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A partir del análisis de diferentes escritores exitosos, podemos saber cuáles son los
aciertos pero también, los errores más frecuentes. Algunos solo se aprenden con los
años, la lectura y la continua interacción con los lectores, así que esta sesión es un
privilegio que nos ofrecen los grandes literatos.
Otros errores frecuentes: no dejar descansar la obra, no revisar bien, caer en clichés
a la hora de crear y describir la trama o los sentimientos, pensar que la creación de un
mundo a lo Tolkien es fácil, embarcarse en sagas infinitas o mandarlo así a los
certámenes o no estar al tanto de los cambios ortográficos (aunque para eso están
también los correctores). Para todo esto, y para la labor de escribir en sí, lo mejor es
leer y prepararse en literatura, desarrollando un gusto por la calidad. Pero el escritor
también dispone de un abanico de herramientas que van desde la utilización de
diccionarios, la disposición de programas organizativos como Excel, aplicaciones o la
mecanografía en sí. Sobre esta última hay mucho desconocimiento, así que me
permito hablarte un poco más extensamente de ella: es la capacidad de escribir a
máquina/ordenador a gran velocidad sin necesidad de mirar las teclas. Esto no
equivale simplemente a escribir rápido por costumbre ni significa que se sepa
exactamente dónde está cada letra, pues lo que se controla es la posición de los
dedos. ¿Os habéis fijado alguna vez en las marcas que sobresalen en las teclas f y j?
Indican dónde se deben colocar los dedos índices de cada mano. Es una habilidad que
únicamente se consigue con muchísima práctica de forma continua durante varios
años. Desde hace bastante, hay programas informáticos especializados que te van
indicando con dibujos la posición de tus manos. Mecanografiar es como cantar y tocar
la guitarra al mismo tiempo: una de las cosas sale automática, la cual es la única
explicación para que alguien pueda hacer dos cosas a la vez. En el caso de los
escritores, me parece una herramienta base y un arma muy eficiente. Si alguien es
capaz de escribir tan solo concentrándose en lo que quiere decir, o tratando de
plasmar rápidamente esa idea o frase lapidaria que se escapa por segundos, tiene
una gran ventaja. Y si tienes que pasar lo que escribes a ordenador para poder
mandar el manuscrito inicial a tiempo, ser mecanógrafo es un alivio.
Ejemplos de apps:
Otra obra recomendable en todos estos aspectos es Cómo piensan los escritores, de
Richard Cohen. Otros consejos de grandes autores que me parecen reseñables:
Normalmente, debes tener a un “lector 0”, que es el primero que lee tu obra y te dirá
lo que le parece. Debe ser alguien sincero, y no pasa nada porque sea estrecho
(familia o amigo), pero esta gente tiende a verse reflejada en algún personaje.
Importantísima la sinceridad ya nombrada.