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INSTITUCION EDUCATIVA TECNICO AGROPECUARIA DE SANTA CRUZ- LURUACO

GUIA DEL SEGUNDO PERIODO.

ÁREA DE ÉTICA, VALORES, COMPETENCIAS CIUDADANAS Y CATEDRA DE LA P.

NOMBRE: ________________________GRADO: 10° FECHA: ______ PERIODO: 2 DOCENTE: J. ARISTIZABAL.

ESTÁNDAR: Confrontar de manera crítica el sentido de la vida expuesto por la doctrina cristiana con el de otras religiones y filosofías
que ayudan a cimentar el proyecto de vida y realización del ser humano

DBA: N° 5: Comprende que los argumentos de sus interlocutores involucran procesos de comprensión, crítica y proposición a cerca de
la temática trabajada

OBJETIVO DE APRENDIZAJE: Reconoce la importancia del pensamiento filosófico frente a el sentido de la vida, la dignidad y la
influencia del humanismo.

COMPETENCIAS

INTERPRETATIVO Conocer y diferenciar correctamente los planteamientos éticos que se ha desarrollado a lo


largo de la historia de la humanidad

ARGUMENTATIVA Identifica históricamente el origen de la ética

PROPOSITIVA Utiliza el concepto de ética

TEMA: JUSTICIA Y DIGNIDAD

Lee cuidadosamente el siguiente texto. Realiza las pausas correspondientes de acuer do con los signos de puntuación. Luego
responde el cuestionario encerrando en un círculo la letra de la respuesta correcta

      “Principio básico de la vida buena, como ya


hemos visto, es tratar a las personas como a
personas, es decir: ser capaces de ponernos en
el lugar de nuestros semejantes y
de relativizar nuestros intereses para
armonizarlos con los suyos. Si prefieres decirlo
de otro modo, se trata de aprender a
considerar los intereses del otro como si fueran
tuyos y los tuyos como si fuesen del otro. A
esta virtud se le llama justicia y no puede haber
régimen político decente que no pretenda, por
medio de leyes e instituciones, fomentar la
justicia entre los miembros de la sociedad. La
única razón para limitar la libertad de los
individuos cuando sea indispensable hacerlo es
impedir, incluso por la fuerza si no hubiera otra
manera, que traten a sus semejantes como si
no lo fueran, o sea que los trataran como a
juguetes, a bestias de carga, a simples
herramientas, a seres inferiores, etc.

      A la condición que puede exigir cada humano de ser tratado como semejante a los demás, sea cual fuere su sexo, color de piel,
ideas o gustos, etc....se le llama dignidad. Y fíjate que curioso: aunque la dignidad es lo que tenemos todos los humanos en común, es
precisamente lo que sirve para reconocer a cada cual como único e irrepetible. Las cosas pueden ser “cambiadas” unas por otras, se
las puede “sustituir” por otras parecidas o mejores, en una palabra: tienen su “precio”. Dejemos de lado por el momento que ciertas
cosas estén tan vinculadas a las condiciones de la existencia humana que resulten insustituibles y, por lo tanto, “que no pueden ser
compradas ni por todo el oro del mundo”, como pasa con ciertas obras de arte o ciertos aspectos de la naturaleza. Pues bien, todo ser
humano tiene dignidad y no precio, es decir, no puede ser sustituido y no se le puede maltratar con el fin de beneficiar a otro. Cuando
digo que no puede ser sustituido, no me refiero a la función que realiza (un carpintero puede sustituir en su función a otro carpintero)
sino a su personalidad propia, a lo que verdaderamente es; cuando hablo de “maltratar” quiero decir que, ni siquiera si se le castiga
de acuerdo a la ley o se le tiene políticamente como enemigo, deja de ser acreedor a unos miramientos y a un respeto. Hasta en la
guerra, que es el mayor fracaso del intento de “buena vida” en común de los hombres, hay comportamientos que suponen un crimen
mayor que el propio crimen organizado que la guerra representa. Es la dignidad humana la que nos hace a todos semejantes
justamente porque certifica que cada cual es único, no intercambiable y con los mismos derechos al reconocimiento social que
cualquier otro.    (Adaptado de: SAVATER, Fernando. Ética para Amador. Ejercicios de comprensión lectora por Jorge Eliécer Gómez Arias

COMPRENSIÓN LECTORA

1.  En el texto, la palabra principio tiene el sentido de            c. golpistas

a.  iniciación            d. abusadores

b.  institución 5. “Ponernos en el lugar del otro” es

c.   fundamento a.  ser capaces de sustituirlos

d.  origen b.  poder para intercambiarnos

2.  De acuerdo con el texto, la palabra relativizar  significa: c.   tratarlos como a personas

           a. acondicionar d.  determinar cuál es su precio

           b. realzar 6.  La única razón para limitar la libertad es:

           c. insertar a.  detener el maltrato a los seres humanos

           d. revitalizar b.  reformar la vida de las bestias de carga

3.  La frase “aprender a considerar los intereses del otro c.   contribuir al mejoramiento de la justicia
como si fueran tuyos y los tuyos como si fuesen del otro” se
puede resumir en la palabra: d.  proceder por la fuerza si fuera necesario

           a. consideración

           b. solidaridad 7.  De acuerdo con el texto, la palabra que mejor expresa el
sentido de dignidad es
           c. justicia           
a.  decoro
           d. independencia4.  Según el autor, la libertad sólo se
puede limitar cuando los individuos son b.  honestidad

           a. democráticos c.   integridad

           b. atropelladores d.  orgullo.

ORIGEN DE LA ÉTICA

¿De dónde proviene la ética? En esta interrogación se unen dos


cuestiones muy diferentes, una sobre un hecho histórico y la otra sobre la
autoridad. La inquietud que han suscitado ambas cuestiones ha influido en
la configuración de muchos mitos tradicionales acerca del origen del
universo. Estos mitos describen no sólo cómo comenzó la vida humana,
sino también por qué es tan dura, tan penosa, tan confusa y cargada de
conflictos. Los enfrentamientos y catástrofes primitivas que éstos narran
tienen por objeto —quizás por objeto principal— explicar por qué los seres
humanos han de someterse a normas que pueden frustrar sus deseos.
Ambas cuestiones siguen siendo apremiantes, y en los últimos siglos
numerosos teóricos se han esforzado por responderlas de forma más
literal y sistemática.
Esta búsqueda no es sólo fruto de la curiosidad, ni sólo de la esperanza de demostrar que las normas son innecesarias,
aunque estos dos motivos son a menudo muy fuertes. Quizás esta búsqueda deriva, ante todo, de conflictos en el seno de
la propia ética o moralidad (para los fines tan generales de este artículo no voy a distinguir entre ambos términos). En
cualquier cultura, los deberes aceptados entran a veces en conflicto, y son precisos principios más profundos y generales
para arbitrar entre ellos. Se busca así la razón de las diferentes normas implicadas, y se intenta sopesar recíprocamente
estas razones. A menudo esta búsqueda obliga a buscar, con carácter aún más amplio, un árbitro supremo la razón de la
moralidad sin más.

 Esta es la razón por la que resulta tan compleja nuestra pregunta inicial. Preguntar de dónde proviene la ética no es como
preguntar lo mismo acerca de los meteoritos. Es preguntar por qué actualmente hemos de obedecer sus normas (de
hecho, las normas no agotan la moralidad, pero por el momento vamos a centrarnos en ellas, porque son a menudo el
elemento donde surgen los conflictos). Para responder a esta cuestión es preciso imaginarse cómo habría sido la vida sin
normas, e inevitablemente esto suscita interrogantes acerca del origen. La gente tiende a mirar hacia atrás,
preguntándose si existió en alguna ocasión un estado «inocente» y libre de conflictos en el que se impusieron las normas,
un estado en el que no se necesitaban normas, quizás porque nadie quiso nunca hacer nada malo. Y entonces se
preguntan «¿cómo llegamos a perder esta condición pre-ética?; ¿podemos volver a ella?». En nuestra propia cultura, dos
respuestas radicales a estas cuestiones han encontrado una amplia aceptación. La primera -que procede principalmente
de los griegos y de Hobbes- explica la ética simplemente como un mecanismo de la prudencia egoísta; su mito de origen
es el contrato social. Para esta concepción, el estado pre-ético es un estado de soledad y la catástrofe primitiva tuvo lugar
cuando las personas comenzaron a reunirse. Tan pronto se reunieron, el conflicto fue inevitable y el estado de naturaleza
fue entonces, según expresa Hobbes, «una guerra de todos contra todos» Aún si, como insistió Rousseau, de hecho no
habían sido hostiles unos con otros antes de chocar entre sí. La propia supervivencia, y más aún el orden social, sólo
resultaron posibles mediante la formación de normas estipuladas mediante un trato a regañadientes (por supuesto este
relato solía considerarse algo simbólico, y no una historia real). La otra explicación, la cristiana, explica la moralidad como
nuestro intento necesario por sintonizar nuestra naturaleza imperfecta con la voluntad de Dios. Su mito de origen es la
Caída del hombre, que ha generado esa imperfección de nuestra naturaleza, del modo descrito -una vez más
simbólicamente- en el libro del Génesis.

En un mundo confuso, siempre se acepta de buen grado la simplicidad, por lo cual no resulta sorprendente la popularidad
de estos dos relatos. Pero en realidad los relatos sencillos no pueden explicar hechos complejos, y ya ha quedado claro
que ninguna de estas dos ambiciosas fórmulas puede responder a nuestros interrogantes. El relato cristiano, en vez de
resolver el problema lo desplaza, pues aún tenemos que saber por qué hemos de obedecer a Dios. Por supuesto la
doctrina cristiana ha dicho mucho sobre esto, pero lo que ha dicho es complejo y no puede mantener su atractiva
simplicidad tan pronto como se plantea la cuestión relativa a la autoridad. No puedo examinar aquí con más detalle las
muy importantes relaciones entre ética y religión “¿Cómo puede depender la ética de la religión?”). Lo importante es que
esta respuesta cristiana no deduce simplemente de forma ingenua nuestra obligación de obedecer a Dios de su posición
como ser omnipotente que nos ha creado -una deducción que no le conferiría autoridad moral. Si nos hubiese creado un
ser malo para malos fines, no pensaríamos que tenemos el deber de obedecer a ese ser, dictase lo que dictase la
prudencia. La idea de Dios no es simplemente la idea de un ser semejante, sino que cristaliza toda una masa de ideales y
normas muy complejas subyacentes a las normas morales y que le dan su significado. Pero precisamente nos
interrogamos por la autoridad de estos ideales y normas, con lo que la cuestión sigue abierta.

TALLER NÚMERO 1

1. Responde:
 ¿Qué opinas acerca de la autoridad?
 ¿Qué opinas acerca de la norma?
 ¿Qué opinas acerca de la tradición?

2. Consulta en qué consiste la mitología griega y selecciona un mito para exponer ante tus compañeros de clase.

ÉTICA EN SÓCRATES

Sócrates centró su interés en la problemática del hombre, al igual que los sofistas, pero a diferencia de ellos, supo llegar al
fondo de la cuestión, como para admitir que era un sabio en esta materia: “Por la verdad, ¡oh! atenienses, y por ninguna
otra razón me he ganado este nombre, si no es a causa de una cierta sabiduría. ¿Y cuál es esta sabiduría? Tal sabiduría
es precisamente la sabiduría humana (es decir, aquella que puede tener el hombre sobre el hombre): y con esta sabiduría
es verdaderamente posible que yo sea sabio”. ¿Cuál es la naturaleza y la realidad última del hombre? ¿Cuál es la esencia
del hombre? Son las preguntas que trata de responder Sócrates.
Finalmente se llega a una respuesta precisa e inequívoca: el hombre es su alma, puesto que su alma es precisamente
aquello que lo distingue de manera específica de cualquier otra cosa. Sócrates entiende por alma nuestra razón y la sede
de nuestra actividad pensante y ética. En pocas palabras: el alma es para Sócrates el yo consciente, es decir, la
conciencia y la personalidad intelectual y moral. En consecuencia, gracias a este descubrimiento “Sócrates creó la
tradición moral e intelectual de la que Europa ha vivido siempre, a partir de entonces” (A. E. Taylor). Uno de los mayores
historiadores del pensamiento griego ha precisado aún más: “la palabra alma, para nosotros, debido a las corrientes
espirituales a través de las cuales ha pasado a lo largo de la historia, siempre suena con un matiz ético y religioso; al igual
que las palabras “servicio de Dios” y “cura de almas” (también utilizadas por Sócrates), suena a cristiana. Pero este
significado superior lo adquirió por primera vez en la predicación protréptica de Sócrates (W. Jaeger).

Es evidente que si el alma es la esencia del hombre, cuidar de sí mismo significa cuidar no el propio cuerpo sino la propia
alma, y enseñar a los hombres el cuidado de la propia alma es la tarea suprema del educador, que fue precisamente la
tarea que Sócrates consideró haberle sido encomendada por el Dios, como se lee en la Apología: “Que ésta… es la orden
del Dios; y estoy persuadido de que para vosotros no habrá mayor bien en la ciudad que esta obediencia mía al Dios. En
verdad, a lo largo de mi caminar no hago otra cosa que persuadiros, a jóvenes y viejos, de que no ese el cuerpo de lo que
debéis preocuparos ni de las riquezas ni de ninguna otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en
óptima y otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y virtuosísima; y que la virtud no nace
de la riqueza, sino que la riqueza nace de la virtud, así como todas las demás cosas que constituyen bienes para el
hombre, tanto para los ciudadanos individuales como para la polis”.

Uno de los razonamientos fundamentales realizado por Sócrates para probar esta tesis es el siguiente. Uno es el
instrumento del cual nos valemos y otro es el sujeto que se vale de dicho instrumento. Ahora bien, el hombre se vale del
propio cuerpo como de un instrumento, lo cual significa que son cosas distintas el sujeto –que es el hombre- y el
instrumento, que es el cuerpo. A la pregunta de ¿qué es el hombre?, no se podrá responder que es el cuerpo, sino que es
aquello que se sirve del cuerpo, la psyche, el alma (la inteligencia) es la que se sirve del cuerpo, de modo que la
conclusión es inevitable: “Nos ordena conocer el alma aquel que nos advierte “Conócete a ti mismo”. Sócrates llevó esta
doctrina suya hasta tal punto de conciencia y de reflexión crítica, que logró deducir todas las consecuencias que
lógicamente surgen de ella, como veremos en seguida.

En griego lo que nosotros llamamos “virtud” se dice areté y significa aquella actividad y modo de ser que perfecciona a
cada cosa, haciéndola hacer aquello que debe ser. (Los griegos hablaban, por lo tanto, de una virtud de los distintos
instrumentos, de una virtud de los animales, etc.; por ejemplo, la virtud del perro consiste en ser un buen guardián, la del
caballo, en correr con rapidez, y así sucesivamente). En consecuencia la virtud del hombre no podrá ser más que lo que
hace que el alma sea como debe ser, de acuerdo con su naturaleza, es decir, buena y perfecta. En esto consiste, según
Sócrates, la ciencia o conocimiento, mientras que el vicio será la privación de ciencia y conocimiento, es decir, la
ignorancia.

De este modo Sócrates lleva a cabo una revolución en la tabla tradicional de los valores. Los verdaderos valores no son
aquellos que están ligados a las cosas exteriores, como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco aquellos que están
ligados al cuerpo, como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza, sino exclusivamente los valores del alma que se
hallan todos incluidos en el conocimiento. Por supuesto, esto no significa que todos los valores tradicionales se conviertan
en antivalores, sin más; significa sencillamente que por sí mismos carecen de valor. Sólo se convertirán en valores si se
utilizan como lo exige el conocimiento, es decir, en función del alma y de su areté.
TALLER NÚMERO 2

1. Consulta quienes eran los sofistas y cuáles eran sus planteamientos.

2. Elabora un plegable con la biografía de Platón y sus principales planteamientos en lo referente a la ética. La
creatividad se tendrá en cuenta como ítem de calificación.

3. En un ensayo de dos páginas argumenta acerca de cómo podría aplicarse la ética de Platón en nuestra sociedad
actual.

4. Redacta una entrevista de 10 preguntas con su respectiva respuesta teniendo como base el punto uno y dos de
este mismo taller.

LA SEDUCCIÓN DEL EGOÍSMO Y EL CONTRATO SOCIAL

La idea de que la ética es en realidad simplemente un contrato basado en la prudencia egoísta es efectivamente mucho
más sencilla, pero por esa misma razón resulta excesivamente poco realista para explicar la verdadera complejidad de la
ética. Puede ser que una sociedad de egoístas prudentes perfectamente congruentes, si existió alguna vez, inventase las
instituciones de aseguramiento recíproco muy parecidas a muchas de las que encontramos en las sociedades humanas
reales. Y sin duda es verdad que estos egoístas cuidadosos evitarían muchas de las atrocidades que cometen los seres
humanos reales, porque la imprudencia e insensatez humanas aumentan constantemente y de forma considerable los
malos efectos de nuestros vicios.

Pero esto no puede significar que la moralidad, tal y cual existe realmente por doquier, sólo deriva de este autointerés
calculador. Son varias las razones por las cuales esto no es posible.

1) La primera se basa en un defecto obvio del ser humano. Las personas simplemente no son tan prudentes ni
congruentes como implicaría esta narración. Incluso la misma moderada dosis de conducta deliberadamente decente que
encontramos realmente en la vida humana no sería posible si se basase exclusivamente en estos rasgos.

2) La segunda es una gama igualmente conocida de buenas cualidades humanas. Es obvio que las personas que se
esfuerzan por comportarse decentemente a menudo están animadas por una serie de motivos bastante diferentes,
directamente derivados de la consideración de las exigencias de los demás. Actúan a partir del sentido de la justicia, por
amistad, lealtad, compasión, gratitud, generosidad, simpatía, afecto familiar, etc. unas cualidades que se reconocen y
honran en la mayoría de las sociedades humanas.

En ocasiones, los teóricos del egoísmo como Hobbes explican esto diciendo que estos supuestos motivos no son reales,
sino sólo nombres vacíos. Pero es difícil comprender cómo pudieron haberse inventado estos nombres, y ganar curso, por
motivos inexistentes. Y aún resulta más intrigante cómo pudo haber pretendido alguien conseguir sentirse animado por
ellos.

He citado de entrada esta explicación egoísta porque, a pesar de sus manifiestos defectos, en la actualidad tiene una gran
influencia. Modernamente, es muy probable que cuando la gente se interroga por el origen de la ética utilice
irreflexivamente este lenguaje. Por lo general plantean la interrogación al estilo de Hobbes, a saber: «¿Cómo llegó una
sociedad original de egoístas a cargarse de normas que exigen la consideración de los demás?» A medida que
avancemos resultarán más claras las paralizantes dificultades de que está plagada esta concepción.
TALLER NÚMERO 3.

1. Diseña una campaña publicitaria a través de la cual invites al ser humano las razones por las cuales es necesario
dejar el egoísmo de un lado. (Debes tener en cuenta imágenes y conceptos a partir de la ética…es necesario
además que impulses toda tu creatividad para que los resultados sean los mejores)

2. Consulta:

 Biografía de Thomas Hobbes.


 Sus principales postualdos.

ARGUMENTOS MORALES Y FÁCTICOS

Se nos podría pedir que aceptásemos el individualismo extremo por razones estrictamente científicas, como un hallazgo
fáctico, con lo que sería un fragmento de información sobre cómo están realmente constituidos los seres humanos. En la
actualidad, la forma más habitual de esta argumentación se basa en la idea de evolución, de todas las especies, mediante
la «supervivencia de los más aptos» en una competencia feroz entre individuos. Se afirma que ese proceso ha
configurado a los individuos como átomos sociales aislados y totalmente egoístas. A menudo esta imagen se considera
basada directamente en la evidencia, siendo -al contrario que todos los primitivos relatos acerca del origen- no un mito
sino una explicación totalmente científica.

Deberíamos mostrarnos escépticos hacia esta pretensión. En la forma tosca que acabamos de citar, el mito pseudo-
darwiniano contiene al menos tanto simbolismo emotivo de ideologías actuales y tanta propaganda en favor de ideales
sociales limitados y contemporáneos como su antecesora, la narración del contrato social. También incorpora algunas
pruebas y principios verdaderamente científicos, pero ignora y distorsiona mucho más de lo que utiliza. En particular, se
aleja de la ciencia actual en dos cuestiones: primero, su noción de competencia fantasiosa e hiperdramatizada, y segundo,
el extraño lugar predominante que otorga a nuestra propia especie en el proceso evolutivo.

    1) Es esencial distinguir el simple hecho de tener que «competir» de los complejos motivos humanos que la ideología
actual considera idóneos para los competidores. Puede decirse que dos organismos cualesquiera están «en competencia»
si ambos necesitan o desean algo que no pueden obtener simultáneamente. Pero no actúan competitivamente a menos
que ambos lo sepan y respondan intentando deliberadamente derrotar al otro. Como la abrumadora mayoría de los
organismos son vegetales, bacterias, etc. que no son siquiera conscientes, la posibilidad misma de una competencia
deliberada y hostil es extremadamente rara en la naturaleza. Además, tanto a nivel consciente como inconsciente, todos
los procesos vitales dependen de una base inmensa de cooperación armoniosa, necesaria para elaborar el sistema
complejo en el que resulta posible cl fenómeno mucho más raro de la competencia. La competencia existe realmente, pero
es necesariamente limitada. Por ejemplo, los vegetales de un ecosistema particular existen normalmente en
interdependencia tanto entre sí como con los animales que se los comen, y estos animales son igualmente
interdependientes entre sí y con respecto a sus predadores. Si en realidad hubiese habido una «guerra de todos contra
todos» natural, nunca hubiese llegado a formarse la biosfera. Por ello no es sorprendente que la vida consciente, que ha
surgido en un contexto semejante, opere de hecho de forma mucho más cooperante que competitiva. Y cuando dentro de
poco consideremos la motivación de los seres sociales, veremos claramente que las motivaciones de cooperación
proporcionan la estructura principal de su conducta.

    2) Muchas versiones populares del mito pseudo-darwiniano (aunque no todas) presentan el proceso evolutivo corno una
pirámide o escalera que existe con la finalidad de crear en su vértice al SER HUMANO, y en ocasiones programada para
seguir desarrollándolo hasta un lejano «punto omega» que glorificará más los ideales humanos contemporáneos de
Occidente. Esta idea carece de base en la verdadera teoría biológica actual (Midgley, 1985). La biología actual describe
de manera bastante diferente las formas de vida, unas formas que se difunden, según el modelo esbozado por Darwin en
el Origen de las especies, a modo de arbustos, a partir de un origen común hasta llenar los nichos existentes, sin una
especial dirección «ascendente». La imagen de la pirámide fue propuesta por J.B. Lamarck y desarrollada por Teilhard de
Chardin y no pertenece a la ciencia moderna sino a la metafísica tradicional. Lo cual por supuesto no la refuta. Pero como
las Ideas de la naturaleza humana asociadas a ella se han considerado por lo general científicas», esta cuestión tiene
importancia para nuestra valoración de estas concepciones, y su relación con nuestros interrogantes acerca del origen de
la ética.

LAS FANTASÍAS DUALISTAS

Estas cuestiones han empezado a parecer más difíciles desde que se aceptó de forma general que nuestra especie surgió
de otras a las que clasificamos de meros «animales». En nuestra cultura comúnmente se ha considerado la barrera de la
especie también como el límite del ámbito moral, y se han construido doctrinas metafísicas para proteger este límite. Al
contrario que los budistas, los cristianos han creído que sólo los seres humanos tienen alma, la sede de todas las
facultades que honramos. Se consideré así degradante para nosotros cualquier insistencia en la relación entre nuestra
especie y otras, lo que parecía sugerir que nuestra espiritualidad «realmente» sólo era un conjunto de reacciones
animales. Esta idea de animalidad como principio foráneo ajeno al espíritu es muy antigua, y a menudo se ha utilizado
para dramatizar los conflictos psicológicos como la lucha entre las virtudes y «la bestia interior». El alma humana se
concibe entonces como un intruso aislado en el cosmos físico, un extraño lejos de su hogar.

TALLER NÚMERO 4

1. Consulta en qué consiste la pirámide propuesta por J.B Lamarck.

2. ¿Quién fue Teilhard de Chardín y cuáles son sus propuestas éticas?

Consulta en qué consiste el dualismo y exprésalo a través de una representación de la figura humana, ubicando
en ésta lo que piensa Plató

COMPETENCIAS CIUDADANAS

¿Cuáles son los mecanismos de participación ciudadana?

A través de toda una serie de herramientas consagradas en la Constitución y reguladas en las leyes nacionales, los colombianos
podemos entablar una relación directa con las autoridades públicas, dar a conocer nuestras propuestas, presionar para que sean
adoptadas, opinar sobre asuntos públicos, exigir el cumplimiento de las normas, vigilar la conducta de los dirigentes, tomar decisiones
que nos afectan a todos o sancionar a los gobernantes que actúan de forma equivocada, entre otras formas de participación. Para
ello, se han establecido una serie de mecanismos de participación que tienen la naturaleza de un derecho político fundamental,
atribuido a todo ciudadano, con el objetivo de que cada uno pueda participar en la conformación, ejercicio y control del poder
político. La Ley 134 de 1994, que reglamenta todo lo relativo a mecanismos de participación ciudadana, regular detalladamente: la
iniciativa popular legislativa y normativa, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, el plebiscito y el cabildo
abierto.

Los mecanismos de participación política son los siguientes:

- El voto, herramienta mediante la cual el ciudadano colombiano elige de manera activa a las personas que considera idóneas para su
representación en las instituciones del gobierno (Presidencia, vice-presidencia, Cámara de representantes, Senado, Alcaldías,
Gobernaciones, Concejos distritales y municipales, Alcaldías locales).

- El plebiscito, herramienta utilizada por el Presidente de la República para refrendar una decisión con la opinión del pueblo. El
Presidente anuncia el uso del plebiscito y los ciudadanos votan para apoyar o rechazar la decisión puesta en cuestión.

- El referendo, herramienta utilizada para convocar a los ciudadanos a la aprobación o al rechazo de un proyecto de ley o una norma
jurídica vigente. El referendo puede ser nacional, regional, departamental, distrital, municipal o local.

- El referendo Derogatorio y Aprobatorio, herramienta mediante la cual se pone a consideración de la ciudadanía la derogación o
aprobación de una ley, una ordenanza, un acuerdo o una resolución local.

- La consulta popular, herramienta mediante la cual se plantea una pregunta de carácter general sobre un asunto de trascendencia
nacional, departamental, municipal, distrital o local, por parte del Presidente de la República, el Gobernador o el Alcalde, para que los
ciudadanos se pronuncien al respecto. Este mecanismo puede ser utilizado para convocar una Asamblea Constituyente, con el fin de
someter a consideración popular las decisiones allí establecidas.
- El cabildo abierto es la reunión pública de los concejos distritales, municipales y de las juntas administradoras locales (JAL), con el
objetivo de que los habitantes puedan participar directamente en la discusión de asuntos de interés para comunidades.

-La Iniciativa Popular es el derecho político de un grupo de ciudadanos de presentar proyectos de ley y de acto legislativo (que
pretende reformar la constitución) ante el Congreso de la República, de ordenanza ante las Asambleas Departamentales, de acuerdo
ante los Concejos Municipales o Distritales y de resolución ante las Juntas Administradores Locales (JAL), y demás resoluciones de las
corporaciones de las entidades territoriales, de acuerdo con las leyes que las reglamentan, según el caso, para que sean debatidos y
posteriormente aprobados, modificados o negados por la corporación pública correspondiente.

- La Revocatoria del Mandato es un derecho político por medio del cual los ciudadanos dan por terminado el mandato que le han
conferido a un Gobernador o a un Alcalde.

- La tutela es el mecanismo creado en el artículo 86 de la Constitución de 1991, mediante el cual toda persona puede reclamar ante
los jueces la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando estos resultan vulnerados o amenazados
por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares en los casos.

ACTIVIDAD

1. Elabora un crucigrama con la anterior información, incluyendo todos los mecanismos vistos.

2. Responde Verdadero o Falso a las siguientes afirmaciones (justifica las falsas)

a. El Referendo solo sirve para aprobar leyes

b. A los Presidentes se les puede aplicar la Revocatoria del Mandato

c. La tutela sirve para solucionar problemas de seguridad ciudadana

d. El Plebiscito sirve para cambiar leyes

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