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Hechos 23

 
          Dice el vers. Anterior (22:30), "Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la
cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a
todo el concilio, y sacando a Pablo le presentó ante ellos".
 
23:1 -- Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio (13:9; 14:9), dijo: Varones hermanos, yo con
toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. -- "Quiere decir con ello ante
el Sanedrín que había perseguido a los cristianos como un judío (fariseo) consciente (aunque
equivocado), así como ahora seguía a su conciencia al pasar del judaísmo al cristianismo" (ATR).
Cuando perseguía a los cristianos, su conciencia le aprobaba y ahora su conciencia le aprueba en su
predicación del evangelio. La conciencia es "aquel proceso de pensamiento que distingue lo que
considera moralmente bueno o malo, alabando lo bueno, condenando lo malo, y así impulsando a
hacer lo primero, y a evitar lo último" (Vine). "La 'conciencia' es el íntimo conocimiento interior que
vigila las acciones del individuo, siendo posesión peculiar del hombre como agente moral. Una
'buena' o 'limpia' conciencia, pues, es una que no acusa a su dueño de haber obrado en contra de
la luz que ha recibido" (Trenchard). La conciencia del hombre le mueve a hacer lo que su mente
considera bueno y correcto, y a evitar lo que considera malo e incorrecto. Si la conciencia se
ignora, el resultado es que se endurece y se cauteriza (Efes. 4:18, 19; 1 Tim. 4:2).
          La conciencia de Pablo le decía que al perseguir a los cristianos rendía servicio a Dios (26:9-
11; Jn. 16:2); por eso, su conciencia le aprobaba. Pablo enseña que la conciencia no es guía infalible
(1 Cor. 4:4), pero que es pecado violarla (Rom. 14:23). Por eso, siempre procuraba tener "una
conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres" (24:16); "Porque nuestra gloria es esta: el
testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios ... Nos hemos conducido
en el mundo, y mucho más con vosotros" (2 Cor. 1:12). "Pues el propósito de este mandamiento es
el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida" (1 Tim. 1:5).
 
23:2 -- El sumo sacerdote Ananías ("No el mencionado en Lc. 3:2; Jn. 18:13; Hch. 4:7, sino el hijo
de Nebedeo, designado sumo sacerdote por Herodes ... Aunque sumo sacerdote, era hombre de
mal carácter", ATR) ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. --
(compárese Jn. 18:22). Golpear en la boca era un modo judicial y simbólico para silenciar al testigo
que hablara falsedades (Boles). Pensaban que Pablo era un apóstata y traidor y que, por eso, no le
era posible tener buena conciencia, sino que debiera estar temblando en la presencia del concilio.
Era más fácil darle una bofetada que refutar lo que decía. Según Josefo los saduceos eran hombres
toscos, desprovistos de cultura. Aquí está una ilustración de ello. Extraña que el tribuno permitiera
que los judíos golpearan a un romano.
          Siempre los judíos querían callar la boca a los fieles siervos de Dios: por ejemplo, Herodes
degolló a Juan, los judíos crucificaron a Jesús, apedrearon a Esteban y ahora Ananías quería hacer
lo mismo. Sin embargo, estos enemigos de Dios no cambiaron la verdad que estos fieles siervos
predicaban. Los ancianos tienen el deber de tapar la boca de los falsos pero no con un golpe físico
sino con la sana doctrina (Tito 1:9-11).
 
23:3 -- Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti (poco después de esto, en el año 66 d. De J.C.,
Ananías fue asesinado), pared blanqueada! (Mat. 23:27, Jesús empleó una figura aun más fuerte
para los hipócritas: "sepulcros blanqueados"). ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley,
y quebrantando la ley me mandas golpear? -- La ley no permitía que ninguno se condenara antes
de que se examinara. "No hagáis injusticia en juicio", Lev. 19:35. La Biblia enfatiza mucho la
necesidad de la justicia: Ex. 23:1, 2; Deut. 19:15-18; Prov. 18:13; Jn. 7:51.
          La reacción de Pablo nos recuerda de nuestro Señor Jesús cuando sanó al hombre con la
mano seca. Dice Marcos 3:2-5 que los judíos "le acechaban para ver si en el día de reposo le
sanaría, a fin de poder acusarle", y que Jesús estaba "mirándolos alrededor con enojo".
 
23:4-5 -- Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? (Deut. 17:8-12)
-- ¿Por qué no protestaron el acto de golpear a un hombre ilegalmente? Así es la inconsecuencia
de los que no aman la justicia.
          -- Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; -- Lucas no explica por qué
Pablo no sabía que Ananías era el sumo sacerdote. Los comentaristas han dado varias
explicaciones del asunto pero son de poco valor. El sencillo punto es que Pablo no lo sabía.
          -- pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. -- Ex. 22:28. Pablo no
solamente respetaba al príncipe del pueblo de Dios, sino que aun requiere el respeto para el
gobierno civil (Rom. 13:1-7).
 
23:6 -- Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en
el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; -- 26:5; Fil. 3:5, 6. Todos sabían que
Pablo era un cristiano y que al decir que era fariseo solamente quería decir que era fariseo en
cuanto a su creencia en la resurrección.
          -- acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. -- (Compárense
4:2, 10; 17:3; 26:6-8; 28:20). Si la mitad del concilio eran fariseos que creían en la resurrección, no
les convenía juzgar a Pablo por predicarla. Pablo predicaba la resurrección de Jesús y también la
resurrección de todos. La diferencia principal entre los fariseos y los saduceos era la resurrección, y
el tema principal de la predicación de Pablo y los apóstoles era la resurrección de Cristo (2:32;
3:15; 10:40; 13:30; 17:3; 26:6-8). Pablo afirmó que la resurrección era la esperanza de Israel
(compárese Jn. 11:24); por eso, no deberían pensar que él predicaba algo nuevo o contrario a la
religión judaica.
 
23:7 -- Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se
dividió. -- Pablo sabía (1) que el Sanedrín no le juzgaría con justicia y (2) que estaba dividido entre
fariseos y saduceos. Algunos dicen que Pablo quería dividir el Sanedrín, pero ya estaba dividido, y
él solamente enfatizaba que no solamente él sino también esos mismos fariseos que componían
como la mitad del concilio creían en la resurrección.  Sabiendo, pues, que los saduceos le odiaban
porque predicaba la resurrección de Cristo, buscaba el apoyo de los fariseos del concilio. Estos
odiaban a Pablo también pero odiaban a los saduceos aun más. Lo que Pablo hizo en esa ocasión
no era reprochable en ningún sentido. Como él mismo dijo después, "O digan estos mismos si
hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio" (24:20).
 
23:8 -- porque los saduceos dicen que no hay resurrección, -- Mat. 22:23-33. Los saduceos eran
materialistas como los testigos del Atalaya, pues negaban la inmortalidad del alma. ¿Por qué
tantos hombres niegan la resurrección? Porque si hay resurrección también habrá juicio y todos
serán juzgados conforme a sus obras; por esta causa muchos incrédulos no aceptan la
resurrección. Por la misma razón muchos no creen que Dios es el Creador, porque si aceptan esto,
tendrán que reconocer también que El nos juzgará en el Día Final.
          -- ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. -- Los saduceos eran
materialistas (como los testigos del Atalaya).
 
23:9 -- Y hubo un gran vocerío (alboroto, LBLA; gran clamor, NRV; gritería, Ef. 4:31; nadie
escuchaba a nadie, sino que todos hablaban y gritaban a la vez) y levantándose los escribas de la
parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; -- Aquí está
otro testimonio para confirmar la inocencia de Pablo. Los fariseos detestaban la obra de Pablo
porque estaba aceptando a los gentiles como hijos de Dios sin circuncidarles, pero por el momento
estaban dispuestos a olvidar eso porque no querían perder esta oportunidad dorada de avergonzar
a los saduceos.
          -- que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, -- Pablo no había dicho que un espíritu o ángel
le había hablado, sino simplemente que era fariseo, pero los fariseos del concilio añadieron lo
demás para armonizar lo que Pablo decía con la doctrina de ellos.
          -- no resistamos a Dios. -- Esta última frase no es genuina y se omite en la Nueva Reina-
Valera 1990 como también en La Biblia de las Américas. Viene de Hechos 5:39 y fue suplida por
algún escribano para completar la frase incompleta de los fariseos.
 
23:10 -- Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese
despedazado por ellos (los del concilio eran alborotadores, exactamente como el pueblo, 21:31;
22:23) mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la
fortaleza. -- En esta ocasión era aun más urgente que el tribuno rescatara a Pablo, porque esta vez
él sabía que Pablo era ciudadano romano. El tribuno quería saber de qué los judíos acusaban a
Pablo, pero otra vez tuvo que rescatarlo sin darse cuenta de la causa de la acusación contra él. De
hecho, los romanos nunca supieron cuál era la acusación.
 
23:11 -- A la noche siguiente se le presentó el Señor (compárense 9:5; 18:9, 10; 22:17-21; 27:23;
Heb. 13:5; en estos momentos de crisis le apareció para fortalecerle) y le dijo: Ten ánimo, Pablo,
(el Señor Jesús había dicho "Ten ánimo" a los enfermos, Mat. 9:2, 27; a los discípulos cuando "vino
a ellos andando sobre el mar", Mat. 14:25-27; y otra vez cuando los apóstoles estaban
preocupados por la salida de Jesús, Jn. 16:33) pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es
necesario que testifiques también en Roma. -- 19:21; 25:9-12; Rom. 1:10-15. Por la providencia de
Dios ya se había iniciado el proceso que llevaría a Pablo hasta Roma. El Señor había dicho a Ananías
que Pablo iba a padecer por su nombre (9:15, 16) y ahora le dice que llegará a Roma, pero no le
dijo que llegaría como hombre libre. Sin duda en muchas ocasiones Pablo se acordaba de estas
palabras.
 
23:12 -- Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo
maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. --
Esto es otro eslabón en la cadena de la providencia de Dios. El resultado de este complot removerá
a Pablo de Jerusalén a Cesarea, un paso significativo hacia Roma. (En cuanto a esta clase de
juramento, de esa manera habló Jezabel a Elías: "Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si
mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos", 1 Reyes 19:2;
compárense 1 Sam. 14:24; 2 Sam. 3:35).
          El juramento era invocación a Dios a que les castigara, en caso de que no lograran su
propósito de matar a Pablo, un acto que sería más sabroso para ellos que los alimentos. Desde
luego, la palabra de hombres corruptos y perversos no vale nada y, por eso, tales juramentos no
llevan peso alguno, pero este caso ilustra el fanatismo de los judíos que tantas veces provocaban a
los romanos hasta que, por fin, éstos sitiaran la ciudad para destruirla en el año 70 de ese mismo
siglo.
 
23:13-15 -- Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración, los cuales fueron a los
principales sacerdotes y a los ancianos (sabiendo que éstos aceptarían el plan) y dijeron: Nosotros
nos hemos juramentado bajo maldición (¿Cuánto vale el juramento de criminales?), a no gustar
nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo. Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al
tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta
acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue. -- Los sacerdotes y
ancianos solamente tendrían que pedir que el tribuno llevara a Pablo "ante vosotros" y de lo
demás se encargarían los cuarenta, y solamente hasta allí los líderes estarían involucrados pero, de
principio a fin, la conspiración era criminal. ¡Los líderes judíos eran criminales! A no ser por la
intervención de Dios, es decir, simplemente desde el punto de vista humano este plan habría sido
exitoso, porque no solamente estaban resueltos estos fanáticos a llevarlo a cabo, sino que también
tanto los romanos como el concilio habrían cooperado.
 
23:16 -- Mas (Pero, LBLA) -- Lo que derrotó el plan de los conspiradores no era la "buena suerte"
de Pablo, sino la providencia de Dios. El sanedrín y los (otros) fanáticos estaban resueltos a dar
muerte a Pablo, pero Dios tenía otros planes para él (24:11).
          -- el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y
dio aviso a Pablo. -- Lucas nos deja con muchas preguntas sin respuesta con respecto a este joven,
pero lo importante era que este sobrino de Pablo desempeñó un papel muy importante. Como dijo
Mardoqueo a Ester, "¿quién sabe si para esta hora has llegado al reino?" (Ester 4:14). Sin duda
alguna en esa "hora" este joven estaba en Jerusalén para salvar la vida de Pablo. No aceptamos la
idea de que por casualidad o por buena suerte o por coincidencia estuviera allí. De la misma
manera, todos los que toman parte en los asuntos de Dios son personas importantes y su
participación es importante. Nadie ha de ser menospreciado.
          Otro detalle que se observa aquí, como también en otros textos, es que aunque Pablo era
prisionero de Roma, los oficiales lo trataban con humanidad. Como en esta ocasión su pariente
tenía acceso a él para avisarle del complot, así también en Cesarea y en Roma podía recibir
visitantes (24:23; 28:30).
 
23:17 -- Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque
tiene cierto aviso que darle. -- Pablo no quería que el joven hablara con los centuriones, sino que
fuera al que tuviera la máxima autoridad, el tribuno mismo. El testimonio personal del joven sería
convincente. El Señor había dicho que Pablo iría a Roma, pero él tenía que ser responsable y actuar
(poner su parte) para llevar a cabo el plan de Dios.
 
23:18 -- El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que
trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte. -- El que era el perseguidor Pablo ahora
es el preso Pablo. Hechos 21:33 - 28:31 revela las actividades de "el preso Pablo" (Efes. 3:1; 4:1;
Filem. 1).
 
23:19, 20 -- El tribuno, tomándole de la mano (esto indica que estaba muy joven) y retirándose
aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? El le dijo: Los (líderes de los) judíos han
convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna
cosa más cierta acerca de él. -- ¿Le habrán prometido comportarse mejor esta vez (por ej., "Si nos
recibes otra vez te prometemos que esta vez no pelearemos")?
 
23:21 -- Pero tú no les creas (prestes atención, LBLA, margen, Lit., no te dejes persuadir por
ellos); porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo
maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando
tu promesa. -- Al recordar la conducta salvaje de los judíos en el templo y cómo sus soldados
tuvieron que rescatar a Pablo de sus manos, le era fácil al tribuno creer al joven. Al saber del
complot, ¿qué haría el tribuno? (1) ¿dejar que los judíos mataran a Pablo y de esa manera terminar
el asunto? (2) ¿llevarlo al concilio con muchos soldados y tratar de matar a los conspiradores? (3)
¿rehusar el pedido de los judíos y tener más resistencia? o (4) ¿remover a Pablo de Jerusalén antes
de que pudieran hacer su petición?
 
23:22, 23 - Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había
dado aviso de esto (tanto para la seguridad del joven como para no estorbar el plan del tribuno). Y
llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera (a las 9) de la noche
doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros (LBLA, margen, O, arqueros, u,
honderos), para que fuesen hasta Cesarea (la sede del gobierno romano de esa área); -- Con este
"ejército" de 470 soldados pudieran haber salido de una vez, pero era mejor esperar y salir de
noche para evitar otro alboroto entre el pueblo. Después de la conversión de Pablo, los judíos
querían darle muerte, pero era protegido por los romanos: por Claudio Lisias (21:32 - 23:34); por
Galión (18:14-16); y por Julio (caps. 27, 28).
 
23:24, 25 -- y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo (otra vez, Lucas nos deja con
pregunta sin respuesta: ¿por qué cabalgaduras para Pablo?) le llevasen en salvo a Félix el
gobernador. Y escribió una carta en estos términos: -- "La ley romana demandaba que un oficial
subordinado, como Lisias, debía enviar, al remitir un caso a su superior, una declaración de la causa
por escrito" (ATR).
 
23:26, 27 -- Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud. A este hombre, aprehendido
por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que
era ciudadano romano -- Este documento bien ilustra cómo los hombres -- aun los más eminentes
-- tuercen la verdad. ¿Cuántos hechos "históricos" han sido pintados para favorecer a ciertas
personas? No fue exactamente así como Claudio Lisias escribió. Es cierto que lo libró de los judíos,
pero no por saber que era ciudadano romano. No le informó a Félix que él mismo "le prendió y le
mandó atar con dos cadenas" y creía que era "aquel egipcio que levantó una sedición", y después
mandó "que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes", 21:33, 38;
22:24. No le convenía decir todo lo que había hecho con un ciudadano romano al gobernador
romano.
 
23:28, 29 -- Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos; y hallé
que le acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía digno de muerte o
de prisión. -- Pablo fue pronunciado inocente por Galión, procónsul de Acaya (18:14), por Claudio
Lisias, tribuno romano (23:29), por Festo, gobernador romano (25:18), y por Agripa, rey de los
judíos (26:31). Compárese Mat. 27:19, 24.
 
23:30-32 -- Pero al ser avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre,
al punto le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que
tengan contra él. Pásalo bien. Y los soldados, tomando a Pablo como se les ordenó, le llevaron de
noche a Antípatris. (Este pueblo estaba a unos sesenta y cinco kilómetros de Jerusalén). Y al día
siguiente, dejando a los jinetes que fuesen con él, volvieron a la fortaleza. -- Según el vers. 23
habían de preparar "doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen
hasta Cesarea", pero parece que el resto del viaje fuera menos peligroso.
 
23:33 Cuando aquéllos llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también
a Pablo delante de él. -- Qué pronto se cumplió la profecía de Agabo que Felipe y los otros
hermanos de Cesarea habían escuchado (21:10, 11).
 
23:34, 35 -- Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y habiendo entendido
que era de Cilicia, le dijo: Te oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en
el pretorio de Herodes. -- Sin duda este sitio era el mejor lugar disponible para presos, y durante
estos dos años Pablo podía recibir a los hermanos para enseñarles y para ser consolados por ellos.
Que sepamos no escribió ninguna de las epístolas durante estos dos años, pero sus discursos
delante de Félix, Festo y Agripa son de los más significativos de la Biblia. En cada ocasión él había
de presentar su defensa pero en realidad aprovechó la oportunidad de llevar el nombre de Jesús
"en presencia de ... reyes" (9:15).
          El complot de los judíos fanáticos fue un fracaso total, pero dos años después "los principales
sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él (el gobernador Festo), y le
rogaron, pidiendo contra él (Pablo), como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos
una celada para matarle en el camino" (25:1-3). Estos hombres perversos no querían aprender que
Dios no les permitiría destruir a Pablo.

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