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El cuento es la expresión para explicar una realidad utilizando figuras literarias como imágenes,
personajes, contextos dándoles animación, voz y expresión. El cuento siempre presenta un
problema real de la sociedad a través de la metáfora, la comparación, la ironía, la fantasía y la
enseñanza generando compromiso, responsabilidad y trasformación de quien lo lee. Además el
cuento utiliza creatividad, innovación y memoria histórica. Existen reglas para su construcción:
La escritura se debe escribir despacio en los momentos que puedas, cuando te inspires, pensar y
escribir pequeños fragmentos (un evento catastrófico o formidable alrededor del cual puedes
construir un argumento, la apariencia de un personaje, etc.), pero a veces tendrás suerte y una
historia completa se te presentará en unos pocos minutos.
Si tienes problemas para encontrar inspiración, o si necesitas escribir un cuento en muy poco
tiempo, aprende a aprovechar el recurso de la lluvia de ideas o, si no aparece ninguna idea, es
conveniente que te fijes en tu familia, animales, cosas y amigos. Conocer otros cuentos genera
experiencia y estilo que ayuda a construir buenos relatos.
Una vez que hayas elegido el tema, necesitas saber los rasgos básicos del cuento antes de escribir
que a continuación se enuncian:
Para construir un cuento los personajes deben ser creíbles y auténticos. Conseguirlo puede ser una
tarea muy difícil pero hay algunas estrategias para crear seres reales. Para ello, se debe escribir
una lista titulada con el nombre de tu personaje, sus atributos que se te ocurran desde su posición
en la orquesta. Reflexiona y consulta todo lo que puedas acerca de tus personajes: motivaciones,
gustos, obsesiones, pasiones, jobees, aptitudes y actitudes. No incluirás esta información en la
historia pero cuanto más sepas, más vida tendrán tus personajes, para ti y para el lector.
Por lo general, los personajes tienen limitaciones o debilidades aprovechate de ellas para darle
identidad al personaje y diferenciarlo de otros. Ejemplo Súperman tiene como debilidad el
rechazo a la criptonita que le hace perder poderes pero a Guasón sus debilidades lo hacen
poderoso y atractivo al oyente. Puesto que el lector puede identificarse con personajes con
problemas haciendo de la lectura muy realista.
Hay tres tipos de narradores para contar un cuento: Primera persona (yo), Segunda persona (tú) y
Tercera persona (él o ella). En primera persona, es el personaje quien cuenta la historia; en
segunda persona el lector es un personaje de la historia; en tercera persona, hay un narrador por
fuera de la historia. El narrador de segunda persona casi nunca se utiliza. Los narradores de
primera persona solo pueden decir lo que saben, que puede estar condicionado por lo que ven por
ellos mismos o por lo que otros le cuentan, mientras que el narrador de tercera persona puede
bien saber todo y además puede meterse en los pensamientos de cada personaje o limitarse a lo
observado. Además, puedes cambiar de un narrador de primera persona en un capítulo a un
narrador de tercera persona en otro, o incluso más de un narrador de primera persona.
Una vez que hayas preparado los elementos básicos de tu cuento, puede serte útil el hacer una
línea de tiempo para marcar cuando inicia, qué pasará y cuándo pasará y cuando finalizará. Las
líneas de tiempo ayudan a no repetir las ideas, a generar un pensamiento y a estructurar el escrito.
además, saca una lista de palabras, frases y ubicalas en la línea de tiempo.
H. Comienza a escribir.
Cuánto se haya esbozado la trama y los personajes, la escritura real fluye puesto que se recopila lo
anterior y se va involucrando. Escribir es un trabajo arduo, exigente, requiere ser detallista,
generar proceso, y ante todo estar pendiente que el lector se involucre en el escrito para que sea
creíble y cambie la forma de pensar, sentir y actuar del lector.
I. Comienza con estilo.
La primera página (algunos dirían la primera oración) de cualquier escrito debe ganar la atención
del lector de inmediato y hacer que quiera saber más.
Un comienzo rápido es especialmente importante porque no cuentas con demasiado espacio para
contar tu historia. No divagues con introducciones largas para los personajes o descripciones
aburridas del contexto: ve directo hacia el argumento y revela los detalles sobre los personajes y el
contexto a medida que avanzas.
J. Sigue escribiendo.
Antes de terminar tu historia, casi con seguridad tendrás algunos imprevistos. Debes atravesarlos
para tener éxito. Dedica un tiempo para escribir todos los días y ponte como meta escribir al
menos una página por día. Incluso si desechas lo que has escrito en esa jornada, has estado
escribiendo y pensando en la historia, y eso te beneficiará a largo plazo.
K. Revisa y edita.
Cuando hayas terminado de escribir, ve hasta el principio y corrige los errores mecánicos, lógicos o
semánticos. En general, asegúrate de que la historia fluya y que los personajes y sus problemas
sean presentados y resueltos apropiadamente.
Si tienes tiempo, deja la historia durante algunos días o algunas semanas antes de comenzar con la
edición. Poner un poco de distancia te ayudará a tener más claridad cuando la retomes.
L. Busca opiniones.
Envía tu cuento revisado y editado al profesor de la asignatura, al director de grupo o a tus papás
para que te dé su opinión o sugerencias y realice correcciones. Hazle saber que deseas opiniones
auténticas acerca de tu cuento. Dale tiempo para leerlo y pensar en ello y envíale una copia sobre
la que puedan hacer anotaciones.
Considera todo lo que tus revisores te digan, no solamente lo que te gusta escuchar. Agradece a
tus revisores por leer tu historia y no discutas con ellos.
Incorpora cualquier cambio o sugerencia que te hayan propuesto y te parezca válido. Tu trabajo
será mejor si aprovechas las críticas, aunque no debes seguir todos los consejos que recibes.
Algunas sugerencias pueden no ser muy buenas. Es tu cuento y tú tienes la decisión final.
M. Corrige y continúa.
Puede ser frustrante tener problemas para escribir. Puedes quedarte sin impulso, enojarte con los
personajes, o sentirte triste o culpable porque un personaje que te gustaba ha muerto. Solo debes
saber que, con toda probabilidad, dudarás de tu habilidad para escribir en algún momento de tu
historia. Esto es algo totalmente normal. Sentirás que no vale la pena continuar y que es mejor
buscar satisfacción en otra cosa. Estos pensamientos pueden apoderarse de ti y hacerte
abandonar en ese preciso momento. No te rindas.
Una de tus tareas más difíciles como escritor es aprender a superar estos pensamientos y seguir
escribiendo. Cuando comienzas a tener sentimientos de duda, o te cansas o aburres, ¡deja de
escribir! Puedes levantarte, salir a caminar, mirar televisión o lo relajarse. Cuando regreses,
tendrás la mente fresca. Es posible que todavía no sientas ganas de escribir, pero piensa en las
cosas buenas de tu historia.
Si alguien más sabe sobre tu historia y la ha leído, esa persona también puede ser una buena
fuente de ánimo. Repite en tu cabeza que terminarás la historia porque es lo que deseas. No
importa si el cuento no es el mejor que escribas en tu vida, vendrán otros luego. Si tienes la meta
de terminar, lo lograrás.
Nada puede ayudarte más a escribir que leer frente a un espejo, frente a otra persona, grabar lo
que lees. Esta pista ayuda a escuchar lo que se escribe, a mejorar el estilo, la forma, la belleza del
escrito. y si puedes compartir la grabación después de haber corregido es mucho mejor.