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 EL AGUA COMO BIOMOLÉCULA.

El agua es la sustancia más abundante en los sistemas vivos, constituye un 70% o más
del peso de la mayoría de los organismos. Está presente en todos los lugares de la célula,
es el medio de transporte de los nutrientes celulares y el medio de reacción en el que
tiene lugar la inmensa mayoría de las reacciones químicas del metabolismo. En definitiva,
es el medio en el que se mueven e interactúan las demás biomoléculas.
Cuando se compara con moléculas de similar peso molecular y composición, el agua
tiene propiedades físicas únicas, consecuencia de su naturaleza polar y de su capacidad
para formar enlaces por puente de hidrógeno con otras moléculas.

 ESTRUCTURA: Es una molécula sencilla formada por átomos pequeños, dos de


hidrógeno y uno de oxígeno, unidos por 66 enlaces covalentes muy fuertes que
hacen que la molécula sea muy estable. Tiene una distribución irregular de la
densidad electrónica, pues el oxígeno, uno de los elementos más electronegativos,
atrae hacia sí los electrones de ambos enlaces covalentes, de manera que
alrededor del átomo de oxígeno se concentra la mayor densidad electrónica (carga
negativa) y cerca de los hidrógenos la menor (carga positiva). Tiene una geometría
angular (los dos átomos de hidrógeno forman un ángulo de unos 105º) lo que hace
de ella una molécula polar que puede unirse a otras muchas sustancias polares.

O H

Sus cargas la hacen unirse con moléculas de agua vecinas mediante un enlace químico
que resulta de excepcional importancia para la vida y que explica el amplio abanico de
sus propiedades físicas y químicas: el puente de hidrógeno. El enlace sólo requiere que el
átomo electronegativo (el oxígeno en el caso del agua) que atrae al hidrógeno. Cada
molécula de agua puede potencialmente formar 4 puentes de hidrógeno con otras tantas
moléculas de agua dando lugar a una estructura tetraédrica reticular relativamente
ordenada, responsable de sus peculiares propiedades fisicoquímicas. Esta atracción es
fuerte porque las moléculas de agua, siendo pequeñas, pueden acercarse mucho más
que moléculas mayores y quedan firmemente atraídas por su gran polaridad.
El comportamiento térmico del agua es único y gracias a ello el agua es el principal
responsable del sistema termorregulador. Tiene una alta conductividad lo que permite la
distribución rápida y regular del calor corporal. Participa en la digestión y procesado de
nutrientes. Para la contracción muscular es altamente endergónico.
 EL AGUA COMO DISOLVENTE.
Capacidad que presenta para disolver una amplia gama de sustancias. Su naturaleza dipolar, que le
permite establecer interacciones electrostáticas con 4 determinados tipos de solutos. Podemos
considerar tres tipos de sustancias en lo que se refiere a su solubilidad en agua: sustancias
hidrofílicas, sustancias hidrofóbicas, y sustancias anfipáticas.

a) Sustancias hidrofílicas: Son netamente solubles en agua. Entre ellas están las
sustancias iónicas, que poseen carga eléctrica neta, y las sustancias polares, que
presentan en su molécula cargas parciales. Muchas biomoléculas son sustancias
iónicas o polares, como las sales minerales o el azúcar
b) Sustancias hidrofóbicas: Son totalmente insolubles en agua. Se caracterizan por
no poseer cargas eléctricas netas ni parciales, es decir, son totalmente apolares.
Este carácter apolar les impide establecer interacciones energéticamente
favorables con las moléculas de agua. Algunas biomoléculas como las grasas
neutras y las ceras son de naturaleza hidrofóbica; también lo son los gases
biológicamente importantes, como el O2, el CO2 y el N2, que son muy poco
solubles en agua.
c) Sustancias anfipáticas: - Son sustancias que presentan en su molécula una parte
polar (o cargada) y otra no polar. Cuando estas sustancias se mezclan con el agua
las dos zonas de su molécula experimentan tendencias contrapuestas. Las zonas
polares tienden a establecer interacciones electrostáticas con las moléculas de
agua mientras que las zonas no polares tienden a agregarse para ofrecer la mínima
superficie de contacto con ella. El resultado de estas dos tendencias contrapuestas
es que las moléculas anfipáticas se asocian para constituir unas estructuras
estables denominadas micelas. Entre las anfipáticas se encuentran los ácidos
grasos, las proteínas globulares y una amplia categoría de lípidos llamados lípidos
de membrana.

 DISOLUCIONES ACUOSAS EN LOS SERES VIVOS.


Están reconocidas dos tipos de disoluciones acuosas de interés biológico, las clasificaremos
atendiendo al tamaño de las partículas de soluto:

a. Disoluciones moleculares (o verdaderas). En ellas las partículas del soluto miden


menos de 10 nm. Cada partícula es una molécula individual.

b. Disoluciones coloidales. En ellas el tamaño de las partículas de soluto oscila entre


10 nm y 100 nm. Estas partículas pueden ser agrupaciones de moléculas (por
ejemplo micelas) o bien moléculas individuales de gran tamaño (macromoléculas).
Dado que las biomoléculas presentan tamaños muy variados podemos concebir el
medio celular como una compleja disolución acuosa en la que coexisten multitud
de solutos, algunos de tamaño molecular y otros muchos de tamaño coloidal.
Cuando dos disoluciones acuosas de diferente concentración se encuentran separadas por una
membrana semipermeable, la tendencia del disolvente a diluir al soluto se manifiesta mediante un
flujo diferencial de agua a través de la membrana. Este fenómeno se conoce con el nombre de
ósmosis. El flujo diferencial de agua provoca un aumento del nivel del líquido en el compartimento
de la disolución más concentrada. Cuando el líquido alcanza una determinada altura (h) la presión
hidrostática generada por este volumen adicional de líquido contrarresta el mencionado flujo
diferencial, alcanzándose el equilibrio cuando dicho flujo es de igual magnitud en ambos sentidos.
Esta presión hidrostática, necesaria para alcanzar el equilibrio, se conoce con el nombre de
presión osmótica.

El interés biológico en la ósmosis reside en que las membranas celulares son membranas
semipermeables, es decir, permiten el libre paso de moléculas de agua pero ejercen una
permeabilidad selectiva sobre la mayoría de las biomoléculas disueltas en ella. Como
consecuencia, existe un intercambio de agua a razón de la concentración de solutos.

I. Medio hipertónico: Si la concentración del medio es mayor que en el interior de la


célula, ésta perderá agua por ósmosis sufriendo una retracción que en grado extremo
acarreará la muerte celular.

II. Medio isotónico: Si la concentración de solutos en el medio es igual a la del interior de


la célula, ésta estará en equilibrio osmótico con su entorno y no sufrirá cambios.

III. Medio hipotónico: Si la concentración de solutos en el medio es inferior a la del


interior celular, la entrada de agua en la célula producirá un aumento de la presión
osmótica en su interior. En un primer momento este aumento se traducirá en una
mayor turgencia de la célula; más tarde, cuando la presión osmótica en el interior
vence la resistencia mecánica de la membrana (que es muy limitada), sobrevendrá la
lisis (rotura de la membrana con pérdida del contenido celular y con ella la muerte de
la célula.
 EL AGUA COMO REACTIVO
El agua es el reactivo más utilizado con en el laboratorio. El agua del grifo es totalmente
inadecuada para los usos de todo procedimiento en el laboratorio, motivo por lo cual siempre
se utiliza agua que ha sido purificada en forma substancial.
Entre los métodos de purificación del agua tenemos:
1) Destilación: agua destilada

2) Intercambio iónico: agua desionizada

3) Osmosis inversa

4) Ultrafiltración: agua ultrafiltrada.

5) Luz ultravioleta, esterilización, ozono, etc.

Los requisitos de laboratorio suelen indicar el grado reactivo que según el National committe
for clinical laboratory standars (NCCLS) pertenece a uno de tres tipos (I, II, III) Siendo la tipo
grado reactivo I, la de más alta pureza debido al procedimiento previo de ultrafiltración para
eliminar partículas menores de 0.02 mm, calidad del agua obtenida de la pureza del pozo, y al
proceso de destilación posterior. El tipo de agua grado II también es aceptable para los usos
de laboratorio clínico y el agua grado III solo es aceptada para el lavado de material de vidrio
pero no para análisis o preparación. Los procedimientos de prueba para determinar la calidad
del agua grado reactivo I incluyen mediciones de resistencia, pH, recuentos de colonias
bacterianas (evaluación de contaminación bacteriana) en medios selectivos y no selectivos
para la detección de coliformes, cloro, amoniaco, silicio, detección de metales pesados, etc.
La resistencia se mide porque si se incrementa la pureza se incrementa la resistencia ya que
el agua pura desprovista de iones es un mal conductor de la electricidad.

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