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Curso: “Curso básico de procedimiento administrativo (online) 202103300”

Alguna de las novedades más importantes de la


Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones
Públicas

Para todos los empleados públicos que trabajamos habitualmente en el ámbito


del derecho administrativo, la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, ha sido
el texto legal de referencia. Nada menos que veintitrés años después de su
aprobación, la Ley 30/1.992 deja paso a dos nuevos textos legales, la Ley 39/2015,
de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones
Públicas, y la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de régimen jurídico del sector público.

La medida estrella de la nueva ley 39/2015 es la integración en el


procedimiento administrativo de la tramitación electrónica, y todas las exigencias,
novedades y modificaciones que exige la consecución de este objetivo. Además de
ello, el legislador ha tenido como aspiración fundamental la simplificación de trámites
administrativos, así como la clarificación del procedimiento y sus incidencias.

A continuación, os detallo las novedades que, a mi juicio, resultan de mayor


calado, no siendo, lógicamente, las únicas:

1.- Los medios electrónicos y el procedimiento administrativo:

El artículo 14 de la Ley 39/2015 resulta esencial para entender el nuevo


paradigma de las relaciones entre Administración y administrados. Su apartado
primero dice así: Las personas físicas podrán elegir en todo momento si se comunican con las
Administraciones Públicas para el ejercicio de sus derechos y obligaciones a través de medios electrónicos
o no, salvo que estén obligadas a relacionarse a través de medios electrónicos con las Administraciones
Públicas. El medio elegido por la persona para comunicarse con las Administraciones Públicas podrá ser
modificado por aquella en cualquier momento.

El apartado primero del artículo 14 introduce el concepto de obligado a


relacionarse a través de medios electrónicos con las AAPP, pero es el apartado
segundo el que concreta quienes son aquellos que, necesariamente, deberán utilizar
este cauce. Son los siguientes:
1. Las personas jurídicas.
2. Las entidades sin personalidad jurídica.
3. Quienes ejerzan una actividad profesional para la que se requiera colegiación
obligatoria, para los trámites y actuaciones que realicen con las Administraciones
Públicas en ejercicio de dicha actividad profesional. En todo caso, dentro de este
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colectivo se entenderán incluidos los notarios y registradores de la propiedad y


mercantiles.
4. Quienes representen a un interesado que esté obligado a relacionarse electrónicamente
con la Administración.
5. Los empleados de las Administraciones Públicas para los trámites y actuaciones que
realicen con ellas por razón de su condición de empleado público, en la forma en que se
determine reglamentariamente por cada Administración.

Por tanto, sólo las personas físicas (que no reúnan ninguna de las condiciones
que obligan a relacionarse por medios electrónicos con la Administración), podrán
elegir la forma de comunicación con las AAPP.

2.-La práctica de las notificaciones.

Esta novedad está directamente relacionada con la anterior, y así mismo con
inequívoca voluntad del legislador de dar preferencia a la vía electrónica en el
funcionamiento ordinario de la Administración.
El artículo 41.1 ilustra perfectamente lo anterior: 1. Las notificaciones se practicarán
preferentemente por medios electrónicos y, en todo caso, cuando el interesado resulte obligado a recibirlas
por esta vía.

Así pues, los sujetos obligados a relacionarse electrónicamente con la


Administración recibirán las notificaciones por vía electrónica, en todo caso. Respecto
a cómo se llevará a cabo dicha notificación electrónica, hemos de acudir al artículo
43 de la nueva Ley de Procedimiento Administrativo, que nos indica que las
notificaciones por medios electrónicos se practicarán mediante comparecencia en la
sede electrónica de la Administración u organismo actuante, a través de la dirección
electrónica habilitada única o mediante ambos sistemas, según disponga cada
Administración u organismo.
La comparecencia en la sede electrónica se refiere al acceso por el
administrado al contenido de la notificación en la propia página web, sede electrónica
o plataforma habilitada por la Administración u organismo actuante.
La segunda opción, es la dirección electrónica habilitada única consiste, en
esencia, en disponer de una dirección electrónica propia en la que el administrado
podrá recibir todas las notificaciones. Mediante la Dirección Electrónica Habilitada
(DEH) cualquier persona física o jurídica dispondrá de una dirección electrónica para
la recepción de las notificaciones administrativas que por vía telemática puedan
practicar las distintas Administraciones Públicas suscritas a este servicio. Como
receptor de notificaciones, este servicio tiene carácter gratuito.
Asociado a la Dirección Electrónica Habilitada, su titular dispondrá de un buzón
electrónico en el que recibirá las notificaciones electrónicas correspondientes a
aquellos procedimientos a los que voluntariamente decida suscribirse.
En el caso de que la práctica de la notificación sea obligatoria se podrá asignar
de oficio una dirección electrónica habilitada.
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Su titular podrá indicar las direcciones de correo electrónico que sean de su


interés para la práctica de avisos ante la disposición de nuevas notificaciones.
También podrá habilitar avisos vía SMS para las notificaciones de aquellas
Administraciones que contemplen esta función.
Este servicio cumple con las máximas garantías de confidencialidad,
autenticidad y privacidad con el fin de asegurar la identidad de los participantes y la
seguridad de las comunicaciones.

A este respecto es importante tener en cuenta que las notificaciones por


medios electrónicos se entenderán practicadas en el momento en que se produzca el
acceso a su contenido. Así mismo, se entenderá rechazada cuando hayan
transcurrido 10 días naturales desde la puesta a disposición de la notificación sin
que se acceda a su contenido.

Todo lo anteriormente detallado no será obligatorio para las personas físicas,


que podrán optar libremente por la comunicación electrónica o no. Además, la Ley
39/2015 regula dos supuestos en los que necesariamente la notificación se podrá
practicar por medios no electrónicos:

 Cuando la notificación se realice con ocasión de la comparecencia


espontánea del interesado o de su representante en las oficinas de
asistencia en materia de registro y solicite la comunicación o
notificación personal en ese momento.
 Cuando para asegurar la eficacia de la actuación administrativa resulte
necesario practicar la notificación por entrega directa de un empleado
público de la Administración notificante.

Y otros dos supuestos en los que en ningún caso se practicará de forma


electrónica:

 Aquellas en las que el acto que haya que notificar vaya acompañado
de elementos que no sean susceptibles de conversión en formato
electrónico.
 Las que contengan medios de pago a favor de los obligados, tales como
cheques.

Finalmente, respecto a las notificaciones en papel, la principal novedad


consiste en que en caso de no hallarse presente el interesado en el momento de
entregarse la notificación, podrá hacerse cargo de la misma cualquier persona mayor
de 14 años que se encuentre en el domicilio y haga constar su identidad.

Interesante también es la previsión de que con independencia de que la


notificación se realice en papel o por medios electrónicos, las Administraciones
Públicas enviarán un aviso al dispositivo electrónico y/o a la dirección de correo
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electrónico del interesado que este haya comunicado, informándole de la puesta a


disposición de una notificación en la sede electrónica de la Administración u
Organismo correspondiente o en la dirección electrónica habilitada única.

3.- Eliminación de la reclamación administrativa previa.


Esta novedad no exige mayor explicación. Se trata simplemente de la
eliminación de este poco útil requisito que obligaba al administrado a formular una
reclamación previa en vía administrativa antes de ejercitar acciones de naturaleza
civil o laboral contra la Administración.

4.- Ejecutividad de las resoluciones sancionadoras.


El artículo 90.3 y el apartado b) del artículo 98 de la Ley 39/2015 introducen
una importante y sorprendente novedad, al menos para mí:
"Artículo. 90. Especialidades de la resolución en los procedimientos sancionadores.
 La resolución que ponga fin al procedimiento será ejecutiva cuando no quepa contra ella
ningún recurso ordinario en vía administrativa, pudiendo adoptarse en la misma las
disposiciones cautelares precisas para garantizar su eficacia en tanto no sea ejecutiva.
Artículo 98 b):
Los actos de las Administraciones Públicas sujetos al Derecho Administrativo serán
inmediatamente ejecutivos, salvo que:
 Se trate de una resolución de un procedimiento de naturaleza sancionadora contra la
que quepa algún recurso en vía administrativa, incluido el potestativo de reposición".

Por tanto, en el caso de las resoluciones administrativas de naturaleza


sancionadora, las mismas no serán inmediatamente ejecutivas. La resolución no será
ejecutiva hasta tanto no quepa contra ella ningún recurso ordinario en vía
administrativa. Toda una novedad.

5.- Eliminación del plazo para recurrir contra el silencio


administrativo.
Se trata de otra novedad de mucho alcance.
La novedad es que desaparece el plazo para presentar un recurso
administrativo ordinario (alzada o reposición), contra los actos presuntos o que se
producen por silencio administrativo.
Estos actos presuntos serán recurribles en cualquier momento desde que se
produzca el silencio.
Mi opinión es que este cambio legislativo tiene como base la obligación de la
Administración de resolver todos y cada uno de los procedimientos administrativos.
El silencio administrativo es en puridad, una ficción jurídica, cuyo sentido es
únicamente permitir al administrado recurrir contra la decisión presunta, o entender
reconocido un derecho a la vista de la falta de cumplimiento de la Administración de
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su obligación de resolver expresamente. Pero esta ficción no sustituye al acto


administrativo expreso, ni dispensa a la Administración de su obligación de resolver.
Por tanto, entiendo que, dado que en realidad el silencio no produce un acto
administrativo, el legislador no ha querido limitar temporalmente la presentación de
un recurso administrativo.
Contra la indefensión que podría argumentarse contra esa facultad de
recurso sine die la Administración tiene un remedio muy sencillo: dictar un acto
administrativo expreso.

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