Está en la página 1de 3

,.

= e-
~

~
=-
....= •=
,..... !11111111
=
= ·- 1
=-'~ ·-
~
·== ~ ·-
¡¡¡...
Q
..Q ~
~ ~
'
~
=-, . . .
..Q Q
~
í,I).
~ ~
o
s: ~
o :;::
~ ~~~
-
=
~ ;.
=
,..... "= ~
~
;.
~
60 CLAUDE RUMEAU-ROUQUETTE

BIBLIOGRAFÍA
6. EL BÉBE EN SU FAMILIA
[1) Enkin, M. e I. Chalmers, Ef(ectiveness and [4) OMS, "La maternité en Europe. Rapport
satisfaction in antenatal care, Londres, SERGE LEBOVICI
sur une étude", en La Santé Publique en
Spastic International Medica! Publica- Europe, 26, Ginebra, 1988. FRANQOISE WEIL-HALPERN
tions, 1982. [5) Rumeau-Rouquette, C., C. Du Mazau-Brun
[2) Jelliffe, D.B. y E.F.P. Jelliffe, Programmes e Y. Rabarison, Naitre en France. Dix ans
to promote breastfeeding, Londres, Oxford d'éuolution, París, INSERM-Doin, 1984.
Medica! Publications, 1988. [6) Saurel-Cubizolles, M.J. y M. Kaminski,
[3) Kaminski, M., G. Breart, P. Buekens, H. J. "Pregnant women's working conditions
Huisjes, G. Mcllwaine y H.K. Selbman, and their changes during pregnancy: a na-
Perinatal care delivery system, Londres, tional study in France", B. J. Indust. Med., Luego de haber definido el lugar del bebé en la historia del ser humano y la
Oxford Medica! Publications, 1986. 1987, 44, 236-243. sociedad actual (cf. cap. 4), conviene situarlo en su unidad natural, la fami-
lia, al esforzarnos por estudiar las condiciones de relación habituales o per-
turbadas que desempeñan un papel evidente en el desarrollo del bebé y en
las dificultades que puede encontrar.
De hecho, como lo mostrará ampliamente el artículo de John Bowlby (cap.
15), las relaciones familiares se sostienen por el apego, que constituye la
base esencial de los vínculos sociales que unen las generaciones sucesivas en
todas las especies animales, pero especialmente en los mamíferos. La teoría
de la impronta (o impregnación) ha sido desde hace mucho aplicada por los
ctólogos del comportamiento animal, y el recién nacido no escapa a este mo-
delo nuclear. Nos permite comprender cómo se inician los comportamientos
programados en los dos participantes principales, el bebé y su madre, a par-
lir de improntas que, en uno y otra, constituyen los sucesos, las circunstan-
cias, los "momentos de gracia", que favorecen la manifestación interactiva de
HUS vínculos y le dan, a uno y otra, un papel funcional en estos intercambios
ntre ellos.
La madre encuentra su identidad de madre a partir de su deseo de mater-
nidad y su deseo de embarazo, así como de los intercambios físicos con el feto
y, sobre todo, con el recién nacido. Es, pues, el bebé quien le confiere esta
identidad, en la proximidad de las transacciones afectivas y sincronizadas,
modales o trasmodales y quien la proclama es una madre, su madre [2].
Pero los otros adultos y niños(as) que cooperan en los cuidados de crian-
zn, o pueden ser responsables de éstos, recobran estas capacidades para el
Intercambio por canales de comunicación múltiples que los inscriben dentro
do la "parentela". Se verá más adelante que cada uno introduce sus particu-
l11ridades personales: la madre, en efecto (y los otros compañeros de cuida-
dos), introduce en su crianza sus modelos imaginarios y fantasmáticos, lo
que le permite estar en el origen de las anticipaciones creadoras que contri-
buyen a transformar las capacidades precoces -que son de hecho progra-
1111ts "arcaicos" y transitorios- en desempeños reales . Y deberá también
npnrtar, calmar, proteger al bebé contra excitaciones externas e internas
porrnanentes; calmarlo, dormirlo. Es ella una madre "para-excitación" como
111 do8cribe Freud [1], que permite a su bebé reasegurarse en su retroali-
111ontución (feed-back).
[61)
62 SERGE LEBOVICIIFRAN<;OISE WEIL-HALPERN 11;i, IJEBÉ EN SU FAMILIA 63
Veremos más adelante la especificidad de los papeles familiares de este gubernamental para las administraciones encargadas del bienestar social.
parentaje (parentage) del bebé (cf. cap. 7). No puede considerarse que los Todo esto que se acaba de decir no debe hacer olvidar que la familia es un
participantes naturales estén aquí en igualdad con los participantes proce- c:onj unto definido por la cultura en la que ésta vive. Independientemente de
dentes de los organismos sanitarios y/o sociales cuya participación es - y así wRles sean las diferencias estructurales de las clasificaciones familiares, las
debe seguir- de naturaleza profesional. rolaciones interpersonales que aquí se edifican son sostenidas por comunica-
No ignoramos que a los militantes que abogan en favor de cambios sus- 1•iones estables, múltiples, recíprocas e interactivas. Estas relaciones le dan
tanciales en la distribución de los papeles en el seno de la familia les disgus- 1111 sentido retroactivo a los sucesos de la vida que aparentan ser no signifi-
ta la distribución entre las conductas paternales y maternales. 1·11Livos cuando no se los religa a las vicisitudes y accidentes que sobrevienen
Y también es muy cierto que los padres de la generación actual contribu- 11 11 la salud y el desarrollo del bebé. Al mismo tiempo, la cadena transgenera-
yen, más que en el pasado todavía reciente, con los cuidados de crianza del 1·i onal inscribe sus alegorías en la epigénesis de aquello que sucede en el
bebé y que cumplen esto perfectamente, en lo cual encuentran a veces satis- 111 1 bé, quien, una vez venido a la vida, asienta en su destino las consecuen-
facciones que no son inferiores a las que experimentan las jóvenes madres. 1·ins de los sucesos felices y tristes que viven sus padres.
Estos padres se muestran hábiles y logran con frecuencia calmar a los bebés
que se estiran y lloran en los brazos de sus madres. Su voz, más grave, es
muy calmante, tal como fue (quizá) durante el embarazo.
Nada justifica, sin embargo, que se conviertan en militantes de la causa 1\1llLIOGRAFÍA
de los "nuevos padres", aun si están de acuerdo en compartir los cuidados
del parentaje y en abogar, con las feministas, por la disminución del peso del l 11 lo'reud, S. Má.s allá. del principio de placer psychanalyste, París, Le Centurion, 1983.
sometimiento materno. ( 1920), en Obras completas, vol. XVIII, Bue- [3] Lévi-Strauss, C., Estructuras elementales
En efecto, su papel simbólico definido biológicamente por la prematuridad nos Aires, Amorrortu, 1976. del parentesco, Buenos Aires, Paidós.
del recién nacido humano, "su neotenia", y por los intercambios sociales uni- l'-\1 t.cbovici, S., Le nourrisson, la mere et le

versales [3], contribuirá a la organización de las identificaciones en el funcio-


namiento mental de cada niño: todos deberán aceptar un día "ser como", por
haber estado obligados a renunciar a "tenerlo todo y en seguida". Así, se de-
finirán las reglas de pertenencia psíquica a un sexo y a una generación por
medio de los conflictos reprimidos y favorecidos por los azares de la sexuali-
dad infantil, factor de culpabilidad y de vergüenza. Este lugar en la sucesión
de las generaciones, se inscribe también en aquel que le hacen al bebé sus
dos progenitores.
La administración so~ial y sanitaria en los estados modernos es cuidadosa
al responder a la presión que exige cambios en relación con las exigencias de
la familia tradicional. Es legítimo que el padre pueda tomar en lugar de su
esposa una licencia parental de educación. Por lo tanto hay que cuidarse de
los ataques desde la retaguardia para favorecer que la mujer "se quede en el
hogar", o una conducta modernista como las que se dan cuando un joven ma-
trimonio se separa y el padre se ve encargado, por petición de él, de los cui-
dados de un bebé algunos días por semana o algunos meses por año.
Sigue sucediendo, sin embargo, que las verdaderas familias monoparenta-
les - excluyendo las parejas no casadas oficialmente- se ]llultiplican y con fre -
cuencia están constituidas por mujeres abandonadas y víctimas. Debe hacer-
se todo por favorecer la expansión del vínculo interactivo entre ellas y sus
niños y por evitar las colocaciones inútiles y contradictorias de los bebés.
Los cuidados que se les dan a través de los diversos modos de custodia
pueden ser excelentes y su desarrollo debe seguir siendo una preocupación

También podría gustarte