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NORMALIZANDO (LIBRO 2)

El recocido de normalización o normalización es un proceso de tratamiento térmico que consiste en


austenizar a temperaturas de 30–80°C (86–176°F) por encima de la temperatura de transformación
𝐴c3 (para aceros hipoeutectoideos) seguida de un enfriamiento lento (generalmente al aire), cuyo
objetivo es obtener una estructura de ferrita-perlita de grano fino, uniformemente distribuida.

Fig. 1 Régimen tiempo-temperatura de normalización. a, Calentamiento; b,


mantenimiento a temperatura de austenización; c, refrigeración por aire; d, refrigeración
por aire o por horno. (De G. Spur y T. Sto¨ferle (Eds.), Handbuch der Fertigungstechnik, vol.
4/2, Wa¨rmebehandeln, Carl Hanser, Múnich, 1987.)

El normalizado se aplica principalmente a los aceros hipoeutectoideos no aleados y de baja aleación.


Para la normalización de aceros hipereutectoideos se realiza sólo en casos especiales, y para estos
aceros la la temperatura de austenización es de 30–80°C (86–176°F) por encima de la temperatura de
transformación 𝐴c1 .
La Figura 1 muestra el ciclo térmico de un proceso de normalización, y la Figura 2 muestra el rango
de temperaturas de austenización para normalizar aceros no aleados dependiendo de su contenido de
carbon. Los parámetros de un proceso de normalización son la velocidad de calentamiento, la
temperatura de austenización, el tiempo de mantenimiento a la temperatura de austenización y la
velocidad de enfriamiento.
El tratamiento de normalización refina el grano de un acero que se ha vuelto de grano grueso como
resultado del calentamiento a alta temperatura, por ejemplo, para forjar o soldar. La Figura 6.57
muestra el efecto del refinado de grano mediante la normalización de un acero al carbono de 0,5% C.
Dicho refinado de grano y
Fig. 2 Rango de temperaturas de austenización para la normalización de aceros no
aleados en función de su contenido de carbon. (El rango de temperatura por encima de
la línea S–E se usa para la disolución de carburos secundarios).𝜶, ferrita; 𝜸, austenita;
Fe3C, cementita. (Tomado de G. Spur y T. Sto¨ferle (Eds.), Handbuch der
Fertigungstechnik, Vol. 4/2, Wa¨rmebehandeln, Carl Hanser, Munich, 1987.)

Fig. 3 FIGURA 6.57 Efecto del refinado de grano al normalizar un acero al carbono de 0,5% C. (a)
Como laminado o forjado, tamaño de grano ASTM 3 y (b) normalizado, tamaño de grano ASTM 6.
Aumento 500. (De K.E. Thelning, El acero y su tratamiento térmico, 2ª ed., Butterworths, Londres,
1984.)

la homogeneización de la estructura mediante la normalización se suele realizar para mejorar la


propiedades mecánicas de la pieza de trabajo o (antes del endurecimiento) para obtener mejores
y más resultados uniformes después del endurecimiento. En algunos casos, se aplica normalización
para una mejor maquinabilidad de aceros de bajo carbono.
Existe una necesidad especial de normalización con fundiciones de acero porque, debido al
enfriamiento lento después fundición, se desarrolla una estructura de grano grueso que generalmente
contiene ferrita en forma de aguja (estructura de Widmannstätten), como se muestra en la figura 6.58.
Un tratamiento de normalización a 780–950°C (1436–1742°F) (según la composición química)
elimina esta estructura indeseable de piezas fundidas de acero sin alear y aleado con 0.3–0.6% C.
Después del laminado en caliente, la estructura del acero generalmente se orienta en la dirección del
laminado, como se muestra en la figura 6.59. En tal caso, por supuesto, las propiedades mecánicas
difieren entre el rodamiento dirección y la dirección perpendicular a ella. Para eliminar la estructura
orientada y obtener las mismas propiedades mecánicas en todas las direcciones, se debe realizar un
recocido de normalización.
Después de forjar a altas temperaturas, especialmente con piezas de trabajo que varían mucho en el
tamaño de la sección transversal, debido a las diferentes tasas de enfriamiento de la temperatura de
forjado, se obtiene una estructura heterogénea que se puede uniformar mediante la normalización.

Fig. 4 FIGURA 6.58 Estructura de una fundición de acero (a) antes de normalizar y (b)
después de normalizar. (De H. J. Eckstein (Ed.), Technologie der Wa¨rmebehandlung von
Stahl, 2ª ed., VEB Deutscher Verlag fu¨r Grundstoffindustrie, Leipzig, 1987.)

Fig. 5 FIGURA 6.59 Estructura de acero DIN 20MnCr5 (a) después de laminación en
caliente y (b) después de normalizar a 8808C. Ampliación 100. (De G. Spur y T. Sto¨ferle
(Eds.), Handbuch der Fertigungstechnik, Vol. 4/2, Wa¨rmebehandeln, Carl Hanser,
Munich, 1987.)
Desde el aspecto metalúrgico el refinamiento de grano y la distribución uniforme de los estructura de
ferrita-perlita recién formada durante el tratamiento de normalización se puede explicar con el
siguiente mecanismo. Al normalizar, el acero se somete primero a una transformación 𝛼 → 𝛾 (ferrita
– perlita a austenita), y después del tiempo de mantenimiento a la temperatura de austenización, a una
recurrente transformación 𝛾 → 𝛼 (austenita a ferrita-perlita). El efecto de normalizar depende tanto
de la austenización como del enfriamiento a partir de la temperatura de austenización.
Durante la austenización se busca una disolución profunda de los carburos, pero este proceso compite
con el crecimiento de los granos de austenita después de la disolución completa del carburo, que no
es deseable. Además de la disolución del carburo, el grado de homogeneización dentro de la austenita
matriz es importante para obtener una nueva disposición de los constituyentes de ferrita y perlita en
el estructura después de la normalización. Tanto la disolución como la homogeneización son procesos
de difusión dependientes del tiempo y la temperatura que son más lentos cuando los caminos de
difusión son más largos (mayores diferencias locales en la concentración de carbono) y las tasas de
difusión son más pequeñas (ejem. cantidades de elementos de aleación). Por lo tanto, especialmente
con aceros aleados, menor austenitización temperaturas y tiempos de mantenimiento más largos para
la normalización dan ventajas teniendo en cuenta el crecimiento del grano austenítico. Como se
muestra en la Figura 6.60, las altas temperaturas de austenización dan como resultado una estructura
de austenita de grano grueso, que produce una estructura gruesa después de la normalización.
El tiempo de mantenimiento a la temperatura de austenización se puede calcular utilizando la
fórmula empírica

( 6.35)
𝑡 = 60 + 𝐷

donde t es el tiempo de retención (min) y D es el diámetro máximo de la pieza de trabajo (mm). Al


normalizar aceros hipoeutectoides (es decir, aceros con menos de 0,8% C), durante el
enfriamiento a partir de la temperatura de austenización, primero tiene lugar una precipitación
preeutectoide de ferrita.

A menor velocidad de enfriamiento, la precipitación de ferrita aumenta a lo largo del limite del
grano austenítico. Para la distribución uniforme deseada de ferrita y perlita después de la
normalización, sin embargo, es necesaria una posible formación simultánea de ferrita y perlita.
Aceros que tienen contenidos de carbono entre 0,35 y 0,55% C tienden especialmente a
desarrollar distribuciones de ferrita no uniforme como se muestra en la Figura 6.61. La estructura
en esta figura indica enfriamiento demasiado lento en el rango de temperatura de precipitación de
ferrita preeutectoide entre 𝐴r3 y 𝐴r1 .

Por otro lado, si el enfriamiento a través de esta región de temperatura se lleva a cabo demasiado
rápido, con aceros con contenidos de carbono entre 0,2 y 0,5%, formación de una aguja
indeseable ferrita (orientada en los límites de grano austenítico), la llamada estructura de
Widmannsta¨tten, puede resultar como se muestra en la Figura 6.62. La formación de perlita sigue
sólo después de la completa

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