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Cultura de Paz en la escuela secundaria desde la convivencia escolar

4. Marco Teórico

4.1 Marco Temático

4.1.1 Concepción de paz

Lederach (2000:7) fundamenta el significado de paz y “la configura como un


estado de relaciones humanas con una dinámica que permita una elevada
justicia y una reducida violencia entre las sociedades y dentro de ellas; por ello
una educación para la paz debe plantear y promover en los alumnos un
compromiso de cambio”, citado en (Catzoli-Robles, 2016, pág. 434). Lo
anterior, alude a la importancia de establecer una interacción que sea reciproca
entre los actores partícipes de la sociedad, generando entornos de respeto a la
dignidad e integridad del ser, al disminuir el conflicto, las guerras y otros tipos
de violencia, para que de esta manera se promueva y rija un ambiente de paz
en la transformación de la comunidad educativa.

Según De Vera (2016) citado en (Hernández, 2019), considera que “la


definición de paz se construye en estrecha relación con la conceptualización de
la guerra. Paz/guerra funcionan como un par conceptual donde el término
fuerte es «guerra» y el débil ‘paz’” (pág.83-84). El autor hace referencia a que
la concepción de paz está enmarcada en la construcción de vínculos con el
significado de conflicto, donde se resalta comúnmente la representación de la
violencia al ser más elevada y priorizada que la noción de paz, que aún sigue
siendo entendida desde la vulnerabilidad social como inestable e inadecuada.

Galtung citado en (Hernández, 2019) propone desde la interpretación de paz,


una perspectiva positiva donde se involucre la equidad e igualdad social,
comprendida desde la creación de habilidades, capacidades y aptitudes que
emprenden el progreso integral del ser humano, facilitando alcanzar las
prioridades elementales que complementan aquella precariedad que requiere el
individuo en el diario vivir.

4.1.2 Cultura de paz


La Asamblea General de Naciones Unidas (1999) citado en (Cerdas-Agüero,
2015) plantea que la cultura de paz se enfatiza en la formación de los
comportamientos y los modos de actuar que son propios del ser humano.
Partiendo de los principios que emergen en la defensa de los derechos
humanos y la promulgación de la resolución pacífica de los conflictos en los
diversos contextos que se interrelaciona la persona. Además, la cultura de paz
se logra afianzar por medio de pedagogías que eduquen para la paz, a través
de la comunicación asertiva, la colaboración mutua, el respeto por los derechos
y la diferencia social.

El Manifiesto 2000 para una cultura de paz y no violencia citado en (UNESCO,


1999) tomado de (Cerdas-Agüero, 2015), se enmarca en el “respeto por la vida
y dignidad de todas las personas; la práctica de la no violencia activa y el
rechazo de todas las formas de violencia; el compartir con las demás personas;
la lucha contra la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica;
respetar y defender la diversidad cultural; la búsqueda de la libertad de
expresión; la práctica del diálogo; contribuir al desarrollo sostenible; propiciar la
participación de las mujeres y redescubrir nuevas formas de solidaridad”
(Pág.137). Cabe resaltar, que la cultura de paz engloba la consideración en la
comprensión del otro, en el valor que representa el ser en todas sus
dimensiones focalizadas en la construcción participativa y activa, al no crear
espacios de conflicto, sino fomentar valores y principios basados en la justicia
social, el respeto por la cultura, autonomía y el aporte al progreso sustentable.

4.1.3 Educación para la paz

Es de carácter primordial una formación humanística donde se desarrolle e


implemente la cátedra de la paz, para fomentar ambientes educativos al
abarcar los fundamentos en la resolución de conflictos, en la contribución de
construir una estructura y estrategias de pedagogía de paz en el aula. De esta
manera, los autores (Rodríguez Bustamante, López Arboleda, & Echeverri
Álvarez, 2017) aportan que las instituciones educativas tienen como misión
propiciar entornos de educación para la paz, que orienten una intervención
activa en el conocimiento y la defensa de los derechos humanos, donde se
crean espacios de interacción, dialogo asertivo y la autonomía en el desarrrollo
de la perspectiva crítica de interpretar la realidad del respeto por la diversidad
cultural desde la comunidad educativa. Es por ello, que es necesario un apoyo
capacitado de profesionales que promuevan escenarios de educación en el
aprendizaje significativo al posibilitar alternativas en la edificación para la paz.

Según Delors citado en (Guillén Celis, 2008) aporta que la educación:

“Debe cimentarse en aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender


a convivir.

Aprender a conocer va más allá de la simple transmisión de conocimientos y supone


el aprender a lo largo de toda la vida. Cada persona debe aprender a comprender el
mundo que lo rodea y sentir el placer de conocer y de descubrir. Además aprender a
conocer supone aprender a aprender, ejercitar la memoria y el pensamiento.

Aprender a hacer implica un saber procedimental que va asociado a lo conceptual y


´capacita al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en
equipo´

Aprender a ser revaloriza la personalidad del individuo, su autonomía, sus


capacidades y su responsabilidad y abre las posibilidades de una educación que
valora las distintas potencialidades del alumno: razonamiento, capacidad física,
sentido estético, competencia comunicativa...

Aprender a convivir desarrolla la comprensión del otro y capacita al ser humano para
vivir en comunidad respetando los valores de pluralismo, solidaridad, colaboración,
aceptación y paz”. (pág.146)

El autor afirma la importancia de los cuatro pilares fundamentales en la


educación, respecto a un aprendizaje en el conocer, hacer, ser y convivir en la
integralidad del entorno educativo. Por tanto, el aprender a conocer refiere a la
necesidad de indagar, analizar, comprender y explorar los saberes en relación
al descubrimiento de la formación humana, donde es primordial englobar el
contexto de la realidad social que vivencia desde una instrucción significativa
que permanezca en la trayectoria de la vida. De igual forma, el aprender a
hacer comprende el sentido de desarrollar capacidades o habilidades que
permitan una cooperación colectiva que involucre la participación constructiva
del individuo en la sociedad. Así mismo, el aprender a ser está relacionado con
todo lo que caracteriza al sujeto en las diferentes formas de actuar desde la
apreciación de las competencias y las aptitudes que permiten la interacción del
desarrollo de la persona en las dimensiones social, emocional, cognitiva y
cultural, a partir del progreso de la personalidad del ser. Finalmente, el
aprender a convivir indica la contribución del poder generar relaciones e
interacciones de vinculo recíproco en una adecuada convivencia constituida en
los valores y principios éticos que contribuyen a establecer entornos de
armonía, empatía y de paz.

La autora (Cerdas-Agüero, 2015) propone que la enseñanza para la paz


requiere que la comunidad educativa sea un soporte para constituir un cambio
social, a partir de la valoración y entendimiento por el otro, para promulgar un
entorno pacifico, sin discriminación, exclusión o marginalización, al generar
estrategias de mediación en los conflictos.

4.1.4 La Paz desde la Convivencia escolar

La convivencia escolar focaliza el sentido de generar un entorno formativo en el

aula, respecto a fomentar vínculos de respeto y un crecimiento personal,

emocional y social en una adecuada armonía en la conducta del ambiente

educativo. Es por ello que expone (Malagón Buitrago, Mateus Gómez, &

Gómez Carrillo, 2016, pág. 46) el concepto de “La convivencia en el ámbito

escolar, entendida como el entramado de relaciones e interacciones que se

dan entre los miembros de la comunidad educativa, implica establecer

procesos de comunicación, sentimientos, valores, actitudes, roles, status y

poder”, dando énfasis a la significación de lo que representa la convivencia en

la escuela como agente promotor en la consolidación de crear acciones

reciprocas que se establezcan en el ámbito educativo, permitiendo fortalecer

aprendizajes significativos en la integralidad del ser como persona, respecto a

la educación en principios, valores y en los procesos de crecimiento en la

formación humana del individuo.


Es preciso señalar que según (Garretón Valdivia, 2013, pág. 27) el fundamento

de importancia en la concepción de “La convivencia escolar es susceptible de

ser vivida junto a otros, en un clima de respeto mutuo y solidaridad recíproca,

incluyendo todas las formas de interacción entre los distintos miembros de la

Comunidad Educativa, por lo cual constituye una construcción colectiva, siendo

responsabilidad de todos los que participan del proceso educativo”. Es por ello

que la convivencia escolar esta relacionada con el vinculo de construir entornos

de empatia, comprensión por el otro, el respeto por la personalidad y diversidad

de identidad de todos los miembros de la institución educativa, siendo agentes

participes de consolidar espacios y estructuras de mejoramiento en la

convivencia escolar.

4.2 Marco Disciplinar

4.3 Marco Conceptual

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