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Ensayo “El Árbol” de María Luisa Bombal

Nombre: Catalina Chaparro

Curso: 4to Medio

Asignatura: Taller de Literatura

Fecha: 11/09/2022
“La obra narrativa de María Luisa Bombal refleja la condición de la mujer hispana a través
de la textualización del contexto social e histórico en el Chile de los años 30, donde se
desarrolla la trama del cuento, se puede observar que la conciencia de Brígida sufre las
limitaciones que le impone el patriarcado desde fuera; y la autorrepresión que siente se
convierte en una opresión” Dicotomías narrativas en "(El árbol"de María Luisa Bombal,
Paola Bianco, 2002)

En esta obra el velo de soledad y dependencia que ciega a Brígida y que refleja en “El
Árbol” María Luisa Bombal revela el refugio imaginativo que este le proporciona a la
protagonista, impidiendo su de desarrollo en la sociedad y mundo completamente abierto,
libre para ella y su propia evolución personal detenida desde corta edad por el patriarcado que
es vivido y pertenece latente durante 1939 fuertemente reflejado en el estilo de vida y sistema
patrial inculcado a brigida desde los inicios inclusive de su educación siendo tratada como
alguien inferior la mayor parte del tiempo, tratándose del principal y primer símbolo de
opresión presente en su vida, su padre el cual era duro y descalificador con ella debido a que
Brígida no era capaz aprender a tocar piano así como sus 6 sus hermanas consideradas
inteligentes y con un futuro asegurado, llegando a tratarla como la inferior de estas y tacharla
de “retrasada” “Cuando el padre llegaba por fin a su sexta hija, lo hacía tan perplejo y
agotado por las cinco primeras que prefería simplificarse el día declarándose retardada.
“No voy a luchar más, es inútil. Déjenla. Si no quiere estudiar, que no estudie. Si le gusta
pasarse en la cocina, oyendo cuentos de ánimas, allá ella. Si le gustan las muñecas a los
dieciséis años, que juegue”. Y Brígida había conservado sus muñecas y permanecido
totalmente ignorante”(El árbol Maria Luisa Bombal, 1939). A lo largo de este relato el ya
mencionado “símbolo de opresión” va cambiando conforme la vida de la protagonista cambia
y pasa por múltiples procesos de evolución personal siendo el último el más importante y
significativo, la pérdida del frondoso y gran gomero que le proporcionaba el único espacio
donde se encontraba en calma, un pequeño cuarto desde donde divisaba su frondoso gomero
el cual en sus momentos de pena o amargura lo iba a ver y sentía un congojo y felicidad al
apreciar lo bello que era, disipando por encanto todas sus penas y inseguridades desarrollando
de manera inconsciente e involuntaria una cierta dependencia hacia dicho árbol y todas las
sensaciones de calma que este le proporcionaba disipando y dejando depender de este todo
problema presente en su vida de casada la cual sin saber no se trataba de lo que ella quería
para su vida al tratarse de un matrimonio por conveniencia con un hombre que si bien la
quería y la cuidaba no le brindaba el amor y cariño que realmente deseaba ya que su
matrimonio con Luis se trataba únicamente de compromiso y compañía “Inconscientemente
él se apartaba de ella para dormir, y ella inconscientemente, durante la noche entera,
perseguía el hombro de su marido, buscaba su aliento, trataba de vivir bajo su aliento, como
una planta encerrada y sedienta que alarga sus ramas en busca de un clima propicio”. (El
árbol Maria Luisa Bombal, 1939)

Como mencione en un inicio a mi parecer en el desarrollo de esta novela existe un velo que
mantiene ciega a Brígida de su propio descubrimiento personal, el cual sería el mismo
gomero en el cual deposita todas sus emociones y en el cual al momento de perderlo (al ser
talado) se da cuenta de la realidad en que está viviendo, tanto de manera directa como
indirecta, con detalles textuales como la luz que entra de manera repentina a su habitación
dándole el golpe de realidad que necesitaba, finalmente librandola de su fantasía en la que
estaba absorta sin poder vivir la vida que ella realmente deseaba “Encandilada se ha llevado
las manos a los ojos. Cuando recobra la vista se incorpora y mira a su alrededor. ¿Qué
mira?¿La sala de concierto bruscamente iluminada, la gente que se dispersa? No. Ha
quedado aprisionada en las redes de su pasado, no puede salir del cuarto de vestir. De su
cuarto de vestir invadido por una luz blanca aterradora. Era como si hubieran arrancado el
techo de cuajo; una luz cruda entraba por todos lados, se le metía por los poros, la quemaba
de frío. Y todo lo veía a la luz de esa fría luz: Luis, su cara arrugada, sus manos que surcan
gruesas venas desteñidas, y las cretonas de colores chillones.” (El árbol Maria Luisa
Bombal, 1939) hasta ese entonces Brígida había sido presa de un sistema basado en días
repetitivos, en un matrimonio sin amor, y una vida decida para ella por alguien más desde
siempre, rogando por amor de alguien a quien no le interesaba y no la trataba ni amaba de la
manera en que ella deseaba y con el cual nisiquiera habia podido tener hijos debido a su
desinterés “Le habían quitado su intimidad, su secreto; se encontraba desnuda en medio de
la calle, desnuda junto a un marido viejo que le volvía la espalda para dormir, que no le
había dado hijos. No comprende cómo hasta entonces no había deseado tener hijos, cómo
había llegado a conformarse a la idea de que iba a vivir sin hijos toda su vida. No
comprende cómo pudo soportar durante un año esa risa de Luis, esa risa demasiado jovial,
esa risa postiza de hombre que se ha adiestrado en la risa porque es necesario reír en
determinadas ocasiones”(El árbol Maria Luisa Bombal, 1939)sin poder dedicarse a lo que se
podría considerar su verdadera pasión, la música y los referentes de la época de esta que se
ven presente a lo largo del cuento como símbolo y comparación del avance de una obra y el
avance de su vida, siendo muestra de los altos y bajos de esta “Melancolía de Chopin
engranando un estudio tras otro, engranando una melancolía tras otra, imperturbable.”(El
árbol Maria Luisa Bombal, 1939) El golpe final que acabó con este ciclo? El árbol, el cual la
salvó innumerables veces y que una vez la salvó pero con su ausencia de continuar con la
vida miserable que tenía y que no le permitía soñar de manera real, con amor real y serenidad
real

“¡Mentira! Eran mentiras su resignación y su serenidad; quería amor, sí, amor, y viajes y
locuras, y amor, amor…

—Pero, Brígida, ¿por qué te vas?, ¿por qué te quedabas? —había preguntado Luis.

Ahora habría sabido contestarle:

—¡El árbol, Luis, el árbol! Han derribado el gomero”

(El árbol Maria Luisa Bombal, 1939).

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