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JTA TERESA
SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO
El tema.
El tema en la bibliografía.
Nuestra postura .
Aspectos.
1I
DESARROLLO
(4) Eph 3, 6.
I DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 779
«Busquemos; pues, al Señor,' junto con su consolación, como lo buscan los justos,
y no lo dividamos de su dulcedumbre, aunque el demonio nos lo amoneste: sino que
así como lo creemos Dios y Hombre, así lo busquemos Dios y dulce juntamente .. Por-
que así como la humanidades vía para ir a Dios, así la dulcedumbre suya es un inci-
tamento y espuelas, para que corramos a él, según dice San Bernardo. Si el Hijo de
Dios, por ser dulce, se llarria en la Escritura panal, no sé por qué no lo hemos de
buscar con su miel» (6).
Eco. de estas palabras .son aquellas co.n las que Santa Teresa in-
vita a las almas a ir en pos de Cristo., que nos llamó a to.do.s: venid a Mí .. .
Tambienen su do.ctrina .se. mantiene esa línea de ladulzura d~ Jesús,
que dimana su dulce. Humanidad, y que es la puerta para entrar a
(5) V. 12, 6: "Hartos años estuve yo que leía muchas cosas y no entendía
nada de ellas, y mucho tiempo que, aunque me lo daba Dios, palabra no sabía decir
para darlo a entender, que no me ha costado esto poco trabajo. CUllindo su Majestad
quiere en,un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto. Una cosa puedo
decir con verdad, que aunque hablaba con muchas personas espirituales que que-
rían darme a entender lo que el Señor me daba para que se lo supiese decir ...
(u quería: el Señor, como Su Majestad fué siempre mi maestro ... ), y sin querer
ni pedirlo ... dármelo Dios en un punto a eptender con toda claridad ... "
De forma parecida podríamos referir otros muchos textos en los que afirma lo
mismo. Pueden verse algunos de estos textos, los más iniportantes, en: SABINO DE
JEsús,'OCD, La Infinita Bor¡;dJad de> Dios. Enseñanzas prácticas de Santa Teresa
a .todas las almas ... Vitoria,. 1953, p; 88-110.
(6) Tercer Abecedario, trato 12, C. 4.
78'0 ENRIQUE DEL SAGRADO CORA~ÓN. OCD
(7) 1-2, q. 65, a. 5; 2-2, q. 23, a. 5. (8) Jn 14, 4-6... (9) 1 Tim 2, 5...
(10) Leemos en el Directorio de los Jesuitas estos consejos fundamentales,
transcritos por el P. LARRAÑAGA: "Cristo Nuestro Sefíor es camino verdadero, como
él dice: Ego sum via, veritas et vita, et nema venit aa Patrem nisi per me, único
dechado propuesto a los hombres por el Padre eterno, a cuya imitación emende-
mos y compongamos nuestras costumbres estragadas, y enderecemos nuestros pasos
por el camino de la paz. Siendo, pues, la vida. de Cristo perfectisima para sacar
de ella labor de todas las virtudes en esto nos debemos esforzar, en disponernos
para su imitación. Cuanto más cerca nos llegáramos, más lo estaremos de nuestro
último fin y más .dichosos seremos; y cuanto nuestra vida más conforme, tanto será
más perfecta ... " Directorium P. Aegtaii González Dávila. De la 2.· semana. Texto
en LARRAÑAGA, o. c., p. 78.
DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 781
Sentido.
Santa Teresa no tuvo a través de su vida una enseñanza propiamente
teológica sobre el misterio de Cristo. No frecuentó las aulas de las Uni-
versidades, cosa desusada entonces entre las mujeres. Tampoco recibió
instrucciones especiales. Unicamente, el contacto con sus confesores y
dmigos, hombres siempre de gran santidad y aventajados teólogos, y sus
lecturas de libros llenos de doctrina, pudieron suministrarle más amplios
conocimientos que los que vulgarmente podía tener cualquera religiosa
de clausura de su tiempo.
No obstante, hemos dicho que nos sorprende, al ponernos en con-
tacto con sus obras, la exactitud de sus afirmaciones, y la amplitud de
sus conocimientos. Hagamos una peregrinación por sus escritos. ¿Cuá-
les son las ideas fundamentales que nos expone sobre Jesucristo? ...
Ante todo, observemos dos cosas. Su conocimiento, por lo general, no
se centra sobre los datos puramente personales del Hombre-Dios. Ni
insiste tampoco en las verdades de carácter especulativo. Atiende más
a las verdades de carácter moral, espiritual, al' aspecto de Jesucristo
como mensaje de amor, de santidad, y de verdad para los hombres. Más
que al Cristo de la fe, frío y esquematizado, mira al Cristo del amor y
de la vida del alma. La fe, de carácter intelectual, está animada siem-
pre e iluminada por el calor del amor y de la amistad, por las razones
de la voluntad.
Vía de acceso.
En primer lugar ella se acerca a Cristo, por la vía de la fe, para apren-
der el sentido y el contenido de sus palabras. Entre otras razones, esto la
animaba a acudir al Señor. En él encerró el Padre todos los tesoros de la
divinidad y la fuente del perdón. Cristo es una mina inagotable-como
78'2 ENRIQUE 'DEL SAGRADO CORAZÓN, OCD
dirá' más tarde San Juan de la Cruz-donde cada uno puede encontrar
lo que desea~ Por eso ella invita a todas las almas a que se acerquen a
El, qUe las invitó ,primero eh su Evangelio (11). '
¿Qué significa esto? Que el llegar a Jesús, por la vía de la fe y del
conocimiento, es el principio de la resurrección para el que está muerto.
Que sus enseñanzas no solamente tocan en el entendimiento, sino tam-
bien rehabilitan la voluntad. Sus enseñanzas no solamente dan al alma el
saber qué debe hacer, sIno la confieren también el hacer el Men.
", ',Ella' mantiene la tésis de la fidelidad de Dios y de Jesús para con los
suyos. Nó podrán fallar sus palabras. Y El invitó a las almas' a ir a El,
que tiene palabras dé Vida ~tema (12).
Por eso invita ella también a todos, secundando las intenciones de
Jesús, a que se acerquen a El. Con acusada insistencia, este acercamiento
ha de hacerse primeramente por el conocimiento, por la fe. Incluso aque-
llos que no pertenecen' a su rebaño, o que están muertos, necesitan llegar-
se a Jesús y conocerle con amor para resucitar. Las palabras del Maestro
no pueden fallar ... (13). .
Las almas, alejadas de Jesús, arden en llamas vivas, porque su error
las precipita en las codicias de esta vida. Es preciso que Jesús, que los
invitó a todos, les dé el agua de la doctrina: que sus voces sean podero-
sas para resucitar a: los muertos, para arrastrar en pos de sí a los. que
aún no le conocen. La Sanfa tiene atormentada su alma al ver que hay
tantos que ignoran a Cristo y que viven olvidados de los 'tormentos que
padecerán, al fin, por no haberse convertido al Señor ... He aquí el punto
de ,partida. El acceso á Cristo, que nos invita, por el camino de la fe,
que es El mismo, su doctrina imperecedera.
Temas doctrinales.
El conocimiento que Santa Teresa tiene de Cristo, encierra todos los
temas doctrinales. Cristo-misterio, su vida, sus momentos históricos; a
todos se extiende su consideración (14).
,(11) ",¡Oh Señor, Dios mío" y cómo tenéis palabras de vida, adonde todos los
mortales hallarán 10 que de!¡ean, si 10 quisiéramos busca11 ! Mas ¡qué maravilla,
DioS mío; que olvidemos vuestras palabras con la locura y enfermedad ,que, causan
nuestras malas opras! Haced, Señor, que no se aparten de mi pensamiento vues-
tras,palabras. Decís Vos: Venid a mí todos ... " E. 8, 1.
'(12) C. V.27, 2; M7, 2; 8 . ' .
(13) "Oh piadoso Y, amoroso Señor de mi' alma: También decís Vos: "Ventd a
Mí todos los que tenéis sed, que yo os daré de beber." Pues ¿cómo puede dejar de
tener gran sed el que está ardiendo en vivas llamas, en las codicias 'de estas
cosas miserables de la tierra? Hay grandísima necesWad de agua, para que en ella
no se acabe de consumir. Ya sé yo, Señor mio, de vuestra bondad que se la daréis:
Vos mismo 10 decis, no pueden faltar vuestras palabras... Mirad, Dios mío, que
van ganando mucho vuestros enemigos. Habed piedad de los que no la tienen de
sí; ya que su desventura los tiene puestos en estado que no quieren venir a Vos,
venid Vos a ellos ... "
"Oh Dios mio, resucitad a estos muertos; sean vuestras voces, Señor, tan po-
derosas que, aunque no os pidan la vida, se la déis::. Ya sabéis, Rey' mío, 10 que
me ,atormenta verlos. tan olvidados de l6s grandes tormentos que han de padecer
oara sin fin, si no t.ornan a Vos ... " E. ,9, 12; 10, 2-3.
(14) V. 12, 1.
DOCTRINA DE S; TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 783
Dióinidad.-Todala 90ctrina y la espiritualidad cristológica de Santa
Teresa se apoya en el dogma fundamental de la divinidad de Jesucristo.
Esto no precisa demostración. Muchas veces, hablando de Jesucristo, sin
interrumpir su pensamiento, se traslada a la cumbre de· la divinidad,
hace exclamaciones a Dios, etc .. ,De tal modo, que resulta exegéticamente
difícil en ocasiones saber si se refiere a' Jesucristo en cuanto a tal o se
refiere en general a Dios.
Llama a Jesucristo Señor celestial, Maestro celestial. .. Y lo que no
debemos perder de vista, cuando describe los dolores de su pasión, pone
bien de manifiesto su majestad y su grandeza, y su cualidad de Dios,
que sedéja azotar y crucificar por amor alos hombres.' -.'.
Le llama repetidas veces Hijo de Dios. Fórmula que por. sí sola expre~
sa la fe en la divinidad de Jesucristo, dado el ambiente yel contexto de
sus páginas espirituales (15). '
De ,igual modo recOnoce en El otros atributos, que denotan tambien
su divinidad: sabiduría, poder, voluntad irrecusable... Léase ef princi.
pio del capítulo 28 del Camino. Comienza hablando del Señor, engenei
ral. El Señor que es Dios poderoso ... Pero sus ojos están fijos en la figu-
ra del dulce . Jesús, que a veces quiere. hacer participantes a' las almas,
del peso de la cruz, que Su Majestad llevó durante ,su vida ... (16). '
Los textos, a este propósito, se podrían acumular, formando una ex-
tensa lista. Desistimos dé ello, porque no ofrece apenas interés, desde' el
momento que es ésta' una verdad evidentemente constatada.
sienten, ni atinan de desatinados a ver su gran necesidad, ¿qué remedio, Dios mío?
Vos vinísteis al mundo, para remediar tan grandes necesidades como éstas; comenzad,
Señor; en las cosas más dificultosas se ha de mostrar vuestra piedad ... » (18).
(21) V. 22, 6.
(22) M6, 7, 6; ver M2, 1, 11.
(23) V. 22, 11. "Esto he probado-añade-; de este arte ha llevado Dios mi
alma. otros irán, como he ,dicho, por otro ata·jo." lb.
78'6 ENRIQUE DEL, SAGRADO CORAZÓN, OCn'
Esto explica otra afirmación de la misma Santa. Ella era muy aficio-
nada a leer libros buenos y a instruirse en buenas lecturas. Pero, sobre
todo, amaba leer el Evangelio, porque contenía las enseñanzas de Jesús,
su Maestro celestial. Incluso, cuando ha de exponer en sus libros, parece
que pretende recibirlo de labios del Señor. Quiere cumplir con lo que
Aparte del amor y su interés por el bien del discípulo, el Maestro ce-
lestial está adornado de otras cualidades. Una de ellas es la humildad.
Enseña con humildad, principalmente el Paternoster. Por eso, el discípulo
debe acercarse a El con la misma disposición. Otra cualidad es su sin-
ceridad, su veracidad. Esto exige al discípulo que se acerque a él sin
doblez, pues es muy amigo tratemos verdad con él. Su generosidad arran-
ca palabras de admiración a la Santa agradecida. En una oración nos lo
ha enseñado todo: la oracién vocal y la más alta contemplación.
«Espántamever que en tan pocas palabras está toda la contemplación y perfección
encerrada; que parece no hemos menester otro libro; sino estudiar en éste. Porque
aquí nos ha enseñado el Señor todo el modo de oración y de alta contemplación,
desde los principiantes a la oración mental y de quietud y unión ... » (31).
(30) C. 35, 4.
(31) C. V. 37, 1.
DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 791
es gran desgracia no acordamos, en especial si son santos y son maestros del alma, es
imposible, si somos buenos discípulos. Pues de tal maestro corno quien nos enseñó esta
oración, y con tanto amor y deseo que nos aprovechase,' nunca Dios quiera que no nos
acordemos de El muchas veces, cuando decimos la oración» (32).
(39) V. 37, 6.
(40) OSUNA, Abecedario, III ... Ver la nota 6.
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r
(51) Podriamos concluir ,de aquí, que el análisis psicológico de Santa Teresa
nos lleve a la conclusión de que la reforma de la Orden era una exigencia imperiosa,
en su psicología. No hubiera podido sobreponerse, dada su rica constitución psico-
lógica, ,a, la mediocridad que se estaba viviendo en el monasterio. Esto tiene aún
mayor valor si conjugamos sus cualidades psicológicas con sus valores sobrenatu-
rales y morales ...
800 ENRIQUE DEL SAGRADO CORAZÓN, OCD
a matar con todas vuestras fuerzas a quien por daros vida perdió la suya; mirad que
es quien os defiende de vuestros enemigos. Y si todo esto no basta, básteos conocer
que no podéis nada contra su poder y que tarde o temprano habéis de pagar con
fuego eterno tan gran desacato y atrevimiento. dEs porque veis a esta Majestad atado
y ligado con el amor que nos tiene? ¿Qué más hacían los que le dieron la muerte,
sino, después de atado, darle golges, y heridas? ¿Ya no había pagado bastantísima-
mente por el pecado de Adán? dSiempre que tornamos a pecar lo ha de pagar este
amantísimo Cordero? ... » (53).
pecados. Más de una vez tendría entre sus manos el libro de meditacio-
nes del P. Luis de Granada, que ella misma recomendó más tarde a sus
religiosas, en el cual-yen otros del mismo estilo, según ella misma ex-
plica, van repartidos por los días de la semana «meditaciones del juicio
y infierno; y nuestra nonada y mercedes de Dios» (57).
Con la idea del infierno va unida en su doctrina y en sus recomen-
daciones la idea del juicio personal y final, y la del Juez supremo. Aun-
que no copste con omnímoda seguridad, éste puede ser el origen de su
vivencia espiritual e~ este punto. En sus obras ocurren no pocos testi-
monios, en los que considera a Dios y a Jesucristo como supremo Juez de
los hombres..
(57) C. 30, 1.
(58) HOORNAERT, Sainte Thérese écrivain ... , p. 295.
DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 8'03
(60) ENRIQUE DEL SAGRADO CORAZÓN, ocn, La Cristología en los últimos años.
1955-1961, en "Salmanticensis", 1963, 435-436; 466-470.
DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 8'05
Estas gracias las reciben las almas que rezando el Paternoster cum-
plen los requisitos de la oración perfecta. Entonces no hay inconveniente
para que el Señor las ponga en contemplación.
La Santa no se cansa de persuadir esta compañía del Señor a los
que viven de la oración, incluso a los que rezan vocalmente. Oigamos unas
encantadoras frases:
«Ahora, pues, tomemos a nuestra oración vocal, para que se rece de manera que
sin entendemos, nos lo dé Dios todo junto... Procurad, luego, hija, pues estáis sola,
tener compañía. Pues, ¿qué mijor que la del mesmo Maestro que enseñó la oración
que vais a rezar? Representad al mesmo Señor junto con vos, y mirad con qué amor
y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiereis, no estéis sin tan buen
amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos y El ve que lo hacéis con amor y que
andáis procurando contentarle, no le podréis, como dicen, echar de vos, no os faltará
para siempre; ayudaros ha en todos' vuestros trabajos, tenerle heis en todas partes:
¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?» (67). .
,dOh Señor del mundo, verdadero Esposo míol (le podéis vos decir, si se os ha
enternecido el corazón de' verle tal)... ¿Tan necesitado estáis, Señor mío y Bien mio.
que queréis admitir una pobre compañía como la mía y veo en vuestro semblante que
os habéis consolado conmigo?» (70).
Intimidad y transformación.
(70) C. V. 26, 6.
(71) 1-2, q. 28, a. 1, ad 2 um.
DOCTRINA DE S. TERESA SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO 8'09
Compasión.
Santa Teresa, a lo largo de todas sus obras, había aconsejado a sus
religiosas vivir en intimidad con Cristo, buscar su compañía y hacérsela,
principalmente en los momentos de su Pasión: en el Huerto, en Casa
de Pilatos, en el Calvario ... etc. Ella misma fué devotísima de esta prác-
tica. Había que consolar al Cristo que sufría, que agonizaba ...
En su tiempo, Cristo sufría en su Iglesia, porque ésta era perseguida
y lacerada; por eso se suscita en su corazón un movimiento también de
compasión hacia la Iglesia, y se lo pide a sus hijas para que consuelen
también al Cristo que sufre.
Esta compasión la mueve a abrazarse resueltamente con los sufri-
mientos, con tanto optimismo, que llega a decir, en fuerza de su decisión,
que los sufrimientos son para ella salud y medicina, como afirma 'en repe-
tidos lugares (83).
La compasión debe contar con un elemento esencial, que la vitaliza.
Es el amor. Sin ello, no sería posible llegar a la meta del sacrificio que
la Iglesia y los sufrimientos de Cristo nos pueden pedir. Este amor da
fortaleza al alma: precisamente, la fortaleza que necesita para compade-
cerse eficazmente de los dolores de la Iglesia. Santa Teresa es muy explí-
cita en este punto: la situación de la Iglesia pedía almas animosas, almas
reales, almas armadas de gran fortaleza... ¿Por qué?.. Para cumplir el
segundo postulado: el de servicio.
Este amor puede tener como fundamento remoto la condición psico-
lógica de la persona: su sensibilidad y su delicadeza. Pero, el amor que
exige esta compasión, dice Hoornaert, es un amor conschmte, que tiene
sus raíces en las fuentes mismas de la voluntad (84).
Subyace en todo esto una cuestión profunda. ¿De quién se compa-
dece Santa Teresa? ... ¿A quién quiere consolar? ... En realidad, se com-
padece de Jesús, que sufre en su Iglesia, y le consuela a El... Esto rati-
fica la identidad que hay para ella entre Cristo y su Cuerpo Místico ...
(82) C. 1, 4.
(83) Carta de 8 de agosto de '1578, a su hermana Juana. Obras de Santa Te-
resa, IIl, Madrid, BAC, 1959, cta. 78-8B, 6,
(84) HOORNAERT, Sainte Thérese ... , p. 188.
812 ENRIQUE DEL SAGRADO CORAZÓN, OCD
Servicio.
La compasión de Teresa no es estática, ni remisa: sino dinámica y
activista. Lo mismo que su contemplación. Por carácter, ella tenía una
fuerte iniciativa innovadora; un altruísmo, que la empujaba a hacer par-
ticipantes de sus bienes a los demás ... Eso se refleja en todos los momen- .
tos de su vida.
Su sentido dinámico pone en movimiento también su amor y su com-
pasión, para lanzarse a la obra: nace entonces el sentimiento de servir y
ayudar a la Iglesia en lo que ella puede. De otro modo, su compasión no
hubiera sido efectiva ni verdadera ... Entonces decide, encerrarse en su
pequeño convento y orar por los que luchan, sacrificarse por la Iglesia y
ofrecer por ella todo lo que es.
Su altruísmo no le permite ir sola. Lo mismo que para huir a tierra de
moros busca la compañía de su hermano, y lo mismo que cuando se decide
a ingresar en religión persuade también a su hermano para que elija la
vida religiosa, así ahora, en el momento de poner en práctica el servicio
que debe prestar a la Iglesia, no quiere ir sola. Escoge a un grupo de
hermanas, que se sacrifiquen con ella y oren por los defensores de la causa
del Señor, y ofrezcan el sacrificio de su vida austera, pobre, encerrada, para
consolar a Jesucristo ... aquí está el fundamento del espíritu misionero
de Santa Teresa. Su compasión es apostólica, hace brotar el servicio.
Quiere despojarse incluso de sus propios méritos, en beneficio de las
almas ... «Oh, hermanas mías, ayudadme a suplicar esto al Señor, que
para eso os junto aquí. Este es vuestro llamamiento; éstos han de ser
vuestros negocios ... No me deja de quebrar el corazón ver tantas almas
como se pierden; mas, del mal, no tanto, querría no ver perder más cada
día» (85).
Tal es la intención que determina el fin y el significado de la acción
teresiana y de su misma santidad personal: servicio a la Iglesia, para la
salvación de las almas, porque es servicio y amor a Jesucristo.