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La mística cristiana y sus diferentes formas a lo largo

de la historia

Para dar un significado preciso a “Mistica cristiana” es indispensable el


conocimiento de sus formas a lo largo de su historia. Pero resulta imposible en
el espacio de una ponencia ofrecer, ni siquiera en resumen, un recorrido
mínimamente detallado de la misma. Me contentaré por tanto con enumerar
sus etapas más importantes, remitiendo para su conocimiento a algunas
síntesis de historia de la mística cristiana aparecidas en los últimos años. La
variedad de formas de la mística cristiana aparece desde sus primeras
manifestaciones en los siglos II y III. Ya en los años posteriores a la formación
del Nuevo Testamento pueden reconocerse dos corrientes principales. En un
primer momento la perfección de la vida cristiana se reconoce en la puesta en
práctica de la caridad, como conformación de la propia voluntad a la voluntad
de Dios, a su designio de salvar a los hombres, revelado en Jesucristo. El
seguimiento de Jesús, su imitación, la participación en sus “sentimientos”, el
vivir en él y de él, compartiendo su entrega a la muerte para participar de su
resurrección, a la espera de su pronto retorno, son los rasgos que caracterizan
la vida cristiana en sus orígenes. Los modelos por excelencia de la vida
cristiana son los mártires que con la entrega de su vida ofrecen el testimonio de
su amor y su fidelidad incondicional a Jesucristo y de su participación en su
pasión. Testigos de esta forma de realización del ideal de vida la cristiana son
Ignacio, Ireneo, Policarpo.

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