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Carácter histórico de la moral

La moral se inicia cuando el hombre forma sociedades, abandona su naturaleza


puramente animal y comienza a sentirse miembro de una comunidad, es cuando se ve
impelido a crear reglas y normas de comportamiento que le permitan regular sus
relaciones con los demás miembros de la comunidad.

Se comienza a desarrollar en la aurora de la sociedad humana, en esta etapa impera el


colectivismo que borra todo individualismo. Una de las bases de la moral primitiva es la
ayuda mutua, la obligación recíproca de ayudarse, defenderse y vengar las ofensas.

La virtud fundamental es el valor del individuo puesto en práctica en la defensa y


preservación de la tribu.

Se desarrolla en la cultura grecorromana, en el siglo v a. c., hasta los inicios del


cristianismo, se caracteriza por el surgimiento de la esclavitud y la propiedad privada, los
esclavos son considerados como simples instrumentos al servicio de los hombres “libres”.

La moral imperante es la desarrollada por los hombres libres, cuyas virtudes exaltan el
espíritu cívico: heroísmo, valor en la guerra, obediencia a las leyes. Entre otros

Basada en la gran propiedad de la tierra. En lugar del esclavo se encuentra el siervo, que
es propiedad del terrateniente, considerándolo un ser humano y se le da cierta
protección, la moral que domina es la propagada por la aristocracia, cuyas virtudes se
cifran en el culto al honor, el valor, el arte de la guerra, la nobleza de sangre, el desprecio
al trabajo manual. El código moral de los caballeros nace en esta sociedad.

Tomando como banderas los ideales de libertad, tolerancia y progreso, las nuevas
condiciones sociales propician la aparición de dos clases sociales antagónicas: capitalistas
y proletarios. Las relaciones humanas giran en torno al afán de las riquezas.

Por otra parte la sociedad moderna se caracteriza por su individualidad exacerbada, que
cobra expresión en una ética utilitarista.

Bibliografía

Escobar Valenzuela Gustavo. Ética. Mc Graw Hill. Cuarta edición. México. García Alonso
luz. Ética o filosofía moral. ed. trillas. Segunda edición. México. Méndez Aquiles. Ética
profesional. ed. herrero hermanos. Decima cuarta edición. México.
Uno de los dichos que con frecuencia se escuchan es el que dice que la moral tiene un
carácter histórico —frase que suele pronunciarse como si se estuviera diciendo la más grande
verdad con la mayor seriedad.

En lo que sigue examino esa frase, la de que la moral tiene un carácter histórico —lo hago con
el propósito de penetrar en el significado posible de una frase demasiado vaga.

• Que algo sea histórico tiene, en sí mismo, una connotación que se presta a interpretaciones
diversas y contrarias.

Si la moral tiene un carácter histórico puede pensarse que sus principios cambian con el
tiempo y la época —pero también puede pensarse que no cambian sus principios, sino que se
aplican a circunstancias no tenidas antes.

Por ejemplo, por un lado puede pensarse que la moral en cierto momento aprobaba el
sacrificio humano, pero que cambió y ahora no lo acepta —pero puede pensarse también que
siempre existió el mandato de no matar, aunque en ciertos tiempos no se haya respetado.

O bien, puede decirse que los principios morales son siempre los mismos, fijos e inamovibles
—aplicables a situaciones conocidas, pero que estas situaciones pueden cambiar, por ejemplo,
con tecnología médica, cuando esos mismos principios aplican pero con detalles que deben
examinarse.

• Que la moral tenga un carácter histórico, suele decirse, indica que la moral evoluciona y
cambia con el tiempo —pero esto tiene también el problema anterior de escaso significado
concreto.

Puede ser interpretado como cambios importantes en los principios básicos y esenciales de la
moral —por ejemplo, creyendo que antes era moralmente bueno sacrificar seres humanos a
los dioses, pero que ahora se ha cambiado y es moralmente reprobable matarlos.

Pero también puede ser interpretado creyendo que los principios morales son siempre los
mismos, que la vida no debe ser quitada a nadie —pero que la aplicación de ese principio se
hace bajo circunstancias que cambian y eso produce discusiones morales, pero no cambio de
principios centrales, como la discusión sobre el aborto.
• Que la moral tenga un carácter histórico, se ha dicho también, significa que ella se dedica al
estudio de las costumbres y usos de cada comunidad y sociedad —de lo que en cada lugar y
momento se considera que es bueno o malo.

En esta interpretación del significado de la moral con carácter histórico ya no hay, como
antes, vaguedad de significado: se define a la moral como una ciencia que estudia usos y
costumbres de grupos humanos.

Se trata de una redefinición de la moral para hacerla similar o igual a un estudio antropológico
que, por ejemplo, se limitaría a estudiar los sacrificios humanos en ciertas épocas y culturas,
concluyendo sólo que en esos tiempos y lugares se consideraban moralmente buenos; pero
que en otras culturas, no.

Es una redefinición inexacta —la moral tiene un objeto de estudio que es el de lo que debe ser
y lo que no debe ser, exactamente igual a la ética. La moral no es una ciencia que concluya,
por ejemplo, que en ciertas comunidades la quema de brujas era moralmente buena, pero
que en otras sociedades ya no lo es.

La moral contiene una serie de principios universales, aplicables en todo tiempo y lugar, que
ayudan a establecer lo bueno y lo malo de la conducta humana —como la ética, la moral es de
carácter prescriptivo, jamás descriptivo.

La Antropología es descriptiva, en el sentido que describe sus descubrimientos y hallazgos,


proponiendo teorías que los expliquen. En cambio, la moral es prescriptiva, es decir, emite
juicios sobre lo que debe ser y no debe ser —un estudio antropológico sería el de la
descripción de la esclavitud, pero un estudio moral de la esclavitud reprobaría esa costumbre

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