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ANEXO “H”

ARMAS DE TUBO

ARMAS LIVIANAS DE TUBO

Se define bajo este título a las armas antiaéreas cuyos calibres son inferiores a 30 mm.

Repasando los requisitos fundamentales que se le formula a un armas antiaérea, vistos


en párrafos anteriores, la a un arma antiaérea, vistos en párrafos anteriores, se
concluye que los bajos calibres permiten las más elevadas cadencias de fuego,
llegándose en la actualidad a valores de 1.000 disparos por minuto y por boca (cañón
de 20 mm)

En cuanto a la velocidad inicial también se han logrado progresos; es común que las
armas antiaéreas livianas disparen proyectiles con velocidad inicial de 1.000 metros
por segundo.

Por otra parte la velocidad inicial no guarda relación directa con el calibre de modo
que puede aceptarse que ese adelanto técnico es válido para cualquier sistema de tubo,
y no solamente para el armamento liviano.

El tercer aspecto efecto destructor de la munición, es el que tiene mayor influencia


negativa en la selección de un sistema liviano, dado que el proyectil que disparan los
calibres menores, ofrece una probabilidad de destrucción muy pobre.

Por este motivo, resulta necesario más que un impacto de calibres inferiores a 30 mm.,
varios de ellos para derribar un avión, según algunos estudios harían falta de 3 a 5
impactos.

El problema radica en que la fugacidad del blanco impide lograr esos impactos como
resultado de un volumen de fuego reducido.

De ahí la necesidad de contar con armamento multitubo en los sistemas livianos, que
asegure volúmenes de fuego de 2.000 a 3.000 disparos por minuto.

Otro factor condicionante de los pequeños calibres es su alcance efectivo limitado por
lo general, a no más de 2.000 metros.
En cambio, los sistemas livianos no crean problemas serios para obtener buenas
velocidades de persecución y adecuadas condiciones de movilidad.

Algunos de estos sistemas liviano de tubo es una buena respuesta para proteger
pequeños objetivos terrestres y navales, frecuentemente móviles, contra aviones a
muy baja altura y cuyo rechazo exija a la defensa una reacción casi instantánea.

ARMAS MEDIANAS DE TUBO

Son armas cuyo calibre oscila entre 30 mm. y 40 mm.

Al igual que las armas livianas, están dotadas de mecanismos automáticos que
permiten elevadas cadencias. En calibres de 30 mm. se han logrado 650 d p m y en
40 mm. 300 d p m.

A pesar de todos esas cadencias son inferiores a las de las armas livianas, lo que
dificulta la probabilidad de impacto, pero este hecho se ve compensado pues se estima
que con estos calibres bastan 1 o 2 impactos para destruir un blanco.

con Cuando este armamento está dotado de control de tiro electrónico, su


alcance efectivo de impacto es de aproximadamente 3.000 mts. una
duración de trayecto de 3 a 4 segundos.

Si sumamos el tiempo de reacción de la unidad de fuego que lógicamente es mayor


que para las armas simples de puntería visual livianas, vemos que para un oportuno
empleo, los requerimientos de alarma local son mayores, debiendo el blanco ser
detectado a lo menos de 6.000 a 7.000 mts.

Además todo el equipamiento es más voluminoso y pesado por lo que su alistamiento


para el tiro demora algunos minutos.

Cuando se lo emplea en control de tiro óptico, se asemeja mucho al material liviano,


pero su alcance eficaz se reduce considerablemente.

Por su característica, ha resultado útil para una variada gama de empleos. Así lo
vemos autopropulsado o remolcado, brindando defensa antiaérea a todo tipo de
objetivos terrestres. También resulta frecuentemente encontrarlo a bordo de toda
clase de buques, desde los más livianos hasta los de mayor tonelaje.

ARMAS PESADAS DE TUBO

Cuando se superan los 40 mm. comienzan a manifestarse en forma significativa


ciertas limitaciones que han hecho caso desaparecer el escenario bélico a este tipo de
armas, ocupando su lugar algunos tipos de misiles de corto alcance.

Durante la Segunda Guerra Mundial este tipo de material antiaéreo fue extensamente
empleado, obteniéndose con los mayores calibres, 120 mm. alcances efectivos de
hasta 10.000 mts.

Los adelantos técnicos ya mencionados para los medios agresores, posteriores a la II


Guerra Mundial, dejaron muy atrás las posibilidades de estos cañones.

En principio, las piezas resultan excesivamente pesadas -10 ton.- para el material de
90 mm lo que restringe su movilidad terrestre y su transporte por aire.

Por otro lado, las velocidades de persecución no llegan a satisfacer los requerimientos
para el seguimiento de blancos más fugaces y maniobreros que los de antaño.

Pero las causas que más han influido para el reemplazo de éste material son: su
limitada cadencia de fuego, y la excesiva duración de trayecto.

Se intentó aumentar la baja cadencia automatizando el mecanismo de fuego, por


analogía con los calibres liviano y mediano, pero el aumento no llegó a dar resultados
satisfactorios, creando en cambio problemas muy serios de alimentación de munición.

Además quedaba sin resolver la reducción del tiempo de trayectoria de los proyectiles.

De modo que, si bien se reconoce la ventaja que ofrece el efecto destructor de los
proyectiles de calibres pesados, su probabilidad de impacto es tan baja, que no ofrece
razonables garantías de éxito.

No obstante, todavía se los emplea a bordo de buques por sus diversas razones:

- La cadencia puede aumentar pues no sólo es posible automatizar el mecanismo


de fuego, sino también los sistemas de alimentación y transporte de munición.
- El peso de las piezas reviste menor incidencia que en la tierra.
- Es un material apto, no sólo para un empleo superficie-aire, sino también
superficie-superficie, por lo que soluciona el problema espacio si se quisiera
disponer diversos tipos de armamento para cada empleo.
- La defensa antiaérea de un buque ofrece en general menor dificultad que un
objetivo terrestre, por las características de ambiente, ausencias de obstáculos
en el mar, y por lo que los procedimientos de ataque contra un buque tornan al
agresor más vulnerable.

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