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Escuela de Mileto:

Se denomina escuela de Mileto o jónica a la escuela filosófica fundada en el siglo vi a. C. en la


ciudad griega de Mileto, en la costa egea de Jonia (Asia Menor). Sus miembros fueron Tales,
Anaximandro y Anaxímenes, los tres, ciudadanos de Mileto. En este mismo siglo Mileto alcanzó la
cima de su desarrollo económico, político e intelectual.

Introdujo nuevos puntos de vista contrarios a las opiniones prevalecientes de la época sobre cómo
estaba organizado el mundo: mientras que estas daban a la voluntad de dioses antropomórficos la
responsabilidad sobre los fenómenos naturales, los milesios presentaron una visión de la
naturaleza en términos de entidades metodológicamente observables e inteligibles por sí mismas,
con lo que puede considerarse a la suya la primera filosofía científica. Por este motivo Aristóteles
se refirió a ellos como los «físicos», dado que buscaban la explicación de las cosas únicamente
según principios naturalistas. También era una escuela que aceptaba la confrontación de tesis e
ideas diversas: el hombre dejaba de ser un servidor de los dioses y pasó a ser considerado como
un ser pensante.

La escuela pitagórica :
Escuela pitagórica debe su nombre a Pitágoras. Es muy poco lo que podemos
saber acerca de este personaje, quizás no existió realmente. La tradición nos dice
que nació hacia el año 580 antes de Cristo, se le atribuye, entre muchísimas otras
cosas, el descubrimiento del famosísimo Teorema de Pitágoras: la hipotenusa al
cuadrado es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Aristóteles nos dice
que fue el primero en ocuparse de matemáticas y de números.
La escuela pitagórica fue en sus comienzos una secta, en la que se mezclaban
curiosamente la religión y la ciencia. Creían en la inmortalidad, en la
transmigración de las almas, en la salvación individual a través del cultivo de la
ciencia, en particular de la ciencia de los números. Se trataba de una especie de
comunidad religiosa, dedicada a la meditación sobre los números, sus leyes y
misterios. Todo esto nos puede parecer un tanto extraño, pero no olvidemos que
estamos en los comienzos de las matemáticas, y los descubrimientos de los
números y sus relaciones constituían algo así como una revelación. Han pasado
muchos años, nuestros conocimientos superan notablemente a los de los primeros
matemáticos, sin embargo, todos los días se escribe algo nuevo sobre los
números y sus misteriosas combinaciones… «Ia magia de los números»,
«paradojas matemáticas», «el misterio de los números», etc.

Escuela eleática:
Se denomina escuela eleática a la corriente filosófica de la Antigua Grecia que
surgió en los siglos vi-v a. C. y sostiene que las cosas sensibles son en su esencia
una única sustancia inmutable. La escuela toma su nombre de la ciudad de Elea
(sur de Italia), una de las colonias griegas de la Magna Grecia, donde nacieron y
vivieron los filósofos Parménides y Zenón, si bien también se consideran eleatas o
eleáticos a Jenófanes de Colofón y a Meliso de Samos.

LA ESCUELA ATOMISTA :
Sus representantes son Leucipo y Demócrito. Estos aseguraban que los cuerpos
estaban constituidos por un infinito número de partículas indivisibles por su
pequeñez y volumen. Estas recibieron el nombre de átomo que significa no
divisible. La Escuela Atomista es una corriente pluralista de la filosofía griega, que
plantea que el principio del universo son los “átomos”. Esto etimológicamente
significa “indivisible” y serían las partículas de las que está hecho el universo.

Sofistas:
(del griego σοφιστής: maestro, artista). Así se denominaba, en la antigua Grecia, a
los filósofos que actuaban como maestros profesionales de “sabiduría” y de
“elocuencia” (siglo V a.n.e.). Los sofistas no constituían una escuela única. Sus
concepciones tenían de común la renuncia a la religión, la explicación racionalista
de los fenómenos de la naturaleza, el relativismo ético y social. El grupo más
importante de sofistas (los sofistas “viejos”) se situaban al lado de la democracia
esclavista.

Escuela de Heráclito :
Heráclito de Éfeso, Heráclito el oscuro o simplemente Heráclito, es considerado
por algunos como un seguidor de la escuela de Elea. Sin embargo, su carácter
siempre fue arbitrario y sus cavilaciones enigmáticas, razón por la cual se le apodó
el “oscuro”.
Heráclito vivió en Éfeso durante los siglos VI y V a. C.

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