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Es importante recordar que el niño no viene preparado para saber cómo tomar
el lápiz, por lo cual, si desde los dos o tres años se le va guiando y modelando
a cómo obtener una prensión adecuada (pinza trípode o dígital), mayores serán
las posibilidades de que la destreza grafomotora se estabilice y automatice de
manera adecuada.
En los niños que no logran la pinza trípode suele costarle mucho esfuerzo y
cansancio escribir, porque la fuerza motora se encuentra mal distribuida.
PRECALIGRÁFICA
- Entre los 5 y 6 años
- Se observan trazos y curvas angulosas y mal cerradas.
- Hay irregularidad en las letras y uniones imperfectas.
- Se observan errores gráficos con deformaciones de letras, líneas
descendientes entrecortadas, trazos vacilantes, temblor.
CALIGRÁFICA
- Entre los 8 y 9 años.
- Los trazos se asemejan al modelo aprendido.
- Los trazos son suaves, las líneas rectas.
- Hay uniones entre las letras y respeta los márgenes.
- Para los 10 u 11 años se observa mayor número de irregularidades
en la dimensión de la letra.
POSTGALIGRÁFICA
- Desde los 12 en adelante, escriben normalmente sin esfuerzo.
- La escritura se utiliza para actividades extraacadémicas.
- La letra toma características personales.
- En este momento es importante la fluidez.
Es importante que al principio cuenten con ayuda memoria de los trazados para
que puedan practicar e incorporar las letras de manera autónoma.
Hay autores, como Rufina Pearson, que consideran que es únicamente una
dificultad específica para automatizar y lograr el trazado correcto y fluido de las
letras a fin de que sean legibles y se ubiquen de un modo apropiado en un
espacio gráfico determinado.
Otros autores, como Defior Citoler, indican que la disgrafía no sólo hace
referencia a la forma de la letra, sino en el sentido amplio de la expresión
escrita, por lo que afecta el uso gramatical, la puntuación, organización de
párrafos e ideas. A esta perspectiva hacemos referencia nosotros cuando
hablamos de disgrafía: a la dificultad en la escritura en el sentido amplio.
La disgrafía es una dificultad en el control del trazado que da por resultado una
tipografía poco clara o no tan legible. Son niños que desde pequeños le cuesta
el dibujo, el manejo del tamaño en la hoja y el control inhibitorio del lápiz. Otros
síntomas comunes en disgrafía son: errores de sustitución y de omisión,
uniones y fragmentaciones incorrectas, mal uso de la mayúscula, escritos
cortos, pobremente organizados, con una puntuación inadecuada, limitados en
ideas.
PRUEBAS INFORMALES
Escritura espontánea:
Observar:
- Organización de las ideas
- Estructura interna de oraciones y párrafos
- Coherencia y cohesión
- Vocabulario
- Riqueza ideativa: imaginación para crear escritos.
Copia de oraciones
PRUEBAS FORMALES:
Test de Bender – VMI
Evalúa la capacidad de reproducir figuras, la coordinación visomotriz,
trazado de ángulos e integración de figuras.
Figura compleja de Rey
Evalúa la calidad de reproducción, organización, planificación y memoria
visual.
WISC (Sub prueba de claves)
Evalúa la copia, la automatización y memoria visual.
En el siguiente apartado veremos algunas estrategias para trabajar en el
consultorio o en el hogar el proceso grafomotor.
ABC’s Writer.
Escritura multisensorial:
En una bandeja o caja, colocamos harina de maíz, arena, arroz u otro. Se le
propone al niño que realice el trazado de las letras con su dedo, un pincel o
palillo. Pueden utilizar como soporte visual un abecedario. El objetivo es que
memorice las letras y su grafismo. Esta actividad aplica a todas las tipografías.
Letras táctil:
Se le presenta al niño las letras con una textura diferente a la cual tienen que
identificar tocando con los ojos cerrados. De esta menera trabajamos la
identificación de la letra con las habilidades mediante la entrada multisensorial.
Las letras se pueden armar con lija, telas, brillantina/polenta pegada a la hoja.
Permitir que escriba con el tipo de letra que le resulte más cómodo y
veloz a los fines de priorizar su proceso de aprendizaje.