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Allá por 1938 Augusto Marzano tocaba la chancha en una orquesta característica llamada Los
Bohemios. En aquella época, existían sólo dos tipos de orquestas que tocaban en público
animando bailes: La orquesta Característica, y La orquesta Típica.
La Característica, era un popurrí permanente. Tocaba de todo. La orquesta Típica, en cambio,
tocaba tangos y milongas porteñas.
Marzano, para abaratar costos, viajar sin muchos instrumentos y repartir entre pocos las monedas
que él creía que podían llegar a ganar en cada baile, decidió formar una agrupación de cuatro
músicos con cuatro instrumentos, es decir un cuarteto que divirtiera por igual a criollos olvidados,
discriminados y a inmigrantes. Y en homenaje a su hija Leonor, lo llamó Cuarteto Característico
Leo.
Lo de Leo quedó dicho por quien fue, y lo de Característico fue para diferenciarlo del Típico, es
decir del tango, porque tenía pensado tocar de todo (menos tango) con un estilo propio que
estaba inventando. Un estilo de Cuarteto cordobés sin una pizca de ritmo tropical porque en el
interior de la provincia de Córdoba nunca hubo inmigrantes ni influencia de Centroamérica sino de
Europa.
Leonor se salió del libreto y tuvo la inspiración perfecta en sus dedos para darle vida al "tunga,
tunga", el cual lo tocaba únicamente con su mano izquierda. Creó la esencia de un género
otorgándole prioridad a la marcación rítmica, acentuando el primer tiempo en el lugar del
segundo. Leonor remarcó el "tun", acarició el "ga" y puso a todos a bailar.
Al final el cuarteto fue de cinco porque a ellos cuatro le sumó un cantante. En violín puso a Luis
Cabero que era todo un concertino sobre el tejado, como presentador y cantante eligió a Fernando
Achával, él mismo en bajo, y en acordeón a piano puso a un muchachito que era mecánico en la
concesionaria Ford de Feigín Hermanos de calle Humberto Primo y que ya había tocado un par de
veces con Los Bohemios: un tal Miguel Gelfo.
Años mas tarde, Leonor se casó como Miguel con el que el tuvo dos hijos: Eduardo y Marta.
No existe en la historia del mundo del espectáculo de la República Argentina una orquesta, un
conjunto musical, una compañía de teatro, un actor, un mago, un circo o cualquier otra variedad
artística que haya actuado en público tantas veces como lo hizo El Cuarteto Leo.
PRIMER BAILE DE CUARTETO
Todo comenzó allá por Julio de 1943 en Colonia Las Pichanas, Departamento San Justo, provincia
de Córdoba, un pueblito que está a 200 kilómetros de Córdoba capital y que entonces tenía solo
dos habitantes y una sola casa donde vivía el matrimonio del despacho de bebidas para los
carreros que pasaban por el lugar.
Colonia Las Pichanas fue el primer pueblo en contratar y hacer debutar ante el público a un
Cuarteto; al flamante Cuarteto Característico Leo.
Los músicos estaban nerviosos. Era su primera salida, su debut en público tocando un nuevo ritmo
que no se sabía si podría gustar o no y en una fiesta Patronal, nada menos. Por aquellos años,
excepto las procesiones de la iglesia católica, una fiesta patronal era el acontecimiento con mayor
poder de convocatoria de gente en el interior profundo del interior del país.
Los hombres comenzaron a llegar, algunos de a caballo, otros de a pie o en bicicleta. Despacio y sin
hacer ruido. Felices y ansiosos por entrar al baile. Risas fáciles, dentaduras desprolijas en bocas
grandes salpicadas con dientes amarillentos de tabaco y sarro. Narices coloradas. Bombachas
batarazas. Fajas envolviendo las cinturas y boinas cubriendo las cabecitas negras y las rubias.
Ellas, las doncellas, llegaban todas nerviosas y risueñas. Perfumadas con colonias agrias de baratas
y vestidas con polleras que hacían las veces de cobertores de impúdicas enaguas blancas. Las más
pudientes, las del cortadero de ladrillos, lucían trajecitos dos piezas y zapatos taco alto de cuero
blanco recién blanqueados con almidón o tiza.
Eran criollos despreciados, como siempre. Olvidados, analfabetos, con obligaciones y sin derechos.
Italianos y españoles inmigrantes, cansados y con poca plata.
INSTRUMENTOS DEL CUARTETO:
El nombre del género deja en evidencia que originalmente era tocado por cuatro músicos que
ejecutaban piano, contrabajo, acordeon y violin.
En los años 40, el cuarteto fue bailado exclusivamente por la clase trabajadora y la clase media
pero despreciado por la clase alta.
El baile se desarrollaba en el ámbito rural, y era todo un acontecimiento, porque era esporádico, y
en general se solía organizar para las fiestas patronales o para los aniversarios de los pueblos.
La música cuartetera complementaba los bailes con grabaciones de discos llenos de canciones
movidas, que la gente compraba con la finalidad de divertirse y organizar fiestas hogareñas al
sonido de la música popular.
En los años 90, el género se volvió más popular en toda Argentina y ya no era escuchado sólo por
la clase baja, sino también por un gran sector de la población sin distinción de clases.
En la actualidad, cada fin de semana más de diez mil personas se trasladan de un punto a otro de
la ciudad de Córdoba en colectivos, taxis o caminando para llegar a los bailes.
Leonor Marzano nació en Santa Fe, el 24 de octubre de 1921 y falleció en Córdoba, el 12 de enero
de 1993. Fue compositora y música, considerada creadora del tunga-tunga, característica esencial
del género cordobés, marca que consiste en dar prioridad en el piano a la marcación rítmica de la
mano izquierda.
El cuarteto es algo que va mucho más allá de la música, con él se entablan y refuerzan vínculos
afectivos, encuentros y relaciones, se transmiten códigos de convivencia y valores de la
comunidad.
Los cuarteteros han debido sostener y expandir su práctica en circunstancias históricas adversas ya
que su origen humilde lo convirtió en blanco de distintos tipos de censura y medidas opresivas.