Está en la página 1de 48

FOR MACIÓN MÓDULO 1

AGENTES DE CAMBIO 2ª EDICIÓN


FRENTE A LA VIOLENCIA
DE GÉNERO
Sensibilizar, capacitar y formar a mujeres como
agentes de cambio frente a la violencia de género

Metodología Duración
Online 20 horas
Formación teórica individual de lectura y reflexión (18h)
Webinar (2h)

Junta Consejería de Igualdad,


Políticas Sociales y
de Andalucía Conciliación
TEMARIO

Agentes de cambio frente a la violencia


de género
1. Introducción y objetivos .....................................................................................................Pág. 3
2. Aproximación teórico conceptual a la violencia de género .............................................Pág. 4
3. La violencia contra las mujeres es una violación de los Derechos Humanos.................Pág. 11
4. Todas las formas de violencia contra las mujeres ...........................................................Pág. 15
5. La violencia de género en la pareja o expareja .................................................................Pág. 17
6. La imagen del iceberg de la violencia machista ...............................................................Pág. 20
7. Desmontando los mitos y neomitos que reproducen la violencia machista ..................Pág. 21
8. La violencia simbólica .........................................................................................................Pág. 27
9. Los micromachismos .........................................................................................................Pág. 29
10. El amor romántico .............................................................................................................Pág. 31
11. La escalera cíclica de la violencia de género ..................................................................Pág. 35
12. El ciclo de la violencia de género .....................................................................................Pág. 36
13. Consecuencias y secuelas de la violencia de género en las mujeres ...........................Pág. 37
14. Las cifras de la violencia de género en España y en Andalucía .....................................Pág. 38
15. Referencias bibliográficas .............................................................................................Pág. 44

22
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

1. Introducción y objetivos
El principal objetivo de este curso es la formación y capacitación de las mujeres participantes en materia
de violencia de género, con el fin de sensibilizar, capacitar y visibilizar las distintas formas de violencia que
todas las mujeres sufrimos en nuestra sociedad, planteando un espacio de reflexión y diálogo que propicie
la creación de estrategias para el cambio, estrategias para la erradicación de las violencias por razón de
género.

La violencia patriarcal contra las mujeres es una manifestación de la histórica situación de desigualdad que
sufren las mujeres a nivel mundial; de la relación de dominación y el poder de los varones sobre las mujeres.
Estas relaciones de poder jerárquicas son la base de las desigualdades entre hombres y mujeres.

La violencia de género es un problema político, que se manifiesta como una ideología sexista que vulnera
las libertades fundamentales y los derechos humanos de las mujeres, obviando su condición de persona,
limitando su autonomía, hasta el extremo de disponer de sus vidas.

Esta violencia está tan enraizada en la sociedad y en las estructuras sociales y políticas que pasa
desapercibida. Por ello, es necesario crear y fomentar espacios de formación y conocimiento en los que
analizar dichas violencias, con el fin de identificarlas, señalarlas y visibilizarlas para su erradicación.

La violencia de género es una violación de los derechos humanos de las mujeres.

Cualquier tipo de discriminación y violencia contra las mujeres es una violación de sus DDHH y libertades
fundamentales, y contraviene los mandatos de la Constitución, así como la legislación tanto nacional
como autonómica que defiende esos derechos de las mujeres, junto también con los tratados de DDHH
internacionales ratificados por España. Es una responsabilidad de los estados y una necesidad urgente la
erradicación y modificación de esos patrones culturales basados en estereotipos de género que fomentan
ideas y concepciones de la superioridad del hombre sobre la mujer.

Las cifras oficiales sobre la violencia de género evidencian un aumento alarmante. La percepción social
de la violencia contra las mujeres ha ido aumentando y generando cada vez más rechazo, no obstante, la
ausencia de integración de la perspectiva de género en múltiples disciplinas y espacios sigue perpetuando las
desigualdades que el sistema patriarcal, androcéntrico y misógino crea, encontrándonos como consecuencia
intervenciones que resultan violentas para las mujeres.

Esperamos con este curso avanzar en la sensibilización y formación de las mujeres andaluzas sobre la
importancia de conocer y detectar la violencia de género, para poder así convertirse en agentes de cambio,
desde cada uno de los ámbitos donde desarrollan su actividad.

3
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

2. Aproximación teórico conceptual a la


violencia de género
De qué hablamos cuando hablamos de violencia de género: ¿Es lo mismo violencia de género que violencia
doméstica? ¿La violencia familiar? ¿La violencia contra las mujeres? ¿La violencia machista? ¿Los malos
tratos?

Veamos las diferencias que hay y la importancia que tiene comprenderlas.

Lo primero que debemos señalar es que hablar de violencia de género implica el reconocimiento de la
histórica situación de desigualdad que sufren las mujeres.

Solo a partir de este reconocimiento se habla de violencia de género, ya que este concepto se refiere a la
violencia que se ejerce sobre las mujeres por el hecho mismo de ser mujeres.

2.1 La violencia de género como un fenómeno social


Si echamos la vista atrás observamos que la violencia contra las mujeres lleva muy poco tiempo siendo
reconocida como un problema social, como un asunto que trasciende el ámbito privado.

En el caso de nuestra legislación nacional sobre violencia contra las mujeres, este reconocimiento formal
se produce en el año 2004, con la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas
de Protección Integral contra la Violencia de Género que, en su exposición de motivos, dice: “La violencia de
género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal
de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres
por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de
libertad, respeto y capacidad de decisión”1

Haber tardado tanto en reconocer la violencia contra las mujeres como un fenómeno social, y no un hecho
aislado y privado, pone en evidencia las resistencias que se presentan en la sociedad para reconocer esa
histórica desigualdad entre hombres y mujeres, como analizaremos más adelante.

Pero esta resistencia no es solo un problema de nuestro país, a nivel mundial vemos la misma situación, y
es que la violencia que sufren las mujeres es un fenómeno social y universal. Recordemos simplemente que
ha hecho falta esperar a 1993 para que, como dice Alda Facio, las mujeres nos convirtiéramos en humanas2.
Fue en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, celebrada en Viena en 1993,
cuando se reconoce por primera vez que los derechos de las mujeres son derechos humanos.

La violencia de género es, entonces, una manifestación de la sociedad patriarcal y de las desiguales relaciones
de poder entre mujeres y hombres, que sitúan a las mujeres en una posición de subordinación. Asimismo,
como trataremos de explicar, es un importante mecanismo para mantenerlas.

https://www.boe.es/eli/es/lo/2004/12/28/1/con
1

2
FACIO, Alda (2011) Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas. Fundación Justicia y Género, Costa Rica. 4
Pensamiento iberoamericano.
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Para poder comenzar a definir la violencia de género, necesitamos antes recordar algunos conceptos clave
que nos permitirán entender la configuración patriarcal de nuestras sociedades.

Vamos a hacer un pequeño repaso a algunos conceptos como patriarcado, sistema sexo-género,
androcentrismo, discriminación y desigualdad de género.

El patriarcado es, según Amelia Valcárcel “...un tipo de esquema de poder universal y ancestral en el cual las
mujeres han estado y están, real y simbólicamente, bajo la autoridad masculina” (Valcárcel, 2008).

Por su parte, Alicia Puleo lo define como un “sistema de organización social en el que los puestos clave de
poder —político, económico, religioso y militar— se encuentran, exclusiva o mayoritariamente, en manos de
varones” (Puleo, 2005).

El sistema patriarcal y androcéntrico en el que vivimos ha situado históricamente a los hombres en una
posición de poder y dominación, y a las mujeres, en una situación de subordinación.

El sistema patriarcal debe entenderse como aquella estructura u ordenamiento social que justifica la
dominación, explotación y opresión de las mujeres sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de
las mismas respecto a los hombres.

En el sistema patriarcal existen un conjunto de instituciones que se articulan para mantener y reforzar el
consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las
mujeres, como categoría social, siempre estarán subordinadas a los hombres; aunque pueda suceder que
unas mujeres o varias mujeres tengan poder, hasta mucho poder; o que todas las mujeres ejerzan cierto
poder, como el poder que ejercen las madres sobre los hijos y las hijas (Facio, 1997).

La socialización patriarcal, entonces, es el proceso por el cual los y las niñas son incorporados a cada cultura,
otorgándoseles características y comportamientos apropiados para sus respectivos sexos, de conformidad
con los valores sexistas. Es decir, según los roles y estereotipos que dicta su género.

El género debe entenderse como el conjunto de características, roles, actitudes y valores que conforman el
“deber ser” de cada hombre y de cada mujer, impuestos dicotómicamente a cada sexo mediante el proceso
de socialización. Hace referencia a las características que cada grupo social le asigna a lo femenino y a lo
masculino3 .

En palabras de Gerda Lerner, el género es la “definición cultural de la conducta apropiada para cada uno de
los sexos, en una sociedad y un momento determinado”.

Esta socialización de género diferencial, que asigna roles y mandatos diferentes a cada uno de los sexos, se
realiza a través de diferentes agentes socializadores como la familia, el sistema educativo, las religiones, los
medios de comunicación, la publicidad, etc. De esta manera se normalizan determinados estereotipos de
género que afectan a todos los niveles.

Esta socialización y separación de los roles de género produce también una división socio-sexual del trabajo,
que designa espacios diferentes para cada uno de los sexos. Esta histórica distribución de los trabajos y
los espacios ha condicionado a las mujeres al ámbito privado doméstico, más relacionado con la tarea

3
Fundación abogacía española. Enfoque de género en la actuación letrada. Guía práctica para la abogacía. Madrid,
2017
5
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

reproductiva y sostenedora de la vida; y a los hombres al espacio público y la esfera productiva, sostenedora
de la economía. Esfera ésta última con un innegable mayor valor económico, lo que supone importantes
repercusiones estructurales para las mujeres.

Es importante destacar este aspecto ya que, aunque con el avance del tiempo las mujeres se incorporan al
ámbito público, esta división socio-sexual histórica sigue actuando, asignándoles un lugar de inferioridad, en
todos los espacios, fundamentalmente en el social, político y económico.

El androcentrismo es la creencia de que el hombre es la medida de todas las cosas. Es ver el mundo desde
lo masculino, tomando al varón como modelo o parámetro de lo humano. Esto pone la perspectiva y la
experiencia masculinas como centrales a la experiencia humana y, por tanto, en una superioridad jerárquica.

Esta situación conlleva una invisibilización de las mujeres, de su mundo y experiencias, así como la ocultación
de las aportaciones realizadas por éstas y de todo lo considerado femenino, basándose en su supuesta
inferioridad.

Así, se asigna menor reconocimiento a las mujeres y, por tanto, menores posibilidades para acceder a
oportunidades, servicios, espacios, es decir, al pleno disfrute de sus derechos en igualdad de condiciones y
de trato.

Debido a esta androcéntrica división socio-sexual del trabajo que otorga diferente valor a los distintos
espacios, la realización de actividades de cuidado ha permanecido oculta y ha sido un trabajo invisibilizado
y secundario para la sociedad, es decir, de menor valor. Por el contrario, se ha otorgado mayor valor a
las actividades del ámbito público, relacionadas con la vida económica y política, desempeñadas por los
hombres, vinculadas al poder, y ligadas al reconocimiento social y a la autonomía personal.

Otro de los conceptos que debemos recordar es el de sexismo. Se trata de la creencia de que un sexo es
superior a otro. En las sociedades patriarcales, como la nuestra, el sexo considerado superior es el masculino.
El sexismo implica, entonces, mecanismos de discriminación que legitiman y aseguran privilegios, así como
actitudes y conductas patriarcales que perpetúan la situación de inferioridad y subordinación de las mujeres.
El sexismo, como veremos más adelante, forma parte de la configuración del orden simbólico.

Así, a lo largo de los años, en nuestras sociedades se ha ido transmitiendo la creencia en la inferioridad de
las mujeres y la superioridad de los hombres. Esta creencia le ha asignado a cada sexo una desigual cuota de
poder y dominio en todos los ámbitos, marcando también los espacios, roles y limitaciones correspondientes
a cada género. Este desigual reparto del poder ha otorgado a las mujeres el papel y el deber de la sumisión.

Esta creencia misógina y androcéntrica es la base y el sustento de la violencia ejercida contra las mujeres y,
a la vez, es la mantenedora de esa estructura patriarcal.

Vemos entonces cómo, esta supuesta inferioridad de la mujer, ha justificado el uso de la violencia contra ella
como instrumento de control. Es decir, que el uso de la violencia, o la amenaza de su uso, ha sido siempre
un instrumento infalible para el mantenimiento de ese poder y dominio de los hombres sobre las mujeres.

6
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Como dice Raquel Osborne, “es un mecanismo de control sobre todas las mujeres, respondiendo al principio
de que: mientras haya una sola mujer agredida, cualquier mujer puede serlo”.

De esta manera, la violencia contra las mujeres deja de ser un asunto privado, y se convierte en un fenómeno
social.

Se trata de un problema político, de una cuestión de estado, que afecta a toda la sociedad, que afecta a todas
las mujeres y a todos los hombres.

“No se trata de hombres violentos, de perfiles psicopáticos ni de problemas enraizados en su personalidad; la


violencia es un recurso que la sociedad y la cultura ponen a disposición de los hombres para utilizar en caso de
necesidad, dejando a su criterio determinar cuándo surge la necesidad”. Miguel Lorente.

Para profundizar en estos conceptos recomendamos visitar la guía didáctica elaborada por Prodiversa: http://
prodiversa.eu/wp-content/uploads/2020/03/Gu%C3%ADa-Deconstruyendo-Patriarcado.pdf en la cual su
autora, Anabel Santos Castro, explica la “columna vertebral del patriarcado”, que se representa gráficamente
en el siguiente esquema:

Fuente: Anabel santos Castro. Guía didáctica Deconstruyendo patriarcado proyectando igualdad. Prodiversa- Progreso y Diversidad.

7
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Este breve repaso del sistema patriarcal androcéntrico nos permitirá comprender mejor el componente
estructural de la violencia de género. Como dice Nuria Varela “…la violencia es el arma por excelencia del
patriarcado. Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las costumbres ni ningún otro mecanismo habría
conseguido la sumisión histórica de las mujeres si todo ello no hubiese sido reforzado con violencia. La
violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de serlo es una violencia instrumental que tiene por objetivo
su control. No es una violencia pasional, ni sentimental, ni genética, ni natural…”)4

Basta con una rápida mirada a los datos que arrojan las estadísticas para observar cómo las mujeres
asesinadas en España, desde que se recogen cifras de asesinatos por violencia de género en el año 2003
hasta el año 2020, superan las 1.074 mujeres asesinadas por violencia de género, es decir, asesinadas por
su pareja o expareja (lo que deja fuera un enorme número de mujeres asesinadas por otros agresores con
los que no tenían una relación sentimental).

Si tenemos en cuenta que estos son los asesinatos ocurridos en sólo 18 años y lo comparamos con los
asesinatos terroristas (también lamentables) ocurridos en España en algo más de 40 años, vemos que las
cifras de violencia de género superan a las del terrorismo, incluso con un período de tiempo de medición
inferior a la mitad.

Con estos datos queremos poner de relieve dos aspectos: por un lado, la magnitud de esta violencia, que no
se trata de casos aislados; por otro lado, la tolerancia de nuestra sociedad hacia la violencia de género, que
se evidencia cuando reflexionamos sobre la alarma social que causan los asesinatos terroristas, y la menor
respuesta que tienen los asesinatos machistas. Sobre estos dos aspectos hablaremos más adelante, al
abordar las cifras de violencia de género en España y Andalucía y cuando abordemos la violencia simbólica,
y los mitos que rodean esta violencia en nuestra sociedad.

2.2 Definición conceptual


Podemos ahora abordar la diferencia entre los distintos conceptos. Es necesario aclarar la confusión que
suele darse en su uso, principalmente entre los conceptos de violencia de género y violencia intrafamiliar
o doméstica, ya que impide el reconocimiento de la violencia que sufren las mujeres como una violencia
estructural y que tiene su origen en la propia organización social en que se asienta, es decir, el sistema
patriarcal.

La confusión (muchas veces intencionada) entre los conceptos de violencia de género y violencia doméstica
o violencia intrafamiliar, tiene el peligro de desvincular esa violencia de su causa principal que es la
discriminación y desigualdad que sufren las mujeres.

Es necesario dejar claro que, en esta violencia, el sujeto activo es el hombre y el pasivo la mujer. Esto es fácil
de ver cuando se hace el análisis de la violencia que sufren las mujeres desde la perspectiva de género.

La violencia doméstica o violencia intrafamiliar es la que sucede en el ámbito de la familia, indistintamente


de quién la ejerce y quién la recibe. Es decir, la violencia doméstica hace referencia a la violencia que se
ejerce en el hogar por cualquiera de los miembros de la familia, hacia cualquiera de los miembros.

4
VARELA, Nuria (2008): Feminismo para principiantes. Ed B. Madrid

8
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Esta confusión entre conceptos tiene la deliberada intención de difuminar e invisibilizar quién es el agresor
y quién es la víctima en este tipo de violencias. Algo que está claramente delimitado tanto en la legislación5
nacional, autonómica como internacional:

En este marco, la violencia de género es la violencia que se ejerce por parte de los hombres sobre las mujeres
por el mero hecho mismo de serlo; por su condición de mujer. Se trata de una violencia por razón de género.

En la definición legal que nos brinda la Ley Orgánica 1/2004 se entiende, como señalábamos más arriba, que
la Violencia de Género “…Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo,
por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad
de decisión”.

Para referirnos a la violencia que sufrimos las mujeres, hay muchos otros términos que pueden ser adecuados
e interesantes si se utilizan con rigor en los diferentes contextos y para hacer referencia a distintos aspectos
de la violencia de género que se traten de resaltar, como es el caso de violencia machista, violencia misógina,
violencia sexista, terrorismo machista; que permiten resaltar las terribles y devastadoras consecuencias
de estas conductas; las implicaciones políticas que la misma tiene en la vida social; el contexto social
estructuralmente sexista en el que se manifiesta y se produce esta violencia; la cultura machista de la
sociedad como la causa que mueve al ejercicio de este tipo de violencia, situando en la raíz del problema la
creencia en la superioridad del sexo masculino sobre el femenino.

Probablemente, el término que mejor se ajusta y que menos confusión genera es el de violencia contra las
mujeres por razón de género. Es, además, el término utilizado en los instrumentos internacionales de DDHH.
Así se denomina a la violencia de género en la nueva Recomendación General nº 35 de la CEDAW: “gender-
based violence against women”, que en su traducción al español significa violencia contra las mujeres basada
en el género.

2.3 Definición legal


• Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de
Género.

Artículo 1. Objeto de la Ley.


1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación,
la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre
éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a
ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.

2. Por esta ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y
erradicar esta violencia y prestar asistencia a las mujeres, a sus hijos menores y a los menores sujetos a
su tutela, o guarda y custodia, víctimas de esta violencia.

3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y
psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación
arbitraria de libertad.

5
Ver: L.O. 1/2004, Ley 13/2007 de Andalucía, Convenio Estambul, Declaración de Naciones Unidas sobre la eliminación
de la violencia sobre la mujer, etc.
9
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Como vemos, la ley estatal 1/2004 reconoce que la violencia de género es la violencia que sufren las mujeres
por el hecho de ser mujeres, pero restringe el ámbito de actuación y objeto de la ley sólo a la violencia sufrida
en el ámbito de la pareja o la expareja.

Por su parte, la ley andaluza, modificada en 2018, es más ambiciosa al ampliar el concepto de víctima de
violencia de género. Por otro lado, también incluye, además de los y las menores, a otros colectivos como
personas mayores, con discapacidad o dependientes que estén sujetas a la tutela, guardia o custodia de la
mujer víctima y que convivan en el entorno violento.

• Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia


de género.

Artículo 1. Objeto de la Ley.


1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como consecuencia de una cultura
machista y como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de
poder de los hombres, se ejerce sobre las mujeres por el mero hecho de serlo y que se extiende como
forma de violencia vicaria sobre las víctimas que se contemplan en la presente Ley.

2. Asimismo, será objeto de esta Ley la adopción de medidas para la erradicación de la violencia de género
mediante actuaciones de prevención y de protección integral a las víctimas, así como de sensibilización,
educativas, formativas, de detección, atención y recuperación y todas las que resulten necesarias.

Artículo 1 bis. Concepto de víctima de violencia de género.

A efectos de la presente Ley, se considerarán víctimas de violencia de género y tendrán reconocidos los derechos de esta
norma sin necesidad de interposición de denuncia, tanto si se trata de violencia física, violencia psicológica, violencia
sexual o violencia económica:

a. La mujer que, por el hecho de serlo, independientemente de su edad, orientación o identidad sexual,
origen, etnia, religión, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, sufra un daño o
perjuicio sobre su persona. A estos efectos, el término “mujer” incluye a las menores de edad que
puedan sufrir violencia de género.

b. Las hijas e hijos que sufran la violencia a la que está sometida su madre.

c. Las personas menores de edad, las personas mayores, las personas con discapacidad o en situación de
dependencia, que estén sujetas a la tutela o guarda y custodia de la mujer víctima de violencia de género
y que convivan en el entorno violento.

d. Las madres cuyos hijos e hijas hayan sido asesinados.

En los siguientes apartados abordaremos en detalle los distintos tipos de violencia, así como también las
definiciones y características de todas las formas de violencia contra las mujeres por razón de género,
contenidas en la ley 13/2017 de Andalucía, pero antes haremos un breve repaso a la consideración de la
violencia contra las mujeres como una violación de los DDHH y la importancia que representa este abordaje.

10
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

3. La violencia contra las mujeres es una


violación de los DDHH
Si hacemos un breve repaso histórico-cronológico del recorrido de los derechos de las mujeres en el plano
internacional, encontramos algunos hitos destacables. Señalaremos sólo algunos de ellos:
• En 1946 la creación de la CSW, es decir, la Comisión sobre la Condición Social y Jurídica de la Mujer de
las Naciones Unidas, dependiente del Consejo Económico Social (ECOSOC)

• En 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

• En 1967 la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que
sirvió como base para la posterior Convención.

• En 1975 se celebra la Primera Conferencia Mundial de la Mujer en México, que adoptó el Plan de
Acción de la ciudad de México y la proclamación por la ONU del “Decenio de las Naciones Unidas para
la Mujer (1975-1985)”

• En 1979 se firma la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer (CEDAW) 6.

La CEDAW, adoptada en 1979 y que entró en vigor en 1981 (firmada y ratificada por España7 en 1983,
entrando en vigor en 1984) es considerada la carta magna de las mujeres.

La CEDAW es el primer instrumento legal vinculante a nivel internacional para la defensa de los DDHH de
las mujeres. Esta convención garantiza todos los derechos, de todas las mujeres, dejando claro que: “...
la discriminación contra la mujer viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad
humana, que dificulta la participación de la mujer, en las mismas condiciones que el hombre, en la vida política,
social, económica y cultural de su país, que constituye un obstáculo para el aumento del bienestar de la sociedad
y de la familia y que entorpece el pleno desarrollo de las posibilidades de la mujer para prestar servicio a su
país y a la humanidad...”

Es importante señalar que, en ese momento, la CEDAW no era considerada un tratado de DDHH, sino un
tratado de derechos de las mujeres (un mecanismo para el adelanto de las mujeres) y que fue a partir de
1993 (como veremos en la Convención de DDHH de Viena) que pasó a formar parte de los, ahora, nueve
tratados de DDHH de las Naciones Unidas 8.

La CEDAW incorpora a los DDHH la perspectiva de género, aportando una mirada que incluye las experiencias
y necesidades de las mujeres, sin invisibilizar las relaciones de poder entre los géneros. Tiene en cuenta la
histórica desigualdad de poder entre mujeres y hombres. De esta forma, la CEDAW consigue combatir el
androcentrismo que estaba presente en los derechos humanos.

Las disposiciones de la Convención de la CEDAW abarcan todas las dimensiones de la vida de las mujeres,
define perspectivas para eliminar obstáculos a la igualdad de las mismas y señala la necesidad de crear las
condiciones que permitan su avance.
6
https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CEDAW.aspx
7
https://www.boe.es/boe/dias/1984/03/21/pdfs/A07715-07720.pdf
8
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial 1965. Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos 1966. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 1966. Convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer 1979. Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Degradantes 1984. Convención sobre los Derechos del Niño 1989. Convención internacional sobre la protección de los derechos
de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares 1990. Convención Internacional para la protección de todas las personas 11
contra las desapariciones forzadas. Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad 2006.
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

• En 1980 se celebra la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer en Copenhague, que aprueba su Plan
de Acción.

• En 1985 se celebra la Tercera Conferencia Mundial de la Mujer en Nairobi, se firman las “Estrategias de
Nairobi”.

• En 1992 el Comité de la CEDAW adopta la Recomendación General nº 19, dedicada a la Violencia


contra la mujer, en la que afirma que “La violencia contra la mujer es una forma de discriminación que
impide gravemente que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre”. 9

La RG.19 establece que la violencia de género, que impide o anula los DDHH de las mujeres, es discriminación
dentro de lo que marca la CEDAW y por tanto queda dentro del alcance del tratado. Esto es un asunto de gran
importancia ya que, en su redacción en 1979 la CEDAW no hacía referencia explícita a la violencia.

Debemos recordar que en aquel momento la violencia contra las mujeres se consideraba un asunto privado
y familiar, y por eso tiene tanto interés hacer este repaso histórico de la evolución del tratamiento de la
violencia hasta convertirse en un asunto público, un problema social y un asunto de estado.

• En junio de 1993 se celebra en Viena la II Conferencia Mundial de los Derechos Humanos10 .

Esta es una conferencia de gran importancia para las mujeres, y debe ser reconocida por la participación de
un gran número de mujeres de la sociedad civil, feministas y defensoras de los DDHH de todo el mundo, que
se articularon y movilizaron para conseguir por primera vez que se reconozca en un documento de la ONU
que los derechos de las mujeres son Derechos Humanos.

Para profundizar en este tema es interesante leer el artículo de la jurista costarricense Alda Facio, titulado
“Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas”.

En esta conferencia la violencia contra las mujeres se incorporó como una violación de los DDHH, dejando
de ser considerada un asunto privado o un crimen común.

Así, se reafirmó la universalidad de los DDHH. Todos los derechos, de todas las personas, incluidas las
mujeres. Por último, se acordó que los derechos humanos de las mujeres debían estar presentes en todas
las actividades de DDHH de las Naciones Unidas.

• En diciembre de 1993, se consigue la aprobación por la Asamblea General de la ONU de la Declaración


sobre la eliminación de la violencia contra la mujer11 , que dice lo siguiente:

“Afirmando que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales e impide total o parcialmente a la mujer gozar de dichos derechos y libertades...

Reconociendo que la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder
históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la
discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia

9
https://www.ohchr.org/SP/HRBodies/CEDAW/Pages/Comments.aspx
https://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/recommendations/recomm-sp.htm#recom19
10
https://www.ohchr.org/sp/newsevents/ohchr20/pages/wchr.aspx
11
https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/violenceagainstwomen.aspx 12
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una
situación de subordinación respecto del hombre...”

Artículo 1

A los efectos de la presente Declaración, por “violencia contra la mujer” se entiende todo acto de violencia
basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.

Artículo 2

Se entenderá que la violencia contra la mujer abarca los siguientes actos, aunque sin limitarse a ellos:

a) La violencia física, sexual y sicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos tratos, el abuso
sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación
genital femenina y otras prácticas tradicionales nocivas para la mujer, los actos de violencia perpetrados por
otros miembros de la familia y la violencia relacionada con la explotación;

b) La violencia física, sexual y sicológica perpetrada dentro de la comunidad en general, inclusive la violación,
el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros
lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada;

c) La violencia física, sexual y sicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra”

Esta declaración reconoce la violencia contra la mujer como una manifestación de la histórica desigualdad
entre hombres y mujeres, así como un instrumento fundamental para perpetuar la dominación del hombre
sobre la mujer. Reconoce de esta forma que la violencia contra las mujeres es una violación de sus DDHH y
también recoge el compromiso de la comunidad internacional para implementar medidas conducentes a la
eliminación de estas violencias sobre las mujeres, como base para alcanzar el desarrollo y la paz.
• En 1995 se celebra la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, que concluye con la
Declaración de Beijing y la Plataforma de Acción12 , que se convertirán en una hoja de ruta y que
continúa con las revisiones de la misma, como Beijing +5, Beijing +10, Beijing +15, Beijing +20, Beijing
+25, que se está celebrando en estas fechas.

• En 1996 la Organización Mundial de la Salud declaró que la Violencia masculina era el principal
problema de salud de las mujeres.

• En 2000, se establece el Protocolo Facultativo de la CEDAW. Así, la Cedaw tiene, como otros tratados
de DDHH, un instrumento jurídico vinculante que fortalece la implementación de la convención.
España13 lo ratifica en 2001.

El protocolo facultativo de la CEDAW aporta procedimientos para reclamar o denunciar violaciones a los DDHH
de las mujeres. Tiene dos vías, el procedimiento de comunicaciones y el procedimiento de investigaciones.
Recomendamos la lectura de la Comunicación 47/2012 González Carreño Vs. España, con el posterior
dictamen del Comité CEDAW.

12
https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/csw/bpa_s_final_web.pdf?la=es&vs=755
13
https://www.boe.es/boe/dias/2001/08/09/pdfs/A29707-29710.pdf
13
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Es muy importante recordar que la CEDAW amplía la responsabilidad estatal ya que considera responsables a
los estados de los actos discriminatorios y/o violentos perpetrados incluso por personas, empresas privadas,
instituciones no estatales u organizaciones no gubernamentales, si no se ha actuado con la debida diligencia
y no se han tomado las medidas oportunas para prevenir y castigar los actos de violencia y discriminación.
• En 2011, en el marco europeo, se adopta el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y
lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Conocido como el Convenio de
Estambul. Firmado en Estambul en mayo de 2011, entra en vigor en 2014. Es ratificado por España14
en ese mismo año.

El Convenio de Estambul es el primer instrumento legal vinculante para la erradicación de la violencia contra
la mujer a nivel europeo.

Como veremos más adelante, el Convenio Estambul incorpora las distintas formas de violencia que sufren
las mujeres por razón de género.
• En 2017, la CEDAW elabora la Recomendación General nº 3515 sobre Violencia por razón de género
contra la mujer, por la que se actualiza la recomendación general nº 19, explicitando las causas e
impactos de género de la violencia y reforzando la necesidad de abordar este tipo de violencias como
un problema social más que individual y que exige respuestas integrales.

Refuerza también aspectos de la responsabilidad del Estado de garantizar la dignidad y los derechos de
las mujeres, haciéndolo responsable de las acciones u omisiones de agentes estatales y no estatales que
pudieran resultar en violencia o menoscabo para las mujeres.

Tanto la CEDAW como el Convenio de Estambul tienen una gran importancia para la defensa de los DDHH de
las mujeres, ya que se trata de tratados internacionales que son, por tanto, vinculantes para los países que
los ratifican. Esto significa que, cuando un estado ratifica este tratado, se obliga a cumplirlo. En el caso del
estado español, así lo indican los artículos 10.2, 93, 95 y 96 de la Constitución, el artículo 1.5 del Código Civil,
así como los artículos 1, 2, 23, 29 y 31 de la Ley 25/2014, de 27 de noviembre, de Tratados y otros Acuerdos
Internacionales.

14
https://www.boe.es/boe/dias/2014/06/06/pdfs/BOE-A-2014-5947.pdf
https://tbinternet.ohchr.org/_layouts/15/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=CEDAW/C/
15
14
GC/35&Lang=en
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

4. Todas las formas de violencia contra las


mujeres
Es imprescindible que sean reconocidas como violencia de género contra las mujeres todas y cada una de
las distintas formas y manifestaciones de la misma que sufren las mujeres en todos los ámbitos. En este
sentido, la ratificación del Convenio de Estambul supone un enorme avance en el reconocimiento de las
distintas formas de violencia de género.

Como comentábamos anteriormente, el Convenio de Estambul es el principal instrumento legal vinculante


a nivel europeo para la erradicación de la violencia de género, ratificado por el Estado español en 2014. Con
esta ratificación, el estado se obliga a armonizar su legislación interna para avanzar en los presupuestos del
convenio.

La legislación andaluza, con las modificaciones realizadas en 2018, incorpora todas las formas de violencia
que sufren las mujeres recogidas en el convenio de Estambul, quedando redactadas en el punto 4 de su
artículo 3, todas aquellas manifestaciones que tendrán consideración de actos de violencia de género, a los
efectos de la ley 16.

Presentaremos a continuación las definiciones de las distintas formas de violencia que se recogen en la ley
andaluza, porque consideramos esencial su conocimiento, ya que las definiciones legales son elementos
que debemos conocer para ejercer y defender nuestros derechos.
a. La violencia en la pareja o expareja, ejercida contra una mujer por el hombre que sea o haya sido su
cónyuge o con el que mantenga o haya mantenido relaciones de afectividad, con o sin convivencia,
cualquiera que sea el entorno en el que se produzca.

b. El feminicidio, entendido como los homicidios o asesinatos de las mujeres motivados por una
discriminación basada en el género. Se incluirán los homicidios o asesinatos cometidos en el
ámbito de la pareja o expareja, así como otros crímenes que revelan que la base de la violencia es la
discriminación por motivos de género, entendiendo por tales el infanticidio de niñas por estos motivos,
el homicidio o asesinato vinculado a la violencia sexual y el homicidio o asesinato en el ámbito de la
prostitución y la trata.

c. Las agresiones y abusos sexuales realizados por hombres contra las mujeres mediante la utilización
del sexo como arma de poder sobre aquellas, cualquiera que sea el ámbito en el que se produzcan.

d. El acoso sexual, entendiendo por tal los comportamientos de tipo verbal, no verbal o físico de índole
sexual realizados por el hombre contra la mujer, que tengan como objeto o produzcan el efecto de
atentar contra su dignidad, o crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo,
cualquiera que sea el ámbito en el que se produzca, incluido el laboral.

e. El acoso por razón de sexo, referido a comportamientos que tengan como causa o estén vinculados
con su condición de mujer y tengan como propósito o produzcan el efecto de atentar contra la
dignidad de las mujeres y crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo,
cualquiera que sea el ámbito en el que se produzca, incluido el laboral.

f. La violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entendida como
actuaciones que restrinjan el libre ejercicio de su derecho a la salud sexual o reproductiva, que nieguen
16
https://www.boe.es/buscar/pdf/2008/BOE-A-2008-2493-consolidado.pdf
15
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

su libertad de disfrutar de una vida sexual plena y sin riesgos para su salud, el derecho a decidir, el
derecho a ejercer su maternidad y el derecho a no sufrir esterilizaciones forzadas.

g. La trata de mujeres y niñas, conceptuada como la captación, transporte, traslado, acogimiento o


recepción de mujeres, incluido el intercambio o la transferencia de control sobre estas personas,
por medio de amenazas o uso de la fuerza u otras formas de coacción, el rapto, el fraude, el engaño,
el abuso de poder o mediante la entrega o recepción de pagos o beneficios con la finalidad de
explotación sexual, laboral, matrimonio servil y cualquier otra que pudiera estar relacionada con esta
tipología de vulneración de los derechos humanos.

h. La explotación sexual de mujeres y niñas, consistente en la obtención de beneficios de cualquier tipo,


mediante la utilización de violencia, intimidación, engaño o abuso de una situación de superioridad
o de vulnerabilidad de la víctima, aun con el consentimiento de la misma, en el ejercicio de la
prostitución, la servidumbre sexual u otros tipos de servicios sexuales, incluidos actos pornográficos o
la producción de material pornográfico.

i. La mutilación genital femenina, entendida como conjunto de prácticas que suponen la extirpación
total o parcial de los genitales externos femeninos o produzcan lesiones en los mismos por motivos
no médicos ni terapéuticos sino, generalmente, culturales, aunque exista consentimiento expreso o
tácito de la mujer, adolescente o niña.

j. El matrimonio precoz o forzado, entendido como un matrimonio en el que no haya existido un


consentimiento libre y pleno de la mujer para su celebración, bien porque haya sido fruto de un
acuerdo entre terceras personas, ajeno a la voluntad de aquella, bien porque se celebre bajo
condiciones de intimidación o violencia o porque no se haya alcanzado la edad prevista legalmente
para otorgar dicho consentimiento o se carezca de capacidad para prestarlo, incluso si en el momento
de la celebración no se hubiera procedido a su incapacitación judicial.

k. Las violencias originadas por la aplicación de tradiciones culturales que atenten contra los derechos
de las mujeres, tales como crímenes por honor, crímenes por la dote, ejecuciones extrajudiciales,
ejecuciones o castigos por adulterio o violaciones por honor.

l. La violencia derivada de conflictos armados, incluyendo todas las formas de violencia posible:
asesinato, violación, embarazo forzado, aborto forzado o esterilización forzosa, entre otras.

m. La ciberviolencia contra las mujeres es aquella violencia de género en la que se utilizan las redes
sociales y las tecnologías de la información como medio para ejercer daño o dominio, entre las que
figuran el ciberacoso, ciberamenazas, ciberdifamación, la pornografía no consentida, los insultos
y el acoso por motivos de género, la extorsión sexual, la difusión de imágenes de la víctima y las
amenazas de violación y de muerte.

n. La violencia vicaria es la ejercida sobre los hijos e hijas, así como sobre las personas contempladas
en las letras c y d del artículo 1 bis, que incluye toda conducta ejercida por el agresor que sea utilizada
como instrumento para dañar a la mujer.

o. La violencia que se ejerce a través de medios de comunicación o publicidad, que fomente o


incentive la discriminación por razón de sexo o utilice la imagen de la mujer con carácter vejatorio o
discriminatorio o incorporando mensajes que la promuevan.

p. Cualquier otra forma de violencia contra las mujeres que lesione o sea susceptible de lesionar la
dignidad, la integridad o la libertad de las víctimas comprendidas en el objeto y ámbito de aplicación
de la presente Ley.

16
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

5. La violencia de género en la pareja o


expareja
La violencia de género dentro de las relaciones de pareja o expareja (tal como la define la ley estatal 1/2004)
es probablemente la más estudiada y tiene una gran prevalencia en nuestra sociedad.

Ahora nos centraremos especialmente en ella, abordando algunas cuestiones básicas que pueden ayudarnos
a reconocer sus distintas manifestaciones, señales de alarma, orígenes y consecuencias para poder avanzar
así en su conocimiento, detección, denuncia, prevención y por tanto su erradicación.

De manera muy resumida, podemos decir que las principales características de la violencia de género en el
marco de la pareja y expareja son:
• El agresor es el hombre con quien se mantiene o ha mantenido una relación de pareja, con o sin
convivencia.

• El ámbito más habitual donde se produce es el privado o íntimo, lo que lo vuelve invisible o más difícil
de detectar.

• Hay tendencia a ocultarlo, tanto por parte del agresor como por parte de la víctima.

• Las mujeres suelen sentir vergüenza y/o culpabilidad, lo que provoca que en la mayor parte de los
casos no lo cuenten y por tanto, tampoco lo denuncien.

• La sociedad perpetúa mitos sobre la violencia que la legitiman, le quitan importancia, la ocultan,
minimizan, niegan o naturalizan.

• La imagen del hombre agresor resulta menos dañada que la de la mujer víctima.

Citando a Clara Campoamor, vamos a señalar ahora algunos de los aspectos más importantes de la
violencia de género:

“He acusado las injusticias porque no quiero que mi silencio las absuelva”.

Clara Campoamor

5.1. Los tipos de violencia de género. Sus manifestaciones


Como hemos visto, la violencia de género es un fenómeno social, universal y muy complejo, que afecta a
todas las mujeres y a la sociedad en su conjunto.

Hay distintas maneras de ejercer violencia sobre las mujeres, distintas formas de infligirla, con distintos
niveles y características, pero todas ellas dañinas y con devastadoras consecuencias, tanto para la mujer
que las sufre, como para sus personas allegadas y para el resto de las mujeres y la sociedad.

17
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Las distintas manifestaciones de la violencia de género, recogidas también en la legislación andaluza17 , son
las siguientes:
a) Violencia física, que incluye cualquier acto no accidental que implique el uso deliberado de la fuerza del
hombre contra el cuerpo de la mujer, así como los ejercidos en su entorno familiar o personal como forma
de agresión a esta con resultado o riesgo de producir lesión física o daño.

Este tipo de violencia es el más evidente, el que a toda la sociedad nos resuena con más facilidad, el que
vemos en los medios de comunicación, el que deja una huella más visible, pudiendo incluso desembocar en
asesinato.

Es, como veremos más adelante, la punta del iceberg de la violencia estructural que sufren las mujeres.
Incluye el uso de la fuerza física, valiéndose incluso de objetos, para atentar contra su integridad física:
se trata de empujones, tirones de pelo, patadas, bofetadas, golpes, pellizcos, mordiscos, arrojar objetos,
estrangular, quemar y un lamentable y largo etc.
b) Violencia psicológica, que incluye conductas verbales o no verbales, que produzcan en la mujer
desvalorización o sufrimiento, a través de amenazas, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia o
sumisión, coerción, control, insultos, aislamiento, culpabilización o limitaciones de su ámbito de libertad, así
como las ejercidas en su entorno familiar, laboral o personal como forma de agresión a la mujer.

Este tipo de violencia, en muchos casos menos explícita y que normalmente puede pasar más desapercibida,
es probablemente el tipo de violencia más común que sufren las mujeres ya que suele presentarse de manera
previa a cualquier otro tipo de violencia.

Entre estas acciones violentas, habitualmente muy sutiles, se encuentran los mecanismos de control y
aislamiento que impone el agresor, que atentan contra su integridad psicológica y su bienestar.

Es necesario reconocer como violencia psicológica la manipulación, el control y los celos ejercidos sobre
la pareja por el agresor, que muchas veces son confundidos con muestras de amor, como veremos más
adelante. Obligarla a romper con amistades, prohibirle hablar con personas del sexo opuesto, provocar
discusiones y escenas de celos, son formas de violencia. También lo son los chistes y bromas machistas o
de tono denigrante, la infravaloración de sus actividades e intereses. El chantaje emocional, la extorsión y
amenazas de suicidio cuando la mujer expresa sus deseos de acabar con la relación, junto con las amenazas
hacia ella y sus seres queridos. Estas características de la evolución de la violencia en las parejas son
descriptas por Aguado como: un esquema coercitivo de control abusivo, con abuso emocional, aislamiento,
etc.; la existencia de un fuerte vínculo afectivo, que incluye momentos de arrepentimiento, muestras de amor,
promesas de cambio; y finalmente, cuando el vínculo afectivo no es suficiente surgen las amenazas.
c) Violencia sexual, que incluye cualquier acto de naturaleza sexual no consentido por la mujer, abarcando
la imposición del mismo mediante fuerza, intimidación o sumisión química, así como el abuso sexual, con
independencia de la relación que el agresor guarde con la víctima.

Se trata de cualquier atentado contra la libertad sexual de la mujer por la que se le obliga a soportar actos
de naturaleza sexual o a realizarlos, mediando o no la violencia. Se incluyen bromas, expresiones groseras,
comentarios desagradables, llamadas telefónicas obscenas. También las propuestas sexuales indeseadas,
la exhibición, forzar a ver pornografía o cualquier otro acto de naturaleza sexual no consentida, doloroso

17
https://www.boe.es/buscar/pdf/2008/BOE-A-2008-2493-consolidado.pdf
18
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

o humillante, incluso la obligación de prostituirse. Es decir, cualquier acto de naturaleza sexual realizado
contra su voluntad que atente contra su integridad física o afectiva. Suele distinguirse entre: agresiones
sexuales, que incluyen aquellas conductas sexuales donde se utiliza la fuerza o la intimidación; la violación,
que comprende toda penetración (incluyendo uso de objetos), usando fuerza o intimidación y los casos
en que la mujer es obligada o forzada a realizar estos actos; y el acoso sexual, que comprende cualquier
comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar
contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u
ofensivo.
d) Violencia económica, que incluye la privación intencionada y no justificada legalmente de recursos,
incluidos los patrimoniales, para el bienestar físico o psicológico de la víctima, de sus hijos o hijas o de las
personas de ella dependientes, o la discriminación en la disposición de los recursos que le correspondan
legalmente o el imposibilitar el acceso de la mujer al mercado laboral con el fin de generar dependencia
económica.

Este tipo de violencia supone el control de los recursos económicos, limitando y supervisando su acceso y
disponibilidad.

Incluye la ocultación del patrimonio familiar, restricciones en las decisiones económicas y financieras.
Prohibición o limitaciones para el trabajo asalariado por parte de la mujer, etc.

Es decir, este tipo de violencia se da cuando se priva intencionadamente de recursos necesarios para el
bienestar de la mujer y de sus hijos o hijas si los hubiere; cuando se controlan los ingresos del hogar o el
dinero disponible; cuando se incumple con la pensión alimenticia, por ejemplo.

19
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

6. La imagen del iceberg de la violencia


machista
Esta imagen del Iceberg de la violencia de género
nos permite ver con claridad cómo, normalmente,
la percepción social que se tiene de la violencia de
género nos lleva a reconocer como violencia contra
las mujeres únicamente aquellos actos violentos
más visibles, es decir: la agresión física, sexual, los
gritos, amenazas y en la cúspide, el asesinato.

A su vez, quedan invisibilizadas (debajo del nivel


del agua en el caso del iceberg) las formas más
sutiles: la violencia psicológica, económica, toda
la violencia simbólica y estructural que caracteriza
a la sociedad patriarcal y androcéntrica, basada
en los estereotipos sexistas que justifican la
desigualdad de poder entre los hombres y las
mujeres; es decir, la desigualdad de género.

Esta imagen del iceberg plantea, además, la


posibilidad de visualizar cómo puede erradicarse
la violencia contra las mujeres: si se comienza
a romper el hielo del iceberg desde la base y se
continúa rompiendo hacia arriba el bloque de hielo,
Fuente: Infografía de Amnistía Internacional. Iceberg de la violencia de género.
llega un momento en que termina derribándose
todo el iceberg.

La violencia de género se funda y mantiene sobre la base de las desigualdades de género, las discriminaciones,
la subordinación de las mujeres, la socialización diferenciada y desigual que se transmite a través de los
distintos agentes socializadores como son la cultura, educación, religiones, familia, medios de comunicación,
etc.; que justifican y perpetúan una relación desigual de poder donde la mujer está subordinada.

La violencia contra las mujeres es consecuencia y, a la vez, mecanismo para perpetuar esta dominación.

Entonces, eliminando estas desigualdades, eliminaremos las violencias que sufren las mujeres.

20
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

7. Desmontando los mitos y neomitos que


reproducen la violencia machista
Como decíamos al principio, existe una gran resistencia en la sociedad a reconocer la violencia de género.
Se tiende a invisibilizarla, taparla, disfrazarla; pero, sobre todo, hay una tendencia a buscar explicaciones y
justificaciones completamente alejadas de las causas reales. Así, se la suele relacionar con las drogas, el
alcohol, la pobreza, la marginalidad, los celos, la enfermedad mental, etc.; se le suele atribuir a determinadas
personalidades o grupos sociales.

Todas estas explicaciones parecen querer justificar las agresiones machistas, y esto ocurre porque en
nuestras sociedades androcéntricas y patriarcales existe una gran tolerancia hacia la violencia que sufren
las mujeres.

Veremos unos cuantos ejemplos de esos mitos que circulan desde hace tiempo y, lo que es peor, aún en
nuestros días, que tienen la clara intención de minimizar e incluso cuestionar la existencia de la violencia
machista:

“La violencia sólo existe en familias con pocos medios económicos”. “Sólo en las familias con problemas hay
violencia”. “La violencia dentro de casa es un asunto de la familia y no debe salir ni difundirse fuera”. “Siempre
se exagera la realidad cuando se habla de violencia contra las mujeres”. “Hombres adictos a drogas como el
alcohol son los violentos”. “Los hombres sin trabajo y con stress por su situación económica son violentos”.
“La violencia la sufren un tipo concreto de mujeres, mujeres pasivas, sin estudios, sin trabajo, y que dependen
de sus maridos”. “Si no se van es porque les gusta”. “En el caso de que tengan hijas o hijos es mejor que
aguanten”.

Algunos de esos mitos se refieren especialmente a la violencia sexual: “Cuando las mujeres dicen NO quieren
decir que SÍ”. “El violador es un enfermo mental y no es plenamente responsable de lo que hace”. “La mujer
violada es la responsable del delito por provocar al violador”. “La mayoría de las violaciones se producen a
altas horas de la noche en descampados y por personas desconocidas”.

Estos mitos legitiman el uso de la violencia contra las mujeres, justificando los comportamientos del agresor
y también culpando a las propias víctimas, haciéndolas responsables de aceptar, permitir y hasta buscar
esas violencias.

Recomendamos ver el VIDEO: “Cinco mitos de la violencia machista desmontados en menos de tres minutos”.
El diario.es: https://www.youtube.com/watch?v=dsulHUf_MNg

En un análisis más profundo de los mitos sobre la violencia de género Esperanza Bosch y Victoria Ferrer18
hacen una interesante clasificación de los mitos según si son mitos referidos a la marginalidad de la violencia
de género, a las características de los maltratadores, a la responsabilidad de las mujeres víctimas, o los que
buscan minimizar la violencia; aportando la evidencia que se tiene hasta ahora para desmontarlos.

18
Bosch y Ferrer (2002)
21
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

7.1 Mitos sobre la marginalidad de la violencia de género:


“La violencia de género solo ocurre en países subdesarrollados”.

FALSO: La violencia de género es universal, ocurre en países de todo el mundo, independientemente de su


situación económica, su nivel de desarrollo, su situación geográfica, su régimen político, etc.

“La violencia de género solo ocurre en familias/personas con problemas, es decir, familias con pocos
recursos, desempleo, marginalidad, etc.”

FALSO: La violencia de género se da en personas de todos los grupos sociales, étnicos, culturales, de cualquier
edad, nivel de ingresos, estudios u ocupación. Ni los maltratadores ni las mujeres maltratadas corresponden
a ningún perfil concreto.

7.2 Los mitos sobre los maltratadores:


“Los hombres que maltratan a su pareja (o expareja) han sido, a su vez, personas maltratadas por parte
de sus padres o han sido testigos de maltrato en su familia de origen)” (hipótesis de la transmisión
intergeneracional de la violencia de género).

REQUIERE MATICES: Haber sufrido o sido testigo de maltrato en la infancia puede considerarse un factor
predisponente, pero no una causa necesaria y suficiente para ser un maltratador. El porcentaje de agresores
que fueron víctimas (y/o testigos) de maltrato infantil estaría en torno al 10-40%, oscilando entre un 10 y un
80% según el país (Sanmartín et al., 2010). El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (Heise y García-
Moreno, 2003) señala que, aunque puedan darse estos antecedentes “no todos los niños que presencian
malos tratos o son objeto de ellos se convierten en adultos que maltratan” o, dicho de otro modo, no puede
establecerse una relación causal entre un pasado de violencia y una violencia actual.

“Los hombres que maltratan a su pareja (o expareja) son enfermos mentales”.

FALSO: El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud concluye que “la proporción de las agresiones por la
pareja vinculadas con trastornos psicopatológicos suele ser relativamente baja en entornos donde este tipo de
violencia es común”

“Los hombres que maltratan a su pareja (o expareja) consumen/abusan de alcohol y/o drogas.

FALSO: El mismo Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud apuntó que “hay un considerable debate acerca
de la naturaleza de la relación entre el consumo de alcohol y la violencia, y si ésta es verdaderamente causal.
Muchos investigadores creen que el alcohol opera como un factor coyuntural, que aumenta las probabilidades
de que se produzca la violencia al reducir las inhibiciones, nublar el juicio y deteriorar la capacidad del individuo
para interpretar indicios”.

22
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

“La violencia de género se debe a los celos”.

FALSO: Los celos no son causa de la violencia sino una de las estrategias que los maltratadores usan para
controlar a su pareja; y los actos tendentes a controlar o aislar a la mujer constituyen violencia psicológica
(ONU, 2006).

7.3 Los mitos sobre las mujeres maltratadas:


“Las mujeres con unas ciertas características tienen más probabilidades de ser maltratadas”.

FALSO: No existe un perfil de mujeres maltratadas, pueden ser mujeres de todas las edades, al margen de su
educación, ingresos o posición social. El maltrato le puede ocurrir a cualquier mujer. De hecho, la insistencia
en buscar un perfil o tipología de las mujeres que pueden ser maltratadas o que son susceptibles de ser
maltratadas, podría ser entendido, por un proceso de inversión, como una justificación para la ocurrencia del
maltrato.

“Si las mujeres que padecen violencia de género no abandonan esa relación por algo será, quizá les gusta”
(mito del masoquismo o de la personalidad de autoderrota que trató de incorporarse sin éxito al Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en las ediciones III y III-R (San Martín y González,
2011).

FALSO: Las mujeres que padecen violencia a manos de sus parejas o exparejas tienen importantes secuelas
en su salud física, mental y social. En realidad, sienten miedo, indefensión, se sienten solas y desesperadas,
están sufriendo. Se han formulado diferentes modelos teóricos para explicar la permanencia en una relación
de maltrato, incluyendo la teoría del ciclo de la violencia (Walker, 1984), el Síndrome de Adaptación Paradójica
a la Violencia Doméstica (SAPVD) (Montero, 2001) o el modelo del laberinto patriarcal (Bosch, Ferrer y
Alzamora, 2006).

“Si las mujeres padecen violencia de género algo habrán hecho para provocarla”.

FALSO: No hay nada que pueda justificar un maltrato. De hecho, la violencia de género ha sido colocada
en el marco de los DDHH en La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer en 1993,
explicitando que las mujeres tienen derecho a disfrutar de los derechos y libertades fundamentales y a que
éstos sean protegidos, y que las diferentes formas de violencia contra las mujeres son violaciones de los
derechos humanos.

7.4 Los mitos que minimizan la importancia de la violencia de género:


“La violencia de género es un fenómeno puntual, muy localizado”.

FALSO: Las cifras de violencia de género demuestran que hay un importante porcentaje de mujeres que la
sufren en todo el mundo. Se trata de una pandemia, como dice la OMS. “La forma más común de violencia

23
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

experimentada por las mujeres en todo el mundo es la violencia dentro de la pareja” (ONU, 2006). Un estudio
del Banco Mundial sobre diez factores de riesgo en mujeres de 16 a 44 años determinó que la violación y la
violencia de género causaban más invalidez y muerte que el cáncer, los accidentes de circulación, la malaria
o la guerra. En Europa entre un 20-50% de mujeres han sido víctimas de violencia conyugal; y es más probable
que una mujer sea golpeada, violada o asesinada por su pareja que por cualquier otra persona (Keltosova,
2002). Los resultados de 48 encuestas de todo el mundo señalan que entre el 10-69% de las mujeres habrían
sido agredidas físicamente por su pareja en algún momento de sus vidas; esta violencia suele acompañarse
de maltrato psíquico y en 1/3 de los casos también de abuso sexual (Heise y García-Moreno, 2003). La
investigación de la OMS determinó que el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia física o sexual o
ambas a manos de su pareja a lo largo de su vida oscilaba entre el 13-61%.

“La violencia psicológica no es tan grave como la física”.

FALSO: Si bien la violencia psicológica no ha recibido tanta atención en las investigaciones, causa tanto daño
a la salud física y mental de la víctima como la violencia física y puede, además, ser precursora de otras
formas de violencia (Vázquez et al., 2010).

“Los hombres y las mujeres son violentos/as por igual en la pareja”. (este mito se concreta en la consideración
de esta violencia como un combate mutuo).

FALSO: Los hombres padecen violencia con mayor frecuencia a manos de otros hombres desconocidos,
mientras la mayor parte de la violencia padecida por las mujeres procede de hombres conocidos (García-
Moreno, 2000). El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud señala que, aunque las mujeres pueden
agredir a sus parejas masculinas y se dan actos violentos en parejas del mismo sexo, la violencia de pareja
es soportada en proporción abrumadora por mujeres e infligida por hombres. Este mismo informe diferencia
dos modalidades de violencia, una grave y otra más moderada. Las encuestas comunitarias serían más
aptas para detectar esta segunda, lo cual ayudaría a explicar por qué este tipo de encuestas a menudo
encuentran indicios sustanciales de agresión física cometida por mujeres, aunque la gran mayoría de las
víctimas que solicitan atención de los proveedores de servicios sean mujeres. Concluye que “aunque se
ha comprobado en los países industrializados que las mujeres llevan a cabo violencia común de pareja, hay
pocos indicios de que sometan a los hombres al mismo tipo de violencia grave y paulatina que se observa
con frecuencia en los grupos clínicos de mujeres maltratadas. De igual manera, la investigación indica que las
consecuencias de la violencia en la relación de pareja difieren entre los hombres y las mujeres, lo mismo que
los motivos para perpetrarla”, de modo que la violencia de los varones hacia las mujeres tiene consecuencias
sustancialmente más graves, una mayor magnitud, y se considera además “justificada” por la cultura, la
tradición y el supuesto derecho de los varones a disciplinar o controlar a sus esposas.

24
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

A modo de conclusión, Bosch y Ferrer presentan el Mapa de los mitos sobre la violencia de género19 , donde
representan la articulación jerárquica de los mismos, como puede verse en la siguiente figura:

Figura: Los mitos sobre la violencia de género.

Imagen diseñada por Virginia Ferreiro Basurto. Técnica del Grupo de Investigación “Estudios de Género” de la UIB

Fuente: BOSCH-FIOL, E y FERRER-PÉREZ, V. (2012) Nuevo mapa de los mitos sobre la violencia de género en el siglo XXI. Universidad de las Islas

Baleares. Psicothema. Vol. 24, nº 4, pp. 548-554 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG

7.5 Neomitos negacionistas


Como hemos visto, los mitos sobre la violencia de género son una forma de justificar, legitimar, minimizar
o negar la violencia que sufren las mujeres. Responden al interés del patriarcado de mantener el control
y subordinación de las mujeres. A medida que avanza el tiempo, aunque pueden desmontarse algunos de
ellos, surgen otros nuevos.

Ante los cambios en la percepción social, los mitos se readaptan, se modifican y se reciclan para poder
seguir transmitiendo las mismas ideas. A estos nuevos mitos algunas autoras y autores20 los han llamado
los “Neomitos”

El Síndrome de Alienación Parental (SAP), que acusa a las mujeres de ser manipuladoras, influyendo sobre
los niños y niñas para que no quieran ver a su padre.

Este falso síndrome pretende diagnosticar la alienación que las hijas e hijos están sufriendo por parte de sus
madres y en contra de sus padres en casos de separación.

19
Bosch y Ferrer (2012) p.552.
20
Lorente (2009), Repullo (2016), Bosch y Ferrer (2012). 25
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

El mito de las denuncias falsas “La mayoría de las denuncias son falsas”: este neomito sobre la supuesta
proliferación de denuncias falsas, busca dañar la credibilidad de las mujeres basándose en una falsedad.

El porcentaje de denuncias falsas es mínimo, como puede comprobarse cada año en el Informe de Memoria
anual de la Fiscalía General del Estado. La proporción entre los procedimientos por denuncia falsa desde
2009 (121) en relación con los procedimientos en los que se ha dictado sentencia condenatoria es del 0,0069
%21.

El mito de que “Ella le quiere quitar todo”, junto con el mito de “los hombres son verdaderas víctimas del
sistema”.

Un neomito que centra la idea de que las mujeres se aprovechan de los hombres para quedarse con todo,
incluidas las criaturas. Basta con ver la mínima proporción de casos de denuncias que acaban en condena
para comprobar que este mito es falso.

El mito de “ahora todo es violencia”, es un neomito que cuestiona la propia existencia de la violencia,
diciendo que ahora se exagera demasiado. Esto implica la consideración de que las leyes criminalizan lo
que son “relaciones normales”.

Todos estos neomitos buscan minimizar la importancia del asunto y su gravedad, al considerar una
exageración que esgrimen las mujeres para conseguir beneficios económicos y perjudicar así a los hombres,
incluso con la custodia los hijos e hijas.

21
https://www.fiscal.es/memorias/memoria2020/FISCALIA_SITE/index.html
26
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

8. La violencia simbólica
El concepto de violencia simbólica nos permite entender cómo se van naturalizando las desigualdades y
opresiones que sufrimos las mujeres, sin siquiera advertirlo, o al menos, no en la magnitud de violencia
que representan. Nos permite entender cómo hemos alcanzado este nivel de tolerancia hacia las múltiples
violencias que vivimos las mujeres.

Ya hemos explicado antes que la violencia contra las mujeres es consecuencia directa de las desigualdades
de género y a la vez, es el mecanismo de control y perpetuación de esas desigualdades, de ese sistema
patriarcal de dominación.

Si lo analizamos desde este punto y admitimos que vivimos en lo que se llama un patriarcado de consentimiento,
en el cual formalmente están reconocidos el principio de igualdad y los derechos humanos (a diferencia
de un patriarcado de coerción) se advierte que las prácticas culturales y el proceso de socialización son
fundamentales para el mantenimiento de las jerarquías y el orden establecido. Es decir, son fundamentales
para la reproducción del patriarcado.

El patriarcado se sostiene gracias a un orden simbólico.

Pierre Bourdieu, en su libro “La dominación masculina”, define22 la violencia simbólica como “... una violencia
amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los
caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento, más exactamente del desconocimiento,
del reconocimiento o, en último término, del sentimiento”.

Así, la violencia simbólica es sobre todo, invisible, y consigue hacerse pasar como el orden natural, lo que la
invisibiliza. Se normaliza y naturaliza, y por lo tanto, no necesita justificaciones.

Esta naturalización de las relaciones de poder, opresiones y violencias se convierten en incuestionables,


incluso para quien las sufre. Esto indica, según Bourdieu, que el poder simbólico solo se ejerce con la
colaboración de quienes lo padecen, porque contribuyen a establecerlo como tal. Se trata de una relación
social asimétrica donde el dominador ejerce una violencia indirecta, de la cual el oprimido no se da cuenta,
no es consciente y así se convierte en cómplice de su propia dominación.

Los sistemas de opresión usan la violencia para sostenerse. Pero la violencia directa solamente no es
suficiente y se necesita implementar también una violencia simbólica.

La violencia simbólica se ejerce en la educación, en el arte, en los medios de comunicación, en las instituciones,
etc., etc.

Implica todos los mecanismos socializadores de la cultura patriarcal, que incluyen también la invisibilización
de las mujeres en los medios de comunicación, en la publicidad, en el cine, el arte, los textos, o su
representación desarrollando sólo aquellos roles tradicionalmente considerados como propios para ellas,
es decir, la imagen estereotipada de las mujeres, en todos los ámbitos, así como su invisibilización en otros.

22
(Bourdieu, 2016 p. 12)
27
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

8.1. Violencia simbólica en los medios de comunicación


En los medios de comunicación y en la publicidad se representa una imagen estereotipada de la mujer, así
como una infrarrepresentación de las mismas en situaciones que no sean de sexualización, de subordinación
o como víctimas. El tratamiento que se da a las mujeres es de cosificación e hipersexualización. Se utiliza a
las mujeres como un mero reclamo sexual para la venta de productos y servicios, reduciéndolas a la categoría
de objeto.

Recomendamos ver el video de Yolanda Domínguez: Niños Vs. Moda, en el siguiente enlace: https://www.
youtube.com/watch?v=LlShHeU2qU4 . Con este video-experimento social Yolanda Domínguez nos expone
de la manera más clara posible la violencia que hay en la imagen de la mujer en la publicidad.

La presentación constante de este tipo de imágenes en la publicidad, cine, prensa, videojuegos, internet y
sobre todo pornografía, crea unas expectativas distorsionadas e irreales sobre los hombres y las mujeres,
así como de sus relaciones.

La reproducción de los estereotipos de género en los medios de comunicación y en la publicidad, con la


violencia que tienen implícita, por momentos resulta invisible para las personas que nos hemos socializado
en esta cultura patriarcal; se debe a que la hemos naturalizado.

La constante exposición a estas imágenes lleva a normalizar y justificar la violencia. Eso es la violencia
simbólica. Tanto los hombres ven normal ejercer violencia sobre las mujeres, que son consideradas inferiores
a ellos; como en el caso de las mujeres, que también llegan a normalizar y naturalizar la conducta de sumisión,
aceptando esas violencias.

Lo mismo puede decirse del cine, de la música, etc. Es enorme la lista de canciones con un contenido violento
hacia las mujeres, en todos los estilos, idiomas y países. Con respecto al cine hay referencias interesantes
que permiten analizar el machismo y la violencia de género en una película. Al igual que sucede en los
medios23 , también en las artes hay una imagen estereotipada y violenta, así como una infrarrepresentación
de las mujeres en situaciones que no sean de sexualización, de subordinación o como víctimas.

Para ver más videos sobre la publicidad sexista, se recomienda visitar este enlace: https://www.youtube.
com/user/PUBLICIDADSEXISTA/featured

23
https://www.pikaramagazine.com/2019/12/machismo-y-medios-lo-peor-de-2019/
28
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

9. Los micromachismos
Una vez que conocemos la importancia de la violencia simbólica en la reproducción del patriarcado, podemos
abordar este concepto que puede ayudarnos a comprender cómo se mantienen y reproducen las violencias
contra las mujeres.

Entre esas formas sutiles de violencia contra las mujeres nos encontramos lo que Bonino llama los
micromachismos, que contribuyen a mantener las relaciones de poder y dominación sobre la mujer. No son
tan evidentes como la violencia física, pero a lo largo del tiempo y con su uso continuado, consiguen los
mismos resultados, es decir, el control sobre la mujer y el mantenimiento de la desigual distribución de poder.

Se trata de micro-violencias y micro-abusos que atentan contra la autonomía personal de las mujeres. Están
por todos lados. Son esa forma de discriminación oculta, invisible, sutil, casi imperceptible para quien la
sufre.

Son manifestaciones de violencia simbólica, socialmente toleradas y reproducidas.

Recomendamos ver los siguientes videos de Eldiario.es: #A mí también me ha pasado: https://www.youtube.


com/watch?v=MB-ySGEYF10 y ¿No te ha pasado que...? Micromachismos. eldiario.es: https://www.youtube.
com/watch?v=WVRKdakH6fw

9.1 Micromachismos en la pareja


Con respecto a los micromachismos en el ámbito de la pareja, Luis Bonino, en su artículo “Micromachismos:
La violencia invisible en la pareja” realiza una amplia exposición sobre estos comportamientos “invisibles”
de violencia y dominación enmarcados en el ámbito de la pareja.

Ya sea en forma consciente o involuntaria, estos roles estereotipados de género se aprenden en la socialización
de los micromachismos como prácticas normalizadas. Estos sutiles micro-abusos, o violencias de baja o
bajísima intensidad, apuntalan las prerrogativas del varón sobre la mujer, de forma tan lentamente paulatina,
que las víctimas pueden no darse cuenta, aun si la violencia ha llegado a etapas de agresión física.

Según Bonino, “… los micromachismos son micro-abusos y micro-violencias que procuran que el varón
mantenga su propia posición de género creando una red que sutilmente atrapa a la mujer, atentando contra su
autonomía personal si ella no las descubre (a veces pueden pasar años sin que lo haga), y sabe contramaniobrar
eficazmente. Están la base y son el caldo de cultivo de las demás formas de la violencia de género (maltrato
psicológico, emocional, físico, sexual y económico) y son las “armas” masculinas más utilizadas con las que
se intenta imponer sin consensuar el propio punto de vista o razón…”24

24
Bonino Méndez, Luis (1998) “Micromachismos: La violencia invisible en la pareja”
29
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Bonino los clasifica en:


• MICROMACHISMOS COERCITIVOS (o directos): Intimidación. Control del dinero. No participación
en lo doméstico. Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí. Insistencia abusiva.
Imposición de intimidad. Apelación a la “superioridad” de la “lógica” varonil. Toma o abandonos
repentinos del mando de la situación.

• MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS (de control oculto o indirectos): Abuso de la capacidad


femenina de cuidado. Creación de falta de intimidad. Seudointimidad. Desautorización. Paternalismo.
Manipulación emocional. Autoindulgencia y autojustificación.

• MICROMACHISMOS DE CRISIS: Hipercontrol. Seudoapoyo. Resistencia pasiva y distanciamiento.


Rehuir la crítica y la negociación. Promesas y hacer méritos. Victimismo. Darse tiempo. Dar lástima.

Antes de terminar de hablar de los micromachismos nos parece interesante señalar que también se los
llama machismos en la vida cotidiana, violencias de la cotidianeidad, o incluso, agresiones machistas de
baja intensidad, con la intención de evitar el uso del prefijo “micro” por considerar que las discriminaciones
y violencias nunca son “pequeñas”, ni tampoco son “pequeños” o “micro” sus efectos y el sufrimiento que
provocan.

30
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

10. El amor romántico

“El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los
hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó
para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos” Kate Millet, 1984.

La idea del amor, especialmente del amor romántico como construcción sociocultural, tiene importantes
repercusiones en la trasmisión de la violencia de género, en el mantenimiento de esa violencia y en su
justificación e invisibilización ya que, basándose en los falsos mitos del amor romántico, se esconde y se
tapa toda la violencia de género.

Como explica Coral Herrera en el libro “La construcción social del amor romántico” el amor está mediado
culturalmente y está predeterminado por mitos, estereotipos, y por tabúes sexistas, con el objetivo de
perpetuar la desigualdad, legitimando la organización social, política y económica del sistema patriarcal.

También Coral Herrera, en el Breve Diccionario de Feminismo (Rosa Cobo, 2020) nos dice: “El amor también
es una droga de diseño que nos tiene muy entretenidas. Nos hace pasar muchas horas soñando con el
romance ideal, con la llegada de la media naranja, con el final feliz del cuento. Pero también nos hace daño,
como cualquier droga, cuando abusamos de ella o nos excedemos en las dosis: el patriarcado nos quiere a
todas adictas al amor romántico y quiere que le demos prioridad a la nuestra necesidad de vivir el romance por
encima incluso de nuestro bienestar y nuestra salud mental y emocional”.

Marcela Lagarde nos habla del amor romántico en el texto “Claves feministas para la negociación en el
amor”, y lo define como aquella manera de entender las relaciones desde la fusión y desde dejar de ser una
misma para convertirse en la mitad de otro.

El amor romántico se traduce en aquel príncipe azul prometido en los cuentos de hadas. De esta manera,
las mujeres hemos sido configuradas socialmente para el amor, hemos sido construidas por una cultura
que coloca el amor en el centro de nuestra identidad. Y, desde esa visión, los celos, los sentimientos de
posesión, ansias de control y el paternalismo se nos transmiten como el “reflejo del amor”. Nada más lejos
de la realidad.

Si se actúa según estos postulados del amor romántico, pasional e intenso, es fácil perderse de una
misma, pues estamos esperando sólo la aprobación del otro, su felicidad, el ser merecedora de su amor (y
constantemente deseada).

31
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

10.1 Los mitos del amor romántico


Carmen Ruiz Repullo, en su libro “Voces tras los datos. Una mirada cualitativa a la violencia de género en
adolescentes”, tras un exhaustivo análisis de la literatura sobre el tema, explica de manera muy clara los
distintos mitos del amor romántico, que se exponen a continuación25 :

El mito de la media naranja:

Se basa en la creencia de la predestinación de la pareja como única elección posible, la unión de dos almas
gemelas, como si cupido supiera de antemano a quien debe tirar las flechas. Esta falsa creencia está
basada en el ideal de complemento por el que pensamos que nuestras vidas no están completas hasta que
encontramos la otra mitad. Hunde sus raíces en la Grecia Clásica con el amor cortés y el romanticismo. Su
aceptación puede llevar al riesgo de decepcionarse de la “pareja elegida” o por el contrario pensar que al ser
la que está predestinada debemos “aceptar” lo que no nos agrada.

Mito del emparejamiento:

Idea que sostiene que la pareja, al igual que la monogamia, son algo universal y natural en todas las culturas.
Esta creencia deja fuera de lo “normativo” a aquellas personas que no cumplen con el “esperado fin” de tener
pareja.

Mito de la fidelidad y la exclusividad:

Basado en la imposibilidad de enamorarse de dos personas al mismo tiempo. Sin embargo, este mito tiene
lecturas diferentes según el género, la infidelidad aún no está igualmente valorada en chicas y en chicos.

Mito de los celos:

Una creencia que relaciona los celos con el verdadero amor e incluso como ingrediente imprescindible, la
falta de los mismos se relacionaría con el no amor. Un mito que puede conducir a comportamientos egoístas,
represivos e incluso violentos. Este mito constituye un verdadero problema en relación con la violencia de
género pues remite al terreno amoroso algo que no es más que una forma de dominio y poder. Un mito
introducido por el cristianismo como garante de la exclusividad y la fidelidad.

Mito de la equivalencia:

Un ideal que equipara el enamoramiento y el amor como aspectos únicos. Así en el momento en que el
enamoramiento se diluye se piensa que la relación ya está rota. Es el mito de la perdurabilidad pasional como
muestra de amor, de esta manera entendería una disminución de la pasión como un final del amor.

Mito de la omnipotencia:

Un mito que entiende que el amor es suficiente para hacer frente a los distintos obstáculos de la relación,
“el amor todo lo puede”. Suele ser usado como excusa para evitar modificar comportamientos o actitudes,
negando los conflictos y dificultando su afrontamiento.

25
Ruiz Repullo, Carmen (2016) Voces tras los datos. Una mirada cualitativa a la violencia de género. Instituto Andaluz
de la Mujer, Sevilla 32
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Mito del libre albedrío:

Una creencia que sitúa a los sentimientos en el campo de lo íntimo negando cualquier influencia biológica,
psicológica o social. Cualquier cosa que ocurra dentro de la pareja, es un problema de la pareja.

Mito del matrimonio:

Idea que relaciona el amor con una unión estable cuya base es la convivencia. Este mito aparece a finales del
siglo XIX y se consolida en el XX con la unión por primera vez en la historia de amor-matrimonio-sexualidad.

Mito de la pasión eterna o de la perdurabilidad:

Una creencia que sostiene que la pasión amorosa del principio debe durar para siempre en la relación. Las
investigaciones sobre este tema, como la de Fisher (2005), ya advierten de la “fecha de caducidad” de la
pasión vivida en un principio. El enamoramiento dentro de la relación se va ajustando con el tiempo dando
lugar a otras formas pasionales, otras formas de pasión que se van gestando en la relación conforme se va
desarrollando.

Falacia del cambio por amor:

Una idea que justificada en el amor hace creer en un posible cambio de la persona. Un mito que generalmente
va dirigido hacia las chicas convirtiendo el amor en una lucha para salvar a los hombres, convirtiéndolas
en salvadoras de sus novios. A través de este mito las mujeres se sitúan en un continuo sentimiento de
esperanza (Lagarde, 2005).

Normalización del conflicto:

Se basa en el hecho de creer que los conflictos iniciales no tienen importancia, son producto de la “adaptación”
a la pareja, y una vez conseguida esta adaptación desaparecerán. Sin embargo, aunque pueda haber cierto
tipo de conflictos en los inicios de una relación, hay determinadas conductas que son inaceptables.

Los polos opuestos se atraen:

Muy relacionado con el mito anterior, entiende que las diferencias unen. También está influenciado por el
mito de la media naranja, con la falta de la mitad, él tiene lo que yo no, ella me complementa en lo que me
falta.

Mito de la compatibilidad del amor y el maltrato:

Es la consideración de que en el amor es compatible dañar a la otra persona, siguiendo las frases “los que
se pelean se desean” o “quien bien te quiere te hará sufrir”. Un mito que legitima cualquier comportamiento
dañino o violento en nombre del amor romántico.

El amor verdadero lo perdona/aguanta todo:

Unido al mito anterior, encontramos esta idea de que en el amor todo es perdonable, un argumento basado
en el chantaje que pretende manipular la voluntad de la persona imponiéndole los criterios propios. Se refleja

33
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

mucho en frases como “si me amaras de verdad lo harías”, “si no me perdonas es porque no me quieres de
verdad”.

Razonamiento emocional:

Una creencia que guarda relación con el mito de la media naranja y de la complementariedad, y que guarda
relación con la idea de que al enamorarnos se activa una “química especial” que es la que produce tal
enamoramiento, como una especie de “destino amoroso”.

Sólo hay un amor verdadero en la vida:

Se basa en la consideración de que solo se ama de verdad una vez en la vida, por tanto, si dentro de esa
relación hay aspectos que me hacen daño, tengo que hacer todo lo posible para saltearlos, ya que “como la
primera vez, ninguna”.

Creer que cuando se ama de verdad el otro debe ser lo fundamental:

Una idea que sitúa en un lugar secundario y, por tanto, prescindible a todo aquello que no sea la pareja, como
las amistades, los hobbies, la familia…

Atribución de la capacidad de dar la felicidad al otro/a:

Si como hemos visto en el mito anterior, la pareja se entiende lo fundamental de nuestra vida, nuestra felicidad
o no felicidad, dependerá únicamente de esa persona, que como poco, es un pensamiento ingenuo.

Falacia de la entrega total:

Tiene que ver mucho con la idea de amor-fusión, con el olvido de la propia vida y la dependencia hacia la otra
persona. El amor se entiende como un sacrificio y, por tanto, hay que renunciar a cosas por la relación.

El amor es un proceso de despersonalización:

La creencia anterior conduce a un olvido del yo para identificarse con la otra persona. La renuncia al yo
personal se viviría como una muestra de egoísmo.

Si me ama debe renunciarse a la intimidad:

Y, por tanto, si somos uno para otra y otra para uno (en relaciones heterosexuales), no debe haber secretos,
cada persona debe saber todo de la otra.

34
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

11. La escalera cíclica de la violencia de


género
Resulta muy ilustrativa para comprender esta escalada en la violencia de género el concepto de escalera
cíclica de la violencia de género que desarrolla de manera exhaustiva Carmen Ruiz Repullo y que, en su libro
“Las voces tras los datos”, explica de la siguiente manera:

“la violencia de género en la adolescencia se simboliza en una escalera-cíclica que todas van subiendo a
distintos ritmos. Los primeros peldaños disfrazan a la violencia de “amor”, habituando a la chica a los mandatos
del chico. Sin embargo, cada vez la subida es menos difusa y se hace más evidente la violencia que sufren.
Es una escalera cíclica puesto que en cada peldaño tiene lugar la espiral de la violencia, tensión, explosión y
arrepentimiento, en cada uno de ellos se requiere que la chica se vaya habituando a este tipo de relación de
dominio. Conforme se suben más peldaños, más complicada se hace la bajada, aunque siempre hay salida.”
(RUIZ, 183)

En este punto recomendamos el visionado del video: “Pepa y Pepe. La escalera cíclica de la violencia de
género en la adolescencia”: https://www.youtube.com/watch?v=IpaabDdQNO8

Este video de Carmen Ruiz Repullo explica de forma clara y exhaustiva cómo se da la escalada de la violencia
en las relaciones adolescentes.

Fuente: RUIZ REPULLO, Carmen (2016): Voces tras los datos. Una mirada cualitativa a la violencia de género en adolescentes. Instituto Andaluz de

la Mujer. Junta de Andalucía.

35
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

12. El ciclo de la violencia de género


La violencia de género dentro de la pareja suele presentarse de una forma cíclica que va repitiendo las fases,
pero aumentando o escalando la intensidad con el paso del tiempo.

Leonore Walker, psicóloga, y autora de la “Teoría del ciclo de la violencia” (1979), describe este proceso, en
el que se pueden establecer una serie de etapas o fases:

Fase de acumulación de tensión

el agresor empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una
reacción de enfado, diferentes incidentes aumentan la hostilidad hacia la pareja sin motivos comprensibles
para la mujer.

Fase de explosión violenta

la violencia física se desata, el hombre acaba explotando, pierde el control y castiga muy duramente a
su pareja, verbal o físicamente; con el tiempo aumenta la frecuencia de los incidentes violentos físicos y
psíquicos.

Fase de la reconciliación o “Luna de Miel”

el agresor se siente muy arrepentido por su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete
cambiar, con conductas cariñosas hacia la mujer y promesas de no volver a suceder.

Con el tiempo se va produciendo una escalada de la violencia de género:

Una vez que ha conseguido el perdón de su víctima, el agresor se siente de nuevo seguro en la relación,
siente que ya la ha recuperado y ya no tiene que seguir complaciéndola, empieza de nuevo la irritabilidad y
los abusos y, cuando ella quiere ejercer su recién conseguido poder, la castiga duramente.

Su agresor es quien controla estos ciclos y quien decide cuándo se acaba la Luna de Miel.

Ella empieza a darse cuenta de que haga lo que haga no puede controlar el comportamiento de su compañero,
los malos tratos son arbitrarios e indiscriminados. Los ciclos de violencia se van sucediendo hasta que
finalmente desaparece la Fase de “Luna de Miel”.

Cada vez la mujer es más dependiente, cada vez tiene menos energía para luchar.

Para analizar esta situación, Leonore Walker utilizó el “modelo de la indefensión” o de la “desesperanza
aprendida”. Según este modelo, una mujer sometida a acontecimientos incontrolables, en este caso actos
violentos, generará un estado psicológico donde la respuesta de reacción o huida queda bloqueada, la mujer
renuncia a tratar de efectuar modificaciones, aprende a vivir asustada y a creer que es imposible producir un
cambio en la situación de relación.

36
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

13. Consecuencias y secuelas de la


violencia género en las mujeres
Las consecuencias de la violencia de género y las secuelas que pueden dejar en las mujeres que la sufren
han sido recogidas en un estudio pionero de la OMS, que las clasifica según los resultados que pueda tener,
de la siguiente manera:

La violencia de género puede tener resultados fatales, y acabar en muerte: Homicidio, mortalidad materna,
sida, suicidio.

Puede tener resultados no fatales, pero igualmente graves: Se trata de una gran cantidad de afectaciones
a la salud general, además de las secuelas físicas que pueda haber dejado la agresión física, ocasional o
continuada.

Secuelas tanto en la salud física, sexual y reproductiva: Invalidez, en distintos grados y hasta permanente,
vulnerabilidad a enfermedades graves, heridas de distinta gravedad (laceraciones, fracturas, daño de órganos
internos, etc.) aborto, embarazo no deseado, enfermedades de transmisión sexual, problemas ginecológicos
diversos, inflamaciones pélvicas, síndrome de colon irritable, daño ocular, asma, dolor crónico, fibromialgia,
etc.

Así como también psicológicas: miedo, ansiedad, fobias, trastornos de pánico, aislamiento social, inseguridad,
tendencia a la auto culpabilización, a la subordinación, falta de motivación, sentimiento de impotencia, de
dependencia, de incertidumbre, baja autoestima, tendencia a la depresión, estrés postraumático, conmoción
psíquica, crisis de ansiedad, bloqueo emocional, trastornos del sueño, trastornos de la alimentación,
irritabilidad, etc. (Fuente: OMS/OPS, junio 1998)

37
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

14. Las cifras de la violencia de género en


España y en Andalucía
La Macroencuesta de Violencia contra la mujer 201926 , realizada por la Delegación del Gobierno contra la
Violencia de Género, nos brinda datos sobre las mujeres residentes en España de 16 o más años que han
sufrido o que sufren actualmente algún tipo de violencia por el hecho de ser mujeres.

En esta edición de la macroencuesta se han realizado algunas mejoras en el cuestionario, ampliándolo para
cumplir así con los requerimientos estadísticos del Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y
lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica “Convenio de Estambul”, ratificado por
España en 2014, y que por tanto se obliga a cumplir. Asimismo, con estas ampliaciones también se busca
dar respuesta a varias medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Entre las ampliaciones realizadas destaca que se miden por primera vez en España el acoso sexual y
el acoso reiterado “stalking”, la Violencia sexual fuera de la pareja, se amplían los ítems por los que se
pregunta para incluir todas las formas posibles de violencia sexual, las denuncias y la petición de ayuda
formal e informal, que hasta ahora solo se hacían para la violencia en la pareja. Con respecto a la violencia
en la pareja se amplían los ítems de violencia sexual y psicológica, también preguntas sobre discapacidad
como consecuencia de la violencia, ingreso hospitalario, bajas laborales y diversas consecuencias físicas o
psicológicas de la violencia.

Señalamos aquí algunos de los principales resultados:

14.1 Datos de España


Cifra global de violencia que se desprende de los resultados de la encuesta: se refiere a todas las violencias
medidas en la encuesta, violencias cotidianas que las mujeres experimentan, más o menos severas, pero
todas ellas violencia.
• 1 de cada 2 mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo
de sus vidas por ser mujeres. Suponen 11.688.411 mujeres.

• 1 de cada 5 (19,8%) la han sufrido en los últimos 12 meses. Suponen 4.048.273 mujeres de 16 o más
años.

• Las mujeres jóvenes la experimentan en mayor medida: el 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años y el
68,3% de las mujeres de 25 a 34 años han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas frente
al 42,1% de las que tienen 65 o más años.

26
Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 https://violenciagenero.igualdad.gob.es/violenciaEnCifras/
macroencuesta2015/pdf/Macroencuesta_2019_estudio_investigacion.pdf 38
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Violencia física o sexual de la pareja actual, de parejas pasadas o de personas con las que no se ha mantenido
una relación de pareja:
• Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 13,7% (2.802.914 mujeres) han sufrido
violencia sexual a lo largo de la vida de cualquier persona (pareja actual, parejas pasadas o personas
con las que no se ha mantenido una relación de pareja), y el 1,8% (359.095 mujeres) en los últimos 12
meses.

• Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 21,5% (4.387.480 mujeres) han sufrido
violencia física a lo largo de la vida por parte de cualquier persona (pareja actual, parejas pasadas o
personas con las que no se ha mantenido una relación de pareja), y el 1,7% (351.770 mujeres) en los
últimos 12 meses.

Con respecto a los agresores:


• El 99,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual experimentaron esta por parte de un agresor
hombre.

• El 21,6% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja refiere que el agresor
fue un familiar hombre, el 49,0% un amigo o conocido hombre y el 39,1% dice que el agresor fue un
hombre desconocido.

Agresiones colectivas y lugar de la agresión


• El 12,4% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja dice que en alguna de las
agresiones sexuales participó más de una persona.

• El 44,2% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja dicen que la agresión
sucedió en una casa (18,5% en su propia casa, 20,1% en casa de la persona agresora, 9,7% en la casa
de otra persona), el 17,8% en bares o discotecas, y el 32% dicen que sucedió en zonas abiertas como
calles o parques.

• En el caso de las mujeres que han sufrido una violación, el porcentaje de quienes mencionan una
casa como lugar de alguna de las agresiones sexuales es significativamente mayor (59,1%).

Con respecto a la denuncia


• El 8% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja ha denunciado alguna de
estas agresiones en la Policía, la Guardia Civil o el Juzgado. Este porcentaje se eleva al 11,1% si se
tienen en cuenta también las denuncias interpuestas por otra persona o institución.

• A las mujeres que no han denunciado, ellas mismas, ni en la Policía ni en el juzgado la violencia
sexual sufrida, se les preguntaba los motivos para no denunciar. El motivo más citado es el relativo
a “era menor, era una niña”, que es mencionado por el 35,4% de las mujeres. Le siguen no conceder
importancia a lo sucedido (30,5%), la vergüenza (25,9%), que la agresión haya sucedido “en otros
tiempos en los que no se hablaba de estas cosas” (22,1%) y el temor a no ser creída (20,8%).

• En el caso de las mujeres que han sufrido una violación los motivos más citados son la vergüenza
(40,3%) y el haber sido menor cuando tuvo lugar la violencia sexual (40,2%). El 36,5% cita el temor a
no ser creída y el 23,5% el miedo al agresor.

39
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Violencia en la pareja o en la expareja:


• Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 14,2% (2.905.489 mujeres) ha sufrido
violencia física y/o sexual de alguna pareja, actual o pasada, en algún momento de su vida. El 1,8%
(374.175 mujeres) ha sufrido violencia física y/o sexual de alguna pareja, actual o pasada, en los
últimos 12 meses.

• El 96,9% de las mujeres que han sufrido violencia física y/o violencia sexual de alguna pareja, actual
o pasada, manifiestan haber sufrido también algún tipo de violencia psicológica (emocional, control,
económica o miedo).

Denuncias:
• El 21,7% de las mujeres que han sufrido violencia física, sexual, emocional o que han sentido
miedo (VFSEM) de alguna pareja, actual o pasada, ha denunciado (la propia mujer u otra persona
o institución) alguna de estas agresiones en la policía o en el juzgado. Extrapolando el porcentaje a
la población, se obtiene que 1.109.509 mujeres de 16 o más años han denunciado la violencia de la
pareja.

• Si se tiene en cuenta exclusivamente a las que han sufrido violencia física y/o violencia sexual, el
porcentaje de denuncia es algo mayor alcanzando el 32,1%.

• A las mujeres con denuncia (interpuesta por ellas mismas o por otra persona o institución), se les
pregunta por la reacción de la pareja ante la denuncia. En el caso de las mujeres que denunciaron
la violencia de parejas pasadas, el 27,3% dicen que como consecuencia de la denuncia terminó la
relación, el 21,9% mencionan que la pareja continuó comportándose de la misma manera, y el 20,6%
que su comportamiento empeoró.

• A las mujeres que han denunciado la violencia (ellas mismas u otra persona o institución), se les
pregunta si retiraron la denuncia. El 21,3% de las mujeres que denunciaron la violencia de parejas
pasadas la retiraron. Entre estas mujeres, el motivo más citado para retirar la denuncia es el miedo
(24,7%) seguido de “es/era el padre de mis hijos/as” (21,9%), “le prometió que no iba a suceder más”
(19,0%), “sentía pena de su pareja” (19,0%) y “se separaron” (18,1%).

Búsqueda de ayuda formal


• El 66,9% de las mujeres que han sufrido VFSEM de alguna pareja no han buscado ayuda formal tras
lo sucedido.

Búsqueda de ayuda informal


• El 50,7% de las mujeres que han sufrido VFSEM de alguna pareja contaron lo sucedido a una amiga, el
36,2% a su madre, y el 25,4% a su hermana. El 22,1% no ha contado lo sucedido a ninguna persona de
su entorno.

Salida de la violencia
• A las mujeres que han sufrido VFSEM de alguna pareja pasada se les preguntaba si terminaron la
relación como consecuencia de los episodios de violencia. El 77,4% responden de forma afirmativa.
Entre las mujeres que han sufrido violencia física y/o sexual el porcentaje es ligeramente mayor
(82,8%).

40
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

• Denunciar la violencia, buscar ayuda en algún servicio formal (médico, abogado, servicios sociales,
etc.) o hablar de lo sucedido con alguien del entorno (madre, amiga, padre, etc.), incrementan en
todos los casos las posibilidades de acabar con la relación violenta. Si se mira de forma global a las
mujeres que han buscado ayuda con al menos una de las tres opciones y se compara con las que no
lo han hecho, se observa que mientras que el 81,9% de las mujeres que han denunciado o buscado
ayuda formal o informal debido a la violencia de parejas pasadas, rompieron la relación debido a la
violencia, el porcentaje desciende hasta el 49,6% entre las que ni denunciaron ni buscaron ayuda
formal o informal.

Menores afectados por la violencia en la pareja


• La violencia de género no afecta únicamente a la mujer, sino que también tiene repercusiones
importantes sobre sus hijos e hijas, o sobre otros menores que vivan en el hogar.

• El 89,6% de las mujeres que han sufrido VFSEM de alguna pareja, que tenían hijos en el momento
en el que se produjeron los episodios de violencia y que responden que sus hijos presenciaron o
escucharon la violencia contra la madre, dice que los hijos eran menores de edad cuando sucedieron
los episodios de violencia.

• El 51,7% de las mujeres que han sufrido VFSEM de alguna pareja, que tenían hijos en el momento en el
que se produjeron los episodios de violencia, que responden que sus hijos presenciaron o escucharon
la violencia contra la madre, y que dicen que los hijos eran menores de edad cuando sucedieron los
episodios de violencia, afirma que los hijos e hijas sufrieron ellos mismos violencia a manos de la
pareja violenta.

• 1.678.959 menores viven en hogares en los que la mujer está sufriendo en la actualidad algún tipo de
violencia (física, sexual, control, emocional, económica o miedo) en la pareja.

Mujeres especialmente vulnerables a la violencia


• Mujeres con discapacidad acreditada igual o superior al 33%

• Las mujeres con discapacidad acreditada han sufrido violencia sexual fuera de la pareja a lo
largo de sus vidas en mayor proporción (10,3%) que las mujeres sin discapacidad acreditada
(6,2%).

• La prevalencia de la violencia en la pareja a lo largo de la vida entre las mujeres con discapacidad
acreditada es mayor que entre las mujeres sin discapacidad acreditada en todos los casos. Así,
por ejemplo, el 20,7% de las mujeres con discapacidad acreditada ha sufrido violencia física o
sexual de alguna pareja frente al 13,8% de las mujeres sin discapacidad acreditada.

• Mujeres nacidas en el extranjero

• La incidencia de la violencia en la pareja es superior entre las mujeres nacidas en el extranjero


que entre las nacidas en España.

• Han denunciado la VFSEM de la pareja en mayor medida (28,6%) que las nacidas en España
(20,0%).

• Las mujeres nacidas en el extranjero han sufrido violencia sexual fuera de la pareja a lo largo
de sus vidas en una proporción ligeramente superior (9,8%) que las mujeres nacidas en España
(6,0%).

41
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

• Las mujeres nacidas en el extranjero citan en mayor medida que las nacidas en España haber
sufrido violencia sexual de familiares hombres (37,5% vs. 17,6%) y en menor medida de
desconocidos hombres (27,4% vs. 42,0%).

• Mujeres que viven en municipios pequeños

• Cuanto mayor es el tamaño del municipio de residencia mayor es el porcentaje de mujeres


que han verbalizado la violencia sufrida de sus parejas o exparejas a través de la denuncia, la
búsqueda de ayuda formal o informal: 66,9% de las que viven en municipios de hasta 2.000
habitantes, 78,5% de quienes viven en municipios de entre 2.001 y 10.000 habitantes, y 83,3% de
las mujeres que viven en municipios de más de 10.000 habitantes.

• La prevalencia del acoso sexual entre las mujeres que viven en municipios pequeños es menor
que la de quienes viven en municipios de mayor tamaño: el 33,4% de quienes viven en municipios
de 2.000 habitantes o menos lo han sufrido en alguna ocasión, el 10,8% en los últimos 4 años, el
7,2% en los últimos 12 meses y el 16,2% antes de cumplir los 15 años de edad, frente al 36,4%,
16,4%, 9,1% y 16,3% respectivamente de las mujeres que viven en municipios de entre 2.001 y
10.000 habitantes, y al 41,6%, 19,0%, 10,5% y 19,1% respectivamente de las mujeres que viven en
municipios de más de 10.000 habitantes.

14.2 Datos de Andalucía


Con respecto a los datos de Andalucía, en la misma encuesta, se pueden observar en la comunidad de
Andalucía los siguientes resultados:

Violencia en la pareja

Violencia física y/o sexual de alguna pareja a lo largo de la vida, por comunidades autónomas
• En Andalucía el 12,6% de las mujeres entrevistadas declara haber sufrido este tipo de violencia.

Violencia psicológica emocional de alguna pareja a lo largo de la vida


• En Andalucía el 19,0% de las mujeres entrevistadas declara haber sufrido este tipo de violencia.

Violencia psicológica de control de alguna pareja a lo largo de la vida


• En Andalucía el 24,7% de las mujeres entrevistadas declara haber sufrido este tipo de violencia.

Violencia económica de alguna pareja a lo largo de la vida, por comunidades autónomas


• En Andalucía el 11,9% de las mujeres entrevistadas declara haber sufrido este tipo de violencia.

Violencia total (física, sexual, emocional, control, económica, miedo) de alguna pareja a lo largo de la vida,
por comunidades autónomas
• En Andalucía el 29,2% de las mujeres entrevistadas declara haber sufrido este tipo de violencia.

42
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

14.3 Feminicidios, en España y Andalucía


Como comentábamos anteriormente, es a partir de 2003 que en España se contabilizan los casos de mujeres
asesinadas por sus parejas o exparejas.

La magnitud de asesinatos machistas es alarmante, y más aún si se contabilizaran todos los otros casos de
asesinatos machistas que se producen fuera del ámbito de la pareja o expareja.

La siguiente tabla de datos muestra el número de los asesinatos por violencia de género en la pareja o
expareja en España desde el año 2003 hasta enero de 2021.

Fuente: Estadística de Víctimas Mortales por Violencia de Género. Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Ministerio de Igualdad.

http://www.violenciagenero.igualdad.mpr.gob.es/violenciaEnCifras/home.htm

Según los datos de la Delegación del Gobierno contra la


Violencia de Género, el total de mujeres asesinadas por su
pareja o expareja en España en el año 2020 es de 45 mujeres.

Con respecto a los datos de mujeres asesinadas por sus


parejas y exparejas, Andalucía ha estado los últimos tres años
(2018, 2019 y 2020) encabezando la lista de las comunidades
autónomas con más asesinatos machistas.

De los 45 casos reportados en 2020 para todo el país, Andalucía


reporta 9 casos, lo que representa un 20% del total de asesinatos
machistas del año 2020, siendo la cifra más alta de todas las
comunidades autónomas.

Datos similares se observan en los años anteriores, teniendo


en 2019 13 casos, lo que representa un 23,6% de los casos y en
2018 un 23,5%.

Las cifras de asesinatos por violencia de género en el ámbito de la pareja y expareja en España y Andalucía
desde el año 2003 hasta el año 2018 se pueden ver de manera gráfica en la siguiente tabla, publicada en el
INFORME DE MAGNITUDES EN MATERIA DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN ANDALUCÍA27 , del 10 de enero de
2019.

27
https://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/informe_magnitudes_10_01_2019_0.pdf
43
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

15. Referencias bibliográficas


AMORÓS, Celia y DE MIGUEL, Ana (2005) Historia de la teoría feminista. De la Ilustración a la globalización. Minerva,
Madrid.
ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Ángeles (2006) Guía para mujeres en situación de violencia de género 9ª edición / 2006 Consejería
para la igualdad y bienestar social. Junta de Andalucía.
BARRAGÁN, F (Coord.) (2006) Violencia, género y cambios sociales. Aljibe, Málaga.
BONINO, Luis (1995) Desvelando los micromachismos en la vida conyugal, en Jorge Corsi: Violencia masculina en la
pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Paidós, Buenos Aires. pp. 192-208.
BOURDIEU, Pierre (2005) La dominación masculina. Anagrama, Barcelona.
BOSCH, Esperanza y FERRER, Victoria (2013) Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación
emocional en la agenda educativa, Revista de Currículum y Formación del Profesorado, vol. 17, n.º 1, enero-abril, pp.
105-122.
BOSCH-FIOL, E y FERRER-PÉREZ, V. (2012) Nuevo mapa de los mitos sobre la violencia de género en el siglo XXI.
Universidad de las Islas Baleares. Psicothema. Vol. 24, nº 4, pp. 548-554 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG www.
psicothema.com
BOSH, E.; FERRER, V.; FERREIRO, V. y NAVARRO, C. (2013) La violencia contra las mujeres. El amor como coartada.
Anthropos Editorial, Barcelona.
BOSCH, E., Y FERRER, V.A. (2002) La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata. Editorial Cátedra.
Colección Feminismos, Madrid.
BOSCH, E., FERRER, V., y ALZAMORA, A. (2006) El laberinto patriarcal. Reflexiones teórico-prácticas sobre la violencia
contra las mujeres. Antrophos, Barcelona.
BOSCH-FIOL, E. y FERRER-PÉREZ, V. A. (2019) El género en el análisis de la violencia contra las mujeres en la pareja: de
la “ceguera” de género a la investigación específica del mismo. Anuario de Psicología Jurídica, 29, 69-76. https://doi.
org/10.5093/apj2019a3
COBO, Rosa (2011) Hacia una nueva política sexual. Las mujeres ante la reacción patriarcal. Catarata, Madrid.
COBO, Rosa (2017) La prostitución ene le corazón del capitalismo. Catarata, Madrid.
COBO, Rosa y Ranea, B. (Eds.) (2020) Breve diccionario de feminismo. Catarata, Madrid.
Consejo de Europa. Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la
violencia doméstica.2011. Se puede consultar en:
http://www.mspsi.es/fr/ssi/igualdadOportunidades/internacional/consejoeu/CAHVIO.pdf
EIGE (European Institute for Gender Equality). Estimating the costs of gender-based violence in the European Union.
2014.
EU. Unión Europea. Agencia de los Derechos Fundamentales. Informe FRA de la Violencia de género contra las mujeres
- Derechos fundamentales. Viena: Oficina de Publicaciones de la UE. 2014; 31–45. Disponible en: http://fra.europa.eu/
en/about-fra
Dirección General de Violencia de Género. Consejería de Igualdad y Bienestar Social. Junta de Andalucía. Violencia
contra las mujeres: cuestiones básicas para la intervención profesional.
https://violenciagenero.igualdad.gob.es/marcoInternacional/ambitoInternacional/ONU/Otros_Fondos_Programas_
DH/OMS/home.htm
https://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Violencia-domestica-y-de-genero/El-Observatorio-contra-la-violencia-
domestica-y-de-genero/

44
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

Instituto Andaluz de la Mujer. https://www.juntadeandalucia.es/institutodelamujer/index.php/inicio


Plataforma contra los malos tratos a mujeres, Violencia Cero. Málaga. www.plataformaviolenciacero.es
DÍAZ AGUADO, María José y CARVAJAL, María Isabel (Dirs.) (2012) La juventud universitaria ante la igualdad y la
violencia de género. Ministerio de Sanidad, Igualdad y Servicios Sociales, Madrid.
FACIO MONTEJO, Alda (1999) Cuando el género suena cambios trae. Metodología para el análisis de género del
fenómeno legal. Programa Mujer, Justicia y Género, ILANUD. San José, Costa Rica.
FACIO, Alda (2011) Viena 1993, cuando las mujeres nos hicimos humanas. Fundación Justicia y Género, Costa Rica.
Pensamiento iberoamericano, Nº. 9,2011 (Ejemplar dedicado a: Feminismo, género e igualdad).
FACIO, A., CAMACHO GRANADOS, y SERRANO MADRIGAL, E. (1997) Caminando hacia la Igualdad Real (ILANUD) –
Programa Mujer Justicia y Género, Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) Primera Edición,
San José, Costa Rica.
FALUDI, Susan (1993) Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna. Anagrama, Barcelona.
FERRER, Victoria A., BOSCH, Esperanza, NAVARRO, Capilla y FERREIRO, Virginia (2010) El mito romántico de los celos y
su aceptación en la sociedad española actual. Apuntes de Psicología, 28(3), 391-402.
FERRER, Victoria A., BOSCH, Esperanza, NAVARRO, Capilla, RAMIS, Carmen y BUADES, Esther (2008). Los micromachismos
o microviolencias en la relación de pareja: Una aproximación empírica. Anales de Psicología, 24(2), 341-352.
Fundación abogacía española (2017) Enfoque de género en la actuación letrada. Guía práctica para la abogacía, Madrid.
HEISE, L.L., y García-Moreno, C. (2003) La violencia en la pareja. En E.G. Krug, L.L. Dahlberg, K.A. Mercy, A.B. y R. Lozano
(Eds.), Informe Mundial sobre Violencia y Salud (pp. 97-131). Organización Panamericana de la Salud (Orig. OMS, 2002).
Washington DC
HERRERA, Coral (2011) La construcción sociocultural del amor romántico, Fundamentos, Madrid.
HERRERA, Coral (2010) El Romanticismo Patriarcal. Disponible en: http://haikita.blogspot.com.es/2010/03/el-
romanticismopatriarcal.html
KELTOSOVA, O. (2002) Domestic violence. Doc. 9525. Report Committee on Equal Opportunities for Women and Men.
Council of Europe.
LAGARDE Y DE LOS RÍOS, Marcela (2001) “Claves feministas para la autoestima de las mujeres”. Editorial Horas y
Horas. Cuadernos inacabados, nº 39, Madrid.
LAGARDE, Marcela (2011) Los cautiverios de las mujeres. Horas y Horas, Madrid.
LAGARDE, Marcela (2000) Claves feministas para la negociación en el amor. Puntos de Encuentro, Managua.
LORENTE ACOSTA, Miguel (2004) El rompecabezas. Editorial Ares y Mares, Barcelona.
LORENTE, M. (2009) Los nuevos hombres nuevos. Destino, Barcelona.
LORENTE, M. (2009) El maltratador, la condición masculina y el maltrato a las mujeres. Crítica, 59 (960), 44-47.
MAQUEDA ABREU, María Luisa (2006) La violencia de género: Entre el concepto jurídico y la realidad social. Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología (en línea). 2006, núm. 08-02, Disponible en internet: http://criminet.ugr.es/
recpc/08/recpc08-02.pdf ISSN 1695-0194
MAQUEDA ABREU, M. L. (2017) ¿Es la estrategia penal una solución a la violencia contra las mujeres? Algunas respuestas
desde un discurso feminista crítico. Género, violencia y derecho: 363-408, accesible en http://www.pensamientocritico.
org/marmaq0208.html.
MILLET, Kate (1995) Política sexual. Cátedra, Madrid.
MONTERO, A. (2001) Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica. Clínica y
Salud, 12(1).
NOGUEIRAS, Belén (2005) La violencia en la pareja, en Consuelo Ruiz-Jarabo y Pilar Blanco

45
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

(dirs.): La violencia contra las mujeres. Prevención y detección, Díaz de Santos, Madrid.
OMS/OPS (1998) Violencia contra la mujer Un tema de salud prioritario. Disponible en
OMS. Organización Mundial de la Salud (2005) Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y violencia doméstica
contra la mujer.
OMS Informe. Estimaciones mundiales y regionales de la violencia contra la mujer: prevalencia y efectos de la violencia
conyugal y de la violencia sexual no conyugal en la salud. Disponible en:
http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2013/violence_against_women_20130620/es/.
ONU (Organización de Naciones Unidas) (1994) Declaración sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Resolución AG/48/104 de la Asamblea General, del 20 de diciembre de 1993. Nueva York.
ONU (Organización de Naciones Unidas) (1995) Declaración de Beijing. IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres. A/
CONF. 177/20. Se puede consultar en:
http://www.un.org/womenwatch/daw/beijing/pdf/Beijing%20full%20report%20S.pdf
ONU (Organización de Naciones Unidas) (2006) Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer (AG
61/122/Add.1). Nueva York: Naciones Unidas.
ONU. Estudio Mundial del Secretario General sobre violencia contra la infancia, 2006.
OSBORNE, Raquel (2009) Apuntes sobre violencia de género, Bellaterra, Barcelona
PULEO, Alicia (1995) Patriarcado, en Celia Amorós (dir.): 10 palabras clave sobre mujer, Verbo Divino, Estella, Navarra.
PULEO, Alicia Y AMORÓS, Celia (1995) 10 Palabras clave sobre Mujer. Editorial Verbo Divino, Navarra.
RUIZ-REPULLO, Carmen (2013) Enfocando las relaciones amorosas en la adolescencia. La necesidad de impulsar
nuevos modelos. Revista digital de la Asociación CONVIVES, 5.
RUIZ-REPULLO, Carmen (2009) Abre los ojos el amor no es ciego. Instituto Andaluz de la Mujer. Sevilla.
RUIZ REPULLO, Carmen (2016) Voces tras los datos. Una mirada cualitativa a la violencia de género en adolescentes.
Instituto Andaluz de la Mujer. Junta de Andalucía.
SANMARTÍN, J., IBORRA, I., GARCÍA, Y., Y MARTÍNEZ, P. (2010) III Informe Internacional Violencia contra las Mujeres en
las Relaciones de Pareja. Estadísticas y legislación. Valencia: Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
SAN MARTÍN, C., Y GONZÁLEZ, A. (2011) Las mujeres víctimas de violencia en los discursos psicológicos: ¿Espejos
deformantes? Estudios de Psicología, 32(3).
SAU, Victoria. (1981) Un diccionario ideológico feminista. Ed. Icaria, Barcelona.
SIMÓN, Elena (2008) Hijas de la igualdad. Herederas de injusticias, Narcea, Madrid.
SIMÓN, Elena (2017) Democracia vital. Mujeres y hombres hacia la plena ciudadanía. Narcea, Madrid.
VALCÁRCEL, Amelia (2008) La violencia contra las mujeres. En Paloma Marín y Miguel Lorente (Dirs.), La valoración del
daño en las víctimas de violencia de género. Consejo General del Poder Judicial. Madrid.
VALCÁRCEL, Amelia (2013) Sexo y filosofía. Sobre mujer y poder. Horas y horas, Madrid.
VARELA, Nuria (2008) Feminismo para principiantes. Ed B, Madrid.
VARELA, Nuria (2002) Íbamos a ser reinas, Ediciones B, Madrid.
VARELA, Nuria (2017) Cansadas, Ediciones B, Madrid.
VÁZQUEZ, F., TORRES, A., OTERO, P., BLANCO, V., y LÓPEZ. M. (2010) Prevalencia y factores de riesgo de la violencia
contra la mujer en estudiantes universitarias españolas. Psicothema, 22(2), 196-201.
VENTURA FRANCH, Asunción (2008) Normativa sobre estudios de género y universidad. Feminismo/s, 12.
WALKER, Leonore (1984) El síndrome de la mujer maltratada. Desclée de Brouwer S.A

46
Agentes de cambio frente a la violencia de género - 2ª edición // Marcela Santos Lastres

47
Junta

También podría gustarte