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GUÍA CENEVAL-2012
ACUERDO 286-7
COMPRENSIÓN DE TEXTOS
TEXTO 1
SON LOCOS, PERO NO LO ESTÁN
La frontera entre el loco, el raro y el extravagante ha sido difícil de definir. De hecho, la ciencia no había
puesto demasiado empeño en buscar las diferencias o similitudes, hasta que David Weeks, un neuropsicólogo
del Hospital Real de Edimburgo (Reino Unido), tomó cartas en el asunto.
Se topó con el caso de un paciente que exhibía una vida y hábitos fuera de lo común pero que no podía ser
diagnosticado con ninguna dolencia mental.
Weeks intentó indagar en literatura médica al respecto y encontró que nadie había investigado este tipo de
comportamientos fuera de la norma. Así que puso un anuncio en bares y supermercados. Quería conocer más
sobre la originalidad del pensamiento, cómo se produce y qué perfil respondía realmente a los excéntricos.
Entrevistó a más de mil personas durante 10 años y sus conclusiones no dejaron lugar a dudas. Encontró 15
adjetivos que se pueden usar para estas personas inconformistas sociales. Creativos desmesurados,
conscientes de sus rarezas sin sufrir por ello, idealistas, y además, más sanos y felices que el común de los
mortales.
Y claro, no están locos. Saben lo que quieren, se obsesionan por conseguirlo y no temen la crítica social ni los
convencionalismos.
De carne y hueso
Todo esto aparece publicado en el libro que Weeks firmó junto a Jaime James en 1995: Eccentrics: A Study
of Sanity and Strangeness. Casi todos los estudiados eran blancos, de clase media, occidental y procedente
de Estados Unidos y Gran Bretaña; sólo 25 eran afroamericanos. Un hallazgo curioso fue que estas personas
son menos consumistas que el promedio de la población general. Además, observó que menos de 30 individuos
de los más de mil que entrevistó eran alcohólicos o adictos a drogas. Y son reconocibles desde la infancia.
Desde los 8 años ya se perciben inconformistas y hay mucha coincidencia entre niños excéntricos y
superdotados.
En concreto, Weeks se aventuró a establecer una estadística: "Excéntricos de tiempo completo se cuentan
uno entre 10 mil".
Junto a casos de famosos como Isaac Newton, Albert Einstein, Glenn Bardot, Howard Hughes, Katerine
Hepburn o Patch Adams, el investigador Weeks describe en su libro casos de carne y hueso, anónimos con
extravagancias resaltables. Como Marvin Staples, un indio Chippewa de Minnesota que camina hacia atrás
porque "esto lo hace sentir más joven y lo ha curado de un dolor crónico de espalda y de artritis".
El equipo del Hospital Real de Edimburgo estableció que los artistas y los científicos son excéntricos,
adictos a la creatividad, son los perfiles humanos donde se concentra la mayoría de excéntricos. Los
científicos, repletos de inventores, se entregan a ideas tanto brillantes como absurdas. Y aunque no todos
los artistas ni todos los científicos son excéntricos, se les tolera mucho más la extravagancia; forma parte
de su idiosincrasia y de la creatividad fuera de lo normal que desarrollan como un don.
La clave de la felicidad
Después de terminar su investigación, Weeks se planteó si realmente acatar la norma era sinónimo de
felicidad. Sobre todo, porque estos individuos le demostraron que sus rarezas redundaban en seres más
felices y sanos.
¿Lo son porque eligen ser distintos a pesar de los convencionalismos sociales? ¿Es la libertad y el uso de la
misma la que redunda en una vida más plena? Sin duda alguna, piensa Weeks, al igual que Alfonso Chávez,
psicoterapeuta y psicoanalista de la Sociedad Psicoanalítica de México.
No obstante, Chávez asegura que la excentricidad se reprime en muchas ocasiones y cuando esto ocurre,
hay más frustración. Weeks reconoce que no es fácil, pues implica separarse de las convenciones y eso
genera gran presión social. "Si se es singular y único, la gente se ríe de uno, lo cual hace que el excéntrico se
inhiba más y más", añade.
Él mismo ha desarrollado lo que ha bautizado como terapia del pensamiento excéntrico. Su idea es que la
gente recupere su yo excéntrico reprimido. Quiere reeducar su sentido del humor (les pone películas de
"Buster" Keaton, Abbot y Costello, y otros) y hacerlos conscientes de las bondades de su creatividad y
curiosidad. Su objetivo, cuenta él mismo, es que "se interesen por su pensamiento y sean coherentes con él,
sin temor", y así, sostiene el investigador, serán más felices.
"Si los excéntricos no dan rienda suelta a su impulso creativo, pueden deprimirse. Es una privación de la
mente y el espíritu, más fuerte que la pobreza", escribe Weeks. Y concluye: "Los hábitos impulsados por la
cultura popular han generado tanto aburrimiento e ineficacia que haríamos bien si pudiéramos cambiar la
codicia material por la curiosidad interior de los excéntricos". […]
RUIZ, Yolanda, “Son locos, pero no lo están”, revista Quo, núm. 143, México, septiembre de 2009.
2. Según el estudio realizado por el neuropsicólogo Weeks, ¿cuáles son algunas de las características que
corresponden al perfil de los excéntricos?
a) Idealistas, inconformes y trastornados.
b) Infractores del orden, inhibidos y frustrados.
c) Obsesivos, desmesurados, infantiles y desalentados.
d) Creativos, discordes con las normas, felices y seguros de sí mismos.
4. Según la investigación que se realizó a más de mil personas, la mayoría de éstas tiene tendencias a ser:
a) Más creativa e inconciente b) Poco consumidora e inconformista
c) Alcohólica y dependiente de las drogas d) Blanca y procedente de Gran Bretaña o EU
5. Cuando habla del individuo con un perfil de “excéntrico de tiempo completo”, Weeks se refiere a:
a) Sujetos que quieren llamar la atención e invierten toda su energía en esto.
b) Científicos que todo el tiempo necesitan ideas nuevas para realizar su tarea.
c) Personas que dedican la mayor parte de su tiempo a ser diferentes porque están aburridos.
d) Individuos que tienen una naturaleza excéntrica, tanto en pensamiento como en comportamiento.
7. Según los especialistas Alfonso Chávez y David Weeks, la clave de la felicidad de los excéntricos radica
en:
a) Hacer uso de la libertad y respeto de las propias ideas b) Según cumpliendo con las normas sociales
c) Tratar de ser diferentes a los demás d) Imponer su voluntad
TEXTO 2
PEQUEÑO PRÍNCIPE
[1]
Heme aquí, en un rincón frío y oscuro de esta casona abandonada, entre la esquina que forman las dos tapias
que han ido lentamente descarapelándose ante la persistente pátina del tiempo. La ventana por la que antes
entraba la claridad del día ahora permanece tapiada con anchos y rollizos tablones de madera que impiden
cualquier acceso del sol. Sólo por entre la leve hendidura que quedó, veo colarse a diario en forma vertical el
haz luminoso que rasga el velo de sombras y recorre la superficie del piso, para después irse, dejándolo todo
otra vez en penumbras. Cuando llueve, oigo y huelo la lluvia desde aquí adentro. Su siseo milenario tabletea
en las baldosas del techo, arrullándome sobre el vaivén de los recuerdos de aquellas tardes lejanas y felices
de mi infancia. Entonces es cuando se agrava mi tristeza y todo en mi alrededor se torna taciturno y
melancólico.
[2]
Yo quisiera, como antes de que me trajeran aquí, sentir la lluvia resbalar por las vertientes de mis tallos y
absorber con mis hojas la energía revitalizante del sol que resplandece vigoroso en los burdos peñascos de
los montes. Anteayer, cuando vino Dominga, la mujer de Nicolás, el jardinero, a cambiarme el agua, volví a
crecer aún más. Ya es tal la altura que he ganado, que mi follaje de enredadera ha comenzado a enarcarse al
sentir el arribo al techo. Antes me tenían sembrado en el jardín junto a dos rosales que floreaban hermosas
rosas encendidas, y en donde me asía enredándome en el espiral al tronco bizarro de un ahuehuete que
tienta por las noches las estrellas con sus ramas. Después me trasplantaron aquí, a la panza de una
regordeta maceta de barro cocido, y entre el tamo blando de la arcilla húmeda que guarda mis huesos, que
los años han ido desmenuzando en un montoncito de ceniza que por las noches emana fosforescencias. Sólo
queda, de que fui yo un día y enterrado hasta lo hondo de esta olla, el vestigio del cráneo roto y enmohecido
donde anidan mis raíces.
[3]
Muy de vez en cuando Dominga viene a platicar conmigo. Aún ella no sabe que le entiendo, pero intuye que las
plantas poseemos la gracia de oír, y es por eso que se ha entregado a la tarea de cuidarme. Al llegar la
anuncian los rechinidos de las bisagras oxidadas de la puerta. Y trae consigo siempre dos baldes henchidos
de agua que vierte a mi pie. Luego sacude con un plumero la capa de polvo que me cubre, o clava por todas
partes del muro alcayatas a las que amarra y entreteje cordones por los que voy trepando.
[4]
Dominga es la única que me visita y la que me da de beber; pues, desde que todos se fueron nadie quiere
venir a verme. Y fue en uno de los soliloquios de Dominga que me enteré que Joaquín había quedado baldado
y que ahora lo traen en silla de ruedas. ¡Pobre Joaquín!, si no hubiese intentado sujetarme en el momento en
que resbalamos de la rama de aquel árbol, hoy estuviese sano, y quizá hubiera llegado a ser muy feliz. Pero
ninguno de los dos adivinaba que nuestros fatales destinos llegarían a tomar muy diferentes veredas.
[5]
La última vez que nos vimos fue la mañana en que vino a despedirse de mí. Traía puesto el traje azul marino
con el que lo habían llevado a recibir la primera comunión. Por esa fecha yo debería haber cumplido diez años
y él doce. Me acuerdo que Joaquín me observaba demasiado compungido, aferrado a sus muletas. Parecía
estar pensando en el niño que, por querer aprisionar entre sus manos un graciosos picaflor, se precipitó al
vacío rompiéndose la cabeza sobre las afiladas aristas de las piedras.
[6]
Digo que noté muy apesadumbrado a Joaquín porque nos conocíamos muy bien. Su rostro reflejaba la larga y
tormentosa aflicción del que no ha logrado llenar con las arenas del hastío el llano inconsolable de su alma.
Yo sí he llegado a resignarme y hasta le he encontrado el sentido a mi actual existencia. Creo que todo es
cuestión de acostumbrarse. Los primeros años sí que fueron difíciles y amargos. Y más aún todavía cuando
trataba en vano de esclarecer por qué nunca se dieron cuenta que no me encontraba del todo muerto la
noche aquella cuando en secreto me envolvieron en un costal y me sepultaron en la fosa que hoyaron a la cepa
del ahuehuete. Yo bien que escuchaba cuánto lloraba tía Zenaida al mirarme tendido en el suelo con el
cuajarón de sangre arracimado en mi nuca, y cómo después el tío Silvano ordenaba con palabras
descompuestas por el dolor, que Nicolás cortara de tajo el pirul del que nos habíamos caído su hijo y yo.
[7]
Ese fue para mí un lapso de intensa y angustiosa desesperación, pues la agonía de mi cuerpo estaba
sostenida en un péndulo de inmovilidad latente apreciada tan sólo por mí. Porque para todos el cuerpecito
flácido del sobrino huérfano había dejado de existir por seguir el vuelo zigzagueante y multicolor del ave
que se remontaba hacia el cielo de las ramas vigorosas y tupidas de un árbol.
[8]
Desde entonces transcurrieron veinte años. Pero aún por las corrientes vertiginosas de la savia de mi
memoria circula indeleble el recuerdo de la extraña y hormigueante sensación que sentí al momento que
dentro del hueco de mi boca, iba germinando lentamente una diminuta semilla que había quedado incrustada
debajo de mi lengua: la espiga que después enraizó entre los residuos pastosos de mi cerebro y la misma que
fue embrollándose por la paredes de mi calavera hasta ir a brotar, ya en forma de tiernos retoñitos verdes,
por los orificios en donde antes habían estado mis ojos. Y fue en el tránsito de un instante a otro, que dejé
de ser el yo anterior y pasé a convertirme en el nuevo yo. Todo sucedió como cuando uno se muda de ropa, o
como el cambio que padecen los insectos que al inicio de su vida son sólo unos gusanitos arrugados y de
pronto dejan de serlo y se transforman en las hermosas mariposas que pululan y adornan los prados.
[9]
Quizá algún día deba buscar la forma de decírselo a Dominga, de darle a saber que me encuentro en el
vientre de esta maceta de barro, que mis hojas necesitan del cálido brillo del sol y del roce fresco de la
lluvia. Y que tanta soledad llegará con el tiempo a marchitar mis tallos. Y que uno de mis sueños más
preciados ha sido, como el ahuehuete que está plantado en el jardín, poder un día alcanzar las estrellas.
CHIMAL, Juan Carlos (1993). "Pequeño príncipe". El cuento, Revista de imaginación. México, García y
Valadés Editores, tomo XXII, año XXVIII, enero-marzo, pp. 90-92
5. De acuerdo con el tiempo transcurrido entre el momento del accidente y el momento de la narración, ¿qué
edad tendría el niño muerto?
a) 30 años b) 32 años c) 20 años d) 10 años
6. Ordene cronológicamente los distintos lugares en que ha estado la enredadera desde que es semilla.
1. El ahuehuete 2. El muro de la casa 3. La maceta de barro 4. La calavera 5. La boca del niño
a) 2, 3, 4, 5, 1 b) 2, 3, 5, 4, 1 c) 5, 3, 4, 1, 2 d) 5, 4, 1, 3, 2
7. Cuando en el texto se afirma que el niño "no se encontraba del todo muerto" cuando lo sepultaron, la idea
que se intenta transmitir es que:
a) La vida estaba latente en la semilla que había quedado en su boca.
b) El niño sólo estaba desmayado y podía oír todo lo que pasaba.
c) La savia de la vida corría todavía por sus venas.
d) El niño estaba vivo, pero no se podía mover.
9. ¿Cuál es la figura retórica de pensamiento que utiliza el autor para construir el texto?
a) Ironía b) Paradoja c) Comparación d) Personificación
TEXTO 3
LA VÍA LÁCTEA NO ES COMO LA PINTAN
Observaciones con radiotelescopios revelan que nuestra galaxia, la Vía Láctea, es un “monstruo” cósmico de
cuatro brazos, y es más masiva, veloz y propensa a chocar con otras galaxias de lo que se pensaba.
Mark Reid, de la Universidad de Harvard, y sus colegas usaron el Conjunto de Base Muy Larga (VLBA, por
sus siglas en inglés: Very Long Baseline Array) de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos
para elaborar un mapa de la Vía Láctea. El VLBA es un sistema de 10 radiotelescopios que se localizan a
distancias de miles de kilómetros en distintos países y es una herramienta astronómica que posee un enorme
poder de resolución: produce imágenes más detalladas que el Telescopio Espacial Hubble. Y es que, a
diferencia de las observaciones hechas con luz visible, que se oscurecen con el polvo interestelar, los
estudios con ondas de radio permiten a los astrónomos penetrar en estas regiones y hacer observaciones
muy precisas a enormes distancias.
Los astrónomos observaron cerca de 20 regiones de intensa formación de estrellas en nuestra galaxia.
Dentro de estas regiones existen áreas que son concentraciones de moléculas de gas, llamadas máseres
cósmicos, que actúan como amplificadores de ondas de radio, y funcionan como si fueran focos brillantes que
iluminaran la región donde pueden captar imágenes los radiotelescopios. Observando los máseres cuando la
Tierra se encuentra en puntos opuestos en su órbita alrededor del Sol, los astrónomos pudieron medir el
ligero movimiento aparente de su posición contra el fondo de los objetos más lejanos. Estas medidas
revelaron de manera detallada no sólo las distancias que existen entre los máseres, sino su movimiento
cuando orbita el centro de la galaxia.
Las regiones de formación estelar donde se encuentran los máseres cósmicos “definen los brazos espirales
de la galaxia”, explicó Reid. Medir las distancias a estas regiones proporciona, por tanto, una regla para
cartografiar la estructura espiral de la Vía Láctea.
Las medidas sugieren que nuestra galaxia cuenta con cuatro (y no dos) brazos espirales: dos dominantes y
otros dos que contienen sólo estrellas recién formadas. Reid y sus colaboradores determinaron que la Vía
Láctea viaja a cerca de 254 kilómetros por segundo, 15% más rápido de lo que se había calculado, y es 50%
más masiva de lo que pensaban, lo que se traduce en cerca de tres billones de estrellas. Esto implica también
que la Vía Láctea y su vecina más próxima, la galaxia de Andrómeda —que se acercan una a otra por efecto
de su atracción gravitacional— podrían encontrarse antes de lo previsto (se calculaba que el encuentro
ocurriría en unos 5 000 millones de años). Reid dio a conocer los resultados de esta investigación el cinco de
enero de este año, en la reunión anual de invierno de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos.
DUHNE MARTHA “La Vía Láctea no es como la pintan”, en ¿Cómo vez? Revista científica de la UNAM, núm.
124, año 11 marzo 2009, p. 6
4. ¿Qué se obtiene con la medición de las distancias de las regiones de formación estelar?
a) Establecer una regla que permite dibujar la estructura de la Vía Láctea.
b) Conocer el tamaño de los brazos espirales de la Vía Láctea.
c) Saber cuántos máseres cósmicos tiene el universo.
d) Transformar la estructura en espiral de la galaxia.
8. Las estrellas recién formadas que posee la Vía Láctea se encuentran en los:
a) Dos brazos espirales que no son dominantes
b) Dos brazos dominantes que posee la galaxia
c) Máseres cósmicos del interior de la galaxia
d) Máseres que orbitan en los cuatro brazos
3. Le cruzó un escalofrío de terror a Pao Cheng cuando entró a la habitación del hombre porque:
a) Había un hombre que imaginaba cosas a partir de la tortuga.
b) Un filósofo estaba imaginando todo lo que Pao Cheng escribía.
c) Pao Cheng estaba soñando que viajaba a través de su imaginación.
d) Un hombre estaba escribiendo todo lo que Pao Cheng estaba realizando.
6. ¿Cuál frase explica el siguiente fragmento del texto? “Aguzó su mirada interior y trató de penetrar en
los resquicios de esa topografía increada”.
a) Soñó con romper los muros del mundo que había creado en su cabeza.
b) Afinó su creatividad y rompió lo que había creado.
c) Abrió los ojos y se dejó llevar por la imaginación.
d) Imaginó los detalles de los que había creado con su pensamiento.
7. Ordene los acontecimientos de forma cronológica según como se presentan en la imaginación de Pao
Cheng:
1. Desentraña los grandes acontecimientos futuros.
2. Piensa “¡Soy un recuerdo de ese hombre y si ese hombre me olvida moriré!
3. Penetra en el interior de la habitación.
4. Intuye la redondez de la Tierra.
a) 1, 2, 3, 4 b) 1, 4, 3, 2 c) 4, 1, 3, 2 d) 3, 2, 4, 1
8. Según el contexto del fragmento: “Desentrañó, como si estuvieran escritos en el caparazón de la tortuga,
los grandes acontecimientos futuros”, ¿Cuál frase explica el sentido de desentrañar?
a) Sacó las entrañas de la tortuga b) Desordenó los textos escritos por ella
c) Reelaboró la historia escrita en ella d) Descifró los mensajes ocultos
9. Según el contexto del relato, ¿Qué significa “su mirada se ensombreció como si ante él cruzara una nube
cargada de lluvia”?
a) Se iba a quedar ciego b) Sabe que la sombra antecede a la lluvia
c) Se da cuenta de su destino d) Va a comenzar a llorar
10. ¿Por qué el hombre está condenado eternamente a seguir escribiendo la historia de Pao Cheng?
a) El autor de la historia así lo decidió b) Pao Cheng fue un filósofo importante
c) Pao Cheng lo leyó en el caparazón de la tortuga d) Su existencia depende de que Pao Cheng lo imagine
TEXTO 5
EL PAN DE LA MUCHACHA
He querido hacer un experimento: vivir, durante algunos días, como si fuese un pobre, un vagabundo, un
prófugo. Vivir solo, sin la compañía ni la ayuda de nadie. He despedido a los secretarios, a los camareros, a
los mecánicos; he dejado los dos automóviles en depósito; he comprado a un campesino un vestido viejo y me
he internado, con pocas liras en el bolsillo; en los valles de los Apeninos toscanos.
Hace años y años llevo la vida del rico, esto es, de víctima sin libertad. Me causan molestia las mesas
ricamente puestas, las reverencias de los parásitos, la curiosidad que despiertan los demasiado conocidos.
Siento nostalgia de la vida miserable y desastrosa que hice hasta los veintiséis años. Después de haberme
visto asaltado por millares de pedigüeños y maniáticos, he querido, al menos por una semana, volver a
saborear la vida del pobre, del abandonado. Tengo ahora el aspecto de un mendigo sucio y haraposo.
Para quien ha gustado todos los poderes no hay otro refugio que la impotencia.
Para quien ha poseído todo lo que se puede comprar en el mundo, no hay más refugio que la miseria.
No sé el italiano y no he llevado conmigo ni mapas ni guías. He ido al azar. Estos lugares no son ricos, pero
son bellos. Ríos que en esta estación son zanjas blancas y secas; montañas peladas rocosas, donde la gente
siembra un grano que germina rara y pobremente, junto con los cerdos y los ciruelos. Allí en la altura, algún
prado todavía florido, algún torrente que lleva más guijarros que agua, algún pedazo de bosque, salvado no se
sabe cómo de la hachuela de esos montañeses enemigos de los árboles. Por todas partes vacas blancas,
ovejas sucias, cerdos que hozan y gruñen y raras veces una pastora con los cabellos ocultos bajo un pañuelo
amarillo y que procura que no la vean.
No he encontrado en ninguna hostería. He comprado, al pasar, un poco de pan en las tiendas de las aldeas, he
bebido el agua de las fuentes, he robado alguna fruta verde en los campos, he dormido bajo las encinas y a la
sombra de los pajares.
Los habitantes son brutos, pero buena gente. Aunque no sepa más que cinco o seis palabras de italiano, han
demostrado siempre que me comprendían, y me han ofrecido lo que tenían, incluso antes de que se lo pidiese.
Un día comí, en medio de un campo, con algunos segadores que descansaban. Me preguntaron de dónde era y
de dónde venía según pude comprender, pero no supe contestarles. Me dieron un poco de menestra, ensalada
y un tomate crudo. Las mujeres hablaban entre sí, y a lo que me pareció, me compadecían.
Otro día encontré un viejo que cortaba ramas de un árbol, solo, en un bosque. Estuvimos juntos algunas
horas. Había estado, cuando era joven, en América, y recordaba algunas palabras de inglés. Me dijo que
había mucha miseria en ese país, pero que todos preferían vivir o al menos morir aquí entre sus montañas. Se
extrañó mucho de que, viniendo de un país tan rico, pareciese tan pobre. He comprendido que sospechaba
que tenía delante a un malhechor escapado de América y, no obstante, se ha mostrado cortés y cordial.
Pero el encuentro que me quedó más grabado fue el de la muchacha. Durante todo el día anterior no
encontré a nadie; había terminado el pan y no me atreví, por un ridículo pudor, a ir a pedirlo a las casas de
los campesinos. Me hallaba cansado y hambriento. Al caer de la tarde llegué a una selva de castaños y me di
cuenta de que en el límite de la selva había un prado pedregoso y una fuente.
Cerca de la fuente se hallaba sentada en el suelo una muchacha. Cuando me vio tuvo miedo y se puso de pie.
Debía de tener de doce a trece años: la más bella criatura que nunca había visto. En el rostro, dorado por el
sol, brillaban dos ojos verdes, encantados. Y sobre la cabeza desnuda, ondas y ricitos de cabellos negros.
Entre los labios, frescos y rojos como un fruto entreabierto, una sonrisa involuntaria, blanca. Una maravilla.
Para no asustarle me senté en una piedra un poco distante. La muchacha se tranquilizó: no hablaba y no me
quitaba los ojos de encima. Cuatro vacas enormes pacían allí cerca. Yo me secaba el sudor. Tan mal vestido y
jadeante, debía parecer ciertamente un desgraciado vagabundo.
Después de un cuarto de hora, no sé cómo, la muchacha sacó de un atillo un pedazo de pan moreno, se acercó
a mí y me lo ofreció con una sonrisa tímida murmurando algunas palabras. Había comprendido que yo tenía
hambre. Le di las gracias como supe y mordí el pan con voluptuosidad. No he sentido jamás un sabor tan
bueno y rico.
¿Será éste el verdadero alimento del hombre y ésta la verdadera vida?
Adaptación de la lectura: “El pan de la muchacha”
Papini, Giovanni (1998). El pan de la muchacha.
Gog: El libro negro. 3ra ed., México: Editorial Porrua.
7. La pregunta que aparece al final del texto [“¿Será este el verdadero alimento del hombre y esta la
verdadera vida?”] implica tener una mejor vida cuando:
a) No se cuenta con riquezas b) No se cuenta con obligaciones
c) Se cuenta con deberes d) Se cuenta con riquezas
TEXTO 6
LA HISTORIA NATURAL DE LA DIABETES
La humanidad ha recibido al siglo XXI con lo que se considera una epidemia de diabetes mellitus. Esta
enfermedad puede definirse como un síndrome, ya que comprende un grupo heterogéneo de padecimientos
en los que el factor común es una concentración alta de glucosa en la sangre ( hipoglucemia). Esta
característica es consecuencia de la disminución o de la falta de una hormona producida en el páncreas,
llamada insulina, la cual regula el nivel de glucosa en la sangre porque estimula su almacenamiento, así como
su entrada en diversos tejidos, como los músculos y el tejido graso. Así, cuando aumenta el nivel de insulina
en la sangre disminuye el nivel de glucosa. La escasez o la falta de insulina puede tener distintos orígenes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en la actualidad hay 150 millones de diabéticos en el
mundo y que este número podría duplicarse para 2025. Este fenómeno se atribuye, además de algunos
factores genéticos, al hecho de que los humanos hemos cambiado nuestro estilo de vida. Las calorías
obtenidas por los cazadores-recolectores, comparadas con el esfuerzo realizado para obtenerlas, eran
apenas suficientes para sobrevivir. Actualmente, las recolecciones y cacerías se realizan en el mercado, al
cual en general no se llega caminando, sino en algún tipo de transporte motorizado. Además, la frecuencia
con la que comemos alimentos ya preparados, ricos en carbohidratos y grasa, no está ya regida por
variaciones estacionales. Esta combinación se asocia con un gran aumento en el número de personas obesas.
Se distinguen en general dos tipos de diabetes: 1 y 2. En la diabetes tipo 1, también llamada juvenil, el
sistema inmune destruye las células que secretan la insulina, lo que produce extrema deficiencia de insulina
y que hace necesario inyectar esta hormona de manera regular como terapia de reemplazo, por lo que
también se la conoce como diabetes dependiente de insulina.
La diabetes tipo 2, también llamada del adulto, es la más frecuente: el 90% de los casos de la epidemia
corresponden a este tipo de enfermedad. En ella, la manifestación primaria consiste en que las células del
hígado, del tejido graso y de los músculos, entre otros, dejan de responder apropiadamente a la insulina, lo
cual se conoce como resistencia a la insulina, esto ocasiona que el nivel de glucosa en la sangre permanezca
siempre alto, estimulando a las células que se descomponen y dejan de producirla en cantidades suficientes.
Frecuentemente, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2 están asociadas a la obesidad. Sin embargo,
es claro que el origen de este padecimiento es multifactorial, ya que hay personas más susceptibles que
otras; no todas las personas obesas desarrollan diabetes. Es posible que la combinación de varios genes
confiera esta susceptibilidad, pero es necesario investigar más sobre estas posibilidades.
Independientemente de su origen, la diabetes produce complicaciones serias que incluyen daño a los riñones,
al corazón, ceguera, problemas por falta de sensibilidad al dolor y mala circulación e infecciones, que en
ocasiones dañan los miembros inferiores hasta causar su amputación.
A pesar de la reciente epidemia de diabetes, esta enfermedad ha acompañado a la humanidad desde
nuestras primeras memorias históricas. Los egipcios la mencionan en el papiro de Ebers (1550 a. C.),
recopilación de textos médicos que describe las enfermedades conocidas entonces.
Posteriormente, el griego Aretes de Cappadocia (30 a 90 dC) le dio el nombre de diabetes, que significa
sifón, debido a que uno de los síntomas de la diabetes consiste en que la pérdida de agua es mayor al líquido
que se consume, es decir, el nombre retrata el aumento en la frecuencia de micciones o poliuria. En el siglo
VI, en la India, se reconoció la dulzura de la orina como señal de la enfermedad, característica que se
incorporó a su nombre, pues el adjetivo mellitus viene del griego y significa miel. Resulta interesante que los
griegos ya prescribían el ejercicio, especialmente montar a caballo, para mejorar los síntomas de la
enfermedad, pero durante muchos siglos éste fue el tratamiento que se conoció. Los diversos tratamientos
alternos, que iban desde la dieta con hambruna hasta el opio, dieron escasos resultados. No fue sino hasta la
segunda mitad del siglo XIX cuando se adelantó sobre el conocimiento básico del páncreas y la insulina, lo
que permitió empezar a entender la diabetes.
La diabetes mellitus tiene a largo plazo complicaciones devastadoras. Por ello, es importante que las
personas diabéticas acudan al médico regularmente y que traten la enfermedad de manera continua.
Lo que parece ser la mejor recomendación para prevenir la diabetes y la obesidad es tener una dieta
balanceada, tener un programa regular de ejercicio, reducir el estrés y evitar el tabaquismo. Suena sencillo,
pero ¿está usted dispuesto a cambiar su estilo de vida? Si su respuesta es negativa, puede ser que se
convierta en uno de los 300 millones de diabéticos que habrá en el 2025.
Adaptación del texto “La historia natural de la diabetes”
Hiriart, Marcia (2002). La historia natural de la diabetes.
Ciencia. Revista de la Academia Mexicana de ciencias, 53, 3, 4-7.
8. ¿Por qué se dice que la diabetes tiene consecuencias devastadoras a largo plazo?
a) Porque afecta a millones de personas b) Porque afecta a diversos órganos
c) Porque puede provocar la muerte d) Porque sus efectos son irreversibles
10. ¿El autor presenta argumentos convincentes para elaborar una estrategia de prevención de diabetes?
a) Sí, porque menciona las causas de la diabetes.
b) No, porque detalla cómo cambiar el estilo de vida.
c) Sí, porque detalla las consecuencias de la diabetes.
d) No, porque no explica el tratamiento para curar la diabetes.
TEXTO 7
UNA NIÑA PERVERSA
Esta tarde empujé a Arturo a la fuente. Cayó en ella y se puso a hacer gluglú con la boca, pero también
gritaba y fue oído. Papá y mamá llegaron corriendo. Mamá lloraba porque creía que Arturo se había ahogado.
Pero no era así. Ha venido el doctor. Arturo está ahora muy bien. Ha pedido pastel de mermelada y mamá se
lo ha dado. Sin embargo, eran las siete, casi hora de acostarse, cuando pidió pastel, y a pesar de eso mamá
se lo dio. Arturo estaba muy contento y orgulloso. Todo el mundo le hacía preguntas. Mamá le preguntaba
cómo había podido caerse, si se había resbalado, y Arturo ha dicho que sí, que se tropezó. Es gentil que haya
dicho eso, pero yo sigo detestándolo y volveré a hacerlo a la primera ocasión.
Por lo demás, si no ha dicho que lo empujé yo, quizá sea sencillamente porque sabe muy bien que a mamá le
horrorizan las delaciones. El otro día, cuando le apreté el cuello con la cuerda de saltar y se fue a quejar con
mamá diciendo: "Elene me ha hecho esto", mamá le ha dado una terrible palmada y le ha dicho: "¡No vuelvas a
hacer una cosa así!" Y cuando llegó papá ella se lo ha contado y papá también se puso furioso. Arturo se
quedó sin postre. Por eso comprendió, y esta vez, como no ha dicho nada, le han dado pastel de mermelada.
Me gusta enormemente el pastel de mermelada: se lo he pedido a mamá yo también, tres veces, pero ella ha
puesto cara de no oírme. ¿Sospechará que yo fui la que empujó a Arturo?
Antes yo era buena con Arturo, porque mamá y papá me festejaban tanto como a él. Cuando él tenía un auto
nuevo, yo tenía una muñeca, y no le hubieran dado pastel sin darme a mí. Pero desde hace un mes, papá y
mamá han cambiado completamente conmigo. Todo es para Arturo. A cada momento le hacen regalos. Con
esto no mejora su carácter. Siempre ha sido un poco caprichoso, pero ahora es detestable. Sin parar está
pidiendo esto y lo otro. Y mamá cede casi siempre. A decir verdad, creo que en todo un mes solo lo han
regañado el día de la cuerda de saltar, y lo raro es que esa vez no era culpa suya.
Me pregunto por qué papá y mamá, que me querían tanto, han dejado de repente de interesarse en mí.
Parece que ya no soy su niñita. Cuando beso a mamá, ella no sonríe. Papá tampoco. Cuando van a pasear, voy
con ellos, pero continúan desinteresándose de mí. Puedo jugar junto a la fuente lo que yo quiera. Les da igual.
Sólo Arturo es gentil conmigo de cuando en cuando, pero a veces se niega a jugar conmigo. Le pregunté el
otro día por qué mamá se había vuelto así conmigo. Yo no quería hablarle del asunto, pero no pude evitarlo.
Me ha mirado desde arriba, con ese aire burlón que toma adrede para hacerme rabiar, y me ha dicho que era
porque mamá no quiere oír hablar de mí. Le dije que no era verdad. Él me dijo que sí, que había oído a mamá
decirle eso a papá y que le había dicho "No quiero oír hablar nunca de ella."
Ese fue el día que le apreté el cuello con la cuerda. Después de eso, yo estaba tan furiosa, a pesar de la
palmada que él había recibido, que fui a su recámara y le dije que lo mataría.
Esta tarde me ha dicho que mamá, papá y él iban a ir al mar, y que yo no iría. Se rió y me hizo muecas.
Entonces lo empujé a la fuente.
Ahora duerme y papá y mamá también. Dentro de un momento iré a su recámara y esta vez no tendrá tiempo
de gritar, tengo la cuerda de saltar en mis manos. Él la olvidó en el jardín y yo la tomé.
Con esto se verán obligados a ir al mar sin él. Y luego me iré a acostar sola, al fondo de ese maldito jardín,
en esa horrible caja blanca donde me obligan a dormir desde hace un mes.
Jehanne Jean Charles
1. De acuerdo con los rasgos del texto, ¿en qué género periodístico se clasifica?
a) Noticia b) Crónica c) Artículo d) Editorial
3. De los siguientes párrafos, ¿en cuál se hace explicito el propósito comunicativo del texto?
a) 1 b) 2 c) 4 d) 6