTE: Recemos con las palabras de Cristo en su


DECIMA ESTACIÓN oración sacerdotal: «Padre Santo, protege tú mismo a los
que me has confiado, para que sean uno como lo somos
SACERDOTE: Te adoramos... nosotros... Que todos, Padre, sean uno, como tú, Padre,
estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con
GUÍA: Jesús llega al calvario y es despojado de sus nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste.»
vestidos. Amén.

«Cuando crucificaron a Jesús, los soldados repartie-


ron su ropa en cuatro lotes, uno para cada uno, dejando
aparte la túnica. Era una túnica sin costura, tejida de una UNDÉCIMA ESTACIÓN
pieza de arriba abajo. Los soldados se dijeron: Mejor que
dividirla en pedazos la echaremos a suerte, a ver a quién SACERDOTE: Te adoramos...
le toca.
Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron mi ropa GUÍA: Jesús es clavado en la cruz.
y echaron a suerte mi túnica." Eso fue lo que hicieron
los soldados* (Jn 19,23-24). «Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acu-
sación: "Este es Jesús, el rey de los judíos." Crucificaron,

178 179
entonces, con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro
a su izquierda. DUODÉCIMA ESTACIÓN
Los que pasaban lo insultaban y decían, meneando
la cabeza: Si eres hijo de Dios, sálvate y baja de la cruz. SACERDOTE: Te adoramos...
Así también los sumos sacerdotes bromeaban dicien-
do: Ha salvado a otros y él no puede salvarse. ¡Rey GUÍA: Jesús muere por nuestra salvación.
de Israel! Que baje ahora de la cruz y creeremos. ¡Ha-
bía puesto en Dios su confianza! Si él de verdad lo quiere, «Desde el mediodía hasta media tarde, toda aquella
que lo libre ahora; ¿no decía que era hijo de Dios?» tierra se cubrió de tinieblas. A media tarde Jesús gritó
(Mt 27,37-43). muy fuerte: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban-
donado?"
SACERDOTE: Por increíble paradoja y por esos miste- Inmediatamente uno de los soldados fue corriendo a
riosos caminos de Dios, quienes injuriaban a Jesús no coger una esponja; la empapó de vinagre y, sujetándola
hacían más que expresar la fe de la Iglesia: Jesús es a una caña, le dio de beber.
nuestro rey, el rey del amor y de la paz. El demostró Entonces Jesús dio un fuerte grito y exhaló su es-
ser Hijo de Dios por su obediencia hasta la muerte, y píritu» (Mt 27,45-50).
muerte de cruz.
Hermanos, adoremos a Cristo sentado en su trono SACERDOTE: Hermanos, adoremos a Cristo, muerto
de gracia, y acerquémonos a él con confianza para saludarlo como Buen Pastor para que nosotros recuperemos la vida.
como nuestro Señor. Reconozcamos nuestro pecado y unámonos a los que hoy
(Momentos de meditación.) mueren víctimas de la injusticia.
(Largo momento de meditación.)
GUÍA: Oremos, hermanos, para que el reinado de amor,
paz y justicia, encuentre hombres de buena voluntad. GUÍA: Oremos, hermanos, para que se destierre del
(Breve pausa.) mundo el odio y la violencia. (Breve pausa.)

SACERDOTE: Purifica, Señor, nuestra fe, para que al SACERDOTE: Señor Jesús, que proclamaste desde la
proclamarte nuestro Rey y Señor, comprendamos que, a montaña: «Felices los no violentos porque heredarán la
imitación tuya, no estamos para ser servidos sino para tierra», que quienes hoy contemplamos tu cuerpo exánime
servir. Tú que vives y reinas... en la cruz, seamos los instrumentos de tu paz que recon-
Canto... cilia a los pueblos. Tú que vives y reinas en el Padre...

180 181
GUÍA: Oremos, hermanos, y renovemos las promesas

DECIMOTERCERA ESTACIÓN bautismales. (Breve pausa.)

SACERDOTE: Señor Jesús, que dijiste: «Si el grano


SACERDOTE: Te adoramos... de trigo no muere, no puede dar fruto», envía tu Espíritu
a nuestros corazones para que, destruyendo el cuerpo de
GUÍA: Jesús es bajffdo de la cruz y sepultado. pecado, nos haga renacer a la vida nueva. Tú que vives
y reinas...
«Al caer la tarde, llegó -un hombre rico de Arimatea,
de nombre Tose, que efa también discípulo de Jesús. Fue
a ver a Pilato para pedirle el cuerpo y Pilato mandó que
se lo entregaran. José se llevó el cuerpo de Jesús y lo
envolvió en una sábana limpia; después lo puso en un se- DECIMOCUARTA ESTACIÓN
pulcro nuevo excavado en la roca, rodó una losa grande
a la entrada del sepulcro y se marchó. Estaban allí María SACERDOTE: Te adoramos...
Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro»
(Mt 27,57-61). GUÍA: Jesús resucita y vive para siempre con su co-
munidad.
SACERDOTE: En la tumba quedó sepultado un pasa-
do. De allí mismo surgiría el hombre nuevo. Así lo com- «El primer día de la semana, de madrugada, las mu-
prendió el apóstol Pablo que nos invita a enterrar para jeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían
siempre al hombre viejo, el hombre del egoísmo y del pe- preparado. Encontraron corrida la losa, entraron y no en-
cado, con estas palabras: «Tened esto presente: el hom- contraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pen-
bre que éramos antes fue crucificado con Cristo, para que sar de aquello, cuando se les presentaron dos hombres
se destruyese el individuo pecador y así no seamos más con vestidos refulgentes; despavoridas, miraban al suelo,
esclavos del pecado» (Rom 6,6). y ellos les dijeron:
¿Qué valor y sentido tiene haber recorrido las esta- ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
ciones del «via crucis» si no abandonamos en esta tumba No está aquí; ha resucitado.
el cuerpo de nuestros vicios, el ropaje de nuestra hipo- Entonces ellas volvieron del sepulcro y anunciaron esto
cresía, el equipaje de nuestras riquezas? a los Once y a los demás...» (Le 24,1-9).
Hagamos un momento de silencio interior para despo-
jarnos de nuestro hombre viejo, cuya muerte comenzó el SACERDOTE: NO creáis que terminar el «via crucis»
día de nuestro bautismo. con la resurrección es una innovación. Al contrario, no
(Momentos de meditación.) hacerlo sería caer en el error de aquellas mujeres que bus-
caban entre los muertos al que está vivo...

182 183
¿Dónde está Cristo? Ciertamente que no en la tumba.
Eso es lo pasado, lo antiguo. Cristo, hoy, vive en medio
de la comunidad que se ama y practica su Evangelio. «Cuan-
do dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.»
No miremos más la tumba; mirémonos a nosotros,
pues aquí está Cristo. Mirémonos con amor, saludémonos VIGILIA DE PASCUA
con alegría, sirvámonos como hermanos, y corramos a la
calle para anunciar la Buena Noticia de que el Señor está
con nosotros. — Primera Lecturi: Carta de san Pablo a los Romanos
El amor es el gran milagro que hace presente a Jesu- 6,3-11
cristo en medio de quienes aún estamos recorriendo su Hermanos:
«via crucis». Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, nos
incorporamos a su muerte. Por el bautismo fuimos sepulta-
G U Í A : Oremos, hermanos, para que, renovados inte- dos con él en la muerte, para que, así como Cristo fue des-
riormente, seamos los testigos de la resurrección de Cristo. pertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así tam-
(Breve pausa.) bién nosotros andemos en una vida nueva. Porque si nuestra
existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo
estará también en una resurrección como la suya.
SACERDOTE: Señor Dios, que nos has abierto las puer-
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido cru-
tas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muer- cificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad
te, concédenos que, renovados por el Espíritu, vivamos de pecadores y nosotros libres de la esclavitud del pecado; por-
nuestra fe como una presencia salvadora. Por Cristo nues- que el que muere ha quedado absuelto del pecado.
tro Señor. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que tam-
Canto pascual o de acción de gracias. bién viviremos con él; porque sabemos que Cristo, una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte
ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir
al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir
para Dios.
Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos
para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

— Segunda Lectura: Evangelio de san Mateo 28,1-10


En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de
la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver
el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues
un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió

184 185
la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y Las mujeres se han acercado a la tumba para embal-
su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de samar a Jesús, para momificarlo; algo estático que se
miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
guardará en un mausoleo. Viven una religión de la tris-
—Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el cruci-
ficado. No está aquí: Ha resucitado, como había dicho. Venid teza y del miedo, de la vergüenza, que las hace bajar la
a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: vista ante el ángel que les habla...
«Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vos- Estas mujeres son la Iglesia pre-pascual, la que mira
otros a Galilea. Allí lo veréis.» Mirad, os lo he anunciado. hacia el pasado, la que saca sus recuerdos de los mo-
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresio- numentos, 'a que aún no ha comprendido el mensaje de
nadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. Jesús, que debía morir para resucitar a una vida nueva.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
—Alegraos. Allí estamos nosotros asomados a la tumba, vivien-
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron do de viejas tradiciones, de lo que otros pensaron e hi-
los pies. cieron, del recuerdo de cosas que ya no nos dicen nada.
Jesús les dijo: Seguimos en el sábado: día de silencio, de pasividad, de
—No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que
rutina, aplastados por el peso de los acontecimientos, te-
vayan a Galilea; allí me verán.
merosos del futuro. Es el cristianismo del hastío, de la
costumbre, de la falta de iniciativas, de la escasa imagi-
A) REFLEXIONES nación. Sin empuje, sin renovación.

1. No lo busquemos entre los muertos Y la voz de Dios: «Sé que buscáis a Jesús el crucifi-
cado. No está aquí: ha resucitado, como había dicho.»
«El primer día de la semana»... Importante intro- Habéis sido llamados para vivir. Y sólo vive el que
ducción del sugestivo relato de Mateo, tan cargado de sím- mira hacia adelante, el que piensa y crea, el que trans-
bolos y alusiones. Comienza una nueva semana de la his- forma, el que se encarna en su comunidad para hallar
toria humana, pues se ha cerrado la primera. Y hoy es su soluciones concretas a sus problemas; el que no encasilla
primer día, el día nuevo, el que separa el antes y el des- el Evangelio en recetas dogmáticas o moralistas.
pués, los dos tiempos del proceso de la fe. Con la Pascua no hace falta que busquemos a Dios en-
El antes: el tiempo de la muerte y de la tumba. tre las nubes ni entre los libros. El nuestro es un Dios
El después: la vida nueva. viviente, que ya ha bajado y está aquí con nosotros. Hay
que descubrirlo en esta empresa de transformación total
El relato de Mateo nos expresa cómo en los discípu- de la sociedad. Un Dios que quiere cambiar el rumbo de
los se obró un profundo cambio. Descubrieron que no la historia, pues estamos viviendo su nueva semana.
seguían a un muerto, sino a alguien viviente. No es un
cadáver lo que veneramos. No es el recuerdo de un hom- Y el texto de Mateo sigue desgranando su mensaje.
bre bueno lo que nos une. Es una Presencia. Fueron mujeres las primeras en recibir el gran anuncio;

186 187
ellas, las tenidas como personas de segundo rango, las
olvidadas, el pueblo humilde y marginado, las únicas que 2. Caminemos en una vida nueva
se preocuparon de hacer algo por aquel cuerpo torturado
y llagado. El apóstol Pablo se encarga de hacernos bajar de las
Es la tónica de todo el Evangelio: Dios sigue reve- nubes y del romanticismo pascual, para que comprenda-
lándose a los pobres y humildes, a la gente despreciada, mos que ya la Pascua es una realidad permanente en cada
a los que la sociedad niega un lugar adecuado para su cristiano que ha sido bautizado. La noche pascual es la
promoción, a los ignorantes. hora de bautizarse... Mas, ¿qué significa esto? ¿Es agre-
Fue la sencillez, la frescura y la sinceridad de las gar un nuevo rito a la ya larga ceremonia religiosa...?
mujeres lo que les permitió «ver a Jesús» de otra ma-
nera, como aquellos pastores que en Belén lo vieron como El bautismo no es un simple rito: es vivir ya como
el Enviado de Dios. Mujeres de vida interior, capaces hombres nuevos. «Nuestra vieja condición ha sido cruci-
de abrirse a un mensaje nuevo, de meditarlo y de trans- ficada, quedando destruida nuestra personalidad de peca-
mitirlo... dores... Por el bautismo fuimos sepultados con él en su
Pues allí no terminó su testimonio de creyentes. «Vol- muerte..., para que caminemos en una vida nueva.»
vieron del sepulcro» —abandonaron su esquema de vida— La Pascua tiene un sentido íntimo, espiritual, profun-
y corrieron hasta los demás discípulos para anunciarles do. Es morir a nosotros mismos en lo que de viejos y
la Buena Nueva; discípulos engreídos que las tomaron por pecadores tenemos y «vivir para Dios en Cristo Jesús».
visionarias...
El texto de Pablo es una nueva formulación del re-
Esta noche, el primer día de la semana, nos invita a lato de Mateo.
abandonar el sepulcro de un cristianismo estático y conven- Pero Pablo es concreto, pues teme que nos vayamos
cional, para anunciar a los hombres —aunque nos resis- por las ramas y la poesía. ¿Qué quiere decir resucitar con
tan— que perdemos el tiempo celebrando un culto al- Cristo?
rededor de un muerto, porque él vive en su pueblo y Es mucho más que esperar el «más allá». Es vivir
busca gente bien dispuesta para una empresa que exige ahora como Cristo, compenetrados de ese Evangelio tan
coraje, alegría, libertad... desconcertante que nos exige desnudarnos de una forma
Cuidado con llenarnos esta noche con frases huecas de afrontar la vida —entrar al agua del bautismo— para
que no van más allá de las paredes del templo... Tam- revestirnos de las formas de la santidad, esa maltratada
bién esas frases son parte de la tumba, salvo que se palabra que no tiene más significado para eí creyente que
hagan realidad en la casa, en la calle, en la fábrica, en «Vivir en Cristo».
las instituciones públicas...
La Pascua no es un día al año en que nos hacemos
a la idea de que algún día resucitaremos con Cristo...
Es caminar ahora en la vida nueva: nueva manera de

188 189
comunicarnos, de tratar al vecino, de estar en familia, pectáculo del sol, el nuevo sol, que se levanta desde oriente
de organizar nuestro trabajo, de hacer algo por el país. destruyendo las tinieblas y dando un nuevo sentido a toda
La Pascua es la permanente reforma de la sociedad, la existencia humana.
el cambio continuo, pues apenas estamos en el primer día
de la semana de la creación del mundo nuevo, y cada
generación de creyentes ha de agregarle un nuevo día LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
para que la historia avance, la dignidad crezca, la libertad
se amplíe, el pueblo adquiera sus derechos, los pobres En la oscuridad hemos esperado la luz. Larga fue la es-
mejoren sus condiciones de vida, y la Iglesia anuncie con pera de la humanidad. Larga y difícil esta etapa que cada
valentía este insólito Evangelio... hombre debe recorrer hasta llegar a la plenitud de la vida.
Todas las lecturas bíblicas que ahora nos disponemos
a escuchar ponen de relieve este aspecto importante de la
salvación: el camino del hombre hacia su total liberación es
B) GUIÓN DE MONICIONES lento, arduo, lleno de obstáculos y tropiezos.
¡Cuántos intentos de crear un nuevo mundo, una socie-
Introducción dad mejor, un hombre nuevo! ¡Qué de esfuerzos por libe-
rarse los pueblos de tantas ataduras como los oprimen: el ham-
Hermanos: Nos hemos congregado en esta sagrada noche bre, la miseria moral, la guerra, la opresión, el egoísmo!
para velar el alba de la vida. En la noche brilla la luz. ¡Cuánto hay que suspirar por un día de paz, por un apre-
De la muerte surge la Vida. tón de manos, por un abrazo de reconciliación!
Hoy se nos anuncia con energía: «No busquéis entre «No hay redención sin derramamiento de sangre»... De
los muertos al que está vivo.» sangre y de lágrimas. Al escuchar la historia del pueblo he-
Hace dos mil años que resonó este mensaje y hoy vol- breo que transcurrió largos siglos de luchas y de espera,
vemos a reunimos para preguntarnos acerca de su significado. de desastres y de resurgimiento, de impiedad y de confian-
¿Quién es Cristo en nuestra vida? ¿En qué medida es za, de llanto y de sonrisas, revivamos nuestra propia histo-
el centro de nuestra fe su gloriosa resurrección? ¿Qué quie- ria. Sí, Cristo ha resucitado, mas... ¡qué lejos estamos aún
re decir que debemos resucitar con Cristo? ¿Qué cambios de su luz! ¡Qué apegados a la muerte!... Y qué hermoso es
ha de producir en la vida concreta de los hombres y de esperar esta noche, aquí, todos juntos, el alborear del día
los pueblos este Paso salvador del Señor, esta Pascua que nuevo.
nos disponemos a celebrar?
En la liturgia de esta Vigilia escucharemos, una vez más,
antiguos textos bíblicos repetidos año tras año por la Iglesia, LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
como si su sentido aún permaneciera oculto. Que no nos
dejemos ahogar por las palabras y los ritos, pues esta litur- Primera Lectura
gia tiene un solo centro: Cristo resucitado, luz del mundo.
El cirio pascual es su símbolo, La Resurrección es un acontecimiento de fe que ya tie-
Preparemos nuestro espíritu para asistir al admirable es- ne lugar en la vida del cristiano: al bautizarnos hemos rena-

190 191
cido a la vida nueva. La santidad y una forma distinta de Señor, que esta celebración pascual dé frutos perennes
existencia manifiestan este triunfo del hombre sobre sus tra- de vida nueva y que la Luz de Cristo oriente todos nues-
dicionales enemigos: el pecado y la muerte. tros pensamientos, sentimientos y acciones. Tú que vives y
reinas...

Segunda Lectura
Comunión
Con Pascua comienza la nueva semana de la humanidad:
hay un nuevo mundo y un nuevo Adán. Mientras los hom- «No busquemos entre los muertos al que está vivo.» Co-
bros corren tras lo antiguo buscando la vida entre las es- mulgar es unirnos a este Cristo viviente y fuente de toda
tructuras muertas, Jesucristo se inserta en medio de la co- vida. Que quienes comamos su Cuerpo resucitado, seamos
munidad humana como fermento de renovación. los testigos de la fe de la Iglesia, fermento de vida nueva
y constructora de la paz.

Oración de los fieles


Despedida
Hermanos: Después de haber sido testigos de las mara-
villas que el Señor ha obrado en esta noche al liberar al Hermanos: Como aquellas mujeres que descubrieren el
hombre otorgándole la Nueva Vida, demos gracias a Dios misterio de Cristo resucitado junto a la tumba, volvamos go-
por esta Luz que ilumina nuestra vida y pidamos por quie- zosos a nuestros hermanos para anunciarles que la vida tie-
nes aún no viven la alegría de la Pascua. ne sentido y que la muerte ha sido vencida. No tentamos
A cada invocación respondemos: «Cristo es nuestra Luz, la burla o el ridículo de quienes viven en el escepticismo.
Aleluya.» Vivamos el nuevo estilo de Cristo y éste será nuestro tes-
— Hemos encontrado al Señor y hemos dejado de llo- timonio.
rar...
— Andábamos errantes y ahora conocemos el Camino...
— La Paz ha llegado a nuestra casa y cesaron las dis-
cordias...
— No nos conocíamos y ahora sentimos el calor de esta
familia...
— La alegría suple a la tristeza, la esperanza al descon-
cierto, el amor al odio...
— La Iglesia siente el cansancio y debemos re vitalizarla...
— La sociedad sufre tensiones y urge renovarla...
— Los pueblos ansian la paz y necesitan un Evangelio
de esperanza...
(Otras invocaciones.)

192 193
13. C. DESIERTO
DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

— Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43


En aquellos días Pedro tomó la palabra y dijo:
Hermanos, vosotros conocéis lo que sucedió en el país
de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la
cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, un-
gido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó ha-
ciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; por-
que Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea
y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero
Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo
el pueblo sino a los testigos que él había designado: a nos-
otros, que hemos comido y bebido con él después de la re-
surrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio
de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El
testimonio de los profetas es unánime: que los que creen
en El reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

— Segunda Lectura: Primera carta de san Pablo a los Corin-


tios 5,6b-8
Hermanos:
¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la
masa? ( Barred la levadura vieja para ser una masa nueva,
ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nues-
tra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua,
no con levadura vieja —levadura de corrupción y de maldad—
sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.

195
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 20,1-9 puesta; cuando sentimos que tal acontecimiento o nueva
El primer día de la semana, María fue al sepulcro al ama- doctrina nos quita eso seguro a lo que estábamos afe-
necer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del rrados.
sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro Cuando tomamos conciencia de ello, nos asustamos,
y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:
creyendo que se derrumba nuestro mundo bien armado.
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dón-
¿Y Jesús? Nos lo han robado, justamente a nosotros
de lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. que creíamos tenerlo tan seguro, tan bien «conservado».
Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Habíamos casado a Jesús con cierto modo muy definido
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomán- de vivir, como si el tiempo se hubiera detenido para que
dose, vio las vendas en el suelo, pero no entró. Llegó tam- nosotros pudiéramos gozar y recrearnos indefinidamente
bién Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio en ese mundo ya hecho y determinado.
las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cu- Pero sobreviene la crisis, cae ese mundo y Cristo des-
bierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enro- aparece...
llado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro dis-
cípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Entonces pedimos ayuda, y Pedro y Juan comienzan
Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que
a correr... ¿Será posible que Jesús no esté allí donde lo
él había de resucitar de entre los muertos.
habíamos dejado debajo de una pesada piedra para que
no escapara?
Es la pregunta de la comunidad cristiana, atónita cuan-
do algo nuevo sucede en el mundo o en la Iglesia, y debe
A) REFLEXIONES recomponer sus esquemas.
Pedro y Juan se largan a la carrera. Pedro, lo ins-
1. El amor nos hace ver a Jesús titucional de la Iglesia. Juan, el amor, el aspecto íntimo.

El evangelio de hoy es una alegoría de Juan que nos El amor corre más ligero y llega antes, pero deja
hace descubrir qué necesitamos para «ver» a Jesús en paso a la autoridad para que investigue y averigüe qué
su nueva dimensión de Hombre Nuevo. ha pasado. Pedro observa con detenimiento todo, pero
no comprende nada. Mas Juan, el discípulo «a quien Je-
Es el primer día de la semana, aún de madrugada, sús amaba», el que había estado a los pies de la cruz en
casi a oscuras, cuando la fe aún no ha iluminado nuestro el momento en que todos abandonaron al maestro, el que
día. Estamos, como la Magdalena, confusos y llorosos, vio cómo de su corazón salía sangre y agua, el que reci-
mirando con miedo el vacío de una tumba. Ese vacío inte- bió a María como madre..., el Juan que compartió el
rior que a veces nos invade: cansancio de vivir, acciones dolor de Cristo, «vio y creyó». Intuyó lo que había pa-
sin sentido, rutina. El vacío que se nos produce cuando sado porque el amor lo había abierto más al pensamiento
estamos en crisis y los esquemas antiguos ya no tienen res- de Jesús. Pedro siempre había resistido a la cruz y al ca-

196 197
mino de la humillación; el orgullo lo había obcecado y
no se decidía a romper sus esquemas galileos. 2. La Pascua, levadura del mundo
Pero tiempo más tarde, cuando junto al lago de Gene-
saret Jesús le exija el triple testimonio de amor: «¿Me El breve mensaje de Pablo (segunda lectura) sirve de
amas más que éstos?», y le proponga seguirlo por el mis- magnífico cierre para estas reflexiones de cuaresma y se-
mo derrotero que conduce a la cruz, entonces Pedro será mana santa.
recuperado y no solamente creerá, sino que —como he- «Basta un poco de levadura para fermentar toda la
mos leído en la primera lectura— dará testimonio de masa.»
ese Cristo resucitado que «había comido y bebido con
él después de la resurrección». No nos preguntemos con los técnicos de estadísticas
cuántos somos los cristianos en el mundo, es decir, los
La lección del Evangelio es clara: sólo el amor puede bautizados por el agua.
hacernos ver a Jesús en su nueva dimensión; sólo quien Lo que importa es cómo vivimos esa fe —y aquí no
primero acepta su camino de renuncia y de entrega, pue- podemos hacer estadísticas—, si como levadura vieja o
de compartir su vida nueva. nueva.
Inútil es, como Pedro, investigar, hurgar entre los Hace dos mil años, un pequeño grupo de hombres,
lienzos, buscar explicaciones. La fe en la Pascua es una conscientes de la Presencia viva de Cristo y llenos de su
experiencia sólo accesible a quienes escuchan el Evangelio Espíritu, se metieron sigilosamente en la gran masa hu-
del amor y lo llevan a la práctica. mana, colocando en ella la nueva levadura de la Pascua.
El grano de trigo debe morir para dar fruto. Ya conocemos los resultados.

Si no amamos, esta Pascua es vacía como aquella Hoy los cristianos somos un escaso grupo, aunque nu-
tumba. méricamente grande, en proporción al mundo moderno y
Si esta Pascua no nos hace más hermanos, sus pala- sus problemas.
bras son mentirosas. Pero no es ésa la cuestión que debe preocuparnos.
Si esta comunidad no vive y crece en el amor, si no El interrogante es otro: ¿Qué significamos para el mundo
pasa «haciendo el bien y curando a los oprimidos» (pri- de hoy? ¿Qué nueva levadura aportamos? ¿Qué repre-
mera lectura), ¿cómo pretenderá dar testimonio de Cris- sentará para los hombres de este 1980 el que nosotros
to? ¿Y cómo lo podrá ver y encontrar si Cristo sólo está hayamos celebrado una Pascua más?
donde «dos o tres se reúnen en mi nombre»?
Pablo nos invita a celebrarla «con los panes ácimos
de la sinceridad y la verdad».

Quizá sea éste nuestro camino y el mejor aporte a un


mundo corrompido por la mentira. Predicarles el mensaje

198 199
de la verdad con una vida nueva, amasada de sinceridad... — El pecado ha sido destruido, pues recibimos el don de
Bastará un poco, y con el tiempo fermentará toda la Dios...
masa. — La antigua ley cede el paso a la ley del amor...
— Donde había pereza y egoísmo, surge la generosidad
y el servicio fraterno...
— Somos la nueva creatura, vivamos en la santidad...
B) GUIÓN DE MONICIONES (Otras invocaciones.)

Introducción
Primera Lectura
Hermanos: Hoy no es un día de fiesta. Es, simplemente:
la Fiesta. La Pascua nos llama a un compromiso: ser los testigos
Hoy gozamos la experiencia de lo más maravilloso que de la Resurrección de Cristo. Así lo hace Pedro y ésta es
tiene la existencia humana: la libertad y el amor. la tarea de toda la Iglesia.
No es un día para muchas palabras ni largos discursos.
Nos basta el simple rito de sonreír y mirar hacia adelante.
Algo nuevo está sucediendo. Lo que no logramos hacer Segunda Lectura
en un año, hoy ncs surge con espontaneidad: mirarnos al
La Pascua se celebra con panes ácimos. Esos panes so-
rostro y sonreír al hermano, apretar su mano, darle un beso
mos los cristianos, libres de la corrupción, fermento de vida
de paz, olvidar una ofensa...; en fin: abrirnos a la comu-
nueva en una sociedad envejecida.
nidad y darle lo mejor de nuestro ser.
¡Cristo ha resucitado! El hombre resucita, la sociedad
se despierta, el oprimido se levanta...
Tercera Lectura
Celebremos nuestra Pascua en el gozo. Porque es her-
moso amar, y porque una comunidad que ama, vive la nue-
La Pascua es «ver» a Jesús con nuevos ojos. Es descu-
va experiencia por la que Cristo dio su vida. brir el sentido de su paso en medio de los hombres. Pero
para que esta visión sea posible hay un solo medio: el amor.
Sólo el discípulo que ama, puede ver y crecer.
Acto penitencial

Hermanos: ¿Hará falta que pidamos perdón a Dios cuan- Oración de los fieles
do hemos venido para darle gracias por el perdón y la liber-
tad otorgados por medio de Cristo? Más bien afirmemos nues- Hermanos: La Pascua es un acontecimiento de alcance
tra fe para ser la levadura que haga fermentar a toda la universal. No puede quedar encerrada en un núcleo que se
masa. Celebremos esta Pascua con los panes ácimos de la aisla del mundo. Oremos al Padre para que toda la Iglesia,
sinceridad y la verdad. encarnada en la historia real de este siglo, sea mensajera
y artífice de la salvación humana.
A cada invocación respondemos: «Cristo ha resucitado.»
201
200
A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.» Así nos invita san Pablo y con esta disposición volve-
— Para que esta comunidad no escatime esfuerzos en mos a nuestros hogares y lugares de trabajo.
pro de sus hermanos... La paz, el amor y la justicia son los dones de arriba y
— Para que toda la Iglesia sea signo de paz, amor y el testimonio de la Pascua.
reconciliación...
— Para que los cristianos nos comprometamos en la ta-
rea de promoción y justicia...
— Para que el amor deje de ser una simple palabra y
sea nuestro verdadero testimonio a pesar de las con-
trariedades y del desafío de una sociedad de con-
sumo...
— Para que los gobernantes de los pueblos inspiren su
acción en los criterios del Evangelio y todos aunen sus
esfuerzos por erradicar la violencia y el odio...
(Otras intenciones.)

Escucha, Señor, la plegaria de tu pueblo y danos la for-


taleza de tu Espíritu para cumplir hoy la misión liberadora
a la que nos llamaste por Cristo nuestro Señor.

Comunión

«Tomad y comed: esto es mi cuerpo entregado por vos-


otros.»
No comulgamos una cosa ni cumplimos un simple pre-
cepto al acercarnos a la mesa. Nos unimos a Cristo, el Señor
de la vida, el mismo que nos invita a ofrecer nuestra vida
como Pascua permanente.
Comulgar es dar paso al Señor que libera a su pueblo.

Despedida

«Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bie-


nes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha
de Dios.»

202 203
EN EL PRIMER DÍA

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA

— Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 5,12-16


Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio
del pueblo.
Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico
de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque
la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número
de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.
La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en
catres y camillas, para que al pasar Pedro, su sombra por lo
menos cayera sobre alguno.
Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén lle-
vando enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se
curaban.

— Segunda Lectura: Apocalipsis 1,9-11 a. 12-13.17-19


Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribula-
ción, en el reino y en la esperanza en Jesús, estaba deste-
rrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra
de Dios y haber dado testimonio de Jesús.
Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz
potente, como una trompeta, que decía: Lo que veas escrí-
belo en un libro, y envíaselo a las siete iglesias de Asia. Me
volví a ver quién me hablaba y, al volverme, vi siete lámparas
de oro, y en medio de ellas una figura humana, vestida de
larga túnica con un cinturón de oro a la altura del pecho.

205
Al verla, caí a sus pies como muerto. El puso la mano derecha Contestó Tomás:
sobre mí y dijo: — ¡Señor mío y Dios mío!
—No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el Jesús le dijo:
que vive. Estaba muerto, y ya ves, vivo por los siglos de los —¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que
siglos; y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno. Escri- crean sin haber visto.
be, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de Muchos otros signos, que no están escritos en este libro,
suceder más tarde. hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito
para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 20,19-31 que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana,
estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas,
por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: A) REFLEXIONES
—Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los 1. Nace una nueva comunidad
discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús re-
pitió: Iluminados por los albores de la Pascua, la Iglesia
—Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así nos invita durante los domingos del tiempo pascual a
también os envío yo. continuar con la mirada puesta en el Señor resucitado,
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: apoyados en los relatos de fe del evangelista Juan.
—Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los Pero la Pascua no es solamente el renacimiento de
pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, Cristo del seno de la muerte; es también el nacimiento
les quedan retenidos.
de la comunidad cristiana, el surgir de un nuevo pueblo
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba
que se levanta desde la oscuridad de la desesperanza y
con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
—Hemos visto al Señor. de la opresión. Las lecturas de los Hechos de los Após-
Pero él les contestó: toles nos servirán de guía para que esta Pascua reviva
—Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no en nuestra comunidad como un auténtico resurgir de la
meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la vida nueva de Cristo, no sólo en lo que dice, sino sobre
mano en su costado, no lo creo. todo en lo que piensa, siente y hace.
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos Presencia de Cristo resucitado y resurgimiento diná-
y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerrada las puertas, mico de la comunidad son los dos temas sobre los que
se puso en medio y dijo: desarrollaremos las reflexiones del tiempo pascual.
—Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
El relato del Evangelio de Juan es como una síntesis
—Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano
teológica de la comunidad cristiana. Con su mesurada
y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino cre-
yente. precisión y con su característico lenguaje simbólico, el

206 207
texto subraya los elementos básicos de la nueva comuni- getar? Al poco tiempo muere en sus miembros el sen-
dad de fe surgida de la Pascua. timiento, el afecto, las iniciativas, las expectativas, el
La primera línea es de por sí toda una historia. Era deseo de cambiar y progresar. Están juntos pero no viven
«el día primero de la semana», o sea el domingo de en comunidad. En efecto: ¿qué puede unir a un grupo
pascua, y los apóstoles se habían reunido a puertas ce- de personas que ya no saben mirar hacia adelante? Sólo
rradas, prisioneros del miedo. Dos elementos nos llaman las unen las cuatro paredes en que se han encerrado.
la atención: Cuatro paredes —las paredes pueden ser reales o sim-
bólicas— que les permiten llamarse «comunidad cristia-
— Primero: Ha comenzado una nueva semana en la na». Sin embargo, no han descubierto que en el interior
historia de la humanidad y estamos en su primer día: reina un gran vacío: el vacío de Cristo resucitado.
el día del Señor. Tal es el sentido del Domingo: un día
distinto de los demás porque significa el comienzo, el Entonces hace su entrada Jesús. Viene a llenar el va-
génesis de algo nuevo y distinto. cío de la muerte y entra como un ladrón, a puertas ce-
Sin embargo, hay muchos que parecen no haberlo ad- rradas. Pero no hay que temer: viene precisamente a
vertido. Más aún, han hecho de ese día un día de muerte... abrir las puertas y ventanas cerradas de la casa que se dice
suya.
— Segundo: La tónica de esa gente es el miedo. Los Su saludo es todo un proyecto de vida: «Paz a vos-
apóstoles están aterrorizados por el espectro de la muerte. otros.»
Y el miedo los tiene paralizados. Ahora forman un grupo El antiquísimo saludo semita que aún se conserva
que se han reunido para encerrarse y aislarse de los en Palestina, Shalom, ahora tiene un nuevo sentido: la
hombres. Es una comunidad cerrada: comunidad de muer- paz de la vida debe suplantar a la paz de la muerte.
te. En efecto: están unidos, pero por la muerte. Mutua- La paz de la muerte es quietud, desconsuelo, miedo,
mente se consuelan por el fracaso de sus ilusiones y espe- ansiedad. «Descansa en paz», es el saludo final que da-
ranzas. Y miran su futuro: estar entre los hombres como mos a nuestros difuntos...
si no estuvieran, no llamar la atención, no establecer En cambio, la paz de la vida es la alegría de re-
relaciones con nadie. La comunidad es la tumba de todo construir nuestra existencia desde sus mismos cimientos.
aquello en lo que habían esperado. Es la paz del que se mueve, se inquieta y sale de sí
mismo. Es la paz de la esperanza y de las puertas abier-
Lo triste del caso es que muchas comunidades cris- tas. Por eso dice el texto evangélico que «se llenaron
tianas laicas y religiosas parecen seguir en esa misma de alegría al ver al Señor».
postura. Viven sin alegría y sin esperanza; temen a la
gente y se apartan de ella como de un peligro, como Así la Pascua, o sea la presencia de Cristo resucitado,
si no fuese el contacto y la relación con la gente la hace nacer a la comunidad cristiana. Sin Pascua no hay
única manera de vivir la santidad de la pascua. comunidad cristiana, aunque haya ritos, oraciones, santas
¿Y qué puede hacer una comunidad encerrada sino ve- reglas y hasta el mismo techo común. En esto se dife-

208 209
14. C. DESIERTO
rencia la comunidad cristiana de las demás comunidades: ahora le dicen que está vivo y que ha visitado a los suyos.
su centro de unión es h vida de la Pascua, o sea la espe- Su respuesta fue harto significativa: si no lo veo bien
ranza de nacer siempre de nuevo. visto y si no palpo sus llagas, no creeré.
De ahí el sentido del domingo y de la eucaristía do-
minical: la comunidad afirma su esperanza como si todo Dos ideas se entrelazan en su respuesta:
el largo pasado fuese un ayer muerto, como si el futuro Por un lado: que aún no comprende que ahora debe
fuese su única vida. «Quien mira atrás no es apto para ver con ojos distintos. Jesús está en la comunidad, pero
el Reino de Dios», dijo Jesús. Ahora lo comprendemos como si no estuviera. No está para hacer las cosas que
mejor: quien no muere cada día a su pasado para rena- los discípulos deben hacer, sino para empujarlos a la ac-
cer al futuro que se debe construir, ése no puede lla- ción. Está como un «espíritu», es decir, como viento,
marse cristiano. soplo o aliento. Está como germen de vida y como fuerza
para vencer la muerte.
En síntesis: todos los cristianos decimos que cree- Por otro lado, la cruz no aceptada le impide reco-
mos en Cristo resucitado... pero, ¿qué implica creer que nocer a Jesús. Tal parece ser el sentido del texto: al
Cristo está presente en la comunidad? obligarlo Jesús a que palpe sus llagas y a que meta su
Según el evangelio de hoy hay dos signos que dela- dedo en los agujeros de los clavos, lo invita a no huir
tan la presencia de Cristo: la paz y la alegría. La Pascua de la cruz sino a aceptarla y abrazarla; a meterse dentro
es primavera y vivir en la Pascua es vivir una eterna ori- de ella, pues quien no sigue a Jesús con la cruz, tam-
mavera. Que la comunidad no permita que los brotes se poco lo puede seguir en su Pascua.
endurezcan y pierdan su flexibilidad: nuestras comuni- Fue justamente entonces cuando Tomás reconoció a
dades necesitan estructuras flexibles, ágiles, ligeras. Tam- Jesús como Señor y Dios. La comunidad cristiana con-
poco perdamos las flores: la alegría es la flor de la Pas- fiesa a Jesús como a su verdadero conductor y guía. Pero,
cua. Alegría serena, sencilla. Si decimos que nos une ¡atención!, ahora confiesa al Cristo total: el de la muerte
el amor de Cristo, ¿por qué expresamos ese amor con el y el de la resurrección.
duro rostro de la ley, de las obligaciones, de la rutina y
del hastío? La conclusión es clara: la vida en comunidad no es
un idilio romántico ni un juego de enamorados. Es más
En este instante entra en escena el apóstol Tomás. bien como un matrimonio en el que, a lo largo de los
Quizá sea él el mejor prototipo de un cristianismo an- años, el dolor y el amor se entremezclan como se entre-
quilosado. Tomás ha estado ausente aquel domingo y su mezclan los cuerpos. Vivir en comunidad exige renun-
ausencia es significativa. Tal miedo le provocó la pasión cias constantes, pues la alegría pascual es alegría del
y muerte de Jesús, que necesitó huir muy lejos de sus compromiso asumido. No es el fatuo vivir de quien está
hermanos para vivir aislado y desentendido de todo. a solas gozando en su cobardía.
«A los ocho días» volvió creyendo que «el asunto Precisamente el libro de los Hechos de los Apóstoles
Jesús» se había terminado. Pero su sorpresa fue grande: es el testigo de este proceso por el cual la comunidad

210 211
cristiana primitiva fue madurando lentamente en el amor Es el primer dato de este texto-resumen: la presencia
por el dolor compartido. Surgirán conflictos, desentendi- de Cristo y del Espíritu empuja a los ayer acobardados
mientos, rupturas y hasta odios. La frontera de la muerte discípulos a dar testimonio de su fe, aun cuando las cir-
está dentro de cada uno y dentro de la comunidad; cunstancias parecían aconsejar una prudente retirada. El
por eso es tan difícil abatirla totalmente. Mas quien per- próximo domingo veremos de qué manera Pedro y los
manece en la comunidad es porque cree en la suprema- demás apóstoles defendieron su derecho a predicar el nom-
cía del amor sobre las demás fuerzas. Eso es todo. bre de Jesús.
Hoy recojamos este mensaje de Lucas: los fieles siguen
unidos, pero no a puerta cerrada, sino encarnándose en la
realidad humana y social de la que su propia comunidad
2. En lucha contra la muerte había emergido. El cristianismo no se presenta como un
ghetto de elegidos ni como un grupo de secretos iniciados
Lo que el Evangelio de Juan nos dice desde esque- sino como el encuentro de un mensaje de vida con toda
mas conceptuales y simbólicos, Lucas nos lo presenta a la sociedad. La sociedad podrá rechazar este mensaje y
través del relato de la historia del cristianismo primitivo. hasta pretenderá arrinconar e incluso exterminar a los
Contrasta fuertemente el relato de hoy de los Hechos seguidores de Jesús, pero ello jamás podrá ser motivo para
con la escena evangélica de unos apóstoles encerrados y que los cristianos se sientan separados del mundo, aisla-
acobardados. dos o marginados.
Después del primer discurso de Pedro —cincuenta
días después de la Pascua—, la pequeña comunidad cris- Y hay un segundo dato que es sumamente llamativo:
tiana abrió decididamente sus puertas y se lanzó a la calle los apóstoles no cesan de manifestar a Jesucristo median-
para proclamar la buena noticia de Jesucristo. te signos y prodigios, particularmente con la curación de
El texto de hoy es una especie de resumen o síntesis los enfermos. Conocedores de la lamentable situación sa-
de los que Lucas acostumbra a presentar a lo largo de su nitaria de aquella época, no debe sorprendernos que
libro. Ahora la comunidad cristiana no teme reunirse ni tanto Jesús como sus discípulos expresaran su solida-
siquiera en los mismos pórticos del templo, bajo la mi- ridad con los pobres y oprimidos haciéndose cargo de su
rada amenazante de las autoridades judías que ya han lacra más grave: las enfermedades que constantemente
intervenido contra Pedro y que pronto lo harán contra ponían en peligro de muerte a las clases sociales que,
todos los apóstoles y la comunidad cristiana, particular- menos alimentadas y sin recursos pecuniarios, sostenían
mente la compuesta por los helenistas de la diáspora. una lucha desigual contra el poder de la muerte.
La gente se les acerca con cierto temor reverencial, No es ahora el momento de discutir el alcance de
sin atreverse a expresar su entusiasmo por el nuevo estilo aquellas curaciones realizadas con tan escasos recursos téc-
de vida cristiano, dadas las adversas circunstancias, pero nicos pero con tanta fe y amor; tampoco es el momento
ingresando muchos de ellos a la comunidad. de preguntarnos por qué ahora los cristianos «hemos
perdido» ese poder de curación... Quizá sea mucho más

212 213
importante tomar nota del sentido global de aquellos he- Recoger ese desafío es comenzar a entender por qué
thos relatados por Lucas: los cristianos hemos de estar Cristo ha resucitado y por qué se hace presente cada día
presentes a\\í donde la muerte ha clavado sus garras. Cada en una comunidad adormecida por el hastío y la indife-
época histórica lo hará a su modo y con recursos propios; rencia.
lo importante es comprender que la resurrección de Jesús
seguirá siendo una palabra vacía y carente de sentido para
los hombres si no significa en la práctica una lucha cons-
B) GUIÓN DE MONICIONES
tante contra todas las formas de muerte que asuelan a la
sociedad. Introducción
Una rápida mirada del mundo actual o una somera lec-
tura de los periódicos nos convencen inmediatamente de Hermanos: Iluminados por la luz de la noche pascual, la
que la muerte aún conserva un fuerte señorío sobre nues- Iglesia nos invita a continuar viviendo en la alegría y en la
tra civilizada humanidad: muerte del cuerpo, muerte por paz de la Pascua a lo largo de las varias semanas de este
hambre o desnutrición, muerte por enfermedades cance- tiempo pascual hasta la fiesta de Pentecostés.
rosas, muerte por accidentes de tráfico, muerte por gue- Haremos este camino escuchando la voz de Cristo que
rras; pero también muerte del espíritu que se traduce en nos dice como a Juan en su visión de Patmos: «No temas.
odios, tensiones, divisiones, como asimismo en angustia, Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba
muerto, y ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo
ansiedad, depresión, desaliento, hastío o nihilismo «pa-
las llaves de la muerte.»
sota».
En nombre de este Cristo vencedor de la muerte, también
nuestra comunidad debe disponerse a revivir la pascua como
Y lie gamos así a una conclusión final de las reflexio- una lucha decidida contra todas las formas de muerte.
nes de este domingo: la presencia de Cristo resucitado,
la fe en esa presencia, no sólo ha de manifestarse en la
liturgia y en los cánticos aleluyáticos sino, sobre todo y Acto penitencial
en primer lugar, en una lucha denodada contra todas las
formas de muerte que aún oprimen al hombre de hoy. Roguemos a Dios que nos purifique de todo pecado, sig-
Si nuestra fe no llega a esto es porque aún perte- no y manifestación de la muerte.
necemos a la comunidad de la muerte, aquella sobre la A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.»
cual sólo resta colocar el epitafio: «Descanse en paz.» — Jesús, Palabra viva del Padre...
— Jesús, sabiduría de una vida nueva...
Que descanse en la paz de la historia un cristianismo
— Jesús, vencedor de toda forma de opresión y muerte...
que hoy no es capaz de «hacer signos y prodigios en me- — Jesús, dador del Espíritu Santo como germen de re-
dio del pueblo». generación...
Así la Pascua nos llega como un desafío en un mo- — Jesús, de cuyo costado abierto nació la comunidad
mento en que muchos dudan de la validez de nuestro cristiana...
cristianismo. (Otras invocaciones.)

214 215
ranza de un mundo mejor en el que todos seamos
Primera Lectura parte activa y factor de reconstrucción...
— Para que testimoniemos la nueva vida mediante un
Los apóstoles, perdido el miedo, predican abiertamente consciente compromiso en favor de los más débiles
a Jesucristo y dan testimonio de él ocupándose de los po- y necesitados...
bres y enfermos. (Otras intenciones.)

Oremos: Envía, Señor, a nuestros corazones el Espíritu


Segunda Lectura de Cristo Resucitado a fin de que, liberados de toda forma
de opresión y de muerte, testimoniemos en el mundo que
Jesucristo, vencedor de la muerte, se aparece en visión al nuestra esperanza se asienta en la alegría y en la paz de una
evangelista Juan en la isla de Patmos. vida nueva que ya estamos viviendo.

Tercera Lectura Comunión

El día de Pascua, Jesús otorga a sus discípulos la alegría En cada eucaristía se hace presente en la comunidad
y la paz. A la semana siguiente el apóstol Tomás confiesa Jesucristo resucitado, para decirnos como les dijo a los após-
a Jesús como a su Señor. toles: «Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así
también os envío yo.» Comulgar es reconocer a Cristo, es-
cuchar su voz y seguirlo.
Oración de los fieles
Despedida
Hermanos: Roguemos a Dios para que la celebración de
la Pascua nos haga revivir en el sentido comunitario y en Que la alegría de esta Pascua no se quede en meras pa-
el testimonio fraterno. labras o solamente en los ritos. Que esa alegría florezca en un
A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.» despertar del espíritu comunitario en cada uno de nuestros
— Para que la Iglesia universal se renueve con el dina- hogares, siendo servidores los unos de los otros.
mismo del Espíritu de Cristo resucitado...
— Para que esta comunidad abandone todas las formas
de muerte que la hacen vegetar en la rutina...
— Para que seamos una comunidad abierta a los hom-
bres y a sus problemas...
— Para que demos testimonio de la alegría de sentirnos
liberados interiormente y llamados por Dios para per-
tenecer a su familia...
— Para que nuestra paz se fundamente sobre la espe-

216 217
QUE NO SE ROMPA LA RED

TERCER DOMINGO DE PASCUA

— Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27b-32.40b-41


En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los Após-
toles y les dijo:
-—¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en
nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con
vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la san-
gre de ese hombre.
Pedro y los Apóstoles replicaron:
—Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
«El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vos-
otros matasteis colgándolo de un madero.» «La diestra de
Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a
Israel la conversión con el perdón de los pecados.» Testigos
de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los
que le obedecen.
Azotaron a los Apóstoles, les prohibieron hablar en nombre
de Jesús y los soltaron. Los Apóstoles salieron del Consejo,
contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de
Jesús.

— Segunda Lectura: Apocalipsis 5,11-14


Yo, Juan, miré y escuché la voz de muchos ángeles: eran
millares y millones alrededor del trono y de los vivientes
y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el
Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,

219
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto
las creaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, encima y pan. Jesús les dice:
en el mar —todo lo que hay en ellos— que decían: «Al que —Traed de los peces que acabáis de coger.
se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla
gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y,
vivientes respondían: Amén. Y los ancianos cayeron rostro aunque eran tantos, no se rompió la red.
en tierra, y se postraron ante el que vive por los siglos de los Jesús les dice:
siglos. —Vamos, almorzad.
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 21,1-19 era, porque sabían bien que era el Señor.
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discí- Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el
pulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta ma- pescado.
nera: Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los dis-
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, cípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Natanael el de Cana de Galilea, los Zebedeos y otros dos dis- [Después de comer dice Jesús a Simón Pedro:
cípulos suyos. —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
Simón Pedro les dice: El le contestó:
—Me voy a pescar. —Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Ellos contestan: Jesús le dice:
—Vamos también nosotros contigo. —Apacienta mis corderos.
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron Por segunda vez le pregunta:
nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. El le contesta:
Jesús les dice: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
—Muchachos, ¿tenéis pescado? El le dice:
Ellos contestaron: —Pastorea mis ovejas.
—No. Por tercera vez le pregunta:
El les dice: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
—Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la mul- vez si lo quería y le contestó:
titud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le —Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
dice a Pedro: Jesús le dice:
—Es el Señor. —Apacienta mis ovejas.
Al oir que era el Señor, Simón Pedro, que estaba des- Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías
nudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás dis- e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las
cípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tie- manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.
rra más que unos cien metros, remolcando la red con los Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria
peces. a Dios.

220 221
Dicho esto, añadió: Fue así como a la madrugada, cuando sus ánimos esta-
•—Sigúeme.] ban vencidos por el desaliento ante una pesca infructuosa,
«alguien» les gritó desde la orilla indicándoles el lugar
donde seguramente encontrarían peces. Así lo hicieron con
A) REFLEXIONES el resultado que ya conocemos: 153 peces... Entonces se
le iluminaron los ojos al discípulo, Juan, quien descubrió
1. Comunidad abierta y servicial en aquel signo la evidencia de la presencia del Señor
resucitado. Después, en tierra, Jesús los sorprende con
La liturgia de hoy es sumamente generosa en sus tex- su «señal» inconfundible: la comida fraterna con remi-
tos, ya que tanto Lucas como Juan nos dan importantes niscencias eucarísticas.
y variados elementos para la reflexión. Nosotros, tenien-
do en cuenta el breve tiempo de que disponemos y el en-
cuadre general ideológico de este tiempo litúrgico, vamos ¿Qué significa aquella pesca milagrosa?
a ceñirnos solamente a algunos temas que consideramos
de mayor interés. Se trata, en primer lugar, de la ratificación que hace
Si en el domingo pasado veíamos cómo la pascua re- Jesús del sentido evangelizador de la comunidad cris-
presentó el nacimiento de la comunidad y su compromiso tiana. Hay que lanzar las redes en nombre de Jesús,
en favor de los oprimidos por la muerte, los textos de confiando en su palabra aun cuando las circunstancias
hoy parecen querer subrayar la universalidad de la tarea del tiempo de los hombres parezcan abogar por lo contra-
evangelizadora de la comunidad, al mismo tiempo que su rio. Y no hay que temer que se rompa la red —temor
carácter público y popular. que existía antes de la resurrección, según el texto de
Lucas— porque la nueva comunidad surgida de la pas-
El capítulo 21 del Evangelio de Juan —que en rea- cua tiene en sí la capacidad del Espíritu para abarcar en
lidad es un apéndice que posteriormente fue agregado a su seno a toda la humanidad que está esperando la pala-
la redacción original del evangelio— tiene dos mensajes bra de esperanza de Cristo resucitado.
claramente expuestos en su minuciosa redacción. Según los antiguos, eran 153 las especies de peces
que existían en los mares; al mismo tiempo, 153 era una
En el primero, el texto nos muestra a un grupo de cifra cabalística que representaba la totalidad de la tota-
apóstoles y discípulos que, después de la resurrección, lidad. Así, los 153 peces simbolizan la totalidad de los
parecían no tener ideas muy claras sobre lo que tenían hombres llamados a recibir el mensaje evangelizador.
que hacer en orden al evangelio, pues habían vuelto a su
antigua profesión de pescadores, aun cuando ya habían Decíamos el domingo pasado que Jesús obligó a su
sido llamados para «la pesca de hombres», de acuerdo con comunidad a abrir las puertas y las ventanas de la casa
la narración del capítulo quinto de Lucas, narración que porque su mensaje de salvación no podía quedar ence-
parece servir de modelo a este apéndice de Juan. rrado entre cuatro paredes. El evangelio de hoy es más

222 223
claro aún: toda la humanidad debe llegar a ser la gran como forma alguna de poder sobre los hombres. Si es el
casa en la que viva una nueva humanidad regenerada por amor lo que transforma al hombre en discípulo de Jesús,
la fe en Cristo resucitado. es solamente el amor de los cristianos y de los pastores
En otras oportunidades hemos reflexionado acerca del en particular lo que permitirá que la red no se rompa...
alcance y sentido de esta universalidad; hoy debe bastar- ¡Y cuántas veces a lo largo de la historia la red humana,
nos el tomar conciencia de esta característica de la nueva la comunicación universal entre pueblos y razas, se vio
comunidad surgida de la Pascua: su total apertura a rota por miles de sutiles formas de odio, opresión y vio-
todos los hombres sin distinción de raza, color, condición lencia más o menos patente o solapada! Y por desgracia,
social, credo o sexo. En el segundo punto de la reflexión ¡con qué frecuencia se usó y se usa el nombre de Dios
de hoy volveremos sobre este tema. o de Jesús para dar rienda suelta a las pasiones más
viles y proclamar regímenes de vida que atentan direc-
El segundo mensaje del texto joánico sale inmediata- tamente contra la dignidad humana!
mente al encuentro de la tentación de convertir el uni-
versalismo de la-fe en una forma de poder y dominio so- En un momento histórico en que el mundo bulle, en-
bre los hombres. El simbolismo se desplaza ahora de los tremezclando idealismos salvadores con viejas pasiones o
peces al rebaño de ovejas y corderos. También se acentúa deseos revanchistas, es importante que los cristianos vol-
el carácter institucional de la comunidad, que deberá ser vamos la mirada a estas pocas líneas del evangelio para
regida por Pedro en nombre del Señor Jesús. que hagamos una opción clara por un evangelio de amor,
paz y no violencia. No existe otra manera de unir a los
Jesús le exige a la piedra de su comunidad una triple hombres que ésta; quien piense lo contrario es muy libre
confesión de amor, como si con ellos reparara la triple de hacerlo. Pero si opta por Jesucristo, debe, como Pedro,
negación de aquella no lejana noche cuando las tinieblas renunciar a toda forma de ambición, poder y violencia,
se apoderaron de Jesús. El viejo Pedro, el Pedro de la para abrazar limpiamente el nuevo camino que Jesús le
espada y la violencia, el Pedro de las ambiciones y las propone.
disputas por el primer puesto, tenía que morir ahora para
convertirse en el Pedro del amor, de la renuncia y de la Y no solamente esto es válido en las relaciones de la
entrega por sus hermanos. Se le otorga la primacía, pero Iglesia con los no cristianos, sino y en primer lugar, en las
con la clara promesa de una muerte cruenta, como buen relaciones internas de la comunidad eclesial. Año tras año
pastor, por la vida de los suyos. Si quería seguir a Jesús Jesús les recuerda a los pastores de la Iglesia que en su
empuñando su mismo cayado, no podía sino hacerlo a corazón está latente la tentación de Pedro; y año tras año
través del mismo camino del Maestro: amor, generosidad, toda la comunidad debe madurar en una relación mucho
servicio fraterno y oblación total de sí mismo. más igualitaria, fraterna y cordial. La pregunta de Jesús,
«Pedro, ¿me amas?», debiera ser la pregunta que hoy
Todo esto es más que suficiente para que no enten- la comunidad haga a sus pastores y éstos a sus comuni-
damos la pesca universal como una conquista guerrera ni dades. ¿Es el amor lo que mueve a los párrocos, a los

224 225
15. C. DESIERTO
obispos, al Papa? ¿Es el amor lo que rige las relaciones criterios de Dios, y puestos ante la disyuntiva, parece cla-
dentro de las comunidades religiosas? ¿Es el amor lo que ra cuál debe ser la postura de un hombre de fe. Lo
está por debajo de nuestras instituciones, cánones, ritos difícil, naturalmente, es saber cuál es el criterio de Dios,
y costumbres? no sea que transformemos en palabra divina lo que no
Esta es la pregunta que el Señor resucitado le plantea es más que una íntima e inconsciente aspiración nuestra.
a su comunidad. Quizá sea importante que no nos demos Así lo entendió Gamaliel, eminente miembro del
prisa en responder; quizá, como Pedro, debamos recordar Sanedrín y maestro de Pablo, cuando hizo salir a los
ciertas cosas recientes o pasadas para que nuestra respuesta apóstoles de la sala v les aconsejó a los suvos que no
valga más como una promesa que como una afirmación. tomaran por ahora iniciativa alguna, va que «si esta idea
u obra es de los hombres se destruirá sola, pero si viene
de Dios, no podréis destruirla... Tened cuidado, no sea
2. La obligación de evangelizar que estéis luchando contra Dios».

Para comprender mejor el texto de los Hechos de los Aunque parezca contradictorio, tanto los apóstoles
Apóstoles (primera lectura) debemos situarlo en su con- como sus oponentes judíos pretendían obrar en nombre
texto. Poco tiempo después que los apóstoles se pusie- de Dios, y evidentemente Dios no podía querer dos cosas
ron a evangelizar en Jerusalén, los jefes judíos los hicie- opuestas entre sí. ¿Qué hacer, entonces? La única salida
ron encarcelar a todos, molestos tanto por la acusación viable era purificar el corazón e intentar descubrir los
de que ellos habían dado muerte a Jesús, como temero- signos a través de los cuales Dios se manifestaba.
sos de que la nueva doctrina suscitase la rebelión contra Para los apóstoles, la resurrección de Jesús y su vic-
Roma y provocase un desastre nacional. Pero esa misma toria sobre la muerte era el signo claro de la presencia
noche el ángel del Señor los liberó y los envió al templo divina en lo que estaban haciendo. Allí donde la vida
para «anunciar a todo el pueblo el mensaje de la vida». vence a la muerte, allí está Dios seguramente. Allí donde
Así lo hicieron y allí fueron nuevamente apresados por la el hombre es llamado a regenerarse a sí mismo y a cam-
guardia del templo. Fue entonces cuando el sumo sacer- biar las estructuras de opresión, allí está Dios, como se
dote les recordó la prohibición de predicar el nombre de desprende del breve discurso de Pedro.
Jesús, urgiéndolos al mismo tiempo a que dejaran de ha- Gamaliel, por su parte, nos da otro criterio interesan-
cerlos responsables de la crucifixión. te: no apresurarnos a censurar cualquier idea nueva que
La respuesta que le da Pedro en nombre de todos ponga en tela de juicio nuestra manera de pensar o hacer,
es una auténtica postura programática. pues los caminos de Dios son misteriosos y no es el efecto
Señalamos dos elementos importantes: inmediato ni el rápido triunfo el mejor signo de su pre-
sencia.
El primero: «Hay que obedecer a Dios antes que a
los hombres.» Por nuestra parte, queremos subrayar nuevamente que
No siempre los criterios humanos coinciden con los en la frase de Pedro se vuelve a afirmar el carácter uní-

226 227
versal de la evangelización y, al mismo tiempo, su carácter la cultural, la vida de Jos grandes valores y sentimientos
público y oficial. El evangelio no es una doctrina para más nobles del hombre..., los cristianos no podemos que-
un pequeño grupo de iniciados ni es la filosofía de una darnos mudos ni impotentes, sea por miedo, como por las
minoría selecta. Es —como lo recordó el ángel— el anun- amenazas o por cualquier otro tipo de intimidación física
cio del mensaje de la vida a todo el pueblo (He 5,20). o moral.
Pero es, al mismo tiempo, una toma de postura ante el En esto radica la obediencia cristiana a Dios, Dios de
poder oficial; una denuncia clara de la necesidad de ins- vida y de amor, Dios de justicia y de paz.
taurar en el mundo un nuevo sistema de liberación y ¡Qué pena y qué tristeza cuando en nombre de esa
de justicia para toda la humanidad. Por eso Pedro no se obediencia no hacemos más que defender oscuros intere-
arredra ante la amenaza y proclama el evangelio delante ses, llegando a hacernos aliados de aquellos que oprimen
de las autoridades judías, como hará más tarde Pablo ante al hombre con «la mala noticia» de la muerte, de la
las autoridades romanas. humillación y de la privación de los más elementales
El segundo: El mensaje cristiano se centra en el «evan- derechos!
gelio» o buena noticia, cuyo núcleo central —llamado
técnicamente kerygma— es puesto en labios de Pedro Vemos, pues, que este tercer domingo de pascua se
por Lucas. Cuando afirmamos que la acción de los cris- nos presenta cargado de tensos mensajes en una hora his-
tianos y de la Iglesia en general no debe temer enfren- tórica en que urgen las claras definiciones y las posturas
tarse aun con el poder constituido, queremos referirnos valientes. Demasiadas cosas están hoy en juego en el mun-
a su tarea específica de evangelizar, pues, con excesiva do como para que los cristianos destilemos resentimientos
frecuencia, otros son los móviles que nos llevan a dichos de vacuos triunfalismos o para que continuemos celebrando
enf remamientos. una eucaristía tras otra como si hoy la Pascua no signi-
Es esto y solamente esto lo que Dios quiere de los ficara nada.
apóstoles y de sus sucesores, como asimismo de toda la Por tanto, bien podemos concluir hoy con la hermosa
comunidad cristiana: que se extienda por el mundo la frase de Pedro, gozoso de anunciar al mundo el mensaje
acción del evangelio, considerado como buena noticia de la liberador de Cristo: «Testigos de esto somos nosotros y el
salvación de toda la humanidad. Por obediencia, Pedro Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
desobedece a los hombres y sigue anunciando al pueblo
«la vida», hermosa palabra que sintetiza perfectamente
el contenido del evangelio de Jesucristo. Vida como opo- B) GUIÓN DE MONICIONES
sición a toda forma de muerte —como veíamos el domin-
go pasado—, y vida como plenitud de una existencia hu- Introducción '
mana que tiene derecho a ser más y mejor día a día.
Hermanos: El mundo entero vive hoy una hora de gran-
Por eso, siempre que esté en juego la vida del pue- des definiciones. Ideologías y religiones de todo tipo radi-
blo: la del cuerpo y la del espíritu, la vida psíquica y calizan sus definiciones y presentan sus diversos mensajes,
228 229
cargados de promesas de liberación, justicia, paz y demo-
cracia.
Segunda Lectura
¿Tenemos los cristianos algo que decir? ¿Nos contenta-
remos con repetir viejas fórmulas o, simplemente, con que-
El Apocalipsis presenta a Jesús, Cordero de Dios, como
dar a la expectativa?
el centro del universo.
La palabra de Dios de este domingo, una palabra audaz
y sincera, lanza a la comunidad cristiana a la toma de pos-
tura frente al mundo. También nosotros tenemos algo que
hacer y decir; tenemos una buena noticia o Evangelio y nues- Tercera Lectura
tra fe en Dios nos obliga a anunciarlo.
En nombre de Cristo. lancemos una vez más nuestras En el signo de una gran pesca Jesús se aparece a sus dis-
redes allí donde el Señor nos indica. cípulos. Pedro es ratificado en su primado, expresión del
amor y del servicio a la comunidad.
Acto penitencial

Hermanos: Preguntémonos en qué medida esta Pascua Oración de los fieles


significa para nosotros el resurgir de una vida nueva a nivel
personal y comunitario. Hermanos: Roguemos a Dios para que seamos los tes-
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.» tigos de un evangelio que debe unir a los hombres en una
— Por una Iglesia que parece lenta en reaccionar a la gran familia.
voz del Espíritu... A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.»
— Por una comunidad demasiado cerrada en sus peque- — Para que la Iglesia universal tenga hoy la misma va-
ños problemas y preocupaciones... lentía de los apóstoles en anunciar el evangelio a pe-
— Por una fe que a menudo arrastramos en el hastio y en sar de las contradicciones...
la indiferencia... — Para que esta comunidad sea la gran casa en la que
— Por una paz que suele significar muchas veces des- todos nos sintamos valorados, escuchados y respeta-
preocupación por los problemas de la comunidad dos...
humana y estancamiento en nuestras cómodas estruc- — Para que las relaciones entre la jerarquía y el laicado
turas... se establezcan sobre la base firme del amor y de la
— Por el descuido en que tenemos a nuestros enfermos, mutua comprensión...
ancianos y disminuidos físicos y mentales... — Para que sepamos descubrir el designio de Dios con
(Otras invocaciones.) corazón sincero a través de los múltiples signos de
los tiempos...
— Para que sea solamente el anuncio del evangelio de
Primera Lectura
Jesús lo que movilice el quehacer de nuestra comu-
nidad...
Pedro anuncia el evangelio de Jesucristo muerto y resu-
— Para que, en esta hora crítica de la historia, asuma-
citado ante las autoridades judías que se lo prohibían.
mos los cristianos nuestra responsabilidad en la cons-

230
231
trucción de una gran comunidad universal en la que
no haya opresores ni oprimidos...
(Otras intenciones.)

Oremos: Oh Dios de nuestros padres que resucitaste a


Jesús y lo exaltaste a tu derecha como jefe y salvador, que
nosotros seamos los testigos y anunciadores de este evange-
lio de la esperanza.
REVISAR NUESTROS ESQUEMAS

Comunión CUARTO DOMINGO DE PASCUA

La comida fraterna es un signo característico de la pre-


sencia de Cristo resucitado. Comiendo juntos el pan de Cris-
to, afirmamos la unidad de cuantos estamos aquí presentes — Primera Lectura:. Hechos de los Apóstoles 13,14.43-52
en el mismo amor de un solo Espíritu. En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguie-
ron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la
sinagoga y tomaron asiento.
Despedida Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pa-
blo y Bernabé, que siguieron' hablando con ellos, exhortán-
Que el espíritu de la liturgia de hoy se transforme en bue- dolos a ser fieles al favor de Dios.
na noticia para quienes esperan de nosotros una palabra de El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió a oir la
aliento y esperanza. Palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha
envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones:
—Teníamos que anunciaros primero a vosotros la Palabra
de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos
de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Así nos lo ha mandado el Señor: «Yo te haré luz de los
gentiles, para que seas la salvación hasta el extremo de la
tierra.»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron mucho y ala-
baban la Palabra del Señor; y los que estaban destinados a
la vida eterna, creyeron.
La Palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región
Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas
y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución
contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio.
Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta con-
232
233
tra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron citado. Pero este nacimiento y esta expansión no tienen
llenos de alegría y de Espíritu Santo. nada de mágicos, sino que constantemente responden tan-
to a un designio misterioso del Padre, cuyos caminos des-
— Segunda Lectura: Apocalipsis 7,9.14b-17 conocemos, como a determinadas contingencias humanas
Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría que condicionan el crecer de la Iglesia.
contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante
Los textos que hoy vamos a comentar nos plantean
del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con
palmas en sus manos. con suficiente crudeza esta realidad de la comunidad cris-
Y uno de los ancianos me dijo: tiana, que, si se siente asida de la mano del Padre, tam-
—Estos son los que vienen de la gran tribulación, han bién está enraizada en una experiencia histórica que pue-
lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero. de posibilitar o dificultar sus pasos por el mundo.
Por eso están ante el trono de Dios dándole culto día
y noche en su templo. El texto del Evangelio de Juan tendría que ser como
El que se sienta en el trono acampará entre ellos. una especie de telón de fondo de toda la actividad de
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol la comunidad eclesial, como un punto de referencia cons-
ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del tante para evitar peligrosas distorsiones o malentendidos.
trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas
Jesús se presenta como el Pastor de la comunidad
vivas.
de los discípulos, pastor que está en íntima relación con
Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.
el Padre: «Yo y el Padre somos uno.»
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 10,27-30 Lo interesante del texto es que Jesús no especifica
En aquel tiempo dijo Jesús: quiénes son sus ovejas, pero sí que sus ovejas escuchan
—Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas su voz y lo siguen; él, por su parte, las conoce íntima-
me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para mente y da la vida por ellas.
siempre y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie Si el domingo pasado veíamos el carácter institucio-
puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. nal de la Iglesia fundada sobre la roca de Pedro, el Pedro
Yo v el Padre somos uno.
del amor, el texto de hoy sale al paso de cualquier tipo
de cristianismo basado puramente en prioridades institu-
cionales o jurídicas. En efec,to, son discípulos de Jesús
A) REFLEXIONES aquellos que verdaderamente escuchan su voz, es decir,
que cumplen y viven el mandato liberador del Padre re-
1. Interiorizar la relación de fe velado en Jesucristo.
Más importante que los lazos institucionales y visibles,
Los textos del tiempo pascual continúan volviendo son los estrechos lazos íntimos que unen al creyente con
nuestros ojos hacia el surgimiento y expansión de la co- Cristo. Jesús no parece dejarse engañar por las aparien-
munidad cristiana, nacida precisamente con Cristo resu- cias, ya que sabe lo que pasa en el corazón del hombre.

234 235
El conoce a los suyos con una mirada interior, profunda, de Emaús. Que no hay fe cristiana sin esta relación inte-
mezcla de conocimiento y de amor. rior, personal y libre con Jesucristo; con el Jesucristo
del Evangelio, el que fue predicado por Pedro y Pablo,
Esta podría ser nuestra primera reflexión de hoy: ne- el que dio su vida por la salvación de los hombres, el
cesitamos reforzar los lazos íntimos que nos unen con que denunció la vaciedad de un culto y de una religión
Cristo. Al decir lazos íntimos, queremos referirnos a una que ofrece «cosas» a Dios pero que se se reserva el cora-
relación que sentimos personalmente, que es fruto de una zón. Que no podemos tener una auténtica fe en Cristo
opción sincera y libre; que nuestro cristianismo no puede si no nos reunimos para reflexionar sobre su Palabra, esa
consistir solamente en el cumplimiento de ciertas nor- palabra que encontramos en los escritos del Nuevo Testa-
mas que aceptamos como una rutina necesaria para sen- mento y en la experiencia de fe de varios siglos de histo-
tirnos apoyados por cierto cuerpo social. ria. Es lamentable constatar cómo, quizá, podemos tener
Al decir lazos íntimos, queremos referirnos también a la Biblia es nuestra biblioteca, pero no la abrimos para
la necesidad de que los laicos no se contenten con seguir leerla, no la conocemos, no profundizamos en sus mensa-
detrás de sus pastores como si a ellos no les incumbiese jes, no hacemos el esfuerzo por descubrir la relación en-
también la necesidad de pensar su fe, de reflexionarla tre esos mensajes y la realidad actual que estamos vi-
personalmente, de conocer mejor las sagradas escrituras, viendo.
de interiorizar el mensaje evangélico, de madurar su ora-
ción y las formas de expresión de su fe. El evangelio de hoy puede quedar una vez más en
En las comunidades de religiosos sucede lo mismo: una hermosa frase, más o menos poética, si no surge hoy
con harta frecuencia todo se deja librado al aparato el compromiso de preguntarnos por esa voz de Cristo que
institucional, a los horarios y actos establecidos, a lo man- tenemos que escuchar y cumplir para llamarnos sus dis-
dado desde arriba, pero se necesita hoy un estilo de vida cípulos. Si no conocemos a Jesucristo, tampoco podremos
religioso —a tenor del evangelio de hoy— en el que cada ser reconocidos por él porque podrá pasar delante de nues-
miembro de la comunidad sepa qué quiere, qué profesa, tras narices sin que nos demos cuenta. No basta que él
qué siente y cuál es su verdadero compromiso interior nos conozca o nos quiera reconocer como sus llamados;
con Jesucristo. un diálogo necesita la inter-relación, el encuentro de dos,
la experiencia mutua de dos que se conocen, que se quie-
Sabemos perfectamente que a lo largo de los últimos ren y que se comprometen a algo en común.
siglos se produjo en la Iglesia un proceso de marcado «Yo y el Padre somos uno», dijo Jesús. Y esa comu-
institucionalismo —quizá necesario en una época para evi- nión perfecta de amor, conocimiento y experiencia, es
tar la disgregación de la comunidad—. que nos hizo per- puesta como modelo de la relación del discípulo con Cristo.
der la visión de lo realmente importante en nuestra vida
de fe. ¿Y qué es esto importante?
El tiempo de la Pascua se está encargando de hacér-
noslo recordar, como Jesús se lo recordó a los discípulos

236 237
En realidad, éste fue el criterio de Pablo en todos sus
2. Los condicionamientos del universalismo viajes misioneros, aun después de este incidente, pues él,
El texto de los Hechos se nos puede presentar como como hebreo nacido en la gentilidad, jamás perdió el amor
una ejemplificación de las reflexiones anteriores. Pero, an- por su pueblo y tratará de comprender el oscuro desig-
tes, tratemos de situarlo en su contexto. nio que llevó a los suyos a rechazar a Jesucristo. En la
La escena narrada por Lucas, y que la primera lectura Carta a los romanos desarrolla largamente este tema.
recoge en forma abreviada, corresponde al primer viaje Nosotros, por nuestra parte, encontramos en este epi-
misionero de Pablo y Bernabé por Chipre v por Asia Me- sodio una veta de interesantes reflexiones.
nor, actual territorio del Estado de Turquía. La primera
ciudad del continente que Pablo evangeliza es Antioquía — Nuestra primera reflexión se engancha con el pun-
de Pisidia, ciudad en la que el apóstol hace un impor- to anterior. Con Jesús parece haber terminado el tiempo
tante discurso a la comunidad judía, recordándole su an- en que la pertenencia a la familia de Dios se hacía por el
tigua historia y su culminación en Jesús, el salvador. In- simple lazo de la sangre o de la raza, o, en último caso,
siste en cómo Jesús murió en cumplimiento de las pro- por el rito institucionalizado. Ahora se le exige a cada
fecías, por lo cual Dios lo resucitó en cumplimiento tam- hombre, judío o pagano, una respuesta personal y libre,
bién de lo prometido a David y demás personajes ante- un compromiso de vivir de determinada manera y según
cesores de Jesús. cierto criterio más amplio y universalista. Los judíos re-
presentaban el pueblo histórico de Dios, el pueblo ins-
La gente parece bien dispuesta, por lo que piden a
titucionalizado, los depositarios naturales de la Biblia, de
Pablo que les siga hablando el próximo sábado. Lo suce-
la Ley, del Templo y del culto a Yavé. Pero ya no basta
dido en ese sábado es lo que nos narra la primera lectura
todo ese aparato para poder formar parte del nuevo pue-
de hoy.
blo fundamentado en una fe que se asienta en una lla-
El episodio, además de su valor real, tiene un carácter mada personal de Dios y, por lo tanto, en una res-
simbólico e ideológico. De alguna manera presenta en puesta personal.
pequeño el gran drama de la separación del judaismo y A Pablo siempre le intrigó y preocupó el porqué de
del cristianismo, como antesala de una larga historia de ese rechazo del pueblo judío, el que estaba mejor prepa-
luchas e incomprensiones que dura hasta nuestros días, rado por las profecías y por la Ley, para recibir a Jesús,
a pesar de los veinte siglos que han transcurrido. judío entre los judíos y profeta en su propia tierra. Algo
Los jefes judíos se llenan de envidia al ver el éxito misterioso había en ello, por lo que Pablo no perdió jamás
de Pablo y Bernabé, por lo que deciden hacerles la guerra la esperanza de que algún día, quizá al final de los tiem-
abierta. Entonces los apóstoles exponen con claridad su pos, el pueblo elegido reconocería a Jesús como el salva-
criterio evangelizador: primero se habían dirigido a los dor y mesías anunciado.
judíos, ya que eran los depositarios históricos del men-
saje de Dios; pero, ante su rechazo, ahora hacían el lla- Por tanto, más importante que atizar nuestra inquina
mamiento a toda la comunidad gentil. contra el pueblo judío, es recoger la lección que tiene

238 239
validez para nosotros. No basta que tengamos detrás una Que Dios, como dice el refrán, «puede escribir dere-
historia de veinte siglos de cristianismo, no basta que cho con líneas torcidas». Que sólo El conoce quiénes son
seamos los depositarios del evangelio y de la figura his- los que escuchan su voz, aunque quizá lo ignoren, y quié-
tórica de Jesucristo; no basta que nuestra fe se asiente nes, aunque crean escucharla, en realidad no forman parte
históricamente en la fe de los apóstoles y en la larga tra- de su comunidad.
dición de sus sucesores... No basta todo eso y mucho Sobre esta base puede surgir un sano ecumenismo y
más, si hoy no aceptamos en nuestra vida a ese Jesucristo una actitud de auténtica hermandad con todas aquellas re-
que siempre pide la interiorización de una conversión ligiones o ideologías que, al fin y al cabo, viven preocu-
constante y de una adhesión personal. padas por la liberación del género humano, aunque desde
ángulos y perspectivas distintas.
— Y una última reflexión. En domingos pasados ha- La historia es nuestra raíz, pero no lo es todo. Para
blamos de la universalidad de la fe cristiana; hoy Jesús nosotros lo importante es nuestro presente, este Hoy que
se nos presenta como Pastor universal. Ese parece ser el debemos vivir, sintiendo en carne propia el drama que sin-
designio del Padre. Sin embargo, cuando se quiere llevar tió Pablo en su momento. De pronto, todos los razona-
ese ideal a la práctica, chocamos con la realidad histórica mientos caen hechos pedazos ante la realidad; y es esa
y social y nos encontramos ante verdaderas encrucijadas realidad la que nos debe hacer revisar nuestros esquemas
que nos hacen tomar conciencia de que la tarea de la Igle- de evangelización y nuestra actitud interna de fe.
sia está siempre condicionada por el espacio y por el tiem- No siempre las circunstancias históricas parecen con-
po en que se halla encarnada. jugarse con los designios de Dios tal como nosotros los
Los hechos parecen desmentir día a día ese carácter entendemos... Entonces necesitamos cierta dosis de humil-
universal de la fe. Baste pensar que las tierras evangeli- dad para darnos cuenta, al menos, de que nosotros no
zadas por Pablo hoy no tienen más vestigio cristiano que vemos claro. Y, en segundo lugar, necesitamos ahondar en
algún que otro monumento histórico. Entretanto, la reali- nosotros el seguimiento de Jesucristo en el amor y en la
dad de nuestro siglo nos enfrenta con el resurgir de otras comprensión, no sea que nuestro testimonio cristiano sea
religiones y de otras formas culturales que han arrinco- un mentís al universalismo del amor.
nado al cristianismo a un ámbito harto reducido. Por eso,
quizá necesitemos revisar nuestro antiguo concepto de uni-
versalidad y, en todo caso, retener hoy lo que nos dice B) GUIÓN DE MONICIONES
el Evangelio de Juan por boca de Jesús refiriéndose a «las
ovejas» de su rebaño: «Mi Padre, que me las ha dado, Introducción
supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de
mi Padre.» Hermanos: Como todos los domingos, también hoy hemos
¿Qué podrá significar esto? llegado para celebrar la Eucaristía; como está establecido,
también hoy vamos a ceñirnos a determinados ritos y ora-
ciones; como sucede tantas veces, también hoy vamos a es-

.240 241
16. C. DESIERTO
cuchar y repetir ciertas frases porque así corresponde ha-
cerlo... Primera Lectura
Sin embargo, nada de todo ello nos acerca realmente a
Jesucristo, nada nos hace partícipes de su comunidad si todo Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero deciden,
lo que hacemos y decimos no parte de nuestro corazón en ante el rechazo de los judíos, anunciar el evangelio de Jesús
actitud sincera y personal. a los paganos incircuncisos.
La Palabra de Dios en la liturgia de hoy nos invita a
interiorizar nuestra relación con Jesucristo, el Pastor que
nos conoce íntimamente y que busca discípulos que escuchen
Segunda Lectura
su voz.
Jesús es presentado por el Apocalipsis como el pastor que
conduce a su pueblo hacia las aguas de la vida eterna que
Acto penitencial calmarán la sed de trascendencia del hombre.
Hermanos: Preguntémonos ante Dios si hemos colabora-
do en la unidad de la comunidad y en la fraternidad uni-
versal. Tercera Lectura
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.»
— Por una Iglesia que olvida a menudo su deber de Entre el Pastor Jesús y los suyos se establece una íntima
evangelizar con el mensaje de la unidad y de la paz... unión.
— Por una comunidad en la que no todos se sienten es-
cuchados y valorados a la hora de asumir decisiones
y responsabilidades... Oración de los fieles
— Por las constantes tensiones entre la jerarquía y el
laicado, y por la falta de diálogo y de comunicación... Hermanos: Roguemos a Dios para que nuestra fe se inte-
— Por las actitudes que nos llevan a cerrarnos a las riorice día a día.
nuevas ideas o a todo lo que no sale de nosotros... A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.»
— Por los muchos intereses que mueven el quehacer de — Para que toda la Iglesia universal, reconociendo a
los cristianos, imponiéndose a los grandes intereses Jesús como a su único pastor, dé testimonio de amor
del Reino de Dios... y de unidad...
— Por la indiferencia de los cristianos en asumir su res- — Para que esta comunidad sepa revisar sus esquemas
ponsabilidad en la construcción de una sociedad más y estructuras a la luz del evangelio...
igualitaria y humana... — Para que la predicación litúrgica y la catequcsis sean
(Otras invocaciones.) instrumentos encaminados a ahondar en nuestra fe
como una opción sincera y libre por Jesucristo...
— Para que el cumplimiento de las normas cultuales y
morales no sea la excusa para detenernos en el pro-
ceso de una constante conversión...

242 243
— Para que esta comunidad encuentre el camino para un
diálogo con los que no creen o con los que vacilan
en su fe o dudan de la validez de practicar la religión
en el mundo de hoy...
— Para que los cristianos ahondemos en el conocimien-
to de la Biblia y en la práctica de un evangelio com-
prometido con las necesidades de los hombres...
(Otras intenciones.)
IDENTIDAD Y ESTILO DE VIDA
Oremos: Señor Dios que nos has dado a Jesucristo para
QUINTO DOMINGO DE PASCUA
que él nos conduzca hacia las aguas de la vida eterna, haz
que nosotros sepamos escuchar su voz y seguirlo en una
opción sincera, libre y personal...
— Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 14,21b-27
En aquellos días, volvieron Pablo y Bernabé a Listra, a
Comunión
Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortán-
dolos a perseverar en la fe diciéndoles que hay que pasar
Si Jesucristo busca comunicarse e intimar con nosotros,
mucho para entrar en el Reino de Dios.
¿cómo no hacer que esta comunión de hoy sea vivida como
En cada iglesia designaban presbíteros, oraban, ayudaban
el encuentro de dos que quieren decirse muchas cosas por-
y los encomendaban al Señor en quien habían creído. Atra-
que, quizá, hace tiempo que están callados?
vesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge,
bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde
los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que
Despedida
acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la comunidad,
les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y
Como a Pablo, el Señor nos envía para que los cristia-
cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
nos seamos «luz de los gentiles, de modo que seamos la
salvación hasta los confínes de la tierra».
— Segunda Lectura: Apocalipsis 21,1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque
el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar
ya no existe. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que
descendía del cíelo, enviada por Dios, arreglada como una
novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz po-
tente que decía desde el trono:
—Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará
entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos. En-
jugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.

244 245
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Ahora hago el del cristianismo y qué es eso típico del cristiano que le
universo nuevo.» confiere identidad dentro del concierto de tantas religiones,
culturas e ideologías.
— icrccni Lectura: Evangelio de san Juan 13,31-33a.3-4-35 Ya conocemos la respuesta de Jesús: «Os doy un man-
("uando salió (tulas del cenáculo, dijo Jesús: damiento nuevo: que os améis unos a otros como yo
—Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glo-
os he amado. La señal por la que que conocerán que sois
rificado en él. (Si Dios es glorificado en él, también Dios lo
discípulos míos, será que os amáis unos a otros.»
glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.)
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. El mandamiento del amor constituye en realidad la
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a esencia de la antigua Ley y era conocido y practicado
otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán desde antiguo. Sin embargo, Jesús lo llama ahora «nuevo».
que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros. ¿Por qué? ¿Dónde está su novedad?
Con la muerte y resurrección de Cristo se ha inau-
gurado una nueva etapa de la humanidad: el reencuentro
A) REFLEXIONES de todos los hombres en el amor de Cristo. Caen las
barreras de la raza y las diferencias sociales; caen los ritos
1. Un nuevo mandamiento cultuales antiguos; cae el templo y su sacerdocio. En su
lugar se inaugura el único culto del Amor: Dios manifiesta
La temática de este domingo nos hace dirigir los ojos totalmente su amor a los hombres y éstos también lo ma-
hacia el interior de la comunidad cristiana para preguntar nifiestan en el servicio a sus hermanos.
por su identidad y por su estilo de vida. Todo parece
girar en torno a dos preguntas clave. La primera: ¿Quié- Jesús no postula el amor así sin más. Habla de «amar
nes somos los cristianos y en qué nos distinguimos de los como vo os he amado», es decir, amar hasta el extremo,
demás hombres? Y la segunda: ¿Cuál es el estilo de hasta la muerte por el otro.
vida de nuestra comunidad y cómo son nuestros esquemas Que los hombres se amen no es una novedad. Pero
de relaciones? que se consagre toda la vida al servicio exclusivo de la
Como fácilmente puede colegirse, ambas preguntas es- comunidad hasta la muerte de uno mismo, sigue siendo
tán íntimamente relacionadas, siendo la segunda una for- tan novedad como que su sola formulación parece un ana-
ma concreta de responder, teniendo en cuenta nuestra or- cronismo.
ganización comunitaria y nuestra inserción en la gran co- Para Jesús, es ésta la nota típica por la que se pue-
munidad humana. de reconocer a un discípulo como suyo. Y eso es novedad,
Las lecturas de hoy nos ayudan a dar respuesta a estos porque no se reconoce a alguien como cristiano por el
interrogantes. nacimiento en una familia cristiana o por el bautismo,
por la misa o por recitar el credo, por un acto piadoso
El breve texto del Evangelio Je Juan sale al paso de o por el conocimiento de la ley de las normas eclesiás-
nuestra primera cuestión: en qué radica la originalidad ticas. Sólo por el Amor.

246 247
Recordemos que en la Biblia, y particularmente en el
El domingo pasado hablábamos de interiorizar nues-
Evangelio de Juan, la palabra «amor» tiene un significado tra relación con Jesucristo. Hoy podemos ver que sólo el
muy especial: es la propia vida de Dios en cuanto se ma- amor produce esa interiorización. El amor constituye lá
nifiesta a los hombres. No nace de la pura simpatía o verdadera ideología del cristianismo, el punto de vista
de las buenas relaciones. Y por eso, es más fuerte que desde donde todo puede tener valor o puede no servir
la antipatía o que las malas relaciones. No es sólo amar para nada.
al prójimo, al que está cerca de nosotros, sino que es Siendo así el pensamiento de Jesús, no tenemos más
hacerse prójimo del otro, entrar en comunión con cada alternativa que revisar nuestras actitudes, gestos, actos,
hombre y sólo porque es hombre, sin tener en cuenta otras instituciones y todo nuestro aparato legal para ver en qué
formas de catalogar totalmente accidentales como el color, medida son expresión y signo de amor o son, más bien,
la raza, el dinero o la posición social. una forma elegante de evadirlo.
Y Jesús concibe el amor como un servicio a la co-
munidad, un hacerse servidores de los hombres. El se
hizo servidor dando su vida en la cruz. Es ésa la actitud 2. Un nuevo estilo de comunidad
fundamental de Jesús y de sus discípulos. La comunidad
cristiana debe seguir haciendo presente ese servicio a tra- No olvidemos que estamos a comienzos de la his-
vés del culto a los hermanos. toria de la Iglesia, cuando aún no habían sido escritos
Lo que para la mentalidad común era un signo de los evangelios, ni siquiera las cartas de Pablo, cuando la
vergüenza —servir a otro—, para el cristiano es signo de organización de la Iglesia era casi rudimentaria, cuando
libertad y de «prestigio». No hay mayor gloria que ha- no existían diócesis ni parroquias, instituciones laicas ni
cerse servidor, porque se ama, porque se elige el camino religiosas. De ahí el valor de este testimonio de Lucas
que nos transforma en «personas» y que hace que tam- porque nos acerca a la esencia de la comunidad, a aquellas
bién el otro se sienta persona. formas elementales que jamás pueden faltar, a lo más
esencial del espíritu de una comunidad cristiana que tími-
Es el amor lo que engendra a la comunidad y lo que damente iniciaba sus primeros pasos.
la alimenta. El amor manifiesta día a día la presencia Ya conocemos lo que el mismo. Lucas nos relató de
de Dios en el mundo; por eso, una comunidad servicial la primitiva comunidad de Jerusalén en la que todos vi-
es el templo viviente de Dios; es su casa y su morada. vían unidos en la oración, en la escucha de la palabra
Y desde ese amor, tan divino como humano, tan espi- de Dios y en la caridad fraterna, que llegó a manifestarse
ritual como concreto, tan interior como sensible, deben en la comunidad de bienes (He 4,32-35).
leerse los demás signos cristianos. Ni la cruz ni la eucaris- En el texto de hoy encontramos un primer esbozo
tía tienen sentido si no son expresión de amor. Y una de organización comunitaria y un estilo incipiente de vida
Iglesia sin amor es el anti-Cristo, el anti-signo de Jesús. fraterna de aquellos que habían abrazado la fe. Subraye-
Es, simplemente, un cuerpo muerto. mos, pues, algunos elementos.

248 249
En primer lugar, Pablo y Bernabé visitan a las comu- entonces, que la palabra de Dios sea motivo de aburri-
nidades por ellos fundadas porque consideraban que ello miento, hastío o despreocupación! ¡Y qué pena mayor que
constituía uno de sus principales deberes pastorales. Sa- los pastores no le dediquen todas las horas necesarias para
bemos cómo Pablo pasará su vida fundando comunidades preparar su lectura y comentario!
y visitándolas, o bien haciéndose presente por cartas. Pa-
blo se sentía pastor y por eso toma contacto directo con Pero una comunidad humana necesita un mínimo de
la gente, no se aisla en su casa o palacio, no tiene siquiera organización, un cierto esquema de relaciones más o me-
domicilio fijo. Su casa es su comunidad. Para valorar nos institucionalizado, precisamente para garantizar que
esto nada mejor que tener presente lo que significaba via- los ideales se lleven a la realidad. Por eso Pablo nombra
jar entre aquellas montañas y desiertos, recorriendo cen- a los presbíteros, un equipo de ancianos —al estilo ju-
tenares de kilómetros a pie, con riesgo de caer en manos dío— que se encargue mínimamente de la marcha de la
de bandidos o de ser víctima de cualquier enfermedad. comunidad. Los presbíteros son sacados de la propia co-
Todo eso lo sufrió Pablo como una necesidad para estar munidad, personas sensatas y prudentes, hombres de amor
presente con su gente, con su pueblo, con su familia y oración —como lo puntualizará Pablo en sus cartas pas-
de fe. torales a Timoteo y Tito— que deben velar sobre todo por
los débiles, por los pobres y por las viudas, es decir, por
¿Y qué hacía en estos contactos directos? Como pri- los más indefensos. Con el tiempo, y dada la gran cantidad
mera cosa, trataba de «animar a los discípulos y exhortar- de cristianos y de comunidades, esta organización se irá
los a perseverar en la fe». Su amor era solícito, más reforzando hasta llegar a la conocida forma de diócesis
pronto a animar y levantar que a condenar y criticar. Sabe y parroquias. Pero este proceso llevó varios siglos de ges-
de lo incipiente de la fe de aquella gente, sabe de sus tación. Lo importante, al fin y al cabo, no es la organi-
peligros y riesgos: por eso los visita, para apoyarlos en zación concreta condicionada por los tiempos y las cir-
sus crisis, en sus dudas, en sus dificultades. El pastor cunstancias, sino el espíritu y sentido de esa organización.
apoya y defiende a sus ovejas.
Este apoyo se manifestaba entre otras cosas mediante Y la comunidad que realmente quiere sentirse cristia-
la predicación de la Palabra, tarea que Pablo consideró na no puede dejar de lado otro importante elemento tan
prioritaria, como lo demuestra todo el libro de los Hechos. característico de Jesús con sus apóstoles: la oración en
La palabra de Dios es la base sobre la que se apoya la común. Según Lucas, también Pablo y Bernabé oran con
fe de la comunidad: así surgió la praxis de la eucaristía sus comunidades. En la oración se agudiza el diálogo en-
dominical centrada toda ella en la lectura y meditación tre los discípulos y Cristo, y por medio de él se rela-
de los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los cionan con el Padre. La oración comunitaria significa
cristianos no podemos sentirnos unidos sino desde nues- la búsqueda de un silencio interior, el cese de las activi-
tra fuente común, desde esa larga historia que nos entron- dades para no perder de vista lo esencial: la comunión
ca con millones de seres que han esperado como nosotros con el Padre en el amor a los hermanos. No hablamos
y que se han nutrido con nuestra misma fe. ¡Qué pena, de esa oración que se hace por cumplimiento, o de cierto

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recitar a coro para ocupar el tiempo o cubrir la norma de la Iglesia ni obran a su talante como si no tuvieran
de un rito. Nos referimos a una oración sentida como que rendir cuenta a nadie. No. Lo primero que hacen es
necesidad, como esos momentos de silencio sereno en que reunir a la comunidad y contarles todo lo sucedido para
los amantes se miran a los ojos y se abren el corazón compartir la alegría y, al mismo tiempo, para informarles
de par en par. de la importante novedad del ingreso de los gentiles a
El domingo pasado veíamos la necesidad de intimar la fe, ingreso que provocará, tanto en Antioquía como
con Cristo... ¿Y cómo podrá darse esta intimidad, esta en Jerusalén, un fuerte movimiento de rechazo. De eso
interiorización de la fe y de nuestras actitudes si dejamos nos da cuenta el texto de los Hechos del próximo do-
de lado en nuestra vida comunitaria la oración en común? mingo.
¿Y por qué en común? Porque la vida de fe cristiana no
tiene sentido sino desde el amor, y sólo la oración comu- Hoy leemos con añoranza este hermoso texto de Lu-
nitaria expresa que nuestra fe necesita estar con el otro, cas, envidiando seguramente esa familiaridad y relación
sentirlo, tocarlo y amarlo... constante entre los pastores y sus comunidades. Es cierto
que Ja Iglesia ha crecido mucho y que las cosas se han
Pero la sola oración puede ser una forma de evasión complicado más de lo necesario, pero ¿no habrá forma de
si no va acompañada por el otro elemento que hace re- que hoy podamos los laicos y los sacerdotes, las comuni-
saltar Lucas en su relato: Pablo y Bernabé también «ayu- dades y sus obispos y demás pastores, organizar la vida
daban» a los hermanos de la comunidad. Sobre este as- de la Iglesia en común, escuchando las opiniones de todos,
pecto no insistimos ahora, pues ha sido tema de muchos abriéndonos a las aportaciones de todos los miembros?
de nuestros domingos. La oración y la eucaristía deben ¿No tiene la comunidad derecho a saber qué pasa en el
expresar un real y concreto amor que se transforme a lo interior de la Iglesia, qué planes hay, qué proyectos ani-
largo de la semana en ayuda al necesitado. Qué ayuda man a los pastores? ¿No estamos maduros también para
necesitan hoy nuestros hermanos y cómo llevarla a cabo evaluar lo que se está haciendo en la Iglesia en un clima
es algo que dejamos para el análisis de cada comunidad. de fraternidad, de oración y de servicio al Reino de Dios?

Finalmente, el relato de Lucas nos trae otro dato inte- Mucho más se podría decir como comentario a los
resantísimo: cuando Pablo y Bernabé llegan a Antioquía, textos bíblicos de hoy, pero pensamos que ya tenemos
«reunieron a la comunidad, les contaron lo que Dios había elementos suficientes como para revisar la vida de nues-
hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los tras comunidades a la luz de la experiencia de fe de
gentiles la puerta de la fe». aquellos primeros cristianos que tuvieron tantas dificul-
Sólo estas dos líneas merecerían todo un largo comen- tades como nosotros, pero que, al menos, supieron com-
tario, pero la brevedad nos obliga a señalar algunas ideas. prender que el amor del que les habló Jesús, ese amor
Pablo y Bernabé habían sido enviados por la comunidad signo de pertenencia al discipulado, no podía quedar en
de Antioquía como misioneros, después de haber sido ele- una bella palabra ni en un vago sentimentalismo. El amor
gidos por el Espíritu. Por tanto, no se sienten los dueños tiene que encontrar formas concretas en la misma vida y

252 253
organización de la comunidad. Y cada comunidad debe diálogo con los que no pertenecen a nuestra fe o viven
encontrar ese estilo peculiar que le confiere su identidad guiados por otras ideologías...
en el mundo que le toca vivir. — Por la pereza que ponemos en conocer más a fondo
el evangelio y el contenido doctrinal de nuestra fe
cristiana...
(Otras invocaciones.)
B) GUIÓN DE MONICIONES
Primera Lectura
Introducción
Pablo y Bernabé, al organizar a las incipientes comuni-
Hermanos: Durante todo este tiempo pascual la liturgia dades recién evangelizadas, nos dan la pauta para descubrir
nos urge a revisar la vida de nuestra comunidad cristiana, qué es lo importante en la vida de una comunidad cristiana.
vivificada por la presencia de Cristo resucitado.
En este sentido, el domingo de hoy es uno de los más
ricos en espíritu, enseñanzas e indicaciones para que nues- Segunda Lectura
tra comunidad se acerque lo más posible al ideal evangélico.
Hoy nos haremos importantes preguntas: ¿Qué identifica El objetivo final de la obra de Cristo es lograr una nue-
al cristiano? ¿Cuál es su estilo de vida comunitario? Tra- va humanidad en la que Dios more como en su casa.
taremos de responderlas siguiendo paso a paso el mensaje
que nos transmiten los textos bíblicos. Tercera Lectura

Los cristianos tienen un signo característico de identi-


Acto penitencial dad: el amor.

Hermanos: Examinemos nuestro corazón para ver si du-


rante esta semana hemos avanzado en la interiorización de Oración de los fieles
nuestra fe.
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.» Hermanos: Roguemos a Dios para que, al menos, pon-
— Por una Iglesia demasiado atareada en elementos ex- gamos en práctica algo de lo mucho que hoy hemos recibi-
ternos y materiales, y menos atenta a su tarea de do en la Palabra.
evangelizar... A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.»
— Por una comunidad estancada en sus estructuras y — Para que la Iglesia sea la señal del amor en un mundo
lenta para adaptarse a los nuevos tiempos que exigen dividido por el odio y las seculares enemistades...
importantes cambios... — Para que esta comunidad sea el fiel reflejo de aque-
— Por una celebración litúrgica que no termina de salir llas primeras comunidades que siguieron a Cristo en
de la rutina y de la indiferencia... la sencillez y en la sinceridad...
— Por la poca preocupación que tenemos por entablar — Para que nuestro amor no excluya a nadie por nin-

254 255
gún motivo, superando actitudes y prejuicios que hoy
reconocemos antievangélicos...
— Para que nuestro amor se manifieste en hechos con-
cretos y en una estructura y estilo de vida que se ci-
menten sobre una nueva manera de relacionarnos...
— Para que los pastores estén más en contacto con sus
EL ESPÍRITU SANTO Y NOSOTROS
comunidades y, en general, con el pueblo todo, sin
crear distancias ni tratamientos especiales...
SEXTO DOMINGO DE PASCUA
— Para que sepamos animarnos en el cumplimiento del
evangelio, sabiendo apoyarnos y ayudarnos en todo
momento y lugar...
— Para que la Iglesia tenga el valor de crear estructu- — Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 15,1-2.22-29
ras internas de mayor diálogo, comunión y partici- En aquellos días, unos que bajaban de Judea se pusie-
pación... ron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban
— Para que la oración en común sea el signo de una como manda la ley de Moisés, no podían salvarse. Esto pro-
comunidad unida en las alegrías, en las penas, en vocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Ber-
los trabajos, en la tarea apostólica y en el espíritu nabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más su-
fraterno... bieran a Jerusalén a consultar a los Apóstoles y presbíteros
(Otras intenciones.) sobre la controversia.
Los Apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acor-
Oremos: Señor Dios, si ésta es tu morada y tu casa, acam- daron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antio-
pa por siempre entre nosotros para que seamos el pueblo quía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a
tuyo que te manifieste con el signo inconfundible del amor Silas, miembros eminentes de la comunidad, y les entrega-
total y universal. ron esta carta:
«Los Apóstoles, los presbíteros y los hermanos saludan
Comunión a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del
paganismo.
Si nuestra señal es el amor, comulguemos hoy con el con- Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin en-
vencimiento de que debemos compartir nuestra mesa sobre cargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus pa-
todo con los que están más alejados o se sienten más aban- labras. Hemos decidido por unanimidad elegir algunos y
donados. enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han
dedicado su vida a la causa de nuestro Señor. En vista de
esto mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de pala-
Despedida bra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nos-
otros, no imponeros más cargas que las indispensables: que
Despidámonos con la gran alegría de sentirnos cristianos, no os contaminéis con la idolatría, que no comáis sangre ni
miembros de un gran pueblo que no tiene más gloria que animales estrangulados y que os abstengáis de la fornicación.
servir a la humanidad con sincero afecto y humildad. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

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17. c. DESIERTO
— Segunda Lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23
El ángel me transportó en espíritu a un monte altísi- A) REFLEXIONES
mo y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del
cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba 1. Tenemos otro abogado
como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una
muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce La ausencia física de Jesús en medio de los suyos fue
ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tri- siempre un problema para los cristianos, sobre todo para
bus de Israel. O oriente tres puertas, al norte tres puertas, los apóstoles y los primeros discípulos tan marcados por
al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. El muro tenía
la experiencia vital del Maestro.
doce cimientos, que llevaban doce nombres: los nombres de
Muchas eran las preguntas que podían hacerse: ¿Cómo
los Apóstoles del Cordero. Templo no vi ninguno, porque es
su templo el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero. continuar su obra? ¿Cómo escuchar su palabra? ¿Cómo
La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, por- hacer frente a los problemas y dificultades que segura-
que la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. mente se suscitarían con el correr del tiempo? ¿Cómo
interpretar correctamente sus palabras y darles el sentido
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 14,23-29 exacto? ¿Y cómo organizar una comunidad que apenas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: estaba esbozada al morir su fundador?
—El que me ama guardará mi palabra y mi Padre Jo Y el evangelista Juan, preocupado por esta comunidad
amará, y vendremos a él y haremos morada en él. cristiana que debe ser la prolongación de Cristo en el tiem-
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la pa- po y en el espacio, nos da una respuesta e insiste en ella:
labra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me
es el don del Espíritu Santo el que completará la obra de
envió.
Jesús. Juan y Lucas son los dos evangelistas que subrayan
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el
Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nom- constantemente la obra del Espíritu en la comunidad cris-
bre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo tiana.
lo que os he dicho. Acercándonos ya inmediatamente a la celebración de
La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da la Ascensión del Señor y a Pentecostés, no nos extrañe-
el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. mos de que la liturgia incline hoy nuestra mirada hacia
Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» el Espíritu Santo que debe jugar un papel tan importante
Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque en la dinámica de la comunidad cristiana. Como sucede
el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que en estos domingos, mientras el Evangelio de Juan nos
suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. presenta el postulado teórico de la cuestión, el libro de
los Hechos nos da la visión pragmática desde ciertas si-
tuaciones concretas.

Jesús se va al Padre y siente la preocupación de los


apóstoles por esa ausencia que puede ser también una

258 259
ruptura. Por eso les dice: «Os he hablado ahora que estoy
presente en toda la comunidad aprendamos a ver más cla-
a vuestro lado; pero el Paráclito [o Abogado], el Espíritu
ro y a resolver nuestros problemas.
Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os
lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
Recordar las palabras de Jesús es mucho más que acor-
dicho.»
darse con la memoria, como hacen los niños en la escuela;
Teniendo en cuenta que el Evangelio de Juan fue re-
es hacer presente aquí y ahora el mensaje de Cristo que
dactado unos 70 años después de la muerte de Jesús, es
se dirige al hombre concreto de hoy que tiene preocupa-
fácil comprender el trasfondo de estas palabras y toda la
ciones propias y peculiares. A Jesús no lo podemos re-
importancia que tenían para la vida de la Iglesia, que ya
cordar como un simple personaje del pasado, ni sus pala-
había saboreado la amargura de duras crisis internas y
bras se han quedado petrificadas en las páginas del Nuevo
que debía prepararse para otras aún más dolorosas.
Testamento. Cristo Resucitado está viviente en la comu-
nidad y sus palabras tienen valor si son algo vivo para
El Espíritu Santo es llamado por Jesús «defensor» o
cada circunstancia.
«abogado» —literalmente, Paráclito—, porque no deja sola
Por lo tanto, recordarlo es hacer que nuestra vida,
a la comunidad sino que está a su lado para siempre.
nuestra conducta, nuestra vida comunitaria, nuestra rela-
No es un abogado para después de la muerte, sino un
ción con el mundo, etc., estén orientados por el Espíritu
defensor para asesorar a la comunidad aquí, en esta larga
de Cristo y de su evangelio. Jesús no habló concreta-
marcha histórica. El Espíritu es el «otro» defensor, el
mente más que de los problemas de los judíos de su época,
segundo abogado, ya que el primero es el mismo Cristo,
pero sí planteó un cierto esquema fundamental según el
cabeza indiscutida de la Iglesia, como lo llama Pablo.
cual el discípulo de todos los tiempos debe regir su vida.
Y esos discípulos se encuentran a menudo con interrogan-
El Espíritu Santo vive dentro de la comunidad y de
tes cuya respuesta directa e inmediata no está en las pági-
cada miembro, ya que por medio de él obra el Padre.
nas de los evangelios ni en toda la Biblia tomada en su
Es el espíritu de la verdad, el que enseñará todo y recor-
conjunto. Así, por ejemplo, podemos preguntarnos: ¿Qué
dará lo enseñado por Jesús. Este enseñar y recordar todo
dice hoy Cristo por medio de su Espíritu acerca de la
tiene un valor muy especial: el Espíritu no agrega pala-
cuestión social o racial? ¿Qué dice sobre la sexualidad,
bras a las de Cristo, sino que las recuerda, es decir, las
sobre el matrimonio y sus problemas actuales? ¿Qué dice
vuelve a la superficie, las hace actuales de tal modo que
sobre la relación entre la Iglesia y el Estado? ¿Qué dice
cada comunidad cristiana tenga en ellas el criterio para
sobre el papel de los laicos en el seno de la Iglesia? ¿Qué
resolver sus problemas y conflictos.
dice sobre la función de las mujeres? ¿Qué dice sobre la
Y cuando la comunidad se reúne para recordar esas
vida de los sacerdotes y religiosos? ¿Qué dice sobre la vio-
palabras, no puede cada unq interpretarlas a su gusto y
lencia? ¿Qué dice sobre la forma de vivir mejor la litur-
placer. Es necesario abrirse al Espíritu de Cristo y del
gia, sobre la actualización de la catequesis, sobre las nue-
Padre, espíritu de verdad y sinceridad, espíritu de comuni-
vas formas de apostolado y evangelización?
dad y de amor, para que en comunión con ese Espíritu
En fin, cuántas cuestiones que no aparecen directa-
260
261
mente en los evangelios porque hubieran sonado a ana- decadencia de la Iglesia es inevitable y ella deja de ser
cronismo, y que, sin embargo, hoy son problemas canden- fermento de verdad en el mundo.
tes de la Iglesia contemporánea. Y ahí está la tarea asignada Y alguien preguntará: ¿Y cómo se manifiesta el Espí-
al Espíritu Santo, un Espíritu que no actúa mágicamente ritu cuando una seria crisis se hace sentir en la Iglesia?
resolviendo nuestros conflictos desde el cielo, sino que El texto de los Hechos nos da una respuesta suges-
obra dentro de la misma comunidad pluralista y compleja tiva...
que hoy conforma esto que llamamos Iglesia.

En síntesis: la comunidad cristiana debe estar en per- 2. La instancia suprema


manente alerta y en constante escucha del Espíritu, con
un corazón pobre, o sea, desinteresado, abierto y dispo- La primera lectura de hoy se refiere a lo que tradi-
nible para que toda la palabra de Jesús sea reflexionada cionalmente es conocido como «el Concilio de Jerusalén»,
y vivida. Decimos «toda» la palabra porque ya sabemos acaecido aproximadamente hacia el año 49, unos veinte
que, en cierta manera, Jesús directamente no pudo decirlo años después de la muerte de Jesús. La Iglesia se en-
todo. Pero también es cierto que a menudo los cristianos frenta por entonces con su primera gran crisis interna, una
sólo queremos recordar ciertas palabras para olvidar inten- crisis que está a punto de provocar la ruptura. El motivo
cionadamente otras que nos resultan molestas o inoportu- ya lo conocemos: Pablo y Bernabé, durante su primer viaje
nas. Y así en cada época los cristianos de pronto recuerdan misionero por el Asia Menor, habían bautizado a los pa-
ciertas palabras que tenían olvidadas. En nuestro siglo, ganos que querían abrazar la fe, sin obligarlos al rito de
sin ir más lejos, hemos recordado la palabra «liberación» la circuncisión y a otras prácticas propias de los judíos.
con todo lo que ello implica; hemos sacado a la superficie Aquello fue una novedad tan sonada, que eminentes cris-
la problemática de la justicia, de la paz, del diálogo, de tianos judaizantes, sobre todo los venidos del fariseísmo,
la participación laical en la Iglesia, etc., etc.; palabras, e incluso el influyente pariente de Jesús, Santiago, al frente
conceptos y formas de vida propios del evangelio, que a de la Iglesia de Jerusalén, reaccionaron con todas sus ener-
lo largo del tiempo se habían esfumado de la vida de la gías. Como dice Lucas: «Esto provocó un altercado y una
Iglesia. Pues bien, ésa es la obra del Espíritu. violenta discusión con Pablo y Bernabé», por lo que se
decidió hacer en última instancia una consulta a Jerusalén
Pero si la comunidad eclesial se cierra al Espíritu y con todos los notables de la Iglesia, entre ellos Pedro,
se instala en una posición cómoda y fija, si los intereses Santiago y Juan, como recuerda el mismo Pablo en la
creados nos hacen saltar ciertas páginas del evangelio, si Carta a los gálatas (2,9).
el mensaje de Cristo se transforma en un frío catecismo
para aprender de memoria como una receta de farmacia; Así tuvo lugar aquella memorable reunión de la que
en fin, si pretendemos tener toda la palabra de Jesús para tenemos las dos versiones, con matices distintos, de Pablo
no tener que ver tantas cosas nuevas como nos obligan en la citada carta y de Lucas en el texto de los Hechos.
a rehacer nuestros esquemas mentales, entonces sí que la El Concilio llegó a una conclusión común, expresada,

262 263
según Lucas, en una carta que se redactó y que se envió de vida nueva, como la fuente de la auténtica verdad,
a la Iglesia de Antioquía. Pablo, por su parte, relata cómo como el defensor contra los peligros de naufragio.
los tres notables antes citados, «reconocieron el don que Hoy también los cristianos debemos enfrentarnos con
Dios me dio. Esos hombres —sigue Pablo— considerados muchos problemas y situaciones que no pueden ser resuel-
como los principales, nos estrecharon la mano a mí y a Ber- tos por uno o por otro imponiendo su verdad sobre los
nabé, en señal de comunión: nosotros iríamos hacia los demás. La acción del Espíritu implica necesariamente un
paganos y ellos hacia los judíos». despojarnos de todo espíritu revanchista, dejando a un
lado prejuicios y formas autoritarias de pensar que trans-
No nos interesa ahora meternos de lleno en el conflicto forman a menudo a la Iglesia en un simple campo de
surgido en la Iglesia, sino en la forma como se resolvió, batalla. No se trata de imponer nuestra verdad a los ad-
subrayando cierto detalle fundamental de la famosa carta versarios... En el concilio de Jerusalén no triunfó ningún
en cuestión. Después de una introducción en la que se bando sobre el otro; más aún: se buscó una fórmula con-
recuerda el origen de la crisis, dice el texto: «liemos deci- ciliatoria que tuviese en cuenta los intereses de toda la
dido, el Espíritu Santo y nosotros», continuando luego Iglesia, que evitase el escándalo de los débiles y que ga-
con la resolución del conflicto, o sea, autorizar la con- rantizase la libertad en el espíritu.
ducta de Pablo e imponer a los neobautizados ciertas nor- Todo ello no se logra sino con una actitud interna de
mas relativas a la idolatría y a la fornicación. sincera búsqueda de la verdad, cueste lo que cueste.

«Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros»... He El Espíritu y nosotros... Nosotros todos, toda la co-
aquí la forma concreta de resolver las cuestiones internas munidad es la depositaría de este don por excelencia del
y de recordar las palabras de Jesús cuando la memoria Padre. Mientras los cristianos sepamos decir: «El Espíri-
del Espíritu nos falla. A partir de entonces, cuando las tu Santo y nosotros», no habrá peligro de divisiones ni
crisis arreciaban muy fuerte, fueron los Concilios Ecu- de violencias internas, aun cuando los problemas plantea-
ménicos el modo como los cristianos intentaron entenderse dos presenten puntos de vista distintos y hasta opuestos.
ante cuestiones tan fundamentales como la misma divini- Esta es la lección que debemos recoger del libro de los
dad de Jesucristo en los concilios de Nicea (325) y Efe- Hechos de los Apóstoles: una lección tan sabia como dura
so (431). El último gran Concilio, el Vaticano II, fue de aplicar cuando las pasiones ciegan al Espíritu.
entre otras cosas una gran manifestación del Espíritu en
una Iglesia aletargada, y el despertar de una primavera
bajo cuyos efluvios aún caminamos. B) GUIÓN DE MONICIONES

«Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros» es la Introducción


concreción de lo dicho por Jesús en el texto de Juan; es
Hermanos: Acercándose la celebración de la Ascensión
la incorporación oficial del Espíritu Santo en la vida de del Señor y de Pentecostés, la liturgia nos invita hoy a diri-
la Iglesia, no como un miembro más, sino como el aliento gir nuestra mirada al Espíritu Santo, don supremo de Cris-

264 265
to resucitado a su Iglesia, para que no camine sin su abo-
gado defensor. Primera Lectura
Los cristianos no podemos contar con la presencia visi-
ble de Jesucristo ni podemos resolver nuestros problemas y En un momento crítico de su historia, la Iglesia primi-
conflictos en forma mágica o milagrosa. También a nosotros tiva reúne a todos los pastores bajo la guía del Espíritu
el caminar por el desierto nos obliga a una preocupación para resolver sus problemas.
constante para descubrir en cada paso que demos el espí-
ritu del evangelio de Jesucristo, a fin de que no nos desvie-
mos de la meta de nuestro andar: el Reino de Dios.
Segunda Lectura
Unidos en el mismo Espíritu de Cristo, iniciemos esta
eucaristía. AI final de los tiempos toda la comunidad de Jesucristo
será como un gran templo en el que brille la luz del Cor-
dero.
Acto penitencial

Hermanos: Preguntémonos si el signo de nuestro cristia-


nismo ha sido el amor y un nuevo estilo de vivir en comu- Tercera Lectura
nidad. (Momentos de silencio.)
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.» El Espíritu Santo es prometido por Jesús como defensor
— Por una Iglesia que aún mantiene hondas divisiones y asesor de la Iglesia.
en su seno, resistiéndose a ser signo de amor y de
unidad...
— Por una comunidad que aún está muy alejada de vi- Oración de los fieles
vir conforme al estilo comunitario propuesto por Je-
sús y por los apóstoles... Hermanos: Roguemos a Dios para que nuestros cora-
— Porque muy a menudo nuestro amor no llega más allá zones se abran a la acción del Espíritu Santo.
de nuestra familia, parientes o miembros de la mis- A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.»
ma nación sintiéndonos lejanos de los millones de her- — Para que la Iglesia universal sepa resolver sus con-
manos que están más allá de nuestras fronteras... flictos en armonía y con una escucha humilde de la
— Por tanta frialdad que aún existe en las relaciones voz del Espíritu...
entre los cristianos y entre los laicos y la jerarquía... — Para que en esta comunidad nos sintamos todos de-
— Por una Iglesia excesivamente clericalizada y donde positarios del don del Espíritu y nos dejemos guiar
los laicos aún no han encontrado un lugar de respon- por su aliento renovador...
sabilidad... — Para que sepamos recordar tantos aspectos del evan-
— Porque descuidamos en nuestra vida cristiana la ora- gelio que han quedado en los papeles, sin que los
ción en común y la escucha compartida de la Palabra llevemos a la práctica...
de Dios... — Para que, en la solución de los múltiples conflictos
(Otras invocaciones.) que nos aquejan, nos desprendamos de nuestras miras

266 267
egoístas y tengamos en cuenta los intereses de toda
la comunidad...
— Para que la próxima festividad de la Ascensión del
Señor afirme en nosotros la fe en la presencia de Cris-
to en la comunidad...
— Para que no tengamos miedo de afrontar nuestros
problemas o de desenmascararlos, conscientes de que
cuando existe buena voluntad y recta intención, la ASCENSIÓN DEL SEÑOR
armonía y la paz son posibles...
(Otras intenciones.)

Oremos: Señor, envía a nuestros corazones el don de tu


Espíritu, para que él y nosotros sepamos encontrar el cami- — Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11
no de una Iglesia unida, abierta y generosa. En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo
que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio
instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por
Comunión el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó des-
pués de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba
vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del
Comulgar es afianzar la fe en un solo Señor, en un solo
reino de Dios.
Espíritu y en un solo Padre bajo cuya luz caminamos por el
desierto de la vida. Una vez que comían juntos, les recomendó:
—No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla
la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan
Despedida bautizó con agua; dentro de pocos días vosotros seréis bauti-
zados con Espíritu Santo.
«Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Ellos le rodearon, preguntándole:
Abogado, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nom- —Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía
bre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo de Israel?
lo que os he dicho.» Jesús contestó:
—No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas
que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Es-
píritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para
ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y
hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse hasta que una nube se
lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole
irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que
les dijeron:

268 269
—Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, vol- A) REFLEXIONES (*)
verá como le habéis visto marcharse.
1. La Ascensión, trascendencia del hombre
— Segunda Lectura: Carta de san Pablo a los Efesios
1,17-23 Muchos podrán preguntarse por el significado de la
Hermanos:
fiesta de la Ascensión del Señor, a la que hoy se le suele
Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la
gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. conceder tan poca importancia.
Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál Por una parte, la narración de la ascensión al cielo
es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que nos transcriben los evangelistas, nos suena a piadoso
que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria gran- cuento o relato fantástico, propio de la imaginación de
deza de su poder para nosotros, los que creemos, según la una época en que todavía creía que se podría subir al
eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, re- cielo remontándose por los aires.
sucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha Por otra parte, después de haber reflexionado sobre
en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza todo lo que implica la resurrección y el lugar central que
y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no
ocupa en la vida de Cristo y en la fe cristiana, bien
sólo en este mundo, sino en el futuro.
podemos preguntarnos qué agrega la ascensión a lo ya con-
Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como
tenido en la resurrección.
Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo
acaba todo en todos. Así, pues, trataremos hoy de descubrir el sentido de
esta festividad del Señor, enfocándola desde dos ángulos:
— Tercera Lectura: Evangelio de san Lucas 24,46-53 desde el individuo, como persona histórica, y desde la
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: comunidad creyente, o sea, la Iglesia.
—Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de en-
tre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará Es evidente que las narraciones referidas a la ascen-
la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, sión de Jesús no fueron escritas como quien describe un
comenzando por Jerusalén. fenómeno científico, ni siquiera un hecho histórico pal-
Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi pable a los sentidos. Tan cierto es esto, que las narra-
Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que
ciones varían muchísimo entre un evangelista y otro, lo
os revistáis de la fuerza de lo alto.
que se puede comprobar con sólo leer los respectivos re-
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos,
los bendijo. latos. Más aún, el evangelista Juan no sólo omite en su
Y mientras los bendecía, se separó le ellos (subiendo hacia evangelio toda referencia a esta ascensión después de los
el cielo). cuarenta días, sino que nos hace ver que la ascensión de
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban
siempre en el templo bendiciendo a Dios. (*) El lector encontrará otro esquema de reflexiones en el libro
Cruzar la frontera: hacia la vida, páginas 267-276.

270 271
Jesús está implícita en su misma resurrección, tal como él
dad en nuestra era actual con los viajes aéreos e inter-
mismo se lo dice a la Magdalena: «Subo a mi Padre y
planetarios.
vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios» (Jn 20,17).
Pero lo que no se ha hecho realidad todavía es el
Por lo tanto, estas narraciones pretenden expresar,
remontarse del hombre como tal, el trascender su con-
con un lenguaje más bien mitológico y realista, cierta
dición de ser peregrino, sufriente y limitado, hacia una
realidad que no pertenece a la experiencia sensible sino
nueva manera de vivir, manera que en la antigüedad es
a la visión de la fe. Es inútil, pues, preguntarnos si
simbolizada por el cielo, que significa tanto la esfera «ce-
Jesús subió a los cielos en Galilea o en el monte de los
leste» de los espacios interplanetarios, como la morada
Olivos, ya que también estos lugares ocupan en cada evan-
de Dios.
gelio un sitio simbólico según la perspectiva redaccional
Entonces, «subir al cielo» es lo mismo que alcanzar
de cada evangelista.
el objetivo supremo de la vida humana, objetivo que pue-
Tratemos, entonces, de acercarnos no tanto al relato
de variar según las diversas religiones o filosofías, pero
de la ascensión cuanto a lo que esconden los relatos, a
que siempre, de una o de otra manera, se refiere a eso
su sentido interior, a eso que está oculto por el velo de
que hoy se llama trascendencia.
las palabras que resultan, por cierto, siempre inadecua-
das cuando intentan «tocar» el misterio de la vida.
Desde esta perspectiva y conforme a lo dicho sobre
la resurrección, la ascensión de Jesús cual pájaro que se
Efectivamente, del misterio de la vida tenemos que
eleva por la tierra hacia las alturas de la divinidad, sig-
hablar si deseamos comprender, o al menos aproximar-
nifica que Jesús, como Hombre Nuevo, ha llegado a la
nos, al sentido de la «ascensión de Cristo a los cielos».
culminación de su proceso. En él ya se ha cumplido el
Si hiciéramos un repaso de los escritos religiosos y Proyecto de Dios de tal manera que ahora Jesús «está
mitológicos de muchos pueblos de la antigüedad, veríamos sentado a la derecha de Dios».
con gran sorpresa que «subir al cielo» fue la aspiración
Por eso Jesús «pudo volar como un pájaro» a impul-
máxima del hombre antiguo. Bástenos recordar, por ser
sos del viento-Espíritu. Porque ya tenía la «libertad de
más cercano a nosotros, el famoso mito griego de Icaro,
un pájaro». Es esta libertad total la que le permite al
aquel héroe que pretendió llegar hasta el sol con sus alas
hombre ser distinto y superar la pesadez de una vida
de cera.
plantada en la tierra y en el fango.
Estos mitos no son cuentos vulgares ni tontas fanta-
La Ascensión rubrica el sentido de la resurrección,
sías, sino que expresan, con un lenguaje simbólico, que
o si se prefiere, subraya un aspecto particular de la mis-
todavía el hombre moderno no ha abandonado la sed de
ma: la total liberación del hombre de las pesadas contin-
trascendencia total que anida en el corazón humano. Por
gencias terrenas. El Reino de Dios madura en esta libe-
eso, desde siempre, el hombre envidió el vuelo del pája-
ración que, como sabemos, se va dando poco a poco y con
ro, capaz por su agilidad «espiritual» de superar la pesa-
esfuerzo a lo largo de la vida para rematar en la esca-
dez de la tierra y de elevarse por encima de las nubes
tología.
hacia los cielos. De alguna manera el mito se hizo reali-
Por todo ello, la Ascensión está tan íntimamente liga-
272
273
da a la fiesta del Espíritu Santo, el «viento de Dios», las preguntas a las que pretende dar respuesta el miste-
el soplo que anima al hombre. Sin el Espíritu, Jesús no rio cristiano de la Ascensión.
hubiera resucitado ni ascendido al cielo, porque sin Es- Poco importa que la morada de Dios esté arriba o
píritu el hombre queda atado a las estructuras de la «car- abajo, aquí o allá, dentro o fuera; poco importa que
ne» pecadora. debamos cambiar nuestra visión del mundo cósmico, poco
importa que las palabras de los antiguos puedan ser hoy
Considerada así la Ascensión del Señor, ascensión que traducidas por otras más adaptadas... Lo importante, ayer
es prototipo de la nuestra y modelo ejemplar, nada tiene como hoy, es el Hombre y su problema fundamental:
que ver con el infantilismo con que muchas veces fue el sentido de su vida.
considerada, infantilismo que —dicho sea de paso— tan- Darnos cuenta de que la fiesta que hoy celebramos,
to perjudicó a la imagen del cristianismo ante el mundo la Ascensión, está íntimamente relacionada con el Hombre
moderno y científico. Como tantas otras veces, nos he- y el sentido de su vida, ya es bastante. Al menos, he-
mos quedado con el ropaje exterior, con los detalles anec- mos abierto los ojos.
dóticos de las narraciones, con un estilo literario propio
de una época y cultura, sin hacer el esfuerzo por acercar-
nos al contenido antropológico y religioso que está en la 2. La Ascensión, tiempo de la Iglesia
misma esencia del hombre.
Si bien la reflexión anterior de por sí es suficiente
Detrás del mito de la ascensión está la gran pregunta como para llenar este día, no estará de más que, aun-
de todo hombre: ¿Qué es el hombre? ¿De dónde viene que sea brevemente, relacionemos la Ascensión de Jesús
y adonde va? con la Iglesia, su comunidad, su cuerpo viviente.
Según los evangelios, Jesús viene del Padre y vuelve Desde esta perspectiva, la Ascensión subraya una es-
al Padre. Viene del Amor y vuelve al Amor. Es fruto de pecial particularidad del tiempo de la Iglesia: Jesús está
la libertad absoluta de Dios y vuelve a la libertad. visiblemente ausente, pero invisiblemente presente como
Con gran sorpresa por nuestra parte, hoy constatarnos Señor y Cabeza de la comunidad, tal como subraya Pablo
que este sentido de trascendencia, este preguntarse por (segunda lectura).
el hombre sin miedo y hasta las últimas consecuencias, Si, hasta la resurrección, el peso de la responsabili-
es la característica de las filosofías no cristianas de nues- dad liberadora estuvo sobre los hombros de Jesús, ahora
tra época, así como de la literatura contemporánea, del pasa a su comunidad, a sus discípulos, que deben «pro-
arte y de muchas otras formas de expresión cultural. clamar el evangelio por todas partes» (Me), como testi-
Entretanto, los cristianos celebramos todos los años la gos de Jesús «en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría
fiesta de la Ascensión, sin percatarnos de que el tema de y hasta los confines del mundo» (Le).
la ascensión no es sino el de la trascendencia humana.
¿Quién soy? ¿Para qué vivo? ¿Cuál es el fin de mi Teniendo en cuenta las tres lecturas de hoy, pode-
existencia? ¿Adonde va a parar la historia?... Estas son mos descubrir que este tiempo de la Iglesia que se abre

274 275
a partir de la ascensión, tiene tres características impor-
— Tercera: Tiempo de la responsabilidad evangeli-
tantes:
zados.

Los cristianos no podemos quedarnos «ahí mirando


— Primera: Tiempo del señorío de Cristo, cabeza de
al cielo». La ascensión marca el instante en que somos
la comunidad.
enviados como mensajeros del Reino, de la misma forma
que Jesús fue el mensajero por excelencia de ese Reino.
Esta idea es expresada con aquella frase que pasó al
Hoy Jesús nos hace participar de su misión, de su
credo: «Está sentado a la derecha de Dios», que Pablo
mismo Proyecto. En la Ascensión tema cuerpo el Pro-
interpreta como un real señorío sobre el mundo presente
y futuro, señorío que es efectivo en la Iglesia, que lo yecto Cristiano.
reconoce como su Cabeza.
Si la Ascensión de Jesús nos hizo preguntar hace unos
Es cierto que la Iglesia debe caminar por el mundo,
instantes —primer punto de la reflexión— sobre el sen-
organizada jerárquicamente y consciente de sus responsa-
tido de la existencia del hombre, también nos hace pre-
bilidades; pero también es cierto que nuestro centro de
guntar sobre el sentido de la comunidad cristiana: ¿Para
unidad y de fe es Jesucristo, nuestro único Señor.
qué está en el mundo?
La respuesta es tan clara que hasta un niño puede
captarla: la razón de ser de la Iglesia en el mundo no
— Segunda: Tiempo del Espíritu Santo.
es otra que anunciar el Reino de Dios a todos los hom-
bres y pueblos.
Antes de ascender, Jesús ordena a los suyos que se
Un anuncio que no sólo consiste en buenas palabras,
congreguen en Jerusalén para recibir la promesa del Pa-
pues, como dice Marcos, «el Señor actuaba con ellos y
dre, el don del Espíritu Santo.
confirmaba la Palabra con los signos que la acompa-
El Espíritu Santo es la vida y la fuerza de la comu-
ñaban».
nidad cristiana, tal como lo celebraremos el próximo do-
No deja de ser significativo este detalle de Lucas (pri-
mingo, fiesta de Pentecostés.
mera lectura): durante esos cuarenta días en que Jesús
El Espíritu Santo es el don mesiánico por excelencia,
se aparece a los discípulos, «les habló del Reino de Dios»,
es la manifestación plena del Reino de Dios. El da vida
Reino que nada tiene que ver con el imperialismo judío
a lo que estaba muerto, da libertad a lo oprimido, da
ni con ningún tipo de imperialismo religioso.
esperanza a lo que se creía perdido.
Sólo para esto está la Iglesia, nada más que para esto
A partir de la ascensión, toda la comunidad cristiana
existe la comunidad de los cristianos: para hacer presente
ha de tomar conciencia de que no puede ser de Cristo
con palabras y con hechos la realidad del Reino de Dios.
si nó se entrega al Espíritu. Sin esta obediencia al Es-
Es así como esta fiesta, que en un primer momento
píritu, la Iglesia no será más que una sociedad anónima
nos parecía un poco fuera de lugar, de pronto se nos
o una multinacional, esclava del dinero y del poder.

276 277
aparece como esencial para cuestionar la misma razón de debe continuar a lo largo de los siglos la obra iniciada por
ser de los cristianos en el mundo. Desde la Ascensión el Señor Jesucristo en Palestina.
podemos ahora revisar cuanto hacemos como cristianos, La ascensión nos habla hoy de responsabilidad cristia-
cuanto hace la Iglesia; cuanto se piensa, se dice y se hace na, de evangelización universal, de compromiso histórico.
en nombre de Jesús. Con estos sentimientos dispongámonos a celebrar esta fies-
En la Ascensión, el proyecto de Cristo pasa a ser pro- ta que ya nos preanuncia la gran solemnidad del domingo
que viene: Pentecostés, la festividad del Espíritu Santo, fuer-
yecto de todos sus discípulos. Hoy toma cuerpo social
za y motor de la Iglesia.
e histórico el proyecto escondido de Dios que —como
nos dice Pablo— nos fue revelado por Jesucristo.
Acto penitencial
Finalizando, la ascensión sintetiza de alguna manera
todo el evangelio: Jesús que ha venido de Dios, vuelve Hermanos: Somos comunidad de Cristo por la presencia
a Dios, mientras los creyentes nos disponemos a seguir del Espíritu Santo en nosotros. Recojámonos interiormente
su mismo camino. El mismo Espíritu que guió y animó para qtie ningún obstáculo impida su venida. Veamos en qué
a Jesús, es el Espíritu que hoy guía y anima a la comu- medida seguimos sujetos a un cristianismo atado al legalismo
nidad cristiana. y al individualismo. (Momentos de silencio.)
El resto, es nuestra parte. Hacer que todo esto no A cada invocación respondemos: «Ten piedad.»
— Señor, tú que enviaste a tu Hijo como salvador de
se quede en buenas palabras...
los hombres...
— Señor, tú que enviaste al Espíritu Santo como fuen-
te de fortaleza y amor...
— Señor, tú que nos envías por el mundo como signos
B) GUIÓN DE MONICIONES de tu presencia liberadora...
— Jesucristo, nacido por obra y gracia del Espíritu
Introducción Santo...
— Jesucristo, ungido como Mesías por la fuerza del Es-
Hermanos: Hoy celebramos la fiesta de la Ascensión del píritu...
Señor, ligada íntimamente a la resurrección y al envío del — Jesucristo, resucitado a la nueva vida por el soplo
Espíritu Santo. Si en la Pascua celebramos el triunfo de vivificante del Espíritu...
Jesús sobre la muerte, hoy festejamos su entronización como (Otras invocaciones.)
Rey y Señor del mundo, y como Cabeza de la Iglesia.
En esta ascensión de Cristo descubrimos los cristianos
la culminación de la vida humana, la total transformación Primera Lectura
de nuestra condición de hombres para abrirnos a la luz de
la trascendencia. Con un lenguaje simbólico, Lucas nos describe el miste-
Pero la ascensión de Jesús marca también el comienzo rio de la Ascensión del Señor, final de su presencia física
de la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús, que y comienzo de la obra evangelizadora de la Iglesia.

278 279
Oremos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Segunda Lectura Padre de la gloria, nos dé espíritu de sabiduría para co-
nocerlo, e ilumine nuestros ojos para que comprendamos
La Iglesia confiesa a Jesús como. Señor de todo lo crea- cuál es la esperanza a la que hemos sido llamados y cuál
do y como Cabeza de la comunidad cristiana, su Cuerpo la fuerza que desplegó en Jesucristo resucitándolo de la
viviente. muerte y constituyéndolo Señor de todo lo creado y Cabeza
de la Iglesia.
Tercera Lectura

Jesús envía a sus discípulos para evangelizar y anunciar Comunión


el Reino hasta los confines del mundo, corroborando sus pa-
labras con signos liberadores. Con la Ascensión del Señor se inicia el largo camino de
la Iglesia. Acerquémonos a la Eucaristía para fortalecer nues-
tro espíritu débil con el poder liberador de Jesucristo.
Oración de los fieles

Hermanos: No nos quedemos ahí plantados mirando al Despedida


cielo. Jesús sigue presente en medio de nosotros y nos llama
a una formidable tarea: anunciar el Evangelio de la libe- «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda
ración total a todos los pueblos del mundo. Roguemos a creatura...»
Dios para que seamos fieles a esta misión. Hermanos: Con esta clara consigna, despidámonos hoy
A cada intención respondemos: «Danos fortaleza, Señor.» porque el tiempo urge y el Reino de Dios tiene prisa. Como
— Para que la Iglesia universal encuentre la forma de los apóstoles, «proclamemos el Evangelio por todas partes
que todos los pueblos perciban la presencia del Rei- y que el Señor confirme con signos lo que anunciamos con
no de Dios... palabras».
— Para que esta comunidad sea testigo fiel y audaz de
Cristo resucitado...
— Para que Jesucristo sea el fundamento y el criterio
esencial de nuestra existencia...
— Para que la pereza no esterilice nuestros buenos pro-
pósitos y deseos...
— Para que nuestra palabra evangelizadora sea expre-
sión de hechos concretos en favor de la liberación
del hombre...
— Para que aprendamos a remontarnos hacia las altu-
ras de una vida más madura y de una sociedad más
justa...
(Otras intenciones.)

280 281
LA GLORIA DE JESÚS

SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA

— Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 7,55-60


En aquellos días Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó
la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie
a la derecha de Dios, y dijo:
•—Veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la
derecha de Dios.
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y como
un solo hombre se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera
de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los presentes, de-
jando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pu-
sieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
—Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito:
—Señor, no les tengas en cuenta este pecado.
Y con estas palabras expiró.
Y Saulo aprobaba aquel asesinato.

— Segunda Lectura: Apocalipsis 22,12-14.16-17.20


Yo, Juan, escuché una voz que me decía:
Mira, llego en seguida
y traigo conmigo mi salario,
para pagar a cada uno su propio trabajo.
Yo soy el Alfa y la Omega,
el primero y el último,
el principio y el fin.

283
Dichosos los que lavan su ropa,
para que el amor que me tenías esté en ellos,
para tener derecho al árbol de la vida
como también yo estoy en ellos.
y poder entrar por las puertas de la ciudad.
Yo, Jesús, os envío mi ángel
con este testimonio para las Iglesias:
«Yo soy el renuevo y el vastago de David, A) REFLEXIONES (*)
la estrella luciente de la mañana.»
El Espíritu y la novia dicen: ¡Ven! 1. Que todos sean uno
El que lo oiga, repita: ¡Ven!
El que tenga sed y quiera, La temática de este domingo gira en torno a la «Gloria
que venga a beber de balde el agua de la vida. de Jesús» que no es otra que el reencuentro de la huma-
El que atestigua esto responde: nidad en la unidad. La gloria de Jesús se manifestó en la
«Sí, vengo en seguida.» cruz, en cuyos brazos reconcilió a la humanidad dividida
—Amén. ¡Ven, Señor Jesús! por el odio, la muerte y el pecado. Esta es la gloria que
los cristianos estamos llamados a contemplar: la mani-
— Tercera Lectura: Evangelio de san Juan 17,20-26
festación de una Iglesia, cuerpo de Cristo, unida más allá
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús dijo:
Padre santo: de sus diferencias y factor de unidad y de amor entre los
no sólo por ellos ruego, pueblos.
sino también por los que crean en mí por la palabra
de ellos, para que todos sean uno, El texto evangélico de este día nos trae la tercera par-
como tú, Padre, en mí y yo en ti, te de la llamada «oración sacerdotal» de Jesús, pronun-
que ellos también lo sean en nosotros, ciada antes de su muerte, en la cual ora, en nombre de
para que el mundo crea que tú me has enviado. toda la humanidad, por sí mismo, por los apóstoles y
También les di a ellos la gloria que me diste, por los futuros creyentes que un día abrazarán la fe.
para que sean uno, Esta tercera parte gira toda ella alrededor del tema
como nosotros somos uno:
de la Unidad.
yo en ellos y tú en mí,
Cuando Juan escribe esta página, aún la Iglesia no se
para que sean completamente uno,
de modo que el mundo sepa que tú me has enviado había roto por aquellas tremendas divisiones y odios que
y los has amado como me has amado a mí. vendrían siglos después; pero ya habían aparecido varios
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén brotes de disensiones y rencillas internas, como se tras-
conmigo, donde yo estoy y contemplen mi gloria, luce en las últimas cartas del Nuevo Testamento. La uni-
la que me diste, dad de la Iglesia peligraba por problemas doctrinales,
porque me amabas antes de la fundación del mundo. cultuales o culturales, habida cuenta de la gran variedad
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he
conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. (*) Ofrecemos este esquema de reflexiones para las comunida-
Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, des en las que la fiesta de la Ascensión se celebra el jueves an-
terior.
284
285
de pueblos y costumbres que se acogían en el gran im- todoxos— y protestantes, debemos en nombre de Cristo
perio romano. volver a encontrar el mismo camino y el mismo lenguaje.
Jesús pone como modelo de la unidad de la Iglesia Abandonar las injurias, los recelos, la lucha competitiva,
la unidad existente entre él y el Padre. Si la Iglesia se el desprecio mutuo y los prejuicios.
divide, su testimonio aborta ya que, precisamente, Cristo Y no solamente abandonar un trato agresivo, sino
vino al mundo para «manifestar la gloria del Padre», que aprender a reunimos, a dialogar, a rezar unidos, a refle-
no es otra que la de reunir a los hijos dispersos; y una xionar juntos sobre la misma palabra de Cristo.
Iglesia que dispersa a los hijos contradice el plan salva-
dor de Dios. Y esta palabra presenta a la Iglesia como el gran sig-
Pero no puede haber unidad sin amor. El amor —el no o vínculo de unidad de todos los pueblos. De ahí
ágape, el encuentro de los hermanos en el amor de Dios— que no solamente debemos lograr la unidad interior, sino
cierra la oración de Jesús como una petición suprema y que debemos ser los agentes y portadores de la unidad
angustiosa. Sólo una comunidad unida en el amor puede y del encuentro con las demás confesiones, credos, razas
manifestar a un Dios que ama e invita al amor. y culturas.
El cristiano no es un separado de los demás porque
Verdad, unidad, amor. Tres palabras que, según Juan, «tiene la verdad», ni está contra nadie. Sólo el odio está
sintetizan la misión y la tarea de la comunidad cristiana contra los demás. El cristiano está «para» los demás: para
en el mundo. De esta forma, la oración sacerdotal de acercarse, para unir, para dialogar, para servir, para libe-
Jesús no solamente constituye un ruego al Padre, sino que rar, para tabajar en este gran proyecto de salvación que
expresa una exigencia de vida para todos los discípulos. no es «de los cristianos» sino del Padre, como tantas veces
La auténtica oración cristiana, que es un abrirse a la vo- repite el mismo Jesús.
luntad del Padre, es, no solamente un ruego sino tam-
bién ofrenda, consagración y respuesta. Todo esto supone un cambio en nuestra mentalidad:
hemos sido educados en un cristianismo cerrado y agre-
Esta oración de Jesús que la Iglesia hace suya en la sivo; hemos aprendido que somos los únicos que tenemos
liturgia nos debe impulsar a todos los cristianos a lograr la verdadera fe y que los demás son herejes, falsos y
un auténtico «ecutnenismo»: comprender que la Iglesia mentirosos. Los prejuicios han debilitado nuestra vista
es una sola; y es una porque la congrega el único amor para ver cuánto hay de trueno en los demás: cuánta sin-
del Padre y porque por ese único amor debemos vivir ceridad, cuánta piedad, cuánto amor, cuánta búsqueda de
y tratarnos los cristianos. la verdad, cuánto celo por el evangelio, cuánta entrega a
Sabemos cómo no siempre los hechos respondieron a los hermanos...
ese ideal. Los cristianos, lamentablemente, hemos aprendi- Hemos olvidado el evangelio de Jesús según Juan.
do con el tiempo a mirarnos con recelo, a odiarnos y a Y hoy el Espíritu vuelve a recordárnoslo. Hemos luchado
dividirnos a tal punto que hasta se apeló a las armas para por «nuestra iglesia»; ahora hay que hacerlo por la Igle-
imponer una idea u otra. Católicos, cristianos griegos —-or. sia de Jesucristo, que no es tuya ni mía, nuestra ni vues-

286 287
de la intransigencia judía. Después de un breve período
tra: es la comunidad de los llamados y reunidos por el
de intensa predicación, acabará lapidado fuera de los mu-
Padre en la fe de Jesucristo. ros de Jerusalén.
Hemos puesto el acento en quién tiene razón o quién La primera lectura de hoy nos presenta ese momento
prueba que el otro está equivocado o quién interpreta culminante de su vida en el que «vio la gloria de Dios
mejor esta frase o aquella expresión de la Biblia. Ahora y a Jesús de pie a la derecha de Dios». Y esa gloria fue
hay que acentuar el cómo vivir más intensamente esa pa- la suya: morir apedreado por el universalismo de la fe,
labra de Dios, cómo amar en la medida del amor de Cristo, contra el fanatismo y la ortodoxia de la raza, mientras
cómo reunir a los separados. Hemos levantado tribuna- perdonaba a quienes lo apedreaban.
les para enjuiciar a los que no pensaban como nosotros;
ahora hay que abrir el oído y el corazón para aprender de Esteban murió defendiendo el derecho de todos, ju-
los que con sinceridad piensan de forma distinta pero díos y gentiles, de introducirse en el gran templo nuevo
con la misma preocupación que nosotros por ser fieles a de Dios, templo que no es otro que la humanidad unida
Dios. por el amor. En el largo discurso que dirigió a los jefes
Todo esto es algo de lo que quiso pedir aquella noche judíos antes de morir, Esteban insiste en ayudar a su pue-
Jesús: «Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y blo para que, rompiendo el encierro de una religión for-
yo en ti.» malista y racial, se lance hacia los nuevos horizontes que
Dios le señala. Siempre fue así la historia del pueblo de
Dios. Abraham debe romper los lazos de su tierra mesopo-
2. El mensaje de Esteban támica para adentrarse en el desierto en busca de una
nueva tierra. Peregrino que busca a Dios, ni siquiera pudo
Tal como ha sucedido en los domingos anteriores, detenerse en una casa o en un pedazo de tierra para culti-
la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, varlo. Se le dio la orden de «salir de su casa y de su
pretende mostrar cómo se puede vivir el ideal evangélico tierra», salir de sí mismo todos los días porque Dios está
desde el testimonio de los primeros cristianos. más allá de este «aquí» y de este «ahora»...
Hoy tenemos como protagonista a Esteban, un hom- Moisés, otro caminante infatigable, vivió cuarenta años
bre que, según Lucas, está «lleno de gracia y de forta- en Egipto, y cuando hubo logrado una buena posición fue
leza» y en quien «el Espíritu hablaba por él». empujado por Dios al desierto del Sinaí, para caminar ha-
Esteban es el primer mártir o testigo cruento de la cia la tierra prometida que nunca vería ni pisaría...
fe cristiana, y Lucas presenta su martirio como el de otro He aquí el Dios de nuestra fe: el Dios que nos em-
Cristo, ya que fue acusado con las mismas acusaciones que puja a buscar cada día un horizonte nuevo. Quien diga:
Jesús: de hablar contra la doctrina de Moisés, contra Dios «Ya tengo a Dios, ya lo metí en mi casa, ya le hice su
y contra el Templo. Lo cierto es que Esteban, a tenor del templo», sólo está adorando una quimera hecha por sus
capítulo 6 de los Hechos, fue un cristiano helenista que propias manos.
comprendió antes que nadie el sentido de la universalidad
del mensaje cristiano, por lo qne echará sobre sí las iras
289
288 19. C. DüSIüRTO
Esto es lo más hermoso del mensaje de Esteban, olvi- «Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste
dada figura de nuestro cristianismo, como olvidadas están estén conmigo, donde yo estoy, y contemplen mi gloria,
sus palabras. Esteban, en su empuje, con esa audacia pro- la que me diste, porque me amabas antes de la fundación
pia del Espíritu, no sólo echó en cara al judaismo oficial del mundo.»
su quietud y su miopía, sino que arrastró a la Iglesia
—también ella bastante cómoda en Jerusalén— hacia las
B) GUIÓN DE MONICIONES
tierras de afuera, hacia el extranjero; allí donde no era
ni conocida ni respetada; allí donde debía testimoniar su
Introducción
fe con otro lenguaje, con otro estilo, con otro idioma, con
otras estructuras. Hermanos: El próximo domingo celebraremos la festividad
Esteban encendió una antorcha y la arrojó sobre un pa- del Espíritu Santo, el espíritu de la verdad, del amor y de
sado que se resistía a seguir los nuevamente oscuros e la unidad.
inciertos caminos de Dios. Con Esteban y con la inme- Por eso, hoy nos disponemos a abrirnos totalmente al
diata persecución y dispersión de los cristianos helenistas Espíritu, uniéndonos a la gran oración sacerdotal de Jesús,
por Palestina y Antioquía, la Iglesia se internó en el de- en la que pidió por la unidad de todos los creyentes, de la
sierto del mundo pluralista. Y por ese desierto estamos aún misma forma que él y el Padre viven en la más perfecta
caminando... unidad.
Si la unidad es el ruego supremo de Cristo antes de
padecer y morir, sintamos hoy, después de veinte siglos de
Esteban murió por la misma universalidad y unidad historia de la Iglesia, toda la actualidad de ese ruego.
del género humano por la que murió Jesús. Pero Este-
ban ni siquiera pudo gozar en los comienzos de esa larga
marcha de la Iglesia hacia el cumplimiento de la oración Acto penitencial
de Cristo.
Fue Saulo, aquel joven que cuidaba los vestidos de los Hermanos: Preguntémonos si vivimos abiertos a la voz
que apedreaban a Esteban, el que, años más tarde, reco- del Espíritu que obra en toda la Iglesia. (Momentos de si-
lencio.)
gió el mensaje postumo de Esteban —como hemos refle-
A cada invocación respondemos: «Señor, ten piedad.»
xionado en los domingos anteriores— y, convertido en — Por las divisiones que aún perduran en el seno de la
el Pablo de los gentiles, abrió definitivamente las puertas Iglesia...
del Reino de Dios a todas las razas y pueblos del mundo. — Porque tantos cristianos se sienten marginados de las
responsabilidades de la Iglesia...
Si hoy nos asusta lo complicado y difícil de una uni- — Por tantos aspectos del evangelio que hemos dejado
dad que parece por momentos imposible, volvamos los de lado, sobre todo la práctica de la justicia y de la
ojos a Esteban. El sembró y otros cosecharon. Si nosotros fraternidad...
hoy cosechamos de la semilla de su sangre, otras genera- — Por los intereses creados que se han generado en el
ciones recogerán lo que ahora estamos sembrando... interior de la comunidad cristiana...

290 291
— Por nuestro miedo y cobardía en afrontar los con- — Para que las distintas tendencias que existen dentro
flictos que nos aquejan... de la Iglesia sean mutuamente comprensivas y se
(Otras invocaciones.) acepten como el esfuerzo de un sano pluralismo por
el bien de todos...
— Para que aun en los momentos difíciles o ante cues-
Primera Lectura tiones discutidas, no rompamos el vínculo de comu-
nión con el sucesor de Pedro...
San Esteban muere lapidado por los judíos por predi- — Para que, como Esteban, demos testimonio con la
car un cristianismo universalista. fuerza del Espíritu de un cristianismo que no conoce
fronteras y que está siempre abierto a los nuevos hori-
zontes que Dios le señala...
Segunda Lectura (Otras intenciones.)

Toda la Iglesia mira a Jesucristo, principio y fin de la Oremos con la oración de Jesús: «Padre santo, te ruego
historia, con quien ha de estrecharse en el gran abrazo de por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que
eterna unidad. todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado.»
Tercera Lectura

En la noche antes de su muerte Jesús ruega al Padre Comunión


y pide por la unidad de todos los que creerán en él.
La comunión eucarística es la expresión de la íntima
unión que debe existir entre todos los que formamos esta
Oración de los fieles comunidad. No podemos estar unidos a Cristo si no lo esta-
mos con todos los que creen en él.
Hermanos: Unámonos a la gran oración sacerdotal de
Jesús para pedir por la unidad.
A cada intención respondemos: «Escúchanos, Señor.» Despedida
— Para que las iglesias católica, protestante y griega
puedan rezar juntas con la misma oración de Jesu- Hermanos: Vivamos esta semana unidos por la oración y
cristo... por el amor para que el Espíritu Santo nos colme con la ple-
— Para que esta comunidad logre la victoria sobre los nitud de sus dones.
egoísmos y rivalidades, y encuentre el camino de un
diálogo sereno y fructífero...
— Para que abandonemos todas las formas que expre-
san agresión, rivalidad, recelos y revanchismos con-
tra otros hermanos en la fe...

292 293
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 5

E L CAMINO DE DIOS (Primer domingo de Cuaresma) 7


A) Reflexiones 9
1. El desierto, tiempo de búsqueda 9
— Penetrar en un tiempo interior 9
— Encontrar el camino de Dios 9
— Cada uno tiene que buscar su pro-
pio camino 10
2. El desierto, tiempo de desprendimiento 10
— Total desnudez y pobreza interior 10
3. El desierto, tiempo de prueba 12
— El valor de nuestras convicciones 12
— ¿Cuáles son hoy nuestras tentaciones? 13
4. El desierto, tiempo de fidelidad 13
— Tergiversación y manipulación de la
Palabra de Dios 14
Concluyendo... 15
B) Observaciones y sugerencias 16
El simbolismo del desierto 16
El drama de los fariseos 18
Las tentaciones más sutiles 19
C) Guión de moniciones 20
LA AVENTURA DE LA FE (Segundo domingo de Cua- El fuego de la liberación del hombre 51
resma) 25 C) Guión de moniciones 52
A) Reflexiones 27 E L DIOS DE LA MISERICORDIA (Cuarto domingo de
1. La fe, camino en la oscuridad 27 Cuaresma) 57
— La angustia de la esterilidad 27 59
A) Reflexiones
— Una aventura nueva e increíble 28
1. El pecado, ruptura de la unidad 59
— Fe infantil e inmadura 29
— Búsqueda en la oscuridad 30 — Un acto contra la comunidad 59
2. Convertirse: volver a la casa 61
— Duda e incertidumbre 31
— Reflexionar 61
2. La fe, camino de transformación 32
— Reconocer el propio pecado 61
— Más allá de la propia debilidad 32
— Transformar nuestra condición hu- — «Levantarse» 62
3. La fiesta de la reconciliación 62
mana 34
Concluyendo... 34 — Dejarse amar 63
— Creer es morir todos los días 34 — Transformarse en un hombre nuevo 63
— Celebrar una gran fiesta 64
B) Observaciones y sugerencias 35 4. Qué difícil es perdonar... 64
Un poco más allá de nuestros esquemas 36 — El egoísmo de creernos justos 65
El drama de fe de los apóstoles 36 Conclusión 66
C) Guión de moniciones 37 — El cambio en nuestras relaciones 66
B) Observaciones y sugerencias 67
«Yo SOY EL QUE SOY» (Tercer domingo de Cua- Reconciliación 67
resma) 41 Liberación 68
A) Reflexiones 43 C) Guión de moniciones 68
1. Dios se revela como «liberador» 43
FLORECER EN EL DESIERTO (Quinto domingo de
— Ver a Moisés desde Cristo 43
Cuaresma) 73
2. De la admiración a la fe liberadora 44
— Un paso bastante infantil 44 A) Reflexiones 75
— Despojarnos de nosotros mismos 45 1. Dios realiza algo nuevo 75
— Un Dios encarnado en la historia 46 — Una actitud distinta 76
— Presencia dinámica de Dios 48 2. Condenar el pecado... Salvar al pecador 77
3. Este es nuestro tiempo: tiempo de con- — La ley y el amor 77
versión 50 — Respeto profundo por el hombre 79
B) Observaciones y sugerencias 50 3. Concluyendo: lo nuevo es Cristo 81

296 297
B) Observaciones y sugerencias 82
1. El juicio de Jesúss, Juicio del mundo m
C) Guión de moniciones 82 — Todos tenemos nuestra parte en el
drama humano U2
DOMINGO DE RAMOS 87
2. El reinado del amor y de la verdad 112
A) Reflexiones 88 — Revisar nuestras estructuras comuni-
1. El Misterio de Cristo, misterio del hom- tarias 113
bre y de la Iglesia 88 3. Quién es Jesús 114
— El drama de Cristo y el drama de la — La gran preocupación del hombre
Iglesia 89 creyente 114
2. La paradoja de Cristo Rey 90 B) Lectura de la pasión de Jesucristo según san
— Purificar ciertos esquemas 91 Juan 115
3. El Cristo de la fe 92 Introducción pastoral 115
— «Se despojó de su rango» 93 Pasión de nuestro Señor Jesucristo según
— «Se sometió a la muerte» 93 san Juan (dramatizada) 118
— «Por eso Dios lo levantó» 94
Conclusión C) Guión de moniciones 132
94
B) Guión de moniciones 95 Celebraciones penitenciales 137
Introducción 137
JUEVES SANTO 99 Primer esquema 139
A) Reflexiones 101 Segundo esquema 147
1. La Eucaristía, cena comunitaria 101 Tercer esquema 155
— Un desafío y una exigencia 102 Via Crucis (reflexión bíblica) 163
2. La Eucaristía, compromiso de servir a
la comunidad 102 VIGILIA DE PASCUA 185
— Nos exige una reforma interior y ur-
gente 103 A) Reflexiones 186
3. La Eucaristía, alianza para la liberación 1. No lo busquemos entre los muertos 186
del pueblo 104 — La Iglesia pre-pascual 187
— Un gesto de alcances históricos 105 — Dios sigue revelándose a los pobres
Concluyendo 106 y humildes 188
B) Guión de moniciones 2. Caminemos en una vida nueva 189
107
— Vivir ahora como Cristo 189
VIERNES SANTO 111 B) Guión de moniciones 190
A) Reflexiones 111

298 299
DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN 195 A) Reflexiones 234
A) Reflexiones 196 1. Interiorizar la relación de fe 234
1. El amor nos hace ver a Jesús 196 — Reforzar los lazos íntimos que nos
— La lección del Evangelio 198 unen con Cristo 236
2. La Pascua, levadura del mundo 199 2. Los condicionamientos del universa-
— ¿Somos levadura para fermentar la lismo 238
masa? 199 — Cristo, pastor universal 240
B) Guión de moniciones 200 B) Guión de moniciones 241

EN EL PRIMER DÍA (Segundo domingo de Pascua) 205 IDENTIDAD Y ESTILO DE VIDA (Quinto domingo de
Pascua) 245
A) Reflexiones 207
A) Reflexiones 246
1. Nace una nueva comunidad 207
1. Un nuevo mandamiento 246
— El miedo los tenía paralizados 208
— La señal por la que nos conocerán 247
— La pascua hace nacer a la comunidad
2. Un nuevo estilo de comunidad 249
cristiana 209
— La oración en común 251
— La supremacía del amor 212
2. En lucha contra la muerte 212 B) Guión de moniciones 254
— La pascua, un desafío 214
E L ESPÍRITU SANTO Y NOSOTROS (Sexto domingo de
B) Guión de moniciones 215 Pascua) 257
QUE NO SE ROMPA LA RED (Tercer- domingo de A) Reflexiones 259
Pascua) 219 1. Tenemos otro abogado 259
— Comunidad cristiana: la prolongación
A) Reflexiones 222
de Cristo en el tiempo y en el es-
1. Comunidad abierta y servicial 222 pacio 259
— ¿Qué significa aquella pesca mila- — Recordar las palabras de Jesús 261
grosa? 223 — Permanente estado de alerta 262
2. La obligación de evangelizar 226 2. La instancia suprema 263
— La tarea específica de evangelizar 228 — El concilio de Jerusalén 263
B) Guión de moniciones 229 — Los concilios ecuménicos 264
— La acción del Espíritu 265
REVISAR NUESTROS ESQUEMAS (Cuarto domingo de — El Espíritu y nosotros 265
Pascua) 233 B) Guión de moniciones 265

300 301
ASCENSIÓN DEL SEÑOR 269
A) Reflexiones 271
1. La Ascensión, trascendencia del hombre 271
— Visión de la fe 272
— Hacia una nueva manera de vivir 273
—Sentido de trascendencia 274
2. La Ascensión, tiempo de la Iglesia 275
— Tiempo del señorío de Cristo 276
— Tiempo del Espíritu Santo 276
— Tiempo de la responsabilidad evan-
gelizadora 277
B) Guión de moniciones 278

LA GLORIA DE JESÚS (Séptimo domingo de Pascua) 283


A) Reflexiones 285
1. Que todos sean uno 285
— La oración sacerdotal 285
— Verdad, unidad, amor 286
— Un cambio en nuestra mentalidad 287
2. El mensaje de Esteban 288
— La universalidad del mensaje cristiano 288
— Hacia los nuevos horizontes 289
B) Guión de moniciones 291

302

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