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“La Ilustración es el abandono por parte del hombre de su minoría de edad ...De ahí
que el lema de la Ilustración sea: ten la osadía de saber, de utilizar tu propia razón”.
Podemos decir que la Ilustración realiza una síntesis entre las dos corrientes filosóficas más
importantes del siglo: el racionalismo y el empirismo. Esta característica es fundamental
para comprender el pensamiento del filósofo más importante de la Ilustración, Kant, cuya
filosofía se basa en un criticismo en el que se critican por medio de la razón los aspectos
negativos de ambas doctrinas: del racionalismo la metafísica, que deja de ser un
conocimiento científico, y del empirismo su actitud escéptica.
En términos generales la Ilustración representa una corriente espiritual racionalista-
escéptica que persigue la liberación de los prejuicios y de los argumentos de autoridad, a
la vez que busca una interpretación del mundo basada exclusivamente en el
conocimiento de la razón, de la experiencia y de la crítica científica.
Durante el siglo XVIII las ideas de la Ilustración no fueron simple especulación, sino que
influyeron intensamente sobre la vida pública y sobre las formas de gobierno. Los
soberanos, llevaron a la práctica el absolutismo ilustrado, buscando ante todo el bienestar
de sus súbditos. El derecho de gentes admitió la necesidad de respetar la vida y la
propiedad de todos los ciudadanos.
Si hasta muy entrado el siglo XVII la cultura occidental estuvo profundamente influenciada por
el cristianismo, en la Ilustración del siglo XVIII se deshizo esta unidad de pensamiento. A partir
de entonces la vida del espíritu se desarrolló en gran medida independientemente de las
Iglesias. De todos modos las raíces de esta evolución son muy hondas. En el humanismo y en
el renacimiento el arte y la ciencia lograron desentenderse de la tutela dogmática de la iglesia.
En la Reforma se dio un paso más desde el momento en que ya no se hizo depender la
salvación del hombre de las doctrinas y ética de la iglesia, sino de la fe personal. La transición
a la concepción heliocéntrica del mundo impuesta por las ideas de Copérnico, Galileo , Kepler
y Newton representó la antítesis de una iglesia que veía en la Tierra el centro del universo.
Este último descubre la ley que rige la mecánica de los cuerpos celestes.
Dentro del campo de las matemáticas, Descartes sentaba las bases de la geometría analítica y
aportaba al desarrollo del racionalismo al enunciar la supremacía de la razón en su célebre
frase “pienso, luego existo”. De este modo instaura la duda metódica: sólo la razón indica lo
verdadero. Estas afirmaciones se basan en razonamientos matemáticos. En esta línea de
pensamiento es Francis Bacon quien crea el método científico: observación-
experimentación-verificación.
Fue a la vez el comienzo de un rapidísimo progreso de las ciencias de la naturaleza, que
superaron el nivel de la tesis para tratar de corroborarla. El experimento, el análisis, la
repetibilidad, la posibilidad de medir y de calcular los fenómenos de la naturaleza y de
reducirlos a leyes físicas gracias a las matemáticas sustituyeron al método de deducir la
concepción del mundo a partir de los dogmas de la iglesia.
Todos estos cambios de actitud religiosa coinciden con los saberes que el hombre de los
siglos XVII y XVIII adquiere en sus viajes a Persia, China, África, etc., donde viven personas
que conviven pacíficamente y que creen en Dios, aún cuando sus prácticas religiosas
adopten otras formas. Cambios que se fundan en una fe incondicional en la capacidad
cognoscitiva de la razón. Los ilustrados creen en el progreso, siempre que los hombres
actúen de acuerdo con los principios de la razón. Hasta las actitudes éticas quedan
desligadas de sus vinculaciones cristianas y se establecen en la referencia de un hombre
sustancialmente dotado para el bien.
En este programa radica la novedad de la Ilustración, que debe dirigir sus ataques
contra la Iglesia y el absolutismo, tanto más cuanto que ambos se apoyan en la
tradición y en Dios. Los ilustrados refieren la religión y el Estado al hombre, no al revés:
la Iglesia y el Estado están en función del hombre, no el hombre en función de ellos.
Queda así puesto de manifiesto el ataque político que los ilustrados dirigen contra el
absolutismo: desde el momento en que el soberano absoluto se siente “entronizado por
la gracia de Dios”, se instala una posición contraria a la Ilustración, según la cual el
monarca ocupa su puesto por y para sus súbditos. Esta divergencia entre la concepción
absolutista del Estado y la Ilustración se desarrolló en el siglo XVIII sobre un trasfondo
económico y social cuyos cambios la extremaron aún más.
Para los estados absolutistas de Europa la monarquía constituía la expresión de la
voluntad divina, mientras que los ilustrados entendían que el Estado se fundaba sobre un
pacto suscrito por los hombres con el fin de defender sus derechos e intereses naturales.
Hasta 1789 persistió en Europa esa contradicción entre la concepción absolutista del
Estado y la Ilustración; el despotismo o absolutismo ilustrado fue fruto del compromiso
que algunos soberanos suscribieron con las nuevas ideas. Dichos soberanos impusieron
sus reformas que señalaban el camino del futuro, mostrándose ellos como “primeros
súbditos del Estado”.
Ahora bien, en realidad las nuevas ideas sobre el hombre, y la convivencia humana donde
primero se impusieron fue en la tierra políticamente virgen de Norteamérica cuya
declaración de independencia del 4 de julio de 1766 y cuya constitución de 17 de
septiembre de 1787 sirvieron de pauta.
En Europa, sin embargo, en la segunda mitad del siglo XVIII, a parte de la espléndida
manifestación del espíritu humano en las creaciones culturales de la Ilustración,
aparecieron cambios decisivos en el orden económico y social. Fue Inglaterra, primer país
europeo que conoció la revolución industrial donde tales cambios se manifestaron más
claramente. Pero en ninguna parte fue tan claro el cambio como en Francia que no pudo
resolver los problemas internos y se derrumbó bajo los embates de la Ilustración
ORIGEN Y NATURALEZA DE LA ILUSTRACIÓN
“La Ilustración es el abandono por parte del hombre de su minoría de edad ... De ahí que
el lema de la Ilustración sea: ten la osadía de saber, de utilizar tu propia razón”. En esta
respuesta suya al interrogante “¿qué es la Ilustración?” resume Immanuel Kant los dos
rasgos fundamentales de la misma: crítica a la anterior tutela del pensamiento humano
por la tradición y el dogma y la confianza exclusiva en la razón en el ámbito del
conocimiento de la verdad y de la configuración racional de la vida.
Los ilustrados se conocían los unos a los otros y sabían que se encontraban en el mismo
camino. El siglo XVIII fue el siglo de las academias, de las cartas, de los salones y de los
viajes. La correspondencia mantenida entre los ilustrados hizo posible su fuerte impulso.
Nunca jamás fue tan revolucionario y universal un movimiento espiritual que apelaba
exclusivamente al hombre. La Ilustración afectó a todas las esferas de la vida: religión,
ética, política, derecho, ciencia y economía.
La ilustración comenzó en los Países Bajos libres en el siglo XVII, donde pensadores
como: René Descartes o Spinoza encontraron un campo de operaciones relativamente
libre. Fue allí donde hasta muy entrado el siglo XVIII se imprimieron los libros que la
censura no autorizaba en otros países.
● A finales del siglo XVII la nueva ideología pasó a Inglaterra, donde la Ilustración incluye
nombres como: Hobbes, Locke, Hume, Adam Smith o Shaftesbury.
J. Locke es el precursor del liberalismo al afirmar en su libro Ensayo sobre el gobierno civil
(1690) que el hombre vivió en estado natural, sin ningún gobierno con libertad absoluta. El
hombre sólo debía respetar las leyes naturales; luego el hombre funda la sociedad civil y
delega los poderes en el gobierno. Así el gobierno abusa de su poder faltando al contrato
social establecido. Establece, también, que el gobierno no debe imponer una religión, sino
tolerar todas. Este pensador se constituye en el padre de la teoría liberal y sus ideas
políticas y filosóficas influyen con fuerza en los pensadores franceses del siglo XVIII (los
ilustrados).
1º) Ciertos acontecimientos históricos tuvieron una gran influencia y sentaron las bases de la nueva
sociedad capitalista. Destaca sobre todo la invención de la máquina de vapor que iba a marcar el inicio de
la Revolución industrial (h.1760) y la proclamación de Adam Smith de los principios de la economía
libre de mercado (librecambismo). Estas ideas simbolizaron el inicio de la transformación hacia el
liberalismo económico o capitalismo, en el que se produce un enfrentamiento entre las dos nuevas
clases sociales: la burguesía, propietaria de los medios de producción, y el proletariado, que aporta la
fuerza del trabajo a cambio de un salario y unas condiciones laborales generalmente pésimas. Es un
“trabajo alienado” en el que el obrero no se realiza como persona, es una simple pieza de fábrica.
Sin embargo, algunos filósofos de la época, como Hobbes y Locke están a favor de este liberalismo
capitalista, y afirman que se basa en un individualismo o egoísmo, pero que éste genera el bienestar y la
felicidad de todos.
2º) La proclamación de la independencia de los Estados Unidos de América (1776) va a originar una de
las nuevas creencias políticas del mundo contemporáneo: la Soberanía del Pueblo, que como poseedor
del poder puede tomar las riendas del gobierno y participar en él acabando con la tradición
monárquica absolutista (Antiguo Régimen).
3º) La Revolución Francesa (1789) supone la proclamación de los derechos: libertad, igualdad y
fraternidad; derecho a la propiedad privada y resistencia a la opresión, y un derecho fundamental
como es la libre comunicación de los pensamientos y opiniones. Así mismo en el gobierno debe darse
la separación de poderes. Sin embargo estos ideales no llegaron a convertirse plenamente en
realidades.
La Ilustración es la crítica que adopta la burguesía frente al orden ya establecido. Las
características de la Ilustración son las siguientes:
1-Racionalismo
2-Búsqueda de la felicidad -(ver vinculación con el progreso)
3-Creencia en la bondad natural del hombre
4-El Optimismo
5- El Laicismo
La razón humana, que se considera como unitaria, invariable e idéntica en todos los
hombres, pueblos y culturas, los iguala (en potencia).
Como se ha dicho antes con la Ilustración se da enorme importancia a la razón,
criterio por el cual, el hombre puede comprenderlo todo a través de su
inteligencia. Sólo es real lo que puede ser entendido por la ciencia. Aquello que no
sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.
La razón y el progreso, constituyen el camino para alcanzar la felicidad. Sirve de guía
frente a la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. El autor que criticó con
mayor vehemencia la intolerancia y el fanatismo de la religión de su tiempo
fue Voltaire (ya profundizaremos más adelante)
Este tratamiento de la razón tuvo sus fuentes de inspiración en la filosofía de Descartes,
basada en la «duda metódica», cuya primera regla del método era «la evidencia
indubitable» y en las leyes generales de la Física de Newton
a) El ámbito de la ciencia coincide con el de la filosofía. Hay un gran interés por la ciencia.
b) Los principales objetos de investigación de la filosofía son: Dios, Alma y Mundo (trilogía del
Racionalismo).
c) Una idea importante en la Ilustración es la de Progreso, por la cual la Historia se concibe como algo que
se realiza en un proceso ascendente que cada vez está más cercano a la perfección de la vida y de la
sociedad humana. Los símbolos de este progreso natural son el desarrollo científico y técnico.
d) El interés por la Teoría del Conocimiento. En su epistemología, Kant realiza una síntesis de racionalismo
y empirismo mediante la crítica de la razón, tribunal que analiza los límites y las posibilidades del
conocimiento.
Mientras que la física y las matemáticas son saberes científicos que progresan y que tienen leyes
universales, la metafísica no puede ser una ciencia porque excede los límites del conocimiento científico.
e) En la Teoría de la Sociedad surge el Contractualismo o Teoría del Contrato Social, que
afirma que la sociedad no es natural, que los hombres no son seres sociales por
naturaleza, sino que los individuos desde un estado natural e individual se asocian por
necesidad. Esta asociación que da lugar a la sociedad se hace mediante un pacto o
contrato social (Ver Rousseau más adelante)
«El ciudadano tiene todo el derecho a ser feliz y es una responsabilidad de los
gobernantes conseguirlo».
Se tiene la convicción de que la Naturaleza ha creado al hombre para que sea feliz.
Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea
auténtica, debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad.
El hombre por naturaleza es bueno, todo ser humano nace bueno y libre, sin
embargo todo lo tradicional le oprime hasta que poco a poco la sociedad termina por
corromperlo, destruyendo es naturaleza con la que nace.
Rousseau aboga por la tesis del buen salvaje, por la cual cualquier ser humano en
estado primitivo, es cándido y bueno pero es la cultura y la sociedad quienes le
pervierten, llevándole hacia una vida de vicios, a la amoralidad y al desorden en
todos los sentidos.
Una reflexión que concluye con una sentencia sobre la diferencia de un hombre en
estado primitivo como ser con una moralidad superior frente al hombre civilizado.
Esta teoría chocaba con la creencia tradicional que abogaba porque el hombre es
malo porque siempre supeditará su propio bienestar frente al de los demás. El
hombre salvaje comete crueldades y hará lo que sea necesario por su supervivencia,
incluidos actos violentos.
4- El optimismo
El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta que
lo hace todo bien donde no hay errores, por lo tanto existen motivos para ser optimista
Esta es la idea de la ilustración: la historia está por hacerse, el futuro está por
concretarse.
En la Filosofía de la Religión se intenta aproximar al hombre a la religión desde un punto de vista racional,
pero eliminando todo lo sagrado. Surge así la doctrina del Deísmo, teoría religiosa que afirma la existencia
de Dios como creador del mundo. Es una religión racional, sin dogmas ni ritos ni textos sagrados. Dios
existe sólo como creador del mundo pero no podemos conocer sus atributos.
Esta postura triunfó en la Ilustración y supuso un intento de unificación de la religión.
La ilustración comienza a mirar con otros ojos a la religión. Aparecen unas nuevas corrientes entorno a los
sentimientos religiosos como son el deísmo y el ateísmo, donde se pone en alerta el excesivo poder de la
iglesia, la educación estaba en manos de la iglesia, el poder económico de la iglesia y como ésta se
inmiscuía en los asuntos políticos.
La iglesia vista desde un punto de vista científico y mas en un siglo que se caracteriza por el poder de la
razón. Nuevos interrogantes se plantean, la religión frente a la ciencia, el hombre del siglo de las
luces rechaza las viejas creencias y reclama pruebas empíricas de los dogmas religiosos. La religión
empieza a considerarse como una cuestión personal, el hombre tiene un compromiso con
Dios, abandonado las imposiciones dogmáticas que la iglesia imponía. La ilustración abogaba por la
pluralidad y la tolerancia ante cualquier tipo de religión o dogma.
Surgen las contradicciones entre la fe y el conocimiento, teniendo a la ética como la meta que todas las
religiones deben tener.
El deísmo aboga por la existencia de Dios pero rechaza la religión, su creencia dependerá tanto de la
naturaleza como del método científico. Se trata de conocer a Dios a través de la razón y la observación.
Dios no interviene en los designios del mundo, el mundo sólo obedece a las leyes naturales.
Enfrentada a esta posición se sitúan las religiones más tradicionales como el cristianismo, judaísmo,
budismo o el islam, quienes siguen pensando en un Dios que interviene en los asuntos terrenales, capaz
de obrar milagros.
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa. Una cultura al margen
del cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto
rechazo por parte de la Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una
clase que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro.
Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas, así los ilustrados nunca
hablan de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra
filantropía (amor al hombre por el hombre mismo).
Para Voltaire habría un camino paralelo, un derrotero de alguna manera paralelo, entre
un individuo que puede ser libre, que privadamente puede ser autoconciente, que
puede haber trabajado meticulosamente su capacidad racional, su entendimiento, pero
que en términos políticos globales está sujeto a la autoridad del soberano, que es una
individualidad externa a esas autonomías privadas . Voltaire es aún un monárquico.
Jean-Jacques Rousseau
Una posición contraria a la de Voltaire es la de Jean-Jacques Rousseau, que propone
la necesidad de ampliar el juego democrático, la necesidad de la autonomía de la
conciencia que revierte sobre la emancipación general; que no hay emancipación
general sin autonomía individual; que no hay autonomía individual sin emancipación
general.
La organización política del estado se hace por medio de una asamblea democrática, en la
que participa el pueblo como soberano. Las decisiones allí tomadas no son sólo
mayoritarias sino que deben buscar el interés general, nunca el particular de unos pocos.
Así el individuo debe acatar la Voluntad General que emana de la asamblea aunque no
coincida con sus propios intereses.
Esta soberanía popular es indivisible (no hay división de poderes), debe tomar decisiones
de todo tipo, es “inalienable”, ya que el poder no se delega en unos representantes, sino
que nosotros mismos nos representamos, infalible, ya que no se equivoca en sus decisiones
debido a que se rige por la Voluntad General, que es recta y justa y da lugar a decisiones
que siempre tienden a la utilidad de la mayoría.
Por último, Rousseau dice que hay que buscar un nuevo modelo de educación que se base
en principios naturales: amor a la naturaleza, búsqueda del individualismo (la educación
depende de cada uno), fundamentar el odio a la burguesía y sus valores culturales, educar y
desarrollar la sensibilidad y no la razón, y prohibir la enseñanza religiosa. Es, en definitiva,
una educación natural cuyo objetivo es formar individuos que tengan autonomía y sean
capaces de autoabastecerse.
Montesquieu, El espíritu de las leyes, obra en la que el autor, siguiendo el modelo
inglés, propugna para su país la triple división del poder (legislativo, ejecutivo y
judicial).
La monarquía es la forma idónea para los estados con una extensión territorial
mediana.
Las estructuras políticas particulares deben ser dinámicas. A nivel del estado esto se
consigue nutriendo a los órganos de gobierno con representantes elegidos por el
pueblo. La fórmula más adecuada es el bicameralismo.
Todos estos criterios anteriores son los propios de un gobierno moderado que es el
que tiene por principio la virtud (política), pero también hay que poner límites a la
virtud para que el gobierno no se autocorrompa.
Con estas bases del sistema político que prefiere Montesquieu, debemos entender
por lo que leemos más tarde en la obra que es un sistema político que tiene como
forma de gobierno la república, ya que es la única que tiene por principio la virtud, la
única con cámaras legislativas formadas por representantes del pueblo elegidos por
el mismo y al única que necesita controlarse a sí misma por medio de las leyes
políticas que a su vez ordenen la correcta separación de poderes
FORMAS DE DIFUSIÓN EN LA ILUSTRACIÓN
●Las sociedades científicas, literarias o artísticas y las academias, apoyadas por los poderes
públicos.
●Las sociedades de amigos del país, establecidas normalmente en las principales ciudades
y capitales de provincia.
●Los Salones. Tertulias, cafés o reuniones de ilustrados para tratar sobre los más diversos
temas.
Ellos concibieron la idea de redactar una obra cuyo principal objetico era la difusión
de las nuevas ideas ilustradas. Así aparece la Enciclopedia Encyclopédie raisonée des
Sciences et des Arts (Diccionario razonado de las ciencias, de las Artes y los oficios),
entre 1751 y 1765, completada en 1764 con el Dictionnaire philosophique, de
Voltaire. Comprende 28 tomos. La Enciclopedia posee un considerable carácter
tendencioso ya que se consideró a la Enciclopedia como el más efectivo instrumento
de propaganda filosófica. Colaboraron en la redacción los más importantes
intelectuales de la época, entre ellos Rousseau y Montesquieu.
Las ideas ilustradas van a erosionar el campo de las artes en el Antiguo Régimen.
Algunas instituciones van a modificarse siguiendo el espíritu racional y democrático
de la Ilustración. También las ideas ilustradas van a crear las primeras obras de
nuevas disciplinas vinculadas a las artes. Veremos brevemente 5 aportes del Siglo
de la Luces al campo del arte.
2- Se consagra como una nueva rama de la filosofía la Estética. Las obras más
importantes son las del filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762)
En su trabajo Meditaciones filosóficas sobre algunas cuestiones de la obra
poética (1735) introdujo por primera vez el término «estética»; con éste designó la
ciencia que trata del conocimiento sensorial que llega a la aprehensión de lo bello y
se expresa en las imágenes del arte, en contraposición a la lógica como ciencia del
saber intelectivo. A los problemas del conocimiento sensorial consagró su trabajo
inacabado Estética (t. I, 1750; t. II, 1758). El término por él introducido respondía a
las necesidades de la investigación en esta esfera del saber y alcanzó amplia difusión.
Otros autores como Kant o el inglés Edmund Burke publican en la década de 1750
textos fundacionales de la disciplina.
3- Surge la Crítica de Arte.
Denis Diderot es considerado el primer crítico de arte moderno, por sus comentarios sobre
las obras de arte expuestas en los salones parisinos, realizados desde 1725 . Estos
salones, abiertos al público, actuaron como centro difusor de tendencias artísticas,
propiciando modas y gustos en relación al arte, por lo que fueron objeto de debate y
crítica. Diderot escribió sus impresiones sobre estos salones primero en una carta escrita
en 1759, siendo el punto de arranque del género.
4- Surge, al calor de los nuevos discursos sobre la historia , los primeros textos de la
Historia del Arte. El papel destacado es el alemán Johann Joachim Winckelmann
Su obra maestra, la Geschichte der Kunst des Altertums (Historia del arte de la Antigüedad),
publicada en Dresde en diciembre de 1764, con fecha de 1763, pronto fue reconocida
como una contribución importante para el estudio de las obras de arte de la Antigüedad.
5- Después de la Revolución francesa de 1789 arte: el régimen democrático populariza las
artes. El primer paso, en dirección a la democratización del consumo artístico, fue la creación
del primer museo Central de París: el Louvre, en el año 1793, con el acervo de las obras
extraídas de colecciones principescas y reales requisadas por el nuevo Estado. El pueblo,
hasta entonces privado del arte desde la edad Media -desde que la propiedad colectiva se
transforma en propiedad individual-, tuvo libre acceso a las mejores producciones de los
maestros antiguos protegidos hasta entonces por la monarquía centralizadora y absolutista.
Con la creación del Museo del Louvre se buscaba educar al pueblo, mejorarlo y enriquecerlo
con su belleza. Se produjo de esta manera el primer paso para la democratización del arte.
Por otro lado, las exposiciones de arte fueron concebidas con un espíritu más liberal. En el
periodo anterior a 1789, las muestras anuales de la Academia se limitaban a los artistas
franceses académicos de renombre y el jurado se hallaba interesado en mantener la
competencia artística dentro de los límites más estrechos posibles para que la minoría
privilegiada se beneficiara con los encargos oficiales o particulares. La Academia constituía
un cenáculo cerrado que se defendía de la intromisión de la gente independiente. Luego, en
el periodo posterior a 1789 la Asamblea revolucionaria resolvió autorizar la exposición de
artistas franceses y extranjeros, miembros o no de la institución, en un salón anual. Esta
decisión implicó el primer paso hacia la libre manifestación de los temperamentos artísticos-
algo que sucedería gradualmente después del magisterio y dictadura de los davidianos.
Como resultado de la Revolución francesa aparecieron tres nuevas formas de
comunicación del artista con el gran público:
De este modo, el contacto entre la producción del artista con el público masivo tuvo
una trascendencia sin precedentes.