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OBJETO: PRESENTAR DEMANDA DE DAÑOS Y PERJUICIOS.

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FERNANDO BRITEZ BAUDIN, de generales conocidas, en
virtud del Poder otorgado, en representación de la Aguatería Privada
Fretez Hermanos, de la ciudad de J.A. Saldívar, constituyendo
domicilio real y procesal en la casa de la calle xxxxxxxxxxxxxx, de la
misma ciudad, con el debido respeto que su investidura me impone
comparezco a fin de exponer lo siguiente:
EN USO DE LAS ATRIBUCIONES CONFERIDAS por
disposición de ley ocurro ante su notable criterio a FORMULAR
DEMANDA EN CONCEPTOS DE DAÑOS Y PERJUICIOS contra la
Junta de Saneamiento “Posta Ybyraró, domiciliada en la calle
XXXXXXXXXXXXXX, impetrada de conformidad a los artículos del
Código Procesal Civil, propuesta bajo los aspectos de orden fáctico y
legal que se precisarán en los acápites correspondientes.

ALEGACIONES DE PREVIA EXPOSICIÓN. A modo de


introducción del estudio de las causas y motivos que propiciaron al
suscrito a esta presentación, se impone exponer en carácter general
la transgresión a las disposiciones de la Ley Nº 1614/00, el Decreto
Reglamentario Nº 18.880/2002 atribuidas a la demandada, cuyas
consideraciones se desarrollarán seguidamente en virtud de resultar
de vital trascendencia para la correcta comprensión del thema
decidendum e ilustrar el conspicuo criterio de V.S.
En consecuencia y en mérito de las razones que serán
expuestas – amén de las que suplirá el recto y elevado criterio del
Judicante – se eleva a su conocimiento, a ruego de dignarse resolver
a dicho respecto.
I. FUNDAMENTOS.-
“Si la historia de las penas, es una historia de horrores,

la historia de los procesos, es una historia de errores”.

Luigi Ferrajoli.-

LA REALIDAD. En la práctica, al prestador del servicio de agua


potable le corresponde realizar ingentes gastos para la optimización
del producto, observar rigurosamente los plazos establecidos para el
control de calidad, sortear la estructura burocrática de las
instituciones, someterse a extensos y onerosos procesos de
adecuación para la ampliación de su área prestacional y, a todo ello,
padecer indefinidamente las aflicciones proferidas por otro igual que
sin derecho alguno pretende socavar el orden legal.
Es de lamentar que debamos empezar formulando así un
escrito de demanda, procurando obtener en el ámbito jurisdiccional el
pronunciamiento definitivo de situaciones de hecho de suyo gravosas
cuya extensión en el tiempo pareciera prolongarse sine die. El
desarrollo teórico, dirá que en derecho esto no es así: No es así en
las normas, en la doctrina, en los principios. Pero sí lo es en la dura
realidad del derecho viviente.

El proceloso ámbito de la prestación del servicio regulado debe


ser correctamente delimitado a los efectos de su correcta y completa
aprehensión cognoscitiva que oriente al Juzgador al momento de
declarar la voluntad de la ley.
Conforme reza en líneas precedentes seguidamente se ilustrará
al Judicante acerca del derecho a operar el servicio en forma
exclusiva en determinada área prestacional. En consonancia a dicho
postulado se expondrá las disposiciones legales vigentes que
reprimen las conductas consideradas ilícitas, configurando la
responsabilidad civil.
En ese orden, resulta pertinente principiar aludiendo que el
ordenamiento regulatorio inaugura su texto con un articulado que
sienta las bases conceptuales legales de la noción de área
permisionada:“Definiciones. A los efectos de la aplicación e
interpretación de las disposiciones de esta ley, los términos
utilizados tendrán el significado que a continuación se indica… y).
Zona Concesionada o Permisionada: es el área territorial otorgada
al concesionario o permisionario en virtud de una concesión o de un
permiso, según fuere el caso,  para la prestación del servicio en los
términos y condiciones establecidos en el Marco Regulatorio y en el
respectivo instrumento de concesión o de permiso (Artículo 1, literal
“y”, Ley Nº 1614).

En correlativa armonía, el Artículo 3, numeral 62, del


Decreto Reglamentario Nº 18.880/02 establece la definición de la
denominada “Zona Exclusiva de Prestación” expresando: “zona
geográfica donde un prestador integral o parcial de servicios de
provisión de agua potable y/ o alcantarillado sanitario tiene el
derecho de prestación, sin que un tercero pueda realizar la misma
prestación”

Medularmente, la disposición regulatoria orienta el análisis


jurídico consagrando la exclusividad de la prestación del servicio a
todo permisionario debidamente constituido prescribiendo:  “La
prestación del servicio en cada zona concesionada o permisionada sólo
podrá ser realizada por los prestadores expresamente autorizados según las
previsiones de esta ley. El ERSSAN o el titular del servicio, de oficio   o a
pedido del prestador autorizado, podrá impedir la construcción por terceros
de obras relativas al servicio en la zona concesionada o permisionada, y
disponer el cese inmediato de la prestación del servicio en los casos no
autorizados (Art. 33, inc. “a”, Ley 1614).

Los aludidos artículos y sus correspondientes literales colocan


al dispositivo regulatorio en su justo lugar, ergo, integrando un
sistema jurídico que consagra el respeto a los principios y derechos
contenidos en el instrumento jurídico de mayor jerarquía, como lo es
la Constitución Nacional, que en concordancia con el Artículo 3º de la
Ley 1614 cumplen dos funciones fundamentales: 1) sentar las bases
axiológicas sobre las cuales se estructura la prestación de los
servicios regulados 2) servir de guía para la resolución de
controversias suscitadas conforme a los principios del derecho
administrativo.

En correspondencia con dicha exposición se tiene que el


sistema de agua potable y alcantarillado sanitario a cargo del Señor
Ramón Fretez opera los aludidos servicios dentro del área
georreferenciada cuya delimitación geográfica fuera trazada y
autorizada por el Ente Regulador de Servicios Sanitarios, que en su
carácter de órgano de control es la institución encargada del
almacenamiento registral de dichos datos, bajo guarda de la
Dirección de Regulación Técnica.
PRESTADOR DEL SERVICIO.-
La Aguatería Privada Fretez es una empresa unipersonal
inscripta en el Registro de Prestadores del Servicio a cargo del Ente
Regulador, de conformidad a la solicitud de inscripción Nº, de fecha
xxxxxxxxxxxxxxx, todo lo cual se adjunta al presente escrito
promocional de acción.
1.- RELATO FÁCTICO DE LOS HECHOS.

Los hechos generadores de la atribución resarcitoria consisten


en dos acciones realizadas por la Junta de Saneamiento Posta
Ybyraró, siendo la primera: la instalación de una aductora dentro
del área prestacional de mi conferente, y la segunda, la
extensión de cañerías ejecutada por la demandada en la zona
denominada “Inmobiliaria Abas”, espacio geográfico que fuera
debidamente habilitado, decreto mediante, a la Aguatería Privada
Fretez para operar el servicio regulado, previo sometimiento al
proceso de ampliación de área que será explicado en sus detalles.

Las conductas entredichas representan transgresiones al


derecho de exclusividad consagrada a través del Artículo 33, inciso
“a”, de la Ley 1614/2000 y concordantes del Marco Regulatorio,
con un aditamento de vital importancia: la veracidad de las
denuncias formuladas por mi instituyente sobre la realización
de ambas acciones fueron corroboradas por personal del Ente
Regulador, asentadas en acta labrada en oportunidad, y, por
sobre todo, reconocidas por la parte demandada.

El citado artículo consagra que a cada prestador le corresponde


un determinado espacio geográfico dentro de cuyos límites debe
realizar la prestación del servicio, respetando dicha demarcación que
en caso de turbación o transgresión a dicha potestad el Artículo 73
del Decreto Nº 18.880, reglamentario de la citada ley, autoriza a
repeler las conductas contrarias.

Estas herramientas instrumentales servirán de señera


orientación al Sentenciante al momento de la apreciación de los
hechos ocurridos.

1.1-INSTALACIÓN DE ADUCTORA DENTRO DEL ÁREA PRESTACIONAL


DE AGUATERÌA FRETEZ HERMANOS.-

Entrando en materia, el acaecer fáctico es el siguiente: Ramón


Fretez, en carácter de propietario de la firma prestadora del servicio
denominada Aguatería Privada Fretez Hermanos, fue advertido de la
instalación de una aductora, realizada a través de calles situadas
dentro del área delimitada a su sistema, de aproximadamente
ochocientos metros (800mts) de extensión.
Esta representación, conforme fuera anticipado, se ha enrolado
a contradecir la ejecución de dicha obra, ratificando en esta
presentación la denuncia formulada ante el ERSSAN en fecha
xxxxxxxxxxxxx, cuyas reiteraciones pertinentes fueron formuladas en
su oportunidad.
Del citado reclamo ha derivado la orden emanada de la
autoridad regulatoria para realizar una Inspección Especial en la zona
en conflicto.
Para una correcta ilustración de V.S., la inspección especial
consiste en la conformación de un equipo multidisciplinario de
funcionarios cuya tarea específica consiste en la verificación in situ de
las denuncias instauradas en el marco de la prestación del servicio,
asentando las apreciaciones y actividades desarrolladas en un acta,
cuya guarda y custodia corresponde al dependiente designado en
carácter de encargado de dicho procedimiento.
Luce en autos el Acta Nº 01/2020 de fecha www de 2020,
elaborada en ocasión de la inspección referida en donde los
funcionarios actuantes manifestaron “se deja constancia en el
presente documento la preexistencia de la aductora que atraviesa
parte de la fracción o del área de la Aguatería Fretez Hermanos… ”.

En otro apartado del citado instrumento fue consignada


expresiones del representante de la accionada en donde manifestó
que: ”Finalmente recalcan su buena predisposición a fin de zanjar el
pequeño conflicto y se ponen a disposición de las autoridades y de
los representantes de la Aguatería Fretez Hermanos para ese
menester”.

Resistimos en todos sus términos las expresiones de la adversa,


quien confunde (¿?) la relación existente entre el incumplimiento o la
infracción cometida y la reacción sancionatoria con semejante carga
subjetiva: no hay punto intermedio en la tipificación de su
conducta, en el sentido de que su acción ha generado un
quebrantamiento normativo, con altas probabilidades sancionatorias,
siendo por ello ilícita, sin embargo, al adoptar una postura de
“graciable componedor” pretende que la parte afectada se someta a
sus designios personales para, supuestamente, a decir suyo, zanjar
el pequeño conflicto. El denominado conflicto no es menor, es una
contravención a un derecho de orden público.
El ordenamiento jurídico regulatorio del servicio, como todo el
sistema, impone a los agentes (prestadores, usuarios, etc,) reglas
que definen los caracteres correctos e incorrectos de sus
comportamientos, enfatizando su rol de guía de conductas. El respeto
al derecho de exclusividad de mi mandante es una pauta valorativa
de observancia obligatoria para los demás prestadores, cuyos
aspectos insatisfactorios merecen la reprensión correspondiente.
La valoración de la situación descrita no puede quedar al
arbitrio o mero subjetivismo del particular inculpado pretendiendo
apreciar a su manera si las dimensiones del caso ocurrido son de
proporciones importantes, graves, leves o, a su decir, “pequeñas”.
En un estado de derecho, del cual presumimos a diario desde el
ámbito foral, las leyes, decretos, resoluciones son erigidos e
invocados para exigir el cumplimiento de sus términos, y en su caso,
recurrir su reparación al momento de su desviación, solicitando
explicaciones e imponiendo castigos que merezcan. La tesitura de la
prestadora demandada oscurece la importancia que le corresponde a
las reglas regulatorias en el marco de la relación del servicio.
En las antípodas del derecho nos situaríamos en caso de
consentir las “propuestas” o “soluciones” emitidas por la misma, ya
que ello implicaría reducir las disposiciones legales del ERSSAN a
simples reglas de conveniencia u oportunidad, con su directa
incidencia en la práctica jurídica toda, haciendo depender su
acatamiento de simples actitudes psicológicas, relaciones causales o
predicciones probabilísticas, generándose con ello el fenómeno
conocido como “curanderismo jurídico”.
Al no sopesar y exponer irreflexivamente sus determinaciones
la Junta de Saneamiento ha actuado a base de simples arrebatos, a
través de la cual manifiesta una conducta, es cierto, pero dirigiéndola
erróneamente.
2.- EXTENSIÓN DE CAÑERIAS Y PRESTACIÓN DEL SERVICIO EN LA
ZONA DENOMINADA “INMOBILIARIA ABAS”.-

Glosada a fojas de autos obra la Nota de fecha, por donde la


persona indentificada como Elias Saba, en su condición de gerente
general de la Inmobiliaria Abas, solicita la provisión del servicio de
agua potable a la zona en cuestión.
Corresponde aclarar que la zona aludida adoptó popularmente
el nombre de la citada empresa, dado el emprendimiento inmobiliario
desarrollado por la misma, que al no contar con prestador del servicio
en su área de influencia procedió a solicitarla del sistema de la
Aguatería Fretez; no obstante, al hallarse ubicada allende de los
límites geográficos asignados a mi conferente resultaba necesaria
impulsar ante el Ente Regulador el procedimiento de ampliación de
área (Artículo 105, Decreto Reglamentario 18.880).

Es así que el efecto deseado no podia alcanzarse sin una


sucesión de actos ordenados por disposición legal, de los cuales el
primero hace posible el segundo, éste hace posible el tercero y así
sucesivamente hasta el final. Entonces, en observancia de las leyes
vigentes el Señor Ramón Fretez impulsó la acción de instancia
solicitando al regulador la ampliación de área a efectos de extender
el servicio hasta la zona citada, cuyo requerimiento se adjunta a la
presente.

El pedido aludido se adjunta a través de la Nota de fecha


debidamente presentada, dándose inicio al trámite administrativo
previa a la prestación del servicio en la zona.

Una vez instado el proceso administrativo citado el Ente


Contralor procedió a: examinar documentos, analizar la pertinencia y
viabilidad de la capacidad técnica del sistema, apreciar informes de
las direcciones operativas, establecer presunciones en base a dichos
resultados, permitiéndole comprobar finalmente la adecuación de los
presupuestos técnicos, legales, económicos y financieros del pedido,
emitiendo a su efecto el acto administrativo de rigor (Resolución,
Acta Nº) , por donde recomienda la autorización de la ampliación de
área pretendida.

Una vez superada satisfactoriamente la etapa previa descrita, el


órgano regulador procedió a elevar a consideración del Titular del
Servicio, superior jerárquico, propiciando de éste la emisión del
Decreto Nº a través del cual

Conforme podrá apreciarse, los recaudos documentales y de


hecho rendidos por mi mandante se han ajustado a las prescripciones
legales, sostenidos en tiempo oportuno y a través del conducto
institucional correspondiente. Para una mayor apreciación de los
actos administrativos generados a su respecto téngase presente las
siguientes consideraciones, enfatizando la conducta del Ente
Regulador.

La fundamentación de la resolución aludida consistió en el


deber funcional del Ente Regulador de expresar los motivos y razones
de su decisión. Es la obligación impuesta al regulador tomar en
cuenta, en la construcción del acto administrativo, todos los
elementos de cargo y de descargo en relación al pedido en cuestión,
que sirvieron de base para el pronunciamiento conclusivo. Su
observancia se traduce en una garantía verdadera y eficaz para los
permisionarios sometidos a su potestad reguladora. La importancia
del decisorio implica el ejercicio OBJETIVO de sus prerrogativas de
contralor.

Dígase más aun: El objetivo último de la motivación de toda


resolución administrativa es preservar la confianza en los operadores
del servicio y al mismo tiempo posibilitar el control de fundabilidad
por los órganos correspondientes, como eventualmente podría ser el
Titular del Servicio o, en su caso, en el ámbito contencioso-
administrativo del Tribunal de Cuentas, conformidad al artículo 11,
inciso “b” de la Ley Nº 1.614.-

Por lo demás, reglas experienciales y de lógica jurídica nos


advierten que desde el momento de autorizarse la ampliación de área
se extienden dicho espacio geográfico todos los derechos originarios
acordados al prestador beneficiado en su condición de tal,
confiriéndose a la Aguatería Fretez todas las prerrogativas y
obligaciones sobre el área anexada, siendo una transgresión al
derecho de exclusividad toda actividad ajena a su respecto.

2.1-EL PRINCIPIO DE MOTIVACIÓN. CORRECTA OBSERVACION DEL


ENTE REGULADOR.

De ello se tiene que el decisorio plenario del Ente Regulador se


ajusta a los principios informadores del Derecho Administrativo, como
ser el de Motivación de las actuaciones.
Voces laudatorias ilustran el examen del tema abordado
enseñando que: “Principio de Motivación. Este principio impone a la
Administración Pública el deber de exponer las razones de hecho y
de derecho por la cual tomó la decisión administrativa. La
motivación de los actos administrativos constituye una exigencia
del principio republicano de gobierno y su ausencia es presunción
de arbitrariedad administrativa” (Manuel De Jesús Ramírez Candia,
Derecho Administrativo, Segunda Edición, Editora Litocolor S.R.L., Asunción
– Paraguay).

Además, una postulación de exquisita raigambre doctrinaria


consagrada por el maestro Celso Antonio Bandeira de Mello nos
enseña la impronta de su valioso aporte al decir sobre los principios
rectores que: “por definición, mandato nuclear de un sistema,
verdadera base de ella, disposición fundamental que se irradia
sobre diferentes normas conformando su espíritu y sirviendo
de ..//..base para exaltar la comprensión e inteligencia,
exactamente por definir la lógica y la racionalidad del sistema
normativo, es la que le confiere la tónica y le da sentido
armónico ".

En virtud de las ponencias explicitadas corresponde enaltecer la


rectitud del acto administrativo originado por el ERSSAN, en el
conocimiento de la solicitud de ampliación de área que le fuera
cursada, teniendo así a una administración reguladora respetuosa de
las disposiciones legales, subordinada a los principios generales que
ilustran el ámbito del derecho administrativo.

Como colofón a este apartado, cabe precisar que los principios


que informan la materia administrativa no representan una retórica
discursiva de preocupación teórica, percibidos como simples
esfuerzos académicos que no trascienden de las aulas universitarias,
muy al contrario, su fuerza vinculatoria debe impregnar todo el
sistema de la administración pública.

Pondérese entonces que el pedido de ampliación de área es la


acción promotiva del ámbito administrativo impulsada a
requerimiento de parte interesada, descartándose la actuación de
oficio del ERSSAN, que solo puede intervenir a pedido del particular
prestador, en virtud de Principio de Legalidad emergente en el ámbito
público administrativo.

2.2.-EXTENSIÓN INDEBIDA DE CAÑERÍAS.

No obstante el complejo procedimiento descrito para sorpresa y


consternación de mi mandante la accionada realizó extensiones de
cañería en la misma zona cuya ampliación fuera solicitada a favor de
su sistema conforme a las actuaciones reseñadas con precedencia. La
profundización de tema concitará perplejidades a esta Magistratura.
En base a las alegaciones precedentes, merita hacerse la
siguiente interrogante….¿acaso la Junta de Saneamiento se ha
sujetado al procedimiento descrito y, en su caso, obtuvo la
autorización correspondiente

La pregunta no resulta ociosa desde el momento que la


contraparte ha impulsado una manifestación opuesta a las leyes
vigentes. Para responder a la misma, recurrimos a una añosa conseja
popular que resume la esencia de lo imposible o desconocido para el
intelecto humano en ésta formulación: “buscar la cuadratura del
círculo” proposición que a manera de máxima describe en sencillas
palabras el obstáculo insalvable con el que tropezará esta
Magistratura avocándose a hallar la instrumentación material que
sustenten el derecho de la demandada; a rigor de absoluto
conocimiento de la realidad fáctica expuesta la accionada no cuenta
con ningún .documento que confiera derecho a su conducta en el
sentido de la norma aludida.

Retomando el relato fáctico, la denuncia de la extensión de


cañerías fue presentada en fecha xxxxxxxxxxxxxxxx, habiendo
generado la inmediata intervención del ERSSAN que en mérito de las
comprobaciones realizadas por personal designado al efecto emitió la
Resolución, Acta,

A través del citado instrumento se cursó misiva correspondiente


a la Junta de Saneamiento intimándole al cese de las obras de
extensión de cañerías realizadas en la misma, cuya persistencia fue
nuevamente asentada en el Acta Nº 01/2020, en oportunidad de la
Inspección Especial ordenada al efecto.

3.-DOCTRINA DE LOS ACTOS PROPIOS.-

Cabe resaltar que en protesta de las acciones emprendidas por


la demandada mi parte presentó notas en relación reclamando la
instalación de la aductora y de la extensión de cañerías en la zona de
Inmobiliaria Abas. En relación a esto último, recuérdese que el
regulador cursó misiva correspondiente para el cese de la conducta,
so pena de iniciar el instructorio sumarial correspondiente.

Sobre el punto, una vez transcurridos los diez (10) días fijados
por el ERSSAN para el retiro de las obras ejecutadas en la zona
prestacional ajena mi instituyente presentó la Nota de fecha 13 de
enero de 2020, solicitando informaciones acerca del cumplimiento o
no de la misiva por parte de la accionada.

A la fecha, Ramón Fretez no ha recibido respuesta alguna del


ERSSAN sobre el particular, pero a la vez esta parte se reafirma en la
persistencia de la situación denunciada, motivo por el cual se ha
emprendido la acción judicial.

No obstante, con especial énfasis en los hechos acaecidos en la


zona ampliada a la Aguatería Fretez, dada la continuidad de la
conducta indebida, corresponde hacer ciertas precisiones. Debe
tenerse presente que la resolución por donde se procedió a intimar al
prestador denunciado, comporta un acto administrativo que
exterioriza la voluntad del órgano regulador acerca de la materia
sometida a su conocimiento.

Esa declaración de voluntad institucional originada de la


relación jurídica entre regulador y sujeto regulado, ha generado en
éste último la confianza objetivamente deducida de dicha conducta,
suscitando la certeza acerca de los derechos que corresponden a mi
parte sobre el tema que le fuera elevado, basada además en la
apariencia de una situación jurídica, la cual no puede ser defraudada
por un acto posterior, siendo inadmisible toda situación incompatible
con ella.

Autorizadas voces de cuño doctrinario se han volcado al estudio


de la materia tratada, como la de Eisner, para quien el sustento
moral y jurídico de la doctrina de los actos propios residen en el
amparo y exigencia de la buena fe objetiva, la confianza suscitada, la
coherencia del comportamiento con repudio de la sorpresa y la
emboscada y en particular el resguardo de la seguridad jurídica,
explicando además que ésta doctrina encuentra su “sustento
filosófico y racional en los conocidos principios lógicos y ontológico
de “no contradicción”, en virtud de los cuales una cosa no puede ser
ella y a la vez su contraria ni es posible afirmar su realidad y su
inexistencia en forma simultánea”.

En ese ámbito, la empresa proveedora del servicio de mi


conferente tiene conocimiento de los derechos que le asisten en la
zona de conflicto y los terceros prestadores también sabrán a qué
atenerse en caso de una infracción cometida, impidiéndose en virtud
de tal predicamento que ni el Ente Regulador u otra institución
(Titular del Servicio) puedan situarse en contradicción con sus propios
actos invocando – verbigratia - un derecho o ejerciendo una conducta
incompatible con la determinación ocurrida en la Resolución Nº ,
debidamente deliberada y jurídicamente relevante.

Esto representa el derecho del ciudadano a la veracidad ajena


y, particularmente, al comportamiento leal y coherente de las
entidades del sector público.

Ocurre lo propio en el fuero de la litigación adversarial en donde


la praxis judicial conviene en desestimar la actitud de un litigante que
pretenda aportar razones de derecho que contravengan su propia
conducta anterior, cuando ésta ha sido adoptada de un modo
formalmente relevante.

En el caso de marras, la relevancia de la conducta de la Junta


de Saneamiento es que al momento de acometer las transgresiones
indicadas no ha presentado ningún documento que avale el proceder
irregular.
Todos los hechos denunciados fueron realizados por la adversa
sin contar previamente con los materiales de sustentación, ni haber
instado los mecanismos administrativos del regulador.

Esta representación entiende que la esencia del sentido


unánime del pronunciamiento adoptado por la Superioridad
Institucional del ERSSAN ha consistido en la corrección material de
una situación anómala, incompatible con las disposiciones
regulatorias vigentes, presumiéndose por ello la buena fé de su
decisión, que a decir de un tratadista es el “ agua lustral en donde se
baña íntegro el derecho”.

Aclárese que al evocar el termino Superioridad en el párrafo


anterior, no se hace alusión, a decir de Gordillo, citando a otro autor,
a “un ente metafísico omnisciente protector que parece flotar en el
aire y no es un ser humano”, sino referimos simplemente al cuerpo
colegiado del órgano de regulación (Comité de Administración)
encargado de la conducción institucional.

En la muy lejana e impensada hipótesis de que la propia


entidad reguladora habilite un procedimiento cuyo impulso implique
una regresión tras sus propios actos, se originaría una situación de
incertidumbre, trayendo aparejada presentaciones indiscriminadas y
promiscuas que desvirtuarían la nobleza de la determinación
consagrada, enervando el sello de la inseguridad que lo
desprestigiaría.

Además, la constante y pacífica doctrina ha declarado


inadmisible la reformatio in pejus en materia de recursos
administrativos respecto del propio beneficiado, más aún cuando el
mismo recurrente no haya impetrado recurso jerárquico alguno
contra el decisorio inicial; únicamente cedería este principio frente al
pedido de un contrainteresado situado en la posición opuesta,
contradiciendo el contenido de la resolución citada, sin embargo, a la
fecha el Señor Fretez no ha sido anoticiado o notificado de ninguna
presentación en contrario.

Con similar orientación, al no advertirse en su contenido los


vicios o defectos de los señalados en el Artículo 3, numeral 2, del
Decreto Reglamentario, la resolución recaída goza de plena
vigencia.
Sin embargo, la exposición precedente responde a una
motivación puramente teórica, con la sana intención de agotar el
ámbito de discusión de una materia estrechamente conectada a la
administración pública y de particulares también, estando esta parte
plenamente persuadida de la vigencia, firmeza y eficacia de la
determinación adoptada, por lo que de seguro el regulador ordenará
la instrucción del sumario a la Junta de Saneamiento en el momento
procesal oportuno.

4.-RESPONSABIIDAD CIVIL. CONDUCTA ANTIJURÍDICA.


INSTALACIÓN DE ADUCTORA.-
El fluctuante péndulo de ideas de la demandada se expresa con
absoluto desprecio, a la vez de una peligrosa indiferencia del
supino ..//..desconocimiento de las disposiciones legales que regulan
la materia. Resulta incomprensible la pretensión de zanjar el pequeño
problema – según expresiones – con una supuesta buena
predisposición.
El prestador denunciado debió prever la contingencia o
proximidad de trasponer los límites de su área prestacional al
momento de instalar la aductora denunciada. Indubitablemente el
mentado comportamiento adquiere la entidad o naturaleza de una
transgresión a los Artículos 33, inciso “a”, de la Ley Nº 1614; 3º,
numerales “21” y “62”, y, 73, todos del Decreto Reglamentario Nº
18.880/02.

Huelga decir que la conducta irregular ha quedado


ostensiblemente probada. Sin embargo, la complejidad del caso
abordado es de tal magnitud que se requiere de un esfuerzo
hermenéutico agregado, orientando la argumentación expositiva
hacia otras figuras contempladas en el Marco Regulatorio susceptibles
de aportar luminosidad a esta “umbrosa selva” dialéctica de la
litigación.
Aclárese que dicha ponencia no tiene intención de suplir las
omisiones de la contraparte, ni ensayar una especie de “prognosis”
proyectada a vaticinar una eventual contestación de demanda, sino
únicamente agotar el tratamiento de todos los institutos jurídicos de
incidencia en la prestación del servicio, proporcionando de una vez al
Magistrado todos los elementos legales de admisión de ésta acción.
Pondérese que dadas las condiciones de la juridicidad actual, es
presupuesto de la imparcialidad de la decisión jurisdiccional la
oportunidad de garantizar el más amplio debate entre las partes
respecto de la premisa normativa, permitiendo el contradictorio en la
determinación de la regula iuris.
Es por eso que la instalación de la aductora dentro del área
prestacional ajena debe ser transversalmente confrontado con otras
figuras jurídicas contempladas en la ley regulatoria, a saber:
servidumbre (art. 64) y régimen de bienes (art. 57).

4.1.-SERVIDUMBRE DE PASO.-
De la primera de ellas dígase que el principio corrector de la
servidumbre es antiguo; lo reciente es el análisis que, con nuevos y
más ricos elementos de juicio, hace la doctrina, manifestados a su
vez positivamente en los diversos ordenamientos jurídicos.
En consecuencia, las previsiones acogidas por el Marco
Regulatorio en nada implican novedad jurídica sobre la cuestión, muy
al contrario, sus disposiciones sujetan su ámbito de aplicación a la
preeminencia de otras ramas del saber legal que encontrando nuevos
matices y reflotando siglos de tradición jurídica aluden a una materia
cuya cimiente se afinca originalmente en el Derecho Civil,
desarrollado normativamente de forma más profusa por el
Ordenamiento Municipal vigente, conforme podrá apreciarse.

Memórese que la aductora instalada por la Junta de


Saneamiento fue realizada a través de una CALLE PÚBLICA.
Dicha circunstancia resulta relevante a tenor de la exposición
de leyes reguladoras de la figura de servidumbre.
Para dicho cometido, a modo de orden prelativo de
trascendencia iniciamos la “cronología” normativa con las
disposiciones insertas en el Marco Regulatorio, para ascender
secuencialmente a la cima del pináculo jurídico de esta estructura: las
leyes sustanciales civil y municipal.
Al respecto, el Artículo 64 de la Ley 1614 al respecto previene:
“Derecho de las servidumbres. Los permisos y las concesiones
para la prestación del servicio público en cuestión, conceden a
favor de los prestadores el derecho de constituir servidumbres
en bienes del dominio privado del Estado o municipalidades y
de los particulares”.
La primera parte de la disposición transcripta resulta clara,
entendiendo que el vocablo “dominio privado” subordina a su
respecto toda la materia de aquel bien susceptible de establecer
servidumbre, correspondientes a su vez al Estado o municipalidades y
de particulares.
Ocioso sería transcribir las demás disposiciones de la mentada
ley o su decreto reglamentario en razón de que en ningún apartado
de dichos ordenamientos legales el Sentenciante encontrará la norma
que establezca el sentido u orientación acerca la categorización de
bienes privados.
No obstante, a renglón seguido la normativa mencionada
previene diciendo: “Las servidumbres quedarán constituidas
mediante acuerdo directo entre el prestador y el propietario
.celebrado mediante escritura pública; o por resolución judicial en el
caso que no dieran resultado las gestiones directas con el
propietario…”. Corresponde detenernos brevemente en el análisis de
ésta disposición, previo al desarrollo de las normas específicamente
reguladoras de la servidumbre.
Cabe prevenir que la intensidad de la restricción al poder
jurídico de dominio es de tal delicadeza que la citada ley exige como
presupuesto de su eficacia a) acuerdo entre partes interesadas
mediante escritura pública o, b) resolución judicial. Un documento
declarativo de voluntades (contrato) o, en su defecto, una sentencia
Lex specialis. As su turno, el ordenamiento civil como
disposición general establece: “En virtud del derecho real de
servidumbre se puede ejercer ciertos actos de disposición o de uso
sobre un inmueble ajeno, o impedir que el propietario ejerza
algunas de las facultades inherentes al dominio. En caso de duda,
respecto de la existencia, extensión, o modo de ejercicio de la
servidumbre, se estará a favor de la libertad del inmueble gravado
(Art.2188).

Conforme se asienta en líneas precedentes, la noción general


de la servidumbre representa una restricción al uso o goce sobre
inmuebles, ergo, trátese de un vínculo jurídico voluntario (escritura
pública) o forzoso (sentencia), por donde los derechos dominiales de
una heredad sirviente se encuentran afectados en beneficio de otro
bien igual denominado predio servido.
De lo expuesto hasta este apartado, la premisa normativa no
permite la incidencia restrictiva sobre calles o caminos, que por su
naturaleza corresponden a bienes destinados al uso y goce de la
comunidad.
Refiriendo a la particular característica de la servidumbre de
paso o tránsito el cuerpo civil nos previene diciendo: “Si una heredad
estuviere privada de salida al camino público, o si ésta no bastare
para su explotación rural o industrial, podrá el propietario,
usufructuario o usuario imponer a los predios interpuestos,
cualquiera sea su destino, la servidumbre de tránsito, debiendo
indemnizarse el valor del uso del terreno necesario, y todo otro
perjuicio (Artículo 2208).
La hipótesis normativa es similar a la precedente. Una heredad,
un particular, una situación determinada, en este caso la
imposibilidad de acceso de un inmueble a un camino público. No
obstante, la idea subyacente de la previsión fáctica es la siguiente: el
interesado en constituir el derecho restrictivo en cuestión debe
individualizar el o los inmuebles afectados y la particular circunstancia
impeditiva de salida .a un camino público. Con el agregado de la
obligación resarcitoria por el uso del predio afectado.
De nuevo, la previsión fáctica de la norma tampoco podría
amparar la conducta denunciada, siendo pertinente avanzar hacia el
estudio y análisis de las disposiciones atinentes a la caracterización
de aquellos bienes denominados de dominio privado, únicos a los
cuales .la propia ley otorga idoneidad para la ejecución de la obra
tratada, conforme fuera referida en el artículo transcripto.
En dicha orientación, el ordenamiento de forma dispone
además: “Son bienes del dominio privado del Estado: a) las islas
que se formen en toda clase de ríos o lagos, cuando ellas no
pertenezcan a ..//..particulares; b) los terrenos situados dentro de
los límites de la República que carezcan de dueño; c) los minerales
sólidos, líquidos y gaseosos que se encuentren en estado natural,
con excepción de las sustancias pétreas, terrosas o calcáreas. La
explotación y aprovechamiento de estas riquezas, se regirán por la
legislación especial de minas; d) los bienes vacantes o mostrencos,
y los de las personas que mueren intestadas o sin herederos, según
las disposiciones de este Código; y, e) los bienes del Estado no
comprendidos en el artículo anterior o no afectados al servicio
público (Art.1900).

Ninguna de las previsiones fácticas incluyen a la las calles o


caminos - por donde se halla instalada la aductora - dentro de la
categoría dominial privada del Estado, susceptibles de constituirse la
servidumbre. Empero, a modo de agotar el tema, el literal “e” alude a
aquellos bienes no afectados al servicio público, correspondiendo
remitirnos a su comprensión a través de las disposiciones vigentes.
En relación, el Artículo1898 señala que “Son bienes del
dominio público del Estado: a) las bahías, puertos y ancladeros; b)
los ríos y todas las aguas que corren por sus cauces naturales, y
estos mismos cauces; c) las playas de los ríos, entendidas por
playas las extensiones de tierras que las aguas bañan y desocupan
en las crecidas ordinarias y no en ocasiones extraordinarias; d) los
lagos navegables y sus alveos; y e) los caminos, canales, puentes y
todas las obras públicas construidas para utilidad común de los
habitantes. Los bienes del dominio público del Estado, son
inalienables, imprescriptibles e inembargables”.
Una inferencia lógica deducida de la letra del dispositivo aludido
nos permite entender que los caminos (inciso “e”), son bienes
susceptibles de UTILIDAD PÚBLICA; la Ley Regulatoria del Servicio
alude a los de naturaleza privada.
Sin embargo, la importancia del tema requiere de una mayor
incisividad analítica y de esa forma la técnica aplicada nos compele a
la búsqueda de la Plenitud Hermética en el tema propuesto, he aquí
entonces la conectividad lógica con otras disciplinas jurídicas que nos
permita adentrarnos en la clasificación pública o privada de los bienes
municipales

A dicho menester, debe tenerse presente la Ley Nº 3.966/2010


“Orgánica Municipal” que nos refiere así el tema abordado: “ Bienes
Municipales. Los bienes municipales están constituidos por: los
bienes del dominio público; y, los bienes del dominio privado ”
(Art.133).

Prosiguiendo el propósito de desentrañar la real dimensión de


aquellos bienes de dominación privada municipal a continuación otra
previsión señala sobre el punto cuanto sigue: “ Son bienes del
dominio privados: los bienes municipales que no sean del dominio
público; los inmuebles situados en las zonas urbanas que carezcan
de dueño según ordenanza respectiva; los bienes municipales
destinados a rentas; las inversiones financieras; y, todos los otros
bienes que integran el activo contable municipal” (Artículo 137).

Con miras al dispositivo citado, ninguno de los literales


enumerados permite incluir a las calles o caminos dentro de la
categoría privada de los bienes de dominio privado. Sin embargo el
contenido del inciso “a” merece ciertas precisiones para un correcto
entendimiento del asunto. A dicho respecto, la construcción
semántica de la oración se encuentra formulada teniendo como sujeto
de la oración a los bienes del dominio privados de cuya esencia
participa los bienes municipales…que no sean del dominio público.
4.2.-Ley Nº 6101 / MODIFICA EL ARTÍCULO 134 DE LA LEY N°
3966/10 “ORGÁNICA MUNICIPAL”, REFERENTE A LOS BIENES
DEL DOMINIO PÚBLICO MUNICIPAL.-

Igualmente, se trae a mención la pertinencia de la ley de


marras, que dentro del proceso cognoscitivo del tema desarrollado
nos aporta el conocimiento sobre los bienes de DOMINIO PÚBLICO
exponiendo: “Son bienes del dominio público, los que en cada
municipio están destinados al uso y goce de todos sus habitantes,
tales como: a) las calles, avenidas, caminos, puentes, pasajes y
demás vías de comunicación que no pertenezcan a otra
administración; b) las plazas, parques, inmuebles destinados a
edificios públicos y demás espacios destinados a recreación pública;
c) las aceras y los accesorios de las vías de comunicación o de
espacios públicos a los que se refieren los incisos a) y b); d) los
ríos, lagos y arroyos comprendidos en las zonas urbanas del
Municipio, que sirven al uso público, y sus lechos; e) los que el
Estado transfiera al dominio público municipal; f) las fracciones
destinadas para plazas, edificios públicos, calles y avenidas,
resultantes de loteamientos, y, g) los bienes del dominio privado
municipal declarados de dominio público, por ordenanza municipal,
que deberán ser inscriptos en la Dirección General de los Registros
Públicos”.

LA LUZ DIÁFANA de su explicación resulta comprensiva de la


noción según la cual las calles o caminos pertenecen a los bienes de
dominio público de los municipios, y en virtud de tal razonamiento se
puede colegir que dichos espacios físicos no son susceptibles para
constituir la servidumbre de paso sostenida erróneamente por la
demandada.

A todo evento, la circunstancia de que la categorización de


bienes de dominio público se encuentre consagrada en el
ordenamiento jurídico municipal no importa una apropiación del
instituto por dicha rama jurídica, tampoco significa que resulte
inaplicable a las demás vertientes del ordenamiento jurídico; en todo
caso, en cada materia presentará sus variantes propias (derecho civil,
comercial, administrativo, procesal, etc.), con aspectos comunes, y
otros específicos según la rama a que se refiera.

Además, la proposición “bienes del dominio privado”,


establecida en la Ley Regulatoria del Servicio (Art. 64) alude en
forma general a un instituto cuya base postulatoria encuentra
particular régimen de tratamiento en los cuerpos legales
mencionados, debiendo aquella sujetarse a éstas. El dispositivo
jurídico municipal permite la “reconstrucción racional” del
ordenamiento jurídico – a decir del gran jurista escocés Mc Cormick –
determinando que su espíritu y trascendencia impregne todo el
augusto y soberano templo jurídico.

La particularidad del caso tratado autoriza al Judicante a


realizar el proceso cognoscitivo de interpretación integrando su
determinación en aquellos cuerpos legales subordinados, y otros
subordinantes; los ordenamientos civil y municipal son de éstas
últimas, que a modo de una inmensa cúpula cubren todas las
instituciones y todos los actos jurídicos que pueden celebrarse o
pretendan realizarse para la constitución de una servidumbre,
resultando que las disposiciones jurídicas al efecto del ERSSAN y las
actuaciones de los prestadores deben brindar satisfacción a sus
determinaciones.
Ninguna cláusula en particular puede soslayar los lineamientos
de orden público establecido. Categóricamente se entiende que los
espacios destinados a plazas, parques, calles, caminos y avenidas,
rotulados bajo la nomenclatura de bienes de dominio público, no
podrán ser susceptibles para la constitución de una servidumbre; a
esta altura tampoco se puede encontrar sostenimiento jurídico a la
obra emprendida por la demandada. Para mayor abundamiento,
prosigamos con la tarea hermenéutica.

4.3.-OBLIGATORIEDAD DE PRESENTACIÓN DE LA EVALUACIÓN DE


IMPACTO AMBIENTAL.-

El tema aludido se encuentra en la propia ley regulatoria que


previene así: “Necesidad de Evaluación del impacto ambiental.
“Ningún proyecto de obra será aprobado por el ERSSAN y el titular
del servicio sin tener la conformidad de las autoridades
competentes referente al resultado de la evaluación del informe
ambiental del mismo y de las Municipalidades afectadas ” (Artículo
73, Ley Nº 1614).

Téngase presente el carácter imperativo de la proposición


normativa al expresar que “Ningún proyecto de obra será aprobado
por el ERSSAN y el titular del servicio ”…, lo cual conlleva la lógica
inferencia de que la tramitación y obtención de la citada autorización
se erige como un presupuesto sine qua non previo a todo
emprendimiento de la envergadura mencionada. La importancia es de
tal magnitud que la ley de marras ordena desarrollar actividades
administrativas, y por ende, su consecuencia, la emanación de actos
administrativos provenientes de otras entidades administrativas:
Secretaría del Medio Ambiente (SEAM) y, obviamente, el municipio en
cuyo espacio de influencia se pretenda constituir una servidumbre.

Resulta irrebatible la fuerza vinculatoria de su mandato al exigir


dentro del circuito regulatorio que tanto el ERSSAN, como el Titular
del Servicio deban sujetarse a pronunciamientos administrativos,
emanados de instituciones a su vez distintas, cada una dentro del
ámbito de sus competencias, previa a la autorización de ejecución de
una obra de tal característica.

En la improbable tesis de obrar en contrario, los funcionarios


eventualmente involucrados resultan pasibles de ser sometidos al
proceso indemnizatorio contemplado en el Artículo xx de la
Constitución Nacional.

Ahora bien, si la propia disposición regulatoria compele al


mismo órgano contralor a observar tales recaudos, bajo qué motivos
debería exonerarse a cualquier prestador de la presentación de tal
exigencia, debiendo enfatizarse que la exigibilidad de presentación
del documento de habilitación ambiental es una materia que domina
todo el tráfico jurídico en este menester, en razón de hallarse
comprometido cuestiones que estrictamente orbitan dentro del
ámbito del orden público.

4.4.-RÉGIMEN DE BIENES.-

El Artículo 57 establece: “Bienes afectados al servicio. Son bienes


afectados al servicio público, todos aquellos indispensables para la
prestación, tales como las redes y demás instalaciones necesarias
para el servicio existentes en lugares del dominio público municipal
o estatal; los inmuebles donde se encuentren las principales
instalaciones necesarias para la prestación del servicio, así como los
muebles, vehículos y herramientas destinados al mismo y cuyo
reemplazo no pudiera hacerse sin afectarlo” (Ley Nº 1614/00).

Sin mayores preámbulos, cabe manifestar que La interpretación


lógica (ratio legis) nos permite colegir que el uso que pueda hacerse
de los bienes citados en dicha norma alude a aquellos que se
encuentren situados dentro del área prestacional
exclusiva ..//..correspondiente a cada prestador; sin hacer mención
de la servidumbre.

CONCLUSIÓN.-
Finalmente, en virtud de la breve exposición vertida de manera
categórica podemos afirmar que los institutos jurídicos de la
servidumbre y del régimen de bines, cuyas nociones informadores
fueron explicitadas, no representan cobertura legal que dispense la
conducta de la Junta de Saneamiento.
5.-RESPONSABILIDAD CIVIL. DE LA CULPA

El presupuesto de responsabilidad citado refiere a una conducta


de consecuencias lesivas para los derechos o intereses del
damnificado (Aguatería Privada Fretez) producidos por la culpa o
negligencia la momento de proyectar las obras de la aductora,
suponiendo la vulneración de disposiciones legales con prescindencia
de cualquier vínculo jurídico preexistente entre los contendientes.
En su faz subjetiva, la actuación del agente infractor se traduce
en la existencia de una acción generadora de una conducta
imprudente o negligente susceptible de atribuírsele a razón de dicha
circunstancia, ergo, a consecuencia de su andar inicialmente culposo,
devenida, en el caso que nos ocupa, en acción dolosa. No obstante, el
tratamiento de esto último será momentáneamente diferido – sin
perjuicio de hacer una regresión sobre el punto, infra – limitándonos
por ahora a explicar la conducta culposa de la Junta de Saneamiento.
La acción impetrada se dirige debido a que la realidad fáctica
evidencia la falta de cuidado de la contraparte al ejecutar la
instalación de la aductora en detrimento de las garantías conferidas
por ley a mi instituyente en su calidad de prestador del servicio
(Artículo 33, inciso “a”, Ley 1614, y de las demás disposiciones
concordantes del Marco Regulatorio, ya que no adoptó todas las
previsiones legales antes de impulsar la obra entredicha, no siéndole
permitido desconocer que la diligencia requerida comprende no sólo
las prevenciones y cuidados legales y reglamentarios, sino además
todos aquellos que la prudencia imponga para evitar el evento
dañoso.
En ese orden de ideas, la disposición contenida en el artículo
1.833 del Digesto Civil, de acuerdo con la cual “El que comete un
acto ilícito queda obligado a resarcir el daño”, constituye algo
más que una simple enunciación reguladora del Derecho Privado, sino
que emerge como uno de los principios inspiradores del resto de
leyes y de toda posible interpretación que se formulen en relación con
los factores de atribución resarcitoria.

Aun más. El principio rector de la responsabilidad civil


formulado a través del adagio latino “alterum non laedere” implica
que a pesar de la relación extracontractual expuesta la Junta de
Saneamiento tenía el deber jurídico de respetar los derechos del
afectado, apreciándose el rol que cumple dicho principio en el
razonamiento jurídico de las relaciones generadas, adhiriendo así a la
orientación doctrinaria que enseña que toda la práctica de la
responsabilidad civil se encuentra articulada sobre el respeto de los
derechos ajenos y evitación de daños y, SOLO EN FORMA
SUBSIDIARIA, emerge la reparación de dichas consecuencias.
Derechamente, podemos sostener que la tesis del deber
implícito señalado asume que un sistema que ordena reparar los
daños causados, consagra de manera previa y prevalente la
existencia de un deber de no dañar los intereses de otro. El ámbito de
la prestación del servicio regulado no es ajena a tal postulado, siendo
así que el derecho subjetivo de todo permisionario, al igual que en
otros campos de la relación jurídica, está compuesto de “poderes en
tanto de congruos deberes, donde el deber resulta primordial”
(Maffía, Osvaldo J.: "Un caso típico de abuso del proceso", E.D. 204-
607, ap. IX).
Todo ordenamiento jurídico contiene una estructura ética que
debe observarse, es por ello que la primacía de la buena fe resulta
innegable en las vinculaciones jurídicas (contractuales,
extracontractuales; permanentes, circunstanciales) entre los sujetos
de derecho. Resulta contradictorio a la esencia misma del Derecho y
la Justicia que determinado sistema jurídico establezca normas o
prescriba conductas sin que la acción entredicha represente una falta
a un deber.
APELACIÓN AL ARGUMENTO “AD MISERICORDIAM”.
Profundizando el sub examine, resulta plausible referir en forma
más detallada sobre las expresiones vertidas por el representante
legal de la accionada en ocasión de la Inspección Especial llevada a
cabo el xxxxxxxxxxxxxxxxxx. Conforme fuera plasmado en el acta
correspondiente, pretendiendo justificar a tientas la indebida
instalación de la aductora el aludido profesional manifestó “ su buena
predisposición a fin de zanjar el pequeño conflicto y se ponen a
disposición de las autoridades y de los representantes de la
Aguatería Fretez Hermanos para ese menester” (sic).

El tenor de su respuesta se reduce simplemente a la recurrencia


del falaz argumento ad misericordiam, por la cual apelando a la
piedad del interlocutor pretende obtener convencimiento cuando se
carece de elementos sólidos de convicción. Debido a su absoluta
orfandad probatoria, en concomitancia con el desconocimiento de las
disposiciones legales, articula su “estrategia” defensiva tratando de
manipular el sentimiento de eventuales juzgadores o contradictores,
tendiente a evitar el escarnio social o el castigo correspondiente.

A modo ilustrativo, téngase presente que dentro del régimen


dispositivo de nuestro ordenamiento ritual, la formación del material
de conocimiento en el proceso constituye una carga para la parte que
invoca determinado derecho, condicionando la actuación del judicante
a los hechos y derechos debidamente sustentados, lo cual debe ser
encarado con igualdad de apreciación en el ámbito administrativo.

En razón de ello, permítaseme la redundancia transcriptiva al


solo efecto de reforzar la idea, pero la argumentación de su “ su
buena predisposición a fin de zanjar el pequeño conflicto”,
desprovista de materiales de convicción implica reducir su
argumentación defensiva a simples creencias sin relevancia jurídica,
tentando estérilmente de exculpar su conducta dolosa.

Recuérdese que la unidad dialéctica del contradictorio


adversarial está conformada por elementos de cargo y descargo que
no pueden ser suplidos por argumentos de una pretendida
“sensibilidad” o “gestión graciable” como pretende la demandada. El
apelativo que trata de obtener la complacencia o absolución por
medio de la misericordia no es sucedáneo de la ley y de los
instrumentos de probanza de un derecho, pero en la discusión del
caso es el único medio de expresión de la demandada.
Acoger tal argumento nos tentaría a deslizar la idea de
proponer que en adelante en las obligaciones cartulares se podría
agregar cláusulas que permitan honrar las prestaciones con simples
plegarias, apelando a la conmiseración del acreedor; la hipótesis, de
suyo resulte una burda representación de la realidad, pero tal
temperamento es proporcional a la “calidad” expositiva de la adversa
en ese aspecto, debido a que: verba volant, scripta manent.
CONDUCTA DOLOSA.
Inicialmente se había apuntado a un comportamiento
negligente del prestador demandado al momento de instalar la
aductora dentro del área prestacional de la firma de mi conferente.
Sin embargo, los presupuestos de agravación de la conducta atacada
se hallan acreditados con el resultado del acta de inspección especial
en cuya parte pertinente fuera consignada las expresiones del
representante legal de la accionada en el sentido expuesto más
arriba.
En este apartado la resistencia contradictoria no alude a las
palabras utilizadas, sino a la conducta desarrollada a partir del
conocimiento de dicha situación. La Junta de Saneamiento admite la
instalación de la citada obra, configurándose una transgresión a un
derecho ajeno, resultándole indiferente tal situación.
Teniendo plena conciencia y entendiendo la gravedad del
asunto no ha adoptado ningún mecanismo de remediación del
extremo descripto. Por la persistencia de la conducta indebida, a
sabiendas de la incorrección de su consecuencia, sostenemos que la
acción de la incoada deviene en una actitud dolosa, con ánimo de
causar daño a la Aguatería Privada Fretez.
Por dicha razón, la infracción dolosa del deber justifica la
reacción crítica y la consiguiente sanción. Desde el punto de vista
objetivo, la realidad fáctica de que la accionada ha tenido
conocimiento y comprensión de la lesividad de su comportamiento y,
aún así, ha omitido operar para revertirlo, constituye una motivada
razón para aplicar el rigor sancionatorio.
RELACIÒN CAUSAL.
La aductora instalada conlleva una directa transgresión al
derecho de exclusividad, por tanto se configura el nexo causal entre
la conducta de demandado y la vulneración de la ley.
RESPONSABILIDAD CIVIL. CONEXIÓN DE CAÑERÍAS EN ZONA
DENOMINADA INMOBILIARIA ABAS. AMPLIACIÓN DE ÁREA Y DERECHO DE
EXCLUSIVIDAD. ANVERSO Y REVERSO DE UNA MISMA MONEDA.
ANTIJURIDICIDAD.

Animus nocendi. La expresión referencial a la voz latina no


responde a una mera intención de engalanar la estética forense, sino
representa la manifestación del agravio hiriente e írrito de la
conciencia jurídica material.
Repugna los estándares valorativos de la comunidad entera la
escandalosa justificación ensayada por la accionada que al momento
de referir sobre la extensión de cañerías se limitó a expresar que se
pone “a disposición…para subsanar lo evidenciado”.
Remárquese las apreciaciones subjetivas en dicho sentido.
A ello, deviene pertinente la célebre terminología de Hart que
manifestaba: “cabe decir que aquí la «zona de penumbra» resulta
ser más amplia que el «núcleo de certeza»”.

Con dicha exposición se pretende precisar que las expresiones


emitidas por la accionada resultan de una irreflexiva intención de
justificar su impenitente conducta, obviando, fiel a su estilo, que la
vigencia de las normas positivas son las que emergen de guía de los
sujetos incididos acerca de cuándo resulta apropiado – exempli gratia
- exigir u ofrecer disculpas o rectificación, reparación o cuándo
corresponde mostrar desaprobación o indignación
En razón de ello, la conducta antijurídica en este aspecto
radica en que la extensión de cañerías hasta la zona mencionada fue
ejecutada a despecho de las normas del Marco Regulatorio, i) derecho
de exclusividad consagrado en el Artículo 33, literal “a” de la Ley Nº
1614 y, ii) procedimiento para la ampliación de área prestacional
(Artículo 105 –Decreto Reglamentario 1880). Una premisa que
preside toda la idea a ser expuesta: todo permisionario debe
cumplir la prestación dentro de un espacio físico denominado
área prestacional.
Previo a ello, a modo de un breve “introito” o preludio del tema
a desarrollarse se hará una exposición de las constataciones y
manifestaciones vertidas por las partes intervinientes en el Acta Nº
01/2020, labrada por funcionarios del ERSSAN, con motivo de la
Inspección Especial ejecutada en las zonas de conflicto, por su
pertinencia en la configuración de la conducta antijurídica, objeto del
tema abordado.
Como primera observación, pondérese que en el relatorio de la
inspección propiamente dicha se consignó cuanto sigue: “Se procede
a la realización de la Inspección Especial…en cuanto al conflicto
existente entre ambos sistemas dentro del área que le fuera
otorgada por Decreto del Poder Ejectutivo Nº 3032 de fecha 9
de diciembre de 2019 a la Aguatería Fretez Hermanos
(resaltado en negritas es del suscribiente).
A continuación, consigna los nombres de los funcionarios
actuantes asentadose que la operación realizada consistió en “la
verificación de la zona en conflicto donde se pudo constatar
doce (12) conexiones de agua con medidores por parte de la
Junta de Saneamiento Posta Ybyraró dentro del área de la
Aguatería Fretez Hermanos, otorgada por el Decreto antes
referido. Asimismo, todo el trabajo fue acompañado por los
representantes de la Junta de Saneamiento Posta Ybyraró y
de la Aguatería Privada Fretez Hermanos… ”.
Contundente. A través de esta segunda verificación el personal
del ERSSAN confirmó la persistencia de la transgresión de la Junta de
Saneamiento, que fuera advertida en ocasión de la denuncia
formulada por mi mandante, generadora de la Resolución por la cual
se intimaba al prestador a cesar su conducta indebida; con un
agregado de importancia para su pertinente valoración, cual es la
manifestación del representante legal expresando que “pone a
disposición las infraestructuras, los técnicos, la logística el
activo humano de la Junta de Saneamiento para subsanar LO
EVIDENCIADO el día de la fecha” (resaltado en mayúsculas de
esta parte).

Con absoluta impudicia y supino desconocimiento de las


disposiciones legales reconoce la comisión del hecho que le fuera
atribuido, aduciendo una impostada “buena predisposición” para
subsanar la circunstancia generada. Señor Magistrado, dichas
expresiones representan una concepción del derecho profundamente
desorientadora, pretendiendo suprimir la vigencia de la ley y
atemperar la gravedad de su conducta con la incoherente motivación
brindada.
Es principio dominante en todos los institutos del derecho que
la buena fe en las acciones humanas se presume existente mientras
una prueba contraria no aniquile esa presunción, sin embargo para el
caso analizado ponderaciones fundadas desde el rigor de los hechos
objetivamente considerados se advierte una línea de conducta reñida
con la disposiciones jurídicas cuya flagrancia ha sido expuesta por la
propia accionada, y en detrimento de la seguridad jurídica.
En galana prosa, Domat exponía su ponencia pregonando con
total convicción que “por ley de la naturaleza y por nuestras
costumbres, cada contrato es bonae fidei, porque la
honestidad y la integridad deben tener en todas las relaciones
jurídicas el alcance máximo que la equidad puede demandar”.
Cuan lejana en la línea del tiempo y en su ámbito receptivo ha
quedado la reflexión del citado tratadista.

Lo contrario al postulado del influyente maestro del Code


Napoleónico supone la conducta del demandado para quien bastando
un mero acto unilateral o el hecho de su prevalencia económica
decide acometer contra las leyes y reglas obrantes, pretendiendo
ejercer una posición de superioridad o de dominio dentro de una zona
asignada a otro prestador, alterando el orden legal vigente. A falta de
una coyuntura excepcional de ley que dispense la acción entredicha,
la actitud del demandado se reduce a un simple acto de fuerza, en
donde la voluntad del legislador deja de ser el derecho vívido.

Ahora bien, retomando el hilo conductor del relato iniciado con


relación a la figura de la ampliación de área corresponde explicar que
la condición de prestador del servicio de agua potable no es título
suficiente para extender la estructura del sistema operativo hacia
aquellos ámbitos espaciales denominados en la nomenclatura
regulatoria como “área libre”, ergo, zona en donde no se encuentra
brindando el servicio ningún emprendimiento público o privado. Para
dicho cometido, téngase en cuenta el procedimiento descrito más
arriba por donde ha quedado demostrado el cumplimiento de dichos
recaudos por parte de mi conferente.
A dicho efecto, todo pretendiente debe someterse a las
directivas emanadas a su vez de instituciones distintas: en una fase
preliminar, satisfaciendo las exigencias legales, económicas, técnicas
y financieras establecidas por el Ente Regulador, y, toda vez
cumplidos dichos extremos, el contralor eleva su pronunciamiento
institucional al superior jerárquico que, dentro del ámbito de su
prerrogativa, impulsa la fase decisoria otorgando finalmente el
decreto de ampliación de área.
En el caso particular del prestador “Posta Ybyraro” se tiene una
extensión de cañerías en la zona denominada “Inmobiliaria Abas”
cuya ejecución fue realizada en detrimento del procedimiento
contemplado en ambas sedes administrativas, respondiendo a un
simple arrebato de oportunidad, movido por su indolente afán
lucrativo de expansión del servicio, frustrando de manera sistemática
todo el entramado administrativo y jurídico establecido para dicho
menester.
La Aguatería Privada en atención de las previsiones legales ha
cumplido con los recaudos pertinentes para operar en la zona
mencionada, lo que implica contar con instrumentos administrativos
que confieren dicha prerrogativa, en este caso, una resolución del
regulador y un decreto del superior en jerarquía, que exteriorizan su
pronunciamiento orgánico a través de sendos actos administrativos
de autoridad.

Asimismo, cabe memorar que los instrumentos mencionados


(resolución; decreto) representan el conducto de expresión
institucional que cada organismo emite dentro de su ámbito de
funciones, conforme reza la ley examinada y las reglas
administrativas vigentes, adquiriendo por ello el carácter de
instrumentos públicos, que a su vez representan actos otorgados por
funcionarios públicos competentes, en ejercicio de sus atribuciones y
en la forma que las leyes prescriben (Cód. Civ., arts. 375, inc. “b”;
376).

Como podrá observarse la Junta de Saneamiento ha


desconocido sendos documentos de autoridad que conllevan
mandatos legales, cuya imperatividad resulta incompatible con el
alzamiento en rebeldía de sus disposiciones, siendo objeto de
sanciones por dicha conducta. La misma censura se hace
extensiva a funcionarios públicos que pretendan desconocer la
fuerza jurídica de los instrumentos obrantes. En consecuencia,
allí donde se configura la transgresión al Artículo 105 del Decreto
Reglamentario 18880 debe procurarse su reparación inmediata.

Igualmente, la configuración de la conducta transgresora en


este segmento no quedaría íntegra no sin antes profundizar el
examen del derecho de exclusividad, cuya noción amerita
consideraciones generales para una correcta comprensión del asunto.
En efecto, la ley regulatoria pregona: “ Exclusividad en la
prestación. a) la prestación del servicio en cada zona concesionada
o permisionada sólo podrá ser realizada por los prestadores
expresamente autorizados según las previsiones de esta ley. El
ERSSAN o el titular del servicio, de oficio   o a pedido del prestador
autorizado, podrá impedir la construcción por terceros de obras
relativas al servicio en la zona concesionada o permisionada, y
disponer el cese inmediato de la prestación del servicio en los casos
no autorizados, salvo aquellos relacionados estrictamente para el
consumo no humano en inmuebles privados “ (Artículo 33, inciso
“a”).
La premisa normativa contiene a su vez tres despliegues que
van más allá de su simple enunciación o transcripción, dado que
entendemos que la misma consagra: i) facultad excluyente de la
prestación; ii) seguridad jurídica, y, iii) promoción de la
inversión de los prestadores, cuyos matices y contornos serán
detallados a continuación.
En la primera, desarrollamos la noción del derecho de
exclusividad aludiendo a un “prestador único” que dentro de un
ámbito geográfico concreto adquiere por imperio de ley la
prerrogativa para dejar de lado a otros de igual ramo. El servicio es
público, pero el derecho de prestación es asignado a un solo operario,
cuya modalidad de servicio no podrá ser replicada por empresa o
establecimiento alguno dentro de la misma delimitación espacial. Por
ello, el artículo citado, en concordancia con el 73 del Decreto
Reglamentario, previenen la facultad de hacer cesar toda actividad
que implique turbar la actividad del originario prestador debidamente
constituido en zona determinada.

En armonía con la primera característica aludida se halla la


seguridad jurídica, que representa  la certeza que tienen los
particulares regulados de que sus intereses, pertenencias y por
sobre todos sus derechos como tal se encuentran cubiertos por las
disposiciones protectivas de las leyes y reglamentos regulatorios,
cimentada en la confianza hacia las autoridades administrativas de
aplicación y, por forzosa extensión, a los órganos jurisdiccionales.

Ello implica que en caso de pretender violentarse el


ordenamiento jurídico se tenga conocimiento de las consecuencias de
dichos actos, lo que denota la situación de previsibilidad del derecho
establecido, es decir la seguridad jurídica es el conocimiento y la
certeza que tienen los regulados de aquellos elementos fácticos
estipulados en la ley como permitido o prohibido.

Téngase en consideración que existe una diferencia ontológica


entre la previsión abstracta, genérica e hipotética, contenida en la
ley, con la situación particular, específica y concreta ocurrida en el
acaecer ..//..real de las relaciones humanas. En virtud del tema
desarrollado, los responsables del servicio regulado adquieren la
certidumbre de que en caso de discrepancia de la conducta de un
particular con las previsiones legales en la materia emergerá la figura
correctiva de las instituciones a cargo del conocimiento y resolución
de dichos conflictos para enderezar la situación conflictiva por el
cauce del derecho vigente.
Una tercera consecuencia del derecho analizado es que su
observancia y efectiva aplicación proporciona una mayor probabilidad
de inversión en el rubro, para lo cual debe ponderarse ciertos
aspectos.
En el ámbito de la prestación aludida la actividad se desarrolla
dentro del campo de la libre concurrencia para todo operador que
pretenda brindarla, y toda vez reunido los recaudos legales fijados,
asume la condición de permisionario debidamente habilitado para
dicho menester, con todas las facultades y deberes que ello conlleva.
He aquí la importancia de los emprendimientos privados, erigiéndose
en resortes alternativos para la satisfacción de las necesidades de los
usuarios.
En el contexto jurídico económico descrito, la iniciativa privada
resulta esencial para la provisión de un servicio que de suyo desborda
la capacidad de cobertura del Estado. Por ello son fundamentales el
respeto de las normas vigentes en la Ley Reguladora, ya que
representa el instrumento jurídico que garantiza al prestador la
seguridad jurídica, generando con ello el ambiente propicio para la
inversión económica con miras a la optimización del sistema y calidad
del producto. En sentido general, recuérdese que el incesante flujo de
intercambio de bienes y servicios realizado en el mercado demanda
una importante erogación de dinero en el momento de la prestación,
así como su correspondiente proyección al porvenir.
Una vez más, la seguridad jurídica y la previsibilidad del riesgo
adoptado son elementos tenidos en consideración por cualquier
individuo al iniciar toda clase de emprendimiento, dado que el
esfuerzo realizado compromete el sagrario de su patrimonio, que por
dicha razón precisa de los mecanismos de protección.
En toda relación jurídica, las partes intervinientes al asumir
determinadas responsabilidades acuerdan la renuncia a una parte de
su libertad, obligándose a una prestación en busca de un beneficio.
En este ámbito, la Aguatería Privada Fretez ha realizado
ingentes inversiones para satisfacer las expectativas de los usuarios,
que en devenir de dicha ocupación ha padecido la merma de cierta
parte de su patrimonio, generado a veces por el tardío retorno de los
beneficios o, incluso, pechando las consecuencias de inversiones sin
retribución alguna.
De suyo resulta veraz que las inversiones realizadas a la fecha
fueron efectuadas dentro del ejercicio de la autonomía de la voluntad
de mi instituyente, pero dicha circunstancia no es óbice para exigir el
respeto de sus derechos como prestador, pudiendo………………………..
En esta forzosa relación adversarial si a alguien cabe
“disciplinar” para el “orden del derecho,” no ha de ser al señor Ramón
Fretez, quien resulta particular damnificado de estos hechos, que en
carácter de emprendedor inclaudicable requiere sean defendidos sus
derechos, sino a los responsables de ejercer el control institucional de
la Junta de Saneamiento, cuyas tropelías entorpecen, dificultan o
demoran el ejercicio de derechos operativos, inclusive de raigambre
constitucional.
En virtud de lo expuesto, esta parte ha brindado los elementos
descriptivos y prescriptivos del acaecer histórico, abonando las
previsiones correspondientes, siendo conducente afirmar por ello que
las disposiciones de los artículos 33, inciso “a”, de la Ley Nº 1614 y
105 del Decreto Reglamentario Nº 18880 ejercen una tutela jurídica
contra la conducta de la incoada, que por dicha precisión configura el
presupuesto de la antijuridicidad.
RESPONSABILIDAD. LA CULPA Y EL DOLO.
Esta parte funda su pretensión en la inicial negligencia de las
autoridades de la Junta de Saneamiento que no previeron someterse
al procedimiento de ampliación de área antes de proyectar sus
cañerías en la zona ampliada en favor del sistema del señor Ramón
Fretez.
Según las instrumentales obrantes, la accionada fue intimada
por ERSSAN para el cese de dichas actividades en virtud de la
Resolución , Acta. Debe tenerse en cuenta que el contenido de la
misiva representa, stricto sensu, una advertencia dirigida a evitar la
continuación de una conducta incorrecta presente, o la reiteración de
una irregularidad anterior que se decide no punir directamente. El
órgano contralor a través del acto administrativo ha actuado en
defensa de los derechos de la Aguatería Fretez, ejerciendo
prerrogativas de agente público.

No obstante, la intensidad de la amenaza la incoada no se ha


acogido a los mandatos disciplinarios del regulador, empero dicha
insubordinación configura una actitud dolosa de la Junta de
Saneamiento, debido a que a partir de esa intimación tuvo pleno
conocimiento de su actividad indebida, resultándole indiferente,
hallándose comprendida el aspecto subjetivo de su conducta.

Igualmente, durante el desarrollo de la inspección especial el


representante legal no denegó la veracidad de la denuncia de
transgresión, limitándose simplemente a ofrecer sus “buenos oficios”
para salvar la situación constatada. Lo anecdótico del caso, por así
decirlo, es que el transgresor somete a su arbitrio la solución de la
infracción atribuida a su respecto, siendo una carga que debió cumplir
dentro del plazo de la intimación. En concreto, la accionada se
encuentra al tanto de su conducta lesiva sin que a la fecha haya
impulsado acción alguna para morigerarla.
Objetivamente, no queda ninguna duda que la falta de
acatamiento de los preceptos legales es netamente imputable a la
demandada, al no impulsar las gestiones materiales para corregir la
situación anómala. Resta decir que del elemento "culpa" se ha
avanzado al estado “doloso” del agente, debido a que los daños
tuvieron origen por el hecho del infractor, en aquel acontecimiento
culposo, luego doloso que da lugar a indemnización. En otras
palabras, es el resultado preciso del nexo causal entre el hecho
indebido y los perjuicios sobrevinientes.

Estando diáfanamente acreditado el hecho generador y la responsabilidad del


prestador, cabe determinar el daño y su quantum.

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