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SUBDIRECCIÓN ACADÉMICA
Theodore Kaczynski, mejor conocido como el Unabomber, ingresó a Harvard en 1958. Era
considerado un joven prodigio, bastante inteligente y motivado. Años después, se convertiría
en un asesino que envió paquetes bomba a varios científicos y académicos. Matando a tres e
hiriendo de gravedad a otros veintitrés.
Muchos atribuyen sus crímenes a una simple enfermedad mental. Pero el experimento
Murray sugiere otra cosa. Cuando apenas había entrado a la universidad Theodore sirvió de
sujeto de estudio en dicho experimento, cuyo objetivo era medir cómo se comportan los
humanos bajo estrés.
Los científicos responsables del estudio sometían a los estudiantes a interrogatorios
mordaces. Estaban informados sobre sus vidas personales y no dudaban en atacar sus
creencias, sus ideales, sus familiares y cualquier otro aspecto de la vida de los sujetos que
pudiera causarles estrés extremo.
Muchos sugieren que fue este experimento el cual despertó su furia en contra del “sistema”
como más tarde lo llamaría en su famoso manifiesto. La terrible humillación de la que fue
víctima por varios días, perpetrada por un científico reconocido, fue el catalizador para su
brutal odio por las instituciones que luego expresaría con sus crímenes.
límites éticos que fueron sobrepasados
Vazquez Arreola Damian 22211670
Consistía en relacionar un estímulo que solía ser agradable con otro desagradable,
dando como resultado que, al solo darse el primero, el niño experimentaba miedo, ira
y desagrado.
Albert disfrutaba pasar el tiempo con un ratón blanco hasta que, para el
experimento, cada vez que lo veía se reproducía un sonido estruendoso de un
martillo golpeando metal. Al repetir este proceso varias veces, el bebé comenzó a
sentir miedo inmediato al solo ver cualquier objeto relacionado con dicho sonido,
empezando con el ratón y luego repitiendo lo mismo con otros varios animales que le
agradaban.
Se decidió al azar quienes serían los guardias y quienes los prisioneros. Al poco
tiempo de iniciado, surgieron varias disputas entre los dos grupos. Los guardias se
tomaron en serio su trabajo y no soportaban las faltas de respeto de los reos.
Comenzaron a humillarlos, castigarlos y a tratarlos como verdaderos criminales.
Muchos de los individuos haciendo de prisioneros sufrieron colapsos nerviosos
producto del trato inhumano que les estaban propiciando. Los encargados del
experimento estaban atónitos frente a lo que estaban viendo. Los guardias, que en
ambientes cotidianos eran personas completamente normales, no dudaban en
desnudar a los presos y obligarlos a realizar trabajo físico para su propio disfrute.
Zimbardo llevó a su novia, también psicóloga, a ver lo que estaba pasando. Esta
quedó horrorizada por la actitud calmada de su novio ante las humillaciones y los
castigos que recibían los falsos prisioneros. Al ver su propio trabajo desde otra
perspectiva, Zimbardo canceló el experimento a los seis días, cuando debía durar dos
semanas.