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a palabra orgullo puede tener una 

connotación positiva o
negativa en función del contexto y del sentimiento que representa.
Es un término despectivo cuando se refiere a un sentimiento
excesivo de satisfacción que una persona tiene de sí mismo, de
acuerdo con sus características, cualidades y acciones. Una
persona orgullosa muestra soberbia, altivez, vanidad, arrogancia, e
incluso puede mostrar un desprecio hacia otras personas. En este
caso, el antónimo del orgullo es la humildad.
Las manifestaciones del orgullo son típicas como la rebeldía, el
autoritarismo, la envidia, la crítica, el malhumor, el enfado, la
arrogancia, etc.

Vea también Arrogancia.

Cuando el orgullo se refiere a la dignidad de una persona, o a la


estima apropiada de sí mismo, o al sentimiento positivo hacia otra
persona, el orgullo es un sentimiento positivo.

Cuando alguien experimenta algún tipo de fracaso o es humillado,


es normal decir que el orgullo de esta persona está herido.

“Todos los hombres se equivocan, pero un buen hombre cede


cuando sabe que su rumbo es erróneo y repara el mal. El único
crimen es el orgullo”. Sófocles

El concepto de orgullo hace referencia a una emoción muy


determinada por factores y valores sociales aprendidos.
Además, tiene una doble vertiente: por un lado, el orgullo puede ser
considerado una emoción positiva, un signo de buena autoestima
y de satisfacción, así como una forma de reivindicar un hecho o
circunstancia como algo positivo y admirable.

Por otro lado, existe el orgullo considerado como negativo, un


concepto bastante opuesto al primero que se da cuando esta
emoción nos ciega, acercándonos mucho a la arrogancia. Una
forma de demostrar un cierto estatus que puede interponerse en
nuestras relaciones y crear una gran inestabilidad emocional.
Esto hace que podamos llegar incluso a despreciar a los demás,
aunque la base de nuestro comportamiento pueda ser,
simplemente, una forma de protegernos ante las decepciones que
acaba encerrándonos en un comportamiento limitante.

El orgullo excesivo, puede llegar a transformarse en una forma


de arrogancia y vanidad. Este puede llegar a bloquear nuestras
ideas impidiendo procesar nueva información y empatizar con los
demás, tal y como lo haría un muro que nos encierra en un espacio
muy pequeño.

Vivir con ideas cerradas puede ser un verdadero impedimento


para crecer a nivel psicológico, social y emocional, puede
interponerse en nuestras relaciones y hacer que perdamos a
personas que nos importan, por el simple hecho de vivir de acuerdo
con estas ideas distorsionadas basadas en una necesidad de
superioridad ya sea moral, social o de cualquier tipo.

Además, nos hace ciegos ante nuestras propias


responsabilidades en las situaciones que vivimos, ya que nos
impide ver los errores que cometemos, que quedan escondidos bajo
el peso de esta emoción que puede estar inundada de soberbia.

Las personas muy orgullosas no suelen tolerar bien las críticas ni


las opiniones que difieren de la suya propia. Esto hace muy
complicada la convivencia en contextos familiares, sociales y
laborales, ya que puede generar problemas de comprensión y
comunicación constantes.

Convivir con personas orgullosas

Las personas que conviven con aquellos que son muy orgullosos, a
menudo sienten que deben cargarse de paciencia y autocontrol
para no molestar en ninguna medida a su ser querido y esto puede
llegar a ser extenuante.

Cuando alguien presenta este orgullo exagerado puede llegar a


ser intolerante ante los fallos de los demás y esto puede ser muy
perjudicial para las relaciones. Para aquellos que conviven con
estas personas, esto termina siendo muy frustrante y pueden tender
a evitarlos alejándose de la persona orgullosa.
¿Cómo deshacernos del orgullo?

Decía Leon Tolstoi, “A ojos del infinito, todo orgullo no es más que


polvo y ceniza”.  El orgullo, a corto plazo, hace que escondamos
nuestra vulnerabilidad, pero, a largo plazo, nos convierte en
personas más vulnerables aún.

Para eliminar las conductas motivadas por el orgullo, es importante


llegar al autoconocimiento, así como buscar la seguridad en
nosotros mismos. Es necesario ser honestos y enfrentarnos a
nuestros propios fallos y a los de los demás, para poder cambiar
actitudes que no nos benefician y que pueden llegar a hacer que
nos arrepintamos de nuestras decisiones.

Poner en práctica nuevas acciones como aprender a perdonar y


a pedir perdón o hacer ejercicios de empatía por los demás,
puede ser muy beneficioso para abrir nuevos horizontes. Además,
tratar de reflexionar poniéndonos en la piel de otros, hace que
lleguemos a comprender que ni nosotros, ni los que nos rodean,
somos seres perfectos.  Esto nos ayuda a dejar de lado las
actitudes de orgullo que acarrean sentimientos de frustración y
arrogancia. Llegar a este estado de seguridad y tranquilidad
emocional, nos aleja de vivir desconectados de la realidad y presos
de la soberbia.

El orgullo, en su vertiente negativa, nos conduce a la soberbia y


al ego, algo que nos involucra en numerosos conflictos. Descubre
cómo gestionar esta emoción.

omo en todos los conceptos, o como todo en la vida, nunca hay


categorías definitivas ni definiciones absolutas. Esto ocurre con el
orgullo, que puede ser bien o mal utilizado. En psicología se han
definido dos tipos de orgullo, el positivo y el negativo. Al orgullo
positivo se le llama autoestima y autoconfianza, y al negativo
soberbia.
El orgullo positivo es necesario para sentirnos seguros y llevar una
vida equilibrada, valorarnos en nuestra justa medida, situarnos en
nuestra existencia y estar orgullosos de ella: esto es algo
absolutamente sano. El segundo orgullo, el que nos aleja y eleva del
mundo, va a ser el mejor generador y “atascador” de conflictos que
podemos tener.
El lado negativo del orgullo es definido como el exceso de estima
hacia uno mismo y hacia los propios méritos, por los que la persona
se cree superior a los demá s. Este tipo de orgullo nos incapacita
para reconocer y enmendar nuestros propios errores y pone de
manifiesto la falta de humildad.

Causas y concecuencias
Las personas orgullosas trasmiten muchas quejas mentales
debido a su ego exagerado, quejá ndose de personas, situaciones,
tiempo, del país, etc. Esto inevitablemente les hará ir saltando de un
conflicto a otro.

Se puede decir que el orgullo puede derivar en  soberbia. La


soberbia es una actitud orgullosa que encuentra su definició n en la
osadía de aquella persona que se envanece a sí misma.
Se trata de un sentimiento de superioridad que lleva a presumir de
las cualidades o de las ideas propias y menospreciar las ajenas.
La soberbia, que nos lleva a sentirnos superiores cada vez que nos
comparamos con alguien, pone de manifiesto un complejo de
inferioridad . De ahí surge la prepotencia, con la que tratamos de
demostrar que siempre tenemos la razó n. También empleamos la
vanidad, haciendo ostentación de nuestros méritos, virtudes y
logros.
El orgullo puede ser el resultado de muchos factores: nacionalismo,
racismo, distinción de clases y castas, y la educación, la riqueza,
el prestigio y el poder. De una forma u otra, el orgullo puede
introducirse fácilmente en nosotros sin que nos demos cuenta y
corromper nuestra personalidad.

causas de este comportamiento, durante su desarrollo de


vida la persona creció creyendo ser siempre el mejor en
cualquier cosa, cuando no siempre fue así, entonces se
crea una imagen falsa de su propia persona.

 La causa de nuestro orgullo es la creencia de que nos tenemos


que proteger. Lo que implica que, de un modo u otro, nos sentimos
frágiles. Sus ventajas, que nos permite influenciar a los demás. Sus
consecuencias, que causa daño –a veces irreparable- en nuestras relaciones,
incluida la que mantenemos con nosotros mismos.

Efecto

El orgullo provoca rebelión en las personas, llevando a los demás a


la intimidación y venganza. • El orgullo ocasiona el endurecimiento
del corazón, lo que a su vez provoca independencia de todo y de
todos, ausencia de sensibilidad humana y llena el corazón de pleito,
agresividad y resistencia.

CONSECUENCIAS DEL ORGULLO NEGATIVO

“Si el orgullo llega, el amor y la paz se van; cuando la humildad llega, el


amor entra con ella de la mano”, Glory Herrera.

Si anteponemos el orgullo negativo a la humildad, estamos hablando del


orgullo que le da una valoración desmedida a sus intereses y deseos, esto
trae como consecuencia principal la disminución de lo hecho por los
demás. En otras palabras, lo que el orgulloso hace, sirve, pero lo que hacen
los demás, no sirve o sirve menos. En algún momento de nuestra vida nos
hemos dejado llevar por este fantasma emocional, las emociones tienen que
ver con el alma y el ego, y cuando el ego está muy alto es que caemos en
este orgullo maligno.

Las consecuencias afectan tanto al orgulloso como a los que lo rodean,


veamos:

• El orgulloso negativo pierde la paz y se la hace perder a otros; está


comprobado medicamente que es uno de los factores que más contribuye a
los desórdenes mentales y emocionales, pues el orgullo atormenta y
destroza a las personas, consume y quita la energía no solo del alma, sino
del cuerpo.

• El orgullo no permite reconocer los errores y faltas, por lo que se pierden


amistades, trabajos, matrimonios, familias y hasta la vida.

• El orgullo provoca rebelión en las personas, llevando a los demás a la


intimidación y venganza.

• El orgullo ocasiona el endurecimiento del corazón, lo que a su vez


provoca independencia de todo y de todos, ausencia de sensibilidad
humana y llena el corazón de pleito, agresividad y resistencia.

• El orgullo es uno de los factores principales que le impiden a las


personas llevarse bien con los demás; al orgulloso le cuesta manejar las
ofensas y no soporta que lo contradigan, por eso les cuesta tanto afrontar
las situaciones de la vida.

• El orgullo es la razón principal de la desunión.

Las tres consecuencias más graves de ser orgulloso es, en primer lugar, la
incapacidad de perdonar, lo que te estanca y no te permite avanzar en
la vida; en segundo lugar la incapacidad de manifestar el amor y los
sentimientos, y muchas veces las emociones, lo que provoca soledad y
hasta enfermedades; y por último, la resistencia que Dios le pone a los
orgullosos, en otras palabras el orgullo negativo le impide comunicarse
con Dios en oración y el orgulloso se resiste a Su Palabra. Hay otras
consecuencias, pero les he mencionado las más comunes.

Una vez más les digo que revisemos todas estas consecuencias con toda
honestidad para discernir si adolecemos de alguna, y si es así, dar este
primer paso para sanarnos; el segundo paso es orar y ponerse de acuerdo
con Dios, pidiéndole ayuda al Espíritu Santo para obtener sabiduría y
voluntad; procediendo con el tercer paso, que es el arrepentimiento
genuino, y así tomar la decisión de pedir perdón a Dios y a los que te
rodean, empezando por tu familia más cercana; y por supuesto, perdonarse
a sí mismo. Solo así le es posible al orgulloso negativo retomar una nueva
vida llena de humildad, lo que le permitirá vivir en paz consigo mismo, con
los demás y con Dios.

 Se comparan con los demás: Para que nadie les quite ese puesto
de ser mejores o superiores que los demás, siempre están alerta,
comparándose con otras personas para reafirmarse en lo que
creen.
 Esconden su inseguridad: Mediante el orgullo, las personas
orgullosas esconden la inseguridad que tienen. Porque, en
realidad, bajo esa creencia de sentirse superiores lo que tienen es
un gran miedo a que los demás descubran que, en realidad, ellos
se sienten inferiores.
 La ansiedad por ser el mejor: El estrés que conlleva el orgullo
viene dado por la necesidad de llamar siempre la atención o de ser
demasiado exigente con uno mismo para resaltar por encima
de los demás.
Como podemos ver, aunque una persona orgullosa pueda parecer
que está por encima de los demá s, en realidad esto no es así. Tras
esta actitud se encuentra una persona muy frágil, que posiblemente
ha sufrido mucho y que ha soportado mucho dolor.

Beneficios

Las personas orgullosas mantienen su autoimagen grandiosa, en


parte, rememorando aquellas experiencias del pasado en las que
lucieron sus habilidades o quedaron patentes sus talentos
especiales.

Medidas de p

Acepta tus errores. Si eres una persona orgullosa, podrías tener


problemas en admitir que estás equivocado. En cierta forma, todos
tienen dificultades para aceptar los errores. Es posible que niegues
responsabilidad porque el acto de “estar equivocado” no se alinea
con tu autoconcepto. No obstante, admitir que estás equivocado no
es una debilidad, simplemente es parte de ser humano.[1]
 Aprende a admitir el error y a disculparte o rectificarte cuando estés
equivocado. Simplemente di “Lo siento, ese fue mi error”. Hacerlo
te servirá para mantener relaciones e incluso podría beneficiar tu
crecimiento personal.
Deja de estar a la defensiva. En cierta forma, el orgullo en exceso
hace que seas inestable porque siempre tienes miedo a perder
favores o estatus. Debido a esta inestabilidad, podrías ser muy
propenso a defenderte. Estar a la defensiva hace que te veas
inflexible e inseguro y, además, cierra los canales de comunicación.
 En vez de estar a la defensiva, haz una pausa. No sigas tus instintos
que te dicen que te defiendas. Respira un poco profundamente.
Acepta (hasta un determinado punto) al decir “Sí, y…”. Esto es
preferible a decir “Sí, pero”, lo cual te pone a la defensiva. Después
trata de trabajar con la otra persona a fin de intercambiar ideas sobre
una solución efectiva que no ponga en peligro la relación.[2]
 Haz tu mejor esfuerzo a fin de desarrollar una actitud curiosa y
considerar los puntos de vista de los demás.
 Esfuérzate en aceptar la crítica como una experiencia de aprendizaje.
Tomar las cosas a título personal hace que te sea difícil reflexionar
y mejorar.

Practica la conciencia plena. La conciencia plena te permite reducir la


velocidad y conectarte con el momento presente. Esto da
conciencia a tus ideas y puede ayudarte a reconocer tus
pensamientos y reacciones orgullosos. Empieza una práctica de
conciencia plena al notar y aceptar al final esas partes de ti mismo.
[3]
 Puedes activar la conciencia plena durante los momentos en que tu
orgullo tenga el control. Por ejemplo, cuando te sientas amenazado
por un compañero de trabajo que realiza un trabajo sobresaliente.
Puedes reducir la velocidad y sintonizar tus pensamientos y
sentimientos. Recuerda que no tienes que ver el éxito de los demás
como una amenaza. En vez de eso, piensa en algunas formas en que
puedes aprender de esa persona. Podría serte útil celebrar el éxito de
los demás.

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