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4° DOMINGO DE ADVIENTO 19/12/21

 "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres Lc 1,39-45


y bendito es el fruto de tu vientre! Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo
que te fue anunciado de parte del Señor".

“Aquí estoy”. Jesús es el «aquí estoy» de Dios. La respuesta a todas las oraciones y
súplicas de tantos hombres y mujeres que estuvieron mucho antes que nosotros. Con
amargura se dieron cuenta de que necesitaban ser salvados por Dios. El Señor a lo largo
de la historia fue respondiendo a sus necesidades: los sacó de Egipto, los salvó de la
esclavitud, les dio una tierra, jefes del pueblo, sacerdotes, una ley para vivir, libertad.
Después un rey, templo. Eran una nación. Pero poco a poco se fueron alejando de Dios.
Esto los llevó a ser conquistados y esclavizados. Luego el Señor los liberó
devolviéndolos a su tierra. Pero volvieron a caer. Cayeron luego en manos de los
griegos, después en manos de los romanos.
A lo largo de todo ese tiempo no faltó el llamado de Dios a la conversión, al
arrepentimiento de sus pecados. Mensajes dados por los profetas. Ellos anunciaban la
Palabra de Dios. No los escucharon.
A toda esta serie de negativas, la respuesta de Dios es «aquí estoy». Dios dice «sí» ante
tantos «no». Dios siempre se guardó un resto fiel, en general, entre los más sencillos y
los tenidos por nada.
María es heredera de ellos. Los pequeños que confian en Dios a pesar de todo. El sí de
nuestra Madre María hunde sus raíces en la fidelidad de esos santos anónimos. Se
fundamenta en el «aquí estoy» que dijo Jesús antes de encarnarse en el seno de su
Madre.
El Hijo de Dios delante de su Padre, eligió venir a salvarnos personalmente. Los
sacrificios ya no servían, los profetas no fueron escuchados. Vino personalmente.
Jesús es la Palabra de Dios, es la Palabra de salvación que desde el fondo de su corazón
pronuncia el Padre para salvarnos. El 25 vamos a escuchar: “y la Palabra se hizo carne”.
María responde con su «sí», con su «hágase tu voluntad» gracias a que Jesús dijo «sí»,
dijo «Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad».
Hoy nos unimos a santa Isabel y le decimos a nuestra Madre: gracias. Gracias por
regalarnos tan grande salvador, Jesús.
María: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del
Señor".
Nosotros también hoy estamos llamados, una vez más, a decir a Jesús: sí, aquí estoy,
Señor, acá estamos para hacer tu voluntad. Esta es nuestra fe. Este es el misterio de la
fe.
Sigamos, entonces, preparando el corazón para recibirlo en la Navidad. Que cada año la
celebremos de una forma más cristiana. Que él sea el centro de la fiesta, en familia.
Que podamos celebrar Navidad en paz, con mucho, con poco, pero en paz. Tengamos
cuidado de volvernos locos, de estar a las corridas. Eso no tiene nada que ver con el
espíritu navideño.
Preparemos el pesebre de nuestro corazón y de nuestra familia para celebrar el
nacimiento de Jesús. El comienzo de nuestra salvación. Una vez más el Señor nos dirá:
«aquí estoy».

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