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4/10/2020 0344 - Ducilo SA s/recurso de apelación -impuesto a los réditos

Ducilo SA s/recurso de apelación -impuesto a los réditos


PARTE/S: Ducilo SA s/recurso de apelación -impuesto a los réditos
TRIBUNAL: Trib. Fiscal Nac.
SALA: A
FECHA: 23/08/1982

Buenos Aires, 23 de agosto de 1982


El expte. 257-I caratulado "Ducilo SA s/recurso de apelación - impuesto a los réditos", y
AUTOS Y VISTOS:
RESULTANDO:
A. Que la recurrente interpone recurso de apelación contra tres resoluciones dictadas por la DGI con fecha 12/12/1975. La
primera de ellas determinó de oficio sus obligaciones impositivas como contribuyente directo del impuesto a los réditos por los
ejercicios 1967, 1968 y 1969. La segunda, por sus obligaciones como agente de retención en el mismo impuesto, años 1968 y
1969, y la tercera, por las que le correspondían en el impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes por
los años 1967, 1968 y 1969.
Que por su parte, y mediante las resoluciones que obran agregadas a fs. 122/124 de estos autos, el Fisco Nacional formuló
allanamiento parcial con respecto a la determinación de oficio por el año 1967, efectuada en la primera de dichas resoluciones y
allanamiento total con relación a la determinación del impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes por el
mismo período de 1967, materias sobre las que recayó sentencia a fs. 146/147, aceptando dichos allanamientos y
circunscribiéndose por ello la materia en litigio en la mencionada determinación de oficio del impuesto a los réditos (año 1967) al
ajuste de ciertos rubros detallados en la correspondiente vista de cargos (fs. 452 y 462/466 del 3º cpo. de a.a.a.), a saber: a)
comisiones pagadas al exterior; k) comisiones cobradas por atención de clientes; f) gastos por intereses abonados al exterior; i)
parciales que registran la imputación a resultados de determinados ajustes por diferencias de cambio.
Dichos ajustes totalizan una materia imponible en discusión de $ 5.164,98 a la que corresponde un impuesto de $ 1.708.
Que a su vez, en la sentencia que luce a fs. 170/179 de autos, se rechazaron las excepciones previas de nulidad y cosa
juzgada opuestas por la recurrente y que involucraban entre otros, los mencionados cargos, habiéndose dispuesto oportunamente
la apertura a prueba de la causa, fs. 182 y sobre la cual alegaron las partes a fs. 302/305 y fs. 306/307 del 2º cuerpo de estos
autos, pasando luego los mismos a sentencia (fs. 311) para decidir sobre las cuestiones de fondo pendientes.
Que de acuerdo con el cumplimiento de las etapas precedentemente reseñadas y teniendo en cuenta los agravios expresados
por la apelante, corresponde pronunciarse sobre los siguientes puntos abarcados por el litigio: a) diferencias de valuación de
inventarios de bienes de cambio omitidos, según afirma, por errores de la inspección y aceptados según el criterio de la resolución
del organismo recaudador de fecha 12/12/1975.
b) Comisiones pagadas por exportación y por atención de clientes.
c) Pagos especiales entre los que se encuentran principalmente el pago de gratificaciones denominadas "tipo B" que se
abonaron al personal especializado de Ducilo SA.
d) Intereses de préstamos abonados al exterior por adquisiciones de mercaderías en las que tuvo intervención el accionista
mayoritario del apelante en el exterior E.I. Dupont de Nemours y Cía.
e) Deducciones por diferencias de cambio relacionadas con deudas de Ducilo SA por reembolso de gastos e importación de
mercaderías.
f) Utilidades resultantes de la aplicación de certificados de cancelación de deudas tributarias.
g) Incidencia en los ejercicios 1968 y 1969 de sumas percibidas en concepto de impuestos internos repetidos que se abonaron
en ejercicios anteriores.
h) Deducciones impugnadas por gastos relacionados con el "Proyecto 1900", consistente en la instalación de una planta
petroquímica que no se concretó.
i) Observaciones por la omisión de haber actuado como agente de retención, según le atribuye el organismo recaudador por
pagos efectuados a SICI SRL de Milán, Italia, conceptuadas como asesoramiento técnico y por presuntas utilidades giradas a E.I.
Dupont de Neumors y Cía.
j) Incidencia de los ajustes en el impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes.
k) Sanciones aplicadas por las resoluciones apeladas.
A.2. Que con relación a los ajustes basados en la vinculación económica y relacionados con comisiones pagadas por la
recurrente por exportación y percibidas por ella por atención de clientes, así como por pagos especiales que ha efectuado, aduce
en síntesis que en lo atinente a las relaciones que pueden establecerse entre empresas vinculadas económicamente y sin entrar a
examinar la validez de las conclusiones sustentadas por las denominadas teoría del órgano o de la comunidad de intereses que
han tenido recepción en algunos pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lo que interesa es si dichos
principios permiten dispensar a ciertas operaciones, entre una sociedad local y su accionista mayoritario del exterior un
tratamiento fiscal distinto del que correspondería a dos entes que no tengan vinculación alguna, sin quebrantar principios
fundamentales establecidos desde el comienzo de la implantación del impuesto a los réditos y mantenidos inalterables en el
tiempo, los cuales consagran la localización de la fuente y que en la especie concurren a la solución del problema que se plantea

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una vez establecida (localizada) aquella fuente del rédito bruto con relación a la individualización de los gastos que inciden en esa
fuente.
Que en este aspecto menciona las normas contenidas en el art. 14 de la Ley de Impuesto a los Réditos, vigentes en los
períodos fiscales por los que se efectuaron los ajustes, y las cuales establecían que la determinación del rédito neto de sucursales
y filiales de empresas del extranjero se efectuaría a base de la contabilidad separada de las mismas y haciendo las rectificaciones
necesarias para fijar los beneficios reales de estos establecimientos y que sólo a falta de contabilidad suficiente o cuando ella no
refleje exactamente el beneficio neto de fuente argentina la Dirección podía considerar a los efectos del gravamen que filial o
sucursal y casa matriz, forman una unidad económica para apreciar el rédito neto sujeto a gravamen.
Que agrega que si bien este artículo no resultaba suficientemente claro, la contabilidad separada de filial o sucursal y
accionista mayoritario o casa matriz equivale a admitir la posibilidad de que se registren créditos y débitos entre ellas, por lo cual
la afirmación de que no puede existir en esos casos una relación de deudor y acreedor es contradictoria del texto legal. Por lo
demás, cuando el artículo citado establece las bases para la determinación de los beneficios reales o el rédito neto sujeto al
impuesto no puede referirse sino al rédito que surja de aplicar los correspondientes principios de la fuente y del rédito neto
preceptuado por la ley por lo que en rigor, las dos variantes que en aquél se prevén se refieren a la determinación de la materia
imponible sobre una base cierta o que debe apreciarse.
De ahí que en las relaciones de distintos entes ligados por una comunidad de intereses como la define el organismo
recaudador, la realidad económica consagrada en la ley fiscal consiste en lograr que el resultado neto de fuente argentina de
entes vinculados, sea el que se determina en un movimiento similar entre personas distintas e independientes.
A.3. Que en un todo de acuerdo con los principios invocados y en lo relativo a los ajustes por comisiones de exportación y
atención de clientes, puntualiza que según las explicaciones que en su oportunidad se dieron al contestar la vista, se fundaban en
el hecho de tratarse de operaciones entre "empresas que guardan relación de sujeción con la casa matriz, siendo pues distintas
divisiones de un mismo conjunto económico..." por lo cual deja expresado al respecto que las contraprestaciones abonadas
responden a una real prestación de servicios, conforme con los usos y costumbres de plaza.
A.4. Que en lo relacionado con los ajustes por conceptos de pagos especiales también deducidos en su balance impositivo,
manifiesta que se trata de importes contabilizados en su mayor parte en la cuenta 831 "Pagos Especiales" y en montos no
significativos en la cuenta 767-90 "Gastos Presidencia - Varios".
Con respecto al primero de estos rubros aclara que las "escuetas y poco claras" explicaciones que suministró el organismo
recaudador para justificar estas observaciones revelan "que no se ha captado claramente el mecanismo de funcionamiento de
dichas cuentas, pues de otro modo no se explica cómo por un lado se reconozca que se trata de partidas destinadas al pago de
gratificaciones al personal que se desempeña en la empresa y por otro lado que no se hayan considerado deducibles en su
balance impositivo las sumas reintegradas por la firma del exterior" considerándose las disposiciones de dinero del accionista
mayoritario para premiar a quienes cuidan de sus intereses colocados en el país.
Agrega que también la resolución apelada no ha captado el funcionamiento del régimen de gratificaciones tipo B, siendo
absolutamente inexacto que Ducilo SA actúe como agente distribuidor de su casa matriz respecto de dichas gratificaciones,
pasando luego a explicar las características del sistema ratificado por la prueba documental aportada al contestar la vista. Este
régimen quedó reglado y aprobado en una reunión del Directorio de Ducilo SA según consta en el acta 365 de fecha 11/2/1965,
asentada en el libro respectivo y según el mismo, tales gratificaciones podían concederse a su personal en efectivo o en acciones
ordinarias de E.I. Dupont de Nemours y Cía., designándose a tal efecto un custodio de gratificaciones que obtendría de los
distintos beneficiarios un poder que los obligaba a no negociar las acciones con que se los gratificaba y cobrar para ellos todo
dividendo de las mismas. La limitación al derecho de los beneficiarios tendía a asegurar el derecho de la compañía a readquirir
aquellas acciones en el caso de que los beneficiarios dejaran de formar parte de su personal o si después de jubilado el
beneficiario, el Directorio encontrara que ejercía intencionalmente alguna actividad perjudicial a los intereses de la empresa.
En cuanto al pago, el custodio de gratificaciones abría una cuenta para cada beneficiario, acreditándole inmediatamente la
cuarta parte de la gratificación en acciones y en efectivo y el saldo era acreditado a razón de 1/48avo. por cada mes completo de
servicios. En caso de pérdida de saldo (impago) de las gratificaciones se liquidaba al beneficiario el fondo acreditado hasta el
momento de su retiro y aquél era devuelto a la compañía. Las acciones de E.I. Dupont de Nemours y Cía. estaban en el
patrimonio de Ducilo SA.
Con referencia a las gratificaciones tipo B por el año 1968, explica que por acta de Directorio 532 de fecha 18/2/1969 se
destinaron $ 707.000 para las mismas, en el ejercicio terminado al 31/12/1968.
Al cierre de dicho ejercicio (31/12/1968) se contabilizaron con débito a la cuenta de resultados 831 "pagos especiales" y con
crédito a la cuenta patrimonial 521 "provisión para pagos especiales", la suma de $ 707.000 "coincidente con la autorización
acordada por el Directorio". En febrero de ese mismo año 1968, se registró un faltante de provisión para pagos especiales del
ejercicio anterior por $ 9.464,32 que sumados a los $ 707.000 "completan el cargo total al ejercicio por $ 716.464,32, cifra
impugnada por la inspección según el detalle del anexo a la vista confirmada por la determinación (ver fs. 57 de autos).
En febrero y marzo de 1969 se cancela la cuenta "provisión para pagos especiales" por transferencia al custodio de
gratificaciones por intermedio de E.I. Dupont de Nemours y Cía. por la suma de $ 310.464 y $ 396.536, respectivamente, a los
que corresponde sumar el crédito de febrero de 1968 por $ 9.464,32, lo cual completaba la expresada cantidad de $ 716.464,32
imputada como se dijo a resultados en el ejercicio 1968, "para su distribución en la forma establecida según los términos del acta
363 del 11/2/1965".
Finalmente agrega que con lo referido Ducilo había implementado sus decisiones con respecto al otorgamiento de
gratificaciones tipo B, en relación a un año determinado pues fijó el monto y resolvió su transferencia al custodio de
gratificaciones y que "la continuidad del proceso se completa con la efectivización de las gratificaciones oportunamente otorgadas
a favor de los beneficiarios, momento en que Ducilo SA daba cumplimiento a las obligaciones que, como agente de retención de
impuesto a los réditos le competían". Deja aclarado en este aspecto que en el año 1968, de acuerdo con las ya citadas
estipulaciones del acta de Directorio 363, el custodio de gratificaciones puso a disposición de los distintos beneficiarios la suma de
$ 692.921,93.
Con relación a las gratificaciones tipo B por el año 1969, especifica igualmente que por acta del Directorio Nº 564, de fecha
17/2/1970, se resolvió destinar la suma de $ 711.200 en el ejercicio terminado el 31/12/1969, monto que figura registrado como
provisión para pagos especiales al cierre de dicho ejercicio y que sumado al faltante de provisión del año anterior de $ 3.815,42
totalizan los $ 715.015,42 imputado a pérdidas y ganancias en el ejercicio de que se trata y transferido al fondo a cargo del
custodio de gratificaciones en marzo de 1970, para su distribución en la forma prevista.

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En el mismo año 1969 el custodio de gratificaciones abonó a los beneficiarios la suma total de $ 742.690,69, importe sobre el
cual Ducilo SA en su condición de agente de retención retuvo el impuesto a los réditos que correspondía.
Concluye que esas gratificaciones constituían verdaderos gastos en beneficio de su personal con carácter de gastos necesarios
para obtener, mantener y conservar réditos de fuente argentina y deducibles por lo tanto en el balance impositivo y que lo único
discutible podría ser el año al cual corresponde imputar el gasto, pudiendo haber en este aspecto dos posiciones posibles, a
saber: a) en el año y por el monto sobre el que se constituye la provisión, que es el que ha seguido la actora, y b) en el año y por
el monto en que se efectivizaron a los beneficiarios, que fue la posición que adoptó la propia DGI al determinar de oficio las
obligaciones impositivas por los años 1962 y 1967, apeladas ante este Tribunal y a las fechas firmes en lo que a este aspecto se
refiere.
Por ello, aduce, resulta inexplicable que se varíe tan sustancialmente el criterio adoptado con anterioridad "tergiversando la
verdadera y real naturaleza de gasto computable" que corresponde atribuir a las gratificaciones cuestionadas.
Hace notar además, que la adopción de uno u otro de los criterios señalados no arroja en la práctica diferencias de
significación y aún en definitiva se compensan, pues si se toma en el año 1968 los $ 716.464,32, computados por Ducilo SA
contra los $ 692.921,93 que corresponderían según el segundo criterio, el ajuste neto a favor del Fisco sería de $ 23.542,69, en
tanto que en el año 1969, la cifra computada en el balance es de $ 715.015,42 contra los $ 742.690,69 que correspondería tomar
según el criterio de la DGI a que se ha hecho referencia y que en este caso arrojaría una diferencia a favor del contribuyente de $
27.675,27.
A.5. Que otro de los conceptos motivo de la impugnación de los que se agravia la apelante está constituido por los intereses
que abonó el Export Import Bank of Washington (Eximbank) y el First National City Bank of New York sobre bienes de capital que
dichas instituciones le concedieron para la importación de bienes de capital que fueron adquiridos en el exterior por E.I. Dupont
de Nemours y Cía.
Expresa que con relación a dichos cargos en la vista que oportunamente se le corriera se dijo que en virtud de la vinculación
que une a la apelante con su casa matriz del exterior, el pago de los intereses de los préstamos gestionados para obtener la
restitución o compensación de un aporte transitorio, redistribución de bienes de la casa matriz, representa un gasto de capital y
por lo tanto, no deducible por no guardar relación con la producción, mantenimiento o conservación del rédito de fuente
argentina.
Observa que los considerandos de la resolución apelada no hacen mención alguna a este ajuste ni intentan contestar los
argumentos opuestos al contestar dicha vista, siendo razonable suponer que el organismo recaudador, por aplicación de doctrinas
jurisprudenciales sobre vinculación económica, ya no se conforman con sujetar la relación entre entes vinculados a las reglas que
regulan el aporte de capital y las remesas de utilidades, sino que pretende transformar una compra de bienes de uso en un aporte
transitorio de capital.
Sostiene que la importación de bienes, origen de dichas operaciones, fue objeto de trámites para amparar la importación de
dichos bienes con arreglo a las normas del decreto-ley 5339/1963 relativas al equipamiento industrial del país, que obligaban a
convenir su pago diferido y que el programa de equipamiento de la empresa dio lugar a un total de compras en el exterior por
U$S 2.600.271,72, de los cuales sólo U$S 385.017,85 fueron destinados a compras hechas por E.I. Dupont de Nemours y Cía., lo
que arroja una relación del 14,85% para estas últimas tal como fue comprobado por los inspectores y que si se tienen en cuenta
las conclusiones del pto. c) de la prueba pericial rendida oportunamente, de ese porcentual del 14,85% U$S 171.174 o sea el
44,33% corresponde a facturas de la casa matriz que vinieron acompañadas por la factura del proveedor original. Explica que
Ducilo SA utilizaba el conocimiento técnico y de mercado que poseía su accionista mayoritario, lo cual fue lo que motivó compras
por su cuenta y orden resultando que ni jurídica ni económicamente aquél hizo ni tuvo intención de hacer un aporte transitorio.
De todo ello se concluye que los créditos a que recurrió Ducilo SA constituyeron un recurso financiero y genuino al que
legítimamente recurrió con el aval del entonces Banco Industrial de la República Argentina.
A.6. Que con relación a otro de los rubros que componen el ajuste, consistente en la impugnación de la deducción por
diferencias de cambio, indica que las mismas responden a deudas por tres conceptos, a saber: a) reembolso de gastos; b)
comisiones por atención de clientes y c) importación de mercaderías.
Que respecto del primero de ellos, dice que E.I. Dupont de Nemours realizó en el año 1967 determinados gastos por cuenta y
orden de Ducilo SA que debieron ser reembolsados. La real magnitud de gastos en pesos argentinos está dada, lógicamente, por
el monto de la deuda original, más la diferencia que se produce al momento del pago y no equivale a ningún beneficio para el
acreedor del exterior que es pagado con la misma cantidad de moneda convenida.
Que en cuanto a las comisiones por atención de clientes, Ducilo SA cobró y pagó comisiones por aquel concepto, del exterior o
al exterior, resultando esta cuestión tan clara como la del caso anterior respecto a que si los pesos argentinos son la única
moneda hábil para cuantificar los resultados de una empresa radicada en el país, la ganancia o pérdida estará determinada por
los pesos argentinos que en definitiva se cobren o se desembolsen sin que ello altere en lo más mínimo la situación del
beneficiario o pagador.
Que con referencia al último de estos puntos, a saber el que se relaciona con el pago de importaciones, sostiene que sería una
injusticia afirmar que las diferencias de cambio originadas en importaciones entre una empresa local y su accionista mayoritario
del exterior no son computables en el balance impositivo del impuesto a los réditos, que equivaldría en primer lugar a que dos
contribuyentes pudieran llegar a tener distintos costos computables para la determinación de sus resultados impositivos.
Agrega que los pronunciamientos de la Corte Suprema Justicia de la Nación, ya citados, se refieren a prestaciones financieras
o tecnológicas que no son equiparables a operaciones de compra venta de mercaderías o de bienes de capital y destaca que no se
ha impugnado la verdadera naturaleza jurídica de la compra venta realizada sino que se ataca el mayor gasto producido por la
diferencia de cambio no resultando justificable el temperamento que una empresa local del país no pueda celebrar contratos de
compra venta con su accionista mayoritario del exterior pero aun así, el tratamiento de las diferencias de cambio no puede variar
cualquiera sea el encuadramiento jurídico que se otorgue al suministro de bienes, ya que si el precio original en pesos argentinos
es un costo deducible no se advierte con qué argumentos puede sustentarse que las diferencias de cambio no integran ese costo
o podrían ser objeto de un tratamiento diferente, pues las mayores erogaciones no benefician a la empresa extranjera que
siempre recibe la misma cantidad de moneda extranjera originalmente convenida.
Que la adecuada dilucidación del caso exige tener en cuenta las normas de los arts. 9, inc. b) y 69 de la Ley de Impuesto a los
Réditos, en cuanto a que los réditos que los exportadores del exterior obtienen por la simple introducción de bienes al país son de
fuente extranjera y que el rédito del importador local estará dado por su venta en pesos menos el costo también en pesos que
recibe el exportador del exterior calculado al tipo de cambio al día de pago. En suma, no habiéndose impugnado el tratamiento

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otorgado al costo original de los bienes en cuestión, las diferencias de cambio son parte natural de ese precio y deben ser
consideradas como un gasto deducible por una sana, razonable y elemental interpretación de la ley fiscal y de la realidad
económica incontrastable.
A.7. Que en lo referente a los cargos por haber considerado materia imponible las diferencias entre el valor de compra y el
valor nominal de los documentos de cancelación de deuda que la apelante adquirió en plaza para aplicar como parte de pago de
sus obligaciones fiscales, se agravia porque el único fundamento tendiente a justificar esta pretensión consiste en que las
operaciones respectivas han tenido "evidente ánimo de lucro y propósito comercial", modificándose en la resolución apelada aquel
argumento apoyándose en el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de fecha 5/8/1975, donde se sostuvo que la
característica fundamental de los valores mobiliarios es que devengan una renta fija o variable, características que no tienen los
certificados de cancelación de deuda.
Cuestiona la doctrina fijada por el Alto Tribunal, argumentando que la función o causa de la emisión es irrelevante en la
definición de valor mobiliario y sostiene como ya lo ha hecho en oportunidades anteriores, que para resolver la cuestión planteada
deben dilucidarse dos aspectos, a saber: 1º) si la utilidad generada por estas operaciones se encuentra comprendida o no en la
exención establecida por el art. 19, inc. t) de la ley 11682; y 2º) si dicha utilidad constituye o no un rédito o ganancia de capital.
En cuanto al primero de ellos insiste en su posición ya manifestada en cuanto a que dichos certificados son valores mobiliarios.
En cuanto al segundo aspecto, la adquisición de los certificados y su posterior aplicación al pago de obligaciones fiscales por sí
sola no define la cuestión, pues sería necesario que se complementara con la compraventa, cambio o disposición de tales valores,
no habiéndose comprobado que la apelante haya revendido los certificados, que sólo aplicó al pago de ciertos impuestos, no
representando la aplicación directa de los mismos un acto de disposición de bienes sino el cobro de un crédito aunque éste se
produzca por vía de compensación.
A.8. Que en lo referente a los ajustes por impuestos internos repetidos, expresa que durante los años 1957 a 1962, Ducilo
ingresó sin causa determinadas sumas en concepto de impuestos internos por los cuales inició oportunamente las acciones de
repetición, obteniendo la devolución de los importes ingresados de más en los años 1968, por $ 228.506 y 1969 por $ 1.731.784.
Agrega que ha seguido invariablemente para la imputación de sus réditos y gastos en el balance impositivo el sistema de lo
devengado y por ello, al presentar las declaraciones juradas de este gravamen consideró como no computables a efectos de la
determinación de la materia imponible las sumas en cuestión, entendiendo que eran imputables a los períodos en que se
devengaban, es decir, entre 1957 y 1962, períodos que a la fecha al recupero de los impuestos ya se hallaban prescriptos.
Los inspectores actuantes no compartieron ese temperamento ofreciendo como único argumento en apoyo de su posición, que
dichos importes fueron considerados al confeccionar los balances impositivos de 1957 a 1962 como verdaderas deducciones de la
materia imponible y por ello su recuperación debe concurrir a formar parte de la materia gravada en el momento de su
efectivización. Sostiene que el origen de la confusión en que incurre el Fisco en esta materia se encuentra en el concepto de lo
devengado, que a su criterio debe relacionarse con la idea de la adquisición o nacimiento de un derecho y no con la idea de su
exigibilidad.
En la especie, el derecho del recupero del impuesto interno existía en toda su plenitud desde el mismo momento en que se
produjo su ingreso a las arcas fiscales, es decir, que el cobro del rédito no hace nacer el derecho en el momento de la devolución
de las sumas objeto de la repetición pues existía con anterioridad, de manera que el pronunciamiento recaído en la repetición no
creó ningún derecho, limitándose a reconocer los que existían con anterioridad y sólo lo convirtió en exigible.
Prueba de ello es que en cumplimiento de expresas normas legales se imponga al Fisco la obligación de pagar intereses,
resarcimiento que sólo puede resultar procedente si se admite que el derecho era preexistente con anterioridad. Por tal razón las
sumas de impuestos internos recuperadas por Ducilo SA como consecuencia de un recurso de repetición, siguiendo el método de
lo devengado, deben ser imputadas a los períodos 1957 a 1962, los cuales en los años 1968 y 1969, en que el Fisco hizo efectiva
la deducción, estaban prescriptos.
A.9. Que también se agravia por el tratamiento dispensado por la inspección a la deducción que ha efectuado en su balance
impositivo de los gastos para la instalación de una planta petroquímica. Según las explicaciones que suministra en su escrito de
interposición del recurso el tema en discusión en este punto es el de la deducibilidad en su balance impositivo de los gastos
incurridos en los estudios previos para la evaluación técnica y económica de un negocio en proyecto, aplicados a estudios y
diseños y maquinarias y equipos (ver fs. 90 de autos) para producir la materia prima necesaria para fabricar el hilado de nylon. La
idea de ese proyecto surgió a raíz de que la empresa adquirió las materias primas a terceros, dándose la posibilidad de haber
obtenido ganancias en el caso de que el costo de fabricación hubiera podido resultar más bajo que el precio de adquisición de
dichas materias primas. Por tal razón, argumenta, estos gastos responden de un modo innegable al concepto de gastos
necesarios para obtener, mantener y conservar los réditos siendo por otra parte normales dentro de toda actividad empresaria y
la sola afirmación de que no serían deducibles los gastos incurridos a efectos de poner en marcha una actividad que no llegara a
ser exitosa importaría suponer que la ley 11682 sólo quiere participar de los negocios que tienen éxito, lo cual vendría a estar, en
definitiva, en pugna con la admisibilidad de los quebrantos.
Por eso sostiene que cuando el Fisco considera que las inversiones para estudiar la viabilidad de un negocio son una inversión
de capital dice una verdad a medias "pues Ducilo realizó más tarde la deducción de lo gastado cuando el proyecto resultó
inconveniente, o sea cuando la inversión realizada dejó de tener valor, cuando dejó de ser un activo. Es el consumo o desaparición
de la inversión lo que se dedujo...".
Concluye este aspecto tratado reiterando que por las razones que ha expuesto se desprende que los gastos incurridos por ella
en el Proyecto 1900 encuadran en el carácter de gastos necesarios para obtener, mantener y conservar réditos, puesto que una
etapa innegablemente necesaria para la explotación de cualquier negocio o actividad productora de réditos es el estudio de lo que
se hará y de sus probables resultados afirmando que "si bien esos gastos previos son activos o sea inversiones de capital (en
forma de gastos de organización o gastos diferidos) no deducibles en el momento de efectuarlos, sí son deducibles en forma de
amortizaciones como toda inversión de capital o sea como todo activo en la medida de su desgaste o en los plazos que fije la ley".
Aún resultaría irrelevante que el negocio proyectado tuviera o no relación con otros negocios del contribuyente, puntualizando que
no es ésta la situación de Ducilo SA, pues de todos modos, fracasado el negocio esos gastos son deducibles como quebranto neto
en el balance impositivo global del contribuyente.
A.10. Con respecto a los cargos formulados por la omisión de actuar como agente de retención aduce tres defensas, a saber:
La primera de ellas consiste en la defensa de prescripción, sosteniendo que con arreglo a las previsiones establecidas por el
art. 54, inc. a) de la ley 11683, las acciones y poderes del Fisco con relación al cumplimiento de las obligaciones que debieron
efectuarse hasta el año 1969 prescribieron el 1/1/1975, por cuanto no eran aplicables al caso las ampliaciones de los plazos de
prescripción que debían producirse el 31/12/1974, conforme lo establecido por las leyes 20626 y 20904.

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Esta interpretación se sustenta en que la ampliación de dichos plazos de prescripción se dio con relación a los impuestos
contemplados en la Ley 20532 de Regularización Fiscal, a las que aquellas otras leyes se remitieron, y tal como quedó reconocido
en el art. 4 de la RG 1573 del propio organismo recaudador, el régimen de regularización fiscal no alcanzaba a los agentes de
retención.
La segunda de las defensas que opone la recurrente en este aspecto se relaciona con las sumas giradas o abonadas en el
exterior en concepto de pagos efectuados por la empresa SICI de Milán, Italia, como consecuencia del contrato firmado con ésta
el 17/5/1968.
Explica sobre este particular que en el año 1968 Ducilo SA adquirió la planta de manufactura de hilados de nylon a una firma
local, que era a su vez poseedora de información tecnológica sobre ciertas manufacturas de propiedad de la referida empresa
SICI.
Por esa razón se suscribió el mencionado contrato de fecha 17/5/1968 conviniéndose dos tipos de prestaciones bien
diferenciadas con la empresa del exterior, las cuales se encuentran establecidas en las cláusulas 1ª y 2ª de este contrato, que en
copia se encuentra agregada a las actuaciones administrativas.
Por la cláusula 1ª la empresa extranjera habría de instruir en el exterior a un número de técnicos de Ducilo SA sobre los
detalles del funcionamiento de los equipos y los procesos para la manufactura a que se ha hecho referencia suministrándose
además los manuales, diseños, instrucciones de operación y experiencias e informaciones y sus limitaciones necesarias para la
correcta y eficiente operación de los equipos y procesos antes mencionados. Por estas prestaciones Ducilo SA abonó la suma fija
de U$S 1.400.000.
En virtud de la cláusula 2ª, en cambio, SICI suministraría a Ducilo SA asesoramiento técnico permanente durante los tres años
del contrato comprometiéndose: 1º) a evacuar toda consulta que se le formulare; 2º) informar sobre mejoras y cambios
susceptibles de introducir en los procesos; 3º) realizar visitas a la fábrica de Ducilo SA con el objeto de evaluar resultados y
prestar asistencia para la solución de problemas. Por este asesoramiento se abonaron U$S 830.000 sobre los que se practicaron
las correspondientes retenciones.
Las diferencias planteadas se refieren a la otra cantidad de U$S 1.400.000 sobre la cual el organismo recaudador pretende el
ingreso de las retenciones sin advertir que entre una y otra hipótesis existen sustanciales diferencias ya que las prestaciones de la
cláusula 1ª revestirían para la beneficiaria de los pagos, a criterio de la recurrente, rédito de fuente extranjera no comprendido en
el impuesto local, pues la capacitación del personal así como la entrega de documentación (manuales, diseños e instrucciones) fue
una tarea desarrollada por SICI íntegramente en el exterior.
Fundamenta su criterio en diferenciaciones doctrinarias que conceptúan el asesoramiento como el consejo o dictamen técnico
que no puede equipararse a la venta o locación del conocimiento como bien intangible, porque en este último caso no se enseña o
aconseja al comprador o al locatario sino que se le proveen datos para utilizarlos según el propio juicio del prestatario.
Por último, dice que la tercera de sus objeciones sobre estos cargos se refiere a presuntas utilidades giradas a E.I. Dupont de
Nemours y Cía. por: a) asesoramiento técnico y b) regalías pagadas, rubros que fueron objeto de regularización en los términos
de la ley 20532 "habiéndose formulado como corresponde la respectiva imputación de la renta neta sujeta a impuesto omitida y
regularizada, motivo por el cual...el cargo que aquí se trata quedó comprendido en la regularización (art. 35 de la R. DGI 1573)".
A.11. Con referencia al impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes, manifiesta que Ducilo SA ha
optado por imputar contra las diferencias del impuesto determinadas (año 1967, $ 163.769, causa 7.691; año 1968, $ 176.586;
año 1979, $ 14.490), los montos del impuesto omitido regularizado en los términos de la ley 20532 (según detalle F. 146 y 146/1
presentados ante la DGI). No obstante, con relación al año 1968 calcula una diferencia de impuesto de $ 3.902 a favor de la DGI,
como consecuencia de las diversas partidas activas y pasivas que registran las cuentas de su accionista mayoritario E.I. Dupont
de Nemours y Cía., aduciendo que su cómputo a los fines de la determinación del capital gravado con el impuesto sustitutivo
resulta procedente "por las sólidas razones expuestas al formular los descargos pertinentes en el impuesto a los réditos".
A.12. Que en cuanto a las sanciones que aplican las resoluciones apeladas, reguladas en un (1) tanto sobre las diferencias de
impuesto atribuidas y en el 20% por las omisiones de actuar como agente de retención que también se le imputan, opone en
primer lugar la defensa de prescripción con relación a los años 1967 y 1968 con fundamento en que la prórroga de los plazos de
prescripción establecida por la ley 20904, no alcanza las multas por el principio de reserva de las leyes penales y porque no se
verifica el supuesto de interrupción de la prescripción por la comisión de nuevas infracciones, como lo sostiene el organismo
recaudador, dado que no puede interrumpirse una prescripción que ha sucedido.
En cuanto a la cuestión de fondo, pasa luego a referirse a la calificación de dolosa que ha merecido su conducta por parte del
organismo recaudador, atribuyendo arbitrariedad a este criterio por cuanto afirma entre otras razones, que las disconformidades
observadas tienen su raíz en las simples y razonables diferencias de criterios en la aplicación de las leyes tributarias, que nunca
se ha ocultado el carácter de accionista mayoritario que tiene la firma E.I. Dupont de Nemours y Cía. del exterior y que los
elementos de juicio que dieron lugar a los cargos fueron extraídos de su propia documentación y registraciones contables, lo cual
tampoco en modo alguno puede revelar la posibilidad de ocultaciones o maniobras tendientes a eludir el cumplimiento de sus
obligaciones fiscales.
En cuanto al 20% regulado por la omisión de actuar como agente de retención, se remite a los fundamentos de los descargos
presentados, los cuales demuestran la existencia de un error excusable.
A.13. Por último pide que eventualmente se declare la improcedencia de los intereses previstos por el art. 129 de la ley 11683,
t.o. 1974, teniendo en cuenta las fundadas razones que tenía para considerar improcedentes los cargos formulados.
B.1. Que al contestar el recurso el Fisco Nacional señala en primer lugar, en cuanto al fondo de la cuestión planteada, que la
defensa de la apelante está dirigida, en términos generales, a descartar la teoría del órgano o de la comunidad de intereses en el
presente caso, a la cual no controvierte, dando relevancia en cambio al principio de la fuente y citando en apoyo de su criterio el
art. 14 de la ley 11683 y sus modif.
Que estas argumentaciones señalan la estrecha vinculación de subordinación de la firma local con las vinculadas del exterior
que confirma la indudable primacía que en este caso tiene la teoría del órgano sobre la determinación de la fuente. Destaca la
obligación que viene impuesta por los arts. 12 y 13 de la ley 11683 que obligan a ceñirse a la realidad económica y este criterio
ha sido aceptado por la jurisprudencia de la Corte Suprema en los casos "Parke Davis", "Mellor Goodwin" y "Ford Motor
Argentina".
Que por otra parte el art. 14 citado no es de aplicación para los períodos cuestionados sino para períodos posteriores a su
sanción y que por tal razón, no resultan admisibles las detracciones de sumas abonadas por comisiones y atención de clientes.

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B.2. Que en cuanto a las gratificaciones del tipo B, pagadas a cierto personal, el apartamiento del criterio adoptado con
relación a ellas se justifica porque teniendo en cuenta el mecanismo de esas retribuciones no se pudo concluir sino en que Ducilo
SA actuaba como un mero distribuidor de su casa matriz E.I. Dupont de Nemours, respecto de tales gratificaciones.
B.3. Con relación a los intereses abonados a las instituciones crediticias del exterior antes mencionadas, no se hizo lugar a la
deducción por cuanto obedecían a compras efectuadas a su accionista mayoritario y porque con arreglo al principio de la
vinculación económica los accesorios del crédito de aquel accionista constituyen un gasto de capital no deducible, agregando que
no se advierte la razón para que Ducilo SA solicitara la intermediación de aquél en una compra si contaba inclusive con avales
bancarios.
B.4. Que en lo referente a los rubros diferencias de cambio relacionados con a) reembolso de gastos; b) comisiones por
atención de clientes y c) importación de mercaderías, reitera el punto de vista fiscal en cuanto sostiene que habida cuenta de las
relaciones entre el apelante y su accionista mayoritario, no resultan admisibles las deducciones por tal concepto, toda vez que por
aplicación de la propia jurisprudencia de la Corte Suprema, las relaciones entre dichos entes sólo pueden conceptuarse como
prestaciones de aportes y utilidades y en las que la equivalencia entre la moneda argentina y la extranjera debe establecerse a la
fecha en que los bienes se incorporan al patrimonio de la filial.
B.6. Que con relación al rubro certificados de cancelación de deuda, la asimilación a valores mobiliarios que pretende el
accionante ha sido desvirtuada, como ella misma lo reconoce, por la Corte Suprema de Justicia en la causa "Centenera Fábrica
Sudamericana de Envases" en su sentencia de fecha 5/8/1965, al establecer las diferencias existentes entre una y otra clase de
documentos.
B.7. Que en lo atinente a la no inclusión en los años 1968 y 1969, de las sumas percibidas en concepto de impuestos internos
repetidos por pagos anteriores, al referirse la resolución cuestionada a la obligación jurídica de pagar o al derecho de cobrar, como
los momentos en que se configura el devengamiento, toma en cuenta aquella situación que recién tiene lugar al quedar firme el
acto administrativo correspondiente y es por ello también que la prescripción opuesta no puede prosperar.
Que ello es así, por cuanto el haber hecho lugar a la repetición de impuestos significa que los mismos no se han devengado
por el período en que se imputaron y mal podría sostenerse que el devengamiento corresponde a períodos prescriptos.
B.8. Que por último expresa que con relación al impuesto a los réditos se ha controvertido el tratamiento a dispensar a los
gastos de instalación de una planta petroquímica, correspondiendo reiterar en ese aspecto que el hecho de haber quedado sin
efecto el proyecto respectivo no constituye de por sí la causa de la deducción de tales gastos, pues ocurre que los mismos no
tienen la posibilidad de ser considerados gastos para obtener, mantener o conservar un bien que produce réditos y que de tal
manera no se encuentra comprendido en los supuestos de deducción, de interpretación forzosamente restrictiva.
B.9. Que respecto de las observaciones formuladas por la omisión de haber actuado como agente de retención que se le
atribuye, aduce en primer término que debe rechazarse la defensa de prescripción que opone la apelante, fundada en que la
prórroga de sus términos establecida por las leyes 20626 y 20904, no alcanza a los agentes de retención en el impuesto a los
réditos.
Sus argumentaciones serían admisibles si existiera una categoría específica de impuestos que se denominara agentes de
retención, lo que no es así, pues en la especie se trata del mismo impuesto que se abona por una vía específica, lo cual constituye
una simple modalidad de pago que no cambia su naturaleza.
Sobre las retenciones que de acuerdo con el temperamento fiscal debieron practicarse sobre las sumas de U$S 1.400.000 que
la apelante abonara a la firma SICI de Milán, Italia, por la instrucción a técnicos de aquélla, sostiene que la distinción que
pretende la apelante de estar frente a un caso de capacitación de personas físicas y no de asesoramiento técnico, constituye una
hábil dialéctica que no logra rebatir la aseveración de que la instrucción o el asesoramiento no puede ser prestado sino a personas
físicas y que entonces Ducilo SA abonó dicho asesoramiento a funcionarios suyos en la inteligencia de que el mismo iba a
redundar en provecho suyo y no por cierto para que aquellos funcionarios enriquecidos con las enseñanzas recibidas las aplicaran
en su provecho propio.
Se trata pues, de una de las numerosas modalidades de asesoramiento previstas por el art. 62, inc. l) de la ley 11682, t.o.
1968, complementada con la entrega de material bibliográfico, etc.
En otros términos, el asesoramiento o instrucción a los técnicos es el asesoramiento o instrucción a Ducilo SA.
B.10. Que en lo tocante al impuesto sustitutivo, manifiesta que habiéndose desistido de las pretensiones del Fisco por el año
1967 y en lo que respecta a los años 1968 y 1969 por los que la causa debe continuar, los distintos aspectos se hallan vinculados
con el impuesto a los réditos por lo que cabe hacer remisión a los argumentos expuestos al contestar el recurso correspondiente a
dicho impuesto.
B.11. Que en lo referente a los agravios de la apelante por las multas que se le impusieron, pasa a referirse en primer término
a la defensa de prescripción sosteniendo que aun cuando se convenga que las disposiciones legales antes mencionadas no hayan
prorrogado los términos de prescripción para la acción penal o la pena, lo cual no se niega, la afirmación de no ser aplicable al
caso lo dispuesto por el art. 64, inc. 1) de la ley 11683, dado que la interrupción de la prescripción no se produce cuando ha
transcurrido el término legal respectivo, resulta inexacta.
Ello es así por cuanto la interrupción por comisión de nuevas infracciones se refiere a un hecho concreto o sea a la existencia
de aquéllas, lo cual no necesita hallarse instrumentado en forma legal bastando que se cometan nuevos ilícitos aunque éstos sean
detectados y sancionados con posterioridad para que la interrupción haya tenido lugar.
Por lo tanto las infracciones del año 1968 "suspenden" (interrumpen) la prescripción de las del año 1967 y las del año 1969 las
de los dos años aludidos precedentemente, de modo que el término para todas comenzó a correr el 1/1/1971.
Que en el aspecto de las argumentaciones de la actora consistentes en afirmar que no se han configurado los extremos
exigidos por los arts. 44, 45 y 46 de la ley 11683, t.o. 1974, afirma que si la doctrina de la Corte Suprema de Justicia
reiteradamente citada es aplicable al caso, las sanciones deben ser rigurosamente confirmadas pues la dualidad aparente entre la
actora y su accionista mayoritario por una parte no obedece sino al propósito de defraudar al Fisco, ya que en la práctica no se
concibe la existencia de relaciones jurídicas verdaderamente bilaterales y sinalagmáticas.
Por lo demás la pretensión de calificar como instrucción individual a sus funcionarios lo que es a todas luces un asesoramiento
técnico, no es aceptable como error de hecho en una empresa de la envergadura de la actora.
Por tal razón, las multas impuestas que en cada caso se han graduado en el mínimo legal, deben ser confirmadas y

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CONSIDERANDO:
I. Conjunto económico - Comisiones, intereses y ajustes por diferencias de cambio. Que corresponde tratar en primer término
los ajustes a que se refieren los siguientes puntos enumerados precedentemente en la reseña de agravios de la apelante, a saber:
b) Comisiones pagadas por exportación y por atención de clientes;
d) Intereses de préstamos abonados al exterior por adquisición de mercaderías en las que tuvo intervención el accionista
mayoritario de la apelante en el exterior, E.I. Dupont de Nemours y Cía.;
e) Deducciones por diferencias de cambio relacionadas con deudas de Ducilo SA, por reembolso de gastos e importación de
mercaderías;
Que en lo referente a las comisiones pagadas al exterior se aclara que son abonadas a empresas de un mismo conjunto
económico por atención de clientes de la firma local correspondientes a diversas empresas beneficiarias del exterior, que son
entes consolidados de propiedad de E.I. Dupont de Nemours y Cía. de los Estados Unidos de Norteamerica, afirmación ratificada
por la apelante en nota que se encuentra agregada a fs. 433 del 3º cpo. de a.a. (ver fs. 437 de dichos antecedentes).
Que los intereses pagados al exterior son los que se abonaron a los entes financieros internacionales que menciona la actora
(Export-Import Bank of Washington y First National City Bank of New York) y que efectivamente, tal como ella lo manifiesta han
tenido su origen en la financiación de compras que efectuara a su accionista mayoritario.
Que las diferencias de cambio consideradas como pérdidas del ejercicio tuvieron su origen en deudas de Ducilo SA con otras
vinculadas, E.I. Dupont de Nemours y Cía. (EE.UU.), Dupont International (Suiza) y Dupont de Venezuela CA, teniendo su origen
las que quedan en discusión en: reembolso de gastos, pagos de importaciones, pagos de comisiones por exportación (atención de
clientes), agregándose en el informe respectivo, que a tales diferencias se les dio el tratamiento de accesorios del contrato
principal "en virtud de la unidad económica existente y por aplicación del aceptado principio del aporte y la utilidad (pto. 1.8 del
informe de la inspección de fecha 1/6/1975, fs. 438 del 3º cpo. de a.a.).
Que además y como fundamentación legal de carácter general para realizar todos los ajustes que han sido cuestionados, se
dejó aclarado que de los antecedentes reunidos durante el curso de la verificación surgían evidentes indicios de subordinación de
la empresa local con E.I. Dupont de Nemours y Cía. de Estados Unidos de Norteamérica y que si a ello se agregaban
circunstancias tales como el control permanente ejercido por aquella empresa poseedora del 72,75% del total de las acciones
emitidas por Ducilo SA la provisión de materias primas principales y maquinarias, las retribuciones especiales a directores de alto
nivel ordenadas desde el exterior, el estudio y aprobación de proyectos de expansión efectuados también en el extranjero, la
asistencia técnica permanente y pago de regalías... "cabe concluir que entre dichas empresas existe una estrecha comunidad de
intereses que, para el presente caso, resulta compatible con el principio de conjunto económico previsto por la ley" (ver Cap. III
del informe de la inspección citado, fs. 439 y 440 del 3º cpo. de a.a.).
Que a más de las explicaciones dadas por la apelante en su recurso, y de las consideraciones generalizadas sobre estos
aspectos en discusión vertidas por el Fisco en su escrito de contestación, corresponde señalar también las características que
tienen los hechos del "sub lite" según resultan identificados a través de las comprobaciones de la inspección, las cuales se
encuentran sintetizadas en el ya citado informe de dicha dependencia agregado a fs. 437/440 del 3º cpo. de a.a.a.
Que tal como queda definida la cuestión planteada en el "sub lite" con referencia a estas impugnaciones, su solución
dependerá de un criterio dentro del que tenga relevancia la entidad de los hechos que dan lugar a aquéllas, definidos como
normales o anormales según las transacciones que acostumbran a celebrar sujetos independientes o por el contrario que tal
diferenciación resulte inoperante como consecuencia de la aplicación de pautas que, al desconocer la diferenciación subjetiva
tributaria de los entes intervinientes lleva a rectificar por ello, ciertos resultados patrimoniales.
Que en este aspecto cabe destacar que el enunciado criterio de apreciación de la existencia o no de una unidad económica
entre filial y entidad extranjera, no deja de ser congruente con aquellas características de la operatoria entre entes vinculados,
según los datos que corresponden o no a relaciones que tienen lugar entre sujetos independientes, pues en todo caso esta última
situación resulta ser el dato indiciario más vehemente.
Pero aquí cabe asimismo la importante observación de que no se enerva por ello el principio establecido desde antiguo en la
ley al que dicha pauta sirve, de que el rédito de las sucursales y filiales se determina a base de su contabilidad separada y que
sólo cuando no se refleje exactamente el beneficio neto de fuente argentina, se podrá considerar que filial y sucursal forman una
unidad económica.
Que sobre esta cuestión ha de manifestarse en primer término que, contrariamente a lo que sostiene el señor representante
fiscal en punto al criterio de la normalidad o anormalidad de las operaciones que tienen lugar entre entes vinculados, que no
puede trazarse una diferenciación tajante entre las situaciones anteriores y posteriores a la vigencia de la Ley del Impuesto a las
Ganancias, pues con referencia a los criterios que entran en juego en la materia en debate, no se advierten cambios significativos
que pudieran poner en discusión la vigencia de dicho principio, tal como lo consagraba el art. 14 de la ley 11682, cuando
preceptuaba, lo mismo que su correlativo actual, con algunas diferencias no significativas -y aun más si se tienen en cuenta las
reformas de la ley 21481- que el rédito (o ganancia) de las sucursales o filiales se debe determinar a base de su contabilidad
separada y que sólo cuando no se refleje exactamente el beneficio neto de fuente argentina se podrá considerar a tales efectos
que filial y sucursal forman una unidad económica.
Que como se ha dicho, puede advertirse sin dificultad que el enunciado criterio de la existencia o no de una "unidad
económica" entre filial y entidad extranjera no deja de ser congruente con aquellas características de la operatoria entre entes
vinculados, apreciadas según los datos que tienen lugar entre sujetos independientes, pues en todo caso esta última situación
resulta ser un indicio vehemente para descubrir la verdadera índole de los actos, relaciones y situaciones económicas que
efectivamente realicen o persigan los sujetos de las obligaciones tributarias. Pero la mera relación de empresa dominante, o la
que surge de la posesión del capital de la empresa del país no se contrapone, o mejor, no modifica ni subordina el concepto de la
fuente (por su ubicación territorial) que adopta nuestra legislación, de manera que nada pueda concebirse fuera de la noción del
aporte y de la utilidad, porque entonces dejarían de tener sentido las propias alternativas que da el art. 14 de la ley, a saber,
tratamiento de las operaciones o bien como sujetos independientes o bien según el criterio del aporte y la utilidad. Tampoco
tendría cabida la preceptiva establecida en la primer parte de dicho artículo cuando para establecer la ganancia parte de la
contabilidad separada de los entes vinculados y sólo en el caso de que sus registros contables no permitan establecer la ganancia
neta de fuente argentina "se podrá" considerar que aquéllos forman una unidad económica, lo cual es también otra manera de
conducir al criterio del aporte y la utilidad.
Todo ello revela de una manera evidente que la idea de la vinculación económica para los efectos que disciplina este artículo,
apunta a una referencia que es de operatoria o dinámica, vale decir, a las características que puede revelar el quehacer "en sí
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mismo" de dos sujetos formalmente diferenciados y en nada tiene en cuenta la organización de actividades que pueden
concebirse unitariamente a través de la composición del capital (empresas transnacionales).
De ahí que si bien las pautas de la actividad apreciada según las características de las relaciones establecidas entre sujetos
independientes no puede ser descartada, esta preceptiva no tiene otro significado que el de contemplar adecuadamente, en el
fondo, los fenómenos de simulación o aplicación de estructuras jurídicas inapropiadas a la verdadera naturaleza de la relación
económica subyacente (vgr. subfacturaciones, falsos préstamos, utilidades encubiertas, etc.).
Que ha sido concordantemente con todas estas razones que en diversos pronunciamientos de este Tribunal, entre otros,
emitidos en las causas 271-I, "Monsanto Argentina s/apelación - réditos, réditos (agente de retención) y STGB", sentencia del Dr.
Francisco Martínez de fecha 27/10/1978, cuya doctrina ha sido ratificada en otras posteriores, expte. 297-I "IBM World Trade
Corporation", sentencia A-57 de fecha 30/8/1979; expte. 335-I "Cía. Embotelladora Argentina SA", sentencia A-95 de fecha
23/11/1979, se ha dicho que existen en la ley que crea el impuesto, una serie de disposiciones aplicables a los períodos en
discusión de conformidad con las cuales la utilidad de fuente nacional atribuible a las sociedades del país filiales de empresas
extranjeras debe determinarse, de igual modo que en la hipótesis de sucursales, sea a base del llamado método directo, como lo
preceptuaba el art. 14 de la ley 11682 (contabilidad separada) o atendiendo a la utilización de la técnica indirecta de la liquidación
del beneficio comercial o industrial de esas entidades o sucursales, pues el mismo texto legal preceptuaba que a falta de
contabilidad suficiente o cuando ella no reflejara exactamente el beneficio neto de fuente argentina, se podría considerar que filial
y sucursal formaban una unidad económica para apreciar el rédito neto sujeto a gravamen.
Que con relación al método indirecto de liquidación también se dejó aclarado que el art. 12 del reglamento de la ley disponía
con bastante claridad que al establecimiento filial o sucursal se le imputaría el resultado que se hubiera obtenido por empresas
independientes que se dediquen a idéntica o similar explotación y que paralelamente con este principio, el art. 9, inc. b) de la ley
establecía que en el supuesto de importación de mercaderías para su industrialización o reventa por una sociedad del país
dependiente o dominada por la vendedora, los precios admisibles no podían ser superiores a los precios mayoristas vigentes en el
lugar de origen más los costos de seguro y fletes hasta la República y que por último, del párrafo final del ya citado art. 14 de la
ley se infería, contrariamente a lo que podría hacer pensar un examen superficial de la regla que él establecía, que el legislador
no ha prescindido de la personalidad jurídica de la sociedad constituida en la República dependiente de una entidad extranjera
dominante, sea para acoger la llamada teoría del órgano, sea para adoptar una aplicación modificada de dicha teoría, ni se había
dejado de lado esa personalidad para atribuir el beneficio a la sociedad madre extranjera renunciando al principio de
territorialidad (localización territorial) de la fuente, o "con el vano intento de sujetarla al gravamen del país de la filial por las
utilidades obtenidas en la República".
Por el contrario, aquel método indirecto de averiguación de la ganancia de la entidad subsidiaria nacional sólo perseguía su
determinación, cuando así correspondiera, a partir del beneficio total del conjunto para repartirlo conforme algún criterio
razonable como podría ser la cuantía del capital de cada empresa o las cifras de ventas de cada una.
Pero nada había en aquel último párrafo del art. 14 de la ley 11682 que autorizara a concluir que quedaba suprimida la
condición de sujeto autónomo de derechos que el ordenamiento de fondo reconoce a los organismos aquí constituidos ni a
prescindir, de una manera u otra, de las relaciones jurídicas concertadas entre las filiales y la empresa madre extranjera.
Que asimismo y al igual que en aquellas situaciones tratadas en dicho pronunciamiento, en la presente causa el Fisco no ha
afirmado en momento alguno que se está en presencia de la hipótesis prevista en ese párrafo final, o sea aquélla en que el rédito
de fuente nacional no pueda establecerse atendiendo a la contabilidad separada de la entidad filial del país.
Que también como ya ha quedado establecido con relación al problema de las diferencias de cambio, "no cabe negar a la
recurrente el derecho que otorgaba el art. 53 de la ley 11682 antes de la reforma introducida por la ley 14909 y que a falta de
impugnación al respecto por parte de la DGI, ha de estarse necesariamente al sistema de opción que establecían las normas
respectivas.
Que por las razones precedentemente expuestas corresponde desestimar los cargos formulados por estos conceptos.
Que en lo referente al tratamiento de los gastos por asesoramiento técnico y regalías pagadas (años 1968 y 1969) atento a la
manifestación formulada por la actora en su escrito de interposición del recurso, fs. 99, referida al acogimiento a los beneficios de
la ley 20532, la cual no ha sido cuestionada por el Fisco, no cabe emitir pronunciamiento alguno sobre esta materia.
II. Pagos Especiales - Gratificaciones Tipo B.
Que con relación a la impugnación de los gastos por pagos de las denominadas gratificaciones tipo B, la resolución recurrida
afirma que las erogaciones contabilizadas en las cuentas 831 Pagos Especiales y 767-90 Gastos de Presidencia-Varios, se
efectuaron para abonar a E.I. Dupont de Nemours y Cía. por servicios de personal especializado y reembolso de gratificaciones
que la firma del exterior realiza a personal de Ducilo SA "no constituyen gastos originados en la actividad productiva local" ni se
han considerado deducibles las sumas reintegradas por (a) la firma del exterior siendo disposiciones de dinero que efectúa el
accionista mayoritario "para premiar a quienes cuidan de sus intereses colocados en el país" y que Ducilo SA actúa como agente
distribuidor de premios a dependientes suyos por cuenta y orden de la casa matriz y por motivaciones que no guardan una directa
vinculación con el proceso productivo de la filial del país.
Como se recordará, en el escrito de responde del Fisco Nacional se reitera esta posición al afirmarse que el criterio adoptado
por dichas gratificaciones se justificaba porque teniendo en cuenta su mecanismo no se pudo concluir sino en que Ducilo SA
actuaba como mero distribuidor de su casa matriz.
Que por su parte, en el alegato de bien probado de fs. 306/307 el Fisco, tras insistir que tales gratificaciones no son abonadas
al personal de Ducilo SA sino al de Dupont y ser esta última quien concreta la adjudicación de éstas, agrega que no cambia tal
situación el hecho de surgir de la prueba en análisis que Ducilo SA gira los fondos para concretarlas, pues no es esta última
circunstancia la que decide en definitiva si los gastos son o no deducibles sino que ello depende de establecer si de las probanzas
arrimadas -que no surgen concretamente- las tareas desempeñadas por los beneficiarios que se hallan en el exterior permiten
vincularlas con el proceso productivo de la recurrente, pues recién así tendrían el carácter de gastos para obtener, mantener y
conservar réditos.
En este aspecto, no se han localizado contratos o documento alguno de carácter obligacional para Ducilo SA con respecto a
dichas gratificaciones.
Que en síntesis, el único mérito de la prueba consiste en un aspecto excluido de la litis, es decir: que las gratificaciones fueron
abonadas de acuerdo a una determinada operatoria, pero ello en modo alguno lleva a concluir que la deducción haya sido
incorrectamente rechazada por el Fisco.

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Que no obstante tales aseveraciones cabe advertir en primer término, que las probanzas arrimadas a fs. 194/293 desvirtúan
las consideraciones en que se basó el Fisco Nacional para formular sus observaciones, pues contrariamente a aquéllas, no se trata
de retribuciones pagadas al personal de Ducilo SA por el accionista mayoritario del exterior y "a quienes cuidaban de sus intereses
en el país" actuando en tales casos la empresa local como un mero agente distribuidor de tales rentas, sino que los datos
arrimados permiten inferir que antes bien, era la empresa Dupont la que en tales situaciones actuaba como agente distribuidor, a
través de la intervención del custodio de gratificaciones, y que las erogaciones correspondientes eran soportadas por el patrimonio
de la entidad mencionada en primer término.
Que por su parte la afirmación sobre la inexistencia de documentos de carácter obligacional para Ducilo SA respecto del pago
de gratificaciones "Tipo B", no tienen en cuenta que el acta de Directorio 365 de fecha 11/2/1965 que dispuso el pago de las
citadas gratificaciones a su personal, constituye una decisión adoptada por uno de los órganos de voluntad del ente,
representativa de una determinación con valor autónomo y cuya consideración no puede omitirse por ser uno de los elementos
que concurren a fijar el contenido de las relaciones jurídicas que dan lugar a aquellos pagos.
Que por último, el argumento de que las probanzas arrimadas podrían acreditar a lo más la existencia de una operatoria
determinada sin que prueben por sí mismas la realización de tareas vinculadas con el proceso productivo de la recurrente ni
desvirtúan por ello el rechazo de las deducciones efectuadas, no condicen con los datos que surgen del informe pericial producido
a fs. 22/41 del cpo. de a.a. (agente de retención). En efecto, tanto los beneficiarios de las gratificaciones "Tipo B" pagadas en los
períodos en discusión (1968 y 1969) que en las traducciones de los comprobantes de contabilidad agregados a fs. 267/292
figuran ubicados en EE.UU. como los que se dan ubicados en Ducilo SA, vgr.: Henry L. Bunker, Douglas Duncan, James S.
Hickson, Thomas A. Casadevall, Robert Bickling, Edward M. Cooper, coinciden con los nombres de las listas que se acompañaron
al informe pericial mencionado, en los que se detallan sus cargos, a saber: Henry L. Bunker, gerente División Diseños; Douglas R.
Duncan, gerente División Desarrollo; James S. Hickson, gerente Producción Div. Celofán "Freon"; Thomas A. Casadevall, director
de Finanzas; Charles R. Bickling, gerente Planeamiento, Departamento Producción; Edward M. Cooper, vicepresidente ejecutivo.
Algunos de ellos, ubicados como personal no en relación de dependencia o en relación de dependencia (Luis C. Pryor) (Carlos R.
Monsegur) figuran con asignación especial (entrenamiento EE.UU.).
Que por lo demás las tardías observaciones que formula el Fisco en su alegato no podrían conducir eventualmente sino a una
alternativa ambigua, puesto que de admitir la hipótesis de que un personal (o alguno) radicado en el exterior no podría vincularse
con el proceso productivo de la empresa local, tampoco hubiera podido estar al cuidado de los intereses colocados en el país del
accionista mayoritario extranjero. Ello tendría que haber llevado en su momento, dentro de una sana práctica administrativa, a
profundizar el examen de la procedencia de las retenciones practicadas al personal en relación con la vinculación de la fuente
productora del rédito, a diferencia de la actitud fiscal que no formuló reparo alguno en tal aspecto, por cuanto hubiera
correspondido compensar los pagos efectuados en exceso con las omisiones atribuidas en el mismo rubro omisión de retenciones
por otros conceptos.
Que por último y si bien la doctrina de nuestros tribunales ha establecido la obligación de los contribuyentes de probar aun
más allá de sus registros y comprobantes contables según sean las circunstancias que pongan en evidencia el ejercicio de las
atribuciones de verificación y fiscalización de las obligaciones tributarias, tal inversión de la carga de la prueba no puede
extremarse cuando los datos indiciarios que se examinan son verosímiles y concordantes, pues ello no importa el apartamiento de
su apreciación según las reglas de la sana crítica y de acuerdo con la experiencia que el juez tiene del mundo y de las cosas.
Que en cuanto a la oportunidad en que corresponde incluir estas retenciones en el balance impositivo, debe confirmarse el
temperamento que aplicó en años anteriores la DGI, según lo manifiesta la recurrente, y que tiene en cuenta el momento en que
se produce el efectivo pago de las gratificaciones a sus beneficiarios.
III. Utilidades por certificados de cancelación de deudas tributarias.
Que en lo relativo a las observaciones por no haber considerado en los balances impositivos las utilidades provenientes de la
negociación de certificados de cancelación de deudas es de observar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido
reiteradamente que los títulos de cuya transferencia surge un beneficio exento de acuerdo con las disposiciones contenidas en el
art. 19, inc. t) de la ley 11682, t.o. 1968, son los que presentan como características comunes, entre otras, la circunstancia de
que se emiten en serie y correspondan a la finalidad de obtención de capitales por las entidades que los otorgan, particularidades
que son extrañas a los certificados y documentos de cancelación de deudas y certificados de reintegro de impuestos, razón por la
cual no cabe considerar exenta del impuesto a los réditos la utilidad que en forma habitual se obtiene de su negociación (ver
entre otros "The Coca Cola Exp. Corporation -suc. argentina-", sentencia de fecha 23/12/1980).
Que en cuanto al requisito de la habitualidad, se halla suficientemente acreditado según las constancias que obran en los
antecedentes administrativos que corren por cuerda, que la recurrente ha realizado en forma continuada esas operaciones
durante los años 1963 a 1969 (ver fs. 169 del 1º cpo. de a.a., fs. 287 y 389 del 2º cpo. y fs. 443 del 3º cpo.).
Que en lo atinente a las objeciones que la apelante formula adicionalmente a este criterio, consistentes en que tales
operaciones deberían tener como propósito la comercialización de dichos valores (adquisición y reventa) para estar gravados con
el impuesto a los réditos y no su aplicación directa al pago de deudas impositivas como lo ha hecho, cabe manifestar que el
criterio que hace corresponder esas operaciones a la fuente productora del rédito, no es tanto su repetición o la forma como se
realizan, sino su cabal inserción dentro del giro de las actividades comerciales de la empresa, puesto que los propósitos buscados
no son otros que mejorar de alguna manera y en mayor o menor medida los resultados del ejercicio (cfr. López, Alberto T.: "El
impuesto a los réditos" - T. I - pág. 20; Reig, Enrique J.: "Impuesto a la renta" - pág. 50).
Que es por tales consideraciones que no pueden desecharse las apreciaciones del organismo recaudador en este aspecto
cuando afirma que aquellos documentos fueron adquiridos "con evidente ánimo de lucro y propósito comercial aunque no figure
dentro de las actividades específicas a desarrollar por la firma" (ver fs. 389/390 del 2º cpo. de a.a.).
Que en virtud corresponde confirmar estos cargos.
IV. Impuestos internos repetidos.
Que en lo relativo a los impuestos internos abonados de más durante los años 1957 a 1962 y cuyo cómputo la inspección
consideró que debía ser efectuado en los ejercicios 1968 y 1969 que corresponden al momento en que se obtuvo su devolución,
cabe tener presente en primer término que esta situación se encontró normada en su momento en las prescripciones contenidas
en el art. 15 de la reglamentación de la Ley de Impuesto a los Réditos (cfr. decreto 178/1958) las cuales establecían que las
diferencias de impuestos provenientes de ajustes se computarán en el balance impositivo correspondiente al ejercicio en que se
determinen o paguen según fuese el método, devengado o percibido, adoptado por el contribuyente.

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Tales preceptos pasaron a ser incorporados, luego, al propio texto de la Ley de Impuesto a las Ganancias 20628, en virtud de
las modificaciones que le introdujera el art. 1, pto. 8 de la ley 21481, gravamen que, como es sabido, sustituyera al anterior sobre
los réditos mediante la institución de un régimen de características enteramente similares y con disposiciones comunes, que le
dan la verdadera significación de un tributo meramente reemplazante del anterior.
Que la situación precedentemente descripta de que la preceptiva contenida en una prescripción reglamentaria pasa luego a
formar parte de la ley dentro de un tributo que por muchas consideraciones ha sido un mero sustituto del anterior debe ser tenida
especialmente en cuenta por este Tribunal en orden a la conveniencia de hacer uso de sus atribuciones de aplicar en la especie la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que se ha pronunciado sobre la inconstitucionalidad de aquella norma
reglamentaria, como excepción al principio general que viene reconocido por el art. 167 de la ley 11683, t.o. 1978 y sus modif.,
que le veda ejercer tal control sobre las leyes y reglamentos tributarios.
Que con referencia al pronunciamiento aludido, recaído en la causa "Chicago Bridge & Irom C. Suc. Argentina" (30/4/1973)
(ver DF - T. XXIII - pág. 324), el mismo debe ser objeto de especial ponderación a la luz de las opiniones vertidas en el voto en
minoría, a efectos de decidir en punto a si ese pronunciamiento puede ser merituado por este Tribunal con fuerza vinculante
suficiente, tal como lo reconoce con carácter general la doctrina sobre la materia.
Que en el referido voto se expresó, entre otras consideraciones, "Que es jurisprudencia reiterada de esta Corte que la
declaración de inconstitucionalidad de normas legales o reglamentarias constituye una de las más delicadas funciones susceptibles
de encomendarse a un Tribunal de Justicia; es un acto de suma gravedad institucional y debe ser considerado como la `ultima
ratio' del orden jurídico (Fallos: 260:153; 264:364 y otros). En igual sentido tiene declarado este Tribunal que la atribución de
decidir la inconstitucionalidad de preceptos legales sólo debe ser ejercida cuando la repugnancia con la cláusula constitucional es
manifiesta y la incompatibilidad inconciliable (Fallos: 247:121, consid. 13º y sus cits.)".
Que asimismo se dejó señalado que el art. 15 del decreto reglamentario en discusión (decreto 178/1958) contemplaba una
situación no específicamente prevista en la ley e imputable a la conducta del particular, cual es el caso de declaraciones juradas
que consignan un resultado que se ajusta a los presupuestos legales de liquidación de los tributos y que en tales condiciones, la
solución que proporcionaba no podía ser calificada como manifiestamente inconciliable con el sistema general establecido por la
ley 11682, en cuanto permite computar las diferencias de impuestos en el balance correspondiente al ejercicio en el que se
determinen o paguen, según el método habitualmente seguido por el contribuyente.
Que teniendo en cuenta estas consideraciones, no cabe apartarse en el presente caso de la solución reglamentaria
mencionada, por lo que corresponde confirmar los cargos por este concepto.
V. Deducciones Proyecto 1900.
Que con relación a los cargos que se formularon en razón de haberse impugnado los gastos relacionados con la instalación de
una planta industrial que en su oportunidad fuera desechado (Proyecto 1900) corresponde acoger las argumentaciones de la
recurrente en cuanto a que los gastos incurridos en investigaciones o estudios y diseños que se realizaron con el objeto de llegar
a la propia producción del hilado de nylon que utiliza en su industria son gastos indiscutiblemente relacionados con su actividad y
por lo tanto, calificables como gastos necesarios para obtener, mantener y conservar la fuente del rédito. Paralelamente, los
gastos que tengan como contrapartida directa (asignabilidad) la incorporación de bienes de capital tangibles tienen su propio
régimen de deducibilidad reglamentada a través del sistema de amortizaciones autorizadas.
Que sin perjuicio de lo expuesto también en este aspecto debe señalarse que todos aquellos gastos que no tengan asignación
a determinados bienes intangibles de características "sui generis" (tales como llaves, marcas, patentes, etc.) no son susceptibles
de ser considerados como bienes de activo y consecuentemente el tratamiento fiscal que les corresponde es su consideración
como gasto puro y simple.
Que ello trae aparejada la consecuencia de que su deducibilidad será admisible, según sea el método utilizado para la
determinación del rédito imponible (devengado o percibido), en el momento en que los gastos se hayan devengado o pagado,
respectivamente.
Que por las razones apuntadas corresponde desestimar en este aspecto el método seguido de acuerdo con las explicaciones de
la recurrente, consistente en considerar incorporados a su patrimonio los gastos activados para deducirlos globalmente como
pérdida en el momento en que se decidió abandonar el proyecto.
Que en tal sentido, corresponde modificar en esta parte la resolución apelada, declarando que sólo son deducibles los gastos
que se hayan devengado en cada uno de los ejercicios discutidos.
VI. Agente de Retención - Pagos SICI de Milán.
Que con relación a las omisiones de actuar como agente de retención que se le atribuyen sobre las sumas giradas o pagadas a
la empresa SICI SRL de Milán en concepto de las retribuciones pactadas en la cláusula primera del contrato de fecha 17/5/1968
que en copia obra agregada a fs. 331/334 del 2º cpo. de a.a., corresponde examinar, en primer término, la defensa de
prescripción que opone la apelante fundada en que las normas establecidas por las leyes 20026 y 20904 no eran aplicables a este
caso.
Como se ha relatado, este argumento se fundamenta en que las prórrogas de los plazos de prescripción que establecían dichas
leyes con relación a los determinados por la ley 11683, guardan una estrecha vinculación con las normas de la denominada " Ley
de Blanqueo" que lleva el Nº 20532.
Es sabido que el art. 1 de esta ley estableció un nuevo vencimiento general a fijar por la DGI para ciertos impuestos, entre los
que figuraba el de réditos, correspondientes a ejercicios cerrados hasta el 31/12/1972 que no hubieran prescripto y que sólo
tendría efectos "con relación al monto del impuesto que se hubiera omitido declarar". También se aclaró en el mencionado artículo
que este último vencimiento tendría efectos en el cómputo de los términos de la prescripción, para los que se tendrían en cuenta
los vencimientos originales afectados por el nuevo vencimiento antes indicado.
Por su parte, el art. 8 de la ley 20532 amplió en un (1) año los plazos de la prescripción de los impuestos y los accesorios,
excluidas las multas, que debían producirse el 1/1/1974 "y que se mencionan en el art. 1 de la ley 20532", prescripción que rigió
tanto a favor como en contra del Fisco.
A su vez, la ley 20904 prorrogó por un año más este último plazo haciendo referencia igualmente a los impuestos y
accesorios, con exclusión de las multas, que se mencionaban en el art. 1 de la ley 20532.
Que si ha de atenderse a una interpretación racional de las normas en juego teniendo en cuenta la finalidad específica que
ellas persiguen como único método que puede revelar, en la especie, las pautas a las que corresponde subordinar su correcta

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aplicación, reservando el propio lugar que en otras hipótesis puede corresponder a la interpretación sistemática, a la lógica y a la
literal o gramatical (ver Ennecerus) ha de convenirse que el funcionamiento de las prórrogas de los plazos de prescripción
conectado con los preceptos de la ley 20532, sólo pudo tener en vista una finalidad práctica, cual ha sido la de contrabalancear
esa suerte de sanción premial consistente en la "prórroga de los vencimientos generales" con una extensión correlativa de las
facultades del organismo recaudador "para determinar y exigir tributos y sus accesorios", con exclusión de las multas, todo lo cual
contribuía globalmente al logro de un estímulo en la recaudación y con relación "a los tributos que se omitieron declarar a la fecha
de sanción de la ley 20532", es decir, al 30/8/1973 (ver art. 1 de la RG DGI 1573) y dejando a salvo también los derechos
eventuales de los contribuyentes al "solve et repete". Esto último motivó precisamente esa preocupación específica de que la
prórroga de la prescripción rigiera tanto a favor como en contra del Fisco.
Que no han significado esas prórrogas, pues, una prórroga generalizada de los plazos de prescripción que prevé la ley 11683,
ni han de relacionarse por lo tanto de una manera indiscriminada con la sola enumeración de los tributos contenida en aquella Ley
de Blanqueo, porque los tributos que en rigor estaban definidos en ella eran las porciones (o su total) que se omitieron declarar a
la fecha de su sanción.
Que teniendo en cuenta estas consideraciones previas, el problema planteado ha de encontrar su solución definitiva en el
examen de la cuestión consistente en saber si la prórroga de los plazos de prescripción ya vistos tuvo aplicación respecto de los
agentes de retención que omitieron retener los impuestos que sus responsables directos omitieron declarar a su vez,
comprendidos en la ley 20532.
Que ese problema exige consultar las disposiciones que gobernaban los aspectos referidos a ellas, debiendo señalarse aquí
que el art. 3 del decreto reglamentario 1406/1973 estableció que los regímenes especiales de regularización previstos para los
impuestos contemplados en el art. 1 de la ley "no alcanzaban a los agentes de retención por sus obligaciones en este carácter" no
obstante que los podía beneficiar el acogimiento a esos beneficios que formularan los responsables por cuenta propia de los
impuestos respectivos.
El art. 4 de la RG 1573 vino a reiterar esa disposición reglamentaria, repitiendo que si bien este régimen no alcanzaba a los
agentes de retención, la regularización que hicieran los deudores del impuesto los beneficiaba indirectamente a ellos, pero aclaró
que este beneficio era para las retenciones "que no tuvieran el carácter de pago único y definitivo", como es la del caso.
Es evidente que lo que quiso dilucidar esta última disposición es que los titulares de rentas domiciliados en el exterior no
tenían forma posible de regularizar su situación dentro de la ley 20532, porque la única forma de pago es aquí por retención, y los
agentes de retención no podían acogerse a aquellos beneficios en ningún caso.
Si como se entiende las prórrogas de las prescripciones eran para los impuestos omitidos regularizables y si se admite la
alternativa que se acaba de ver, que es la más correcta y lógica no hubo entonces en el tema de las retenciones a las que se
refiere la presente causa, aumento alguno de los plazos de prescripción que pudiera beneficiar al Fisco.
Que no obstante ello, dado que en el tema de estas franquicias la doctrina ha venido a afirmar que no había prohibición alguna
para que los titulares domiciliados en el exterior pudiesen regularizar su situación según la ley comentada (ver Cid, Aurelio y Mc.
Ewan, Héctor: "El nuevo régimen de Regularización Impositiva"; ley 20532, DF - T. XXII - pág. 445), el problema de los agentes
de retención debe ser objeto entonces, de una consideración adicional, porque si aquellos titulares de renta domiciliados en el
exterior hubieran podido regularizar eventualmente su situación dentro de la ley comentada, cabría concluir que los términos de
prescripción de sus obligaciones quedaron indudablemente prorrogados.
Que siendo ello así, lo que corresponde examinar es si los términos de prescripción de las obligaciones impuestas para los
agentes de retención quedaron prorrogados con relación a los casos en que no habiéndose practicado la retención, sus titulares
omitieron declararlos a su vez.
Que si bien en punto a los beneficios consiguientes la suerte de los agentes de retención quedó condicionada, como se ha
visto, el acogimiento que formularan o no los titulares del impuesto, el punto relacionado con la prescripción dependerá en estos
casos de establecer una diferenciación técnica consistente en saber si los agentes de retención tienen o no la misma prescripción
que los retenidos.
Que si bien esta situación no se encuentra definida en forma expresa por la ley, es posible inferir sin embargo, por vía de
interpretación sistemática, cuáles son los principios a los que corresponde sujetar el cómputo de los términos de prescripción en
estos casos.
Que con relación a este punto se advierte que tanto el art. 53 de la ley 11683 (t.o. 1968) como sus correlativos de
ordenamientos posteriores fijan dos términos de prescripción para determinar y exigir tributos, a saber, una prescripción corta
que rige: para los contribuyentes inscriptos, para los que no tengan la obligación de inscribirse y para los que teniéndola
regularicen espontáneamente su situación.
La prescripción larga se aplica por su parte, a aquellos responsables que no hubieran cumplido con la obligación de inscribirse
y que tampoco se hayan presentado.
Ahora bien, tanto el art. 46 del decreto reglamentario anterior, 1160/1974, como el art. 53 del actual decreto 1397/1979, se
ocupan de aclarar que los contribuyentes a quienes les alcanza la prescripción larga son los obligados a pagar los impuestos que
se perciben mediante declaración jurada y que se considerarán no inscriptos cuando no las hubiesen presentado, o no se les
hubiese determinado impuesto, o no figurasen con número de inscripción asignado. Pero también hacen la importante aclaración
que los responsables sujetos a la prescripción larga son los sujetos obligados "por deuda propia" (art. 15 de la ley). Es decir que
excluye la disposición respectiva, a los agentes de retención con independencia de que sus obligaciones deben ser
cumplimentadas o no a través de declaraciones juradas.
Que estas conclusiones son coincidentes con la opinión de la doctrina cuando se plantea el problema referido al comienzo del
término de prescripción de la acción del Fisco contra los agentes de retención: "...el término debe contarse a partir del 1 de enero
siguiente al año de vencimiento de la obligación personal a cargo de los agentes de retención o de los agentes de percepción,
pues ella es independiente de la obligación del contribuyente directo; en este caso pues deben tenerse en cuenta los `plazos
generales' fijados para el ingreso de los fondos retenidos" (Giuliani Fonrouge y Navarrine: "Procedimiento Tributario" - 2ª Ed. -
1981 - pág. 296).
Que asimismo en el aspecto en consideración cabe tener en cuenta que según el informe de la inspección agregado a fs. 2 del
cuerpo de antecedentes administrativos Réditos (agente de retención), el importe de U$S 1.400.000 por el concepto observado
fue abonado a la empresa SICI de Milán acreedora del exterior con fecha 1/7/1968.

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Que de acuerdo con lo que disponía el art. 61, inc. l, 2º párr. de la Ley de Impuesto a los Réditos (t.o. 1968) las sumas en
concepto de honorarios u otras retribuciones por asesoramiento técnico, financiero o de otra índole prestado desde el exterior que
se abonaran a los beneficiarios extranjeros, quedaban sujetos a retención sobre el saldo resultante de descontar las deducciones
autorizadas, y en su art. 41 correspondiente al título "De la retención del Impuesto" la reglamentación (texto s/decreto 586/1968)
disponía que "salvo otra disposición de este reglamento o de la Dirección la retención del impuesto se efectuará sin deducciones
por mínimo no imponible y cargas de familia, debiendo los agentes de retención ingresar el impuesto retenido dentro de los
quince (15) días hábiles de realizado el pago o acreditando el rédito".
Que en un todo de acuerdo con las conclusiones expresadas precedentemente y con sujeción a los términos que preveía el art.
53 de la ley 11683 (t.o. 1968 y sus modif.) la prescripción de las retenciones omitidas según se le atribuyen a la actora, se había
producido al 1/1/1974, motivo por el cual y sin entrar a considerar la cuestión de fondo que se debate, corresponde declarar
improcedente la reclamación de las respectivas sumas adeudadas, por haberse efectuado en una resolución posterior que lleva
fecha 12/12/1975.
VII. Impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes.
Que en un todo de acuerdo con las conclusiones a que se arriba en el presente sentencia con relación a los distintos ajustes
del impuesto a los réditos, corresponderá efectuar las rectificaciones a que hubiere lugar, en su caso, con respecto a los cargos
formulados en el primero de los nombrados.
VIII. Multas.
Que en cuanto a las penalidades aplicadas, cabe rechazar en primer término la defensa de prescripción interpuesta por la
accionante ya que como bien lo señala el señor representante del Fisco, dentro del régimen de la ley 11683, aplicable al caso, la
prescripción de la acción penal y de la pena se interrumpe por la comisión de nuevas infracciones.
Que sin perjuicio de ello, corresponde reducirlas al mínimo legal, es decir, al veinte por ciento (20%) de las diferencias de
impuesto que se confirman, con arreglo a lo establecido por el art. 44 de la ley 11683 -t.o. 1974 y sus modif.-, atento a las
características de las infracciones incurridas y dado que los elementos de juicio reunidos no permiten inferir que haya mediado
una conducta fraudulenta por parte de la actora.
Que la regulación correspondiente deberá efectuarse con base del impuesto sin actualizar, atento a que la fecha de comisión
de las infracciones es anterior a la ley 21281.
IX. Que corresponde declarar que no proceden los intereses del art. 129 de la ley 11683, t.o. 1974 y sus modif., por los cargos
que se confirman, atento a que las características de las cuestiones planteadas permiten inferir que la actora pudo creer
razonablemente que tenía fundadas razones para apelar.
X. Que en cuanto a las costas, corresponde imponerlas por su orden por análogas razones.
Por ello,
SE RESUELVE:
1º) Modificar las resoluciones apeladas en la forma de que dan cuenta los considerandos precedentes.
2º) Declarar que no corresponde la aplicación de los intereses previstos por el art. 129 de la ley 11683 -t.o. 1974 y sus
modif.-, por los cargos que se confirman.
3º) Disponer que dentro de los treinta (30) días de notificada, la DGI practique la reliquidación pertinente, autorizándola a tal
efecto a retirar los respectivos antecedentes administrativos con intervención de Mesa de Entradas.
4º) Imponer las costas de esta instancia por su orden.
5º) Dejar constancia que la presente sentencia se dicta con el voto coincidente con dos vocales titulares de la Sala A, por
hallarse en uso de licencia el restante miembro titular de la misma (arts. 166, 2º párr., de la ley 11683 -t.o. 1978 y sus modif.-, y
52, 2ª parte, del Reglamento de Procedimiento).
Regístrese, notifíquese, oportunamente devuélvanse los antecedentes administrativos y archívese.
Héctor C. Morón - Egidio R. Abálsamo - Felipe Stepanenko (Sec.)
Texto Completo

Cita digital: EOLJU130512A Editorial Errepar - Todos los derechos reservados.

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