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El modernismo fue un movimiento literario que tuvo su origen en Hispanoamérica en 1885 y se

extendió hasta 1915 aproximadamente. Desde Hispanoamérica llegó a España, lo que lo convierte
en el primer movimiento en invertir el flujo de las influencias estéticas. Fue conocido gracias al
gusto por el refinamiento expresivo, la búsqueda de la sonoridad del lenguaje y la pretensión de
cosmopolitismo. Sin embargo, no fue un movimiento unificado con programa. Más bien
representó el espíritu de una época que inspiró a muchos escritores de diferentes países quienes,
sin conocerse entre sí, se encontraron en una nueva manera de tratar la palabra. Esta suerte de
comunión de espíritu descansa sobre algunas circunstancias históricas compartidas, como las
secuelas de la lucha independentistas y el avance del imperialismo norteamericano en
Hispanoamérica, todo ello inscrito en un proceso de transformación cultural de Occidente.

Características:

Cosmopolitismo

En 1888 el nicaragüense Rubén Darío usó la palabra modernismo para referir las nuevas
tendencias literarias. Para Octavio Paz, este gesto del escritor pretendía dar a entender que lo
propiamente modernista era salir de casa en busca de otra cosa. Esa búsqueda dio lugar a un tipo
de literatura muy particular, signada por algunas de las siguientes características.

Uno de los aspectos que caracterizó al modernismo fue su vocación cosmopolita, es decir, su
apertura al mundo. Para Octavo Paz, este cosmopolitismo hizo redescubrir a los escritores otras
tradiciones literarias, entre ellas, el la del pasado indígena.

Reacción contra la modernidad y el progreso

El lugar desde donde se valora y reconoce el mundo prehispánico no es un simple nacionalismo. Es


a la vez, según Paz, la inspiración estética y argumento contra la modernidad y el progreso, dado el
contexto de la admiración y temor que despertaba EE.UU. En esa misma línea se inscribió el
redescubrimiento del pasado español como afrenta contra la avanzada norteamericana.

Carácter aristocrático

El modernismo no abrazaba las causas populares, ya como temas, ya como estilos. Por el
contrario, se remontaba a la búsqueda de una estética refinada con un cierto sentido aristocrático.

Individualismo

El investigador Moretic se pregunta qué literatura podían ofrecer los escritores modernistas,
enmarcados en las capas medias de la sociedad hispanoamericana, sin pasado cultural o político
propio y con escasas expectativas de futuro. Encuentra la respuesta en la necesidad de mostrar la
individualidad exquisita y herida.

Diálogo entre melancolía y vitalidad


Algo del modernismo recuerda al espíritu romántico. Octavio Paz señala que, de hecho, cumplió
una función semejante. A este respecto, sostiene “no fue una repetición, sino una metáfora: otro
romanticismo”.

Sensorialidad y sensualismo

El modernismo busca construir una estética a partir de la evocación de imágenes sensoriales, lo


que de alguna manera lo vincula al diálogo interdisciplinario con las demás artes. Colores,
texturas, sonidos, son parte de las evocaciones características de este movimiento.

Búsqueda de la musicalidad

La musicalidad de la palabra es un valor dentro del modernismo. Así, pues, la palabra no está
subordinada necesariamente a su significado sino a la sonoridad y resonancia que pueda tener, es
decir, a su musicalidad. Forma parte, de algún modo, de la búsqueda de una sensorialidad.

Preciosismo y perfección formal

Es notorio también el gusto por el cuidado de la forma en todos sus detalles, lo que le da un
carácter preciosista.

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