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TRINIDAD

Leonardo Boff

INTRODUCCCIÓN

Una mirada, en perspectiva de la liberación, al dogma de la Trinidad nos hace entrar


en una lógica novedosa. Este dogma por muchos años solo se leyó y se entendió
desde el modelo eclesial eurocéntrico. Esta manera de leer condujo, muchas veces la
realidad misma del dogma trinitario, a que dejara de decirle algo novedoso a la
gente, en especial a la gente más sencilla, a los pobres, en este caso del continente
latinoamericano.

La realidad propia de la historia de vida y de muerte de América Latina, hacen


posible mirar y entender de manera novedosa las verdades dogmáticas del
cristianismo, hasta entonces releídas desde unas vertientes teológicas carente de
contexto histórico, geográfico, social, cultural y político para este continente. Es
cierto que la vida y la muerte tal como se ha dado en el contexto latinoamericano, no
sustituyen la reflexión teológica, pero sin ese trasfondo, sin esa realidad concreta,
que se ha vivido en el continente no se puede releer de manera contextual las
verdades de fe del cristianismo. Para comprender la Trinidad en perspectiva
latinoamericana y de la liberación, se hace necesario, además de comprender que
“en la raíz de toda doctrina religiosa está el encuentro con el misterio divino. Este
encuentro produce una experiencia radical que globaliza las diversas dimensiones de
la existencia, el afecto, la razón, la voluntad, el deseo y el corazón” (Boff, 1987, p.
7) se hace necesario que este encuentro con el misterio divino aterrice a la realidad
concreta de los pueblos que la asumen y la interpretan.

El artículo base para el ensayo que presentamos tiene por título “Trinidad” y es una
reflexión-artículo del reconocido teólogo y ecologista de la Liberación Leonardo
Boff, publicado en el Tomo I de Mysterium Liberationis. Este es un libro donde
fueron recogidos, de manera sistemática, los Conceptos Fundamentales de la
Teología de la Liberación, bajo la dirección de Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino,
publicado en la Editorial Trotta, en el año de 1990.

CUERPO DEL ENSAYO

Con el autor del artículo podemos decir que la afirmación más trascendental del
cristianismo sea esta: “En el principio no está la soledad del uno, sino la comunión
de tres personas eternas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; en el primer principio rige la
comunión” (Boff, 1990, p. 513). Podemos entonces indicar, como punto de partida,
que al adentrarnos en el tema trinitario, nos acercamos a una nueva manera de
comprender a Dios que está en comunión y que es esa comunión la que constituye la
esencia de Dios y a la vez la dinámica concreta de cada ser de la creación.

El Artículo en cuestión, está dividido en siete apartados que el autor logra


desarrollar, uno a uno, de forma ordenada y coherente, para hacer un acercamiento
desde la Teología de la Liberación al dogma trinitario.

En el primer apartado intitulado, Dificultades político-religiosas para la vivencia de


la fe trinitaria, el autor presenta la realidad política y el religiosa como dos grandes
dificultades para vivir la fe trinitaria en el proceso histórico que ha vivido el
cristianismo desde la formulación del dogma. Las historias del poder, tanto político
como religioso han sido un grande problema para entender a Dios en comunión, al
servicio de la vida, de la diversidad, de la pluralidad, en cuanto la visión que genera
un principio político y religioso es el de la uniformidad como criterio fundamental
de unificación. Esto, ya vivido y comprobado por todos los sistemas religiosos
cristianos de Occidente, se ha enmarcado dentro de unos sutiles modelos en el que
los sistemas de autoritarismo político o religiosos se han terminado matriculando en
una visión patriarcalista de la historia, haciendo que la Trinidad no sea asimilada y
vivida con la hondura que este dogma plantea, sino desde vertientes mezquinas
desde donde se han desarrollado modelos sociales y religiosos sustentadores de
desigualdad, injusticia y violencia. Si se mira la Trinidad en una visión sana y
coherente, tal como el dogma está concebido, entonces se llega a la real
comprensión que “la comunión es la primera y la última palabra del misterio de Dios
y del misterio del mundo” (Ibíd., p. 516) y frente a esta profundidad doctrinal lo
político y religioso tendrían que replantearse estructuralmente.

El segundo apartado del artículo hace un acercamiento a la perspectiva


latinoamericana del misterio trinitario. En éste el Boff coloca sobre la mesa la
quinta esencia del mensaje cristiano: “toda teología tiene que mostrar su dimensión
evangélica, es decir, tiene que ser una buena noticia, para las personas en la
situación en la que viven” (Ibíd., p. 516). Definitivamente el artículo nos coloca en
una situación verdaderamente contextual: “no se trata solamente de profesar la
verdad dogmática… sino que se trata de la realización existencial del misterio de
comunión”. Esta visión coloca al Dogma Trinitario en el horizonte más genuino de
la vida cristiana. El Cristianismo es una experiencia religiosa que se ha caracterizado
por ser contextual. En este sentido la Santísima Trinidad tiene una verdad concreta
para ser vivida en la manera de hacer sociedad, en la manera de construir el proceso
humano en perspectiva latinoamericana. Más concretamente la Trinidad es para el
pueblo cristiano de América Latina “un verdadero programa social”, en términos
concretos de Boff.

Terminados esos dos apartados que son, dentro de la estructura del artículo, la parte
introductoria, el autor aborda los datos reguladores de la fe trinitaria, partiendo así,
en el tercer apartado con el titilo: Las dos manos del Padre: el Hijo y el Espíritu
Santo. A la luz de los textos de la Escritura, especialmente los del Nuevo
Testamento, pero algunas veces remitiendo la mirada al Antiguo Testamento, se
presenta la manera como se ha revelado la Santísima Trinidad, haciendo énfasis de
los dos caminos que son claves para entender el misterio del Dios Trinidad: el
camino de la historia y el camino de la Palabra. Queda claro en el artículo que el
Misterio Trinitario es una realidad revelada en el Testamento Cristiano. Es en Jesús
donde vamos a encontrar la revelación del misterio trinitario. Es él quien revela la
verdad del Padre, él se revela como verdad de Hijo y también revela la verdad del
Espíritu Santo. Y es a la luz de la conciencia trinitaria heredada de Jesús y
condensada en el Segundo Testamento, como a partir de allí los cristianos leemos,
también, el Antiguo Testamento, a la luz de la revelación hecha por Jesús. Pero para
hacer lectura del Primer Testamento, se necesita la orientación de una hermenéutica
clara para no desfasar su lectura.

En el inciso cuarto del artículo, dedicado a la razón humana y el misterio de la


Trinidad, se presenta una mirada, un acercamiento, a los modelos de pensamiento,
que en la historia de la Iglesia fueron claves y decisivos a la hora de fijar la
dogmática cristiana. Temas profundos, propios de la reflexión de los cristianos en
los primeros Concilios Ecuménicos, que no fueron esbozados por los relatos neo-
testamentarios, como: naturaleza o esencia o sustancia; persona o hipóstasis;
procesiones; relaciones; perijóresis, circuminsesión y misiones, fueron claves para
la elaboración doctrinal del Dogma. Para esta formulación fue necesario que dos
tipos de pensamiento, de raciocinio se impusieran en la Iglesia: el griego que parte
de la persona del Padre y el latino que parte de la única naturaleza divina. En la
actualidad, es indiscutible, tal como se nos planeta en el artículo, que muchos
teólogos modernos parten de las relaciones de las personas divinas y en América
Latina, por su contexto concreto, se parte de esa última tendencia, porque en
definitiva es la que responde a las justas demandas de los pobres de nuestro
continente.

El quinto apartado, es una manera clara de aterrizar la realidad trinitaria en el


contexto latinoamericano, por ello el autor lo intitula: una concepción liberadora de
la Trinidad. En éste el autor hace una relación profunda entre el dogma trinitario y la
liberación de los oprimidos, con base en la justicia social, la equidad, la construcción
de la fraternidad como respuesta a las situaciones concretas de violencia y muerte
que vive el continente latinoamericano. Para Boff, asumiendo la tradición más
genuina del Cristianismo, la Trinidad permite al creyente, y a toda la Iglesia hacer
una crítica social y eclesial, donde se logre descubrir, en la perijóresis de las tres
divinas personas la inspiración de un modelo de vida comunitaria, en el que la
diversidad y la unidad se encuentran, se entrelazan, se suman al servicio de la vida.
Cada ser humano, cada creyente, en la mediad en que se hace comunión efectiva y
real se convierte históricamente en sacramento de la Trinidad. Entonces la vivencia
trinitaria es fuente de liberación y de humanización plena.

En el sexto apartado del artículo, se nos presenta un estudio sobre las distintas
personas de la Trinidad. En éste apartado el Boff se dedica a mirar a cada una de las
Personas de la Trinidad en su particularidad, tratando de indicar como esa
particularidad enriquece la comunión trinitaria. El Padre es presentado en su
misterio insondable, que en definitiva es el último horizonte de todo. En él se origina
todo. Todo lo contiene él. El Hijo como misterio de comunicación y de liberación
integral. Por ello el Hijo se manifiesta como la expresión absoluta del Padre. El
Hijo, por el misterio de la Encarnación verbificó al universo entero y lo introdujo en
el seno mismo de la comunión trinitaria. El Espíritu Santo, motor de la creación
hacia el reino de la Trinidad. En este sentido el misterio trinitario, en perspectiva de
la liberación, nos recuerda que el Espíritu conduce todo lo creado a su plenitud
escatológica.

El artículo termina, en el apartado séptimo, con el tema sacramentos de la Trinidad


en la historia. Es importante resaltar la manera como Boff se refiere a la
sacramentalidad trinitaria. Partiendo de lo mínimo hasta lo máximo, indica que en
primer lugar es la persona humana, la que tiene que ser vista y entendida como
parábola del misterio trinitario. Después de presentar al ser humano, presenta a la
familia humana como expresión concreta, o sacramento trinitario en la historia. Por
último presenta como expresión de la sacramentalidad trinitaria a la propia sociedad
humana. Es la sociedad humana una verdadera expresión simbólica del misterio
trinitario. Esta sociedad humana ha de transformar sus estructuras económica,
política y cultural para que de paso a una vivencia profunda de la humanidad total,
sacramento por excelencia de la vida de la Trinidad. Todo queda dicho de una
manera clara, cuando el autor indica que “honramos a la Trinidad con el silencio en
la conciencia de que todo lo que podamos decir no pasa de un balbuceo alrededor
del misterio que se debe siempre alabar” (Ibíd., p. 530).
CONCLUSIÓN

Para hablar de la Trinidad queda más que claro que “nuestras palabras esconden más
que revelan” (Ibíd., p. 530). Por ello es importante ratificar con el autor, que la
experiencia trinitaria, más que ser una cuestión de intelectualidad ha de ser una
experiencia vivencial y existencial. Esto coloca el dogma trinitario en clave de
liberación y sirve de fuerza para una teología latinoamericana trinitaria.

El tema de la Trinidad, en perspectiva de la liberación es un tema de una actualidad


única y transcendental. Mirar el misterio de Dios Trinidad, desde el dolor, las
luchas, el sufrimiento y las esperanzas del pueblo latinoamericano hace que la
experiencia de fe, que es vivencia del misterio, se conjugue con las luchas
intrahistóricas por la consecución de la dignidad personal y comunitaria del pueblo.
Por ello la experiencia renovada de la Trinidad, podríamos decir que ha estado desde
un comienzo en le núcleo de la nueva conciencia cristiana de América latina, es
decir en la conciencia cristiana de la liberación. Pero la reflexión sobre el tema
trinitario, sin embargo, ha venido tomando más importancia, de forma paulatina, en
la teología latinoamericana y desde hace algunas décadas, ha comenzado a ser
abordada de forma sistemática, tal como lo ha hecho Leonardo Boff, en este artículo
y en el libro intitulado: “La Trinidad, la sociedad y la liberación”.

La mirada latinoamericana de la Trinidad es una mirada novedosa en cuanto es la fe


de un pueblo oprimido y creyente que encuentra en ella la fuerza subversiva y
liberadora para hacer de la historia un verdadero lugar de revelación y de salvación.
Hoy más que nunca la iglesia del continente y las realidades sociales y políticas de
nuestro pueblo piden una mirada más profunda al misterio trinitario, vivido no como
cosa misteriosa, sino como la vida de Dios puesta al servicio de la vida del pueblo.
La Trinidad es la convocatoria, para el pueblo pobre de América Latina, que el Dios
comunión hace para que todo hombre y mujer que se adhiera a ese misterio logre la
plenitud total de vida.
BIBLIOGRAFIA

Boff, L. (1990). Trinidad. En I. Ellacauría, & J. Sobrino , Mysterim Liberationis,


conceptos fundamentales de Teología de la Liberación (Vol. I, págs. 513-530).
Madrid: Trotta.

Boff, L. (1987). La Trinidad, la Sociedad y la Liberación. Madrid: Ediciones


Paulinas.

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