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CIUDADANA

PRESIDENTE Y DEMÁS MAGISTRADOS DE LA SALA CONSTITUCIONAL


DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA.
SU DESPACHO.-

REF: AMPARO CONTRA SENTENCIA

Yo, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad No. V-


13.395.146, actuando en mi carácter de Propietario y de miembro de la Junta
Directiva del Condominio del Centro Cristal, acudo ante su competente
autoridad a los fines de incoar amparo contra la sentencia emanada del
Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, Tránsito y Marítimo
de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, en fecha diecisiete (17) de
agosto de dos mil veintidós (2.022), signada bajo el expediente Nro. 13.628.

CAPITULO I
DEL INTERES EN LA ACCION

En tanto que la sentencia dictada por el Juzgado Superior, sobre mi recae el


interés por cuánto soy propietario de un local comercial ubicado dentro del
Centro Comercial Cristal, de conformidad con instrumento público que
acompaño en copia simple signada con la letra “A”; no solo como copropietario
sino como miembro actual de la junta directiva del condominio, circunstancia
está que se evidencia en Acta transcrita ante el Libro de Actas correspondiente,
la cual se acompaña y se presenta el libro para que el funcionario receptor
verifique la cualidad que ostento, de allí recae mi interés procesal, actual,
directo y legítimo, dado que la sentencia agraviante produce en mi condición
que ostento por lo cual de allí deriva la acción que interpongo, en pro de la
buena marcha de la continuidad de gestión que debe operar en una
organización condominios, no solo por el derecho subjetivo de los
copropietarios sino de terceros como proveedores y trabajadores que por
circunstancias sobrevenidas puedan verse afectados.

La acción es sin duda un derecho subjetivo que redunda a su vez


en el derecho de acceso a los órganos de administración de
justicia, previsto en el artículo 26 de la Constitución, sin embargo
para que pueda operar este, es necesario que concurra cómo
requisito el interés procesal, entendido este como elemento que
deviene de la esfera del derecho individual ostentado por el
solicitante que le permite elevar la infracción constitucional o legal
ante los órganos de administración de justicia. No es una
abstracción para el particular que lo invoca pudiendo ser abstracto
para el resto de la colectividad. Tal presupuesto procesal es
entendido como simple requisito o circunstancia de un acto
procesal cuya carencia imposibilita el examen de la pretensión.

En ese orden de ideas es propicio citar al maestro Italiano Piero


Calamandrei, en su obra “Instituciones de Derecho Procesal Civil”
(Volumen I, La Acción, p. 269, Ediciones Jurídica Europa América,
Buenos Aires, 1973): “ El interés procesal en obrar y contradecir
surge precisamente cuando se verifica en concreto aquella
circunstancia que hace considerar que la satisfacción del interés
sustancial tutelado por el derecho, no puede ser ya conseguido sin
recurrir a la autoridad judicial: o sea, cuando se verifica en
concreto la circunstancia que hace indispensable poner en práctica
la garantía jurisdiccional .”

El interés procesal que surge deriva de una sentencia de un

Tribunal Superior que lesiona no solo mi derecho subjetivo como

miembro de la junta directiva del Condominio del Centro Cristal,

sino que a su vez crea un agravio al debido proceso, a la tutela

judicial efectiva y a su vez corrompe el proceso, eso se traduce en

un interés procesal de que ese agravio sea restablecido por esta

Sala, más que por lo valores propios de la ciencia jurídica, sino de

la necesidad que tengo como persona y porque no como ciudadano

titular de derechos y obligaciones, representado por una

circunstancia o situación jurídica real en que me encuentro, de

acudir a la vía judicial para que se me reconozca el derecho

lesionado y evitar un daño injusto, personal y/o colectivo.


Señala la doctrina que el interés procesal ha de manifestarse de la

demanda o solicitud y mantenerse a lo largo del proceso, ya que la

pérdida del interés procesal conlleva al decaimiento y extinción de

la acción. Como un requisito que es de la acción, constatada esa

falta de interés, ella puede ser declarada de oficio, ya que no hay

razón para poner en movimiento a la jurisdicción, si la acción no

existe.

Destacamos que la Sala, en decisión de 01 de junio de 2001

(caso:  Fran Valero González y Milena Portillo Manosalva de

Valero  Exp. Nº: 00-1491, s. nº 956) al referirse al interes procesal

señaló :
“A juicio de esta Sala es un requisito de la acción, que
quien la ejerce tenga interés procesal, entendido éste
como la necesidad del accionante de acudir a la vía
judicial para que se declare un derecho o se le
reconozca una situación de hecho a su favor.
Si teóricamente es irrelevante ir a la vía judicial para
obtener la declaratoria del derecho o el reconocimiento
o constitución de la situación jurídica, o para preservar
un daño, la acción no existe, o de existir, se extingue,
si cesa la necesidad de incoar la actividad
jurisdiccional.

Por todo lo antes expuesto y considerando que la lesión de los derecho


constitucionales quebrantan mis derechos subjetivos propio cómo los colectivos
y difusos, es que mi interés procesal es la de revertir el agravio sufrido por mi,
en la franca violación y menoscabo a través de la sentencia dictada por la Juez
Omaira Escalona, en fecha diecisiete (17) de agosto de dos mil veintidós
(2.022), del Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y
Marítimo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, la cual se
acompaña a la presente signada con la letra “C”.

CAPITULO II
DE LA AGRAVIANTE Y LOS ANTECEDENTES DE LA ACCIÓN
En atención a la identificación de la Agraviante, cómo requisito de la
admisibilidad del amparo, se trata de la ciudadana, actuando como Jueza
Provisoria del Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario.
Tránsito y Marítimo de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo,
quien dicta sentencia actuando como sede constitucional del expediente
signado con la nomenclatura del Tribunal en fecha diecisiete (17) de agosto de
dos mil veintidós (2.022). Es importante destacar que el expediente se le dio
entrada en fecha doce (12) agosto del año en curso, no obstante la juzgadora
dictó en fecha quince (15) de agosto de dos mil veintidós (2.022) un auto de
apertura del lapso de treinta días para dicta la sentencia de conformidad con lo
establecido en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo y Garantías
Constitucionales. Lapso que no respeto por cuánto era público y notorio que la
referida tenía un interés oscuro y parcial sobre la misma por cuánto dicta
sentencia un día antes de que la Comisión Judicial designará nuevos jueces
superiores.

Tal y como se desprende de la sentencia cuestionada emanada del Tribunal


superior, quien actuando en sede constitucional, dicta la misma en los términos
siguientes:
Por las razones antes expuestas este Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Marítimo de esta Circunscripción JUDICIAL del Estado
Carabobo, actuando como Tribunal Constitucional, en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela, y por autoridad de la Ley DECLARA:
PRIMERO: CON LUGAR la apelación ejercida por la presunta agraviante,
abogada, actuando en carácter de Juez del Juzgado Quinto de Municipio
Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Valencia. Libertador, Los
Guayos, NAGUANAGUA y San Diego de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo, contra la sentencia powg

Esta decisión deriva de la oprobiosa y cuestionada decisión de la ciudadana


Juez Quinta de Municipio, previamente identificada que en abuso de la
competencia convocó a Asamblea de Condominio, ante una solicitud de una
copropietaria, no obstante a ello ciudadanos Magistrados se procede a incoar
está solicitud en tanto y en cuanto está ciudadana Juzgadora obvio la actividad
correspondiente de los terceos cómo es mi caso y el de la administradora
BARBARA YAMELI QUINTERO MARQUEZ, quien funge como administradora
del Condominio y adicionalmente fue privada del ejercicio, violentando no solo
el debido proceso, el derecho a la defensa y por ende la tutela Judicial efectiva,
ante tal situación dicha ciudadana interpuso un Amparo contra sentencia, el
cual recayó en el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil
de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo quien en fecha nueve (09)
de agosto del presente año en sede constitucional dictó la sentencia
declarando con lugar y revocando la misma, no obstante ante situación
confusas la juzgadora y los representantes de la presunta apelan y ahí es
donde deviene en la situación irregular dónde la juez de alzada en vez de
confirmar la decisión ajustada a derecho, por el contrario está a su vez revocó
la misma, desconociendo los argumentos esgrimidas por la parte agraviada. Es
por ello que en ese sentido incoamos la presente solicitud de Amparo Contra
Sentencia a los fines de la salvaguarda no solo de los derechos
Constitucionales lesionados sino indirectamente el orden público constitucional
transgredido.

CAPITULO III
DE LAS INFRACCIONES CONSTITUCIONALES EN LA SENTENCIA

En acatamiento a lo dispuesto a la materia de amparo y analizando la


interpretación del mismo es importante destacar algunos aspectos, el primero,
la función jurisdiccional, al respecto es necesario destacar lo que refiere la Sala
Constitucional en criterio dictado en fecha dieciséis (16) de junio de dos mil tres
(2.003), con ponencia del Magistrado Antonio García García. Exp. Nº 03-0609,
dec. Nº 1658, mm
La función jurisdiccional cumple dentro de las sociedades civilizadas un
mecanismo de resolución de conflictos entre los particulares. Su principal
finalidad es que exista un órgano imparcial y especializado dispuesto a
arbitrar con autoridad un conflicto intersubjetivo de intereses, esto es,
que ejerza aquella función y reconozca un derecho a favor de una las
partes encontradas, luego de un proceso donde ambas han participado.
Tal mecanismo tiene orígenes muy antiguos; el Estado ha asumido desde
tiempos remotos (inicialmente lo hizo el Monarca) la resolución de este tipo de
conflictos, y sus decisiones han tenido que ser acatadas por aquellos a quienes
les son adversas por el poder de imperium del que se encuentran dotadas.
En tal sentido, actualmente se concibe a la jurisdicción como la facultad de
administrar justicia, se trata de una función pública encomendada a un órgano
del Estado y que tiene por fin la actuación de la ley a casos concretos (DEVIS
ECHANDÍA, Hernando, Derecho Procesal Civil General, Pág. 87) El sistema no
está concebido para que los particulares se sustituyan en esta función y de
manera anárquica y arbitraria persigan dirimir sus conflictos. Esto es una
función del Poder Público, que a través de los órganos respectivos, previstos
en la Carta Fundamental, les corresponde impartir justicia (órganos del Poder
Judicial).
De manera que, cuando un particular ante un conflicto de intereses, resuelve
actuar limitando los derechos o libertades e impone su criterio, adoptando una
determinada posición limitativa de los derechos de otros, constituye una
sustracción de las funciones estatales, que pretende sustituirse en el Estado
para obtener el reconocimiento de su derecho sin que medie el procedimiento
correspondiente, actuación ilegítima y  antijurídica que debe considerarse
inexistente

Se hace la consideración en tanto y en cuanto la sentencia que recurrimos en


amparo, la Juzgadora agraviante la ha dictado con parcialidad, favoreciendo a
las personas involucradas y desconociendo los alegatos señalados por la
administradora quien es la quejosa en el procedimiento al inicio y cuya tutela
comparto plenamente, cabe destacar, que esta interpretación no obsta para
que a la misma le sean impuestos ciertos límites; más, cuando a la luz de la
vigente Constitución el Organo Jurisdiccional tiene el deber de garantizar la
tutela judicial efectiva de los derechos, en todo caso a la luz de la misma son
denunciados como lesionados, a tenor de lo consagrado en el artículo 26, 49 y
257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, quienes
prescriben la tutela judicial efectiva , el debido proceso y el proceso.

Antes de enunciar lo correspondiente a el debido proceso, debemos insistir en


la contravención de la tutela judicial efectiva, en tal sentido, la Sala
Constitucional en Sentencia Nº 431 de fecha 11 de mayo de 2000, recaída en
el caso LINACA, dejó sentado que:

“(...) la tutela judicial efectiva consagrada en nuestra Constitución representa un


imperativo para el juez en cuanto éste debe procurar la protección de los
derechos e intereses de las partes, utilizando para ello todos los medios que,
estando conformes con el ordenamiento jurídico, permitan lograr la efectividad
en el ejercicio de los derechos y garantías que el ordenamiento jurídico positivo
protege”.

los siguientes principios, a saber: “... primero, el acceso a la justicia; segundo,


una vez en ella, que sea posible la defensa y obtener solución en un plazo
razonable, y tercero, una vez dictada sentencia, la plena efectividad de sus
pronunciamientos. Acceso a la jurisdicción, proceso debido y eficacia de la
sentencia …” (vid. González Pérez, Jesús, “El Derecho a la Tutela
Jurisdiccional” Edit. Civitas, 2001, p. 57).

De ahí que, como la jurisprudencia patria ha reconocido, la existencia de


medidas cautelares dentro del proceso contencioso administrativo resulta de
especial relevancia toda vez que la tutela judicial no será efectiva sí, al
pronunciarse la sentencia de mérito, resulta difícil o prácticamente imposible la
satisfacción de la pretensión. Tal consideración atiende a la lentitud de los
procesos que pueden dar lugar a que, dictada la decisión, ésta carezca de
sentido. Ello explica, pues, el imperativo de establecer medidas preventivas
que aseguren la efectividad del fallo.

En este mismo sentido, algunos autores, como CANOVA GONZÁLEZ,


sostienen que “… el derecho a la tutela judicial efectiva y el principio según el
cual los procesos, son instrumentos para dar razón a quien la tiene, no pueden
perjudicar a quien tiene la razón, obligan a reconocer que los jueces deben
contar con un poder cautelar general, amplio, que les permita adoptar la
medida provisional pertinente o adecuada para garantizar la eficacia total de su
sentencia principal …” (vid. Canova González, Antonio, “Reflexiones sobre la
Reforma del Sistema Contencioso Administrativo Venezolano”, 1998, p.p. 263-
265, 321-323).

En tal sentido la sentencia controvertida y de la cual ejercemos la presente


acción de amparo, desconoce todos y cada uno de los pronunciamientos
establecido abordados en la primera instancia, dado que la ciudadana Abogada
Andreina Crespo actuando como JUEZ QUINTO DE MUNICIPIO ORDINARIO
Y EJECUTOR DE MEDIDA DE LOS MUNICIPIOS VALENCIA,
NAGUANAGUA, LIBERTADOR, LOS GUAYOS Y SAN DIEGO DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO CARABOB, violento el derecho
a la defensa y al debido proceso consagrados en el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y la tutela judicial
efectiva por cuánto el referido Tribunal admitió la solicitud, ordenó la
Publicación del Cartel de Convocatoria de Asamblea de Copropietario. No
ordenó la notificación de la Administradora y no procedió a escucharla
previamente como administradora, tal y como lo establecen los artículos 899 y
900 del Código de Procedimiento Civil, no solo que la ciudadana Juzgadora de
Municipio no escucho a la administradora que indistintamente representa el
interés que tengo sobre la presente causa, sino que en un procedimiento de
naturaleza de Jurisdicción voluntaria dictó medida cautelar violentando y
subvirtiendo el prcoedimiento establecido en el artículo 895 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, dado que no escucho a la Administradora tal y
como lo establece, simplemente se limitó a verificar lo dicho por la solicitante,
basado en el artículo 24 de la Ley de Propiedad Horizontal, no haciendo un
examen detenido de la solicitud planteada y dejado el derecho de terceros
como mi caso que no fui notificado como miembro de la Junta de Condominio,
esta circunstancia el juez de primera instancia trae a colación la sentencia de la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 12 de agosto de
2.005, dónde está misma reitera el criterio establecido en sentencia previa de
fecha 26 de julio del año 2.000, caso Acción de Amparo, ROSA MARÍA AULAR
vs. INVERSIONES OLAR S.A.

Todas la consideraciones fueron observadas y decididas por el Juez de


Primera Instancia que entendió que la juez de municipio si violento el debido
proceso, el derecho a la defensa a la ciudadana ya que dictó una medida
preventivas que consistió en suspender de su cargo a los miembros de la junta
de condominio en la que me incluyo, y la designación de una nueva
administradora temporal, colindado con lo previsto en el artículo 895 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil.
No obstante la juzgadora de alzada por el contrario en vez de confirmar
sostuvo, por eso me permito invocar el criterio sostenido en sentencia de la
Sala Constitucional con Ponencia del Magistrado Jesús E. Cabrera Romero.
Exp. Nº 00-1683, dec. Nº 708, en la cual versa el Contenido del derecho a la
tutela judicial efectiva y Error de derecho al aplicar las causas de inadmisión
viola el derecho a la tutela:
Observa esta Sala, que el artículo 26 de la Constitución vigente,
consagra de manera expresa el derecho a la tutela judicial efectiva,
conocido también como la garantía jurisdiccional, el cual encuentra su
razón de ser en que la justicia es, y debe ser, tal como lo consagran los
artículos 2 y 3 eiusdem, uno de los valores fundamentales presente en
todos los aspectos de la vida social, por lo cual debe impregnar todo el
ordenamiento jurídico y constituir uno de los objetivos de la actividad del
Estado, en garantía de la paz social. Es así como el Estado asume la
administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que
puedan surgir entre los administrados o con la Administración misma,
para lo que se compromete a organizarse de tal manera que los mínimos
imperativos de la justicia sean garantizados y que el acceso a los
órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, en
cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados.
El derecho a la tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido,
comprende el derecho a ser oído por los órganos de administración de
justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo el derecho de
acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos
establecidos en las leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el
fondo de las pretensiones de los particulares y, mediante una decisión
dictada en derecho, determinen el contenido y la extensión del derecho
deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se sacrificará
la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que el proceso
constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia
(artículo 257). En un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de
la vigente Constitución), donde se garantiza una justicia expedita, sin
dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones inútiles (artículo
26 eiusdem), la interpretación de las instituciones procesales debe ser
amplia, tratando que si bien el proceso sea una garantía para que las
partes puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello se convierta en
una traba que impida lograr las garantías que el artículo 26
constitucional instaura.
La conjugación de artículos como el 2, 26 ò 257 de la Constitución de
1999, obliga al juez a interpretar las instituciones procesales al servicio
de un proceso cuya meta es la resolución del conflicto de fondo, de
manera imparcial, idónea, transparente, independiente, expedita y sin
formalismos o reposiciones inútiles.
En este orden de ideas, considera esta Sala, que la decisión de un
tribunal de última instancia mediante la cual se declare inadmisible una
acción, basada en un criterio erróneo del juzgador, concretaría una
infracción, en la situación jurídica de quien interpone la acción, del
derecho a la tutela judicial efectiva, lo cual si bien no ha sido alegado por
los accionantes, puede ser analizado de oficio por el juez constitucional,
tal como ya lo ha dicho esta Sala en numerosos fallos.
Ha dicho esta Sala, reiteradamente, que los errores de juzgamiento en
que pueda incurrir el juez en el cumplimiento de su función, en la
escogencia de la ley aplicable o en su interpretación, o en la apreciación
de los hechos que se les someten y las infracciones legales, sólo será
materia a conocer por el juez constitucional cuando constituyan, a su
vez, infracción directa de un derecho constitucionalmente garantizado.
En el presente caso, los accionantes han denunciado como causa
eficiente del hecho que señalan como constitutivo de la lesión, un error
de juzgamiento en el que presuntamente habría incurrido el juzgador al
encontrar que en la interposición de la demanda se produjo la inepta
acumulación a que se refiere el numeral 4 del artículo 84 de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, fundamento legal de la
declaratoria de inadmisibilidad de la acción propuesta.
En atención a lo expuesto, considera esta Sala, que debe entrar a
analizar la existencia o inexistencia de la causa de inadmisibilidad que
sirvió de base a la sentencia accionada y determinar si su aplicación se
debió a un error de juzgamiento en que hubiere incurrido el
sentenciador, cuyo resultado haya sido impedir a los accionantes el
ejercicio de su derecho de acceso a la jurisdicción, comprendido dentro
del derecho a la tutela judicial efectiva.

Consideramos que existe un error de derecho de parte de la juzgadora de


alzada al tratar de justificar el mal proceder de la juzgadora de municipio, dado
que el planteamos es incongruente y no queriendo que esté máximo tribunal
retrotraiga como una tercera instancia sino que el error de derecho en el
capítulo de la sentencia en ese afán de justificación del fondo, por el contrario
la juzgadora reafirma que por ser un procedimiento de jurisdicción voluntaria,
vistos los involucrados y en concordancia con el artículo 900 del Código de
Procedimiento Civil y la analogía con el artículo del Código de Comercio
referente a las irregularidades administrativas, está instancia débil confirmar la
sentencia porque el argumento señalado es cónsono a la sentencia de primera
instancia, es decir no se evidencia que la juzgadora al dictar sentencia no solo
escuchará a la administradora sino a los terceros que tengan un interés sobre
la misma, adicionalmente que por ser un régimen condominial los derechos son
equivalentes a la alícuota del inmueble que tiene cada copropietario.
Adicionalmente que la decisión del Tribunal de Municipio la Juzgadora estaba
cuestionada por una recusación solicitada en fecha ocho (8) de julio de dos mil
veintidós (2.022), y está no efectuó el trámite correspondiente

CAPITULO IV
FUNDAMENTO DEL DERECHO

Por las consideraciones antes expuestas ante la situación jurídica anómala en


que se encuentra en minusvalía la gestión que tengo y la incertidumbre en que
se encuentra mi propiedad y por cuanto los argumentos aquí sostenidos son de
hecho, en consecuencia el derecho se entiende bajo la concepción del amparo
contra sentencia, al respecto debemos destacar el artículo 4° de la Ley
Orgánica de Amparos y Garantías Constitucionales, la cual es del tenor
siguiente:
Artículo 4. Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la
República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia
u ordene un acto que lesione un derecho constitucional.
En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un tribunal
superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en forma breve,
sumaria y efectiva.

Destaco que está honorable Sala hace procedente la solicitud de amparo en


tanto y en cuanto, ya está honorable Sala Constitucional en criterio sostenido
en fecha once (11) de diciembre de dos mil uno (2.001) con ponencia del
Magistrado Jesús E. Cabrera Romero. Exp. Nº 01-1885, sentencia Nº 2576, la
cual sienta criterio vinculante y que va correspondido a la Pretensión planteada,
en lo que se conoce como “Amparo contra amparo”, la cual señala:

En sentencia de 23 de mayo de 2000 (Caso: Kenneth Scope y otro) esta Sala


señaló, en criterio que ahora ratifica, que:
“De lo anterior se desprende que los presuntos agraviados pretenden la
impugnación -por vía de amparo- de una sentencia firme, en virtud del
agotamiento de las dos instancias previstas en la ley, el caso bajo examen se
enmarca dentro de lo que la jurisprudencia ha conocido como amparo contra
amparo, es decir, se intenta un amparo en contra de una decisión judicial, sólo
que la misma recae sobre una acción de amparo primariamente interpuesta y
que ha recorrido las dos instancias, bien sea por el ejercicio de la apelación o
por la consulta de ley.
En relación con tan particular mecanismo de impugnación, esta Sala
Constitucional fijó posición en sentencias del 2 de marzo y 25 de abril de 2000
(Casos: Francia Josefina Rondón Astor y, Fernando José Roa Ramírez),
estableciéndose en dichas sentencias que, al quedar agotada la vía del
amparo -ya sea por apelación o consulta- es imposible ejercer tal mecanismo
de protección en contra de una sentencia de amparo firme, por cuanto se
crearía una cadena interminable de acciones de amparo, vulnerándose así el
principio de la doble instancia -lesionando a su vez la seguridad jurídica-,
quedando desvirtuada la esencia breve y expedita que inviste el proceso de
amparo.”
Igualmente, conforme el criterio que se ha forjado esta Sala Constitucional, el
ejercicio del amparo contra amparo resultaría posible únicamente en el caso en
que las violaciones a los derechos constitucionales se deriven directamente de
la sentencia dictada por el juez constitucional, de tal suerte que el ejercicio de
las mismas se halla supeditado a la existencia indubitable de una violación del
derecho a la defensa o al debido proceso, o la usurpación de funciones por
parte del tribunal constitucional, que deben originarse necesariamente en el
curso de tal proceso de amparo y, por tanto, los elementos que configuran la
nueva vulneración del orden constitucional son fáctica y jurídicamente distintos
de los que fueron sometidos a revisión en la decisión de la acción de amparo
primariamente ejercida.

Como hemos señalado previamente la alzada en apelación no solo se aparta


de la correcta interpretación efectuada por el juez de instancia, sino que
adicionalmente lesiona y conculca los mismos por cuánto desconoce la
posibilidad de oposición de una parte agraviada, y que el fundamento legal es
incongruente con la interpretación que la juzgadora ha efectuado, por lo tanto
no solo debe ser apercibida sino la remisión ante la Inspectoría General de
Tribunales.

CAPITULO V
DE LA ADMISIBILIDAD Y LA COMPETENCIA

Los requisitos de Admisibilidad, son aquellos que debe observar el juzgador ab


initio, para determinar si la acción de Amparo debe tramitarse o no para la
definitiva declarar si procede o no. Asimismo, los requisitos de procedencia,
conforme a lo establecido por la Sala Constitucional en sentencia signada con
el No. 401, en fecha diecinueve (19) de mayo de dos mil (2.000), son aquellos
que debe revisar el juzgador en el mérito de la causa, es decir, luego de haber
establecido los requisitos que hacen admisible la acción de Amparo.
Es admisible la vía de Amparo en el caso de marras, principalmente por el
efecto determinante para garantizar el derecho transgredido y menoscabado
por la sentencja que aquí se pretende revertir, entendida como la forma
constitucional y legal de la reparación efectiva garantizado por un Juez
Constitucional como el que le corresponde, por lo tanto es admisible y
competente para la efectiva tutela del derecho.

Finalmente solicito que el presente Amparo Constitucional sea admitido ya que


el mismo no se encuentra incurso dentro de las causales de inadmisibilidad
contempladas en el artículo 6 o de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, ya que:

1. No ha cesado la violación de los derechos constitucionales, sino que por


el contrario
2. No se trata de una amenaza, se trata de una violación materializada y
continuada de los derechos constitucionales en mi condición de
copropietario y quién forma parte de la misma.
3. La violación de los derechos constitucionales de mi representada no son
irreparable, ya que, este honorable Tribunal puede perfectamente
ordenar que el agraviante permita el acceso al galpón arrendado y
restablezca los servicios públicos que suspendió.
4. La acción del agraviante no fue consentida por mi representada y se
está interponiendo el presente amparo dentro de los seis (6) meses
siguientes a la fecha que comenzaron las violaciones de derechos
constitucionales.
5. Hasta ahora se ha agotado la vía judicial ordinaria. Y desde otro punto
de vista, no existe otra vía breve, sumaria y eficaz acorde a la
protección constitucional que aquí se está reclamando. Nótese que
se está denunciando la vulneración del derecho a la propiedad, a la
tutela judicial efectiva y al debido proceso y se está pidiendo que se le
msntenga la continuidad administrativa y que la convocatoria sea
conforme al Reglamento de Condominio imperantes, por ende, no
existe vía judicial alguna distinta al amparo que permita acumular
dichas pretensiones. Aunado a ello, es evidente, que en mi
condición de copropietario y como miembro de la junta de
condóminos, está incertidumbre ha generado que tengamos
padeciendo de todos los actos arbitrarios aquí denunciados, siendo
el Amparo Constitucional el procedimiento más expedito para
restablecer la situación jurídica infringida.
6. No se está atacando ninguna decisión judicial que provenga del Tribunal
Supremo de Justicia.
7. No se trata de un supuesto de suspensión de derechos o garantías
constitucionales.
8. No está pendiente decisión de ningún otro Amparo Constitucional
relacionado con los hechos aquí narrados.

CAPITULO VI
DE LA MEDIDA CAUTELAR INNOMINADA

En este orden de ideas y retomando la base sobre la cual como


accionante fundamentamos nuestra pretensión, se precisa que la doctrina del
Alto Tribunal ha señalado el carácter accesorio e instrumental que tiene la
potestad cautelar del juez constitucional, más aún de esta honorable Sala en
los términos que hemos expuesto respecto de la pretensión principal debatida
en juicio, pues se considera posible asumir la solicitud de amparo en idénticos
términos que una medida cautelar, con la diferencia de que la primera alude
exclusivamente a la violación de derechos y garantías de rango constitucional,
circunstancia ésta que por su trascendencia, hace aún más apremiante el
pronunciamiento sobre la procedencia de la medida solicitada.

Por tales razones, debe este Juzgado Superior en uso del amplio poder
cautelar que ostenta, apartarse del fundamento legal dado por el demandante a
la protección cautelar pretendida, por cuanto no se está ante una cautelar
innominada, en tanto que se observa que dicha medida, en el marco de la
presente acción de amparo constitucional, sí está nominada y es la contenida
en el artículo 3 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, conocida en el foro jurídico venezolano como “amparo
cautelar”, la cual es extensible al proceso como el de autos conforme a la
doctrina sentada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
en la decisión N° 1084 del 13 de julio de 2011, caso: José Rafael García
García, en la cual se afirmó lo siguiente:

“(…) los rasgos esenciales de las medidas cautelares,


estas responden, tal como se afirmó supra, a condiciones
de necesidad y urgencia, lo cual conlleva a que se
concedan en aquellos casos en que se requiere de manera
inmediata la prevención de perjuicios graves o de tal
naturaleza que no pueden repararse por la sentencia que
pongan fin al proceso principal. La urgencia es asimismo la
razón de que las medidas cautelares del proceso se
adopten inaudita parte, sin menoscabo del ulterior
contradictorio.
Conforme a los rasgos enunciados y a la naturaleza
garantista de la tutela cautelares, el legislador patrio
reconoció en la nueva Ley que rige las funciones de este
Máximo Tribunal, uno de los caracteres más novedosos y
progresistas de estas medidas, a saber, su carácter
innominado, el cual consiste, en que el poder de resguardo
que tienen los jueces y, concretamente esta Sala, sobre las
situaciones llevadas a juicio se extiende a cualquier
medida positiva o negativa que sea necesaria para la
protección efectiva de los justiciables.
De este modo, esta Máxima Instancia Jurisdiccional y en
general, los tribunales, pueden adoptar cualquiera de las
medidas cautelares expresamente recogidas en el
ordenamiento jurídico, como ocurre con la suspensión de
efectos, la prohibición de enajenar y gravar, etc., o dictar
alguna providencia que sin estar expresamente mencionada
en la ley, permita la protección a los intereses y derechos
ventilados en juicio.
En el presente caso, el accionante solicitó un amparo
cautelar y, sobre el particular, es preciso advertir que aun
cuando éste no se trata del amparo a que se refiere el
primer aparte del artículo 3 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales,
pues no estamos en presencia de una pretensión
anulatoria en la cual pueda acordarse la suspensión de
la norma impugnada, ello no es óbice para que, en el
marco de las amplísimas potestades cautelares que
tiene esta Sala, los justiciables puedan invocar la
protección provisional de sus derechos fundamentales
mientras se tramita o resuelve una acción principal,
pues los amparos cautelares (como medidas
nominadas de salvaguarda de derechos humanos), no
son un efecto del derecho positivo (Entrena Cuesta, R.
1968. Curso de Derecho Administrativo. Madrid: Editorial
Tecnos), sino que constituyen parte del catalogo abierto
de medidas que pueden adoptar los tribunales en el
desarrollo de la función jurisdiccional que desarrollan.
Por ello, mal podría esta Sala limitar la viabilidad del amparo
cautelar a los juicios anulatorios, cuando, como afirma
Rodríguez Zapata J. (1995. Derecho Procesal
Administrativo. Madrid. editorial Tecnos),  la tutela cautelar
es de orden público y es un poder jurisdiccional que debe
ejercerse en salvaguarda de los justiciables aun cuando no
se reconozca expresamente en la ley.
Significa entonces, que cualquier pretensión ejercitable ante
esta Sala, puede ser acompañada de un amparo cautelar a
los fines de la salvaguarda de los derechos fundamentales
que pudieran encontrarse comprometidos por la actuación u
omisión que se denuncia como lesiva, y la procedencia de
éste se encontrará determinada, como en cualquier amparo
constitucional, por los efectos dañosos sobre el derecho
cuya tutela se invoca”. ” (Resaltado de este Juzgado).

En este sentido, queda absolutamente claro que el decreto de la


presente medida cautelar comporta a las violaciones del derecho a la defensa
de la parte contraria, ni violatoria del debido proceso, ya que la parte contra
quien obre el amparo cautelar tendría la posibilidad de formular oposición, una
vez ésta sea ejecutada, conforme a lo previsto en los artículos 602 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil.

Respecto a lo anterior, la Sala Político Administrativa del Tribunal


Supremo de Justicia en Sentencia N° 402, de fecha 20 de marzo de 2001,
caso: Marvin Enrique Sierra Velasco, decidió lo siguiente:

“(…) la tramitación así seguida no reviste en modo alguno,


violación del derecho a la defensa de la parte contra quien
obra la medida, pues ésta podrá hacer la correspondiente
oposición, una vez ejecutada la misma, siguiendo a tal
efecto el procedimiento pautado en los artículos 602 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil (…)”
(Resaltado de este sentenciador).

Ahora bien, conforme al criterio sostenido por la Jurisprudencia, en


casos como en el presente, en los cuales se intenta una acción por Amparo
Constitucional conjuntamente con una solicitud de amparo cautelar,
corresponde al Juez determinar si existe un medio de prueba que constituya
presunción grave de la violación o de la amenaza de violación alegada. cuales
pueden verse seriamente afectados por un perjuicio inminente e irreparable en
la ddefinitiva que es la inconsistencia y discontinuidad no solo a los propietarios
sino a proveedores de servicios y personal de empleado, por lo cual se solicita
que se suspenda los efectos de la respectiva sentencia hasta haya un
pronunciamiento definitivo.

CAPITULO VII
DE LOS ELEMENTOS PROBATORIOS

DOCUMENTALES: a continuación describimos los instrumentos que sustentan


la presente solicitud que se agregan a la presente, los cuales son:

1. Documento de Propiedad del inmueble, ubicado en


el Centro Cristal, el cual me pertenece conforme a
instrumento público en fecha Veintinueve de enero
de dos mil veintiuno (2.021) bajo el No. 2019.479,
Asientos Registral 3, libro de Folio Real del año
2019, se presenta en copia simple marcada con la
letra “A”.
2. Acta de Asamblea General Ordinaria del Centro
Cristal Sector Comercio, Celebrada en fecha
veintiocho (28) de mayo de 2021, se presenta en
copia simple marcada con la letra “B”.
3. Acta de Instalación de la Junta de Condominio
celebrará enn fecha cuatro de mayo de dos mil
veintiuno (2.021), la cual se anexa en copia simple
marcada con la letra B1.
4. Sentencia emanada del Juzgado Superior Primero
en lo Civil, Mercantil, Bancario, Tránsito y Marítimo
de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo,
de fecha diecisiete (17) de agosto de dos mil
veintidós (2.022), la cual se acompaña en copia
simple signada con la letra “C”.
5. Sentencia emanada del Juzgado Primero de
Primera Instancia en lo Civil. Mercantil, Tránsito y
Bancario de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo, en fecha: nueve (09) de agosto de dos
mil veintidós (2.022), la cual se acompaña en copia
simple signada con letra “D”.
6. Solicitud de recusación de fecha ocho (8) de julio de
dos mil veintidós (2.022) la cual se acompaña
marcada con la letra “E”.
7. Auto del Tribunal Quinto de Municipio Ordinario y
Ejecutor de Medida de los Municipios Valencia,
Naguanagua, Libertador, Los Guayos y San Diego
de la circunscripción judicial del Estado Carabobo.,
La cual se acompaña marcada con la letra “F”.

CAPITULO VIII
DEL PETITORIO

Solicito igualmente que el presente Amparo Constitucional sea declarado con


lugar en la definitiva, con todos los pronunciamientos de Ley en los siguientes
términos.

PRIMERO: De acuerdo a lo establecido en los artículo 25, 26 y 27 de la


Constitución; y el artículo 4° de la Ley Orgánica de Amparos y Garantías
Constitucionales, acudo ante este Tribunal a fin de que sea tramitada la
presente acción de manera inmediata, sea declarada con lugar y se ordene lo
conducente, en consecuencia se revoque la sentencia emanada en fecha
diecisiete (17) de agosto de dos mil 2.022 por el Juzgado Superior Primero en
lo Civil, Mercantil, Tránsito y Marítimo de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo

SEGUNDO: Se declare con lugar la medida cautelar innominada


anteriormente fundamentado en que está latente la lesión al orden público
constitucional por cuanto menoscaba el derecho a la propiedad, al debido
proceso, a la defensa y a la tutela judicial efectiva en virtud de la franca
violación a los derechos constitucionales, en consecuencia suspenda los
efectos de la referida sentencia hasta que esté digno Tribunal se pronuncie
sobre la misma en la definitiva.
TERCERO
DE LA CITACION

Pido a la honorable Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia sea


citado a la ciudadana Abg. OMAIRA ESCALONA en su carácter de Juez
Superior Primera en lo Civil, Mercantil, Bancario, Tránsito y Marítimo de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, en la Sede del Tribunal, Edificio
Ariza, Piso 3, Valencia, Estado Carabobo. Igualmente solicito de ser necesario
todo lo con condición de , ubicado en conducente a la citación de aquellos
Órganos u Organismos y/o sus Órganos, sea Fiscalía o Procuraduría según el
caso.

Jurando la urgencia del caso, así como la habilitación del tiempo necesario y/o
requerido a objeto de evitar la prescripción de la acción, solicito se nos expida
Copia Certificada de la presente solicitud. Toda vez que la presente sea
admitida y sustanciada conforme a derecho.

A los fines de cualquier notificación referida a la parte accionante, el domicilio


es: Local PB-A7, en la Etapa A del Centro Comercial Centro Cristal,
Urbanización Las Quintas de Naguanagua, Naguanaguana, Municipio del
mismo nombre, del Estado Carabobo, correo electrónico:
pya.abogados.ven@gmail.com ; Teléfono: 04128945475.

Es justicia en la Ciudad de Caracas a la fecha de su presentación.-

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