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CONFLICTOS
SOCIALES. DIVERSIDAD CULTURAL.
INTRODUCCIÓN:
1. EL REINO DE CASTILLA.
A mediados de siglo XIII los castellanos habían arrinconado a los musulmanes en el
reino Nazarí de Granada; habían repoblado y colonizado las tierras recién ganadas,
debido en gran parte a la expansión demográfica castellana de esos siglos, mientras
paralelamente se desarrolla la vida urbana y la actividad comercial.
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toma de Algeciras en 1344, liquidó definitivamente el peligro de una nueva invasión de
la Península por los musulmanes.
Pedro I "El Cruel “. Sucedió a su padre en 1350. Defensor de la autoridad del poder
monárquico, adoptó una política claramente centralista. Su reinado se caracterizó por
la intensidad alcanzada en el conflicto nobleza-monarquía.
También tuvo que adoptar en los primeros años de su reinado, medidas excepcionales
por la grave situación socioeconómica causada por la difusión de la peste negra. A
pesar de la gravedad de la situación se formó una coalición nobiliaria contra el rey,
encabezada por Enrique, conde de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI,
participando también los otros cuatro hijos también ilegítimos de Alfonso.
Las luchas internas de Castilla, con el rey y la burguesía por un lado y la nobleza por
otro, aglutinada en torno a Enrique de Trastámara; la lucha por el equilibrio peninsular
de Castilla y Aragón, y la situación internacional (guerra de los 100 años), son los
acontecimientos más importantes de este periodo, en el que se desarrolla la crisis
castellana, iniciada ya a finales de la centuria anterior.
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1.1.2. LOS TRASTÁMARA EN CASTILLA: LOS REINADOS DE ENRIQUE II (1369-
79), JUAN I (1379-1390), ENRIQUE III (1390-1406) Y JUAN II (1406-1454).
Pero así no se resolvió el conflicto castellano-aragonés. Enrique II se negó a
entregarle a Pedro IV de Aragón la plaza prometida a cambio de su ayuda (Murcia).
Aunque esto suponía agudizar el conflicto Pedro IV empujado por el desgaste de
tantos años de lucha por la propagación de la peste y por la carencia de vituallas
aceptó el Tratado de Almazán (1375), con el que se acordaba la devolución a Castilla
de algunas comarcas en poder de Aragón y el matrimonio de Juan I, heredero de
Enriquece Trastámara, con la princesa Leonor, hija del rey aragonés.
Cuando Enrique III, llegó al trono, logró afirmar de forma progresiva el poder
monárquico y frenar los abusos nobiliarios y el poder de las cortes.
Su política exterior se caracteriza por la paz. Castilla sigue aliada con Francia, pero las
relaciones con Inglaterra mejoran considerablemente.
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En 1406 muere prematuramente, dejando como heredero a Juan II, menor de edad.
Mientras su madre Catalina de Lancaster y un hermano de su padre (su tío) Fernando
de Antequera, duque de Peñafiel actuaron como regentes.
En los años de su regencia en Castilla colocó en puestos claves a sus hijos, por lo que
al irse dejó un verdadero partido aragonés, que formado por el bando de los "infantes
de Aragón" era más poderoso que el propio rey castellano, Juan II, sumando sus
bienes patrimoniales y los cargos políticos que detentaban.
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Pese a esto, al morir el rey (1474) Isabel fue proclamada reina de Castilla, pero la
confusión sobrevolaba y la Guerra Civil estaba en puertas.
Con este matrimonio se unirían las dos coronas que desde el Compromiso de Caspe
(1412), habían sido gobernadas por dos ramas de una misma dinastía castellana: la
Trastámara.. El matrimonio precipitó la Guerra Civil (1475-1479), fecha en la que
Fernando hereda la corona de Aragón. Aunque ya en 1476, con la batalla de Toro que
gana Isabel, las cortes de Madrigal habían proclamado reina a Isabel, sus enemigos
los portugueses no renunciaron a su candidatura al trono castellano y prosiguieron la
lucha hasta que en 1479 fueron derrotados en la Batalla de Albuera, poco después
firmaron el Tratado de Alcaçobas-Trujillo, que ponía fin al conflicto.
Así 1479 marca el inicio de la unión de las dos coronas. Con los RR.CC., título
otorgado por el Papa Alejandro VI en 1494 se inició el periodo hegemónico de la
corona de España, cuyo futuro se vio profundamente influido por el concepto
patrimonial del estado defendido por Fernando, y sobre todo por Isabel, por el cual los
sistemas legales y constitucionales de cada corona permanecerían separados. Así por
ejemplo, tras el descubrimiento y colonización del nuevo mundo, las Indias fueron
anexionadas formalmente a la corona de Castilla y no a España.
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La Iglesia a través de los diezmos; los señores laicos obtenían considerables ingresos
por medio del ejercicio de sus derechos feudales (jurisdiccionales, vasalláticos y
solariegos. La corona a su vez, extraía de las masas rurales el pago de los servicios
extraordinarios, votados en las cortes por los representantes del tercer estado.
Con todas estas pesadas cargas, (tributos reales, diezmos a la iglesia y cargas
señoriales), el campesinado soporta unas condiciones de vida que, siendo
normalmente bastante precarias llegaban a alcanzar en multitud de ocasiones niveles
de pura subsistencia. Además en cualquier circunstancia adversa (malas cosechas) el
campesino era empujado al endeudamiento o bien a la emigración.
Además los campesinos, sobre cuyo trabajo recaía toda estructura social, eran las
víctimas principales de las crisis del siglo XIV provocadas por unas condiciones
meteorológicas adversas, por las pérdida de cosechas, por el hambre, las epidemias,
las emigraciones, la presión fiscal,... etc. Además las guerras en Castilla eran
continuas y perjudicaron mucho la economía. Para la tierra, las cosechas, el ganado...
eran devastadoras pero además sus gastos recaían en las maltrechas espaldas
campesinas.
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la presión de la nobleza recurriendo a formas concretas de organización. Los concejos
fueron el órgano de expresión de sus quejas durante esos dos siglos.
Esta presión señorial no sólo afectaba a campesinos sino a los grupos de población
que se encontraban bajo el dominio de los señores.
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urbano, aunque luego los campesinos de los alrededores se vieron envueltos
en el conflicto.
Así, desde siglo XIII al XIV, la monarquía y los órganos a su servicio (Consejo real
Audiencia...) se fortalecieron mientras, simultáneamente la nobleza feudal también
conseguía engrandecerse. Como L. Suárez señala de la lucha monarquía-nobleza. “La
pugna permitió el fortalecimiento económico y social de la nobleza pero al mismo
tiempo el Rey pudo recobrar su poder absoluto en el orden político”.
1.2.2.3. EL ANTIJUDAÍSMO.
Los judíos constituían un grupo de población que la sociedad cristiana jamás asimiló, y
que en sus relaciones con los cristianos sufrieron periodos de tolerancia y períodos de
persecución. En toda la E. Media y sobre todo en sus últimos años en las relaciones
judíos-cristianos vemos dos características esenciales:
1. Fuerte sentimiento antisemita por parte de los cristianos.
2. Tendencia de los judíos a encerrarse en su tradición cultural y su religión.
La hostilidad inicial de los cristianos vino por cuestiones puramente ideológicas: los
judíos habían matado a Jesucristo. Si su presencia en Castila fue tolerada, se debió a
la esperanza en su conversión pero mientras permanecieron al margen de la sociedad
cristiana: excluidos de la relaciones feudo- vasalláticas, no formaban parte de las
comunidades urbanas o aldeanas. Desempeñaban actividades desdeñadas por el
resto de la comunidad (ej. cuestiones financieras) o aquellas que precisaban
conocimientos determinados (medicina, traductores...). En Castilla se convirtieron en
agentes de la economía monetaria (prestamistas, tesoreros, arrendadores...)
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El antisemitismo se fue extendiendo, ahora ya por su condición de protegidos de reyes
y nobles; por la prosperidad de sus negocios; por sus préstamos usureros... en
definitiva por su actividad financiera. Esta tensión se acentuaba en épocas de crisis,
llegando a adquirir matices violentos.
Lo que comenzó como asentamiento por motivos religiosos era ya un conflicto social.
Así autores como Josepf Perez han considerado que a fines de la Edad Media en
Castilla, el antisemitismo era una válvula de escape de las tensiones acumuladas en
las masas populares cristianas.
A fines de siglo XV, hubo orden de expulsión por lo Reyes católicos en 1492 y se
produjeron conversiones en masa de judíos. Pero el problema siguió, dirigido entonces
a los conversos.
2. LA CORONA DE ARAGÓN.
La problemática de la corona de Aragón es más compleja al incluir Aragón, Valencia y
Cataluña.
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ALFONSO EL BENIGNO (1327-1336). Sigue la línea de actuación marcada por su
padre, fortaleciendo el principio monárquico, sobre todo con los barones catalanes. Sin
embargo, en Aragón la nobleza conservó su poder político, lo que provocó el
enfrentamiento con la corona.
El principal objetivo de este rey fue intentar que todos los dominios que habían estado
en manos de sus predecesores fueran reintegrados a la Corona de Aragón. Utilizó
todos los recursos a su alcance para reunificar los estados que Jaime I había
separado en su testamento. Dando a su primogénito Pedro El Grande, Aragón,
Valencia y Cataluña y a su hijo Jaime II Mallorca (más Rosellón, Cerdeña y
Montpellier). Tras vencer a Jaime III en la Batalla de Llucmajor, Pedro El Ceremonioso
reintegra el reino de Mallorca, Rosellón y Cerdeña a la Corona de Aragón. Para
recuperar Sicilia casó con la hermana del rey Luis I de Sicilia, Doña Leonor y acordar
el de su nieto Martín El Joven con la sobrina de Luis I y heredera al trono, María de
Sicilia. Aunque María llevó el título de reina, Pedro gobernó la isla desde 1382.
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La guerra agravó las dificultades económicas catalana-aragonesas, precipitando la
decadencia de la corona. Además Enrique de Trastámara se negó a cumplir los pactos
que había firmado con el rey aragonés por prestarle su ayuda (no le entregó ni
Murcia, ni las plazas fronterizas prometidas). Así en 1375, El Ceremonioso se vio
obligado a pactar con Castilla la paz (tratado de Almazán)
Pero el mayor problema de su reinado (paz con Castilla, con Navarra, con Francia, con
Granada) fue su falta de descendencia, lo que provoca un periodo de interregno que
finaliza con el Compromiso de Caspe (1412).
Al final todo se decidió siguiendo el sistema propuesto por Benedicto XIII (EL Papa
Luna) llegándose a esto con la Concordia de Alcañiz. Así cada reino nombraría tres
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compromisarios, para que reunidos en Caspe examinaran los derechos de cada
candidato y eligieron por mayoría de votos al nuevo soberano. Así en junio de 1412
fue elegido Fernando de Antequera, primero de la dinastía Trastámara que gobernaba
la corona de Aragón (1412-1416) y hermano de Enrique III de Castilla. Fernando había
sido regente de Castilla junto a su cuñada Catalina de Lancaster, a quien logró llegar
a expulsar para gobernar él Castilla entera como regente mientras la minoría de edad
de su sobrino, futuro Juan II.
Aunque cuando tuvo la capacidad suficiente para hacer frente a las exigencias de las
cortes, rompió con esta línea pactista. Con su poder en el reino consolidado, llevó a
cabo una activa política mediterránea, salvando la herencia de Martín El Humano en
Sicilia y Cerdeña. A su muerte dejó estas posesiones mediterráneas pacificadas, pero
amplios problemas políticos y sociales en sus dominios peninsulares (sobre todo en
Cataluña).
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Carlos de Viana) todo lo que provocó la claudicación de Juan y la puesta de su hijo en
libertad.
La muerte de Carlos de Viana en 1461, fue aprovechada por Juan II para intervenir de
lleno en los asuntos catalanes. Su primera medida fue enviar a su hijo Fernando
(futuro Fernando el católico) junto con su madre para hacerse cargo de la
lugarteniencia de Cataluña. La Guerra Civil estalló contra Juan II que buscó ayuda en
Luis XI de Francia. El conflicto era la consecuencia lógica final de una compleja
situación política, institucional, social y económica que arrancaba ya de la segunda
mitad del siglo XIV, protagonizada por rivalidades existentes entre varios sectores de
la nobleza, el enfrentamiento entre la Busca y la Biga por conseguir el control del
gobierno del municipio de Barcelona; las reivindicaciones de los payeses de remensa
y la lucha política entre monarquía y burguesía, que tuvo lugar sobre todo en las
cortes.
En 1462, Juan II fue desposeído por los organismos de gobierno de Cataluña de sus
derechos a la corona. Al poco las clases dirigentes de Cataluña se dirigieron a Enrique
IV de Castilla para que lo sustituyera. Pero la sentencia arbitral de Bayona de 1463, en
la que Luis XI arbitraba el conflicto favoreció al rey aragonés y no al castellano, por lo
que Enrique IV debió abandonar a los catalanes. Éstos que necesitaban de un rey que
legitimase su rebeldía le ofrecieron la corona al Condestable Pedro de Portugal. Pero
éste murió prematuramente en 1466. Finalmente gracias a la hábil política de Juan II,
casa a su hijo Fernando con Isabel de Castilla, hermana de Enrique IV, lo que supuso
el aislamiento del consejo de principado. Se firman en 1472 la Capitulación de
Pedralbes, por la que Juan II obtenía la obediencia de sus súbditos catalanes.
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industria y el comercio, aumentados por la falta de mano de obra (causada por la
peste). Por tanto, también hubo un gran descenso de la población rural. La crisis, por
supuesto, la sufrieron más que aquellos mejor situados económicamente que pudieron
adquirir más y mejores tierras al quedar bastantes mansos deshabitados.
Juan I y Martín El Humano fueron los primeros monarcas que intentaron resolver el
problema de los remensas. Con Fernando de Antequera las clases privilegiadas
trataron de revocar las medidas filoremensas que habían adoptado los monarcas
anteriores para reprimir al campesinado.
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Ante esta actitud, los remesas se organizaron para la acción directa, desconfiados ya
de solucionar pacíficamente el conflicto. Así poco antes de la Guerra Civil se produjo el
primer levantamiento remensa en 1462 en Gerona.
En la Guerra Civil lucharon del lado monárquico formando guerrillas. Aunque con la
victoria de Juan II, tratado de Pedralbes en el 1472 no hubo un cambio demasiado
favorable para los remensas, ya que el monarca no emprendió entonces ninguna
acción para resolver su situación (crisis económica de la Corona).
Fernando II adoptó una política de concordia muy prudente en el conflicto. Un sector
de la Oligarquía se levantó contra la corona y consiguieron restablecer plenamente
todos los derechos señoriales. La aplicación de estas medidas, la lentitud de las
nuevas negociaciones de los sindicatos remensas y la intransigencia señorial,
provocaron el estallido de la segunda de guerra remensa (1484-1485)) protagonizada
por el sector más radical del movimiento campesino que provocó la división interna
remensa. Un sector revolucionario y otro legalista.
En 1486 el rey promulgó una Sentencia Arbitral que ponía fin al conflicto y que
regulaba las relaciones jurídicas y sociales en el campo catalán, (estipulándose que
los campesinos no podrían ser maltratados y que tendrían derecho a abandonar la
tierra cuando quisieran).
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Con Alfonso El Magnánimo, el conflicto se agudizó desembocando en la insurrección
de los forans, las medidas represivas ordenadas por el rey y por el gobernador
acentuaron la conflictividad. La rebelión fue aplastada en 1454. La brutalidad de las
medidas adoptadas provocó:
- La ruina de las villas.
- La semidespoblación de los campos.
- La conversión en bandoleros de muchos foráns
La Biga, formada por los ciutadans honrats; la aristocracia y mercaderes ricos había
monopolizado el gobierno municipal desde el siglo XIII.
La Busca, está formada por mercaderes sobre todo artistas, menestrales, artesanos y
algunos ciudadanos honrats descontentos. En los años de crisis 1440-1456, las
medidas sugeridas por la Biga no condujo a superar la crisis. Esto, unido a un
creciente descontento popular y una pésima gestión de los asuntos públicos, favoreció
el acceso al poder de la Busca. Su programa de reformas fue apoyado por Alfonso El
Magnánimo, autorizando también la devaluación de la moneda. La Biga se opuso a
esto, entre otras cosas porque provocaba la disminución de sus rentas. Igual oposición
huvo hacia la política proteccionista y la disminución de los sueldos propuesto por la
Busca. Así los tres puntos de reforma de la Busca (devaluación, proteccionismo y
democratización del gobierno municipal) fueron acogidos con gran entusiasmo por el
pueblo. Aunque tendrían la oposición permanente de la Biga.
Así la oligarquía barcelonesa, aliada con los grandes señores territoriales (nobleza y
clero) consiguió hacerse fuerte y decidió:
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3. Declararle la guerra a la monarquía, que había atentado contra sus privilegios,
para intentar recuperar la dirección de Cataluña y descargar en la medida de lo
posible las consecuencias de la crisis sobre las clases trabajadoras.
3. EL REINO DE NAVARRA.
Algo parecido, en este doble juego de alianzas hizo en la Guerra de los Pedros.
Después a pesar de querer mantenerse neutral tuvo que estrechar lazos con los
ingleses y con Pedro I El Cruel, cuando sus tropas fueron derrotadas por Carlos V de
Francia.
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La victoria final de Enrique II Trastámara hizo empeorar sensiblemente la situación de
Navarra, debido a que:
- Debió renunciar a varias de sus posesiones Normandas.
- Tuvo que firmar la paz con Castilla, devolviéndole Vitoria y Logroño (paz de
Briones 1373).
- Pactar el matrimonio del primogénito Carlos con Leonor de Castilla, hija de
Enrique II.
Después entabló una nueva guerra con Francia, con la que sus tropas fueron
derrotadas, (las de Navarra). Castilla invadió Navarra, al enterarse de que habían
pactado secretamente con Inglaterra.
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En 1455 Juan II deshereda a su hijo Carlos, nombrando herederos a su hija Leonor,
hermana de Carlos, y a su marido Gastón de Foix.
La derrota de los Benimerines en la Batalla del Salado en 1340 por las tropas de
Alfonso XI, y la posterior toma de Algeciras, imposibilitaban el que los musulmanes
pudieran recibir ayuda de África de nuevo. La subsistencia de este reino se debe a
factores económicos, pues son una buena fuente de tributos a los reyes castellanos y
según Ladero Quesada a la imposibilidad militar y económica de los reinos cristianos
para realizar una empresa de la magnitud que requeriría la conquista de este reino
Nazarí.
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En 1453 con la caída de Constantinopla en poder turco, se reaviva el espíritu de la
Cruzada de la Cristiandad. Así, Enrique IV a instancias del Papa, reanuda la
Reconquista pero no logró nada. Los Reyes Católicos, por deseos de unificar los
reinos peninsulares, reanudan la guerra, consiguiendo tras una dura guerra reducir el
reino a la ciudad de Granada que capituló el 2 de enero de 1492.
El triunfo de los Reyes católicos, se debió al esfuerzo militar y a las divisiones internas
del reino nazarí, que desembocaron en guerra civil, mientras tenían que defenderse de
los ataques cristianos (Boabdil contra su padre Mulhacen…)
En 1515, de los cinco reinos existentes en la Península en los siglos XIV y XV, cuatro
aparecen unidos bajo una misma corona: la de los Reyes católicos. Sólo quedaban
dos reinos: “España” y Portugal.
5. EL REINO DE PORTUGAL.
Hemos visto como este reino, como los demás en estos siglos mantiene diversas
relaciones de paz, alianza o conflicto con sus vecinos. Con Castilla aparece aliada
contra los Benimerines, también interviene en la Guerra de los Pedros, del lado
aragonés.
En literatura destacan grandes nombres y grandes obras. La del canciller Pedro López
de Ayala representa la historiografía del siglo XIV. Juan Ruiz el “Arcipreste de Hita”,
autor del “Libro del Buen Amor” o el infante don Juan Manuel, con “El Conde Lucanor”.
Primeros brotes renacentista en la Corte de Juan II de Castilla con el Marqués de
Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique con influencia italiana.
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Aragón y Cataluña denotan la influencia e intrusión del humanismo.
En arte, en el siglo XIV, destaca Cataluña con la Catedral de Barcelona, en pintura los
hermanos Serra y la escuela de la catedral de Toledo por Starnina en Castilla.
Este siglo XV culminará en el Gótico Isabelino o arte de los Reyes católicos (San Juan
de los Reyes), Capilla Condestable, Catedral Burgos. Palacio Duques del Infantado de
Guadalajara. Capilla Real de la Catedral de Granada.
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