Está en la página 1de 121

Doctor Georges Pierret

La terapia Gestalt

Siguenos en

https://www.facebook.com/labibliotecadelpsicologo

1
A mis compañeros de formación

Hugette nguyen túóng ván, mi


esposa Jean-Marie Robine
Nicola
Paternostre
Simone lavianne
Olga byns
Francoise Bastin
Marie-Anne
Pierson Jörg
thalmann

2
Siguenos en

https://www.facebook.com/labibliotecadelpsicologo/

@G.Pierret

@MANDALA Ediciones S.A.


(1.990) c/Costanilla de
Santiago, 2
28012 MADRID tel.: (91) 247 75 21

Traducción
de: Bibi
Sanjurjo
De la edición srcinal belga:
“Ma forme cotidianne”1

Realización gráfica:
Navagraf S.A.
Impreso en
España
Dep. legal: M-5075-1990
I.S.B.N. : 84-86961-
17-3
Producción:
Mandala ediciones S.A.

3
Prefacio

El documento del doctor Georges Pierret es una obra maestra de


sabiduría cotidiana al alcance de todos. Interesa a toda persona que desee
conocer lo que es la Gestal-Praxis y la Terapia-Gestalt nacida de las
corrientes humanistas contemporáneas.

Este manual de información refleja maravillosamente los


últimos descubrimientos de la terapia psico-corporal, emocional y de
relaciones necesarias a todas las personas que se sienten mal

Esta síntesis, escrita por un médico psicoterapeuta de gran


experiencia, expresa clara y de manera simple lo que es bueno conocer y
experimentar en la vida
cotidiana para tener una buena salud física y psíquica.
En Europa, el doctor Pierret es uno de los pocos formadores de
psicoterapeutas. Tras veinte años de práctica y de estudio médico y
psicoterapéutico, ha recibido de multiversité, el diploma europeo
de “formador de terapeutas en Gestalt y en artes
psicoterapéuticas”.

Es un verdadero maestro del pensamiento y de la curación que


reúne: competencia y humildad. Conocimiento y humos. Inteligencia
y curiosidad.

Michel KATZEFF
Director de Multiversité
Escuela europea de
formaciones en artes y
ciencias psicoterapéuticas,
educación y relaciones
humanas

4
Querido lector,
Esta pequeña obra sobre la Gestalt, de antemano te digo que no es un
tratado. No es mi deseo presentar un estudio profundo ni un trabajo de
investigación.

Este pequeño libro claro, simple, para la vida cotidiana, lo he escrito en principio para

las persona que vienen a verme a casa. Por lo tanto es para ti. Quiero
compartir contigo las líneas de fuerza teóricas que guían mi trabajo durante
nuestras entrevistas. Hasta ahora, los
libros de la Gestalt son bastante arduos para lo que no están
familiarizados con la jerga psicológica y además, casi toda la lectura
gestáltica es de srcen anglosajón y muy pocas de estas obras han sido
traducidas al francés'.

Este documento está igualmente destinado a aquellos que deseen tener


una idea general sobre qué es la Gestalt. Sería un poco como catar una
muestra antes de profundizar más en esta corriente de psicología
humanista.

Espero cque con este pequeño libro se te abra el "apetito" y suscite en ti


el deseo de saber más y experimentar más a través de esta vía.

¡Qué lo disfrutes!

Doctor Georges Pierret

1.- Entre otros: Gestalt-Thérapie, techique d’épanouissement personal, Perls


Herffelline et Goodman, ed Stanké (no traducido al castellano. Se encuentra
también en inglés: “Gestalt-Therapy”. F. Perls, Hefferline, Goodman, Julian Press,
Nueva York, 1951.
Réves et existence en Gestalt-thérapie, F. Perls, éd. Epi (traducido al español con el titulo “sueños y existencia”. F.
Perls, Cuatro Vientos, Chile, 1974).
Le moi, la dain el l’ agressivité, F. Perls, éd Tchou (traducido al espalon con el titulo “Yo, hombre y Agresión”. F.
Perls, fondo de cultura, Mexico, 1975).
La Gestalt, Marie Petit, éd Retz (traducido al español, Kairós, Barcelona, 1988).
Ma Gestalt-théapie, F. Perls, éd Tchou (no traducido al español).

5
Prólogo

Gestalt, palabra de srcen alemán, significa “forma”, es decir: configuración de


cuerpos y objetos, su aspecto exterior perceptible, su estructura.

Gestalt tiene también el sentido de “Formación”: conjunto de


elementos que forman un todo.

Gestalt contiene incluso la nocion de “formador”, el arquitecto que compone la


nueva forma, el nuevo conjunto, que modela, que induce a expresarse.

Finalmente, Gestalt, en el vocabulario teológico, significa igualmente “especies”.

La teoría de la Gestalt (llamada también Gestalt-Teoría),


gestaltismo o teoría de la forma) primero fue una teoría psicológica y
filosófica debida a Koler, Wertheimer y Kofka, a principios del
siglo XX. Esta teoría rehusar aislar los

fenómenos entre si para explicarlos; por el contrario los considera


conjuntos indisociables estructurados (la forma). Esta teoría ha
permitido poner en evidencia
las leyes de la percepción.

El doctor Fredich S. Perls, psiconalista judío de srcen alemán ha


introducido en la teoría psicoanalítica la aportación de teoría de la
forma. Así nacio la terapia- Gestalt2.

Desde la guerra del 40-45, la terapia-Gestalt se ha enriquecido con


la contribución de filosofías orientales tales como el Zen, el Budismo, el
Tantrismo y las filosofías existenciales.

2.- señalo de pasada que la esposa de F.S. Perls, Laura Posner, fue diplomada
en Psicología-Gestalt en la Universidad de Franción IN: El padre de la Gestalt, Martin
Shepard, ed Stanké

6
Se trata, pues de un movimiento del pensamiento en plena
evolución, que se enriquece y se expande sin cesar con el contacto de
hombres y experiencias. Hoy a sugerencia del profesor Michel
Katzeff3, se tiene a reemplazar el término de “Terapia-Gestalt” por
“Gestalt-praxis”, haciendo hincapié sobre un estilo de vida, una
manera de concebir la propia vida y de actuar, más que atenerse sólo
a la terapia.

Procuraré pues iniciarte en esta terapia-Gestalt o Gestalt-praxis. Para simplificar,


empleare la palabra “Gestalt” simplemente para toda “Teoria-Gestalt – Terapia y
Praxis”. Por el contrario gestalt (sin mayúscula) la consideraremos en el sentido de
“figura” en relación con el entorno.

3.- Que dirige en España, Belgica, Suiza y Francia: Multiversidad, Escual


Europea de Formación en Artes y Ciencias Terapéuticas. Educación y Relaciones
Humanas.

7
1. Fundamentos de la Gestalt

A. Aquí y Ahora

AHORA
“Hic et nunc”, vieja expresión latina que significa “aquí y ahora”. En Gestalt le
damos un sentido más importante.

Para mí, nada existe verdaderamente fuera del aquí y ahora. Sólo
existe el presente, aquello que sucede ahora, en el instante en que tú
lees estas líneas. El pasado ya no existe y el futuro no existe aún. Lo
único que podemos vivir, experimentar y degusta es el presente. Lo
que yo siento o experimento, lo que me toca, me hace vibrar, me daña
o place, existe en el presente.

Si yo quiero cambiar, actuar, decidir, no puedo hacerlo más que en


el presente. Cuanto más vivo el presente, más importancia le doy y
más intensamente vivo la vida, más intensas son mis alegrías, mi
felicidad y también mi sufrimiento. A la inversa, cuanto más minimizo
el presente más se escapa el tiempo insípido y banal.

Esta intensidad de la vida en el presente me da miedo, el miedo de


perder la cabeza en una felicidad demasiado grande y demasiado
fuerte, el miedo de hundirme en una desesperación demasiado
profunda de esta manera he aprendido a evitar el presente, a
distraerme de su fuerza explosiva. Si estoy intensamente emocionado
(se trate de alegría, tristeza, cólera o miedo) puedo ponerme nervioso,
sacar un cigarrillo, moverme, proponer salir a dar una vuelta, beber
cualquier cosa.

Puedo también servirme del humor, bromear, relativizar lo que me pasa,

distanciarme con el respecto a la situación cargada de emoción. Puedo decirme a


mí mismo: “¡Vamos, no me voy a dejar llevar!, ¡no soy un niño!, ¡recapacitemos!.

Para evitar el presente, puedo concentrarme sobre el futuro, preparar el


porvenir. “Hoy no es importante, pero mañana sí: cuando sea
mayor, cuando tenga un oficio, cuando tenga dinero, cuando esté
casado, cuando tenga niños, cuando tenga

8
una casa, cuando los niños sean mayores, cuando estén casados,
cuando me jubile... La verdadera vida no es para ahora, es para
más tarde”.

De esta manera pasó mi tiempo preparándome para sucesos futuros


que o no llegan nunca o se retrasan de tal modo que me desilusiono
antes de tiempo. Es un poco como si durante un viaje me prohibiera
disfrutar del paisaje que desfila ante mis ojos o de la presencia de mi
compañero de ruta, bajo el pretexto de que ¡lo

importante es llegar a otro sitio!.


Otra manera de evitar el presente es concentrarme en el pasado:
puedo rememorar sin parar mis antiguas desgracias, mi pobre infancia y
todas las miserias que he sufrido; puedo pasar el tiempo
reconcomiéndome en mi cólera y mi rencor hacia mis padres,
hermanos y hermanas, y el mundo entero; puedo, a lo largo del día,
añorar los “viejos buenos tiempos”, la juventud que se
desvanece: “si yo hubiera hecho aquello… Si no hubiera dicho
eso…” y, durante ese tiempo, mi vida prosigue y no la disfruto. Los
días se escapan sin alegría ni placer reales pero también (y ahí reside
el interés) sin gran pena ni desesperación. Es una característica del
neurótico el aferrarse y el vivir en su pasado inacabado. Sólo su

sombra, su fantasma existe en el presente; el fantasma es la imagen actual


de un ser que vivía en el pasado. Y todo esto viene del miedo a vivir el
el presente.

contacto exaltante con


9
Para escapar del presente, puedo irme, despegar, irme a la luna o a
cualquier lugar utópico. Los niños emplean a menudo este método y
se construyen una vida imaginaria donde detentan el poder. Los
adultos pueden utilizar la televisión, el cine, novelas para evadirse. El
alcohol y las drogas, incluidos los calmantes, ofrecen también
evasiones agradables y “viajes” fuera del presente. La psicoterapia
por ella misma es también a veces utilizada para evitar una situación
difícil.

Otra técnica para escapar del presente es la dispersión, la


hiperactividad. Si hago muchas cosas a la vez, disminuyo la
intensidad de cada una. Por ejemplo, me
acomodo al atardecer en un buen sillón, delante del fuego de
chimenea, escucho la música que me gusta, saboreo un pequeño
Calvados, fumo un cigarrillo, leo un libro de Gestalt, como patatas
fritas y disfruto de la presencia de mi esposa a mi lado… ¡Es
demasiado! Finalmente, no disfruto nada realmente, estoy
flotando en un placer cómodo, confortable pero nada exaltante: mi
presente es demasiado rico y demasiado disperso para que conozca el
éxtasis y la satisfacción plena. Si yo disfruto cada bocanada de humo
de mi cigarrillo concentrándome únicamente sobre este placer, uno
solo me satisfacerá y no sentiré más necesidad de encender otro unos
minutos después. Lo mismo para el pequeño vaso de Calvados y para
todo lo demás…

*
* *

Te invito a buscar cuáles son tus maneras de evitar el presente. Cada uno posee
su propio surtido de medios para escapar al “Ahora”.

Quiero sin embargo atraer tu atención sobre un punto importante de


la Gestalt: no hay reglas, ningún “es necesario”. Así pues, vivir el
presente no es ninguna obligación. No digo: es necesario concentrarse
sobre el presente. Digo: si tú quieres disfrutar la sal de la vida, prueba a
vivir el presente; al mismo tiempo trata de ser consciente de la forma
en que evitas el presente. Pero no es una orden, no es un “es
necesario” o un “tú deberías”.
10
No es así. La forma en que evito el presente es precisamente mi presente actual.

A veces resulta “útil” evitar el presente. Por ejemplo, cerrar los ojos ante un
espectáculo insoportable, cae en un sincope ante una situación demasiado dura…

Así, en Gestalt, la pregunta que planteo más a menudo es: ¿Qué es


lo que pasa ahora? Es una invitación a concentrarme siempre sobre el
presente, para no perderme en explicaciones, justificadas y sueños
de todas clases. “¿Qué es lo que pasa?” es una de las claves de la
Gestalt. Para responderla, describo aquello que ocurre, lo que yo
siento en mi ahora, lo que yo percibo en mi cuerpo, aquello que
percibo a mi alrededor de mi por medio de mis sentidos, lo que veo,
oigo, siento, gusto y toco, lo que percibo por mi inteligencia ahora.
No hago ni comentarios, ni explicaciones, ni juicios de valor:
describo simplemente aquello que pasa. Te propongo seguidamente
hacer la experiencia: durante algunos minutos, describe lo que ves a
tu alrededor en la habitación donde te encuentras. Únicamente
describe, toma conciencia de lo que es. ¡Ahora, yo veo…”. Trata
de permanecer atento a lo que ocurre, sin interpretar, sin evadirte
en ensoñaciones.

¡Prueba, experimenta y verás!

AQUÍ
Aquí es el complementario directo del ahora. Lo que me pasa, me
pasa evidentemente aquí, donde yo me encuentro ahora.

Para evitar vivir el aquí, puedo por ejemplo hablar de otros, de los
vecinos, de los ausentes, de lo que ocurre alrededor. Puedo habar
también en general, hablar de la
vida, en vez de mi vida; de los niños, en vez de en mis niños, del
feminismo, en vez de en mi condición de mujer, de filosofía en vez de
mi dificultad de ser, de Gestalt, en vez de mi contacto contigo ahora.

Querido lector, te saludo, a ti que lees mi texto hoy, me agrada


pensar que lees estas páginas. Deseo que esta lectura te guste y la
disfrutes. El hecho de compartir

11
contigo esta Gestalt donde yo me siento buen me procura un placer
real. Y además es por esto que lo hago. Percibo también en mí una
inquietud: ¿Te gusta lo que escribo? ¿Soy bastante claro? ¿Puedes
comprender fácilmente?

Aquí tengo mis preguntas y nos las puedo contestar. Estoy solo
ante el papel. Por el momento mi contacto contigo tiene una sola
dirección y ello me angustia un
poco…

Vivir el aquí y ahora no excluye de ninguna manera la acción presente


de acordarse, hacer proyectos o de referirse a realidades lejanas.

Lo que la Gestalt me propone es permanecer consciente de aquello


que me pasa a mí, incluso cuando evito el aquí y ahora. ¿Qué es lo que
me hace ahora pensar en tal o tal cosa? ¿Cuál es la emoción actual? Y así,
estoy conectado con mi presente.

12
B. El “fondo” y la “forma”

El gran mérito de la psicología Gestalt es la de haber mostrado que


es imposible aislar un proceso de su entorno, es un trámite mental sin
duda útil pero no a tono

con la realidad.
Un ejemplo: tú asistes a un espectáculo. El fondo está compuesto,
por una parte, de todo lo que te rodea: los artistas, la sala, los
espectadores, el aire que respiras. El fondo esta también compuesto de
todo aquello que forma parte de ti en ese momento: tu estado de
ánimo, tu grado de cansancio, tus preocupaciones cotidianas, tu
cultura, tus intereses, tus convicciones…

La gestalt, es decir, la figura o la forma que va a destacar del


fondo global para estructurarse, tomar relieve, dependerá de todos
estos elementos diferentes:

Para el músico, las frases musicales serán la figura principal,


relegando los maquillajes y los efectos luminosos a un segundo
plano.
Para el guitarrista aficionado, el acompañamiento es, quien será por
un tiempo, la gestalt principal.

Aquel que tenga el olfato muy fino le molestara el perfume


penetrante de su vecina, a menos que esté tan ensimismado por el
espectáculo que no se haya dado cuenta.

Es al final del espectáculo cuando nos daremos cuenta que las sillas
eran incomodas; salvo si no hemos aburrido porque entonces haría ya
mucho tiempo que lo hubiéramos notado.

Aquél que tenga una cita amorosa después del espectáculo, este le
parecerá interminable.

Por el contrario, si alguno hace estallar un petardo en la sala, la


sorpresa y la noción de peligro será inmediatamente la gestalt
principal, preeminente para todos,

13
barriendo todo el resto ¡salvo para el bromista que ha acabado su
gestalt y la saborea!

Prácticamente esto significa que no se puede separar la forma, la


figura de la gestalt, lo que ocurre, lo que se percibe, lo que aparece, lo
que es consciente, del fondo, del conjunto total, de todo lo que está
subyacente, inconsciente, en el segundo plano.

Así todo lo que pasa en terapia, en la consulta, no se puede


disociar, de ningún modo, de la persona, del cliente, de su
historia… ni de la del terapeuta, ni del hecho de que se trata de una
sesión de psicoterapia, ni de un montón de otras cosas como el lugar,
el tiempo, etc. Todo esto interviene en el segundo plano, el proyector
mental no puede acabar todo pero existe y si yo lo quiero, o bien si es
urgente, puedo hacer salir de la sombra tal o tal suceso del fondo
oscuro y crear una nueva forma que se convierte en el centro de
interés.

Por ejemplo, una persona sufre de la incomprensión de su cónyuge.


La figura principal es pues en este momen to: “¡Mi pareja no me
comprende, no soy feliz!”. Esta persona se obsesiona, no ve más
que esto, está bloqueada. Es interesante indagar en el segundo plano,
buscando otras formas que están reprimidas por la primera. Esto
podría ser: “¡de todas maneras, nadie me ha comprendido
nunca!” o bien “será mejor callarse que arriesgarse a hablar
abiertamente” o incluso “¡en la vida no hay más que
incomprensión!”.

Sacar todos estos elementos del segundo plano es muy útil para
esclarecer de nuevo la situación, una nueva toma de conciencia y, de
ahí, la apertura sobre una posibilidad de cambio. El deseo y la
voluntad de elegir este cambio influirán la percepción de elementos
nuevos: la motivación influye la percepción.

Si tú me dices, por ejemplo, “nadie quiere nunca escucharme” está claro que es

tu percepción. Pero al mismo tiempo yo te estoy escuchando. ¿Cuál


es pues la motivación que hace que no percibas el que yo te estoy
escuchando en este
momento? ¿Qué interés, que ventajas tiene para continuar
percibiendo la incomprensión?

Otro ejemplo, yo te muestro un dibujo y después te pregunto lo que


has visto. Tu respuesta será muy diferente si además te pregunto:

14
– ¿cuál es el autor de este dibujo?
– ¡busca la anomalía en este dibujo!
– ¡dame una estimación de tu valor en el mercado!

He aquí tres motivaciones exteriores que modificaran tu


percepción. Por otra parte tu respuesta va a diferir si

– eres tú mismo el dibujante.


– eres coleccionista de este tupo de dibujos
– ¡si tienes prisa y temes perder el tren!

Hemos visto tus propias motivaciones, que también influirán tu


percepción. En efecto, en cada caso, tu visión está integrada con un
fondo diferente.

*
* *

Cuando el organismo funciona bien, la relación entre la figura y el


fondo se hace de manera más flexible y armoniosa: en un momento
dado un elemento del fondo se separa, se esboza, se delinea, toma
forma, emerge, ocupa todo el campo de la percepción, produce un tipo
de cautivación de éxtasis y después se disuelve, vuelve a un segundo
plano para que otra figura pueda emerger.

Por ejemplo, en el momento en que estoy redactando este texto (la


consciencia de ser alguien del sexo masculino no está fuertemente
presente en mí. ¿Y entonces?,
¿por qué habré yo elegido precisamente este ejemplo?, en fin pongo
esta reflexión entre paréntesis y sigo con mi ejemplo). Por el
contrario, cuando yo hago el amor, mi sexo se convierte ahora en la
figura, en protagonista principal. ¿Puedes imaginar lo que ocurriría en
ese momento si el primer plano estuviera ocupado por
preocupaciones de impuestos o por un viejo rencor con respecto a mi
compañera? En este caso, ciertamente la relación sexual no sería muy
satisfactoria para mí: en última instancia, sería imposible.

15
Entre los desarreglos del funcionamiento del organismo, se pueden
encontrar tres tipos diferentes: el caso de las personas en las que el
primer plano está siempre ocupado por la misma figura; es lo que
llamamos los obsesionados. El caso de aquellas personas en que una
figura no puede jamás llegar al primer plano: son los reprimidos. Y
finalmente el caso de personas en que ninguna figura puede jamás
imponerse con fuerza en el primer plano: los perpetuos indecisos.

En la obsesión, una sola figura está fijada en el primer plano: sea el


éxito social, el sexo, gustar, ganar dinero, ser el mártir, estar
enfermo, controlarse, etc. Esta
actitud puede ser temporalmente muy eficaz para obtener un
resultado cuesto lo que cueste. Lo aburrido es que a menudo no
existen resultados y mientras tanto se pasa de largo de una multitud
de otras realidades, más o menos agradables, vivificantes y excitantes
que a fin de cuentas merecen vivirse.

En los reprimidos, es a la inversa: ciertas figuras están


“prohibidas” y rechazadas, perpetuamente reprimidas en un segundo
plano, sea la cólera, la tristeza, la alegría, la fuerza, la debilidad, el
miedo, la necesidad de estar solo, etc. Esta represión en un segundo
plano demanda energía, mucha energía, ya que la

figura rechazada es fuerte. Se puede verdaderamente estar muy cansado,


agotado, a fuerza de rechazar en el fondo de sí mismo una gran
cólera, por ejemplo.
Seguramente, la represión puede ser también muy útil. Mientras estoy
escribiendo, las ganas de telefonear a un amigo toma forma para mí.
Puedo decidir rechazar temporalmente estas ganas para acabar mi
capitulo. Pongo así la nueva “figura” entre paréntesis
conscientemente y continuo trabajando: pero sí debo realizar un gran
esfuerzo para impedirme telefonear, no dispondré de la suficiente energía
para llevar a cabo mi trabajo, y esto me llevará a tomar otra decisión.

Finalmente en el caso del indeciso, las figuras toman forma y se


destacan en primer plano pero nunca de forma nítida, ni fulgurante,
ni primordial. Ninguna
concentración de energía es posible, todo es a medias tintas. Por ejemplo,
la alegría esta mezclada de tristeza y añoranza, el amor no se
destaca claramente de la
indiferencia ni de la agresividad: todo es mediocre. Gran ventaja: ni
gran pena, ni gran sufrimiento o profunda desesperación. En
contrapartida ninguna alegría ni pasión, ni exaltación, y la vida
parece insípida.

16
Todo esto concierne el marco de los sentimientos. El mismo
cuando se vuelve a encontrar en las relaciones humanas: muchos
“conocidos”, pero ninguna amistad verdadera; o en las
actividades: “muchos intereses”, ninguna opción
fundamental…
¡es una forma de vivir!

En conclusión: la Gestalt nos propone considerar nuestra vida y


nuestro entorno como una reserva muy rica y variable donde se destacan
figuras vivas, gestalts, que

nos interesan un tiempo y después se reintegran en un segundo plano.

17
C. El ciclo de satisfacción de las necesidades

El ciclo de satisfacción de necesidades es un enfoque dinamico4


que ayuda a comprender como una necesidad nace, se desarrolla, se
realiza y luego desaparece
5
del primer plano . Está compuesto por 7 etapas sucesivas: la
sensación, la toma de conciencia, la energetización, la acción, el
contacto, la realización y la retirada.

He aquí un ejemplo simple para ilustrar el funcionamiento de este ciclo:

1.- Me noto la cabeza vacía, un poco irritado, mis tripas hacen


ruido y to no trabajo bien.
2.- Me doy cuenta de que tengo hambre.
3.- Dejo de trabajar, me levanto y voy a la
cocina. 4.- Me preparo una rebanada de
pan con queso
5.- Me como la rebanada: : la saboreo, la mastico y
la trago 6.- La digiero, asimilo y exclamo

“¡Delicioso!”.
7.- He acabado, no tengo más hambre, me levanto de la mesa y hago otra cosa.

4.- Las primeras etapas de este ciclo las desarrollo Fritz Perls. J. Zinker y B.
Wamer le han dado forma cíclica, y Michel Katzeff hhizp la presentación actual.
5.- Los gestaltistas americanos emplean la formulación siguiente: “Ciclo de
formación y disolución de una gestalt”.

18
En este ejemplo, el ciclo se ha desarrollado de manera satisfactoria
y armoniosa. Cada una de las siete etapas se articula a la precedente y
desencadena la siguiente hasta la satisfacción de la necesidad.

Veamos detalladamente cada una de estas etapas.

LA SENSACIÓN
Todo comienza por la sensación, es decir por la percepción de un
cambio en mi relación con mi entorno. Esto no quiere decir que el
entorno, forzosamente, haya cambiado, sino que mi relación con mi
entorno se modifica:

- En este instante siento frio, aunque hace dos horas que


estoy en esta habitación.
- En un momento del día me siento solo, aunque de hecho estoy
solo desde por la mañana.

La sesión es, en el primer nivel, tributaria de los órganos de los sentidos dirigidos

hacia mi entorno: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.


Gracias a estos instrumentos de relación hacia el exterior, percibiré
las modificaciones de mi
entorno y las clasificare según mi interés actual. Responderé con un
iniciativa positiva hacia ese interés, o bien por evitar, o incluso por
voluntad de destrucción. Sí, paseándome, percibo un perfume de flores
agradables, voy a aspirar, orientarme y tratar de descubrir la fuente; o
simplemente me paro y disfruto este placer olfativo. Si, por el
contrario, es un olor de basura que irrita mi olfato, me daré prisa para
evitar esa sensación desagradable, o incluso me tapare la nariz.

La sensación se relaciona también con mi cuerpo y espíritu, puedo


percibir cambios en el interior de mi organismo: el desequilibrio, el
movimiento, la sed, el

hambre, la necesidad de orinar o de defecar, la falta de oxígeno, etc.


Puedo percibir sensaciones de la esfera activa: las ganas de llorar,
de enfadarme, de hacerme
querer, de ser protegido, etc. En la esfera intelectual, las sensaciones
que pueden aparecer son, por ejemplo, la de estar perdido, de no
comprender; la necesidad de hacer proyectos, de buscar una solución a
un problema, de crear, de ver claro, etc.

19
Es difícil hablar de la “sensación” en estado puro, ya que el
hecho de hablar de ella, de nombrarla, es pasar a la etapa siguiente
y hacer intervenir la consciencia en estado bruto, seria únicamente:
“¡Atención! ¡Está pasando algo!”.

Una analogía que me gusta mucho es la de comprar la sensación


con los indicadores luminosos en un cuadro de mandos. Es un
momento dado, un indicador se enciende o se poner intermitente. Me
advierte que pasa algo anormal,

que debo tener cuidado para evitar el accidente.


La sensación es la percepción de un cambio, de un desequilibrio. Si
estoy habituado a los ruidos de la ciudad, termino por dejar de
percibirlos. Por el contrario estaré impresionado por el silencio del
campo… Si estoy en una sala donde se fuma mucho, sólo al respirar
el aire exterior percibiré el aire puro que penetra en mí y el placer que
ello me procura.

Como la sensación es la percepción de un desequilibrio, toda la


energía del ciclo va a orientarse hacia la restauración del equilibrio
precedente o hacia un nuevo equilibrio que sea satisfactorio para el
organismo.

LA TOMA DE CONSCIENCIA

La toma de consciencia es la etapa siguiente en la que, tras


desarrollarse, la sensación toma forma, se convierte en una gestalt
identificable por mi intelecto. La toma de consciencia es, en cierto modo,
el tiempo que trascurre entre la sensación y la satisfacción de la
necesidad. Si la satisfacción es inmediata, no hay consciencia. Por
ejemplo, si noto un cosquilleo en mi frente y paso la mano por ella
automáticamente (sin por ello ser consciente), es un acto reflejo. Pero
si es imposible hacer ese gesto en ese momento, si mis manos están
ocupadas, entonces seré consciente del cosquilleo y me pondré
nervioso.

Durante el tiempo que transcurre entre la sensación y la


satisfacción de la necesidad, mi mente estudiara lo que pasa, tratará
de encontrar puntos de referencia, buscará en experiencias pasadas
situaciones análogas para apreciar la situación actual y encontrarle el
sentido.

20
“¿Qué es lo que me pasa? No respiro bien… tengo el ceño
fruncido… ¿Qué es?, siento vibrar mi pie… ¿Estaré
impaciente? ¡El tiempo pasa, no podré acabar este capítulo
hoy!”.

Y así la consciencia surge de la sensación, la clarifica, le da una


forma precisa, una imagen más nítida que me permitirá actuar
eficazmente.

Y siguiendo con la analogía de los indicadores luminosos del tablero


de mandos, diré que la toma de conciencia es el desciframiento
mental: cuando el indicador rojo se enciende significa, por ejemplo,
que hay un problema en la presión del aceite. Gracias a esta forma de
conciencia, actuaré lo más adecuadamente posible.

El conocimiento se puede extraer directamente desde el exterior y


no a través de una sensación previa: es lo que se llama “ciencia”.
Puedo leer o escuchar a alguien que me dice que fumar es
simbólicamente equivalente a mamar el seno materno. Si esto no
corresponde a ninguna sensación por mi parte actual o anterior, no
seré realmente consciente, incluso aunque lo “sepa” y no se va
engranar ningún ciclo… Del mismo modo, cuando llevo mi coche,
si un pasajero me dice que conduzco demasiado deprisa, recibo la
información pero no cambiaré nada hasta que no comparta esa
“sensación” de exceso de velocidad.

La imposibilidad de iniciar el ciclo en la etapa “consciencia”


saltando la etapa de “sensación” es de una importancia capital,
sobre todo en el campo de la educación y la psicoterapia. Es inútil
que digas a tu hijo: “¡Cuando te levantas al medio día, has
perdido la mitad de tu jornada!” . Si tu hijo no siente esto.
Quizás haga un esfuerzo por complacerte o para evitar
reproches (que el “sentirá”), pero no habrá ningún cambio si no
tiene la “sensación” de una pérdida real de tiempo. En
psicoterapia, decir “¡actuando así, manipulas tu entorno!” no se
va a provocar una toma de conciencia si la persona no lo siente en
alguna parte de su persona.

La toma de conciencia provoca un “Aah…” de satisfacción, con los ojos


abiertos, maravillados de comprender, la alegría de descubrir un
aspecto nuevo de las cosas que se viven. Es un momento muy
agradable también para el psicoterapeuta…
21
ENERGETIZACIÓN

La toma de conciencia libera la energía: “¡Ah!. ¡es esto!” ahora


yo me enderezo, respiro ampliamente, sacudo mis hombros, me
estiro, me despierto, me siento preparado para afrontar la situación de
la que tengo ahora una visión clara. La energetización se manifiesta
principalmente por una actividad muscular: me muevo, me levanto
camino, me cambio de sitio, me agito, “caliento el motor”,

preparado para arrancar. Estoy en forma e impaciente por pasar a la acción.


Aquí también es ilusorio querer engranar un ciclo en este punto.
Si no hay sensación ni toma de conciencia previa, interjecciones
como: ¡levántate!, ¡venga!,
¡muévete!, son perfectamente inútiles. Todo lo que se puede hacer es remolcar al
otro como un peso muerto, lo cual es muy cansado…

ACCIÓN

Con este paquete de energía, cuando la caldera está bajo presión,


puedo pasar a la acción, ponerme en marcha, arrancar, dar un paso
hacia lo que me rodea. Es
decir, una “agresión” (del latín ad-gredere, dirigirse-hacía con
energía, atacar) en el sentido estricto de la palabra. Una acción siempre
es agresiva: hago un trámite algo,
quiero cambiar lo externo, me lanzo a un elemento de mi entorno…

Desafortunadamente, en nuestra cultura, la agresividad tiene mala


presa. Decir a alguien: “¡Tú eres muy agresivo!” rara vez es un
cumplido. “¡Eres demasiado atrevido!” ya es el colmo del
reproche.

Por tanto, toda acción es agresiva por fuerza: desde la acción de


cortar mi filete en el plato y morderlo, pasando por la campaña
publicitaria para hacer conocer un producto, hasta la escena conyugal
donde los esposos quieren obtener un cambio en

su vida común. La agresividad forma parte de nuestra vida y es la


clave de nuestra supervivencia.

Nuestra cultura judeo-cristiana, al autorizar sólo un débil nivel de


agresividad, estamos acostumbrados a volverla contra nosotros, a
“tirar piedras sobre nuestro propio tejado”. Es lo que se llama la
retroflexión de la agresividad o la auto- agresividad.
22
La acción es la gestión para conseguir un cambio en mi relación
con lo que me rodea. Es, pues, también una tentativa de destrucción
de la relaciona actual para construir una nueva. Cuando ofrezco flores
a mi madre, quiero crear una nueva relación y destruir la relación
precedente que era el alejamiento físico. Si concierto una cita con
alguien, quiero destruir la barrera que nos separaba y construir una
relación. Sobre el plano material, cuando me pongo a arreglar mi
despacho, ataco el desorden quiero destruir el lío y arreglarlo de
manera que me satisfaga.

Pero la destrucción da miedo. El paso entre la situación antigua y la


nueva es insegura. Todo cambio da miedo. Tengo pocas garantías en
cuanto al éxito y a la satisfacción de la situación futura. Incluso
aunque lo haya experimentado alguna otra vez, cada vez es una
aventura.

Todo cambio contiene un germen de “revolución”, y ¡¿qué es


más espantoso que una revolución?! El periodo entre la destrucción
de lo antiguo y la creación de lo nuevo es un periodo muy inseguro,
tan inseguro que hace que muchas personas se retiren. Finalmente, se
dice que ¡más vale la situación actual incomoda que el miedo al vacío
que precede a la instauración de una nueva situación! ¡Más vale
callarse

que entrar en una discusión delicada! Más vale morderse los labios que
reclamar los derechos pisoteados.

Aquí, todavía más que en otras etapas, resulta imposible poner algo en
acción sin pasar por la sensación, la toma de conciencia, la
energetización. Sólo cuando noto mis dificultades financieras, tomo
conciencia y salgo de mi atontamiento, paso a la acción y hago las
gestiones necesarias que me permitan salir del atolladero. Incluso si a mi
alrededor se me dice desde hace tiempo que haga algo.

CONTACTO

El contacto es la fase en la que por fin puedo satisfacer mi


necesidad. Es el momento en el que los alimentos entran en mi
organismo y calman mi hambre. Es el momento en el que el agua fresca
se vierte en mí y apaga mi sed. Es el instante en el que puedo encontrar
a mi amigo, decirle aquello que tengo en mi corazón y vivir ese
instante de proximidad. Es el momento del coito, de la penetración en
la relación sexual.

23
El contacto es la supresión de la distancia que me separaba del
objeto de mi necesidad. Me siento próximo. Puedo tocarlo. Se ha de
tomar el contacto en el sentido que tiene en electricidad: la corriente
pasa porque los terminales se toca.

Finalmente puedo tocar, ver, sentir, disfrutar, comprender (tomar en


mí) aquello que había suscitado mi interés. Estoy en contacto con el
exterior. Me siento muy próximo a aquello que no soy, que es
diferente.

El resultado inevitable del contacto es el cambio: ya no soy el mismo


después, he tomado en mi algo que no era yo srcinalmente. He
incorporado, he hecho mías cosas exteriores. Si como un azucarillo,
este azúcar era en principio el mismo. Entrando en contacto con él,
lo destruye, lo trago, lo incorporo en mí, a mi sangre, a mis músculos
y se convierte en parte de mí. De este modo, he cambiado. Si paso
una tarde en casa de mis amigos, me alimento de su amabilidad, de
su personalidad, de su experiencia, de su saber, y al
despedirme estoy, “cagado”, no soy el mimo que llegó, y sin
embargo, sigo siendo yo.

En el momento del contacto, me siento tan cerca que hasta me


puedo identificar con el otro, vivir la impresión de que los dos somos
uno. Cuando percibo que vibro al unísono con otro, vivo algo
delicioso, un momento paradisíaco.

Este contacto paradisíaco puedo vivirlo en la deliciosa comunión


con los alimentos de mi almuerzo, en la comunión amorosa con mi
esposa, o incluso en esta gigantesca comunión que siento a veces en
la muchedumbre de un concierto o de una ceremonia religiosa.

Y al mismo tiempo me siento diferente. Soy yo, me defino por mis


límites, mis fronteras. El punto de contacto no es más que un puente
establecido entre tú y yo. Para el resto, soy consciente de mi diferencia,
de mi cuerpo diferente, de mi historia diferente, de mis reacciones
diferentes.

El contacto se sitúa en el límite entre la unión y la separación, entre la


fusión y la distinción. El contacto es a la vez esos dos polos y será por
otra parte más satisfactorio, cuando esas dos fuerzas sean equilibradas
y armoniosas.

Si prima el polo “unión y fusión”, perderé poco a poco la conciencia de mí, de


mi identidad, de mis límites. Me perderé en el otro y me arriesgaré a desaparecer

24
en cuanto a mí mismo. Es lo propio del “flechazo”, del
“enamoramiento”. Sólo existo para el otro: él lo es todo para
mí… ¡lo cual es muy alienante, en sentido propio!.

Si prima el polo “separación-distinción”, consagraré toda mi


energía para proteger mis límites, para defender mis fronteras.
Estaré como en estado de guerra perpetua y no podré conocer un
contacto satisfactorio. También percibiré

dolorosamente mi diferencia, la incomunicación con el otro. Sufriré


la barrera que me separa y protege de los demás. Viviré en una
burbuja, observando la vida pero
incapaz de tocarla, de sentir a esas personas que pasan a mi lado.
Todo esto es alienante, llevado al extremo, conduce a la
esquizofrenia.

El verdadero contacto se sitúa entre dos polos: es el punto flexible


y móvil - siempre precario- entre dos fuerzas. Para poder vivir en el
contacto de manera armoniosa, es necesario poder estar a gusto con
las dos polaridades: el miedo a la separación puede impulsarme a una
fusión donde me pierdo y el pánico a la fusión puede forzarme a
perpetuarme en mi torre de marfil.

LA REALIZACIÓN (CUMPLIMIENTO)
Es Michel Katzeff6 quien ha puesto en evidencia esta sexta etapa
del ciclo de satisfacción de necesidad, la realización, el disfrute del
contacto obtenido. Es la etapa donde me doy el placer de saborear,
gozar, disfrutar el instante presente. Al final, he conseguido lo que
quería mediante el contacto y ahora ¡me doy una fiesta, celebro ese
momento delicioso!

Como ejemplo te propongo considerar la diferencia entre aquel que


bebe ávidamente un gran vaso de agua para calmar su sed y la de aquel
que bebe, sorbo a sorbo, que disfruta el sabor del agua en su lengua,
esta sensación fresca deslizándose por la gargant a y le permite
exclamar “¡Dios mío, que buena!” entre trago y trago. Los dos están
en contacto con su necesidad, pero el primero quizás tendrá que beber
tres vasos de agua antes de estar satisfecho, mientas que el segundo
degustara cada sorbo y se sentirá colmado.

6.- Pionero europeo de la Gestalt y de la psicología humanista.

25
En el momento del contacto, establezco un puente entre lo que me
rodea y yo. Toco, palpo, tomo contacto con el objeto de mi deseo. He
logrado obtener lo que quería: mi necesidad está satisfecha. Y, sin
embargo, si me quedo ahí no me siento feliz, ni plenamente
satisfecho; me falta la consumación, la celebración de mi felicidad, la
fiesta.

La actividad sexual nos da varios ejemplos de la no consumación: según los


7
antiguos, el macho está triste tras el coito . Y bien, si después del
orgasmo él considera que se acabó, permanece en su hambre, se siente
mal. No consuma, no se
“realiza”, le falta la acción de gracias, el postludio . Hay mil
maneras de celebrar la felicidad de hacer el amor con la bienamada:
palabras dulces, caricias, profundos suspiros que lo dicen todo. Se
puede cantar, bailar, beber o comer alguna cosa juntos… Y la
satisfacción se duplicara.

Por el contrario, los trucos para evitar la realización son, por


ejemplo, dormirse inmediatamente, romper el contacto (yendo al
baño, encendiendo un cigarrillo), retomando en el acto sus
actividades cotidianas o incluso hablando de cualquier otra cosa.

La eyaculación precoz es otro síntoma del miedo a gozar


plenamente. Ahora, deprisa, deprisa un pequeño orgasmo suficiente
para satisfacer la tensión sexual pero insuficiente a nivel de placer.

En las relaciones interpersonales la realización es el arte de celebrar


la presencia del otro. Es la botella que se va a buscar a la bodega, el
paquete de galletas que se abre, las exclamaciones como “me hace
verdaderamente feliz que tú estés aquí”. También es una forma de
decir adiós rememorando los bueno momentos pasados juntos,
compartiendo aquello que aprecio en ti, lo que he disfrutado contigo.
Tengo amigos con los que despedirme es una verdadera ceremonia, un
momento de profundo recogimiento e intimidad, una verdadera
celebración de la amistad que nos une.

7.- Triste animal post coitum… nisi gallus qui cantat. Tras el coito, el animal
está triste, ¡excepto el fallo, que canta!

26
Otro ejemplo de la realización que duplica la satisfacción: la
manera de recibir simplemente un masaje. Puedo sentir las manos
deslizándose sobre mi piel, puedo sentir mi cuerpo que se afloja y es
agradable… Pero si realmente quiero realizar, saborear, respiraré a
fondo, suspiraré de relación, dejaré escapar pequeños gemidos de
placer… ¡y mi masaje tendrá una dimensión completamente
diferente!, ¡lo peor sería, claro está, que me durmiera mientras dura
el masaje!

La diferencia entre contacto y realización es el paso del nivel


cuantitativo al cualitativo. En cierto modo es el paso a lo sagrado, a
lo contemplativo. Resulta
asombroso darse cuenta de la importancia de la respiración en esta
etapa: los suspiros, los silbidos admirativos, los “¡Guau!...
¡Increíble!... ¡Dios mío!... ¡Santo Dios!...”.

En realidad, la realización es el punto culminante con el que se


termina el ciclo, es la explosión de la alegría, es el Deo gracias, el
aleluya final que me permite retirarme plenamente satisfecho.

Tú, que eres escéptico, te invito a intentar una experiencia: la


próxima vez que hagas alguna cosa, que bebas un vaso de cerveza o
una taza de café, que comas una manzana o un filete con patatas,
que entres en tu baño de espuma o en tu cama mullida, te invito a
respirar profundamente, a expresar en alto un “¡Guau , qué

bueno!”, a dejar cantar a tu corazón un cántico de odas a la


vida. Entonces conocerás el perfume sutil de la realización.

27
LA RETIRADA

Tras la experiencia fascinante y nutriente del contacto y la


realización, el organismo necesita un periodo de reposo, “retirarse”, es
el momento de la digestión, de la siesta, del sueño. Ya que mi
necesidad está satisfecha, me retiro y descanso. Es necesario un
tiempo de latencia antes de iniciar un nuevo ciclo por una nueva
sensación. Además, el organismo está cansado: ha gastado energía,
debe

recuperarse.
He acabado de comer, me levanto de la mesa y me hecho un
rato para digerirla… He tenido un buen momento con un
amigo, lo dejo y me vuelvo a encontrar solo, contento… Acabo
de hacer el amor, me separo de mi compañera y me
adormezco… He acabado un libro, lo cierro, lo coloco en la
biblioteca y me quedó un tiempo rumiándolo…

Es difícil incorporarse de nuevo a otra cosa, hay que respirar un


poco. Es una necesidad orgánica de recuperación. Para esto sirven los
recreos, interrupciones y otros interludios. Es una necesidad vital y no
una pérdida de tiempo.

A veces, es difícil aceptar la retirada, aceptar que se acabó, que es el


momento de levantarse y partir. Algunas personas se quedan con la
impresión de que no han
tenido bastante, que no les han dado suficiente por su dinero. Esto es
revelador de un contacto y de una realización insuficiente, no
satisfactoria.

La duración de la retirada puede variar según la naturaleza de la


necesidad: algunos segundos para la respiración, algunas horas para
la comida, una noche para el trabajo cotidiano, algunos días para la
actividad sexual, algunas semanas para volver a ver a un amigo, dos o
tres años para concebir un nuevo hijo, etc…

Tras el periodo de retirada, el organismo está preparado para volver


a sentir la nueva sensación de carencia, su nueva necesidad y
entonces vuelvo a comenzar un nuevo ciclo de satisfacción de
necesidad.

Para terminar quisiera hacerte participe de la reseña de un amigo:


en el interior de cada una de estas etapas también se puede encontrar
un mini-ciclo de siete etapas. Tomemos el ejemplo de la retirada tras
una mañana de trabajo:
28
29
30
1. Estoy cansado (sensación)
2. Me doy cuenta de que necesito descansar (toma de conciencia)
3. Comienzo a mover mi cuerpo (energetización)
4. Me levanto y me retiro (acción)
5. Descanzo (contacto)
6. “¡Qué bien me ha sentado!” (realización)
7. ¡Ya basta! ¡Empecemos otra cosa! (retirada)

He aquí otra menta de representar gráficamente el ciclo de la


satisfacción de necesidades que se debe a la creatividad artística de
Michel Katzeff. Este esquema saca a la luz dos puntos importantes:

31
1.- La energía, representada por el grosor del trazo, pasa con
agilidad de una etapa a otra, de un nivel a otro. Primero es el mundo
de las sensaciones el que se energetiza, después es la toma de
conciencia quien ocupa un primer lugar, seguida de la energetización
del organismo que domina. Después es la acción quien ocupa un
lugar privilegiado. Viene el contacto y su apogeo, la realización.
Finalmente, es la retirada quien representa la gestalt principal.

2.- En todo momento del ciclo, las siete funciones permanecen


presentes, incluso estando latentes. Por ejemplo, no se suprimen las
sensaciones cuando se ha llegado
al punto de la toma de conciencia.

32
*
* *
Este último esquema permite visualizar la presencia constante
de las siete funciones y también el encadenamiento fluido de las
etapas entre sí.

*
* *

Con Michel Katzeff hablo de forma voluntaria del ciclo de


satisfacción de necesidades y no de deseos. Freud y los psicoanalistas
nos ha acostumbrado a pensar en términos de deseo, de ganas, de
libido… que son las expresiones de necesidades psicológicas de la
esfera mental. Estas necesidades están muy marcadas por la
educación, el medio familiar, e influidas por los prejuicios, la cultura,
la religión la clase social…

El riesgo mayor es que estos deseos estén separados de la realidad,


separados del cuerpo y de las emociones. El riesgo mayor es que el
objeto de estos deseos sea los sueños y las ilusiones.

El término necesidad tiene un sentido más físico, corporal, fisiológico:


es mucho más creíble, más fiable. Si el espíritu puede ser retorcido y
embustero, el cuerpo difícilmente lo es. Por ejemplo. La persona
que dice “tengo ganas de hacer el amor” sin sentir el deseo ni el
calor de su sexo se está ilusionando: expresa un deseo, que no
corresponde a una necesidad del momento. Su verdadera necesidad
puede ser: “me siento solo y necesito sentirte cerca de mí”.

33
D. LAS RESISTENCIAS
Tras haber leído lo precedente sobre el ciclo de la satisfacción de las
necesidades puede que estés asustando: “¡Pero si es una puerta
abierta a todos los excesos! ¡Es liberar todos los instintos! ¿¡ a dónde
vamos a llegar si cada uno se pone hacer lo que le viene en gana, en
cada momento!?”.

Es verdad que la vida no sería posible sin freno, sin control o


resistencia. La resistencia es el freno que permite ir más despacio o
incluso parar el ciclo que se ha puesto en marcha espontáneamente.
Entre cada etapa del ciclo es posible frenar o parar. Puedo decidir
libremente no ir más lejos, cortar el ciclo si, por ejemplo, lo percibo
como demasiado peligroso, como inútil o formalmente prohibido.

Las resistencias son de hecho fuerzas dinámicas, vivas, creativas,


gracias a las cuales puedo desviar la fuerza vital del ciclo de
satisfacción de necesidades hacia otra vía más interesante para mí, en
la situación actual precisa.

Imagina que eres atacado en la esquina de la calle por un bandido


armado que te pide el monedero. Tu sensación es una mezcla de
cólera y de miedo. El ciclo normal sería destruir este obstáculo o huir.
También podrías pensar que es más interesante resistirse a esta
reacción espontánea, someterte provisionalmente al bandido y, más
tarde, ir a expresar tu miedo y tu cólera a la comisaría de policía. Este
es un ejemplo de resistencia positiva y salvadora.

Si tu padre te da un azote y sólo tienes cuatro años es, sin duda más
sabio llorar en un rincón que tratar de defenderte y de devolver los
golpes. A la edad de cuatro años, se puede decir que es una buena
resistencia.

Lo malo es que a menudo las resistencias se convierten en habituales y


repetitivas. No aguanto más porque dadas las circunstancias actuales
no me interesa; no sé incluso porque. Es un poco como si circulase en
cocje con el freno de mano echado. Entonces las resistencia me
moleta, me crea tensiones y bloqueos
a nivel psicológico e incluso corporal.

34
Es en este momento cuando las resistencias se convierten en
obstáculos a mi crecimiento, a una vida agradable.

Pasaré revista a las diferentes maneras de resistir a cada etapa del


ciclo, poniendo el acento también sobre el aspecto positivo y creativo
de las resistencias.

Las siete etapas del ciclo de satisfacción de necesidades y las siete


resistencias entre estas etapas.

Nota importante: Propongo atraer su atención sobre el hecho de que


este esquema es teórico y simplificado. De hecho, las distintas
resistencias se pueden situar en cualquier punto del ciclo, puesto que
cada etapa contiene en sí misma un miniciclo. Para facilitar el estudio
los he situado en un lugar preciso, según la lógica del desarrollo del ciclo.
La realidad de la vida es más flexible y más compleja.

35
LA DESENSIBILIZACIÓN

La primera resistencia es aquella que no permite “sentir” ni


percibir, así el ciclo ni siquiera se pone en marcha. Corto mi
sensibilidad, cierro mis órganos de percepción e inhibo cualquier
reacción.

El ejemplo más conocido, sobre el plano fisiológico, es el de la


sordera profesional. El oído sometido cierto tiempo a un ruido
insoportable se desensibiliza
y ya no percibe la gama de sonidos desagradables. Esta sordera
selectiva se puede medir con el audiograma.

Puedo desensibilizar mi paladar para no arriesgarme a sentir asco


por ciertos alimentos. De ese modo como mecánicamente, sin percibir
sensaciones, ni placer ni disgusto. Para desensibilizarme me entreno en
endurecerme. Así los paracomandos se entrenan para sufrir y soportar
los golpes sin percibir el dolor. El cirujano se entrena para ver
entrañas abiertas sin darle asco. El juez se endurece para poder aplicar
la ley sin dejarse influir por otros factores que se niega a considerar
(la justicia tiene los ojos vendados).

La desensibilización puede erigirse en modelo o filosofía como en el


estoicismo y en ciertas escuelas europeas de yoga.

36
Desgraciadamente, el cambio de sensibilidad disminuye tanto las
sensaciones agradables como las desagradables. El médico,
acostumbrado a palpar “fríamente” los senos de sus pacientes, sufre
el riesgo de no volver a conocer el éxtasis acariciando el pecho de
su amada… Por otro lado, se será muy difícil practicar su oficio
si, en cada examen ¡se deja llevar por sus sensaciones paradisíacas!

La manera más simple de no sentir es cortar la respiración, es evidente desde el

punto de vista del olfato; para no percibir un olor insoportable, para


no sentir el asco causado por este olor, me impidió respirar. Pero
también es cierto en el
dominio de las emociones: para evitar ponerme a llorar a lágrima viva
o estallar de cólera, bloquearé mi respiración: “¡me he quedado sin
aire!”. El organismo tiene necesidad de oxígeno para funcionar y,
sobre todo, para percibir sensaciones: disminuir la llegada de oxígeno
no es una manera de desensibilizarse: es lo que hace el fumador
empobreciendo el aire del oxígeno que inhala. El alcohol y la mayor
parte de las sensaciones y, en dosis elevadas, suprimen todas las
sensaciones, provocando así el adormecimiento7. La Gestalt-praxis
propone utilizar libremente y conscientemente la resistencia a la
sensación, según las necesidades y las circunstancias.

Tú no llevas gafas oscuras todo el tiempo: A pleno sol es útil proteger


los ojos de una luz demasiado fuerte. Fuera de estas circunstancias,
te las quitas… ¡a menos que el espectáculo de la vida te hagas
demasiado daño o que tengas miedo de mirar al otro directamente a
los ojos. Prueba a abrir tu sensibilidad en las situaciones no peligrosas
para ti. Permítete ver, sentir, tocas, saborear y escuchar cómo niño
que descubre el mundo y va a su encuentro. Permítete sentir la vida
en ti, el corazón se hincha de emoción. El estómago que se encoje, las
mandíbulas apretadas, el aire que penetra en ti al respirar, las tripas
que se retuercen de miedo, los órganos sexuales que se llenan de
sangre…

Permítete seguir todo esto en ciertas ocasiones, cuando te convenga…. Cuando


más te permitas sentir estarás más desbordante de energía para actuar
y hacer funcionar armoniosamente el ciclo de satisfacción de
necesidades.

7.- el café tiene el efecto inverso

37
Añadamos que el efecto positivo de la desensibilización se
encuentra en el proceso de “concentración” por el cual se elimina la
mayoría de las percepciones e beneficio de una sola: el estudiante
que se tapa los oídos para empollar, el aficionado al vino que cierra
los ojos para degustar mejor, los enamorados que se aíslan del mundo
entero para no verse más que a ellos son ejemplos de
desensibilización creativa.

LA INTROYECCIÓN

La sensación conduce naturalmente a la toma de conciencia, ya lo


hemos visto. La introyección es la resistencia que permite evitar la
toma de conciencia, evitar “saber” lo que pasa justamente aquí y
ahora.

La introyección es lo que mantiene el equilibrio con mi entorno:


evito pues el significado de una sensación que me advierte de un
desequilibrio. El mundo exterior entra en mí, “me lo trago sin
masticar”, sin cuestionármelo. “Engullo” el exterior sin control, me
convenga o no. Por ejemplo: una persona dice que está cansada. Le
pregunto qué es lo que le cansa. “¡Ah, pero esto es normal en
mí, yo

38
siempre estoy cansado!”. Esto es una introyección. El hecho
de decir “es normal, así son las cosas” impide formularse las
preguntas sobre qué es lo que pasa. La persona se encuentra así en
equilibrio con su estilo de vida, aunque esté incómodo. No va hacer
nada para cambiar su estado, y sobre todo no van a tomar conciencia
de que es lo que pasa ahora. No, es normal: estoy siempre
cansado “además, mi médico me ha dicho que estoy
deprimido…”. !Y así con las cosas!”.

Todas las expresiones del estilo: en la vida es preciso


siempre… sobre todo no se debe nunca… mi padre decía
siempre… mi madre me repetía…, en la Biblia está
escrito…, mi terapeuta siempre me dice… son introyecciones, los principios
que he
engullido y registrado sin habérmelos planteado nunca.

Los principios introyecciones se pueden decir de todas las


maneras: “¡Cállate y come la sopa!..., ¡todas las mujeres son
tontas…!, ¡todos los homb res son unos cerdos…!, ¡la vida es un
valle de lágrimas…!”; pero también se pueden expresar por
medios no verbales: a fuerza de ver un padre duro e insensible puedo
introyectar la regla de “no expresar nunca mis sentimientos”. A
fuerza de ver a una madre miedosa y dependiente, puedo
registrar “la vida es peligrosa y es preciso siempre

colgarse a alguien”.
Existe un parelilismo entre el proceso de introyección y la
alimentación que se distingue en tres fases:

1.- Fase de introyección total: es la etapa en que el bebé traga con


ganas la leche materna, con confianza: incorpora (de incorporare,
incorpore, de corpus, el cuerpo) un elemento extraño y lo acepta en sí,
sin la menor discriminación.

2.- Fase de introyección parcial: El bebé comienza a utilizar las


encías, después sus dientes para mordisquear la mama materna,
comienza a saber mejor qué es lo que quiere y lo expresa.

3.- Fase de masticación: El niño aprende a utilizar sus dientes;


primero sus incisivos, para cortar la comida sólida, después los
caninos para desgarrar y los molares para triturar y masticar los
alimentos.

A partir de la segunda fase, la agresividad aparece como un


ingrediente necesario del proceso de alimentación: morder, cortar,
desgarrar, triturar, reducir la

39
papilla… Nuestro modo de alim entación moderna ya no nos
permite utilizar este energía: comemos sopas, purés, cremas y
“sopas de pan”, la carne ya está embutida en salchichas, patés y
hamburguesas. ¡Incluso los alimentos curruscantes t crujientes que
dan la impresión de hacer trabajar los dientes, también se deshacen en
la boca como un trozo de chocolate!

El mismo proceso se da en el plano psicológico: para poderme nutrir de lo que es

bueno a mi alrededor, debo desarrollar mi agresividad, criticar,


analizar, diseccionar, descuartizar aquello que se me ofrece como
cebo, ¡Sean los medios de
comunicación, las enseñanzas de mis profesores, los preceptos de
religión, las normas de la sociedad, los oráculos de los
psicoterapeutas! ¡Si no iré derecho a la indigestión, al asco, a la
saturación y al hartazgo general!

No solo los recuerdos del pasado pueden ser el material introyectado. Puedo
hacerlo en el presente, cuando vivo en mí una cualidad que pertenece a mi entorno.
Por ejemplo, en el curso de una reunión donde los participantes
expresan ideas difusas y raras, puedo sentirme estúpido e idiota.
Trago su imbecilidad, en lugar de denunciar, y rechazar su propia
idiotez. Trago su idiotez, la introyecto sin crítica, la hago mía: “¡es
normal que yo no comprenda lo que dicen porque soy tonto!”

40
41
El aspecto creativo de la introyección es lo que F. Perls llama la
asimilación: yo decido libremente, con conocimientos de causa y en
mi propio interés, aceptar y hacer míos los preceptos que se me han
enseñado. Puedo, por ejemplo, integrar la amabilidad que mis padres
me han inculcado, la filosofía de vida de mis maestros, mi lengua
materna, el estilo de vida de mi clase social, la religión de mis
antepasados… La gran ventaja de la introyección asimilación es
que voy a poderme apoyar y guiar por esos principios sin ponerlos en
duda todas las mañanas, lo cual sería agotador.

LA PROYECCIÓN

La proyección es la resistencia que me impide pasar a la etapa de


energetización. Se trata de un proceso mental por el cual yo atribuyo a
mi entorno algo que me es

42
propio: una cualidad, un defecto, un sentimiento, una emoción, un
pensamiento, una afección.

Es el ejemplo de mi dibujo, la proyección consiste en persuadirme


de que son ellos los que no se atreven a acercarse. Si ella admitiera que
es ella misma la que no se atreve a invitarle, no le quedaría más
remedio que revisar su principio de base según el cual una mujer no
invita a un hombre y a tomar la responsabilidad de su elección.

Viendo la lluvia o la niebla de la mañana, declaro “¡qué tiempo


tan triste!”. De hecho, el tiempo no está triste, el tiempo no tiene
sentimientos. Soy yo quien está triste viendo la lluvia, ya que esta
lluvia matinal despierta todo aquello que hay en mí de melancólico y
triste.

En la introyección tomo en mí, mi entorno, lo hago mío sin


distinción. En la proyección, reniego de lo que forma parte de mí y
lo plasmo en los demás. El
proyector (en su acepción) es un aparato que contienen una imagen,
una diapositiva; los espectadores no se vuelven hacia el aparato: miran
la pantalla sobre
la que está proyectada la imagen.

43
Los niños, que son muy perspicaces, descubren en enseguida la
proyección y reaccionan con expresiones como: “¡el que lo dice
lo es…!”. Es también la historia de “la pala y la viga” según
decía Jesucristo.

Una experiencia psicológica muy interesante ha sido realizada a


este propósito: se ha filmado en un primer plano los ojos de un
hombre a quien se le había pedido fijar la mirada en el objetivo de la
cámara. Seguidamente se recortó la película en

fragmentos de cinco segundos, intercalándolos en diferentes escenas:


una violenta, otra tierna, una tercera triste y otra más cómica.
Después de pasar la película, la
opinión de los espectadores era unánime: “¡es increíble cómo los ojos del
personaje reflejan la emoción de las secuencias, la violencia, la
ternura, la tristeza y la alegría!”. Era una proyección de los
sentimientos de los espectadores.

En la vida corriente, la proyección se hace cada vez que no soy yo


el sujeto de una acción que me concierne. Proyecto sobre el otro la
responsabilidad de lo que me pasa:

– Esto me pone nervioso... en vez de… Yo me pongo nervioso frente a eso.


– Este libro me aburre...............Yo me aburro leyendo este libro.
– Esta reunión me jode..............Yo me jodo al quedarme aquí.
– Mis padres no me quieren.....Yo no quiero a mis padres.
– ¿Me quieres?..............................¿Te quiero yo a ti?, ¿me quiero yo a mí?

44
Volviéndome a poner como sujeto de la acción, me reapropio mi
sentimiento y recupero la responsabilidad de mi vida. Este ejercicio
que tiene el aspecto de un juego lingüístico es, en realidad, apasionante
sobre el plano psicológico. Te invito a practicarlo, a retomar tu
responsabilidad, definiéndote como sujeto del verbo: reemplazar eso
por yo.

Como la proyección es un rehusar ver en mí cosas que yo percibo muy bien con

otros, la puesta en marcha necesaria para eliminarla requiere la


decisión de aceptarla en uno mismo, de reconocer en uno mismo los
sentimientos proyectados.
Te propongo un pequeño ejercicio: elige una persona que conozcas
bien, una persona de tu entorno cercano, tu cónyuge, por ejemplo, (él
es el que se lleva la mayoría de tus proyecciones).

Haz una pequeña lista de sus características más importantes a tus


ojos. Trata de ver y de aceptar que estas sin también proyecciones,
que esos trazos de carácter forman también parte de ti, aunque los
niegues… Tú, por ejemplo, juzgas a tu pareja gastadora, y tú te
representas como modelo ahorrador… ¿Cuántas veces no has
soñado con hacer gastos alocados, tirar el dinero y vivir a lo grande?,
pero te lo

prohíbes…
¿Juzgas a tu pareja fría y distante? Percibiéndote a ti mismo como
una persoa calidad y amante… ¿No es a menudo una fachada? A
veces las personas te fastidian y te gustaría mostrarte fría y distante,
pero te lo prohíbes…

La iniciativa difícil es la de aceptar que eso podría ser cierto para mí,
en efecto de esa manera pierdo, en cuanto a mí se refiere, todas las
ilusiones, también pierdo en ocasión de acusar a otro de ser tal como
es; pierdo finalmente la posibilidad de darle al otro toda la
responsabilidad de mi infelicidad personal.

La proyección se hace también muy bien sobre un conjunto de individuos: los

hombres sobre las mujeres, los jóvenes sobre los viejos, los obreros
sobre los patrones, los asalarios sobre los independientes,
los “privados” sobre las
funcionarios, los catalanes sobre los castellanos, los blancos sobre los
negros (y viceversa).

45
A partir del momento en que proyecto ya n me siento responsable
de lo que me ocurre, no tengo energía, no me muevo: “¡no es culpa
mía!”, “no puedo hacer nada! “Son los otros quienes…”.

Cuando me reapropio la proyección, cuando la reconozco y la


recupero, entonces siento mi parte de responsabilidad, me concierne y
puedo hacer algo. Automáticamente, la energía está ahí para
sostener mi acción y el ciclo puede

continuar funcionando.
El aspecto positivo de la proyección es que me permite encontrar al
otro, poner “en su pellejo”, proyectarme en él. Si veo a un amigo
con cara de cansancio, los ojos enrojecidos y los labios caídos
puedo decirle “¡qué aspecto más triste tienes!” por proyección. De
hecho, los rasgos de su cara despiertan en mí la sensación de tristeza,
de mi propia tristeza, de mi cara triste. En muchos casos la
proyección es exacta y permite alimentar una buena relación.

A la inversa, también es verdad, en el sentido de que no soy capaz de


percibir, de descifrar una emoción en alguien si yo mismo no la he
experimentado por mi cuenta. Cuando era pequeño, escuche a mis
padres decir a propósito de una pareja: “se ve que están muy
enamorados”, y yo, no veía nada y estaba muy intrigado.
¿Cómo podían verlo ellos?

LA RETROFLEXIÓN

La retroflexión es la resistencia que permite evita el paso a la acción a


pesar de la energía acumulada para este propósito. La energía se
utiliza, volviéndose contra uno mismo. La persona se sitúa como
objeto y diana de su propia acción.

46
Ejemplo clásico: me siento tan contrariado y despreciado por mi
jefe que me entran unas ganas locas de partirle la cara. Me aguanto y,
en el camino de vuelta,
¡me parto la cara contra un árbol!

El punto central de la retroflexión es el control de uno mimo, el


dominio de uno mismo, inculcando muy pronto a los niños:
“¡contrólate, no te dejes llevar, piensa antes de actuar!”

El control es muy útil y muy eficaz en un montón de situaciones: si


te apetece ir a mirar un escaparate en la otra acera de la Gran Vía,
será más sensato que controles tus ganas de lanzarte a cruzar la
avenida. Realmente te conviene “reflexionar” evitando confrontar
tu propia resistencia con la de un coche en marcha.

El aprendizaje de control se hace a través de la educación por


medio del sistema de la gratificación-castigo. El niño describe
enseguida el reproche que le merece la satisfacción espontanea de
alguna de sus necesidades. Descubre obstáculos a su alrededor: es
castigado y frustrado. Comprende deprisa que, por el hecho de su
condición de niño, saldrá siempre perdiendo contra los mayores.
Abandona la lucha abierta por sus necesidades y ponen en marcha un
sistema para reprimirse, controlarse.

El control es al principio muscular: no quiere hace más caca


encima aprieta el ano las nalgas; no quiere llorar y su barbilla tiembla;
no quiere gritar más y aprende a “ahogar” el grito; no quiere hacer
más ruido y contiene la respiración; no quiere morder más y aprieta
los dientes; no quiere golpear más y su mano tiembla.

El resultado final de este bloqueo de la acción es un modo e


parálisis, la persona está tiene, envarada, torpe, vacilante. Muy poca
acción hacia el exterior y hacia los que le rodean para disminuir
los riesgos: poca iniciativa y aún menos

espontaneidad. Toda acción está tan bien calculada, sopesada,


estudiada, pensada que la persona no hace ya nada; se queda en el
sitio, bullendo en el interior la
energía no utilizada. Toda esta energía va a ser empleada en un solo
objetivo: impedir la exteriorización de lo que, a la larga, va a resulta
agotador.

47
En contraposición, la vida interior será muy rica, imaginativa,
desbordante de actividad mental: la persona retroflexiva no para de
hablarse, de contarse historias, de hacerse caricias, de hacerse daño, de
montarse películas, de admirarse, de detestarse. Toda la necesidad de
acción y de contacto se vuelve hacia uno mimos, está
retroflexionando, lo que proporciona una descarga y una cierta
tranquilidad. De esta manera la persona va de un lado para otro y se
vuelve autosuficiente. Como tiene mucho miedo de dirigir su acción
hacia el exterior está poco motivado para cambiar.

48
Por su vida imaginativa y desbordante, la persona retroflexiva
amplifica la importancia de sus deseos de “controlar”. “Si no me
contengo romperé toda la casa, mataré a todo el mundo…” Esta
es una buena manera de darse miedo a sí mismo y de reafirmar
todavía un poco más, el dominio de sí mismo. Pero esto es una ilusión,
un delirio de grandeza, una exageración infantil que dará del tiempo en
que los padres eran diez veces más grandes grades y cien veces más
fuerte que el niño.

Los signos de una retroflexión ineficaz, en el sentido de la


economía general del organismo son:

– Temblor, agitación, insomnio.


– Autocritica y autodiagnóstico.
– Autoagresividad: morderse las uñas, morderse los labios, darse
golpes contra la pared con la cabeza, suicidarse.
– Culpabilización: yo me juzgo, yo me condeno, yo no me
perdono: la tomo conmigo en vez de con el otro.

El aspecto positivo y creador de la retroflexión es lo que se llama la


reflexión: es decir, el tiempo en que invierto toda mi energía en
actividad mental, en el que puedo crear hipótesis, proyectos, planes
sin pasar a la acción inmediatamente.

49
LA DESVIACIÓN

Percibo una sensación, tomo conciencia, me movilizo para


realizarla, entro en acción y, en el último segundo, me desvió y evito
el contacto directo.

Tengo un poco de frío en la espalda, me doy cuenta de que tengo


necesidad de calor y de caricias, me levanto, me dirijo hacia mi
mujer… y le doy un beso en la frente, aunque hubiera querido poner
mi cabeza sobre sus rodillas y hacerme acunar.

Esto es una desviación: evito el contacto directo con mi presente,


con mi “aquí y ahora”. Lo propio de la desviación es procurar la
ilusión del contacto. La persona
que desvía piensa obtener lo que ella quiere verdaderamente y da a
los demás la misma impresión, con la gran ventaja de que evita el
momento difícil de la confrontación con el otro. Desviándolo,
relativizo mi presente, lo desdramatizo, y evito la escena o el
altercado.

Desvío expresándome por imágenes, metáforas, proverbios o máximas.

– Desvío cuando hablo “solo”, en general, en abstracto, con sobreentendidos,


en lugar de abordar el contacto directo entre Tú y Yo.
– Desvío cuando respondo a mi interlocutor: “sí, pero…”,
en lugar de “no estoy de acuerdo”, “perdón”, en lugar de
“¡no te estoy escuchando!”.
– Desvío si siempre hago preguntas en lugar de dar mi opinión,
mi sentimiento.
– Desvío cuando hago un poema o una canción de amor en lugar de decirte
cara a cara “te quiero”.

50
– Desvío cuando escribo a alguien lo que no me atrevo a decir directamente.
– Desvío cuando bromeo sobre un tema o una emoción que
está en mi corazón, cuando sonrió al mismo tiempo que explico
mi tristeza y mi cólera.
– Desvío cuando hago “teatro”, que me permite en todo
momento pararme en caso de peligro declarando “esto no
era verdad”.
– Desvío cuando hago psicoterapia (como cliente o terapeuta)
con el único propósito de vivir un contacto profundo e íntimo.
– Desvío cuando tomo sobre mí la responsabilidad de un
malentendido en lugar de tomar mi parte y mostrarte tu parte.
– Desvío cuando renuncio a formular de nuevo mi pregunta
aunque tu respuesta no me haya satisfecho.
– Desvío cuando “voy de seductor” en lugar de pedir directamente el amor y
el afecto necesario.
– Desvío cuando hago rabiar a mis amigos en lugar de mostrar mi ternura.
– Desvío cuando dejo una sala de reunión “para fumar un cigarro o beber una
taza de café” en lugar de declarar que me muero de aburrimiento.
– Desvío cuando dejo para más tarde una idea y una acción de las
cuales ya estoy seguro.

En todos los casos, actúo, utilizo mi energía activamente y…


paso de largo del asunto. Así pues, no estoy nunca realmente
satisfecho, y entro en una hiperactividad que nunca me colmará.

Cara a un “desviador” me siento perdido, intrigado,


desarmado. Soy incapaz de seguirle, de comprender lo que él quiere
y a dónde quiere llegar. Finalmente tengo dolor de cabeza y me irrito.

Al igual que en las otras resistencias quisiera insistir sobre el


aspecto positivo, creador y benéfico de la desviación. Será mejor
ponerse a dar puñetazos a un cojín que a su pareja, romper un plato
antes que la cara a su padre, hacer una justa oratoria mejor que un
duelo con espadas, ir a cazar conejos antes que cometer u asesinato. Y,
¿qué decir de la expresión artística, esa magnífica sublimación de las
emociones? ¡Eso sí que es una desviación rica y creadora!

51
LA DESVALORIZACIÓN

El obstáculo principal que estorba o impide el paso del contacto a


la realización de la desvalorización. En lugar de festejar mi alegría y
mi satisfacción, voy a relativizar, desdramatizar, minimizar mi
vivencia: “¡Ah, no es para tanto!”, ¡no hay que exagerar!, en fin, ¡no
vale la pena hacer tanto ruido por tan poco!, ¡pero si no es nada!...

Y pasamos nuestra visa sin disfrutar nunca las mil cosas buenas
que nos trae cada día: el primer rayo del sol, el aroma del café fresco,
el aroma del pan recién tostado, la sonrisa de los niños, lo guapa que
es mi chica, la gente con la que me cruzo por la calle, el saludo que
me diriges, el cumplido que recibo… Nosotros trabajamos,
jalamos, follamos, dormimos… tenemos todo lo necesario para
ser felices y la vida nos parece tibia e insípida. Entonces corremos,
hacemos cantidad de cosas: vamos al cine, al concierto, a casa de los
amigos. Se visita el mundo a toda velocidad y uno se encuentra
amargado, desengañado…

Nuestra cultura europea fría, reservada y flemática desaprueba las


expresiones de alegría, las exuberancias y otras
“excentricidades”. ¡Eso es propio del carnaval y el año nuevo!
Nosotros lo toleramos, con una sonrisa de condescendencia en los
niños, en los americanos (“son niños grandes”) o en los
africanos (“son primitivos”). En nuestras iglesias el cura
proclama “alegrémonos en el Señor” y es un “Amén” triste y
lúgubre lo que hace eco.

La misma diferencia la vuelvo a encontrar comprando la música


americana (jazz, dixieland, espirituales negros) con nuestra música
europea.

52
Para nosotros la exteriorización ruidosa y pública de nuestra alegría, de nuestra

satisfacción tiene un tufo de vulgaridad. Se nos ruega permanecer


dignos, controlar nuestra emoción es verdaderamente demasiado fuerte
no nos queda más que llorar
de alegría, ¡lo que es el colmo!

¿Puede haber un aspecto positivo en esta resistencia? Sí, claro que


sí. Si disfrutando a fondo el instante presente es extraordinario y
maravilloso en una situación agradable, por el contrario, en una
situación penosa esto significa caer en las profundidades de la
desesperación y del sufrimiento. Es muchas veces útil
desdramatizar, relativizar su cólera, su miedo o su pena y no
hace “¡un mundo de la nada!”

Por otro lado, si me extasío en cada contacto en cada bocanada de


aire que respiro, en cada latido de mi corazón, (¡es tan maravilloso!)
no tendría suficiente con toda mi vida para contar las maravillas del
mundo y de mí mismo. Consagrarla todo mi tiempo a la
contemplación, a la meditación. En Sí mismo esto no sería negativo.
Sin embargo nos arriesgaremos seguidamente a ser confrontados a las
realidades cotidianas como el frio, el hambre,…

53
LA CONFLUENCIA

Tras el contacto y la realización, con los que me apropio de todo lo


que hay de bueno y de nutriente en mi entorno, me retiro, me
encuentro “a mí mismo”, con mis límites y mis fronteras: es la
retirada. Después de haber comido, me levanto de la mesa; después de
una jornada de trabajo, vuelvo a mi casa; después de una velada en
casa de mis amigos, les dejo; después de haber hecho el amor, me separo
de mi mujer; después de haber disfrutado del sueño, abandono mi
cama, etc.

La confluencia es la expresión de la dificultad para terminar algo,


acabar, retirarme y encontrarme solo. Así prolongo el contacto más
allá de mi necesidad real, más allá de mi satisfacción personal.
Cuando como, me sirvo una porción que corresponde a mi apetito (o
al apetito que debería tener si me sirven). Puedo comer el plato
entero sin comprobar ni una sola vez que ya tengo bastante…
también puedo continuar y no pararme hasta que la fuente esté vacía.
Así ignoro mi limite personal, la pequeña señal que me dice
“¡stop!, estoy lleno”. Sólo me detengo en los límites exteriores:
cuando el plato está vacío, cuando el paquete de chocolates está
vacío, cuando el paquete de cigarrillos está vacío, cuando el
monedero está vacío, cuando la cama está vacía…

La gran ventaja de esta táctica es que me dispensa de decir:


“paro, ya tengo bastante y me voy”. Una declaración de este tipo
corre el riesgo de ser malinterpretado por el otro, de ser percibida
como un rechazo, una falta de amistad, incluso una agresión, existe
el riesgo de represalias: “¡Ah, no quieres más!, pues bien, no
tendrás más (¡nunca!)”. Del estilo de “si te vas de casa no
esperes volver a poner los pies aquí un día. ¡Se acabó!”

Esta exageración me va a dar miedo, me va a impedir tomar


distancias. En efecto, la retirada se convertirá en exclusión, en
alejamiento. Así pues me quedaré

54
donde estoy, prolongaré el contacto y haré que parezca que todo va
bien. Tendré que eclipsarme y quedarme en un segundo plano, yo y
todos mis deseos de libertad y de independencia. Acumulare rencor y
cólera contra la persona con la que confluyo. Sostendré el golpe más
o menos tiempo y después será el “estallido”, el trueno en un cielo
azul: “¿Quién hubiera pensado esto?. ¡todo iba tan bien!. El
estallido, la fuga, el drama, son síntomas del estado de confluencia.

La confluencia se puede definir también por la prioridad acordada


al status-quo de una relación, el rechazo y el miedo da lugar al
cambio. El status-quo en el amor
o su simulacro, como en la guerra: la confluencia es tan grande en un
pareja (o en una familia o grupo) donde todo el mundo está siempre
de acuerdo, siempre amable o “unidos”, como en una pareja que
está siempre de pelea. En ambos casos existe la rigidez de la
distancia: nunca verdaderamente unidos y nunca verdaderamente
separados.

Para salir de este impase la praxis- gestalt propone vivir el


“aquí y el ahora” y abandonar las ilusiones de “en todas partes
y para siempre”… “por el momento ya tengo bastante, ahora te
dejo, volveré sin duda cuando tenga ganas, libremente…”

Cuando digo: “no tengo más hambre”, es evidente que esto


no significa que no tendré más hambre nunca. Por el contrario, yo
sé que esta noche o mañana o más tarde tendré hambre de nuevo.
Pero cuando digo: “y ya no tengo ganas de estar contigo”, esto
es siempre comprendido como definitivo y sin vuelta posible,
mientras que es simplemente mi estado del momento. Comprender ya
aceptar esto aporta una gran liberación y una gran expansión en la
vida cotidiana.

¿En qué circunstancias la confluencia es útil o eficaz? En todos los


casos en que estar juntos es más eficaz que estar separados. Un
equipo deportivo en un partido, un grupo de trabajo, un sindicato en
huelga, un país en crisis, una pareja cara a un peligro exterior, una
familia enfrentada a dificultades…

En estas situaciones de peligro real quizás sea preferible confluir.


Pero no es obligatorio. Hay que tomar una decisión a cada nueva
situación para vivir mejor el momento presente o por venir.

Pienso que la noción de “fidelidad” representa bien el lado positivo y creador de


la confluencia.
55
2. Las Polaridades1

Es su libro la indiferencia creadora, Friedlander expone que todo


suceso puede estar vinculado a un punto cero a partir del cual se
desarrolla una diferenciación en opuestos. Estos opuestos presentan,
en un contexto especifico, una estrecha relación entre ellos. Estando
atentos al punto central neutro de referencia, podemos adquirir la
facultad creadora de observar las dos caras de un suceso y de
completar la cara deficitaria.

Las ejemplos físicos de esta teoría son numerosos:

– Cuando el sol sale en nuestro país, automáticamente sucede lo


opuesto: el sol se pone en Australia.
– Cuando el sepulturero cava una fosa, a la vez realiza lo
contrario a la fosa, es decir un montículo de tierra, al lado,
cuando más profundo es el hoyo,

más se eleva el montón de


tierra. El punto cero
indiferenciado sería:

– El polo norte, donde la diferencia entre el día y la noche es la


minina en verano.
– El nivel del suelo entre el hoyo y el montículo.

En estos dos ejemplos se pueden ver que los dos opuestos están
estrechamente ligados entre ellos, si nos colocamos en el punto de vista
cero o indiferenciado.

Sobre el plano fisiológico esto nos da:

El dormir (Actividad Cerebral) El despertar


El reposo (Actividad La
Muscular) actividad
El hambre (tensión del La saciedad
estómago)

1.- El concepto polaridades no pertenece a la Gestalt pero se utiliza mucho.

56
Las dos columnas se oponen entre ellas relación al punto de relación,
al punto de referencia, al punto de vista central neutro.

En el plano psicológico esto representa por ejemplo lo siguiente:


(para ti esto puede no representar lo mismo. Timidez: arrogancia…
timidez: seguridad… timidez: pretensión…).

Estas diferentes cualidades opuestas no son “virtudes” en sí,


sino diferenciaciones en relación a un punto central neutro. Esto
quiere decir que si uno de los polos existe, el otro existe también. Por
ejemplo, un hombre duro en el trabajo puede perfectamente ser tierno
en familia. En el trabajo, por razones de eficacia, elige llevar su
polaridad a la “rudeza”; el deberá vivir la polaridad inversa en
alguna parte, en su casa o con su perro o con las flores d e su jardín…
la polaridad opuesta debe salir y manifestarse.

El hombre tímido con sus padres será arrogante con sus


subordinados, el niño amorío en la escuela tendrá carácter en la calle
o jugando fútbol.

Esto quiere decir también que cuanto más esfuerzo una polaridad,
más se manifestará la otra también: cuanto más me esfuerzo por
permanecer tranquilo, más siento que me pongo nervioso. Cuanto
más me digo que debo dormir, más

57
tarda el sueño en llegar. Cuando más esfuerzos hago para parar de
beber, más ganas tengo de beber. Esto es válido también en la
educación: cuanto más fuerzo a mi hijo a desarrollar sus buenos
modales en casa, más grosero será con sus compañeros de juego o del
colegio. Ejemplos de este tipo los encontraras a centenares…

Lo que tratamos de hacer en Gestalt es poner al día las dos


polaridades para obtener una unificación, un reequilibro en el interior
de la persona. En efecto, no acepta más que una de las dos
polaridades es vivir sobre una pierna, distorsionando, aislado.

Un cliente llega a la consulta y dice: “Tenía mucho miedo a


venir hoy”. Yo propongo explorar la otra polaridad: “¡Trata de
ver que es lo que deseabas también al venir aquí hoy!”: ella
frunce el ceño, piensa durante algunos segundos, después su
cara se ilumina. Sí, acaba de experimentar que es cierto tener a la vez
miedo y

58
ganas, y este descubrimiento aporta un equilibrio interno, una especie
de contrapeso que le permite no dar un paso en falso.

Evidentemente esto rompe los esquemas de nuestra santa lógica


aristotélica según la cual no se puede ser a la ves A y no A. no parece
lógico ser a la vez negro y blanco, grande y pequeño, puro y
perverso… Y sin embargo es así. Como pequeño ejercicio,
propongo que te plantees cuál es tu principal “defecto”. ¿Lo has

encontrado? ¡Bien! Trata de ver también la “cualidad” opuesta


a este defecto. Puede ser que te sientas cobarde… y sin
embargo, en tal circunstancia precisa, te
manifiestas con mucho coraje. Te siente introvertido pero te apetece
contar tus secretos… Ahora, considera la otra faceta del ejercicio:
toma un “cualidad” que tú te atributas y ¡mira! Como puedes a
veces manifestar lo inverso! En conclusión, nuestra personalidad se
compone de una multitud de facetas opuestas, de polaridades que se
desarrollan en todo los sentimientos a partir de un centro. Cuanto más
se expande la persona armoniosamente más tolera, acepta y reconoce
sus propias polaridades. Cuando más se desarrolla una faceta, mas
busca la faceta opuesta, automáticamente, a pesar de encontrarse
pillado, torturado, desgarrado.

Tomemos como ejemplo la polaridad amor-agresividad. La buena


lógica dice: cuanto más amo menos agresivo soy: así pues como más
ame más controlaré mi
agresividad, mis ganas de morder, de atacar… Resultado: me
siento enamorado y no me atrevo a decírselo, porque declararse es
ser ya “agresivo”, es ir al encuentro con el otro, invadirle,
molestarle. Me siento enamorado y por lo tanto no puedo molestar al
otro, no le haré ningún reproche, le perdonaré todo, cerraré todo,
cerraré mis ojos y no reclamaré nada. Lo llevaré todo sobre mí. En
realidad volveré la agresividad contra mí haciéndome reproches. No me
atreveré a pedirle nada, esto sería ya invadir al otro. Menos aún me
atrevería a exigir algo del otro: eso sería verdaderamente mostrar
demasiada agresividad y por tanto, “lógicamente”, una falta de
amor.

Tú sabes a donde conduce este esquema lógico. La situación se


hace cada vez más intolerable y llega al estallido. Es el malentendido,
la discusión o incluso la ruptura, que es una forma de extrema
agresividad: la negación del otro. O bien se vuelve contra uno mismo
este paquete de agresividad: la úlcera de estómago, la depresión y,
llevadas al extremo, al suicidio.
59
La propuesta de la Gestalt es la de integrar la polaridad amor-
agresividad, es decir, la de aceptar que cuanto más amo soy más
agresivo, emprendedor, invasor, exigente, dispuesto a saltar los
obstáculos, a cruzar las montañas. Mi agresividad no es el absoluto una
prueba de no-amor, y viceversa por supuesto.

El resultado de la aceptación de todas las polaridades no es una


forma de neutralidad donde todo se anularía. Es lo contrario. La
persona que acepta sus

polaridades se siente libre de vivir su fortaleza y su debilidad, su


amor y su agresividad, su cansancio y su energía. La persona que rehusa
ciertas polaridades se
encuentra obligatoriamente atrapada en una especia de neutralidad,
sin tristeza y sin alegría, sin crueldad y sin verdadera dulzura, sin
energía y sin autentico cansancio, sin odio y sin amor…

Aceptar las propias polaridades permite descubrir el centro, el


corazón de su personalidad.

Tomemos el ejemplo de la polaridad dulzura-violencia: si niego mi


faceta “violencia”, mi margen de expresión sobre esta gama irá
de la inmensa dulzura a la fría reserva; mi centro estará al nivel de
la dulzura, lo que me permite decir: “¡Yo soy una persona dulce”!

Si poco a poco, puedo aceptar y experimentar mi propia violencia prohibida, la situación se modificara así:

En primer lugar el margen de maniobra y de libertad de expresión se alarga y, en


segundo lugar, el centro cambia de sitio. Ya no puedo volver a decir, “¡Soy dulce”!
Podré decir: “A veces soy dulce y a veces soy violento”: “¡soy
yo y no me caracterizo por lo uno ni por lo otro de estos dos
polos!” El centro ya no tiene más calificativo general ni
absoluto.

60
He aquí algo que demuestra el peligro de hacer un juicio sobre mí o sobre otro.
Si yo digo a alguien “¡Tú eres dulce!”, declaro que su centro es
la dulzura; lo confirmo en su convicción de que es esa su cualidad
central y le ayudo a reprimir su polaridad opuesta: “Te reconozco
dulce, te quiero dulce. Si te muestras violento,
¡ya no te reconozco, ya no eres tú!

Y esto es realmente entra en el lenguaje corriente: “¡Estaba fuera de sí (fuera de

su margen permitido); no era él, era otro hombre!”


Es decir, esto significa que no se permite a esta persona integrar su
cólera, se le niega esta polaridad, se le aliena.

Es el juicio de otro (padres, familia, sociedad, religión,


moral…) y, por consiguiente, el propio juicio quienes seleccionaran en
cada hombre las polaridades a desarrollar y aquellas a ocultar, a
reprimir y a eliminar. El juicio introduce la polaridad bien/mal que
tomará la batuta y regirá las demás polaridades.

El funámbulo utiliza para aumentar su equilibrio inestable dos


fuerzas opuestas en su pértiga: una que tira hacia la izquierda y la otra
hacia la derecha. Las dos juntas aseguran su equilibrio.

61
62
63
64
65
66
APLICACIONES DEL PRINCIPIO DE LAS POLARIDADES

1. El ser humano, cuerpo/espíritu

Cuerpo/espíritu es una de las polaridades capitales, vitales y


existenciales. Considerar cuerpo/espíritu como polaridades, es decir,
como dos facetas opuestas, dos aspectos diferentes de una sola y
misma realidad, abre una nueva visión del sí mismo y de la vida,
ofrece una síntesis armoniosa, rica y apaciguadora.

Por el contrario, considerar cuerpo y espíritu como dos entidades


reales en sí mismas, separables y disociables provoca una escisión grave
en el interior del ser.

Para ilustrar esto enumeraré dos series de polaridades que se


las podrían clasificar según la oposición cuerpo-espíritu.

Cuerpo.....................................................................espíritu
Carnal...............................................................Espiritual

Mortal................................................................Inmortal

Concreto...........................................................Abstracto

67
Aquí y Ahora.................................................Eternidad

Piernas................................................................Cabeza

Bajo......................................................................Alto

Vulgar..................................................................Noble

Manual..........................................................Intelectual

Secular.............................................................Religioso

Tierra....................................................................Cielo

Pecado.............................................................Gracia

Animal.............................................................Humano

Bestia....................................................................Angel

El (mi cuerpo).........................................................Yo

Cultura física.......................................Cultura (sin más)

Sexualidad...................................................Misticismo

Anima...............................................................Animus

Femenino......................................................Masculino

Niño....................................................................Adulto

Emotividad...................................................Raciocinio

Enfermedad física.............................Enfermedad psíquica

Medico orgánico.......................................... Psiquiatra

Al leer estas dos columnas, puedes darte cuenta de la gravedad y


de la profundidad de la ruptura entre estos dos conceptos cuerpo y
espíritu. Esta ruptura, verdadera alineación existencial, conlleva en
nuestra vida cotidiana vacilaciones, angustias y escisiones profundas del
ser. Lo mismo en la vida de pareja, en la relación hijos-padres y en toda
la vida social.

68
En efecto, tendemos aquí también a hacer juicios de valor, a
considerar una de las facetas como positiva, buena loable y su opuesta
como negativa, mala y despreciable. Vamos de manera voluntaria a
hiperdesarrollar una polaridad y a reprimir la otra, encontrándonos así
desequilibrados y distorsionados.

El mismo lenguaje confirma esta escisión: la primera persona, el “yo” expresa


más el espíritu que el cuerpo. Considera el matiz entre:

– Yo estoy triste
– Mi corazón está triste
– Me duelen los pies
– Mis pies sufren de dolor
– Mis pies me hacen

sufrir. Imagina que se

pudiera decir:

– Mi corazón “soy triste”


– Yo, mis pies están sufriendo.

Cuando una parte del cuerpo es sujeto de la acción, me solidarizo de


toella. No mo la responsabilidad toral del acto o del estado que vivo.
Todavía es más níti
cuando digo: “¡Mis pies no se han puesto en marcha sin darme
cuenta!” O bien “¡No me eches a mí la culpa, son mis ojos lo
que no funcionan!”

El uso de la tercera persona para hablar del propio cuerpo refuerza la


idea de que yo tengo un cuerpo, que poseo un objeto y por tanto yo no
soy ese cuerpo y, llevado al máximo, que yo podría pasarme sin él.

Lo que nos revela el principio de las polaridades es que se trata de


dos visiones diferentes de una misma realidad única e indivisible.
Cuando separo cuerpo y espíritu, no es más una manera de ver, una
manera de expresar y en absoluto el reflejo de la realidad. Sin cuerpo,
no hay espíritu y sin espíritu no hay cuerpo humano; tan cierto como
que sin el día no hay noche. En Gestalt utilizamos mucho estas
polaridades invitando a las personas a identificarse alternativamente
con los dos aspectos y a dialogar:

69
– Cuerpo, ¡estoy enfadado al verte tan flojo y tan perezoso! ¡Me
decepcionas mucho!

Le invito entonces a ocupar el lugar de su cuerpo y a responder:

(Cuerpo) - ¡Estoy tan cansado! ¡Estoy harto!, ¡no tengo ganas de


moverme! (Espíritu) - ¡Haz un esfuerzo! ¡Hace meses que estas así!
(Cuerpo) - ¡Me aburre que siempre me estés regañando!
(Espíritu) - ¡Tengo motivos! ¡No vales para nada! Me pones
nervioso, me impides ser feliz
(Cuerpo) - Esto es demasiado. Pero si eres tú quien me impides vivir y respirar.
¡De hecho no me
quieres! (Espíritu) - Es cierto
que no te quiero.

Tal dialogo permite experimentar la identificación de las


polaridades del ser. Una de las dos está generalmente aceptada, la otra
supone muchos problemas. Este tipo de trabajo aporta una sensación
y un esclarecimiento nuevo de la situación y
permitirá la integración de las partes divididas de la persona.

Este tipo de diálogos es siempre posible entre las diversas


polaridades del ser humano. A veces conduce temporalmente a un
callejón sin salida, a la ruptura y a negarse a comprenderse a uno
mismo. Hay al menos una consciencia de dos polaridades.

Pero tarde o temprano, la necesidad de ser uno, de estar unificado e


integrado forzará a la persona a promover una reconciliación entre las
dos partes. Y esta reconciliado provoca una sensación de paz, de
armonía, de amor a uno mismo que vale todo el oro del mundo.

2. El amor, receptividad/agresividad

Del mismo modo que para definir al ser humano el acento ha sido
situado en nuestra cultura más sobre el polo espíritu, así para el amor
el acento está puesto más sobre receptividad que sobre agresividad,
con las consecuencias que había señalado más arriba.

70
Receptividad........................................................Agresividad

Aceptación............................................................Rechazo

Sumisión...............................................................Imposición

Abandono.............................................................Poder

Recibir...................................................................Dar

Olvido del sí.........................................................Afirmación del yo

Altruismo.............................................................Egoísmo

Ofrecer..................................................................Tomar

Construir..............................................................Destruir

Conservar.............................................................Renovar

Abrir los brazos....................................................Pegar

Escuchar............................................................... Hablar

Interior...................................................................Exterior

Vulnerabilidad ..........................................................Auto-defensa

Inercia....................................................................Energía

Sacrificio...............................................................Victoria

Con la lectura de estas dos columnas, te das cuenta de que el amor


comprendido sólo como “receptividad” es vanal, retorcido y que
conduce a la catástrofe. El amor (sea el amor por uno mismo o el
amor por una persona) no puede desarrollarse en cada uno de
nosotros más que con el completo desarrollo de estos dos polos.

3. La felicidad, necesidad/satisfacción

La eterna pregunta, “¿qué es la felicidad?” no tiene respuesta


satisfactoria si no consideras las dos polaridades de la felicidad: la
necesidad y la satisfacción. En el ciclo gestáltico ninguna satisfacción
es posible sin la sensación de la necesidad; una no funciona sin la otra.

71
Necesidad.......................................................Satisfacción

Carencia..........................................................Plenitud

Deseo...............................................................Obtención

Anhelo..............................................................Realización

Dolor.................................................................Alegría

Tristeza.............................................................Consuelo

Miedo...................................................................Seguridad

Depresión.............................................................Alegría de vivir

Ausencia...........................................................Presencia

Pobreza............................................................Riqueza

Preparación.........................................................Acción

Lluvia...............................................................Buen tiempo

Sequía...............................................................Lluvia

Aquí tampoco puede estar la felicidad en la columna de la derecha.


¡Es una ilusión, un sueño! La felicidad está en la armonía de estas dos
polaridades. Y es también proporcional en intensidad a la fuerza de
estos dos extremos. Te aconsejo leer o releer El Profeta de Khalil
Gibran, acerca de la alegría.

*
* *

Nota: El Tao, Ying Yang. La polaridad fundamental Ying-Yang ha


sido enseñada desde hace milenios por la filosofía china en la
sabiduría del Tao, que es
invisible, inaudible e intangible.

72
3. El sistema a dos, la Dyada

A. Generalidades

Hasta este momento, en los estudios de los principios de la Gestalt-


praxis, no he considerado más que el individuo, el individuo en
relación con su entorno, por supuesto, pero visto como un organismo
que reacciona, se adapta, se nutre, se defiende, vive y mantiene esta
vida: el individuo con todo el conjunto de sus mil facetas.

Quiero ahora tomar como objeto de análisis un conjunto de


numerosos individuos: una pareja, una familia, una asociación, un
partido, una iglesia, una fábrica, un país… No se trata
simplemente de una colección de individuos unos al lado de
otros, sino de un nuevo conjunto, una “gestalt” con todas las
relaciones internas que unen a estas personas y externas que los ligan
a su entorno.

Para realizar este análisis, es indispensable distanciarse, apartarse, a fin de tener


una visión de conjunto. Si estoy inmerso en la masa, sólo puedo
tomar consciencia de mis propias reacciones y de las de mis vecinos
más próximos. Si quiero percibir la “masa” como un conjunto
debo salir y mirar desde el balcón. Desde mi
observatorio las caras desaparecerán y es una masa, una manera de
colores, de ruidos y de movimientos lo que me aparecerá. Es una
nueva “gestalt”, donde puedo encontrar las polaridades y el ciclo
de satisfacción de necesidades y sus resistencias.

En nuestra sociedad parcelada la pareja es el sistema interpersonal


más importante, aquel sobre el cual situamos las mayores expectativas
y también el que nos ofrece los mayores desengaños. Los otros
sistemas han perdido muchos valores: la familia, el barrio, el
pueblo, la patria… Por tanto, me atenderé a estudiar el sistema
“pareja” insistiendo sobre el hecho de que el mismo razonamiento
y el mismo método valen para cualquier otro sistema.

Acabo de hacer alusión a los expectativas y a las decepciones. Quiero desarrollar


este tema. Las personas forman un “sistema social” de dos o más para realizar un

73
objetivo común que será la satisfacción de ciertas necesidades
(expectativas) comunes. Teniendo esto como meta, ellos definen los
medios comunes para la realización de estos objetivos. Lee los
estatutos de una a.s.b.l. y verás como los objetivos y los medios están
claramente especificados. Es la condición necesaria para el buen
funcionamiento del conjunto.

En el proceso de la formación de la pareja, “el noviazgo”. La


definición de los objetivos es mucho más vaga e implícita. ¡Cada
uno quiere la felicidad… y la
satisfacción de todas sus necesidades!

Maslow1 propone una clasificación de expectativas en tres tipos:

– Las necesidades deficitarias.


– Las necesidades funcionales.
– Las necesidades existenciales actuales.

LAS NECESIDADES DEFICITARIAS

La necesidad deficitaria es la percepción de algo que me falta y que


el otro puede aportarme. El postulado de base es: “Tú posees
aquello que yo no tengo… tengo necesidad de ti para vivir… te
necesito para llenar mi vacío interior… sin ti yo no soy nada de
doy el poder de ser mi fuente de vida… ¡Sé mi razón de vivir!
¡Entrégate a serlo para siempre!” Enamorarse es el ejemplo más
característico: ¡Lo eres todo para mí! ¡Renuncio a mi propio poder de
vida, te paso toda la responsabilidad de mi desarrollo personal!

Todas las insatisfacciones pasadas, todas las carencias profundas,


todas las necesidades existenciales no colmadas, heredadas desde la
infancia, toda esa inmensa expectativa va finalmente, un día, a
encontrar el alma gemela y entonces habrá chispas: flechazo.

1.- Maslow, A.H.: Towar a Psychology of being

74
Este primer tipo de expectativas es el punto de partida de muchas
parejas. Después de algunos años, la ilusión se derrumba y ambos
descubren el engaño subyacente de u contrato tal. Mi cónyuge se
revela incapaz de llenar mi vacío existencial, a pesar de sus promesas
y su determinación de hacerlo todo para hacerme feliz: le hago
responsable de mi desgracia actual. Mi decepción se convierte en
rencor y es el principio de la crisis de la pareja: las escenas, las
depresiones, las infidelidades, la separación, el divorcio y…
¡Ofreceré mi paquete de expectativas a una nueva alma gemela!

Este esquema de pareja está alimentado por nuestra cultura y por la


intoxicación de las novelas: desde Romeo y Julieta, pasando por El
Príncipe Azul, hasta los folletines, las fotonovelas, las canciones de
amor… todo me lleva a creer que existe el alma gemela, esa persona
que no es como las otras, quien finalmente me amará y colmará todas
mis necesidades. ¡Y eso funciona! Encuentro esa alma gemela. Nos
ponemos de acuerdo para intercambiar nuestras expectativas y es la felicidad que
emborracha… por algún tiempo, el tiempo que tarda en disiparse la ilusión y en el
que la realidad me confronta conmigo mismo. Pero yo rehusó esta
confrontación demasiado dura y declaro: “Tú no eres la que
necesito” Y vuelvo a comenzar mi búsqueda sin fin. Porque yo soy
el único capaz de colmar mi propio vacío, nadie puede hacerlo por
mí, ¡ni siquiera el psicoterapeuta!

75
Observemos que en otras culturas rechazan totalmente este
esquema. En extremo Oriente, por ejemplo, el amor no tiene nada que
ver con el matrimonio, los miembros de una pareja hacen un contrato
del tipo segundo, es decir.

LAS NECESIDADES FUNCIONALES

Las necesidades funcionales responden a la búsqueda de una mayor


eficacia del sistema en el propio interés de los miembros de la
pareja y del conjunto. Por

ejemplo:
– La necesidad de seguridad material, económica y social.
– La necesidad de una anfitriona, de un ama de casa, de una
madre para mis hijos, de un amante para mi sexualidad.
– La necesidad de un padre para mis hijos, de un trabajador
que traiga la comida a casa, de un protector, de un amante para
mi sexualidad.

76
LAS NECESIDADES EXISTENCIALES ACTUALES

Yo necesito de alguien que me invite, que me anime, que me estimule


a hacerme cargo de mí y a realizar mi potencial interior.

Tú sabes cómo divertirte, empezar cosas, desenvolverte. Tú sabes


cómo dar ternura. Tú me energetizas, me estimulas. Tengo ganas de
aprender en tu escuela, de desarrollarme en esos dominios
desconocidos para mí. Yo sé ser serio, dar fuerza, expresar mi cólera.
Si tú quieres, yo quiero enseñarte cómo hacerlo.

Al contrario del primer tipo de necesidades, conservo integra la


responsabilidad sobre mí, de mi existencia. Pido a mi pareja la ayuda
para aprender a crecer y a ser feliz en los dominios donde él se
maneja bien. No espero que él lo haga por mí, no exijo que él hago o
que él sea aquello que me es imposible hacer o ser.

Las proposiciones de la Gestalt-praxis no es privilegiar un tipo de


expectativas en relación a las otras dos. Los tres tipos existen en cada
uno, con más o menos fuerza según el momento, la edad, y las
circunstancias de la vida. La Gestalt-praxis te invita a no encerrarte en
un solo tipo, a no encasillar a tu pareja en una sola gama

de necesidades, a vivir un con flexibilidad el presente de la relación, sea cual se…


incluida la relación de ayuda.

77
B. El ciclo de satisfacción

de las necesidades en la Dyada


La condición necesaria para que un sistema a dos funcione bien es
la sincronización de las etapas del ciclo de satisfacción de
necesidades y una información reciproca de las dos partes en cuanto a
su evolución en el ciclo.

El Ella

1. Bosteza, respira 1. Se estira y bosteza


también
2. “¡Estoy cansado!” 2. “¡Puf! ¡Estoy hecha
polvo!”
3. Se levanta del sillón 3. Cierra su libro y sube
4. Sabe a acostarse 4. Se mete en la cama
5. Duerme 5. Duerme
6. “¡Guau! ¡Qué bien he 6. “¡Qué bien he
dormido!” descansado!”
7. Deja la cama 7. Se levanta

7
8
He aquí un ciclo a dos bien coordinados. Imagina que en el 5 él, en
lugar de dormir o de relajarse. Se po ne a acariciar a su mujer y le
dice: “¿Y si hiciéramos el amor?” Para él todo va bien: una nueva
sensación nace, de la cual él ha tomado conciencia: se pone en
marcha y pasa a la acción… Pero ella, ¿dónde está ella? Ella iba
a disfrutar del contacto con el descanso, y mira donde es invitada a
pasar a la acción sin franquear las etapas precedentes. ¡Difícil!

Si informo a mi pareja de mi evolución desde principio de cada


ciclo, las posibilidades de hacer el ciclo conjuntamente y de tener un
buen contacto serán

mayores que si yo arranco sólo e invito a mi pareja puesto ya en


marcha. Más importante aún que toda la primera parte del ciclo
(sensación, consciencia y
energetización) es una parte interior, personal.

Imagina que le aburres; tienes ganas de salir. Te preparas, te vistes


y pones tu coche en marcha. En ese momento invitas a tu amiga a que
te acompañe. Es muy probable que la relación del sistema a dos no
será inmediatamente armoniosa. Tu

79
amiga estará, en efecto, invitada a comenzar su ciclo en la asociación
sin el menor deseo, ni motivación, ni energía.

Los obstáculos a la satisfacción de necesidades de la pareja pueden


existir en todos los niveles del ciclo.

Tu compañera puede estar totalmente insensibilizada a ciertas


sensaciones en la pareja: nunca se siente cansada o descansada, nunca
triste o enfadada, nunca hambrienta ni molesta por el desorden, nunca
deseosa de hacer el amor. Se trata de una desensibilización selectiva
porque, en general, fuera de la pareja, percibirá su tristeza, su
cansancio o su deseo sexual. Y el ciclo a dos está bloqueado desde el
punto de partida.

Un miembro de la pareja puede resistirse a la toma de conciencia común


de todo lo que pasa en la pareja de diferentes maneras: rebatiendo las
opiniones del otro: “¡Dices tonterías! ¡No sabes lo que estás
hablando!” Considerándome el único consciente o inteligente
de la pareja. “¡Aquí sólo yo sé lo que pasa! ¡Yo soy el

80
experto de la casa! O Guardando para mí sólo mi toma de conciencia individual:
¡No merece la pena hablarle!” Pero si yo no comparto mis
informaciones y/o si yo no me pregunto lo que el otro sabe,
bloqueo todo ciclo común. Pequeño ejemplo con “subtitulos”:

Mensaje verbal Información ocultada

- Quería hablarte (No estoy contenta)


- Sí, querida (Que coñazo!)
- ¿Encuentras tu normal leer el (¡Esto me jode!)
periódico desde que vuelves a la oficina?
- Pues sí, me gusta estar al corriente de (¡Necesito estar
tranquilo!) Las noticias

En este ejemplo, ves que ninguno de los dos da información sobre


sus sentimientos o sensaciones. Impiden la toma de conciencia
común de hacerlo y nada positivo surgirá de esta discusión.

La resistencia a la energetización de la pareja, a encontrar el tono,


es la proyección. Si tú no dices nada, si lo guardas todo para ti,
imaginaré un montón de

cosas, proyectaré sobre ti lo guardas todo para ti, imaginaré un


montón de cosas, proyectaré sobre ti lo que sea, y así me descargaré de
mi parte de responsabilidad en
la puesta en marcha: tengo ganas de ir a pasearme pero, “¡mi
mujer detesta hacerlo!” Entonces no hago nada y le guardo
rencor. Tengo ganas de ir al cine pero, “¡a mi marido le
horroriza!” Entonces me aburro en casa y ¡es por su culpa! y
¡todo está bloqueado!

La resistencia a la acción está favorecida por la falta de respuestas


del otro. Entonces volveré hacia mí la energía lista para la acción. Haré
un solitario en lugar de jugar a las cartas contigo; me serviré una copa
en lugar de tomarnos juntos el aperitivo; me masturbaré en lugar de
hacer el amor contigo; leeré una novela en
lugar de compartir contigo las novedades de nuestras vidas; me morderé los labios
en lugar de lanzarte palabras hirientes… Y el ciclo de satisfacción de necesidades
está bloqueado.

Todo esto puede ser evitado por la respuesta del compañero, respuesta en el
sentido de “estoy aquí”. “No estás solo”. Y no necesariamente: “Estoy de acuerdo;

81
como tú quieras”. La presencia de un interlocutor permite reducir la tendencia a la
retroflexión.

La resistencia al contacto se hace por la desviación, escudo muy usado


en la vida de pareja: “Ahora no… No Tengo tiempo… ¡No es tan
importante…! Tengo tal jaqueca… Hablemos de otra cosa”. A
pesar de la energía y la puesta en acción de la pareja, desvío del
contacto. Provoco un “cortocircuito” y el ciclo está bloqueado en

el nivel de pareja, incluso si uno de los dos está satisfecho.


En la pareja, el freno a la realización es la desvalorización: “¡Esto
no merece la pena!” Cuando más numerosos son los años de vida
en común, más grande es el riesgo de desvalorización: no merece la
pena decirse palabras de amor, arreglarse bien, celebrar los
aniversarios, adornar una mesa bonita sólo para nosotros, hacerse
todavía regalos, decirse “buenos días” y “buenas noches”… El
peligro de insatisfacción del sistema a dos es muy importante en este
nivel.

La resistencia a la retirada es la confluencia en la pareja.


Confluencia que engendra una vida aburrida a insípida porque
impide el cambio. “¡Siempre de acuerdo! ¡Es como tú quieras…
por supuesto querido, me quedo contigo! ¡Haremos todo siempre
juntos!”

Cierto grado de confluencia es necesario para una vida armoniosa


donde no se cuestione todo cada mañana, donde ciertos puntos han
sido fijados con previo acuerdo de no volver a ello en lo cotidiano.

La retirada es la frase donde tomo mis distan cias: me encuentro a


“mí” diferente de “ti”, donde me doy un respiro y me tomo el
tiempo de “sentirme”. La pareja confluyente es incapaz de tomarse
ese tiempo. Entonces, para sobrevivir, necesitará de alguien que
movilice, de un factor exterior perturbador (a menudo un hijo, a veces
los amigos) que hará sonar el timbre de alarma y estimulará la
necesidad de
puesta a punto. Benditos los amigos ante los cuales discutís entre vosotros,
¡Vosotros, que sois una pareja tan unida! Benditos porque ellos os
salvan del ahogo y os permiten reciclaros.

En la pareja puedes encontrar todas las combinaciones posibles de


resistencias que se encadenan y terminan por bloquear totalmente la
relación a dos. Se puede incluso llegar a la paradoja siguiente: las
dos partes, separadamente, funcionan
82
mejor, se expanden, redescubren la alegría de vivir, pero su sistema a
dos queda dolorosamente bloqueado.

La consigna para el desbloqueo es siempre volver al punto de


partida del ciclo, a la sensación, y avanzar a dos, etapa por etapa,
escalón por escalón, compartiendo toda la información a cada nivel.
Los misterios, ocultamientos, mentiras e hipocresías forman un
obstáculo irremontable a todo el ciclo de satisfacción de

necesidades en la pareja. Por muy clara y juiciosa que sea la idea que
tengas de lo que ocurre en tu pareja. Por mucha energía hercúlea que
tengas, si no dices nada,
nada cambiara. En un sistema a dos, el ciclo se hace a dos o no se hace.

83
C. Las

resistencias
Funciones de
regularización
Acabo de exponer el desarrollo del ciclo de satisfacción de
necesidades en el sistema a dos. He hablado del lugar que ocupa las
resistencias como freno a la satisfacción de las necesidades en el
sistema, como instrumento de bloqueo del ciclo.

No es más que una faceta de las resistencias. No he abordado más


que el lado “negativo”. La Gestalt hace hincapié en el aspecto
creativo y eficaz de las resistencias: son parte integrante de la vida
de cada organismo. Así como las resistencias eléctricas que aminoran
el paso de la corriente despiden calor, de la misma manera que el
freno disminuye la marcha del coche y nos permite tomar una curva
sin derrapar, las resistencias son una función especial que permite al
sistema vivir, mantenerse y adaptarse a las situaciones nuevas.

De hecho el freno del coche no siempre es “freno”. Incluso la mayor parte del
tiempo no se usa, lo que quiere decir permiso para ir adelante, libertad de circular.
Por otra parte, frenar no es “calar”, bloquearse en el momento. Existe toda una
serie de grados: la posición libre sin freno, la posición de frenado
ligero a base de pequeños toques, frenado más sostenido, frenado seco y,
finalmente, bloqueo de las ruedas. Cuando se emplea la palabra freno
se hace alusión solamente a un aspecto de la función del freno, sería
más exacto hablar de regulador de frenado.

Igualmente en Gestalt, las resistencias son percibidas como


reguladores de las diferentes funciones del sistema. Gordon Wheeler,
del Instituto de Gestalt de Boston, me ayudó a ser consciente de este
aspecto flexible y modulado de las resistencias, de su utilidad para el
buen funcionamiento de todo organismo, individuo, pareja, familia,
grupo o sociedad. Esta manera de abordar las
resistencias se aleja radicalmente del punto de vista freudinano, donde
éstas son consideradas como obstáculos a superar, muros a abatir para
obtener la liberación del hombre.

Abordare las siete resistencias insistiendo de nuevo sobre su función reguladora.

84
1. Regulación de la sensibilidad

Desensibilización – Hipersensibilización.

En el sistema diádico, regularé mi sensibilidad hacia mi compañera


según mis motivaciones profundas. Si me siento tierno y deseoso de
llevarme bien con ella, me desensibilizare a ciertas cosas: sus manías,
sus pequeños defectos, la música que ella le gusta y que a mí no me
gusta nada. Me desensibilizo sin esfuerzo y dejo e percibir lo
desagradable de todo eso.

Por el contrario, si yo estoy harto, si estoy contrariado y busca la


ocasión de soltar mi agresividad, entonces abro todo lo posible mi
sensibilidad y estoy al acecho de todas las señales que podrían
desencadenar mis reproches. Otro ejemplo de regularización de la
sensibilidad: si conduzco mi coche por una autopista y mi mujer me
acaricia la cabeza, moderaré mi sensibilidad para evitar vivir un
placer demasiado grande incompatible con la conducción del
automóvil. Si conduzco mal tiempo por una carretera helada sin
siquiera sentiré la caricia de su mano: desensibilización máxima. Pero
si estamos a punto de hacer el amor, abriré a tope mi sensibilidad y
sus dedos sobre mi cabeza tendrían un efecto prodigioso.

2. Regularización de entradas

Introyeción – Destrucción, análisis.

Cuando mi mujer me dice “te quiero” hay ocasiones donde


yo introyecto a fondo, donde me creo todo lo que me dice,
“¡Qué bien! ¡Dímelo otra vez! Otras veces me niego a
creérmelo: “¿Qué es lo que quieres decir exactamente? Amar,
¿qué es eso para ti? ¿Cómo me quieres?

Toda la gama es posible entre la empatía y el rechazo, entre la


receptividad y la desintegración. A cada necesidad del momento, a
cada motivación corresponde un
grado juicioso de regulación de entradas.

85
3. Regulación de salidas

Proyección – Restauración, síntesis.

El proceso de proyección, expulso al exterior una parte de mí que


no reconozco como mía: es la “salida” máxima. La salida mínima
es la integración de esta parte de mi personalidad, es hacer una
síntesis, reconstruirme. Cuando acaricio a mi compañera con ternura
y amor y ella no reacciona, cuando la cubro de besos ardientes y ella
continúa fría, puedo abrir a fondo mis “salidas”, tratarla de m ujer
frígida, insensible a mis caricias. Puedo decirle que ya no me quiere,
que prefiere a otro, etc.

Una salida más regulada sería hacer preguntas para verificarlo: “¿No te gusta?
¿Te aburro?”

La salida mínima seria integrar mi proyección, reestructurándome,


aceptando, por ejemplo, que soy yo quien prefiere a otra y que mis
caricias no son tan amorosas como pretendía.

4. Regulación de la intensidad de la relación

Retroflexión – Extroversión.
Cerrado – entreabierto –
abierto
En la vida de la pareja puedo estar completamente abierto,
transparente para el otro, hacer y pedir al otro espontáneamente y sin
control, por el contrario, puedo reflexionar en mi rincón, tratar de
salir solo, de encontrar la solución y actuar por mí mismo. Puedo
rehusar compartir mis problemas, guardar en el fondo de mis dudas y
de mis preguntas.

Todo es posible. Lo importante es que haya regulación, que el


grado de apertura y de cierre esté relacionado con la situación y la
motivación. Lo más grave es una
regulación rígida, fijada para siempre.

86
6. Regulación del nivel de energía

Desvalorización – Sobrevaloración
Diletantismo – Dramatización
Bajada de la excitación – Subida de la energía
Toda la gama entre desvalorización y la sobrevaloración se utiliza para
regular el nivel de energía y de excitación en la vida de una pareja.
Puede estar muy bien organizar una fiesta con bagatelas, extasiarse
ante una sonrisa o una pequeña atención. A veces puede estar muy
bien también no exagerar, disminuir la excitación, no hacer un mundo
de nada.

Esta capacidad de regularización es tan indispensable como las


otras para la economía general de una pareja.

7. Regulación de espíritu dyádico

Confluencia – Aserción
Afirmación de la pareja – Afirmación del yo.
Nosotros – Yo.

Esta última regulación es sin duda la más difícil de utilizar de manera


flexible en una dyada (como en todos los grupos) porque los miembros
de una dyada (como en
todos los grupos) porque los miembros de una dyada tienen tendencia
a confundir el espíritu de pareja con la confluencia, estar juntos, estar
de acuerdo todo el tiempo: si no se está de acuerdo, ¡no es una
verdadera pareja!

Pero no hay acuerdo posible sin la afirmación del sí, sin la


afirmación de su diferencia, de su particularidad. Por tanto, sólo se
puede estar juntos por un tiempo, hasta el momento en el que la
necesidad de una nueva definición de cada uno se hace sentir.

Puesto que somos siempre seres en evolución y en constante


cambio, las puestas a punto y confrontación son necesarias
periódicamente. Es una ilusión creer que es posible obtener acuerdo
de una vez por todas, firmar contratos para siempre. En ciertos
momentos, es la pareja, el nosotros, la dyada, quien tiene la prioridad,
en otros, es mi individualidad, mi punto de vista. La vida y la
supervivencia de la pareja están íntimamente ligadas a la alternancia
de estas dos polaridades. Dar su opinión y defenderla no es sabotear la
dyada. Es, por el contrario, vivificarla y darle

87
una nueva base. Renunciar a su opinión, dejar de lado su punto de
vista, es también vivificar la dyada.

Te presento la “oración de la Gestalt” que es como la dirección indicada por


Fritz Perls1.

Sigo mi camino, sigues el tuyo


No estoy en este mundo para responder a tus
expectativas, Tú no estás en este mundo para
responder a las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Y si por fortuna nos encontramos, será
maravilloso. Si no, nada podemos hacer.
He aquí la versión de Ed Elkin que expresa la polaridad confluencia2.

Sigo tu camino, sigues el mío


Estoy en este mundo para responder a tus
expectativas Tú estas en este mundo para
responder a mis expectativas Porque tú eres yo y
yo soy tú.

Y si por fortuna
maravilloso. nossigue
Si no, encontramos,
siendo será
maravilloso.

1.- Sueños y existencia en Gestalt Terapia (Revés et existence en Gestalt thérapie). F. Perls, Ed. Epi.
París, 1972, página 9.
2.- Ed Elkin en su sesión de Multiversité. Bruselas. Abril, 1979.

88
D. Las polaridades en el sistema a dos

En un capitulo precedente ha hablado de las polaridades a nivel de


individuo, en el interior de la persona: son las facetas diametralmente
opuestas de una misma personalidad, facetas que pueden parecer
contradictorias pero que están tan íntimamente vinculadas que son la
cara y cruz de una moneda. He mostrado como
el individuo llega a dar más importancia a algunas de sus polaridades
y a inhibir su opuesta, con el desequilibrio que esto implica para la
personalidad.

En una pareja, los dos se repartirán casi automáticamente las


polaridades de la misma manera que se reparten los papeles en la vida
corriente. Esta repartición se produce desde el principio, desde la
elección del cónyuge. Se acentuará seguidamente y se fijará a lo largo
de los años de la vida en común.

El hombre serio elegirá una compañera algo


alocada. El hombre rudo elegirá una
compañera dulce.
El hombre autoritario elegirá una compañera sumisa.

El resultado inmediato es que forman un sistema en común


equilibrado y estable, una pareja armoniosa que funciona bien sobre
el principio de la complementariedad. Todo parece perfecto: es una
buena pareja.

Al cabo de un tiempo, los inconvenientes aparecen: al principio,


cada uno de los miembros de la pareja sólo puede alcanzar su
plenitud a medias. No pueden desarrollar más que una de las caras de
sus polaridades, la otra cara estará “reservada” al compañero. No lo
pueden hacer, en efecto, sin temor a poner en peligro el equilibrio de
la pareja. Si el hombre serio comenzara a convertirse en un alocado
como su mujer, ¡sería peligroso!

¿Quién llevaría el timón del barco conyugal? Debe pues


absolutamente dominarse a sí mismo y no puede a ningún precio
abandonarse (salvo si,
temporalmente, ay no forma pareja).

El segundo inconveniente parte del hecho de que cada uno cataloga


sus polaridades moralmente en buenas y malas. El hombre serio y
tranquilo valora mucho el autocontrol y desconfía de la parte de su
lado expansivo y espontáneo, de

89
que tiene miedo, y acepta mal la idea de que podría dejarse llevar.
Hará inevitablemente a su pareja el reproche de no ser capaz de
controlarse mientras que, al principio, ¡la había elegido justamente por
este aspecto! El hombre autoritario reprochará a su esposa el ser
siempre sumisa y de no decidir nunca por ella misma. La esposa
sumisa rápidamente reprochará a su marido el ser un déspota, un
tirano…

El tercer inconveniente resulta el principio de que “cuando


más desarrollo una polaridad, más se desarrolla también la
polaridad opuesta”. Y es así como se
desencadena el círculo vicioso de la pareja.

Retomemos el ejemplo de nuestra pareja en la que el marido


sería serio, tranquilo, “adulto” y la esposa alocada, emotiva e
“infantil”. Para mantener el timón derecho nuestro hombre en todo
momento conservará la calma. No hará nada para poner nerviosa a
su esposa que comienza a inquietarse. Ante este espectáculo, el
marido redoblará el esfuerzo para mantener su calma y como por
encantamiento, la inquietud de su esposa se duplica. “¡No
comprender como puedes estar tan tranquilo… no tienes
corazón!”. “¡Eres más duro que una piedra!”.

“¡Vamos, no te sirve de nada ponerte nerviosa! ¡Eres ridícula! ¡Haz como yo!
¡Esfuérzate por mantener la calma!”.

Y ces así como una pareja, que se complementaba tan bien al


principio, se transforma en un infierno donde cada uno se pregunta a
sí mismo qué demonios está haciendo con el otro y porqué ¡Santo
Dios! Le ha elegido.

He aquí una muestra de polaridades que se encuentran clásicamente


en una pareja. Te sugiere anotar aquellas que mejor convengan a la
relación con tu compañero.

Tímido Espabilado

Vacilante Atrevido

Dulce Brusco

Conciliante Intransigente

Indeciso Decidido

90
Lleno de energía Depresivo

Expresa emociones Controla emociones

Es exigente No pide nunca nada

Hace preguntas Conoce todas las respuestas

Trabaja No hace nada

Limpia Ensucia

Ordena Desordena

Se preocupa Le importa un bledo

Hace reproches Traga lo que le echen

Expresa su tristeza Consuela

Expresa su dependencia Proclama su independencia

Habla de divorcio Retiene al otro por todos los

medios Tiene un gran apetito sexual Es impotente o

frígido

Se plantea su vida Rehúsa el cambio

Hace una psicoterapia Rehúsa la aventura, etc…

¿Qué hacer para salir de este callejón sin salida?

La única solución es la de aceptar y desarrollar en ti todas tus


polaridades y dejar de transferir a tu compañera ciertas polaridades que
tu juzgas negativas. Dicho de otro modo, ¡aprende a ser también
aquello que reprochas ser a tu compañero! y en el fondo, es fácil: ¡tienes
un excelente profesor a tu disposición!...

Si tienes gran dominio de ti mismo, ¡ve a la escuela de tu


compañero a seguir cursos de espontaneidad y de despreocupación!,
si eres muy conciliador, tiene una magnifica profesor de peleas a tu
lado…

Al principio, durante las primeras “lecciones y ejercicios


prácticos”, estarás desorientado, deberás forzarte y no te
reconocerás. Tu compañero tampoco te

91
reconocerá; existe el riesgo de que incluso no acepte inmediatamente
este cambio. Y sin embargo, no haces más que recuperar la parte de ti
que habías proyectado sobre el otro. De hecho aumentas tu unidad
interior y tu integración personal.

Al principio lo que asusta es el temor de ¡si yo hago igual que el


otro, menuda la que se va a armar! En efecto, se armará una buena si
el que tiene por costumbre callarse se pone a gritar como el otro…
pero, tranquilízate, rápidamente y de forma

natural el equilibrio se restablecerá y el que siempre se enloquecía


comenzará a calmarse. Es como si hasta ese momento, él gritara por
los dos, ¡puesto que tú te
callabas por los dos!

Este trámite en el que te propongo desarrollar todas tus polaridades


es muy diferente de una acción de “represalias” del estilo: “¡Ah,
pones mala cara, pues bien yo también pongo mala cara!... ¡Ah, me
engañas, pues bien yo te engañaré también!... A eso se le llama
manipulación: tú haces cualquier cosa para que el otro se dé cuenta
del mal que hace pero, incluso si a veces da resultado, es necesario
decir que, en general, es muy peligroso”.

El paso que te propongo a dar sería:

Por lo general no expresaba tal polaridad en mí y esperaba que


fueras tú quien lo hicieras. Tengo ganas de permitirme vivir este
aspecto de mí, si la ocasión se presenta y cuando se presente. Tengo
también ganas de aceptar esta parte en ti que yo consideraba como un
defecto. Así podré aceptarme plenamente y aceptarte plenamente
también.

Nota: esta medida no conviene para actitudes y comportamientos


que están afuera de las polaridades de una persona humana como el
alcoholismo grave, el uso de drogas duras, la violencia sobre los niños.
Me doy cuenta que estoy haciendo un juicio de valor, y lo hago.

92
4. Las necesidades fundamentales

Al estudiar el ciclo de satisfacción de necesidades, he intentado


explicar como una sensación puede revelar la naturaleza de una
necesidad actual y como el organismo se mueve para satisfacerla. He
mostrado el proceso de satisfacción de

necesidades o de las resistencias a la satisfacción. Quisiera ahora


decir algunas palabras sobre la naturaleza de estas necesidades.

Hay en primer lugar necesidades inmediatamente vitales en el plano


fisiológico: la necesidad de oxígeno, la necesidad de beber y comer, la
necesidad de vitaminas, la necesidad del sueño… La no satisfacción
total de estas necesidades entraña la muerte del organismo en poco
tiempo.

Sobre el plano psicológico, encontramos tres necesidades vitales


que condicionarán la vida de la persona y no la satisfacción total
puede entrañar la muerte: la necesidad de amor, la necesidad de
seguridad, y la necesidad de libertad.

A. La necesidad del amor

La necesidad del amor es la necesidad vital de establecer una


relación con otro ser, de dar y de recibir la ternura, prueba tangible de
la relación, la necesidad de sentir el placer de la existencia del otro, de
sentir el placer de existir para el otro.

Para el niño pequeño, es en primer lugar el contacto físico, las


caricias, el tacto directo sobre la piel. Los momentos que procuran
más placer al bebe son el baño y

el mamar. Más tarde, lo será más el contacto auditivo con las palabras de la madre
sus cuentos, sus “nanas” o los sonidos sordos de su corazón.

La falta de amor se traduce por una sensación que llamamos


tristeza, dolor, nostalgia, pena, melancolía… “No me siento bien,
tengo frío, me siento sólo, tengo la impresión de no existir para
nadie, no recibo mi dosis de caricias y de ternura,

93
lloro, sollozo, gimo…” Todo esto significa que necesito que alguien
me consuele, acaricie y mime. Es de esto de lo que tengo
fundamentalmente necesidad.

Pero me tragaré las lágrimas para no sollozar, me frotaré los ojos


para no llorar, retendré mi respiración para cortar la emoción, subiré a
mi habitación para esconderme, iré al cine para distraerme, beberé un
vaso de alcohol o tomaré un calmante. Puedo incluso enfadarme o
más aún ir a consolar a alguien, ofrecerle

caricias y amor, mientras que soy yo quien lo necesita: haré lo que sea
para no vivir mi tristeza. Ahora bien, cuanto más expreso y vivo mi
tristeza, más consciente soy,
tendré más energía y valor para satisfacer mi necesidad de amor, de ir
acurrucarme en los brazos de alguien, percibir la caricia de su mano
sobre mi cabeza, escuchar su voz y sentir su calor humano.

Y no deja de ser bastante relevante que con los masajes


“californianos” o “eufóricos”, la emoción que emerge siempre
es la tristeza. El hecho de recibir caricias me permite sentir cuanta
falta me hacía, y esta necesidad revelada se expresa por la tristeza.

B. La necesidad de seguridad
La necesidad de seguridad es en principio la necesidad de una
presencia fuerte al lado mío, de una mano sólida con la que puedo
contar, la certeza de que no se me abandonara. Para el niño pequeño,
es también el contacto físico el que transmite esta seguridad. Pero en
vez de las dulces caricias, es el contacto seguro, de estar sostenido
firmemente en los brazos, son los pequeños golpes en la espalda e incluso
engancharse a los dedos en sus padres.

Más tarde, la necesidad de seguridad se convierte en la necesidad


de tener asido el mundo, de comprender el mundo, de comprenderse
a sí mismo. Es también la necesidad de dominar el porvenir a través
de la inteligencia: la necesidad de asegurarse, de crear reglas y leyes,
contratos y acuerdos. La falta de seguridad se traduce por una
sensación llamada miedo, angustia, pánico, inquietud, nerviosismo,
ansiedad: “no estoy bien, mi corazón late deprisa, respiro

94
entrecortadamente, tengo los ojos desorbitados, tiemblo, estoy pálido,
tengo la boca seca, estoy inquieto, estoy al acecho, estoy nervioso, en
peligro, tengo un nudo en el estómago y en el intestino, mi vejiga se
contrae. Tengo ganas de hacer pis y de vomitar. Tengo ganas de gritar
mi desesperación con un grito de terror. Siento mi cabeza vacía y
tengo vértigo…” A un nivel menos intenso o más controlado,
siento vergüenza, me siento mal, dubitativo, esbozó una sonrisa e
incluso estallo en una loca risa nerviosa. Todo esto me indica mi
necesidad de estar seguro, de ser tomado fuertemente en los brazos,
poderme agarrar sólidamente a una mano. ¡Necesito comprender lo
que pasa, que me expliquen lo que ocurre…!

Para evitar el contacto con el miedo, la desensibilización es el


método más empleado: me entreno para no sentir el miedo y llego a
decir que no tengo miedo. Y para soltar de vez en cuando un poco del
miedo acumulado dentro de mí, iré a ver una película de terror, de
suspenso, leeré una novela policiaca, asistiré a una carrera de coche.
Así podré vivir mi miedo, temblar y tener sudores fríos por “ellos”,
sin tener conciencia de que es mi propio miedo el que se expresa.
Puedo también ir a toda pastilla con una moto a 180 por hora, jugar a
la lotería, a la ruleta o a la bolsa. En todas estas actividades me siento
vivir, disfruto el lado palpitante y excitante de la vida, desafío la
muerte, y, cada vez suelto la válvula de escape de mi miedo. Puedo
también ahogar mi angustia en el alcohol, los calmantes o las drogas.

¿Qué puedo hacer con mi miedo, con mi angustia? Permitirle


expresarse: dejar que el cuerpo tiemble, dejar salir el grito del miedo
y después una vez se haya descargado la emoción, hallar después, en
mi o en los demás la seguridad que necesito.

C. La necesidad de libertad
La tercera necesidad fundamenta es la necesidad de libertad.

En un primer nivel, la del bebe o el niño, es ante todo la necesidad


de moverse, menearse sin trabas: la necesidad de tener el propio
espacio, del aire. Más tarde es la necesidad fundamental de poder
elegir y de actuar según el propio gusto.

95
La falta de libertad se traduce por un sentimiento de cólera, de
rebelión: no me siento bien, me siento encarcelado, aplastado, atado,
ligado. Enrojezco, aprieto las mandíbulas, la respiración es profunda,
la nariz dilatada, mis puños se cierran, siento toda mi fuerza en mí,
lista para estallar, tengo ganas de ponerlo todo patas arriba, de
romperlo todo, de hacer saltar mi prisión. Mi voz es fuerte y rugiente;
los juramentos, insultos y palabrotas de todo tipo sirven para expresar
mi cólera.

Para evitar mi cólera puedo desensibilizarme. Puedo también


tragármela o volverla contra mí y destruirme con mi propia furia.
Puedo también exteriorizarla
yendo a ver un combate de boxeo o alistándome en la legión.

Aquí también merece más la pena de vivir directamente la propia


cólera, golpear la mesa, blasfemar, ofrecerme una buena escena y
montar una bronca épica. Cuando el manojo de emociones está
descargado, encuentro la fuerza y la energía para cambiar la
situación, para sentirme más libre en la vida. Por otro lado,
¡expresar tú cólera es ya modificar la situación!

Si tengo amor, seguridad y libertad, tengo las condiciones básicas


para alcanzar la plenitud como ser humano, para gozar plenamente de
mí y de mi vida. La tristeza se convertirá entonces en la señal de mi
tablero de mando que me advierte de mi necesidad actual de amor: el
miedo, de mi necesidad de seguridad; la cólera de mi necesidad de
libertad; igual que la sed, de mi necesidad de beber; el cansancio, de
mi necesidad de descanso, etc…

Desafortunadamente, algunas personas han “adulterado” su


tablero de mando emocional y sea cual sea la sensación
fundamental, siempre es el mismo, sentimiento el que se expresa, por
ejemplo, la tristeza, incluso aunque carezcan de seguridad o de
libertad. Es lo que explica que algunas personas puedan llorar durante
todo el día sin llegar a estar nunca totalmente apaciguadas, ni sin
cosechar la toma de conciencia ni la energía contenidas en la
sensación verdadera. Lo primero que hay que hacer es volver a
encontrar el sentimiento fundamental y darle toda la amplitud
existencial de modo que desbloqueen la energía, la cual dará la fuerza
para satisfacer la necesidad fundamental.

*
* *
96
¿Y EL SEXO?

No lo he clasificado entre las necesidades fundamentales y puede


que te preguntes por qué. No niego en absoluto la importancia de la
sensación ni de la consciencia de la necesidad de actividad sexual.
Sin embargo, si se puede morir de hambre, de sed, de falta de
oxígeno; si se puede morir de pena, de miedo o de falta de libertad,
no creo que la no satisfacción de la necesidad sexual entrañe la
muerte

del individuo.
la especie, Por
de la supuesto,
raza, es una necesidad
de la sociedad, que correfundamental
el riesgo de aperecer
nivel de
sin
actividad sexual, pero no a
nivel individual y personal.

Estoy persuadido que toda la importancia dada al sexo en la


psicología y en nuestra sociedad es más la expresión de una rebelión
contra un tabú intolerable que la expresión de una necesidad
existencial.

Por otra parte, el sexo puede ser utilizado para dejar salir los
sentimientos profundos de tristeza. En vez de descargar mi miedo y
mi tristeza, puedo hacer el amor: en efecto, si recibo mi dosis de
caricias y de contacto firme, me siento apaciguado. Pero al principio,
la energía que utilizo no es una energía sexual; es la energía de mis
emociones no expresadas de tristeza, miedo o cólera. El miedo es,
por otra parte, un “buen” estimulante sexual: piensa en tus
propias reacciones cuando hay tormenta o en los efectos del famoso
apagón de electricidad en Nueva York: nueve meses después…

97
5. Las necesidades o los ciclos acabados

Imagina por un momento que estás leyendo una novela fascinante.


Estás embobado por el argumento y no te queda más que algunas
páginas para vivir el desenlace del asunto en ese momento te das
cuenta de que las tres últimas páginas faltan, tu sentimiento de
insatisfacción será enorme. Te sentirás verdaderamente frustrado,
privado de algo. De hecho no has podido acabar tu ciclo, terminar la
situación, cerrar las gestalt.

Situaciones inacabadas nos la encontramos todos los días y


afortunadamente, podemos asumirlas. Tenemos a nuestra disposición
un abanico de resistencias pensativas y creadoras que podemos utilizar
para salir flamantes de este impase.

Evidentemente, el ejemplo de la novela amputada en sus tres


últimas páginas no es dramático. En nuestra vida – y sobre todo en
nuestra infancia – hemos conocido situaciones repetitivas muchas más
frustrantes que no hemos podido acabar nunca, porque éramos niños,
es decir pequeños e importantes:

– Mis padres no me tomaban en serio y debía callarme;


– ¡Mi madre mimaba más a mi hermano mayor y yo no decía nada!
– ¡Mis padres discutían a menudo y no me atrevía hacer nada!
– En 1940, las bombas caían muy cerca y no se podía hacer nada.
– Mi padre nos abandonó cuando yo tenía un mes… Y nunca he sabido
verdaderamente por qué.

Todas estas situaciones donde me quedé impotente, incapaz de


reaccionar, de expresar mi emoción y mi dolor, permanecerán en mi
como una herida que no se cicatriza. Pararé por tanto mi vida tratando
de cerrar esta herida.

“cuando era pequeño nadie me escuchaba, no me tomaban


enserio… Ahora, como revancha, elegiré un oficio donde hablaré
con seriedad: seré maestro, abogado, periodista, político… Elegiré
también una esposa que me escuchará y me tomará en serio.
Desafortunadamente, los alumnos son indisciplinados y no escuchan;
los magistrado no prestan atención a lo que yo defiendo; los lectores
del periódico son idiotas no se interesan más que por la sección
de sucesos; los

98
electores son poco conscientes y versátiles; mi esposa se cansa de
escucharme hablar continuamente ¡Y ya no me escucha! Y yo vuelvo
a encontrarme confrontado a mi frustración inicial. Es el circulo
vicioso; daré vueltas y más vueltas hasta que no arregle la situación
inacabada srcinal”.

Para salir de ello, debo volver al punto de partida, decir a mis padres:
“escucharme, ¡tengo cosas importantes que decir!” Lo que yo os quiero decir es

importante y, más concretamente, ¡soy importante! “¡Vale la pena que me


escuchéis!”. Poder expresar toda mi cólera o mi tristeza por no ser escuchado, toda
mi rabia por no ser tomado en serio. Entonces, tas la descarga
emocional, puedo tomar una nueva decisión, válida para hoy, dadas
las circunstancias actuales y renunciar al comportamiento estereotipado
proveniente de la situación inacabada.

Otra manera que se puede también emplear para “poder


aguantar” es la de negar la situación inacabada. “¡fue demasiado
terrible!, no quiere pensar más en ello: me niego a hablarlo, incluso
no lo recuerdo”, No se trata de una herida que supura como en el
primer caso: es un absceso profundo, guardado en el fondo de mi
memoria y, sobre todo, no hay que despertarlo. Pero sigue ahí y
envenena la

existencia. La persona que ha tenido mucho miedo, por ejemplo, y


que no lo ha podido expresar en ese mismo momento, va a llevar
consigo su angustia, un miedo
difuso por todo o por algo concreto. Se dirá incluso de ella que tiene
un temperamento ansioso. En realidad ella guarda dentro de si un viejo
fardo de miedo inexpresado.

Para poder liberar de todas estas situaciones inacabadas, es


necesario a menudo liquidar el conflicto srcinal, de forma directa o
indirecta. Directa seria tener una explicación franca y adulta con la
persona que la causa: el padre, la madre, el hermano mayor… No
es siempre posible y además no siempre es deseable. Indirecta,
sería entonces la utilización simbólica de un substituto; puede
“quitármelo todo de encima” delante de alguien que acepta ser mi padre o mi
madre por un tiempo; puede expresar mi pena delante de la foto de la
persona; puedo hacerlo igualmente delante de una silla vacía o de un
cojín, imaginando que ella está ahí y finalmente decir y hacer todo
aquello que siempre me he prohibido.

99
Es la única manera de acabar la situación, liquidar el antiguo
conflicto y de poder finalmente volver la página.

El caso del duelo es el ejemplo mismo de la situación inacabada.


La persona importante se ha ido, ha abandonado mi entorno antes de
que yo haya podido arreglar todos mis asuntos con ella. Un montón
de cosas quedas en suspense, me impiden ir hacia adelante.

La finalización de una situación antigua exige revisar,


simbólicamente, las escenas frustrantes en el presente. Esto quiere
decir, por supuesto, hablar con el presente del indicativo, pero sobre
todo dejar vibrar la emoción en el cuerpo, dejar salir la rabia, la
tristeza o el miedo ahora. ¡El cuerpo y el corazón deben también
hablar en el presente!. Es la condición indispensable.

100
6. La Depresión

En nuestra sociedad basada sobre la acción, la posesión, el poder y


el consumo, nos encontramos cada vez más con personas desanimadas,
desengañadas, infelices, deprimidas. Hay tantas cosas alrededor de
nosotros que podemos preguntarnos si no se tratara del estado normal
del hombre del siglo XX. Para nuestros contemporáneos, la carrera
hacia la felicidad se convierte en un consumo desenfrenado de
productos que “hacen feliz” coche, viajes, sexo, cine, casa, dinero,
poder, gloria, alcohol, calmantes, drogas… ¡Y la felicidad no se
encuentr a al final de todo ésto!. Cuando la decepción es fuerte, el
desánimo intenso y la esperanza se desvanece, es la depresión.

La depresión se caracteriza por un profundo estado de agotamiento


físico y moral, un abatimiento general que ni siquiera el descanso
consigue compensar. A menudo la persona, incluso está más cansada
por la mañana que por la noche. Este abatimiento corresponde a un
descenso de todas las funciones vitales: respiración, apetito,
movimiento, sexualidad, concentración, memoria, sueño, capacidad
de expresar emociones. El tono general y el nivel de energía están en
el más bajo, así como la presión arterial.

Para comprender aquello que ha podido pasar en el caso de una


persona deprimida, es interesante comparar su estado con el de la
persona que está de luto, confrontando a una gran pena. La pérdida de
un ser querido, de una fuente de amor provoca un estado que tiene
muchos puntos comunes con la depresión: pérdida de apetito,
desinterés general, abatimiento. Se trata de una reacción normal del
duelo, a una situación de privación. Pero en este caso, los
sentimientos son expresados: la cólera, la tristeza, las lágrimas, los
gritos son significativos del dolor y de la desesperación profunda de la
persona. Y la expresión de estas emociones suministra la energía
necesaria para obtener una nueva satisfacción, aunque el principio
sólo sea el afecto y el consuelo de los próximos a nosotros.

La reacción del niño a la pérdida de su madre puede también


esclarecernos los mecanismos de la depresión. El niño pequeño
privado de su madre reacciona ante esta gran frustración sobre todo a
través de su cólera: grita, llama y llora. Después

101
se cansa físicamente y se duerme por el agotamiento. A continuación
empieza otra vez a llamar con la rabia de la desesperación. Pero poco
a poco, se cansa también psicológicamente, se resigna, se convierte en
apático y puede incluso dejarse morir, a menos que otra persona tome
el papel de la madre. (La misma reacción se produce en la madre que
pierde a su bebe).

En el caso del niño, es la ausencia de una persona que le ame lo que

desencadena la presión: la ausencia de caricias, de cuidad, de contacto


físico y corporal, de risa y mimos. En efecto, esta reacción se produce
incluso si el niño está
“bien cuidado”, alimentado, calentito, lavado y vestido por una
persona competente, como por ejemplo en un orfelinato1.

Pero tú dirás que la mayor parte de la gente deprimida no ha


sufrido un duelo o la pérdida de un amor antes de caer en su
depresión. Es exacto. La pérdida que sufre el deprimido es de oreo
orden: ha perdido la esperanza de la conquista de su felicidad, ha
perdido la ilusión en su búsqueda de la alegría. Ya no cree más. Ha
perdido la fe.

He aquí algunos ejemplos de ilusiones que conducen a la depresión:

Si soy amable, se será amable


conmigo. Si trabajo bien, se me
amará.
Si soy perfecto, seré apreciado y
amado. Cuando sea mayor haré todo
lo que quiera. Cuando tenga dinero,
seré feliz.
Si hago trabajos estupendos, soy
maravilloso. Si hago cosas interesantes,
soy interesante.
Si tengo una casa bonita.
Si tengo una buena situación.
Si tengo una mujer guapa y niños maravillosos, entonces soy
alguien. Si encuentro a mi príncipe azul, seré feliz.

Fundamentalmente, la ilusión podría reducirse a: si hago, si tengo, entonces soy,


¡existo!

1.- Este tema ha sido magníficamente desarrollado por Ashely Montagu en


Touching: The human significanse of the skin, traducido al francés bajo el título: la
peau el le toucher, edition du Scuil, 1979. Publicado en español por Ediitorial Kairós,
con el título: Toqueme por favor”

102
Y de ahí lógicamente la carrera al trabajo, a la acción, al poder, a la
posesión, para tener esa sensación de ser, ¡de existir! Esta carrera
agotadora puede durar 25, 30 o 35 años y a veces toda una vida
profesional, antes de que sea confrontado dolorosamente a la
desilusión.

¡Porque esto no es verdad! ¡es una farsa, un timo!, ¡Jamás el tener,


la fuerza y la acción pueden colmar la vida del ser, la sensación de
no existir! Buda, Lao-Tse,

Jesucristo, los padres de la iglesia, Hegel, Marx, todos los grandes


profetas de nuestra humanidad lo proclaman.

Por el contrario, lo inverso es verdad: es en principio porque existió


que yo puedo realizarme, expresarme, exteriorizarme, actuar, hacer,
disfrutar la alegría de vivir, amar.

- ¿De dónde puede provenir esta certeza de existir real y


verdaderamente? No proviene, contrariamente a lo que Descartes
proclamó, de la consciencia que se tiene del propio intelecto y del
pensamiento. Por el contrario, procede de la percepción y de la toma
de conciencia de tu cuerpo real y material. Si sueñas o si te encuentras
en una situación increíble, donde te preguntas sí es verdad, tu no
dices “¡pienso, luego existo!”. No, te pellizcas, te frotas los ojos,
sacudes tu cabeza para procurarte esta sensación de realidad de
existir ni para él ni para los otros. Imagina que le dices: “¡Tú
piensas, luego existes!”. “¡Tú actúas, luego eres!”. ¿Cuál será el
impacto de estas palabras? ¡ninguno!, la certeza de existir nos es
suministrada en primer lugar por la evidencia de la existencia del
cuerpo.

El deprimido ya no es capaz (si es que alguna vez lo ha sido) de


estar en buena relación con su cuerpo, ¡con este inútil y estúpido cuerpo
sin alegría ni placer!

ESQUEMA DEPRESIVO, según el ciclo en siete etapas

1. Sensación. No estoy bien, me siento vacío


2. Consciencia: no tengo la sensación de existir verdaderamente.
Me siento inútil. Tengo que hacer algo para realizarme
(volverme real)
3. Energetización: ¡Valor! ¡esto irá mejor después!
4. Acción: actúo, realizo, lucho por alcanzar mi meta (y la acción,
que contiene siempre un componente físico, me gratifica, me dá
esta sensación de existir, de vivir)

103
5. Contacto: realizo finalmente mi proyecto, llevo mi acción a su término
6. Realización: no hay realización posible. No estoy plenamente
contento porque no tengo lo que quería realmente. No me siento
en absoluto feliz, no me siento lleno, no existe más que antes,
aunque ahora tenga mi coche, mi diploma, la gloria, el dinero,
el poder. Me quedo insatisfecho en lo más hondo de mí. Y sin
embargo, ¡tengo todo para ser feliz!
7. Retirada: ninguna retirada es posible. Si hacer, actuar y poseer
es existir, rehusaré vivirá la retirada. Aceptar pararme,
descansar, no hacer nada, sería aceptar no existir. Me obligo
entonces a recomenzar en seguida otra tarea y ésta hasta el
agotamiento total: la depresión o la muerte.

Este ciclo de “satisfacción” de necesidades es un ir de un lado


para otro de manera insatisfactoria a causa de un error de orientación.
Tras la sensación: la introyección de ilusiones que falsean la toma de
conciencia y lanza el ciclo en base a una pista errónea: ¡Mi vacío
proviene de mi inutilidad! Pese a la evidencia de sucesos repetitivos,
el candidato a la depresión no se plantea los principios introyectados.
No, él se culpabiliza de ser tan débil, de no tener el coraje ni la
voluntad necesarias para dominarse y llegar a su meta. Entonces
duplica sus decisiones, resoluciones y “dar palos” que lo llevarán
al fracaso total: la depresión.

Me gusta mucho comparar la depresión con una huelga general


decretada por el cuerpo contra la tiranía del espíritu adoctrinado por
la cultura, y es una huelga hasta el final.

Desgraciadamente, el cuerpo no dispone el cuaderno de


reivindicaciones en términos que el espíritu pudiera comprender. Se
expresa en un lenguaje primario, no-mental, no-verbal, no-intelectual,
y el espíritu no le escucha.

La mente puede incluso hacer todo lo posible por el cuerpo: por su


bien le ofrece descanso, vacaciones, alimentos sanos, deportes, visitas
regulares al médico. Pero no se toma el tiempo necesario para
escucharlo como se escucha a un ser amado.

El dolor de cabeza le molesta, el nudo en la garganta le pone


nervioso, el dolor de estómago le exaspera, el cansancio físico le pone
furioso. El no escucha este lenguaje, no tiene un buen contacto con su
cuerpo.

104
Finalmente, el cuerpo no puede más, quiere dejarlo todo,
abandonar; se cae ante el gran furor mental que no admite un fracaso
tal y obliga a su cuerpo a recuperarse, a tomar antidepresivos, a tomar
estimulantes, a seguir cursos de yoga o a comenzar una psicoterapia.
Todo esto puede ser bueno en sí, y agradable para el cuerpo, pero la
manera de encararlo reforzará aún más la ruptura interior y agravará
el estado depresivo.

Salir del estado depresivo requiere:

– Renunciar a las ilusiones que habían guiado la vida hasta


ahora, es una renuncia dolorosa;

– La reconciliación con el cuerpo, sólo él es capaz de dar


consciencia y saber a nuestra existencia.

105
7. Conclusión

A. La psicoterapia

Para mí, la Gestalt-praxis es el aprendizaje del ciclo de satisfacción


de las necesidades y este aprendizaje tiene dos aspectos: uno teórico y
otro práctico.

El aspecto teórico (o cognoscitivo) es de hecho la única razón de


ser de este pequeño libro que tienes en las manos. Considero que es
muy importante conocer el propio funcionamiento, comprender aquello
que le ocurre a uno, poder analizar e interpretar tus sensaciones, tus
emociones, tus deseos, tener todas las informaciones necesarias para
decidir libre e inteligentemente tu actuación. Es importante, pero de
ninguna manera imprescindible. Así, durante millones de años,
nuestros antepasados han procreado sin saber nada de la fisiología de
la reproducción. ¡Su ignorancia teórica no ha sido de ninguna manera
un obstáculo!

Actualmente nuestros conocimientos a este respecto se han


ampliado y son accesibles a la gran mayoría. “No es por esto que
procreamos mejor!, pero éste nos aporta una mayor libertad y
responsabilidad, lo cual considero como un gran adelanto. Pienso que
esto se puede aplicar también al campo psicológico y, para mí, el
“saber” no es propiedad privada del terapeuta.

El aspecto práctico o experimental se vive a lo largo de las


entrevistas bajo la forma de experiencias concretas, donde la meta es
la integración de la persona y su entrenamiento para satisfacer sus
propias necesidades del momento. A través de estas experiencias
puntuales y limitadas, trato también de ayudar a desdramatizar las
situaciones difíciles. El aspecto artificial del diálogo psicoterapéutico
permite más fácilmente dar un primer paso hacia una nueva vida.

Una persona nos dice que no se atreve a expresar abiertamente sus


críticas a alguien: le propondré decirme a mí, ahora, lo que no le
gusta de mí; le invitaré a hacer la experiencia de comunicarme dos o
tres puntos negativos y a ver lo que pasa. La primera vez, lo hará a
petición mía y con mucha vacilación. A continuación se arriesgará
ella misma, y tras cinco o seis pruebas de este estilo,

106
podrá sentirse lo bastante fuerte para hacerlo fuera, con su familia, su medio
laboral, sus amigos…

Este aspecto práctico y experimental de la psicoterapia se da de


manera más nítida aún en los “grupos”. En vez de estar cara a cara
con una sola persona – el terapeuta –, el interesado se encontrará
frente a ocho o doce personas. El campo de experiencias posibles es
mucho más amplio. La situación de grupo está también

más cercana a la realidad cotidiana que la relación individual con el


psicoterapeuta. Quién está efectivamente pagado para ayudar al cliente
a progresar. En un grupo,
los participantes ayudan si tienen ganas pero no tienen por qué ser
pacientes y comprensivos. Es una excelente situación experimental
que permite un entrenamiento eficaz, con la ayuda más o menos
discreta del terapeuta.

Defino pues la Gestalt-praxis como el aprendizaje del ciclo de


satisfacción de necesidades. La puesta en marcha es, en sí misma, un
ciclo de siete etapas. La persona viene con una sensación de partida
que le motiva a consultar: “Algo no marcha… ¡Estoy harto!”. La
etapa siguiente será la toma de conciencia, el análisis de la
situación, y después la energetización, la acción, el contacto hasta la
realización y la
retirada. Este ciclo va a englobar todo el proceso terapéutico, pero
también de manera más parcial, cada sesión.

Dicho de otro modo, estoy persuadido que el proceso


psicoterapéutico tiene un fin. Se termina cuando el objetivo de partida
está realizado.

107
B. ¿y el psicoterapeuta?

¿Quién es este personaje que se otorga el derecho de guiar a los


otros, de aconsejarles? ¿Quién es él para permitirse hacerse pagar su
tiempo de escucha?
¿Quién es él para haber elegido la profesión extraña de comprender a las
personas y sus miserias?

No lo sé.

Puede decir solamente que ejerzo como psicoterapeuta en este mes


de Octubre de 1980.

Soy alguien que cree en el hombre. Cree en el hombre y su


capacidad de ser, de vivir, de sufrir, y de disfrutar la vida. Cree en la
capacidad de crecimiento, de desarrollarse, de hacer florecer todas sus
posibilidades. Creo con la misma convicción que creo cuando veo a
una mujer encinta de poco tiempo que lleva en ella un pequeño
embrión feo, deforme, incapaz de vivir solo y, sé que ese pequeño
trozo de carne llegará a ser un día un hombre, una mujer a la
búsqueda de la felicidad por las múltiples vías de la vida. De hecho él
ya lo es; contiene ya en sí
todas las potencialidades, todas las capacidades que explorará y
desarrollará, una a una, a lo largo de su vida.

Es por eso que soy psicoterapeuta. Trato de transmitir mi


convicción, mi fe en ti que vienes a verme con tu desesperación. Y no
con discurso ni recetas. ¡Lo importante está más allá!

Me alegra ser consciente de todo esto y de podértelo expresar hoy.

108
C. Mensajes: las bienaventuranzas

Un pequeño guiño afectuoso a mi viejo

amigo J.C. Bienaventurados los que

lloran,
ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre,
por si mismo serán
resarcidos Bienaventurados los
cansados,
ellos saborearán el
descanso Bienaventurados los que
tiene sed,
conocerán la felicidad de
beber Bienaventurados los que tiemblan de
miedo,
conocerán la
seguridad Bienaventurados los
que piden,
obtendrán satisfacción

Bienaventurados los que insisten,


porque ellos duplicaran sus oportunidades
Bienaventurados los que pelean,
porque ellos cambiaran su
vida Bienaventurados los que estallan en
cólera,
porque ellos echaran abajo su
prisión Bienaventurados los que viajan,
porque ellos saborearan su propio hogar.
Bienaventurados los castos,
porque ellos irán al séptimo
cielo. Bienaventurados los que sientes sus
necesidades,
Porque ellos serán satisfechos.

109
Índice de materias
Prefacio................................................................................................ 4
Querido lector,..................................................................................... 5
Prólogo................................................................................................ 6
1. Fundamentos de la Gestalt......................................................... 8
A. Aquí y Ahora............................................................................... 8
AHORA.................................................................................... 8
AQUÍ....................................................................................... 11
B. El “fondo” y la “forma”............................................................ 13
C. El ciclo de satisfacción de las necesidades.................................. 18
LA SENSACIÓN........................................................................ 19
LA TOMA DE CONSCIENCIA................................................ 20
ENERGETIZACIÓN.............................................................. 22
ACCIÓN................................................................................. 22
CONTACTO.......................................................................... 23
LA REALIZACIÓN (CUMPLIMIENTO)............................................ 25
LA RETIRADA.......................................................................... 28
D. LAS RESISTENCIAS...................................................... 34
LA DESENSIBILIZACIÓN....................................................... 36
LA INTROYECCIÓN................................................................ 38
LA PROYECCIÓN.................................................................... 42
LA RETROFLEXIÓN................................................................ 46
LA DESVIACIÓN...................................................................... 50
LA DESVALORIZACIÓN........................................................ 52
LA CONFLUENCIA................................................................. 54
2. Las Polaridades1....................................................................................................... 56
3. El sistema a dos, la Dyada........................................................ 73
A. Generalidades........................................................................ 73
LAS NECESIDADES DEFICITARIAS................................................74
LAS NECESIDADES FUNCIONALES............................................... 76
LAS NECESIDADES EXISTENCIALES ACTUALES......................77
B. El ciclo de satisfacción de las necesidade en la Dyada.....................78
C. Las resistencias Funciones de Regularización............................84
D. Las polaridades en el sistema a dos.......................................... 89
4. Las necesidades fundamentales............................................... 93
A. La necesidad del amor............................................................... 93
B. La necesidad de seguridad........................................................ 94
C. La necesidad de libertad........................................................... 95
¿Y EL SEXO?................................................................................. 97
5. Las necesidades o los ciclos acabados......................................... 98
6. La Depresión.......................................................................... 101
7. Conclusión.......................................................................... 106
A. La psicoterapia...................................................................... 106
B. ¿y el psicoterapeuta?............................................................ 108
C. Mensajes: las bienaventuranzas........................................... 109
Índice de materias............................................................................ 110

110
111
112

También podría gustarte