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Autor: Dr. Manuel Valdés Miyar
Presentación
En este módulo vamos a definir el concepto de estrés. Empezaremos explicando de qué forma el
organismo dispone de una serie de mecanismos de adaptación al medio, y qué características tiene
ese reajuste. En ocasiones es automático e inmediato; en otras implica el establecimiento de
cogniciones.
Veremos de qué modo las cogniciones de no control conducen al organismo al estrés, así como qué
relación hay entre estrés y activación biológica, estrés y ansiedad, y estrés y enfermedad. También
explicaremos cuáles son las vías más importantes de identificación del estrés.
Cognición y estrés
Definición de estrés
No es una respuesta automática ante los estímulos, sino un estado biológico que resulta del
procesamiento cerebral de la información que recogen los órganos de los sentidos y los receptores
interoceptivos que analizan la actividad del intracuerpo.
Para adaptarse al medio, el organismo dispone de un aparato sensorial que recoge información
sobre las condiciones del entorno y de un aparato neural que procesa esa información, con la
finalidad de reajustar los parámetros biológicos y mantener la homeostasis orgánica.
Algunos de estos reajustes son automáticos e inmediatos, y se basan en respuestas reflejas que dan
lugar a fenómenos de condicionamiento.
Concepto de cognición
Definición de cognición
Cuando un organismo se enfrenta a una novedad, a una amenaza o a un desafío, agudiza sus
sentidos, escruta el entorno en estado de alerta o vigilancia, y su amígdala empieza a descifrar el
significado emocional de los estímulos sensoriales.
A la vez, el hipocampo refiere la información sobre el entorno a la memoria espacial de que dispone
a partir de experiencias previas, y como resultado del procesamiento de ambos tipos de información,
la corteza límbica establece una conjetura, que recibe el nombre de cognición.
Una cognición es una atribución (es decir, un supuesto que adquiere valor de convicción, aunque no
esté fundamentado en razones).
Las cogniciones son de la misma naturaleza que las creencias y no sólo se establecen al margen de
la lógica y de las leyes del pensamiento deductivo, sino también al margen de la deliberación y de la
conciencia del sujeto.
La cognición es una operación psíquica irracional, que emerge como resultado de la actividad del
sistema límbico (como ocurre en el resto de los mamíferos), y que determina la naturaleza de la
respuesta emocional que experimentará el sujeto.
Tipos de cognición
En términos biológicos
Las cogniciones de control tienen la propiedad de reducir el estado de alerta y de vigilancia -es decir,
son cogniciones reductoras de activación biológica-, y permiten que los parámetros fisiológicos
vuelvan a sus valores basales.
En términos de atribución
Cada cognición pone en marcha circuitos nervioso-centrales específicos, que suscitan patrones
neuroendocrinos distintos (a partir de las conexiones córtico-hipotalámico-hipofisarias) y respuestas
inmunitarias diferentes.
En el cuadro I se resumen las estructuras integrantes de los tres subsistemas adaptativos, con las
respuestas emocionales a que dan lugar.
Idea clave 1
El estrés puede definirse como el resultado de una
cognición desesperanzada de que el contexto es
inalterable y de que el organismo está indefenso, lo cual
puede coincidir o no con la realidad objetiva o con las
cogniciones de otros sujetos expuestos a la misma
situación.
Cognición de indefensión
Se acompaña de:
Estrategias de afrontamiento, destinadas a cambiar los términos en los que el sujeto interactúa
con el medio.
Idea clave 2
El estado de estrés no es un fenómeno estático sino el
producto de una apreciación que puede cambiar a
medida que el sujeto también va cambiando y recurre a
estrategias distintas.
Se trata de un reajuste del organismo para redistribuir energías y recursos, optimizar rendimientos y
prepararse para la acción.
Ello conduce a contradicciones y a incongruencias de muy difícil justificación teórica. Por ejemplo,
se ha afirmado que hay un estrés bueno y un estrés malo -sin que esté claro de qué depende su
adjetivación-, y que un poco de estrés es saludable para promover la motivación y el crecimiento.
En estos casos se confunde la activación como respuesta adaptativa con el estrés como estado
biológico de riesgo, que siempre implica un fracaso en la interacción con el entorno y la aparición de
emociones desagradables y de alteraciones de la homeostasis orgánica.
Idea clave 3
Si bien es cierto que la activación biológica es
vitalizadora y tiende a mejorar los rendimientos, el estrés
nunca es bueno para la salud, aunque se acabe
revirtiendo y no deje secuelas inmediatas.
Estrés y ansiedad
El modelo cognitivo de control se ha utilizado también para estudiar la ansiedad como respuesta
emocional derivada de la cognición de que la interacción saludable con el medio es imposible.
La ansiedad es una respuesta emocional frecuentemente asociada al aumento de la vigilancia y a los
estados de expectativa, y en cierto grado es normal que aparezca en contextos de indefinición y
ambigüedad.
En consecuencia, nos encontramos con dos ámbitos de investigación que utilizan el mismo marco
conceptual para estudiar distintos fenómenos -la ansiedad y el estrés-, y los dos han producido
resultados que no han creado conflictos teóricos ni contradicciones empíricas.
Idea clave 4
Se puede aceptar que el sistema inhibidor de la acción (o
septo-hipocámpico) se activa como regulador biológico
en los estados de indefensión y de estrés, que son
estados que acostumbran a expresarse emocionalmente
a través de respuestas de ansiedad.
Estrés y ansiedad no son lo mismo, puesto que la ansiedad puede aparecer al margen de los
contextos estresantes.
El estrés es un síndrome, es decir, un conjunto de signos y síntomas que covarían y que mantienen
relaciones funcionales entre sí; por lo tanto, es identificable en la clínica como lo son otros
síndromes que permiten el diagnóstico de diversas disfunciones y enfermedades.
Aunque la mayoría de los pacientes que llegan a la clínica presentan síntomas de activación
estresante, el "diagnóstico" de estrés se reserva sólo a las dolencias sin diagnóstico médico preciso
y a los estados disfuncionales que se acompañan de agotamiento o tensión física y psíquica.
Un estrés no resulta más difícil de diagnosticar que una neurodermatitis o una colagenosis, y su
diagnóstico puede ser mucho más fiable que el de muchas entidades nosológicas reconocidas como
enfermedades por la Organización Mundial de la Salud.
Es frecuente que haya síntomas somáticos que interfieren en los rendimientos -como el cansancio
desmedido, la falta de apetito, las cefaleas tensionales o la opresión precordial-, y manifestaciones
menores de depresión inmunitaria (rinitis, conjuntivitis, resfriados, reacciones alérgicas, reactivación
del virus del herpes, etc.).
En la tabla se resumen los instrumentos de evaluación del estrés para su investigación en la clínica y
en el laboratorio.
a) Medidas directas:
Inventario de estrés cotidiano (Brantley y cols, 1987) 60 ítems (no validado en España)
Perfil de estrés de Derogatis (Derogatis Stress Profile, DSP) (Derogatis, 1987) 77 ítems (no
validado en España)
Perfil de estrés de Setterlind y Larsson (1995) (Stress Profile) 224 ítems (no validado en
España)
b) Medidas indirectas:
índice de reactividad al estrés (IRE) (González de Rivera, 1989) 32 ítems (un índice global y
cuatro índices específicos: vegetativo, emocional, cognitivo y conductual)
Inventario para la depresión de Beck (BDI) (Beck y cols, 1961) 21 ítems (validado en España
por Conde y Useros, 1974)
Cuestionario de Salud General (GHQ-28) (Goldberg, 1972) 28 ítems (validado en España por
Lobo y cols, 1986)
Idea clave 5
En la evaluación del estrés se utilizan mediciones
directas, indirectas y complementarias, que intentan la
identificación del estrés como estado antihomeostático
de activación biológica, al margen de la patología
médica y psiquiátrica con que acostumbra a ir asociada.
Aunque se ha sostenido desde siempre que los acontecimientos vitales adversos pueden provocar
efectos nocivos para la salud, los datos empíricos confirmatorios de esta relación son de obtención
reciente.
Infarto de miocardio
Los estudios clínico-evolutivos de naturaleza prospectiva informan de que los pacientes que usan
mecanismos de negación durante su estancia en la Unidad Coronaria (negando la existencia del
infarto o minimizando su magnitud) tienen una evolución psicopatológica mejor a largo plazo, y
presentan menos patología depresiva al cabo de una año.
Estrés postraumático
Los pacientes con estrés postraumático permanecen en un estado de continua vigilancia, son
hipersensibles a los estímulos sensoriales y tienden a responder con intensa ansiedad a los
estímulos o situaciones evocadoras del acontecimiento traumático, ante las que responden con
conductas fóbicas y estrategias de evitación activa.
Estos pacientes tienen insomnio y trastornos del sueño -en particular, pesadillas angustiosas en
las que se revive el trauma- y durante la vigilia pueden reexperimentarlo de manera angustiosa,
vívida y realista (flash-back), en respuesta a la presencia de algún estímulo evocador.
También presentan con frecuencia síntomas somáticos sin explicación médica, estados de
despersonalización y de angustia y patología disociativa, en la que el sujeto parece cambiar de
identidad, se encuentra extraño a sí mismo o se conduce como si fuera otra persona.
Este perfil bioquímico hace pensar en una extenuación del sistema neuro-endocrino, decisivo en la
regulación general del organismo.
Hay que señalar que el estrés postraumático no sólo aparece a raíz de grandes catástrofes o
estados de excepción sino que es frecuente en el ciudadano urbano corriente, expuesto a
accidentes, imprevistos y violencias diversas (robos, asaltos, violación, atentados terroristas, bandas
urbanas, accidentes de tráfico, etc.).
Una revisión (Yehuda et al 2000) ha sintetizado lo que esta autora llama el “perfil neuroendocrino
unico y paradójico de este trastorno”.
El estrés postraumático se comporta desde el punto de vista neuroendocrinológico de forma muy
diferente a como lo hacen los trastornos por estrés agudo y crónico y los trastornos depresivos. En
síntesis, presenta un perfil en el cual el factor de liberación de corticotropina (CRF) está elevado,
mientras que las concentraciones de cortisol estan bajas. Tanto en los trastornos por estrés agudo y
crónico como en las depresiones ambas concentraciones estan aumentadas.
Las posibles hipótesis se centran en una probable hipersensibilidad particular del eje hipotalamo-
hipofiso-suprarrenal a la influencia del feedback inhibidor negativo. Los datos que apoyarían esta
hipótesis están en la constatación de la existencia de una hiperrespuesta al test de supresión con
dexametasona (los pacientes con estrés postraumático son hipersupresores), el incremento de la
concentración y la sensibilidad de los receptores glucocorticoides de los linfocitos, y la respuesta
aumentada de la ACTH ante la estimulacion con metirapona
Todo apunta hacia que ya en el momento de la exposición al trauma la respuesta del eje hipotalamo-
hipofiso-suprarrenal es cuantitativamente diferente en los sujetos que desarrollaran el estrés
postraumatico
La conclusión a la que podemos llegar ante estos datos es que el estrés postraumatico no puede ser
equiparado a un simple trastorno por estrés, sino que neuroendocrinologicamente representa una
situación en la que la restitucion de los mecanismos orgánicos al estado previo a la situación
estresante no es posible.
Dado el estado actual de los conocimientos, existen suficientes pruebas para afirmar que el estrés
postraumatico ha de ser considerado como un fallo o una maladaptación de los mecanismos
cerebrales a la situación de estrés traumático y en el que estan implicados los procesos de
aprendizaje y extinción, sensibilizacion al estrés, y los mecanismos de alerta. Queda por esclarecer
la cuestión sobre si la expresión clínica es consecuencia de una vulnerabilidad preexistente o del
impacto de la situación traumática. En cualquier caso, la variabilidad genética, las diferencias de sexo
y los antecedentes de exposiciones al estrés en los periodos del desarrollo, influyen en los sistemas
neurobiológicos y modulan el riesgo de estrés postraumatico (Heim et al 2009)
Resumen
Hemos visto de qué modo el estrés es un reajuste del organismo asociado a cogniciones de
indefensión, con una activación biológica específica. Aunque la activación biológica sea vitalizadora,
el estrés nunca es bueno para la salud.
También hemos visto que es un estado biológico que resulta del procesamiento cerebral de la
información, no una respuesta automática ante los estímulos.
Resulta especialmente interesante la comparación entre biología de la ansiedad y biología del estrés.
Se trata de dos ámbitos de investigación que utilizan el mismo marco conceptual para estudiar
distintos fenómenos, sin que los resultados incurran en contradicción. Estrés y ansiedad no son lo
mismo, ya que la ansiedad puede aparecer al margen de los contextos estresantes.
Los acontecimientos vitales adversos confirman su relación con el estrés, que opera, por ejemplo en
el caso de enfermedades, como desencadenante o como codeterminante del proceso patógeno.
Al tratarse de un síndrome, el estrés es perfectamente identificable en la clínica, aunque en
ocasiones su detección no forme parte de las prioridades del médico.
Ejercicios de autoevaluación
ANEXO
Tablas
BIBLIOGRAFÍA
Heim C, Nemeroff CB. (2009) “Neurobiology of posttraumatic stress disorder”. CNS Spectr (núm 4
suppl 1 pags 13-24)
Gray ,J.A. (1993). La psicología del miedo y el estrés. Bsrcelona: Ed. Labor
Hubbard, J.R.; Workman, E.A. (1998). Handbook of Stress Medicine. An Organ System Approach.
Florida: CRC Press
Lazarus, R.S.; Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Ed. Martínez Roca
Lovallo, W.R. (2005) Stress and Health, second edition, Sage Pub., Thousand Oaks, Cal.
McKay, M.; Davis, M.; Fanning, P. (1985). Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés.
Barcelona: Ed. Martínez Roca
Valdés, M.; de Flores, T. (1990). Psicobiología del estrés, nueva edición actualizada. Barcelona: Ed.
Martínez Roca
Neuropsychobiology. Karger.
Stress. Raven.