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Para empezar, en la historia intelectual de América Latina, el modernismo es un término

que puede aplicarse con utilidad y precisión al menos a un movimiento intelectual: un


movimiento modernista claramente definible en la América Latina de habla hispana
(1880-1920). El movimiento modernista estalla en sus respectivas escenas y representa
rupturas culturales. Lógicamente, este movimiento tiene orígenes, contextos, consecuencias,
trayectorias y agrupaciones de pensadores algo diferentes, así como diferentes legados de
influencia y comunidad. El modernismo es un movimiento de renovación cultural que se
manifestó en las obras de creadores de diferentes países de Europa y América Latina,
convirtiéndose en el primer fenómeno cultural "internacional". El modernismo es un
movimiento literario que apareció en América Latina alrededor de 1880. Su principal
objetivo estético era la búsqueda de la belleza como forma de escapar de la realidad
cotidiana, intentando mostrar su desacuerdo con el materialismo de la sociedad burguesa. La
literatura, el pensamiento, el arte, la arquitectura, la fotografía y la música son los principales
ámbitos en los que el modernismo dejó su huella. En este sentido, nos preguntaremos cómo el
MODERNISMO revolucionó la literatura latinoamericana e influyó en otros países.
En primer lugar, analizaremos el origen del modernismo, así como su historia en términos
generales y los principales actores literarios que influyeron en este movimiento modernista y
vanguardista, que poco a poco influyó en muchos otros países. Por último, nos ocuparemos
de una figura emblemática del modernismo, Rubén Darío, que extendió su influencia por
todo el mundo.

En primer lugar, hablaremos del origen del Modernismo, así como de su historia y de los
principales actores que lo difundieron en el mundo e influyeron en este movimiento artístico.
Para empezar, José Martí y Rubén Darío presidieron las dos principales etapas del
Modernismo, el primer movimiento literario articulado entre artistas del mundo
hispanoamericano, que alcanzó igual proyección en España a través de encuentros, reseñas,
intercambios de libros, artículos críticos recíprocos, etc. Ambos encarnan la rápida
transformación de la lengua y la cultura españolas en el mundo. Ambos encarnan la rápida
transformación del hombre de letras en el siglo XIX. Considerado desde el punto de vista de
la condición intelectual, este hombre cambió su énfasis desde el privilegio otorgado a la
política, el deber a la independencia de Cuba fue silenciado por el poeta José Martí, a la
afirmación del conocimiento del arte, apoyado por el poeta Rubén Darío como único soporte
para intervenir en el mundo de las ideas. En esta nueva perspectiva, Darío estableció
vigorosamente su autoridad polémica, actuando con el peso de su variada presencia
institucional y discursiva para insistir en la primacía del trabajo intelectual basado en todas
las posibilidades de la palabra; dijo que "la música es a menudo la idea" o que la idea está en
la forma. En 1895, Darío publicó la necrológica de Martí en el diario bonaerense La Nación,
casi un manifiesto de esta inflexión, inscrita en el difícil e incierto proceso de constitución del
intelectual crítico y en las pretensiones de autonomía estética que distinguen a todos los
modernistas. Rubén Darío difundió conscientemente el movimiento modernista a gran escala
durante sus estancias en España, Argentina, Chile y Cuba. En este contexto hispano, el
modernismo tuvo un alcance transatlántico, ya que incluyó a poetas y escritores españoles en
la península, especialmente a los miembros de la generación española del 98, que también se
cuestionaron el significado de su salida definitiva del Nuevo Mundo. Entre los principales
modernistas españoles se encuentran Rosalía de Castro, Ramón del Valle Inclán, Antonio
Machado y Juan Ramón Jiménez. Existe cierto consenso en que la literatura es el medio más
asociado al modernismo en Hispanoamérica, un movimiento multinacional pero consciente
de sí mismo que comenzó a tomarse en serio junto con otros desarrollos que se han
denominado naturalismo y realismo. El modernismo fue el primer movimiento literario que
se centró deliberada y conscientemente en el Nuevo Mundo. Desde sus inicios, fue
generalmente antiburguesa y antiimperialista, y se anunció mediante importantes rupturas con
las formas convencionales. Mientras que el modernismo estaba influenciado por el
parnasianismo y el simbolismo, y a menudo rechaza conscientemente el naturalismo de Émile
Zola, sus practicantes latinoamericanos a menudo buscaban crear un estilo literario distinto
que enfatizara las realidades latinoamericanas.

De hecho, de un modo u otro, el modernismo de vanguardia tuvo un gran impacto en Rusia,


o mejor dicho, Rusia hizo una contribución decisiva al mismo, mientras que en Occidente
esta contribución fue ignorada durante mucho tiempo. La situación fue muy diferente en
España y América Latina, que sin embargo dieron al modernismo figuras importantes o
excepcionales. España salió poco a poco de un romanticismo muy retórico y superficial en la
poesía, que en la prosa era ya un realismo cortado por el pintoresquismo y la idealización. Y
hoy es habitual decir que un nuevo tono, aunque diferente, apareció en dos personalidades: la
sevillana Bécquer (1836-70) y la gallega Rosalía de Castro (1837-85), esta última más
conocida y leída en España y por los estudiosos de España en su verso castellano que en su
verso gallego, en el que es verdaderamente grande (es notoria la antipatía castellana a las
lenguas "extranjeras" de España o de la Península Ibérica, al imperialismo cultural de
Castilla). Ambos representan aspectos muy individuales, la influencia que tuvieron es muy
discutible, y de hecho es su grandeza, en comparación con los poetas que les precedieron o
fueron sus contemporáneos, lo que los proyecta. La primera gran voz que surge después de
ellos es la del filósofo, ensayista, novelista, etc. La primera gran voz que surgió después de
ellos fue la del filósofo, ensayista, novelista, etc. Miguel de Unamuno (1864-1936), cuya
poesía, intensamente personal y densa de pensamiento, aunque rechazando el
sentimentalismo romántico, refleja mejor la búsqueda de una nueva poesía. Pertenece a la
generación de los novelistas Valle-lnclán (1869-1936) y Baroja (1872-1956), de los
ensayistas Ganivet (1865-98) y Azorín (1873-1967), del dramaturgo Benavente (1866-1934),
o de los que, junto a otras personalidades, serían los primeros en escribir poesía, se llaman
ficticiamente Generación del 98, es decir, los que despertaron o intentaron despertar a la
cultura hispana a la realidad, tras el asalto que sufrió el imperio español ese año por parte del
imperialismo norteamericano.
La oposición de estos hombres, muy diversa, era generalmente doble: por un lado, contra el
provincianismo cultural, una modernización europeizante de la cultura, y por otro, un
cuestionamiento crítico de las tradiciones españolas. Cabe señalar que muchas de estas
personalidades, al margen de las escuelas y los movimientos, escribieron obras de carácter
experimental, lo que explica que hayan contribuido tanto a la creación de una atmósfera de
modernidad. La gran revolución poética, que también tendría una enorme repercusión en la
prosa, vino íntegramente de América Latina, en la persona del nicaragüense Rubén Darío
(1867-1916), aunque también se honra como iniciadores al cubano José Martí (1853-95) y a
la colombiana Asunción Silva (1865-96), esta última ciertamente, con su poesía íntima y
sensual. Lo que se identifica con Darío es lo que, en la terminología hispana, se llama
"modernismo", y no se puede confundir con lo que este término significa para Francia,
Inglaterra, Norteamérica, Portugal y Brasil, y otros países en general. Lo que este poeta puso
en marcha en 1888, junto con otros intentos, y que se extendió a Hispanoamérica y a la
propia España, fue una fusión del parnasianismo (el parnasianismo, o movimiento
parnasiano, es un movimiento poético aparecido en Francia en la segunda mitad del siglo
XIX), que no había penetrado en la cultura hispana, con el simbolismo que se había
proclamado recientemente en Francia, y con las tendencias decadentes que lo habían
precedido. Y no es en absoluto, sin muy pocas reservas, el modernismo que apareció
alrededor de 1905-06 en Europa. Hay que reconocer, sin embargo, que la gran liberación de
las estrofas libres, las medidas inusuales de los versos que llegan hasta el verso libre, la rima
ocasional, los niveles de lenguaje familiar o coloquial aplicados a la intimidad sentimental,
etc., dieron a este estilo de escritura una nueva dimensión. De hecho, dotaron a este
"modernismo" hispano de rasgos más avanzados que muchos de los simbolismos de otras
lenguas, lo que contribuyó en gran medida a ello. De hecho, esto ha contribuido en gran
medida, frente al tradicionalismo cultural del hispanismo oligárquico, a disminuir o retrasar el
impacto o la penetración del vanguardismo, desde el punto de vista del experimentalismo
formal, y a diluirlo en el sentimentalismo retórico de las raíces románticas, que han utilizado
este "modernismo" para perpetuarse. Figuras importantes del modernismo hispanoamericano
son también el uruguayo Herrera y Reissig (1875-1910), el peruano Santos Chocano
(1875-1934), el mexicano Amado Nervo (1870-1919), etc. La influencia personal de Rubén
Darío, a través de su propia acción y prestigio literario, fue muy importante y perjudicial, una
sensibilidad poética superior, dueña de todos los recursos técnicos, servida por un
internacionalismo cultural sin ideas profundas, fascinada por el exotismo cosmopolita de los
pequeños simbolistas y fantasiosos de Francia, y ocultando bajo la suntuosidad retórica un
espíritu político-social y sentimental muy conservador, abrió a la lengua española las puertas
del vacío luminoso, un poco como el portugués Eugenio de Castro que fue su rival en
prestigio internacional, y considerado un maestro en la América española. España sucumbió
al magnetismo de Darío, y fue bajo su égida que poetas como Antonio Machado (1875-1939)
y Juan Ramón Jiménez (1881-1958) iniciaron sus carreras, aunque muy tempranamente, y
esto es lo que les salvó, en contacto directo con el decadentismo y el simbolismo francés. Y
ambos se apresuraron a sublimar personalmente esta herencia extranjera hasta la profundidad
que contenían, y hasta la austeridad expresiva que ejemplificarían. Entre ellos y el grupo de
poetas de habla hispana que desarrollarían el movimiento modernista se encuentra Ramón
Gómez de la Serna (1888-1963), un escritor interesante y menor, que tiene la importancia en
España de haber difundido la vanguardia europea y que, en 1909, tradujo el manifiesto de
Marinetti en su revista Prometeo. Siguiendo la estela de Machado y Jiménez, apareció en
España la "Generación del 27": Pedro Salinas (1891-1951), Jorge Guillén (1893-1984),
García Lorca (1898-1936), Miguel Hernández (1910-42), Rafael Alberti (1902-1999),
Vicente Aleixandre (1898-1984), Luís Cernuda (1904-63), Dámaso Alonso (1898-1990), es
decir, los poetas que, junto con algunos precedentes, fueron destruidos o dispersados por la
Guerra Civil de 1936-1939. Aunque la modernidad de muchos de ellos tiene aspectos
vanguardistas, el impulso de la vanguardia provino de los poetas hispanoamericanos: Vicente
Huidobro (1893-1948) y César Vallejo (1892-1938). En efecto, el ultraísmo (es un
movimiento literario de vanguardia que surgió en España y América Latina a principios del
siglo XX trajo a Europa el resurgimiento revolucionario de otros movimientos como el
cubismo español o el dadaísmo e introdujo la poesía española y latinoamericana) se inició en
1920 y afectó a muchas de estas figuras, al igual que lo hizo en las primeras carreras del
argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) y del chileno Pablo Neruda (1904-73).
Aunque se considera que el modernismo, como movimiento conscientemente formal, terminó
hacia 1920 en Hispanoamérica debido a la temprana muerte de muchos de sus practicantes,
aún quedan muchos vestigios. Más allá de la novela regionalista, muchos escritores de ficción
en prosa del "boom" de los años sesenta y setenta (especialmente Jorge Luis Borges y Gabriel
García Márquez) emplearon imágenes cromáticas, imágenes de animales exóticos,
desarrollos de historias elaboradas y formas poco ortodoxas. Aunque es discutible si los
escritores del boom eran modernistas o si deberían clasificarse en alguna otra categoría, el
espíritu del modernismo fomentaba la aceptación de lo indígena, la valorización de la cultura
latinoamericana y la apertura de nuevas vías de expresión artística.

En definitiva, en este sentido, el Modernismo ha influido y revolucionado enormemente la


literatura latinoamericana, con grandes artistas como Rubén Darío, que no han hecho sino
extender esta corriente artística a escala mundial. Después de mencionar cómo se formó el
Modernismo y cuáles fueron sus características como corriente literaria, llegó a un
pensamiento muy positivo sobre el tema, que era una corriente que tenía, sin duda, a Rubén
Darío como su representante, y que sin su influencia el "Modernismo" no sería lo que hoy
conocemos como un pensamiento totalmente mágico que toma del Romanticismo pero no
entrega nada, ya que las corrientes que le siguen tienen una ideología totalmente nueva y
diferente. Asimismo, lo que pretenden estas corrientes es dejar de lado por completo el
modernismo, objetivo que en cierto modo no consiguen, ya que aún hoy obras famosas, como
las de Rubén Darío, siguen siendo conocidas y apreciadas por la población en general. Los
modernistas hispanoamericanos trataron de preservar los valiosos elementos de la herencia y
la tradición, al tiempo que forjaban un estilo único que tuviera en cuenta los fundamentos
autóctonos y definiera un camino estético hacia el futuro. Tomado de los parnasianos
franceses y simbolistas de América Latina. Los modernistas hispanos aceptaron estas
influencias internacionales de una manera típica latinoamericana. Por tanto, podemos
preguntarnos cómo este movimiento artístico, el modernismo, influyó en muchos campos,
como la fotografía y también la arquitectura.

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