Está en la página 1de 24

1

Serie Recordando sin ira.


LA MADRUGADA DE NUESTRO TIEMPO

PARTE II
LOS PRIMEROS PERUANOS

SECCIÓN 4
LA PISTA DE LA TECNOLOGÍA
DE LAS PUNTAS DE PIEDRA

Es más o menos aceptado el criterio de que América comenzó a ser poblada hace unos
25,000 años por la Beringia; que una de las rutas de ocupación fue la costa occidental
que siguieron los Primeros Americanos desde su punto de ingreso en el Norte, hasta
Tierra del Fuego, en el extremo Sur; que, a partir de Mesoamérica, los primeros
americanos y sus descendientes abrieron otras dos rutas hacia el Sur, una por el ramal
oriental de la Cordillera de los Andes y otro por lo que ahora es Venezuela y Bélice
hacia Brasil y todo el llano amazónico.
No obstante, han cobrado nueva fuerza las propuestas sin fechado cierto, de otras
migraciones transcontinentales, Oeste – Sureste, que habrían procedido de Polinesia,
Melanesia y Australia, a través del Pacífico, hacia Chile, Argentina y Perú, así como
arribos Este – Oeste, de Europa y África, hasta las costas de Mesoamérica y Brasil,
gracias a las corrientes marítimas atlánticas.

Misterios del “Poblamiento Temprano”.


A pesar de que el “Poblamiento Temprano” que se habría iniciado por el Norte, en una
fecha no muy precisa anterior a los 15,000 años, ha sido sustentada con varias
investigaciones sobre la evolución del ADN antiguo de nativos de toda América, hay
dos hechos ocurridos entre 2017 y 2018, con fechados incontrovertibles que siguen
mostrando inmensos huecos negros respecto al conocimiento cabal del poblamiento
del nuevo Mundo.
Como hemos anotado en la Parte I de este trabajo se trata de:
i) La confirmación en 2017, mediante la técnica del Uranio – Torio, de la antigüedad
de 130,000 años de vestigios fósiles de un mastodonte (Mammut americanum) –
hallados en Cerutti Mastodon, en la Costa del condado de San Diego, California –,
animal que habría sido cercado y cazado por una especie de homínido aun no
identificada, cuyos miembros, además de aprovechar su piel y carne, rompieron sus
grandes huesos de sus patas para extraer la nutritiva médula, con golpes de
martillos contra yunques, ambas herramientas hechas de piedra.
¿De qué género Homo y de cuál especie se trata, si el Homo habría llegado a
América hace 25,000 como máximo? ¿Podría tratarse de un homínido originario de
América como el planteado por Florentino Ameghino, como punto de partida de su
teoría autoctonista del poblamiento de América?
ii) El hallazgo en 2018, en una cueva de puna, a 3,500 m.s.n.m., en los Andes
argentinos, ubicada en la zona llamada Cacao, en Antofagasta de la Sierra,
provincia de Catamarca, de un conjunto de vestigios de 40,000 años de
2

antigüedad, fechados con el Carbono 14: dos mechones de pelo humano que
habían sido cortados, herramientas de piedra tallada de corte y raspado, unos
pendientes de cobre, excremento, costillas completas y fragmentos de dientes de
la mega fauna extinta.
La pregunta obligada es, ¿si los primeros nómades entraron por la Beringia, hace
25,000 años, cómo es que hay restos humanos de cazadores – recolectores, de hace
40,000 años en los Andes argentinos?
Entonces, sea como fuere, ´debemos aceptar que grupos de “Primeros Americanos”
nómades cazadores – recolectores, ya recorrían la zona austral de Suramérica en el
rango temporal entre los 40,000 y 18,000 años, durante el cual han sido registrados
nuestros hombres de las cavernas, en Argentina y en Monte Verde, en la Costa Pacífica
de Chile. En consecuencia, cabe preguntarnos y ¿cómo íbamos por casa?
Sea como fuere, también hay consenso respecto a que durante la Edad de Piedra
americana o Período Lítico, los sapiens se guarecían en cuevas, abrigos rocosos,
ensenadas o en campamentos temporales al aire libre, cubiertos con pieles de
animales o ramadas. No obstante, portaban sólidos conocimientos sobre el uso de la
madera, la piedra y los huesos como primeras herramientas decisivas para sobrevivir,
consiguiendo alimento y defendiéndose de múltiples acechanzas; para resistir los
embates del clima con atuendos elementales y con una destreza constructiva que les
permitía levantar precarias chozas hechas de matorrales. Pero, ya sabían producir
manejar el fuego para asar comida y darse calor.

Características del periodo de nuestros nómades y semi nómades


Las características básicas del periodo muestran la situación:
 Nomadismo y semi nomadismo, caminantes.
 Refugio y abrigo en campamentos al aire libre, bajo cobertura del bosque y en
cuevas
 Organización Social: bandas, hordas familiares.
 Desarrollo de la pintura rupestre descriptiva primero y figurativa, después.
 Economía de sobrevivencia: Caza (Fauna extinta del Pleistoceno final y mamíferos
del Holoceno: guanaco, llama, vicuña, alpaca, taruca, venado, aves, roedores),
recolección (frutos, hojas, gramíneas y tubérculos) y pesca.

Así, los objetivos que determinaban las rutas de los primeros americanos eran: hallar
fuentes de agua dulce accesibles que también pudieran permitir pesca, sitios de caza,
bosques de frutales y guaridas naturales como cavernas y cornisas. Esos propósitos les
llevaban a trasladarse continuamente, de un sitio a otro, en grupos muy móviles de
solo 15 a 20 individuos, formados por pequeñas bandas familiares.
Para cazar y recolectar frutas, bayas, raíces y tubérculos emplearon sus instrumentos
fabricados de piedra, hueso y madera, entre los que destacaban bifaces, cuchillos,
raspadores, batanes y puntas, etc. Esta larga etapa andariega de exploración,
ocupación, conocimiento y adaptación del sapiens al Nuevo Mundo, duró hasta entre
12,000 y 10,000 años antes del presente, cuando se dio el fin del Pleistoneco y el
advenimiento del Holoceno; el clima mejoró y posibilitó nuevos intereses y destrezas
de los americanos que los pusieron en camino del semi sedentarismo y luego del
sedentarismo y todo lo que eso significa económica y culturalmente.
Cueva de PIKIMACHAY: el registro humano más antiguo en el Perú.
3

Todo esto, nos da suficiente pie para anotar que el registro más antiguo del Homo
sapiens nómade en territorio peruano corresponde actualmente a la Cueva de
Pikimachay, en Ayacucho, específicamente a su segundo estrato llamado “Ayacucho”.
(Piki machay: cueva de las pulgas en quechua sureño).
En ese lugar está certificada la actividad humana hace unos 17,500 años adp. Está a
19 kms al Norte de la ciudad de Huamanga, en la margen derecha del río Pongora, en
el distrito de Pacaycasa de la provincia de Huamanga del departamento de Ayacucho.
Tiene un largo de aproximadamente 60 metros.

Vista desde el interior de la Cueva de Pikimachay

Esa cueva, al igual que la de Jayhuamachay, fue estudiada en 1960 por


el arqueólogo estadounidense Richard MacNeish et al. Pese a que éste investigador
planteó que en su estrato más profundo (Pacaicasa) halló supuestos vestigios de
herramientas líticas y fósiles de fauna pleistocena de hace unos 20,000 años adp.,
otros estudiosos del sitio lo han desestimado por inconsistente.
Sí han aceptado que en el segundo estrato (Ayacucho) encontró evidencias de
ocupación humana hace 14,000 adp., como chancadores, descarnadores y puntas
unifaciales de basalto, calcedonia, pedernal y cuarcita. También halló puntas
triangulares de hueso, descarnadores hechos de costillas de animales, etc, un hueso
húmero de perezoso gigante, restos de caballo americano, de venado, camélidos
sudamericanos, de mastodontes y tigres dientes de sable.
Y, algo excepcional: restos óseos humanos compuestos por la mandíbula con dientes
de un niño, un radio, falanges y costillas, los cuales con los 14,000 años de la datación
general del sitio, devendrían en los más antiguos restos humanos del Perú.
Actualmente, se considera más probable que la presencia humana en esa zona se
remonta a ca., de 14,000 años adp.
El Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos (MAA-UNMSM), guarda los restos arqueológicos procedentes de la cueva de
Pikimachay, con un registro realizado durante cuatro años por el arqueólogo peruano,
4

Juan José Yataco. Este investigador, por encargo de la universidad, también realizó el
trabajo de “Revisión de las evidencias de Pikimachay, Ayacucho, ocupación del
Pleistoceno Final en los Andes Centrales”, luego de presentar los artefactos líticos y
restos óseos de animales (resalte nuestro) del Pleistoceno Final. Su examen abarcó
estos vestigios que no incluyen los restos humanos mencionados.
En un artículo publicado en el Boletín de Arqueología PUCP N° 15 – 2011, Yataco
presentó sus resultados preliminares: confirmó el hallazgo de tecnologías líticas y
cortes en huesos (de animales), atribuibles a humanos. Así mismo, su corrección
radiocarbónica del fechado procedente del complejo Ayacucho arrojó: 15,781 y 14,886
cal AC, lo cual en lenguaje sencillo equivale aproximadamente a 17, 500 y 14, 600 años
antes del presente.
Como se ve, Yataco no incluyó en su revisión los cruciales e importantes restos
humanos del estrato Ayacucho, no explica por qué ni informa cuál es el paradero de
esos vestigios, como si los hubiese olvidado, pero la conclusión general de su trabajo
es: “Si se acepta como valedero este fechado, que puede resultar muy coherente
debido a la concentración de restos de fauna y artefactos líticos reportados (cf.
MacNeish 1979: 33-40), y por las evidencias que se presentan aquí, el complejo
Ayacucho constituiría la ocupación más temprana de los Andes Centrales”.

Los sitios más importantes del


Lítico y el Arcaico Temprano
Conforme a esto, el esfuerzo arqueológico ha conseguido ubicar hasta ahora, en orden
decreciente de antigüedad, a partir PIKIMACHAY, a los siguientes principales lugares de
estancia temporal de nuestros nómades:

i) Huaca Prieta, está situada a 5 kms al Norte de la desembocadura del río Chicama,


cerca de la caleta El Brujo, en la provincia de Ascope, Región La Libertad.
La más reciente jornada de siete (7) años investigación de este sitio, a cargo de
James Adovasio et al., de la Universidad Atlántica de La Florida, (Revista Science
Adavance, 2017), determinó que su primera ocupación data de hace 15,000 años
adp.
Esta ocupación temprana ocurrió durante la larga transición del Pleistoceno tardío
al Holoceno temprano, en el Paleolítíco sudamericano, paralelo con el final del
Mesolítico en el Oriente Cercano y Europa Oriental, poco antes del inicio del
Neolótítico en esas regiones, hace 13,000 años adp.
Estos primeros sapiens disponían de puntas líticas y anzuelos de hueso, textiles,
cestas ornamentales para cazar, pescar y vestirse. Cazaban animales medianos y
menores y leones marinos. Recolectaban frijol, palta, calabaza y ají, marisqueaban
en las playas y, sorprendentemente, pescaban y consumían la anchoveta. Sin
embargo, la investigación no halló vestigios de embarcaciones rudimentarias para
acceder a las aguas profundas, hábitat de esta especie. Trasladaban sus productos
en sus cestas artesanales y tal vez, una parte la intercambiaban con otros bienes de
grupos cercanos.
Además de Pikimachay y Huaca Prieta, el cuadro imaginario real del Perú lítico debe
comprender N número de campamentos de nómades lo que, por el hecho de que
sus vestigios no hayan sido encontrados, no significa que no hayan existido.
5

Ocupación tardía de Huaca Prieta (4,000 adp)

ii) Quebrada de Tacahuay, en Moquegua, antigüedad de 13,000 adp. Campamento de


nómades pescadores, marisqueros y recolectores sin evidencia de actividades de
caza de mamíferos terrestres.
iii) Cueva de Pachamachay, Junín, contemporánea de la anterior, cazadores de
venados y auquénidos sudamericanos y usuarios de la “punta foliácea
lauricochense”.
iv) Cueva de Panaulauca, Junín, cerca del Lago Chinchaycocha, también de hace 13,000
años adp.
v) Cueva Huargo, en Huánuco, con pinturas rupestres de hace 13,000 años.
vi) Cueva del Guitarrero, distrito de Shupluy, provincia de Yungay, departamento de
Ancash. Cordillera Negra. 12,500 años de antigüedad. Usaban la “punta foliácea
lauricochense”, cazaban y recolectaban. Contenía numerosas herramientas líticas,
de madera y hueso, tejidos de fibras vegetales e indicios de la domesticación del
frejol, pallar y otras especies en tiempo más tardío.
vii) Cuevas de Lauricocha, distrito de San Miguel de Caún, provincia de Lauricocha,
departamento de Huánuco, naciente del río Marañón, entre 3,900 y 4,500 m.s.n.m.
12,000 años de antigüedad. Las cuevas fueron ocupadas continuamente hasta el
6,000 adp. Su descubridor, A. Cardich, cree que organizaban su trabajo y la defensa
de sus intereses y que tenían jerarquías. Halló 11 tumbas, 4 con restos de adultos y
7 de niños con una antigüedad entre 9,525 y 9, 149 años adp., según el carbono –
14, los más antiguos con datación confirmada. Cazaban venados y camélidos
sudamericanos, recolectaban vegetales (frutas, raíces, tubérculos) y pintaban
motivos de caza y danzas comunales en las paredes de sus cuevas. Desarrollaron la
“punta foliácea lauricochense”, cuyas características se difundieron hasta la cultura
Ayampirín, en Argentina.
viii) Cueva de Jayhuamachay, departamento de Ayacucho, de hace 12,000 años.
Contenía vestigios líticos, entre ellos, las famosas “puntas foliáceas lauricochenses”.
ix) Pampa de Paiján o Pampa de los Fósiles, valle de Chicama, departamento de la
Libertad, 11,500 años de antigüedad. Fue un campamento al aire libre de
nómades, cazadores, recolectores, pescadores, en donde Rafael Larco, halló
herramientas de piedra, entre ellas la famosa “punta lítica de Paiján”, constitutiva
6

de una de las principales “tradiciones” o “culturas” del periodo lítico peruano que
se difundió ampliamente por la Costa peruana. En 1975,  C. Chauchat halló en la
Pampa de los Fósiles restos óseos de una persona adolescente (12 a 13 años) cuyo
sexo no ha sido determinado y de un adulto varón (25 años), señalado en algunos
trabajos distintos al de Chauchat et al., como una mujer, enterrados sobre una
capa de ceniza. El primero estaba en posición fetal y el adulto con las
extremidades inferiores semi flexionadas. El carbono 14 arrojó una antigüedad de
10.200 ± 180 adp., es decir, mayor que la de los restos de Lauricocha. Por ello
fueron reconocidos como los más antiguos restos humanos del Perú.
En fases más tardías del paijanense, Dillehay halló las primeras viviendas de
piedra de plantas cuadrangulares, tipo rompevientos, las que constituyen el
primer antecedente arquitectónico – constructivo lítico habitacional.

Recreación de una familia paijanense del lítico peruano, del artista


Gustavo Pérez Honorio. Nótese la lanza con la “Punta de Paiján”.
Museo de Arqueología de la U. Nacional de Trujillo .

x) Cerro Chivateros, distrito de Ventanilla, provincia y departamento de Lima,


desembocadura del río Chilllón. Aproximadamente 11,000 años de antigüedad.
Según C. Chauchat, fue un campamento de aprovechamiento de cantera, del que
los nómades obtenían piedra que llevaban a las Lomas de Carabayllo y Piedras
7

Gordas, en Ancón, donde había talleres de fabricación de las famosas “puntas


líticas pedunculadas paijanenses”, las que fueron muy usadas hasta ca. 6,000 adp.
xi) Cueva del diablo, de hace 11,000 adp.Toquepala, departamento de Tacna. Contiene
la primera pintura rupestre de caza de camélidos, herramientas de piedra de la
tradición lauricochense con influencia de la tradición viscachanense. Hay vestigios
de cierta religiosidad.
xii) Quebrada de Nanchoc, valle del Alto Zaña, distrito de Nanchoc,  provincia de
San Miguel, departamento de Cajamarca, a unos 500 msnm. Campamento semi
sedentario de sapiens que habitaron hace 10,000 adp. Hacían la horticultura más
antigua en América, de acuerdo al fechado por carbono 14 de semillas de calabaza
moschata o zapallo loche y de otras especies. Las primeras mostraron una
antigüedad de entre 10,333  y 8,676 adp., respectivamente. Las de maní, alrededor
de 8,494 adp. y las fibras de algodón, alrededor de 6,163 adp. En 1977, el
arqueólogo Tom Dillehay, presentó esos resultados y su apreciación de que los
nanchoc fueron los primeros agricultores del Nuevo Mundo.
También determinó que de 80 sitios lítico estudiados en la zona, algunos ya eran
campamentos o estaciones semi sedentarias, con evidencias de chozas – viviendas
de planta elíptica de 2 a 2.3 m de largo, con cimientos de adobe y piedra y con
paredes de quincha. Hay vestigios de surcos entre las chozas y estas están
ubicadas en torno a dos montículos artificiales probablemente restos de
incipientes lugares públicos para la reunión de pobladores.
Los nanchoc hacían lascas unifaciales (una sola cara), para cortar plantas y madera,
las que constituyen la Tradición Lítica Nanchoc, en su fase Las Pircas, de 8.500 a
7.000 adp. Son piezas modestas. No llegaron a las puntas bifaciales, pero si usaron
piedras para moler vegetales. Además del zapallo loche, maní y algodón, se
encontró restos de ciruela de fraile, tubérculos, quinua y yuca, restos de cérvidos,
zorros, jaguarundis (felino), cañanes (lagartijas), serpientes, perdices, roedores
pequeños y de moluscos marinos. El arqueólogo Peter Kaulicke respaldó los
hallazgos, confirmando la datación, La horticultura Nanchoc fue secundaria. Su
principal actividad fue la caza – recolección, hasta que se produjo el cambio cultural
hacia el sedentarismo sobre la base de la agricultura y la organización social.
xiii) Tres ventanas o escomarca. en la Sierra de Huarochirí, departamento de Lima,
hace 10,000 años adp. El sitio fue hallado por Bernardino Ojeda. Había sepulturas
humanas con osamentas momificadas, puntas líticas, lascas y raederas. Artefactos
líticos de la tradición Lauricochense.
xiv) Telarmachay i, está en San Pedro de Cajas, Junín. De hace 10,000 años adp., Lo
halló Danièle Lavallée, con vestigios de caza intensiva de venados y camélidos,
artefactos líticos de la tradición lauricochense.
xv) Siches, al norte del río Chira, en Piura. Antigüedad de 9,500 adp. Fue hallado
por James Richardson, con vestigios de recolección de moluscos y pesca, pintura
rupestre y artefactos líticos poco especializados, de la tradición lítica del Extremo
Norte.
xvi) La Cumbre, en La Libertad, encontrado por Paul Ossa. Contiene pinturas
rupestres y restos líticos.
xvii) Cuevas de Sumbay, nueve (9) cuevas . distrito de Yanahuara, provincia de
Arequipa, a 91 kilómetros de la capital departamental de Arequipa, a una altura de
4097 m.s.n.m., en el margen izquierdo de la angosta quebrada del riachuelo Q'ollpa,
8

afluente del Sumbay en el lado derecho. Fueron descubiertas en 1968 por Máximo
Neira Avendaño. El C-14 arrojó una antigüedad de entre 6,210 y 5,400 años adp,
correspondientes al Arcaico Tardío, para restos orgánicos. Contenía además,
numerosos artefactos líticos y le mayor número de pinturas rupestres en un sitio
peruano.
Hostnig, Rainer. Sumbay: sitio rupestre emblemático del Arcaico peruano.
http://www.rupestreweb.info/sumbay.html
xviii) Uchkumachay, en Junín, hallada por Ramiro Matos y explorada a fondo en
xix) restos óseos, trozos de hematita. De aproximadamente 9,000 años de
antigüedad, calculada en función de la datación carbónica de Telarmachay, que está
a 12 kms de distancia.
xx) Viscachani, en la cuenca del lago Titicaca, hacia el lado de Bolivia, La Paz, con
un fechado de 9,000 adp. Fue hallado por C. Dick, E. Ibarra Grasso. Contenía puntas
de flecha de tipo "hoja de laurel", artefactos líticos de la tradición viscachanense.
Ahí habrían habitado los primeros pobladores de Bolivia.
xxi) Pampa canario, en Ancón, Lima. Hallado por Federico Engel. Ca. 6,000
años adp. Encontró instrumentos liticos morteros y batanes. Estudiada por Edward
Lanning. Fueron recolectores, pescadores y cazadores. Hacían pachamanca de lobos
marinos, recolectaban totora para sus embarcaciones y edificar sus chozas. Anzuelo
de concha.

La “industria” lítica de los “primeros peruanos”


Entre los pocos vestigios que sirven de elemento diagnóstico del hombre lítico
peruano, los más importantes son dos: el más antiguo es su letal arma de piedra, la
llamada “punta lítica”, la cual, amarrada a una extensión de madera dio lugar, al
cuchillo, primero sin mango y luego enmangado a un madero y, después generó la
lanza y al arpón para ataques tanto a corta como a media distancia, en este último
caso como proyectil arrojadizo con el impulso del brazo o con una herramienta de
propulsión. Con la invención del arco y la flecha, su potencial de ataque avanzó a larga
distancia.
El segundo elemento – pista de la prehistoria, es el resto humano óseo, ya sea como
esqueleto entero, fraccionado o como fragmento de hueso o diente.
Lamentablemente, en el Perú hay pocos vestigios de este tipo correspondientes al
Período Lítico y paradójicamente ha ocurrido que ni las pocas huellas halladas ni las
más numerosas encontradas en entierros del Arcaico y del Formativo, han sido
sometidos a amplios estudios científicos de nuevas especialidades de la Biología y a
exámenes minuciosas con las nuevas tecnologías en boga.

Las tradiciones o culturas de las “puntas líticas”


Hay numerosas “tradiciones”, “estilos”, “industrias”, o “culturas” de las llamadas
“puntas líticas” en el mundo y en toda América, con características singulares y
compartidas. Si nos enfocamos en los Andes centrales, en lo que es hoy el Perú,
tenemos que los grupos cazadores – recolectores líticos compartieron destrezas y
técnicas generales de fabricación de sus herramientas y armas de piedra, pero algunos
rasgos permiten agruparlas en cuatro (4) grandes “tradiciones” líticas:
9

1. Tradición lauricochense: hacían sus puntas líticas para con forma de hoja (diseño
foliar). También fabricaban raspadores, perforadores, cuchillos, raederas,
percutores y piedras de molienda. Con esos artefactos cazaban y aprovechaban la
carne de algunas especies del fin del Pleistoceno y durante el Holoceno, de
camélidos sudamericanos, venados y otros animales menores. Procesaban también
recursos vegetales. Esta “fábrica”, se extendió en la Sierra Central y Sur, hasta Chile,
Bolivia y el Norte de Argentina. Por el Norte, llegó hasta Ecuador.
2. Tradición paijanense: fabricaban puntas de piedra con pedúnculo o apéndice en la
parte posterior, en tamaños entre 2.5 y 23 cm de largo por 3.5 cm de ancho, las que
son conocidas como “Punta de Paiján” o “Punta paijanense”. Lo hacían por talla a
percusión y presión. También manufacturaban raederas, cuchillos, perforadores y
piedras de molienda. Con esa parafernalia cazaban animales pequeños y medianos,
pescaban y recolectaban. Está “fábrica” se difundió desde La Libertad hasta
Lambayeque, por el Norte, hasta Ica, hacia el Sur y solo hasta el piso “Yunga”, hacia
el Este.
3. Tradición viscachanense: Sus puntas de piedra eran triangulares y también con
forma de hoja de laurel. Con sus lanzas cazaban camélidos sudamericanos y
venados, pequeños animales. Se sustentaban también en vegetales. Surgió en la
Meseta del Collao.
4. El unifaz de la Costa Norte: produjeron artefactos de piedra sencillos, hechos por
percusión con otra piedra para adecuar una sola cara del producto (lascas,
raspadores, cuchillos incipientes, todos unifaces, así como moledores). Les daban
uso múltiple para apoyar el proceso de aprovechamiento de pequeños animales, de
bayas, frutas, raíces, hojas y tubérculos, para pescar. Esta Fábrica surgió en Piura, y
se difundió hacia Tumbes, Cajamarca y el Sur del Ecuador. No llegaron a fabricar
puntas.
Vamos a seguir la pista de las dos primeras tradiciones de puntas líticas, siguiendo el
esfuerzo de numerosos investigadores sobre la realidad del hombre lítico peruano.

Continuará…
10

Serie Recordando sin ira.


LA MADRUGADA DE NUESTRO TIEMPO

PARTE II
LOS PRIMEROS PERUANOS

SECCIÓN 5
LAS FÁBRICAS DE LAS LETALES PUNTAS LÍTICAS
LAURICOCHENSE Y PAIJANENSE

La punta foliácea lítica, dentro del conjunto de las primeras herramientas humanas
(hojas cuchillo de sílex, raspadores y perforadores, batanes, útiles de hueso como
aguja de coser y anzuelo), es un campo de estudio importante para el difícil
conocimiento del nómade cazador – recolector peruano, así como su agricultura,
arquitectura, construcción y alfarería lo son para el estudio de sus sociedades
posteriores.
La punta foliácea lítica fue concebida como la parte primordial de un arma de uso a
corta distancia (cuchillo) y como extremo de impacto incisivo de un proyectil de
forma de hoja, laminar, de diferente tamaño, entre 2.50 a 10.50 centímetros de
longitud, fabricada en piedra, mediante tallado rudimentario a golpes con piedras más
duras y/o abrasión.

La fábrica de la punta foliácea lauricochense


Se calcula que los nómades lauricochenses pernoctaban en cuevas y campamentos al
aire libre, en función del clima, cerca de lugares de abastecimiento de agua, comida y
canteras de donde extraían piedra para fabricar sus puntas y otras herramientas. En la
Sierra, iban de la puna a los valles interandinos y en la Costa, avanzaban hasta las
zonas medias de los valles, desde donde iban hacia las lomas.
Dominaban la técnica bifacial para hacer puntas foliáceas simples, foliáceas con
alerones pseudo pedunculadas y geométricas (triangulares y romboidales), en piedra
jaspe, cuarzo cristalino y calcedonia. También producían herramientas unifaciales:
lascas raspadoras y raederas, raspadores nucleiformes y cuchillos, hechos de basalto y
andesita.
Los nómades usuarios de la punta foliácea que caminaban en Huánuco (Lauricocha) y
Tacna (Toquepala), la usaban para cazar al tigre dientes de sable, al perezoso gigante
y al mastodonte, a decir de sus correspondientes pinturas rupestres
correspondientes al final de Pleistoceno. Con la extinción de la mega fauna, variaron
hacia el venado y los camélidos sudamericanos como el guanaco, la llama, la alpaca y
la vicuña.
Los arqueólogos han establecido “tipos-guía” o distintos diseños que aparecieron en
circunstancias especiales, en el lapso entre los 12,500 y 3,700 años adp. Las que
presentan formas con aletas y pseudo pedúnculo, son las más antiguas. Las de formas
geométricas —triangulares y romboidales— son posteriores.
11

Puntas típicas de la fase más antigua el estilo “Lauricocha”


A. Lauricocha 2, capa R, departamento de Huánuco (Cardich 1964)
B. Pachamachay, estratos 32-31, departamento de Junín (Rick 1980)
C. Telarmachay, fases VII-VI, departamento de Junín (Lavallée et al. 1995)
D. Uchkumachay – Tilarnioc, capa 6, departamento de Junín (Kaulicke 1980)
E. Quiqche, nivel 500, departamento de Lima (Chauchat 1972)
F. Guitarrero, estrato IIa, departamento de Áncash (Lynch 1980)
G. Valle de Ayacucho, fase Puente, Dpto., Ayacucho (MacNeish et al.1980)
H. Cerro Grande 1 – Sector B, capa G, Dpto., de Lima (Salcedo 2012)
I. Complejo Toquepala, Toquepala 2, nivel 4, Dpto., de Tacna (Ravines 1972)
J. Chile, Tarapacá, Patapatane, fase II, (Santoro y Chacama 1984. Núñez y Santoro 1988)
K. Chile, Complejo Tiliviche, Tarapacá 2A, (Núñez 1980)
L. Chile, Complejo Punta de Teatinos, Bellavista 1, Coquimbo (Seguel 1969)
M. Chile, Laguna de Batuco, región Metropolitana (Jackson y Thomas 1994)
N. Complejo Huentelauquén, Pichidangui, Antofagasta (Bahamondes 1969)
O. Bolivia, Complejo Viscachani, Viscachani, La Paz (Menghin 1955)
Composición fotográfica de Luis Salcedo, en “La fase Proto – Lauricocha de los Andes
Centrales”.

En 2012, el arqueólogo peruano, estudioso exhaustivo de la “punta lauricochense”,


Luis Salcedo, definió cuatro (4) tipos – guía de puntas foliáceas líticas, atribuibles a
esta “fábrica” lítica.
12

1. El L0, o Punta pseudo – pedunculada de contorno oval con alerones insinuados, la


más antigua, fechada entre 12.500 a 9,400 adp, periodo al que Salcedo llama “Proto
Lauricocha”, sobre la base de 20 fechados radiocarbónicos extraídos, entre otros,
de los sitios: Cueva de Guitarrero, Cueva Lauricocha 2, Cueva de Jaywamachay,
Cuevas de Quiqché 1 y Tres Ventanas 1. Con estas puntas cazaban fauna mayor,
compuesta mayormente por cérvidos, como el venado gris de cola blanca y la
taruca, guanacos y llamas.
2. L1. Punta pseudo – pedunculada de ápice triangular con alerones bien definidos.
Fase “Lauricocha I”, corresponde al periodo entre 9,400 a 7.900 años adp., cuando
aumentó el consumo de guanacos y venados grises de cola blanca en la Sierra y en
ambientes costeros y lomas. Sus alerones están ubicados en la parte media del
largo máximo de la pieza y presenta un aserrado en el ápice en casos registrados en
la puna de Junín y en el sitio Cerro Tres Marías de la Costa de Lima.
3. L2: Punta triangular, Fase “Lauricocha II”, que va del año 7,900 al 4,800 adp.,
durante el Arcaico Tardío, cuando se inicia la domesticación de camélidos
sudamericanos en la puna y la experimentación con cultivos, sobre todo en la Costa.
La punta presenta un ápice de lados rectos convergentes o de lados convexos
convergentes, y una base ancha, ligeramente convexa, lo que genera una forma
amigdaloide (o de gota) y una forma triangular.
4. L3: Punta romboidal, Fase “Lauricocha III”, entre el 4,800 y 3,700 años Cal. adp.
Entrando al Periodo Formativo, corresponde a la domesticación de camélidos
sudamericanos bien avanzada y avance de la agricultura. La punta presenta un ápice
de lados rectos convergentes y una base de lados rectos divergentes, que va de
relativamente aguda a ligeramente redondeada. Los vestigios registran un repliegue
hacia la Sierra de las poblaciones “lauricochenses” de la Costa, posiblemente
rechazados por los de la cultura Chilca.

Su origen transpacífico
No se conoce a ciencia cierta el origen de la punta foliácea lauricochense; tampoco se
sabe con certeza si los nómades la trajeron de fuera del continente o la inventaron
durante sus caminatas por suelo americano, en condición de cazadores – recolectores.
Su diseño mejoró en tiempos posglaciales, cuando los caminantes optaron por buscar
presas especiales (caza selectiva) y también a raíz del inicio del manejo de camélidos
sudamericanos como la llama, la alpaca y de roedores como el cuy, así como el
aprovechamiento de calabazas y leguminosas mediante la horticultura incipiente.
En su ensayo, “La fase Proto-Lauricocha de los Andes Centrales y el origen de la
Tradición Andina de Puntas Foliáceas. 2011”, Salcedo presenta sorprendentes e
importantes hipótesis sobre dos probables orígenes, sustentadas en la teoría de la
llamada “Migración Circumpacífica” desde el Asia Oriental.
La más factible es la que plantea como punto de origen de la punta foliácea a los
pobladores de la isla Honshū, la mayor del archipiélago del Japón, cuyos yacimientos,
1) Kogure-Higashi-Arayama, 2) Tana-Mukaihara, 3) Kyusekki 2, Monte Yatsugatake, y,
4) Uenotaira C, Shomen y otras, han producido fechados para puntas foliáceas líticas,
entre 22,400 a 12,200 cal adp., por lo que constituirían la cultura originaria más
probable de la industria de puntas foliáceas en América.
La otra opción es Siberia Oriental donde las puntas foliáceas han sido fechadas entre
22,800 y 14.300 años adp., aunque se trata de piezas bifaciales pertenecientes a la
13

llamada “Tradición Paleoártica Sibero-Americana” y son mucho más grandes, de 8 a


10 centímetros en promedio y aparecen siempre asociadas a industrias de láminas, así
como otros artefactos bifaciales característicos de esa tradición, como las puntas
alargadas, los cuchillos en forma de medialuna, entre otros.
La ruta circumpacífica es un recorrido marítimo – costero que desde el Norte bordea
América. Es la base de la teoría de la “Migración circumpacífica” planteada por
Fladmark, desde 1978, por Dixon, en 1993 y por Lepper, en 2000. Propone que
inmigrantes asiáticos, provenientes de Japón y/o Siberia Oriental, allá por el año
12,500 se lanzaron en pequeños botes de madera a las corrientes marinas del Pacífico
Norte, llamadas Kuroshio, Alaska y California, las que desde la Costa Asiática van en
sentido de las agujas del reloj, hacia el Nuevo Mundo. Una vez frente a Canadá,
habrían navegado paralelamente a la línea costera hacia el Sur, haciendo algunas
paradas en el litoral.
Los migrantes, premunidos de su arma principal, la punta foliácea lítica y otras
herramientas habrían seguido hacia Sudamérica y poco tiempo después
desembarcaron en la Costa Central Andina, la colonizaron y avanzaron rápidamente a
la Sierra Central y Centro – Sur del Perú, y después, hacia la Sierra Norte chilena, para
luego continuar hacia las tierras altas de Argentina, Bolivia y, por último, hacia Ecuador
ya durante el Periodo Arcaico. Además de perfeccionar su talla lítica, esta ocupación
avanzó también en el arte rupestre y la domesticación de plantas, animales, así como
a prácticas de entierro de sus muertos.

Migración Circumpacífica Tardía al final del Younger Dryas


Fuente: Salcedo, Luis “La fase proto Lauricocha…”

Puntos de ingreso al continente.


Salcedo apoya la idea de que el probable punto de ingreso de la “tradición de la punta
foliácea” al continente, fue la Costa Central peruana, desde donde se adentró a la
Sierra y la Alta Amazonía, en las cuevas del Lauricocha, en Huánuco, toda vez que
14

recién a partir del año 9, 900 adp., esta “fábrica” comenzó a difundirse hacia la Sierra
Sur peruana, a Toquepala y hasta la Costa Central de Chile, al sitio Huentelauquén.
Después, según los fechados, avanzó hacia el altiplano boliviano y el Nor Oeste de
Argentina. Esto, sin duda, muestra un patrón de poblamiento progresivo, quizás en
varias oleadas sucesivas, en lugar de una sola migración de Norte a Sur.

Punto de ingreso y ruta de difusión de la Punta Foliácea lauricochense

El arqueólogo, Salcedo, cree que de las cuatro (4) tradiciones de puntas líticas, “quizás
la mejor conocida es la “Tradición Andina de Puntas Foliáceas” – TAPF, definida en
1961 por Lanning y Hammel”. La TAPF, contendría cuatro (4) sub tradiciones que se
expresaron en 18 culturas.
1. Lauricochense (Sitio San José en Ecuador; Mongoncillo, Lauricocha y La Esmeralda
en el Perú)
2. Tarapaquense (Sitio Toquepala en el Perú; Tarapacá, Tiliviche, Conanoxa, Ghatchi,
Chiu-Chiu y Punta de Teatinos, en Chile)
3. Viscachanense (complejos Viscachani en Bolivia, e Intihuasi en Argentina), y
4. Chinchorro (complejos Chilca y Pampa Colorada en el Perú; Huentelauquén,
Camarones y Quiani, en Chile). En el 2006, Salcedo, en ese conjunto identificó hasta 18
“complejos” o culturas conocidas hasta el momento.
La TAPF abarcó desde Ecuador hasta el centro chileno, y desde la Costa de ese
territorio hasta la Meseta del Collao, en Bolivia y el Noroeste argentino. Pero, las
áreas mejor estudiadas son los Andes Centrales peruanos y el Norte semi árido
chileno.
15

El fechado más antiguo corresponde a la cultura Lauricocha, en el Dpto., de Huánuco.


Señala el año 12.500 adp. Menos antiguos son, entre otras, las “culturas” líticas
peruanas, Toquepala y Chilca y la Huentelauquén, en la Costa chilena (11,900 adp);

La fábrica de la Punta Paijanense


Dentro de un conjunto de vestigios prehistóricos, varios arqueólogos accedieron a las
primeras “puntas paijanenses” durante el siglo XX. Pero, el tema recién llamó la
atención de los grupos científicos luego de que fue dado a conocer por el arqueólogo
peruano Rafael Larco Hoyle, quien al excavar los restos de un campamento al aire libre
de nómades cazadores – pescadores – recolectores, en el lugar llamado “La Pampa de
los Fósiles”, las halló también y determinó su singularidad e importancia prehistórica.
Larco dio a conocer su hallazgo en 1948.
“Pampa de los Fósiles”, es parte de un territorio mayor con características similares
llamado el valle o quebrada Cupisnique. Específicamente, “Pampa de los Fósiles”, está
en el valle de Chicama, en La Libertad.

Es necesario dejar en claro que NO hay un sitio arqueológico preciso llamado Paiján,
correspondiente al periodo Lítico y que las puntas fueron nombradas como
“paijanenses” posteriormente, solo en alusión al pueblo más próximo a los sitios
donde fueron ubicados los talleres de producción de las puntas.

La famosa “Punta de Paiján”


Este tipo de punta lítica bifacial destaca por su pedúnculo y tiene un fechado general
de 11,500 adp. Era fabricada de distintos tamaños que van de 7 a 22 cms de largo por
3.2 cm., de ancho mínimo, en función de su uso.
Eran acopladas por el pedúnculo a varas cortas y largas de madera, para su uso como
cuchillos y lanzas con las que cazaban presas de tierra como el Venado de Cola Blanca;
o, como arpones para la caza de mamíferos marítimos y pesca de especies costeras,
como la Corvina Dorada, puesto que hay testimonios válidos del consumo de estos
productos.
Claro está que una lanza con una punta de piedra de 23 centímetros de largo por 7 de
ancho podía también matar fácilmente a un hombre en una lucha cuerpo a cuerpo o
usada como arma arrojadiza, tipo jabalina, a media distancia.
Nuevas investigaciones determinaron que la fabricación y uso de esta arma lítica se
extendieron en la Costa Peruana, por el Norte hasta el Valle de Zaña, en el
departamento de Lambayeque y, por el Sur, hasta Pampa Lechuza, en el
departamento de Ica, a tal punto que en distintos sitios de ese territorio, han sido
hallados numerosos campamentos que alojaron talleres de fabricación de la punta.
En 1990, los arqueólogos Duccio Bonavía y Claude Chauchat, siguiendo datos
precursores del también arqueólogo Frederic Engels, investigaron Pampa Lechuza, en
Paracas, Ica.
16

En su trabajo “Presencia del paijanense en el desierto de Ica”, dan cuenta de que


hallaron evidencias de ocupación humana durante la cual los nómades hicieron
instrumentos líticos bifases foliáceas con piedras del lugar, pero con tecnología
paijanense, con resultados similares.
También encontraron piezas no paijanenses, en un total de 82 piezas, trabajadas en
canto rodado de cuarcita, riolita roja y sílex blanco. En la zona Norte del Cerro Lechuza
hallaron también algunas lascas y bifaces tipo “Chivateros”. En la zona Sur del mismo
cerro, encontraron un pequeño taller de bifaces, siendo todo esto, lo más cercano al
“paijanense”.
Sin embargo, en febrero de 2018, el arqueólogo de la Universidad Católica del Perú,
Jalh Dulanto et al., halló en la misma Pampa Lechuza, más de 150 puntas de proyectil
paijanenses (El País, de España), las que han sido datadas con una antigüedad de
entre 9.000 a 12.000 adp.
17

Jahl Dulanto muestra una punta de Paiján de


7 cms hallada en Pampa Lechuza, Paracas, Ica.

Además, ha registrado más de 20,000 vestigios de piedra: herramientas talladas y


desechos de talla que fabricaron, usaron y abandonaron grupos de nómades que
vivieron durante el Lítico, en una época en la que el desierto de Ica era menos árido.
Dulanto ha explicado que las “puntas paijanenses” fueron fabricadas con pedernal
local, pero también con otros tipos de piedra procedentes de lugares distantes, hecho
que sugiere que algunos grupos tenían gran movilidad o formaban redes costeñas de
intercambio entre valles y las primeras estribaciones del ramal occidental de la
Cordillera de los Andes.

Además de Engel, las puntas de lanza paijanenses han sido estudiadas por Duccio
Bonavia, Claude Chauchat y Elmo León.

Su origen en América del Norte


18

En su libro, “Prehistoria de la Costa Norte del Perú- lo paijanense de Cupisnique: 397 -


2006, Claude Chauchat, manifiesta su criterio de que la industria lítica paijanense y, en
particular, su producto la “Punta de Paiján”, es un desarrollo regional de las industrias
de puntas con acanaladuras (fluting) que existieron en toda América y cuyo prototipo
fue la famosa “Punta Clovis”, de la cultura Clovis, localizada en América del Norte y
tenida hasta hace poco como la cultura madre de todas las del Nuevo Mundo.
Su variación o característica regional fue el angostamiento de la base y la aparición de
un pedúnculo, similar a la forma de la Tradición El Inga, de Ecuador, y de las puntas
halladas en Cueva Fell, en la Patagonia de Chile. Posteriormente, en la fase II de la
punta paijanense, el pedúnculo fue angostado, lo cual completó el diseño regional
exclusivo de esta arma lítica. Chauchat anota que en América del Sur, la tradición de
las puntas “en cola de pescado”, acanaladas o no, son similares a las de El Inga y Cueva
Fell. En Perú son idénticas a las halladas en La Cumbre y Piura y a las encontradas en
Mendoza, Argentina, sin que haya respuesta aún al por qué de este hecho de evidente
dispersión territorial.
Esta inferencia de Chauchat apunta a que los llamados “paijanenses” habrían formado
parte de algún grupo migrante de “primeros americanos” que desde América del
Norte, siguió la ruta terrestre de la Costa del Pacífico, remontando Mesoamérica,
Colombia y Ecuador hasta recalar, aún como nómades, en el territorio llamado
Cupisnique, desde donde accedieron a la Costa, hacia la Pampa de los Fósiles, durante
el comienzo del Holoceno, cuando la línea de playa estaba a unos 20 kilómetros de la
actual.
Sin embargo, respecto al origen norteamericano (Punta Clovis) de la Punta Paijanense,
planteado por Chauchat, surge una contradicción manifiesta con su propia
determinación de que el perfil facial de los paijanenses, difiere de las características
de los asiático – mongoloides – japoneses y es similar al de los aínos, melanesios,
australianos y tasmanianos, y que su morfología general se parece más a la de los
pobladores patagoneses (“Prehistoria de la Costa Norte del Perú, Pág. 395), tema que
ampliaremos más adelante. El hueco negro surge de la pregunta: si los paijanenses
fueron el resultado de una misión circumpacífica Oeste – Este, desde Oceanía y
Australia, ¿cómo es que desarrollaron regionalmente la norteamericana Punta Clovis
en la Costa central y Norte del territorio peruano?

Los grupos nómades que crearon el diseño y el proceso de fabricación de la “Punta de


Paiján”, se localizaron en la Costa Norte: en Pampa de los Fósiles, en la Quebrada de
Cupisnique, el Abrigo de Quirihuac, el sitio La Cumbre. En el Sur, la tradición estuvo
presente en Pampa de Piedras Gordas – Ancón, Chivateros, en Lima y Pampa de la
Lechuza, en Ica.
Si esto fue así, ocurrió entonces que los nómades paijanenses están entre los primeros
exportadores regionales exitosos de tecnología de armas o de transferencia
tecnológica quizá gratuita o a cambio de bienes, cuya vigencia cronológica, según los
resultados de las investigaciones de Chauchat et al., comprende aproximadamente
desde el año 10,720 al 7,940 adp., es decir un lapso de unos 3,000 años, bien avanzado
el Periodo Arcaico.

Otros rasgos culturales


19

C. Chauchat, en “Prehistoria de la Costa Norte del Perú, señala que Pampa de los
Fósiles contiene tres componentes: i) restos de vertebrados fósiles atribuibles al
Pleistoceno de los Andes, de interés paleontológico; ii) la ocupación del paijanense y,
iii) la ocupación humana posterior al Paijanense, estas dos de interés arqueológico.
De las 145 unidades con vestigios que conforman el sitio, la ocupación paijanense
comprende 142. Dos de ellas fueron atribuidas a la fase “cantera”, 57 a la fase “taller
de bifaces” y 80 a la fase “campamento”. Dos (2) unidades fueron mixtas campamento
– taller. Las canteras proveían de riolita de color que va del rosado al anaranjado y al
amarillo. En la Unidad 2, se realizó el hallazgo de dos contextos funerarios de primera
importancia para el estudio de la prehistoria del Perú y, específicamente de la Costa
Norte.

Continuará…
20

Serie Recordando sin ira.


LA MADRUGADA DE NUESTRO TIEMPO

PARTE II
LOS PRIMEROS PERUANOS

SECCIÓN 6
LOS FÓSILES HUMANOS MÁS ANTIGUOS

Vinculado al punto ii) la ocupación paijanense, el hallazgo de Chauchat et al., en 1975,


de los dos restos humanos que devienen en los de mayor antigüedad certificada, tiene
una gran importancia, porque abre una gran ventana para la ampliación del
conocimiento de nuestros orígenes. El análisis dental, aunque incompleto por la falta
de los molares terceros del adolescente, arrojó valores comparables con los sapiens
megadontes australianos y melanodermos de Oceanía.
De esto se deriva la pregunta de rigor: ¿los nómades de la Pampa de los Fósiles, hoy
llamados “Grupos paijanenses”, fueron migrantes que llegaron por la ruta
circumpacífica del Sur? ¿El origen de la “punta paiján debe ser buscada también en
alguna tradición lítica de las culturas del Pacífico Sur?
La investigación de Chauchat et al. , señala que las tumbas fueron halladas
separadamente en la llamada “Unidad 2” de su investigación, con un intervalo de
varios meses. La tumba 2, y en particular el cráneo, fueron afectados por la excavación
de la tumba 1.

La tumba 1. El esqueleto de esta tumba es de una persona adolescente, cuyo sexo no


ha sido posible determinar. Fue sepultado decúbito lateral izquierdo contraído, con la
cabeza dirigida al Noreste, la cara mirando al Sur. Murió a los 13 años cuando tenía
una estatura de 136 cms. Sus piernas estaban fuertemente flexionadas sobre los
muslos, sobre todo la derecha; la rodilla izquierda estaba próxima al pecho y la rodilla
derecha ligeramente más adelante. Los brazos y los antebrazos estaban flexionados a
30 grados más o menos, con las manos que se encontraban juntas. 
El codo derecho descansaba sobre la rodilla izquierda. El cráneo mostraba su perfil
derecho. La mandíbula estaba en oclusión. El cráneo estaba fragmentado en
numerosos pedazos, pero completo. 
Sólo la pierna, el ante pié izquierdo, así como las clavículas aparecieron ligeramente
desplazadas. El raquis está en flexión, así como el cráneo. La tumba cacería de ajuar,
pero se halló en ella una vértebra de pescado perforada como elemento de sujeción de
algún cinturón. Esta vértebra está clasificada como Micropogonias sp. 
21

Dibujos de los restos de un adolescente “paijanense”, uno de los más antiguos hallados en el Perú
Fuente. (Castel) Op. Cit Chauchat et al.

La tumba 2. Fue la sepultura de un adulto de 25 años, de sexo masculino y de 163


centímetros de estatura, según consta en el estudio antropológico de J.P. Lacombe,
contenido en el libro, “Prehistoria de la Costa Norte del Perú – Lo paijanense de
Cupisnique”, de Chauchat et al., Pags.189-200. Esta precisión contradice la afirmación
en cierto número de publicaciones respecto a que estos restos corresponden a una
mujer, lo cual no es cierto.
El esqueleto fue hallado en posición decúbito lateral derecho no contraído y la
descripción de Lacombe dice que el tórax descansaba sobre su cara dorsal. La cabeza
exponía su perfil izquierdo, con el raquis cervical en ligera flexión. La pelvis se
soportaba sobre el ilion derecho. Los antebrazos estaban en extensión. El húmero
izquierdo estaba dislocado hacia afuera. Las piernas aparecieron casi flexionadas a
unos 45° sobre los muslos, las dos casi paralelas, con un ligero desplazamiento anterior
de la rodilla derecha. Las rótulas están en su sitio, así como los peronés. Su orientación
general es Noreste – Sureste, la cabeza ligeramente flexionada mirando al Norte. 
La parte superior del cráneo estaba a menos de 50 cms de la cavidad pélvica del
niño. Aunque el esqueleto ha sido invisible desde la superficie, algunos elementos
próximos, en especial el ala iliaca izquierda, se quebró durante el descubrimiento.
El cuerpo había sido colocado sobre una capa de ceniza y brazas, cuyo calor lo debe
haber enrojecido el sedimento subyacente. Los carbones encontrados en esta capa se
tomaron para una datación radiocarbónica. 
El radiocarbono arrojó una antigüedad de 10,200 ± 180 adp., es decir, antecesores de
los fósiles humanos de Lauricocha descubiertos por Augusto Cardich en 1959. Por ello,
son los más antiguos restos humanos, con datación certificada, del Perú. No se puede
decir lo mismo de los restos de un niño, hallados en la Cueva de Pikimachay, en
Ayacucho, al cual se ha atribuido más de 15,000 años de antigüedad, por extensión con
la datación radiocarbónica de otros restos orgánicos vinculados en el estrato
“Ayacucho”, de Pikimachay.
22

Respecto a la tumba 2, sin duda, la ceniza provenía de un fogón doméstico porque


contenían algunos restos de microfauna. Una minúscula cuenta cilíndrica en hueso fue
hallada mezclada a estas cenizas, así como un pequeño fragmento de ocre.

Los investigadores también encontraron una vértebra humana aislada en un riachuelo


próximo. Estaba muy alterada y no pertenece a ninguno de los sujetos. La sepultura
del tercer sujeto no fue ubicada hallada, a pesar de las investigaciones en la periferia
de las dos tumbas.

Tumba 2 y diagrama (Castel) de entierro de un adulto de 25 años en la Pampa de los Fósiles.


Fuente: Op. Cit Chauchat et al.

Los nómades recorrieron el territorio de Cupisnique y en particular la “Pampa de los


Fósiles” y aledaños entre el final del Pleitoceno y el inicio del Holoceno, seguramente
atraídos por el buen clima y la abundancia de recursos de la flora y fauna de la zona y
quizá por el descubrimiento de abundantes recursos alimenticios de origen marino,
como mariscos, mamíferos y peces de aguas de litoral. Debido al nuevo filón
alimenticio marino, de fácil acceso, de cazadores y recolectores, se enfocaron también
en la pesca y el marisqueo. En una Costa entre 10 y 15 kilómetros más ancha que la
actual por el más bajo nivel del mar, conseguían vegetales y animales de las lomas
boscosas, de las tierras del valle, el río y la línea de playa. Consumían peces, moluscos
y mamíferos marinos, moluscos terrestres, palomas, roedores de campo, lagartijas
(cañan), venado, algarrobo, gramíneas y zapote.
Se cree que hacia el año 7,000 adp., ante la presencia de grupos de procedencia
andina se enfocaron en recursos marinos (peces y moluscos), sin que se sepa si
tuvieron que guerrear para defenderse de los recién llegados, o que tipo de relaciones
establecieron con los recién llegados.
No obstante, algunos investigadores calculan que fue en aquel tiempo en que la
llamada “cultura lítica paijanense” declinó hasta desaparecer, en un área en la que
entre 1,500 y 2,000 años después surgieron asentamientos humanos ya sedentarios,
23

agricultores, ganaderos, constructores, textileros, mineros e inventores de los


primeros dioses, es decir la llamada Cultura Cupisnique, entre el final del Período
Arcaico y el inicio del Periodo Formativo.
Los paijanenses enterraban a sus muertos por causa natural, tapizando el fondo de la
tumba con ceniza sobre la cual colocaban el cuerpo envuelto con una estera.

Posible diseño de las chozas “cortaviento” (Deza Rivasplata)

Otro diseño probable de vivienda del Lítico – Arcaico


24

Fuente: Jorge Villegas

Diseño adicional de vivienda más avanzado del Arcaico

Los paijanenses hacían sus campamentos con chozas muy rudimentarias de materiales
perecibles y las instalaban en lugares de quebradas, donde el viento soplaba con
menor fuerza. En la Costa Norte, en fases tardías del paijanense, Tom Dillehay, el
mismo de los decisivos hallazgos en Monte Verde, Chile, halló una primeras viviendas
de piedra de plantas cuadrangulares, tipo rompevientos, las que constituyen el primer
antecedente lítico habitacional en el Perú.
Continuará…

También podría gustarte