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CAPÍTULO 16 Universidad Privada

del estado de México


Skinner: el análisis de la conducta
“Educación Constante
Según Erik Erikson las personas pasan por una serie de Servicio de Excelencia”
crisis de identidad o puntos de infl exión en su vida, que
suelen conllevar cambios importantes en el concepto que Grado: 3 Grupo: A
tienen de sí mismas. Este era el caso de Fred, un hombre Psicología.
que sufrió al menos dos de estas crisis, cada una de las
cuales provocó un giro signifi cativo en el curso de su vida. Teoría de la
Su primera crisis de identidad se produjo en la juventud, personalidad
cuando, después de licenciarse en fi lología inglesa, Fred Daniel Ibrahim Fuentes
volvió a casa de sus padres con la esperanza de encontrar Domínguez
su identidad en la literatura. Su padre aceptó de mala gana
conceder a Fred un año para hacerse escritor. Advirtió a su
hijo de que tendría que encontrar un trabajo, pero le
permitió utilizar el desván de su casa como estudio.
Perspectiva general del análisis de la conducta A principios del siglo xx, mientras
Freud, Jung y Adler confiaban en la observación clínica y antes de que Eysenck y
Costa y McCrae usaran métodos psicométricos para construir sus teorías sobre la
personalidad humana, surgió un enfoque llamado conductismo de los estudios de
laboratorio de animales y humanos. Dos de los pioneros del conductismo fueron E.
L. Thorndike y John Watson, pero la persona que se suele asociar más a menudo
con el conductismo es B. F. Skinner, cuyo análisis de la conducta se aparta
claramente de las teorías psicodinámicas excesivamente especulativas estudiadas
en los capítulos 2 a 8. Skinner minimizó la especulación y se centró casi
totalmente en la conducta observable. Sin embargo, no afi rmó que la conducta
observable esté limitada a hechos externos. Las conductas individuales como
pensar, recordar y prevenir son observables por la persona que las vive. La
estricta adhesión de Skinner a la conducta observable le valió a su enfoque el
nombre de conductismo radical, una doctrina que evita todos los constructos
hipotéticos, como el yo, los rasgos, los impulsos, las necesidades, el hambre,
etcétera.
Perspectiva general del análisis de la conducta
A principios del siglo xx, mientras Freud, Jung y Adler confi aban en la
observación clínica y antes de que Eysenck y Costa y McCrae usaran métodos
psicométricos para construir sus teorías sobre la personalidad humana, surgió un
enfoque llamado conductismo de los estudios de laboratorio de animales y
humanos. Dos de los pioneros del conductismo fueron E. L. Thorndike y John
Watson, pero la persona que se suele asociar más a menudo con el conductismo
es B. F. Skinner, cuyo análisis de la conducta se aparta claramente de las teorías
psicodinámicas excesivamente especulativas estudiadas
Biografía de B. F. Skinner
Burrhus Frederic Skinner nació el 20 de marzo de 1904, en Susquehanna, Pennsylvania;
fue el primer hijo de William Skinner y Grace Mange Burrhus Skinner. Su padre era
abogado y aspirante a político, mientras que su madre era ama de casa y cuidaba de sus
dos hijos. Skinner creció en un hogar agradable, feliz, de clase media alta donde sus
padres observaban los valores de la templanza, la honestidad y el trabajo. La familia
Skinner era presbiteriana, pero Fred (casi nunca lo llamaban Burrhus o B. F.) empezó a
perder su fe durante la escuela secundaria y, desde entonces, no practicó ninguna
religión.
Edward. Fred sentía que sus padres querían más a Ebbie (así llamaban a su hermano),
aunque no llegó a sentirse rechazado; simplemente era más independiente y estaba
menos apegado a su madre y a su padre. Sin embargo, cuando Ebbie falleció
repentinamente durante el primer año de universidad de Skinner, los padres se mostraron
poco entusiastas con la idea de que su hijo mayor se marchara de casa.
El Proyecto Paloma de Skinner fue un ingenioso intento de entrenar palomas para que
pulsaran con el pico las teclas que lanzarían un misil explosivo hacia un objetivo enemigo.
Unos dos años antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial,
Skinner compró un grupo de palomas a fi n de entrenarlas para guiar misiles. Para
dedicarse de tiempo completo al Proyecto Paloma, Skinner obtuvo una subvención de la
Universidad de Minnesota y apoyo fi nanciero de General Mills, un conglomerado de
empresas de alimentación de Minneapolis. Lamentablemente, le faltaba el apoyo del
Gobierno
Poco después de que Skinner abandonara el Proyecto Paloma y poco antes del
nacimiento de su segunda hija, se embarcó en otro proyecto, la cuna climatizada, que
consistía en una cuna cerrada con una gran ventana y suministro continuo de aire
caliente. Ofrecía un entorno física y psicológicamente seguro y saludable para la niña y,
además, liberaba a los padres de pesadas tareas innecesarias. La familia Skinner sacaba
a la niña de la cuna para jugar, pero gran parte del día estaba sola en la cuna. Tras la
publicación en la revista Ladies Home Journal de un artículo sobre el artefacto, Skinner
fue tanto condenado como elogiado por su invención. El interés de otros padres lo
persuadió a comercializar la cuna. Sin embargo, las difi cultades para conseguir una
patente y su asociación con un socio empresarial incompetente y sin escrúpulos lo
llevaron a abandonar el proyecto. Cuando la niña tenía dos años y medio y ya no cabía en
la cuna, Skinner, sin contemplaciones, la transformó en una jaula para palomas
En 1948, Skinner volvió a Harvard, donde dio clases sobre todo en el College of
Education y siguió haciendo algunos experimentos con palomas. En 1964, con 60 años de
edad, dejó de dar clases, pero siguió formando parte del equipo docente. En los diez años
siguientes, obtuvo fi nanciación federal que le permitió seguir escribiendo e investigando.
Se jubiló en 1974, pero siguió siendo catedrático emérito y su situación profesional
apenas cambió. Después de dejar la docencia en 1964, Skinner escribió varios libros
notables sobre la conducta humana que lo convirtieron en el psicólogo vivo más famoso
de Estados Unidos.

Precursores del conductismo científico de Skinner


los observadores de la conducta humana han sabido que las personas por lo
general hacen cosas que tienen consecuencias agradables y evitan hacer las
cosas que tienen consecuencias negativas. Sin embargo, el primer psicólogo que
estudió de manera sistemática las consecuencias de la conducta fue Edward L.
Thorndike, que fue también el primero que trabajó con animales y más adelante
con humanos Thorndike observó que el aprendizaje tiene lugar en gran medida
debido a los efectos que se producen después de una respuesta, y denominó a
esta observación la ley del efecto. Tal y como fue concebida por Thorndike, la ley
del efecto tenía dos partes. La primera afirmaba que, cuando una respuesta a un
estímulo va seguida inmediatamente por una satisfacción, esta tiende a quedar
“grabada”; la segunda, sostenía que, cuando una respuesta a un estímulo va
seguida inmediatamente por una experiencia desagradable, esta tenderá a ser
“erradicada”. Más adelante, Thorndike corrigió la ley del efecto minimizando la
importancia de las experiencias desagradables. Mientras los premios
(satisfacciones) refuerzan la relación entre un estímulo y una respuesta, los
castigos (experiencias desagradables) no suelen debilitar esta relación; es decir,
castigar una conducta solo inhibe esa conducta, no la erradica

El conductismo científico
De las mismas maneras que Thorndike y Watson antes que él, Skinner insistió en
que la conducta humana debía estudiarse científicamente. Su conductismo
científico sostiene que la mejor manera de estudiar la conducta es sin hacer
referencia a necesidades, instintos o motivos. Atribuir motivaciones a la conducta
humana sería como atribuir voluntad a los fenómenos naturales. El viento no sopla
porque quiere hacer girar las aspas de los molinos, las rocas no ruedan hacia
abajo porque tienen sentido de la gravedad y las aves no emigran porque les
guste el clima más suave de otras regiones. Los científicos pueden aceptar
fácilmente la idea de que el comportamiento del viento, las rocas e incluso el de
las aves se puede estudiar sin hacer referencia a un motivo interno, pero la
mayoría de los teóricos de la personalidad suponen que las personas están
motivadas por impulsos internos y que es fundamental conocerlos.

Características de la ciencia Según Skinner


La ciencia tiene tres características fundamentales: es acumulativa, concede
mucha importancia a la observación empírica y es una búsqueda de orden y
relaciones que siguen unas leyes. La ciencia, a diferencia del arte, la filosofía y la
literatura, avanza de manera acumulativa. Los conocimientos científicos de física y
química que tienen los estudiantes de secundaria actuales son mucho más
sofisticados que los que tenían los griegos más cultos de hace 2 500 años. No se
puede decir lo mismo de las humanidades. Es evidente que la sabiduría y el
ingenio de Platón, Miguel Ángel y Shakespeare no son inferiores a la sabiduría y el
genio de cualquier filósofo, artista o escritor actuales. Sin embargo, el
conocimiento acumulativo no se debe confundir con el progreso tecnológico. La
ciencia es excepcional no por el aspecto tecnológico, sino por la actitud científica

Condicionamiento Skinner
(1953) reconoció dos tipos de condicionamiento: el clásico y el operante. Con el
condicionamiento clásico (que Skinner llamó condicionamiento de respuesta ), se
provoca una respuesta en el organismo mediante un estímulo específi co e identifi
cable. Con el condicionamiento operante (también llamado condicionamiento
skinneriano ), se hace más probable que una conducta se repita cuando recibe un
refuerzo inmediato

Condicionamiento clásico
En el condicionamiento clásico, un estímulo neutro (condicionado) precede
inmediatamente a un estímulo no condicionado un cierto número de veces, hasta
que provoca una respuesta que, anteriormente, no estaba condicionada ahora
llamada respuesta condicionada. Los ejemplos más simples son los actos reflejos.
La proyección de luz sobre el ojo provoca la contracción de la pupila, poner
comida sobre la lengua provoca salivación y colocar pimienta en los orificios
nasales provoca el reflejo del estornudo. Con los actos reflejos, las respuestas son
no aprendidas, involuntarias y comunes no solo en una misma especie, sino
también en especies diferentes. El condicionamiento clásico, sin embargo, no se
limita a los actos reflejos. También puede explicar procesos de aprendizaje
humano complejos como las fobias, los miedos y las ansiedades. Uno de los
primeros ejemplos de condicionamiento clásico con humanos fue descrito por
John Watson y Rosalie Rayner en 1920 y en él participó un niño, Albert B, a quien
generalmente se referían como el pequeño Albert. Él era un niño normal y sano
que a los nueve meses no parecía tener miedo de objetos como una rata blanca,
un conejo, un perro, un mono con una máscara, etc. Cuando Albert tenía once
meses, los investigadores le mostraron una rata blanca. Cuando Albert fue a
tocarla, uno de los investigadores dio un golpe con una barra detrás de la cabeza
de Albert. El niño se asustó, pero no lloró. Cuando tocó la rata con la otra mano, el
investigador volvió a dar un golpe con la barra. De nuevo Albert se asustó y
empezó a gimotear. Una semana más tarde, Watson y Rayner repitieron el
procedimiento varias veces y, finalmente, le mostraron la rata sin el ruido
estridente

Condicionamiento operante
Aunque el condicionamiento clásico explica parte del aprendizaje humano,
Skinner afirmaba que la mayoría de la conducta humana se aprende mediante el
condicionamiento operante . La clave del condicionamiento operante es el refuerzo
inmediato de una respuesta . El organismo hace algo primero y, a continuación,
recibe un refuerzo del entorno. El refuerzo, a su vez, aumenta la probabilidad de
que se vuelva a producir la misma conducta. Este condicionamiento se llama
condicionamiento operante porque el organismo actúa sobre el entorno para
producir un efecto concreto. El condicionamiento operante modifi ca la frecuencia
de una respuesta o la probabilidad de que esta se produzca. El refuerzo no
provoca la conducta, pero aumenta la probabilidad de que se repita. Moldeamiento
En casi todos los casos de condicionamiento operante la conducta deseada es
demasiado compleja como para ser emitida sin estar determinada previamente por
el entorno. El moldeamiento es un procedimiento en el que el investigador o el
entorno empiezan premiando aproximaciones.

Refuerzo Según Skinner


El refuerzo tiene dos efectos: fortalece la conducta y premia a la persona. El
refuerzo y el premio, por tanto, no son sinónimos. No todas las conductas que son
reforzadas son gratifi cantes o agradables para la persona. Por ejemplo, las
personas reciben un refuerzo para trabajar, pero muchas encuentran su trabajo
aburrido, poco interesante e ingrato. Los refuerzos existen en el entorno y no son
una mera percepción de la persona. La comida no es un refuerzo porque tiene
buen sabor, sino que es sabrosa porque actúa como refuerzo.

Castigo
El refuerzo negativo no se debe confundir con el castigo. Los refuerzos negativos
suprimen, reducen o eluden estímulos desagradables, mientras que el castigo es
la presentación de un estímulo molesto, como una descarga eléctrica, o la
supresión de un estímulo positivo, como desconectar el teléfono a un adolescente.
Un refuerzo negativo refuerza una respuesta, un castigo no. Aunque el castigo no
refuerza una respuesta, tampoco tiene por qué debilitarla. Skinner (1953) estaba
de acuerdo con Thorndike en que los efectos de un castigo son menos previsibles
que los de un premio.

Efectos del castigo


La conducta humana y animal se puede controlar mejor con refuerzos positivos y
negativos que con castigos. Los efectos del castigo no son los contrarios de los
efectos del refuerzo. Cuando se controlan estrictamente las contingencias de
refuerzo, la conducta se puede determinar y predecir de manera exacta. Con el
castigo, sin embargo, tal precisión no es posible. La causa de esta discrepancia es
sencilla. El castigo, por lo general, se impone para impedir que las personas
actúen de una manera determinada. Si resulta efi caz, las personas dejan de
actuar de esa manera, Programas de reforzamiento Toda conducta que va
seguida inmediatamente por la presentación de un refuerzo positivo o la supresión
de un estímulo desagradable tiende a producirse con más frecuencia en ocasiones
posteriores. La frecuencia de esa conducta, sin embargo, depende de las
condiciones bajo las cuales tuvo lugar el aprendizaje y más concretamente, de los
diversos programas de reforzamiento (Ferster y Skinner, 1957). El refuerzo puede
presentarse en un programa continuo o intermitente . Con el programa continuo ,
el organismo recibe un refuerzo para cada respuesta. Este tipo de programa
aumenta la frecuencia de una respuesta, pero representa un uso inefi caz del
refuerzo. Skinner prefería los programas intermitentes, no solo porque hacen un
uso más efi caz del refuerzo, sino también porque producen respuestas más
resistentes. Llama la atención que Skinner empezara a usar programas
intermitentes porque se le estaba acabando el alimento de las palomas (Wiener,
1996). Los programas intermitentes se basan en la conducta del organismo o en el
tiempero la necesidad de actuar no desaparece. Sus actos no se pueden predecir
con exactitud porque el castigo no les indica lo que deben hacer, solo reprime la
tendencia a actuar de una manera no deseada. Por consiguiente, un efecto del
castigo es reprimir una conducta . Por ejemplo, si un niño molesta a su hermana
menor, sus padres pueden obligarlo a que deje de hacerlo dándole un azote, pero
lamentablemente este castigo no mejorará la actitud hacia su hermana, solo la
reprimirá temporalmente o en presencia de los padres. Otro efecto del castigo es
el condicionamiento de un sentimiento negativo por la asociación de un estímulo
desagradable intenso con la conducta que está siendo castigada. En el ejemplo
anterior, si el dolor del azote es lo bastante fuerte, instigará una respuesta (gritar,
retraerse, atacar) que es incompatible con la conducta de molestar a un hermano
menor. En el futuro, cuando el niño piense en molestar a su hermana menor, este
pensamiento podría provocar una respuesta condicionada clásica, como miedo,
ansiedad, culpa o vergüenza. Esta emoción negativa sirve para impedir que se
repita la conducta no deseada, pero no le ofrece una instrucción positiva al niño.
Una tercera consecuencia del castigo es la propagación de sus efectos . Todo
estímulo asociado con el castigo podría reprimirse o evitarse. En nuestro ejemplo,
el niño puede aprender a evitar a su hermana menor, a mantenerse alejado de los
padres o a tener sentimientos negativos hacia el azote o el lugar donde se
produjo. La consecuencia de ello es que el niño desarrolla una conducta
inadaptativa con su familia. Sin embargo, esta conducta cumple el objetivo de
evitar un castigo futuro. Skinner reconoció que los mecanismos de defensa
freudianos clásicos son medios efi caces para evitar el dolor y la ansiedad
derivada. La persona castigada puede fantasear, proyectar sentimientos sobre los
demás, racionalizar conductas agresivas, o desplazarlas hacia otras personas o
animales. Comparación entre castigo y refuerzo El castigo tiene varias
características en común con el refuerzo . Igual que hay dos tipos de refuerzos
(positivo y negativo), también hay dos tipos de castigo . El primero requiere la
presentación de un estímulo desagradable, el segundo conlleva la supresión de un
refuerzo positivo. Un ejemplo del primero sería el dolor que sentimos al caer
cuando caminamos demasiado rápido sobre una acera cubierta de hielo. Un
ejemplo del segundo es la imposición de una multa a un motorista por conducir
demasiado deprisa. El primer ejemplo (la caída) se debe a un hecho natural, el
segundo (imposición de una multa) se debe a la intervención humana. Estos dos
tipos de castigo revelan una segunda característica común al castigo y al refuerzo:
ambos pueden deberse a causas naturales o a una imposición humana. Por
último, tanto el castigo como el refuerzo son medios para controlar la conducta, ya
sea voluntariamente o por casualidad. Obviamente, Skinner prefería el control
voluntario, y en su libro Walden II (Skinner, 1948) presentaba muchas de sus
ideas sobre el control de la conducta humana . Condicionamiento 299 un refuerzo
después de una media de n respuestas. De nuevo, el aprendizaje debe comenzar
con un refuerzo continuo, seguir con un número de respuestas bajo y luego pasar
a una razón de respuesta superior. Una paloma que recibe un refuerzo por una
media de cada tres respuestas puede pasar a un programa de RV 6, luego RV 10,
etc.; pero la media de respuestas se debe aumentar de manera gradual para evitar
la extinción de estas. Cuando se alcanza una media alta, como RV 500, las
respuestas se hacen muy resistentes a la extinción (véase también el siguiente
apartado sobre extinción). Para los humanos, un ejemplo de razón variable sería
jugar en una máquina tragamonedas. La máquina está confi - gurada para soltar
monedas a una razón determinada, pero esta razón debe ser fl exible o variable
para evitar que los jugadores puedan prever en qué momento exacto caerán las
monedas.

Extinción
Una vez aprendidas, las respuestas pueden desaparecer debido a cuatro causas.
Primero, se pueden olvidar con el paso del tiempo. Segundo, se pueden perder
debido a la interferencia de un aprendizaje previo o posterior.

Selección natural
La personalidad humana es el resultado de una larga historia evolutiva. Como
individuos, nuestra conducta está determinada por la composición genética y, en
especial, por nuestro historial de refuerzo personal . Como especie, sin embargo,
estamos sometidos a las contingencias de la supervivencia. La selección natural
desempeña un papel importante en la personalidad humana.

El organismo humano
Hasta ahora, nuestro análisis de la teoría de Skinner ha tratado principalmente
sobre la tecnología de la conducta, una tecnología basada exclusivamente en el
estudio de animales. La pregunta es, ¿los principios de la conducta obtenidos del
estudio de ratas y palomas se aplican al organismo humano? Según Skinner
(1974, 1987a), los conocimientos de la conducta de animales de laboratorio se
pueden generalizar al comportamiento humano, igual que la física se puede usar
para interpretar lo que se observa en el espacio exterior, e igual que un
conocimiento de los principios básicos de la genética puede ayudar a interpretar
conceptos evolutivos complejos.
Estados internos
Aunque rechazaba explicaciones de la conducta basadas en constructos
hipotéticos no observables, Skinner (1989b) no negó la existencia de estados
internos, como los sentimientos de amor, ansiedad o miedo. Los estados internos
se pueden estudiar igual que cualquier otra conducta, pero obviamente su
observación es limitada. En un mensaje personal emitido el 13 de junio de 1983.

Evolución cultural
En los últimos años de su vida, Skinner (1987a, 1989a) estudió con más detalle la
importancia de la cultura en la formación de la personalidad humana . La selección
explica las costumbres culturales que se han perpetuado, igual que desempeña un
papel clave en la historia evolutiva de los humanos y también en las contingencias
de refuerzo . “Las personas no observan costumbres concretas para que el grupo
tenga más probabilidades de sobrevivir, las observan porque los grupos que
indujeron a sus miembros a hacerlo sobrevivieron y las transmitieron”

Creatividad
Lógicamente, si la conducta fuera solo una respuesta previsible a un estímulo, la
conducta creativa no podría existir porque no ha sido reforzada previamente.
Skinner (1974) resolvió este problema comparando la conducta creativa con la
selección natural de la teoría evolutiva. “Igual que ciertos rasgos fortuitos que
surgen de mutaciones son seleccionados por su contribución a la supervivencia,
ciertas variaciones fortuitas de la conducta son seleccionadas por sus efectos de
refuerzo.
Sueños Para Skinner (1953) los sueños eran formas de conducta encubiertas y
simbólicas sujetas a las mismas contingencias de refuerzo de otras conductas.
Estaba de acuerdo con Freud en que los sueños pueden ser cumplimientos de
deseos. La conducta en los sueños hace la función de refuerzo, cuando en ellos
se permite la expresión de estímulos sexuales o agresivos reprimidos. Realizar
fantasías sexuales e infl igir daños reales a un enemigo son dos conductas que se
suelen asociar con el castigo. Los pensamientos encubiertos sobre estas
conductas podrían tener efectos punitivos, pero en los sueños dichas conductas
se pueden expresar de manera simbólica y sin ningún castigo asociado a ellas.

Conducta social
No existe una conducta propia de un grupo, la conducta es individual . Los
individuos crean grupos porque después de crearlos reciben recompensas. Por
ejemplo, los individuos forman clanes para protegerse de los animales, de
catástrofes naturales o de tribus enemigas. Los individuos también constituyen
gobiernos, crean iglesias o forman parte de una masa rebelde porque reciben
refuerzos por estas conductas. Formar parte de un grupo social no siempre tiene
un efecto de refuerzo; sin embargo, existen al menos tres motivos por los que
ciertas personas permanecen en un grupo . Primero, las personas pueden formar
parte de un grupo que los maltrata porque algunos miembros del grupo ejercen la
función de refuerzo; segundo, algunas personas, sobre todo los niños, podrían no
disponer de los medios para abandonar el grupo; y tercero, el refuerzo puede
producirse con una frecuencia intermitente, de modo que el maltrato sufrido por un
individuo

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