Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Critón está considerado como la continuación de Apología, tanto por su temática como por las menciones a esta. Este diálogo es una conversación entre Critón y Sócrates días antes de
la ejecución de este, por lo que si bien la conversación es histórica —cuenta de ello da Jenofonte, que confirma el empeño que tenían sus amigos en sacarlo de prisión—Platón pudo
adornarla cuanto quisiera basándose en mayor o menor medida en la narración posterior que debió hacerle Critón. El intento de persuasión de Critón a Sócrates para huir y el compromiso
de este consigo mismo, con las leyes —utilizadas en su contra por los hombres que le condenan—, con la justicia y con Atenas, definiéndose así como un hombre de estado, hacen de este
diálogo una perfecta pequeña muestra del espíritu socrático
Argumento
Critón trata de convencer a Sócrates de que lo más conveniente es huir de Atenas, afirma que él y otros
Critón, amigo de Sócrates, era un hombre rico que puso su están dispuestos a sobornar a los guardias y le aconseja que se refugie en Tesalia. Pero Sócrates no puede
fortuna al servicio de Sócrates en el juicio y pretendía hacerlo en traicionar toda una vida dedicada al estudio de la justicia y por eso pide a Critón que revisen juntos todas
la huida. No podía comprender como su amigo podía aceptar con las conclusiones fruto de sus reflexiones pasadas, para determinar si debe guiarse por ellas aún en esta
tal sosiego su sentencia dándole la razón a aquellos que le situación o por el contrario debe abandonar la ciudad. Sócrates intenta persuadir a Critón de que respete
acusaron, en lugar de salvarse. Responde a Sócrates que aceptar la sentencia que ha impuesto el tribunal, y que ignore a aquellos que cuestionan su calidad como amigo al
la muerte es lo más cómodo, que tiene responsabilidades con sus no salvarle; para ello recurre a una analogía con la medicina, pues si se sigue la opinión de la masa
hijos, y que un hombre justo no se dejaría condenar injustamente. ignorante en vez que la del médico experto, el cuerpo sufre daños, y lo mismo ocurre con las cuestiones
morales. Para Sócrates lo único importante es vivir de acuerdo a lo que es justo, todo lo demás
(reputación, riqueza, su ciudad) está en un segundo plano, pues como él siempre ha sostenido, cometer
un mal es tremendamente perjudicial para aquel que lo lleva a cabo. Huir sería romper un pacto adquirido
Sócrates estaba dormido en su celda cuando al despertar con las leyes, y para ilustrar esto Sócrates personifica a las leyes y entabla un diálogo con ellas,
se encuentra con Critón, este le da la noticia de que el dirigiéndose en realidad a Critón.
barco procedente de Delos llegará ese mismo día y que por
lo tanto, mañana recibirá la muerte. Valiéndose de la lógica
y su admirable sentido de la justicia demuestra a Critón
Las leyes recriminan a Sócrates que intente acabar con ellas
que solo hay un camino, el de beber la cicuta. En este
desobedeciéndolas, pues la ciudad perecería si los ciudadanos
diálogo se puede apreciar sin ninguna duda como Sócrates
desestimaran la autoridad de los jueces. Las leyes son las que le han
es un hombre de estado y con convicciones democráticas,
educado, le han convertido en ciudadano y le han dado plenos
pues prefiere morir a perjudicar a las leyes y a Atenas; en
derechos. Además señalan la ironía que supone que precisamente
definitiva, eligió morir como un hombre justo a verse
Sócrates las contradiga, pues siendo libre de marcharse a cualquier
exiliado como un criminal
otra ciudad— democracias de los pies— es uno de los atenienses
que más tiempos ha pasado en su tierra, llegando incluso a
engendrar hijos en ella. Pero ahora quiere acabar con las leyes,
habiendo sido condenado (siempre teniendo la oportunidad de
Estructura persuadirlas) no por ellas, sino por los hombres; por la demagogia.
Estructura
La estructura de este dialogo es muy diferente del resto, pues no es uno sino tres personajes los que dialogan con Sócrates sucesivamente. Las intervenciones de cada uno son sucedidas por los
otros en el momento en el que la conversación con Sócrates llega a un punto muerto o en el que se produce una contradicción. En primer lugar habla Gorgias, en segundo Polo y el último es
Calicles.
Para Gorgias la retórica es el arte de persuadir sobre lo justo e injusto, persuasión que consiste en hacer creer a la gente sin educarla. ÉL afirma que la retórica es algo maravilloso, pues el
que no sabe nada es capaz de imponerse al que sabe (en cualquier ámbito), sin embargo hay gente que la considera una práctica indeseable solo porque hay quien la usa con malas
intenciones. Sócrates le pregunta entonces si según lo que ha afirmado antes el orador conoce lo que es justo o injusto; Gorgias responde que en esas cuestiones si tiene conocimiento.
Para Sócrates, Gorgias cae en una contradicción ya que si un orador —o cualquiera— conoce lo que es justo, no podrá cometer ninguna injusticia, y él ha admitido con anterioridad que
algunos que practican la retórica cometen malas acciones. Esto solo se puede considerar una contradicción si aceptamos el supuesto del intelectualismo moral.
Polo comienza una discusión con Sócrates, indignado con él por cómo había aprovechado en su beneficio el reparo de Gorgias por admitir que no conoce ni puede enseñar nada a cerca
de la justicia. Polo pregunta a Sócrates qué es para él la retórica, a lo que este contesta que se trata de una práctica de adulación, un pseudoarte (como lo sería la gastronomía de la
Polo medicina). Contrariado, responde que los oradores no son aduladores sino los hombres más poderosos de las ciudades, porque pueden condenar a quién les plazca, pero para Sócrates
esto no es de ninguna manera envidiable ya que el que comete una injusticia es más desgraciado que el que la recibe. Polo le reprocha que eso no tiene ningún sentido y pone como
ejemplo al tirano Arquelao. Sócrates demuestra que el peor mal es cometer injusticias: Polo admite que cometer una injusticia es más feo y por tanto debe ser más perjudicial (ya que
no puede ser más doloroso); y como las malas acciones afectan al alma, ¿quién no iba a querer curarse de semejante afección?. La manera de librarse de esto es mediante un castigo
justo, por lo tanto la retórica debería servir para acusar a nosotros mismos y a quienes más apreciamos.
Calicles defiende que la ley es una construcción de la mayoría para defenderse de aquellos que son más fuertes, y que estos en realidad son los que deberían tener el poder.
Después dedica un largo rato a ridiculizar a Sócrates aconsejándole que por su edad debería dejar la filosofía y hacer algo realmente útil (gente así ha existido siempre).
Reflexionando sobre esto Sócrates le señala a Calicles que la mayoría es más fuerte que cualquier hombre, y por lo tanto si esta cree en la igualdad, debe respetarse. Calices acaba
definiendo a los mejores y más fuertes como aquellos que saben como dirigir la ciudad y tienen una vida dominada por las pasiones. En el devenir de la conversación Sócrates
acaba consiguiendo que distinga el placer del bien y que admita que hay placeres buenos y malos (el placer y el dolor pueden darse juntos pero uno no puede ser bueno y malo a la
Calicles vez). En este punto la conversación gira en torno a saber de qué manera hay que vivir (vida política/filosofía). Sócrates admite que si puede darse una buena oratoria política, pero
ni él ni Calicles encuentran buenos ejemplos; el buen orador debe conferir orden (kósmos) al alma de los ciudadanos, y por consiguiente hacerlos moderados, ya que carecer de
mesura lleva a cometer injusticias. Aquellos que solo pretenden el poder y así no sufrir ninguna injusticia tendrán que cometer algunas por el camino, además lo más importante es
vivir bien, no más. Para Sócrates la verdadera política es buena para el alma y no debe preocuparse por agradar, esto podría dejarle indefenso antes una posible grave acusación,
pero declara que es fácil morir cuando uno ha llevado una vida justa.
El Banquete es considerado por muchos cómo la mejor obra de Platón, la más poética, en la que filosofía y literatura se entremezclan. En este diálogo se suceden una serie de discursos que tienen como tema
central el amor. Es casi con seguridad anterior al Fedro y muy cercano a él por su contenido. El episodio narrado en el banquete se cree que pudo tener lugar en le año 416 a.C., y la composición del diálogo entre
384-379 a.C. Por la particular estructura que posee, Platón nos dice que no fue partícipe de lo narrado y que no puede garantizar que todo ocurriera del modo que recoge en su texto.
Estructura
Cómo ya he mencionado, la estructura de este diálogo es muy interesante, pues el núcleo del diálogo es la conversación que mantienen Sócrates, Agatón y Fedro, entre otros; pero quién nos narra esto es
Apolodoro, interrogado por un grupo de hombres de negocios sobre las cosas que en ese banquete se dijeron. La petición del grupo no le sorprende, pues anteayer tuvo que contarle lo mismo a Glaucón, un
joven que acudió a él aconsejado por otro que había escuchado la historia de boca de un tal Fénix —quién la recibió de Aristodemo—. Apolodoro a su vez le cuenta los hechos que le transmitió el mismo
Aristodemo —ya que él era un niño por aquel entonces—, a quién Sócrates invitó al banquete. (Para una mayor comprensión mirar el esquema del reverso). A partir de aquí, el diálogo presenta la siguiente
estructura: 1. Discurso de Fedro 2. Discurso de Pausanias 3. D. Erixímaco 4. D. Arsitófanes 5. D. Discurso de Agatón 6. D. Sócrates 7. Intervención Alcibíades.
Introducción
Aristodemo se encuentra con Sócrates aseado y calzado, y este le invita a acudir a la cena que va atener lugar esa misma noche para celebrar el triunfo teatral de Agatón. En el camino Sócrates se queda atrás
meditando a cerca de alguna cuestión y Aristodemo es recibido en casa de Agatón, que intenta en repetidas ocasiones mandar un esclavo a por Sócrates pero Aristodemo no lo permite. Finalmente llegó Sócrates a
mitad de la cena. Después de la comida y como la mayoría de los presentes ya habían bebido demasiado la noche anterior, deciden prescindir de la música y de la bebida. A petición de Erixímaco y por la insistencia de
Fedro a este, comienzan todos a hacer encomios a Eros.
Discursos
Fedro afirma que Eros es el dios más antiguo, y que es causa para los hombres de los mayores bienes. El amor debe ser lo más importante en la vida si se quiere vivir noblemente. Uno siente por cometer una mala
1 acción, más vergüenza ante el amado que ante ningún otro, y por esto mismo, en la batalla no habría ejército mejor que uno compuesto de enamorados, pues nadie se atrevería a abandonar la batalla delante de
aquel al que ama, y menos abandonarle a su suerte. Además, solo los enamorados son capaces de dar la vida el uno por el otro, como Alcestis o Aquiles.
Para Pausanias, al igual que hay dos afroditas de distinto linaje: una hija de Urano, la celeste; otra hija de Zeus, la popular. Hay también dos tipos de Eros: un amor puramente físico, al que identifica con el amor
heterosexual; y otro espiritual e intelectual, como el amor entre hombres y la pederastia. Para él las relaciones puramente carnales con los jóvenes deberían estar prohibidas. Señala que en algunos estados griegos
2 el amor entre hombres es ilegal, ya que las relaciones personales fuertes suponen una amenaza para lo tiranos; por el contrario, en Atenas a los amantes se les perdonan actitudes reprochables debido a que están
dirigidas a un buen fin. Pausanias sostiene que el valor de las cosas depende del modo en que se lleven a cabo, y que solo debemos entregarnos a un amante que sea justo y que aporte virtudes al amado.
Erixímaco sostiene que Eros tiene una influencia universal, por ejemplo en el ámbito de la medicina; pues de la misma manera que hay que tener cerca a los hombres virtuosos y alejarse de los viles, el médico debe
3 satisfacer a las partes sanas y repudiar las enfermas. Para él la medicina es algo completamente amoroso, pues es el arte de unir en armonía los elementos contrarios del cuerpo, aunque lo mismo sucede con la
música o la gimnasia. Como Pausanias, Erixímaco distingue entre el Eros bueno (moderado) y el Eros desenfrenado. En el caso de la religión, el Eros moderado es el responsable de una relación armoniosa entre
dioses y hombres, mientras que este segundo Eros solo trae caos y plagas.
Para ilustrar la importancia de Eros, Aristófanes cuenta un mito a cerca del origen de la humanidad: al principio de los tiempos existían tres tipos de individuos, unos con sexo masculino, otros femenino y los
4 hermafrodita. Su forma era como la de dos personas fusionadas, y eran tan poderosos que Zeus decidió separarlos en mitades, por lo tanto es amor no es más que esa búsqueda de la mitad propia. Las mitades
hermafroditas ahora son heterosexuales, las femeninas lesbianas y las masculinas homosexuales. Pero esta búsqueda no está motivada solo por impulsos sexuales, sino por algo más que resulta inexplicable.
Agatón encomia a Eros enumerando poéticamente todas sus características. Para él Eros es el Dios más joven (al contrario que lo que sostenía Fedro), pues si hubiera existido desde siempre no habrían tenido lugar
5 las grandes disputas de los Dioses. Además es tierno, porque habita en los corazones blandos de humanos y dioses; es lo contario a la fealdad y cuenta con una extraordinaria belleza. Posee otras virtudes como la
justicia, pues es incompatible con la violencia; es además un poeta, ya que todo el que es alcanzado por el amor se torna poeta.
Sócrates se considera incapaz de pronunciar un encomio como han hecho los demás: ignorando la verdad sobre Eros. Por eso se dispone ha hablar a su manera, pero antes interroga a Agatón y de su conversación se
extraen las siguientes conclusiones: Eros es deseo de algo, solo se puede desear lo que no se tiene y Eros no es ni bueno ni bello. En su discurso Sócrates expone las enseñanzas que recibió de la sabia Diotima, según la
6 cual Eros es algo intermedio entre la belleza y la fealdad, y la bondad y la maldad. Por tanto no es un Dios sino un demon, que comunica a los hombres con los Dioses. Eros es un amante de la sabiduría, entre el ignorante
y el sabio. Los seres humanos consiguen una cierta inmortalidad a través de la procreación estimulada por la belleza. Probablemente lo más interesante de el discurso es la aparición de la Belleza en sí, a la que se llega
de la siguiente manera:« en base a aquella belleza de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos»
para acabar conociendo la belleza absoluta y al fin lo que es la belleza en sí.
Tras el discurso de Sócrates irrumpe Alcibíades ebrio y realiza un elogio a Sócrates, a quien primero compara con los silenos que guardan estatuillas de dioses en su interior y después el efecto que le producen las
7 enseñanza morales de Sócrates. Después narra sus intentos de conquista de Sócrates, al que al contrario de lo que pueda parecer le interesa más el interior que el exterior de los jóvenes. También da cuenta de su
valía en campañas militares, y para terminar admite que ni ha habido no habrá nadie igual que Sócrates.
Diotima
Aristodemo Sócrates
Fénix
Glaucón Apolodoro
Hombres de negocios