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Fig. 3 FIGURA 6.57 Efecto del refinado de grano al normalizar un acero al carbono de 0,5% C. (a)
Como laminado o forjado, tamaño de grano ASTM 3 y (b) normalizado, tamaño de grano ASTM 6.
Aumento 500. (De K.E. Thelning, El acero y su tratamiento térmico, 2ª ed., Butterworths, Londres,
1984.)
Fig. 4 FIGURA 6.58 Estructura de una fundición de acero (a) antes de normalizar y (b)
después de normalizar. (De H. J. Eckstein (Ed.), Technologie der Wa¨rmebehandlung von
Stahl, 2ª ed., VEB Deutscher Verlag fu¨r Grundstoffindustrie, Leipzig, 1987.)
Fig. 5 FIGURA 6.59 Estructura de acero DIN 20MnCr5 (a) después de laminación en
caliente y (b) después de normalizar a 8808C. Ampliación 100. (De G. Spur y T. Sto¨ferle
(Eds.), Handbuch der Fertigungstechnik, Vol. 4/2, Wa¨rmebehandeln, Carl Hanser,
Munich, 1987.)
Desde el aspecto metalúrgico el refinamiento de grano y la distribución uniforme de los estructura de
ferrita-perlita recién formada durante el tratamiento de normalización se puede explicar con el
siguiente mecanismo. Al normalizar, el acero se somete primero a una transformación 𝛼 → 𝛾 (ferrita
– perlita a austenita), y después del tiempo de mantenimiento a la temperatura de austenización, a una
recurrente transformación 𝛾 → 𝛼 (austenita a ferrita-perlita). El efecto de normalizar depende tanto
de la austenización como del enfriamiento a partir de la temperatura de austenización.
Durante la austenización se busca una disolución profunda de los carburos, pero este proceso compite
con el crecimiento de los granos de austenita después de la disolución completa del carburo, que no
es deseable. Además de la disolución del carburo, el grado de homogeneización dentro de la austenita
matriz es importante para obtener una nueva disposición de los constituyentes de ferrita y perlita en
el estructura después de la normalización. Tanto la disolución como la homogeneización son procesos
de difusión dependientes del tiempo y la temperatura que son más lentos cuando los caminos de
difusión son más largos (mayores diferencias locales en la concentración de carbono) y las tasas de
difusión son más pequeñas (ejem. cantidades de elementos de aleación). Por lo tanto, especialmente
con aceros aleados, menor austenitización temperaturas y tiempos de mantenimiento más largos para
la normalización dan ventajas teniendo en cuenta el crecimiento del grano austenítico. Como se
muestra en la Figura 6.60, las altas temperaturas de austenización dan como resultado una estructura
de austenita de grano grueso, que produce una estructura gruesa después de la normalización.
El tiempo de mantenimiento a la temperatura de austenización se puede calcular utilizando la
fórmula empírica
( 6.35)
𝑡 = 60 + 𝐷
A menor velocidad de enfriamiento, la precipitación de ferrita aumenta a lo largo del limite del
grano austenítico. Para la distribución uniforme deseada de ferrita y perlita después de la
normalización, sin embargo, es necesaria una posible formación simultánea de ferrita y perlita.
Aceros que tienen contenidos de carbono entre 0,35 y 0,55% C tienden especialmente a
desarrollar distribuciones de ferrita no uniforme como se muestra en la Figura 6.61. La estructura
en esta figura indica enfriamiento demasiado lento en el rango de temperatura de precipitación de
ferrita preeutectoide entre 𝐴r3 y 𝐴r1 .
Por otro lado, si el enfriamiento a través de esta región de temperatura se lleva a cabo demasiado
rápido, con aceros con contenidos de carbono entre 0,2 y 0,5%, formación de una aguja
indeseable ferrita (orientada en los límites de grano austenítico), la llamada estructura de
Widmannsta¨tten, puede resultar como se muestra en la Figura 6.62. La formación de perlita sigue
sólo después de la completa