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Arnejacobsen. Arquitectura de lo inmanente.

En base a la lectura del texto intentamos


comprender el termino de arquitectura inmanente
que plantea Marti Aris, el cual lo desarrolla a
través de las obras de Jacobsen, y, entendiendo
por inmanente a lo interno a un grupo o conjunto
de seres y no simplemente el resultado de una
acción exterior a ellos.

El autor describe un sentimiento de cordialidad


y calidad acogida que le invade al contemplar
las obras del arquitecto. Donde hay algo que va
más allá del pragmatismo positivista, en la luz
diáfana que baña los espacios, logrando superar
la mera condición utilitaria.

Se presentan las obras ante el espectador como


episodios singulares. Disponiéndose con
naturalidad sobre el terreno y manteniendo
formas elementales geométricas. Obras que
parecieran haber sido concebidas sin esfuerzo
con una facilidad aparente, logrando una falta
de dramatismo y en su lugar otorgándole la
levedad que caracteriza a sus obras.

Para hablar de lo coetáneo, elegimos mostrar


tres ejemplos en planta, en donde se observar
una generación, que produce conocimientos en
conjunto como bien decía Faiden.

En donde con un mismo elemento geométrico,


vinculado de diferentes maneras según la
necesidad, se pueda generar una producción, que
no sea exclusiva, sino que mantenga un dialogo.

Permitiéndoles manipular elementos heredados,


sin la necesidad de distinguirse o resaltar
sobre sus pares.

Por otro lado el autor señala una diferencia


entre una arquitectura que se identifica con el
monumento, con la memoria, con un anhelo de
trascendencia que se traduce en la solemnidad
de las formas, y la importancia hacia los
recorridos.

Mientras que la segunda, abraza lo inmanente,


una búsqueda orientada hacia la construcción de
los escenarios de la vida cotidiana a través de
ciertos dispositivos elementales que delatan
ese espíritu.
Podemos ver como en las diferentes escalas la
domesticidad está siempre presente, generando
sensación de intimidad y a la vez de calidez.

Tanto en el cine de Dreyer como en las obras de


Jacobsen, podemos apreciar la domesticidad que
caracteriza a las obras, pero con la diferencia
de que en dreyer la expresión será de una
extraña y perturbadora belleza, que podremos
apaciguar contemplando una obra de arquitectura
de Jacobsen cálida y reconfortante.

Jacobsen encarnando el valor de la inmanencia,


aplica la rigurosidad en cada una de sus obras y
se encarga de la totalidad de la misma,
denotando siempre en cada una de ellas su
espíritu distintivo.

Para el autor las obras de Jacobsen son


comparables con las películas de cinematógrafo
Howard Hawks ya que en ellas podemos ver una
obra poco pretenciosa, que no pretende alardear
de sus cualidades, ni ser algo que no es.

Las dos expresan un estilo directo e indirecto,


totalmente alejado de exceso retorico. Lo que
tienen que decir no requiere una gran
entonación poética sino una vulgaridad exacta.
Ambos tratan de hacer su trabajo lo mejor
posible, basándose en el conocimiento depurado
de su oficio.

Para concluir con el texto decidimos citar un


fragmento del último párrafo:
“La reivindicación de una actitud en que la
dimensión artística no signifique singularidad
o extravagancia, sino mas bien inteligencia y
destreza; un arte basado en las reglas del
oficio, que no pretenda situarse de entrada a
un nivel superior, sino que se remite a lo
cotidiano, lo corriente y lo obvio, y al mismo
tiempo es capaz, como lo es la arquitectura de
Jacobsen, de hacernos la vida más cómoda y más
soportable”.

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