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I.- Ineficacia de los actos jurídicos.

La doctrina en general señala que un acto es ineficaz en sentido amplio, cuando no


produce efectos jurídicos o deja de producirlos, ya sea en virtud de causas intrínsecas o de
causas extrínsecas. A partir de este concepto genérico, según la doctrina, es posible
encontrar dos tipos de ineficacia: la invalidez y la ineficacia en sentido estricto.

Se habla de invalidez para hacer referencia a aquella ineficacia que proviene de


defectos intrínsicos, en este caso, el acto no produce efecto alguno o deja de producirlos,
derivado por la omisión de requisitos de existencia o de validez. Dentro de la invalidez, la
doctrina ubica la inexistencia jurídica, la nulidad absoluta y la nulidad relativa. En todos
estos casos existen problemas con la estructura del acto jurídico, producto del
incumplimiento de los requisitos de existencia y validez que ellos deben reunir.

La ineficacia en sentido estricto, supone en cambio, un acto existente y válido (en


este caso, el acto cumple con los requisitos de existencia y validez), pero que no va a
producir sus efectos o que va a dejar de producirlos por causas extrínsecas, esto es, por un
hecho que es posterior y ajeno al acto mismo. Es el caso de la resolución, la terminación, la
revocación, la caducidad, etc.

II.- Inexistencia jurídica.

1.- Concepto y origen.

En teoría la inexistencia jurídica, es la sanción establecida por la omisión de


requisitos de existencia del acto jurídico (objeto, causa, voluntad y solemnidades en los
casos en que la ley lo establece).

La teoría de la inexistencia jurídica es atribuida al jurisconsulto alemán Zacharie,


quien la formuló a inicios del siglo XIX, como una forma de justificar o posibilitar la
invalidación de matrimonios celebrados por personas del mismo sexo. La nulidad sólo
opera por causas legales, y no se consideraba como causal de nulidad del matrimonio, la
identidad de sexo de los contrayentes. Ante ello, Zacharie señaló que el concepto mismo de
matrimonio suponía la unión de personas del distinto sexo, por lo que se estaba frente a un
requisito de existencia, y no de validez. Posteriormente, la noción de la inexistencia jurídica
se hizo extensiva a los actos patrimoniales.

2.- Diferencias entre la inexistencia y la nulidad.

a) El acto inexistente, por su propia condición, jamás va a producir efectos jurídicos.


Los actos nulos, en cambio, producen todos sus efectos civiles, en tanto no se
declara judicialmente la nulidad. Mientras la nulidad no esté declarada por una
sentencia firme y ejecutoriada, el acto se presume válido y produce, en
consecuencia, todos sus efectos jurídicos.

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b) Mientras la nulidad debe ser declarada judicialmente, la inexistencia sólo debe ser
constatada por el tribunal.
c) La nulidad puede sanearse en general por el transcurso del tiempo, y en caso
particular de la nulidad relativa, por la ratificación de las partes. En cambio, la
inexistencia jamás se sanea, ni por ratificación de las partes ni por el transcurso del
tiempo.
d) La ley enumera a las personas que pueden alegar la nulidad. En el caso de la
inexistencia, la doctrina afirma que todas las personas pueden reclamarla.
e) La nulidad pude hacerse valer tanto por acción, como por excepción; en cambio, la
inexistencia sólo puede hacerse valer en juicio por medio de una excepción (cuando
el acto es nulo se puede iniciar un juicio con el objeto preciso de que se declare la
nulidad, en cambio, en el caso de la inexistencia, esto no es así, porque la nada no
produce una acción).
f) La declaración de nulidad sólo produce efectos para las partes que intervinieron en
el respectivo juicio. Esto es una manifestación concreta y particular del efecto
relativo de las sentencias, que está plenamente acogido en el artículo 1690 del
Código Civil (Art. 1690. Cuando dos o más personas han contratado con un tercero, la nulidad declarada a
favor de una de ellas no aprovechará a las otras.). En materia de inexistencia, su constatación por
el tribunal produce efectos erga omnes.
g) Los actos nulos en algunas hipótesis, son susceptibles de conversión; cuestión que
no es posible en el caso de los actos inexistentes. En la conversión ocurre que el
acto que adolece de un vicio de nulidad, subsiste pero con caracteres distintos
(Ejemplo: Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en
ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula
no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por
otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.)

3.- Situación del Código Civil chileno.

A partir de la ausencia de regulación de la inexistencia jurídica en nuestro Código


Civil, la doctrina se formula la interrogante de si el legislador civil reconoce o no a la
inexistencia jurídica como una sanción distinta de la nulidad absoluta. La doctrina en este
punto se encuentra dividida.

Los principales argumentos de quienes niegan que el Código Civil considere a la


inexistencia como una sanción distinta de la nulidad absoluta (principal exponente de esta
opinión, es el profesor Alessandri) son:
a) La falta de reglamentación de esta figura, si el legislador la hubiese querido
incorporar, lo hubiese hecho expresamente.
b) Lo dispuesto en el artículo 1682 del CC (Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa
ilícita, y la nulidad producida por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el
valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las
personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.) Dentro de estos requisitos o

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formalidades, quedan aquellos tanto los que la ley exige para la validez del acto
como para su existencia.
c) El legislador en el artículo 1682 in 2° ( Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de
personas absolutamente incapaces) sancionó expresamente con nulidad absoluta, los actos de
las personas absolutamente incapaces, quienes carecen de voluntad o no pueden
exteriorizarla de un modo indubitado. Siendo la voluntad un requisito de existencia,
en este artículo el legislador sancionó expresamente con nulidad absoluta la omisión
de un requisito de existencia.

Los argumentos de quienes están a favor de la inexistencia jurídica o que consideran


que el legislador reconocería la inexistencia como una sanción distinta de la nulidad
absoluta (principal exponente Claro Solar), son los siguientes:
a) El legislador habría reconocido la figura de la inexistencia en el artículo 1444 del
Código Civil (Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no
produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no
siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales.), que clasifica los elementos del acto jurídico en elementos de la esencia,
de la naturaleza y accidentales. Cuando se refiere a los elementos de la esencia,
señala que son aquellos sin los cuales el acto no produce efecto alguno o desgenera
en otro distinto, lo que es equivalente a decir que no existe.
b) También se basan en el artículo 1682, el cual sanciona con la nulidad la omisión de
los requisitos establecidos para el valor de ciertos actos, es decir, sanciona con
nulidad absoluta la omisión de requisitos para la validez del acto, no así a los
establecidos para su existencia.
c) El legislador se vio en la necesidad de regular la nulidad, porque ella supone de acto
presuntamente válido, que está generando obligaciones. De allí que se le regule
entre los modos de extinguir las obligaciones. Este supuesto no se da en el caso de
la inexistencia, por lo que el legislador no tuvo la necesidad de regularla.
d) Los actos de los absolutamente incapaces son sancionados con la nulidad absoluta,
porque en ellos el legislador considera que existe una apariencia de voluntad que es
suficiente para dar origen al acto jurídico.
e) La redacción de una serie de disposiciones en el Código Civil, daría a entender que
el legislador habría reconocido a la inexistencia como una cuestión distinta a la
nulidad absoluta, por ejemplo, los artículos 1554, 1809, 1701, 1801, 1802, 1814,
2027, 2055 y 2057.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que concurran las circunstancias
siguientes:
1ª Que la promesa conste por escrito;
2ª Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato;
4ª Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea perfecto, la tradición de la
cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente.

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Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere
esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento
público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta
en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.

Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio; salvas las excepciones
siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley,
mientras no se ha otorgado escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los
materiales que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase, no están sujetos a esta
excepción.

Art. 1802. Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en el inciso 2.º del artículo
precedente no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública o privada, podrá cualquiera de las partes
retractarse mientras no se otorgue la escritura o no haya principiado la entrega de la cosa vendida.

Art. 1809. Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el tercero no lo determinare, podrá hacerlo por
él cualquiera otra persona en que se convinieren los contratantes; en caso de no convenirse, no habrá venta.
No podrá dejarse el precio al arbitrio de uno de los contratantes.

Art. 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone existente y no existe, no produce
efecto alguno.
Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el comprador a su arbitrio desistir
del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a justa tasación.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá los perjuicios al comprador de
buena fe.

Art. 2027. La constitución de un censo deberá siempre constar por escritura pública inscrita en el competente Registro; y
sin este requisito no valdrá como constitución de censo; pero el obligado a pagar la pensión lo estará en los términos del
testamento o contrato, y la obligación será personal.

Art. 2055. No hay sociedad, si cada uno de los socios no pone alguna cosa en común, ya consista en dinero o efectos, ya
en una industria, servicio o trabajo apreciable en dinero.
Tampoco hay sociedad sin participación de beneficios.
No se entiende por beneficio el puramente moral, no apreciable en dinero.

Art. 2057. Si se formare de hecho una sociedad que no pueda subsistir legalmente, ni como sociedad, ni como donación,
ni como contrato alguno, cada socio tendrá la facultad de pedir que se liquiden las operaciones anteriores y de sacar sus
aportes.
Esta disposición no se aplicará a las sociedades que son nulas por lo ilícito de la causa u objeto, las cuales se regirán por el
Código Criminal.

No existe una jurisprudencia uniforme en esta materia, existen fallos en que


expresamente se ha sancionado la omisión de los requisitos de existencia con la nulidad
absoluta, mientras que en otros se ha reconocido la inexistencia.

III.- La nulidad.

1.- Regulación y concepto.

La nulidad es una sanción civil que está reglamentada en el título XX del libro IV
del Código Civil, concretamente en los artículos 1681 y siguientes. La denominación de
este título es “de la nulidad y la rescisión”. El concepto de nulidad es un término genérico

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bajo el cual se comprende tanto la nulidad absoluta como la nulidad relativa, pero esta
última también recibe la denominación de rescisión, de manera que le nombre de este título
se refiere a la nulidad absoluta y a la nulidad relativa.

Las normas del título XX son de fundamental importancia, porque no sólo son
aplicables a los contratos, sino que a todos los actos jurídicos en general. Su ámbito de
aplicación no se limita al Derecho Civil, sino que se extiende a todo el derecho privado.
No obstante, si bien ellas constituyen el estatuto general de la nulidad en materia de
derecho privado, es posible encontrar otras reglas especiales de nulidad, por ejemplo, a
propósito del matrimonio, testamento, y tradición; pero igualmente, aún respecto de estas
materias, los artículos 1681 y siguientes tienen importancia, ya que reciben una aplicación
subsidiaria.

Basándose en el artículo 1681 la doctrina define a la nulidad señalando que es la


sanción establecida en la ley para la omisión de los requisitos y formalidades prescritos por
ella para el valor del acto o contrato, en atención a su naturaleza o a la calidad o estado de
quienes que lo ejecutan o celebran. Este concepto genérico de nulidad es muy importante
porque a partir de él es que se pueden extraer las dos grandes especies de nulidad en
nuestro ordenamiento, que son la nulidad absoluta y la nulidad relativa.
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo
acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.

2.- Características de la nulidad.

a) Es una sanción legal de derecho estricto, el legislador es el que establece cuales son
las causales de nulidad, sin que a las partes les quepa crear causales de las fijadas
por el legislador. Por otra parte, esta característica implica que si el legislador señala
que un determinado acto es nulo, las partes no pueden dejar de observar la
correspondiente disposición legal (artículo 11 del Código Civil). La doctrina señala
un ejemplo, y dice que el artículo 1796 del Código Civil, sanciona con nulidad
absoluta el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente;
esta es una norma que tiene por objetivo evitar el fraude a terceros. No obstante, aún
cuando los cónyuges celebren el contrato de compraventa sin la intención de
perjudicar a terceros, dicho acto será igualmente anulable.

Art. 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un fraude, o de proveer a algún
objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se pruebe que el acto que ella anula no ha
sido fraudulento o contrario al fin de la ley.
Art. 1796. Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente, y entre el padre o madre y el
hijo sujeto a patria potestad.

Además, siendo de derecho estricto, sus normas no pueden ser interpretadas de


manera analógica, sino de manera restrictiva, circunscribiendo su aplicación a los
supuestos de hecho que el legislador ha previsto de un modo expreso.

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b) La nulidad no opera de pleno derecho, sino que requiere de una declaración judicial.
Así lo ponen de manifiesto los artículos 1687 y 1689 del CC. Sobre la base de esta
característica, algunos sostienen que más que hablar de actos nulos, hay que hablar
de actos anulables, ya que mientras no exista una declaración judicial contenida en
una sentencia firme y ejecutoriada, el acto nulo produce todos sus efectos.

Art. 1687. La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las partes derecho para ser
restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo prevenido
sobre el objeto o causa ilícita.
En las restituciones mutuas que hayan de hacerse los contratantes en virtud de este pronunciamiento, será cada cual
responsable de la pérdida de las especies o de su deterioro, de los intereses y frutos, y del abono de las mejoras necesarias,
útiles o voluptuarias, tomándose en consideración los casos fortuitos y la posesión de buena o mala fe de las partes; todo
ello según las reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto en el siguiente artículo.
Art. 1689. La nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra terceros poseedores; sin perjuicio de las
excepciones legales.

c) La acción de nulidad es irrenunciable anticipadamente (artículo 1469). Con ello se


persigue obtener una efectiva observancia de las normas que establecen los
requisitos necesarios para el valor de un acto jurídico.
Art. 1469. Los actos o contratos que la ley declara inválidos, no dejarán de serlo por las cláusulas que en ellos se
introduzcan y en que se renuncie la acción de nulidad.

d) El legislador chileno considera a la nulidad como un modo de extinguir las


obligaciones, (artículo 1567 Nº 8 del CC). La ubicación de la nulidad como modo
de extinguir las obligaciones es muy criticada por la doctrina, porque la sanción de
nulidad no ataca a las obligaciones, sino al propio acto o contrato. La nulidad afecta
directamente al acto o contrato, y sólo como consecuencia de ello, se extinguen las
obligaciones que el acto pretendía generar.

Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas, siendo capaces de
disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula.
Las obligaciones se extinguen además en todo o parte:
8º Por la declaración de nulidad o por la rescisión;

e) La acción de nulidad es una acción de carácter patrimonial, y por lo tanto es


transferible, transmisible y prescriptible. Respecto de la renunciabilidad de la
acción, hay que hacer ciertos alcances: aún cuando las acciones patrimoniales son
renunciables, la acción de nulidad es irrenunciable anticipadamente, y una vez que
existe la causal de nulidad, las partes no pueden renunciar válidamente al derecho
de reclamar la nulidad absoluta, en cambio, si pueden hacerlo respecto de la nulidad
relativa (esto es lo que se denomina como la ratificación del acto viciado de nulidad
relativa).

3.- Clasificaciones de la nulidad.

La primera y más importante clasificación es la distingue entre nulidad absoluta y


nulidad relativa.

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Esta clasificación está mencionada expresamente en el Código Civil, el artículo
1681 inciso 2°:
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo
acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.

Absoluta: es la sanción legal impuesta a los actos o contratos, otorgados o celebrados con
omisión de un requisito exigido para su valor, en atención a su naturaleza o especie.

Relativa: es la sanción legal impuesta a los actos o contratos, otorgados o celebrados, con
prescindencia de un requisito exigido para su valor, en atención a la calidad o estado de las
partes

Mientras la nulidad absoluta tiene su origen en vicios de carácter objetivo que


afectan al acto en si mismo, la relativa obedece a vicios de naturaleza subjetiva, no afectan
al acto en si mismo sino que se refieren a los sujetos que lo otorgan o celebran.

La diferencia fundamental entre una y otra, radica en que la nulidad absoluta es una
sanción establecida en el interés de la ley, el orden público y las buenas costumbres, esto
es, existe en esta figura un interés general comprometido. En la nulidad relativa, en
cambio, existe más bien un interés particular comprometido, concretamente el de aquellos
sujetos en cuyo beneficio ha sido establecida (se trata de personas que por su estado o
calidad requieren de una protección especial). Esta diferencia fundamental se proyecta en
una serie de aspectos, como son sus causales, la posibilidad de declararla de oficio, la
legitimación activa y también la forma de saneamiento.

Con todo, debe tenerse presente que tanto las normas que regulan la nulidad
absoluta como las que regulan la nulidad relativa, son normas de orden público, de manera
tal que el autor de un acto jurídico unilateral o las partes de un acto jurídico bilateral no
pueden suprimir o modificar su aplicación, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.

Si bien tanto la nulidad absoluta como la nulidad relativa constituyen instituciones


excepcionales, atendido su carácter de sanción, entre ambas, la relativa constituye la regla
general, lo cual fluye especialmente del artículo 1682 del CC.

Otra clasificación distingue entre nulidad total y nulidad parcial, en este caso el
criterio de clasificación es la extensión. La nulidad total es aquella que afecta a la totalidad
del acto jurídico, la nulidad parcial, en cambio, es aquella que sólo afecta a una o más de
sus partes (en un contrato se habla de cláusulas). Esta no es una clasificación que esté
claramente recogida en el Código Civil, pero si es posible encontrar alguna referencia a
propósito del testamento (artículos 1059, 1060 y 1061 del CC).

Art. 1059. Las disposiciones captatorias no valdrán.


Se entenderán por tales aquellas en que el testador asigna alguna parte de sus bienes a condición que el asignatario le deje
por testamento alguna parte de los suyos.

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Art. 1060. No vale disposición alguna testamentaria que el testador no haya dado a conocer de otro modo que por sí o no,
o por una señal de afirmación o negación, contestando a una pregunta.

Art. 1061. No vale disposición alguna testamentaria en favor del escribano que autorizare el testamento, o del funcionario
que haga las veces de tal, o del cónyuge de dicho escribano o funcionario, o de cualquiera de los ascendientes,
descendientes, hermanos, cuñados, empleados o asalariados del mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en favor de cualquiera de los testigos, o de su cónyuge, ascendientes,
descendientes, hermanos o cuñados.

El tema de la nulidad parcial no está tratado de manera uniforme en la doctrina y en


la jurisprudencia, en doctrina existen posiciones encontradas, hay autores que rechazan la
figura de la nulidad parcial porque sostiene que el acto jurídico es una unidad y por lo tanto
concurriendo un vicio, el acto debe anularse por completo, sin que corresponda entrar a
fraccionarlo. Otros en cambio, sostienen que el principio de conservación del acto jurídico
provoca la necesidad de revisar, caso a caso, si el acto es capaz de sobrevivir o no con la
cláusula afectada por el vicio de nulidad.

Si se analiza la nulidad parcial en el derecho comparado, hay legislaciones más


modernas que la nuestra, como el Código Civil italiano o alemán, que sostienen que para
decidir si un acto es nulo total o parcialmente, hay que atender al interés de las partes, esto
es, a si las partes habrían contratado o no sin la cláusula que se anula.

Otra clasificación que es netamente doctrinal, es la que distingue entre nulidad


expresa y nulidad tácita. Se dice que la nulidad es expresa cuando la ley establece de
manera explícita y directa, que un determinado vicio provoca la nulidad, por ejemplo,
cuando el legislador se refiere a que los actos de los absolutamente incapaces, son
absolutamente nulos. La nulidad tácita en cambio, es aquella que deriva de una relación de
normas jurídicas, como por ejemplo, la relación entre los artículos 10, 1466, 1681 y 1682.

Esta clasificación puede inducir a concluir erróneamente que la nulidad no es


siempre una sanción legal.

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