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Clase 5

Evangelio de Juan 2:12-22.

2:13. Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén. Juan habla de la pascua en
este texto, posiblemente en 5:1, otra vez en 6:4 y finalmente en 11:55. De esta manera se concluye que
el ministerio de Jesús duró tres años y unos meses. También Jesús estuvo en Jerusalén para la fiesta de
los Tabernáculos (7:2,10), y para la fiesta de la Dedicación (10:22). Mateo, Marcos y Lucas relatan
ampliamente el ministerio de Jesús en Galilea, mientras que Juan enfatiza su ministerio en Judea. Esto
también es prueba de que Jesús era un judío practicante.

2:14. Y halló en el templo. Para ir hacia el santuario desde el este se atravesaba primero el atrio de los
gentiles, luego el atrio de las mujeres y, por último, el atrio de los sacerdotes. El mercado estaba en el
primer atrio (el de los gentiles). Solamente hasta este atrio podrían entrar los gentiles. En ese lugar
podrían orar, meditar y aprender del único Dios Vivo. Como dice Marcos 11:17, "Mi casa será llamada
casa de oración para todas las naciones".

A los que vendían bueyes, ovejas y palomas. Núm. 28:19-25 habla de los sacrificios que Dios
requería durante la fiesta de los panes sin levadura. El texto habla de becerros, carnero, corderos, y
macho cabrío. Judíos de todas las naciones (2:5) llegaban a Jerusalén para estas fiestas y, en lugar de
traer animales, palomas, etc., traían dinero para comprarlos al llegar a Jerusalén. De esto habla este
texto. Algunos judíos, aprovechándose de esta necesidad de la gente, no sólo vendían animales y aves
para los sacrificios en el templo mismo, sino que también como ladrones, defraudaban al pueblo (Mat.
21:13). Así es que el templo (el atrio de los gentiles) se convertía en un corral de ganado.

Y a los cambistas allí sentados. Según Ex. 30:13 todo varón judío tenía que pagar el impuesto anual
de medio siclo (compárese Mat. 17:24-27). En realidad lo que los cambistas hacían era necesario,
porque solamente dinero judío era aceptable para los usos del templo y, por eso, el dinero romano tenía
que cambiarse.

2:15-16. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes;
y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas. Este es el Cristo desconocido por
muchísimas personas que profesan ser sus discípulos, porque su concepto de Cristo es el de las pinturas
rubio, europeo con cabello de mujer, cargando un corderito en los brazos. Tal "cristo" no existe excepto
en la ignorancia de los que no aman la verdad. Los tales deben leer con cuidado este texto y también
18:4-6; Luc. 4:29, 30; y Apoc. 1:12-18. Cristo recibe con toda ternura a los pecadores arrepentidos, y
tiene paciencia con sus discípulos aunque tengan muchas debilidades (con tal que sean sinceros), pero
es "el León de la tribu de Judá" (Apoc. 5:5) para con los rebeldes, obstinados e hipócritas (Mat. 23).

Y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de
mercado (centro comercial). Según Mat. 21:12 Jesús hizo la misma cosa otra vez cerca del fin de su
ministerio. Zac. 14:21, "y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos". De

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esta manera Jesús condenó el espíritu mundano y carnal de los judíos. Según Mat. 21:12 Jesús dijo que
hacían de la casa de Dios una cueva de ladrones (Marcos y Lucas dicen lo mismo). Esto indica que no
solamente hacían mercadería de las cosas de Dios, sino que eran avaros, deshonestos, y chuecos y que
defraudaban a la gente. Se aprovechaban de la necesidad de la gente de conseguir los animales
apropiados para los sacrificios y de cambiar su dinero romano en dinero judío. Por todo esto les
cobraban precios exorbitantes.

2:17. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. Sal.
69:9, "Porque me consumió el celo de tu casa". Los discípulos de Jesús eran estudiantes serios de las
Escrituras. Este texto (Sal. 69:9) estaba bien grabado en su memoria, y vieron su cumplimiento en esta
acción de Jesús. "Se acordaron" porque habían estudiado las Escrituras cada sábado en la sinagoga. Si
los que asistan a los servicios y clases bíblicas de la iglesia ponen atención, podrán acordarse de
importantes textos en el momento oportuno.

2:18. Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? ¿Con
qué autoridad haces esto? ¿Cuáles son sus credenciales? Es de extrañar que no resistieran a Jesús.
¿Cómo fue posible que permitieran que El hiciera lo que hizo? Tenían espíritu de cobardía, porque su
propia conciencia les acusaba. En varias ocasiones los judíos mostraron su debilidad delante de Jesús:
p. ej., Juan 18:4-6, en el huerto Cristo preguntó a los que habían llegado para prenderle, "¿A quién
buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy... Cuando les dijo: Yo soy,
retrocedieron, y cayeron a tierra". La presencia de Jesús era imponente.

2:19. Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo. Jesús emplea la palabra para el santuario
(naos), porque el santuario literal era figura o símbolo del cuerpo de Cristo. Predice que como los
judíos profanaban el templo literal, también destruirían el cuerpo de Cristo, en el cual habitaba la
Deidad (Col. 2:9).

Y en tres días lo levantaré. Iba a resucitar en tres días. Jesús habló por parábolas a los que
voluntariamente ignoraban la verdad (2 Ped. 3:5) y amaban la mentira (2 Tes. 2:10-12). "Por eso les
hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden" (Mat. 13:13). Su respuesta
en esta ocasión nos recuerda de Mat. 12:38-40. Le pidieron una señal y les dijo, "La generación mala y
adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo
Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la
tierra tres días y tres noches". En los dos casos la única señal prometida fue la de su propia muerte,
sepultura y resurrección.

2:20. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo. Los judíos
estaban enamorados del tipo (el templo físico), y no les interesaba el antitipo (el cuerpo de Cristo).
Aparte de los 46 años, podían haber hablado también del ejército de trabajadores que lo estaban
construyendo, el costo de materiales, etc. Todavía no lo habían terminado. De hecho, seguían con la
construcción del templo hasta el año 64 (aprox.), y en otros seis años fue destruido por los romanos.

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Para los judíos el templo no era tipo de nada, porque para ellos el propósito del templo era el templo
mismo, y creían que existiría para siempre. Confiaban de todo corazón en su templo (Jer. 7:4) y no se
imaginaban que sería destruido.

¿Y tú en tres días lo levantarás? Imagínese con qué desprecio decían esto.

2:21. Más él hablaba del templo de su cuerpo. Ese templo literal era tipo del cuerpo de Cristo,
porque el templo simbolizaba la presencia de Dios entre su pueblo. "Dios no habita en templos hechos
por manos humanas" (Hech. 17:24), sino que vino en la persona de Jesucristo para estar con su pueblo
(1:14; Mat. 1:23). Cristo era el verdadero templo.

A veces, como en esta ocasión, Juan explica las palabras de Jesús: p. ej., en otra ocasión (7:39) explicó
la frase, "de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él".

2:22. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había
dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. La implicación necesaria es
que también nosotros debemos creer la Escritura (Luc. 24:44, en particular, Sal. 16:10). Véanse Hech.
2:31; 13:35).

En ese momento los discípulos no entendieron las palabras de Jesús, pero las guardaron en su corazón;
después las entendían. Esto sirve como ejemplo para nosotros: nos conviene estudiar la Palabra y,
aunque a veces haya textos difíciles de entender, si los guardamos en la memoria y los meditamos,
después los entenderemos mejor.

Preguntas de repaso:

1. Jesús es nuestro ejemplo a seguir y él se congregaba fielmente ¿Te congregas tu fielmente?

2. ¿Te das cuenta que Jesús es amor pero también es justicia pues azotó a los que mercadeaban?

3. ¿Has conocido iglesias o religiones que hacen de la fe un negocio?

4. ¿Has conocido personas que le dan más valor a los templos que a la presencia de Dios?

5. ¿Qué tanto estudias y reflexionas en la Palabra de Dios?

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