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b) Mientras la nulidad debe ser declarada judicialmente, la inexistencia sólo debe ser
constatada por el tribunal.
c) La nulidad puede sanearse en general por el transcurso del tiempo, y en caso
particular de la nulidad relativa, por la ratificación de las partes. En cambio, la
inexistencia jamás se sanea, ni por ratificación de las partes ni por el transcurso del
tiempo.
d) La ley enumera a las personas que pueden alegar la nulidad. En el caso de la
inexistencia, la doctrina afirma que todas las personas pueden reclamarla.
e) La nulidad pude hacerse valer tanto por acción, como por excepción; en cambio, la
inexistencia sólo puede hacerse valer en juicio por medio de una excepción (cuando
el acto es nulo se puede iniciar un juicio con el objeto preciso de que se declare la
nulidad, en cambio, en el caso de la inexistencia, esto no es así, porque la nada no
produce una acción).
f) La declaración de nulidad sólo produce efectos para las partes que intervinieron en
el respectivo juicio. Esto es una manifestación concreta y particular del efecto
relativo de las sentencias, que está plenamente acogido en el artículo 1690 del
Código Civil (Art. 1690. Cuando dos o más personas han contratado con un tercero, la nulidad declarada a
favor de una de ellas no aprovechará a las otras.). En materia de inexistencia, su constatación por
el tribunal produce efectos erga omnes.
g) Los actos nulos en algunas hipótesis, son susceptibles de conversión; cuestión que
no es posible en el caso de los actos inexistentes. En la conversión ocurre que el
acto que adolece de un vicio de nulidad, subsiste pero con caracteres distintos
(Ejemplo: Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en
ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula
no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por
otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.)
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formalidades, quedan aquellos tanto los que la ley exige para la validez del acto
como para su existencia.
c) El legislador en el artículo 1682 in 2° ( Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de
personas absolutamente incapaces) sancionó expresamente con nulidad absoluta, los actos de
las personas absolutamente incapaces, quienes carecen de voluntad o no pueden
exteriorizarla de un modo indubitado. Siendo la voluntad un requisito de existencia,
en este artículo el legislador sancionó expresamente con nulidad absoluta la omisión
de un requisito de existencia.
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Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere
esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento
público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta
en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.
Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio; salvas las excepciones
siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley,
mientras no se ha otorgado escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los
materiales que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase, no están sujetos a esta
excepción.
Art. 1802. Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en el inciso 2.º del artículo
precedente no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública o privada, podrá cualquiera de las partes
retractarse mientras no se otorgue la escritura o no haya principiado la entrega de la cosa vendida.
Art. 1809. Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el tercero no lo determinare, podrá hacerlo por
él cualquiera otra persona en que se convinieren los contratantes; en caso de no convenirse, no habrá venta.
No podrá dejarse el precio al arbitrio de uno de los contratantes.
Art. 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone existente y no existe, no produce
efecto alguno.
Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el comprador a su arbitrio desistir
del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a justa tasación.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá los perjuicios al comprador de
buena fe.
Art. 2027. La constitución de un censo deberá siempre constar por escritura pública inscrita en el competente Registro; y
sin este requisito no valdrá como constitución de censo; pero el obligado a pagar la pensión lo estará en los términos del
testamento o contrato, y la obligación será personal.
Art. 2055. No hay sociedad, si cada uno de los socios no pone alguna cosa en común, ya consista en dinero o efectos, ya
en una industria, servicio o trabajo apreciable en dinero.
Tampoco hay sociedad sin participación de beneficios.
No se entiende por beneficio el puramente moral, no apreciable en dinero.
Art. 2057. Si se formare de hecho una sociedad que no pueda subsistir legalmente, ni como sociedad, ni como donación,
ni como contrato alguno, cada socio tendrá la facultad de pedir que se liquiden las operaciones anteriores y de sacar sus
aportes.
Esta disposición no se aplicará a las sociedades que son nulas por lo ilícito de la causa u objeto, las cuales se regirán por el
Código Criminal.
III.- La nulidad.
La nulidad es una sanción civil que está reglamentada en el título XX del libro IV
del Código Civil, concretamente en los artículos 1681 y siguientes. La denominación de
este título es “de la nulidad y la rescisión”. El concepto de nulidad es un término genérico
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bajo el cual se comprende tanto la nulidad absoluta como la nulidad relativa, pero esta
última también recibe la denominación de rescisión, de manera que le nombre de este título
se refiere a la nulidad absoluta y a la nulidad relativa.
Las normas del título XX son de fundamental importancia, porque no sólo son
aplicables a los contratos, sino que a todos los actos jurídicos en general. Su ámbito de
aplicación no se limita al Derecho Civil, sino que se extiende a todo el derecho privado.
No obstante, si bien ellas constituyen el estatuto general de la nulidad en materia de
derecho privado, es posible encontrar otras reglas especiales de nulidad, por ejemplo, a
propósito del matrimonio, testamento, y tradición; pero igualmente, aún respecto de estas
materias, los artículos 1681 y siguientes tienen importancia, ya que reciben una aplicación
subsidiaria.
a) Es una sanción legal de derecho estricto, el legislador es el que establece cuales son
las causales de nulidad, sin que a las partes les quepa crear causales de las fijadas
por el legislador. Por otra parte, esta característica implica que si el legislador señala
que un determinado acto es nulo, las partes no pueden dejar de observar la
correspondiente disposición legal (artículo 11 del Código Civil). La doctrina señala
un ejemplo, y dice que el artículo 1796 del Código Civil, sanciona con nulidad
absoluta el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente;
esta es una norma que tiene por objetivo evitar el fraude a terceros. No obstante, aún
cuando los cónyuges celebren el contrato de compraventa sin la intención de
perjudicar a terceros, dicho acto será igualmente anulable.
Art. 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un fraude, o de proveer a algún
objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se pruebe que el acto que ella anula no ha
sido fraudulento o contrario al fin de la ley.
Art. 1796. Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente, y entre el padre o madre y el
hijo sujeto a patria potestad.
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b) La nulidad no opera de pleno derecho, sino que requiere de una declaración judicial.
Así lo ponen de manifiesto los artículos 1687 y 1689 del CC. Sobre la base de esta
característica, algunos sostienen que más que hablar de actos nulos, hay que hablar
de actos anulables, ya que mientras no exista una declaración judicial contenida en
una sentencia firme y ejecutoriada, el acto nulo produce todos sus efectos.
Art. 1687. La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las partes derecho para ser
restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo prevenido
sobre el objeto o causa ilícita.
En las restituciones mutuas que hayan de hacerse los contratantes en virtud de este pronunciamiento, será cada cual
responsable de la pérdida de las especies o de su deterioro, de los intereses y frutos, y del abono de las mejoras necesarias,
útiles o voluptuarias, tomándose en consideración los casos fortuitos y la posesión de buena o mala fe de las partes; todo
ello según las reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto en el siguiente artículo.
Art. 1689. La nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra terceros poseedores; sin perjuicio de las
excepciones legales.
Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas, siendo capaces de
disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula.
Las obligaciones se extinguen además en todo o parte:
8º Por la declaración de nulidad o por la rescisión;
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Esta clasificación está mencionada expresamente en el Código Civil, el artículo
1681 inciso 2°:
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo
acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.
Absoluta: es la sanción legal impuesta a los actos o contratos, otorgados o celebrados con
omisión de un requisito exigido para su valor, en atención a su naturaleza o especie.
Relativa: es la sanción legal impuesta a los actos o contratos, otorgados o celebrados, con
prescindencia de un requisito exigido para su valor, en atención a la calidad o estado de las
partes
La diferencia fundamental entre una y otra, radica en que la nulidad absoluta es una
sanción establecida en el interés de la ley, el orden público y las buenas costumbres, esto
es, existe en esta figura un interés general comprometido. En la nulidad relativa, en
cambio, existe más bien un interés particular comprometido, concretamente el de aquellos
sujetos en cuyo beneficio ha sido establecida (se trata de personas que por su estado o
calidad requieren de una protección especial). Esta diferencia fundamental se proyecta en
una serie de aspectos, como son sus causales, la posibilidad de declararla de oficio, la
legitimación activa y también la forma de saneamiento.
Con todo, debe tenerse presente que tanto las normas que regulan la nulidad
absoluta como las que regulan la nulidad relativa, son normas de orden público, de manera
tal que el autor de un acto jurídico unilateral o las partes de un acto jurídico bilateral no
pueden suprimir o modificar su aplicación, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.
Otra clasificación distingue entre nulidad total y nulidad parcial, en este caso el
criterio de clasificación es la extensión. La nulidad total es aquella que afecta a la totalidad
del acto jurídico, la nulidad parcial, en cambio, es aquella que sólo afecta a una o más de
sus partes (en un contrato se habla de cláusulas). Esta no es una clasificación que esté
claramente recogida en el Código Civil, pero si es posible encontrar alguna referencia a
propósito del testamento (artículos 1059, 1060 y 1061 del CC).
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Art. 1060. No vale disposición alguna testamentaria que el testador no haya dado a conocer de otro modo que por sí o no,
o por una señal de afirmación o negación, contestando a una pregunta.
Art. 1061. No vale disposición alguna testamentaria en favor del escribano que autorizare el testamento, o del funcionario
que haga las veces de tal, o del cónyuge de dicho escribano o funcionario, o de cualquiera de los ascendientes,
descendientes, hermanos, cuñados, empleados o asalariados del mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en favor de cualquiera de los testigos, o de su cónyuge, ascendientes,
descendientes, hermanos o cuñados.