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Instituto de Filosofía Andrade Muñoz Salvador de Jesús

Filosofía del lenguaje 7 de julio de 2021

Signos en el cristianismo
El cristianismo desde sus inicios hasta el día de hoy, ha estado impregnado de
signos, ya sea dentro de las ceremonias litúrgicas, las vestimentas que se usan para esta, en
el arte, entre otras cosas mas, y todo ello se irá desarrollando con el paso del tiempo.

Durante los primeros tres siglos de la historia del cristianismo, vamos a encontrar lo
que en ese entonces era insignificante para aquellos que no profesaban este credo. Los
signos en las catacumbas de Roma van a expresar el gran deseo de conocer a Jesucristo por
medio de hombres que tuvieron contacto con Él o sus apóstoles. “Los signos formarían
parte de los códigos que rigen las relaciones sociales entre ellos, o como otros prefieran
decir, de los usos sociales”1

Jesucristo será para los romanos un rebelde político, y aquellos que lo seguían serán
considerados un montón de revoltosos en contra del Imperio. Emperadores como Nerón y
Diocleciano empezaran una gran persecución contra aquellos que profesen la doctrina
cristiana.

“En los primeros años, los cristianos fueron culpados (y castigados) por los
romanos, de toda clase de desastres –pestes, inflación, incluso las incursiones de los
barbaros. Los primeros cristianos fueron muertos después de que Nerón los hubo
considerado responsables del fuego que quemo gran parte de Roma en el año 64”2

Los seguidores de Cristo tratarán de ser muy sigilosos en expresar su fe; sus
reuniones tendrán que ser en lugares en donde los romanos no los descubran. Para ello se
eligen las famosas catacumbas, cementerios de familias, que conforme se convirtieron,
dejaron estos lugares para reuniones, refugio de aquellos que habían sido descubiertos, o
para enterrar a aquellos cristianos asesinados.

Es ahí donde se encontrarán los primeros símbolos, como el ancla en forma de cruz
que es símbolo de esperanza; el pez con un canasto de panes representando bíblicamente la
multiplicación de los panes y los peces y que será símbolo de la comunión de la Iglesia 3; el
crismón símbolo de la crucifixión; el tetramorfo representando la visión del profeta
1
HIERRO, José; Principios de Filosofía del Lenguaje, Alianza, Madrid, p. 23.
2
HADAS, Moses; La Roma Imperial, TIME-LIFE, 1971, p. 170.
3
Cfr. Mt 14 13-21.
Ezequiel; el Buen Pastor simbolizando a Jesucristo como a aquel pastor que deja a todas las
ovejas por rescatar a aquella que se ha perdido. Cabe destacar que aún no usaban imágenes
para el culto, porque aún estaba muy arraigada la tradición judía.

Ya con Constantino como emperador, se declara al cristianismo como la religión


oficial del Imperio en el 313. Poco después se convocarán los concilios de Nicea en el 325
(Credo) y el de Trento en el 431 (María como Madre de Dios).

Con el paso del tiempo y el fuerte crecimiento de personas que se convertían a esta
doctrina, se empezará a hacer uso de algunas representaciones de Jesucristo y de la Virgen
María, con lo cual se conllevaría a un fuerte problema, puesto que el uso de las mismas aun
no era muy bien visto. Para solucionar esta discusión, se convocó a otro concilio en la
ciudad de Nicea en el 787, y concluye con lo siguiente:

Para expresar brevemente nuestra profesión de fe, conservamos todas las tradiciones de la Iglesia,
escritas o no escritas, que nos han sido transmitidas sin alteración. Una de ellas es la representación
pictórica de las imágenes, que está de acuerdo con la predicación de la historia evangélica, creyendo
que, verdaderamente y no en apariencia, el Dios Verbo se hizo carne, lo cual es útil y provechoso,
porque las cosas que se esclarecen mutuamente tienen sin duda una significación recíproca. 4

Va a resultar curioso que las primeras representaciones de Cristo no serán en la


cruz, puesto que la muerte en cruz va a ser el castigo más vergonzoso. Se empezará a
representar primeramente en lo más alto de las Iglesias, y tendrá las características de un
Dios legislador y de un Dios creador. En cambio las representaciones de la Virgen María
que se dieron a principios del cristianismo, tendrán la característica de poner a María como
trono de su hijo.

Para el siglo XVI surgirá el problema sobre si también se tienen que hacer
representaciones sobre los santos, y para ello se convocará otro concilio con lugar en
Trento. He aquí algo de lo que se concluyó:

Se declara que se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de
la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y
veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el
culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, como
hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza en los ídolos; sino porque el honor
4
II Concilio de Nicea (año 787), Terminus: COD p. 135.
que se da a las imágenes, se refiere a los originales representados en ellas; de suerte, que adoremos a
Cristo por medio de las imágenes que besamos, y en cuya presencia nos descubrimos y arrodillamos;
y veneremos a los santos, cuya semejanza tienen: todo lo cual es lo que se halla establecido en los
decretos de los concilios, y en especial en los del segundo Niceno contra los impugnadores de las
imágenes.5

Estos decretos que defendían el uso de las imágenes traerán buenos resultados en la
Nueva España para la evangelización de sus habitantes. Uno de los más destacados objetos
que sirvieron de ayuda para convertir a los indios a la fe católica será el catecismo de Fray
Pedro de Gante, redactado aproximadamente en los años de 1525 y 1528, cargado de gran
simbología sobre pasajes bíblicos.

Las primeras Iglesias que se construirán en el nuevo mundo también se llenarán de


gran simbología. De ejemplo podemos mencionar la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán
en la ciudad de Oaxaca, construida por la Orden de Predicadores. El fraile Javier Zugasti O.
P. se referirá al recinto de la siguiente manera:

Visitar el templo de Santo Domingo de Guzmán significa conocer una de las obras más
impresionantes del barroco colonial mexicano; pero también es abrir un libro que nos irá hablando
del sentido de la fe de aquellos hombres de naturaleza tan religiosa que al encontrarse con Jesús de
Nazaret vivieron una transformación profunda en su cultura.6

Hoy en día podemos analizar que las iglesias en México del siglo XIX, XX, XXI,
no están tan ornamentadas como las que se construyeron durante la época de la conquista y
la colonia. En estas construcciones solo se conservarán aquellos símbolos más
representativos de la fe cristiana, ya que existen otros medios para la evangelización, pero
aun así sigue el recuerdo de aquellos primeros mártires y de aquellos evangelizados a través
de esos signos.

BIBLIOGRAFIA

5
Concilio de Trento, Sesión 25.
6
ZUGASTI, Javier; Templo de Santo Domingo de Guzmán, p. 8.
HADAS, Moses; La Roma Imperial, TIME-LIFE, 1971.

HIERRO, José; Principios de Filosofía del Lenguaje, Alianza, Madrid, p. 23.

ZUGASTI, Javier; Templo de Santo Domingo de Guzmán.

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