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UNIVERSIDAD CÁTOLICA DEL TÁCHIRA

Facultad de Humanidades y Educación


Escuela de Educación
San Cristóbal – Estado Táchira

Historia de Venezuela I
Prof. Carlos Enrique Ortiz Jiménez

UNIDAD DIDÁCTICA N° 1. PERIODO INDÍGENA

TEMA N° 1. AMÉRICA INDÍGENA.

CONTENIDO:
1) El Poblamiento del Continente Americano
2) Teorías que explican el poblamiento de América.
3) Identificación geográfica de las rutas de poblamiento.
4) Situación cultural de los grupos indígenas americanos a la llegada de los europeos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1) Describir el proceso del Poblamiento del Continente Americano
2) Explicar y Comparar las Teorías que explican el poblamiento de América
3) Identificar las rutas geográficas del poblamiento Americano
4) Analizar la situación cultural de los grupos indígenas americanos a la llegada de los europeos.

EL POBLAMIENTO DEL CONTINENTE AMERICANO

Huyendo de la intensidad del frío, grandes oleadas de hombres y mujeres emigraron de las regiones
continentales euroasiáticas, norteafricanas y oceánicas, atravesaron el estrecho de Bering, congelado para ese
entonces en sus noventa kilómetros de extensión, y llegaron a poblar el territorio de este continente que hoy se
llama América. Esto ocurrió hace aproximadamente, 50 mil años, según las más recientes investigaciones; pero el
proceso se dio en milenios (quizás cinco mil años), a finales de la última glaciación en el hemisferio sur (la
Wisconsin), que terminó entre los 8 mil y 6 mil quinientos años antes de Cristo.

El hecho de haber entrado los primeros invasores por el norte de América (Canadá y Estados Unidos), de
lo cual dejaron huellas evidentes, indica que el poblamiento americano se hizo de norte a sur. En el norte se
desarrollaron diversas culturas como la Sandía, la Clovis y la Folsom, de expertos cazadores de enormes
animales como el mamut, el bisonte, el reno, el alce, el mastodonte y el caballo americano, extinguidos hace
siglos.

Con el tiempo y con el crecimiento de los grupos humanos se multiplicaron las culturas por la diversidad de
caracteres, creencias y costumbres. En las grandes extensiones de este inmenso territorio adoptado para vivir,
prácticamente no había comunicación intergrupal, dadas las ingentes dificultades que se les presentaban,
habida cuenta de que no disponían, entre otras cosas, del caballo para la movilización. El caballo
americano, original de Norteamérica, había emigrado a las regiones asiáticas y se extinguió siglos atrás por los
efectos de la caza despiadada, ya que su carne servía de alimento humano, o por cambios violentos de clima.
Nuestros precursores, pues, no eran autóctonos, es decir, no eran originarios de América. Una vez
concentrados en Norteamérica, decidieron desplazarse hacia tierras más cálidas. Partiendo de Alaska, en un
recorrido que supuso 17.000 km matizados de sacrificios y penalidades de todo género, en una interminable
peregrinación que consumió 600 generaciones en 18 mil años, caminando a veces sobre casquetes de hielo,
atravesando inhóspitos caminos o navegando por caudalosos ríos, fueron llegando en oleadas sucesivas a la
América del Sur, a un primer punto que algunos estudiosos sitúan en El Jobo, estado Falcón, donde ha
aparecido numeroso material arqueológico.
Como es de pensarse, los grupos emigrantes que salieron de Alaska no son los mismos que arribaron a
América. En el curso de esos 18.000 años, muchos de los cuales fueron de sedentarización y adaptación a
los ecosistemas, hubo cambios notables.
En esta tierra americana se encontraron con una naturaleza pródiga en recursos para la subsistencia,
tanto en ríos como en el mar, y hasta en la misma tierra, que se les ofreció generosa para practicar su inci-
piente agricultura y domesticar animales y disponer de ellos para su alimentación.

Sin embargo, no fue tan de pronto que los grupos humanos lograron este progreso. Pasaron siglos,
miles de años para llegar a la nueva situación. En un principio vivieron de la caza y de la pesca, que los
proveía de proteínas, para lo cual se valían de herramientas de piedra, huesos y espinas de pescado; más
tarde elaboraron arcos y flechas.
Otros modos de subsistencia fueron la recolección de conchas marinas, de frutos silvestres y raíces.
Nómadas como eran, andaban de sitio en sitio, en la medida en que se agotaban los recursos del
ecosistema; habitaban en cuevas y en humildes chozas, sin ánimo de arraigarse. Cuando avanzaron en las
técnicas agrícolas, en un largo período, y se hicieron sedentarios, otra historia empieza.

Pero, ¿de dónde venimos?


El origen del hombre americano se ha discutido durante siglos. Antropólogos, etnólogos, lingüistas,
arqueólogos, se han volcado con interés, cada vez más, en la investigación que aclare en lo posible de
dónde viene el ser americano.

El europeo, el africano y el asiático aparecen a un tiempo en la era cuaternaria. América es propicia para la
especie humana mucho después, cuando las enormes capas de hielo que cubrían la tierra desaparecieron y
permitieron la presencia del ser humano en estas regiones.
El atraso fue tan notable, que casi se puede decir que para la época de los viajes colombinos América
aún vivía su prehistoria, sobre todo si sabemos que sólo los mayas conocían la escritura o símbolos gráficos
para comunicar sus ideas. Más adelante veremos otros signos culturales de los indígenas americanos a la
llegada de los conquistadores españoles.
Descartada por los científicos la teoría de Ameghino, que se hizo la idea de que el hombre -el hombre
universal- era originario de América, lo más acertado es hablar de un poblamiento múltiple. En pleno
Paleolítico Superior empezaron a llegar por el estrecho de Bering, sin descartar un posible poblamiento a
través del Pacífico, pero mucho más tarde.
Hoy en día se cuestiona la presencia de los invasores durante el Paleolítico Superior. El antropólogo DICK
EDGAR IBARRA GRASSO (Los hombres barbados en la América precolombina. 1997) sostiene que la penetración a
América fue hace más de 50.000 años, al comienzo del último glacial, cuando existía en el Viejo Mundo la
forma humana Homo sapiens neanderthalensis, con cultura propia del Paleolítico Medio, basado en análisis que
aplican el carbono 14.
Por su parte, el profesor JOSÉ LUIS LORENZO señala (1987) una antigüedad entre 70 y 50 mil años, ante la
presencia de objetos tallados por percusión directa de piedra contra piedra para producir instrumentos con
bordes cortantes apropiados para cortar madera, cueros, huesos, cuernos de animales, etcétera.
Y en cuanto a los viajes precolombinos, los chinos aseguran que 500 años antes de Cristo ciertos
sacerdotes budistas visitaron el continente americano y describieron sus tierras, bautizándolas con el nombre de
Fusany, por haber encontrado maguey, cuyas hojas son parecidas a las del bambú.
Ya casi nadie pone en duda que el islandés ERIK EL ROJO, un vikingo del siglo X, fue el primer europeo en
llegar a América, por la costa sudeste de Groenlandia ("tierra verde"), donde estableció en el año 986 una
colonia que perduró 400 años. Uno de sus hijos, LEIF ERIKSON exploró Nueva Escocia, que llamó Vinlandia
("tierra de vinos"). Fue un viaje de "ida y vuelta", quizás sin tiempo para colonizar. Sin embargo, esta expedición
no fue difundida, por lo tanto, nadie lo supo en su momento.

La prueba de la presencia de los vikingos en América en el año 1013 está en el Museo Nacional de
Historia Natural de Washington, donde se exhibe una piedra escrita en caracteres escandinavos, hallada en
Kensington. Precisamente, en función de este hecho, Islandia protestó ante las Naciones Unidas en 1986,
cuando se iba a tratar el asunto de la conmemoración de los 500 años del "descubrimiento", y ante esa
protesta, apoyada por Irlanda, la Asamblea de la ONU borró de un tirón este punto de la Agenda, y asunto
concluido.
Una nueva teoría ha surgido en febrero de 1993. Se trata de la presentada por el erudito senegalés
PATHE DIAGNE, quien asegura que los africanos de Senegal cruzaron el Atlántico en 1312 y sentaron las
bases de la civilización de los Olmecas, de México. Iban en una fabulosa expedición de 2.000 barcos,
encabezada por el emperador musulmán de África occidental Mansa Bakari II. Esta teoría, por supuesto,
está en estudio y el propio historiador Diagne intenta comprobarla sobre el terreno mismo.

TEORÍAS SOBRE EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA

Ameghino: Autoctonista y monogenista.


Cronológicamente, el paleontólogo argentino FLORENTINO AMEGHINO (1854-1911) fue el primero que se
atrevió en tiempos modernos a ofrecer una teoría sobre el origen del hombre, situándolo en las pampas
argentinas, tras presentar una serie de pruebas que aseguró ser fruto de sus investigaciones y de hallazgos de
fósiles y de restos de seres humanos. Sus ideas las expuso en la obra Formaciones sedimentarias del
Cretáceo Superior y del Terciario de Pata-
gonia, perfeccionada luego en La antigüedad del hombre en La Plata.
Al asegurar Ameghino que la cuna de la humanidad es la pampa argentina, y que de allí se extendió a
todos los demás continentes, se convierte en monogenista, es decir, que el hombre tiene un solo origen.
Además, es autoctonista, al aseverar que el género humano es autóctono de América.

Objeciones a la teoría de Ameghino


Las pruebas que presentó Ameghino fueron refutadas por la mayoría de los científicos, muy
particularmente la que pretende que el hombre apareció en la era terciaria, mucho antes de la verdadera
presencia de los grupos humanos, que fue en la era cuaternaria.
También fueron rechazadas sus teorías evolucionistas, según las cuales la humanidad surge a partir de
los mamíferos en su estado más primitivo, que él llamaba microbiotéricos o protozoos, hasta evolucionar
desde el Tetrapro-thomo, el primer ser que se irguió para caminar, pasando por el Triprothomo, cuyos
descendientes fueron el Diprothomo y el Prothomo, hasta llegar al hombre actual, el Homo Sapiens. Se le
demostró a Ameghino que casi toda su propuesta fue falsa, desde los supuestos hallazgos de cráneos,
fémures y vértebras cervicales hasta la edad que equivocadamente le atribuía; y se le cayó también la
teoría evolucionista.

Hrdlicka: Asiática, monogenista.


Contra Ameghino reaccionó el antropólogo checo ALEX HRDLICKA (1869-1943), creador de la llamada Escuela
Norteamericana, científico de gran credibilidad en su materia, quien en su libro El origen del indio americano
rechazó de plano la teoría del origen americano del hombre (Se dice que midió más de diez mil cráneos de
indígenas americanos). También, Hrdlicka atribuye al ser humano un origen único, pero en el continente
asiático: Asia es la cuna de la humanidad, por eso su teoría se califica asimismo de monogenista.

Objeciones a la teoría de Hrdlicka


Sostiene que por el estrecho de Bering penetraron a América grupos humanos de China, Corea, Liberia,
Mongolia, Tíbet, Japón, Filipinas y Formosa, pero dándole prioridad a la región de Mongolia y adju-
dicándole la edad histórica de principios del Neolítico.
Se le objetó la tesis de la "unidad racial" americana, porque es evidente la enorme disparidad étnica,
lingüística y cultural entre los indígenas de nuestro continente. Además, son tan distintos los rasgos físicos dé la
multitud de etnias de nuestros primeros pobladores, que es algo más que imposible siquiera aproximarse a una
filiación confiable. Y por si fuera poco, no eran del Neolítico temprano esos grupos que vinieron.
Por otra parte, se equivoca Hrdlicka al asociar uniformidad de los indígenas americanos con los
emigrantes de Mongolia, ya que no se parecen ni en el tamaño, ni en el color de la piel, la forma de los ojos y
de los pómulos, ni en el color del cabello, ni en las características craneanas.
El que la humanidad sea una sola no está en discusión; lo que se quiere precisar es dónde se originó y de
dónde vino a América.
Es aceptado, casi por unanimidad, que el origen está en la gran extensión que cubre la región continental
euroasiática-norteafricana, de donde se produjo la diáspora, la dispersión, primero hacia el interior del propio blo-
que, y luego hacia toda la tierra en un lento proceso de poblamiento que, con relación a América, debió tratarse
de un poblamiento múltiple.

Rivet: Poligenista.
Uno de los primeros que rompe lanzas contra la tesis de Hrdlicka, es el reconocido etnólogo y antropólogo francés
PAUL RIVET (1876-1958). Realizó trabajos de campo en el propio escenario americano, y concluyó, aportando
pruebas, que eran demasiado notorias las diferencias étnicas y culturales entre los aborígenes de América.
Siendo así, formula su propia Teoría Poligenista, esto es, que los emigrantes se desplazaron hacia América
desde diversos puntos, como Australia, Polinesia, Mongolia, los Urales y Melanesia, utilizando el consabido
estrecho de Bering y la Antártida. Rivet, en su libro Los orígenes del hombre americano, establece cuatro
oleadas, basado en investigaciones sobre las semejanzas de carácter antropológico, cultural y lingüístico, lo que le
permite hacer las comparaciones entre las respectivas culturas.
Primera oleada: La australoide. Supone Rivet que grupos de australianos navegaron hace unos veinticinco
mil años a través del océano Pacífico, sorteando las islas Polinesias hasta ir a parar a la Patagonia. Para este
autor, pues, los patagones son de origen australoides.
Segunda oleada: La melano-malayo-polinesia, integrada por inmigrantes que llegaron a Centroamérica
procedentes de Melanesia, Malaya y Polinesia.

Tercera oleada: La mongoloide. Se asentó en las costas de Norteamérica, después de navegar desde
Mongolia a través de las islas Aleutianas.
Cuarta oleada: La uraliana o de los esquimales. Corrientes migratorias de los Montes Urales, luego de haberse
asentado y adaptado al clima del norte de Asia, pasaron al noreste y de allí al norte de América, estableciéndose en
Alaska, por la similitud del clima de su habitat original. Éstos son los esquimales, que se autodenominaban
innuit (gente, hombres), cuyas características guardan gran semejanza con los nortes asiáticos. Fueron los
últimos invasores en llegar a América, apenas cerca de 200 años antes de los españoles al mando de Colón.
En el aspecto cultural, por ejemplo, se observa que ambos grupos usan el trineo tirado por renos y perros,
botes construidos con pieles de animales, tiendas de campañas, el mismo tipo de telas para cazar osos; las
flechas y arcos son del mismo tipo. Pertenecieron los esquimales a la llamada cultura Thule, muy avanzada
para ese momento, con una antigüedad de alrededor de mil años.
Los esquimales inventaron el candil de aceite; pescaban y cazaban con arpones; el mar les proporcionaba
la base de su economía, y su fuente nutricia principal eran la foca, la morsa y la ballena, de la que comían todo
menos la cabeza, que devolvían al mar por convicciones míticas. Sus viviendas eran cónicas, de piel o de hielo,
que son los muy conocidos iglús.

Dos años antes de morir, Rivet agregó (1956) dos grupos más: el de los pigmeos y el de los blancos barbudos
que vinieron igualmente de Asia. Ibarra Grasso, ya citado, apoya (1987) esta tesis de Rivet cuando apunta que
el elemento rubio ha sido señalado entre los indígenas de casi toda América, según muestras aparecidas en
vasos, pinturas y otras manifestaciones que representan a tribus cuyos individuos son de piel blanca, rubios y
con barba.
Jacques de Mahieu, citado por Ibarra Grasso, ofrece varios testimonios, como el del explorador del siglo
XVI Louis Jolliet: "Se encuentran a lo largo de las costas del Labrador gran número de esquimales...son de
elevada estatura y tienen la cara y el cuerpo blancos, y los cabellos rizados. Cada uno tiene varias mujeres muy
blancas y bien conformadas: sus cabellos llegan hasta tierra. Son muy diestras para la costura..." .
Un testimonio más: Coudreau dice de los indígenas waiswais: “en la raza india mas hermosa que he
visto jamás. Los tipos rubios anaranjados de ojos azules no son pocos entre ellos...".
Objeción: ¿Qué se le critica a Paul Rivet? Aceptadas casi todas las propuestas y las pruebas que presentó, se
le ha objetado, sin embargo, que la vía de acceso a América a través de lo que él llamó Puente Antártico, no era
el mejor camino para los australianos, ya que nunca fueron expertos navegantes, ni disponían para la época de
la transportación necesaria para cruzar el océano. Rivet responde que no necesariamente tuvieron que llegar
por mar, pudo haber sido por tierra o desplazándose sobre el hielo.

SITUACIÓN CULTURAL DE LOS GRUPOS INDÍGENAS AMERICANOS A LA


LLEGADA DE LOS EUROPEOS.

Hemos dicho que cuando llega Colón, por error, a estas tierras americanas (1492), pobladas ya desde
más de 50 mil años atrás, estábamos en nuestra prehistoria -quizás aun en la Edad de Bronce-, aunque de
cuatro altas culturas puede afirmarse que vivían su protohistoria.

PAÚL RIVET señala que "al momento del descubrimiento, el hombre americano, considerado en su
conjunto, no había rebasado la época neolítica: en las escasas regiones donde utilizaba los metales, no
había alcanzado más allá de la Edad de Bronce... Los indios no conocían el uso de la rueda, ni el torno del
alfarero, ni el vidrio, ni el arroz, ni la cebada ni el centeno".
Esos grupos humanos fueron evolucionando muy lentamente (aquí la lentitud se mide en siglos) desde
su condición de nómadas cazadores, pescadores y recolectores de raíces y cultivos silvestres, llegando a la
utilización de las pieles de animales para sus vestidos y abrigos, hacia etapas más avanzadas, ya en el
semi-nomadismo, como el cultivo del maíz y la yuca, el trabajo de la cerámica y ciertas concepciones de
política y organización comunal.
En cuanto a la cultura de los aborígenes americanos, no se puede hablar de uniformidad u
homogeneidad, dada la variedad de sus sitios de procedencia, la multiplicidad de etnias, distintos climas,
lenguas disímiles, todo lo cual nos lleva a pensar en un escenario pluricultural. Aún hoy, en nuestros días, no
podemos asimilar a un indígena boliviano, por ejemplo, con un pemón venezolano. De allí, pues, la necesidad
de agruparlos en áreas culturales para su estudio.
Sin el progreso de la agricultura, vista como una actividad productiva, y el pastoreo, no habría sido posible la
evolución cultural de los indígenas americanos. Ellos llegaron a este continente como cazadores, pescadores y
recolectores, y en la medida en que avanzaban en la tarea de sacarle provecho a la tierra, fueron haciéndose
sedentarios, lo que lograron luego de domesticar ciertos alimentos, en lo que se ha llamado vegecultura y
semicultura.
La vegecultura tuvo sus cultivos característicos en América, la yuca en orden de importancia, en primer
lugar; la batata, el mapuey, el maní, la papa, así como el chan-guango, parecido a la papa, de alto consumo por
recolectores venezolanos casi simultáneamente con la invasión de los españoles a este continente.
El antropólogo venezolano MARIO SANOJA OBEDIENTE, quien ha tratado ampliamente el tema (Los
hombres de la yuca y el maíz), sostiene que "La vegecultura tropical practicada en las regiones bajas de la
parte central y la septentrional de Sudamérica y en las Antillas, presentaba (y aún presenta en muchas
partes) como característica general, el empleo del conuco y la técnica de la roza y la quema", lo cual
modifica de manera temporal el ecosistema; en cambio, la semicultura propicia "la formación de un pai-
saje agrícola más o menos estable y ordenado...".
Con respecto a la semicultura, sostiene que los orígenes de ésta ".. .se remontan a una época en que el maíz no
era sino uno más dentro del conjunto de gramíneas explotadas por el hombre en el Nuevo Mundo. Entre estas
últimas destacan particularmente la setaria, el amaranto, el quenopodio, el frijol...".
Durante la semicultura temprana (división de Sanoja) los indígenas realizan un experimento de sistema
agrario, mediante el cual "perfeccionan sus conocimientos sobre el manejo y la reproducción controlada de las
gramíneas". La semicultura tardía es ya "la madurez, la cristalización del sistema a través de la obtención de
híbridos de maíz de alta productividad, que relegan a un segundo plano el complejo inicial de gramíneas".
En el esquema mental y práctico de los indígenas americanos privaba la idea de hacer producir la tierra para
beneficio de las familias, es decir, del grupo social. Ello lo define Sanoja como "lo que sería un sistema tecno
económico y social general para la agricultura de raíces o vegetales (o vegecultura) y lo que sería un sistema tecno
económico y social general para la agricultura de semillas (o semicultura)".
No todas las regiones del Nuevo Mundo agregaron a las prácticas agrícolas el pastoreo, como sí había
ocurrido en otros continentes. En el nuestro se limitó a los Andes centrales de Sudamérica. Mientras sectores de la
población continuaban con el cultivo de granos, y no mostraron mayor interés en la domesticación de animales para
complementar su nutrición con proteínas y carbohidratos, otros grupos que disponían de manera silvestre de
raíces, rizomas y tubérculos, dieron gran importancia a la combinación agricultura-pastoreo, domesticando
especies zoológicas para su consumo energético.
A la llegada de las naves de Colón y la consecuente penetración para conquistar el extenso territorio
americano, había una población calculada en cincuenta millones de indígenas, con una variedad cultural que
diferenciaba notoriamente una etnia de otra. Basta decir que en América han sido clasificadas no menos de
3.000 culturas diferentes, cada una con su propia idiosincrasia, representadas en las grandes culturas
nucleares y las no nucleares. Por eso se rechaza de plano lo dicho por el cronista Ulloa, en cuanto a que
"visto un indio de cualquier región que sea, se ha visto a todos".
Solían habitar, de preferencia, las regiones intertropicales, ya que ni las tierras del norte ni las del sur les
atrajeron y las dejaron casi despobladas. Todavía en nuestros días, en el continente americano hay inmensas
extensiones de tierra despobladas y desaprovechadas para la agricultura y la ganadería.
En el afán de reproducir lo que fue la cultura de los indígenas americanos para el momento del
encuentro de ambos mundos, es abundante la literatura producida por científicos para tratar de clasificar las
diversas culturas.
Los científicos españoles Luis PERICOT GARCÍA (1899-1978) y ANTONIO BALLESTEROS (1880-1949)
han clasificado a los indígenas de América del Norte, concretándolos en grupos:
1. Esquimales
2. Atapascos (navajos y apaches)
3. Iraqueses (márgenes del río San Lorenzo, actual estado de Nueva York)
4. Algonquinos (pieles rojas: pies negros, cheyenes)
5. Pueblos del sureste (muscogis o apaches, túnicas, carancavas)
6. Siux o dacotas (identificados como los representativos de las praderas, sobre todo en los llanos del
Mississippi hasta las Montañas Rocosas por el este)
7. Shoshones (rama de la familia uto-azteca; comanches)
8. Pueblos del noroeste (costas de Canadá y Alaska: tlingits, chimesios, chinuks); *indios pueblo (llamados
así porque no eran errantes, sino que formaban pueblos, destacándose por la construcción de viviendas
colectivas de adobes: moquis o hopis, queres, taños y zuñis, ubicados de Texas a California y de Utah a
Zacatecas).

Muchas son las clasificaciones, pero mencionaremos sólo una más, la del antropólogo italiano,
nacionalizado argentino, JOSÉ IMBELLONI (1885-1967) de la Escuela Histórica Cultural, que comparte la
teoría pluriétnica. Algunos autores consideran que es la más completa (hasta 1997). Divide las corrientes
migratorias en grupos así:

a) de origen asiático antiguo premongol (australoides);

b) de origen oceánico, mongólica; de origen asiático reciente, semi-mongólica.

IBARRA GRASSO sintetiza la historia de la población indígena americana, de acuerdo con la clasificación de
Imbelloni, en dos grupos: dolicocéfalos-australoides y braquipéfalos-mongoloides:
a) Fuéguidos: islas chilenas y costas de Chile y de Perú. Estos grupos están representados en Venezuela
por los piaroa, los guajiros y los motilón.
Láguidos: el tipo de Lagoa Santa, en Brasil, donde habitan diseminados; también en la península de
California y en sectores de la costa chilena.
Pámpidos: ocupan todo el Chaco, las Pampas y la Patagonia; incluye los ona de Tierra del Fuego y los
charrúa del Uruguay.

Plañidos: habitan las llanuras norteamericanas.


Sonóridos: noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos (California).
b) Amazónicos: presentes en la región amazónica, las Guayanas, Venezuela, las Antillas, La Florida, las
Costas de Brasil, y desciende al Río de La Plata por Paraguay.
Pueblos-Andidos: zona andina, desde el sur de Colombia hasta Araucania. También en Centroamérica
y en parte de México. Antiguamente estuvieron en la Florida.
ístmidos: desde el centro de México hasta Colombia.

c) Colúmbidos: Sur de Alaska, la Columbia Inglesa hasta llegar a los Lagos Athbasca y de los Esclavos.
Por el sur penetran en California. En la frontera entre México y Estados Unidos el grupo está
representado por los navajo y el apalache.

Ártidos: son los esquimales, que se extienden por todas las islas y los bordes árticos del continente.

CULTURAS PALEO INDIAS O PREAGRÍCOLAS (50000 AL 5000 A.C.)


Las tribus de esta cultura no conocían la agricultura, por eso se le llama pre-agrícola; se agrupaban en
hordas, sin conciencia de organización, y tenían eventualmente uno o más jefes, como "conductores sociales"
para enfrentar los rigores de la naturaleza, las fieras y sacar mejor provecho en la búsqueda de los alimentos.
Estos primeros invasores eran nómadas, cazadores, recolectores y pescadores, que utilizaban objetos
tallados por percusión directa de piedra contra piedra para producir instrumentos con bordes cortantes apropia-
dos para cortar madera, cueros, huesos, cuernos de animales, etcétera (José Luis Lorenzo 1987). También se valieron
de lanzas, hachas de piedra, arcos y flechas para cazar.

En su distribución por todo el continente americano, buscaban de preferencia las riberas de los ríos
para facilitarse la pesca y tener a mano el aseo personal. Así, se situaron en la selva amazónica, en las islas
del Caribe, en la Patagonia, en la extensa región que cubre el río Orinoco, en la parte occidental de
Norteamérica.
A pesar de que en la comunidad imperaba el matriarcado, la autoridad la ejercía un cacique, elegido siempre
entre los individuos más valientes y de demostrada capacidad y don de mando; el chamán o curandero también
tenía una gran influencia en la comunidad indígena. Esto estaba asociado a la religión, que consistía en ritos y en
la adoración de elementos de la naturaleza, como el agua, la Luna, el Sol, el fuego.
Vivían en cavernas, donde se sentían protegidos de las inclemencias climáticas y de los animales
salvajes. Esta misma situación los llevó a la necesidad de acudir a algún recurso que los librara de las intensas
heladas, y así aprendieron a utilizar el fuego. También construían chozas rústicas que con el tiempo
convirtieron en bohíos.

CULTURAS MESOINDIAS O DE AGRICULTURA MEDIA (5000 AL 1000 A.C.)

Son las culturas medias o de agricultura incipiente, también llamada agricultura media, porque en ese
período los grupos humanos que arribaron a nuestro continente aprendieron a trabajar la tierra para
procurarse el sustento diario. Estos comienzos de la agricultura, a cargo de las mujeres y de los niños de
las comunidades, modificaron los modos de producción y de vida de los indígenas, que ahora agregaban
carbohidratos a las proteínas. En la medida en que avanzaron en sus prácticas agrarias, fueron superando
las etapas de nómadas y semi nómadas hasta convertirse en sedentarios.
Esto significó, desde luego, la elaboración de instrumentos de labranza como azadones, lascas, piedra
tallada, madera, con lo que, además de lograr los productos alimenticios, conseguían transformar la materia
prima para su manipulación y procesamiento. La aparición do, fogones y cenizas (Cueva de Kotsetang) en
recientes excavaciones arqueológicas indican que usaban el fuego para protegerse de la intensidad del frío en
épocas glaciares y procesar los alimentos (Mario Sanoja Obediente).
En Mesoamérica, por ejemplo, particularmente en las regiones mexicanas de Tehuacán y Tamaulipas,
se cultivaban la setaria (millo), frijoles, amaranto, junto con una diversidad de plantas antes de la
aparición del maíz. Digamos, de paso, que ya en este período el maíz, originario de América, se cultivaba
con éxito.
Los descendientes de los primeros invasores, identificados plenamente con el territorio adoptado, y
convertidos ya en auténticos amerindios, fueron cazadores especializados que se distinguieron por ser los
primeros en fabricar y usar puntas de proyectil acanaladas para la captura de animales de gran tamaño, ya
extinguidos. como mamutes, mastodontes, bisontes.

De todos modos, como lo explica el antropólogo Mario Sanoja O., en esta fecha los amerindios
empezaban a desinteresarse poco a poco por la caza de la mega fauna (animales gigantes), en tanto que
volcaban su actividad en el desarrollo de la agricultura, de acuerdo con el proceso de sedentarización.
Las culturas mesoindias ocuparon al principio las regiones tropicales de América y más tarde una parte
del territorio de Estados Unidos hasta poblar toda Sudamérica. Las comunidades indígenas más importantes de
esta cultura fueron los arawuak y los caribe (Venezuela); los llamados "indios pueblo" (valles del río Grande del
Norte y el Colorado), tupi-guaraní (Paraguay y Argentina) los araucano (costa chilena del Pacífico), los
techuelche (Patagonia)...
Conformados en tribus, de acuerdo con su organización social, los hombres se ocupaban de la
agricultura, de la caza y de la pesca, así como de la guerra. Practicaban \apoligamia, es decir, los hombres
podían casarse simultáneamente con varias mujeres. Como en toda comunidad indígena, el cacique era el
jefe de la "tribu".
Las culturas mesoindias trabajaron también el tejido (confeccionaban sus vestidos), la cestería, la alfarería y la
artesanía, a las que se dedicaban de preferencia los ancianos. Las primeras muestras de cerámica en América las
hallaron en Valdivia, costa ecuatoriana, junto con conchas marinas dejadas por recolectores, y datan de 3.150 años
a.C. Poco después (3.090 años a.C.) aparece otra cerámica, esta vez en Puerto Hormiga, en la costa atlántica de
Colombia. Los individuos de la Fase Valdivia tuvieron, al diseminarse, una significativa influencia en el
desarrollo cultural de gran parte de Sudamérica.
En materia de vivienda, algunos grupos humanos comenzaron a salir de las cuevas para habitar bohíos que
construían con madera, barro y palmas de moriche. Se juntaron en aldeas, con cierta organización.
Los amerindios creían en el más allá como prolongación de la vida en un ambiente sobrenatural, por eso
enterraban a sus muertos con objetos que les eran queridos, y construían grandes monumentos en memoria de los
difuntos. Los chamanes orientaban la actividad religiosa.

CULTURAS NEOINDIAS O DE AGRICULTURA AVANZADA

(1 000 A.C AL 1 500 D.C.)


Los individuos de esta cultura son los llamados "nuevos indios", en franco progreso como cultivadores y
alfareros especializados, que tienen en la historia el reconocimiento de haber creado las altas culturas de
América.
Estas altas culturas, que se van a describir más adelante, son la maya y la azteca en México y Centroamérica
(con excepción de Costa Rica y Nicaragua); la incaica, en el área andina: Ecuador, Perú y Bolivia, hasta el
norte de Chile; la chibcha, en el territorio que hoy constituye Colombia. Se desarrollaron mil años antes de la era
cristiana y fueron testigos (y víctimas) de la llegada de los españoles al continente.
No fueron éstas, desde luego, las únicas culturas destacadas de este período, sólo que no
sobrevivieron a los años que precedieron al período prehispánico, pero dejaron una obra perdurable. Tal es
el caso de las. culturas Nazca y Tiahuanaco. Y obviamente, la extensa región tenía también áreas que
habitaban tribus que aún no habían superado la prehistoria, en tanto que las altas culturas vivían ya la
protohistoria, es decir, a un paso de la historia.
El gran salto que las altas culturas o neoindias dan en el campo de la agricultura está signado por
varias conquistas: la construcción de sistemas de riego, obras hidráulicas, rotación de cultivos, sembradíos
en terrazas en las pendientes de las montañas, fertilización de suelos, roza y quema, silos para almacenar
reservas de alimentos; en fin, lograron tecnificar la tarea agraria, en un sistema complejo, dando lugar a una
economía sólida.
¿Qué cultivaron los nuevos indígenas? Algodón, para la industria textil que ya empezaba a perfilarse;
aguacate, girasol, calabazas, pimientos, amaranto, de importancia capital para los mesoamericanos; papa,
yuca, maíz, "la más americana de las plantas", favorecedor del proceso que dio origen a las altas
civilizaciones de América; frijoles, quinua. Ulluco, oca. Añú, coca, guayaba, taparo o totumo, setaria..
Según Mario Sanoja, ya citado, la sectaria habría sido quizás el primer y mas importante cereal
consumido por los aborígenes prehispánicos en Mesoamérica. El consumo empezó a disminuir hacia 1400
años a. C, lo que determinó el fin de 1a agricultura incipiente y el comienzo de nuevas formas de
producción agrícola fundamentada en razas híbridas de maíz de mayor rendimiento que las formas pura
autóctonas que aparecen en Tehuacán Tamaulipas en períodos tempranos.
Naturalmente, los amerindios no vivían sólo de la actividad agraria, ya que siendo cazadores
especializados, domesticaron ciertos ejemplares de la fauna y capturaban con notable destreza grandes
animales (mega fauna) como el bisonte, de cual obtenían, además de proteínas, otros elementos para su
provecho, como huesos piel, cuernos, etcétera.
El progreso económico, más las nociones de matemática, arquitectura y pintura, les permitieron
construir grandes ciudades que son ejemplo de la capacidad creativa y del enorme esfuerzo humano de estos
indígenas de la cultura neoindia. Entre esas ciudades se recuerdan Cuzco, Cajamarca, Chichén-Itzá,
Tenochitlán, Palenque, Copan, Machu Picchu.
Practicaron un cierto tipo de escritura y en el arte hicieron importantes avances como el desarrollo de la
orfebrería, de la estatuaría y la escultura en piedra. Trabajaron también los metales (oro, cobre, estaño) y se
aplicaron a la medicina y la astronomía el año solar lo calculaban mediante los ciclos naturales de siembra y
cosecha.
El gobierno lo ejercía un hombre fuerte, que concentraba en sus manos todo el poder: se trataba, pues,
de un imperio bien constituido, cuya estructura y características sorprendió a los europeos que invadieron
nuestras tierras.
Creían en un dios superior, creador de todo lo existente, pero rendían culto a otros dioses, es decir, eran
politeístas, manifestaciones religiosas que mezclaban con la creencia en mitos y leyendas. La sumisión al
dios superior los llevaba a ofrendarle sacrificios humanos.

LAS ALTAS CULTURAS

Veamos ahora las características de las altas culturas localizadas en Mesoamérica y en Sudamérica.
CULTURA MAYA

Cuando se nos habla de la cultura maya pensamos en Guatemala y en el Popol Vuh; sin embargo, los
maya no se limitaron a Guatemala, sino que se extendieron a casi toda Centroamérica, con excepción de
Costa Rica y Nicaragua. También se ubicaron en Yucatán, Chiapas y Tabasco (México), Belice, Honduras
y parte occidental de El Salvador. Se ha calculado una extensión 325000 Km2
Esta cultura, la más antigua de las culturas de América, comenzó a desarrollarse unos 500 años a. C,
pero para el momento de la presencia europea en el continente, ya no existía, o estaba en decadencia,
debido a varios factores naturales, aunque prevaleció para su extinción la guerra permanente con los
pueblos nahua, que lograron vencer.
Gobierno y estructura social: políticamente se organizaron en ciudades-estado, independientes entre sí, pero
gobernadas en conjunto por un monarca hereditario que tenía todo el poder en un puño. Esa máxima autoridad
Halach iunic- designaba a los gobernadores de las ciudades. También había autoridades locales denominadas
almene boob y bata boob. Los jefes militares o nacomes eran elegidos para períodos de tres años. Completaban el
gobierno los tupiles, empleados de bajo rango. Los guerreros se agujereaban el labio superior y se incrustaban
piedras preciosas.
Esto constituyó el Imperio maya, que tuvo dos períodos, los llamados Imperio antiguo y el Nuevo
Imperio. El primero se inició con la civilización misma y expiró en el año mil de la era cristiana, posiblemente
destruido por fenómenos de la naturaleza. Dejó huellas de una cultura altamente desarrollada, en la que se
hicieron majestuosas obras de arquitectura, esculturas, cerámicas y pintura. Florecieron en su máximo esplendor
como centros político-religiosos, las ciudades de Tikal (Guatemala) y Copan (Honduras), llamada ésta la Atenas
del Nuevo Mundo. La desaparición del Imperio Antiguo no significó estancamiento de la cultura, sino que ésta
siguió, sin solución de continuidad, durante el Nuevo Imperio.
El Nuevo Imperio, llamado también Renacimiento Maya, adoptó como centro de gobierno la península
de Yucatán. A pesar de la designación de "renacimiento", este Imperio no superó ni igualó nunca el alto
grado de desarrollo alcanzado por el Viejo Imperio. La cultura maya se derrumbó, como se dijo antes,
arrasada por los pueblos nahua y otras guerras entre tribus vecinas, además de diversas enfermedades y
desnutrición. Esto ocurría hacia el año de 1600, ya en plena conquista de América por los españoles.
Las principales ciudades de esta cultura fueron Copan (Honduras), Tikal (Guatemala), Palenque
(Chiapas), Chichén-Itzá, Uxmal, Mayapán (Yucatán, México). Estas tres últimas ciudades mencionadas
lograron unirse en lo que se llamó la Confederación de Mayapán, después que aquí se asentaron los pueblos nahua.
Ya cerca de la llegada de los españoles, por 1420, los cocome, que dominaban en Mayapán, tiranizaron a los
maya hasta intentar destruirlos, pero los pueblos de Chichén-Itzá y de Uxmal salieron en su defensa y derrotaron a
los cocome, produciéndose, de todos modos, un descalabro social, político y cultural, la propia decadencia, que
aprovecharon los españoles para conquistar sin mayor problema el territorio ocupado por los maya.
Estos amerindios, que fueron capaces de construir esas monumentales ciudades, sin los recursos de que
se dispuso siglos más tarde, levantaron así mismo suntuosas pirámides, majestuosos templos y palacios, con
unas características asombrosas para la época tan lejana que demuestran el dominio que tenían de la
arquitectura, para admiración de los invasores españoles. Lo más admirable es que todo tipo de acarreo de cosas
y materiales fuese para la construcción, o para cualquier otro fin, era a lomo humano, es decir cargado en las
espaldas de los propios hombres, porque no habían descubierto que ciertos animales podían servirles de
transporte de carga o de movilización de ellos mismos.
Los mayas organizaron una sociedad clasista, en que los sacerdotes o chilanes ejercían una poderosa
influencia en la comunidad y en los gobernantes, a quienes asesoraban y aconsejaban desde el cenáculo
de un consejo superior. Los sacerdotes eran admirados por el pueblo por la suma de conocimientos que
exhibían, es decir, eran sabios, científicos, conocían la astronomía y la vinculaban a la religión. Los
sacerdotes, en verdad, gozaban de inmensos privilegios.
La clase de los nobles también era privilegiada, como descendientes que eran de los primeros habitantes.
Al parecer, mantenían dominio sobre los militares y sobre los jefes políticos locales, por lo que se les
considera con alto don de mando ante los almene boob y los bata boob.
Como siempre, en toda sociedad, la mayoría de la población estaba constituida por el pueblo, que era el que
asumía las tareas del campo, las construcciones y todo tipo de trabajo, por agobiante que fuera. En resumen, ese
pueblo servía a las élites dominantes, a quienes, además, debía pagar impuestos, por lo general, de los frutos de la
tierra, y cumplir con el servicio militar obligatorio.
La mujer estaba enteramente sometida al hombre, en franca y absurda sumisión; comían en mesas
aparte, jamás juntos. Al encontrarse en la calle, la mujer debía apartarse y bajar la vista.
Finalmente, la sociedad maya disponía de una clase desdichada, infeliz, que explotaba y humillaba hasta
el extremo: era la clase de los esclavos, formada por los prisioneros de guerra. En el trato infrahumano a los
esclavos no se diferenciaron en nada los españoles que llegaron más tarde a adueñarse del continente.
Agricultura, economía y comercio. Tratándose, precisamente, de una cultura basada en la agricultura
avanzada, lógicamente su principal fuente de economía fue la tarea agraria, que realizaron con técnicas
altamente desarrolladas a través de las milpas, unidades comunales de cultivo, que eran propiedad colectiva
trabajada por los campesinos (pueblo y esclavos).
Los cultivos de esta cultura, ya descritos, eran la yuca, el maíz, frijoles, tomates, papa, algodón, girasol,
guayaba, ají, miel, calabazas, aguacate y otros más. El maíz fue el principal soporte (85%) de su ali-
mentación, y lo sigue siendo en nuestros días, al punto que es considerada la planta sagrada de los maya.
Todas las comidas incluían el maíz, bien fuera en tamales, tortillas o en diversas bebidas como el pozol, muy
popular, y el atole, que mezclaban con chocolate.
El sistema agrario de los maya estuvo siempre vinculado a lo espiritual, traducido en ofrendas, ayunos y
sacrificios dedicados a los dioses del agua y de la agricultura. Los agricultores tenían su calendario astro-
nómico por el cual se guiaban para cada una de las etapas desde la preparación de la tierra para la siembra
hasta la cosecha.
Arte, religión y ciencia. El arte estaba íntimamente ligado a la religión, ya que los templos y las pirámides se
construían en función de la espiritualidad. Creían en el fin del mundo. Aunque no eran guerreristas, sino que
más bien se interesaron por las manifestaciones culturales, creían que había dioses malos que atraían la guerra,
así como la sequía y el hambre; en contraposición, también creían en la existencia de dioses buenos.
Creían en un dios superior, creador de todo lo existente, pero rendían culto a otros dioses, es decir, eran
politeístas, manifestaciones religiosas que mezclaban con la creencia en mitos y leyendas. La sumisión al dios
superior los llevaba a ofrendarle sacrificios humanos. Además, eran panteístas, es decir, adoraban la naturaleza
representada en los bosques, el viento, las aguas, las montañas, en fin, todo lo que se les ocurría, con tal de tener
salud y alimentos.
Los sacerdotes, que dirigían los cultos, eran, como ya dijimos, los sabios: sabían de astronomía y de
medicina, de matemática y de muchas materias más. Eran los únicos que podían dedicarse a la astronomía.
Llegaron a conocer la redondez de la tierra, dónde y cuándo se ponía el Sol, y anticipaban los eclipses.
Supieron estimular a los creadores, quienes lograron grandes progresos en arquitectura, escultura, pintura,
orfebrería, cerámica, etcétera. Todo vinculado, desde luego, a la religión, lo mismo que la ciencia.
Sabemos ya que los maya conocieron un tipo de escritura: sus jeroglíficos están representados en
piedras, en altares, en escalones, en vasijas, en los cuales iban dejando constancia de los años transcurridos, de
ciertas efemérides, ceremonias dignas de recordar. Los Códices de Dresde son un buen ejemplo de estas bellas
manifestaciones artísticas. Los relieves y pinturas son de una gran calidad. Y en cuanto a la cerámica, la mejor
de América según Morales Padrón, la pintaban sólo con los colores que al parecer conocían, el azul, el verde y el
rojo.
Además, cultivaron la música, la danza y el teatro. En este sentido, levantaron escenarios apropiados
para sus representaciones que, según los cronistas de la época, llegaron a escenificar comedias como El
vendedor de pavos, El que vende enredos, La guacamaya de la boca blanca. Un documento hallado en 1952,
9 hojas escritas en maya con 15 cantares, dan cuenta de la dedicación a la música y a la danza.

En cuanto a la literatura, se sabe que tenían una notable producción, pero la obra más significativa de los
maya quiche es el Popol Vuh, libro sagrado de los guatemaltecos, llamado también "libro de la comunidad".
La obra reúne un conjunto de leyendas que van explicando, según su concepción, cómo se formó el mundo, sus
propios orígenes y los misterios de su religión. Es un libro esencialmente religioso.
El Popol Vuh fue escrito en jeroglíficos que interpretaban los sacerdotes para que el pueblo mantuviera la
tradición oral y la transmitiera a sus descendientes. Llegó hasta nosotros gracias a las versiones del
sacerdote dominico fray FRANCISCO XIMÉNEZ, quien en 1701 recibió de los maya quiche el manuscrito que
mantenían oculto desde 1550. Una segunda versión, mejorada, la publicó Ximénez en 1722. El austríaco
Charles Scherzer la publicó en Viena en 1857, con el título supuestamente original "Las historias del origen
de los indios de esta provincia de Guatemala". En 1861 Charles Etienne Brasseur de Bourbourg tradujo al
francés el manuscrito original de Ximénez.
La ciencia fue otra de las características de la cultura maya. Para la aplicación de la astronomía
construyeron observatorios con pasmosa exactitud, como el de Uaxactún, en Guatemala, y El Caracol en
Chichén Itzá. Esta contaba con un monumental juego de pelota, la cancha más grande de Mesoamérica.
Guiándose por la posición de los astros, viajaban sin necesidad de instrumentos, y basados en sus
conocimientos de matemática y geografía, unidos a la astronomía, trazaban los caminos de este a oeste a la
perfección.
Los mayas quiche tenían un año civil y uno religioso. El año civil o solar constaba de 360 días, divididos en
18 meses de 20 días, le añadían 5 que llamaban "días nefastos", y lo medían tomando en cuenta las revoluciones
de Venus y de la Tierra alrededor del Sol, y de la Luna alrededor de la Tierra. Para ajustar su calendario, cada 52
años agregaban 13 días. El año religioso era de 260 días, distribuidos en 13 meses de 20 días.
Ciertamente, fue una sorpresa para los españoles encontrar que los maya de Yucatán tenían su propio
calendario, considerado hoy en día como el más perfecto desde el punto de vista astronómico. Hacia el año 800
de nuestra era hicieron una nueva reforma que establece el año medio de 365,2424 días, superando en
perfección al calendario gregoriano. Este calendario perfecto fue el que encontraron los europeos al llegar a
Yucatán.
Para aplicar su sistema vigesimal descubrieron el concepto de cero; contaban del 1 al 19,
completándolos con el cero, mediante la utilización de puntos, que representaban la unidad, y las rayas
equivalían a 5.

CULTURA AZTECA

La paradoja está a la vista. Los aztecas fueron los indígenas más guerreros de América -tal como lo
señala el historiador MANUEL LUCENA SALMORAL: La América precolombina. Anaya, 1989- y,
paradójicamente, de bárbaros de lengua nahua pasaron a convertirse en el pueblo más civilizado de Nor-
teamérica, de donde emigraron para radicarse en el valle central de México, a 2.200 metros sobre el nivel
del mar.
Llegaron a México -cuentan los azteca en sus leyendas- porque el dios de la guerra, Huitzilopchtli, les
aconsejó que caminaran hasta encontrar un águila, que está devorando una serpiente sobre un nopal,
símbolos que están reflejados en el escudo y en la bandera de México.
La cultura azteca es el producto de la experiencia obtenida de los pueblos que fueron conquistando gracias a
su belicosidad. Al emigrar de las tierras áridas de Norteamérica, por razones de sobrevivencia, se desplazaron hacia
el sur, tras dominar el valle central mexicano y luego de haber sometido a sangre y fuego a los pueblos de
Mesoamérica, toda una vastísima región habitada por cerca de diez millones de indígenas.
La ciudad de Tenochitlán llegó a ser la más bella de América, para asombro y maravilla de los españoles
que llegaron con HERNÁN CORTÉS cuando ya la urbe era un emporio, acrecentada con la ciudad de Tlatelolco,
y otras islas artificiales que hacían a base de chinampas o balsas de juncos que rellenaban con tierra.
El maíz era la base económica fundamental, complementada con el tabaco, el aguacate, el cacao, el
tomate, la vainilla, el algodón y otros cultivos. Desarrollaron una agricultura capaz de utilizar canales de riego,
trazaron calzadas a través de puentes levadizos que las unían a tierra firme. La población de Chapultepec tenía
su acueducto de agua potable. El centro de la ciudad estaba formado por 78 edificios monumentales con 108 barrios
y una población que se acercaba a los 300 mil habitantes.
La base de la sociedad era el llamado calpulli o barrio, como lo llamaron los españoles. Cada calpulli -
eran veinte en total- contaba con un jefe militar y uno civil a manera de gobierno, y disponía de sus
propios funcionarios.
La división de la sociedad era evidente. Los clanes familiares eran las clases gobernantes, que compartían
el poder con los sacerdotes y los guerreros, que gozaban de todos los privilegios. El grueso del pueblo era el
campesinado, que estaba sujeto al pago de impuestos del fruto de su trabajo; los esclavos, por su parte,
completaban la escala social, y estaban dedicados a trabajos forzados y a servir al clan familiar.
Adoradores del sol y de la guerra, tenían como dios principal a Quetzalcoatl; pero eran politeístas, ya
que también adoraban al dios de la lluvia, del viento, de la tierra. Hacían sacrificios humanos a sus dioses,
de acuerdo con las costumbres bárbaras de la época y de su cultura.
El más famoso de los reyes aztecas fue MOCTEZUMA II, quien extendió su imperio hasta los tiempos de la
conquista española (1520).

CULTURA INCA

Llamado "el hijo del Sol", MANCO CAPAC fue el fundador del gran Imperio socialista incaico, que
abarcó parte de lo que hoy es el territorio de Colombia. Ecuador. Perú, Bolivia y Chile. Se ha calculado una
extensión de más de 5 000 kilómetros cuadrados. Un imperio que duró apenas cien años, pero que dejó una
huella cultural imborrable. Heredaba una cultura llamada preincaica, que ha sido clasificada como chavín
(sierra norte); paracas (costa sur); mochica (costa norte); nazca (costa sur); Tiahuanaco (sierra sur); Huari;
Chimú (costa norte), hasta llegar al período propiamente del Imperio.
Manco Cápac se estableció en Cuzco al mando de diez tribus. La tradición dice que el Sol y la Luna
salieron de Tiahuanaco para alumbrar al mundo y fueron los padres de los fundadores del Imperio. Iba el jefe
inca con la misión de enterrar un bastón de oro donde cediera la tierra, y eso ocurrió precisamente en Cuzco,
donde la barra de oro se hundió con facilidad, por eso se fundó allí, a 3.500 m sobre el nivel del mar, en el
actual Perú.
Según los incas, ellos vivían en el mundo, que llamaban Tahuantisuyo, los demás eran bárbaros y no
pertenecían al mundo. Tahuantisuyo eran, pues, los cuatro puntos cardinales. La capital fue la ciudad de Cuzco,
centro de ese mundo (Cuzco significa en quechua, ombligo), que llegó a tener más de 200 mil habitantes. La
lengua oficial fue la quechua.
Las cuatro regiones o suyos demarcaban el Imperio, con una población de treinta millones: Collasuyo
(al sureste de Cuzco), Contisuyo (al suroeste), Chincha-suyo (al noroeste), Antisuyo (al noreste).
Socialmente los incas estaban regidos por los ayllu o clanes familiares, unidad básica social, constituidos
en comunidades agrícolas, pero todo giraba en función de la felicidad y prosperidad del inca "dueño y señor del
mundo". La nobleza era el segundo estado, actuaba como administradora del Imperio, dirigía el culto y la guerra.
Después del inca, los nobles eran los que más privilegios tenían, desde el uso de metales preciosos y vestidos
lujosos hasta una alimentación de primera, personal a su servicio, transporte en literas y palacios como
viviendas.
Al inca lo asistía un Consejo de Estado de cuatro virreyes que gobernaban los cuatro suyos en que se
dividía el Imperio. Por su parte, los curacas eran los funcionarios que controlaban la administración local,
como parte de una nobleza desmejorada o inferior, que no era de sangre sino elegida por el inca. Actuaban
también como jefes policiales y militares en los ayllu.
Los artesanos y contables eran los quipucamayoc, con cierto prestigio entre la sociedad; los trabajadores
opuric debían sostener a sus familias, a los ayllu y a la religión, entre los 25 y los 50 años de edad. Los siervos o
esclavos eran los llamados yanoconas, destinados a servir a las autoridades reales. Finalmente, había una clase de
mujeres especialmente seleccionadas entre las más bellas para atender y servir al inca y a su familia: eran las
llamadas vírgenes del Sol o mamacunas, que desplegaban su arte en la confección de los trajes exclusivos del
inca, quien en sus presentaciones públicas jamás repetía un vestido.
El inca, como hijo del Sol, debía tener su descendencia de su propia sangre, por lo que no podía casarse
sino con su hermana (la coya), con lo cual se garantizaba que los hijos heredaban "la esencia solar". La mo-
narquía era, pues, hereditaria, y el propio inca escogía a su sucesor entre los hijos de su hermana carnal.
Además de su esposa principal, el inca tenía otras mujeres.
El último de los incas fue ATAHUALPA, quien inició su gobierno en 1532, pero un año más tarde fue
derrotado por el conquistador español FRANCISCO PIZARRO en Cajamarca. Atahualpa fue asesinado, y con él
cayó el Imperio incaico, el mayor de los imperios de América en su momento.
Hicieron caminos para comunicarse de ciudad a ciudad y entre las más lejanas regiones del Imperio, y
desarrollar el comercio. El trecho desde Cuzco hasta Quito, por ejemplo, era de más de 40.000 kilómetros,
atravesando los Andes, y trazadas en parte sobre la roca viva. Hacia el sur las comunicaciones llegaban
hasta el noreste de Argentina y Chile. Los ríos eran salvados mediante cestas que pendían de cables al
estilo de los actuales monorrieles.
Además de la tradicional dedicación a la caza, la pesca y la recolección, los incas trabajaron también
la ganadería y una avanzada agricultura, para lo cual tuvieron un adecuado sistema de riego, terrazas, así
como descubrieron cómo abonar la tierra con guano, cal y ceniza para mayor producción. La tierra era de
propiedad colectiva, ya que los incas implementaron un régimen socialista. Sin embargo, el primer benefi-
ciario de los cultivos era el inca; luego se le ofrecían a los dioses a través de los sacerdotes, y finalmente los
productos le llegaban al pueblo.
La agricultura se realizaba como tarea familiar. Hombres y mujeres trabajaban activamente en las
labores del campo, labrando la tierra y cosechando los frutos. Entre éstos figuraban el maíz, del cual
producían la chicha fermentada; la papa, que convertían en una harina llamada chuño; frijoles, habas,
tomates, chiles, aguacates, calabazas, algodón, tabaco, yuca. Le dedicaban particular atención a la cría de
la vicuña, la llama y la alpaca, de las que obtenían lana y cuero; pero se alimentaban de curís o conejillos
de Indias, perros y patos. De la llama no sólo obtenían lana, sino que les servía de transporte de carga; la
alpaca proporcionaba una lana más fina, que les permitía fabricar tejidos vistosos de gran calidad.
En materia de religión, eran fetichistas y politeístas: su dios principal, el Sol, dios creador, llamado
Viracocha; también adoraban el trueno, la Luna, la tierra, el mar. Impusieron su religión a los pueblos que
conquistaban. El culto lo dirigía la casta sacerdotal, cuyo máximo jerarca era el UILLAC UMU, hermano o
tío del inca; era un místico, sometido a sacrificios personales, venerado por el pueblo.

A los dioses ofrecían en sacrificio elementos que les eran muy apreciados, como chicha, maíz, piedras
preciosas y la llama, de preferencia; pero, también, en casos extremos como guerras o enfermedades,
sacrificaban a niños, como lo más valioso.
Culturalmente, los incas estuvieron entre las más altas culturas de América. Aunque no practicaron la
escritura, usaron técnicas nemotécnicas e instrumentos para contar, cordones de colores y nudos llamados
quipus. A la obra arquitectónica agregaron la ostentación y fastuosidad al decorar los templos y palacios en oro
y plata. Esto indica el grado de adelanto en ingeniería y arquitectura; obras monumentales como el Palacio
del dios Viracocha, el fuerte de Sacsahuamán; las ruinas que se conservan del santuario sagrado
de Machu Picchu, sobre una meseta, lo que hace más increíble cómo pudieron construir aquella
ciudad en un lugar casi inaccesible; la famosa Puerta del Sol, en Tiahuanaco; la muralla del Palacio de Manco
Cápac, en Cuzco. Son construcciones monumentales, imponentes, que perduran como testimonio de la cultura
del Imperio socialista incaico.

También, destacaron en medicina, aplicando la trepanación; en astronomía llegaron a inventar un calendario de


doce meses para medir el tiempo; en matemática utilizaron el sistema decimal y tuvieron conocimiento del cero.
Fueron expertos en orfebrería, elaboraron joyas labradas en oro y plata; trabajaron la cerámica, la metalurgia y
desarrollaron una industria textil importante. En cuanto a la música, son célebres sus flautas, quenas, tambores y
fotutos o caracolas marinas.
Aunque no practicaron la escritura, dejaron obras literarias que nos llegan por la vía oral, de generación en
generación. De las que conocemos están UskaPaukary La tragedia delfín de Atahualpa. Pero la más im-
portante producción es el Ollantay, obra dramática anónima que narra una intensa historia de amor del héroe
Ollantay y la joven Cusi Coyllur, hija predilecta del inca. Alrededor de esta historia se teje la vida del Imperio. Esta
obra fue publicada por primera vez en español por Sebastián Barranea en 1868.

CULTURA CHIBCHA

Los chibchas o muiscas integraron una comunidad de cierta cultura, aunque no llegaron a igualar a las
que hemos visto, como la de los mayas, los aztecas y los incas. Se asentaron en el territorio que hoy
corresponde a la República de Colombia.
Para el momento de la llegada de los españoles, se calcula que los chibchas eran aproximadamente,
120.000.
Al igual que en el resto de América, los chibchas tuvieron como base de su economía el maíz. Se
dedicaron activamente a la agricultura, cultivando con éxito papa, yuca, coca, apio. Utilizaron un avanzado
sistema de riego, tanto en las partes bajas como en las terrazas.
La tarea agrícola se les facilitó porque la tierra estaba en función social, especie de socialismo al estilo de
los incas. Era la tierra, pues, propiedad colectiva, no pertenecía a nadie en particular sino a la comunidad,
aunque en definitiva el dueño de las tierras era el gobierno, cuya máxima autoridad era el zipa.
Explotaron la famosa Mina de sal de Zipaquirá, donde se conserva una catedral tallada en sal, que es
admiración de los turistas que a diario se acercan a conocerla. También, laboraron en yacimientos de oro y comenza-
ron la colección de esmeraldas, piedras preciosas que aún hoy día son elemento de importancia en la economía
colombiana.

ACTIVIDADES

1. ¿Cuándo se produce el poblamiento del continente americano?


2. ¿Por dónde se cree que llegaron los primeros pobladores a América?
3. Explique las teorías del poblamiento americano.
4. Compare las teorías del poblamiento americano.

NOMBRE DE LA ARGUMENTOS PLANTEAMIENTOS


TEORÍA

-
Florentino
Ameghino
(1869-1943)

Alex Hrdlicka
(1854-1911)

Paul Rivet
(1876-1958)

5. ¿Cuál de estas teorías ha sido la más aceptada y por qué?


6. ¿Por qué se dice que la teoría sobre el poblamiento de América de Ameghino es monogenista?
7. ¿Por qué fue rechazada la teoría de Ameghino?
8. ¿Por qué las pruebas presentadas por Ameghino para demostrar su teoría sobre el poblamiento del
hombre americano no fueron suficientes?
9. ¿Crees que la teoría de Alex Hrdlicka se puede considerar monogenista?
10. Analice la teoría de Alex Hrdlicka.
11. Marque en un mapamundi las rutas especificadas en las teorías del poblamiento Americano
12. Marque en un mapamundi la ubicación de las altas culturas americanas

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