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HOMOGENEA DEL
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L a E volución homogénea
del D ogma c a t ó l i c o
BIBLIOTECA
D E
AUTORES CRISTIANOS
Declarada de interés nacional
L A C O M ISIÓ N D E DICHA P O N T I F IC I A
U N IV E R S ID A D E N C A R G A D A D E L A
IN M ED IATA RELACIÓ N CON L A B. A. C.,
E S T A IN T E G R A D A E N E L ANO 1953
PO R L O S S E Ñ O R E S S I G U I E N T E S :
P R E S ID E N T E :
L A E D IT O R IA L C A T O L IC A , S. A . A partado ,160
M A D R ID • M C M L II
L a Ev o l u c ió n
HOMOGENEA DEL
D o g m a c a t o l ic o
POR EL
P. FRANCISCO MAR I N S O L A , O. P.
MAESTRO EN SAGRADA TEOLOGÍA Y PROFESOR DE DOGMA
EN LA UNIVERSIDAD DE FRIBURGO (SUIZA)
P . E M I L I O S A U R A S , O. P.
REGENTE DE ESTUDIOS Y PROFESOR DE DOGMA EN EL ESTUDIO GENERAL DE
LA PROVINCIA DE ARAGÓN Y EN EL SEMINARIO METROPOLITANO DE VALENCIA
B IB L IO T E C A DE A U B IB L IO T E C A DE T O
TO RES C R IS T I A N O S M IS T A S E S P A Ñ O L E S
(Vol. 14)
M A D R ID • M C M L II VA LEN C IA • M CM LII
NIHIL OBSTAT :
D r . A ndrés de L ucas,
Censor .
IMPRIMI POTFST :
Fr. M a n u e l F o r t e a , O. P. „
Prov. de Aragón.
JMPRIM ATUR :
I . Jo sé M a r ía ,
Ob. aux. y Vic. gral.
Madrid, 3 de mayo 1952.
INDICE GENERAL
Pag®.
Págs.
Págs.
E p íl o g o ......................................................................................... 809
I ndice o n o m ástico ...................................................................... 813
I ndice analítico de m a t e r ia s ....... 817
LA VOZ DE LA TRADICION
3 " E s posible que a ciertos lectores más piadosos que Ilustrados les suene mal el
litulo mismo de E volución homogénea del dogma católico que hemos dado a nues
tra obra. D esde que D a rw in empleó la frase de E volución de las especies para
sign ifica r el transform ism o de unas especies en otras, y mucho más desde que el
herético modernismo aplicó esa doctrina transform ista al dogm a católico, ciertos
teólogos excesivamente tímidos miran con desconfinza el nombre mismo de evolu
ción. como si toda evolución fuese necesariamente transform ista y no hubiese evo
lución algun a hom ogénea; o como si toda evolución, aun la homogénea, fuese in
compatible con el origen divino e inm utabilidad substancial del dogm a católico”
(P. M a r í n - S oi .a, L a fvolu ción homogénea del dogma católico [V a le n c ia
iut., n. 1).
4 La homogeneidad de la doctrina católica, serie de artículos em pezada por el
P. M a r í n - S ola en el n. 9 de “ L a Ciencia T o m ista ” , correspondiente a los me-
'ses de julio-agosto de 1911, v term inada en el n. 77, correspondiente a los meses
de septiem bre-octubre de 1922.
VISIÓN DE SÍNTESIS 5
•' lil sistemo tomista sai re la moción divina: “ La Ciencia T om ista” , julio-agosto
de 192ó. Respuesta a alalinas objeciones acerca del sistema tomista sobre ¡a mo
ción divina, enero-febrero de 192ó. X ug’vas observaciones acerca del sistema to
mista sobre he moción divina, m ayo-junio de 192< .
11 “ En cuestión de nombres, como en cuestión de ideas, siempre que encierren
i.n fondo de verdad y sean aprovechables para la defensa y explicación del depó
sito revelado, creemos que la mejor conducta es la aconsejada y practicada por San
Agustín, esto es, arrebatarlos de "las manos del enemigo y, después de purificados
de toda falsa inteligencia, hacerlos servir a la causa de la verdad integral de la
icligión .ntólica” (L a evolución, intr.. n. 1).
os verdad homogénea con el dato revelado o con los princi
pios de donde se saca. Hay, pues, evolución y progreso, pero
no hay transformación ni cambio.
Tal viene a ser la conclusión de la obra del P. Marín, obra
en la que manifiesta hasta qué punto es sensible a las pre
ocupaciones de su tiempo para darles un cauce legítimo y
ortodoxo. Nuevos datos comprueban esto: el modernismo es
grimía la historia de los dogmas para abonar sus explicacio
nes transformistas, y el autor de ha evolución homogénea
apela también a la misma historia para hacer ver cómo el
dogma ha evolucionado y crecido por vía de continencia v ir
tual y cómo, por lo tanto, su evolución es homogénea y no
cambia el sentido de los principios revelados 10.
El modernismo, asimismo, ponía de- relieve el carácter
psicológico o vitalista del desarrollo dogmático. De este ca
rácter psicológico, como de la historia de los dogmas, partía
para enseñar que éstos cambian de sentido. El P. Marín
apela también al carácter psicológico o vital del conocimien
to de lo sobrenatural para explicar el desarrollo de las ver
dades dogmáticas, y hace ver magistralmente cómo este des
arrollo, impulsado por el soplo divino de las virtudes teolo
gales y de los dones del Espíritu Santo, conduce necesaria
mente, si es legítimo, a conclusiones homogéneas con el
principio vital, o divino, o sobrenatural, de donde parte 11
Repetimos que tuvo el don de la oportunidad: en la elec
ción de un tema, planteado a la teología y a la Iglesia por el
modernismo: en la utilización de las armas que se esgrimían
contra una solución ortodoxa (historia, psicología, vida), ha
ciendo ver que eran las que tradicionalmente condujeron
siempre a soluciones ortodoxas: y en la utilización, por ul
timo. del propio término evolución, que ejercía un poder tan
sugestionador y que era susceptible de ser utilizado en sen
tido legítimo y tradicional. Con ello aplicó de modo magis
tral al problema del desarrollo dogmático el consejo que nos
da San Agustín., -y que él recuerda oportunamente: “Philo-
sophi autem qui vocantur, si quae forte vera ct fidei nos-
/re^ acrommodnta dixerunt., máxime Phuonici. non solum foc-
p-»ulmy’;) non sunt, sed ab eis, tamquam ab inius'*s possesso-
ribus in usum nostrum vindicando” i- Arrebató a los moder-
1,1 Kn las scc. 2.a y .>.a del c. 4 de esta obra, estudia el autor diez .lofnmis a
ouva definición llegó la Iglesia por un auténtico proceso de continencia virtual iu-
ihaiz-a. |
•! Kn el c. 4 de La evolución hace un estudio especial de la vía ojcotira y del
valor que tiene en el desarrollo dogmático. Kn la ed. española de Valencia ocupa
este estudio toda la scc. 5.a del indicado c. 4. T.a francesa amplía considerable
mente el estudio, que ocupa dos secciones.
l>r Doctrina Chrisliana, 1. 2, c. 40: l ' L 54, 65. K1 P. M arín recuerda ya
en la primera página de su obra este consejo de San Agustín, y toda olla no es otra
cosa más que una utilización constante del mismo.
8 INTRODUCCIÓN GENERAL
1. D atos b io g r á f ic o s
2. Su PERSONALIDAD CIENTÍFICA
El P. Marín-Sola poseía una destacadísima personalidad
científica, cuyas manifestaciones eran múltiples. Fué un gran
pensador, y como tal, gran investigador. No se limitaba a
oír y a leer; lo oído y lo leído no eran para él cosa útil hasta
que no lo asimilaba. Nada decía ni escribía si previamente
no lo había comprendido, en el sentido exacto de la pala-
16 INTRODUCCIÓN GENERAL
Además de los escritos que reseñamos en el texto, tiene otros muchos, prin
cipalmente periodísticos. Los escribió durante los cuatro años que fue rcüactor y
. >s dos que fue director de Libertas.
El propio P . M arín tenia coleccionados sus artículos de Libertas en 21 cua
dernos. Se trata de editoriales, trabajos apologéticos y de controversia con los pro
testantes, aglipayanos y otros sectarios.
Cublico además: Santo Domingo de Guzmán y ¡as misiones de infieles: “ M isio
nes Dominicanas *\ agosto de 1921.
Panegírico de Santo Tomás de Agitino, predicado ante los catedráticos de la
Universidad de M adrid el 15 de marzo de 1908 y publicado en A v ila el mismo año.
2S INTRODUCCION GENERAL
cn los años 1925-1926 conmovió tanto a los teólogos con sus artículos acerca de
i¿/ sistema tomista sobre ¡a moción divina, publicados en “ J„a Ciencia T o m ista ” ,
pasó en F rib u rg o una gravísim a enferm edad. D u ran te ella escribió un juram ento
de sum isión a las doctrinas del Doctor A n g élic o y una emocionante petición a
Dios de que le llevara de este mundo si sus interpretaciones se apartaban del
auténtico pensamiento del M aestro. Dios no (pliso que entonces m uriera, y le dió
tiempo para escribir los cuatro volúmenes en folio, que aun no lian sitio publi
cados. j
Esta fidelidad no quiere decir que se lim itara a leer; no descansaba hasta que
no com prendía lo leído v estudiado. Cosa que, por lo demás, sucedía bastante
pronto, porque el entendimiento del P . M a r ín era claro y profundo.
:,-i D eclaración de su com pañero de estudios P. G r k g o k i o A k n á í z .
lil sistema tomista sobre la moción drein a . “ L a Ciencia T o m ista ” , ju lio -
agosto de 1925, p. 8.
TCL, P. MARÍN-SOPA Y SU OBRA 31
Rv. hom. 2
34 INTRODUCCIÓN GENERAD
‘ Examina diez «lobinas (pie llegaron a definirse previo un proceso ele inves-
hgación v. de estudio, cpic se manifiesta claramente en las mismas palabras con-
40 INTRODUCCIÓN GENERAL
1. T e o l o g ía nueva y t e o l o g ía t r a d ic io n a l .
" Eral cnini novos in sua lectione niovens artículos, novum nioclum et clarum
ciclerniinandí ínveniens, et novas reducens in dcterminationilms cationes; ut nenio
qui ipsuni audisset nova doccre, et novis rritionibus duhia definiré, dubitaret quoil
cuín Dcus novi luminis radiis illustrassct. qui statim tam certi cocpissct css«-
iudicii, ut non dubitaret novas opiniones doccre et seribere, quas Deus dignutus
esset noviter in sp ira re ” ( Vita Sanctí Thomac A q u in o tis : “ Fontes vitae Sancti
Thom ae Aquin atis, notis historiéis ct criticis ¡llustrati” , euris et labore O. P r ü m -
m kr, p. 8 1 ).
Cuando la Iglesia afirma que la revelación quedó clausu
lada con la muerte de los Apóstoles • debe entenderse, no
en el sentido de que el contenido ue ía revelación se termino
entonces, sino en el sentido de que entonces Dios terminó ele
proponer las manifestaciones, o ias proposiciones, o la doctri
na. Das proposiciones reveladas, la doctrina revelada se clau
suró con la muerte de San Juan; pero la revelación, la cosa
revelada, la realidad revelada sigue en la iglesia, creciendo
ininterrumxñdamente. lün la Iglesia hay revelaciones cons
tantes, nuevas; hay comunicación constante de ios misterios
de la vida divina.
Da teología está de tal suerte incardinada en la Iglesia,
que crece a la manera como crece en la Iglesia lo revelado.
Da teología no es una ciencia dialéctica, sino una ciencia ex
perimental, con Ja que no sólo se conocen las fórmulas de la
revelación hecha por Dios en la Escritura y en la Tradición
divino-apostólica, sino también, y muy principalmente, los
misterios divinos patentes cada día en la vida de la iglesia,
de la que la propia teología forma parte.
Jiln esta concepción de la ciencia teológica se destacan,
entre otras, las tres notas siguientes: Prim era, el carácter
vitalista o místico de esta ciencia. En realidad, la teología,
aunque ciencia formalmente natural, no debe prescindir del
carácter vital o místico 1)n, porque tiene como fundamento o
punto de partida la virtud infusa de la fe, que aunque es
virtud intelectual tiene elementos afectivos, o de voluntad,
de gran relieve. Así, pues, el defecto no está en afirmar el
carácter vitalista de esta ciencia, sino en afirmarlo en exclu
siva; en suponer que se trata de una ciencia arracional. Se
gunda, la afirmación de que la revelación, punto de partida
de Ja teología, no es la que quedó clausurada con los Após
toles, sino la que constantemente se está haciendo a la Igle
sia; no es la revelación formulada y propuesta, sino la re
velación comunicada y vivida; mejor dicho, la cosa revelada,
que constantemente se está comunicando a la Iglesia. T e r
cera, la’ inutilidad del raciocinio teológico y de las auténticas
conclusiones teológicas, a las que se llega por el estudio y
el discurso.
U| “ tiucxl idcirco ctiam fie n posse ac debere audatiores quídam a ffirn ta n i, quia
fidei inystefia m m quam notionibus adaequate veris sig n ific a n posse conteiiaunt,
sed tantum notionibus “ a p ro x im a tiv is" ut aiunt, ac sem per inutabilibus. quibus
v e n ta s aliquatcnus quidem indicetur, sed necessario quoqut* d efo n n etn r ** (H u m a
ni generis: “ Acta Apostolieae S c d is ” , 42 11950J, 566).
EL ACTUAL PROBLEMA TEOLÓGICO 03
'■‘4 “ Quod i de: roo oliam fieri posso ac debere audaciorcs quídam a ffirm a n t Tes a
saber, que deben form ularse los dogmas con categorías de la filosofía m od ern a],
quia fidei mystería nunquam notionibus adaequatc veris s ig n ific a n posse contcn-
dunt, sed tantum notionibus “ aproxim ativis” ut aiunt, ac semper m utabilibus, q u i-
luis veritas aliquatenus quidem indicetur, sed neccssario quoque deform etur. Q u a -
proptor non absurdum esse putant, sed necesse omnino esse ut tbeologia pro v ariis
philosophiis. quibus decursu lomporum tamquam suis utitur instrunientis, novas
antiquis subslitnat notiones. ila ut diversis quidem modis. ae vol etiam aliqun r a -
tiouo «ippositis. idom lamen, ul aiunt. valentibus, oasdem divinas veníalo»; bnm a-
nitus rcddan t" fibid.. “ Acta Apostolicae S e d is” . 42 T19S0], 566).
05 Tbid., “ Acta Aposiolicnc S e d is” . 42 (1950), 562.
ÉL ACTUAL PROBLEMA TEOLÓGICO 65
sed ctiam' saucitas csse. ita ut ah eis disccdcrc** n efas sit... Oespeetus aun*»» voca-
bulorum ac notionum quibus theologi scholastici usi solent. spoute ducit ad c n e r-
vandam theologiani, ut aiunt, spcculativatn, quam , cuín rationc theologica in n ita-
tur. vera certitudinc carerc existim an t” (ibid., “ A cta Apostolicae S e d is ” . 42
[195-p], 566-567).
••'e'9 “ H o c tamen m unus [e l de obtener algun a inteligencia de la fe l vatio tum
soluin apte ac tuto absolvere potevit, cum debito modo exculta fu e rit; nempe cum
fu erit sana illa philosophia imbuta. quae veluti patrim onium ianuludum exstat a .
superioribus chvistianis actatibus traditum , atque adeo altioris ctiam ordinis aucto-
ritatcm babet, quia ipsum M agistcriu m Ecclesiac, eius principia ac praecipua as-
serta, a vivís m agni ingenii paulatim patcfacta ac defin ita, .ad ipsius divinac re -
velationis trutinam vocavit. Q u a e quidem pliilosopbia in Ecclesia agilita ac vecepta,
et vevum sincerum que cognitionis íuunanae valovem tuetur, et m etaphysica incon
cusa principia — vatlonis nempe sufficien tis. causalitatis et finalitatis— ac demum
ccrtae et im m utabilis vevitatis assccutionem ” <ibicl.. “ Acta Apostolicae S e d is ” . 42
[10501, 571-572).
EL ACTUAL PROBLEMA TEOLOGICO 69
1,0 Somos nosotros quienes subrayam os. Ks necesaria llam ar la atención sobre
la importancia de la objetividad del conocimiento, especialmente cuando se trata*
de com parar la doctrina tradicional con las filoso fías de que se sirve la nueva
tcolof/ta.
1,7 Tam bién aquí subrayam os nosotros.
, , s C. 4. n. 218.
82 INTRODUCCIÓN GENERAL.
, - 1' O h n z ., 1796.
,:>f' Alocución clcl 22 de septiembre de 1946: “ Acta Apostolicae- -Sedis", 3S
ClfM6), 387.
90 INTRODUCCIÓN GENERAL
utilicen los conceptos, 3' los utilizan con ésos o con térm i
nos equivalentes 151.
Sucederá en ocasiones que la doctrina tradicional no con
tendrá form alm ente lo que hoy se necesita. Pero ya sabe
mos que la filosofía y la teología son m ucho más de lo que
form alm ente manifiestan y dicen. Poseen principios fecu n
dos, susceptibles de un alargamiento, de una aplicación, de
una explicación nueva que hasta hoy no se había hecho
porque las circunstancias no se habían mostrado propicias
o porque los teólogos y los filósofos 110 se habían preocupa
do de hacerlo. ¿Puede afirmarse que está agotada toda la
virtualidad de la doctrina tradicional? De ninguna manera.
Se darán, quizá, conyunturas doctrinales eii las que ni
lo form alm ente expresado en la doctrina tradicional ni lo
que virtüalm ente contiene sirve. Habrá que apelar a no
ciones com pletamente nuevas y a principios aun no form u
lados. Pero como quiera que en lo tradicional hay mucho
elemento con carácter ya d e fin itiv o , lo que se form ule como
nuevo no podrá aceptarse si es incom patible con lo que es
cósa definitivam ente conquistada. L o completamente nuevo
no puede ser legítim o si está en contradicción con la v er
dad inmutable; desde el momento en que se demuestra la
incompatibilidad, debe rech azarseir»2. So pena de pasar
por aceptar el cambio de lo que no puede cambiar; so pena
de incidir en un evolucionism o doctrinal de carácter trans-
for mista.
Pío X I I se expresa del modo siguiente: “ Veruntamen,
cum novae vel liberae agitantur quaestiones, catholicae
doctrinae principia _semper mentibus praefulgeant; quod in
re theologica omnino novum sonat, evigilan ti cautione per-
pendatur; certum firm um que ab eo, quod labilis nec sem-
per laudabilis mos etiam in theologiam et philosophiam in-
,:>1 H a y que evita r, respecto a este punto, dos extrem os igualm ente defectuosos:
el de quienes a firm a n que la escolástica posee todo, sin tom arse la m olestia de
m anifestar que efectiva m en te está al (lía, y el de quienes dicen que la escolástica
no posee lo que en el d ía de hoy es necesario, sin tomarse Ma molestia de estu
diarla.
Que afirm en esto quienes no tienen el deber de conocerla, no es de extrañ ar.
Sí lo es (pie lo a firm en quienes la deben conocer. A n tes que los teólogos católicos
la juzguen, deben pensar bien si sus acusaciones sé basan en la realidad. N o falta n
casos en que quienes no han sido form ados en la filo s o fía y en la teología tra d i
cionales se adm iren, cuando se asoman a ellas, de la riqueza que contienen; y seau
ellos quienes m anifiesten a los de casa lo que los de casa debían conocer para no
acusar.
“ Q uidqu id v eri mens humana sincere quaerens, in ven ire poterit, iam acqu isi-
tae veritati p rofecto ad versari n equit; siquidein D eus summa veritas, humanum
intellcctum condidit atque regit, non ut rite acquisitis cotidie n ova opponat, sed
ut, remotis erroribus qui fo rte irrep serin t, veruni superstruat codcm ordine ac
compagine quihus ipsa rerum natura, ex qua veru m M iuritur, constituía c e rn itú r”
(H n m a m y o i c r is : “ A c ta A postolicae S e d is ” , 42 [1 9 5 0 ], 572).
108 INTRODUCCION GENERAL
5. Lo PERMANENTE Y LO MUDABLE
Vamos en este apartado a insistir explicando la solución
que hemos dado al problema de las relaciones entre la teo
logía y los cambios de sistemas filosóficos.
Pero advirtamos antes de nada que vamos a hablar so
lamente de lo que en los sistemas filosóficos tiene alguna
relación con la verdad revelada; esto es, lo único que aquí
interesa. Los principios, las nociones, los conceptos que se
refieren a asuntos que no se relacionan con el dogma, aun
que pueden tener también determinada firmeza y pueden
estar sujetos a determinada evolución y progreso, no cons
tionís ncmpe sufficicntis. causalitatis et finalitatis— ac demun certac ct inunuta-
bilis veritatis assecutioneni ” (tfu m a n i (r^ncris: “ Acta Apostolicac Svdis*’ , 42
[1950], 572).
117 C f., v. gr., c. 2, n. 113.
EL ACTl Al. ÍMSOBLEAIA TEOLOGICO L ll
ir*e jiac philosopliia plura sane exponuntur, quihus res fidei et niorum ñeque
directe ñeque indirecte attinguntur, quaeque propterea Ecclesia liberae peritorum dis-
ceptatione p erin ittit” (N u m a n i g e n e ris : " A c t a Apostolicae S ed is’\ 42 [1 9 5 0 ], 572).
ít. o “ A t cjuoad alia plura, praesertim quoad principia assertaque praccipua, quac
supra memoravimus, cadcm libertas non v ig e t” (ib id .).
ino “ V crum sincerumque cognitionis humanae valoretn... et metapliysica princi
pia... ac demum certac et iimnutabilis veritatis assecutionem ” (ib id .).
1 “ Deplorandum est, philosopliiam in Ecclesia rcceptam ac agnitam bodie a
nonnullis despcctui baberi, ita ut antiquata quoad formain, rationalistica, ut aiunt,
quoad cogitandi processum, impudenter rcnuntictu v" (H u m a n i g en e ris : " A c t a
Apostolicae S ed is ” , 42 [1 9 5 0 ]. 573).
112 I X T R O D 1 C C IÓ X G K X F. I { A T
6. I n d ic e b ib l io g r á f ic o sobre la “ n u eva t e o l o g ía ”
R. P . Fr. F. M arineóla, O. P.
Muy reverendo Padre:
He recibido el volumen de su importante trabajo sobre
L a evolución homogénea del dogma católico que ha teni
do V. la gran bondad de enviarme, y le doy las más ex
presivas gracias p or esta atención.
Le felicito de todo corazón por haber logrado llevar a
éxito tan feliz sus profundos estudios sobre la doctrina
del insigne y santo D octor.
Sea todo para gloria de Dios y el incremento de la
verdadera cultura, en medio de los errores funestos de
nuestros tiempos, cuyos desastrosos resultados se manifies
tan más cada día.
Se encomienda a sus oraciones y le saluda su afmo. ser
vidor,
R. Cárd. M erry del V al .
CARTA D E L R E V D M O . P. M A E S T R O G E N E R A L
D E L A O R D E N D E P R E D IC A D O R E S
1 *'Philosophi autoin qui vo:antur, si quae forte vero ct fidei nostrae uccom m o-
date dixeru: t m áxime Platonici, non solum fonnidanefa non snnt, sed ah cis tam -
quam ah iniustis possesswrihus í>» i isum nostrum vindicando " ( A u g u s t i n u s , D e
doctrina chrisfiono. 1. 2. c. 40: Mi«rne. P L 34. 63).
131 INTRODUCCIÓN
2 . U n s u b t í t u l o q u e p u e d e a ñ a d i r s e .— A l título de E v o
l u c ió n del dogma hubiéramos podido añadir el subtítulo de
Homogeneidad de toda la doctrina católica para indicar que
nuestro objetivo es doble. Primero, demostrar que respecto
al dogma, propia y rigurosamente dicho, cabe verdadera evo
lución, aunque siempre evolución homogénea. Segundo, ha
cer ver que esa evolución es tan amplia que se extiende a
todos los grados de la doctrina católica, hasta el-punto de
no haber verdad alguna que pertenezca rigurosamente a la*il
s Snmnui Apologética, q. 1‘9, a. 3, nn. 3-4. ed. 3.9 (R atisbonae 1906). p. 77S.
il L ’évolntion du dogme, introductio, p. 5 L ouvaín 1919).
Introductio in historiam dognuitnm. a u c t o r e P. R k ^ i n a l d o - M a r ía S c iiu i .-
ti -s .O. P ., p. 163. nota 7 .'Parisiis 1922).
136 INTRODUCCION*
do. Segunda, que todas las verdades de ese cuarto grado pue
den pasar al tercero, pues no hay conclusión alguna verda
deramente teológica que no pueda ser infaliblemente defini
da por la Iglesia. Tercera y principal, que, en opinión de gra
vísimos teólogos, opinión que parece estar confirmada por
hechos patentes de la historia de los dogmas, gran parte de
las verdades del segundo grado han salido de ese grado cuar
to, esto es, de las conclusiones teológicas.
Sin el estudio, pues, de la naturaleza de las conclusiones
teológicas es imposible estudiar bien la naturaleza de las
verdades infalibles, y difícil, si no imposible, estudiar y com
prender la naturaleza y evolución de las verdades dogmá
ticas.
5. Dos h e c h o s h i s t ó r i c o s .— Ante la vista de cualquiera que
estudie sin prejuicios la historia de la Iglesia católica y de
su doctrina, se destacan con evidencia dos hechos.
El primer hecho es que la doctrina católica, aun en su
parte estrictamente dogmática, ha crecido o se ha desarro
llado, y en una escala grandísima, desde el tiempo de los
Apóstoles hasta nuestros días. Para verlo no hay sino com
parar sobre cualquier punto doctrinal los sencillos enuncia
dos bíblicos con las complicadas definiciones de los últimos
concilios ecuménicos: comparar el símbolo apostólico o pri
mitivo con el símbolo llamado de San Atanasio o con la pro
fesión de fe de Pío IV; comparar cualquier documento de los
papas primitivos con el Syllabus, de Pío IX, o con la encícli
ca Pascendi, de Pío X; comparar cualquier catequesis o nú
mero de catequesis de los Santos Padres con uno de los
catecismos de nuestros días. La evidencia de tal hecho o
crecimiento salta a- la vista.
El segundo hecho patente es que en ese crecimiento han
tenido gran intervención o influencia las diversas filosofías
o civilizaciones humanas, en especial la filosofía griega en la
Edad Patrística y la filosofía escolástica en la Edad Media
y Moderna. Esa influencia se advierte en los escritos de los
Santos Padres, que desarrollaron la doctrina primitiva; en las
disputas y disquisiciones conciliares que precedieron a la de
finición de cada dogma, y aun en las mismas fórmulas dog
máticas, las cuales llevan la marca clara de las diversas épo
cas en que fueron definidas n.
6. U n p r o b l e m a .— Esos dos hechos, que pueden explicarse
de muy diferente manera, pero que no pueden negarse, han1
11 “ Ita definitionis primoruni Concilioruin spirittim c/raecttm redolent— tum
quoad rcm definitani, tum quoad modum form ulationis— doctrina Sti. Au gustin i
non ni imis mentalit extern Iatiiiam prodit. cánones Concilii Tridentini pleni sunt
formulis scltolasticis, similiter Conciliuni Vaticam im mentalitatem theologiac re-
centioris manifestat” ( I . S c i i u i .t k s , o. c., p. 278).
138 INTRODUCCIÓN
la v é rité de foi, ccst-á-dire le dogm e catholiquc. C ’est par le dogm e done q u 'e lle
cs t en conununication avec le D epot de la R évéla tio n , ou donne ré v é lé proprem ent
d it: ct c ’ est, en consequence, sur la fo rm e du dogme, que le donne ré vé lé in flu en ce
8pécifiquem ent les conclusions de la T h co lo gic. O r, dans ce double tr a je t quí
v a du donné inm édiatem ent i*évélé au D ogm e, et du D ogm e au x conclusions
théologiques, sommes-nous surs et certains que la valeu r propre du point de
départ prem ier, c ’ e st-á -d ire l ’au torité de la révélation d ivin e, conserve toute sa
vi'gueur, totite sa pureté, que ce double développcm cnt s’ accom plit dans une con -
tin u ité ct hom ogénéité par faites? L a chose cst contestée de nos jours, pour
Pun et pour l ’autre parcours. R ésum ant toutes les objections ancicnnes et les
systém atisant, comme Pa implacablem ent devoilé P en cyclique P a sccndi, le m o-
dernism e c’ cst attaque á toutes et chacunc des étapes qui jalon n en t cette m arche
de la v é rité ré vé lé e, depuis le moment oü elle a ja illi dans l ’csp rit humain sous
P action du cliarism e révélateu r ju s q u ’aux conclusions th éologiqu es... CPest en
regard de ces d ifficu lté s. et leur faisan t face, que j ’ ai ordonné le plan de ce
liv r e ” ( J n irod u ction , p. 13).
NUESTROS ARTÍCULOS EN “ LA C. TOMISTA” 141
doce años que han pasado desde esa fecha, hemos continua
do la serie, estudiando la cuestión bajo una gran variedad
de aspectos, y haciendo v e r sus relaciones y su armonía con
las principales cuestiones de la Sagrada Teología. E n ese es
tudio creemos haber puesto en claro, entre otras cosas, los
cuatro puntos siguientes:
l.° Es un hecho histórico, fuera de toda duda, que mu
chos dogmas se han desarrollado o han evolucionado por la
vía de conclusión teológica propiamente dicha, y que ese
hecho debe ser reconocido por todo teólogo moderno, como
fué reconocido por toda la teología tradicional hasta el si
glo X V I I .
2.° Es un principio filosófica y teológicam ente cierto
que el raciocinio propio y riguroso puede in terven ir en el
desarrollo o evolución del dato revelado sin destruir su per
fecta homogeneidad.
3. ° Ese hecho histórico, como ese principio filosófico-
teológico, fueron admitidos por todos los teólogos anteriores
al siglo x v ii , y que la persuasión contraria que hoy día existe
en algunos proviene de una confusión introducida por Suá-
rez sobre la naturaleza de la verdadera virtualidad del depó
sito revelado, confusión continuada por Lugo y no advertida
por los Salmanticenses y Billuart.
4. ° Una vez restablecida la verdadera inteligencia del
virtual revelado, es fácil entender cómo puede existir y exis
te de hecho en el dogma católico verdadera y propia evolu
ción, pero evolución homogénea, con lo cual desaparece esa
antinomia que parecía existir entre la enseñanza de la teo
logía católica y los hechos de la historia, y se desvanece por
completo la objeción modernista sobre el transform ism o del
dogma.
Estos cuatro puntos, con otros varios, tales como la fu n
ción de la Iglesia en la evolución dogmática, las diferentes
vías de evolución del dogma, la naturaleza de la fe eclesiás
tica, etc., etc., constituyeron el fondo de veintiocho artículos
publicados en estos doce años, durante los cuales no hemos
cesado de estudiar más y más esta cuestión de la evolución
del dogma, cuestión infinitam ente compleja, como la llama
el P. Grandmaison, pero cuestión también importantísima y
a d q u irir un cierto habitus de estas cosas. E l verd ad ero fundam ento intrínseco y a
priori de la hom ogeneidad de las conclusiones verdaderam ente teológicas, según
Santo T om ás, está allí y no en otra parte. L o que he llamado el sentido social
de la Iglesia dirigido por el E sp íritu Santo, puede ser m u y bien, ciertos ca
sos, el criterio y, por consiguiente, la prueba extrínseca. P u e s no se ha dado a
sentido alguno el pod fr discernir la homogeneidad donde no la hay. E s preciso,
pues, un fundam en to intrínseco a la hom ogeneidad de las conclusiones teológicas.
Y es el poder ser deducidas por un razonam iento fo rm a l, por v ía de inclusión e
identidad, 'que és el fundam ento según Santo T o m á s ” ( G a r d f .i l , en la R ev u e de
Sciences philosophiques et théologiqnes, oct. 1912, pp. 825 -2 7 ).
DOS MÉTODOS 143
20 A l prim ero de esos dos estudios históricos, publicado en jLa Ciencia Tamista,
se re fiere n las siguientes p alabras del P . G a rd e il: “ L e s articles su r le R aisonem ent
et le prog rés dogm atique sont particuliércm ent p récieux p our l'in telligen ce de la
doctrine exposée par l ’au teu r en ce q u ’ils la ju stifie n t p ar non m oins de d ix
exem plcs históriqucs de défin itio ns de conclusions théologiques p ar l’E g lis e ...
A in s i l ’idée m ere de ce tra v a il sort de la théorie et d evien t sensible ct ta n g ib le :
en s ’in carn an t dan s les faits, elle a p p a ra it concréte et p ra tiq u e ” (R e v u e des Se.
P h il. et T h é o l o g oct. 1920. p. 662). E l segundo estudio histórico que publica
mos ahora por p rim era vez, y que ocupa casi todo el cap ítu lo séptim o de esta
obra, esperam os qu e ha de ser de especial a gra d o de los teólogos, por m ostrarse
en él, con textos abundantísim os, cóm o la doctrina de la evolución del dogm a,
que muchos creen m oderna, es la doctrina com ún y corriente de la teología tra
dicional. E speram os, asim ism o, que otro estudio histórico, el de la sección p ri
m era, c. 5, pp. 226-237, sobre el origen de la m oderna fe eclesiástica, será leído
con m ás interés por los h istoriadores del dogm a que por los teólogos.
PROTESTA 145
SECCION I
L a e v o l u c ió n h o m o g é n e a y t r a n s f o r m is t a e n g e n e r a l
20. C u á n d o p e r m a n e c e e l m i s m o s e n t i d o .— E l sentido de
una doctrina a través de las diversas fórmulas permanece
el mismo cuando el sentido de las fórmulas posteriores no
viene de fuera, sino que estaba ya im plícitam en te contenido
•en las fórmulas anteriores. E l sentido no permanece el mis
mo en el caso contrario, esto es, cuando el sentido de las
fórmulas posteriores no estaba im plícitam ente contenido en
las fórmulas anteriores, sino que es un sentido contrario o,
^il menos, diverso del que las fórmulas anteriores contenían.
Para entender claramente cuándo el sentido de una fó r
mula está o no im plícitam ente contenido en el sentido de
•otra, conviene distinguir bien, con Santo Tomás y San Bue
naventura, tres clases de sentidos o de conceptos: a) concep
tos explicativos; b) conceptos diversos; c) conceptos con
trarios.
Se llaman conceptos explicativos aquellos que salen por
completo los unos de los otros con sólo que nuestra inteli
gencia penetre bien todo su contenido.
Se llaman conceptos diversos aquellos que no salen ni
pueden salir los unos de los otros, por mucho que se pene
tren, aunque tampoco se oponen o destruyen los unos a los
otros.
Se llaman conceptos contrarios aquellos que no solamen
te no salen los unos de los otros, sino que se destruyen mu
tuamente, por ser incompatibles entre sí.
Ejem plos de conceptos explicativos, que los antiguos lla
maban también con el nombre latino de conceptos conform es
{con son u m ), los tenemos en los conceptos de inmutabilidad
absoluta y eternidad o de espiritualidad e inmortalidad. Con
sólo penetrar bien el concepto de inmutabilidad absoluta,
sale el concepto de eternidad. Con sólo penetrar bien el con
cepto de espiritualidad, sale le de inmortalidad. N o son sino
aspectos parciales de un concepto to ta l2.
Ejem plos de conceptos diversos los tenemos en los con
ceptos de ciencia y de virtud, o cantidad y cualidad, o de
color y sabor. P or mucho que se penetre el concepto de cien
cia, jamás saldrá de él el concepto de virtud; ni del concepto
2 P o r la mism a razón, aunque para algun os lectores no hubiesen, sido tan cla
ros. hubiéram os podido adu cir, como ejem plos de conceptos explicativos, los con
ceptos de “ hom bre p erfe cto” y “ hom bre dotado de entendim iento y volun tad h u
m anos” ; o los conceptos de “ V e rd a d e ro H i jo de D io s ” y “ consubstancial con
el P a d r e ” ; o de “ T rin id a d de personas d iv in a s ” y “ T rin id a d de relaciones opues
tas y su bsisten tes” ; o de “ E s p íritu Santo procedente del P a d r e ” y “ E s p íritu
Santo, procedente del H i j o ” ; o de “ fundam ento indefectible de la I g le s i a ” y
“ regla in fa lible de fe y c ostum bres” ; o de “ d ign a M a d r e de D io s ” e “ inm une
de toda m ancha de p ecado” , etc., etc. E n todos estos ejem plos, como esperam os
hacer ver en el tran scurso de esta obra, los conceptos son m utuam ente im plíci
tos o explicativos, pues con sólo a n a liza r o pen etrar bien todo el contenido de
u n o -le los conceptos se halla el otro.
SEC. 1. LA EVOLUCIÓN EN GEN Eli AL 149
SECCION II
T res grados de e v o l u c ió n d o c t r in a l
SECCION III
La e v o l u c ió n d o c t r in a l en las c ie n c ia s M E T A F ÍS IC A S
Y M A T E M Á T IC A S y en las c ie n c ia s f ís ic a s y m o rales
SECCION IV
L a e v o l u c ió n m e d ia n t e e l r a c io c in io o paso
DE L A E S E N C IA A SUS P R O P IE D A D E S
42. D e f i n i c i ó n t r a d i c i o n a l d e l a c o n c l u s i ó n .— La fórmula
clásica con que la filosofía aristotélico-tomista define la con
clusión científica propiamente dicha, y por lo tanto la pro
pia y rigurosa conclusión teológica, es la siguiente: Deductio
proprietatis ex essentia seu effectus ex causa.
De la verdadera o falsa inteligencia de esa definición de
pende, pues, la verdadera o falsa idea sobre la naturaleza
ele la evolución hecha por vía de conclusión científica o
teológica.*
* In Boctium De T r in it a tc , q. 6, a. 1, ad piim am quacstioncni, ad 3.
SEC. 1.----PASO DE LA ESENCIA A LAS PROPIEDADES 161
45. S e is t ip o s de r a c io c in io o paso de la e s e n c ia a la p r o
p ie d a d Teniendo, pues, la palabra esencia tres sentidos di
.—
ferentes y la palabra propiedad dos, caben seis ( 3 x 2 = 6)
combinaciones: tres de combinar los tres sentidos de la
esencia con el prim er sentido de la propiedad y otros tres
de combinar esos mismos tres sentidos de la esencia con el
segundo sentido de la propiedad.
Así, si tomamos como tipo de esencia la esencia del hom
bre (hombre esencial o verdadero— hom bre connatural o ín
tegro— hombre perfecto) y por tipo de propiedad la risibi
lidad (risibilidad radical— risibilidad actinal), resultan los
seis tipos siguientes de raciocinio entre la esencia y la
propiedad:
T ip o p rim e ro : raciocinio de la esencia pura a la propie
dad radical; v. gr.: N. es hom bre (hombre verd a d ero): luego
es radicalm ente risible.
T ip o segundo: raciocinio de la esencia connatural o ín
tegra a la propiedad radical; v. gr.: N. es hombre (hombre
ín te g ro ): luego es radicalm ente risible.
T ip o terce ro : raciocinio de la esencia com pletam ente per
fecta a la propiedad radical; v. gr.: N. es hombre (hombre
p e rfe cto ): luego es radicalm ente risible.
T ip o ciiarto: raciocinio de la esencia pura a la propiedad
actual; v. gr.: N. es hombre (hombre verd ad ero ): luego es
actualmente risible.
T ip o qu in to: raciocinio de la esencia íntegra a la propie
dad actual; v. gr.: N. es hombre (hombre ín teg ro ): luego
tiene risibilidad actual.
T ip o sexto: raciocinio de la esencia perfecta a la propie
dad actual; v. gr.: N. es hombre (hom bre p e rfe c to ): luego
tiene risibilidad actual.
Es evidente que no caben más tipos de raciocinio de la
esencia de la propiedad que esos seis, y que cualquier otro
tipo se reduce a uno de ellos.
46. A p l i c a c i ó n d e l a e s c a l a .— De esos raciocinios, los seis
son verdadero paso de la esencia a la propiedad, y, por lo
tanto, los seis son raciocinios propios. Ninguno, pues, de
ellos pertenece al prim er grado de la escala.
Todos ellos, excepto el cuarto, son raciocinios de inclu
sión o im plicitud. Pertenecen, por lo tanto, al segundo g ra
do de la escala, o sea al virtu al im plícito. De los tres pri-
tur p ropriae passiones possunt fa lsifica n qu oad actualem convenicntiam , licet
non quoad radtcaJem ct qu oad d c b itu m ” (J u a n de Santo T o m As ,
C u rsa s p h ilo -
sophicus, p. 3, q. 2, a. 2).
“ Licct in hacrcn tia aptitudiualis sit de cssentia accidcutis. in liaereutia tam en
actualis est eius propria passio utpote ipsu m naturaliter ct nccessario concom i
taos, si suae n atu rae re lin q u a tu r, et tam en per divinara potentiam fit accidens
Aine subiecto in S a cram e n to a lt a r is ’’ ( F i- r r a r t k n s i s , la 4 C on tra G en tes, c. 6 5 ).
164 C. 1.----EVOLUCIÓN EN GENERAL Y EVOLUCIÓN DOCTRINAL
11
12 I). T h o m a s , 1 Boetium D e Trinitatc, q. 5, a. 3.
1
* M a g i s t e r A q u a k i v s , O. P ., Formalitatcs iuxta doctrinam A n gelici Doctoris
(Noapoli 1605). c. 1, p. 7.
M ( í a k k :c o u - l .A C R A N T . K : Dicit. son é.ristcnrc ct su utiture (P a r í s 191S ). pp. 542-
545, n. 5 6 .
16í> C. 1 . ---- E V O L U C I Ó N ' EN GENERAL Y EVO LUC IO N D O CTR INAL
SECCION V
La evolución m ediante e l raciocinio o paso de LA CAUSA
A SUS EFECTOS
SECCION I
El verdadero punto de partidad e . toda evolución dogmática
O TEOLÓGICA5
dos cosas las llama Santo Tom ás con los nombres de: a) ac-
ceptio rei; b) iudicium de acceptis.
Pues bien: el sentido revelado, y no puramente las fó r
mulas, es lo form al en la divina revelación. Si Dios se hu
biese lim itado a revelarnos fórm ulas nuevas, pero sin reve
larnos su sentido, eso no sería verdadera revelación, sino
mera visión, y tal visión sería inútil para la fe divina como
hubiesen sido inútiles los sueños divinos de Faraón o la v i
sión divina del Manet, Thecel, Phares, de Baltasar, si Dios
mismo no hubiese explicado luego, por m edio de José y de
Daniel, su sentido divino.
Para que haya verdadera revelación y no m era visión no
hace falta que el profeta o autor inspirado comprenda todo
el sentido que Dios intenta decir con tales fórmulas, y que
en ellas está verdaderam ente encerrado. Tam poco hace falta
que el profeta o apóstol, al prom ulgar de palabra o por es
crito la revelación recibida, exprese en térm inos explícitos
todo el sentido que él está viendo con luz divina en las fó r
mulas divinas. N i mucho menos hace falta que sus oyentes
abarquen desde el prim er mom ento todo el sentido que las
fórmulas del profeta o apóstol realm ente encierran.
Pero sí es indispensable, para que haya verdadera reve
lación y verdadera fe divina, el que Dios haya dado algún
sentido explícito a las fórm ulas reveladas; es también indis
pensable que el profeta o apóstol haya entendido explícita
mente algo, al menos, de ese sentido divino; es, en fin, in
dispensable que los oyentes del profeta o apóstol, que en
nuestro caso es la Iglesia prim itiva, hayan comprendido
desde el prim er m omento algún sentido, pero sentido e x p lí
cito, de las fórmulas apostólicas. Sin inteligencia alguna de
sentido, ni el que recibe las fórmulas de Dios sería verdade
ro profeta, sino visionario o soñador, ni el que las recibiese
luego del profeta o apóstol podía hacer acto alguno de fe
divina. E l sentido divino, y no las fórmulas, es, pues, lo fo r
mal de la revelación y de la fe. L a recepción de fórmulas
divinas sin recepción divina de sentido alguno explícito o el
progreso en meras fórm ulas sin progreso alguno de sentido
no merecen propiamente el nombre ni de revelación divina
ni de progreso dogmático.
Oigamos a Santo Tom ás:
i “ Prophetia (seu divina revelatio) est quaedam supernatu-
ralis co g n itio . A d cognitionem autem dúo requiruntur, scili-
cet acceptio (fórmulas) et iudicium (sentido) de acceptis.
Quandoque igitu r cognitio est supernaturalis secundum ac-
ceptionem tantum: quandoque secundum iudicium tantum:
quandoque secundum utrumque. Si autem sit secundum ac-
ceptionem tantum (revelación de fórm ulas sin revelación de
sentido) non dicetur ex hoc aliquis Proph eta : sicut Pharao
SEC. 1.---- P U N T O DE P A R T I D A DE LA EVO LUC IÓ N 171
1 D. T h o m as , D e V e rítate, q. 12, a. 7.
2 D. T hom as , In 1 ad C orin th ., c. 14, lect. 1.
3 In 2 ad C orin th ., c. 12, lect. 1.
4 3 Sent., d. 25, q. 1, a. 1, sol. 1, ad 3.
5 2-2, q. 8, a. 2, ad. 2.
6 D e E cclesia C h risti, q. 10, tli. 16, cd. 3.a (Rom ae), p. 356.
1 72 c . 2 . ---- E V O L U C I Ó N D E L D O G M A Y VIR TUALID AD REVELADA
SECCION II
O r ig e n h is t ó r ic o d e l a c o n f u s ió n m o d e r n a s o b r e l a v e r d a d e r a
VIRTUALIDAD REVELADA
lu m in c r e v e la ta c s t haec s c ic n t ia (la S a g r a d a T e o lo g ía ) . P r i n i u m r c lu c c t in p e r
se n o tis (p r im e r o s p r in c ip io s de r a z ó n n a t u r a l ) ; s c c u n d u m a u te m in f id e i a r tic u -
l i s ” ( A i.berto M ag no , S n m m a T h eo lo g ., p. 1.a , tra c t. 1, q. 4. a d 3 ). D e la c o m p a r a
ció n de la r e v e la c ió n s o b r e n a t u r a l, q u e su e le lla m a r s e in m e d ia ta , co n la re v e la c ió n
n a tu r a l, q u e su e le a p e llid a r s e re v e la c ió n im p r o p ia o m e d ia ta , h a b la S a n i o T o m á s
c u a n d o d ic e : “ N o n c n im a c c ip it (t lie o lo g ia ) p r in c ip ia s u a ab a liis sc ie n tiis , se d
im m ed ia te a D eo p e r r e v e la t io n e m ” ( D . T h o m a s , p. 1, q. 1, a. 5. a d 2). “ P e r c o g -
n itio n e m , non a c r c a tu ris s u m p ta m , sed im m e d ia te gc.r d iv in o lu m in e i n s p i r a t a m ”
(:D. T h o m as , In 1 S c n t.. p ro l., q. 1. a. 1). 'E s t e im m ed ia te, p u e s, c o n t r a
p u e sto a l o rd e n o r e v e la c ió n n a tu ra l q u e se lla m a n tfd ia ta , n a d a tie n e qu e v e r
con el s ig n if i c a d o de in m e d ia to o m e d ia to d e n tro de la r e v e la c ió n so b ren a tu ra l,
que es de la q u e a q u í se h a b la .
178 C: 2 . -----E V O L U C I Ó N DEL DOGMA Y VIR T U A LID A D REVELADA
17 Podríam os haber dicho de una m anera más breve, y aun quizá más clara,
que de los tres grados en que dividim os la escala del progreso t 3 0 ), S u árez ha
comprendido b a jo el nombre de fo rm a l-c o n fu s o el prim ero y segundo grado de la
escaia, y ha reservado el nom bre de virtual propiam ente dicho al tercer grado.
lf< L . c., n. 5.
R tpat.d a , D e F id e, d. 8, s. 3, n. 37, ed. V iv e s , t. 7, p. 143.
188 C. 2.----EVOLUCIÓN DEL DOGMA Y VIRTUALIDAD REVELADA
hom. 7
194 C. 2.----EVOI.UC1ÓN DKL DOGivIA Y VIRTUALIDAD REVELADA
o
198 C. 2. ----EVOLUCIÓN ■DEL DOGMA Y V I R T U A L I D A D REVEDADA
IV. — r e s u m e n : dos f ec h as h is t ó r ic a s y e n q u é e s t á l a c o n f u s ió n
SECCION III
C la s if ic a c ió n de las p r in c ip a l e s o p in io n e s de teólogos católicos
SOBRE LA E V O L U C IÓ N D E L DOGMA
“ D cin dc notanda est doctrina C ani ct V e g a ... Q uani doctrinan! aliqui putant
ininus veram ct liac ratione vetellere c on an tu r: c o n c lu s io . sem per sequ itu r d e b i-
lioreni p artem ... Cacteruni hi doctores non videntu r praedictam sententiam C an i et
A tid reae de V e g a intcllexisse. R atio vero adducta solum p robat assensum c o n -
clnsionis theologicac, q n a tc n u s i n f e r t u r e x praem issis de fide. vel e x a ltera de
fide et altera n atu rali, non. assen sum fid ei incussac esse, sed a u t in ferio rcm a s -
sensum p raem issarum , aut a lteriu s rationis. A t vero C a n u s ct V e g a , practer
Iiunc assensum qui fit ])cr discursum et d icitu r th c o lo g ic u s , contendunt esse a liu m
assensum proxim e productum lum in c fi d e i, qu i tam quam conditionem pracced en-
tcm postulat assensum theologicum , etiam si si liic sit m inus certus ({uam a sse n -
sus fid ei. id quod m irum non est. N a m ut ipsi optime notant, et nos latius o s -
tendcnius assensus fidei in fu ssac exigit etiam ut conditionem assensum fidei h u -
m an ac: ut enim credatui fide in fu ssa aliq u a propositio, qu ae d efin ita est a b E c -
clesia, opus est prim o credere d efin itam fuisse aut a Concilio aut a P o n tific c ,
quod tamen solum fid e hum ana notum est. Eodem modo praedicatori aut p ro p o -
nenti artículos fidei p riu s crcdim us fide hum ana, ct hac fid e supposita, statim
sequ itu r assensus e x lum inc fidei in fu ssac. Sic ig itu r docent C a n u s et V e g a , posita
e v i d e n t i c o n s e q u e n tia ex articu lis fidei. vel una de fid e ct altera n atu rali, ta m -
qu am c o n d itio n e p ra e v ia , conscqui assensum f i d e i i n f n s s a e : siqu id éin d e m o n s t ratio
th e o lo g ic a p e r in d e s e habet ip si th v o lo g o d e m o n s t r a b a , s c ic n tia e . C o n c il i u m c u m
d e f i d e a liq u id d e fin it , se h a bet to ti R c c le s ia e . S o lu m est d iffe re n tia quod C o n
cilium , id quod d efin it, óm n ibus proponit credendum , ita ut om nes credere t e -
n e a n tu r: ratio ve ro theologica illis solum proponit q u ibu s est evidens consequen
tia e x a rtic u lis' fid ei ( V á z q u e z , C o m m c n t a r ia in 1 p a rte m D . T h o m a c , q. 1, a. 2,
d. 5, c. 3, p. lS .lL u p d u n i 1631). E l texto de V koa lo d arem os en el n. 388; de la
v e rd ad e ra mente de M b l c it o r C a n o h ablarem os largam en te en otra parte (44$*-464).
SEC. 3.----TEORÍA SOBRE EL VIRTUAL REVELADO 207
1 V , In 1 partem,
á z q u e z a. 2, d. 5. c. 3 V n. 8.
r*2 Theol., q . 1 , d . 2, a. 4.
208 C. 2.----EVOLUCIÓN DEL DOGMA Y VIRTUALIDAD REVELADA
SECCION IV
L a v ir t u a l id a d f ís ic o -c o n e x iv a n o es VIRTUALIDAD REVELADA NI
TEOLÓGICA
89. E l v i r t u a l d e l t ip o c u a r t o .— Hemos visto cómo, desde
Suárez acá, se vien e llamando virtu al revelado o teológico,
propiamente dicho, al virtu al físico-conexivo, esto es, al v ir
tual cuarto de entre los seis tipos de raciocinio o virtualidad
que ya conocemos (45 y 73).
Vamos en esta sección a tratar de hacer v e r que ese ra
ciocinio físico-conexivo no es riguroso raciocinio teológico;
que no es rigurosa conclusión teológica; que no concluye en
teología; que no es v irtu a l teológico o revelado; que no está
necesariamente conexo con la m ayor revelada o depósito r e
velado de que se trata de deducirlo. Y si no es virtu al re v e
lado o teológico, si no está necesariam ente conexo con el de
pósito revelado, mucho menos será objeto de infalibilidad, y
menos todavía definible de fe divina. Estas aserciones nues
tras parecerán a muchos chocar contra cuanto, desde Suá
rez, se viene diciendo en la m ayoría de los manuales teoló
gicos; pero creemos que no es d ifícil dar de ello una demos
tración concluyente y hacer v e r que en toda esta cuestión
no hay más que una confusión entre la esencia pura o en
abstracto y la esencia connatural o perfecta C5.
A lo que hoy llamamos inmediata o formalmente revelado y mediata o vir
tualmente revelado lo designa Santo Tomás, desde las primeras páginas de la
Surtía T e o ló g ic a , con los nombres respeqtivamente de r e v e la d o divino y r e v e la b lc
divino, siendo el primero el objeto formal de la fe divina, y el segundo el objeto
formal de la Sagrada Teología: “ Quia igitur S a c r a S c r i p t u r a considerat aliqua
secundum quod sunt divinitus r e i'e la ta , omnia divíjiitus r c v e la b ilia communicant
in una ratione luiius s c i e n t i a e ” (D. T iiomas, S u m tn a T h c o l o g i c a , p. 1, q. 1, a. 3).
“Ubi Divus Tilomas pro Scriptura ponit im m e d ia t e r p v c la ta , quia ea quac Scrip
tura tradit sunt credita de fide; pro s c ic n tia autem thcologica ponit r c v e la b ilia
quac sunt p o te u tia vel v ir t i it e rcvelata” (Juan de S anto T omás, C u r s n s titeo -
lo g tc n s, q. 1, d. 2. a. 1). Ser v p v c lá b lc divino o ser r e v e l a d o v ir t u a l o poteit-cSal
SKC. d.---- EL VIHTUAL CONE XIVO NO ES TEOLOGICO 211
71 D. T h o x í a s , In Post. Anal.. 1. 1 , l c c t . 9 .
Los raciocinios en que se deducen las propiedades actuales de la esencia
■connatural o íntegra o perfecta, son de carácter tan inclusivo como los en que
se deducen las propiedades esenciales o radicales de la esencia pura. En la
mayor revelada, " N . es hombre íntegro o perfecto o connatural” / tenemos dos
conceptos revelados: concepto de “ hombre” o de esencia humana, y concepto de
"integrid ad ” o "p erfección ” o "con n aturalidad” de tal esencia o humanidad.
T.as propiedades actuales están incluidas, no en el primer concepto, sino en el
segundo. Como cuando digo: " N . es. un ser contingente, luego es un ser “ crea
do” ; la palabra "c re a d o " va incluida realmente, no en el concepto de “ s e r” , sino
en el concepto de "contingente” . Como cuando digo: “ L a Iglesia es sociedad per
fecta, luego es independiente” : el concepto "independiente” ” va incluido, no en
el concepto "sociedad” de la mayor pero sí en el concepto de "p e rfe c ta ” . P o r
P.v. hom. 8
226 C. 2. ----EVOLUCIÓN DEL DOGMA Y VIRTUALIDAD REVELADA
eso, tales raciocinios no sólo son perfectam ente teológicos, sino cine son. como
veremos, d efin ibles de fe. por ser inclusivos.
Si en ve/, de decir: “ N . es ser. contingente, luego es ser c re a d o ” , dijésem os:
“ N . es ser, luego es ser c re a d o ” , ese raciocinio no con cluiría ni en m etafísica ni
en teología, a pesar de que no cabe más que una excepción, que es D ios, en eso
de que una cosa sea “ s e r ” y no ser “ c re a d a ” . D e la misma m anera, si en
vez de decir: “ N . es hom bre ín tegro o perfecto, luego es actualm ente ris ib le ’*,
o “ luego tiene cualq uiera otra propiedad a c tu a l” , d ijésem os: “ N . es hom bre esen
cialm ente, luego es actualm ente ris ib le ", ese raciocinio no es teológicam ente con
cluyente. pues no sólo cabe una excepción en eso de ser “ h om b re” sin se r
actualm ente “ ris ib le ” , sino que caben cuantas excepciones a D ios le plazca.
rfEC. 4.---- EL VIRTUAL CONEXIVO NO ES TEOLOGICO 22 i
vü S u m m a Thcolog., p. 3 , q. 18, a. 1.
S a l m a n t ic e n s e s ,
c o m e n ta rio a la s p a la b r a s c ita d a s del A n g é lic o D o c to r;
Cursits Thcologicus, vol. 16, ed. V i v e s , p. 12.
77 S um m a T heolog., p . 3 . q. 9 , a. 1.
S a l m a n t i c e n s e s , 1. c . , vol. 15. p. 5.
,J Sum m a T hfolog., p. 3, q . 7, a. 2.
230 c. 2.— e v o l u c i ó n del dogma y v ir tu alid ad revelada
SECCION V
L a v e r d a d e r a v ir t u a l id a d t e o l ó g ic a es la v ir t u a l id a d
M E T A F ÍS IC O -IN C L U S IV A
104. L a t e o l o g í a u s a d e t o d o g é n e r o d e a r g u m e n t o s .— Co
mencemos asentando que la Sagrada Teología es una verda
dera sapientia, y la suprema entre las sapientias humanas;
que es la principal entre todas las ciencias; que se extiende
a las materias de todas las otras ciencias; que, por eso mis
mo, puede usar toda clase de procedimientos.
P or lo tanto, puede argüir por todo género de argumen
tos: por argumentos probables y por ciertos; entre los cier
tos, por argumentos a p r io r i o p e r causam, y a posteriori
o p er effectu m ; entre los argumentos per causan, tanto por
la causa form al como por la causa eficiente, ejem plar y
final «i.
Pero aunque la m etafísica y la teología usen de toda
clase de argumentos, no todos sus argumentos son de igual
valor ni todos son rigurosam ente m etafísicos o teológicos.
En efecto: aun descartando los argumentos probables
por no ser rigurosamente científicos, quedan todavía entre
los argumentos ciertos tres especies de certeza esencial
mente distintas: la certeza m ora l, la física y la metafísica.
P or lo tanto, solamente serán argumentos rigurosamente
metafísicos aquellos que tengan certeza metafísica. Y como
la teología no es otra cosa que la m etafísica aplicada a
Dios, solamente serán argumentos rigurosamente teológi
cos aquellos entre cuya conclusión y cuyas premisas haya
una conexión metafísica o absolutamente cierta.
105. L a sagrada teología es la metafísica del depósito
v e r d a d e r o y p r o p io v ir t u a l r e v e la d o , o v e r d a d e r a y p r o p ia c o n c lu s ió n te o ló g ic a ,
n o son d e f in ib le s de fe (S a lm a n t i c e n s e s ), a n o se r p o r n u e v a r e v e la c ió n ( S u á r e z )
o p o r a s is te n c ia t r a n s f o r m a n t e ( L u g o ) . D e e sta s c u a t r o p ro p o s ic io n e s , la p r im e r a
o .m a y o r es la d o c t r in a de to d a la t e o lo g ía t r a d ic io n a l. L a t e r c e r a y c u a r t a , q u e
son la s c o n c lu sio n e s, e stán p e r fe c t a m e n t e d e d u c id a s , supuesta la v e r d a d de la
p r o p o s ic ió n s e g u n d a o m e n o r, q u e es la b a se se n ta d a p o r S u áre/ ., p a r a e x p lic a r
a M o li n a . L a b a se , p u e s d e to d o ese s iste m a es e sa p r o p o s ic ió n s e g u n d a q u e
d ic e q u e “ sola y p r o p ia m e n te e s v i r t u a l r e v e la d o , y , p o r ta n to , so la v p r o p ia
m e n te es c o n c lu s ió n te o ló g ic a lo d e d u c id o d e l d e p ó s ito r e v e la d o , m e d ia n te p ro c e so
p u r a m e n t e c o n e x iv o o de u n o “ in a li u d s e c u n d u m r c m ” .
En e sta sec c ió n nos p ro p o n e m o s d e m o s t r a r q u e esa s e g u n d a p r o p o s ic ió n es
u n a herejía tom ista; h a c ie n d o v e r q u e on t e o lo g ía , com o en m e t a fís ic a o m a te
m á tic a s . n o h a y j a m á s pura conexión, s in o q u e h a y sie m p r e inclusión o i m p lic i-
t u d o b je t iv a , y q u e , p o r lo ta n to , a u n la s c o n c lu s io n e s “ p e r c a u s a m e ffic ie n t e m
v e l fin a le rr*” . q u e p a r e c e n s e r de p u r a c o n e x ió n o “ in aliud secundum r e m ,y, son
s ie m p r e c u a n d o el r a c io c in io es r ig u r o s a m e n t e te o ló g ic o , c o n e x iv o -in c lu s iv o s o
“ de u n o in a li u d se c u n d u m r a t i o n e n ” .
81 “ S a c r a d o c t r in a , u n a e x is te n s . se exteu-dit a d c a q u a c p e r tin e n t a d diversas
s c ie n t ia s p h ilo s o p h ic a s ’’ ( D . T it o m a s , Sum m a Thcol., p. 1, q. 1, a. 4 ). “ T h e o -
lo g i a , c u m om nes a lia e s c ie n t ia e sin t ei q u a s i f a m u la n t e s et p r e a m b u la c in v ia
g e n c r a t io n is , q u a m v is sin t d ig n it a t e p o s te r io re s , potest uti p r in c ip iis omitium
a l i a r u m " (I n B oetium D e Trinitatc, p. 2, a. 3, a d . 7 ). “ H a e c d o c t r in a m áxim e
sapientia cst ín t e r o m n e s s a p ie n t ia s h u m a n a s , n on q u id e m in a liq u o g e n e r e t a n -
tu m . se d s i m p l ic i t e r ” (S u m m Thepl., 1. c.. a. í>). “ T li e o lo g i a in q u a n t u m est
priiu?i polis o m n iu m s c ie n t ia r u m aliquid in se h a b e t d e óm nibus s c ie n t iis ” (1 Sent..
d . 22, p. 1, a. 4. e x p o s it io t e x t u s ).
SEC. 5.--- EL VIRTUAL INCLUSIVO ES TEOLÓGICO 233
io» “ T c rtio dico, dupliccm c ssc co n scquen tian i, unam csscntialem et intrinsecam,
aliam accidcntalem et extrinsccam. Q u an d o san c tu s D octor a it, e x hoc qu od a li-
qu id per participation cm e st cn s, scqui illu d esse cau satu m ab alio, loqu itu r
de consequentia essentiali et intrínseca: sic u t ad c ssc liom incm , se q u itu r esse
a n im al, qu ia dp ratione en tis p er partioipation em e st u t s it cau satu m , prou t esse
ca u sa tu m dicit rclation em tran scen d cn tem . E t ídem e st a c si d icc rc t: hoc ipso
form aliter quod aliq u id e st en s per participation cm , e st ab alio c a u sa tu m : sicut
c tia m hoc ipso quod e st homo, e st an im al. Relatio- v ero p racd icam c n talis. sic u t
et propria passio (la s propied ad es y relacion es físicas ) se q u itu r ad su bicctu m
per consequ cntiam extrinsecam, q u ia ex trín se c a e st ab eiu s ratione: et ideo
exem plum de risibili (la “ risib ilid a d ” a c tu al o fís ic a ) non est om nino sim ile.
sed tantum modo su p e riu s expósito. E t haec vid etu r m elior solu tio. e t coincidit
cum solution e F c r r a r ie n s is ” ( N a z a r iu s , O. P ., I n 1 partcm D . Thomac, q. 4-1,
a . 1, in fin e (O oloniae A g rip p in ae).
E scu ch em os tam bién al P . D e R é g n o n : “ E s t a p rop osició n : el m undo fu e
cread o por D ios, a p esar de su apariencia sintética, es un ju ic io analítico: porque
la noción intima de m undo contiene ¡a noción de ú n a c a u sa in f in ita ” (P . D e R é -
■g n o n , S . I.. Etudes sur ¡a Sainte Trinité, vol. 1. p. 22).
SEC. 5.----EL VIRTUAL INCLUSIVO ES TEOLÓGICO 243-
sn p cr illam p a rticu la m ex cau sis ) como prueba de que hay verdadero raciocinio
y verdadera ciencia y verdadera dedu cción de e ffe c tu s ex causa, y p ro p rie ta tis
e x essen tiá , cuando se procede en teología, o m etafísica, o matemáticas p er can -
sam in trin seca m o v ir tu a lfm (5 3 ). E l lector puede escoger cualquier otro ejem plo
que más le agrade en las cuarenta y tres cuestiones del tratado D e D eo o d e
cualquier otro tratado de la S n m m a T hcologica.
107 “ Idem est subicctum principiorum et totius scientiae, cum tota scientia
virtute contineatur in p rin cipiis” ( I ) . T hom as , S u m m . T heol., q. 1, a. 5). “ S u b -
iectum scientiae est illud quod subiieitur in conclusionibus d em o n straos” ( C a -
prkoix ), In prol. S c n t., q. 4).
ios “ ]<£t hoc ipsum quod hace ‘ scientia sic utitur eis (de ciencias profanas, de
menores de razón ) non est propter defectum vel insuficientiam eius sed propter
dcfectunv intcllcctus n ostri” (D . T hom as , S u m m . Thf.ol ., p. 1.a, q. 1, a. 5).
“ A n im ae vero humanae. quae veritatis notitiam per quem dam discursum a c q u i-
runt. ra tion alcs vocantur. Quod quideni contingit e x d e b ilíta te in te lle c tu a lis tu
m i ti i s in eis. Si cnim haberent plcnitudinem intellectualis lum inis. sicut angelí,
8tatim in primo aspectu principiorum totam virtutem eorum comprehenderent,
intuendo qu id quid ex eis sillogyzari potest” (D . T hom as , S u m m . T h e o l, p. 1.a ,
q. 58, a. 3).
SEC. 6 .----VIRTUAL CONEXIVO Y HOMOGENEIDAD 240
SECCION VII
DOS CONCEPCIONES DE LA TEOLOGÍA O VIRTUALIDAD REVELADA
des del revelado, sin salir nunca fuera, y por eso, cuantos
objetos se recojan son objetivamente divinos y revelados,
aunque cogidos por la razón humana, que siempre puede
equivocar la senda y salir fuera sin advertirlo, que siempre
puede empañar o mixtificar, aun sin quererlo, el objeto re
cogido.
Para Suárez, en una palabra, la verdadera conclusión teo
lógica expresa objetividad realmente distinta del depósito
revelado, no es im plícitam ente revelada, no es materia defi
nible de fe, a no ser por nueva revelación. Para Santo To
más, la verdadera conclusión teológica, la verdad teológica,
es real u objetivamente idéntica con el depósito revelado; es
implícitamente revelada; es materia definible de fe, sin ne
cesidad de nueva revelación.
Este paralelo que acabamos de hacer entre las dos con
cepciones diversas de Suárez y de Santo Tomás, es exactí
simo. Se trata en ese paralelo de la teología propiamente di
cha, esto es, de la teología en cuanto rigurosa ciencia “ quae
non argurnentatur ad sua principia probanda, quae sunt ar-
ticuli fidei, sed ex eis procedit ad aliquid aliud— (las conclu
siones) ostendendum” . No se trata, pues, en ese paralelo de
la otra función sapiencial de defensa y explicación que la
teología ejerce respecto a sus mismos principios. “ Unde sa
cra doctrina, cum non habeat superiorem, disputat contra
negantem sua principia” 123.
Advertimos esto para que a nadie se le ocurra decir que
también Suárez admite que la teología versa sobre campo
revelado, pues explica sus principios, que son revelados. No
se trata de principios: se trata de la concepción de la teolo
gía en cuanto ciencia de las conclusiones propiamente dichas.
En el capítulo siguiente veremos cómo de esas dos con
cepciones diversas sobre la verdadera teología han resulta
do paralelamente en Suárez y en Santo Tomás dos concep
ciones también diversas sobre el lugar orgánico que la auto
ridad de la Iglesia ocupa en nuestra fe divina y en la evolu
ción o explicación del depósito revelado.
SECCION I
L a v ir t u a l id a d REVELADA o C O N C L U S IÓ N t e o l ó g ic a antes
D E L A D E F IN IC IÓ N D E I,A IG L E S IA
' 121 . L a c o n c l u s ió n fo r m al y la c o n c l u s ió n e s p e c if ic a t iv a .
Al tratar de la definibilidad o no definibilidad de fe de la con
clusión teológica suelen hacerse dos divisiones o distin
ciones. !
La primera división que hacen algunos teólogos consiste
eu distinguir, como Vázquez, entre conclusión en cuanto
conclusión y conclusión en cuanto consiguiente. La conclu
sión en cuanto conclusión es la conclusión en cuanto dedu
cida de los principios. La conclusión en cuanto consiguiente
es la conclusión en cuanto incluida en los principios. La con
clusión en cuanto conclusión suele llamarse conclusión for
mal. La conclusión en 'Manto consiguiente suele llamarse con
2G2 C. 3.----INVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
122. La c o n c l u s ió n an te s y d espués de la d e f in ic ió n de la
I g l e s ia .— La
segunda división o distinción de la conclusión
teológica que debe hacer todo teólogo, especialmente el teó
logo verdaderamente tomista, es distinguir bien y radical
mente entre la conclusión en sí misma, esto es, sin definición
de la Iglesia, 3' la conclusión después de la definición de la
Iglesia. Antes de la definición de la Iglesia, la conclusión no
nos es conocida sino por un solo medio: por raciocinio. Des
pués de la definición de la Iglesia, la conocemos por dos me
dios esencialmente distintos, esto es, por raciocinio y por
definición.
A la conclusión en sí misma o antes de la definición por
la Iglesia suelen llamarla los tomistas “ conclusio per se
considerata” , 3" también “ conclusio prout talisf>.
En la sección siguiente examinaremos la conclusión des
pués de la definición de la Iglesia. En la sección presente ha
blaremos exclusivamente de la conclusión en sí misma o an
tes de su definición. Vamos a hacer ver que, según la doc
trina de Santo Tomás, ninguna verdadera conclusión teoló
gica solamente conocida por raciocinio puede ser de fe divi-
SKC. 1.--- EL VIRTUAL ANTES DE LA DEFINICION 203
- D e c im o s “ o p o d rá h a b e r ” , p o r q u e h a y h á b ito s ta n in c o m p a t ib le s p o r su n a
tu r a le z a fo r m a l, q u e n i a u n c o n d is t in t o s “ m é d iu m c o g n i t i o n i s ” p u e d e n h a lla r s e
ju n to s , r e s p e c t o a la m is m a c o s a , en u n m is m o s u je t o . T a l s u c e d e , s e g ú n S a n t o
T o m á s (2 - 2 , q . 1, a a . 4 - 5 ) , c o n lo s h á b ito s d e fe y ciencia ( c ie n c ia d e evidencia
in t r ín s e c o - p e r f e c t a , c u a l n o e s la t e o l o g í a ) , o d e opinión y ciencia. P e r o e s to
es .a ccid en ta l p a r a la c u e s t ió n q u e t r a t a m o s , p u e s n o t e n ie n d o la t e o l o g í a e s a
c la s e d e e v id e n c ia , n o h a y in c o m p a t ib ilid a d a lg u n a e n t r e f e y t e o l o g í a , c o n t a l
q u e h a y a dos médium cognitionis , e l d e f e y e l t e o ló g ic o .
5 D. T homas , 1. c.
266 C. 3.----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
r’ D e rifle, a 2, n. 8.
268 C. 3.----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
* In Boctium, V e T r i m t a t f, q. 6, a. 1.
274 C. 3.----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
SECCION II
LA V IR T U A L ID A D REVELADA O C O N C L U S IÓ N T E O L Ó G IC A
DESPUÉS DE LA D E F IN IC IÓ N DE LA IG L E S I A
SECCION II
L a V IR T U A L ID A D REVELADA O C O N C L U S IÓ N T E O L Ó G IC A
DESPUÉS DE LA D E F IN IC IO N DE LA IG L E S IA
133. Lo C O N T R A R IO , C O M P L E T A M E N T E L O C O N T R A R IO SUCede en
el razonamiento o labor humanos que preceden a la defi
nición de la Iglesia. Mientras erj la teología la naturaleza
del conocimiento, de la certeza y del asentimiento de la con
clusión depende esencialmente del valor de la menor teoló
gica o labor humana en la definición de fe por el Pontífice
o el Concilio la naturaleza del conocimiento, de la certeza
y del asentimiento de la definición es absolutamente inde
pendiente del valor de la labor humana o menor eclesiás
tica que la precede.
Supongamos por un momento que después de definida
como de fe por el Concilio o Pontífice una verdad de esas
de carácter inclusivo o analítico, o sea de esas que se en
cuentran en el depósito revelado por identificación real con
los enunciados formales del depósito; se averigua que uno,
varios, muchos o todos los preámbulos o razonamientos de-
la definición dogmática no son tan ciertos como se creía,
que son solamente probables, que son dudosos, que son
falsos. ¿Queda por eso falsa, dudosa, probable o menos cier
ta la definición o verdad definida? NO.
A la definición preceden esos preámbulos, esos razona
mientos, esa labor humana, esa menor eclesiástica; pero la
definición no se funda en ellos n i es conclusión de ellos.
La definición se funda formalmente en la asistencia divina,
y esa asistencia divina existe para definir, no para razonar;
garantiza divina e infaliblemente la verdad de la definición,
no la verdad del razonamiento. Es cierto que, por lo mismo
que es asistencia y no revelación, exige como condición hu-8
8 D. T iiom as , 2-2. qq. 2-3, ct ín Boetium, D e Trinitate, Icct. 1, q. 1, a. 1.
SEC. 2.----EL VIRTUAL DESPUÉS DE LA DEFINICIÓN 279
131. E l “ e x p l i c a t i o f i d e i ” d e l a d o c t r i n a t r a d i c i o n a l .—
Esta labor ele la Iglesia ciue hemos expuesto es el sentirlo
del célebre explicatio ficLei de la teología tradicional. Que-
la Iglesia tiene la asistencia y misión divina para, sin nue
vas revelaciones ni aumento objetivo del depósito, no sólo-
conservar santamente, sino también exponer fielm ente'y con
autoridad dogmática, el depósito revelado, lo admiten todos
los teólogos y está definido por el Concilio Vaticano: “ Ne-,
que enim P etri successoribus Spiritus Sanctus promissus est
ut eo revelante novam doctrinam patefacerent, sed ut eo-
assistente, traditam per Apostólos revelationem seu fidei de-
positum sánete custodirent et fideliter exponerent” 14. Las
definiciones dogmáticas no son, pues, definición de cosas o
doctrinas nuevas, sino explicación o exposición auténtica
mente divinas de lo im plícito en el depósito revelado. “ Et
haec fuit causa quare necesse fuit edere plura symbola,
quae in nullo alio differunt, nisi quod in uno plenius ex-
plicatur quod in alio eontinetur im p licite }í 1 5*. “ Non enim
symbolum sequens abolit praecedens, sed illud expon it”
“ Symbolum Patrum est declaratio Symboli Apostolorum ” 171 .
8
“E xplicatio fidei contra insurgentes errores” 1S. “E anu>m
fidem magis expositam” 1 9.
Pero esta explicatio fidei no se lim ita a simple cambio
de fórmulas o mero desenvolvim iento nominal entre cosas
sólo distintas con distinción de razón raciocinante, sino que
alcanza a lo deducido por procedimiento de inclusión o iden
tidad real, a lo distinto con distinción virtual o “ rationis
ratiocinatae” . o sea, a la virtualidad inclusivo-intelectual del
depósito. Esto es lo que la teología tradicional entiende por
exponer lo im p lícito del depósito: “E xplica re artículos fidei
contingit dupliciter: uno modo quantum ad ipsorum articu-
lorum substantiarn, secundum quod ipsos artículos distincte
scit. A lio modo quantum ad ea quae in ipsis articulis con-
tinentur im plicite, quod quidem contingit dum homo scit
ea quae ex articulis consequuntur” 2<>.
Los artículos son substanciales para la fe, y por eso el
desenvolvimiento de unos artículos en otros se terminó en
Cristo y los Apóstoles: “ Haec explicatio, secundum quod
imus articulus eontinetur in alio, v el dúo in uno com m uni,
completa est per Christum; unde eius doctrinae quantum ad
essentiália fidei nec addere nec minuere lieet” 21. En cam
14 Conc. V a tic ., Const. D e Ecclesia Christt, c. 4 (D e n z in g e r 1836).
15 D . T iio m a s , 2-2, q. 1, a. 9.
10 Ibíd . ad 4.
17 Ibid . ad 6.
18 Ibid . a. 10, ad 1.
‘9 Ibid . ad 2.
20 D. T h om as , 3 S e n t d. 25, q. 2, a. 1, sol. 3:
21 D. T fiomas, ibid., a. 2, sol. 1, ad 5.
S1SC. 2. ---- E L VIR TUAL DESPUES DE LA DEFINICIÓN 281
135. M a g is t e r io o r d in a r io y m a g is t e r io so lem ne de la
I g l e s i a .— Después
de haber expuesto cuáles son, según San
to Tomás, las verdaderas relaciones entre la teología y la fe,
resta ver cuáles son las verdaderas relaciones de ambas con
la autoridad de la Iglesia, o sea el lugar orgánico que la au-20
*3
8
28 D. T hom as , 3 Seat., el. 24, q. 1. a. 1, sol. 2. ad 4.
20 D. T h om as , 4 Scnt., d. 13, q. 2, a. 1, ad 6.
30 L . c.
.toriclacl ele la Iglesia ocupa en nuestra fe divina y, pop con
siguiente, en nuestra teología. Comenzaremos por algunos
prenotandos sencillos, pero indispensables para el buen plan
teo 3r recta solución de esta cuestión fundamental.
La autoridad doctrinal o magisterio de la Iglesia tiene
por fin propio y específico la conservación y exposición del
depósito revelado. Determinar o fijar infaliblemente el ver
dadero sentido del depósito divino es lo que se llama defini
ción de fe por la Iglesia 31.
Pero este magisterio o definiciones de fe pueden ejercer
se y de hecho se ejercen por la Iglesia de dos modos: pri
mero, por magisterio solemne, sea del Concilio Ecuménico,
sea del Papa sóIq hablando ex cathedra; segundo, por magis
terio ordinario, esto es, por la enseñanza o predicación ordi-
oiaria de la Iglesia universal.
Ambos medios de ejercer el magisterio sobre el contenido
y sentido del depósito revelado son de igual valor dogmáti
co, y ambas son verdaderas definiciones de fe. No hay sino
una diferencia accidental, .y es que el magisterio del Conci
lio Ecuménico o del Papa hablando ex cathedra se ejei’cen
con ma3'or solemnidad y aparato de fórmulas, y es fácil
mente discernible por todos, mientras que el magisterio or
dinario se verifica sin aparato ni formulismo especiales a
través de la enseñanza universal de la Iglesia, y a veces no
os tan fácil distinguir su alcance y significación.
Conviene tener muy presentes estos dos modos diferen
:U “ Noque euini Petri succcssoribus Spivitus Sanctus promissus cst ut, eo
revelante, novam doctrinan] patefacerent; sed ut, eo assislen tc, traditani per
Apostólos rcvelationem scu fidei depositum sánete cu stodiren t et fideliter expo-
nerent" ( C o n c i l i o V a t k : ., De E cclesia xChristi, c. 4). “ Porro fide divina et c a -
tholica ca omnia crcdcnda sunt, quae in verbo D ei scripto vcl tradito contincntur
ct ab Ecclesia s i ve soípm ni in dicio siv e ordinario e t universal* m agisterio tam -
<¡uam divinitus rcvclata credenda proponuntur” ( C o n c i l i o V a t i o . , De fid e Catho-
Jica, c. 3). E n vez de la frase defin ición o d e fin ir de fe, Santo Tom ás usó
casi siempre d eterm in a r o dcterm iiuiciones de fe. “ A d illius crgo auctoritatem
pertinet editio Symboli, ad cuius auctoritatcm pertinct fin a liter determ in are ea
<¡uae su n t fid ei , ut ab ómnibus inooncussa fide tencantur” (D . T h o m a s , 2-2,
q. 1, a. 10). “ Sic ergo, aliqui doctores videntur dissensisse... etiam in quibus-
dam ad fidem pertinentibus, quac nondum erant per Ecclcsiam determ inada.
Postquam autem essent auctoritate universalis Ecclesiae detertninata, si quis
tali ordinationi resisteret. haereticus censeretur” (1. c., cp 11, a. 1). “ E a autem
quac pertinent accidentaliter ad fidem, non sunt de necessitatc salutis, nisi
postquam d eterm in ata fucrint per praedicationcm et doctrinan!” (3 S cn t., d. 24.
q. 1, a. 1). “ Quousque insfruatur per eum cuius est dubia in fide determ inare"
(.De V crita tc, q. 14, a. 11, ad 2). Y a dijimos que los artículos de la fe (1341), en
cuanto a sus conceptos esenciales, fueron definidos por Jesucristo y los A p ó s
toles mismos, o sea están enseñados en la predicación apostólica de una m a
nera defin ida ( “ In articulis d e te rm in a tis ” [D . T i i o m a s . 3 S cn t., d. 25, q. 2, a. 11,
sol. 2, ad 51). Pero otras muchas verdades pertenecientes a la* fe y costumbres, no
fueron cvplicadas o defin idas por los Apóstoles, sino que están en la predicación
apostólica de una manera implícita o virtual inclusiva; y estas verdades in de
term inadas, son las que la teología determ in a o defin e (conclusiones) con valor
científico o humano, y la Iglesia con valor divino o dogm ático.
284 C. 8 .--- EVOLUCIÓN DOGMATICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
s2 D . T u o m a s , 2-2. q. 6, a. 1.
:jr* D. T ii o m a s . Contra Gentes, 1. 3. c. 154.
** D e Vevítate, q. 10. a. 3.
L . c.
£) T iio m a s , S ittn tn . T heol., p. I.b . q. 1, a. 8.
SEC. 3.----LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA Y LA EK D I V I N A Ü87
17 “ Sic igitur, i!i fidc*, si considérenlas fonmilcm rationfm objccti, nihil est
altad quam Varitas Prima. Non enini l'ides de qua loquimur assentit alicui, nisi
quia est a Dco revelatum. l Tndc ipsi Vcritati divittae fides innititur tamquam
medio” (O . T i i o m a s . 2-2, q. 1, a. 1). “ Unele ñeque honiinis ñeque angelí testimo
nio assentire infallibiliter in veritatem duceret nisi in quantum in eis tcstimonium
P i'i ¡oquentis consideratnr” (D e Vfrítate, q. 14, a. 8). “ Quanclo homo «ive per
rationem naturalem, sive per testimonia legis et Prophctarum sive per praedica-
lionem Apostolorum vel aliorum manuductus credit, tune potest dicerc quod
propter nullum illorum crcdit, nec propter rationem naturalem, nec propter tes
timonia legis, nec propter praedicationem Apostolorum, sed propter ipsam V e r i
tatem tantum '' U n loai.n. c. 4). “ Y c rita s prima est fórmale in fidei obiecto. et
a qua est tota ratio ohiecti” (3 Seat., d. 24. q. 1, a. sol.).
294 C. 3.--- EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
■*u 2 - 2 , q. 5, a. 3.
™ lbicl.
51 llm l. n«l 2.
296 C. 3. ---- EVOLUCIÓN DOGMÁTICA V ALTOi íJD M) DE LA IGLESIA
63 C a ie t a x u s . in 2-2 , q. 1, a. 1, et q. 5, a. 3.
51 B á ñ e z , In 2-2, q. 1, a. 1. d ubit. 4.
55 Lr. c., ad 4, argu m en tu n i.
66 Lr. c., q. 5, a. 3, ad 1, argum cntum .
67 Ju a n de S a n t o T o m á s , D e Fide , d. 1, a. 1, n. 27.
SEC. 3.----1.A AUTORIDAD DE LA IGLESIA Y LA FE DIVINA 299
67 Ib id ., club. 4, n. 20.
SEC. 4 . --- DEFINICIÓN Y REVELACIÓN MEDIATA E INMEDIATA 303
SECCION IV
Sí la I g l e s ia c o n v ie r t e la r e v e l a c ió n m e d ia t a o v ir t u a l en
' IN M E D IA T A O F O R M A L
i>.s “ Propositiones immediatac, id est quae non per aliquod médium demonstran-
tur, sed per sf’ipsas sunt manifestac. Quae quidein immcditae dicuntur, in quan>-
tiun carent medio demonstrante” (D . T homas , In Póster. Analytic., 1. 1, lee. 3).
“ Mediata, id est, habens médium per quod demonstretur praedicatum de subiccto*’
(1. c.. lect. 4). “ Qualibct propositio cuius praedicatum est in rationc subiecti est
iinmediata et per se nota, quant um est de s e ” (ibidem ). “ Ila e c est propositio
mediata, omnis triángulos habet tres ángulos aequales dttobus rcctis. M éd iu m autem
per quo syllogizatur praedicatum de subiccto est figu ra habens triangulum e xtrin -
secuin aequalem ditobus intrinsecis sibi oppositis” (1. c., lee. 28). “ Unde intellcctus
respondet propositioni immcdiatae; scicntia autem conclusioni quae est propositio
mediata" (1. c. lect. 34).
F íjese el lector en ese ejemplo, tomado de las matemáticas, en cómo son y se
llaman mediatas para nuestra inteligencia las proposiciones y raciocinios de v ir
tualidad intelectual o inclusiva, aunque no intervenga distinción de realidad. El
Santo Doctor y sus comentaristas tratan esta cuestión de las proposiciones inme
diatas y mediatas o “ per se notas” y “ non per se notas” , con sus divisiones, en
la Summa Thcolopiea (p. 1.a , q. 2, a. 1) en la Contra Gentes (1. 1, c. 11), en
las Disputadas (D e Vevítate, q. 10, a. 12), en los Sentenciarios (1. 1, .1. 3, q. 1.
a. 2) y en los Posteriores Analíticos (1. c.). L os mejores comentarios nos parecen
los de C ayetano a este último lugar, y de él toma sus principales notas el carde
nal Z igliara para la edición Leonina de las obras del Santo (t. 1. pp. 58 ss.).
306 C. 3.----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
70 Ibid., a. 7.
71 Ibid., a. 14.
3 08 C. 3. --- EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
Jbid., q. 58, a. 3.
7n Sutmn. Titeo!., p. 1, q. 58. a. 4.
71 Ibid., q. 85, a. 5.
SEC. 4 .---- DEFINICIÓN Y REVELACION MEDIATA K INMEDIATA 309
r° 2 -2 ; D e F id e, q. 1, a. 2.
312 C. 3 . ----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y Al'TOlUDAD DE LA U.LKSIA
70 “ A n oinnis propositio per s¡? nota sit etiam nobis nota? I n hac quacstione
explicando cst prim a opipio SV oti et A u r f o i .i existim an tium omncm propositioncm
per se notani (sen ¡n nn ediatam ) esse etiam nobis iio tam ... Claeterum a lia opinio
longo v c rio r est D . T u o m a k , C a i k t a n i . F krrarif .n s i s , C a pr kol i et fere om nium
philosophorum constituentium non onmem propositioncm per se notam esse etiam
nobis n otam ... U n d e colligen du m erit, omncm illam propositioncm esse per se
notam (scu im m ediatam ) sccundum naturam cuius cognitio dcpeiulet ex sola
cognitione term inorum , non quidem vocu m . ut inepte vo lu it G re g o rio s . sed rcrum
s ig n ific a ta ru m ; cjuia A ristó te le s non instituit de vocibus, sed de rebus s ig n ifi-
catis per cam d is p u ta re ” í l )i i ). \ c f s M asuts , O . P ., .Commentaria in prim e m l i -
brum A ristotelis de demonstratio-ne, c. 3, qq. 2 -4 , pp. 280-285).
S E C . 4. -----D E F I N I C I Ó N Y R EVE LAC IÓ N M ED IATA E IN M ED IATA 313
cxplicitc revelata contineri dicitur quod: v c i primo, licet re a lite r sit ídem cum
illo. fo rm a lite r tamen ab co d is tin fju itiir ; ve! secundo, nec rea litp r est ídem cum
explícito revelato sed cum eo solum r o m tc c titu r ” ( M azf .i.t.a , D e v irtu tih u s in fu sis>
n. 405. ed. 6, Neapoli 1909).
SE C . 4. -----D E F I N I C I Ó N Y R EVE LACIÓ N M EDIATA E IN M E D IA TA 315
169. O r ig e y e s c o t is t a
d e l a s p o s ic io n e s e x t r e m a s d e V áz
q u e z y d e — Perm ítanos el lector ahora una pequeña
M o l in a .
digresión para hacer ver cómo en ese tercer grupo de pro
posiciones inclusivas (165) nace la línea divisoria entre
Santo Tom ás y Escoto respecto a la naturaleza y distinción
específica, entre el in tellecta s y el vatio en el orden natural,
que son la fe y la teología en el orden revelado. Santo T o
más dice: “ Esas proposiciones inclusivas son inmediatas
en sí, pero mediatas para nosotros; son en sí de sim ple in
teligencia, pero para nosotros son de ciencia o raciocinio;
y como la realidad o cosa en sí es lo m a teria l en todo hábito,
y el medio por que nosotros conocemos la realidad es lo
form al, esas proposiciones son m a teria lm en te de inteligen
cia, pero form a lm en te de razón o ciencia” (123).
Escoto, con quien efi esto sim patizaron Vázquez y M o
lina, dice: “ Toda proposición objetiva (pues no se habla del*8 0
711 O. T h o m a s . 2-2, q. 9, a. 2.
80 1). T h o m a s , qq. c l i p. D r C h a r i t a t c , a. 13. ad 6.
SBC. 4 .---- D E F IN IC IÓ N V R E V E L A C IÓ N MEDIATA E IN M E D IA T A 317
170. L a c o n s e r v a c i ó n y l a e x p l i c a c i ó n d e l d e p ó s i t o .— El
magisterio dogmático de la Iglesia tiene sobre el depósito
revelado dos funciones que ha señalado muy distintamente
el Concilio Vaticano, y que antes había expuesto con admi
rable claridad y belleza el gran expositor del progreso dog
mático, Vicente Lirinense. Estas dos funciones son: pri
mera, conservar el depósito revelado; segunda, explicarlo;
“sánete c u s t o d i r e et fid e liter e x p o x e r e ” s*. “ Si qua sunt anti-
quitus informata et inchoata, accuret et poliat: si qua iam
firmata- et definita, ciistodiat” 8r>.
De ahí nacen los dos caracteres fundamentales del dog
m a católico: inmutabilidad y progreso. No sólo inmutabili
dad en cuanto al dogma y progreso en cuanto a la discipli
na, como vulgarm ente se dice, sino inmutabilidad en cuanto
al dogma y progreso en cuanto a ese mismo dogma, pues en
cuanto a la disciplina, no sólo cabe progreso, sino también
transformismo verdadero, añadiendo, quitando, cambiando,
reformando, aboliendo cuanto convenga en puntos pura
mente disciplinares.
Esas dos funciones de conservación y explicación en
cuanto al dogma mismo, son correlativas, pero distintas, y
conviene fijar bien en ellas la atención *80.
Todo ser vivien te o progresivo conservándose se desarro-
8:1 1). T h o m a s , 1. c .
81 C o s e n .. V a t ic a n o . 1. c.
80 L i r í n f .n s k . Com m onitorium . c. 23.
8r L a s frases “ declarar la f e " . “ exponer la f e ” , “ explicar la f e ” , son em
pleadas como sinónim as por Santo T om ás y por los Concilios. “ Sym boium P a -
trum est de< larativiun symboli A p o sto lo ru m ” ID . T ii o m a k , 2-2 , q. 1, a. 9, ad 6).
‘‘ N on enim symboium sequens abolit praeccdcns. sed i>otius illud p x p o n it" (1. c. ad 4).
"T.n uno (sym bolo) plenius explidanhtr <|uac in alio continentur im plícito” (l. c..
ad 2). “ F id eliter custodienda et in fa llib ilitc r declarando” (C onc. Vaticanuni,
D . B ., n. 1800). “ Sánete custodirent et fid eliter exponerent (C onc. Vaticanum ,
D ., n. 1836). “ D efin im u s insuper explicationcm verbovum illorum “ P ilin q u e ” ...
licite ac r<itionabiliter Svinbolo fuisse app o sitam ” (C onc. F lorcntinum , 13., n. 691).
H em os visto va (134’). y lo verem os una vez m ás (506), que la palabra “ ex
p l i c a r ” sign ifica "d e s a rro lla r la virtu alid ad im p líc ita ” .
SEC. 5.----EL MAGISTERIO Y EL DEPÓSITO REVELADO 321
SECCION VI
L a a u t o r id a d d o g m á t ic a de la I g l e s ia co m parada con la auto
r id a d D IV IN A V LA A P O S T Ó L IC A
174. T r e s f a c t o r e s q u e e n t r a n e n n u e s t r a f e .— En el acto
de nuestra fe divina en verdades del depósito revelado in
tervienen, aunque bajo diversos aspectos, tres factores: Dios,
los Apóstoles y la Iglesia. Creemos del depósito revelado o
revelación pública todo y sólo lo revelado por Dios a los
Apóstoles, todo y sólo lo entregrado por los Apóstoles a la
Iglesia, todo y sólo lo que la Iglesia, por magisterio ordinario
o solemne, nos enseña. Para apreciar con exactitud la dis
tinta manera con que en esa fe o revelación entran la auto
ridad de Dios, la de los Apóstoles y la de la Iglesia, hay que
8u Praclection es dogm aticac, D e Sacram ento O rd in is, t. 7. n. 590. ed. tenia,
(F r ib u r g i B risg o v ia e 1909).
00 E p ísto la E x qua de P ío X a los obispos de O rie n te: “ A c ia Apostolicae
S c d is ” (1 9 1 1 ), p. 117.
SEC. G.--- AUTOmDAU 1)E LA IGLESIA Y 1)E LOS APÓSTOLES 325
'•*- Para lo que aquí tratamos, es euestión accidental la disputa existente entre
los teólogos sobre la naturaleza de la fe que debe darse a las revelaciones p r i -
Xtufit.K.
Hemos dicho “la revelación de nuevas verdades o al menos su promulga
ción o enseñanza por los Apóstoles’’, para prescindir de la cuestión sobre si la
revelación so cerró el mismo día de Pentecostés, como quieren unos, o continuó
hasta la muerte de los Apóstoles, como pretenden otros (Ráxkz, 2-2. q. 1, a. 7;
Lu«;o. /V /•'»</<*, <1. 3, s. 5, n. 67: F r a n z k u x , D o tra d itio tie d i v i n a , cd. 2. p. 272).
'Iodo* convienen en que. por lo menos, las verdades reveladas no las promulga
ron los Apóstoles tocias de un golpe, sino que su promulgación duró o pudo
Insta la muerte del último Apóstol; v esto basta para nuestro objeto.
32S C. 3.----EVOLUCIÓN DOGMÁTICA Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA
SECCION VII
S i LA E V O LU C IÓ N D O G M Á TIC A DESPUÉS DE LO S APÓSTOLES ES O B J E T IV A
O S U B JE T IV A
, " 1 “ Ñ eque enim fid ri doctrina, quani D eus revelavit, velut philosophicum in~
ventum proposita est lninianis ingeniis perficienda, sed. tam quam divinunt depo-
situni Christi Sponsac tvadita, fideliter custodicnda et in fallib iliter dcclaranda"
(Conc. Vatio., D e F id c catholicn, c. 4; D en’zix g k r , n. 1.800). N o condena, pues,
la Iglesia todo perfeccionam iento del depósito revelado, sino el perfeccionam iento
“ a la manera de un sistema filo só fic o ” , como se ve aún más claro en la fórm u la
<U- juram ento prescrita por P ío X : “ P a rite rq u c dañino errorem omnem, quo,
dhnno deposito. Christi Sponsac tradito ah caque fideliter custodiendo, sufficitu r
philosophioum inventum vel creatio hum auae conscicntiae, hominum conatu sctisim
efform atae, ct in posterum indefinito progressu pcrficiendae” (M o t u P ro p rio S a -
crtn-'.’in antistitnm. 1 sept. 1910; D iín’ Z ingi -r , n. 2.145). T anto los cánones y
doctrina del Concilio V aticano , c o m o .la fórm u la contra el modernismo, lian sido
redactados con tal precisión y delicadeza dogm ática, que el teólogo, al leerlos,
debe analizar y pesar bien cada una de las p alabras, si no quiere, por evitar
nn error, caer en el e rror opuesto.
33(5 C. 3. ---- E V O L U C I Ó N DOGM ÁTICA Y A U TO R ID A D DE L A IGLESIA
a
nal, y ya lo ha definido el Concilio Vaticano, que la Iglesia
tiene la m isión divina, no solam ente de conservar, sino tam
bién de exp lica r el depósito, hay algunos a quienes el ex-
cesivo miedo al m odernism o o la lectura de ciertos manua
les teológicos los ha hecho tan tím idos o de criterio tan es
trecho, que se figuran que esa acción de explica r que la Ig le
sia ejerce es acción, no sobre el depósito revelado, al cual
consideran como com pletam ente inm utable e intangible, sino
exclusivam ente sobre la in telig en cia subjetiva de los fieles.
A nuestro juicio, están equivocadísimos. Una cosa es para
quienes se explica y otra cosa lo que se explica. Para quie
nes la Iglesia explica el depósito es seguram ente para los
fieles; pero lo que la Iglesia explica o desenvuelve no son
los fieles, sino el depósito.
L a acción de la Iglesia no es, pues, solam ente sobre los-
fieles, sino que es también sobre el depósito mismo í'evela-
do. A cada acción o definición dogmática de la Iglesia se v e
rifica en el depósito mismo un grado de desarrollo o creci
miento, aunque siem pre con relación a nosotros. Crecim ien
to no por algo que venga de fuera, sino por algo oue sale de
dentro, como sale siem pre todo lo vita l u homogéneo. Cre
cim iento no de nueva substancia, sino de explicación o ma
yor desenvolvim iento de la substancia; pero verdadero y
propio crecim iento, verdadera y propia evo lu ció n , aunque
jamás transform ism o 105.
187. L a d o c t r i n a d e l L i r i n e n s e .— E l Lirinense, cuya au
toridad en esta m ateria todo el mundo reconoce, ha expre
sado bien tanto lo que la Iglesia no puede hacer, como lo
que puede hacer en cuanto al dogma o depósito revelado.
L o que la Iglesia no puede hacer ni hace lo expresa el
Lirinense con las siguientes frases: a ) nihil p erm u ta t; b ) ni-
hil m in u it; c ) nihil addit; d ) non am putat necessaria; e ) non
apponit superflua; f ) non a m ittit sua; g ) non usurpat aliena.
Nada de esto hace la Iglesia en el depósito; en cuanto a esa
manera de obrar, el depósito es sagrado, es inmutable, es
intangible.
L o que la Iglesia puede hacer, y hace respecto al depósito
mismo (y no solam ente respecto a los fie le s ), lo expresa con
188. O b j e t o y . d i v i s i ó n d e e s t e c a p í t u l o .— V isto ya en el
capítulo anterior que cabe en el dogma, verdadera evolución
homogénea, sin detrim ento alguno de síí inm utabilidad subs
tancial, vamos a estudiar en el capítulo presente las diferen
tes vías, o canales, o procesos por los que esa evolución se
verifica. A la v e z nos ocuparemos brevem ente de las analo
gías que la evolución dogmática presenta con los diferentes
géneros de evolución del orden natural.
D ividirem os, pues, este capítulo en siete secciones:
1 . a L a evolución dogmática por vía especulativa.
2. a Ejem plos históricos de evolución dogmática por
esa vía.
3. a Más ejem plos de lo mismo.
4. a Si cabe evolución dogmática por vía de asimilación.
5. a L a evolución dogmática por vía afectiva o experi
mental.
fi.a Otras observaciones sobre la v ía afectiva.
7.a Las analogías de la evolución dogmática.
SECCION I
L a e v o l u c ió n d o g m á t ic a p o r v ía e s p e c u l a t iv a
• B A ñ k z , 2-2 . q. 1, a. 4, ad 2.
8 “ V ir tu tc s m orales m u ltiim faciuut ad sc ip n tia m , et praecipuc v irtu s casti-
tatis... M á x im e dispom nit honiiiiem ad perfcctionem intcllect nolis operation is”
(D . T h o m a s , 7 Scn t., q. 2. a. 2 ad 6; 2-2 , q. 15, a. 3).
SEC. 2.----EJEMPLOS DE EVOLUCIÓN POR VÍA ESPECULATIVA 353
£r\ ¡ to n j. 12
que Jesucristo era el U nigénito del Padre, verdadei’o H ijo
de Dios, verdadero Dios como el Padre; pero no constaba
explícitam ente que fuese consubstancial. Y, sin embargo,
ese concepto de consubstancialidad y esa palabra om oousion
era lo único, como observa San Atanasio, que hacía falta d efi
nir como de fe si se había de cerrar la puerta a las sutiles
e interm inables argucias del im pío A rrio y de sus num ero
sos secuaces. Reunióse, pues, la Iglesia docente en el Con
cilio de Nicea, y, apoyándose, como siempre, en los datos
de la Sagrada E scritura y Tradición, definió explícitam en
te la consubstancialidad del Verbo, añadiendo al credo tra
dicional la célebre fórm ula de consubstantialem P a tri.
Con esa célebre fórm ula se inició solem nem ente en la
Iglesia esa serie de desarrollos dogmáticos m ediante con
ceptos filosóficos, o como diría el cardenal Newm an, m e
diante proposiciones nocionales, o como parece llam arlos
nuestro objetante, m ediante enunciados intelectuales (190);
serie que había de ir in crescendo hasta los Concilios Tri-
dentino y Vaticano, y que casi ha llegado a su culmen en
la inm ortal encíclica Pascendi, donde la filosofía y la teo
logía, en lo que tienen de más técnico y abstruso, son em
pleadas por la Iglesia para la exposición y desarrollo del
dogma. P ero no divaguemos.
Como decíamos, el Concilio N iceno definió como de fe la
consubstancialidad del Verbo con el Padre. E ra ésa y es
una verdad revelada, pues solamente lo revelado puede ser
definido como dogma de fe. Pero ¿dónde y cómo estaba
revelada esa verdad? 11 * L o estaba en otras verdades en las
cuales va im plícita, y de las cuales sale por razonam iento o*
raciocinio. Esas otras verdades son las dos siguientes: p ri
mera, “ Jesucristo es verdadero H ijo de D ios” , o “ es verda
dero D ios” ; segunda, “en Dios no cabe división de substan
cia, sino sim ple unicidad” .
En efecto, si para ser verdadero h ijo es preciso ser de
la substancia del padre, pues ésa es la definición de la filia
ción o de la generación; y si para ser h ijo de D ios tiene-
que ser unicidad de substancia con Dios, pues en la subs
tancia divina no cabe división, síguese que entre el Padre
y el H ijo en la divinidad tiene que haber consubstanciali
dad o unicidad de substancia.
Este razonam iento o esta combinación de conceptos en
11 S i e m p r e q u e . a l h a b la r d e p r o g r e s o d o g m á t i c o , ‘ s e p r e g u n t a “ c ó m o esta b a ,
o e s t á r e v e l a d a u n a v e r d a d ” , s e e n t i e n d e d é c ó m o e s t a b a o e s t á r e v e l a d a e n lo s
enunciados d e l d e p ó s it o r e v e l a d o , e s t o e s , e n lo s e n u n c ia d o s d e la S a g r a d a E s
c r i t u r a y d e la T r a d i c i ó n d i v i n a ; n o d e c ó m o lo e s t a b a o e s t á e n la m ente d e
lo s A p ó s t o l e s . E n la m e n t e a p o s t ó l i c a t o d o lo r e v e l a d o lo e s t a b a d e u n a m a n e r a
e x p l í c i t a o in s e : e n l o s enunciados e s c r i t u r a r i o s o d i v i n o - t r a d i e i o n a l e s , gran.-
p a r t e d e l o - r e v e l a d o lo e s t á i m p l í c i t a m e n t e o in alio ( 5 7 - 5 8 ) .
SEC. 2.----EJEMPLOS DE EVOLUCION POR VÍA ESPECULATIVA 355
d u c id a p o r raciocinio, y a n o e s ta n c ie r t o . A s í , p o r e j e m p l o , S a n C r is ó s t o m o in
t e r p r e t a d ir e c t a m e n t e e s c t e x t o d e la u n id a d d e potencia, y como consecuencia ,
d e la u n id a d d e substancia. V lo m is in o S a n C i r i l o . O i g a n l o s a P e t a v i o : “ S i sola-
c o n s e n s io n c u n u m e s s e n t a m b o , n i l i i l c o n c lu d c r c t ( C h r i s t u s ) , nc<iue ta m m a g n i fi c e
d e se lo q u i p o s s e t. Q u a r e u n u m se e s s e c u m P a t r e v i s a lt e m a t q u e potestate
p r o f i t e r i d e b e t , ut interpretatur C iirysostom us; n a m de v i et potestave serme
erat. S ed ex ea t a m e n , e t ia m d e substantiae i m í t a t e concluditur. “ S i cnim eade-m
c t u n a e s t virtu s a m b o r u m , e a d e m quoque e s t snbstantia ” a i t i l l e . G u i e t C y r illn s -
s u f r a g a t u r " ( P e t a v io , D e Trinitate, 1. 1, c. 2 , n . 10, cd. c ., t. 2, p. 4 4 3 ).
, 'i M a x u k i . C a i .f ' a s , t r a d u c id o y c it a d o p o r P e t a v io , Dogmata Theologica.
P r o le g o m c n a c. 3. n. 4 : cd . V i v c 9 , t. 1, p. 32.
SEC. 2.----EJEMPLOS DE EVOLUCION POK VÍA ESP ECULATIVA 357
- 1 “ O n s ’ a p e r ^ o il b ie n v i t e q u e q u e l q u e s - u n s d e c e s d o g m e s s e c o n d a ir e s p r o -
c c d e n t d e s m y s t é r e s fo n d a m e n t a u x p a r u n e s o r t e d e d é d u c tio n á la f o ts lo g iq u c
et o n to lo í/ iq tíc ... C e s e x p li a t io n s , si é l é n i e n t a i r e s q i r e l l c s s o ie n t , s u f f i s e n t c e p e n d a n t
A n io n t r e r q u e le. d o g n ie tic la m a t e r n i t é d i v i n e s o rt d e la n o t io n b ie n p e n é t r é e
et c o i 1 e c t e m e n t a n a ly s é e d e r i n c a v n a t i o n d u V e r b e . N o u s d is s o n s , p o u r c e m o t i f ,
q u e c ’ est u n d oy m e s e c o n d a ire e t m e m e d é r iv é d u p r e m i e r ; le f a i t q u ’ il e x p r i m e
d é c o u le d u p r e m ie r e t r e s t e d a n s sa d é p e n d a t i c e : le s d e u x s e t i e n n e n t p a r u n
r a p p o r t e s s e n t ie l e t n é c e s s a i r c . .. P o u r m e t t r e d a n s u n é v i d c n c e i n d is c u t a b le le
d o g n ie d e la m a t e r n it é d i v i n e . l ’ E g l i s e d u t é t u d i c r P e s s e n c e d u V e r b e , sa c o n -
s u b s t a n tia lit é a v e c le P é r e . s o n ¿ t e ñ i d l e g é n c r a t i o n e t sa d i v i n e p e r s o n n a lit é .
P ilis il lu i f a l l u t p r é c is e r le g e n r e d ’ u n io n d e c e V e r b e é t e r n e l e t c o n s u b s t a n t ie l
au P c r e a v e c la n a t u r c h u m a in e c e q u e n o u s a p p c lo n s P u n i o n b y p o s ta tiq u e .
L e s C o n c ile s g r e c s . au s e in d e s q u e ls s ’ e s t o p e r é c e l o n g t r a v a i l d 'c l u c i d a t i o n ,
P a c lie v c r e n t en p r o c la m n n t M a r i e , r é e l l c m e n t M é r e d u V e r b e T n c a r n é , V a n 4 3 1 ,
á E p b 's e ” í A i m í : J. F o n t a i n k , í m T h é o lo tjie du N o u v e a u T e s ta m e n ta p p . 2 7 2 - 2 7 4 ) .
3 60 1---- VÍAS DIN 1A INVOLUCIÓN DOGMÁTICA
22 I ) . T h o m a s . C o n t . C en t., 4 , 4 3 .
2:5 D . T h o m a s , 3 S en t., d . 3, q . 5 , a. 2 ad 1.
24 B á ñ e z , I n 2 -2 , q . 1, a. 5, q u i n t a c o n c lu s io .
2!i Tíkf.a r m ik o , D c V e r b o D e i, 1. 3, c. 10.
SEC. 2. --- EJEMPLOS DE EVOLUCION POR VÍA ESPECULATIVA 361
£ú B e r t h ie r , O . P ., D e L o cis Theologicis, P ro l. n. 2.
27 F r a n z e e in , D e D e o U n o , P ro l. (R o m a e 1 8 7 0 ) , pp. 20-22.
362 C. 4 --- VÍAS DE LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
28 “ R evelation is all in a ll thc doctrine: thc apostóles its solé depositary: the
infcrpntial m ethod its solé vnstrum ent: and ecclesiastical auth ority, its solé sa n -
ction ” ( N e w m a n , Id e a o f a U n iv ers ity , dis. 9, n. 4 fed. L on d on 1912], p. 2 2 3 ).--
“ T h e sixtli C oun cil condem ned tlie doctrine tliat there is but one energeia in
C h rist, which is condem ned neither by S c rip tu re, except by inferen ce, ñ or by
tra d itio n ” ( N e w m a n , L e t t c r to Canon Jenkins (decem ber 2, 1875). V id c The
L i f e o f John Cardinal N ew m a n , by W i l f r i d W a r d (L o n d o n 1912), vol. 2.
p. 575.
SEC. 2. --- EJEiMPLOS DE EVOLUCIÓN POR VÍA ESPECULATIVA 363
Suimn. Theol., 3, q. 9, a. 1.
30 u Q uia igitur ex hoc quod aliquis ponit unam actionem in Christo, se q u itu r
quod sit ibi una sola natura et una sola voluntas: idfio haec positio est tamquam
hacrctica in sexto synodo condemnata” (D . T h om as , Quaestio itvica de U n io n *
V erb i In ca rn a ti, a. 5).
31 A d H ebraeos, 4, 15.
33 D r n z i n g e r , nn. 289-291.
361 C. 4 ----VÍAS DE LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
33 D e n z i n g e r , n. 288.
34 E s tam bién digno de citarse el siguien te p á rra fo del ilustre teólogo so rb ó-
nico, G ra n d in : “ Q u a n d o dúo connexa sunt, Ecclcsia, si unum credendum est, a lte -
ru m fid e d ivin a credendum proponere potest: e rg o ... A n teceden s superio ris c n -
thym ematis ostenditur: prim o, iam vid etu r Ecclesia proposuisse credendum id
quod alteri im m ediate revelato ann exu m e rat: etenim adversus m onothelitas d e -
fin iv it duas in C bristo esse voluntates, quae propositio tantum revelata fu erat
in h ac: C hristu s est D e u s et hom o (p e rfe c tu s )...
Scio dici posse, quod liaec de duplici volúntate C bristi propositio im m ediate r c -
velata fuerit. Sed unde hoc constat, e x S c rip tu ra an e x traditione? Si ex
S c rip tu ra, p ro fe ra n tu r loca qu ae boc dem onstrent. Qerte e x traditione solum h a-
beri potest veritas illaru m propositionum : fu c rin ln e im m ediate revelatae, constan-
non potest. N e c sane necessarium fuisse vid etu r, cum C hristu s revelaret Pctro
se esse D eu m et liominem, ut revelaret quoque se h abere duas volun tates: satis
fuit, ut hoc posterius in prim a revelatione cognoscendum illi relinqueretur. N atu
quod dicitur inda colligi im m ediate fuisse revelatam propositionem de duplici
volúntate C hristi, quod Ecclesia eam credendam proposuerit, petitio principa est.
quodque est in quaestione a ff e r t u r : num ne scilicet Ecclesia qu idpiam credendum
possit proponere, quod in se im m ediate revelatum non sit ( M a r t í n G r a n d í n ,
O pera Thcologica, D e F id e , d. 1, sect. 2, “ punctum p ostrem um ” , t. 3. pp. 48-49,
P a r ís 1756). |H erm osam ente dicho! E n esa petición de principio caen muchos
teólogos. P o rq u e ven que la Ig le s ia d efin e un a v e rd ad como revelada, entienden
en seguida que tiene que se r inmediatamente revelad a, cuando eso os de lo que
se discute (4 8 2 ).
35 L e . 22 42; M t. 26, 39.
83 3, q. 19, aa. 1, 2 y 5.
SKC. 2. ----EJEMPLOS DE EVOLUCION POR VÍA ESPECULATIVA 305
63 D k n z in g e R, n. 833.
64 D. Tu o m as Sutmn. Theol .,
, p. 3 .a , q. 27, a. 4.
r*5 R i p a l d a , D e F id e , d . 8 , s . 2, n. 26.
68 D e natura et gratia, c . 3 6 .
372 C. 4.--- VÍAS DE LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
nuestro, el que m ejor, entre todos los teólogos, deslindó los térm inos y planteó
el problema de una In m acu lad a verdaderam ente redim ida fu é el cardenal Ca
yetano en su celebérrim o opúsculo D e Conceptione B . V ir g in is , basta el
punto de que los teólogos posteriores n o han hecho sino copiar sus distinciones.
E n esc sentido, Cayetano, sin d efender la In m aculad a, y aun im pugnándola,
contribuyó tanto o más que c u alq u ie r otro teólogo a la evolución y definición
del dogm a de la verd ad era In m aculada.
SEC. 3. ---- M Á S E J E M P L O S D E L O M I S M O 37 5
M1 S u n w t. T h co l ., p. 3.a , q. 27, a. 2. a d 2.
378 C. -I.---- V Í A S DE l.A EV O l.l'C lÓ X D OGM ÁTIC A
revelado virtual, y han sido definidas por la Iglesia; luego la Iglesia puede de
finir el revelado virtual”.
*2 De Traditionc, til. 12, scholium prinnun.
7:1 D e licclcsia Christi, th. 17, § 2.
74 Sitmma A fo l.. q. 10, a. 2.
Hv. hom. 13
386 C. 4.----VÍAS DE LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
SECCION IV
Si CABE EVOLUCIÓN DEL DOGMA POR VÍA DE ASIMILACIÓN
80 “ Jt is well know. thougli tlic creed of the Church has becn onc ad the
sa m e f r o m the bigin ning, yet it has been so deeply lodgcd in b e r bosom as to
be held by in dividuáis m ore o r Ipss im plioitly instead o f being delivered from the
firs t in those special statcrtiens, or what are called definitions, under which it is
now presented to us, and which prcclude m istake or ignorance. Th csc definitions
which are but the expression of partions o f the onc dog m a which hets c v c r bfen
received b y the Church. are the w ork of time: thcv have grow n to their pre-
sent shapc and nuniher in the coursc o f cighteen centuries, under the exigeney of
succcssivc évents, such as heresics and the like. and thcy m ay of course receive
still furth er ad ditions as timé goes o n ” ( X f.w m a n , D i f f i c u l t i c s of A n g lica n s, 1,
pp. 394-3*0. I.ondon 1901).
81 “The time may come when it will be secn how those traditions are compa
tible with additions. that is. witli tru c d evelo p m en ts , which those traditions indeed
do not p x p l i c i t y teach” (carta al I)r. Whitc, 12 de abril de 1870). Véase The
life o f Jhon H c n r y Cardinal W 'w m a n by \ V i i .f r u > W a r d (i.ondon 1913). vol 2 .
p. 296.
8-» “The bvpothesis abbut the de positu m fi d e i in which l graduallv acquicscel
was that of doctrinal devolopment, or the evolution of doctrines out of ccrtain
orig inal and f i x c d d o g m a tic trutlis. wich w c r c held i n v io la tc fro m f i r s t to last.
an d the more f i r m l y establish cd and illu stra tcd b y the v e r y p ro ccss of en largr-
m e n t : \vhcreas lierc I have' given uttcrance to a theory, not mine, of a ccrtain
metamorphosis and recasting of doctrines into ncu ’ sh apes -- “in nova mutatas
corpora formas” —. Those oíd and new-shapes being fore ipn to each other, and
conccted only as symholizing or realizing ccrtain iinmutable but nebulous princi
pies” ( N k w m a n . í i s s a y s cr itical and historical TLondon 1919), vol. I, p. 288).
Véase X c w m a n , por TTe n r y B r é m o x d , préface, pp. 33-34 ed. 8 (París 1908).
SEC. i.----LA EVOLUCIÓN POR ASIMILACIÓN 39:
.— como dice San Pablo a Tim oteo— que los Apóstoles le han
legado en su plenitud e integridad” 88.
Recordemos, en fin, en qué términos expresa Newman
su pensamiento sobre el desarrollo del dogma: “La revela
ción es todo en la doctrina católica: los Apóstoles son la
única fuente; el método deductivo, su solo instrum ento, y
la autoridad de la Iglesia, la. única sanción” (204).
Cuando en su dicho célebre libro, titulado Ensayo sobre
el desarrollo de la doctrina cristiana, al fijar las siete notas
o caracteres del desarrollo legítim o u homogéneo, pone co
mo nota tercera “ la facultad de asimilación” (power of as-
similation) y como nota sexta “ las adiciones preservatrices”
(preservatice additions), Newman exige expresamente que
esas verdades que él llama asimilaciones o adiciones no so
lamente no se opongan ni por exceso ni por defecto al dato
primitivo (como sucede en todo concepto contrario), ni si
quiera sean completamente inconexas o extrañas (como su
cede en todo concepto diverso), sino que sean verdadera
mente afines, que es precisamente lo mismo que los gran
des escolásticos llamaban conceptos conformes (consona) o
mutuamente implícitos (20). En realidad, entre ideas no
cabe afinidad sin conexión interna, y si esa conexión es
absoluta o metafísica, tal afinidad no es otra cosa que una
verdadera identidad im plícita (247), y entonces lo que con
lenguaje fisiológico llaman los psicólogos como Newman
asimilación o adición, no es, en la lengua verdaderamente
filosófica y teológica de la escuela, sino una verdadera ex
plicación de lo im plícito. Ese es también el sentido que
Newman da a su frase de “ dogmas nuevos” , esto es, no ob
jetivamente nuevos, sino explícitamente nuevos.
Por eso creemos que han cometido una grande injusticia
contra Newman no solamente los modernistas al pretender
ver en él un precursor de sus doctrinas, sino también cier
tos teólogos católicos que han creído que las ideas de N ew
man sobre la evolución del dogma no estaban en perfecto
acuerdo con la doctrina católica solamente porque su fra
seología peculia .* en esta materia difiere bastante de la usa
da comúnmente por los teólogos escolásticos *84. Con mucha
filo s o fia ; por ejem plo, su teoría sobre el origen del conocimiento, y sobre la na
turaleza de la certeza. P e ro esto nada o casi nada tiene que ver con su teoría
teológica sobre el origen y naturaleza de la evolución del dogma.
Epístola P ii X Tuiitn illud opusculum ad Rnium . Episcopum Rimiriccnsem,
10 m artii 1908.
SEC. 5.----LA EVOLUCIÓN POR VÍA AFECTIVA 395
SECCION V
L a EVOLUCIÓN DOGMÁTICA POR VÍA AFECTIVA O EXPERIMENTAL
216. Si el progreso por vía de asimilación no existe,
existe, en cambio, en el dogma otra vía de desarrollo com
pletamente distinta de la vía por raciocinio. Nos referimos
a la vía de afecto, la vía de voluntad, la vía de piedad, la
vía de sentimiento, la vía experimental, la vía mística; esa
vía, en una palabra, de que Santo Tomás habla con tanta
frecuencia, llamándola vía per modum connaturalitatis, per
quamdam affinitatem , quasi experimentalis, per contactum
y otros nombres semejantes, y la que el Santo Doctor con
trapone siempre a la vía per studium, per inquisilionem , per
ratiocinium. Para entender bien esta nueva vía hay que fijarse
en tres puntos, a saber: en el papel que en nuestros juicios
juegan: a) la vida afectiva en general; b) los hábitos natu
rales; c ) los hábitos sobrenaturales.
L a vida afectiva en g eneral .— Conocida es de todos la
liarte importante que en nuestros juicios juega la vida afec
tiva. El amor excita y concentra la atención, haciendo que
se iliense más constantemente y con mayor fijeza en el ob
jeto amado, y el concentrar la atención equivale a aumen
tar la fuerza cognoscitiva, según el conocido adagio de
“ pluribus intentus minor est ad singula sensus” . Esto cons
tituye una gran ventaja para el conocimiento y desarrollo
de una verdad. Cuando el físico o el químico tratan de es
tudiar a fondo las propiedades de un cuerpo o de un fenó-*
** L. c.. p. 281.
396 C. 4.----VÍAS DF. LA EVOLUCIÓN' DOGMÁTICA
1 12 1. c, . 43, a. 5. íid 2.
11 n In :S'cnt., il. 14,, q. 11, a. 2, a d 2,
1 14 1-2. <|. 68, a. 1. a d 4.
11 i :• 2-2 , (j. 9. a. 1, a d l.
A 16 Tbiíl .. a. 3, ad 3.
SEC. 5.— -LA EVOLUCIÓN POK VÍA AFECTIVA 403-
120 l Cuánto nos a g ra d a ría que la Ig le sia añadiese a las letanías de la Santísim a
V irg e n las invocaciones correspondientes a estas dos verdades: “ Regina in cacluni
c,um corpore assu m pta” , “ D isp cnsatrix omnium g ra tia ru m ",. u otra fórm u la p a -
Tccida. N a d a , en efecto, m ejor que la liturgia para expresar los sentimientos
de fe y apresurar 'las definiciones de la Iglesia, “ L ex orandi íex cred end i” .
10(5 C. 4.---- VÍAS DE LA EVOLUCION DOGMATICA
D is t in c ió n e n t r e e l s e n t id o de la fe y e l m a g is t e r io o r d i
n a r io .— Conviene,
sin embargo, distinguir bien entre el sen
tido de la fe, de que hemos hablado en esta sección, y el
magisterio ordinario de la Iglesia, de que hemos hablado en
otra parte (135).
El primero se encuentra en todos los fieles, sobre todo
en los fieles que están en gracia de Dios, y mucho más en
los verdaderos santos, aunque no sean ni teólogos ni obispos.
E l segundo es exclusivo de los obispos o pastores.
E l primero no es enseñanza ni magisterio, sino simple
persuasión experimental de una verdad, y aunque, cuando
es de todos los fieles, sea suficiente criterio o preparación
para su definición por la Iglesia, no es por sí mismo defini
ción. E l segundo no es solamente persuasión de una verdad,
sino también magisterio o enseñanza de ella, y cuando ese
120 L u g o , D c Fide, d. 1, s. 13, n. 277.
130 R i p a l d a , D e Fide, d. 8, s. 2, n. 24.
181 S. L ig o r io , 1. 7, n. 258.
SEC. 5.----LA EVOLUCIÓN POR VÍA AFECTIVA 400
SECCION VI
OTRAS O B S E R V A C IO N E S SOBRE LA V ÍA A F E C T IV A
«-10 2 -2 , q. 45, a. 2.
1■**1 “ Unele ipse I ). T ilo m a s sentit qu od de cisdcm verita tib u s uqit saidentiu. de
qtiibas fid es, et q u a si a ttin git expiicittvm contem plationcm a rtic u lo ru m . qu os fides
in volu to m ed o t a u g it " ( I . \ ' S. T u . , 1. c., a. 4. n. 40. C f. 3 S en t., d. 35. q. 2..
a. 1, a d 1).
3, q. 10, a. 4. ad 1.
2 -2 , q. 4, a. 8, ad 3.
SE C. 6. MÁS SOBRE LA E V O LUCIO N POR VÍA AFECTIVA 41. i
220 2. V ÍA A F E C T IV A Y R E V E L A C IO N E S P R I V A D A S .-----E n to n c e s ,
¿cuál es el papel de las revelaciones privadas, visiones y
otros fenóm enos análogos tan frecuentes en la vida de los
santos? ¿No constituyen una fuente objetiva de conocimien
to dogmático que desborda los lím ites del depósito revelado?
He aquí una triple respuesta a esta dificultad.
Prim eram ente, los fenómenos en cuestión no pertenecen
en sí a la vida mística, puesto que no exigen en el sujeto ni
la gracia ni la fe misma, y Dios puede concederlas a un pe-
cador e incluso a un infiel. N o revelan, pues, el “seritido de
la fe ” , puesto que no se originan en una vida ni en un há
bito intrínseco al sujeto. Vienen extrínsecam ente de Dios
y se suman a las gracias “ gratis datae” . En cambio, el sen
tido de la fe, principio de la vía afectiva, es vital, y provien e
de los hábitos sobrenaturales, que hacen al cristiano, y so
bre todo al santo, capaz de juzgar connaturalmente el conte
nido del depósito revelado. Unicamente de este “ sentido de
la fe ” hemos afirmado— ¿acaso no es evidente?— que no pue
de exceder los lím ites del virtu al revelado, y esto por el he
cho mismo de ser un sentido 144.
En segundo lugar, vemos que estas revelaciones p riva
das, aunque de derecho, a causa de su origen divino, podrían
extenderse a nuevas doctrinas, no contenidas en el dato re
velado; sin embargo, de hecho jamás se extienden. Después
de los Apóstoles se lim itan a la doctrina revelada o a d irigir
los actos humanos; tal es, según Santo Tomás, la economía
divina: “ Fuerunt tamen in N ovo Testam ento etiam aliqul
spiritum prophetiae habentes, qui multa de futuris e v e n ti-
bus praedixerunt... et singulis tem poribus non defuerunt ali-
qui prophetiae spiritu m habentes, non ad novam doctrinam
fidei depromendam, sed ad d irection cm actuicm humano-
ru m ”
En tercer lugar, y sobre todo^ respondemos que la Ig le
sia, en vez de utilizar las revelaciones privadas para ju zgar
el contenido de la revelación, procede siempre a la inversa.
Las revelaciones privadas nunca son para la Iglesia fuen
te de sus definiciones; pueden, sin embargo, llegar a ser oca
M4 " A t vero ista dona S p iritu s S ancti. et instinctns quo d irig u n tu r, non dan fin
ad form andam visiouprn a/iquum, sivc intellectualcm sivc im a g in a ria m ... Ita q u e
«novel instinctns d ivin u s ad eof/nosccndum vel d irigen d u m ea quorum principia
in se coffiioscit per fid em , non sicut prophetia ad form andam visionem de eis
quorum principinm visionem non apprehendit. E t ideo illa dona dantar habitua-
litcr; non-' prophetia... F a te m u r tamen aliquando ista dona p erfici et crescere ex
aliqua illustrationp data per moditm raptas v c l prophetiae. Sed hoc non est qv.od
per se postulant e x natura sita praecisc, sed e x ahundanti lam ine. D o n a cninn
per se requirun tur ad salutem , non illae illuslratiorncs" ( I . x S. T u . , 1. c., a. 2..
mi. 14-15, p. 586).
146 2-2, q. 95, a. 2, ad 3, et q. 174, a. 6 ad, 3.
414 C. 4.---- VÍAS DE LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
2203. M e c a n i s m o y f u n c i o n a m i e n t o d e l a v í a a f e c t i v a .— De
lo precedente se desprende ya alguna luz sobre el mecanis
mo y funcionam iento de la doble vía especulativa y afectiva.
En la vía especulativa, la fuente ob jetiva es la fecundi
dad inagotable del dato revelado, cuyos prim eros principios
son conocidos de todo creyente. E l instrum ento subjetivo del
desarrollo es la inteligencia “ inform ada” por la fe y actuan
do como razón. Cuanto más activo y constante sea el empleo
del instrumento, tanto más se acrecentará con él la luz ad
quirida, la penetración del revelado y el número de verda
des descubiertas en él.
En la vía afectiva, la fuente objetiva es la misma, pero
los instrumentos subjetivos son, además de la fe, la gracia,
la caridad y los clones del Espíritu Santo, patrim onio de
todo justo, que obran mediante actos de amor de Dios. Cuan
to más intenso y perm anente es este amor, tanto m ayor es
la luz experim ental de la inteligencia, su profundidad de
,4e “ Nomití turnen prívala a licu iu s v irg in is revelatione festiun C orp o ris Christi
institutum cst? N o n n e instauvatus c u lt u s -C o r d is le s u ? R cpondem us, non ea vía
veritates accipi in E cclesia l)c i, nec publico cultui nortnam d ari. Sanctac illac
v irg in es qu ac caelitus didicere vel festiun esse instituenduin vcl pietatcm fov en -
dani, m inim e Ecclesiae novam doctrinum trad id erunt, vel illaiu ut inagistrac sunt
a!loc|initae. Sed tantiun occasioncm p raebu eru n t, qu a e xcitarc tu r Ecclesia ad per-
pendendum iitrm n, secundum veritatem iatn reccptac doctrinae, ea festa instituere,
illuvn cultum cxcrcere, expediret. E cclesia scilicet. non a v irg in ib u s edocta, sed
v irg in u m dicta d iiudicans, utrum ad norniam antiquac rcvclationis com m unisquc
fidei facicndum csset quod proponcbatur, d e c re v it” ( G u i d o M a t t i u s i . S*. T.,
1
l : rum corpórea V irq in is A ssu m p tio ad fid ei catliolicae defrositnm spectet, di ¿pu
ta t ¡o rA q u ip c n d ii 19221. p. 42).
147 1, q. 1, a. 8 a d 2.
2-2 , q. 174, a. 6.
SKC. (>.----MÁS SOBRE LA EVOLUCIÓN BOU VÍA AFECTIVA ■ili>
eaclcm virtualitcr sumnta niagis penetrare constat nobilius ingenium, cui datum
est, ex eis invenire et videre veritatem con clusionm n ” ( C a i k t a n u s , 1. c.) .
“ Ita se habet luttifn supcradditnm ( donum intcllcctus) ad ca quae nobis s u -
pernatura/iter innotcscunt (e l depósito revelad o) sicut se haber turne ti naturaic
ad ea quae p rim ordialiter cognoscim us** (D . T i i o m a s . 1. c., q. 8, a. 1, ad 2).
“ E st enitn conmutáis sanctorm n immo scholasticorum doctrina, quod qu icu m -
que habet g ratiam gratum facienteni et charitateni, babel et septem dona s c -
cuudum aliquem g ra d u m : E t quantum plus crcscit atque pcrficitu r iu charitatc,
tanto ct in d onis” .
“ TTorum autem donorum unum est donus intcllcctus. quo ea quae fidei sunt,
aliquo modo pcnctrantur, pcrspiciuntuy atque intclliguntur, per hoc quod ratio-
ties fidei agnoscuntur. I lin c sicut v iri heroici in charitate perfccti, per
donum sapicntiac quod habent secundum grad um perfcctum , sunt quasi con-
siliayii ct sc^rctarii D ci, et fam ilia re s eius am ici, a quo assiduc illustrantur, stantcs
in contacta quodam solis sapicntiac incrcatac: qui et per gustum internum su-
pernaturalem ct copiosum sciunt et sapiunt divina crcdcnda, ct bene ac ccrte
iudicant de illis per conform itatcm et oonnaturalitatem a ffc c tu s sui ad ;IH : ita
per donum intcllcctus, quo decorantur secundum grad u m perfcctum , clarissinc.
ccrtissimc ac subtilissim e intclligunt ca quae fid ei sunt, ac nexum ac ordincm
credendorum . ac su pern aturalcm credibilitatem catholicac v eritatis: habentque fidem
cum rationibus credendorum ct p u rificatae m entís intclligcH tia...”
" Et conununitcr tales sunt omnes cpii mysticam theologiam assidue ex p e-
riuntnr. H iñ e illum inatio ista non datur solis aut 'Omnibus in tbeologia studen-
tibus seu aeque ingeniosis, sed eis qui in puritatc coydis ct charitatc niagis p ro-
ficiunt. H o ru m unus fu it Sanctus fra te r A c g id iu s <|ui noluit diccre. “ Credo in
D c u m ” , sed, “ Scio b c u n i ” . E t m áxim e scrapbicu s ille E ra n c isc u s” ( D i o n v s i u s
C a r t h u s t a n u s . 1 Scnt.. prol.. q. 1: “ O p era O m n ia ” r M o ;it s o !ii]. t. 19, p. 65).
“ ¿Cóm o se exp lic a rá en efecto, esc hecho innegable de que tantas almas
sencillas c iletradas, en un momento de su altísim a contem plación, adquieran
n na ciencia tan prodigiosa con que luego vienen a su p e ra r a los m ayores teó
logos? Y esas alm as existen en a b u n d a n c ia ,, y se llam an Ild c g a r d a , A n g e la de
F olig n o , C atalin a de S ien a, de G en ova o de B o lo n ia; R u sb ro ck . José de Cupcrtino,
X ic o lá s F actor, T e resa de Jesús, R osa de L im a . M a r in a de Escobar, A g re d a .
Em m erich, T a íg i, sor B á rb a ra , Gem a G alg an i, B e n ign a Consolata, etc., etc., pues
au n en nuestros días hay muchas.
H em os tenido ocasión de tra ta r con alg u n as que, sin leer m ás libros que
a Jesús crucificad o, v e rd ad e ro libro de vida, nos d eja ron atónitos viendo cuán
su blim es y m aravillo sas noticias experim entales tenían del adorable m isterio de la
T r in id a d y de la m isteriosa obra del E s p íritu de am or en los corazones ju sto s”
< A b in t t v RO. J.. E volu ción mística [S a la m a n c a 19081, ed. 5, c. 8, p. 519).
SEC. 6 .---- MÁS SOBRE LA EVOLUCIÓN POR VÍA AFECTIVA 117
lr,í* “ Rcspondeo ciiccnduni quod D eus cst subiectum huius scic.ntiae... Quod
etiam rnanifcstum fit e x prineipiis luiius scicntiae, quae sunt articali fidei.
Id em autem est subiectum principiorum et totius scicntiae, cum tota scicntia
virtutc contincatur in p rin eip iis” (1 , q. 1, a. 7 ).
“ Cratia gratum faciens hoc modo com paratur ad beatitudincm sicut vatio
sftninaUs in natura ad effectum n aturalem : unde gratia semen D e i nom inatur
1 Ioann. 3 ” (1, q. 62, a. 3). “ L u m e n gratiae est participatio divinac n atu rac”
(1 -2, q. 110. a. 3). “ Q uacdam inchoatio gloriac in nohis” (2 -2 , q. 24, a. 3, ad 2).
“ G ratiam cum n ullum defcctum in sui ratione importet, per sui augmenenm fit
gloria: ncc dicitur esse diversa pcrfectio naturae in statu viae et patriac qu an
tum ad gratiam propter diversam form am perficientem sed propter diversam per-
fectionis m ensuram ” ( D e V e r., q. 27, a. 5, ad 6).
leo “ Explicarp artículos fidei contingit dupliciter. U n o modo, quantum ad
ipsorum articulorum substantiam , secuudum quod ipsos artículos distincte scit.
A lio modo, quantum ad ea quac in ipsis articulis continentur implicite, quod quidem
contingit dum homo scit ca quae ex articulis conscquuntur... A d sccundaiu
autem explicationem articulorum non tenctur aliquis totaliter ut sciat omuia
quae in ipsis articulis de salute continentur: quia hoc non potcst esse nisi iu patria,
u b i ipsa articulorum snbstantia plene m d ebitu r ” (D . T hom as , 3 Scnt., d. 2?.
a. 2, q. 2).
SEC. i.----ANALOGÍAS N ATURALES DE LA EVOLUCIÓN 425
SECCION VII
L as A N A L O G Í A S O IM Á G E N E S N A T U R A L E S DE L A E V O L U C IÓ N D EL DOGMA
SECCION I
O r ig e n y s e n t id o de la m o d e r n a fe e c l e s iá s t ic a
sei' más variada. Por eso oti'os autores, con suma pruden
cia, se contentan con hablai’nos mucho de fe eclesiástica,
cual si fuese alguna cosa “ per se nota” , sin descender a
decirnos si es fe divina o humana, o media enti’e las dos.
230. O r i g e n d e l a f e e c l e s i á s t i c a .— H ay que distinguir
entre el origen del nom bre y el oi’igen de la idea.
E l origen del nombre es muy moderno. No sube más
allá de las célebres disputas con el jansenismo sobre la fe
que debe darse a las definiciones de la Iglesia sobre hechos
dogmáticos, y, por tanto, no sube más allá de la segunda
mitad del siglo x v i i
E l prim ero que lo empleó es el arzobispo de París, mon
señor Péréfixe, en una pastoral contra el jansenismo que
lleva la fecha de 7 de junio de 1664.
La ocasión en que el arzobispo Péréfixe adoptó ese nom*
bre de fe eclesiástica pai’ece ser la siguiente:
Su antecesor en la silla de París, monseñor De Marca,.2
2 Sabid o es que la v erd ad era n atu raleza de los hechos dogmáticos no se a n a
lizó ni discutió detenidam ente por los teólogos católicos hasta las célebres e in
term inables a rgu cia s con que los jansen istas trataron de e v ad ir la condenación
de las cinco proposiciones de Janscnio por la Ig le sia. A n teriorm en te a la prim era
huía condenatoria de la doctrina de Jansenio, y aun bastantes años después,
cuando los teólogos católicos trataban de la autorid ad de la Ig le sia respecto a los
hechos o al sentido de un escrito, entendían generalm ente por “ hechos” los hechos
“ p a rtic u la re s” o sin conexión necesaria con el dogm a, y por “ sen tid o” de un
autor, el sentido “ s u b je tiv o ” que el autor h abía tenido en su mente. A s i se
explica que teólogos tan ortodoxos y de tan g ra n talla como B clarm ino, B aró n io
y P a lla v ic in i, que escribieron antes de Jansenio, y Gonet y Contcnson, que e s -
cribieron algun os a ños después, parezcan n eg ar la in falib ilid ad de la Ig le sia en
tales m aterias y su m in istrar arm as a la resistencia jansen ista. Con las d ife re n
tes b ulas de Inocencio X , de A le ja n d r o V T I y de Clemente X I . contra las e v a
sivas jan sen istas, comenzó a deslindarse bien entre hecho “ p a rtic u la r” y hecho
“ d ogm ático” , y entre sentido “ s u b je tiv o ” y sentido “ o b je tiv o ” de un autor.
P o r eso Contenson, que escribía en 1668. dice que esta cuestión comenzó a a g i
tarse ante quindccim circiter anuos.
R estando quince años a esa fecha, resulta el año 1653, que es precisamente
el año en que el P a p a Inocencio X publicó su fam osa bula condenando
como heréticas las cinco proposiciones de Jansenio. Se puede, pues, a se g u ra r
con toda certeza que antes de 1653 no se oyó jam á s el nom bre de fe eclesiástica
tratándose de d efiniciones in fa lib les de la Ig le sia . S in em bargo, como la fe d i
vina y católica que dam os a los dogm as de fe no es fe de este o del otro individuo
solamente, sino que es fe de la Iglesia entera, y como, por otra parte, toda cosa
de la Iglesia puede llam arse eclesiástica, en esc sentido puede llam arse eclesiásti
ca a la misma fe d ivin o-c a tólic a, como la llam a ya en el siglo x i el arzobispo
G uitm undo en su tratado de la E u c a ris tía contra B c re n g a rio . D espu és de haber
aducido los testimonios de la fe perpetua de la Ig le sia en el dogm a de la
transubstanciación, term ina a sí: “ In d u bita n te r igitur, quod evidentissim e neces-
sarioque consequitur, concludam us: scilicet, qu ia mutationcm pañis et vini in
sübstantiam corporis et san gu in is C hristi D e u s facit. Q u a p ro p te r silcant apud
omnes prudentes im pudentissim oruin hom inum irration abilia, falsa , inutillissim a
v illissim aque commenta. Cedant, inquam , u n ive rsa e c c i . e s i a s t i c a e f i d e i ” ( G u i t -
m u n d i , archiepiscopi aversan i, D e Corporis et Sanguinis Christi verita te in
Encharistia, 1. 3, n. 47). Com o se ve, el nom bre de f e eclesiástica tiene aquí un
sentido esencialm ente diverso del que le dió después el arzobispo P é r é fix e en
e l siglo x v i i .
había dicho en una pastoral contra los jansenistas que la
definición de los hechos dogmáticos por la Iglesia era una
cosa que afectaba a la “ substancia del dogma” , y, por tan
to, se le debía fe divina. Esto alborotó de una manera gran
dísima a los jansenistas, y lo peor es que no faltaban teólo
gos ortodoxos que opinaban lo mismo que los jansenistas
contra el arzobispo. E l arzobispo Péréfixe, queriendo dar
contra los jansenistas su pastoral de 1664, reunió antes en
junta a Grandin y otros teólogos de la Sorbona. Este arzo
bispo, a juzgar por lo que de él indica Fenelón, tenía ideas
tan estrechas sobre la fe divina, que creía que no podía
ve y sa r sino sobre lo que estaba revelado de una manera
inmediata, nom inal y expresa. Como es evidente que los
hechos dogmáticos no están revelados de esa manera, se
convino en que a las definiciones de hechos dogmáticos no
podía darse el asentimiento de fe divina, según había creído
el arzobispo De Marca. P or otra parte, tampoco bastaba el
asentimiento de fe humana, como querían los jansenistas,
pues se trataba de una fe infalible. Se requería, pues, una
fe inferior a la divina y superior a la humana. ¿Cómo lla
mar a esa fe media entre la divina y la humana? Porque
para atar corto a las sutiles cavilaciones de los jansenistas
no bastaba el nombre genérico de fe y hacía falta un nom
bre específico. Consultaron y disputaron durante varias se
siones, y puesto que se trataba de la fe que debía darse a
la autoridad infalible de la Iglesia , acordaron llamarla fe
eclesiástica. E l nombre, por lo corto y expresivo, hizo for
tuna. E l arzobispo lo empleó en su pastoral; los teólogos
que lo habían acordado en la conferencia con el arzobispo
lo dictaron y vulgarizaron entre los discípulos en las lec
ciones diarias manuscritas, y pronto los grandes escritores
de la Sorbona, como Tournely, D ’A rgen tre y Grandin, lo
usaron en sus obras impresas, dándole así carta de natura
leza en la república de las letras teológicas. T al creemos
haber sido el origen del nombre de fe eclesiástica, o al me
nos lo que más contribuyó a su adopción y vulgarización,
según se desprende de lo que cuenta el autorizado Fenelón,
y que parecen confirmar Tournely y Grandin, escritores am
bos extremadamente versados en todo lo referente a las
disputas jansenistas, en las cuales intervinieron. 2
1
3
231. T e s t i m o n i o s d e F e n e l ó n , d e T o u r n e l y y d e G r a n d i n .
He aquí cómo se expresa Fenelón en su respuesta al obispo
de Saint-Pons: “ Vous dites que M. de Marca a exigé cette
fo i d ivin e... Mais monseigneur De P éréfixe, qui éxamina que1 ,
ét.oit le lange le plus rigoureux des dei'niers scholastiques,
avec M. Grandin, et avec quelques autres docteurs célébres,
«qu’il voulut bien admetre dans son conseil pour cette délibe-
SKC. 1.----ORIGEN V SENTIDO DE LA FE ECLESIASTICA 437
p asteurs légitim es. O n ne peut aussi rccom m an der d evan tagc cctte soum ission.
q u ’en disan t avec sa in t V in c e n t de L é r in s : qu e par ¡a pratiquc ou le m épris
sa u ven t et qup les D iscip lc se pendent.
E t d ’est ce qu i p ourroit a r r iv e r au su je t des cinq propositions qui ont csu-
e x tra ite s du L iv r c intitulé Angu stía les, de Jan scn iu s. cvesquc d 'I p r e . . .
C ’est p u r quoi on nc peut asse lou c r la sagesse et charité patern elle de
nos S’S. P P . les P a p e s In noccnt X et A le x a n d r c V I I lcsqucls p ou r oster tout
pretexte a ccux qui vou droien t á l ’a d v e n ir sousteniv ces cinq proposi
tions, ne les ont pas sculeincnt condaninées en el les mestnes p a r leu rs
•Constitutions des années 1653 et 1656, m ais encoré ont d eclaré, et p a rtic u -
lié rcm e n t A le x a n d r e V I I , que ■les cinq propositions estoicnt tirées du liv rc
d e Jan sen iu s, in titu lé A u g u s tin u s. et q u ’ ils les condam noient d an s le sens d an s
lcquel cet a u te u r les avoit enseign ées. A quoi M c s sie rs les A rc lie v e s q u c s et
E v e sq u e s de ce R oya u m e , d ésira n t se co n fo rm er, c ru re n t q u ’ils nele pouvoient
m ie u x fa ir e q u ’en dressan t un F o rm u la ire de profession de F o i d an s le sens
mesme des ditcs C on stitutio n s; et leq uel estant sign é, fero it connoitre é v i-
dem m ennt c e u x qu i se souniettroient sin cércm en t a u x dites C on stitutio n s: D c s -
qu ellcs aussi bien qu e d u Form ulante, il est certain q u ’on nc so au rait pren d re
su je t, a m oins qu e d ’cstre m a lic ie u x ou ig n o ra n t, de d iré q u ’ellcs d esiren t une
soum ission de F o i divin e, p ou r ce qui concernc le F a it e x ige a n t seulem cnt
.pour ce re g a rd , comme il a esté si souvent dit, u n e fo i hum ainc et B c cle sia s-
tique, qu i oblige a soum ettre a vec sin cérité son ju g e m e n t á ccluy de ses s u p é -
rie u rs légitim es, parce q u ’autrem cn t il se ra it fac ile par cette adresse d ’évitcr
la con dam n ation de toutes sortcs d ’c rr e u r s : et que sous p rétexte de la question
de F a it, on se p ou rroit to u jo u rs con se rv e r la liberta de d e ffe n d re son opinión
to u ch an t le D r o it ...
D o n n é á P a r ís , ce sep tiém e J u in , m il s ix cens soixan te q u a t r e ” ( O rd onn a ncr
d e M o n s e ig u e u r l'illu strissim e et R é v é r e n d is u m c H a rd o iu n d f P ér é fi.v e , A r c h c -
v e s q u e de P a rís. A P a r is , d ie z F ra n g o is M u g c t 1664, pp. 3 - 4 - 5 - 7 ).
P a re c e eviden te qu e la fr a s e “ com m e il a esté si souvent d it ” se re fie re
a la p a la b ra " h u m a in c ” , y n o a la p a la b ra “ ecc lésiastiq u e ” . qu e aparece a q u í i>ot
p rim e ra vez. E l “ se n tid o ” de esta p a la b ra es an tiguo , pero la p a la b ra es n u ev a ,
como o bserva G ra n d in (1. c .).
A g ra d e c e m o s viva m en te al sabio P . M a n d o n n e t, O . P ., el habernos p ro p o r
cion ado un a Copia de la c arta de M o n s . P é r é fix e .
7 M a r z o de 1921.
440 C. 5.---- LA EVOLUCIÓN Y LA FE ECLESIÁSTICA
teólogos m odernos adm iten tam bién bastante generalm ente que eso es de fe
divina o. al menos, que es una ve rd ad revelad a y d efin ib le de fe divin a. ^Pero
n iegan (a u n q u e inconsecuentem ente, como verem os a su tiem po) que de ahí se
siga el qu e sea de fe d ivin a la cosa d efin id a. E a a u torid ad in fa lib le de d e fin ir
lo virtu al es, dicen, de fe d iv in a ; pero la cosa d efin id a no es sino de fe
eclesiástica.
u “ Et hoc modo sentit .Molina d efin itum fu isse in sexta Synodo duas esse in
C h risto voluntates aut operationes. Exem plu-tn tamen non placct, q u ia in
S c rip tu ra vid en tu r expressa huius veritatis testimonia reperire, de quo alibi '*
( G r a n a d o s , 1. c. n. 20 ). A esta doctrina de G ran a d o s y M o lin a contesta así J u a n
de Santo T o m á s: “ Sed contra, qu ia in prim is si semel fatetur (G r a n a d o s ) nos
assentiri illi veritati d efin itae sitie discursu, iam e x tra liitu r a ratione conelusionis
theologicae quae per discufrsum habetur, et sic fu it fundam entum oppositum
(M o lin a e et G ra n a d o s) qui dicunt non pcrtincrc ad fidem , quia per discursum
habetur. D ein d c talis veritas sic d efin ita, in nititur auctoritati divinae, et non
solum auctoritati humanac et crcatac ipsius Ecclcsiae, quod m anifestum est e x
duobu s: tum qu ia E cclesia non d efin it qu ia sic sibi vid etur, sed finia sic vis u m cst
S piritui S á n elo: e rgo si E cclesia proponit veritatem illam ut visam S'piritui Sancto,
nos credim us illi propter solatn auctoritatem S piritas S a n cti... N c c obstat e x e m -
plum de canonizatione Sanctorutn ... TJnde pro canonizatione Sanctorum pie c r e -
ditwr assistere S p iritu m Sanctum ne erret Eeclesia, ut dicit O. 'I homas, sed non est
certum de fidjp, ut ibi dicit. In d efin ie n d is autem rebus fidei cst certum de fid e
assistere S p ú'itu m Sanctum et e x eius directione procederé illam definitioncm .
itnde eius assen sus non in nititur auctoritati h um anac sed diiñn a p'' ( I o annk s
a S to . TnoMA, D e sacra theoloyia, q. 1. d. 2, a. 4, n. 8 ). V e re m o s m ás a d e lan
te (2 8 3 ) qué sentido hay que fiar a este “ pie c rc d it u r” a que alu de Juan de
Santo T om á s, al h abla r de la canonización de los santos.
442 C. 5.----LA EVOLUCIÓN Y LA FE ECLESIÁSTICA
10 “ A d d e quod duni res ista qu am in hac sectione tractam us, non c x p e n d itu r
rigorosc, solent om ncs sine distinctione u t in p lu rim u m a p p e lla rc certas e x fide
om nes propositiones ab E c c le sia d efin ita s, q u ia saltcm sine e rro re n eg ari non
possunt, ct cum e x ro bus tidei evidon ter dcd ucan tu r, atque in fa llib ili testim onio
n itantu r, om nino proxim a c sunt fid e i, et q u ia qu od paruin distat, nihil distare
vid etur, p rin c ip ia thcologiae et veritates fidei n u n cu p a n tu r... A d p rh n u m re s-
pondetur, sanctuni N az ian c en u m solum contenderé propositiones evid en ter d ed uc-
tas e x S . S c rip tu ra , fe r e ad fid e m p ertin ere, q u ia p a m m a b illa d istan t... A d
secundum respon detur e x p ro xim e d ic tis: licet cnim ille assen sus sit absqu e p rop rio
ct fo rm a li d isc u rso, non p ertin et prop ric ad fidem . q u ia non in n ititu r iimned'.ate
D c o dicenti, sed auctoritati E ccle sia e... A d p robationcm autem d icitu r, d u p li-
citer posse aliqu em assen tiri istis p roposition ibus a b E c clesia d e fin itis : uno
modo in fe re n d o illas ex p rin cipiis revelatis, sicut in tulit S y n o d u s v e l P o n tife x . et
qui sic assentit, clicit actuin th eologiac, ad qu em pertin et iste assen sus: altero
modo sin e discursu, sed propter ipsius E cclesia e testim on ium , et hic actus est
qu i ut p lu rim u m e licitu r non solum ab indoctis, sed ctiam a doctissim is: non
taiucn e licitu r medio actu fid ei d ivin ae , ut dictum est; nec m edio h ab itu th eo -
logiac, qu ip pe qui non est d is c u rs iv u s ; sed p ertin et ad q u am d am fid em human a m
cprtissimam, q u ia in n ititu r in fa llib ili auctoritati E cclesia e. E t h uiusm odi t'ides
facilc cern itu r in indoctis. sicut et a lia q u a cred itu r eos qu os P o n t ife x sanctorum
n um ero a dscribit in I>om ino olKlormisse et eius felicissim o fr u i conspcctu: cum
tam en va ld e p robabilis sit sententia illo ru m au ctoru m , qu i sentiunt eiusinodi
v eritatem non p ertin ere ad fid e m d ivin am , sed in tra a liu m m in oris infallibUitatis,
tam en certudinis graduin co n tin eri” ( I a c o b i G r a ñ a d í , c So c . Ie su , C o m m c n to rii
in S um tnam Thcologicam Sti. T h om a e, vol. 1, q. 1. d. 3, mi. 2 2 -2 3 -2 4 . M u s s i-
ponti 1664).
SEC. 1.----ORIGEN Y SENTIDO DE LA Jb'E ECLESIÁSTICA 443
SECCION II
L a llam ad a “fe e c l e s iá s t ic a ” y las C O N C L U S IO N E S T E O L Ó G IC A S ,
SEGÚN L A D O C T R IN A D E S A N T O TOM ÁS
IB T>. T iio m a s , 1. c.
,,J Ihicl.. ad 9.
Jiv . honi .
450 C. 5.---- LA EVOLUCIÓN Y LA FE ECLESIÁSTICA
L . c.
P robablem en te so le o c u rrirá a alg u n o o b je ta r que S a n io T o m á s ( Q u o d li-
boto y, a. 16) adm ite e xpresam en te que la Ig le s ia es infalible en la canonización
de los santos, y, sin e m barg o , no dice que eso sea de fe d ivina , sino sim plem en
te de f e piadosa: pie rrede-ndum est. L u e g o , p ara S an to T o m á s, no es lo mismo
fe infalible qu e fe divina.
C u a n d o nos ocupem os en p a rtic u la r de la can on ización de los santos, exam i
n arem os largam en te esa y o tras objecion es sem ejan tes. P o r de pronto, fíjese todo
tom ista en la d ife re n c ia ra d ic a l q u e hay en tre las dos proposiciones siguien tes:
P rim a ra , “ es piadosam ente creíble o teológicam ente cierto que la Ig le sia es in
fa lib le en la c a n o n iza c ió n ” . S eg u n d a , “ es in fa liblem en te cierto que la Iglesia es
in fa lib le en la c a n o n iz a c ió n ” . S an to T o m á s, h abla n d o de esa cuestión p artic u lar
de la can on ización , a fir m ó la p rim e ra p roposición , y eso s ig n ific a el “ pie c re-
den dum e s t” ; pero no a fir m ó , a u n q u e tam poco n egó, expresam ente la segunda.
Si hubiese a fir m a d o la se g u n d a , eso h ubiese sido e q u iv alen te a a fir m a r que la
can on ización era tic fe d ivin a , pues p ara S a n to T o m á s lo m ism o e9 fe infalible-
qu e fe divina.
A h o ra bien : eso qu e S a n to T o m á s no a fir m ó respecto a la canonización de Ios-
santos io a firm a ro n siem p re S an to T o m á s y lodos sus com entaristas anteriores-
a los S a lm an ticen ses respecto a las conclusiones teológicas, y lo a fir m a n hoy día.
d espués del jan se n ism o , todos o casi todos los teólogos respecto a los hechos dog
m áticos; esto os a fir m a n que la in fa lib ilid a d de la Tglesia respecto a eso no-
solam ente es cierta, sino qu e es infaliblem ente cierta, y basta p róxim am ente de
fin ible de f e divina, si es qu e no está ya d e fin id a por el m a giste rio ordinario.
Y nuestra argu m en ta ció n es qu e, segú n San to T o m á s, no cabe certera infalible,
<*ii cuestiones de fe o de testim onio, sin testim onio d ivin o , y donde hay testimonio-
d iv in o h ay f e d ivin a , y no m eram en te fe h u m an a ni eclesiástica.
L o que en esta cuestión p o d ría disp utarse, a u n q u e sea com pletam ente acciden
tal p ara lo que en esta sección tratam os, es si hoy d ía no d eberá decirse respecto
a la can on ización de los santos, a lg o m ás que el “ pie crcdcndum est” . que dijo
S a n to T o m á s, y a lg o ig u a l a lo (pie S an to T o m á s d ijo sobre la s conclusiones-
teológicas y a lo qu e h oy dicen casi todos los teólogos sobre los hechos d og
m áticos: esto es, qu e la in fa lib ilid a d de la Ig le s ia en tales m a terias no solatnente-
os ya cierta, sino infaliblem ente cierta, y, por tanto, d efin ib les de f e d ivino. A su
tiem po h ablarem o s de esta cuestión. N u e s tra opinión es qu e la cuestión de la
can on ización no es sino un caso p a rtic u la r de la cuestión g e n e ra l de los hechos
dogm áticos, de la m ism a m a n e ra que la cuestión de los hechos dogm áticos no es
sino un caso p a rtic u la r de la cuestión m ás g en eral de las conclusiones teológicas,
o de lo necesariam ente conexo con el depósito re vela d o o n ecesario p ara su
con servación, y que sobre estas m a terias h an d ad o m ucha lu z las decisiones de
la Ig le s ia con tra los jan sen istas y los docum entos del C on cilio V a tic a n o
SE C EA D O C TR IN A DE SANTO TOMÁS 453
sia, casi nunca falta algún teólogo que prom ueva en segui
da la cuestión de si tal documento es infalible, mi resultado
suele frecuentem ente ser el que unos teólogos se declaren
por la afirm ativa y otros por la negativa, con lo cual nos
quedamos, en lo que toca a infalibilidad, como antes de la
disputa, pues documento cuya infalibilidad no sea evidente,
sino dudosa o disputable, no es infaliblem ente cierto, o es
prácticamente como si no lo fuese. Creemos que en estas
disputas se olvidan con frecuencia dos cosas: primera, que
las definiciones infalibles, lejos de ser cosa ordinaria* o fr e
cuente .en los papas, son cosa rara y aun rarísim a, como ob
serva muy sabiamente el em inentísim o cardenal Van Ros-
sum: “ Summus itaque P on tifex dicendus potius est ra ro ,
imo rarissime, extraordinaria sua magisterio. auctoritate seu
infallibilita te u ti” 25. Segunda, que ningún documento pon
tificio debe considerarse como definición infalible m ientras
no conste evidentem ente que lo es: debiendo aplicarse a las
definiciones infalibles, pues la razón es la misma, lo que
tan prudentemente enseña el nuevo Código canónico res
pecto a las definiciones dogmáticas: “ Declarata seu definita
dogmatice res nulla intelligitur, nisi id manifesté consti-
te rit”
msa inclinación de algunos a m irar como infalibles todos
los documentos doctrinales del Papa no siempre es signo
de exceso de fe y de obediencia a la Iglesia, sino que a veces
es signo de falta de obediencia y de fe, pues proviene de
creer que no merecen fe y obediencia las enseñanzas de la
Iglesia si no son infalibles. Aunque no merezcan fe divina
o fe infalible, merecen siempre fe humana, y fe humana
interna y cierta, mientras no conste evidentemente, y rara
vez constará, que la Iglesia se ha equivocado de hecho.
A esa fe humana que damos a las enseñanzas no infalibles de
la Iglesia, y que modernamente recibió el nombre do pió
asenso, es a la que debiera «llamarse fe eclesiástica, como
llamamos leyes eclesiásticas a las leyes humanas y muda
bles de la Iglesia para distinguirlas de las leyes verdade
ramente divinas e inmutables.
240. L»a s e g u n d a p r u e b a , tomada también de Santo T o
más, para demostrar que la llamada fe eclesiástica es ver
dadera fe divina, puede formularse del modo siguiente:
« Todo lo verdaderam ente dicho p or Dios, o todo lo que no
es sino explicación de lo dicho por Dios, es definible de fe
divina y merece asentimiento de fe divina después de defi
nido:
K)s así que todo lo revelado de una manera mediata o .
•’ ¡ ' t• \arrannnfi ( trdinis. i:. 115 (FviburKÍ lii isKoviac 1914).
*"• C 1 3.
454 C. 5.---- L A e v o l u c ió n y i ,a fe ecle siá stic a
sequi uegationcm a lteriu s de fid e. S e d non sic errarct, si inotus proprio tantum
discursu, suspenderet iudicium , et crederet, ut debet, se posse deficere in suo dis-
c u rsu : quan tum cum que enim ap p a re at evidens, non tam en est om ním odo infalli-
bilis; unde potest qu id en i su ffic e re ad certitudinem scicntiae, non autem ad
certitudinem fid e i qu ae est m aior. P ro p terea D . Tilom as a d d id it: u Praecipue si sit
p e r Ecclesiam d eterm ina tum if; u t ostendat quod absoluto ille e rra t in fide qui
n egat olí quid e x quo p e r Ecclesiam dpterm inatum est sequi aliquid contrarium
f id e i: non autem e rra re illum absolute qu i n egat a liq u id ex qu o per proprium
discursum colligit aliud con trarium fid ei, sed tantum in sensu e x p lic a to” ( P h i l i p p u s
a S t a . T r i n it a t e , Disptita tion fs thcologicac, t. 1, pp. 28-29, L u g d u n i 1653). Lo
m ism o se e xp resan C ayetan o, P o rre cta y los otros com entaristas.
87 J uan d e S a n t o T om ás , C u rsa s Theologicus, t. 1. d. 24 n. 7.
SU C . 2. ---- L A DOC'l JUINA DK SANTO TOMAS 459
Pues bien, eso que Dios nos diría ahora, nos lo había di
cho ya antes, y todo teólogo sabe que la diferencia de antes
o después no cambia para nada- la especie de la fe. En vez
de decirnos Dios ahora que “ todo lo que la Iglesia ha defi-
nido es verdad” , nos había dicho ya desde el principio que
“ todo lo que la Iglesia defina es verdad” . P o r tanto, son de
fe divina tales definiciones, no precisam ente porque la Ig le
sia lo dice, sino porque lo había dicho D ios .
E n resumen, el m o tiv o fo rm a l de la fe que damos a las
definiciones infalibles no es realm ente la autoridad de la
Iglesia ni aun precisam ente la autoridad de D ios asistente,
sino que es real y form alm ente la autoridad de D ios revela
dor. Ese acto de fe, llamado m odernamente de fe eclesiás
tica, no se form ula diciendo: “ Creo tal cosa porqu e la Ig le
sia es in falible al enseñárm ela” , ni siquiera se form ula di-
ciendo: “ Creo tal cosa porqu e D ios asiste a la Iglesia al en
señármela” , sino que se form ula y debe form ularse con ple
na verdad de la m anera siguiente: “ Creo tal cosa porque
Dios ha revelado que la Iglesia es infalible al enseñárm ela” .
Do cual es exactamente lo mismo que decir: "C reo con fe
divina que es verdad lo definido por la Iglesia, porque Dios
ha revelado que es verdad lo definido por la Iglesia” . Tal
acto es, a todas luces, de fe divina y no solamente ecle
siástica.
Si, pues, la fe divina se extiende a las conclusiones teóló-
gicas definidas por la Iglesia, la evolución del dogma se ex
tiende también a ellas, y es inútil la moderna fe eclesiástica.
SECCION I I I
D a llam ad a fr e c l e s iá s t ic a y lo s h e c h o s d o g m á t ic o s
•r,? "Apostoli et corum succcssores sunt vicarii Dei quantum ad regimen Ecclesiae
iam constitutae per fidem el fidei sacramenta. Unele sicut non licet eis constituere
aliam . R c c le sia m , ita non licet eis tradere aliam- fid& m , ñeque constituere a lta s a
cram en ta'* (D . T jtomas . S u m tn . T h c o l., 3, 64. 2, ad 1). “ E st a>¡bponere (scu a d d e r e )
dúplex: vel aliquid quod est c o n tra r iu m vcl d iv e r s u m , et hoc est erroncuni vel
presumptuosum-; v.el quod. continctur im p lic ite . e x p o n e n d o , et lioc est laudabilc
(J>. T jtomas, 1 S e n t,. divisio textus prol.). “ U n d c milla liorhinutu auctoritate pos-
-sunt c re d e n d a n o v a introduci, sed tantum c x p ltc a r i quae per V erbu m Dei r e v e la ta
sunt A p o s to lfs c t P r o p h c tis ” ( C a ik t a n u s , In e p is t a d R o m a n o s , c. .10). “ Ñeque
Summus P on tifex ñeque tota Ecclesia possunt n o v u m a rtio u lu m aut n o v u m d ogm a
concederé q u a n tu m a d su b s ta n tia m . E x quo sequitur quod cum quaerimus an
*81110 mus P on tifex possit errare in rebus fidei d e f in ie n d is , intelligimús in rebua
:idt*¡ deíinitione sita e x p lic a n d is ” ( B A A f.z , In 2-2, q. 1, a. 10).
SEC. 3.----LA FE ECLESIÁSTICA Y LOS HECHOS DOGMÁTICOS *17^
“todos los hechos dogm áticos, una vez definidos, son in fali
bles” . Y esa proposición tiene el m ism o sujeto que la siguien
te: “ este hecho dogm ático definido es in falib le” . P or eso es
•de fe d ivin a .
272. L a o p i n i ó n t o m i s t a .— Aquellos tomistas de hoy día
que niegan la definibilidad de fe divina de la conclusión teo
lógica, niegan también, y con más energía aun, la definibili
dad de fe divina de los hechos dogmáticos. Creemos que en
esto son consecuentes.
Pero como esos tomistas, al negar la definibilidad de fe de
las conclusiones teológicas, suelen citarnos a B illu art y darle
mucha im portancia como representante de la tradición to
mista, no estará de más que nosotros les citemos también,
brevem ente, lo que opina B illu art sobre la definibilidad de
los hechos dogmáticos. H e aquí sus palabras:
“ U rgebis: Fides est ex auditu, auditus autem per Verbum
Dei: atqui factum Iansenii n on co n tin e tu r in verbo D ei: ergo.
"Ite m , Ecclesia non habet novas revelationes, nec articu-
li fidei successione tem porum cre scu n t: atqui haec dúo vi-
dentur admittenda, si factum Iansenii sit revela tu m et fidei
divinae: ergo.
” Respondeo harum instantiarum solutiones fluere ex
dictis.
”A d p rim u m , distinguo m inorem : Factum Iansenii non
continetur in V erbo Dei exp licite et im m ediate, concedo: im -
p lic ite et medíate, negó. Continetur enim in hac universali
propositione revelata: Omnis textus ab Ecclesia. damnatus,
est damnabilis.
”A d secundum . Haec revelatio universalis m ox dicta, non
est nova, sed fu it ab initio; consequenter damnatio textus
Iansenii non est novus articulus fidei, sed explicatio et appli-
•catio revelationis universalis ad particulare et determ inatum
obiectum: sicut cum nascitur homo, est de fide quod pecca-
v e rit in Adam, non est tam en nova revelatio, ñeque novus
articulus fidei, sed explicatio tantum et applicatio huius re
velationis universalis, omnes peccaverunt in A d am , ad par
ticulare obiectum ” .
Y poco antes había dicho: “ P orro revela tu m est univer-
saliter om nem textum, om nem propositionem, om nem li-
'"»rum ab Ecclesia damnatum, esse vero damnabilem, id nam-
que com prehenditur sub infallibilitate Ecclesiae revelata:
ergo et hunc tex tu m huius propositionis, puta Iansenii” G7.
A h ora bien: ¿cómo Billuart, que tan claraménte parece
negar la definibilidad de fe divina de las conclusiones teoló
gicas, ha podido llegar a adm itir la definibilidad de fe divina
•de los hechos dogmáticos? Porqu e hay que fijarse, y en eso
' B i l i .u a r t , De rcgttlis fid ei, d. 3, a. 7, so lv unt ur obiectiones.
•JO 1 C. f>.-----I.A KVO LUCIÓ N Y i.A I'K K CLK SIÁSTICA
SECCION IV
l_vA CANONIZACIÓN DE LOS SANTOS Y LA FE ECLESIÁSTICA
Et». hom. 17
514 C. 5.----LA EVOLUCIÓN Y LA FE ECLESIASTICA
11■ “ ln aliqu ibu s propositionibus contingit non solum ipsas cssc (le fide sed
etiani refle.vas carum , ut quod illae sint de fide, esse ctiani de fid e : sicut in -
:a in a tío G bristi et T rin ita s P e rso n a rn m ita sunt de fide, quod etiam de fid e
est eos esse de fide. A liq u a n d o vero, propositiones ipsae de fid e sunt, non tomen
reflexa carum est d^' fide. quia adíate m a n ct aliqua controversia■ circo carum
definition cm " ( I o a n n k *j a S t o . T i i o m a , P e auetoritate S u m m i P o n tifitis . d. 2.
a. 2. n. 5).
520 C. 5. -----L A EVO LUCIÓ N Y LA FE ECLESIASTICA
aplicada. L uego, según los principios adm itidos hoy por todos los teólogos, una
verdad que reúne estas dos condiciones es de fe divina.
Com prendemos, pues, m uy bien que algunos teólogos antiguos hayan negado
la in falibilid ad de la ig le s ia en los hechos, antes de que se hubiese esclarecido
la distinción entre hechos particulares y hechos dogmáticos. Com prendem os
igualmente que, una vez adm itida esta in fa libilid a d , aunque aun no como de
le divina, no hayan adm itido que el hecho dogmático definido fuese de fe
divina. P e ro lo que se nos hace incom prensible es que algunos teólogos que
admiten como de fe divin a, o al menos como definible de fe divina, la in fa
libilidad de la Ig le sia en los hechos dogmáticos, nieguen que éstos puedan ser.
definidos de fe divina. H e aquí por qu é hemos hecho constar con satisfacción
que numerosos teólogos, en sus reseñas de la edición española de n uestra obra,
estén de acuerdo con nosotros en rechazar la pretendida fe eclesiástica como
específicamente distinta de la fe divina. Kntre e l l o s hay dos teólogos tomistas
de prim er orden; l o s P P . R am írez y Pegu es.
“ 'Penemos la persuasión de que fe eclesiástica, teológicamente "injusticiable.
ha de desaparecer de la teología tomista y aun de la teología cató lica*’ ( P . S. R a
m ír e z , O . P ., en Ta i Ciencia Tomista, n ov.-dic. 1923, p. 395; J. P ú r i z de I tr -
bki., O. S. B ., en Revista Eclesiástica, 15-30 nov. 1923. p. 654; P . Juan * M a n t e '.
L ó p e z , O. S. A ., en España y A m érica, feb. 1924. p. 2901.
“ La fe eclesiástica propuesta como un a fe de una n aturaleza distinta a la
de la fe divin a c in fe rio r a ésta, parece, en efecto, algo enteram ente inadm isi
ble M ( P . T iiom as P éguf.s, O. P ., en R e v n c Thom istc. enero 1924, pp. 66-67).
,J9 L o mismo da. para el caso, inseparabilidad absoluta, que conexión esencial
522 C. O.----LA e v o l u c ió n y la fe e c l e s iá s t ic a
cir, con Vázquez, que las conclusiones teológicas son form al
mente de fe antes de ser definidas, es decir, de confundir el
raciocinio humano de la teología con la fe divina.
Y, por tanto— el lector debe comenzar por darse cuenta de
ello— , nuestra posición va a ser esforzarnos en repetir, con
tra el modernismo, que sólo las conclusiones verdaderamente
implícitas son definibles; y contra Vázquez, que ninguna con
clusión teológica es de fe antes de la definición de la Iglesia.
De esta manera, todas las objeciones van, en realidad, con
tra los adversarios de la tesis tradicional que nosotros de
fendemos.
Tenemos, además, la firme convicción de que todo el que
lea im parcialm ente el capítulo 6 (respuesta a las objeciones)
y, sobre todo, el capítulo 7 (la voz de la trad ición ), a) o adop
tará plenamente la tesis tradicional de la evolución homogé
nea del dogma por vía de verdadera conclusión teológica; b ) o
confesará que la cuestión debatida es, por lo menos, entera
m ente libre.
Esto viene a hacer que los teólogos adopten nuestra teoría.
Porque, sin contar que es más conform e a la tradición, per
m ite— todo el mundo lo concede— resolver con facilidad, cla
ridad, e imparcialidad los problemas que surgen de hechos
evidentes y numerosos de la historia de los dogmas. L o que no
sucede en la doctrina contraria.
Veamos, pues, las objeciones que se nos presentan.
SECCION I
Objecio nes contra la evolución dogmática en general *29
lio son un solo y mismo concepto, sino que son dos concep
tos, aunque im p lícitos el uno en el otro. De la misma mane
ra, el concepto de “ llena de gracia” , que es concepto evan
gélico, y el de “ concebida sin mancha de pecado original en
el prim er instante de su concepción por los méritos previs
tos de la muerte de su H ijo ” , que es el concepto definido
por Pío IX , no son el mismo concepto, sino dos conceptos o
aspectos diferentes, aunque dé la m ism a cosa o realidad. No
son, es verdad, conceptos opuestos: no son siquiera concep
tos d iver so s; pero sí conceptos nuevos o distintos, derivados
el uno del otro. Esa es la verdadera Teología; ése es el ver
dadero virtual im plícito; virtual, por haber distinción de con
ceptos, que es en lo que consiste la distinción virtual; im
plícito, por salir o derivarse un concepto del otro,
Para convencerse de ello, abra nuestro objetante cual
quier diccionario: busque en él la d efin ición o significado
form a l de “ fundamento indeficiente” , y vea si en esa defini
ción entra nada de “ infalibilidad personal” o “ sin consenti
miento de la Iglesia ” . Busque asimismo la definición de “ Ma
dre de D ios” y vea si entran en ella los conceptos de “ libre
de pecado origin al” , de “ prim er instante” y de “ por los mé
ritos previstos de la m uerte de su H ijo ” . Ahora bien: lo que
no entra en la definición no puede estar para nuestra inteli
gencia contenido form a lm en te en lo definido.
En cambio, busque la definición de “ todo” , y encontrará
en ella el concepto de “ partes” ; busque la definición de un
correlativo cualquiera, por ejemplo, de “ padre” , y encontrará
en ella el concepto del otro correlativo, de “ h ijo” ; busque,
en fin, la definición de “ universal” , y en ella encontrará el
concepto de “ singulares” . P or eso, lo contenido como parte
en el todo, como correlativo en su correlativo o como par
ticular en un universal actual e incondicionado, es form al;
porque entrando lo uno en la d efin ición o sim ple inteligen
cia de lo otro, no existe más que un concepto bajo dos pa
labras diferentes. Todo lo demás no es formal, sino virtual,
para quien sepa distinguir nuestra ciencia o nuestra Teolo
gía de la simple inteligencia o de la fe.
Nuestro objetante dirá que, aunque en los dos ejemplos
citados no entre explícitam ente un concepto en la definición
del otro, entra im p lícita m en te; porque analizando el concep
to de “ fundamento indeficiente” o de “ gratia plena” , salen
los conceptos definidos. A sí es. P ero en eso precisamente con
siste para nosotros el verdadero virtu al im plícito o el ver
dadero y propio raciocinio de las ciencias superiores: en
analizar un concepto, descomponiéndolo en dos o más, con
lo cual resultan nuevos conceptos. Todas las ciencias supe
riores son analíticas. L a Teología no es otra cosa que el aná
lisis intelectual del depósito revelado.
SEC. 2. ---- M Á S O BJE CIO NE S CONTRA LO M ISM O 555
E v. Jiom . 19
5 78 C. 6 .-----O B J E C I O N E S CONTRA LA E V O L U C IÓ N D O G M Á T IC A
SECCION III
O b j e c io n e s c o n t r a la id e n t if ic a c ió n de la e x t e n s ió n de la
E V O L U C IÓ N D O G M Á T IC A CON LA E X T E N S IÓ N DE LA IN F A L IB IL ID A D DE
la I g l e s ia
322. E l p u n t o d e v is t a f o r m a l d e l a in f a l ib il id a d d e la
I g l e s ia .— A l
tratar de los seis tipos de raciocinio o conexión
dijimos que las conclusiones o conexiones del tipo cuarto no
eran objeto de la infalibilidad de la Iglesia. A l tratar luego
de la extensión de la evolución dogmática, dijimos también
que esa extensión era la misma que la de la in falib ili
dad (99-295).
Contra esas dos afirmaciones nuestras, íntimam ente liga
das entre sí y con la evolución del dogma, se nos han hecho
varias observaciones, a que vam os a contestar en esta sec
ción. Pero antes conviene decir cuatro palabras sobre el
punto de vista form al de la infalibilidad de la Iglesia, única
manera de apreciar bien sus relaciones con la revelación,
con la fe, con la teología y, por lo tanto, con la evolución
del dogma.
Para apreciar con exactitud y profundidad una cuestión
cualquiera conviene colocarse desde el prim er m om ento en
su punto de vista form al, que es lo que Santo Tom ás suele
con frecuencia llam ar el punto de vista p er se. Los puntos
de vista materiales o p e r accidens desorientan con frecuen-
¡nfalihlcs y nuevos dogm as. .Así se v e rific a analógicam ente en la v id a del dogm a
ese movimiento continuo y circular, conocido en b io lo gía con el nom bre de ciclo,
propio de todo d esarrollo vital y homogéneo.
580 C. 6 .-----O B J E C IO N E S CONTRA LA E V O L U C IÓ N D O G M Á T IC A
325. D O S G R A N D E S D E P A R T A M E N T O S D E LA D IV IN A R E V E L A C IÓ N .—
Siendo la divina revelación el objeto form al dé la fe di
vina, los departam entos de aquélla tienen que ser los mis
mos que los departam entos de ésta. O, hablando más lógica
mente, los departam entos de la fe divina que hemos descri
to deben de haberse tomado de los departamentos de la di
v in a revelación que vam os brevem en te a describir.
L a teología tom ista d ivide todo el campo de verdad en
dos grandes departamentos, com pleta y radicalm ente dis
tintos: prim ero, en verdades que de u n m odo u o tro han sido
reveladas por Dios y verdades que de n in g ú n m odo han sido
reveladas por Dios.
Como hay dos modos de verdadera revelación divina, uno
que consiste en revela r una cosa en sí m ism a y otro que
consiste en re v e la r una cosa en otra en la cual va necesaria
m ente im plicada, y de la cual puede ser desenvuelta o ex
traída, o sacada o deducida, el p rim er departam ento queda
subdividido en otros dos: prim ero, en verdades reveladas
in se; segundo, en verdades reveladas in alio.
Como la frase in se sign ifica para la escuela tomista lo
m ism o que “ form a lm en te” o que “ inm ediatam ente” , y la fra
se in alio sign ifica lo m ism o que “ virtu alm en te” o “ mediata
m en te” , queda todo el campo de verdad dividido por los to
mistas en tres grandes departamentos, que vam os a poner
los tam bién p or separado.
SKC. 3.----CONTRA SU EXTENSION 587
327. C o n e x i v o i m p l í c i t o y c o n e x i v o n o i m p l í c i t o .— L o mis
mo significa “ revelado in alio” que “ necesariamente conexo
con lo revelado in se” .
Pero no se olvide que conexo e im plícito no son dos con
ceptos opuestos o que se excluyan mutuamente. A l contra
rio, lo conexo se divide en im plícito y no implícito. No hay
más que fijarse para ello en que todo verdadero raciocinio
envuelve conexión de la conclusión con la premisa mayor
mediante la premisa menor. Toda conclusión, por lo tanto,
es conexiva. P ero hay menores y, por lo tanto, conclusiones
implícitas o inclusivas en las mayores, y las hay no im plí
citas o inclusivas, sino meramente conexivas. Habrá, pues,
también conexiones im plícitas o inclusivas y conexiones no
implícitas ni inclusivas. Las primeras constituyen él virtu a l
im p lícito ; las segundas, el virtu al puramente conexivo: v ir-
tuale tantum (40-41). Estas corresponden al virtual o co
nexo del tipo cuarto; aquéllas, al virtu al o conexo de los otros
cinco tipos (4 6 ). Creer que lo que es v irtu a l no puede, ser
im p lícito, o que lo que es verdaderam ente im plícito no pue
de ser verdaderam ente virtual, es haber perdido la idea de
virtualidad im p lícita : la idea de la verdadera teología, una de
las claves del progreso dogmático.
328. R e s p u e s t a a a l g u n a s o b s e r v a c i o n e s q u e s e n o s h a c e n .
Con lo dicho será facilísim o dar respuesta a algunas obser
vaciones que se nos han dirigido. Porque dijim os (89-99) que
el conexo o conclusión del tipo cuarto no puede ser objeto
de infalibilidad, un sabio teólogo creyó que eso era lim itar
SEC. 3.----CONTRA SU EXTENSIÓN 589
L a R A Z Ó N P S IC O L Ó G IC A D E L P R O G R E S O D O G M Á T IC O .---- C O l l l O he-
mos dicho (160-161), la razón psicológica del progreso inte
lectual humano— sea en el orden natural, sea en el orden de
la fe— debe buscarse en nuestra manera connatural de cono
cer “ per modum enuntiabilis” . No siendo completamente in
telectuales o intuitivos, como Dios y los ángeles, sino racio
nales, discursivos, no podemos conocer de un golpe todo lo
que está im plícito en nuestro punto de partida, y debemos
usar enunciados parciales y sucesivos, deduciendo los unos
de los otros por un raciocinio inclusivo.
Mientras estos enunciados se lim iten a desarrollar lo que
desde el principio estaba verdaderamente im plícito en nues
tro punto de partida, conservamos la unidad objetiva de la
ciencia o de la fe, a pesar de la pluralidad de enunciados.
L a razón de esto es— como observa profundamente Santo
Tom ás— que el acto de la fe, como el de la ciencia, no en
cuentra su término en el enunciado, sino en la realidad ob*
jetiva. “ Actus autem credentis non terminatur ad enuntia-
biley sed ad rern; non enim formamus enuntiabilia nisi ut
per ea de rebus cognitionem habeamus, sicut in scientia ita
in fid e” 9S.
Desde este punto de vista, el Santo Doctor nos asigna, al
principio del artículo citado, la razón de esta asimilación de
la ciencia y de la fe. L a fe es un conocimiento; ahora bien,
todo conocimiento se hace según el modo connatural del cog-
noscente. Luego la manera humana de conocer es procedien
do por enunciados; tal será, por consiguiente, también la
manera humana de conocer y desarrollar el dato sobrenatu
ral. “ Cognita sunt in cognoscente secundum m odum cognos-
centis. Est autem modus proprius hum ani intellectus ut com-
ponendo et dividendo veritatem cognoscat sicut dictum est”
(I, q. 85, a. 3). “ E t ideo ea quae secundum se Simplicia sunt,
intellectus humanus cognoscit secundum quamdam com plexio-
n em ” “E x eodem p ro ve n it quod intellectus noster intelli-
git discurrendo, et componendo et dividendo, ex hoc scilicet
quod non statim in prima apprehens'ione alicuius p rim i appre-
hensi (el dato natural o el dato revelado) potest inspicere
quidquid in eo v irtu te continetur: quod contingit ex debilítate
luminis intellectualis in nobis” 10°. “ E t secundum hoc necesse*
habet unum apprehensum alteri com ponere et dividere et ex
1,7 2 -2 ,
q. 9, a. 2, et d. de Charitatc, a. 13, ad 6.
2-2. q. 1, a. 2, ad 2.
99 L . c., in prin cipio articuli.
» ü9 1, q. 58, a. 4.
SEC. 3 .----CONTKA SU EXTENSION 599
SECCION IV
O b j e c io n e s c o n t r a u n a de las p r u e b a s p r in c ip a t .es
DE LA E V O L U C IÓ N D O G M A T IC A
E<\ I ’p h :. 20
610 C. 6 .----OBJECIONES CONTRA LA EVOLUCIÓN DOGMÁTICA
SECCION I
JLa d o c t r in a de los S anto s P adres sobre la e v o l u c ió n d el dogma
SECCION II
L a d o c t r in a de S anto T om ás sobre la e v o l u c ió n del dogma
♦ •
361. S í n t e s i s t o m i s t a .— De la doctrina de Santo Tomás
hemos ya hablado en casi todas las páginas de esta obra, y
todavía tendremos necesidad más adelante de ocuparnos de
nuevo de ella (134, 238-243', 296, 302, 304, 466-468). Para
evitar, pues, repeticiones inútiles, nos limitaremos aquí a dar
una síntesis breve del pensamiento del Santo Doctor.
De la evolución del dogma tratan Santo Tomás y todos
los grandes genios de la escolástica con m otivo de dos pro
blemas: primero, el problema de la unidad de la fe; segun
do, el problema del constitutivo de la herejía. En realidad,
esos dos problemas no constituyen sino dos aspectos o caras
opuestas de un mismo problema, pues la herejía no es otra
cosa que la negación o ruptura de la unidad de la fe, como
el cisma lo es de la unidad de gobierno.
El primero de esos problemas o dificultades sobre la uni
dad de la fe se presentó ya ante la mente de los Santos Pa-
dres, en especial de San Agustín y del Papa San Gregorio
Magno, con m otivo del hecho evidente de que la doctrina
de la fe fue creciendo y desarrollándose durante todo el
Antiguo Testamento hasta Jesucristo y los Apóstoles: y al
tratar de ese problema, los grandes escolásticos de la Edad
Media lo extendieron también a examinar el otro hecho evi
dente, que es su crecimiento o desarrollo después de los
Apóstoles, El problema consiste en hacer ver cómo puede
conservar unidad una cosa que, como la doctrina de la fe,
crece y se desarrolla sucesivamente, y de la cual, por lo tan
to, los fieles anteriores no conocen ni creen explícitamente
sino una parte, mientras que los posteriores conocen y creen
otras partes o desarrollos que los anteriores desconocían.
Este problema lo trata Santo Tomás y todos los otros gran
des escolásticos bajo los títulos dé “ Utrum eadem sit fides
modernorum et antiquorum” , “ Utrum fides per suceessionem
temporum profecerit” , “ Utrum articuli fidei creverint secun-
SEC. 2.----LA OPINIÓN DE SANTO TOMAS 635
1G D. T h o m a s , 1, q- 32!, a. 4.
t? D. T i i o m a s , 2-■2, q- 11, a. 2.
18 1 Setit., cí. 33, q■ 1, a. 5.
19 4 S en t., d. 13, q* 2. a. i, ad 6c
20 1, q. 33,, a. 1.
2 1 I n 1 ad C o r . , c. 11, lect. 4.
SEC. 3.---- D E SANTO TOMÁS A M O LINA ()3í>
SECCION III
E a d o c t r in a de lo s teó lo g o s, d e sd e S anto T om ás a M o l in a ,.
SOBRE LA E V O L U C IÓ N DEL DOGM A.
jE;\ hom. 21
042 C. 7 . -----L A O P IN IÓ N T K A D IC IO N A L
cosa que exp lica ción de la fe, como tantas veces repiten
Santo Tom ás, San Buenaventura y Escoto.
379. E l c a r d e n a l T o r q u e m a d a .— Después del príncipe de
los tomistas vien e el insigne cardenal Torquem ada, el fun
dador o p rim er organizador del m oderno tratado D e D ccle-
sia. Citem os de él siquiera un par de textos:
uCatholica neritas est quae ex d ivinae revelationis lumi-
ne supernaturali ím m ed ia te v e l m ediato est habita, expli-
cite in propria verboru m form a, v e l im p lic ite bona et ne-
cessaria con sequ en tia .... H is enim duobus modis clicitur ali-
quid con tineri in S. Scriptura, aut in propria verborum
form a, sicut ista est: “ Christus fu it hom o” ; et aliquid im
p licite , cjuod s cilice t, bona et necessaria consequentia ex
positis fo rm a liter in S. Scriptura sequitur. Sicut ex illa
“ Christus fu it hom o” (hom bre p e rfe c to ), sequitur quod ha-
buit animam rationalem, intellectum agentem et possibi-
lem et omnes potentias animae. Item quod in corpore suo
fu erin t n ervi ac venae et sim ilia: quorum tamen nullum in
propria verboru m form a habetur in littera S. Scripturae” a».
F íjese todo lector en cómo Torquem ada, lo mismo que
Capréolo, no solam ente usan la palabra im p lícito , sino que
explican categóricam ente qué es lo que se entiende por im
plícito cuando se habla de continencia en el depósito reve
lado. “ Im p lic ite , quod scilice t bona et necessaria consequen
tia ex positis form a liter in Sacra Scriptura s e q u itu r” . Es
exactam ente la misma fórm ula empleada luego por el car
denal Cayetano y por Báñez (383, 396).
380. D i o n i s i o C a r t u j a n o .— A l lado del cardenal Torque
mada, bien m erece ser citado el célebre Doctor Extático.
D ionisio Cartujano. Aunque m uy conocido por sus obras es
criturarias y ascéticas, no es tan conocido, o al menos tan
citado hoy día como se m erece, por sus obras de teología
dogmática. Sus com entarios sobre los cuatro libros de las
Sentencias, lo mismo que su Sunvma F id el Orthodoxae, a
la cual puso el subtítulo de “ Medulla operum D. Thom ae” ,
son notabilísim os por la claridad y fidelidad con que expre
sa la doctrina pura de Santo Tomás. Citem os algunos tex
tos sobre la cuestión que nos interesa.
“ An liceat circa notiones in divinis diversim ode opinari?
A d fidem aliquid dupliciter pertinet, scilicet, directo ut ar-
ticuli fidei... Secundo, p ertin et aliquid ad fidem indírccte,
v id elicet ex quibus s eq u itu r aliquid contrarium fidei... Cir
ca talla (lo indirecto) autem licet diversim ode opinari sino
periculo haeresis, antequam sit d eterm in a tu m ex hoc sequi
aliquid contra fidem : si enim post hanc determ inationcm ,
praesertim ab Ecclesia factam , quis alit.er opinetur, incurrí
Sin n uw fie P.cctcsia, i>. 2 .a . 1. 4. o. 8.
SEC. 3.----DE SANTO TOMÁS A M OLINA (>47
SECCION IV
L a D O C T R IN A DE LOS TEÓLOGOS, DESDE M O L IN A A NUESTROS DÍAS,*.
SOBRE L A E V O L U C IÓ N D EL DOGMA
Siglo X V I I
399. G a b r i e l V á z q u e z , S o c . Iesu.— N o hacía falta citar a
este eminente teólogo, pues por todos es conocido y citado
no solamente como defensor, sino como exagerador de la
evolución dogmática, no distinguiéndola bien de la Teología.
Su texto lo hemos citado ya en otra parte (85). Solamente
advertirem os que los tomistas le han combatido siempre no
por haber hecho definibles de fe las conclusiones teológicas,
sino por haberlas hecho de fe aun sin definición de la Ig le
sia, y mucho más aún por haber comparado el valor de la
definición de la Iglesia con el valor del razonam iento pri
vado del teólogo.
400. F r a n c i s c o S u á r e z y e l c a r d e n a l D e L u g o , Soc. Iesu.
Tam bién del exim io Suárez, el más ilustre de todos los de
su siglo, hemos citado ya los textos y expuesto su posición
en este problem a (65-78). N o solam ente defiende la defini-
bilidad de fe de la virtualidad im plícita bajo el nombre de
form al confuso, sino que llega a defender la definibilidad de
la virtualidad no implícita, por creer que ésa era aquella
virtualidad propiam ente dicha, cuya definibilidad de fe ha
bía siempre defendido la T eología tradicional. P o r la auto
ridad inmensa que ejerció en todos los teólogos contempo
ráneos y posteriores, y por la frase acerada (mirandum est)
con que estigm atizó la posición de M olina en esta materia,
ha sido uno de los teólogos que más han contribuido a que
se admitiese por todos en el fondo la idea tradicional de la
.evolución del dogma, a la vez que, con su nuevo virtual no
im plícito y su consiguiente teoría de nuevas revelaciones,
contribuía a que se la negase en las fórmulas. E l genio fe
cundo de Suárez ha dejado impresas sus huellas en esta
cuestión de la evolución dogmática, como en casi todas las
otras cuestiones, más profundam ente que ninguno de sus
contemporáneos o posteriores.
D el cardenal De Lügo, el príncipe de los teólogos moralis
tas, después de Santo Tomás, según la opinión de San Ligo-
rio, y no menos célebre teólogo dogmático que moralista, ya
liem os visto (79) que defiende la definibilidad de fe de la
conclusión teológica m etafísico-conexiva, que es la que nos
interesa, y aun ílega a admitir, como Suárez, la definibili
dad de la conclusión físico-conexiva. A l igual que Suárez, es
uno de los teólogos que más han influido en que fuese ad
m itida en el fondo, por casi todos los teólogos posteriores,
la idea tradicional de la evolución dogmática por vía de con
clusión teológico-metafísica, aunque con los nombres de
formal-confuso o de virtu a l idéntico-real.4 1
0
401. El c a r d e n a l B e l a r m in o .— E ste insigne teólogo, lia-
SEC. 4. DE M O LIN A A NUESTROS DÍAS 66 L
nem igitu r fidem efficere: nam eiusm odi concíusio non ideo
ad fidem pertin et quia legitim a consequentia ex praem issis
deducitur, sed quia hac disserendi ra tion e apparet eam in
praem issa revela ta ia m co n te n ta m . Consequentiam vid et ra-
tio, consequens lides am plectitur, tam quam in revela tion is
fo n lib u s con ten tu ra . Ig itu r ratio m édium tantum est et ins-
trum entum quo m ihi certum efficitu r conclusionem in dog~
mate directe revelato contineri, quod ubi m ibi com pertum
est, iam ei p ro p te r D e i re ve la n tis a u cto rita te m firm a fide
adhaereo” 116. • (
Es exactam ente la doctrina de Vázquez. Defienden la e v o
lución dogm ática, pero con exceso, al m irarla com o de fe o
dogm ática antes de la definición de la Iglesia.
437. P. H il a r io de P a r í s , capuchino.— Con no menos cla
ridad, pero con mucha más exactitud y con un c riterio rigu
rosam ente tomista, se expresa el em inente teólogo capuchino
P. H ilario. M erece copiarse, aunque sea un poco largo, el si
guiente texto:
"C onclusiones autem ex fide fluentes sunt trip licis gene-
ris, secundum quod secum deferu n t vel fidem., v e l ce rtitu d /-
ñera, v e l probabilitatem .
C onclusiones fid e i sunt illae quae ex revela to Dei verbo
d ed u cu n tu r in fa llib ilite r respectu E ccles ia e... Ecclesia enim
non tantum conservat, sed etiám e xp lica t in fa llib ilite r ver-
bum a Deo revelatu m : haec autem exp licatio revelatione
n ova non fit; ideo necessarium est quod Ecclesia ad opus
huiusm odi applicet suam rationem , cui tam en assistit Spiri-
tus Sanctus, ut ratiocinium E cclesiae procedat in fallibiliter.
Porro, quando in fa llib ilite r constat aliqu id ita verb o Dei ese
con n exu m , quod negare nequeat, nisi ipsum verbu m Dei
negetur, tune patet istud etiam esse a D eo re v e la tu m et p e r-
tiñ ere ad fidem .
C onclusiones ce rtitu d in is theologica e dicuntur illae quas
th eologoru m consensus unanim is et constans docet, tales con
clusiones verita tem fidei p ro xim e tangunt, et ideo habent
certitu dinem quae in fa llib ilita ti divin ae vicin a est. N am his
con clu sion ib u s th e o lo g icis u titu r E cclesia ad conclusiones
fid e i determ inando£... Sed num quid oredendae sunt tam
quam obiectum fidei (ante definitionem E cclesiae) ? Dispu-
tant ip s i th eologi. H iñ e autem quidam cum V eron io dupli*
cem distinguunt fidem, d ivin a m et ca th olica m ... Unde ali
quid dari posset de fide divin a et non de fide catholica,
v. gr., si doctus evid en ter percipiat aliquid in revelatione
contineri, quod ab E cclesia non proponitur; et haec videtur
esse sententia P. P erron e... N ih ilom in u s haec d istin ctio (la
cual es tan antigua com o V ázquez) quam vis re ce n te r nonnul-
,,B L t k i u 'í m w n , / n s t i t u t i o n r s thqolopiax', prol., t. 1, i>. 34 cT^vanii l.v32).
SKC. i.--- DE MOLI XA A NUESTROS DÍAS 685
siasticam potest fie ri dogma fidei, vel saltem ver i tas catho-
lica. lta dogma factum est propositio, Mariam esse imma-
culatam conceptam, etsi nonnisi virtu a liter revelata est. De
eiusmodi conelusiónibus ait Scotus (4 Sent., d. 5, q. 1, n. 7):
“ A lia sunt, quae nec necessario sunt credenda explicite ab
istis (eruditis) nec ab illis (simplicibus christianis), quia non
adhuc illorum veritas est declarata et determ inóla per*
Ecclesiam: cuiusmodi sunt viultae conclusiones necessario
inclussae in articulis creditis: sed antequam sunt per Eccle
siam declaratae ac explicatae, non oportet quemcumque eas
credere: oportet tamen circa eas sobrie opinari, ut scilicet
homo sit paratus eas tenere pro tempore, pro quo veritas
fuerit declarata” 125; ^
El P. Mingues expresa bien en esos párrafos la doc
trina tradicional que ya conocemos. Lo revelado virtual no
es de fe divina por sí mismo o sin definición,' pero puede
llegar a serlo por definición. Entre paréntesis, fíjese el lec
tor en ese texto de Escoto que ahí cita el P. Mingues’ y
que nosotros ya habíamos citado (372). A pesar de que ha
bla Escoto, según todo el mundo lo reconoce, de conclusio
nes teológicas propiam ente dichas, llama declaración, deter
m inación o explicación a la definición de tales conclusiones
por la Iglesia, exactamente como la llaman Santo Tomás y
San Buenaventura. Fíjense en ello ciertos teólogos moder
nos que parecen haber perdido la clave de la nomenclatura
de los grandes maestros de los siglos xm y xiv en esta cues
tión (506).
443. H o n o r a t o d e l V a l y A u r e l i o P a l m i e r i , O. S. A . —
Pasemos a otro teólogo no menos ilustre que los anteriores
y que ha sabido continuar en el siglo xix las gloriosas tra
diciones teológicas de la escuela agustiniana. Su hermoso
texto de teología dogmática es comparable a los mejores es
critos en el siglo pasado. Dice así:
“ Si in explicite revelato v irtu a liter continetur aliquid
aliud omnino ab illo inseparabile (ésa es para los tomistas
la única rigurosa conclusión teológica), probabilius dicitur
hoc aliud esse per se obiectum fidei divinae (definible de
fe divina, diría un tom ista); tametsi quoad nos, ob defec-
tum cognitionis non semper sit obiectum necessario ere-
dendum.
De iis praesertim v irtu a lite r revelatis apud theologos dis-
putatur, an sint per se obiectum fidei divinae. In hac disqui-
sitione nihil novum nobis adiungendum superest ad illa quae
diximus in tractatu preliminari ad S. Theologiam dogma-
ticam. Nim irum :
A ffirm a tiva m sententiam tuentur Melchior Canus, Bel-1 6
2
126 Com pendium Thcologiac dogmatícete anicralis (’M onachii 1902), p. 241
•692 C. i . ---- D A O PIN IO N T R A D I C I O N AI .
DE FE DE L A C O N C L U S IÓ N T E O L Ó G IC A
137 B áñkz, ln l p a r t a n , q. 1, a. 1.
*38 T o l e d o , I n S c c u n d a m -S ecu n d a e , q. 5, a. 3.
,!tw M o i Ii n a , I n Prim atn pa rtan O . Thotnae, q. 1, a. 2. d. J.
* »• J u a n d k S a n t o T o m á s , D e P id e , d. 9, a. 3. so lv un t ur obicctioucs, n. 5.
141 G o n k t . D e .Pid e, d. 4. n. 99.
14- G o t t i . T)¡colo(;ia Scholastico-Dogtnatica, t r . 1, q . 1, d u b . 4 , § 1. u 10.
SEC. 5.----LA M ENTE DE MELCHOR CANO 701
7
i i “ D ú p le x conclusiom un gem ís j>osse in C on cilio d e fin iri. Unutn earum quac
sunt p rop ria c Tlieologicac facultatis, quoniant vcl e x duobus prin cipiis per fideo»
crcditis, vel alio crédito, alio luniinc n atu rae cognito colligu ntu r. A lte ru m autem
gem ís est earum qu as S p iritu s S'anctus ipse re vela vit quidem Apostolis, F.vnnge-
listis aut. Prophctis, sed quoniam non erat id perinde m anifestum , a synodo de-
c la ra tu r Q u a c su nt p rio r is gen eris ad fid e m sp ccton t secun d ario et, ut ita dicam,
m e d i a d :. Q u a rc , quod suo postea loco fuse sumus e x p lic a tu ri, qu i eas negaverit
hic liaereticus crit quoc' e x consequenti n egat p rin cipium , nnde illac con ficiun -
tu r. Q u a e vero sunt p osterioris gen eris, p ro p rie et p e r se cd fid e m p e rtin e n t ; nec
5
has a pontiticibus aut C on ciliis novas cxpcctare c'ebem us” ( C a n o , D e L o c is , 1, , c. 5,
ad postremuni argu m en tu m ). " D e qu a re qu on iam in du odécim o lib ro sunius tange
la te q u f disp u íatu ri. « u n e diccrc non est p ra etiu m ” ( C a n o , /. c.. § Jtlud autem donxus).
SEC. 5.----LA MENTE DE MELCHOR CANO 7Uo.
que para Melchor Cano, como para todos los tomistas, mn-
guna conclusión, aun la deducida de dos premisas de fe, es
inmediatamente de fe; sino que es propia e inmediatamente
teológica y sólo pertenecen a la fe mediatamente.
La doctrina, pues, de Melchor Cano no sólo es opuesta
a la de Vázquez y Vega, sino que es más radicalmente opues
ta que la que comúnmente siguen hoy día los teólogos no*
tomistas.
455. M á s t e x t o s b e M e l c h o r C a n o .— Aunque el texto an
terior bastaba por lo expreso y terminante para conocer la
mente de Melchor ‘Cano, hay otros muchos textos que po
nen la cuestión fuera de toda sombra de duda.
Se habrá notado que en la cita anterior Melchor Cano*
mismo dice que piensa tratar la cuestión extensamente en
su propio lugar. “ Quod suo l o c o postea e u s k sumus explica-
tu ri”. Ese lugar, como lo sabe cualquiera que conozca a
fondo la obra de Melchor Cano, y como el mismo Melchor
Cano lo advierte luego expresamente, es el libro duodécima.
En dicho libro trata el autor extensamente de la natura
leza de la fe y de la teología, y de una manera especial de
los principios y conclusiones teológicos 148. Parecía natural
que los autores, al tratar de conocer la mente de M elchor
Cano sobre esta cuestión, acudiesen con preferencia al lu
gar donde Cano la trata ex profeso y extensamente, y no so
lamente a un a¿l decim um de otro libro en que sólo la toca
incidentalmente y para resolver una objeción relativa a ma^
teria distinta. Acudamos, pues, al libro doce como nos lo
advierte Cano mismo, y dejando el prólogo, que en la edi
ción que usamos constituye el capítulo primero, veamos lo
que nos dice el autor desde el capítulo segundo sobre si son
o no de fe las conclusiones teológicas. Oigamos sus propias
palabras:
“ Llam ar de fe a lo que no se apoya inmediatamente en
autoridad, sino en razón y silogismo, es absurdo... El argu-
SECCION VI
R espuesta a a lg u n a s o b j e c io n e s h is t ó r ic a s
,yB 1 S e a t . , d. 32. q. 1, a 5.
1 A d hoc Altisiodorcnsis in Snnnna sua, libro primo, respondet: “ N eu tra opi-
nionum illarm n est hacrctica: quia a Sacra Soriptura non habenius determtnatum
de notionibus quid sit tenendum” ( D io .vy s iu s C a r t h u s ia n u s , 1 Sent., d. 36,.
q. 5, cd. c., t. 18, p. 52).
SEO. 0.----OBJECIONES HISTÓRICAS 727
471. C o n f e s ió n tr a sc en d en ta l : del T r t d e n t in o al V a t ic a
no .— A l
entrar en este tercer período, nuestro objetante co
mienza haciendo franca y noblemente la siguiente impor
tantísima confesión: “ Propter com m unem consensum thco-
logomim, doctrina quae conclusiones tamquam de fide (esto
es, tamquam definibiles de fid e) considerabat, etiam post
tridentinum communis remansit. Tta saeculo xvi eam tenent
Petrus Soto, Bellarminus, cardinalis Toletus (podía haber
añadido a Cayetano, Cano, Domingo Soto, Báñez, Medina,
etcétera, etc.). Im m o adhuc Ioanries a Sto. Thoma cum Na-
varrete et Magistro González eam sententiam com m unem
ín te r thomistas declarat, saltem quoad definibilitatem con-
clusionum ir.
F íjese bien el lector en esa trascendental confesión. Eso
mismo es lo que nosotros hemos repetido tantas veces en
esta obra contra ciertos manuales que presentan la definí-
bilidad de la conclusión teológica como una opinión par
ticular de Cano, Vázquez y Vega, cuando fue opinión co
mún de todos los teólogos anteriores a Molina y de casi to
dos los posteriores. En lo que Vázquez y Vega se excedie
ron es en hacerlas de fe per se o sin definición de la Igle
sia, no en hacerlas definibles de fe, pues eso era opinión
común, como confiesa nuestro objetante y ya antes había
reconocido Suárez. Nos felicitamos que un historiador de la
altura de nuestro objetante haya venido a parar a esa im
portantísima conclusión.
Pero a pesar de esa franca confesión, nuestro objetante
opina que los teólogos posteriores han restringido esa doc
trina común, y que a esa restricción hay que atenerse. Dice
así: “ Tamen in hac periodo formula nominalistica non am-
plius sim p liciter a d m ittitu r, sed tantum cum restrictione et
distinctione, ita quidem ut ad tramitem veritatis reducatUr” .
En prim er lugar tiene gracia eso de calificar de “ nomi
nalista” una fórmula que se acaba de confesar que es ad
mitida sin restricción ni distinción alguna por todos los
teólogos, antes y después del Tridentino. hasta Molina. ¿Son,
acaso, nominalistas todos esos teólogos clásicos del siglo xvi
que admiten sin distingos ni restricciones la definibilidad
de fe de la verdadera conclusión teológica? Tanto más que
esa doctrina no viene para nada del período nominalista,
7o 1 t . ---- I.A O PIN IÓ N TRADICIONAL
- ,,tl D . T h o m a s . 1. c.
1,0 J u a x Di-i S a x t o T o m á s , C u r s u s Thcol., Jn 1. q. 1, d. 2, a. 7, n. 11.
<3t> C. 7.--- LA OPINIÓN TRADICIONAL
hom. 24
738 C. 7. ----LA OPINIÓN TRADICIONAL
SECCION VII
E x a m e n de u n a o br a n o v ís im a so bre la h is t o r ia de los dogm as
491. U n a i n t r o d u c c i ó n a l a h i s t o r i a d e l o s d o g m a s .— Acaba
de publicarse una interesante introducción a la historia de
los dogmas, escrita por el sabio profesor del Colegio Angélico
de Roma, el P. Schultes. L le v a por título: In trod u ctio in
B istoria m D ogm atum ... A u cto re , P. Reginaldo María Schul
tes, O. P., S. Theol. Mag. (P a risiis 1922).
El ilustre historiador de los dogmas admite en el fondo,
como nosotros, la evolución del dogma por vía de conclusión
teológica. Pero como sobre la conclusión teológica o virtuali
dad revelada propiamente dicha tiene una idea, o al menos
una nomenclatura, algo diferente de la nuestra, el autor alu
de con frecuencia, y nominalmente, a nuestra doctrina, y
nos hace algunas observaciones. Creemos que con lo que ya
hemos dicho en esta obra había más que suficiente para
- ar' D e Grafia Christi ct virtitt-ibits tnftisis, nn. 619-620 (V a llis o le ti 1919).
75G C. 7. ---- L A O PIN IÓ N TR A D ICIO N A L
<
admita, como ahí admite, que es definible de fe la conclusión
de una premisa de fe y otra de razón natural, cuando esa
premisa de razón es de “ evidencia inmediata” , pues eso bas
ta para admitir la definibilidad de fe de conclusiones teológi
cas propiam enle dichas, a no ser que haya teólogo tomista
capaz de decir que las conclusiones cuya premisa de razón
sea de evidencia inmediata no son propiamente conclusiones,
lo cual sería el colmo.
En tercer lugar, ya queda con eso el lector enseñado como-
debe entender la doctrina de nuestro objetante, cuando tan
tas veces repite en su libro que nada puede ser definido-
corno dogma si no es “ formalmente” revelado o si no es “ ex
plicación o determinación” de lo revelado. Entiende, por lo
visto, por esas frases toda conclusión teológica, aunque esté
deducida mediante una premisa de razón natural, con tal que-
esa premisa sea de evidencia inmediata. Con eso sólo, ya que
da admitida la definibilidad de la conclusión propiamente-
dicha.
L o que sucede ei\ tales conclusiones teológicas es que,
cuando la menor de razón es de evidencia inmediata, o cuan
do las dos premisas son explícitamente reveladas, la conclu
sión es pronto y sin dificultad alguna admitida por todos los
teólogos, y aun por todos los fieles; es pronto enseñada por
la predicación ordinaria de los pastores; entra pronto en
la enseñanza y creencia de la Iglesia universal, y con ello
queda pronto definida por el magisterio ordinario, sin nece
sidad de magisterio solemne.
Pero eso no les quita a tales conclusiones el ser verdade
ras y propias conclusiones, ni el necesitar de definición de
la Iglesia, al menos de la definición del magisterio ordinario,
para poder ser creídas como de fe divina.
Cuanto más evidente sea la conclusión, tanto la conclu
sión es más propiamente conclusión y más propia y rigurosa
mente teológica. “ Non igitur consequutionis evidentia et
firmitas theologiain to llit, sed facit; non aufert, sed in~
fe r t” a-»»
H oy día, en cambio, parece existir en muchos teólo
gos una tendencia manifiesta a mirar la conclusión teológi
ca como tanto más teológica o más escolástica cuanto más
difícil, o dudosa, u obscura, o disputable sea. Han perdido
la verdadera idea tomista de la ciencia teológica y de la con
clusión teológica, propiamente dichas.1 9
O. c.. p. 142.
- n:> 2-2, (|. 1, a. 2. ad 2.
SEC. 7.---- U1$A OBRA NOVÍSIMA 767
- 7I L ir ix k n sk , n. 23.
- 7‘- “Eorum quae sunt fidei, quaedam sunt quae non sunt perfecto per Eccle-
siam manifestafa: sicut in primitiva Ecclesia nor.dv::^ erat perfecto dcclaratum
apud bo’v.;,'3r y.Gv*. i’.ii qu? erau.t ex iudaeis convcrsi, non tenc.er.tuv ley.'.ir. obser
vare: et sicut tempore Augustini nondum erat per Ecclesiam dcclaratum quod ani
ma esset ex traduce... Quaedam vero sunt ad fidem pertinentia iam per Ecclesiam
determinata" ( D . T h o m a s . Jn Epist. ad Rocíanos, c. 14, lect. 3). “Sic crgo aliqui
doctores videntur dissensisse... i:, quiousdam ad fuiem pcrtu.er.tibus quae nondum
erant per Ecclec:a.n aeterminata: postquam autem essent auctoritate un:vcrsan&
Ecclesiae determinata, si quis tali ordinationi resisteret haereíicus censeretur”
( D . T h o m a s , 2-2, q. 11, a. 2, ad 3). “ Et quia quaeda:.i sunt quae in fide Ecclesiae
contincntur Í7?iplicite, sicut conclusiones in principiis, ideo in bis diversae opinio
nes sustinentur. qtiousque per Ecclesiam detcrminctur quod aliquid eorum contra
fidem Ecclesiae est, quir ex eo sequitur aliquid contrarium fidei directo” ' D . T h o -
SEC. 7. --- UNA OBRA NOVÍSIMA 771
dicha, o que entiende por conclusiones las conclusiones im propias, o que casi iden
tific a la T e o lo g ía con la B ib lia , nos parece im propio de un v e rd ad e ro tom ista.
288 Sitm m . Theol., p. 1.a , q. 1, a. 8.
780 C. 7. ---- L A O PIN IÓ N TR AD IC IO N A L
como verdad de fe divina, sino que hace falta que sea una
verdad revelada inm ediatam ente o en sí misma, y que, por
lo tanto, la Iglesia y la T eología la hayan encontrado en el
depósito revelado sin deducción o raciocinio propiamente
dicho. N o basta, por lo tanto, el que pertenezca al tercero
o segundo grado de la doctrina católica, sino que hace falta
que pertenezca al prim ero.
Los “ prim eros principios” de la teología son principios,
pero no conclusiones propiam ente dichas. Los que son prin
cipios sin ser “ prim eros” principios, no solam ente son prin
cipios, sino que son tam bién y a la vez conclusiones propia
m ente dichas.
L os prim eros principios son principios p e r se, y estu
vieron definidos o determ inados desde el prim er momento
en el m agisterio ordinario o predicación universal de los
Apóstoles mismos. Los principios que no son “ prim eros” , si
no segundos o derivados, no son principios per se, sino por
definición o determ inación de la Iglesia, y fueron verdade
ras y puras conclusiones teológicas antes de ser definidas
y pasar a ser principios.
E jem plos de prim eros principios los tenemos en los lla
mados 1 artículos de la fe, en cuanto a sus conceptos fun
damentales o prim arios, v. gr., que el E spíritu Santo pro
cede del Padre, o que en Jesucristo hay dos naturalezas.
E jem plos de principios que no son principios primeros, sino
principios-conclusiones, los tenemos en los dogmas posterior
mente ya definidos de que el E spíritu Santo procede del
Padre y del H ijo como de un solo principio 28°, o que en
Cristo hay dos entendim ientos y dos voluntades, o cualquie
ra otro de los muchos ejem plos que dimos en otra par
te (202-212).
Como de las conclusiones teológicas, que son evidentes y
admitidas por todos los teólogos, casi todas o la m ayor par
te han pasado ya, por m agisterio solem ne u ordinario, al
segundo o tercer grado de la doctrina católica, apenas que
dan en el cuarto grado sino aquellas conclusiones que o no
son claras y evidentes o no son todavía admitidas por to
dos. De este hecho natural han nacido dos falsas concep
ciones de la teología.
Prim era, la de aquellos teólogos que sin fijarse en que
muchas de las verdaderas y propias conclusiones teológi
cas se encuentran ya en el tercero y aun en el segundo 2 0
8
280 " Q u a ex re in te llig itu r utvum que errarse vchcm cntcr. E ra sm u m nem pe ct
A m b ro siu m C a th a rin u m : illum , qui lianc conclusioncm (scilicet, quod S p iritu s S a n c -
tus procedit a P a tre et F ilio tam qu am ab uno p rin c ip io ) nihii ad fid em pertinerc
c rc d id it: himc. qu i cam , cuín sit Thcolocjiae propric conciusio, Ínter principio
prim a , hoc cst. fid ei artícu los n u m e r a v it” ( C a n o , D e L o c is, 12. 6, séptim a praecep -
tío ). F íje s e el lector en ese “ theologiac propriae c on ciu sio” , y en esc “ prin cipia
p rim a ” . N o estará de más que se fije tam bién en ese “ e rra se v e h em en ter” .
SE C. 7.---- L X A Olili.V NO VÍSIM A 781
205 R i p a i .d a , D e P id e , d. 8, s. 3, n. 37.
/SG C. 7.---- L A O P I N I Ó N T R AD ICIO N A L
ese mismo lugar citado por M ontaigne 300. Como los Salman
ticenses, no se han dado cuenta del verdadero significado
del form al confuso de Suárez y de Lugo.
513. O b s e r v a c i ó n v i g é s i m o s e g u n d a . — “ P . Marín-Sola doc
trinan! de discursu proprio vel im proprio impugnat... ta-
men distinctionem historicam Ínter syllogism um proprium
et im proprium non attingit. Syllogismus enim improprius
non ideo dicitur explicativus ac si tantum sign ifica tion em
terminorum revelationis aliis verbis exponat, sed simul in
quantum doctrinam revelatam conceptibus distinctis e x p li-
caí” 30i.
R'?S2)uesta.— En prim er lugar, el decidir que es racioci
nio propio o im propio no es cuestión de historia, sino d e
lógica.
En segundo y principal lugar, no se trata, como ya d iji
mos (509), de conceptos distintos entre sí, pero idénticos
con la premisa revelada, sino de conceptos distintos de la•
prem isa revelada o dato prim itivo. Si los nuevos conceptos
son virtualm ente distintos de los conceptos de la premisa
revelada o dato revelado, el raciocinio es propio, y el pro
greso es de virtualidad propiamente dicha. Eso es elemen
tal en la doctrina tomista contra Escoto y Aureolo. Y de
eso es precisamente de lo que se trata en la cuestión del pro
greso dogmático.
Históricam ente hablando, la prim era y más fundamen
tal división de la revelación es en explícita e implícita. T o
dos los grandes maestros del siglo xiu la hacen, y admiten
que es definible de fe divina no solamente lo revelado ex
plícito, sino también todo lo revelado im p lícito.
L a revelación im plícita puede subdividirse, y se subdivi
dió posteriormente, en inmediata o form al y mediata o v ir
tual, según que la explicación de la im plicitud exija racio
cinio im propio o de conclusión nominal o exija raciocinio^
propio o de conclusión conceptual, pues el raciocinio de
distinción real es propio, pero no es explicativo de impiici-
tud, sino m eram ente conexivo. De ahí nació la prim era dé
las tres divisiones de la divina revelación, que damos en el
próxim o esquema, y que es la empleada por casi todos los.
teólogos hasta el siglo x v i i .
En vez de tomar como base la división en explícita e im-
3'»u “ A d v e rto e x dictis su periu s, duobus niodis contingere possc ut una prop o -
sitio in altera revelata co n tin ea tu r: u no modo tam quain i n r e om nino eadem cum
illa ... L o q u en do ergo prim o modo de propositione mediato revelata, veru m est p ro -
positionem illi con trariam esse hacretieam, quia propositio sic revelata ost sim p li-
citer de fi-dc, ut su pcriu s d ixi d. 3. s. l l . a n. 5... E t ratio est qu ia licet illa
propositio q u o a d n o s ct secundum nostrum modum concipiendi confuse, dicatu r me
díate revelata ; tamcn i n s e cadit seu extcn d itu r revelatio ad ipsam im m rdiate
( S u á r e z , D e P id e, d. 19, s. 2. n. 10).
801 O . c., p. 185.
788 C. 7. ---- L A O P I N I Ó N T R AD ICIO N AL
Revelación
I
Revelación
a) e xp lícita .
a) implícita ...
a) = conclusión nominal:
b) = (raciocinio e x p lic a tiv o
a) = conclusión conceptual:
impropio).
!
b) = (raciocinio e x p lic a tiv o propio).
a) = conclusión de d istin ció n real:
(3) no-implícita b) = (raciocinio n o -e x p lic a tiv o , sino p u
ram ente co-nexivo).
| a ) explícita.
i a) = conclusión nominal:
p ) implícita .............. j
( b) = (raciocinio e x p lic a tiv o impropio).
2-2 , q. 1, a. 2. ad 2.
7<J6 C. 7.---- L A O P IN IÓ N TRAD ICIO NA L
bres otro sentido del que les dan Santo Tomás y los gran
des teólogos de los siglos xm y xvi y, ¡claro está!, se acaba
por no entender la lengua de esos grandes teólogos, o por
entenderlos en otro sentido del que tienen.
517.— O b s e r v a c i ó n v i g é s i m o s e x t a .— “ Sim iliter revelata uni-
tate Dei, non est revelatum liberum Dei arbitrium, licet li
bertas Dei ex notione Dei deduci possit et quoad rem sit
idem cum ea” 817.
Respuesta.— Sería curioso el saber por qué, entre tantos
atributos como hay en Dios, nuestro objetante ha elegido
como ejemplo el atributo de la libertad divina. L o ha es
cogido, sin duda (como nos escribía expresamente otro teó
logo que nos ponía la misma ob jeción ), por la gran dificul
tad u obscuridad que para la razón humana ofrece la de
mostración de ese atributo divino, a causa de su aparente in
compatibilidad con el atributo de la inmutabilidad. Y no
se fijan estos teólogos en que, en la medida en que esa
■conclusión sea obscura para nosotros, en la misma medida
no es conclusión rigurosa; pues la conclusión tse define: lo
deducido de una manera evidentemente cierta.
Así, pues, nuestra respuesta es muy sencilla. O tal con
clusión puede la razón humana deducirla con evidencia y
certeza absoluta, o no. Si no puede, no es para nosotros
conclusión rigurosa, y entonces el ejemplo no viene al caso.
Si puede, concedemos que, revelada la existencia de Dios,
queda im plícitam ente revelada, aunque con implicitud v ir
tual, la libertad divina.
Porque, díganos nuestro objetante: ¿Podría la Iglesia,
con sola la revelación de la existencia de Dios, definir como
verdad infalible la libertad divina, o no? Si no podía, esa
conclusión no es verdadera conclusión teológica, y el ejem
plo de nuevo no viene al caso. Si podía, déjese nuestro ob
jetante de ese 3^ otros ejemplos obscuros, y pónganos un
solo ejemplo de conclusión teológica, ya definida infalible
mente por la .Iglesia, y que no pueda ser definida como de
fe divina. Seguramente que no lo pondrá. Pues bien; si en
tre todas las conclusiones ya definidas infaliblemente no en
cuentra nuestro objetante ningún ejemplo que no sea tam
bién definible de fe divina, síguese que toda verdadera con
clusión es definible de fe divina, pues todas son definibles
infaliblem ente.
Cuando se trata de averiguar si a toda verdadera con
clusión teológica conviene o no el carácter de "definible de
fe divina” , es un método poco científico el echar mano de
ejemplos obscuros, dirigidos a herir la imaginación más bien
que a ilustrar la inteligencia. Cuando en las ciencias se
» » " O. c.. i>. 2 0 6 .
SEC. 7. ---- U N A OBRA N O VISIM A 801
ram rerum hum anorum ” 3i8. si, pues, el que niega la liber
tad de Dios o su omnipotencia dice con eso que no existe
Dios, el que afirma o revela la existencia de Dios revela o
dice implícitamente su libertad, su omnipotencia, o cual
quier otro atributo divino que sea evidentemente cognos
cible por la razón humana sin nueva revelación.
Compárese ahora ese texto de Santo Tomás con aquel
otro del mismo Santo que nosotros hemos ya tantas veces
citado, y que dice así: “ Quia qui dicit unum, quodammodo
dicit multa: et haec sunt quae praecedunt articulum et con-
sequuntur ad ipsum. E t quantum ad hoc potest explicari
et dividi articulus fidei” . Compárense esos dos textos, repe
timos, y se verá de nuevo cómo por consecuencias entiende
Santo Tomás las verdaderas y propias consecuencias, pues
los atributos de la omnipotencia, de la providencia o de la
libertad divinas son conclusiones, propiamente dichas, de
la esencia de Dios.
Todo, pues, lo verdaderamente consecuencial del depósi
to revelado, con tal que sean consecuencias, sin las cuales
no pueda en absoluto salvarse la verdad,del depósito reve
lado, y que nosotros podamos deducirlas con evidencia sin
nueva revelación, está im plícitam ente revelado o dicho por
Dios. Pero por lo mismo que es im p lícito no está aún ex
plicado ni propuesto por Dios y, por tanto, ^no es aún for
malmente de fe. Si esa explicación y proposición la hace la
razón humana, es ciencia humana: Teología. Si la hace la
autoridad divina de la Iglesia, es fe divina.
Por eso hemos dicho y repetimos que las claves del pro
greso dogmático no es una sola, sino que son dos: a) la
virtualidad verdaderamente im plícita del depósito revelado;
b ) la autoridad divina o definición de la Iglesia. Sin lo
primero, el progreso no sería de evolución homogénea o
quoad explicationem, sino de transformismo o quoad subs-
tantiam . Sin lo segundo, el progreso sería teológico, pero
no dogmático (119, 156).
Como una nueva aunque innecesaria confirmación de
cuán amplia es para Santo Tomás la continencia verdade
ramente implícita de la Sagrada Escritura, baste decir que,
según Santo Tomás, en la frase de “ el Espíritu Santo pro
cede del Padre” , ya está implícita y verdaderamente con
tenida esta otra: “ E l Espíritu Santo procede del H ijo ” . Es
más: según Santo Tomás, aun en la frase de “ el Espíritu
Santo procede de sólo el Padre” , está ya verdaderamente
contenida la frase de que “ el Espíritu Santo procede tam
bién del H ijo ” . La razón de eso es la identidad real exigida
por el misterio de la Trinidad en todo lo que no haya opo-
EPILO G O DE TO D A L A O BRA
“ E X P L IC A T IO F I D E I ” •
INDICE ONOM ASTICO
B e s e le e l, 771.
«g a tó n ( S a n ) , 363. B ie l, 647.
A g u s t í n ( S a n ) , 6 7 32 133 355 371 B i jo n i o , 674s. 809.
502 523 634. B i llo t , 134 171 385 447 488 511 572
A m ic o , 511. 748 791s.
A l b e r t o e l G r a n d e ( S a n ) , 166 177 333 B i ll u a r t , 31 142 151 185 199 205 215
372 722. 444S. 458 493s. 516 531 534 550
A l e j a n d r o V I I , 435 439 497. 663 734 740-743 747-751 804s.
A n d r ó n l c o , 355. B le n k , 19.
A n n a t o , 670 808. B l o n d , 123 268.
A n s e lm o ( S a n ) , 628 633 692. B o g g l a n i, 53.
A n t is io d o r e n s e , 726. B o e c io , 432 563 613 732.
A n t o in e , 434 444s. 673 808. B o n f r é r e , 474.
A q u a r io , 165 329 332. B o n n e f o y , 51.
A r g e n t r e ( d e ) , 436. B o n z a n o , 19.
A r in t e r o , 416. B o s s u e t , 632 809.
A r is t ó t e le s , 62 lOOs. 109 178 253 305 B o y e r, 123.
312 317 329 461 607. B o y v in , 677 808.
A r n a is . 12 17 30 127. B r é m o n d , 392s.
A r r ia g a , 203 752 755. B u en av e n tu ra (S a n ), 32 42 148s.
A r r io , 354 418 483. 274 355 372 410 511 516 542 571
A s te te , 613. 574 639-642 646s. 682 690s. 722s.
A t a n a s ío ( S a n ) , 10 137 354 523 575. 722s. 727 734 748 811..
A u b e r t , 123. B o u llla d , 123.
A u r é o lo , 312 643 663 715 732 784 B o u t r o u x , 348.
787 794.
A z o rio , 511. C a l c e d o n i a (C o n c il io d e ) , 575.
C a le o a s , 355s.
Bf
'al
in v e l, 499. C a lv in o , 443.
B a l t a s a r , 123. C a n o (M e l c h o r ) , 5 43 120 185 206ss.
B a n c e l, 460. 325 367s. 379 404 407 495 545 571
B á ñ e z , 52 174 185 214 244 281 298 575 586s. 593 617 648 650 667 688
327 352 360 368s. 47-8 498 508 525s. 691s. 696-699 701-711 713-717 719s
559 562 572s. 566 583s. 646 648 733s. 736s. 760 761 778 780.
650s. 656 658 662 700 710-713 717- C a p r é o lo , 43 185 187 211 247 251s.
719 723-731 733 736 749 760SS. 769 264 312 391 534 595 624 643 465
774 784 799 811. 720s. 731-735 762 811.
B a r o n io , 435. C a s a n o v a , 134.
B a s i li o ( S a n » , 628 630. C a s t illo , 665 808.
B a s o lis , 317. C a s t r o , 508 648 650.
B a t i f f o l , 53 381. C a v a n a n g h , 15.
B a y o , 318. C a y e t a n o , 31 43 141 167 185 187 198
B e c a n o , 434 442s. 674. 211 214 218 247 251 252 281 294-
B e l a r m i n o ( S a n ) , 355s. 360 407 435 297 305312 364 416 444 458 478
511 545 £87 659s. 692 733 740 808. 495 508534 550 557 566 580 533
B e l t r á n d e H e r e d ia , 601. 585 595 601s. 646 648ss. 656 675
B e n e d ic t o X I I , 513. 720s. 733ss. 759 762 766 769 778
B e n e d ic t o X I V , 193 498s. 508 513. 791 810.
B e r e n g a r lo , 435. C a t a r i n o , 368 648 651 780.
B e r n a r d o ( S a n ) , 372s. 640. C h a r lie r . 123.
B e r t h ie r , 134 360ss. 692 697. C h e n u , 123 599.
B e r t l , 678 682 808. C h o u p in , 447».
814 IN D IC E O N O M ASTIC O
C i p r i a n o ( S a n ) , 642. G a z z a n i g a , 445.
C i r i l o ( S a n ) , 356 363. G e r s o n , 643s. 731.
C l e m e n t e ( S a n ) , 327s. G e r v a s i o d e B r e s c l a , 745 808.
C l e m e n t e V I , 472. G i l b e r t o P o r r e t a n o , 627.
C l e m e n t e V I I I , 495s. G o d i s , 373.
C l e m e n t e X I , 435 496. G o n e t , 185 220 240 300 388 435 444s.
C o n c h a d o , 127. 465s. 670 700 764 768 805.
C o n t e n s o n , 300 435 444 549 675 697 G o n z á l e z , 545 733 740 808.
710 808. G o n z á l e z d e A l b e l d a , 209 662s.
C o n s ta n tin o p la (C o n c ilio III d e ), G o t t i , 185 301 444s. 459 675SS. 710 713.
359 470. G o u d i n , 162 607.
C o n s ta n tin o p la (C o n c ilio IV d e ), G r a n a d o s , 205 434 441ss. 511 515 545
384. 712 740 752.
C ó r d o b a , 648 652. G r a n d i n , 364 436-439 443 795 808.
C o r d o v a n i , 123. G r a n d m a i s o n , 142s. 551s. 578.
C r a s s a u s , 680 808. G r a v i n a , 543 565s. 665 729 771 808.
C r e t s , 330. G r e g o r i o e l G r a n d e ( S a n ) , 312 317
634.
G r e g o r i o X , 707.
D* '• a n ie l o u , 124. G r e g o r i o X I I I , 654.
D a r w i n , 147. G r i s a l d l , 648 654.
D e n z i n g e r , 3 61 70 83 89 173 280 G o o d t ( d e ) , 134 325 385s. 434 483
325 330 334s. 357s. 360 363s. 366s. 499 710 713s. 729.
369SS. 380 382SS. 299 407 409 416 G u é r a r d d e s L a u r i e r s , 124.
430 468 471s. 483 501 513 524 542 G u i t m o n d , 435.
577 592s. 617 633 758. G ü n t h e r , 746.
D io n is io C a r t u ja n o , 416 634 646s.
722 726.
D o r s c h , 729. iJ L .a u n o ld o , 187 745 786 808.
D u p i l , 697. H e g e l , 96 102 109.
D u r a n d o , 303 433. H e r c e , 681 808.
H i l a r i o d e P a r í s , 684ss. 808.
H o n o r a t o d e l V a l , 373 691 808.
■ t J fe s o (C o n c . d e ), 359 418 470 H u r t a d o , 495 667.
483 575. H u r t e r , 511 654 663 665s, 670s. 673.
E l o r r i a g a , 5 49s.
E g i d i o R o m a n o , 641s. 682 722.
E r a s m o , 368 780. ■ In o c e n c io X , 435 439 496.
E s c o t o , 199 274 312 316 319 373 375s. I n o c e n c i o X I , 495.
3798. 536 571 574 624 6418. 646 663 Ire n e o ( S a n ) , 627.
678 690s. 721ss. 727 731s. 747s. 759 I r v i n g S p e n c e r , 33.
777 787 811. I t u r r i o z , 124.
E s t e b a n , 124.
J a n s e n s , 134.
i ía b ri, 669s. 808. J a n s e n io , 174 435 437 439 476 480ss.
F e lip e d e la S a n t ís im a T r in id a d , 485 487s. 492s. 523 603s. 674.
458 670 729 799 809. J e r ó n i m o ( S a n ) , 348 502 627s. 630a.
F e n e l ó n , 436ss. 442. 791.
F e r r a r i e n s e , 31 163 242 312 359. J o a q u í n ( A b a d ) , 457 366.
F e r r e , 514. J o r d á n d e S a j o n i a , 34.
F l o r e n c i a ( C o n c i l i o d e ) , 320 367. J a v e l l i , 656.
F o n t a i n e , 358s. J u a n C r i s ó s t o m o ( S a n ) , 356.
F r a n z e l l n , 290 s. 327 361 385 434 J u a n d e S a n t o T o m á s , 52 141 162s.
447 463S. 469 474 489 511 580s. 168 185 199 205 208s. 220 222 237
686ss. 240 267 298s. 317 353 380 386 421
441 458 467 494 497ss. 501 508 513
1515 519 522 533 544s. «547-552!
v a b a r d i , 744s. 803. 581 606s. 614 661 668s. 677 700fl.
G a b r i e l , 317. 710 712s. 721 734s. 740s. 759 763ss.
G a g n e b e t , 124. 783 790 797s.
G a l e s i n o , 355.
G a r c í a , 696.
G a r d e i l , 47 49 139 144 376 420 445s. * * - i e r k e g a a r d , 96 109.
547 577 743 749. K ilb e r , 205 209 317 444 586 747
G a r i T g o u - L a g r a n g e , 124 165 240 465 762S. 766 783 790 795 798.
522 804.
G a u t h ie r, 743 808.
G a u d e , 683. ■ L »a b a t, 744 808.
G a y o , 12 127. L a b o u r d e t t e , 124.
ÍNDICE O NOM ÁSTICO 815
Páíjs.
•Introducción gknerai................................................... 1-127
I. El P. Martin-Sola y su obra ............................. 12-34
1) Datos biográficos ..? ..................................... 12-15
2) Su personalidad científica............................ 15-26
3) Su producción literaria ................................ 26-28
4) Fisonomía moral del P. Marín-Sola .......... 28-34
II. «La evolución homogénea del dogma católico » ... 35-55
1) Circunstancias en que apareció «La evolu
ción homogénea» .................................... 35-41
2) Contenido de «La evoluciónhomogénea» ... 41-47
3) «La evolución homogénea» y la opinión teo
lógica ................. ................................... 47-55
III. E l actual problema teológico y « La evolución
homogénea» ............................................ . ... 56-125
1) Teología nueva y teología tradicional ......... 58-82
a) Qué es la teología nueva..................... 59-70
b) Qué -es la teología tradicional ............ 70-76
cj El sentido tradicional de «La evolución
homogénea del dogma católico» frente
a '.as concepciones de la nueva teología. 76-82
2) Teología y fe ............................................... 82-94
a) Los diversos conocimientos deDios ... 82-83
b) B1 conocimiento de fe ............................ 83-85
c) El conocimiento teológico ....................... 85-90
d) La teología y «La evolución homogénea
del dogma católico» ............................ 90-94
3 Teología- 3^ sistemas filosóficos ................... 95-ios
a) La teología debe ser apta para todos
los hombres y para todos los tiempos. 96-98
b) Los problemas de hoy y la teología
de h o y ................................................ 98-100
c) Consecuencias de la solución dada por
la «nueva teología» ............................ 100-102
4) La verdadera solución del problema ......... 102-110
a) El punto de partida de la solución ........ 102-106
b) La solución del problema ................... 106-110
818 ÍN DIC E AN A LÍTIC O DE M ATERIAS
Págá.
« L A E V O L U C IO N H O M O G E N E A D E L D O G M A » *
Niim s. Págs.
N ú m s. P á g s.
Núms. Págs.
¿Por qué tales raciocinios no concluyen en teo
logía y sí en física ? .................................... 93-95 215
Las menores de razón ................ .................. 96 219
La analogía del ser y la virtualidad físico-co
nexiva... ..................................................... 97-98 222
La virtualidad físico-conexiva y la infalibili
dad de la Iglesia ................ " ..................... 99-101 225
Corolarios ...................................................... 102 230
S ección V .— L a v e r d a d e r a v ir t u a lid a d te o ló g ica
es la v ir t u a lid a d m e t a fís ic o -in c lu s iv a ........... 103-109 231
La teología usa de toda clase de argumentos... 103-104 231
La teología es la metafísica del depósito re
velado ................................ ........................ 105 232
El verdadero proceso metafísico-teológico....... 106-109 234
S ección V I .— L a v e r d a d e r a v ir t u a lid a d o c o n c lu
sió n te o ló g ic a está o b je t iv a y v e rd a d e ra m e n t e
im p líc it a en e l d e p ó s ito r e v e la d o ..................... 110-116 245
La contextura del verdadero raciocinio teoló
gico ............................................................ 110-113 245
Lo sublime y lo divino de la verdadera teo
logía ........................................................... 114-115 250
• La teología de virtual no inclusivo es una teo
logía sin Dios ............................................ 116 253
-Sección V I I .— D o s c o n c e p c io n e s o p u e sta s de la
te o lo g ía o v ir t u a lid a d re v e la d a ................... . 117 255
Campo revelado y campo 110 revelado ; para
lelo entre la concepción de Suárez y la de
Santo Tomás ................................................ 117 255
CAPITULO III.— L a evolución del dogma y la
AUTORIDAD DE LA IGLESIA .............................. 118-187 259
I ntroducción ............................... ................... 118-120 259
S ección I .— L a v ir t u a lid a d re v e la d a o c o n c lu s ió n
te o ló g ic a a n tes de la d e fin ic ió n de la I g l e s ia ... 121-128 261
La conclusión formal y la conclusión especi
ficativa......................................................... 121 261
, La conclusión antes y después de la definición
de la Iglesia................................................. 122 262
Lo formal y lo material en todoconocimiento... 123 263
El m é d iu m c o g n itio n is de la verdad teológica. 124 265
Fe sola sin teología ....................................... 125 266
Fe y teología a la v e z ................................... 126 267
La verdadera y pura teología.......................... 127-128 268
'Sección TI.— L a v ir t u a lid a d r e v e la d a o c o n c lu
s ió n te o ló g ic a d e s p u é s de la d e fin ic ió n de la
I g le s ia ... .................................. .................... 129-134 274
El paso de la verdad teológica a verdad de fe
d iv in a......................................................... 129 274
L a labor humana en el razonamiento teológico
y en la definición de la Iglesia..................... 130-132 274
ÍNDICE ANALÍTICO DE MATERIAS 821
N ú n is . Págrs.
N úms. P ágs*
Sección I .— L a e v o lu c ió n d o g m á tica p o r v ía e s
p e c u la tiv a ..................................................... 189-200 338
Tendencia anti-intelectualista ........................ 189-190 338
Intuición y raciocinio.................................... 191-193 340
Respuesta a la cuestión................................. 194-200 343
Sección I I .— E je m p lo s h istó rico s de la ev o lu ció n
d o g m á tica p o r v ía e sp ec u la tiv a ....... ........... 201-207 353
Importancia de los ejemplos ...... ................ 201 353.
E je m p lo p rim e ro : El dogma de la consubstan-
cialidad del V erb o ..................................... 202 353
E je m p lo s e g u n d o ; El dogma de la maternidad
divina........................................................ 203 357
E je m p lo tercero: El dogma de las dos volunta
des y dos entendimientos en Cristo ........... 204 359
E je m p lo cu a rto : El dogma de que la esencia
divina 110 engendra ni es engendrada ...... 205 365
E je m p lo q u in to : El dogma de que el Padre y el
Hijo 110 son dos principios, sino uno solo,
del Espíritu Santo..................................... 206 367
Sección III .— M ás e je m p lo s h is t ó r i c o s ............... 207-212 369
E je m p lo se x to : El dogma de la no posibilidad
de oposición entre la ciencia y la fe ........... 207 369
E je m p lo s é p tim o : El dogma de la inmunidad
de la Santísima Virgen de todo pecado venial. 208 370
U na d ig re sió n : El dogma de la Inmaculada Con
cepción ...................................................... 209 371
E je m p lo o cta vo: El dogma de la transubstancia-
ción........................................................... 210 378
E je m p lo n o v e n o : Cuatro dogmas sobre el sa
cramento de la penitencia........................... 211 381
E je m p lo d éc im o : La extensión de la infalibili
dad de la Iglesia......................................... 212 384
Sección IV .— S i cabe ev o lu c ió n d e l d o g m a p o r
v ía de a s i m i l a c i ó n ......................................... 213-215 386
Diferencia entre el desarrollo de la vida mate
rial y de la vida intelectual........................ 213 386
Los Maestros del siglo xm trataron el proble
ma de la asimilación.................................. 214 387
Juicios sobre la doctrina del cardenalNewman. 2*15 391
Secctón V .— L a e v o lu c ió n d o g m á tica p o r v ía a fec
tiv a o e x p e r i m e n t a l ...................................... 216-220 395
La vida afectiva en general............................ 216 395
Los hábitos o disposiciones naturales........... 217 396
Los hábitos sobrenaturales............................ 218-219 397
Dos fuentes y dos vías ................................. 220 403
Sección V I .— O tras o b serv a c io n es so bre la v ía
a fectiva .................................: .................... 221-228 410
La vía afectiva y el depósito de la fe ........... 221 410
Vía afectiva y revelaciones privadas............... 222 4*3
ÍN D IC E A N A LÍTIC O DE M ATERIAS 823
N íu ns. P á g s.
Núniá. Págs.
Núms. Págs.
Núnis. Págs.
Nútiis. Págs.
N ú in s . P á^s.
Núms. Págs.
Núms. Págs.
Núms. Págs..