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Busca alguien más grande, más pleno, más perfecto... y cuando lo encuentra lo
reconoce como ser supremo: el único que puede darle la felicidad para la que se
da cuenta ha sido creado, y que anhela con todo su ser. Y por eso mismo se
abre al El.
Ahora bien, ¿es todo esto un mero invento destinado a saciar apetencias de
grandeza y sueños de felicidad del hombre?
Los cristianos decimos: "Creo en Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra",
creo en el Espíritu Creador. Creemos que en el origen está el Verbo eterno, la
Razón y no la Irracionalidad. Con esta fe no tenemos necesidad de escondernos,
no debemos tener miedo de encontrarnos con ella en un callejón sin salida. Nos
alegra poder conocer a Dios. Y tratamos de hacer ver también a los demás la
racionalidad de la fe, como san Pedro exhortaba explícitamente, en su primera
carta (cf. 1 Pe 3, 15), a los cristianos de su tiempo, y también a nosotros.
Creemos en Dios. Lo afirman las partes principales del Credo y lo subraya sobre
todo su primera parte. Pero ahora surge inmediatamente la segunda pregunta:
¿en qué Dios? Pues bien, creemos precisamente en el Dios que es Espíritu
Creador, Razón creadora, del que proviene todo y del que provenimos también
nosotros”. (Homilía en Ratisbona, 12.9.06).
Todas ellas implican una concepción de Dios y del mundo, a la que siguen unos
modos de relacionarse con ambos, de rendir culto (ritos de adoración) y de vivir
(un moral).
En cuanto a su origen, resulta evidente que la religión verdadera sólo puede venir
de lo alto: “de arriba”, de Dios. No puede ser creación del hombre: sólo si viene
de Dios será divina.
Por tanto, no soy árbitro, no decido: acepto una realidad que viene de lo alto y
que existe independientemente de mí. Una realidad grandiosa, que lejos de
humillarme, me engrandece.
Una religión que no viene de Dios es una producción humana. Esto es obvio. En
cambio si viene de Dios, es divina. Una religión que no sea divina ¡no sirve!
Además no todas las opiniones valen lo mismo: las hay verdaderas y falsas, más
y menos fundadas, razonables o insostenibles. No es lo mismo torturar que dar
de comer al hambriento, por más convencido que esté quien tortura de que así
le hace un bien a la humanidad.
El relativismo no tiene sentido. No cierra por ningún lado. De hecho, no es posible
“funcionar” en clave relativista en ningún ámbito de la vida concreta: ni para
alimentarse, trabajar, tratar los seres queridos, hacer inversiones, usar una
computadora, salir de viaje...
Pero existe un mundo superior a nosotros. Puede ser difícil buscarlo, pero
renunciar a su búsqueda no es sensato.
En este terreno es obvio que necesitamos fe. Sin fe no se puede acceder a Dios.
Sin fe no se puede reconocer la religión verdadera.
Por lo mismo, quien carece de fe, lejos de ser un privilegiado, tiene un problema
muy serio: le falta lo que le permitiría el acceso a las verdades decisivas de su
vida. Desconoce la verdad más profunda de sí mismo: de dónde viene, adonde
va, cómo realizar su vida, qué sucede después de la muerte, etc. Lo que más
importa conocer, está fuera de su campo visual.
Tiene que buscar el sentido de su vida, de otro modo podría vivir “entretenido” con las
cosas de la tierra, pero le faltará la clave de lectura de su existencia. Si busca con
sinceridad, encontrará que Dios se hace el encontradizo y recibirá la fe: porque la da
Dios, es un don que se recibe.
El cristianismo es una religión revelada. Dios nos transmite la verdad sobre sí mismo y
su plan para nosotros; y, además, se comunica El mismo. Es cuestión de fe. La fe se
tiene o no se tiene. Es como un tesoro escondido en un campo: se encontró o no se
encontró.
En materias de fe no se puede convencer a nadie: cada uno tiene que encontrar a
Dios personalmente.
Se puede rezar por quien no cree para que lo encuentre. Y ayudarlo a buscar.
Pero loco sería quien pretendiese imponer a Dios sus propios gustos y modas. Y, más
todavía, quien se erigiera en juez de su Creador, exigiéndoles explicaciones sobre lo
que hace o permite.
No, la religión no la hacemos nosotros, para nuestra fortuna viene de lo alto; y esto es
lo mejor que nos podría haber sucedido.
La religión -si es verdadera- no sólo brinda consuelo para esta vida sino que sobretodo
nos conduce a la felicidad eterna: esta es su razón de ser.
De esta manera, la religión no empequeñece la vida, llenándola de prohibiciones, sino
que amplía sus horizontes, engrandeciendo las posibilidades vitales. Llena la
existencia y le abre caminos insospechados. Y sobre todo nos introduce en la felicidad
divina.
Por su grandeza no puede no ser exigente. Y esto, es parte de su belleza.
De esto se desprende que una persona puede ser “religiosa” -creer en “algo” y/o
pertenecer a una “religión”- y no necesariamente creer en “dios” de la manera
que nosotros, los cristianos, lo entendemos… por otra parte, si una persona
cree en “dios” -independientemente del concepto de “dios” que elija creer-, por
definición ya es una persona “religiosa” bien sea que se adhiera a una
religión formalmente establecida o tenga su propia religión particular…
Después de esta no tan breve introducción, les explico que este artículo
responde a varios comentarios existentes en las redes sociales… y que en cierta
medida parecen estar “inspirados” por un video que se ha propagado en forma
“viral” por las redes sociales…
Recientemente platicaba con una amiga evangélica por el Chat, y activé él registro
automático de la conversación, anexo un pequeño extracto de la misma:
Concepto de Religión
Para buscar el significado real de la palabra religión debemos buscar la fuente más
autorizada en el mundo en lo que se refiere a significado de palabras en español: El
diccionario de la Real Academia Española, y luego otra fuente fácil de verificar por
ustedes.
Pasemos ahora al segundo punto, veamos que dice la palabra de Dios sobre
religión, ya que si la postura de los hermanos separados tiene sentido, debe
haber algún pasaje bíblico que pueda apoyar su postura ¿Será que lo hay?
NO, no lo hay. En toda la Biblia no hay ni un solo pasaje bíblico que habla aunque
sea un poco mal de la religión. Por el contrario, la palabra religión, religioso,
religiosa aparece 7 veces, y en ninguna de ellas puede verse un significado
negativo, sino todo lo contrario.
Juan 9,31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y
cumple su voluntad, a ése le escucha.
El pasaje anterior narra la forma en como el ciego refuta a los fariseos que no se
explicaban como pudo haber sido sanado por Jesús. Cuando los fariseos le
insultan, el les contesta con estas sabias palabras para darles a entender que si
Cristo le sanó es porque Dios le escuchaba, pero muy interesante las palabras
que utiliza: "si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha"
Lo mismo Pablo, cuando fue perseguido por los judíos, la Biblia nos enseña que
fue perseguido por "su religión"
Hechos 25,19 solamente tenían contra él unas discusiones sobre su propia religión y
sobre un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive.
Muchos pueden decir que no tienen religión, pero ¿Es que caso Pablo no era
cristiano? ¡Y Pablo, dice la Biblia, tenía religión! Si Pablo tenía religión y era
perseguido por ella, ¿porque ellos no tienen religión?
Pablo posteriormente explica que él había sido fariseo, y alega que el judaísmo
era "su religión":
Hechos 26,5 Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que
yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión.
Importante notar que no dice que ya no es su religión, notemos que cuando Pablo
dice "nuestra religión" implica que la considera "suya también". El judaísmo fue
la religión verdadera, que ahora llegaba a su plenitud con Cristo. Pablo no
cambió de Dios, sino que le conoció en plenitud a través de la revelación de
Jesucristo,
Santiago 2,26 Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
obras está muerta.
¿De donde viene este rechazo a la religión por parte de los hermanos
separados?
Sin darse cuenta, están apoyando el lema marxista bajo el cual miles de
cristianos han sido perseguidos y sometidos y que reza:
Y prepara al cristiano poco instruido a ser víctima del engañoso New Age, que
predica exactamente lo mismo, pero que va más allá todavía, afirmando que
todas las religiones son iguales (cristianismo incluido). Para ellos, Cristo es un
simple iluminado rebajándolo al nivel de Mahoma, Sai Baba, Dalai Lama, y tantos
otros.
¿Cuál es la verdad?
Conclusión
La única manera de que todas las religiones fueran lo mismo es que todas
ellas fuesen falsas
Sólo se puede afirmar que todas las religiones son lo mismo desde algunas
posiciones ideológicas:
Quien acepte que Dios existe y que tiene un proyecto cognoscible para el hombre
–cualquiera sea la religión que profese- nunca podrá aceptar la afirmación de
que todas las religiones sean lo mismo.
Para responder a esta pregunta había que ver qué se entiende por religión y qué
papel se le asigna en la vida de una persona.
Si las concibo como una creación humana (un invento del hombre), con una
finalidad genéricamente espiritual, un refugio psicológico a la hora de los
problemas y peligros de al vida, etc., posiblemente no me preocupará demasiado
las diferencias entre las distintas religiones, y todas –dentro de ciertos límites-
me parecerán igualmente válidas.
Aquella que Dios haya revelado. No puede haber varias religiones distintas
igualmente verdaderas por el principio de no contradicción: dos afirmaciones
contrarias no pueden ser al mismo tiempo, ambas verdaderas, en el mismo
sentido. Si una es verdadera, la otra no lo será.
La gran mayoría de las religiones son buenas, en cuanto que enseñan un camino
de aproximación al Creador. Responden a la religiosidad natural del hombre. Le
proponen un ideal ético. Y tienen –en distintos grados- una mayor o menor
aproximación a la verdad.
Religión verdadera sólo puede una que haya sido revelada por Dios mismo
Porque sólo Dios puede decirnos con precisión quién es y qué quiere de
nosotros. Una religión no revelada por Dios, no pasará de ser un buen intento
del hombre por acercarse al Creador: algo muy valioso, pero que resultará muy
pobre si consideramos la infinita distancia que nos separa de Dios, distancia que
el hombre no puede recorrer por su propios medios.
La única manera de que todas las religiones fueran lo mismo es que todas
ellas fuesen falsas
Sólo se puede afirmar que todas las religiones son lo mismo desde algunas
posiciones ideológicas:
Quien acepte que Dios existe y que tiene un proyecto cognoscible para el hombre
–cualquiera sea la religión que profese- nunca podrá aceptar la afirmación de
que todas las religiones sean lo mismo.
Para responder a esta pregunta había que ver qué se entiende por religión y qué
papel se le asigna en la vida de una persona.
Si las concibo como una creación humana (un invento del hombre), con una
finalidad genéricamente espiritual, un refugio psicológico a la hora de los
problemas y peligros de al vida, etc., posiblemente no me preocupará demasiado
las diferencias entre las distintas religiones, y todas –dentro de ciertos límites-
me parecerán igualmente válidas.
Aquella que Dios haya revelado. No puede haber varias religiones distintas
igualmente verdaderas por el principio de no contradicción: dos afirmaciones
contrarias no pueden ser al mismo tiempo, ambas verdaderas, en el mismo
sentido. Si una es verdadera, la otra no lo será.
La gran mayoría de las religiones son buenas, en cuanto que enseñan un camino
de aproximación al Creador. Responden a la religiosidad natural del hombre. Le
proponen un ideal ético. Y tienen –en distintos grados- una mayor o menor
aproximación a la verdad.
No son todas lo mismo. Las hay más serias y menos serias, más profundas y
más superficiales, más espirituales y más terrenales, trascendentes o
inmanentes...
Religión verdadera sólo puede una que haya sido revelada por Dios mismo
Porque sólo Dios puede decirnos con precisión quién es y qué quiere de
nosotros. Una religión no revelada por Dios, no pasará de ser un buen intento
del hombre por acercarse al Creador: algo muy valioso, pero que resultará muy
pobre si consideramos la infinita distancia que nos separa de Dios, distancia que
el hombre no puede recorrer por su propios medios.
¿Qué podemos pensar de aquellos que, con el correr de los siglos, han querido
enmendar la página al Señor creando nuevas religiones? ¿No será que con esta
actitud entorpecen el plan de Dios y en lugar de construir la unidad colaboran a la
división? Conozcamos algunas de estas denominaciones.