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DIABETES MELLITUS

Diabetes mellitus es una enfermedad crónica e irreversible en la que se


produce un exceso de glucosa, que vendría a ser la azúcar en la sangre y en
la orina.
Cuando hablamos del término mellitus, que sé que a muy pocos les suena
esta palabra, significa miel ya sea por el color o el sabor a miel en la orina
cuando se padece este tipo de diabetes.
Pero, ¿Cómo puede ser que una enfermedad de malabsorción de los
azucares pueda dar lugar a problemas tan graves? Como fallo renal, la
amputación de los miembros, pérdida de visión e incluso infarto.
Bien, como sabrán nuestro organismo necesita obtener constantemente
sustancias del medio para sobrevivir, como el oxígeno, el agua, o los
alimentos. Estos alimentos que comemos nos proporcionan moléculas
como los azucares, las grasas o las proteínas que nuestro cuerpo utiliza
tanto para construir y renovar las estructuras que lo forman, como para
obtener energía, algo esencial para que funcione toda esta maquinaria que
nos permite estar vivos.
Y de todas estas moléculas que nos proporcionan energía, la más
importante para las células son los azucares, específicamente un tipo de
azúcar llamado glucosa que es su principal fuente de energía. Las células se
pasan el día consumiendo glucosa para obtener la energía que necesitan y
realizar sus funciones como por ejemplos fabricar proteínas, replicar su
ADN, dividirse o producir todo tipo de moléculas.
Y todo esto que les estoy comentando no seria posible sin la hormona que
permite a nuestras células captar la glucosa de los alimentos que comemos.
La insulina se trata de una hormona que secretan las células beta del
páncreas cuando detecta que los niveles de glucosa en sangre están
elevados. Es decir, cuando ingerimos alimentos, estos llegan al tubo
digestivo, donde comienzan a degradarse en moléculas cada vez más
pequeñas (entre ellas, la glucosa). A partir de ese momento los niveles de
glucosa en nuestra sangre comienzan a aumentar, momento en el que el
páncreas secreta insulina rápidamente. La función de la insulina es inducir
que los tejidos del cuerpo capten la glucosa y la utilicen como energía
especialmente algunos tejidos como los músculos, el tejido adiposo o graso
y el hígado.
Ahora bien, y ¿cómo consigue la insulina que las células capten la glucosa?
Cuando el páncreas la secreta, la insulina viaja por la sangre hasta
encontrarse con los receptores de insulina que se encuentran en la
superficie de nuestras células. Una vez unida a ellos, la insulina induce que
los transportadores de glucosa que la célula contenía en su interior se
coloquen en la membrana, o sea en la superficie permitiendo así la entrada
de glucosa hacia el interior de la célula.
Y así la insulina tiene muchas mas funciones como por ejemplo ¿Qué pasa
si en la comida hay mas azucares de los que nuestro cuerpo necesita
realmente en ese momento? Pues una vez hemos comido y nuestros tejidos
han consumido toda la glucosa que necesitan, la insulina induce que la
glucosa sobrante se almacene en depósitos que los llamamos glucógeno,
donde las moléculas de glucosa se unen entre sí formando largas cadenas
ramificadas. Este glucógeno servirá como reserva de energía, de forma que
cuando la célula necesite energía el glucógeno ira soltando las moléculas de
glucosa que lo forman. Pero estos depósitos de glucógeno no son infinitos,
tienen un límite.
Es por eso que, si hemos comido tanto que ya hemos llenado los depósitos
de glucógeno y aun así nos sigue sobrando glucosa. La insulina induce que
la glucosa sobrante se transforme en grasa. Este es el motivo por el que los
azucares consumidos en exceso se acaban transformando en michelines o
los rollitos a los que les llamamos.
Visto esto podemos decir que la insulina es una hormona forma parte de un
sistema muy complejo con implicaciones a distintos niveles del cuerpo, con
lo que un fallo tanto en la producción o el funcionamiento de esta hormona
puede tener consecuencias muy graves.
Algo que saben muy bien las personas que tienen diabetes. La llamada
diabetes mellitus consiste en una enfermedad en la que las células pierden
la capacidad de captar y utilizar la glucosa como fuente de energía debido a
que el sistema de insulina no funciona correctamente.
Esto puede ser, por ejemplo, porque el páncreas pierde su capacidad de
producirla, o porque el cuerpo si la produce, pero no responde
correctamente a ella. Y eso es justamente lo que diferencia a los dos tipos
principales de diabetes de los cuales vamos a hablar esta noche: La diabetes
mellitus tipo I y la diabetes mellitus tipo II.
Hablemos de la primera la diabetes mellitus tipo I es la menos común de
las dos, representa un 5 o 10% de los casos con diabetes además la diabetes
tipo I también se le conoce como diabetes juvenil ya que afecta
principalmente a niños y adolescentes.
En este tipo de diabetes las células beta del páncreas que producen la
insulina están totalmente destruidas y por tanto no se produce esta
hormona. Esta destrucción de las células del páncreas suele ser debida a
una enfermedad autoinmune, es decir una enfermedad en la que el sistema
inmunitario ataca por error estas células. Y como no hay células que
produzcan insulina, hay un déficit total de esta hormona por lo que la
glucosa no puede entrar a las células y su concentración en sangre se eleva
increíblemente. Y para compensar esas grandes cantidades de glucosa en la
sangre, el cuerpo intenta eliminarla a través de la orina, motivo por el que
los síntomas clásicos de la diabetes son la poliuria que significa orinar con
mucha frecuencia, la polidipsia que es una necesidad exagerada de beber
agua, también esta la polifagia que se trata de un aumento de las ganas de
comer ya que por mucho que la persona diabética ingiera alimentos, las
células siguen sin poder captar esos nutrientes y por tanto siguen
necesitando energía.
Sin insulina y sin que las células puedan captar esa glucosa el cuerpo
necesita recurrir a un plan b con el que pueda alimentar esos tejidos, este
plan b consiste en degradar las grasas y aunque esto podría parecer una
solución realmente supone todo lo contrario. Estas grasas libres que van
por la sangre pueden convertirse en colesterol y depositarse en las paredes
internas de las arterias. Si esto ocurre con el tiempo la estructura de los
vasos sanguíneos se altera y se va haciendo más difícil llevar la sangre a los
tejidos. Con lo que se termina dañando el riñón, se produce gangrena de las
extremidades que puede llevar a la amputación de las mismas, puede
producirse una pérdida de visión y el infarto de corazón es algo probable.
Esto es a nivel de grasas, pero que ocurre con las proteínas: Sin insulina,
las células no absorben correctamente los aminoácidos con lo que se
produce una de las consecuencias mas graves en la diabetes que es la falta
de proteínas, como resultado la persona se sentirá extremadamente débil,
pierde peso rápidamente y sufre alteraciones en muchos tejidos del cuerpo
que necesitan proteínas para poder funcionar.
El tratamiento de la diabetes tipo I es sencillo: a falta de insulina, el
paciente se administra la hormona a diario, normalmente a través de
inyecciones.
Pero a veces las cosas no son tan sencillas, ya que en ocasiones, nuestro
cuerpo si produce la insulina y sin embargo esta es incapaz de realizar su
función. Esto es lo que pasa en la diabetes tipo II.
La diabetes tipo II es una enfermedad mucho más frecuente que la tipo I ya
que afecta mas o menos al 90 o 95% de las personas con esta enfermedad y
además a diferencia de la tipo I la mayoría de los pacientes son adultos. No
solo eso, si no que, si bien en la diabetes tipo I no había insulina, en la
diabetes tipo II se produce en un inicio un aumento de la insulina.
Así que por mucho que haya insulina en sangre, los tejidos no responden a
ella como es debido, con lo que las células del páncreas intentan
compensarlos secretando más y más insulina.
Es como si una persona estuviese sorda y, para que te escuchase,
comienzas a elevar más y más la voz, pero probablemente termines
quedándote afónico.
Al páncreas le pasa lo mismo: al final después de tanto esfuerzo por
secretar la insulina, sus células se desgastan y no pueden producir toda la
insulina que se necesita, así que los niveles de glucosa vuelven a elevarse
en sangre porque las células son incapaces de absorberla.
Este es el factor común entre ambos tipos de diabetes, la glucosa por las
nubes con todas sus consecuencias.
Pero ¿por qué deja de hacer efecto la insulina? Pues este fenómeno por el
cual los tejidos dejan de responder a la insulina es lo que se conoce a la
resistencia a la insulina.
Esto ocurre de forma gradual y tiene relación con el sobrepeso y la
obesidad. Por motivos que no se comprenden del todo bien las células de
las personas con obesidad pierden los receptores para la insulina por lo que
son incapaces de responder a esta hormona y por tanto de captar glucosa.
El problema es que el hecho de que la resistencia a la insulina y el posterior
desarrollo de la diabetes tipo II sea algo tan gradual es que hace muy difícil
su diagnostico a tiempo. Y además aumenta las complicaciones a largo
plazo.
En cambio, si se diagnostica cuando esta en fases no muy avanzadas, en
algunos casos este tipo de diabetes puede tratarse con ejercicio físico y una
dieta balanceada en calorías, o incluso con fármacos que aumenten la
sensibilidad a la insulina.
El problema de todo esto es que por mucho que cada vez conozcamos mas
acerca de esta enfermedad e inclusos salgan tratamientos para poder
combatirla, la prevalencia mundial de diabetes se ha disparado en los
últimos años. Tanto es así que, según la OMS, el numero de personas con
diabetes aumento de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, es por
eso que algunos la han llegado a nombrar la epidemia del siglo XXI.

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