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Historia

El polifacético Gautier y
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THEÓPHILE GAUTIER (1811-1872) G autier se siente impresionado por las


teorías de Moreau, sobre todo, por su
TAMBIÉN PERTENECIÓ AL SELECTO descripción del hachís como “intoxica-
“CLUB DEL HACHÍS”. FUE PERIODISTA, dor intelectual”, preferible a la
“indomable y pesada embriaguez” del
PINTOR, NOVELISTA , POETA Y CRÍTICO alcohol. Gautier decidido a asumir el
LITERARIO. POETA , CRÍTICO Y NOVE- necesario papel de cobaya humana
funda el Club del Hachís, que funcionará
LISTA , GAUTIER FUE UNA FIGURA PRO- entre 1844 y 1849. Gautier publica en La
MINENTE POR 40 AÑOS EN LA VIDA Presse el 10 de julio de 1843 Le hachich.
ARTÍSTICA Y LITERARIA DE PARÍS.
Un breve artículo que describe las aluci-
naciones de Gautier; narró una pesadilla
de cinco horas de alucinaciones
grotescas, seguido de un periodo de ca-
talepsia y por último una gran calma:
cambios de colores, deformación de
cuerpos, sensación de poder oír los
colores y ver los sonidos (sinestesia).
Escribió:

“Desde hacía mucho tiempo oíamos


hablar sin creérnoslo demasiado, de los
maravillosos efectos producidos por esta
sustancia. Conocíamos ya las alucinacio-
nes que causa el opio fumado, pero al
hachís no lo conocíamos más que de
nombre”.

hachís
Su obra literaria cannábica

r
Analizaremos sus obras más cannábi-

y el
cas como "El Club de los Hachichins"
que es uno de los relatos más magistra-
les, mágicos y perfectos que yo haya
podido leer, y en su contemplación no fui
Texto por Isidro Marín Gutiérrez

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Historia

presa difícil para sucumbir ante una "El hachís nada tiene en común aquella alucinación” (Fuente del Pilar,
"elevada exaltación". El tiempo, la alu- con esa innoble y pesada embria- 1999:41)
cinación, la oscuridad, la locura, el guez que los pueblos del norte
terror, y la belleza en sus dimensiones obtienen del vino y del alcohol: “Poco a poco el salón se fue
más grotescas y estrambóticas, son produce una intoxicación intelectual". poblando de personajes fantásticos,
temas recurrentes por Gautier, pero figuras que sólo es posible encontrar
en muchos relatos bajo los efluvios Los mismos efectos y fases que en los aguafuertes de Caillot y en las
del hachís logra condensarlos y hacer describía Baudelaire aguatintas de Goya.” (Fuente del
de ellos un suculento plato capaz de Pilar, 1999:43)
saciar una feroz avidez de belleza Sus efectos en los demás: la cara
literaria, aunque de lejos, por efectos resplandecía de entusiasmo, sus ojos “¡Parad, parad, es suficiente! ¡Qué
de la alucinación, tan sólo parezca un centelleaban, sus mejillas se colorea- gran comedia! ¡Qué deliciosa
platillo de viscosas larvas verdinegras ban con llamaradas, las venas en sus bufonada! ¡Deteneos, os lo suplico,
que se agitan repugnantemente (ya sienes se dibujaban en relieve, su me ahogo! ¡No me miréis así, venid
sabéis, nos referimos al dawamesc). nariz dilatada aspiraba el aire con conmigo! ¡Estoy a morir!” (Fuente del
"El Club de los Hachichins", es una fuerza: Pilar, 1999: 44)
voluptuosa intoxicación, un alucinan-
te mundo de imágenes oníricas que “El agua sabía mejor que el más “Al fondo del salón se agitaban
rayan con el surrealismo, sumergido delicioso de los vinos. La carne confusas las fantasías oníricas más
en una atmósfera perdida en el dejaba un regusto a frambuesa, y al extravagantes: seres híbridos,
tiempo y en el espacio, en el que lo revés. No había distinguido una mezcla incoherente de
irracional se hace verosímil; es un chuleta de un melocotón. humanos, bestias y
mundo tan extraño y sombrío como máquinas; monjes
mágico y atrayente, en el que cada Además, los invitados me parecían con ruedas en
detalle descrito por el autor se hace cada vez más extraños. Sus pupilas vez de pies y
necesario. Su contemplación, des- se dilataban como si fueran gatos, la un puchero
lumbrante y vertiginosa, se precipita nariz se alargaba cual elefantes, sus por
sobre formas humanas y bestiales, bocas se abrían semejando
voces chillonas y sepulcrales que campanas. Aquellas figuras se difumi-
emergen en una inspiración de irre- naban poco a poco con trazos sobre-
sistible risa e implacable terror. naturales. Uno, cara pálida envuelta
en barba negra, reía alborozado por
En 1851 escribe del vino y el un espectáculo invisible. Otro
haschisch. El relato de Gautier realizaba esfuerzos inverosímiles
publicado en La Presse (1842), y re- para llevarse el vaso a la boca, y sus
producido por Moreau en su mono- absurdas contorsiones eran
grafía sobre el haschisch (1845). El saludadas con gritos y risas. Este,
texto ahora descrito fue publicado por entre movimientos convulsos, sólo
primera vez en la Reuvue des Deux hacía girar sus dedos pulgares con
Mondes el 1 de enero de 1846: increíble velocidad. Aquel, desploma-
do contra el respaldo, los ojos bajos,
“El doctor (Moreau de Tours), que los brazos caídos, simplemente se
estaba de pie junto a la mesa, tomó dejaba llevar placenteramente por el
una cucharilla dorada para trocear mar infinito de la nada” (Fuente del
algo con apariencia pastosa, como Pilar, 1999:39)
mermelada, y se inclinó ante una
bandeja con cuenquitos de porcelana “Una sensación de calor intenso
japonesa, para distribuir una porción me recorría los miembros y la
del tamaño del dedo pulgar en cada presencia de la locura, como una ola
uno” (Fuente del Pilar, 1999:34-35) rota en espumas que golpea contra la
roca para retirarse y regresar de
“…La pasta verde que el doctor nuevo, llegaba y abandonaba mi
había repartido entre nosotros era cerebro, hasta concluir por invadirlo
similar a la que el Viejo de la Montaña completamente. La alucinación, ese
distribuía entre sus fanáticos, sin que misterioso huésped, había tomado
éstos lo advirtieran, de forma que posesión de mí.” (Fuente del Pilar,
pudiera convencerles de su contacto 1999:39-40)
directo con Mahoma y su
paraíso…Les daba “hachís” palabra “… de pronto cruzó bajo mis
de la cual deriva “hachisín”, párpados un rayo carmesí y a conti-
“comedor de hachís”, raíz de nuación vino una oleada luminosa,
“asesino”, cuya terrible expresividad cálida y refulgente, cual si se encen-
encuentra su origen precisamente en dieran a la vez cientos de velas…todo
el carácter sanguinario de la secta parecía más grande, más rico, más
seguidora del Viejo de la Montaña” espléndido. La realidad era apenas el
(Fuente del Pilar, 1999:36) punto de partida que magnificaba

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abdomen; guerreros armados con concebir la calenturienta imaginación ejercido el menor poder sobre mí”
elementos de la vajilla, blandiendo de un cínico cuando, aún ebrio, (Fuente del Pilar, 1999: 51)
sus tenedores y cuchillos encerrados insiste en continuar bebiendo”
en jaulas para pájaros; políticos en- (Fuente del Pilar, 1999:45-46) Sentimientos de miedo: “Atención,
sartados en asadores; reyes brotando estás rodeado de enemigos. Fuerzas
de una pimentera; alquimistas “Ni el colosal órgano de la catedral invisibles intentan secuestrarte con
con fuelles por cabeza y los de Friburgo produce, puedo asegu- engaños. Aquí sólo eres un prisione-
miembros como alambi- rarlo, mayor explosión sonora que el ro. Intenta salir y verás. Una densa
ques; obscenas piano a manos del voyant, como se nube se cernió sobre mi espíritu, y vi
figuras talladas en conoce la figura del compañero claramente que los miembros del
calabazas de sobrio, en aquel momento…De club eran cabalistas y magos que
formas aluci- pronto percibí que la música surgía buscaban mi perdición” (Fuente del
nadas. Todo en mi interior. Agité los dedos sobre Pilar, 1999: 53)
cuanto un teclado invisible, los sonidos eran
pueda rojos, azules como chispas eléctricas; Pérdida de la noción del tiempo:
el espíritu de Weber se había “Calculo que tardé diez años en
encarnado en mí” (Fuente del Pilar, cubrir el trayecto” (Fuente del Pilar,
1999: 49) 1999: 53) “ha muerto el tiempo; ya no
habrá años, ni meses, ni horas. El
Y llega al momento del kief: “No tiempo ha muerto y asistimos a su
sentía el cuerpo, la materia había entierro…las agujas del reloj no se
cortado sus lazos con el espíritu; moverán de cómo estaban cuando el
flotaba a propia voluntad en un éter tiempo dejó de existir” (Fuente del
que no oponía resistencia. Así Pilar, 1999:58)
imagino el camino de las almas al
Más Allá…Una deliciosa languidez Otra vez miedo o pérdida de la
dominaba mis sentidos y concluía cordura: “Sentí una profunda tristeza,
enseguida por conducirme al sofá llevé la mano al cráneo y comprobé
más cercano, donde me abandonaba que estaba abierto. Perdí el conoci-
cual traje recién quitado…Nada miento” (Fuente del Pilar, 1999: 57)
material se entrometía en aquél
éxtasis, ningún deseo terrenal conta- Vuelta a la normalidad: “Recobré la
minaba su pureza; ni el goce del sexo razón, lo diré así a falta de una
habría podido aumentar su maravilla. expresión mejor. Mi lucidez alcanzaba
Si Romeo hubiera sido un hachisín, el a comprender una comedia o alguna
olvido hubiera consumido a pantomima, o a escribir versos
Julieta…Los meritosos fantasmas que rimados con palabras de tres sílabas”
turbaron a San Antonio no habrían (Fuente del Pilar, 1999:60).

“DESDE HACÍA MUCHO TIEMPO OÍAMOS HA-


BLAR SIN CREÉRNOSLO DEMASIADO, DE LOS
MARAVILLOSOS EFECTOS PRODUCIDOS POR
ESTA SUSTANCIA . CONOCÍAMOS YA LAS ALU-
CINACIONES QUE CAUSA EL OPIO FUMADO,
PERO AL HACHÍS NO LO CONOCÍAMOS MÁS
QUE DE NOMBRE”.

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Historia

“Le Club des haschischiens”

El relato de Gautier que ahora


extracto fue publicado en La Presse
(1842), y repro¬ducido por Moreau
en su monografía sobre el haschiséh
(1845); también con el título “Le Club
des haschischiens”, Gautier publicó
un segundo artículo en la Révue des
deux mondes (1-2-1846), con muchos
más adornos literarios todavía. El
primer artículo de Gautier sobre esta
droga es sin duda un curioso texto:

«Al cabo [...] un entumecimiento


general se apoderó de mí. Parecía
como si mi cuerpo se disolviera y se
volviese transparente. En mi pecho vi
claramente el haschisch que había
ingerido en forma de una esmeralda
que emitía millones de suaves
destellos. Mis pestañas crecían sin
parar, y como hebras de oro se enro-
llaban sobre unas peque–as y
ebúrneas ruedas que giraban con
deslumbrante rapidez. A mi alrededor
mana¬ban y volaban piedras
preciosas de todos los colores. En el
espacio, flores de todas clases caían
sin cesar de un modo que suscitaba
la irremediable comparación con las
combinaciones de un calidoscopio.
En ciertos momentos veía una vez
más a mis camaradas, pero estaban
alterados; me parecían medio
hombres y medio plantas, con el
pensativo aspecto de un ibis, irguién-
dose sobre un pie de avestruz y
moviendo sus alas: Tan extraña me
pareció esta visión que sentí convul-
siones de risa, y para unirme a la
jocosidad del espectáculo empecé a
arrojar mis cojines al aire, volviéndo-
los agarrar y haciéndolos girar con la
rapidez de un juglar indio. Uno de
aquellos caballeros comenzó a
conversar conmigo en italiano, pero
el haschisch, con su omnipotencia, había pasado media hora cuando de se había desarrollado prodigiosamen-
me tradujo sus palabras al español. nuevo caí bajo el influjo del te: oía el sonido de los colores.
Las preguntas y respuestas eran casi haschisch. Esta vez la visión era más Sonidos verdes, rojos, azules y
razonables, y hacían referencia a complicada y extraordinaria. En una amarillos venían hacia mí en ondas
asuntos triviales y a noticias teatrales atmósfera de luces confusamente perfectamente distintas. Un vaso que
y literarias. fugaces, se daban cita miles de pulu- se desplomaba, un sillón que crujía,
una palabra emitida suavemente,

LAALUCINACIÓN, ESE MISTERIOSO HUÉSPED,


vibra¬ban y repercutían en mí como
el rugido de un trueno. Mi propia voz

HABÍA TOMADO POSESIÓN DE MÍ.


me parecía tan poderosa y fuerte que
no osaba hablar por miedo a que las
paredes se desplomaran o yo mismo
El primer ataque tocó a su fin. Al lantes mariposas, cuyas alas susurra- estallara como una bomba. Más de
cabo de unos minutos me había ban como abanicos. Flo¬res quinientos relojes daban la hora con
recobrado entera¬mente, sin dolor gigantescas con cálices de cristal, sus voces de cobre, plateadas y se-
de cabeza ni ninguno de los síntomas malvas enormes, lirios de oro y plata mejantes a una flauta. Cada objeto
que acompañan a la intoxica¬ción se alzaban y abrían alrededor mío con floreado emitía un sonido de
por el vino, y completamente una crepitación parecida a un armónica o de arpa eólica. Estaba
asombrado ante lo ocurrido. Apenas ramillete de fuegos artificiales. Mi oído sumergido o, más bien, flotaba sobre

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Historia

un océano de sonidos donde, como


islotes de luz, había motivos de Lucía
o del Barbero. Nunca semejantes
oleadas de bienestar habían llenado
mi ser. Formaba de tal modo parte de
la ola, estaba tan lejos de mí mismo y
tan libre de mi propio ser -ese odioso
testigo que nos acompaña a todas
partes- que entendí por vez primera lo
que podría suponer la existencia de
espíritus elementales, de ángeles y
almas separa¬dos del cuerpo. Yo era
como una esponja en medio del mar;
a cada momento cruza¬ban oleadas
de felicidad, entrando y saliendo por
mis poros, pues me había vuelto
permeable, y hasta la más delgada
vena capilar mi ser entero estaba
inyectado del color que ostentaba ese
fantástico entorno donde me veía
sumergido. Sonidos, perfumes, luces,
llegaban a mí a través de multitud de
tubos tan delgados como cabellos,
en los cuales escuchaba el silbido de
corrientes magnéticas. Según mis
cálculos, este estado duró alrededor
de trescientos años, pues las sensa-
ciones eran tan numerosas y se
sucedían unas a otras con tanta
rapidez que cualquier cálculo real del
tiempo era imposible. Pasado el
ataque, comprobé que había durado
un cuarto de hora.

Lo que distingue a la intoxicación


de haschisch es su carencia de con-
tinuidad. Se apodera de uno y
después le abandona; te elevas
hasta el cielo y vuelves a la tierra sin
transición. Como en la locura, se
tienen momentos de lucidez. Un
tercer ataque, el último y más
extraño, puso colofón a mi velada
oriental. En este último tuve una
doble visión. En mi retina se refleja-
ban dos imágenes de cada objeto
que producían una simetría
completa. Pero pronto la pasta
mágica, completamente digerida,
actuó con gran poder sobre mi
cerebro y me volví completamente
loco durante una hora. Toda suerte (Gautier, en Andrews y Vinkenoog, BIBLIOGRAFÍA
de sueños pantagruélicos atravesa- 1977: 53-55)
ron mi fantasía: ibis, ocas embrida- • Andrews, G. Y Vinkenoog, S. (1977). El
das, unicornios, grifos, pesadillas, Gautier tomó hachís unas diez libro de la Yerba, Anagrama, Barcelona
colecciones de sueños monstruosos veces más o menos, luego decidió
se acercaron trotan¬do, brincaron, abandonar el hábito. Según él, no es • Fuentes del Pilar, J.J. (1999). El club
revolotearon, gruñeron y rechinaron que hubiera padecido ningún del hachís. Miraguano Ediciones. Madrid
por la habitación. Las visiones fueron perjuicio, físico o mental, sino que,
tan extrañas y fantásticas que se como su amigo Balzac, “un • Green, J. (2003). Cannabis, una enci-
apoderó de mí el deseo de dibujadas verdadero escritor no precisa de otros clopedia ilustrada. RBA Integral,
[...] Gracias al haschisch pude hacer sueños que no sean los naturales, y Barcelona
del natural el retrato de un duende. no desea que su pensamiento esté
Hasta ese momento sólo había dominado por la influencia de ningún
podido oídos gemir y rondar por la agente externo” (Green, 2003:101)
noche, alrededor de mi escritorio»

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